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Curiosidad en paralelo Manuel
Grapain*
La ilustración había tocado la puerta en casi todo el mundo, sin embargo no todas se abrieron de par en par al mismo tiempo ni de la misma forma, sobre todo Europa en donde el poder se reparte con dependencia de los avances científicos y tecnológicos que posicionan de manera importante a los gobernantes para marcar la pauta política y eso al final es lo que les importa, (Dos genios midiendo el mundo, Alemania 2012).
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Prusia como punta de lanza del desarrollo científico promueve la educación para todos de manera obligatoria, le apuesta a la generación y descubrimiento de talentos que saquen adelante al imperio; saben que el conocimiento es ventaja política e influencia sobre el resto de los estados; consecuencia de este paradigma es Carl Gauss, un niño genio que sin problema podía abstraerse de tal forma que hacer cálculos matemáticos era tan normal como jugar canicas con sus amigos.
En esferas mucho más altas, un joven Alexander Von Humboldt, luchaba contra lo que su madre representaba, una generación de la noblesa prusiana chapada a la antigua, cómoda en el lugar que ocupaba y que no se molestaba con ver mas allá de sus narices; en el lecho de muerte de su madre una vez habiendo expirado lo único que pasaba por su mente era redescubrir América. Muchos mitos giraban alrededor de este ya no tan nuevo continente pero con muchos secretos aún por revelar; así que toda su herencia se fue en esta aventura que rápidamente lo puso en boca de todos.
La vida de ambos jóvenes prosiguió y se desarrolló entre descubrimientos, cada cual en su campo de estudio abriendo paso a paradigmas antes no imaginados, aportando a la ciencia a la tecnología y sobre todo al humanismo, por un lado Carl descubriendo nuevas formas de entender las matemáticas de medir el tiempo de concebir el espacio que el mismo ocupa, en momentos el descubrimiento venía de la observación de la naturaleza y en otras incluso de la degustación de un beso o una caricia; por otro lado Alexander contribuyendo con pasión a la ciencia al ordenar especies desconocidas de plantas, amínales, corrientes fluviales entre muchos otros, pero lo mas importante es que entre los dos y prácticamente sin proponérselo coincidieron en la concepción de nuestro planeta como un sistema vivo interconectado a todo nivel y en cualquiera de sus estructuras amén de hacerlo no solo con entusiasmo sino con rigor científico.
Europa vivía la era Napoleónica y como sigue pasando hasta nuestros días, la comunidad científica necesita ser cortés ante el poder pues es por este que se logra la subvención necesaria para su desarrollo. En esta inteligencia un maduro Alexander convoca a un cónclave científico mundial al cual Carl acude a regañadientes pues es contrario a la idea de inclinarse ante nadie, además le molesta y sobrepasa la gran ciudad de Berlín que representa para él un despilfarro, la forma más banal de hacer comunidad, un ente más cercano a la barbarie que al humanismo.
Su encuentro sin embargo se torna hasta cariñoso al comenzar a coincidir en la pasión por el descubrimiento a partir de mediciones, concluyen que todo es mensurable, todo está sujeto a subdivisión; aquí es donde cobra sentido el trabajo que de manera aislada habían lle- vado a cabo, si bien es cierto que fue un encuentro breve, el impacto para el mundo será eterno pues fue la pauta para nuevos desarrollos, nuevas formas de observación de los fenómenos, un camino para pensar fuera de la caja.
El mundo se divide de diferentes formas, uno de los criterios para dicha división es el económico y su clasificación depende de la riqueza que las naciones son capaces de generar; la manipulación política nos ha llevado a pensar que el nivel de bienestar se mide desde la percepción individual, subjetivo de la felicidad, esto es un despropósito tomando en cuenta que es el desarrollo de la cultura a partir del conocimiento lo que coloca a los países en el primero, segundo o tercer mundo.
Tanto Carl Gauss como Alexander Von Humboldt entendían esto a plenitud, fueron personas de su tiempo y al hacer uso de las circunstancias que les tocó vivir se convirtieron en seres universales, atemporales, eternos.