Antología Poetas de Quetzaltenango
Antología
Poetas de Quetzaltenango
Colección Difusiones
SIÓN EDITORIAL
Antología Poetas de Quetzaltenango Primera Edición Marzo 2021 Quetzaltenango, Guatemala
Colección: Difusiones Cuidado editorial: Sión Editorial sioneditorial@gmail.com
Diseño de portada: Sión Editorial Diseño y diagramación: Manuel Rodas
© Anabeli Nakbé Gomez, Diego Ventura Puac-Coyoy, Mariela Tax, Angela Eunice Sacalxot, Edgar Az, Sofía Reyes Rozotto, 2021 © SIÓN EDITORIAL, 2021
Primera edición impresa en Quetzaltenango, Guatemala ® Todos los derechos reservados Esta publicación no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte, ni registrada en o trasmitida por un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia o cualquier otro, sin el permiso previo de los y las autoras.
Poetas incluidos en esta Antología
Anabeli Nakbé Gómez (1990) Diego Ventura Puac-Coyoy (1991) Mariela Tax (1991) Angela Eunice Sacalxot (1993) Néstor Alexander de León Ux (1996) Edgar Gustavo Az Hernández (1997) Sofía Reyes Rozotto (1999)
¿Por qué se debe valorar la voz poética joven? Veo razones sustanciales, entre tantas. Recuerdo lo que escribió Khalil Gibran: “Tus hijos no son tus hijos. Son hijos e hijas de la vida deseosa de sí misma. No vienen de ti, sino a través de ti y aunque estén contigo no te pertenecen”. Muchas veces, les exigimos vivir en nuestro mundo, con nuestros valores y conocimientos; pero en realidad, debemos intentar aprender, cómo vivir en el mundo de ellos. Tal como dice Gibran, la vida no se detiene, siempre, está en evolución hacia lo nuevo y sólo podemos visitar el mundo que ellos habitan, para decir, ellos son el presente y futuro, y está fuera de nuestro alcance. La percepción del mundo es, un reflejo directo de lo que les enseñamos, de la cultura y sociedad que hemos construido para ellos como herencia. Se ha leído muchas veces, sobre el rechazo, crítica y temor de las nuevas generaciones, pero, se deben considerar- si ellos están comentando elementos del mundo, es porque ven con claridad lo que falta y, los desafíos heredados en una tierra llena de basura, con pérdida de diversidad natural y cultural, e incertidumbre sobre el valor del ser humano. Hablando de la cultura, es importante recordar que cada persona nace con la misma necesidad de aprender a conducirse en las reglas y sistemas del mundo. Ahora que vivimos en la época de Informática, significa que cada generación tiene más para aprender, que su generación anterior, incluidas las complejidades. Uno de los enfoques modernos, alimenta la capacidad de ganar dinero como última meta; olvidando “ser humano.” Cuando hablo con mis estudiantes, ellos me comparten un lamento de sentirse cómo ellos reciben formación matemática, literaria, científica, artística, y logística sólo suficiente para entrar el mundo laboral y ser buenas Hay evidencia documentada sobre una pandemia de desconexión. El psicólogo Johann Hari ha descubierto 7
7 desconexiones principales, empujando a lapsos de depresión, fuerzas de explotación y maldad en el mundo. Brevemente, son: desconexión del mundo natural, del espíritu, de experiencias previas, de trabajo con propósito, de cada uno, de sí mismo, de la familia, de valores intrínsecos, y de la esperanza para el futuro. La poesía siempre ha sido el puente entre el mundo del pasado y el futuro, el lenguaje de conexión y esperanza, la llamada de las necesidades del alma. Cuando tenemos poesía de jóvenes, estamos dándoles a toda una generación, herramientas necesarias para procesar el mundo que ellos habitan y construirán. Cuando tomamos el tiempo para escucharlos y leemos lo que tienen para decirnos con poesía, nuestra propia vulnerabilidad y esfuerzo es lo que vemos reflejado en los espejos de su vista. Si examinamos bien lo que deseamos para nuestras próximas generaciones, es el simple hecho de poder disfrutar las maravillas y alegrías que pudimos experimentar en nuestras propias vidas; mientras, evitamos los elementos destruyendo lo que es bello y verdadero. Es una conversación que empieza con la formación en letras y termina con estrofa, párrafo, y ritmo, introspección completa, poética. En esta antología, contamos con la voz de 7 poetas jóvenes de Guatemala, un país super subrepresentado, en discurso mundial científico y literario en general, menos, en población joven. Esfuerzos como éste, son muy importantes para llevar esta clase de representación y ver entre las ventanas del entendimiento joven, sobre la cultura y sociedad actual. Vale la pena considerar, verso a verso, lo que cada uno de estos poetas talentosos jóvenes tiene para contarnos. Cada uno de ellos, reconoce bien la brecha entre la realidad de un mundo basado en consumismo y la necesidad del alma para poder vivir, volar y experimentar. Nelton Santiago
Poetas de Quetzaltenango
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Anabeli Nakbé Gómez Nació en Quetzaltenango en 1990. Escritora. Ha participado en varios ciclos poéticos, lecturas de poesía y festivales artísticos, alrededor de varias comunidades de Guatemala y México. Ha Publicado un libro llamado “Ri Tzij Aj Xojoj”, en julio del año 2017, con la Asociación Pequeña Ostuncalco Editorial. También algunos de sus poemas han sido incluidos en la Antología “Mujeres del Viento” en el mismo año, por Metáfora Editores.
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Kukulkan Serpiente oscura, serpiente cósmica, serpiente viento.
Movimiento de luz movimiento sin fin, movimiento rotativo, traslativo. El río serpentino fluye, como los pensamientos, ella fluye, como los sentimientos, ella fluye, como la noche y el día, ella fluye. Ella fluye. Caminadora del tiempo, que lleva en el interior una lluvia de estrellas flotantes, pensantes, chispeantes, para crear, para mover, para ser.
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Para ser ella cambia de piel, en el dia menos esperado.
El Árbol de Cerezo El último suspiro de aquel árbol Que una manta verde de güisquiles lo cubría El último suspiro de aquel árbol Que los pájaros le cantaban alegremente El último suspiro de aquel árbol Que los caracoles lo visitaban de noche y lo teñían de brillo El último suspiro de aquel árbol Que sus abuelos fueron crucificados por culpa de una frontera imaginaria El último suspiro de aquel árbol Que llenaba sus ramas de rojos dulces El último suspiro de aquel árbol Que conocía nuestros sentimientos más profundos El último suspiro de aquel árbol Que cuidaba nuestro frijol, maíz, chilacayote, haba y güisquil El último suspiro de aquel árbol Que junto a las luciérnagas... bailaba El último suspiro de aquel árbol Hoy lloramos porque se fue.
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* Tejen el cosmos, desenredan los hilos del pensamiento y dibujan la Vida. ¡Hermoso Arte de las tejedoras y tejedores!
* No le exijas a Lu’s tener limpios los zapatos, porque ella es un árbol echando raíces.
B’anb’al wa Existen unos frasquitos de muchos tamaños, en su interior contienen muchos colores, formas, texturas, [ aromas y almas. Estas almas siempre están esperando, a qué alguien las [ tome, para poder alzar su magia, pues ellas, platican con la mente y abrazan a las emociones. Ellas viven en la gaveta, de la cocina de mamá.
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Diego Ventura Puac-Coyoy Quetzaltenango 1991. Editor y curador en jefe de espacio/C arte+memoria. Restaurador de arte por la Universidad San Carlos de Guatemala. Posee estudios en Ciencia Política por la misma casa de estudios. Ha publicado textos y ensayos en Polyester Magazine (GT) Terremoto (MX) Subasta MAC Panamá (PTY), Galería ArtFlow (CR) y catálogos artísticos y Bienales. Ha trabajado en gestión cultural y educativa. También ha sido curador invitado y asesor del Programa de Artes Visuales del IB Programme en Guatemala. Actualmente trabaja en la curaduría, documentación, catalogación y conformación de la primera colección de arte conformada por una familia Maya K’iche. También forma parte de la Alcaldía Indígena de Chichicastenango, el Quiché, donde vive y trabaja actualmente.
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El fuego atravesó el campo y quemó la milpa se llevó el agua a las montañas y a nosotros nos dejó las cenizas ojalá esta tierra doliera menos y que este fuego quemara menos ojalá la lluvia no se fuera a las montañas tal vez así creceríamos como la milpa
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Los muchachos aun recuerdan lo que pasó después después del fuego y del hambre llovieron balas
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También sucedió lo del volcán hay días que ya no sabemos de donde viene tanto fuego tanto odio tanta muerte tal vez hay promesas perdidas de algún dios que nos recuerda la deuda
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O tal vez, sea la muerte nuestro dios nunca se aleja de nosotros nos abraza nos lleva es certera y no nos deja morir de frío por eso tanto fuego
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¿Será que el volcán sabe que nos lleva? Hay solo una imagen antes de partir: la milpa esta quebrada y las tejas de la casa también hay mucho aire y el cielo se hace rojo tengo sed tengo miedo después, aparece eso rojo en el suelo se lleva los restos de la siembra y los restos de las casas ya no vimos ni a los chuchos después ya no vimos nada ni sentimos nada
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Antes del origen de este tiempo existió el temblor tal vez olvidamos a los ancianos que sabían leer el mensaje del temblor y sabían corren antes del estruendo por el umbral de la puerta aparece una anciana y mira que el cielo está partido que los pájaros ya no cantan y que el aire corta uno se acuerda porque la saliva se ponía espesa y el frío entraba por los pies no hacía falta esperar debajo de nosotros, despertaba la explosión y de ahí venía la vida
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la muerte la entendí un viernes santo porque llevaban a enterrar en su caja de vidrio a un poeta corrió la suerte que todos los demás poetas porque la poesía no da para comer o para defenderse la poesía es un adorno en la frente de la muerte
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Por eso el bautizo del poeta es con fuego se consagra desaparecido y se reconoce en la muerte desde ahí vuelve para ser milpa y volcán terremoto y árbol que crece en los cerros que llama la lluvia y nos deja a los mortales esperando que llueva para poder comer
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Obdulia Mariela Tax Ajtún Salcajá, Quetzaltenango 1991. Ha participado en lectura de poesía promovidas por el Colectivo Ajtz´ib´ escritores de Comalapa y el programa “Media hora con”, así mismo, participó como poeta invitada en el Encuentro Global de Mujeres indígenas “Cura Da Terra”. Algunos de sus poemas han sido incluidos en la Fanzine Chonchón, Lebú Chile, en la edición julio 2020.
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Astillas Somos astillas, de árboles caídos, de bosques distintos y de montañas contrarias. Somos astillas que volaron gracias al viento y se encontraron sin querer bajo el retumbo de un volcán.
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Cuando en fila camine hacia la muerte que dejen sonar un son, que toquen “Sal Negra”. Mi alma bailará al compás de una melodía, nunca más la tristeza invadirá mi corazón, nunca más el desasosiego irrumpirá en mis días a sol, nunca más las noches llorarán. Cuando al fin la tierra me aguarde y mi cuerpo libere, que toquen un son. Que toquen “Sal Negra”.
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Fragmentados Somos seres fragmentados, en la vida vamos recorriendo caminos, juntando pedazos. Uniendo las piezas que al señor le dio por lanzar al azar. Uniendo las piezas que al señor le dio por botar. Somos seres fragmentados. A veces encajamos en unas o en unos, pero rara vez encajamos con quien debe ser. Pero qué caso tiene ya. El camino andado está forjado, unos o unas lo caminaron antes. Ahora solo le sacudimos el polvo para buscar entre las huellas los retazos que botaron. Así vamos por la vida juntando los retazos, retazos que botó el señor, juntando los pedazos que perdió.
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Los hilitos de plata que trenzaban mis abuelas son parte de un ritual de afecto que mi madre también heredó. Cuántas veces peinó mi cabello, en tanto yo jugaba a trenzar el pelo del maíz, como cuando se honra la memoria de un pasado y se entreteje la esperanza de un futuro.
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Linaje Habita en mí el tiempo de las abuelas. El deseo de sus almas. Habita en mí el concierto de sus voces. El sonido de sus llantos. Habita en mí cada uno de sus pasos. Cada uno de sus sueños cobra vida a través de sus hijas. En mí germina una semilla, una semilla sembrada desde el linaje de mis ancestras.
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Soy jornalera Soy jornalera, hija del barro soy. Soy grito, soy fuerza, Mi herencia viene de la tierra. Mis cabellos nacidos son de la arcilla. Un pedazo de lienzo cubre mi pecho. Hecho del hilo tejido del alma de mi Nan. Un trozo de caña me como en el camino, para calmar esta sed. Sed que me trae vacilando un trozo de mi alma. Soy jornalera, recojo el maíz, recojo la miel. Soy la niña que tejió a solas su red. Soy jornalera, hija del barro soy.
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Angela Eunice Sacalxot Quetzaltenango, Guatemala, 1993. Poeta. Ha publicado el libro “Noche en mi Ventana” (2018) con Editorial POE. Parte de su poesía también se encuentra en las antologías “Efluvio Poético” (2014) con el Club de Poesía Casa los Altos, “Versos Incompletos” (2014) y “Per-Versos” (2017) con Poetry Slam Xela y “Para cuando nos volvamos a juntar en la cafetería a tomar café, antología poética hispanoamericana de mujeres menores de 30 años” (2020) con Chuleta de Cerdo Editorial, también en revistas electrónicas como Revista Literaria Flor de Azalea y Revista Luna: Versos de Plata. Primer lugar en el concurso literario Letropias de Lucano Coffee and Books (2018), segundo lugar del certamen de poesía Matasanos Practicantes del Centro Universitario de Occidente (2015), finalista en el primer certamen literario internacional Lone Star de Poetas Houston (2020).
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Mensajes desde una casa vacía I Salvarte y salvarnos, amor mío, de esa jauría que llora de frío. ¿Cómo verán este miedo a las tres de la mañana? Lo alcanzan y nutren con sus aullidos rotos o lo miran a través de nosotros, cuando no hay salida de esta pesadilla. Salvarte y salvarnos de la muerte que sopla susurros secos en nuestros sueños. Salvarte y salvarnos de la silueta borrosa existiendo detrás de la ventana. II Poco a poco me convierto en la ausencia de mi padre, aquí sólo existe mi sombra que barre, que cocina, que camina y sonríe. Desaparezco tan despacio, en el minuto donde la voz de la tormenta se encoge dentro de una caja fuerte para no despertar al hijo que ríe dormido.
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III Alguien mira detenidamente la ventana cuando amanece. Se pregunta: ¿Cuántas horas deben pasar para ser polvo bajo la cama? ¿Quién limpiará los restos de vidrio que lastiman los pies descalzos, que duelen en la oración? Nadie sabe. Alguien mejor se encierra entre sus grietas atrapando rayos de luz que apenas se dispersan. Porque cada día es habitar en una bóveda de espejos rotos. IV A esta hora sostengo mi nombre entre sílaba y sílaba. Es un nombre que no entiendo con un mensaje que nunca entrego. ¿Para quién? ¿A dónde? Ángel sin alas en este espacio de huellas infinitas. Revelaciones olvidadas lejos de casa. A esta hora soy el mensajero de nada. Mi nombre no llega hasta el cielo, mi nombre flota en el agua, se hunde en el mar.
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V En la boca de los sueños descubro sus rostros bostezando en la mitad de la noche. Sueño con desconocidos que tal vez son los hermanos, los amantes, los padres de otros. Desconocidos que aprueban mi llegada y honran mis días.
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Néstor Alexander de León Ux Nació el 27 de abril de 1996, en el municipio de Colomba, Quetzaltenango. En el año 2020 fue invitado a varios podcasts digitales en los que narró algunos de sus escritos y recitado su poemario “Sobre la vida y, sobre todo; de todo un poco”. En 2019 participó en el taller literario de la Universidad Rafael Landívar aportando varios poemas a la compilación realizada en el mismo.
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En el fondo Me llevó dieciocho años, encontrar ese placer roto del abandono, y cuando tuve hambre recordé por primera vez mi hogar, así aprendí mi primera lección, a través del dolor de la necesidad irrenunciable. La miseria es la más brillante de las verdades, es la única luz que llega hasta el fondo, y por extrañas que sean las coincidencias, cuando me sentía enfermo el licor era la infalible cura de los males. Me enamoré como cualquier joven y como cualquier joven me equivoqué, y nuevamente; el licor era la infalible cura de los males. La atención de mis amigos valía lo mismo que las botellas, cuando no tenía mucho dinero debía contar mis penas con más prisa, debía estar muy en el fondo, que hasta el arte más gentil que es la poesía lograba hacerme daño, incluso cuando hablaba de amor.
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La tierra sin otoño Condenados o bendecidos a la eterna primavera, no hay hojas en las calles marchitándose, sueños y amores quizá sí. las lluvias podrían ser un augurio de limpieza o tal vez una manera solemne de ocultar las lágrimas, lo que muere realmente es mi caricia en tu cabello, un poco de nostalgia no está demás. Aquí solo hay lluvias en septiembre y sol a fin de año, fue la tierra sin otoño la elegida para vernos amar, llorar y morir sin llegar a nuestro final. Por descuido o por destino estamos lejos y no hay a quien culpar, una niña hace tiempo murió de amor aquí. La tierra sin otoño es la mejor para extrañar, llámale coincidencia o relatividad, a los amoríos del sarcasmo y la ironía, la fatalidad estuvo en mi amor extremo y en tu indiferencia natural ahora que tus dedos se entrelazan con otros que no son [ míos espero encuentres la fertilidad en la tierra sin otoño. Vulnerable ante el odio, con belleza que se acumula en la gente, nos ha tocado amar y desamar en la eterna primavera esperando el otoño inexistente para decir un verdadero adiós.
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Condenado a muerte Espero aun recuerdes nuestra juventud, cuando corríamos sin zapatos a nuestro encuentro en los llanos. En otro tiempo, el llamado de tu madre era el fin del juego, yo no tenía quien me llamara, pero llegaba lo más pronto posible a casa. Rebeldes sin darnos cuenta, los barriletes eran en julio, manjares que costaban una moneda, mundos en guerra que cabían en nuestra imaginación castillos de patio que soportaban tormentas. Y es que jugando fuimos todo, ladrones o policías, ingenieros de juguete, árbitros corruptos de futbol, exploradores de barrancos, locutores de radio al descubrir la grabadora de tu padre, un rey que pide las cosas más complicadas de encontrar. Corrí a contarte la primera vez que me enamoré, tiempo después no pude correr con el corazón roto, y no hubo necesidad porque tu corriste a mi encuentro cuando me dolió el alma la primera vez por una mujer. Ahora entiendo que hay tres vidas en nuestros años en la [ tierra, la verdadera, la que cabe en una calle llena de amigos, la que te creas, en la que necesitas trabajar para comer y un auto lujoso para conseguir compañía, la de lamentos, en la que el tiempo es tu enemigo, los recuerdos un motivo para llorar y la única cura para la soledad es la muerte. 40
Querido amigo, no sé en qué vida estas, o si has encontrado ya la cura, espero verte del otro lado, estoy condenado a muerte y si voy al infierno y tú al paraíso la culpa la tiene dios por dejar que matar fuera una forma de trabajar también.
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Cuervo Hay un cuervo con alas rotas parado cerca de la ventana, el invierno no lo deja sanar, sus ojos se llenan de tristeza al pensar en lo perdido, su fracaso es el constante entretenimiento de sus [ enemigos. No ha dejado de llover desde hace varios días, nadie se preocupa por el cuervo en la ventana, las calles se inundan, el cuervo tiene hambre piensa en el amor y sus heridas sangran más, ha caído granizo, es la peor época para no tener nido. Hay un cuervo con las alas rotas parado cerca de la [ ventana cierro las cortinas porque no quiero darle una moneda.
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Réquiem tormentoso Tenía que llover, de algún modo la tragedia también tiene perfección, aquí donde no hay cobardes ni valientes hierve la desesperación y el desconsuelo. Quiero creer que la lluvia, es tu ultima bendición de madre, preocupándote de mí hasta el final para ti siempre fui el más fuerte y creías que nadie era digno de mis lagrimas ahora las cubres con la lluvia. Tenía que llover, de algún modo hay que escapar de los indignos, tu comprensión solo tenía como limite la hipocresía, todos corren por resguardo. Me prohibiste los tragos amargos, sin decirme, de qué manera podía atravesar la pena de tu partida, no puedo creer que lo único que pidieras toda tu vida, fueran lilas de campana como adorno fúnebre debo admitir que si hacen juego con este réquiem tormentoso.
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Edgar Gustavo Az Hernández Quetzaltenango 16 de marzo de 1997. Participa con el Club de poesía Casa lo Altos, donde publica sus poemas por diversos medios online. Además de tener algunos poemas publicados a través de la revista entre mundos.
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Hoy no, tal vez sí mañana No es tristeza sólo creo que el viento que hoy sopla es algo gris. No es melancolía, es sólo que creo que he visto tantas veces al miedo que ya no tengo tanto que temerle. No es que quiera aferrarme a un hilo de luz, es que cuando olvidé mi alma creí poder encontrarme. pero no fue así sólo cree tantas capas que terminé perdiéndome. No es el viento, ni las mentiras que salen de tus labios es esta noche que me roba las palabras y por eso, no sé qué decir. No es, que no tenga algo que decir es que no encontré la suficiencia en palabras para describir lo que siento. No es, que no tenga nada que decir es que no he encontrado un silencio tan imperfecto que merezca ser roto o perturbado. No es que haya calma es que de la boca aún no quiere salir ninguna tormenta. No es que no te quiera ver a los ojos, es que no he encontrado mi mirada debajo de las piedras, ni en las praderas, ni en mí. Es que aún no he encontrado nada, no me he encontrado a mí, 46
no te he encontrado a ti, no he encontrado mi corazón no he encontrado nada aún, y no, no es sólo un instante. Es que si la muerte, me dejara adelantarme en el tiempo, seguro que volvería al mismo lugar y no es el hecho de volver el que me asusta, es el hecho de no saber cómo verte a la cara cuando me digas que me escapé sin despedirme sin siquiera decir adiós. Y al final volví porque sólo allí estuvimos juntos y de esa forma no dejamos escapar aquello que dejamos latente en el tiempo, pero ya lo sé, sé que hoy no, tal vez sí mañana.
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Penumbra Así será entonces, mañana, sólo nos quedará ausencia en el cuarto y unos cuantos harapos para no dejar escapar el recuerdo. Las risas quedarán colgadas a un costado para reproducirlas cada que nos extrañemos. Y en el remoto quizás las lágrimas se convertirán en hielo, la música dejará de tener letras. Y nosotros perderemos mitad de nuestra alma. Así será entonces, se acabaron los abrazos, y las sonrisas, ahora nos quedará incomodidad. Nos marcharemos a paso lento de aquí, dejaremos de llamarnos nuestras voces se ausentarán, se quedará en un hálito que soltemos fuerte cada que nos extrañemos. Así será entonces, dejaremos de resonar, los regaños y los consejos, ahora serán sólo viento, una briza de mar. Mañana así será, un toque de violín muriendo, un corazón roto, un tonto viendo frente a su ventana, como la lluvia cae liviana. Un músico de corazón roto que por primera vez siente la necesidad de recurrir a la nostalgia.
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Lluvia de abril Toqué la puerta del olvido y en su eco interminable escuché el susurro de la nostalgia. Me vi ahí, sentado entre la indecisión, el miedo, el misterio, y las vacías tardes de abril, en las tardes que he matado en sueños interminables, en recuerdos que se extinguieron. en esos juegos de niños que ahora sólo son eco de lo que alguna vez fuimos. Mientras nuestros pies dejaron de correr por la misma tierra y se dedicaron a viajar en corazones me vi allí… en sueños que se apagaron en esas tardes vacías de abril cuando nos juntábamos todos para escapar de la realidad. aunque yo, nunca pude hacerlo.
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No me veas Mañana cuando despierte, se habrán muerto palabras en el viento se habrán roto pedazos de mí, puños y cúmulos de nubarrones estarán obstruyendo a mis ojos. Aquí, en este herido desierto sólo hay cicatrices, paz fatigada nada más, nada menos. No me culpes si de pronto, mis pasos se detienen, y mi corazón se rehúsa a continuar. Si se detienen a llorar los vacíos que han dejado los años no me culpes, ni me juzgues. Creo que yo aprendí a llorar sin lágrimas, y reír sin gestos de alegría, no me culpes, si siempre tengo el mismo gesto ausente. No me culpes, por mi mirada fría, porque ya sé que la he elegido, que yo elegí estas baldosas sobre las que camino. No me culpes, que yo no me atrevo a apuntarte con mi dedo, y sólo haré lo correcto. Así que no me veas a los ojos, pues tu alma puede perderse en ese par de hoyos negros en este vacío de mi alma sólo queda un puñado de rosas marchitas debajo de las pestañas, un millón de espinas clavadas en las pupilas, y sangre ausente que no se hace presente. Yo mismo sólo soy un espejo irregular. 50
No puedo juzgar a nadie, tan solo soy un instante en este mar de tiempo. Así que no me culpes, ni me juzgues, que yo tampoco puedo, culpar o juzgarte. Entonces si las voces callan y la razón deja de latir en golpes de adrenalina yo me iré. Dejaré pintados en el ocaso mis pasos o quizá me esconderé detrás de las puertas del sol Simplemente, correré de frente y no mirare atrás. Iré a donde me lleve el destino. Así que ciertamente mañana, sí, mañana, si me ven vacío con los ojos carentes de vida, no se preocupen. Aunque me duela vivir, enfrentaré mi temor cada mañana. atravesaré el miedo trataré de ser feliz en mí, no necesito que me vean reír, ni llorar. Aprendí a reír sin gestos a llorar sin lágrimas y a gritar solo, cuando el alma lo pida.
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Inexistencia Pasa el tiempo, las estaciones corren. pero en esta mesa, el tiempo, las incidencias, las interacciones pasan a ser despedidas. Sobre esta mesa las estaciones son juegos planos de la vida un simple requisito. Vemos los pasos desde esta ventana. para nosotros ya no existe tiempo, no sentimos nada, somos tan duales como dos o cuatro. Somos, hálitos de nostalgia, insensibles que hasta la misma muerte nos ha dejado libres a ver si aprendemos a sentir. El adiós para nosotros no es una despedida sino más bien letras o palabras resquebrajadas para dividir un día pues para nosotros un día puede ser un año u un segundo. Aquí el tiempo sólo es un requisito de cada mañana. Cuando eres inmortal aunque el día dure dos segundos o dure cien años, todo parece igual la muerte deja de tener significado, los pasos se vuelven profundidad. Las mañanas, arena movediza donde te hundes más y más y no ves un final, sólo te sofoca cada vez más. Aquí las noches son universos inconclusos, las mañanas prisiones, y los intermedios una burla maldita 52
Aquí los humanos son rocas que se secan con el paso de los años y sus espíritus son sólo eso hálito que se disipa en el viento. Aquí la eternidad se trata de sólo cerrar los ojos y el infinito son nuestras palmas unidas. Aquí nada es arriba o abajo, todo es nada y nada es todo, aquí hemos dejado de ver al horizonte, porque jamás lo hemos encontrado.
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Sofía Reyes Rozotto Guatemala-Costa Rica, 1999. Artista y gestora cultural. Directora y fundadora de Antología proyecto de arte. Formó parte del colectivo de poesía Poetry Slam Xela. Ha tenido presentaciones de su poesía en Quetzaltenango, San Juan, Santa Lucía Utatlan, Sololá y San Juan Sacatepéquez. Ha trabajado como tallerista artística para organizaciones y editoriales enfocadas al arte y la cultura. Ha sido voluntaria del festival Internacional de poesía de Quetzaltenango por varios años. Voluntaria en la FLEX Y FILXELA. Actualmente trabaja como editora, columnista y escritora de la revista en línea “Revista Luna, versos de plata”. Ganó una beca para estudiar literatura especulativa en la Universidad de Iowa.
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El ruido del silencio Aprendimos a escuchar el silencio, escuchar las calles vacías y lo que quieren decir. Escuchar el hambre de las personas muriendo en las calles. Escuchar como el corazón de nuestra familia suena igual al nuestro. Aprendimos a valorar la libertad y encontrarla incluso dentro de nuestros hogares. Escuchamos el ruido del silencio dentro del viento y encontramos paz en esa misteriosa sensación. Escuchamos el silencio dentro de los ojos tristes, los ojos con miedo, los ojos felices, los ojos con esperanzas. Escuchamos el silencio en los ojos de nuestra madre. Aprendimos a sentir el ruido que provocan los abrazos profundos y como su silencio nos afecta con la necesidad de sentir calor. Escuchamos el ruido que había dentro de nuestra alma cuando siempre estuvo en silencio. Aprendimos a escuchar el silencio, a mantenernos en el ruido interno constantemente. El virus apareció y antes que todo parecía más ruidoso ahora en el silencio logramos escuchar al final el verdadero sonido de la vida.
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Resilencia Me adentraré en mi memoria incompleta. La vergüenza socavada entre los sinfines de las cuerdas. Todo verso creado por la mente es inexistente ya. Las muertes penetrantes repetidas en mi juventud, el recuerdo de las manos abusadoras y las lenguas podridas. Cojo entre mis manos la podredumbre asfixiada contra las cuatro paredes y la enfrento con la cara en alto, con el golpe dispuesto. Buscaré sostener la dureza rezagada para evaporar la flaqueza dañada. Limpiaré de aquel agujero incompleto todo el dolor asfixiante de la niñez y llenaré cada hueco iluminándolo con la luz del alma nueva. Donde el alma parecía esfumarse entre la bruma, donde el brillo se esparce por el suelo y se pierde entre la oscuridad. Mi alma me sujeta fuertemente y me sacude los brazos dejando caer toda la oscuridad, liberando toda la niebla. Y el paisaje se abre, se limpia y se respira el aire delicado que emerge de la fuerza imparable de mi propio corazón, con la pureza del brillo latente de mis ojos oscuros. Cada vez que me sienta perdida y la vista sea completamente turbia, no perderé la fe en mi misma, porque de que de nuevo mi alma me hará regresar a la luz.
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Las que no volverán Nos han asesinado, queridas hermanas. Nos quieren hacer desaparecer, borrarnos de la memoria fina, poner un manto negro sobre nosotras y fingir que nada jamás sucedió. Olvidan que la sangre se esparce por las orillas de lo oscuro y que en las células del suelo queda marcado el rojo. El suelo no olvida. Jamás olvida. Jamás olvida las caídas provocadas por golpes arrasadores, jamás olvida las gotas de sangre derramada en él, jamás olvida el amor arrebatado a gritos sintiendo las patadas y aruñadas en él. Quieren que nuestra alma muera, que no seamos nada más que polvo entre la tierra. Desean desgarrarnos todo lo que somos y dejarnos vacías, saciar su sed con violencia y sentido de superioridad. Pero yo jamás las olvidaré hermanas mías, Escribiré la cruda verdad sobre ustedes para que el mundo las recuerde. Lucharé por todas ustedes, por lograr la justicia de sus muertes, pensaré en ustedes cada día, las guardé como valientes y fuertes seres del universo.
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El arte de amarte Escribiría con flores colocadas finamente en las líneas de tu pecho, en el lienzo de tu cuerpo. Los colores entre los sentimientos y sus formas hacia las palabras justas. Tomaría el tiempo para dedicarte versos en cada silueta de tu cuerpo y amarrar a mí tu amor eterno, siendo amantes silenciosos en almas aferradas a lo que un día permaneció. El reencuentro con el sonido susurrante del viento, emerge el sonido adyacente de tu voz vibrante sobre tus labios rojos aterciopelados e invade el calor dentro de los cuerpos destinados a ser. Las respiraciones jadeantes chocando repetidamente, bailando juntas hasta el final de la noche para entrelazarse y permanecer juntas en la embriaguez de la desnudez.
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El viaje hacia el adiós La incidencia a la muerte se sabía que estaba adjunta ahí. En el momento que llegó fue tan natural como ver el sol salir cada mañana y sufrir porque al atardecer se perdería el brillo. Él quedó vagando por el viento, pasando entre los árboles, dejando una parte de él en cada hoja. El viento lo transportaba por el cielo, por la tierra, por la vida humana. Su viaje jamás terminaría, necesitaba dejar impregnado su alma pura dentro de su amada. Para que cuando ella despertara sintiera su aroma en sus mejillas, tal cual como haber dejado un beso pintado en ella. Cuando ella se sirviera una taza de café caliente, sentiría el aroma de la ciudad donde vivieron juntos. Él estaría ahí, vagando, viajando por la nada para estar en su vida y llenarla de recuerdos en donde por un instante, él podría seguir vivo. Y cada vez que notaba que sus ojos tenían ese brillo y su aliento estaba cerca, sabía que estaba pensando en él. Sentía que de nuevo respiraba y se sentía tan vivo al saber que su vida quedaría marcada en su memoria.
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