APRENDIZ DE KUBRICK Edgar García
Colección Impala
Aprendiz de Kubrick Edgar García Primera Edición 2016 Colección: Impala Quetzaltenango, Guatemala Cuidado editorial: Sión Editorial sioneditorial@gmail.com Ilustración de portada: César Ixcot Diseño y diagramación: Manuel Rodas Queda prohibida la reproducción total o parcial de este libro con fines comerciales, esta obra esta protegida bajo una licencia Creative Commons.
“Me desperté... los dolores y las náuseas volvieron a mí como una fiera... entonces comprendí lo que pasaba, la música que sonaba abajo era la de mi viejo amigo Ludwig Van y su terrible Novena Sinfonía... de pronto videé lo que tenía que hacer, lo que quería de verdad hacer, evaporarme de una vez, largarme para siempre de este mundo cruel y sin piedad, un instante de dolor una vez y después el suelo para siempre por los siglos de los siglos”. Stanley Kubrick, La Naranja Mecánica (1971).
Edgar García MAREA ROJA Yo quería besarla pero tuve que invitarla a muchos octavos a muchos cuentos inventados que se esfumaban en laberintos de éter y de las risas que le provocaba. Ella pedía tequila y me dejaba tocarle los muslos yo bebía sorbos de amargura y gritaba canciones pasadas de moda cual sibarita en burdeles y cantinas de mala muerte. Esa tarde llovía fuerte como si el cielo quisiera que nos bebiéramos todo el lugar y firmáramos el inicio de una historia que nunca acabó -firmamos-. Siempre fui un eremita 5
Aprendiz de Kubrick que lloraba su amargura en todos los lupanares pero con ella me sentía otro guerrero como Saladino recién conquistando Jerusalén. Me juró que un año después estaría conmigo para siempre. Se fue se enamoró de un comensal diez años menor que ella la olvidé con otra, mala costumbre de siempre seguí siendo un eremita un corazón de león siempre vencido un armatoste inútil para esas cosas del amor un epicúreo sin remedio el que la recuerda con estas letras.
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Edgar García BONITA Escucharemos el aire y viviremos esa noche como si no hubiesen existido otras noches perdonaremos nuestros errores seremos cómplices de un sueño atascado en el limbo por más de 3 años lloraremos y necesitaré tus abrazos para sentirme anclado en un punto fijo y eterno. Me dirás que te espere que volverás, que nos casaremos y viviremos en el kilómetro 30. Solo escucharé y me tenderé al piso desconsolado he perdido a toda aquella persona que quise y esta vez volveré a perderte. 7
Aprendiz de Kubrick Me verás con tus ojos hermosos con tu sonrisa tierna y acercarás tu bella nariz a mi frente. Me darás un beso me dormiré al despertar no estarás conmigo solo estará una foto, en una estación de bus donde queríamos que se detuviera el tiempo. Y lloraré como lloro cuando escribo estas frases en el cuchitril donde duermo donde tú no estás y yo veo el cielo, esperando que me recuerdes.
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Edgar García CELESTE Odiaba ver a cualquier don nadie besándote odiaba oler tu cuello con el sumo de otros labios odiaba tu vida y las desdichas del pasado odiaba el sabor de tus labios mientras te empinabas la botella odiaba tus zapatos porque los imaginaba sobre los hombros de otro odiaba el camino polvoriento hacia tu casa odiaba la una de la madrugada porque a esa hora, a veces, me marcabas borracha odiaba dedicarte las canciones que decían tus verdades odiaba cantarte y saber que tu mente estaba en otro pecho odiaba tu diminuta ropa, que cualquier perdedor te arrancaba odiaba las rosas que robaba para darte odiaba todo lo que venía de ti. 9
Aprendiz de Kubrick Siempre juré dejarte en el olvido pero una llamada tuya bastaba para sanarme. Odiaba tu aroma odiaba la silla donde sentada veías mi agonía odiaba cuando cruzada de piernas amabas tu tormento odiaba amarte odiaba dar vueltas en la cama imaginando tus sábanas arrugadas odiaba mis amaneceres sin tu fuego odiaba todo menos tu voz diciéndome ¡ven! Esa noche salía del bar de Pedro, a la vuelta del Trébol Show, había bebido de más y había perdido la apuesta a favor de Mike Tyson, esa noche cayó en el octavo asalto contra Evander Holyfield. Era 1996 y los rumores del presidente Arzú acerca de que se firmaría la paz seguían latentes en todos los ciudadanos. A mí me daba igual si la 10
Edgar García paz se firmaba o no, este seguiría siendo un país que no iría a ningún lado, sin memoria y sin dignidad. Ese paso por el Guarda me causaba siempre temor de ser.
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Aprendiz de Kubrick HACERSE MIERDA EL CORAZÓN Hacerse mierda las ganas hacerse mierda por dentro fumarse todos los cigarros del mundo. Hacerse mierda el esqueleto hacerse mierda el sueño despertar y salir a fumar en la acera de la casa sintiendo paz mientras los perros te ladran. Hacerse mierda contra el mundo. Hacerse mierda el futuro tener ojeras la señal del fin. Hacerse mierda con tristezas hacerse mierda el alma hacerse mierda el alimento hacerse mierda el cuerpo 12
Edgar García hacerse mierda solo hacerse mierda cuando perdiste la paz hacerse mierda completo con desvelo, cigarros y alcohol ninguna droga es más letal que este trivote. Hacerse mierda la confianza hacerse mierda la arrogancia hacerse mierda los nervios morir lentamente en una guerra inútil donde uno mismo es el enemigo. Hacerse mierda con el único fin de resurgir algún día.
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Aprendiz de Kubrick
E l a m o r s o n d o s m
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a n o s e n t r e l a z a
d a s t r a s l a s r e j
a s d e u n a c á r c e l.
Edgar García CANTINA FRONTERIZA CERCANA A LAS VÍAS DEL TREN Perdieron la fe mientras cruzaban el Suchiate. Allí se bautizaron de malditos, les cambiaron el nombre. De allí vagaron kilómetros de borrasca, ahora divagan en pueblos sin ley. La rocola suena a balacera y a ebrio. Todos acá gritan esas canciones que no comprenden. Allá afuera, cruzando las vías está el cuchitril de estos dos: un chapín y un catracho que se encontraron por casualidad en Tecún Umán -En la barra solo hay clandestino, andá y preguntá que vale, me muero por un guaro -Tenés pesos o dolares, nuestra moneda no vale acá. Una moneda de diez pesos vale tus canciones. -¿Para qué vas a poner esas canciones que te recuerdas la pobreza de los tuyos? Acá 15
Aprendiz de Kubrick tenemos otra vida güey. Nos vamos a subir a la bestia y vamos a conquistar los yunais carnal. Pero Maco no olvida que a ochocientos kilometros está un hogar de espinas, deudas y dos pelones que le dijeron que volviera, que ya uno se graduaría pronto de la primaria y quería fiesta. -Mañana viene el coyote, si no le pagamos nos mata. -Ya quiero llegar, ya pasamos tecún uman y seguimos vivos. -Sí, pero ya estamos malditos. Así decía Maco mientras Tito lo consolaba con palabras añejas, escupiendo fogones y matando sueños con cada sorbo. El humo de la mesa del fondo, las carcajadas y los ebrios se disipan. Nada es diferente a la mesa donde jugaban cartas en San Pedro, 16
Edgar García el clandestino sabe igual al que probaban en la capital. Acá los ven diferentes por no traer un puto papel y por deberle a medio mundo. -Si te agarra la migra o me muero solo lo sabrá esta cantina y mientras eso pase, brindemos.
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Aprendiz de Kubrick BANCA DE PARQUE BAJO TRISTE ATARDECER A Luisa María porque al irse de mojada incidí en la decisión más importante de su vida
En una banca nos sentamos mientras el rocío de un par de gardenias se confundía con su incertidumbre. -Me voy, pero tengo miedo. Su voz era el sonido de unas manos deshojando margaritas todo lo contrario al ruido atronador de La Bestia -No te quedés con un desdichado como yo, a lo mejor te casás y no seré más un estorbo. Jamás la volví a ver. Un día recibí una llamada desde Arizona era ella, había llegado, estaba feliz y me extrañaba. Me agradecía y a la vez me culpaba. Un par de años después supe que se casó con un gringo. En esta misma banca la 18
Edgar García recuerdo, hubiéramos sido dos desdichados juntos o a lo mejor ella me hacía dichoso y nunca lo supo.
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Aprendiz de Kubrick APRENDIZ DE STANLEY KUBRICK Él se quedó viendo como la vida pasaba, como el amor se le iba a la mierda y como contaba sus fracasos haciéndose la víctima. Él se quedó viendo como su motín se iba por los aires, cual Johnny Clay en el final de The Killing, mientras ordeñaba cajetillas de cigarros perdidas en otros pulmones.
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Edgar García MARJORIE La primera parte de tu texto se llama Nevada. Allí contaba que hacías milagros, que prefería ir al burdel en lugar de la iglesia. Nunca volví a encontrar más gloria después de tus pechos. Al entrar al recinto simulaba no verte y veía tus tacones como armas de lujuria que disparaban fuego y me dejaban triste el resto de la semana. Yo tenía que trabajar como desalmado y lo que ganaba lo gastaba en tu cuerpo. No me arrepiento, tus pechos merecían el sudor de mis horas y tu vientre el dolor de mis vicios.
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Aprendiz de Kubrick CUARTO DE AUTOHOTEL CON MUROS ROJOS Sobre la mesa de noche: dos botellas vacías de ansiedad, sobre la cama en reposo: prendas íntimas deseosas de volver a cubrir nuestra desnudez, sobre tu vientre: mi dedo jugueteando con los añicos de tu pasado. Esa tarde la lluvia nos recordaba que somos sumisos ante ella, queríamos olvidar que en las noticias se hablaba de un país en caos, de buses explotados por bombas hechizas, de camiones incendiados en el destino hecho llamas y malhechores sentados en oficinas con sueldos millonarios. Esa tarde escapamos de todo, de nuestras historias, dispares y autónomas del tiempo convertido en gemidos y caricias, de rumores, de los que codiciaban nuestra piel, de la envidia de quienes odiaban el futuro. 22
Edgar García Cada noche sueño con ese cuarto y contigo, tendida en la cama, suplicándole al cielo y al suelo: el habernos reunido a destiempo, a deshoras sin desvelo ya sin lágrimas, sin corazón y con un poco de futuro, el cual negamos al salir del recinto.
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Aprendiz de Kubrick MANOS ENTRELAZADAS TRAS LAS REJAS DE UNA CÁRCEL Iba a cada dos días a visitarla al penal, allí, tras las rejas le dejaba un poco de tristeza. Las reclusas ya me conocían. Me dolía verla allí, en el fondo me alegraba, solo allí al menos tendría tiempo para arrepentirse de esas noches cuando mis crisis de sueño hacían que saliera a fumar las tristezas a la acera de la casa. Nadie daba un solo centavo por ella. Allí estaba yo cada domingo de su mano con el alma destrozada, esperando un milagro. A veces ya no la quería, a veces me daban ganas de mandarla a la mierda, decirle que solo un imbécil la esperaría de 3 a 5 años si la condenaban. Hice sangrar muchas cajetillas cuando no tenía paz. El día en que la policía la agarró 24
Edgar García recobré la calma, esa que ella me había amputado cuando estaba libre. Nadie me obligaba a visitarla, solo la obstinación de un hombre que ama el peligro, el hombre que se apasiona por las niñas malas, el que un día se hartaría de sus mentiras, el que un día la dejaría sola tras la reja. Pobre de ella, ese hombre manso, el que decía amar, un día se fue.
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Aprendiz de Kubrick PEZ DE LA TIERRA Para Caneo Arguinzonez Herrera, en alguna parte del limbo
La última vez que hablamos escuchabas “Let´s stay together” de Al Green. Te gustaba esa canción porque recordabas nuestra película favorita. Dijiste que lo habías decidido y que sólo desearías que yo no estuviera del otro lado para poder abrazarme una última vez. Yo no podía dejar de llorar y elucubraste nuestras historias hasta calmarme y darme luz. En mi impotencia lo único que pude balbucear fueron unas palabras vanas, que poco a poco todo iba a mejorar... claro que nada mejoró. Todo salió mal, como los planes de Vincent Vega y Jules Winnfield y después de eso intentamos comunicarnos algunas veces más, pero ya no eras vos, y ya no era yo, eran sólo tu sombra y mi miedo intentando decir algo, y todos saben 26
Edgar García que esos dos nunca fueron tan buena pareja como vos y yo alguna vez lo fuimos. Tu vida era tuya, de nadie más, y tuyo era el derecho de hacer con ella lo que por muchos años tu interior te suplicó. Eso no implica que no duela, y mucho. Me metí en una cueva a llorarte por más de un mes y juré extrañarte toda la vida; escuchar “For de the good times” y saber que esos días llegarán, pero sin vos, 16 luces de historia no se van a borrar nunca, pero así como finalmente encontraste tu paz, ahora me toca encontrar la mía. Espero que toda mi lógica y mis instintos estén completamente equivocados y que cuando Al Green cante: Let’s, let’s stay together. Loving you whether, whether. Times are good or bad, happy or sad” tenga toda la razón y estés allí esperando. 27
Aprendiz de Kubrick Edgar Otoniel García Robles Quetzaltenango, Guatemala 1983 Arquitecto, poeta, narrador, licenciado en gestión cultural y beisbolista. Ha participado en varios festivales y encuentros literarios en América Latina. Ha publicado los libros de poesía: “Días de Luna” (Metáfora Editores, Guatemala. 2012); “Como si no hubiera mañana” (Editorial Pirata Cartonera, El Salvador. 2012); “Ciudades Ahumadas” (Espantapájaros Editorial, México. 2014) y “Café Belice” (90s Plaquettes. 2015. Guatemala). Actualmente forma parte de la organización de varios proyectos culturales en Guatemala y el resto de Centroamérica.
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