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Retroalimentación y mejora del aprendizaje

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Biografía

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Tiburcio Moreno Olivos

En su esencia, la evaluación formativa está diseñada para observar el desarrollo del aprendizaje de los estudiantes, y proporcionar retroalimentación y apoyo para tal aprendizaje (Black y Wiliam 1998a). Puede ayudar a los alumnos a reconocer sus fortalezas y debilidades, y a enfocarse en áreas que requieren mayor consideración, al mismo tiempo que permite a los maestros identificar dónde los estudiantes tienen dificultades con su aprendizaje y abordar los problemas de inmediato. Para mejorar los logros de los educandos durante el proceso de aprendizaje, la evaluación formativa incluye una gama de procedimientos de evaluación que pueden ser utilizados por los profesores. Por lo general, incluye retroalimentación cualitativa, que se centra en los detalles del trabajo y el desempeño del estudiante, y brinda la oportunidad de desarrollar y mejorar aún más la presentación.

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Se reconoce comúnmente que la evaluación es crucial para el aprendizaje de los alumnos y que la retroalimentación es un componente central del proceso de evaluación, en términos de mejorar el rendimiento de los estudiantes (Biggs 2003; Gibbs y Simpson 2004; Nicol et al. 2014). Además, la retroalimentación de alta calidad y oportuna es un factor crítico para la evaluación formativa, tanto para mejorar el aprendizaje de los educandos como para desarrollar las relaciones profesor-alumno y estudiante-estudiante. El uso de una retroalimentación efectiva por parte de los maestros proporciona las bases para la autonomía del estudiante y un marco para un alto rendimiento: es el andamiaje lo que mejora el aprendizaje. Asimismo, la retroalimentación de calidad depende de un lenguaje claro y de criterios de evaluación explícitos.

Retroalimentación y mejora del aprendizaje

La retroalimentación diseñada para mejorar el aprendizaje es más efectiva cuando se enfoca en la tarea y brinda al estudiante sugerencias, consejos o indicaciones, que cuando se ofrece en forma de elogios o comentarios sobre el desempeño. En el ámbito educativo, ha habido mucha desinformación acerca de que el elogio

Evaluación formativa, retroalimentación y aprendizaje autorregulado

tiene efectos más potentes que el castigo. Existen dos falacias bien identificadas: a) los individuos aprenden más cuando reciben elogios, y b) los individuos necesitan premios continuos para establecer y mantener los sentimientos de autoestima. No se conoce ninguna investigación que haya descubierto o propuesto que el simple hecho de premiar a un individuo le ayude a aprender o a aumentar su conocimiento o comprensión. Es decir, otorgar premios a los estudiantes no facilita su aprendizaje académico.

Por su parte, Merry y Orsmond sugieren que la retroalimentación permite a los alumnos alcanzar las metas en mayor grado de lo que lo harían sin sus compañeros o profesores (2008, 11). Al mismo tiempo, sostienen que debe relacionarse con el desempeño en términos de objetivos, criterios y estándares esperados (Nicol y Macfarlane-Dick 2006), y debe ser oportuna, detallada y específica. A pesar de que la literatura actual destaca la importancia de la retroalimentación de alta calidad y oportuna, se reconoce a nivel mundial que existen obstáculos significativos en el suministro, así como en la participación de los estudiantes en el proceso de evaluación-retroalimentación (Crook et al. 2012; Evans 2013; Merry y Orsmond 2008). Para muchos de ellos, la retroalimentación a menudo se proporciona de forma tardía para ser útil, es demasiado vaga, poco clara e incoherente. Cuando se contrasta lo que los maestros afirman acerca de lo que significa para ellos la retroalimentación con lo que los estudiantes dicen que quieren, es evidente la ruptura en la comunicación. Mientras que los docentes declaran que brindan a los alumnos un alto nivel de retroalimentación sobre su trabajo, éstos aseveran que no experimentan esto. Según Hattie y Yates (2017, 103-104), desde el punto de vista de los profesores la retroalimentación consiste en: • Comentarios y más instrucciones sobre cómo proceder; • clarificaciones; • crítica; • confirmación;

Tiburcio Moreno Olivos

• contenido y su desarrollo; • construcción de una reflexión; • corrección (se centran en los pros y contras); • contras y pros de la tarea; • comentarios (sobre todo en una evaluación global); y • criterio con relación a un estándar.

En realidad, lo que los estudiantes quieren saber es cómo mejorar su trabajo para hacerlo excelente la próxima vez. Ellos tienden a centrarse en el futuro, no en el pasado. Los alumnos continuarán luchando, siempre y cuando sus últimos esfuerzos sean tratados con respeto; generalmente, no reciben bien la crítica, pues les resulta innecesaria, extensa, personal y dañina. Por supuesto que esperan cometer errores y quieren que estos sean corregidos, pero son muy sensibles al clima bajo el cual se da la crítica (Hattie y Yates 2017).

En estas coordenadas, Gibbs y Simpson (2004), al referirse a las condiciones bajo las cuales la evaluación apoya el aprendizaje, describen seis factores clave donde la retroalimentación influye positivamente en el rendimiento de los estudiantes: • La retroalimentación es suficiente en frecuencia y detalle. • La retroalimentación se centra en el rendimiento de los estudiantes, en su aprendizaje y en las acciones bajo su control, en lugar de en los propios alumnos y en sus características. • La retroalimentación es oportuna, ya que es recibida por los estudiantes mientras aún les importa y a tiempo para la aplicación. • La retroalimentación es apropiada para el objetivo de la evaluación y sus criterios de éxito. • La retroalimentación es apropiada en relación con la concepción de aprendizaje, de conocimiento y del discurso de la disciplina de los estudiantes. • La retroalimentación es atendida y aplicada.

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