GRANDEZAS DEL TERCER MUNDO El privilegio de contemplar
BRASIL
Un amor entre el sol y el agua hizo nacer esta floresta inacabable, y habilitarla luego como su paraíso. Brotó el jacarandá, se elevó el cedro altísimo, lo inundó la araucaria, el cocotero... Selvas, costas, planicies, incontenibles ríos albergaron sus dones: anacondas rotundas, floridos guacamayos, delicdas zancudas, vigilantes caimanes y polícromos peces bajo la densa calma del pantano. Brasil es un latido de Amazonia donde comulgan amerindios tímidos, bandidos bandeirantes y africanos roqueños. A la macumba acude, de las altas favelas, el cortejo infinito de los desheredados. El echizo se adueña de la carne volcánica, aguardiente de caña por la sangre mestiza. Si cesa el maleficio, estallará la fiesta, tan turbulento el júbilo como el terror, tan crudo el dolor como el goce, todo ritmo convulso, todo pasión de vida y de naturaleza, para una multitud electrizada. ¡Oh Brasil, desenfreno, lujo, miseria, fuego, rio profundo y fiera catarata! Este Planeta lánguido necesita tu brío, tu ilusión y tu oxígeno, oh jardín de la Tierra. (José María Lorca)
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Deberíamos centrar nuestros esfuerzos en evitar daños que puedan ser irreversibles, como son la pérdida de las selvas y otros habitats únicos que, si se perdieran, jamás podrían recuperarse. (Jonathon Porritt. Promotor de la campaña “El árbol de la vida” en la Cumbre de la Tierra. Río de Janeiro, 1992.)
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¿Cómo es que la Tierra mantiene una composición atmosférica constante, cuando está compuesta de gases tan sumamente reactivos? ¿Cómo es que una atmósfera tan inestable en su composición puede ser tan perfectamente adecuada para la vida? ¿Por qué la Tierra mantiene ese misterioso veintiuno por cien de oxígeno constante en la atmósfera desde hace tanto tiempo? (James Lovelock. Biofísico.)
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Quien pasó por la vida en blanca nube y en plácido reposo se durmió; quien no sintió de la desgracia el frío, quien paso por la vida y no sufrió; fue un espectro de hombre, no fue hombre, paso por esta vida, no vivió. (F. Otaviano de Almeida Rosa.)
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¿Qué os importa escuchar la voz de un peregrino? Poco vale saber si canté o si lloré; si hice el bien, si hice el mal; si acepté mi destino; si he sufrido o gozado; si he amado o si odié. Soy una sombra más del sendero divina... Y como aparecí, desapareceré. (Eduardo Guimaraens.)
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Todas estas gentes crió Dios lo más simples, sin maldad ni dobleces, pacíficas e inquietas, sin rencillas ni bollicios, sin odios ni desear venganzas... La causa por la que las matan e destruyen es solamente por henchirse de riquezas en muy breves días; conviene a saber, por la insaciables ambición, por ser aquellas tierras tan fértiles e tan ricas, e las gentes tan humildes tan pacientes e tan fáciles a subjetarlas, ha las cuales no han tenido más respeto y estima que a bestias... Y esta es muy notoria y averiguada verdad. (Bartolomé de las Casas, 1552.) Escrito en castellano antiguo.
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Somos ciudadanos de las selvas, del aire, del agua, de todo eso que vosotros llamáis medio ambiente. Nosotros sí que practicamos eso que vosotros llamáis un desarrollo sostenible. (Marcos Terena. Líder indígena brasileño en la Conferencia Cumbre de la Tierra. Río de Janerio, 1992.)
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