Un amor entre el sol y el agua hizo
nacer esta floresta inacabable,
y habilitarla luego como su paraíso.
Brotó el jacarandá, se elevó el cedro altísimo,
lo inundó la araucaria, el cocotero...
Selvas, costas, planicies, incontenibles ríos
albergaron sus dones: anacondas rotundas,
floridos guacamayos, delicdas zancudas,
vigilantes caimanes y polícromos peces
bajo la densa calma del pantano.
Brasil es un latido de Amazonia
donde comulgan amerindios tímidos,
bandidos bandeirantes y africanos roqueños.
A la macumba acude, de las altas favelas,
el cortejo infinito de los desheredados.
El echizo se adueña de la carne volcánica,
aguardiente de caña por la sangre mestiza.
Si cesa el maleficio, estallará la fiesta,
tan turbulento el júbilo como el terror, tan crudo
el dolor como el goce, todo ritmo convulso,
todo pasión de vida y de naturaleza,
para una multitud electrizada.
¡Oh Brasil, desenfreno, lujo, miseria, fuego,
rio profundo y fiera catarata!
Este Planeta lánguido necesita tu brío,
tu il