LA AUTOESTIMA COMO CLAVE PARA PROMOVER LA SALUD MENTAL DESDE EL AULA Linda Rivas Salaza
Psicóloga, zona 9 estatal de educación especial
lindarivassalazar@gmail.com
“Un niño tiene ciertas necesidades primordiales como seguridad básica, relación con los demás, autonomía, autoestima, autoexpresión y límites realistas. Si estas necesidades se satisfacen, el niño crece psicológicamente, pero si hay un déficit grave, aparecen problemas.”
L
Jeffrey Young, Janet Klosko.
as aulas tienen actualmente una importante diversidad: algunos tienen timidez, hay quienes se desenvuelven con seguridad; y también quienes atraviesan obstáculos intelectuales, personales, económicos, etc. Una de las piezas que hace la diferencia en el resultado educativo, es la autoestima. Es ella quien aparece como parte clave en los procesos de salud mental. Junto con el autoconcepto y los esquemas de pensamiento: se forman en las primeras etapas de la vida, y tienen repercusión en la configuración emocional y psicológica del individuo. A pesar de todo lo que se ha escrito en las últimas décadas sobre el tema, y de la confusión que existe en términos como autoconcepto, autoaceptación y autoevaluación: sondear la percep-
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Zona 17 Federal de Educación Especial
ción que las personas tienen de sí mismas, nos da una idea de su vivencia interna. Quienes trabajamos en las escuelas, encontramos que las historias de los y las menores impactan en su sensación de logro y valía. De tal forma, la escuela se perfila como un lugar donde de manera equitativa, podemos darle al estudiante el poder de participar, reconocer sus triunfos (por intrascendentes que parezcan). Validarle por lo que es como persona, y no por sus calificaciones o resultados. Incluso el normalizar los errores como parte del proceso de aprendizaje, y hasta como algo deseable para la construcción del conocimiento: vuelve la mirada hacia el proceso ensayo-error como precursor del pensamiento científico. Reconocernos como seres en desarrollo. Normalizar el hecho de tener procesos de crisis, o regularizar lo que ha visto como falla. Dar valor para intentar, crear el clima de confianza, y desarrollar la empatía en las aulas: puede llegar a ser un antídoto de los problemas actuales en la niñez y la juventud. Encomendar al pequeño una tarea que le implique un reto personal, que le motive a salir del caparazón; instarlo cotidianamente a verse con ojos de amor incondicional y autoaceptación. Sin ser condescendiente, el docente ha sido una pieza clave: pues tiene el primer contacto fuera de casa. Percatarse del estado
emocional, los pensamientos de su alumno sobre sí mismo, sobre el mundo en el que vive y sus expectativas de vida. Con diferencias en la crianza, en las familias, en la genética: tiene la posibilidad de sembrar la semilla en ese ser, para que se motive y tenga voluntad. Para que tome decisiones sobre su vida. Se exprese y sea respetado por sus compañeros. ¿Quién soy? ¿Cómo soy? ¿Qué me hace valer como persona? ¿Cuáles son mis logros, mis dificultades, mis pensamientos más poderosos? ¿Cuáles son mis pensamientos más negativos sobre mí? ¿Cómo me siento? Preguntas generadoras, para iniciar un diálogo profundo acerca de lo que hay en el interior y construir desde la empatía y la aceptación.