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VIVIR CON UNA DISCAPACIDAD

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RAMIRO REGALADO

RAMIRO REGALADO

VIVIR

CON UNA DISCAPACIDAD Lic. Irma Yolanda Milanés Barajas Trabajadora social del CAM Tecalitlán

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Dentro de mi experiencia de vivir con una discapacidad músculo-esquelética, como resultado de un problema de salud en mi infancia temprana, donde se me instaló una enfermedad crónico-degenerativa, que me lleva a esta condición, puedo compartir varias cosas: El hecho de tener una condición de discapacidad es una experiencia fuerte y que te va marcando, pues entre otras cosas, al princi-

pio sobre todo, te enfrenta a una lucha constante por vencer los propios miedos, la incertidumbre del presente, del futuro, la relación con las personas “sanas” sus creencias al respecto de una persona “enferma”, lo que sabe o desconoce, lo que imagina, sus experiencias previas.

También viene a ser un gran reto el accesar a diferentes ambientes no incluyentes de la discapacidad, donde a veces a pesar de la preparación académica de las personas, ello no garantiza tener la sensibilidad para ser empático y asertivo con quien tiene una condición así, olvidando que primero es “persona”.

En este camino de vivir y buscar seguir adelante con esta condición debo destacar que se encuentra uno con personas valiosas, ya sea dentro de tu familia, como también en la escuela, en las instituciones, en los grupos de objetivos compartidos, así como en diversos ambientes donde uno se desenvuelve o vas pasando a lo largo de la vida y son gente que te brinda una sonrisa sincera, un buen deseo, o te dan un poco de su tiempo, o te ayudan, o te enseñan, te ofrecen su amistad.

Todo lo anterior, aunado a las situaciones adversas que también se viven, van forjando con la ayuda de Dios, una especial fortaleza, un constante sobreponerse y buscar salir adelante, en la búsqueda de tus objetivos y metas y sin darte cuenta, se va instalando una actitud positiva, valiente y audaz ante la vida, para no dejarte vencer tan fácilmente y si además te permites darte cuenta cómo es que Dios te sostiene, en esos instantes donde también es natural sentir dolor, te cansas, te llegas a desanimar y crees ya no poder, entonces pocas cosas te detienen y te lanzas con alegría a realizar proyectos, a ayudar a los demás.

En el aspecto laboral, tener una discapacidad no ha sido fácil, pues aparte de los naturales altibajos de la enfermedad, está la falta de adecuaciones arquitectónicas en varios lugares donde uno ha transitado y también la poca apertura de algunos docentes que no creen en tu capacidad y otros justo por tu empuje y audacia, se llegan a sentir “movidos” y despliegan algún tipo de hostilidad, cuando en realidad traen batallas personales que no logran librar. También dándose ocasiones donde la carga laboral llega a ser un tanto abrumadora y ello no ayuda a tu condición, sino todo lo contrario.

No obstante, tener una discapacidad y trabajar en Educación Especial, me ha ayudado bastante para conocerme, aprender, evaluarme, crecer y buscar con ahínco el apoyo a los alumnos de parte de sus padres, buscando ser testimonio de lucha y esperanza.

También quiero dejar de manifiesto que es muy importante que quienes tengamos una discapacidad, nos valoremos, conozcamos más sobre nuestra condición, nos apeguemos al tratamiento médico, hagamos una introspección y si nos ayudamos con la fe y la oración, podamos descubrir nuestra misión personal y lleguemos a ser en lo posible agentes de cambio y de ayuda para quienes lo necesitan, siendo ejemplo de que el poseer una discapacidad no limita tus sueños, tus metas, sino que será de una manera “diferente” no convencional y con tu propio sello como tú los alcanzarás y podrás ser feliz y vivir con plenitud, a pesar de que te acompañen frecuentemente el dolor y limitaciones consiguientes, pero con una buena actitud ante la vida y una fe firme, se llega a descubrir en algunos casos el “para qué” de tu condición y se vive con un sentido de vida más profundo y alegre.

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