5 minute read
NIÑOS EXCLUIDOS DE LA ESCUELA?
¿NIÑOS EXCLUIDOS DE LA ESCUELA?
Lic. Demetrio Hernández Llamas Entre las situaciones adversas que se presentan con mayor frecuencia en el trabajo docente de educación básica se encuentra el hecho de que hay ción de los hijos con sus padres son factores que están propiciando este fenómeno entre los niños que asisten a la escuela. A veces por ignorancia o desconocimiento de estrategias de Supervisor de la zona alumnos que no se aplican a las trabajo diversificado algunos 16 estatal de Educación Especial actividades escolares, molestan constantemente a sus compañemaestros caen en la desesperación al enfrentarse a los llamados ros, no permanecen quietos en su problemas de conducta, sobre lugar, piden permiso para salir al todo cuando ya han hablado con baño varias veces en la jornada o los padres del niño o adolescente de plano se salen incesantemen- y no ven cambios reflejados en el te del aula de clases y hacen caso aula. Es cuando inicia a maquinaromiso a la autoridad del maestro. se poco a poco un proceso de exLamentablemente esta situa- clusión del alumno, inicia la idea ción es cada vez más recurrente de hacer un “cambio de escuela”, en la actualidad, la nueva orga- justificados en las conductas arrinización familiar, el creciente ba descritas, ya que irrumpe el número de madres solteras y los desarrollo de las clases y alteran periodos prolongados sin interac- el orden. Es así como se consuma
Advertisement
en muchos casos una exclusión en el marco de “legalidad” institucional. En este proceso también se llegan a presentar disputas entre maestros y padres de familia culpándose mutuamente al grado de las demandas y las agresiones.
Sabido es que hoy en día es sancionado cualquier acto que prive a los niños el derecho fundamental a la educación en nuestro país, sin embargo con un seguimiento registrado en las bitácoras, boletas o portafolios de evidencias de los alumnos, de los intentos por solucionar la situación y sin logro de modificaciones de conducta, ya algunos niños han sido cambiados de escuela, como una “estrategia” que más parece el juego de la papa caliente y una acción que “desaparece” el problema del profesorado y que agrava el de los padres de familia.
Una de las formas para prevenir que esta situación se generalice puede ser la realización de un trabajo conjunto entre los maestros, psicólogos, neurólogos o psiquiatras, con los padres y los alumnos en esta situación. La comunicación constante entre cada especialista proporciona mejores herramientas o tácticas para ir eliminando estas situaciones que incomodan significativamente a todos los actores del hecho educativo, es un proceso paulatino no tan rápido como es el deseo de todos, salvo raras excepciones.
Para evitar que este escenario se siga repitiendo, habría que considerar primero que el maestro en cuanto perciba este fenómeno lo haga de conocimiento de sus padres, no con el afán clásico de regañarlos o de acusarlos o culparlos de la situación sino en una invitación a que asuman como una tarea conjunta la situación problemática, en una intención de tratar de entender las causas que pudieran desencadenar las conductas del alumno, evitando caer en juicios apresurados, y posteriormente derivar lo más pronto posible a un psicólogo o un especialista el caso sería lo más adecuado, ya que esperar a que mágicamente desaparezca el problema solo lo hará más grande, debido a que prolongar el tiempo de la atención trae mayor enconos entre el alumno y el maestro o entre los maestros y padres de familia, incluso entre los mismos alumnos.
El maestro es un especialista en evaluar y determinar las necesidades formativas de sus alumnos, el docente está obligado a hacer una evaluación inicial donde determina los aprendizajes que el niño o adolescente ha logrado hasta ese momento y los estilos de aprendizaje, es decir la forma más adecuada en que sus alumnos aprenden mejor, sin embargo no está facultado para hacer un psicodiagnóstico, como determinar si un alumno tiene una discapacidad intelectual o un Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad o alguna otra alteración psíquica, pero sí puede describir en términos pedagógicos las conductas que presenta, su forma de participación y convivencia con sus compañeros o maestros, es decir sus habilidades socioemocionales, esta información es muy importante para el psicólogo o neurólogo ya que en los consultorios no se muestran las mismas conductas que en el contexto de la escuela, así como no se muestran las mismas conductas en casa y en el aula.
De igual manera el psicólogo con el estudio realizado al alumno tanto en aspectos emocionales como en los aspectos cognitivos podrá, y es lo más recomendable, brindar sugerencias en el manejo del alumno durante la clase y en casa. Mantener la comunicación profesional con la ética que amerita dará mejores resultados tanto en la inclusión del alumno como en la construcción de un trabajo conjunto entre padres y maestros, para el desarrollo integral del menor.
Dentro de las recomendaciones que más frecuentemente se le ofrecen a los maestros es que tengan a la mano una lista de posibles instituciones o especialistas a los que pueden sugerir a los padres que los atiendan, que aborden de manera individual al alumno para conocer en entrevista privada sobre las circunstancias que están llevando a este desorden en la clase; a veces el hecho de que el menor se sienta escuchado permite consolidar una “complicidad “productiva. Otras de las sugerencias que también se proporcionan al docente es que propicien que se clarifique a los alumnos sobre los propósitos concretos por los cuales van ellos a la escuela, no quedándose con la típica respuesta de que van a estudiar, o a aprender simplemente sino de cómo estos aprendizajes les brindan en el corto plazo ciertos beneficios, muchos alumnos solo van a la escuela porque sus padres los mandan o a veces dicen para tener un trabajo mejor cuando sea grande, pero pocas veces se pone al descubierto las ganancias que ellos obtienen con el aprendizaje y por ello no le encuentran sentido.
Sin embargo es necesario considerar que cada caso es diferente y debe abordarse como único a efecto de no caer en generalizaciones apresuradas para poder incidir directamente en los cambios necesarios para un mejor desarrollo de los alumnos y evitar su exclusión de su derecho a la educación.