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DOCENTE, UN REFLEJO DE VIDA

“Contribuir a la educación, es solo una parte del paisaje que pocos saben apreciar”

Mtra. Gloria Angélica Guzmán Reyes

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Catedrático del Centro Regional de Educación Normal

Cuando se habla del “Docente” es preciso decir que: el profesor, maestro o docente es una persona común como cualquier otra, con la diferencia de que en su momento eligió ser parte de un proceso en el que se exige un alto sentido de dedicación en la labor que desempeña con interferencia en todos los ámbitos de la vida personal cuando los límites del actuar docente se rompen. A través de la historia de la educación se reconoce la importancia del docente como uno de los principales actores en los procesos de enseñanza - aprendizaje pero no solo tiene que ver con el hecho de preparar la enseñanza y desarrollarla en las aulas, sino también con su forma de ser, actuar e interactuar desde lo personal a lo social para generar las condiciones para la intervención, pues el hacer docente siempre estará ligado a la personalidad, al ser humano, a lo que se es tanto física, intelectual, emocional y socialmente.

Formar parte de la docencia implica no perder de vista el compromiso de contribuir a la educación y exige tener presente la diversidad educativa existente en las aulas, los cambios generacionales, la transformación de la enseñanza, la formación personal, la profesionalización y el respeto y amor a esta labor; pero no es un compromiso particular sino general en el que se tiene la oportunidad de coincidir con diferentes personalidades, alumnos profesionistas, compañeros y amigos que hacen de este viaje una aventura en la que sus aportes nos aligeran o dificultan el camino hacia la contribución de la mejora educativa desde las redes que se construyen en el proceso educativo.

En la actualidad ser docente conlleva combinar un sinfín de actividades ante la realidad latente de nuestros días, pues el hacer docente no se reduce solo a la enseñanza, sino también al actuar, compartir, estar y habitar en un espacio de interacción en la cotidianidad de la vida. Antes de ser docente se fue o se es: persona, amigo, alumno, padre. Pero se vuelve fácil solo escribirlo porque al vivir y experimentar estas etapas en combinación con el ser docente requiere de la puesta en práctica de una serie de elementos que permitieron la vida a nuestro ser personal, docente y social; libertad para elegir, seguridad de ser capaz, valor para persistir, empatía para comprender, responsabilidad al actuar, respeto para valorar y amor para disfrutar de esta labor, que desde esta perspectiva más que una labor es vocación.

Ser docente es solo un reflejo de vida, porque no solo se reflejan las acciones de la docencia sino que van involucrados reflejos de nuestro ser personal, social e intelectual y que nos hacen participes de procesos en donde no podemos ser solo docentes, a veces nos toca ser guías y acompañar el proceso de nuestros alumnos, como si fuéramos: padres, amigos y hermanos; pero siempre desde la empatía sin rebasar los límites del acompañamiento, desde la posición en la cual interactuamos en el proceso educativo. Las relaciones que se establecen entre docentes y profesionistas en este ámbito se vuelven una parte fundamental no solo en la vida escolar, en estas relaciones se interactúa también como: compañeros, amigos y familia pues los lazos que se forman trascienden al contexto familiar y que en la naturaleza del ser son inevitables.

Es importante entonces tener presente que al hablar del docente, no solo es hablar de su labor en el contexto educativo, pues la trascendencia de su hacer pareciera que no tiene fronteras, más que las que él mismo se quiera poner. El docente es una figura social que está ligada a un sinfín de acciones de alto impacto en diversas áreas de la sociedad (política, religión, economía, cultura) y que a través de los años lo podemos visualizar como como un agente capaz de generar cambios importantes en la vida de los seres humanos y que pocas personas saben apreciar y reconocer. Por ello contribuir desde la educación a la construcción de una sociedad pensante, libre, con valores, con corresponsabilidad de actuar para generar una mejora en el paisaje educativo, el ser docente se convierte en uno de los actores principales, que no se puede desligar del individuo que se es, fue y será a lo largo de su trayectoria incluso de su historia de vida.

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