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No pares, sigue
idera un proyecto único que sin duda va a revolucionar el pa-
Lnorama musical a lo largo y ancho del mundo. Su nombre es Guillermo González, y es presidente de Warner Music Iberia, con responsabilidad en España y en Portugal. Pocos directivos como él he conocido con tal capacidad de explicar de forma más sencilla conceptos tremendamente complejos y a la vez tan rabiosamente vanguardistas como el proyecto del cual me habla en esta entrevista: The Music Station. Prefiero que sea él quien lo explique a los lectores de Esquire. Me permito solo añadir que mi protagonista de hoy es, sin duda, uno de los mejores exponentes de lo que llamamos en esta sección Re-volver, porque encarna, como pocos líderes empresariales, en qué forma la pandemia nos ha hecho más fuertes en muchos aspectos y ha cambiado elementos claves de nuestra forma de vivir, de trabajar y de relacionarnos con el mundo hasta límites insospechados. ESQUIRE: ¡Qué ilusión me hace estar con alguien que se dedica a la música! Sigue habiendo mucha gente que se pregunta si se puede vivir de la música. Pues parece que sí, que es posible. En Warner acabáis de inaugurar un proyecto espectacular, The Music Station, del que quiero que me lo cuentes todo porque una estación de la que casi nos habíamos olvidado es objeto, de repente, de uno de los proyectos más bonitos de la capital y de España. GUILLERMO GONZÁLEZ: En realidad es mucho más, porque no existe nada igual a lo que hemos hecho en el pasado. Hemos creado un lugar, un centro de encuentro tanto para artistas y autores como para profesionales de la música, para músicos y productores, y también para todos los amantes de la cultura que quieran encontrarse allí para crear juntos. Llevamos mucho tiempo trabajando en ello con mucha ilusión. La pandemia nos trajo muchas cosas malas, pero también nos dio la oportunidad de hacer cosas diferentes. Hemos abrazado un cambio, y debo agradecerlo a los profesionales que tengo en Warner, que desde el primer momento vieron la proyección de todo esto. ESQ: ¿La idea nació en primer término por parte de ADIF o de Warner? ¿Dónde se gestó la idea de convertir la Estación del Norte en algo tan espectacular? GG: Por hacerlo corto, nosotros tenemos relación con Luis Álvarez, de Wonderland, un gran empresario teatral y un gran productor de teatro que nos invitó a ver el lugar allá por 2015. Recuerdo haber entrado en la estación con miedo a que se me cayera el techo encima porque el mal estado en el que se encontraba el edificio era increíble. La fachada ha requerido un trabajo ingente. El edificio estaba intacto, pero el interior estaba casi derruido desde hacía casi cuarenta años. Luis nos contó su idea de restaurar la estación y nos apeteció formar parte de un proyecto tan ambicioso y liderar la parte musical. En Madrid no existe ahora un espacio de dos mil personas, tan competitivo en términos de sonido, visibilidad y calidad, como el que hemos logrado hacer ahora. En 2015, viendo el lugar, era muy difícil pensar que se pudiera hacer porque era complicado medir el nivel de inversión necesaria. Lo cierto es que nos embarcamos con él, que ha hecho un extraordinario trabajo de liderar la búsqueda de inversores, y en 2020 estábamos a punto de iniciar ya la operación de explotación
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del teatro y de la sala de conciertos y llegó la pandemia. Había ya una serie de empresas semiestablecidas allí, en las torres, con algunos proyectos más vinculados a la parte teatral. Con el miedo que se generó, surgió el cuestionamiento del propio espacio y de cuánto tiempo duraría esta desgracia, porque no sabíamos con esa incertidumbre si embarcarnos en un proyecto de inversión. Nos dimos cuenta de cómo la necesidad de espacio físico ya no era la misma y de cómo se podía trabajar bien y con eficiencia de forma digital. Hay cosas positivas y otras negativas, obviamente, del trabajo digital, pero me quedaré con la parte positiva, porque la otra todo el mundo la intuye. La comunicación fluye más, por ejemplo. “Me gustaría llevar Conversaciones que antes ben estructurarse mucho eran de pasillo demás. Empezamos The Music Station para ello a organizarnos mucho mejor manera mucho más concienzuda. y de a su máximo ESQ: Lo que me parece maravilloso de este exponente, que se proyecto es que ponéis artistas vuestro espacio. a disposición de los creen el mayor GG: Así es. se trataba Lo primero que pensamos es que de una oportunidad que dábamos número de a los artistas. ¿Cómo era posible que dos estos años no hubieran tenido un en toespacanciones y que cio? que A partir teníamos de ahí, nos dimos que desarrollar un cuenta de lugar que esto lleve a un les resultara atractivo, que les diera servicio y que supusiera un valor adicional en la relacambio a nivel ción con nosotros. Las empresas tienen una internacional” falta de detalles visión a la hora de prestar que parecen superfluos o atención a que no tienen un vínculo real con el negocio de la empresa, pero hay un punto de satisfacción del empleado y de su motivación, porque al final estás ahí un montón de horas: el tener luz, el contar con un espacio agradable y creativo, sobre todo en nuestro sector, hace que estés en una predisposición de crear y te dota de un nivel de energía completamente distinto que si estás en otro espacio. Ahí me di cuenta de que la pandemia trajo un montón de cambios y de que habría dos formas de volver a la realidad: volver a ser los que éramos o ser los que queremos ser. ESQ: ¿Qué propósito o qué objetivos queréis, como empresa, conseguir con este proyecto? GG: Hacia nuestros profesionales, enseñarles que nuestra mentalidad es de plena confianza en ellos y que puedan realizar su tarea de la mejor manera posible. Trabajamos con personas que deben estar llenas de energía y con la mejor motivación posible. Respecto a nuestros artistas, nuestro valor tiene que ser el de que hay un equipo detrás: qué podemos aportar, en qué podemos ayudarles y cómo dotarlos de un valor estratégico para que su marca crezca con los años.Warner está siendo pionera en cómo nos estamos abriendo a la cultura, a nuestros artistas y a nuestros valores. ESQ: Hablemos de música. España ha vuelto al mapa de Eurovisión con Chanel. ¿Cómo lo valoras? GG: TVE ha hecho una labor increíble de conexión con el público en estos últimos años. Los servicios de streaming han logrado democratizar la música y permeabilizarla hacia capas mucho más amplias de la sociedad. Lo he notado con mis tres hijos. Parecía que estábamos viendo el Mundial de fútbol. La calidad del festival ha subido también extraordinariamente, desde el punto de vista de producción, de composición... A nivel artístico, incluso más. La gente lo nota. Si

CHUS CASARRUBIOS (THE ARTIST TALENTS, KEKA) COORDINACIÓN ALICIA QUINTANERO MAQUILLAJE Y PELUQUERÍA GUILLERMO JIMÉNEZ ASISTENTE DE FOTOGRAFÍA
ofreces producto de calidad, ves que la gente no es tonta y se está consumiendo mucha más música. Tenemos también servicios como TikTok, que durante la pandemia se ha erigido como una de las principales plataformas que nos están ayudando a comunicar. ESQ: Se cumplen 60 años sobre los escenarios de los Rolling Stones, a los que hemos tenido la fortuna de ver en el Wanda Metropolitano. ¿Qué te parece? GG: Es un ejemplo de admiración, de dedicación, de esfuerzo y de ilusión. Acaba de salir, por cierto, a la venta la gira de Bruce Springsteen, otro ejemplo a seguir no solo en la música, sino en la vida... ¡Con la edad que tiene! ESQ: ¿Hablamos de una época que ya no volverá? GG: Es complicado. El mundo con la pandemia se ha acelerado. Consumimos mucho contenido, pero cada vez más corto y en el que mantenemos cada vez menos la atención. Con esta democratización de la música y esa mayor penetración, hay mucho más contenido y ha cambiado el reto del artista. Antes había menos canales de difusión, de más difícil acceso y siempre a través de una discográfi ca. Ahora hay tal cantidad de canales y de tan fácil acceso, con un volumen casi infi nito, que va a ser mucho más complicado que existan unos Rolling Stones del futuro tal cual los de antes. De hecho, para nosotros, como industria, está siendo un reto desarrollar este tipo de carreras como hacíamos en el pasado. Esto hace que nuestra labor en el corto plazo pueda no ser bien evaluada, pero el hecho de tener un gran equipo detrás, a largo plazo, puede hacer que las carreras que se consoliden sean las que se piensen a largo plazo y no a corto. ESQ: ¿Entrenáis a los artistas para ser exitosos? GG: A los artistas no hay que enseñarles. Nosotros intentamos no contener el talento, pero sí encauzarlo. Siempre les decimos que no podemos enseñarles lo que funciona porque eso es muy difícil, pero somos buenos en el aprendizaje del fallo, sabemos lo que falla porque el éxito solo se construye en base a conocer eso. Esa es la forma en la que perfeccionamos la manera en la que se lanzan las cosas. A veces los artistas vienen con unas intuiciones que superan las realidades del mercado y tenemos que ser inteligentes en saber arroparlos, apoyarlos y, si es necesario, guiarlos. ESQ: ¿Puede ser positiva para la música esta revolución pospandemia que hemos vivido? GG: Me cuesta decirte que haya algo positivo en todo lo que hemos vivido. Muchos artistas han sufrido, a otros les va a costar volver al punto en el que se quedaron a nivel creativo. Es verdad que ha habido más creatividad o más producción de canciones, pero ello no tiene que estar necesariamente ligado a la calidad. No olvidemos que esto no ha acabado aquí. Estamos en un proceso de recesión enorme, y es una pena, porque este es un sector que sufre mucho y sentimos que es el menos apoyado. Lo perdido por muchos artistas no lo van a recuperar, y aunque ahora están saliendo al directo para intentar recuperar también el tiempo perdido, la oferta es excesiva, en un momento en el que sufrimos una enorme infl ación. Me temo que no va a ser un año fácil y nos va a tocar sufrir aún algo más. ESQ: Como empresario y como directivo, dentro de la imprescindible colaboración público-privada, ¿qué pedirías a la Administración? GG: Estamos gravados con un IVA muy alto y esto nos penaliza enormemente, sobre todo a los artistas en directo. Ahí pediría ayuda, pensando también en el consumidor. Hay mucha gente que trabaja muchas horas, con una satisfacción laboral inferior, pero también tenemos derecho a tener un poco de ocio, precisamente por esta razón. Creo que sería una forma de ayudarnos un poco todos. ESQ: Tienes tres hijos adolescentes. ¿Cómo crees que será el público del futuro?, ¿qué crees que demandará?, ¿está volviendo el vinilo? GG: Hombre, el vinilo está creciendo, pero también sus costes de fabricación. Creo que el vinilo está más en nuestra cabeza que en la de nuestros hijos. Ahora estamos pensando en la web 3.0, estamos pensando en el metaverso, en cómo se va a consumir la música en esos nuevos ecosistemas. Nuestros hijos pasan muchas horas en esos ecosistemas, que no llegan a ser un metaverso, pero son un universo en sí mismos. El consumo virtual es para ellos una necesidad. Llegan a su conocimiento artistas que no están ni siquiera en TikTok, por ejemplo, sino en esos universos en los que están metidos a través del juego. El consumo de música va a ser más experiencial, y va a tener mucha infl uencia también el coleccionismo digital muy ligado al blockchain. ESQ: ¿Qué esperas del proyecto The Music Station? GG: Sentir lo que sentimos el primer día, que fue muy bonito, pero llevado al máximo nivel. A través de una aplicación se puede entrar 24 horas al día siete días a la semana. Entrar y encontrarte con artistas tomando una cerveza, o en una sala de composición o haciendo una escucha, y en otra sala encontrar a tu equipo esperando genera un dinamismo increíble. Sentir eso es una maravilla. Me gustaría llevarlo al máximo exponente, que se creen el mayor número de canciones y que esto lleve a un cambio a nivel internacional.

“Estamos gravados con un IVA muy alto y esto nos penaliza enormemente, sobre todo a los artistas”, recuerda Guillermo González.
CLASSIC ABRIL, 1995 No hay más preguntas, señoría
Fíjate a la derecha en el hombro de Depp: se atisba el tatuaje que se hizo cuando salía con Winona Ryder (“Winona Forever”) y que modificó cuando se dejaron: “Wino Forever” (‘Siempre borracho’). Genio y figura.
Muy probablemente, si hoy en día apareciera cualquiera de nuestros protagonistas fumándose un pitillo en la portada, acabaríamos toda la redacción en una cárcel turca. Pero, ey, aquello era 1995 y si ibas al médico, probablemente se estaría echando un pitillo en la consulta. El caso es que Johnny Depp, en su primera portada para Esquire USA (luego haría unas cuantas más), aparece posando como si acabara de levantarse de dormir la mona, y esa es la gracia: que te crees a Johnny Depp así. Era abril de 1995, y él tenía 32 años y una carrera ya bastante prolífica y de calidad (Eduardo Manostijeras, Ed Wood, ¿A quién ama Gilbert Grape?), aunque nada que ver con lo que vendría después. Eso sí, ya había dado pistas a todo el mundo sobre su, ejem, particular personalidad. La entrevista corrió a cargo de David Blum, escritor neoyorquino, y como allí no se andan con tonterías, comienza su texto relatando pormenorizadamente la reciente ocasión en la que el actor había destrozado la suite presidencial de The Mark Hotel en Nueva York (por la que pagaba 2.200 dólares la noche). La historia se cuenta sola: acabo en el cala-

bozo, pagó una bonita fianza y todos los destrozos... y hasta la siguiente juerga. Por aquel entonces mantenía una relación (nada tóxica, qué va) con la modelo Kate Moss y eran la pareja de moda: jóvenes, guapos, con mucha afición a la nieve, polémicos y extraordinariamente buenos en su trabajo. Ahora todos tenemos la imagen de su último juicio con Amber Heard y pensamos: “Se le ha ido la pinza”. Nada más lejos de la realidad. Johnny Depp siempre fue Johnny Depp, en lo bueno y en lo malo.
