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UN PEQUEÑO HOMENAJE A UN MAESTRO DE LA VIDA

quizá el más inquieto de todos sus hermanos y la obediencia no era su don. Por ello recibía con aplomo, debido a las travesuras que llevaba a cabo, las regañinas de su disciplinado padre y maestro de escuela. A pesar de criticar a su padre por las broncas que recibía, lo imitaba en muchas cosas como casi todos los niños, pues tanto en aquella época como ahora los padres y madres seguimos siendo los referentes de niños y niñas en su aprendizaje.

En nuestras comidas familiares, y siempre con una voz muy alta por encima de todos los demás, relataba con un malentendido orgullo como en plena guerra civil, con aproximadamente 9 años, había conseguido un revólver, pues si su padre llevaba uno para defenderse, él pensaba que también debía llevarlo, aunque no lo hubiera usado nunca. Lo escondía por las noches en el techo de su habitación hasta que un día llegó y el arma no se encontraba allí, pues su padre que, junto a su madre, lo conocía mejor que nadie se lo requisó sin apenas mencionar nada de lo ocurrido quizás culpable de haber sido ejemplo de tal actitud.

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Ya de adolescente y en plena dictadura de Franco, le gustaba escaparse por la ventana a las fiestas de los pueblos y siempre era el encargado de organizar fiestas como el Entroido (Carnaval), que incluían bailes y peleas; “fechorías” de Salvador, tal como me contaban sus hermanas el día de su entierro, disculpándolo pues no eran más que travesuras propias de la edad y de la represión de la época.

A la edad de 18 años inició sus estudios de la carrera de Magisterio, aunque no por vocación, sino porque su padre lo persuadió, las opciones estables no eran muchas, y su paso por el seminario diocesano no le había convencido en absoluto, así que optó por la misma profesión de dos de sus hermanas, dejando de lado la profesión de sacerdote que sí había elegido uno de sus hermanos.

En el año 1951 y a la edad de 23 años se graduó en la Escuela de Magisterio de María Pita de A Coruña, la cual sería su ciudad de adopción durante la mayor parte futura de su vida, e inició su etapa de maestro de escuela que perduró 14 años y de la que guardaba un buen recuerdo, pues siendo interino tuvo la suerte de enseñar a muchos niños y niñas emulando los pasos de su padre.

En la imagen se puede apreciar la diferencia entre la escuela de aquella época y la de ahora, pese a que muchos se nieguen en apreciar dicha evolución, en la que las TIC era convencer al alumnado de que escucharan la radio para estar informados de las noticias, la Coeducación era convencer a las niñas de que algún día podrían tener su propia profesión y que debían ser tan cultas como los niños, la Educación Emocional era ayudarles a vivir con la idea de que sus familiares habían sido ejecutados en cunetas, la Innovación Educativa eran el mapa y la tiza, o el STEAM era el uso óptimo del globo terráqueo.

En una época en la que no había ordenadores ni mucho menos móviles mi abuelo enseñaba valores que a mi juicio nunca deberían pasar de moda, tales como el esfuerzo, la constancia, la perfección en las tareas, la disciplina, el respeto, los modales, la familia, la puntualidad, etc., mientras percibía sueldos de en torno a las 15.000 pesetas anuales.

Todos estos valores los pudieron aprender niños y niñas de las localidades de Piñeiro (Santiago) en el curso 1953-1954, en San Roque (Corcubión) en los cursos 1956-1957 y 1957-1958, en Codeso (Rois) en el curso 1958-1959, en Castenda (Tordoia) en el curso 1959-1960, en Alfabetización de adultos en el curso 1963-1964, en Bugalleiros (Gonzar) en el curso 19631964 y como Maestro Interino Volante en su última etapa en los cursos 1964-1965 y 1965-1966.

Fueron años duros para todos, incluidos los docentes, pues el franquismo pretendía borrar todos los aspectos de renovación y avance educativos, además de intentar formar leales súbditos de la nueva España que se estaba construyendo, donde los maestros y maestras tenían un papel muy delicado que jugar. Ello

debería ayudarnos a reflexionar, pues en algunos foros se escucha que los docentes en la actualidad no tenemos demasiada libertad.

Yo al menos no he sentido nunca eso en mi expe-

riencia como docente, donde lejos del adoctrinamiento siempre hemos tenido la libertad, junto al alumnado, profesorado y familias de expresar nuestras opiniones y sentimientos.

Durante años y hasta la vejez luchó por el reconocimiento de sus años cotizados por interino, para el cálculo de la pensión. Siempre fue un reivindicador, luchaba contra la opresión y cualquier norma que consideraba injusta, y hemos podido rescatar escritos suyos en los últimos años dirigidos a la administración que redactaba con esmero a la edad de 89 años, pues siempre defendió que su pensión no era correspondiente con toda la dedicación y el trabajo que había desempeñado a lo largo de su vida. Actualmente los interinos han conseguido muchas de sus reivindicaciones hacia su estabilidad y retribuciones, pero sin duda los primeros peldaños los pusieron los maestros de la época del franquismo, como mi abuelo.

Ya en el año 66 y a la edad de 38 años, ya fallecido su padre, quiso emprender otras aventuras con su maravillosa mujer y compañera de vida Lourdes, cuyas cenizas pidió que fueran enterradas junto a él, y es ahí cuando comenzó su labor como maestro de la vida, al menos de cara a mi aprendizaje como persona. Reconoció que su labor como docente había culminado, reflexión que debería tener todo docente que pierda la ilusión en la enseñanza, y decidió emprender nuevos negocios como autónomo.

Se convirtió en agente fundador de varias compañías de seguros, estableciéndose en A Coruña donde crecieron sus hijos Esther y Pedro, pasando muchas tardes en el Bar Marabú donde charlaba horas y horas tomando café con Pepe el camarero y tantos amigos que tenía, algunos de los cuales le decepcionaron años después debido a lo confiado que era en la bondad de la gente. Aproximadamente 24 años después y como buen emprendedor fue pionero, creando su propia empresa de correspondencia comercial, que heredaría su hijo Pedro cuando se jubiló. Fue un hombre de gran personalidad, al que le gustaba enseñar a los demás cómo debía ser la vida y como debían actuar los políticos que nos gobernaban. Siempre fue un amante de la innovación, recuerdo que compró uno de los primeros modelos de móvil Motorola que salió al mercado, mientras nos lo enseñaba a los nietos explicándonos como eso formaría parte de nuestro futuro ante nuestra estupefacción; y con más de 90 años todavía quería seguir sosteniendo en su mano un Samsung de última generación mientras nos mandaba WhatsApps, navegaba por las redes sociales o hacía sus compras en Amazon.

Aficionado al fútbol y fiel seguidor del R.C. Deportivo de la Coruña asistía al estadio en su propio coche, pues conservaba su carnet superando con éxito todos los años el correspondiente psicotécnico, acompañado siempre de mi abuela en el estadio hasta que Dios se la llevó, consiguió el título de Socio de Oro y asistía gratis con orgullo al estadio de Riazor los últimos años de su vida. Vivió su ascenso, sus títulos y sus descensos siempre con orgullo y acompañado de su familia y amigos.

A él siempre le hubiera gustado relatar sus historias y aventuras a lo largo de su vida y que se hubiera escrito un libro de ello, pero estaba tranquilo porque consideraba que aún tenía tiempo para ello, optimista como era: “solo tengo 93 años, cualquier día lo escribimos”. Espero que este pequeño artículo le hubiera gustado también y que pueda leerlo desde el cielo.

Como docente he aprendido muchas cosas de él, tuve la suerte de que me acompañara a la entrega de los Premios Educa a Mejor Docente hace pocos años, y no solo aprendí los valores ya mencionados sino también valores como: la formación continua para progresar en el trabajo, la lucha por alcanzar los sueños, el no darse nunca por vencido, etc. y poder hacerle llegar esta visión a mi alumnado ha sido todo un placer y un orgullo para mí, al igual que él siempre se ha sentido orgulloso de mis Proyectos STEAM y viajes

de estudios a California, los cuales estoy seguro de que no hubieran sido posibles sin su visión y sus enseñanzas, junto a las de mis queridos padres y otros tres abuelos.

P.D: Sería un excelente trabajo e iniciativa que nuestro alumnado hiciera un breve trabajo como este acerca de la vida de sus abuelos, ahora que pueden disfrutar de ellos sin esperar a que fallezcan y puedan aprender de su experiencia, tanto de su vida como de la historia de España u otros países, tal como yo lo he hecho.

Si algún lector lleva a cabo esta iniciativa o alguno de los alumnos o alumnas de mi abuelo se reconoce en las imágenes y desea mandarme un mensaje a mí o a mi familia pueden hacerlo a martinez.seoane@gmail.com

SALVADOR SEOANE RAMÍREZ

También nos enseñó que las personas pueden cambiar y él lo demostró con su propia persona, pues a medida que pasaban los años se volvía más tierno, dejando atrás aquellos años en los que reconocía no haber atendido como era debido a su mujer y con cuya pena se fue a la tumba, y más familiar deseando que su familia se reuniera con más asiduidad y por ello estas navidades nos reuniremos toda la familia en su memoria recordando las aventuras y anécdotas de mi abuelo que según él servirían para llenar un libro entero.

Salvador podía presumir de ser independiente pese a su edad, pues vivía solo en el piso que compró con mi abuela, que se negaba a vender pues quería que lo heredaran sus hijos, cuidaba a sus nietos y bisnietos cuando podía, cocinaba con majestuosidad y se encargaba de la limpieza y mantenimiento de su piso del cual era el presidente de la comunidad de vecinos, entre otras muchas cosas.

Mi abuelo, que había superado un cáncer de estómago y sobrevivido a una pandemia, falleció accidentalmente acompañando a su hijo en su trabajo. Le gustaba estar activo y sentirse joven y aunque andaba con bastón se sentía útil ayudando a la familia o arreglando cosas que quizá era su mayor virtud como manitas y la cual intentaba trasladarnos a las futuras generaciones.

Ese fatídico día no se dejó ayudar como de costumbre y de una mala caída de la furgoneta de mi tío nunca más se pudo levantar, mientras pronunciaba sus últimas palabras “No me ayuden, tengo que poder levantarme yo solo”, que reflejaban cuál era su carácter, fiel al esfuerzo y la autonomía hasta el día de su fallecimiento. ¡D.E.P. Salvador!

La narrativa verbal e icónica del cómic para educar en valores

JOSÉ LUIS ABRAHAM LÓPEZ

José Luis Abraham López (Cartagena 1973) es Diplomado en Biblioteconomía y Documentación por la Universidad de Murcia, Licenciado en Filología Española en la Universidad de Granada, Doctor en Filología Hispánica por la Universidad de Murcia.

Actualmente es profesor de ESO-Bachillerato en el IES “Diego de Siloé” de Íllora (Granada)

Autor del ensayo Antonio Oliver Belmás y las Bellas Artes en la prensa de Murcia. Se ha encargado de la edición crítica de títulos como Recuerdos del Teatro Circo. Recuerdos del Teatro Principal de José Rodríguez Cánovas; Poesías de José Martínez Monroy; Más allá del silencio. Los ojos de la noche. Viento en la tarde de Mariano Pascual de Riquelme; Poesía esencial de Antonio Oliver Belmás; Infierno y Nadie: antología poética esencial (1978-2014) de Antonio Marín Albalate.

También de la plaquette Contra el olvido, palabras. Miguel Hernández, Adán solitario y el estudio Los toros en la obra de José Rodríguez Cánovas: entre el periodismo y la literatura.

En el terreno educativo ha coordinado el volumen La Fábula: propuestas didácticas y educativas (Edisur, 2009), Alfarería y Cerámica: un espacio para aprender y enseñar (del taller al aula) (Diputación Provincial de Córdoba, 2016) y El olivo en la poesía de Miguel Hernández: hacia una práctica educativa interdisciplinar (Anaya y Fundación Cultural Miguel Hernández, 2017).

Es autor de la guía de lectura Por tierra, mar… y letras: Miguel Hernández y Cartagena (Editorial Raspabook, 2019). Ha elaborado Cuadernos de PMAR. Ámbito Lingüístico I y II (Editex, 2016). jlalopez73@yahoo.es

PRESENTACIÓN El cómic supera su mera función de entretenimiento para convertirse en un potencial recurso educativo, en una sugestiva fuente de motivación y estimulación de la lectura a edades tempranas, siendo la historieta muchas veces lectura previa para otras más complejas, además de asentar en el individuo una competencia lectora más que aceptable (Ujiie y Krashen, 1996, pp. 51-54). Parece estar siempre en apogeo, cada vez más receptivo a otro tipo de historias, de epopeyas y de héroes, distintos a los tradicionales, y que lo sitúan muy por encima del convencionalismo que lo sitúa uno entre los “géneros menores”, abriéndose paso merecidamente entre el mundo tanto científico como educativo. Son muchos los trabajos que existen entre la comunidad educativa del valor de la historieta como “un excelente medio de iniciación para la lectura crítica de la imagen, para su análisis y para la creación artística y literaria” (Martín, 1987); aspectos estos (lectura, análisis y creación) que queremos fomentar con nuestra propuesta. Además de su finalidad básica de distraer, y aunque las necesidades sociales lo hacen más bien instructivo, lo que significa que busca dejar una enseñanza (Rodríguez Diéguez, 1988, p. 52).

La lectura que proponemos es Superhéroes de recreo, de Rafael Jiménez y Zaviev, editado por Carmona en viñetas. Básicamente la historia gira en torno a un centro educativo, en el que conviven dos pandillas de adolescentes que acaban por enfrentarse en la calle. El grupo de los frikis cuentan con la ayuda de Sara, una joven estratega que detecta el punto débil del otro grupo para terminar con sus abusos.

OBJETIVOS  Favorecer la alfabetización visual, relacionando dos lenguajes diferentes, el escrito y el gráfico.  Adquirir nuevo vocabulario.  Mejorar la capacidad reflexiva y crítica.  Fomentar el hábito de lectura, así como la creatividad mediante la producción textual.  Reconocer el código verbal y no verbal, sus diferencias y aportaciones.

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