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LA MAGIA DE APRENDER EN COMUNIDAD

Creo que puedo decir que, por primera vez en mis casi 20 años de docencia, tengo la inmensa suerte de compartir mi día a día con unos magníficos profesionales que comparten la misma visión que yo de la educación, que creen en una escuela inclusiva (inclusiva de verdad), abierta a las diferencias, abierta a todo el que quiera entrar en ella… un equipo que cree en todas y cada una de las personas que lo componen… un colegio en el que me siento, no solo libre para trabajar del modo en que me gusta sino que, además, me siento apoyada, respaldada y valorada en cada paso que doy.

Pero al margen de sentimientos y emociones (que al final es lo realmente importante), hablando en el plano meramente profesional, este nuevo destino me ha dado la oportunidad de descubrir la magia de aprender en comunidad.

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Todavía hoy en día, las Comunidades de Aprendizaje son desconocidas para muchos de los docentes (yo misma, hace un año, había oído hablar mucho de ellas, pero desconocía realmente su filosofía) y, con el corazón en la mano os diré que me parece imprescindible que todo docente tenga la oportunidad de vivirlas, porque en este tipo de coles no se va solo a “trabajar”, se va a vivir y a disfrutar a fondo de todo lo que supone “ser maestro”.

Este curso he aprendido muchísimo y he descubierto cosas maravillosas que desconocía. En este sentido, cabe destacar las actuaciones educativas de éxito características de este tipo de centros, que no son más que una serie de prácticas que, comprobadamente, aumentan el desempeño académico y mejoran la convivencia y las actitudes solidarias de todas y cada una de las personas que conforman la comunidad (tertulias dialógicas, grupos interactivos, biblioteca tutorizada, formación de familiares, etc.).

Como ya he dicho antes, creo que todas estas actuaciones son dignas de conocer y de llevar a cabo en los centros (sean o no CdA), pero me gustaría hacer especial hincapié en una de estas actuaciones que me parece especialmente interesante en la etapa de Educación Infantil: los grupos interactivos.

Éstos son una forma de organización del aula que consiste en el agrupamiento del alumnado en pequeños grupos heterogéneos (nosotras hacemos cuatro grupos de unos seis alumnos de diferentes edades, ritmos de maduración, etc.).

Se organizan, por tanto, cuatro actividades distintas para el desarrollo de la actividad, cada una de las cuales va enfocada al desarrollo de una capacidad, a la adquisición de una destreza, etc.

A cada uno de los grupos se incorpora un adulto (maestros, familias, voluntarios), que será el encargado de presentar y plantear la actividad, teniendo siempre en cuenta que el adulto no dirige, sino que se limita a acompañar al alumnado, que es quien realmente decide qué va a hacer y cómo va a hacerlo.

Por tanto, en este tipo de actividades, el adulto tiene un papel de guía y mediador, no de “enseñante”, estableciéndose así una magnífica relación de equipo entre el alumnado del grupo.

Los grupos rotan de actividad cada 15 ó 20 minutos, lo que permite que en poco más de una hora, todo el alumnado pase por las cuatro actividades planteadas… y, ¿por qué hablo de la magia de

aprender en comunidad?... pues porque este tipo de actividades, esta organización, ese pensamiento comunitario permite a nuestro alumnado, además de trabajar aspectos curriculares, involucrarse de un modo activo en su propio aprendizaje, sentirse parte importante de un grupo, experimentar y disfrutar de una inclusión real y efectiva.

En estos grupos, cada alumno aporta algo importante, cada niño es esencial, todas las opiniones valen lo mismo y salen a la luz los puntos fuertes de nuestros pequeños, lo que sin duda mejora el autoconcepto y la autoestima, en definitiva, nuestros niños se sienten queridos, valorados, importantes y necesarios.

En resumen, aprender en comunidad es algo que va mucho más allá del simple hecho de “aprender” … es una filosofía de vida y de educación que convierte el aprendizaje en algo ilusionante, en algo vivo… en algo mágico.

Coeducar desde la Etapa de Educación Infantil

NOELIA RODRÍGUEZ RODRÍGUEZ

(Oviedo, 1983) Maestra de Pedagogía Terapéutica y Educación Infantil. Nominada y finalista de los Premios Educa Abanca a mejor docente 2020, desarrollo mi profesión en la escuela rural asturiana. Coordinadora del proyecto “Tú y yo sumamos” y escritora del cuento “Las tres mariposas”.

Uno a uno cada curso escolar llega y se va. No sin dejar huellas en nuestro alumnado y nosotros/as mismos como docentes.

No pasa ni un año sin que tomemos conciencia de la necesidad de entender a nuestros peques desde un punto de vista integral. Por encima de todo, SON PERSONAS.

Como maestros/as de Educación Infantil, tenemos en nuestras manos el futuro ¿qué satisfacción será mayor que poder acompañar al ser humano en la construcción de su identidad?

Aunque las leyes educativas, cada una a su modo y manera, intentan contextualizar sobre papel la realidad del sistema educativo, todas ellas coinciden en la necesidad de abordar el proceso de aprendizaje en clave integral y globalizador; incluyendo por supuesto, la educación en valores. ¿Y la coeducación? ¿También coincidimos en esto? La igualdad de oportunidades, la resolución pacífica de conflictos, el buen trato y convivencia sana entre iguales, se trabaja de forma generalizada desde las etapas de educación primaria y secundaria, pero ¿por qué no así en educación infantil? Tal vez consideremos que “no es necesario” abordar ciertas temáticas con niños y niñas tan pequeños, tal vez creamos que los problemas de relación y conflictos no emergen hasta la adolescencia.

Nada más lejos de la realidad. Será a edades tempranas, cuando debamos comenzar a implementar las bases de una cultura coeducativa e igualitaria. Los discentes de 0 a 6 años comenzarán a entender y experimentar la igualdad social de forma natural y participarán de esta cultura desde la espontaneidad que les otorga su edad. Siendo función del maestro/a la de guiar, acompañar y modelar los aspectos más relevantes del comportamiento infantil.

Desde este convencimiento surge el proyecto que actualmente coordino; “Tú y yo sumamos”.

Un proyecto que comienza a dar sus primeros pasos en una escuela rural donde la perspectiva de género no se asume, normaliza ni acepta. Resultado… ninguno. Juan Ramón Gamo manifiesta en una acción

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