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Estimados
lectores, después de varios meses de no escribir esta columna, me es grato saludarlos. Espero ustedes, familias y amistades hayan disfrutado de la época navideña y que, este Año Nuevo, logremos mejorar relaciones, salud, vivienda, empleos, educación para nuestros jóvenes y un trato justo para la comunidad latina. Todos podemos contribuir a estas mejoras. Por mi parte, continuaré escribiendo artículos y libros así como dando clases a estudiantes americanos de secundaria y universitarios de todas edades para sugerir formas de lograr metas de común interés. En esta ocasión, tratemos el difícil objetivo de que se le dé autorización legal de manejar vehículos personales a todos los inmigrantes con o sin documentos en Minnesota.
¿Por qué razón pensamos que esa autorización se debe conseguir? Hay, en este país, millones de personas que, por largo tiempo… con frecuencia muchos años, no han podido manejar libres de angustia a su trabajo, a las escuelas de sus hijos, a comprar alimentos y otras necesidades ni a visitar a su familia y amistades. ¿Y por qué no les es posible a esas personas manejar sin sentir angustia e inclusive desesperación?
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Muchos de ustedes conocen bien esas razones; para los que son de reciente arribo o por otras circunstancias no conocen las razones, es importante entenderlas. La gran mayoría de los inmigrantes que vienen a Estados Unidos de América (EUA) sin documentos lo hacen para ganarse una mejor vida; ellos corren graves riesgos de ser arrestados, robados, violados o de morir durante su viaje y de ser deportados a su país de origen o a México. Estas personas, ya viviendo en Minnesota u otro estado que no permite que adquieran una licencia de manejo, buscan empleo y envían a sus hijos a una escuela. Si son detenidos por la policía en uno de sus viajes al trabajo, escuela o a comprar comestibles o para cualquier otra necesidad normal, de inmediato pueden ser apresados, juzgados o deportados; esto puede suceder sin que sus familias o amistades sepan lo que les ha sucedido, trayendo angustia constante a los niños y otros familiares de los arrestados. Para demostrar que esto no es una exageración, hagamos una breve pausa en relación a la inmigración que no tiene relación con licencias de manejo. Se ha hecho famoso el cruel acto de separar a niños de sus padres y otros familiares al llegar a la frontera México EUA para pedir asilo al gobierno. Esto em-