Summus 30

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L U J O

C O N

I N T E L I G E N C I A

L U J O

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El nuevo W hitne y

El universo ilustrado de

Mus eum

La rev olu ció n

Rubén Toledo FOTO RUVEN AFANADOR

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I N T E L I G E N C I A

Número 30. Junio - Septiembre 2015 / Colombia: $12.000

C O N

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EDICIÓN N° 30

JUNIO / SEPTIEMBRE 2015

DIRECTOR

COLABORADORES PERMANENTES

Juan Fernández

Ricardo Kling Carlos Ferreirinha Juliana Bedoya

EDITOR

Andrés Ramírez ASESORES EDITORIALES

COLABORADORES EN ESTA EDICIÓN

Juan M. Fernández Simone Bucher-Bechtler

Poli Mallarino Cristina Grajales Ricardo Kling

RETOQUE FOTOGRÁFICO

Andrés Gachancipá

DISEÑO GRÁFICO

Marcia Pedraza Sierra Lina Gil Cardona DIRECTOR DE ARTE

Darío Forero A.

CORRECCIÓN DE ESTILO

PREPRENSA

Producción El Espectador PRESIDENTE CONSEJO EDITORIAL EL ESPECTADOR

Juan Sebastián Sánchez H.

Gonzalo Córdoba M. DIRECTOR

Fidel Cano C.

FOTO PORTADA

Ruven Afanador

GERENTE

Eduardo Garcés GERENTE DE PRODUCCIÓN

Fabio Chica

© Comunican S. A. 2015 Todos los derechos reservados. Calle 103No. 69b-43 Conmutador: 423 2300. Fax: 423 7641. Apartado 3441. Bogotá, D. C., Colombia. ISSN 2027-1247

IMPRESO EN PRINTER COLOMBIANA

VENTAS PUBLICIDAD CONMUTADOR: 4232300 FAX: 4055700 / CALLE 103NO. 69B-43 BOGOTÁ

VICEPRESIDENTE COMERCIAL CARACOL COMERCIALIZADORA DE MEDIOS: MAURICIO UMAÑA BLANCHE

DIRECTORA COMERCIAL

MEDELLÍN

CALI

VENTAS INTERNACIONALES

BOGOTÁ

ELIZABETH VILLEGAS

MARTINA NIESSEN BARTH

JUAN GABRIEL SANTAMARÍA

SILVIA GONZÁLEZ. EXT 6069

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TELÉFONOS

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(4) 4141419 – (4) 4141212

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Av. 9A – Norte Nº 9N-84

AV 33 Nº 78-82 LAURELES



GLORIA CORTINA, AL INTERIOR DE LA ARQUITECTURA 36

Foto

Es una de las diseñadoras de interiores más influyentes de México. Ahora ha decidido expandirse a otros mercados a través de una serie de diseños y mobiliario que le han valido el reconocimiento de la crítica.

Cortesía Gloria Cortina Estudio

Pág. 22

El universo de Rubén Toledo

Pág. 66

Bienvenidos al siguiente nivel

Pág. 110

De mujeres y joyas

Pág. 64

Diseño es uno

Pág. 84

El mejor whisky del mundo

Pág. 114

El camino del lujo

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LA PLATA DE PALLAROLS 46

Foto

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El argentino Juan Carlos Pallarols es uno de los mejores plateros de América. Es quien elabora el bastón presidencial de los mandatarios argentinos y el cáliz del Papa Francisco.

Cortesía Museo Pallarols - Luciana Elli



LA BUENA VIDA 56

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Si de libros se trata, Assouline elabora algunos de los mejores de los Ăşltimos tiempos.

CortesĂ­a Assouline



LA REVOLUCIÓN DE LAS CAMISETAS 76

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Cortesía Son of a Tailor

Jess Fleischer ha ideado un negocio tan evidente que a nadie se le había ocurrido: camisetas elaboradas a la medida vía Internet.



RÉCORD SOBRE RUEDAS 94

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La de Paul & Chris Andrews es una de las colecciones de automóviles más importantes de Estados Unidos. Acaba de ser subastada por un precio pocas veces visto: 53,8 millones de dólares.

Ben Majors ©2015 Cortesía RM Sotheby’s



Carta del director

Juan Fernández jfernandez@elespectador.com

La que tiene en sus manos es la edición número 30 de esta revista y en ella una serie de historias sobre hombres y mujeres que no se conocen, habitan a miles de kilómetros de distancia, pero a quienes los une el cuidado por los detalles de los elementos que crean. Es la segunda vez que conversamos con el ilustrador Rubén Toledo. La primera fue hace unos años en Nueva York, pero la protagonista era su esposa, la diseñadora Isabel Toledo. Esta vez lo es él. En un encuentro en Miami, en el marco de una pasarela en el último piso del edificio Park Grove, en Coconut Grove, Toledo hizo un repaso de su carrera, que no para y sigue atada a la de su amada Isabel. Son excéntricos y prefieren conservar la libertad de hacer lo que quieran. Rubén acaba de terminar el proyecto «City Guide», un compendio de libros ilustrados realizado para Louis Vuitton, y trabaja, junto con Isabel, en el diseño del vestuario y la escenografía de un nuevo musical de Broadway que se estrenará este otoño en Nueva York, titulado After Midnight. Toledo es la portada de esta edición, cuya fotografía fue tomada por su amigo, el colombiano Ruvén Afanador. La mexicana Gloria Cortina también comparte su pasión por el diseño y llegar a The Salon: Art + Design, que se realiza cada primera semana de noviembre en Nueva York,

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la ha puesto en la escena junto a los mejores. Es la galerista colombiana Cristina Grajales quién la representa y hoy ha logrado crear una estética que encarna la cultura de su país. En el otro extremo del continente, en Buenos Aires, ubicamos a Juan Carlos Pallarols, un nombre que no dice mucho pero es uno de los plateros más reconocidos de América. Es el encargado de elaborar el bastón presidencial de los mandatarios argentinos y el cáliz del Papa Francisco. A los 72 años luce tranquilo y no descansa: ahora trabaja en una serie de figuras que adornarán cuatro torres de la Basílica de la Sagrada Familia, en Barcelona, y que fueron diseñadas bajo los lineamientos que dejó el arquitecto Antoni Gaudí. Entre París y Nueva York se mueve Martine Assouline, que sin más preámbulos elabora junto con su marido, Prosper, algunos de los mejores libros del mundo. Una idea que nació tan espontáneamente como la del danés Jess Fleischer, quien desarrolló un negocio tan evidente que a nadie se le había ocurrido: camisetas hechas a la medida y enviadas en pocos días a cualquier destino. Estas y otras historias son las que encontrará en las páginas siguientes de la más reciente edición de la revista Summus.


cartier.com

M O V I M I E N T O M A N U F A C T U R A 19 0 4 M C R E S IS T E N T E AL AG UA H AS TA 30 0 ME T R O S , E L R E LO J C ALIB R E DE C AR T IE R DIV E R C AR B O N E S U N AU T É N T IC O R E LO J DE B U C E O. E Q U IPADO C O N E L MO V IMIE N TO 19 0 4 MC , E S T E R E LO J C O MB IN A LO S ALTO S R E Q U IS ITO S T É C N IC O S DE LA N O R MA IS O 6 42 5 : E S TÁN DAR 19 9 6 C O N LA E S T É T IC A AS E R T IVA DE L R E LO J C ALIB R E DE C AR T IE R . E S TAB LE C IDA E N 18 47, C AR T IE R C R E A R E LO J E S E X C E P C IO N ALE S Q U E C O MB IN AN U N DIS E Ñ O AU DAZ Y E L S AV O IR -FAIR E DE LA R E LO J E R ÍA.

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Historias con alcance global

El universo ilustrado de Rubén Toledo

Al interior de la arquitectura

Bienvenidos al siguiente nivel

Andrés Ramírez Miami

Andrés Ramírez Nueva York

Simone Bucher-Bechtler Nueva York

La revolución de las camisetas La plata de Pallarols Juan M. Fernández Buenos Aires

Juan Fernández Copenhague

En la casa del mejor whisky del mundo Juliana Bedoya Yamazaki

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EN LA CIMA El universo ilustrado de Rubén Toledo

Foto

Cortesia Rubén Toledo Estudio - Louis Vuitton



ENLACIMA

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Por Fotos

Andrés Ramírez, Miami Cortesía Rubén Toledo Estudio - Louis Vuitton

El universo ilustrado de Rubén Toledo La vida de Rubén Toledo es mejor contarla con imágenes que narrarla con palabras. Este ilustrador de origen cubano acaba de presentar su nuevo portafolio de dibujos inéditos inspirado en decenas de ciudades visitadas durante más de una década. Además, en el otoño se inaugura un musical de Broadway con una escenografía y vestuario diseñados junto a su esposa, Isabel Toledo.

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ENLACIMA

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Isabel y Rubén Toledo conforman una pareja con una mente singular dividida en dos cuerpos. A la diseñadora de modas y al ilustrador los une un lazo espiritual tan profundo, que al hablar con ellos se siente como si se estuviera conversando con una sola persona. Es un vínculo intelectual que además se transporta al ámbito corporal. Mientras organizan los últimos detalles de la pasarela en la que en pocos minutos Isabel Toledo presentará su nueva colección de vestidos de verano, se les ve hablar a la distancia con una coreografía de movimientos que les permite interactuar sin palabras, con una métrica similar a la de un guitarrista de flamenco y su bailaor. Cuando Rubén extiende una mano, por ejemplo, Isabel asienta con la cabeza; y cuando ella baja su mirada él responde cerrando sus ojos. A Isabel y Ruben Toledo se les puede escuchar también con la mirada. La pasarela de esta noche se encuentra en el último piso del edificio Park Grove, ubicado en el sector de Coconut Grove, al sur de Miami. Este proyecto, diseñado por el arquitecto holandés Rem Koolhaas, cuenta con una serie de ilustraciones pintadas por Rubén Toledo. Junto a la pasarela cuelgan decenas de bocetos, dibujos y acuarelas que retratan la historia bohemia de los habitantes de este sector de la ciudad.

Autoretrato de Rubén Toledo: Face-Zipper


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ENLACIMA

Conocí a Isabel y Rubén Toledo hace pocos años en su estudio de la calle Broadway, en el Midtown de Manhattan. Allí confirmé la manera en que esta pareja trabaja de forma indisoluble en cada uno de sus proyectos. También recuerdo que en aquella oportunidad Isabel me dijo que prefería definirse como una costurera antes que una diseñadora de modas, y Rubén como un ilustrador antes que un artista. Isabel y Rubén Toledo se conocieron hace cuarenta años en New Jersey, cuando apenas tenían trece años y ya soñaban con conquistar el mundo creativo de Manhattan. Desde entonces han logrado el éxito en sus respectivas carreras: ella como diseñadora de modas de su propia marca, y él como ilustrador y escultor. A diferencia de Isabel, quien llegó a la moda después

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de experimentar otros oficios, Rubén supo desde un principio que su destino estaba en el dibujo. «Aprendí a dibujar antes que escribir o hablar. El dibujo es mi forma de pensar. Para entender algo tengo que dibujarlo. Soy como el hombre originario de las cavernas», confiesa. Comenzó trabajando como ilustrador para pequeñas marcas de moda, entre ellas Fiorucci, cuando apenas despuntaba la década de 1980. Alternaba este trabajo con una banda de rock que tenía con unos amigos en Manhattan. De los pequeños primeros encargos saltó a proyectos cada vez más complejos, como el diseño de campañas publicitarias y vitrinas para grandes almacenes de cadena, entre ellos Bergdorf Goodman y Saks Fifth Avenue. De manera paralela a la moda, Rubén Toledo se abrió

camino en el mundo editorial. Comenzó diseñando portadas de libros para niños y pronto saltó a comisiones que le dieron el reconocimiento de la crítica literaria de Nueva York. Entre estas obras se pueden mencionar las carátulas e ilustraciones de los libros Jane Eyre, Dracula, The Scarlett Letter, Wuthering Heights, The Picture of Dorian Gray y Pride and Prejudice. También hizo la película animada Fashionation, inspirada en la historia de la moda francesa, y un decálogo de estilo titulado Style Dictionary. Isabel y Rubén Toledo viven en un mundo excéntrico edificado por ellos mismos. Isabel, por ejemplo, viste solo la ropa que ella diseña (con muy pocas excepciones), mientras que Rubén sólo come en restaurantes donde conoce a los cocineros. «Todo, de alguna manera, está conectado entre nosotros», dice Isabel.


Ambos alcanzaron la cumbre de sus carreras hace años, para luego alejarse del ámbito comercial que caracteriza al mundo creativo de hoy. Ellos prefieren mantenerse en un nivel en el que pueden mantener el control de sus ideas, y sobre todo conservar la libertad de hacer lo que quieran. Hace unos años en una entrevista para el New York Times, Isabel respondió de esta manera a la pregunta del periodista sobre los planes futuros de su marca: «Esto es todo», dijo ella. «Si no lo amamos, no lo hacemos, así que preferimos mantenerlo de esta manera». Rubén Toledo agrega otro factor que explica su éxito: «Haber tenido siempre la fortuna de escoger los proyectos que me interesan, así sea una gran campaña publicitaria o la portada de un libro para niños. Cuando haces lo que te gusta no tienes que

mentir. Además puedo trabajar bajo mi método particular, que es más de ensayo y error, algo que le da identidad a mi obra. Está bien improvisar y no tener un plan». Es así como esta pareja sigue rechazando, una tras otra, las ofertas de inversionistas para expandir la marca. «Nunca tendremos socios comerciales. Somos nosotros, somos independientes. Cualquiera puede tener una gran idea, pero si no se materializa, es como no tener nada. Y es en ese momento cuando el diseñador queda a merced de las personas que les dicen que eso no se puede hacer», dice Rubén Toledo. El taller de Rubén Toledo se encuentra en la última planta del estudio de la calle Broadway. Es un lugar de aspecto industrial con techos de doble altura y ventanales que permiten ver el vecino Empire State en toda su magnitud. Es un lugar ideal

Isabel y Rubén Toledo en la terraza de su estudio, en el Midtown de Manhattan.

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ENLACIMA

Desde el estudio de Rubén Toledo se aprecia una magnífica vista del Midtown de Manhattan. Allí pasa la mayor parte de su tiempo, al lado de su esposa y musa, Isabel Toledo.

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Rubén Toledo se abrió camino en el mundo editorial, diseñando portadas de libros y creando sus propios proyectos. Esto le ha representado un inmenso prestigio por parte de la crítica literaria de Nueva York.

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Selección de ilustraciones del proyecto City Guides, realizadas durante los últimos doce años.

para pintar en grandes formatos, como acostumbra a hacer Rubén para las diferentes campañas y proyectos editoriales en los que participa. Durante su carrera, ha ilustrado las portadas de los principales medios impresos del mundo, incluyendo The New Yorker, Vogue, Harper’s Bazaar y The New York Times, sólo por mencionar algunos. Su obra ha sido exhibida en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, y en el Victoria and Albert Museum de Londres. Junto a Isabel, presentó en 2010 la exposición: «Toledo / Toledo: A Marriage of Art and Fashion», en el Museo del Fashion Institute of Technology de Nueva York.

HISTORIAS DE VIAJE Rubén Toledo ha dibujado, de forma literal, el mundo entero. Durante los últimos doce años ha estado a cargo del proyecto City Guides, un compendio de libros ilustrados inspirado en diferentes ciudades del mundo, realizado para la casa de modas Louis Vuitton. Hace poco terminó una edición limitada (treinta libros-portafolio) de este proyecto, que incluye dibujos inéditos autografiados e impresos en papel de algodón, así como una caja diseñada por el propio ilustrador.

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Confiesa que son tan diversas y memorables las anécdotas vividas durante estos años de viaje que no vale la pena mencionar una sola en particular. «Viajar es una fuente única de experimentación, en especial cuando involucra trabajo. Establezco una conexión con los lugares que visito, con sus habitantes y lo que los rodea, y una vez que arribo a un lugar ya no me quiero ir. Siempre trato de hacer un retrato de la ciudad, dibujo más allá del concreto, la piedra, el vidrio y el metal de los edificios. Busco capturar la humanidad, que es lo que hace inolvidable a una ciudad», sostiene Toledo. El ilustrador dice que prefiere dibujar todo aquello que esta vivo. Siempre inicia su trabajo en la calle, con un método de observación que le permite grabar en su mente las escenas que luego completa en el estudio. Toledo llama a este proceso «grabado visual», pues toda vez que una imagen queda registrada en su mente nunca más puede ser borrada de su memoria. «Me entrené en el mundo de la moda, lo que me enseñó a trabajar rápido. Pero después de la velocidad de los primeros esbozos llega el momento de la relajación y la observación, que es un proceso más analítico y reflexivo». Se trata entonces de un proceso creativo que es tan irracional en su origen, como racional en su destino.


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ENLACIMA

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RUBÉN TOLEDO HA DIBUJADO, DE FORMA LITERAL, EL MUNDO ENTERO. HA ESTADO A CARGO DEL PROYECTO CITY GUIDES, UN COMPENDIO DE LIBROS ILUSTRADOS INSPIRADO EN DIFERENTES CIUDADES DEL MUNDO, REALIZADO PARA LA CASA DE MODAS LOUIS VUITTON.

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«DISFRUTO AL TOMAR LOS MAYORES RIESGOS CREATIVOS POSIBLES, PUES CON CADA AVENTURA, CON CADA NUEVO PROYECTO, DESCUBRO MUNDOS NUEVOS», RUBÉN TOLEDO.

Foto Karl Lagerfeld.

Al preguntarle a Rubén Toledo acerca de la evolución de su trabajo durante estas décadas, responde que ha sido muy afortunado al poder contar siempre con un lienzo amplio que le permite pintar más allá de cualquier límite. «Disfruto al tomar los mayores riesgos creativos posibles, pues con cada aventura, con cada nuevo proyecto o comisión descubro mundos nuevos que de otra manera nunca hubiese encontrado. Cada nuevo trabajo conduce a la siguiente idea. Para mí esto es lo más gratificante, algo arriesgado pero enriquecedor». Y cuando enumera los factores más importantes que tiene en consideración al iniciar un nuevo proyecto, dice que lo más importante es estar enamorado del tema, sin importar que se trate de moda, arquitectura, retratos, mosaicos, cerámica o teatro. «Tengo que sentir pasión por cada cosa que hago. Tengo que conectarme en diferentes niveles y conocer bien lo que estoy haciendo. Debo sentir la necesidad de crear e inventar un universo alrededor para poder amar lo que hago. Es un proceso en el que tiene que ser todo o nada». En la actualidad, Isabel y Rubén Toledo trabajan en el diseño del vestuario y la escenografía de un nuevo musical de Broadway que se estrenará este otoño en Nueva York, titulado After Midnight. Llegaron a este proyecto por medio del arquitecto David Rockwell, quien los recomendó ante los productores del musical por su excepcional capacidad de extender las fronteras creativas. A diferencia del libro City Guides, el proyecto del musical le permitió a Toledo trabajar de la mano de Isabel. Al preguntarle entonces sobre cómo cambia su obra cuando trabaja de manera solitaria, responde: «No lo sé porque la presencia de Isabel siempre está conmigo. Trabajamos en nuestros mundos de manera independiente pero dentro de la esfera del otro, como la fuerza que une las mareas y la luna. Nos gusta orbitar siempre entre nosotros». El desfile de modas termina y el público se levanta para ofrecer un fuerte aplauso. Isabel se asoma frente al público, y de manera tímida agradece a los asistentes. Luego voltea su mirada hacia Rubén, quien se encuentra detrás del escenario. Y sin mediar palabra alguna le dice que los aplausos son también para él.


DI SE テ前 Gloria Cortina, al interior de la arquitectura La plata de Pallarols La buena vida

Foto

Cortesテュa Museo Pallarols - Luciana Elli


DISEŇO

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Por Fotos

Andrés Ramírez, Nueva York Cortesía Gloria Cortina Estudio

Gloria Cortina, al interior de la arquitectura Es una de las diseñadoras de interiores más influyentes de México. Ahora ha decidido expandirse a otros mercados a través de una serie de diseños y mobiliario que le han valido el reconocimiento de la crítica en múltiples ferias alrededor del mundo.

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DISEŇO

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The Salon: Art + Design abre sus puertas cada primera semana de noviembre en Nueva York. Allí convergen las galerías de arte y diseño más respetadas, tanto en el rango moderno como contemporáneo. Se trata de un evento que se distingue por su glamour e impecable curaduría, algo que parece escasear hoy gracias a la multiplicación de ferias de arte y diseño en el mundo. El escenario plantea además una ventaja frente a otros eventos con perfiles más comerciales. El antiguo edificio del Armory, ubicado en el Upper East Side de Manhattan, recibe a los coleccionistas más selectos y tradicionales de la metrópoli. En este cerrado escenario la diseñadora de interiores mexicana Gloria Cortina hace su debut en esta ciudad, que además no le es extraña. Aunque es la primera vez que exhibe en una feria de este nivel, a Gloria Cortina se la ve tranquila mientras ultima los detalles de la exhibición y a la vez atiende a un grupo de periodistas locales. Se le ve tranquila a pesar de que tan solo horas antes dos de sus colaboradores tuvieron que volar a Nueva York con el fin de arreglar uno de los objetos en exhibición, quebrado por los agentes de aduana de la ciudad. Los primeros coleccionistas que llegan al espacio asignado a la

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galería de la colombiana Cristina Grajales -quien representa a Gloria Cortina desde hace pocos meses-, se detienen a admirar las dos obras que la mexicana exhibe esta noche: la mesa Mathias, inspirada en la obra del artista Mathias Goeritz (Polonia-México) y Zaha Hadid (Irak-Inglaterra); y la mesa Eye, dedicada como homenaje a la cultura azteca. Estas dos piezas marcan el inicio de una nueva etapa internacional como diseñadora

de mobiliario. Sin embargo, es apenas un escalón más en una larga carrera creativa que inició cuando apenas era una adolescente. «Fui diseñadora desde siempre. Es una de las cosas con las que se nace, lo traes tatuado. Estudié carreras que son consideradas un poco más intelectuales, pero siempre regresaba al diseño de interiores», dice la diseñadora. Se graduó como filósofa en Ciudad de México, y poco después viajó a Nueva York para

La mesa Mathias se compone de tres bloques dorados que recuerdan la geometria de la arquitectura de Zaha Hadid, y la obra plastica del artista Mathias Goeritz.


Eye es una mesa fabricada en cristal volcánico pulido. Rinde homenaje a la cultura Azteca.

conectarse con su pasión creativa. Hizo un maestría en interiorismo en la respetada escuela Parsons the New School for Design, en la que tuvo una experiencia de primera mano con los talentos creativos más vanguardistas de la ciudad, tanto en moda como en diseño gráfico, arquitectura, fotografía y medios audiovisuales. Nueva York le abrió un universo de posibilidades creativas, y su apego a esta ciudad fue tan intenso que decidió permanecer allí y no regresar a México.

Pero después de graduarse el destino la trasladó, en contra de su voluntad, de nuevo a su ciudad natal. Cortina confiesa que al principio fue un choque muy duro tener que vivir en un lugar al que no sentía pertenecer. Empezó trabajando con arquitectos jóvenes que la llevaron hasta el estudio del reconocido Ricardo Legorreta, con quien trabajó por varios años. «Al principio fue muy duro porque no quería estar en México; extrañaba Nueva York. Pero después de trabajar con

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Gloria Cortina diseñó su propia vivienda. En ella utilizó todos los elementos estéticos que la caracterizan.

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estos arquitectos mi perspectiva cambió. Recuerdo que una vez Legorreta me preguntó por qué había regresado, y yo le respondí: “Por desgracia”. Él me dijo que algún día me iba a arrepentir por haber dicho eso. Tenía razón. Haberle contestado de esa manera a Legorreta fue una llamada de alerta que me hizo cuestionarme a mí misma». De la mano de Legorreta, Gloria Cortina tuvo acceso a una fuente inagotable de aprendizaje y crecimiento, tanto en el campo profesional como en el personal. Junto a él entendió a sintonizar armónicamente el trabajo del arquitecto y el del diseñador, y de paso reencontrar las raíces culturales que le brindarían la inspiración para su obra futura. El paso siguiente en la carrera de Gloria Cortina fue abrir su propio estudio. Lo hizo en solitario después de un largo período de trabajo al lado de grandes equipos. Al principio fue un reto, pues hasta hace poco en México se creía que las mejores ideas de diseño vienen de afuera. Competir contra las grandes marcas o tratar de sugerir una estética más local frente a la uniformidad que sugieren las revistas y libros internacionales no fue una tarea fácil para ella. Se trató de educar en cierta manera a los clientes acerca del valor que la cultura y la historia tienen en cualquier sociedad, y cómo a partir de ella se pueden construir bases estéticas más sólidas hacia el futuro. «Me incomoda cuando hablan mal de México. Uno de los motivos para abrir mi estudio es la convicción que tengo de nuestro talento. La calidad de los artesanos nacionales es excepcional porque tenemos la disciplina de corregir y perfeccionar cada uno de nuestros objetos. La visión superficial de que lo de afuera es mejor que lo nuestro me pone de mal humor. En México tenemos una base muy sólida, aunque con muchas cosas por corregir porque seguimos siendo un país joven», sostiene Cortina.


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El arte y la arquitectura se entrelazan en la obra de Gloria Cortina. Vivienda en Baja California.

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SI NO FUERA DISEÑADORA, SERÍA CHEF. ES LA CREATIVIDAD EN SU MÁXIMA EXPRESIÓN; TIENES QUE INNOVAR TU COMIDA TRES VECES AL DÍA. O SI NO, CREO QUE SERÍA EDITORA DE LIBROS DE ESTILO DE VIDA.

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PIENSA INTERNACIONAL, CREA LOCAL Poco a poco el público llena los corredores del Armory a pesar de que las principales subastas de arte contemporáneo tienen lugar al mismo tiempo a pocas cuadras de este lugar. Gloria Cortina habla con un grupo de coleccionistas sobre su mesa Mathias, la cual es una refinada pieza dorada seccionada en tres partes de diferentes tamaños, y que al ensamblarse o separarse ofrece diferentes posibilidades geométricas. La mesa Eye, por su parte, esta hecha a partir de obsidiana (vidrio volcánico) dentro de un tablero pulido que le brinda un efecto de espejo. El uso de materiales tradicionales dentro de la cultura azteca (oro y obsidiana) vista a través de una perspectiva de diseño y geometría contemporánea, plantean un homenaje a la cultura mexicana al posicionarla con maestría dentro de un ámbito internacional. «Es ahora cuando empezamos a consolidar nuestros talentos y estilo propio. Esta nueva identidad es una combinación entre lo autóctono pero dentro de los estándares de calidad internacional. Para mí el concepto de “mexicanidad” se puede aplicar a cualquier disciplina: literatura, artes plásticas, gastronomía… La pregunta es: ¿Qué es lo que queremos aportarle al mundo?». Bajo esta misma premisa, Cortina ha construido una importante carrera como diseñadora de interiores. Gracias a su experiencia en el campo de la arquitectura, ha logrado crear una estética fascinante que representa la cultura de México. Sus espacios funden con armonía los objetos con la arquitectura y el paisaje, creando así una atmósfera que, aunque es artificial, se siente natural. Es como si cada una

de las piezas del mobiliario hubiesen permanecido siempre a cada uno de los lugares donde se encuentran. «La parte que más disfruto del proceso creativo es el desarrollo del concepto. Me encanta tener un cliente nuevo, entender sus necesidades y saber satisfacerlas. Crear con base en las ideas del cliente es lo que más me divierte. En interiorismo y en diseño de mobiliario siempre buscamos la manera de imprimir un lenguaje que se convierta en un hilo conductor». En una sociedad cada vez más globalizada y con mayor acceso a la información, parece contradictorio que un diseñador o arquitecto busque la contemporaneidad dentro de una identidad local. Gloria Cortina cree que lo complicado en este escenario es mantener un lenguaje estético que la identifique y distinga dentro del mar infinito que es el mundo creativo de hoy. Y aunque disfruta que sus obras sean apreciadas en ferias de arte, es enfática al afirmar que no se considera una artista y que prefiere mantenerse dentro del ámbito del diseño. «Admiro a los artistas y me encantaría ser una, pero esa no es mi profesión. Soy consiente de que hay una línea muy fina entre el diseño y el arte, pero la verdad nosotros nos dedicamos a crear objetos de manera racional. Para mí, un artista es aquel que explora muchos medios y materiales con su sensibilidad. En mi estudio de diseño estamos muy ligados al ser humano con una visión más funcional». Aunque la obra de Gloria Cortina no tenga pretensiones artísticas, logra un fin superior, presentar una faceta veraz de México y su cultura dentro de escenarios internacionales plagados de falsos estereotipos.

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Por Fotos

Juan M. Fernández, Buenos Aires Cortesía Museo Pallarols - Luciana Elli

La plata de Pallarols En un taller de Buenos Aires se encuentra Juan Carlos Pallarols, uno de los plateros más reconocidos de América. Es él quien, entre muchos otros trabajos, elabora el bastón presidencial de los mandatarios argentinos y el cáliz del Papa Francisco.

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«Mi abuelo quedó viudo cuando yo tenía cuatro años y, quizás por eso, se aferró a mí de una manera muy especial. Yo era su compañía y, de a poco, fue él quien me inició en el oficio», Juan Carlos Pallarols.

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Ocurrió hace mucho, pero la imagen se mantiene patente en su memoria. En la escena, él –Juan Carlos Pallarols– es un niño. Tiene siete años y está junto a su abuelo José, jugando en el taller de orfebrería de la familia, en un suburbio al sur de la ciudad de Buenos Aires. El viejo, en el recuerdo, toma un puñado de piedras de canto rodado blancas, las deja caer en una olla y las pone al fuego. Enseguida, le da una varilla de madera al niño y, en un catalán cerrado, le indica que revuelva hasta que los porotos se ablanden. «Y hazlo despacio, no te vayas a quemar», dice. Juan Carlos no sospecha: sabe bien que son piedras y que nunca se ablandarán, pero sabe, también, que no se trata de una broma de mal gusto. Entiende que ese pedido extravagante, esa mentira evidente, esconde algo valioso. Por eso, imperturbable, se pasa una hora, dos horas, revolviendo la marmita, aprendiendo a fuego lento que la paciencia es, quizás, la mejor aliada del artesano. Hoy, Juan Carlos Pallarols tiene 72 años y es, desde hace tiempo, uno de los plateros más reconocidos de América. En las últimas décadas, ha exhibido sus creaciones en varios países y ha recorrido el mundo, realizando trabajos para las más diversas personalidades, desde Frank Sinatra hasta Felipe VI –actual rey de España–, pasando por Lady Di o el ex presidente francés François Mitterrand. Además, desde 1983, es el encargado de elaborar el bastón presidencial de los mandatarios argentinos, ha realizado trabajos para el Vaticano –acaba de terminar el cáliz del Papa Francisco I– y, por estos días, está trabajando en una serie de figuras –diseñadas según los lineamientos que dejó el mismísimo Gaudí– que engalanarán cuatro torres de la Basílica de la Sagrada Familia, en Barcelona.


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Sable (2009) por Juan Carlos Pallarols, Museo Pallarols.

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Sin embargo, para él, las cosas no han cambiado demasiado desde aquellos días en que acompañaba a su abuelo en el viejo taller familiar. «Siempre digo que no sé si alguna vez trabajé en verdad», dice. «Más bien, siento que sigo jugando con mi abuelo. Para mí, esto es un juego, un pasatiempo que me permite expresarme, sacar la emoción, la alegría, la tristeza y, a veces, la bronca». Hoy se lo ve tranquilo. Está sentado en la amplia sala de un viejo edificio de dos plantas en San Telmo, un barrio colonial en el corazón de Buenos Aires. La habitación está cargada con cientos de objetos antiguos y no tanto, todos con el barniz inconfundible de la plata. Es que aquí Pallarols hace todo: vive, trabaja y muestra sus creaciones y las de sus antepasados, en un pequeño museo. Sobre las paredes, las cómodas, las mesas,

las repisas, los aparadores, hay de todo: bandejas, cuchillos, urnas, monturas, platos, jarros, cofres, marcos, copas. Es decir, la feliz consecuencia de una larga saga familiar.

EL HEREDERO Juan Carlos Pallarols es hijo, nieto, bisnieto y tataranieto de orfebres. La historia de su linaje comienza en 1735, en Cataluña, con el nacimiento de don Vicente Pallarols, el primero en la familia en estudiar el arte de la orfebrería y dedicar su vida al oficio. A comienzos del siglo XIX, su hijo Rafael decidió continuar con su arte en el Río de la Plata –quizás el nombre lo atrajo–, aunque volvió a su país en 1812, tras ser testigo de las Invasiones Inglesas. Vicente Pallarols II, hijo de Rafael, también recaló en Argentina un par de décadas más tarde, cuando la platería criolla vivió uno de sus momentos de mayor

ALGUNAS DE SUS HERRAMIENTAS LLEVAN POR LO MENOS UN SIGLO AL SERVICIO DE SU FAMILIA.

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Los cuchillos diseñados por el taller de Pallarols son adquiridos por coleccionistas de todo el mundo.

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La historia del linaje de los Pallarols comienza en 1735, en Cataluña, con el nacimiento de don Vicente Pallarols, el primero en la familia en estudiar el arte de la orfebrería y dedicar su vida al oficio.


auge gracias al desarrollo rural del país. La tradición siguió de la mano de su hijo José, de su nieto Carlos y, finalmente, de Juan Carlos, la sexta generación de plateros en la familia. «Estoy en esto desde muy chico. Apenas gateaba y ya andaba por el taller, viendo cómo trabajaban con el fuego, rodeados de chispas y de humo», recuerda. «Mi abuelo quedó viudo cuando yo tenía cuatro años y, quizás por eso, se aferró a mí de una manera muy especial. Yo era su compañía y, de a poco, fue él quien me inició en el oficio». Casi sin darse cuenta, Juan Carlos empezó a hacerse cargo de algunas tareas del taller. Recuerda, por ejemplo, una serie de botones que cinceló prolijamente durante semanas, cuando tenía apenas ocho años, y que luego se aplicarían sobre tapas de unas Biblias. Cada día llegaba del colegio a las cinco de la tarde y, hasta la hora de la cena, se entretenía en esas labores. «Así gané mis primeros cincuenta pesos», recuerda. «Un día, mi papá me llamó aparte y me dio un gran billete verde. “Es por todos los trabajos que hiciste”, me dijo. Con esa plata compré caramelos, regalos para mi mamá y fui al cine con mis amigos». De sus antepasados, Pallarols dice haber heredado el buen humor a la hora de trabajar. En sus oídos todavía resuena la voz de tenor de su abuelo, que tarareaba zarzuelas en el taller, o los canturreos de su padre mientras daba los últimos toques a la pintura de San Martín en pleno cruce de los Andes que hoy domina la sala de su casa. «Era gente que, con poco, disfrutaba mucho», explica. «Hoy, en cambio, importa más la cáscara que el contenido. Por eso las empresas se preocupan más por la cantidad que por la calidad. Yo, sin querer, aplicando sólo lo que me enseñaron, me fui convirtiendo en un bicho raro. Muchos me preguntan por qué no hago moldes de mis piezas, por qué no quiero vender diez, cincuenta, doscientas copias de uno de mis modelos. Pero lo que a mí me da placer es imaginar, dibujar y construir algo único. Prefiero que cada persona que se acerque se lleve algo propio, que tenga que ver con él. Si no, todo esto perdería la gracia».

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DISEŇO

El taller, su salón de juegos, ocupa dos ambientes amplios unas puertas más allá. Una parte tiene pisos de madera que crujen a cada paso; la otra, mosaicos opacados por el paso del tiempo y la mugre del oficio. Las paredes exhiben cientos de herramientas: hay decenas de martillos, decenas de cinceles, decenas de buriles. Algunas de esas herramientas, se nota, llevan por lo menos un siglo al servicio de los Pallarols. En total, hay media docena de mesas de trabajo donde un puñado de colaboradores hace lo suyo, con Tchaikovsky de fondo. «En algunas ocasiones, cada uno hace una obrita y, en otras, hacemos algo grande entre todos. Cada uno le da su impronta al trabajo y, así, logramos piezas que son únicas. Estoy convencido de que cada persona es diferente y, por lo tanto, merece un objeto que sea diferente», dice Pallarols.

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Pallarols elabora el bastón presidencial de los mandatarios argentinos desde 1983.

Entre sus últimas creaciones se cuenta el cáliz papal que pronto viajará a Roma, en cuya producción participaron miles de personas alrededor del mundo. Es que, como símbolo de unión y fraternidad, Pallarols quiso que la característica principal de la pieza sean pequeños golpecitos de cincel realizados por gente de los cuatro puntos cardinales. La idea, a decir verdad, no es nueva: desde hace más de treinta años hace algo similar cada vez que trabaja en el bastón presidencial argentino. «En el año 83, cuando que hice mi primer bastón de mando, salí a la calle para que la gente participara. Le pedí ayuda a mis amigos, a los vecinos, a los compañeros de colegio de mis hijos… En total, habrán sido tres mil personas. Y así sentí que la obra cobraba mucho más importancia:


ENTRE SUS MÁS RECIENTES CREACIONES SE CUENTA EL CÁLIZ PAPAL QUE PRONTO VIAJARÁ A ROMA, EN CUYA PRODUCCIÓN PARTICIPARON MILES DE PERSONAS ALREDEDOR DEL MUNDO.

una obra simple se transformaba en un trabajo colectivo. A partir de ese momento, lo hice siempre. Siento que tengo un millón de socios en una empresa que se inmortaliza en el instante en que cada nuevo presidente recibe su bastón. En ese momento, pienso en todas las ilusiones y las expectativas que puso la gente en él». De todos modos, Pallarols insiste en que los trabajos para presidentes, reyes o papas son la excepción y no la regla. Y, para él, es mejor que sea así. «Es obvio que no puedo tener al presidente en mi taller todo el día», explica. «Y a mí me gusta soñar con la gente como yo. A una persona que se acerca a mi taller porque tiene mis mismas pasiones, lo invito a tomar mate un día cualquiera y nos quedamos ocho horas dibujando, soñando juntos la pieza. No es un gran negocio para mis finanzas, pero sí para el alma».

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DISEŇO

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Juliana Bedoya CortesĂ­a Assouline

La buena

Vida Si de libros se trata, Assouline elabora algunos de los mejores del mundo.

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DISEŇO

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Año 1994. Martine y Prosper Assouline disfrutaban de sus vacaciones en Provenza cuando decidieron hacer un libro con las fotografías de los paisajes y los rincones de La Colombe d’Or, su hotel preferido, ubicado en uno de los parajes más fascinantes del sur de Francia. Prosper tomó las fotografías y Martine escribió los textos que las acompañaban. La edición de lujo, limitada a pocos ejemplares, resultó todo un éxito. Fue el comienzo de la exitosa Assouline, la editorial independiente más grande de Francia, que publica más de cincuenta títulos al año y posee tiendas en nueve países. Veintiún años más tarde, la vida de Martine y Prosper pasa entre París y Nueva York. No hay opción de que ella abandone sus lentes Balenciaga ni que él deje de pensar cuándo regresará a su lugar favorito: el Gran Bazar de Estambul. Su grupo de trabajo más íntimo lo integran el diseñador Azzedine Alaïa, la diva de los años setenta Marisa Berenson y el fotógrafo Gilles Bensimon. En sus libros todo cabe: desde ediciones elaboradas para Coca-Cola, hasta más exclusivas, como la colección de joyas y gemas reales, una edición con precio de venta de 2600 dólares. Detrás de su fama está la magia de la marca y el secreto mejor guardado: la correcta interpretación del saber vivir bien. La elaboración de sus libros es cercana a la alta costura: cuidan los más mínimos detalles y es en sus talleres donde artesanos cosen y pegan, una a una, las páginas de cada ejemplar. «Assouline siempre ha privilegiado la creación y el “saber hacer”, por eso tiene un público que identifica la diferencia entre nosotros y los otros. Nuestra firma significa

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DISEŇO

Su última boutique, la Maison Assouline, fue inaugurada en Londres el año pasado en una de las edificaciones más emblemáticas de la exclusiva Picadilly.

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lujo y cultura y nuestros libros también son objetos de decoración que se acomodan a cada tipo de cliente», señala Martine, quien agrega que su marca se ha abierto más allá del trabajo editorial. Su objetivo hoy es idear ambientes ideales y un estilo de vida en torno a los libros y la cultura. Por eso comenzaron con la elaboración de velas finamente aromatizadas por grandes perfumistas, los baúles para libros fueron encargados a la prestigiosa marca Goyard y se pueden encontrar estuches de cuero Chanel en sus espacios de venta. Con esa idea en mente, Assouline no abre tiendas, ni siquiera librerías; abre, según ellos, boutiques. Espacios perfectamente pensados para

crear experiencias. Y como la experiencia de poseer un libro es individual, en sus boutiques también ofrecen el servicio de personalización de los libros. Para lograrlo, un experto encuadernador utiliza los más finos materiales para empastar libros y cuadernos «sobre medidas». Su última boutique va un paso más allá. La Maison Assouline fue inaugurada en Londres el año pasado en una de las edificaciones más emblemáticas de la exclusiva Picadilly. Diseñada por Sir Edward Lutyens en 1922, en su interior se puede encontrar la librería con la colección de libros de la marca; el Swans Bar, donde se ofrece desde café hasta champaña, pasando por el más fino foie gras; y Assouline


Diseñada por Sir Edward Lutyens en 1922, en el interior de la Maison Assouline se puede encontrar la librería con la colección de libros de la marca y el Swans Bar, donde se ofrece desde café hasta champaña, pasando por el más fino foie gras.

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DISEŇO

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No hay opción de que Martine abandone sus lentes Balenciaga ni que Prosper deje de pensar cuándo regresará por próxima vez a su lugar favorito: el Gran Bazar de Estambul.

Interiors, un espacio donde se puede adquirir mobiliario para una biblioteca, así como tapetes, lámparas y sofás diseñados exclusivamente para la marca. En sus espacios también han podido dar rienda suelta a sus mayores placeres. Ellos curan personalmente más del noventa por ciento del material que edita la casa, y como otra de las pasiones de Prosper es la búsqueda de objetos raros, en la Maison también existe un salón con libros vintage escogidos y curados por él mismo. También el «cabinet de curiosités», un espacio que ofrece muebles y objetos únicos y de todas las épocas para decorar una biblioteca. Aunque lo lógico sería pensar que, en este mundo dominado por lo digital e Internet, proyectos como Assouline estarían destinados al fracaso, la marca demuestra todo lo contrario. Para Martine la cuestión es simple: «lo digital no matará al papel, así como los aviones no mataron los trenes; solo se trata de tener más opciones», puntualiza. Para esta pareja aún quedan muchos libros por publicar e ideas por desarrollar. Algunos son ya imposibles, como el sueño que tenía Martine de publicar un libro con Gabriel García Márquez, al que le tenía incluso un nombre: «El gran libro del alma latina». Otros por ahora son anotaciones en papeles sueltos o imágenes que solo caben en la cabeza de los dos esposos. Sabores, colores e ideas que pueden surgir en algún vuelo entre su casa en París y su oficina en Nueva York, o mientras disfrutan de un pollo en el restaurante favorito de Prosper: el Chez L’Ami Louis, en la rue du Vertbois de París, donde se encuentran esta tarde de mayo.

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DISEÑO ES UNO

Por

Cristina Grajales

* Consultora de arte decorativo. Su galería de Nueva York es punto obligado de artistas y coleccionistas. cristina@cristinagrajalesinc.com

El Museo de Cristal

Esta primavera no podía haber iniciado de una mejor manera. La reapertura del Corning Museum of Glass (inaugurado en 1951), ubicado en la ciudad de Corning, en el estado de Nueva York, es quizás uno de los sucesos más destacados de esta temporada. El museo posee la colección de vidrio más importante del mundo, la cual abarca desde los etruscos hasta la obra del artista contemporáneo Dale Chihuly. Muy agradable resultó saber que el arquitecto Thomas Phifer fue el encargado de diseñar este proyecto, pues Thomas es un gran amigo y además diseñó mi casa de campo, en el valle Hudson, al norte de Nueva York.

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A Thomas lo han contratado para proyectos de gran envergadura en los últimos años gracias a su habilidad de hacer coexistir los objetos y el arte dentro de un espacio, creando así un dialogo extraordinario entre todos los componentes que hacen parte de un museo. Su propuesta para el Glenstone Museum, por ejemplo, es un claro ejemplo de cómo afrontar con maestría la expansión física de este tipo de proyectos. El Glenstone Museum es una institución privada que abrió sus puertas en el 2006 en la ciudad de Potomarc, Maryland. Fue construido para unos de los coleccionistas más grandes del mundo, como Mitchell y Emily Rales. Gracias a la buena respuesta del público, esta institución decidió expandir sus instalaciones hasta 52 000 m2, dándole a Thomas la oportunidad de crear una estructura que captara todas las miradas. Y no defraudó. Otro buen ejemplo que muestra la habilidad de Thomas como arquitecto de este tipo de edificios es su propuesta para el Museo de Arte de Carolina del Norte, ubicado en la ciudad de Raleigh, y el cual resalta las características de su magnifico trabajo de estilo minimalista. El nuevo edificio del Corning Museum of Glass es

hermoso y marca un punto de madurez arquitectónica en la carrera de Thomas. Allí el arquitecto hizo un estudio de la luz natural y cómo a través de ella se pueden enfatizar ciertos detalles de las piezas de vidrio, brindándole al espacio una magia que solo se puede vivir cuando se visita este lugar. De nuestra colección de la galería, el Corning Museum of Glass ha adquirido diferentes piezas, entre ellas el «Triscota Cabinet», creado por el francés Christophe Côme. Coleccionistas y curadores de cristal de todo el mundo arribaron a Corning para la inauguración y las diferentes celebraciones que se llevaron a cabo durante varios días. Uno de los eventos mas emocionantes se llevó a cabo en un hot shop, lugar especializado en la producción de piezas de cristal y con una de las mejores instalaciones del mundo. El museo quiso presentar una demostración de los diseñadores y hermanos Steven y William Ladd, quienes produjeron unas hormigas en cristal creando para los visitantes una experiencia sorprendente. En estas demostraciones también participó el artista Lino Tagliaprieta. Soy muy afortunada al haber podido participar de esta maravillosa experiencia que es el nuevo Corning Museum of Glass.


ARTE INC. Bienvenidos al siguiente nivel

Foto

Cortesia Whitney Museum of American Art


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Vista este desde el Meatpacking District y el High Line Park


Por Fotos

Simone Bucher-Bechtler, Nueva York Cortesía Whitney Museum of American Art

Bienvenidos al siguiente nivel Un recorrido por la nueva sede del Whitney Museum, de Nueva York; una obra del arquitecto Renzo Piano.

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El nuevo Whitney Museum of American Art ha pasado de su tradicional sede del 945 de Madison Avenue, en el Upper Eastside, al vibrante sector del Meatpacking District. Inaugurado en 1931 por Gertrude Vanderbilt Whitney, el museo ha construido una impresionante colección de obras y constituido un relevante escenario de exhibición de artistas emergentes. Esta primera etapa del museo finalizó en octubre de 2014, cuando el antiguo edificio clausuró sus puertas para preparar su reapertura el pasado primero de mayo, en un ambiente fresco rodeado por el arte orgánico y el paisajismo que ofrecen el High Line Park y el río Hudson. Renzo Piano prestó su mano de nuevo para construir no solo un espacio institucional para una colección, sino además para abrazar el medio ambiente y el arte en uno de sus edificios. A diferencia de otros colegas, Piano sabe dar un paso atrás como un artista de la construcción, y establecer así el foco en la colección de arte, lo que ofrece a los visitantes una experiencia duradera y lo pone en un pedestal al crear un monumento a sí mismo como arquitecto en Manhattan.

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MEDIADOR ENTRE EL ARTE Y LA CONSTRUCCIÓN Creador, entre otros, del museo Pompidou, de París, y del hogar de la famosa Fundación Beyeler, en Basilea, Suiza, el ganador del Premio Pritzker no defrauda con su anuncio de diseñar un edificio que crece dentro del entorno y su función. Renzo Piano posee una capacidad única para construir marcos para las piezas de arte. En esta ocasión hizo uno (el edificio mismo) que brilla sin robar la atención del fin por el cual fue construido. Su construcción inició en 2010 y se completó en 2015 con una inversión de 422 millones de dólares. Desde dos costados específicos del edificio, el arquitecto logra capturar las diferentes facetas del Meatpacking District, al ofrecer a los visitantes la posibilidad de descubrir la vida laboral del día y la estimulante escena nocturna del sector. En la cara que mira hacia la ciudad, el Whitney revela una faceta técnica que es a la vez elaborada y frágil. Gracias al uso

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de diferentes tipos de cristal que permiten una vista plena de los pisos y galerías, así como de la hermosa terraza y las escaleras exteriores, el museo brinda a los visitantes la sensación de nadar dentro y sobre la ciudad. La terraza, una de las más hermosas de Nueva York, alberga las esculturas del artista David Smith, creadas en la década de 1950. Sobre el río Hudson se aprecia el espacio de exhibición de arte más grande de la ciudad. Durante el día, la apariencia de esta fachada recuerda a un barco de guerra, resultado que se amolda a la perfección con la atmósfera del puerto que caracteriza a esta zona del oeste de Manhattan. En la noche, cuando la terraza del edificio se ilumina, emerge entonces un efecto mágico que deambula entre el misterio y la calma. El acceso al museo es otro gran acierto del edificio, pues aprovecha al máximo el flujo estimado de 6,5 millones de visitantes que tiene High Line Park cada año. Los peatones cruzan, con o sin intención,

frente a las puertas de la nueva institución, teniendo la oportunidad de hacer una transición eficiente desde el exterior hacia el interior del museo. A partir de allí, el acceso a las galerías principales se realiza a través de cuatro elevadores intervenidos por el artista Richard Artschwager, o por la escalera central. Se podría comparar esta funcionalidad de la arquitectura con las obras contemporáneas del artista Robert Morris, en las cuales el espectador es obligado (por decisión del artista) a caminar alrededor de ellas y así interactuar y relacionarse con las piezas, pues de lo contrario la conexión entre el arte y el espectador no sucedería. Lo mismo acontece con la nueva obra de Renzo Piano: el edificio necesita ser descubierto en diferentes niveles y escalas, durante el día y la noche, desde el exterior hasta el interior. Es una arquitectura hecha no para los perezosos que prefieren consumir sin interactuar con la educación y la cultura.

Renzo Piano, boceto.


Fachada sur desde una de las terrazas con vista al río Hudson. Desde aquí se aprecia el detalle de filigrana de la fachada.

Panorámica del museo, en medio del High Line Park y el Hudson River.

Las escaleras exteriores conectan las galerías y las terrazas.

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Interior de las salas de exhibici贸n, pisos 5 y 6.

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«Fachada con vista al río Hudson», obra Running People, de Jonathan Borofsky. (Piso 5, West Ambulatory)

Se puede sentir la honestidad de la fuerza que impulsó la expansión del Whitney Museum al escuchar las palabras de Adam Weinberg, director del Whitney’s Alice Pratt Brown Museum, cuando explica la intención del proyecto: «Crear un ambiente en el que los visitantes son estimulados a conectarse de manera profunda con el arte, a través de una irremplazable experiencia de primera mano». Y esto se refiere a lo que siempre debería suceder con la apreciación del arte: el espectador debe estar dispuesto a conectarse de forma emocional para así poder experimentar las obras en toda su magnitud. Renzo Piano daría el mismo concepto acerca de su proyecto: «La tarea de un arquitecto es crear espacios en el que las emociones por el arte sean más intensas», dice, «y en ciertos momentos el espectador puede regresar a la realidad y conectarse con las personas alrededor y con la ciudad». Como homenaje a su padre, quien fue un constructor empírico, Renzo Piano diseñó el edificio con personas que entienden sus ideas más con el

corazón que con las palabras. El espacio de entrada, «The Largo», el cual se encuentra conectado con el restaurante, parece desaparecer por completo al haber sido construido en cristal. El arquitecto va incluso más allá al plasmar en este edificio su particular manera de definir la arquitectura como «la poesía de la construcción». El nuevo Whitney Museum of American Art debería crecer junto a los visitantes, quienes adquieren en él una experiencia educativa a través del arte. La altura de los techos y el color claro de los pisos de madera, así como la posibilidad de que las salas pueden ser reinventadas en cada exhibición, crea un escenario ideal para contar una larga historia de creatividad presente en esta colección.

AL INTERIOR Con casi 6000 metros cuadrados de área, Renzo Piano logró duplicar el espacio del antiguo Whitney Museum, y de paso crear un lugar de encuentro maravilloso entre el público y el arte. Además, conectó el edificio con la ciudad a través

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de un gran ventanal que ofrece una vista panorámica sobre el río Hudson y la Estatua de la Libertad al oeste, así como con el concurrido sector de boutiques y restaurantes ubicados al este. El nuevo Whitney Museum comprende una colección cercana a 19 000 obras de arte que narran la historia creativa de Estados Unidos desde 1900 hasta el presente. Contiene un programa de exhibiciones permanentes y temporales a cargo del departamento de curaduría, dirigido por Donna de Salvo. Los cerca de 5000 metros cuadrados de área de exhibición se encuentran bien distribuidos a lo largo de los cinco niveles del edificio. El último piso posee 1800 metros de espacio abierto de exposición, lo que lo convierte en la sala de arte más grande de Nueva York. Los antiguos visitantes del Whitney siempre estuvieron de acuerdo con la versión más reducida que ofrecía el edificio original, a pesar de que se perdía la oportunidad de exhibir la colección en toda su dimensión debido a la restricción del espacio. Ahora, la colección permanente se encuentra exhibida en su totalidad en dos pisos que se integran hacia las terrazas del costado oeste, creando de paso lugares de exhibición de esculturas al aire libre (1300 m2) en los niveles seis y siete.

«AMERICA IS HARD TO SEE» Con su primera exhibición, «America is hard to see», el Whitney Museum abrió sus puertas al público. Fue un acontecimiento en toda la ciudad, e incluso el

La colección permanente se encuentra en los pisos seis y siete. Las salas tienen vista al oeste y se integran con las terrazas exteriores, que cuentan con 1300 m 2 de áreas de exhibición para esculturas al aire libre.

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edificio Empire State desplegó las luces de su gran torre con los colores representativos de las obras de importantes figuras del arte de Estados Unidos, como Andy Warhol, Mark Rothko y Georgia O’Keefe, solo por mencionar algunos. La exposición, que ocupa la totalidad del museo, estará abierta al público hasta el 27 de septiembre de este año. En ella, los visitantes podrán entender la historia de Estados Unidos a profundidad gracias al conocimiento del equipo de curadores, quienes crearon un diálogo entre las pinturas, las esculturas y los espectadores. Estructurada de manera cronológica, la exhibición comprende 23 capítulos titulados a partir de obras particulares. Esta exhibición se configura

A la derecha, la pintura de gran escala We don't need another hero, 1987, de Barbara Kruger.

como lo que el Whitney Museum fue y siempre ha querido ser: una colección de obras de arte y artefactos de diferentes medios que comprenden la historia del arte de Estados Unidos desde 1900 hasta la actualidad. El título de la exhibición, tomado de un poema escrito por Robert Frost, y del documental de Emile de Antonio, enfatiza la necesidad que tiene todo artista de poder cambiar su perspectiva a partir de la habilidad de trasladar sus emociones y percepciones dentro de un escenario visual. Así se construye un espejo que refleja el estado de una sociedad y un país. Además, es un camino más eficaz para describir el espíritu de un país como Estados Unidos, el cual alberga habitantes tan diversos, tanto en su historia como en su cultura.

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«AMERICA IS HARD TO SEE» REUNE 600 OBRAS DE ARTE CREADAS POR MÁS DE 400 ARTISTAS, ALGUNAS DE LAS CUALES JAMÁS HABÍAN SIDO EXHIBIDAS EN PÚBLICO.

Andy Warhol, Coca-Cola bottles, 1962, piso 6

«America is hard to see» es una composición de 600 obras de arte creadas por más de 400 artistas, algunas de las cuales jamás habían sido exhibidas en público. El objetivo de la exposición es mostrar las emociones que plantea la lucha y la oposición en contra de las normas y convenciones políticas y sociales que los artistas han expresado con pasión y convencimiento a través de su trabajo en cada momento de la historia. La manera como «America is hard to see» estará presente como una gran brecha, de cómo el arte de Estados Unidos transportó emociones durante la guerra de Vietnam y cómo lo hace en nuestros días. Es ante todo un reflejo de como Estados Unidos ha cambiado durante décadas después de la Gran Depresión de 1929, del Flower Power Movement al Gay Pride y los atentados del 11 de septiembre

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Glenn Ligon, Rückenfigur, 2009, piso 5

Mark Rothko, Four darks in red, 1958, piso 7

Georgia O’Keeffe, Music, Pink and Blue, 1918, piso 8

de 2001. Más que una narrativa conservadora con un enfoque tradicional de la historia del arte de Estados Unidos, la exposición tiene una forma poco convencional de mostrar los diálogos entre las ideas, sueños, obsesiones y crisis de cada época. Se trata de poner todos los elementos juntos en un mosaico similar a un caleidoscopio de arte acoplado dentro de una arquitectura apropiada. El Whitney Museum of American Art y el arquitecto Renzo Piano son una pareja erigida en el cielo. El recién inaugurado museo elevó el nivel de sus pares hacia una nueva dimensión. Es la experiencia en su conjunto: el arte, el entorno, la arquitectura; lo que fue dado con lo que fue añadido, lo que al final desafía con romper las barreras para abrir al público de todos los niveles el entusiasmo y amor por la cultura de nuestros días, y así emparejarlo con una historia imborrable.


ALTA MODA La revoluci贸n de las camisetas

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Cortes铆a Son of a Tailor


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Por Fotos

Juan Fernández Cortesía Son of a Tailor

La revolución de las camisetas Desde Dinamarca, Jess Fleischer ha ideado un negocio tan evidente que a nadie se le había ocurrido. Es el nuevo rey de las camisetas hechas a la medida.

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Su negocio se llama Son of a Tailor y este lunes de mayo, como lo hace todos los días, Jess Fleischer llega a las 8:30 a.m. a su oficina, ubicada en el centro de Copenhague. Acaba de tomar su desayuno y dejar a sus hijos en el jardín de infantes. Intenta comenzar la mañana haciendo tareas analíticas y estratégicas cuando su mente, dice, todavía está fresca. Pero hoy ha sido diferente. «Tengo un montón de reuniones con sastres, diseñadores y empresas comercializadoras que van a cambiar mi día», dice Fleischer. Creó Son of a Tailor en la primavera de 2013 y desde entonces su idea sigue siendo la misma: «Crear la camiseta perfecta». Por años, Fleischer se sintió frustrado cada vez que compraba una camiseta. Al final, nunca encontró el ajuste correcto. Encontró la solución por su propia cuenta y empezó a crearlas a la medida, con materiales de primera calidad; algodones orgánicos griegos, diseño hecho en Dinamarca, tejido de punto y confección en Polonia y un método de producción sostenible. Distribuirlas no ha sido problema: Son of a

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Tailor es la primera plataforma en línea en el mundo en ofrecer camisetas a la medida. El proceso de encargo para la elaboración de una camiseta es sencillo. Se ingresa a la página sonofatailor.com y simplemente se elige entre un modelo clásico o moderno; color, tipo de cuello y mangas. Un instructivo indica la forma en la cual se deben tomar las medidas. El proceso total tarda unos quince minutos. ¿El precio? Sesenta dólares envío incluido a cualquier parte del mundo. Fleischer es ingeniero experto en procesos de producción. Trabajó por una buena temporada para eBay y fue ahí donde aprendió los secretos del comercio electrónico. En los últimos años se ha tomado en serio el hacer camisetas perfectas. «Para elaborarlas necesitamos las mejores telas, el ajuste indicado, formas sostenibles de producción y empleados felices», explica. «Creo que las camisetas son un producto perfecto para desafiar el statu quo, ya que son un icono del diseño clásico, hacen parte de un guardarropa básico y simplista, y también son el producto estrella de la cultura de usar y tirar». También asegura que su idea no es otro emprendimiento ingenioso sin futuro. «Es una idea única y he sido persistente», dice.


ÂŤCreo que las camisetas son un producto perfecto para desafiar el statu quoÂť, Jess Fleischer.

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Por a帽os, Fleischer se sinti贸 frustrado cada vez que compraba una camiseta. Al final, nunca encontr贸 el ajuste correcto.

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LAS CAMISETAS DE SON OF A TAILOR SE PRODUCEN CON ALGODONES ORGÁNICOS GRIEGOS, DISEÑO HECHO EN DINAMARCA, TEJIDO DE PUNTO Y CONFECCIÓN EN POLONIA Y UN MÉTODO DE PRODUCCIÓN SOSTENIBLE.

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Son of a Tailor es la primera plataforma en línea en el mundo en ofrecer camisetas a la medida.

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«Y aunque ha sido muy difícil cambiar la forma como se hacen las camisetas, esta es la manera perfecta. No olvide que todas las personas tenemos cuerpos con medidas diferentes y la camiseta es, después de todo, la prenda más cercana a nuestro cuerpo». Menciona también la suerte que ha tenido al encontrar inversores, cuyos nombres se reserva, quienes han asegurado el funcionamiento del negocio hasta 2018. Fleischer tampoco revela cifras, pero asegura que el crecimiento es notable y ha realizado envíos a más de cuarenta países. El siguiente paso estará en hacerse conocer en América Latina. «Sólo tenemos unos pocos clientes en Brasil y sucede porque nuestro principal esfuerzo de mercadeo y relaciones públicas ha estado centrado en Europa y Estados Unidos. Hasta ahora vamos a empezar a construir conciencia sobre lo que hacemos en Latinoamérica». Fleischer debe el éxito de su idea al comercio electrónico, que con cada vez más fuerza impacta el negocio de la moda.

«La industria de la moda no ha cambiado mucho. Irónicamente, creo que la forma en la que se producen las prendas la hacen una de las más anticuadas. En general, el segmento está extremadamente enfocado en las cantidades, producción de masas, precio y capacidad rápida de respuesta. Lo anterior deteriora la calidad del producto, el impacto medioambiental y el bienestar de los empleados. Internet nos ha ofrecido las herramientas para hacerlo mejor y estar en contacto directo con el consumidor final y, de paso, cortar las ganancias de los minoristas», explica mientras envía algunos correos electrónicos y se dirige a su casa. El reloj marca las 5:30 p.m. «El secreto está en mantener un buen equilibrio entre la vida y el trabajo», concluye.

FLEISCHER ES INGENIERO EXPERTO EN PROCESOS DE PRODUCCIÓN. TRABAJÓ POR UNA BUENA TEMPORADA PARA EBAY Y FUE AHÍ DONDE APRENDIÓ LOS SECRETOS DEL COMERCIO ELECTRÓNICO.


PLACERES En la casa del mejor whisky del mundo

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CortesĂ­a Yamazaki


PLACERES

Por Fotos

Juliana Bedoya Cortesía Yamazaki

En la casa del mejor whisky del mundo La historia de Yamazaki, el whisky que destronó por primera vez la hegemonía escocesa de esta bebida.

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Siglo XVI. Yamazaki, Japón. El monje Sen Rikyu, padre de la ceremonia del té, introduce la filosofía del encuentro alrededor de la bebida en esta ciudad del este del país, donde se unen los ríos Katsura, Uji, y Kizu. La leyenda dice que el monje eligió esta región por la calidad del agua, escencial para la elaboración de un buen té. Cuatro siglos después, Shinjiro Torii escogió las mismas tierras, por las mismas razones, para fundar la destilería Suntory, donde se produce el mejor whisky del mundo. La biblia del whisky, una reconocida guía que cada año elige los mejores whiskys del mundo, puso en el tope de la lista (97,5 de 100 puntos), al Yamazaki Single Malt Sherry Cask 2013, de Suntory, por encima de los tradicionales escoceses. De hecho, es la primera vez en los doce años que se publica el reputado escalafón, que ningún whisky escocés aparece en los primeros cinco lugares. Para Jim Murray, autor de la publicación, Yamazaki es un whisky «rico y afrutado» con un aroma de «exquisita audacia» y un final «ligero, con tonos de especias». No es gratuito que sea un whisky japonés el elegido. Aunque la tradición de esta bebida en la isla es corta (se remonta a finales del siglo XIX), ha sido profunda y meticulosa. El Old Parr entró al país en 1872, y desde entonces los japoneses han hecho su tarea de igualar y superar la calidad del whisky escocés. Los padres de la bebida en el país, Shinjiro Torii, y su aprendiz y luego competidor, Masataka Taketsuru, fueron más allá de crear una buena copia del escocés, y se preocuparon por estampar su propio espíritu y personalidad. Sin ser ligero, el whisky japonés posee claridad en su aroma; la ausencia de las notas de cereal lo diferencian del escocés, al igual que la presencia del roble, que lo hace muy aromático. Cada vez que le preguntan sobre el tema a Ron Taylor, experto catador de vinos y licores de Estados Unidos, describe el whisky japonés como un: «Lexus delicado, consistente y siempre placentero», mientras que al escocés lo relaciona con un Maserati: «te golpea un poco y te da bofetadas en la cara». El ambiente en Yamazaki, la pequeña población casa de la primera destilería de single malt japonés, es húmedo gran parte del año, con una capa de niebla casi constante entre los enormes bosques de bambú. «Buena agua produce buenas maltas, y una buena maduración depende por completo de un buen ambiente natural», decía Shinjiro Torii, quien eligió Yamazaki para empezar su sueño en 1923, justo en las faldas del monte Tennozan, con la afluencia de los tres ríos y un clima húmedo ideal para la maduración en barriles.

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PLACERES

EN LA DESTILERÍA SE ENCUENTRAN LAS INMENSAS TUBERÍAS Y ALAMBIQUES POR DONDE SE ALMACENA Y TRANSPORTA EL LICOR. AHÍ COMIENZA EL RITUAL, EL JUEGO DEL ALQUIMISTA.

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La biblia del whisky puso en el tope de la lista (97,5 de 100 puntos), al Yamazaki Single Malt Sherry Cask 2013.

«El whisky no era muy conocido entre los japoneses y no había un hábito de consumo», explica Hiromu Muta, vocero de Suntory. «Shinjiro Torii intentó darles a conocer el whisky a los japoneses y continuó haciendo una bebida que estuviera a la altura de su paladar. Ahora el whisky japonés es común para muchas personas», puntualiza Muta. Del primer intento de Torii nació, en 1929, el Suntory, producto que se dio a conocer en Japón como Shirofuda (Etiqueta Blanca), por la marca que rodeaba la botella. El whisky entró a competir con las marcas escocesas que ya tenían su reputación ganada entre los consumidores locales. El «white», como se conoció, no tuvo la acogida esperada. Shinjiro no se replegó, continuó mezclando, probando y añejando sus maltas hasta que, en 1937, vio la luz la serie «Kakubin», envasada en una botella que asemeja el

caparazón de una tortuga, y que guarda la que ahora es considerada una pieza maestra del «escocés» japonés. Pero la cumbre de calidad de la firma no aparecería hasta 1984, en pleno boom económico japonés. Una vez más, el ambiente estaba dado, la riqueza que se respiraba era el escenario ideal para presentar un single malt con carácter y personalidad, que demostrara el espíritu de la era, y treinta años después fuera nombrado el más exquisito del mundo. ¿Qué lo hace tan particular? Yamazaki está lleno de rituales, como la ceremonia del té y la cultura japonesa. Todo comienza en la destilería, donde el verde y la vegetación se mezclan con las inmensas tuberías y alambiques por donde se almacena y transporta el licor. Grandes toneles reciben la malta sembrada y regada con la magnífica agua de la zona, y ahí comienza el ritual, el juego del alquimista.

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PLACERES

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PLACERES

«Escocia tiene 96 destilerías de malta, lo que le permite a sus blenders escoger entre una gran variedad de estilos de whisky que intercambian entre ellos. En Japón, las dos grandes destilerías (Nikka y Suntory) tienen cuatro plantas de malta entre las dos, y no hacen intercambios. Si quieren una variedad de whiskys deben hacer sus propios blends “en casa”», explica Dave Broom en su libro El atlas mundial del whisky. De esa «escasez» y meticulosidad del japonés, nace la variedad que hoy tiene en la cima a Yamazaki, con doce alambiques de distintas formas y tamaños que producen cada uno maltas destiladas con características únicas. Estas maltas reposan y se fermentan en cinco tipos distintos de barriles: los que alguna vez albergaron jerez, hechos de roble europeo y americano; los que también llevaron bourbon; barriles nuevos, y de roble japonés, caracterizado por el fuerte aroma que le da el toque de especias al whisky. Estos barriles poseen distintas formas y tamaños, lo que también influye en el sabor. Después entran los master blenders, alquimistas que con su paladar eligen la mezcla exacta para crear cada whisky. Un single malt escocés se diferencia en esencia por su tiempo de añejamiento. El Yamazaki, en cambio, varía no solo

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por su edad (12, 15, 18 años), sino por las partes que lo constituyen. El equipo de blenders tiene la tarea de probar el producto de las barricas, analizarlas y encontrar la proporción indicada. Pueden llegar a probar unos cien tipos distintos de whisky en un día -a veces hasta trescientos-, con los cuales se elabora una mezcla determinada que reposa durante seis meses antes de ser embotellada y distribuida. De este proceso nació el afamado Yamazaki Single Malt Sherry Cask 2013. La bebida, de la que solo se produjeron 16 000 botellas, es, según Murray, quien probó más de mil whiskys de todo el mundo para la publicación: «Almendrado, espeso, seco, redondeado como una bola de billar». Hace frío durante el inicio de la primavera en Yamazaki. Priman las casas de dos pisos con techos de madera a dos aguas, calles estrechas que desembocan en la línea principal del tren bala Tokaido que une a Osaka con Kyoto, la antigua capital del país. Al fondo, dominando el paisaje, los habitantes ven al monstruo Ususke «que se alimenta de levadura», como le decían los habitantes de los años veinte a la destilería de Shinjiro Torii. Es la casa del mejor whisky del mundo.

AUNQUE LA TRADICIÓN DE ESTA BEBIDA EN LA ISLA ES CORTA (SE REMONTA A FINALES DEL SIGLO XIX), HA SIDO PROFUNDA Y METICULOSA.


CRUISE CONTROL Récord sobre ruedas

Foto

Cortesía RM Sotheby’s.


CRUISECONTROL

Fotos

Cortesía RM Sotheby’s

Récord sobre ruedas Siete horas bastaron para que Paul Andrews y su hijo Chris subastaran la colección que habían construido durante quince años. La razón, según Chris, no es otra que tener una colección más pequeña, de tal vez unos 15 o 20 automóviles que realmente puedan disfrutar. «Tenemos que centrarnos en una colección más manejable», advierte. Pero el dinero también cuenta para la familia originaria de Texas, que alcanzó uno de los mayores récords de cualquier otra subasta de automóviles privada. El 100 % de los 78 vehículos fue subastado y quedó en manos de oferentes de dieciséis países, quienes pagaron 53,8 millones de dólares por la colección. A continuación, una selección de los automóviles más llamativos subastados por RM Sotheby’s.

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FOTO: EDSEL AND ELEANOR FORD HOUSE


CRUISECONTROL

Ferrari 400 Superamerica SWB Cabriolet by Pininfarina (1962) Vendido por: US$7.645.000

Motor de 340 caballos de fuerza y 3967 c.c. Motor V-12 con tres carburadores Weber, transmisi贸n manual de cuatro velocidades, suspensi贸n delantera independiente con brazos oscilantes dobles y resortes helicoidales, suspensi贸n trasera con un eje trasero vivo. Frenos de disco en las cuatro ruedas.

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Shelby 289 Competition Cobra (1962) Vendido por: US$1.980.000

Motor V-8 de 340 caballos de fuerza con motor de dos carburadores Carter de cuatro barriles, cuatro velocidades Borg Warner T-10. Transmisi贸n delantera independiente y suspensi贸n trasera con brazos tipo A.

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CRUISECONTROL

Mercedes-Benz 300 SL Roadster (1959) Vendido por: US$1.842.500

2996 c.c. y seis cilindros en l铆nea. Transmisi贸n manual de cuatro velocidades, suspensi贸n delantera independiente y resorte en espiral de un solo punto de la suspensi贸n trasera de eje swing. Servo frenos de tambor asistidos.

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Chevrolet Corvette “Gulf Oil” (1962) Vendido por: US$1.650.000

Motor de 360 caballos de fuerza, V-8 con inyección mecánica de combustible Rochester. Transmisión manual de cuatro velocidades y suspensión frontal independiente. Posee una barra estabilizadora, tubulares. Los frenos de tambor, en las cuatro ruedas, son de gran potencia.

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CRUISECONTROL

Aston Martin DB2/4 (1954) Vendido por: US$1.320.000

Motor de 2580 c.c. y 125 caballos de fuerza. Seis cilindros, transmisión manual de cuatro velocidades, suspensión delantera independiente con resortes helicoidales, suspensión trasera de eje rígido con muelles helicoidales, y frenos de tambor en las cuatro ruedas de accionamiento hidráulico.

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Shelby GT350 R (1965) Vendido por: US$770.000

325 caballos de fuerza, 289 pulgadas cúbicas, motor V-8, transmisión manual de cuatro velocidades, suspensión delantera independiente con resortes helicoidales, eje rígido de suspensión trasera con ballestas y delanteros de disco y frenos traseros de tambor.

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CRUISECONTROL

Lamborghini Countach 25 Aniversario (1990) Vendido por: US$451.000

Con 1240 kilómetros recorridos, este modelo posee un motor V-12 de 5167 centímetros cúbicos y 449 caballos de fuerza. Posee seis carburadores Weber, transmisión manual de cinco velocidades, suspensión delantera y trasera independiente con muelles helicoidales y amortiguadores telescópicos. Los frenos Girling son de disco en las cuatro ruedas.

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Chevrolet Corvette “Split-Window” Coupe (1963) Vendido por: US$253.000

300 caballos de fuerza. Motor V-8 con solo carburador Carter de cuatro gargantas, transmisión automática, frenos de tambor hidráulico.

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CRUISECONTROL

Toyota FJ40 Land Cruiser (1976) Vendido por: US$57.750

Motor de seis cilindros con un solo carburador Aisin, transmisi贸n manual de cuatro velocidades con una caja de transferencia a las cuatro ruedas. Frenos de disco delanteros y traseros de tambor; frenos hidr谩ulicos.

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MÁQUINAS DE TIEMPO Es tiempo de IWC De mujeres y joyas

Foto

Cortesía Cartier


MÁQUINAS DE TIEMPO

Es tiempo de IWC

Por

Ricardo Kling

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IWC fabrica piezas que reúnen ingeniería y precisión con diseño exclusivo.

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La historia de la colección Portugieser inició a finales de los años treinta cuando dos comerciantes portugueses encargaron a International Watch Co. unos relojes de pulsera con la precisión de marcha de los cronómetros marinos. La exactitud deseada sólo se podía conseguir en aquella época con un reloj de bolsillo dotado de un movimiento voluminoso. Por ello, los relojeros de IWC montaron en una caja de reloj de pulsera un movimiento de savonette, o reloj de bolsillo, con la corona de la cuerda situada en la parte derecha.

Así, en 1939 se entregaron los primeros ejemplares del nuevo reloj de bolsillo de pulsera. Al reloj, conocido como «reloj de pulsera grande», le aguardaba el mismo destino que a otros modelos emblemáticos de IWC: anticiparse largamente a su tiempo. Con un enfoque hacia la tecnología y el desarrollo, la manufactura suiza IWC Schaffhausen lleva fabricando desde 1868 relojes de valor duradero. La empresa se ha hecho un nombre en todo el mundo gracias a su pasión por soluciones innovadoras, su espíritu inventivo y gran


La manufactura IWC de Schaffhausen celebra el 75º aniversario de sus relojes Portugieser, una línea con rica tradición a sus espaldas, con una nueva colección.

habilidad técnica. Como una de las marcas punteras a nivel internacional en el sector de los relojes de lujo, IWC fabrica obras maestras de la «Haute Horlogerie» que reúnen ingeniería y precisión con diseño exclusivo. Todo empezó hace algo más de 147 años en Boston, donde el emprendedor relojero Florentine Ariosto Jones pensaba en la posibilidad de hacerse independiente pero, al mismo tiempo, de hacer muchas cosas de otra forma y mejor que sus colegas en la floreciente industria relojera norteamericana. Él, quien por entonces era director de la empresa F. Howard Watch & Cie, ya había oído hablar de la pequeña Suiza y de sus sobresalientes relojeros. La información sobre que los empleados de la industria relojera suiza fabricaban sus relojes con salarios sorprendentemente bajos y máquinas en su mayoría obsoletas le impresionó. Suiza era en aquella época un país con sueldos muy bajos, algo que sorprende y cuesta imaginar en nuestros días. Poco a poco fue madurando en F. A. Jones la interesante idea de producir en Suiza relojes de calidad para el mercado norteamericano, con condiciones mucho más rentables, pero con nuevas y mejores máquinas. Pensado, planeado y hecho: con otros dos socios Jones fundó en Nueva York una organización de ventas a través de la cual iban a distribuirse en todo Estados Unidos los movimientos de relojes de bolsillo provistos de sus cajas y fabricados en Suiza. La empresa recibió un nombre que se haría famoso: International Watch Company. Jones y su amigo, el relojero Louis Kidder, se embarcaron hacia Europa. En

su equipaje llevaban no sólo una gran cantidad de ideas, sino también las máquinas para la fabricación en serie de las piezas y planos constructivos listos para la producción de los primeros relojes de ejecución suiza. Pronto surgió la primera sorpresa: en Suiza occidental, donde se encontraban los centros relojeros y donde Jones pensaba asentarse, dieron la espalda al recién llegado, porque allí gran parte de los componentes de relojes se producía en trabajo a domicilio. Además, las personas temían a las consecuencias de las modernas máquinas y de la producción en serie, aún cuando esta tenía la ventaja indiscutible de una ejecución con calidad uniforme y constante. Éste podría haber sido el fin de la historia, pero afortunadamente Jones conoció en esa región de Suiza al polifacético industrial de Schaffhausen Heinrich Moser, quien hizo al americano una oferta muy atractiva: en Schaffhausen, una pequeña ciudad en el norte del país, podía empezar a trabajar inmediatamente en unos edificios industriales que pertenecían a Moser. Lo interesante era que el lugar también contaba con una fuente de energía para el funcionamiento de las máquinas, en una época en la que todavía no podía pensarse en la electricidad. Una central hidráulica construida por Moser proporcionaba directamente a la fábrica el accionamiento necesario para las máquinas, a través de ejes y largas líneas de cables. De esta forma Jones llegó a Schaffhausen en 1868 y en esta pequeña ciudad, lejos de la Suiza occidental, instaló su fábrica de relojes. Estableció así las

bases del actual renombre de los relojes de Schaffhausen en todo el mundo. Desde el punto de vista relojero, todo empezó de forma muy prometedora con los primeros «calibres Jones», llamados según el fundador de la empresa. Surgieron sin embargo problemas económicos, cuando América, contrariamente a lo anunciado, no redujo los aranceles aduaneros de guerra del 25% promulgados en 1864. La ventaja obtenida con los bajos salarios suizos quedaba anulada. Jones regresó a Boston y la «fábrica americana de relojes» pasó a manos suizas. Sin embargo, el fundador dejó en Europa esa ambición especial por las soluciones técnicas refinadas y siempre mejores. Y a pesar de las dificultades iniciales, la manufactura continuó desarrollándose hasta convertirse en uno de los más renombrados productores de relojes de bolsillo sólidos y de larga duración. La empresa participó desde el principio en el proceso de transición relojera, cuando alrededor del 1900 comenzó a imponerse la tendencia de los relojes de pulsera. La batalla por la forma de llevar el reloj concluyó definitivamente en las décadas de 1930 y 1940. Y a partir de este período de resurgimiento técnico se crearon algunos de los relojes IWC más interesantes y más codiciados.

CON UN ENFOQUE HACIA LA TECNOLOGÍA Y EL DESARROLLO, LA MANUFACTURA SUIZA DE RELOJES IWC SCHAFFHAUSEN LLEVA FABRICANDO PIEZAS DE VALOR DURADERO DESDE 1868.

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MÁQUINAS DE TIEMPO

PRIMER GRAN RELOJ DE PULSERA Cuando en 1939 se entregó el primer «gran reloj de pulsera», el modelo no concordaba con el gusto de su época, ni por su notorio tamaño ni por la depurada línea de la esfera ni por su sencilla caja redonda. El público demandaba relojes de pulsera estilo art déco con la mayor ornamentación posible, muchas veces también con forma rectangular. Aquella gran caja con bisel estriado eran toda una afrenta contra el espíritu de la época.

CUERDA MANUAL OCHO DÍAS

CALENDARIO ANUAL Con el nuevo Portugieser Calendario Anual, IWC presenta por vez primera un calendario anual. En tres ventanas semicirculares separadas aparecen, a la altura de las «12 horas», las indicaciones del mes, de la fecha y del día de la semana.

El Portugieser Cuerda Manual Ocho Días Edición «75th Anniversary» constituye la pieza esencial de la familia. Con un diseño purista inspirado en el originario de los años treinta, su interior, sin embargo, está de acuerdo a la técnica moderna.

YACHT CLUB CRONÓGRAFO El nuevo Portugieser Yacht Club Cronógrafo (ref. 3905), posee una caja de 43,5 milímetros con el que la manufactura relojera responde a la demanda de numerosos interesados que deseaban una versión algo más pequeña del modelo más deportivo de la línea Portugieser. Se ha adaptado al carácter del reloj el ancho de la nueva correa de caucho, delgada y deportiva.

PORTUGIESER Hubo que esperar a 1993 para celebrar triunfalmente el regreso del concepto inicial bajo la denominación «Portugieser». Este modelo causó sensación en la Feria de Basilea ese año pues su gran tamaño era inaudito en la época donde la moda se inclinaba por relojes más pequeños.

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CRONÓGRAFO Con la elegancia de su diseño, su moderada altura de la caja y su idoneidad para la vida cotidiana, el Portugieser Cronógrafo (ref. 3714) continuará así su marcha triunfal como el reloj Portugieser más deseado durante el año del aniversario.


GRANDE COMPLICACIÓN Desde hace cinco años, el Portugieser Grande Complicación (ref. 3776) reúne en sí varias obras maestras de la alta relojería, entre ellas el calendario perpetuo, la indicación perpetua de las fases de la Luna y la repetición de minutos. La esfera presenta ahora una imagen más clara y reposada, complementada al dorso con un grabado que representa una rosa de los vientos. Tanto la variante en oro rojo como la variante en platino aparecen exclusivamente en edición limitada a doscientos cincuenta ejemplares.

AUTOMÁTICO El Portugieser Automático se moverá desde este año impulsado por un movimiento de la manufactura de la nueva familia del calibre 52000. La cuerda Pellaton ha vuelto a ser mejorada: los trinquetes de cuerda, la rueda automática y el cojinete de la masa oscilante están fabricados ahora en una cerámica de dureza extrema y resistente al desgaste.

REPETICIÓN DE MINUTOS El Portugieser Repetición de Minutos (ref.5449) conserva intacta su capacidad de fascinar a los amantes de los mecanismos relojeros refinados con una de las complicaciones más exigentes del arte de la relojería.

TOURBILLON MYSTÈRE RÉTROGRADE IWC seguirá mejorando el aspecto exterior del Portugieser Tourbillon Mystère Rétrograde (ref. 5046). El nuevo cristal frontal de canto arqueado da al reloj un aspecto más esbelto. La correa de piel de aligátor de Santoni y el calibre de la manufactura 51900 de nuevo diseño aportan renovado atractivo a esta enigmática prima donna.

TOURBILLON CUERDA MANUAL El Portugieser Tourbillon Cuerda Manual (ref. 5463) sigue ofreciendo igualmente el mismo disfrute a los conocedores de los mecanismos relojeros refinados con su delicadísimo «torbellino».

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ALTA JOYERÍA

De mujeres y joyas 1.

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Daisy Fellowes llevaba su collar Tutti Frutti ( al estilo hindú) , de la colección Cartier, 1936.

Daisy Fellowes Daisy Fellowes llevaba con frecuencia su collar Tutti Frutti, de la Colección Cartier, 1936. Fue elaborado por orden especial para ella y heredado a su hija, la condesa de Castéja. Fellowes (1890-1962) era a menudo llamada “la mujer más elegante del mundo” por las revistas en los años 1920 y 1930. Nació en París, heredó el imperio de máquinas de coser Singer, y se convirtió en líder de la moda, más aun cuando ejerció como corresponsal en su cuidad, entre 1933-1935, para Harper’s Bazaar.

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El único matrimonio indisoluble es el de las mujeres y las joyas. De eso pueden dar fe algunas de sus propietarias y casas como Cartier, que por décadas se ha dedicado a seguir la pista de algunas de las mejores piezas alguna vez adquiridas, o usadas, por conocidas mujeres como Maria Félix, Elizabeh Taylor o la Duquesa de Windsor.

2.

Barbara Hutton era una de las mejores clientas de Cartier. El collar de jade, en la foto, era uno de sus preferidos.

Barbara Hutton Nieta del fundador de la cadena de retail Woolworths, Barbara Hutton (1912-1979) fue una de las mujeres más ricas del mundo. Se casó con el príncipe ruso Alexis Mdivani en junio de 1933. Fue el primero de sus siete maridos. En la foto de 1964 lleva una tiara creada por Cartier en 1947 que también puede ser usado como collar. Las esmeraldas son de la colección de María Pavlovna, esposa del Gran Duque Vladimir. Luce el diamante Pacha de Egipto.

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ALTA JOYERÍA

3.

María Félix La diva mexicana (1914-2002) llevó su carrera como actriz hasta finales de 1960 y fue una de las grandes amantes de la marca. Su collar de cocodrilos, al igual que sus pulseras de pantera, eran tan famosos como ella, quien se hizo conocida en su país y en Francia por películas como Enamorada, de Emilio Fernandez (1946); French Cancan, de Jean Renoir (1955); y Fever Rises in El Pao, de Luis Buñuel (1959). Quizás la más importante pieza es un collar con forma de serpiente producido en platino, oro blanco y amarillo, esmeraldas y decenas de diamantes, que en total suman 178,21 quilates. Entre sus posesiones, subastadas tras su muerte por Christie’s, también se encuentra un juego collar con pendientes pintados por el artista Antoine Tzapoff.

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4. Pedido especial de 1947. Pieza de 18 quilates y 20 quilates de oro, platino, una amatista facetada en forma de corazón, veintisiete amatistas talla esmeralda, una amatista facetada ovalada, collar cabochons.

Elizabeth Taylor Elizabeth Taylor (1932-2011) ha sido una de las figuras más leales a Cartier. Su amor por los hombres estaba estrechamente ligado a su pasión por la joyería. Se casó en 1957 con el productor Mike Todd, uno de los grandes amores de su vida. El matrimonio terminó cuando Todd murió en un accidente de avión, aunque poco antes le había regalado en La Fiorentina, en la riviera francesa, un collar, pendientes y pulsera con rubíes y diamantes de la marca. La historia de Elizabeth Taylor con el actor británico Richard Burton también estuvo llena excesos. Se casaron el 15 de marzo de 1964 y desde entonces se intercambiaron regalos suntuosos, como el famoso diamante de octubre de 1969 por el que Burton pagó más de un millón de dólares.

Duquesa de Windsor Dicen que el matrimonio entre Eduardo VIII y Bessie Wallis, nombre de nacimiento de la estadounidense, fue el acto más romántico del siglo. Wallis, después duquesa de Windsor (1896-1986), fue una socialite que se casó tres veces, la última en 1937 con el príncipe Eduardo, duque de Windsor. Antes de que Eduardo VIII ascendiera al trono, ya había conocido a Wallis. Decidió proponerle matrimonio siendo Rey de Gran Bretaña, pero su condición de divorciada dos veces ocasionó una crisis que lo llevó a abdicar. Su hermano, Jorge VI, lo nombró duque de Windsor, se casaron en 1937 y ella pasó a ser conocida como la duquesa de Windsor. A lo largo de su relación, las joyas marcaron algunas de sus pasiones y caprichos. Eduardo VIII fue un cliente eminente de Cartier, joyero oficial de la corona desde 1904, e incluso su anillo de compromiso con la duquesa salió del estudio de la firma en Londres.

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EL CAMINO DEL LUJO

Por

Carlos Ferreirinha*

* Fundador y presidente de MCF Consultoría Especialista en inteligencia y gestión de lujo www.mcfconsultoria.com.br

¡El falso extremo!

Hace algún tiempo escuché una frase que consideraba tenía sentido. «La China tradicional de los productos falsificados se esfuerza por convertirse en la nueva “Samsung”». Ha sido la compañía coreana la que ha inspirado a China a buscar algún tipo de percepción que asocie al país con el prestigio en cuanto a sus productos se refiere. Tuvo mucho sentido para mí. China ya no puede ser el país de los precios y salarios increíblemente bajos. Teniendo en cuenta la masiva inversión que el país ha hecho en la industria del diseño, la comparación con Samsung tiene mucho sentido. En los años ochenta, Samsung se dedicaba a los televisores; ahora posee cantidades de productos y compite en teléfonos inteligentes con la estadounidense Apple. El crecimiento de China sigue sorprendiendo, con tasas como la del año pasado, del 7,5%, y con señales cada vez más alentadoras de una economía que acelera el desarrollo de un modelo de propiedad mixta, lo que permite un volumen creciente de capital privado en empresas del Estado en sectores clave. Es, sin duda, la China de los nuevos tiempos. Sin embargo, ¿cómo puede crecer la economía de esta forma y ser percibida como contemporánea y moderna mientras no lucha enérgicamente contra la falsificación de marcas

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que invierten fuertemente para asegurar calidad, originalidad y de paso derechos de autor? Veamos estos ejemplos: TIFEANY & CO (Tiffany & Co.), STARBOCKS CAFÉ (Starbucks), HERWÉS (Hermès), Haagen Dezs (Häagen Dazs), CNANEL (Chanel) y CAITIER (Cartier) son algunos de los nombres de las fachadas de las tiendas de una calle entera dedicada a la falsificación de marcas de lujo. Incluso se respetó la identidad visual de las fachadas de las tiendas. Definitivamente, la República Popular de China no deja de sorprendernos. En medio de todo esto, veo con profunda molestia que los mismos países latinoamericanos que recientemente prohibieron la entrada del hombre considerado como un maestro en la conquista de mujeres, Julien Blanc, quien además fue abucheado por los mismos medios de comunicación, permitan ahora la posible venta de la X7 Landwind, una falsificación de la Land Rover Evoque. La falsificación es un delito que parece ayudar a las ventas de la Landwind X7 y América Latina no lo debe permitir, y más cuando quiere atraer a decenas de marcas de lujo. ¿Dónde queda la inversión, investigación e innovación de marcas como Land Rover y muchas más? Hasta la falsificación debe tener límites.




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