Óscar Murillo: arte en evolución
Philip Johnson: La Casa de Cristal
El sastre
od wo olly de B
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John Lobb
: In tim ida d ge ométrica
C oh en
Artesano zapatero
Número 26. Junio - Septiembre 2014 / Colombia: $12.000
I N T E L I G E N C I A C O N L U J O
EDICIÓN N° 26
JUNIO / SEPTIEMBRE 2014
DIRECTOR
COLABORADORES PERMANENTES
Juan Fernández Andrés Ramírez
Cristina Grajales Ricardo Kling Carlos Ferreirinha Juliana Bedoya
ASESORES EDITORIALES
COLABORADORES EN ESTA EDICIÓN
EDITOR
Poli Mallarino Cristina Grajales Ricardo Kling
Simone Bucher-Bechtler Mariana Palau Juan M. Fernández Juan Camilo Maldonado
DISEÑO GRÁFICO
Marcia Pedraza Sierra
RETOQUE FOTOGRÁFICO
Andrés Gachancipá P.
DIRECTOR DE ARTE
Darío Forero A.
PREPRENSA
Producción El Espectador
CORRECCIÓN DE ESTILO
Juan Sebastián Sánchez H. Óscar J. Arango Arboleda FOTO PORTADA ©
PRESIDENTE CONSEJO EDITORIAL EL ESPECTADOR
Martin Mai
Gonzalo Córdoba M.
FOTOGRAFÍA
Daniela Benedetti Sheetal Mallar Tigre Escobar Erika Rojas
DIRECTOR
Fidel Cano C. GERENTE
Eduardo Garcés GERENTE DE PRODUCCIÓN
Fabio Chica
© Comunican S. A. 2014 Todos los derechos reservados. Calle 103No. 69b-43 Conmutador: 423 2300. Fax: 423 7641. Apartado 3441. Bogotá, D. C., Colombia. ISSN 2027-1247
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ARTE EN EVOLUCIÓN 40
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Óscar Murillo presentó su primera exhibición en solitario en Nueva York. A pesar de los comentarios negativos de la prensa, sus obras siguen al alza en los principales mercados.
Lalo Borja Cortesía David Zwirner Gallery
Pág. 24
Artesano zapatero
Pág.82
Charles James: arquitecto de la moda
Pág. 106 El show de Pininfarina
Pág. 36
Horma perfecta
Pág.96
Extra virgen
Pág. 110
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El año en una caja
LA CASA DE CRISTAL 56
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La coleccionista Simone Bucher-Bechtler hace un recorrido por la Casa de Cristal, la obra más emblemática del legendario arquitecto estadounidense Philip Johnson.
Eirik Johnson. Cortesía The Glass House
EL SASTRE DE BOLLYWOOD 68
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Maganlal Dresswala es uno de los talleres de confecci贸n de vestuario preferidos por la creciente industria del cine indio.
Cortes铆a Sagar Arts PVT. LTD
INTIMIDAD GEOMÉTRICA
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Daniela Benedetti
El misterio de la lencería de Suki Cohen está dándoles motivos a las mujeres para desatar todo su poder lujurioso.
LA COCINA DE TROCCA 90
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Con su restaurante Sucre, de Buenos Aires, y la supervisión de la cadena Gaucho, de Gran Bretaña, el chef Fernando Trocca propone platos en constante evolución.
Érika Rojas, Cortesía Fernando Trocca
www.touche.com.co
UN GT A LA MEDIDA 100
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El británico David Brown apuesta por un automóvil elaborado a mano, muy similar al Aston Martin de 1960.
Cortesía David Brown Automotive
Juan Fernández jfernandez@elespectador.com ¿Cómo mantener viva, y con éxito, una marca por 150 años? La respuesta la tiene el británico John Hunter Lobb, quien ha logrado conservar el legado de su bisabuelo para elaborar, a mano, los que sin duda son los zapatos para hombre con más historia y distinción de todo el mundo. Con una única tienda ubicada en St. James´s Street, en Londres, Lobb atienden a reyes, jeques, presidentes y hombres con buena fortuna que esperan meses para recibir los zapatos que calzan. Pero más allá de sus clientes, la familia Lobb ha sabido preservar intactas sus tradiciones, los altos niveles de servicio y el espíritu por crear modelos únicos después de seis generaciones. Ese, así de sencillo, o de complicado, es el secreto para mantener vivo un legado por más de un siglo. Lo mismo ha hecho en Mumbay, India, un lugar tan diferente a Londres, Suresh Bhai Dresswala. Pese a que en su personalidad y apariencia, Suresh Bhai y Lobb, son como el agua y el aceite, comparten el significado de la tradición. Maganlal Dresswala es la firma que Suresh ha recibido de su padre y que desde la década de 1920 elabora reconocidos vestuarios para la industria del cine indio. Fue él quien logró romper el silencio del cine con el tintineo de los cascabeles que adornaban los
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vestidos danzantes de los personajes de Bollywood, y que ha ahora ha contagiado a la tercera generación de la familia. En ese recorrido que constantemente nos lleva de ciudad en ciudad buscando personajes con historias únicas, Nueva York es paso obligado para asistir a la exhibición en solitario del artista colombiano Óscar Murillo, tan popular en estos días. Y pese a hacerlo bajo el manto del poderoso galerista David Zwirner, la crítica parece haberle cobrado demasiada cercanía entre su instalación y la compañía Colombina, en una relación que da la sensación de una sociedad comercial y no una exhibición de arte. Aún así, las obras de Murillo siguen inmunes y al alza en las principales subastas de Europa y Estados Unidos. Pero quizás una de las historias más interesantes en esta edición se la debemos a Simone BucherBechtler. Perteneciente a una familia Suiza que ha coleccionado arte por varias generaciones y que donó recientemente parte de sus obras a la ciudad de Charlotte, en Estados Unidos, para construir ahí el reconocido Museo Bechtler, Simone visitó la Casa de Cristal, una de las obras más emblemáticas del arquitecto estadounidense Philip Johnson, para consignar sus notas de viaje en esta nueva edición de Summus.
Historias con alcance global
Artesano zapatero Por Juan Fernández Londres
La Casa de Cristal
Arte en evolución
Por Simone Bucher-Bechtler New Canaan, Connecticut
Por Andrés Ramírez Nueva York
Un GT a la medida Por Juan Fernández Londres
La cocina de Trocca Por Juan M. Fernández Buenos Aires
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Intimidad geométrica Por Juan Camilo Maldonado Bogotá
El sastre de Bollywood Por Mariana Palau Mumbai
EN LA CIMA Artesano Zapatero
Foto
Foto cortesĂa John Lobb
ENLACIMA
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Por Fotos
Juan Fernández Martin Mai y cortesía John Lobb
Artesano zapatero En John Lobb se elaboran a mano los mejores zapatos para reyes, jeques, presidentes, artistas y hombres de negocios de todo el mundo.
Foto cortesía John Lobb
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John Hunter Lobb en el taller de su familia en 1981.
La rutina de John Hunter Lobb no ha cambiado en los últimos 21 años. Todos los días baja del metro en la estación de Green Park, en Londres, y camina pocas cuadras hasta su tienda, ubicada en el número 9 de St. James´s Street. Tiene 73 años y es heredero de la firma que creó su bisabuelo, John Lobb, en 1849. Lobb, el bisabuelo, nació en Cornwall, en el sur de Gran Bretaña, pero emigró muy joven a Australia, donde perfeccionó el oficio zapatero. «Sé muy poco acerca de mi bisabuelo», dice John Hunter Lobb, entrada la tarde, desde un escritorio en el segundo piso de su tienda. «Se supone que tuvo un accidente en la granja de la familia, en Cornwall, por lo que no pudo seguir trabajando ahí». El accidente lo dejó cojo y con la necesidad de recurrir al bastón el resto de su vida. Lo que sí sabe Lobb, quien conserva el bastón, es que su bisabuelo fue aprendiz de un zapatero local y, evidentemente, un talentoso artesano. «Era ambicioso y se fue para Londres, pero después les dijo adiós a los principales fabricantes de botas y partió hacia Australia», comenta.
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Era la época de la fiebre del oro, así es que se dedicó a elaborar botas para los mineros con una innovación que cambió la suerte de muchos de ellos. «¡Se las ingenió para hacer zapatos con tacones huecos donde los mineros podían ocultar el oro que iban encontrando!», cuenta Lobb. Un gran invento para la época, que le fue reconocido en la Exposición de Londres de 1862. Cuatro años más tarde regresó a Londres y abrió su primer local en Regent Street. Alcanzó la fama y empezó a hacer fortuna cuando Eduardo VII lo nombró zapatero real. Hoy, el local posee dos apetecidos «Royal Warrants», los sellos de reconocimiento Real que indican que el negocio proporciona zapatos al Duque de Edimburgo y al Príncipe de Gales. Lobb murió en 1895 y desde entonces el negocio ha pasado de generación en generación. En este se guardan, desde hace casi 150 años, las hormas de una lista interminable de hombres de negocios y de otros clientes fieles, como del inventor italiano Guillermo Marconi, de
los cantantes estadounidenses Frank Sinatra y Dean Martin; de Aristóteles Onassis, del Premio Nobel de Literatura irlandés y uno de los fundadores de London School of Economics, George Bernard Shaw; de Laurence Olivier, el más grande actor británico del siglo XX; de Andy Warhol y de buena parte de los primeros ministros ingleses de los últimos cien años.
GENERACIÓN SEIS John Hunter Lobb forma parte de la sexta generación de una familia de zapateros prodigiosos. Está a cargo del negocio desde 1993, cuando el tío que estaba a cargo murió. Habla poco. No dice más, ni menos, de lo que debe decir. Sus tres hijos, dos sobrinos y veinticinco empleados, lo acompañan en su misión de mantener el negocio en pie. Los primeros recuerdos de la empresa familiar lo trasladan a las fiestas de Navidad y a su formación estricta como zapatero a finales de los años cincuenta, y reconoce que nunca alcanzó la destreza de
Foto Martin Mai
Los modelos Monk de doble correa (izq.) y los Oxford (der.) son algunos de los más pedidos a los artesanos de John Lobb.
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JOHN HUNTER LOBB CONSERVA LAS HORMAS DE UNA LISTA INTERMINABLE DE HOMBRES DE NEGOCIOS Y DE OTROS CLIENTES FIELES COMO GUILLERMO MARCONI, FRANK SINATRA, ARISTÓTELES ONASSIS, ANDY WARHOL Y DE BUENA PARTE DE LOS PRIMEROS MINISTROS INGLESES DE LOS ÚLTIMOS CIEN AÑOS.
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Foto Martin Mai
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los mejores artesanos. «Fueron varios años aprendiendo a hacer los zapatos. Después me involucré con los clientes. Más tarde me hice cargo de nuestra gira por Estados Unidos. Fue tan exitosa que se prolongó durante casi tres meses». Pese a los cambios en la industria, Lobb ha mantenido intactas las tradiciones artesanales para la elaboración de zapatos. «En el siglo XIX, las botas eran el calzado más habitual, debido al transporte tirado por caballos y la falta de carreteras asfaltadas. Con la Revolución Industrial, las cosas empezaron a cambiar y las fábricas comenzaron a tomar el relevo del trabajo hecho a mano. Nuestra firma se mantuvo con este último, así continúa dando los mejores resultados y ha permitido a los clientes tener zapatos realmente a la medida», señala Lobb. Uno de sus retos es sobrevivir en tiempos en los que los artesanos escasean. Además de encontrar los mejores, debe evitar que lo abandonen después de enseñarles sus secretos. «Muchos artesanos, y aspirantes a serlo, han pasado algún tiempo aquí, sobre todo en los últimos cuarenta o cincuenta años, cuando una gran parte de nuestro esfuerzo ha estado dirigido al entrenamiento que hacemos para mantener vivo el oficio y el negocio en marcha», expresa Hunter. «No anticipamos un fin próximo a nuestro negocio. Los jóvenes siguen llegando para
Fotos cortesía John Lobb
EL 23 DE ENERO DE 2009, CARLOS, PRÍNCIPE DE GALES, Y CAMILA, DUQUESA DE CORNWALL, VISITARON LA TIENDA DE JOHN LOBB EN ST JAMES'S.
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Foto Martin Mai
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Foto cortesía John Lobb
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aprender las diferentes habilidades. El trabajo hecho a mano es algo que a algunas personas aún les gusta hacer». Pero el desafío es grande. Hace poco más de veinte años, podían existir más de veinticinco empresas similares a la suya en el West End de Londres. Hoy no hay más de tres, pero Lobb ha sabido mantenerse y asegura que si su bisabuelo regresara hoy a la tienda, se daría cuenta de que las técnicas para fabricar los zapatos son las mismas de hace 150 años. Eso les gusta a los clientes, quienes saben que están recibiendo un artículo único. «Nuestro legado ha permanecido vivo al lograr mantener altos estándares de artesanía y servicio», asegura Lobb bisnieto. Tiene claro que su negocio no debe crecer de manera indiscriminada. Tampoco le interesa. «Es un establecimiento pequeño e independiente, tal vez porque no tenemos ambiciones de ser cada vez más y más grandes», asegura. Lobb no ve los grandes grupos de lujo como una amenaza. Son ellos al final los llamados a mantener altos estándares y un número de clientes suficientes que sostengan la industria. Incluso una parte de la familia, encargada de la antigua tienda de John Lobb en París, que fue abierta en 1902 por William Hunter Lobb, hijo del fundador, negoció con Hermès su venta en 1976. Es una tienda con una historia propia y que ofrece una línea
PESE A LOS CAMBIOS EN LA INDUSTRIA, LOBB HA MANTENIDO INTACTAS LAS TRADICIONES ARTESANALES PARA LA ELABORACIÓN DE ZAPATOS
Foto cortesía John Lobb
de zapatos de confección (ready to wear), no a la medida, fabricados y vendidos por el grupo francés.
El modelo Albert de terciopelo negro permite bordar las iniciales del cliente en letras rojas.
PASO A PASO Elaborar el primer par de zapatos para un cliente toma a John Lobb seis meses, pues se debe hacer con dedicación la horma. Para los pares siguientes, el tiempo se reduce a la mitad. El proceso toma unos 190 pasos e intervienen el hormero, el cortador y el montador, quienes acuden a cueros seleccionados de manera especial, varios de ellos de la firma J&FJ Baker. Hoy los modelos hechos a mano tienen
un precio promedio de unas 3200 libras esterlinas, unos 5300 dólares. Lobb es hermético sobre sus clientes recientes, pero reconoce que la gran mayoría llegan de países lejanos. Recomienda los estilos Oxford, siempre populares, en parte, como dice, porque son elegantes y prácticos. «La elegancia es una cuestión de proporción cuando se mira un zapato», señala. Sobre sus compradores latinoamericanos se limita a decir: «Yo sé de un cliente mexicano que tiene un par de zapatos por cada año de su vida. Él tiene 75 años», concluye Lobb.
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John Lobb recomienda cómo cuidar sus zapatos
Las botas y zapatos deben mantenerse en las hormas, que se hacen especialmente para cada par. Usarlas conserva los zapatos en buen estado y ayuda a eliminar las arrugas. Siempre debe utilizar el calzador, que ayudará a mantener los zapatos en perfecto estado. Cuando los zapatos son nuevos, deben usarse durante pocas horas los primeros días. Esto permite que la piel se ablande y se adapte a la forma del pie. Es importante rotar los zapatos para que puedan secarse y airearse. Las bolsas de zapatos ofrecen una cubierta útil para el almacenamiento y para los viajes. Antes de pulir los zapatos, es necesario retirar el polvo sobre ellos. Elija una crema de zapatos ligeramente más clara que el color de los mismos para preservar la sombra original, o una crema ligeramente más oscura, si se desea profundizar en el color original. Utilice un paño limpio de algodón envuelto alrededor de dos dedos siempre unidos. Aplique la crema con moderación y con un movimiento circular. Una vez que la crema se haya secado, bríllelos con un cepillo suave.
Foto Martin Mai
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Los zapatos hechos a mano siempre deben ser reparados con la horma sobre la que se elaboraron. Esto conserva su montaje y una vida prolongada.
ENLACIMA
Horma Perfecta Por
La técnica de algunos de los mejores zapatos hechos a mano.
Juliana Bedoya
CARMINA
Muy pocos saben que una de las marcas de zapatos hechos a mano más reconocidas proviene de un pequeño pueblo en Mallorca. Desde allí, fieles a una tradición de más de cien años, nació Carmina, de la mano de José Albaladejo, quien en los años sesenta creó un imperio alrededor de los zapatos en España. Luego de una crisis, decidió volver a los orígenes y retomar la tradición de su bisabuelo Matías Pujadas, conservando partes importantes de la técnica de la elaboración de los zapatos, como dibujar el modelo sobre la propia horma de madera. carminashoemaker.com
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Carmina Santoni Alfred Sargent Church’s
SANTONI
Desde su creación en 1975, Santoni ha sido fiel a la artesanía italiana. Su fundador, Andrea Santoni, ha transmitido a su hijo Giuseppe el legado de la marca, que hoy factura unos 50 millones de euros. Santoni ha construido su éxito diseñando zapatos de hombre, pero hoy también elabora modelos para mujeres y una serie de accesorios de cuero. Cada par de zapatos que le sale de los talleres Santoni es garantía de alta calidad. Uno de sus secretos está en su técnica de coloración a mano, conocida como “pátina”, que otorga un rasgo distintivo de la marca. De esta manera los artesanos pueden lograr hasta quince colores diferentes de cuero.
santonishoes.com
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Carmina Santoni Alfred Sargent Church’s
Horma perfecta
ALFRED SARGENT
CHURCH’S
Para los ingleses, llevar un par de zapatos hechos a mano es un tema de tradición. De la región de Northamptonshire provienen algunos de los mejores zapatos hechos a mano. Ejemplo de esto son los Alfred Sargent, que desde 1899 han sido llevados por miles de británicos. El negocio ha pasado de generación en generación, adecuándose al estilo y la moda, siempre manteniendo la tradición zapatera de los maestros, de escoger las mejores pieles de becerro y gamuza para luego cortarlos y coserlos al estilo de los Sargent.
Church’s posee una de las historias más reconocidas en el segmento de los zapatos hechos a mano. Data del año 1873, cuando Thomas Church fundó la compañía con la ayuda de sus hijos Alfred, William y Thomas Jr. Los modelos de la firma inglesa han sido famosos y llevados por personalidades que tienen anécdotas sobre sus zapatos. El primer ministro Tony Blair, por ejemplo, siempre usaba sus “Church’s de la suerte” cuando se enfrentaba al Parlamento. Church’s fue adquirida en un 83%, en 1999, por el grupo Prada, que vendió un 45% al fondo de inversión Equinox algún tiempo después.
alfredsargent.co.uk
church-footwear.com
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ARTE INC. Arte en evolución Paisaje inesperado
Foto
Cortesía David Zwirner Gallery. Obra Óscar Murillo
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Por Fotos
Andrés Ramírez, Nueva York Cortesía David Zwirner Gallery
Arte en evolución El artista colombiano Óscar Murillo presentó su primera exhibición en solitario en Nueva York de la mano del poderoso galerista David Zwirner. A pesar de los comentarios negativos de la prensa y de un sector importante del público, sus obras siguen al alza en las principales subastas de Europa y Estados Unidos.
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Hay dos cosas que mortifican al colombiano Óscar Murillo minutos antes de que se inaugure su primera exposición en Nueva York, titulada Una novela mercantil: al joven artista se le ve preocupado por la extensa fila de público que se agolpa al frente de la galería de David Zwirner, ubicada en el sector de Chelsea, y por la ausencia de un espacio que le permita refugiarse de las cámaras y las preguntas del público. En el otro extremo anímico, felices y seguros, se ve a siete hombres y cuatro mujeres provenientes de La Paila, Valle del Cauca, quienes llegaron a Nueva York, invitados por el artista para producir, tal como lo hacen en su pueblo, una variedad de chocolates llamada Chocmelos, y con la cual, según el galerista David Zwirner, el artista busca «invocar su herencia cultural, y a la vez poner de manifiesto problemáticas universales como la migración y el desplazamiento». Al convertir la galería en una fábrica operativa, Murillo responde preguntas
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no solo acerca de intercambios y globalización, sino además sobre relaciones personales, comunitarias, identidad y raíces. Los trabajadores lucen sus mejores galas. Alberto, por ejemplo, viste una camisa azul de manga corta, debajo de un blazer oscuro y un jean nuevo. Mireya luce un vestido blanco que combina a la perfección con el clima templado de la primavera. Es la primera vez que visitan Estados Unidos y su fascinación por Nueva York parece opacar la ansiedad que a cualquiera le produciría estar a pocos minutos de enfrentar a los más aguerridos críticos, galeristas, coleccionistas, entusiastas y expertos del mercado internacional del arte. Al abrirse las puertas de la galería, el público se dirige, como el metal a un imán, a saludar al artista. Murillo pide a los espectadores que vean primero la exhibición antes de pronunciar cualquier comentario. «Vean el show y después hablamos, aquí esta todo lo que soy», repite sin descanso
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cada vez que algún desconocido se le acerca. Lo mismo hizo la tarde anterior, durante la presentación de la exhibición ante los medios de comunicación. A la primera pregunta de un periodista, reaccionó de manera airada, pidiéndole que primero viera su propuesta artística antes de emitir cualquier interpretación o comentario. De inmediato, David Zwirner intervino, y con una respuesta improvisada trató de calmar los ánimos. Así que le hice caso al artista y antes de hablar con él recorrí con detalle la exposición. El espacio en su estado natural es un rectángulo desprovisto de columnas, con una altura de tres pisos por donde se cuela de manera controlada la luz natural. Posee una estética industrial característica de las antiguas fábricas del oeste de Manhattan, por lo que convertir este lugar en un espacio de producción de chocolates parece no haber demandado mayor esfuerzo.
En la galería se encuentran objetos como botellas de champaña intervenidas por el artista, un video circular y una canasta metálica con chocolates que el público puede tomar libremente.
En una pared azul cuelga el certificado de trabajo de su padre, quien laboró en la fábrica de Colombina, productora de los Chocmelos, durante varios años.
EN COLOMBINA TRABAJARON VARIOS MIEMBROS DE LA FAMILIA MURILLO Y DIFERENTES AMIGOS DE LA INFANCIA DEL ARTISTA.
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Los trabajadores de Colombina, la mayoría amigos de la infancia del artista, llegaron a Nueva York para reproducir su jornada diaria de trabajo en La Paila. Allí producen en jornadas estrictas los cientos de chocolates que circulan por toda la ciudad. Óscar Murillo diseñó el empaque de los dulces con la imagen de una cara feliz.
La exposición se divide en dos secciones, una pública y otra privada. La parte pública está en la entrada y consta de una instalación de video con cuatro pantallas, en las que se muestran fotografías sobre diferentes procesos migratorios hacia Estados Unidos, así como pequeñas esculturas de vidrio que poseen en su interior pelotas de tenis cubiertas de chocolate y cajas de champaña intervenidas por el artista. En una pared azul cuelga el certificado de trabajo de su padre, quien laboró en la fábrica de Colombina (productora de los Chocmelos) durante varios años. En esta misma fábrica también trabajaron varios miembros de la familia Murillo, y diferentes amigos de la infancia del artista. La parte privada, que solo está abierta al público durante dos horas al día, contiene el área de producción de los chocolates. Este espacio es una recreación literal y poco creativa de la fábrica de Colombina. Es incómodo ver el logo de la compañía de manera tan reiterativa y en un tamaño tan desproporcionado, que en el peor de los casos ocupa toda una pared del fondo de la galería. Pero lo más sorprendente es ver al dueño de la compañía de chocolates participar de la rueda de prensa junto al artista y al galerista,
como si se tratara de una sociedad comercial y no una exhibición de arte. Warhol, si esta era la intención, jamás invitó a sus exposiciones a los dueños de Coca-Cola o Campbell. En el área de producción, se trabaja en turnos de mañana y tarde para producir los chocolates que el público puede reclamar gratis y en cantidades ilimitadas. La idea del proyecto, según Murillo, es que «durante el curso de la exhibición se producirán miles de chocolates que se entregarán gratis al público. A través de la página web mercantilenovel.com se hará un seguimiento sobre cómo las personas interactúan con estos chocolates en la ciudad». Murillo diseñó el empaque con un símbolo de cara feliz.
SIETE HOMBRES Y CUATRO MUJERES PROVENIENTES DE LA PAILA, VALLE DEL CAUCA, LLEGARON A NUEVA YORK INVITADOS POR ÓSCAR MURILLO PARA PRODUCIR, TAL COMO LO HACEN EN SU PUEBLO, UNA VARIEDAD DE CHOCOLATES LLAMADA CHOCMELOS.
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EL GALERISTA DAVID ZWIRNER DICE QUE CON LA EXHIBICIÓN UNA NOVELA MERCANTIL , EL ARTISTA PRETENDE «INVOCAR SU HERENCIA CULTURAL, Y A LA VEZ PONER DE MANIFIESTO PROBLEMÁTICAS UNIVERSALES COMO LA MIGRACIÓN Y EL DESPLAZAMIENTO».
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CINCO AÑOS ATRÁS, LAS PINTURAS DE ÓSCAR MURILLO SE COTIZABAN POR DEBAJO DE LOS CINCO MIL DÓLARES. EN LA ÚLTIMA SUBASTA DE ARTE CONTEMPORÁNEO DE PHILIPS, EN NUEVA YORK, SU OBRA ALCANZÓ UN PRECIO DE 400.000 DÓLARES.
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EL REY MIDAS A David Zwirner se le puede criticar por sus apuestas estéticas, pero nunca menospreciar por sus decisiones de negocios. Zwirner es de lejos la fuerza más poderosa dentro del mercado del arte internacional, y su galería, como pocas, tiene la capacidad de posicionar a un artista emergente con la misma facilidad que el New York Times tiene de marcar la agenda informativa de la ciudad. Óscar Murillo y David Zwirner empezaron a trabajar el pasado mes de septiembre, después de que el socio de Zwirner, Rodolphe von Hofmannsthal, recomendara al artista colombiano como una inversión solida a futuro. Y no se equivocó. Óscar Murillo es hoy el artista emergente, el rango de arte contemporáneo más volátil y riesgoso en sus precios, más cotizado del mercado.
La pictórica de Oscar Murillo se basa en una cruda experimentación de colores y texturas. Es una obra bidimensional que gracias a su plasticidad muchas veces se extrapola a piezas tridimensionales.
En un extenso perfil que la revista New Yorker hizo sobre David Zwirner en diciembre pasado, el galerista reconoció que en el caso de Murillo no estaban interesados en vender sus obras al primer postor, y que por el contrario lo que buscaban era posicionar sus pinturas en las mejores colecciones del mundo, creando una red de coleccionistas que en un futuro puedan defender en subastas los precios del artista, algo que sucede en muy contados casos. Así que la estrategia para presentar la primera exhibición de Murillo en Nueva York, y la segunda en Estados Unidos (la primera fue en la colección de la familia Rubell de Miami), consistió en montar una exposición conceptual, un viaje documentado, aunque poco imaginativo, sobre las raíces e identidad del artista en Colombia. Se trató entonces de una presentación
en sociedad ante un público ávido por adquirir las obras del artista, pero en el que nada estaba a la venta. Esto fue decepcionante para muchos. Lo que pocos saben es que al final, el producto artístico será un documental que el artista empezó a filmar meses antes y en el que ha recopilado todos los pasos de esta exposición. Después de la muestra, se ha especulado sobre el futuro del mercado de obras de Óscar Murillo. Si se analizan las recientes subastas de la primavera, se ve que su energía está más sólida que nunca. Sus pinturas, con muy pocas excepciones, se venden entre tres y cuatro veces por encima del estimado alto que los especialistas asignan. Esto significa que una lista de coleccionistas está dispuesta a pagar mucho más allá de lo que el mercado considera un valor razonable debido a la alta cotización del artista en tan poco tiempo. No hay que olvidar que tan
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A DAVID ZWIRNER SE LE PUEDE CRITICAR POR SUS APUESTAS ESTÉTICAS, PERO NUNCA MENOSPRECIAR POR SUS DECISIONES DE NEGOCIOS. ES DE LEJOS LA FUERZA MÁS PODEROSA DENTRO DEL MERCADO DEL ARTE INTERNACIONAL Y SU GALERÍA TIENE LA CAPACIDAD DE POSICIONAR A UN ARTISTA EMERGENTE CON FACILIDAD.
La obra de Óscar Murillo busca una interacción con los espacios donde es exhibida. Sus trabajos en ocasiones son concebidos específicamente para ciertos espacios. Esta es una práctica común en su obra.
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solo cinco años atrás, las pinturas de Óscar Murillo se cotizaban por debajo de los cinco mil dólares. En la última subasta de arte contemporáneo de Philips, en Nueva York, la obra Untitled alcanzó un precio de 400. 000 dólares. Así que la estrategia de Zwirner con esta exhibición se puede leer como un intento por aumentar el apetito de los coleccionistas por el trabajo de Murillo. Con una larga fila de clientes que llaman a la galería todos los días para hacer ofertas por los cuadros del artista colombiano, es fácil intuir que lo último que se necesitaba era montar una exhibición para vender cuadros. Cuando le pregunto a David Zwirner por el siguiente paso con Murillo, responde que tienen muchos proyectos juntos, en especial en Londres y algunos mercados emergentes de Asia. Sobre Colombia resalta la importancia de la pasada Bienal de Arte Contemporáneo de Cartagena,
en la que Murillo participó con la instalación Excursiones. Al terminar de recorrer la exposición, siento que ya no necesito hablar con el artista. Todo está puesto en la exhibición, y con sus virtudes y defectos descifro en ella una obra que apenas está en construcción, pero que posee unos cimientos difíciles de quebrar. A lo lejos veo a Óscar Murillo entre la multitud, con la misma cara de angustia que revela su risa forzada cuando posa para fotos con desconocidos que seguramente nunca volverá a ver. Algunos críticos de arte escribirán en las semanas siguientes comentarios despiadados acerca de «arte infantil y sin sentido» de esta «pequeña y fallida novela», como lo dijo New York Magazine. Lo que vi esa noche fue a un público que abandonaba feliz la exposición con bolsas llenas de chocolates. Pero de lo que estoy seguro que pocos vieron fue la puerta de atrás de la galería, donde la larga fila de clientes de Óscar Murillo crecía de forma acelerada.
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Paisaje inesperado Por
Juliana Bedoya
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Encontrarse con una sombrilla enorme que cubre del agua de una fuente o con un rastrillo gigante en medio de un jardín parece rozar los límites de la razón, aún más si estas figuras parecen apenas dibujadas en el aire. Eso es lo que ocurre por estos días en el Palacio Chatsworth en Derbyshire, Inglaterra. La ya famosa casa del duque de Devonshire, abierta al público como museo, alberga la exposición del renombrado artista británico Michael-Craig Martin, quien no solo intervino los patios y jardines de la casa con gigantescas esculturas en hierro pintado en colores fuertes, sino que también lo hizo con las piezas de arte clásico exhibidas dentro de la casa al complementarlas con marcos y pedestales rosa que cortan el clasicismo del espacio.
Fotos © Chatsworth House Trus bajo permiso de Michael Craig-Martin
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MICHAEL CRAIGMARTIN (IZQ.) Y EL DUQUE DE DEVONSHIRE al interior de la exhibici贸n en Chatsworth
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PITCHFORK (PINK)
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La Casa de Cristal
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Cortesテュa Philip Johnson, The Glass House
DISEŇO
Por Fotos
Simone Bucher-Bechtler Cortesía Philip Johnson The Glass House
La Casa de Cristal Simone Bucher-Bechtler es descendiente de una reconocida familia Suiza que ha coleccionado arte por varias generaciones. Hace pocos años donaron parte de su colección de arte impresionista y moderno a la ciudad de Charlotte, en Estados Unidos, donde construyeron el reconocido Museo Bechtler. Simone vive entre Nueva York y Zúrich, asesorando casas de subastas, galerías y clientes privados. Hace poco visitó la Casa de Cristal, del legendario arquitecto Philip Johnson, y estas son sus notas del viaje.
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Foto Annie Leibovitz
DISEŇO
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Foto Jake Di Pietro
La propiedad se compone de varias construcciones que fueron añadiéndose con los años. Esta pequeña estructura alberga la biblioteca y estudio privado del arquitecto.
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¿Cómo se imaginarían la casa de campo de un arquitecto legendario? ¿Cómo creen que sería este refugio creado para escapar de la rutina consumista de Manhattan? Este es el secreto que esconde el hogar más íntimo del arquitecto Philip Johnson (1906 - 2005), el cual se podría resumir como un lugar elegante y sereno, donde el alma del arquitecto parece flotar dentro de un paisaje natural inspirador. Con esta expectativa comenzó mi viaje. El recorrido desde Manhattan toma una hora y media hora hasta New Canaan, Connecticut, al norte del estado de Nueva York. Al llegar, me esperaba un transporte privado que va hasta una colina donde se encuentra la famosa Casa de Cristal. Avanzamos durante quince minutos por una carretera estrecha, cercada por árboles que protegen las propiedades privadas que se levantan a los costados y que, después de una larga seguidilla de curvas, nos deja en la entrada del paraíso del arquitecto. Se ingresa a este universo silencioso a través de una puerta de hierro macizo que blinda el interior del deseo voyerista de vecinos y turistas. Así empieza un hermoso paseo que invita al visitante a descubrir una propiedad que parece envuelta en una alfombra verde impecablemente cortada. Es obvio que este jardín de diez hectáreas demanda mucha atención, sin que esto signifique perder el carácter inmaculado de una naturaleza que evita la artificialidad. Cada estación del recorrido
revela una nueva perspectiva, guiando la mirada a cada uno de los árboles plantados con la única intención de entablar un diálogo con las esculturas que anuncian la proximidad de la vivienda. Aquí se vive una experiencia liberadora, producida por la perspectiva casi infinita que se tiene sobre los árboles y el paisaje. Se tiene una sensación abrumadora de placer y agradecimiento por la oportunidad de visitar el refugio de Philip Johnson, el cual permaneció inaccesible al público por más de cinco décadas. «Vivir el modernismo a través de la imagen brillante de la naturaleza», así definiría mi primera impresión de la Casa de Cristal. En este sofisticado rectángulo transparente, construido en 1949, se condensan algunos de los tratados básicos de la arquitectura moderna, como estructuras mínimas, proporción y simetría. Philip Johnson logró recontextualizar materiales industriales como el vidrio y el acero, y objetos de diseño, para crear una vivienda singular de una habitación, que se percibe leve, frente a la naturaleza del entorno, con una piel de vidrio que funciona como velo de transición entre el interior y el exterior. Esta es y será una obra definitiva para la historia de la arquitectura moderna. Gracias a la transparencia y reflexión que producen las paredes
Foto SHULMAN
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DISEŇO
EN ESTE SOFISTICADO RECTÁNGULO TRANSPARENTE, CONSTRUIDO EN 1949, SE CONDENSAN ALGUNOS DE LOS TRATADOS BÁSICOS DE LA ARQUITECTURA MODERNA, COMO ESTRUCTURAS MÍNIMAS, PROPORCIÓN Y SIMETRÍA.
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Foto Robin Hill ©, cortesía de The Glass House
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DISEŇO
Foto Kaufman
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Foto Kaufman
externas, el arquitecto logró extender de manera hábil una pequeña casa de un piso y una habitación (161,28 m 2) hacia toda la propiedad. Las cuatro paredes transparentes del exterior están separadas en su centro por un puntal de acero. También me llama la atención la chimenea de ladrillo oscuro, ubicada en el centro de la habitación, la cual combina con el material de los pisos. Dentro de este núcleo está el baño y una chimenea, y detrás, una oficina que el arquitecto cubrió con paredes de madera de nogal. Las diferentes secciones de este espacio de trabajo contienen muebles empotrados, ubicados junto a la sala decorada con una impecable alfombra blanca, y un juego de mobiliario diseñado por su amigo, el arquitecto Mies van der Rohe, considerado la fuente de inspiración de la Casa
de Cristal. Philip Johnson hizo de esta casa su refugio de fin de semana, la cual compartió solo con su compañero David Whitney, reconocido galerista y consultor de arte de Nueva York. Juntos lograron resucitar en este proyecto la idea de los salones franceses del siglo XIX, invitando artistas, arquitectos, coleccionistas y curadores de arte para que brindaran su particular perspectiva estética, creando así una incomparable experiencia creativa. Los artistas presentes en la colección fueron parte del círculo de amigos de Johnson y Whitney, lo cual permitió crear la sensación de estar frente a un patrimonio vivo que permanece inalterable, incluso cuando alguna pintura o escultura es prestada a museos o galerías de arte. El impacto que David Whitney tuvo sobre Philip
EL REFUGIO DE PHILIP JOHNSON PERMANECIÓ INACCESIBLE AL PÚBLICO POR MÁS DE CINCO DÉCADAS Y HOY SE VIVE EN ESTE UNA EXPERIENCIA LIBERADORA.
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DISEŇO
LA GALERÍA DE PINTURAS CONTIENE UNA IMPORTANTE SELECCIÓN DE OBRAS COLECCIONADAS POR JOHNSON Y WHITNEY, DURANTE SU VIDA. SE DESTACA LA SERIE DE RETRATOS QUE ANDY WARHOL PINTÓ SOBRE EL ARQUITECTO.
Johnson puede considerarse como una constante fuente de inspiración que le permitió al arquitecto no solo coleccionar arte para sí mismo, sino además construir una galería de pinturas en 1965, la cual permanece dentro de la propiedad. El objetivo de este espacio era tener la capacidad de exhibir piezas seleccionadas en las que el arquitecto deseaba enfatizar de acuerdo con el momento, y al mismo tiempo tener la posibilidad de mantener todas las obras dentro de su residencia. Con la misma intención y bajo el mismo concepto, construyó la galería de esculturas en 1970. La idea de alternar las obras y crear exhibiciones cuidadosamente curadas modeló una fuerza creativa alrededor de importantes artistas, dando como resultado la creación de un famoso patrimonio conocido como el Estate of Philip Johnson, el cual pertenece al National Trust of Historic Preservation, desde 1997. Este patrimonio comprende la totalidad de la propiedad, compuesta por los cinco edificios que allí se levantan (la Casa de
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Foto © Harf Zimmermann
Cristal, la Casa de Ladrillo de visitantes, la galería de pintura Kunstbunker, la galería de escultura, y el edificio rojo Da Monsta), así como diferentes esculturas específicas que Johnson y Whitney ubicaron al aire libre, entre ellas varias obras de Donald Judd. La pintura de Nicolas Poussin The Funeral of Phocion representa el paisaje francés ideal, el cual es reinterpretado en los jardines que Johnson y Whitney crearon a partir de esculturas que encaminan a los visitantes hacia el rectángulo de vidrio. Esta pintura y la escultura de Elie Nadelman son las únicas piezas permanentes dentro de la Casa de Cristal. Desde esta casa también se alcanzan a ver la biblioteca y la torre Lincoln Kirstein, y debajo de la colina, el lago, perteneciente a la propiedad.
Mientras caminaba hacia los edificios donde el arquitecto guardaba sus obras de arte, pensaba en la sobresaliente idea que significó mantener separadas las exhibiciones de pinturas y de esculturas. «Vivir el modernismo a través de la imagen brillante de la naturaleza» son las palabras que vienen de nuevo a mi mente al tratar de resumir el talento de este arquitecto, quien logró incorporar la naturaleza en cada obra, sin importar si se trataba de arquitectura o arte. Philip Johnson pasó a la historia porque entendió, como pocos, la importancia de nunca sobrecargar los ojos. Por el contrario, sus espacios se construyen a partir de la fusión de elementos que trabajan dentro de una simbiosis, y nunca como competidores.
Foto Robin Hill ©, cortesía de The Glass House
PHILIP JOHNSON HIZO DE ESTA CASA SU REFUGIO DE FIN DE SEMANA, LA CUAL COMPARTIÓ SOLO CON SU COMPA�ERO DAVID WHITNEY, RECONOCIDO GALERISTA Y CONSULTOR DE ARTE DE NUEVA YORK.
El edificio de esculturas ofrece una plena vista al cielo, con una iluminación natural que crea efectos de luces y sombras, las cuales combinan a la perfección con obras de Donald Judd y Robert Morris, entre otros.
Foto Robin Hill ©, cortesía de The Glass House
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DISEÑO ES UNO
Por
Cristina Grajales
* Consultora de arte decorativo. Su galería de Nueva York es punto obligado de artistas y coleccionistas. cristina@cristinagrajalesinc.com
Arte en la primavera Esta primavera comenzó con una seguidilla de importantes eventos de arte en Nueva York. La apertura de la exhibición Waterweavers: el río en la cultura visual y material contemporánea fue un momento especial y emocionante para todos los colombianos que residimos en Nueva York. Fue maravilloso ver el trabajo de diecisiete artistas colombianos por primera vez reunidos en una exhibición en el Bard Graduate Center, una prestigiosa institución de posgrados que posee una de las galerías de exhibición más apreciadas de la ciudad. El ojo del curador colombiano José Roca permitió crear una experiencia emocionante. Desde el primer momento en la exposición, cuando se ve la pieza Luz blanca (1969), de Olga de Amaral, el espectador es transportado a otro mundo. La yuxtaposición entre el color de Susana Mejía, con su obra Color amazonía (2006) y el video de Alberto Baraya, Río (2005), deja a todos los espectadores sin palabras. Para esta exposición tuve el honor de incluir el trabajo de Jorge Lizarazo, quien compartió la sala junto a las obras de Carol Young y Nicolás Consuegra. En mi opinión, es una de las mejores exposiciones de arte y diseño que se presenta en la actualidad en Nueva York. La emoción de la primavera continuó con la gala de la funda-
ción Creative Time. Este año, el trabajo de la artista Kara Walker fue presentado en un imponente espectáculo que tuvo lugar en la fábrica de azúcar Domino, ubicada en Brooklyn. Walker explora con su obra un amplio rango de temáticas y sujetos, entre los que se incluyen discriminaciones raciales y estereotipos sexuales. Su obra de gran formato A Subtlety, que fue realizada en su totalidad con azúcar donada por la fábrica Domino, es un homenaje a los trabajadores explotados y sin salario de la industria del azúcar en el mundo. La instalación resultó tan fascinante, que durante el primer fin de semana de la exhibición, tuvo más de 9.000 visitantes. Hubo personas que hicieron filas por horas, solo para contemplar el trabajo de la artista. La exposición ha sido muy bien recibida entre el público, y la crítica no ha ahorrado comentarios elogiosos, incluyendo el New York Times. Este año, y por segunda ocasión, la feria de diseño Collective 2, que tiene lugar de manera simultánea a la feria Frieze, nos invitó a participar de manera activa. Como una de las galerías fundadoras de la feria, fuimos escogidos como una de las seis galerías que trabajaron de la mano de un equipo de arquitectos y diseñadores de interiores para crear nuestro propio espacio de exhibición. Quedamos muy complacidos de
trabajar en equipo con el reconocido arquitecto y diseñador Robert Couturier, quien decidió presentar el trabajo de Christophe Come, Sebastián Errazuriz, Hechizoo, Philip y Kevin LaVerne, Sheila Metzner y James Salaiz. Collective 2 tuvo un gran éxito, tanto para la feria como para nosotros, y desde ya esperamos encontrarnos con nuestro público de Nueva York en este mismo espacio el próximo año.
La obra Subtlety, de Kara Walker, fue elaborada con azúcar donada por la fábrica Domino.
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ALTA MODA El sastre de Bollywood Intimidad geométrica Charles James: arquitecto de la moda
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Cecil Beaton, Michael Vaccaro. Cortesía Museo Metropolitano de Nueva York
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Por Foto
Mariana Palau, Mumbai Sheetal Mallar
El Sastre de Bollywood Maganlal Dresswala es uno de los talleres de confección más apetecidos de la India. Con más de un siglo de historia, es considerado uno de los favoritos de la creciente industria del cine del país.
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Este es “Vidrio y Espejo”, el juego de reflejos y transparencia que ha hecho Karl Lagerfeld para su campaña de la colección Primavera Verano 2014 de Chanel, junto a Lindsey Wixson y Sasha Luss. Fotos
Cortesía Chanel
Suresh Bhai Dresswalat en su taller de Mumbai
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Foto cortesía Shapoorji Pallonji
Es un día típico en la agitada Bombay, la ciudad a la que muchos no se acostumbran a llamar por su nuevo nombre de connotación religiosa: Mumbai. En esta interminable ciudad se encuentra una tienda con gran significado histórico para sus habitantes, a la que se llega a través de unas extensas escaleras desde donde se puede percibir el típico olor dulce y a la vez picante del masala chai, el brebaje de té que los indios toman varias veces al día. Una vez dentro, un torrente de objetos se encarga de dar la bienvenida a los visitantes. Telas desordenadas de diferentes colores y texturas parecen querer saltar desde los estantes, el vidrio de una antigua repisa protege una serie de diversos turbantes, y hacia el fondo se pueden ver, colgando dentro de un gran cuarto, interminables hileras de disfraces. Es el inconfundible lugar de trabajo de un dresswala, como se le conoce a la figura que ha vestido a los indios durante cientos de años. Antes de que se abrieran grandes almacenes y llegaran los diseñadores de moda al país, la creación de vestuarios, desde su diseño hasta su confección, eran encargados a estos profesionales, cuyo nombre significa «El hombre del vestido». Y aunque hoy se enfrentan a una dura competencia creada por la globalización, siguen siendo muy apetecidos. Este dresswala que visito hoy trabaja bajo el nombre de Maganlal Dresswala, una firma cuyas reconocidas habilidades le han valido convertirse en la favorita de la industria de cine de Bollywood.
DE TURBANTES A DISFRACES DE ESTRELLAS Las raíces de Maganlal Dresswala se remontan al año 1926, cuando un hombre llamado Harilal Dresswala, empeñado en continuar con una tradición familiar, abrió una pequeña tienda en la creciente ciudad de Mumbai y la nombró en honor a su hermano mayor. En esos días, Maganlal Dresswala se especializaba solo en la fabricación de turbantes para bodas y festivales, pero su impecable técnica pronto se vio cotizada en el mundo del teatro, donde incursionaron en la creación de vestuarios. En los años sesenta, su sobresaliente labor llegó a oídos de prestigiosos círculos de cineastas de Bollywood, quienes, a raíz de su fascinación por temas históricos y culturales, necesitaban de un dresswala capaz de crear trajes únicos. Fue así como Maganlal Dresswala se convirtió en el pionero del diseño y fabricación de disfraces mitológicos e históricos de la industria del cine indio. Cuando de Bollywood se trata, Maganlal Dresswala lo ha visto todo. Fueron ellos los que ayudaron a romper el silencio del cine con el tintineo de los cascabeles que adornaban los vestidos danzantes de los personajes de la primera película sonora producida en la India. Diseñaron los trajes que Amitabh Bachchan, considerado uno de los actores más populares en la historia de este país, quien los utilizó en la película que lo lanzó al estrellato. También estuvieron detrás de Lagaan, uno de los tres únicos filmes indios en ser nominados al Óscar, como mejor película extranjera.
ANTES DE QUE EN LA INDIA SE ABRIERAN GRANDES ALMACENES Y QUE LLEGARAN LOS DISEÑADORES DE MODA, LA CREACIÓN DE VESTUARIOS LES CORRESPONDÍA A LOS DRESSWALA, CUYO NOMBRE SIGNIFICA «EL HOMBRE DEL VESTIDO».
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Foto cortesía de Sagar Arts PVT. LTD
Su trabajo ha sido una herramienta indispensable utilizada para revivir la historia de la India. Con veinticinco kilos de hierro, recrearon una de las armaduras del gran emperador Akbar para la producción de la película Mughal-eAzam, considerada como el clásico más grande del cine indio. Las hermosas actrices de la película Taj Mahal no hubieran podido contar con tanto encanto la historia detrás de la construcción de aquel deslumbrante mausoleo sin los finos saris producidos en sus talleres. También la tensión
que dio luz al primer movimiento de independencia en la India se vio con claridad en el contraste de vestuarios que los británicos y los indios llevaban puestos en la famosa película Kranti. Su impresionante trabajo presente en más de 200 películas ha tenido un papel importante en el desarrollo cultural en la India. En el país con el mayor número de espectadores de cine en el mundo, Maganlal Dresswala ha contribuido en gran medida a difundir la cultura e historia locales y, a la vez, a influenciar nuevas formas de vestir.
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Foto Sheetal Mallar
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El clutch de noche en charol de becerro acolchado que siempre estรก vigente.
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MAGANLAL DRESSWALA AYUDÓ A ROMPER EL SILENCIO DEL CINE CON EL TINTINEO DE LOS CASCABELES QUE ADORNABAN LOS VESTIDOS DANZANTES DE LOS PERSONAJES DE LA PRIMERA PELÍCULA SONORA PRODUCIDA EN LA INDIA.
Su legado más importante, sin embargo, se encuentra en un medio que a pesar de ser menos glamoroso ha gozado de igual popularidad. Cuando en 1988, el señor Krishna, deidad popular entre los dioses del panteón hindú, empezó a aparecerse todos los domingos a las 9:30 de la mañana dentro de una pantalla de televisión, lo hizo vistiendo una majestuosa serie de disfraces fabricados por Maganlal Dresswala. El caso fue el mismo con Rama, Hanuman y el héroe Arjuna, entre otros, todos ellos protagonistas de dos de las series de televisión más vistas en el mundo. El Ramayana y El Mahabharata, primeros relatos televisados de las populares épicas hindús que llevan el mismo nombre, fueron para los indios como un reencuentro con unos dioses y héroes, cuya presencia hasta ese entonces había sido más que todo estática. Se les veneraba en el talle de una estatua o en el colorido contraste de una ilustración bidimensional, y unos pocos afortunados les veían en obras de teatro. Pero nunca antes tantos indios habían tenido la oportunidad de apreciarles con la vida que les dio el movimiento. Vestir a esta nueva versión de dioses televisados fue un
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reto para Maganlal Dresswala. «No puedo negar que tuvimos que hacer uso de nuestra imaginación», reflexiona Suresh Bhai Dresswala, hijo de Harilal, quien ha heredado el negocio de su padre. «Investigamos hasta donde nos fue posible, pero llegó un punto en el que la información existente no era suficiente». Consciente del impacto que puede tener una imagen de televisión, Suresh Bhai se dedicó a perfeccionar el nivel de detalle de sus disfraces. El contraste de hilos de un complicado bordado, el juego de luces que resulta del talle en el metal de una armadura, la manera de colgar de una joya u ornamentación, el perfecto tono de los colores presente en un velo translúcido, todo fue producto de la creatividad de Suresh Bhai y su equipo. Hoy en día en India, la imagen que muchos tienen sobre los dioses de la religión hindú está fundada en lo que vieron en las series El Ramayana y El Mahabharata. Se puede decir entonces que Maganlal Dresswala redefinió la imagen de los dioses.
Fotos cortesía Shapoorji Pallonji
Algunos de los directores de las películas más famosas del cine indio, como Jodhaa Akbar, Mughal-e-Azam y Ramayana (en las imágenes) acudieron a los coloridos trajes de Maganlal Dresswala.
UN PASADO CON FUTURO Se rumora que Bollywood está cambiando. Muchos dicen que la riqueza de la historia y las creencias religiosas de la India ya no son el sujeto favorito de los cineastas de ese país, quienes parecen haberse rendido ante las influencias de Occidente. Esta tendencia, sin embargo, se ve aún contrarrestada, gracias a la profunda relación del pueblo con su cultura, la cual tiene fuertes vínculos con el pasado, y cuya influencia sobre la industria del cine es todavía más fuerte que cualquier tendencia extranjera. Es por eso que Bollywood siempre necesitará de los servicios de Maganlal Dresswala, quien sigue encaramado en el pedestal que su trabajo ha cimentado durante casi un siglo. Un pedestal que además es admirado por otra clase de clientes, como las tradiciones matrimoniales y los numerosos festivales de la India que se celebran al igual que hace siglos. Su fama también les ha abierto puertas alrededor del mundo: fabricaron el traje
de bodas del príncipe de uno de los tradicionales reinos de Uganda y han empezado a cultivar una relación con Hollywood, produciendo disfraces para películas como La Vida de Pi y Misión imposible 4. En la industria de televisión india, siguen llevando la delantera frente a su competencia. Maganlal Dresswala prospera y se alista para pasar al manejo de una tercera generación. Suresh Bhai está en su escritorio discutiendo un proyecto con su hija Sarika, quien lleva con orgullo el apellido de su padre, aquel apellido que denota su profesión. Consciente del legado que va a heredar, Sarika se ha preparado para propulsar a esta compañía hacia el futuro. Se graduó con un diploma en diseño de modas, pero sabe que el mejor aprendizaje reside en la experiencia de su padre. Por eso permanece constantemente a su lado, con una mirada que expresa admiración, y con la profunda convicción de continuar, como lo han hecho su abuelo y su padre, con una tradición cultural invaluable para la India.
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Juan Camilo Maldonado, Bogotá Tigre Escobar
INTIMIDAD GEOMÉTRICA La misteriosa ambigüedad de la lencería de Suki Cohen está dándoles motivos a mujeres fuertes y elegantes para desatar todo su poder lascivo.
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omo una barrera final del cuerpo desnudo, la lencería es, simultáneamente, modesta y erótica, y continúa siendo un tema de constante fascinación. Su diseño realza su encanto: revela, esconde y resalta estratégicamente la forma de quien la luce. Como la diseñadora de lingerie Chantal Thomass advirtió: «la esencia y la actitud de la lencería se basan en sugerir». En la reseña de la exhibición Exposed: a History of Lingerie hay ocho imágenes: dos camisones de dormir en nylon, diseñadas en Estados Unidos en los años cincuenta; un corsé de seda francés del siglo XVIII, una bata
de lana para la mañana del siglo XIX y tres prendas más para el siglo XX. De todas, solo hay una confeccionada en el siglo XXI: un body negro de nylon y neopreno, que sube ajustado al cuerpo del maniquí para abrirse a la altura de los hombros en una gorguera de rayas negras y gruesas que llegan a la altura del mentón, como si se tratara del traje íntimo de una reina de las sombras. La diseñadora colombiana Sarah Cohen no pudo asistir a la inauguración de la exposición el pasado 3 de junio en el Fashion Institute of Technology de Nueva York. Estaba participando una feria de ropa interior en el D.F.,
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Fotos Daniela Benedetti
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SARAH COHEN APRENDIÓ CON EL DISE�ADOR BRASILERO ALEXANDRE HERCHCOVITCH EL ARTE Y LA TÉCNICA DE DESARROLLAR UNA MARCA.
A Sarah Cohen le gusta la atención personalizada, visitar a sus clientas en sus propios espacios privados.
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México, maletín en mano, con algunas muestras de su última colección, gesto que se ha venido convirtiendo en rutina desde que en 2010 creara su marca de lencería Suki Cohen. Como sus prendas, Suki Cohen no está exenta de cierto misterio. Resulta difícil encontrar a una mujer interesada en la moda en Bogotá que no haya oído hablar de ella. Sarah tiene clientas en Wall Street, América Latina y Europa, y una base de seguidoras por redes sociales que están al tanto de sus últimos diseños que acaban de salir de la máquina de coser. Y, sin embargo, muchas no saben siquiera dónde se compran las prendas negras y estilizadas que ven a diario en Instagram. Suki es una presencia escurridiza, un nombre que muchas pronuncian y lucen. Cualquiera puede llegar a su taller, en el
tercer piso de un edificio viejo en la calle 85 con carrera 16, en Bogotá. Sin embargo, allí no hay un letrero o pista que oriente la búsqueda. Tampoco en su página de internet. El asunto no es cuestión de descuido: a Sarah le gusta la atención personalizada, visitar a sus clientas en sus propios espacios privados. Su ritual de ventas, que sigue defendiendo (se ha negado varias veces a abrir un almacén) pareciera ligado a sus métodos de creación. «Me gustan íntimamente las mujeres», asegura. Verlas a solas, desnudarse y transformase a través de sus diseños. Hay algo de método en todo esto: negarse a perder el contacto directo con cada una de sus clientas pareciera servirle de insumo a la hora de sentarse a dibujar, a las cinco de las mañana, antes de que su hijo despierte, a jugar sobre el papel con las líneas y ángulos por las que toda reseña de su ropa termina usando el mismo adjetivo: «geométrico». Sarah nació en Bogotá y siempre quiso diseñar. De pequeña jugó con muñecas y, como muchas, cortó telas y las vistió a su antojo. Comenzó sus estudios en Taller Cinco, soltó la mano, aprendió a dibujar y encontró en el diseño las intersecciones entre la arquitectura y el vestido que hoy se revelan en sus prendas. A media carrera se fue a São Paulo, a estudiar moda y diseño al Serviço Nacional de Aprendizagem Comercial (Senac).
Sarah Cohen tiene clientas en Wall Street, América Latina y Europa, y una base de seguidoras por redes sociales que están al tanto de sus últimos diseños.
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Foto Daniela Benedetti
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Pasó horas cortando, confeccionando, pinchando, fascinada por las telas holgadas y livianas, las sedas y el algodón, y luego aprendió con el diseñador brasilero Alexandre Herchcovitch el arte y la técnica de desarrollar una marca. Sarah tiene el carácter de su lencería. No es fácil adivinarla, es de pocas palabras, y puede en un mismo encuentro revelarse hermética, fuerte y críptica, y de repente abrirse al otro con una sonrisa. Esa tensión en su personalidad y en su ropa aparece también a la hora de hablar del nacimiento de Suki, su marca. Cuando se le pregunta cómo comenzó todo, baja un poco la voz y cuenta con algo de recato que ella soñaba con abrir un sex shop. No un almacén de centro comercial de marcas sin calidad y luces neón con muñecas inflables en la entrada. Por el contrario, algo en la cultura del sexo londinense la inspiraba: su aire kinky, su descaro elegante, su exhibicionismo creativo. Esa fascinación algo secreta por los diseños elegantes y estilizados de Coco de Mer, así como el equilibrio entre dominio y sumisión del sadomasoquismo que se revela en marcas de ropa interior como Lascivious y Baby Likes to Pony, la terminaron conduciendo por la línea gris por la que caminan sus colecciones. Quizás allí esté la clave de su éxito. La lencería de Suki está cargada de ambigüedad. Y ese juego ha provocado que cada clienta compre su ropa y la luzca según su nivel de fortaleza. Una intimidad que ha dejado de serlo.
COMO SUS PRENDAS, SARAH COHEN (EN LA FOTO) NO ESTÁ EXENTA DE CIERTO MISTERIO
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Fotos Tigre Escobar
La lencería de Suki Cohen está cargada de ambigüedad. Cada clienta la luce según su nivel de fortaleza.
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Foto Cecil Beaton para revista Vogue
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Charles James Ball Gowns, 1948
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Cecil Beaton, Michael Vaccaro Cortesía Museo Metropolitano de Nueva York
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arquitecto de la moda La obra del reconocido diseñador de modas Charles James (1906-1978) ha sido fuente de inspiración para varias generaciones de artistas de diferentes disciplinas. El Costume Institute, perteneciente al Museo Metropolitano de Nueva York, rinde tributo a este creador anglo-americano con una exposición que abarca 75 de sus más vestidos más icónicos.
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Foto Michael A. Vaccaro
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Charles James, 1952
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La exposición Charles James: Beyond Fashion es una de las muestras más ambiciosas en la historia del Costume Institute, entidad perteneciente al Museo Metropolitano de Nueva York. Con esta exposición se inaugura, además, la nueva sala de exhibición de modas Anna Wintour (directora de Vogue América), la cual demandó cerca de dos años de construcción. La exhibición está dividida en dos partes. La primera sección se desarrolla en las salas de exposiciones especiales de la planta baja, en donde se analiza la resplandeciente obra de vestidos de gala que James creó durante más de cincuenta años de carrera. En estas piezas, el diseñador demuestra la influencia que la arquitectura siempre tuvo sobre su forma de percibir el diseño. Allí se destacan vestidos como «Clover Leaf», «Butterfly», «Tree», y «Swan», creados entre 1948 y 1952. La puesta en escena
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de la escenografía se complementa con animaciones en video, textos e imágenes antiguas que recuerdan el proceso constructivo de cada prenda. En la sala Anna Wintour, ubicada en el lobby principal del museo, los curadores utilizaron elementos tecnológicos como iluminación y animaciones para acentuar el dramatismo de los vestidos, así como para contrastar las técnicas artesanales con las que Charles James trabajó siempre. Esta área se divide a su vez en cuatro categorías: Spirals & Wraps, Drapes & Folds, Platonic Form, y Anatomical Cut. Una serie de videos se presentan en varias pantallas, los cuales muestran el proceso creativo y constructivo de los vestidos, así como sus detalles de confección. Finalmente, en esta sala se presentan dibujos, maquetas y accesorios utilizados por el diseñador durante su carrera.
“Butterfly” Gown, 1954,
Foto Cecil Beaton, The Cecil Beaton Studio Archive at Sotheby’s
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Nancy James con vestido «Swan» Gown, 1955
Foto Cecil Beaton, The Cecil Beaton Studio Archive at Sotheby’s
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«Butterfly» Ball Gown (1955). Seda marrón, chiffon, seda crema satinada, seda marrón satinada, nylon marrón oscuro.
«Four Leaf Clover». Vestido de noche (1953). Seda blanca satinada, seda blanca cruda, seda negra y terciopelo.
«Evening Dress» (1946). Seda negra rayada,seda roja satinada, seda marrón tallada, seda negra crepe.
«Ball Gown» (1949–50). Seda y terciopelo rojo, seda roja satinada, algodón blanco.
«Evening Dress» (1948) Seda negra satinada, Seda y terciopelo negro.
«Taxi» Dress (1932). Lana negra acanalada.
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PLACERES La cocina de Trocca Extra virgen
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CortesĂa Golden Olive Oil
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Por Fotos
Juan M. Fernández, Buenos Aires Erika Rojas, cortesía Fernando Trocca
La cocina de Trocca Fernando Trocca es uno de los chefs más exitosos de Argentina. Con su restaurante Sucre, de Buenos Aires, y la supervisión de la cadena Gaucho, de Gran Bretaña, propone platos que evolucionan a diario.
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Que no siempre es así, dice. Que no siempre empieza tan temprano, pero que esta mañana sucedió. Se levantó a las nueve, se encontró solo, prendió la radio y cocinó. Preparó carne picada, salteó acelga, remojó lentejas, coció arroz. «Pero no siempre es así», dice. «No siempre empiezo tan temprano», aclara. Si no se tratara de Fernando Trocca, uno de los chefs más reconocidos de Argentina, uno creería que no quiere pasar por un freak de las ollas. «La cocina es también un momento de reflexión», continúa. «De alguna manera, uno actúa como un pintor: acomoda la tela, los pinceles y las pinturas, y hace lo suyo. Eso me gusta de cocinar en casa: la intimidad, el espacio propio». Ahora, Trocca está despatarrado sobre un sillón capitoné en su restaurante Sucre. Lleva el pelo al costado, los anteojos de marco, la barba entrecana y la templanza elegante, su marca personal. Detrás de él, un ventanal enorme y, más allá, el otoño en Bajo Belgrano, una zona residencial en el norte de la ciudad de Buenos Aires. Es jueves, son las seis de la tarde y hoy Trocca no volverá a cocinar. En Sucre, como socio y chef ejecutivo, diseña los platos que, cada día, son confeccionados por Hugo Macchia. Lo mismo hace en Gaucho,
la exitosa cadena británica de comida argentina, que tiene catorce locales en Inglaterra y uno en Dubai: el mismo crea, propone y supervisa. Mientras conversamos, el ambiente cobra vida a nuestro alrededor. Detrás de la barra —brillante, larguísima—, un par de muchachos hace equilibrio y acomoda botellas en las alturas. Los camareros van y vienen entre las mesas y, desde la amplia cocina a la vista, al otro lado del salón, llegan ruidos y aromas cada vez más intensos. Solo en la bodega, un enorme relicario a media luz en el centro del lugar, parece ajeno al movimiento. «Sucre llegó para ocupar un lugar vacante en Buenos Aires», comenta Trocca. «Por eso, todavía hoy, trece años después de su apertura, sigue vigente. Tiene cosas que lo diferencian del resto: la bodega —que es espectacular—, la barra, la cocina. A lo largo de los años, la propuesta fue cambiando, pero siempre con éxito. Sucre evoluciona, igual que nosotros».
LA EVOLUCIÓN En el principio, una tragedia: cuando Trocca tenía once años, su madre murió. La familia quedó hecha un descalabro y él empezó a pasar las tardes con su abuela Serafina.
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TROCCA NO CREE QUE LA GASTRONOMÍA ARGENTINA PUEDA CONVERTIRSE EN UN BOOM GLOBAL COMO LA COCINA PERUANA. «NO TENEMOS CON QUÉ», DICE. «NO SOMOS PERÚ, NI MÉXICO, NI COLOMBIA».
Al salir del colegio, iba hasta su casa y, una y mil veces, la veía cocinar para él, para los amigos que lo acompañaban, para los desconocidos que alquilaban las habitaciones desocupadas. En aquella cocina cargada de aromas italianos (aceite de oliva, ajo, tomate) aprendió a amar su profesión actual. «Mi abuela fue mi mentora», dice Trocca, imperturbable. Pero la serenidad es de ahora: cuando era adolescente, al menos, no tenía tiempo para estudiar. En el colegio era un desastre. Varias veces lo echaron y otras tantas se fue por voluntad propia. Intentó estudiar de mañana, de tarde y de noche, pero no era una cuestión de horarios. «No fue una época feliz», dice. «No me gustaba estudiar y no me adaptaba al colegio, y eso me traía problemas con mi papá. Toda la familia venía de una situación complicada que afectó a cada uno de manera distinta. Y vivir eso en plena adolescencia, no fue fácil». Finalmente, cuando le faltaban seis meses para terminar el secundario en una escuela nocturna, decidió abandonar. El alivio fue inmediato. «Me sentí muy bien y enseguida me puse a trabajar. Prefería eso, aprender cosas que de verdad me interesaban. No sé si es el mensaje que quiero dar, pero no me arrepiento de aquella decisión. Quizás, incluso, debería haberla tomado antes». Una vez fuera del colegio, Trocca hizo de todo: trámites para su padre, trabajó en una agencia de publicidad, vendió cinturones en la playa. Como cualquier joven, andaba sin dirección, esperando tropezar con su destino tarde
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o temprano. Lo que buscaba, claro, estaba bajo sus narices. «Cocinaba como hobby, hasta que a los veinte decidí empezar a estudiar. Viajé a Bariloche, donde habían inaugurado una escuela de cocina, pero como no había suficientes alumnos ni profesores, las clases no empezaron cuando se suponía», recuerda. El panorama, de todas formas, no lo desalentó, y decidió quedarse en aquella ciudad de la Patagonia hasta que la escuela abriera sus puertas. Para solventar la estadía, consiguió un trabajo como vendedor de souvenirs en el baño de una discoteca. Allí aprendió mucho, dice sin ironía. «No es fácil trabajar todos los días, de diez de la noche a siete de la mañana, vestido de esmoquin en un baño. Fue una experiencia corta, pero muy valiosa. Para aprovechar el tiempo, sentado en un banquito, leía y escribía cartas para mi papá y mis amigos». La aventura duró unos meses, hasta que se convenció de que la escuela que había elegido nunca existiría. De aquel retiro, sin embargo, volvió con una certeza: quería trabajar en la cocina de un restaurante. Entonces, la suerte. «Una semana después de haber llegado, un amigo me consiguió un lugar en La Tartine. Fue algo mágico. Enseguida me encantó entrar en una cocina en serio, descubrir un restaurante desde adentro. Trabajaba muchas horas y hacía de todo; era muy duro, pero tenía la edad y las ganas de hacerlo. Era feliz. Además, tuve la suerte de que fuera un restaurante de moda, del que se hablaba mucho». Aquella experiencia fue suficiente para que Trocca siguiera su camino bajo la estrella de los chefs argentinos más
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PLACERES
reconocidos de las últimas décadas: primero, Gato Dumas; después, Francis Mallmann. Nada mal para alguien que estaba dando los primeros pasos en su carrera. «A mediados de los ochenta había mucha menos competencia que ahora. Era otro momento», explica. «Había pocos cocineros de mi generación, así que cuando los consagrados veían que éramos jóvenes con ganas de aprender, nos daban lugar».
APUESTAS A principios de los años noventa, Trocca necesitó cambiar de aire y viajó a Europa. Fue como turista y, de paso, realizó algunas pasantías. Trabajó en España, en Italia y en Francia, y se deslumbró en todos lados. Eso sí, nunca como en Nueva York, la última escala de su gira. En la Gran Manzana, antes de volver a Argentina, pensó: «Qué bueno sería vivir acá». De regreso en Buenos Aires, se puso al frente de Llers, un nuevo restaurante que en pocos años llegó a estar entre los mejores de la ciudad. Sin embargo, su gusto por Nueva York siguió creciendo —él lo alimentaba, viajando cada vez que podía— hasta que se volvió incontrolable. «Quise vivir en Nueva York antes de que fuera demasiado tarde. Vendí todo lo que tenía, hasta mi ropa, y me fui con la idea de quedarme allá por un año, con mi exmujer y mi hijo, que era un bebé. Fue una jugada muy arriesgada, pero salió bien». Muy bien, podría decirse. Al final, Trocca se quedó cuatro años en Nueva York, trabajando en Vandam, un restaurante que, en aquella época, relucía de celebridades cada noche. «Fue un aprendizaje enorme. Un posgrado, un máster. Además, esa experiencia me dejó muy conectado con Nueva York, una ciudad con una energía única. Allá, no puedo parar: quiero comprar discos, ir a Brooklyn, encontrarme con amigos, conocer restaurantes, ver conciertos, recorrer bares. Todo, quiero hacer todo. En Londres me pasa algo
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LOS CHEFS ARGENTINOS MÁS RECONOCIDOS DE LAS ÚLTIMAS DÉCADAS, «GATO» DUMAS Y FRANCIS MALLMANN, MARCARON EL CAMINO DE TROCCA EN SU PAÍS. parecido, pero su energía es más europea. Hay más nubes, lluvia. Nueva York es radiante». A pesar de todo, Trocca no se dejó encandilar y, en 2001, regresó a Buenos Aires. Aquí lo esperaba una propuesta difícil de rechazar —abrir Sucre—, pero también un país al borde del abismo: un mes después de la inauguración estalló una crisis socioeconómica brutal, que acabaría en una devaluación del 300%. «No podríamos haber elegido peor momento. Lloraba, me preguntaba para qué había vuelto. No lo podía creer. Pensé que nunca iba a poder devolver la plata que había tomado prestada y, sin embargo, el restaurante fue un éxito», cuenta.
Años después, el suceso de Sucre lo llevó a la televisión —hoy tiene un programa en Fox Life—y, en 2008, a Londres, para trabajar como chef ejecutivo en Gaucho. Desde entonces, cada seis semanas, Trocca viaja a Inglaterra para diseñar el menú (que cambia cuatro veces al año), entrenar a los chefs y recorrer las cocinas de la cadena. «Soy muy crítico de los restaurantes argentinos fuera del país y, los que conozco, me parecen una “berretada”», confiesa. «Gaucho es todo lo contrario; por eso logró convertirse en una cadena de lujo. Tiene un estándar de calidad y un servicio de primera. La carne (de pastura, para que sea bien tierna) es de productores especialmente
seleccionados en Argentina por un empleado de Gaucho. Hacemos un trabajo muy serio y profesional, por eso el producto es extraordinario». Si bien Gaucho es un éxito, Trocca no cree que la gastronomía argentina pueda, alguna vez, convertirse en un boom global como la cocina peruana. «No tenemos con qué», dice. «No somos Perú, ni México, ni Colombia. Eso no significa que nuestra cocina sea mala, sino simplemente que no tiene una esencia latinoamericana que podamos mostrar al mundo. Pero no hay que preocuparse por eso: lo importante sería que los cocineros argentinos fueran reconocidos en el mundo por ser buenos. Nada más».
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PLACERES
Extra virgen
Una selección de algunos de los aceites de oliva más premiados del mercado.
Juliana Bedoya
Por
MASÍA EL ALTET, ESPA�A
ASTARTI EXCLUSIVE ORGANIC, GRECIA
Es el aceite de oliva gourmet por excelencia. Sus olivos se encuentran a solo treinta kilómetros del Mediterraneo, lo que les proporciona un microclima idóneo para los frutos, que se recolectan cuando pasan del color verde amarillento al amoratado rojizo. Se trata de un varietal compuesto por las variedades Picual (60 %), Arbequina (20 %), y Blanqueta, Genovesa, Alfafarenca (20 %).
Sus aceitunas provienen del área de Stenokampos, en las afueras de Karava, Grecia. El terroir único, el microclima y las prácticas agrícolas que incluyen el cultivo seco y la cosecha temprana (recogido a mano) son los factores que lo convierten en un aceite de oliva excepcional. Ligero, con aroma inusual y un sabor complejo, con toques amargos y picantes.
masia-el-altet.com/
tzortzopoulos-estate.gr
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Masía El Altet - High Quality Astarti Exclusive Organic Golden Olive Oil Lambda – Ultra Premium Extra Virgen Egoleum Manni, Italia
GOLDEN OLIVE OIL, CROACIA
Aceite de oliva virgen extra de la mejor calidad, impregnado de hojuelas comestibles de oro de 24 quilates. Se produce en una edición anual limitada de un total de 444 botellas. Su presentación es impecable: botella de cristal, caja de madera lacada en negro, una pequeña cerradura, funda de terciopelo y tarjeta de propiedad. Las aceitunas provienen de la zona costera de Dalmacia e Istria, en Croacia. goldenoliveoil.com
LAMBDA – ULTRA PREMIUM EXTRA VIRGEN, GRECIA
Olivos centenarios, la más fina variedad Koroneiki, recolección manual, prensa cuidadosa y embotellado individual. El resultado es un aceite con acidez mínima con cinco estrictos controles de calidad. Aclamado por la crítica. speironcompany.com
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PLACERES
Masía El Altet - High Quality Astarti Exclusive Organic Golden Olive Oil Lambda – Ultra Premium Extra Virgen Egoleum Manni, Italia
Calidad extra virgen
EGOLEUM, ESPAÑA Aparte de su espectacular aceite, producido con la variedad Picual y con denominación de origen protegida, Egoleum se ha perfilado como un producto cosmopolita, impecable y presente en eventos exclusivos en Nueva York. Cero defectos para el aceite de la botella de «oro líquido». egoleum.com
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MANNI, ITALIA
¿Su objetivo? Que llegue al comensal tal cual y como salió de la prensa. Para proteger este aceite orgánico aclamado mundialmente se usa un vidrio especial patentado que protege al aceite de los rayos UV en un 99,99%. Adicional a este cuidado extremo, se utilizan gases inertes dentro de la botella para evitar su oxidación y un corcho sintético que no contamina el aceite. Para su fabricación se utiliza la rarísima oliva Olivastra Seggianese, que solo crece en una parte del monte Amiata en Toscana, cerca de Montalcino. manni.biz
CRUISE CONTROL Un GT a la medida El show de Pininfarina
Foto
CortesĂa David Brown Automotive
CRUISECONTROL
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Un GT a la medida
Por Fotos
Juan Fernández Cortesía David Brown Automotive
Con el Speedback GT, el británico David Brown apuesta por un automóvil elaborado a mano, que evoca al Aston Martin de 1960.
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CRUISECONTROL
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«ESTE AUTO REPRESENTA EL DISEÑO, ESTILO Y ESPÍRITU DE LOS A�OS SESENTA, PERO OFRECE AL CONDUCTOR LA COMODIDAD, FIABILIDAD Y EL PLACER DE UN AUTOMÓVIL DEPORTIVO MODERNO», DAVID BROWN.
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David Brown asegura que el suyo es un automóvil auténtico y la respuesta a crear un Gran Turismo contemporáneo, inspirado en un clásico. Su parecido con el Aston Martin DB4 GT de 1960 es evidente, pero se enmarca en una tendencia por la que algunos fabricantes independientes han optado. Algo similar a lo que ha hecho el también británico Robert Palm con su Lyonheart, inspirado en el Jaguar E-Type. Brown no permite comparaciones y esta noche de abril, en el Top Marques, el espectáculo de superdeportivos que se realiza desde hace dos años en Mónaco, se dispone a presentar su automóvil al público. «Este auto representa el diseño, estilo y espíritu de los años sesenta, pero ofrece al conductor la comodidad, la fiabilidad y el placer de un automóvil deportivo moderno», dice Brown. El precio del Speedback GT, como lo ha bautizado, es de 495. 000 libras esterlinas, unos 830. 000 dólares, sin incluir impuestos. La edición de los coches será limitada a cien y Brown señala que terminarlos lleva miles de horas, debido a que son construidos completamente a mano con materiales ingleses. «Producir un coche en un bajo volumen es un reto en sí mismo. Y más cuando está construido con una mezcla de las técnicas más modernas y lo mejor de la artesanía de calidad del pasado», comenta Brown. «Pero superado el reto, este será el futuro de los automóviles de lujo. Los avances que logremos en la fabricación
Mapa GT Paneles de aluminio elaborados a mano Motor 5.0 V8 supercargado de 510 caballos de fuerza Transmisiรณn automรกtica de seis velocidades Aceleraciรณn de 0 a 100 km/h en 4,6 segundos Velocidad mรกxima de 248 kilรณmetros
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EN UN PERIODO DE DIEZ Aテ前S, DAVID BROWN ESPERA CONSTRUIR UN SEGUNDO MODELO E INCURSIONAR EN EL NEGOCIO DE LOS MUEBLES ARTESANALES.
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de bajos volúmenes permitirá la personalización de coches en general». El Speedback GT se fabrica en la ciudad de Coventry y aunque Brown espera hacer un buen negocio con él, esta no es su preocupación. Pertenece a una familia de industriales del norte de Gran Bretaña que hizo dinero vendiéndole su negocio de producción de maquinaria pesada diseñada para el movimiento de tierras a la multinacional Caterpillar. Se movió en el negocio de los bares y restaurantes, e incluso con tiendas de ropa. Ahora es dueño de una empresa de piedras y acabados llamada Lapicida, que es la gran proveedora para los edificios que se están renovando en el West End de Londres, y acaba de instalar una cervecería artesanal bajo el nombre de B. A. D. Company. Sin problemas de liquidez a la vista, Brown asegura que cumplió los requisitos que se propuso alcanzar en la
construcción de su automóvil y piensa que en los próximos diez años su compañía construirá un segundo modelo, tendrá una línea de equipajes e incursionará en el negocio de los muebles artesanales. El grupo de diseñadores del vehículo estuvo comandado por Alan Mobberley, quien fue jefe de diseño de Land Rover por diecinueve años, hasta 2005. Técnicamente, está construido sobre la plataforma del Jaguar XKR y usa su suspensión. El motor supercargado es de 5.0 litros, ocho cilindros en V y caja de cambios automática de seis velocidades. Acelera de 0 a 100 km/h en 4,6 segundos y su velocidad tope es de 248 km/h. «Es cómodo, rápido, emocionante y conducirlo representa una gran diversión», asegura Brown, quien empezará a alternar su uso con su automóvil favorito, un Mercedes Benz AMG A45, y su tradicional camioneta Range Rover.
El Speedback GT, cuya fabricación se adelanta en Coventry, estará limitado a cien unidades.
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El show de Pininfarina
En Turín se agrupan los modelos más icónicos del diseñador italiano
Por
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Juliana Bedoya
Fotos
«Estilo italiano significa proporción, simplicidad y armonía de las líneas…». Una premisa que Battista «Pinin» Farina nunca abandonó y que dejó consignada en papel por 1960, en Tokio. Un enunciado sencillo que le abrió las puertas de grandes empresas de automóviles. El Giulietta Spider de Alfa Romeo, el Peugeot 404, y el mítico Ferrari 250 Testarossa, catapultaron a la empresa familiar como la casa más importante de diseño de la historia del automóvil. Pininfarina extendería con el tiempo su colaboración a casi todas las
Cortesía Museo Pininfarina
grandes marcas, inicialmente con chasis y carrocería, y posteriormente con la construcción completa de los autos. Para su aniversario número ochenta, la empresa decidió celebrar con un showroom privado, al que solo se puede ingresar con cita y en grupos sujetos a revisión. En él conviven un Cisitalia, un Giulietta Spider, con un Sigma Grand Prix o un Maserati Birdcage 75th. ¿La idea? Agrupar en su sede de Turín el pasado, presente y futuro de la marca, que siempre respetó el dogma que «Pinin» marcara en un papel por el año de 1960.
Alfa Romeo, Giulietta Spider (1955)
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Alfa Romeo, 2uettottanta Concept 2010
PININFARINA DISE�Ó PARA ALFA ROMEO ALGUNOS DE LOS MODELOS MÁS ICÓNICOS DE LA MARCA
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MÁQUINAS DE TIEMPO
El año en una caja
MÁQUINAS DE TIEMPO
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El año en una caja La historia de los dispositivos de calendario anual
Por
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El calendario es un sistema milenario, ingeniado para medir el tiempo basado en los movimientos de la Tierra alrededor del sol, y a su vez, de la órbita lunar. El calendario más conocido y que se usa actualmente es el gregoriano que, en términos generales, divide el tiempo en días, meses y años. Así, el año dura 365 días repartidos en doce meses y, además, tiene en cuenta las cuatro estaciones. El uso del calendario se remonta a principios del tercer milenio antes de Cristo, cuando los egipcios concibieron un sistema de tipo solar para medir el paso de los días y que además tenía en cuenta las estaciones del año basándose en los cambios que sufría el río Nilo. Este sistema de calendario fue adaptado posteriormente, en el año 45 antes de Cristo, cuando el emperador Julio César encargó al astrónomo alejandrino Sosígenes su estudio y perfeccionamiento y este fijó la duración del año en 365 días. Sin embargo, el calendario juliano tenía algunas desviaciones a la hora de hacer coincidir el año civil con el año trópico, que se llama también año solar. Este es simplemente el período de tiempo que demora el planeta Tierra en completar su órbita alrededor del Sol y que, en resumen,
tarda 365 días, 5 horas, 48 minutos y 45,51 segundos. Así, en el año 1582, el papa Gregorio XIII encargó a Luis Lilio y al jesuita alemán Christopher Clavius la reforma con la que finalmente se crearía el calendario gregoriano que contempla los meses largos y cortos y contempla su ajuste con el año bisiesto. En términos de medición del tiempo, se concibieron los primeros elementos para medir el paso del tiempo con relojes de agua, relojes de arena y otro gran número de primitivas técnicas que fueron evolucionando hasta crear el reloj mecánico. Cuando comenzó a evolucionar la relojería, ingeniosos sistemas para indicar la fecha fueron creados. Así, el más común y famoso fue desarrollado por Rolex en su famoso modelo “Datejust”, que abrió una pequeña ventana en la esfera de sus relojes para mostrar el número del día del mes, mediante un disco de calendario adaptado a su mecanismo que saltaba cada 24 horas. Décadas atrás, ya existían los relojes de calendario perpetuo, que consisten en un sofisticado mecanismo de alta complicación que hace que cada día se accionen ruedas internas que van moviendo el sistema de calendario para que en los meses de 30 y de 31 días se cambien automáticamente
Ricardo Kling
los indicadores y asimismo se giren los dispositivos para que en febrero se salte tres días y pase del 28 al 1 de marzo, y en los años bisiestos el reloj reconozca la fecha de febrero 29. Sin embargo, solo hasta hace unos veinte años, Patek Philippe implementó un ingenioso y mucho más económico movimiento relojero que indica solamente los meses de 30 y 31 días y que solo necesita ser ajustado en el mes de marzo para “actualizar” su indicación. Este precioso mecanismo fue denominado “Calendario anual”. Desde entonces, varias de las casas más prestigiosas del mundo han desarrollado preciosos modelos que son considerados de “complicación”, pero que por su sencillo funcionamiento son prácticos y muy convenientes, pues le evita al usuario el tener que ajustar el indicador de la fecha en los meses pares e impares.
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MÁQUINAS DE TIEMPO
ZENITH
PATEK PHILIPPE
Louis Blériot y Léon Morane, dos célebres pilotos pioneros de la aviación tomaron parte en la conquista del cielo a principios del siglo XX. El 25 de julio de 1909, a la edad de 37 años, Blériot cruzó por primera vez el Canal de la Mancha en un avión que había construido con sus propias manos. Menos de un año después, en el encuentro de aviación celebrado en Reims (Francia), Morane, de veinticinco años, superó los 100 km/h en vuelo, una velocidad inaudita en aquella época. Contaban con una herramienta imprescindible para pilotar: un reloj Zenith que, según ellos, era el más preciso del mundo. En 1969 la manufactura Zenith también dio un gran paso en el ámbito de la relojería. Tras siete años de investigación, la manufactura presentó “El Primero”, el primer cronógrafo automático integrado de la historia, provisto de fecha y taquímetro. Este año, Zenith lanzó su famoso cronógrafo con dispositivo de calendario anual en una espectacular caja de reloj de aviador que se convierte de inmediato en un testimonio de respeto por su tradición e innovación.
El lanzamiento en 2006 del Cronógrafo con Calendario Anual de platino de Patek Philippe tuvo una enorme resonancia. Siendo el primer cronógrafo en la historia de Patek Philippe dotado de cuerda automática, este modelo destacaba igualmente por su estilo único—con monocontador de cronógrafo y tres grandes ventanillas de calendario— y se impuso de entrada como uno de los best-sellers de la manufactura. A este le siguieron otras versiones en platino y en oro rosa que han confirmado este éxito. Patek Philippe presentó este año en Basilea una auténtica pequeña revolución que ya puede adivinarse en la denominación del nuevo modelo referencia 5960/1A, con su “A” de acero. El Cronógrafo con Calendario Anual de acero no solamente es la más reciente interpretación de este emblemático reloj, sino que va a sustituir a todas las versiones precedentes de oro y de platino.
CARTIER
OMEGA
La “Maison” Cartier ha desarrollado una impresionante colección de relojes de complicación en los últimos años que le ha permitido ocupar un respetado lugar entre los más selectos fabricantes de relojes de lujo. Esta vez, con un bello movimiento de su propia manufactura, el reloj Rotondo de Cartier Calendario Anual ofrece la elegancia que proviene de lo que los amantes de los objetos bellos denominan “un número de oro” que resulta de un balance exacto entre la armonía y el equilibrio. Este reloj de volúmenes armoniosos y un moderno diámetro de 45 mm expresa en cada detalle un auténtico sentimiento de emoción y equilibrio relojero. Los indicadores de mes, día y fecha son fácilmente legibles en su distinguida carátula.
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El Omega De Ville Calendario Anual encarna el estilo clásico. La caja de oro rosado de 18 quilates de 41 mm de diámetro es realzada por una pulsera de piel marrón; los números romanos y la ventana de fecha y mes situada a las 3 destacan en la esfera marrón. Este sorprendente reloj es animado por un movimiento extraordinario, el calibre 8611 Co-Axial de Omega, dotado de un espiral de silicio. Gracias a su función calendario anual, el cambio de fecha sólo debe llevarse a cabo una vez por año, el primero de marzo. El segundero y las agujas de horas y minutos centrales también son de oro rojo de 18 quilates.
ROLEX
La originalidad en el modo de visualización del doble huso horario y su discreto calendario anual confieren al Sky Dweller de Rolex una identidad estética única y lo convierten en uno de los relojes más deseados del planeta. Su bisel giratorio estriado y su caja de 42 mm tallada en un bloque macizo de oro de 18 quilates son características distinguidas de la elegancia Rolex. Con un ingenioso sistema, los meses del año están indicados en doce discretas ventanas sobre el contorno de la esfera: enero a la 1 h, febrero a las 2 h, etc. El mes en curso se resalta por medio de un color que contrasta con el resto. Gracias a su ingeniería sofisticada, el Sky Dweller es intuitivo de leer y sencillo de utilizar. La hora local se visualiza gracias a las agujas centrales mientras que el disco giratorio excéntrico y los indicadores 24 horas muestran la hora de referencia elegida en la esfera. La lente cíclope aumenta el tamaño de la fecha para una mayor comodidad de lectura mientras que el mes en curso se visualiza en una de las doce discretas ventanas sobre el contorno de la esfera.
VACHERON CONSTANTIN
Cuando la manufactura Vacheron Constantin presentó en el Salón internacional de la Alta Relojería de Ginebra en 2008 el modelo “Quai de l’Ile” causó sensación. Esta colección permite que el dueño pueda personalizar el modelo según una serie de criterios predefinidos. La caja consta de siete piezas que se pueden combinar al ordenar el reloj; soportes laterales a las 3 y a las 9, cuernos, con piezas intermedias, a las 12 y a las 6, y placa de soporte. Además de estas siete piezas, la caja de 43 milímetros de diámetro consta de un bisel, un fondo y una corona. Este armazón, junto con algunos elementos de la esfera, permite que Vacheron Constantin ofrezca a sus clientes 700 posibles variantes en toda la colección Quai de l’Ile. Completando la familia, en 2011 se adicionó a ésta colección absolutamente contemporánea, el modelo Calendario Anual, que incorpora una complicación útil a la par que técnica: el calendario anual retrógrado. En el interior de este late un nuevo y complicado movimiento mecánico automático, que ha sido diseñado, desarrollado y fabricado por Vacheron Constantin: el calibre 2460 QRA, distinguido con el prestigioso Punzón de Ginebra.
A. LANGE & SÖHNE
En el desarrollo del modelo Saxonia Calendario Anual, los diseñadores de producto de la compañía alemana A. Lange & Söhne prestaron especial atención a una perfecta disposición estéticamente equilibrada de la multitud de indicaciones en la esfera. Las principales informaciones, es decir, la hora y la fecha, ya se obtienen desde la primera mirada. La segunda mirada se dirige hacia la izquierda a la esfera auxiliar situada a la altura de las 9 horas que indica el día de la semana. A la altura de las 6 horas aparece la Luna con una indicación tan precisa de sus fases que solo se necesitará efectuar una corrección de un día al cabo de 122 años. En la misma posición se presenta también la agitada vida del mecanismo en forma de pequeño segundero. La esfera auxiliar situada a la altura de las 3 horas está exclusivamente reservada a los meses.
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EL CAMINO DEL LUJO
Por
Carlos Ferreirinha*
* Fundador y presidente de MCF Consultoria, Brasil. www.mcfconsultoria.com.br
La importancia de la «humanización»
Fue fascinante darse cuenta de que en el mayor evento de retail en el mundo, NRF 2014, que se celebra anualmente en Nueva York, casi todas las conferencias se abordaron bajo el enfoque de la «humanización». Muchos oradores repitieron continuamente la necesidad de valorar al individuo y enseñar al personal para servir al cliente de manera genuina. Con unos hábitos de consumo en constante cambio, la opción es elevar las expectativas a un nivel no esperado de productos y servicios basados en las relaciones con el consumidor. Eso se traduce en personalización y en entender de una vez por todas quién es realmente su cliente. El mundo comenzó a percibir que el nivel extraordinario de calidad de los servicios y productos fue alcanzado por muchos en las últimas décadas y hoy es apenas un commodity.
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Y aunque son muchas las empresas que a través de sus productos y servicios han conseguido sorprender en los últimos tiempos, es hora de ir más allá. De la soledad también se habló en los días del evento. Los estudios enseñan datos alarmantes, no solo en Estados Unidos, sino en el mundo en conjunto. La gente está cada vez más sola y esta es, sin duda, una razón detrás del crecimiento agresivo de las redes sociales y el comercio electrónico. De ahí la necesidad de socializar, que exige un toque más humano en las relaciones, y que lleva a casos de éxito como del centro comercial The Grove, en Los Ángeles, a conseguir resultados superiores al promedio del resto de sus competidores tradicionales en comercio al por menor. Lo han hecho elevando el concepto de hospitalidad, con lo que The Grove alcanzó la diferenciación en su estrategia de comercio. Sí, la hospitalidad, ese desafío de hacer que el cliente se sienta bienvenido, a gusto y seguro. Conocer al cliente y los detalles de su perfil se convierten en un elemento vital. No en vano, necesitamos irradiar alegría, confianza, optimismo e interactuar cada vez mejor con nuestro cliente.