Summus 27

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L U J O

C O N

I N T E L I G E N C I A

テ]gel Gitano Ruven Afanador

a ur ct ite qu : Ar iano Renzo P na

Nテコmero 27. Septiembre - Diciembre 2014 / Colombia: $12.000

Morgana Vargas Llosa: Relatos desde Lima

tu ra l

21 :E l cl ub d el poder




EDICIÓN N° 27

SEPTIEMBRE / DICIEMBRE 2014

DIRECTOR

COLABORADORES PERMANENTES

Juan Fernández

Cristina Grajales León Tovar Ricardo Kling Carlos Ferreirinha Juliana Bedoya

EDITOR

Andrés Ramírez ASESORES EDITORIALES

Poli Mallarino Cristina Grajales Ricardo Kling

COLABORADORES EN ESTA EDICIÓN

Simone Bucher-Bechtler Laura Rojas Turbay Juliana Bedoya

DISEÑO GRÁFICO

Marcia Pedraza Sierra

RETOQUE FOTOGRÁFICO

Andrés Gachancipá

ASESOR GRÁFICO

Darío Forero A.

PREPRENSA

Producción El Espectador

CORRECCIÓN DE ESTILO

Juan Sebastián Sánchez H. Óscar J. Arango Arboleda FOTO PORTADA

Modelo: Ruben Olmo Cortesía Ruven Afanador

PRESIDENTE CONSEJO EDITORIAL EL ESPECTADOR

Gonzalo Córdoba M.

FOTOGRAFÍA

Morgana Vargas Llosa Jaime Travezán David Tortora Marina García Burgos Paola Ugaz Gustavo Martínez Pedro Nel Ospina

DIRECTOR

Fidel Cano C. GERENTE

Eduardo Garcés GERENTE DE PRODUCCIÓN

Fabio Chica

© Comunican S. A. 2014 Todos los derechos reservados. Calle 103No. 69b-43 Conmutador: 423 2300. Fax: 423 7641. Apartado 3441. Bogotá, D. C., Colombia. ISSN 2027-1247

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RELATOS DESDE LIMA 44

Foto

La obra de la fotógrafa Morgana Vargas Llosa plantea un viaje al interior de la existencia humana. La guerra y la esperanza hacen parte de un trabajo que comparte con talentosos colegas.

Cortesía Morgana Vargas Llosa

Pág. 20

Ángel Gitano

Pág. 66

Arte hecho en el cielo

Pág. 108 Moda en tweed

Pág. 40

Espacios para el arte

Pág. 82

El club del poder

Pág. 114

Pág. 64

¿Dealer o coleccionista?

Pág. 104 Azul profundo

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La marca que el otro ve



ARQUITECTURA COMO ARTE NATURAL 54

Foto

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La asesora de arte Simone Bucher-Bechtler visitó el museo de la Fundación Beyeler, ubicado en la región de Basilea, Suiza. Este edificio alberga la deslumbrante colección de arte de Ernst Beyeler.

Cortesía Fundación Beyeler



LA TRADICIÓN DE LA CERÁMICA 74

Foto

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Gustavo Martínez

La obra en arcilla de la artista colombiana Diana Fraser establece un puente entre las tradiciones de Oriente y Occidente.



BUEN CONCEPTO 94

Foto

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Una muestra de los automóviles más raros y visionarios, alguna vez fabricados.

Cortesía High Museum of Art, Atlanta



Carta del director

Juan Fernández jfernandez@elespectador.com

Este número de la revista Summus tiene un significado especial. Con ella celebramos nuestro sexto aniversario, 27 ediciones y decenas de historias de personajes que han logrado convertir lo ordinario en extraordinario. Desde nuestros inicios, nos han acompañado las marcas que hacen posible cada revista y buenos amigos que nos orientan en ese camino. Uno de ellos es el fotógrafo colombiano Ruven Afanador, a quien presentamos esta revista hace algunos años en Nueva York. Desde entonces, nos adelanta, simplemente porque quiere, las imágenes de sus libros antes de sus lanzamientos. Lo hizo con Mil Besos, y su nueva publicación, Ángel Gitano, no es la excepción. El libro, que estará a la venta a partir de noviembre, es una exploración surrealista del mundo masculino del flamenco, a la que le sobran las palabras. La pasión por la fotografía también la comparte Morgana Vargas Llosa, quien desde Perú plantea un viaje al interior de la existencia humana. Después de cubrir guerras y conflictos, inició sus propios proyectos artísticos, algunos junto con colegas como Jaime Travezán y David Tortora para el caso de la serie Mírame Lima; y con Marina García Burgos y Paola Ugaz para La Chalina de la Esperanza.

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Esta edición cargada de arte también la compone una visita que la reconocida asesora Simone Bucher-Bechtler hizo al museo de la Fundación Beyeler, ubicado en la región de Basilea, Suiza, donde es posible ver un deslumbrante edificio que integra como pocos la naturaleza del paisaje de las colinas con una soberbia colección de arte impresionista y moderno que perteneció a los galeristas Hilda Kunz y Ernst Beyeler. Un buen paso antes de toparnos en Nueva York con Jeff Koons y el tributo que le rinde al artista estadounidense el Museo Whitney con 120 obras que plantean un viaje cronológico a través de sus ocurrencias. En Nueva York, también nos abrió las puertas el 21 Club, que nació durante la época de la prohibición y se conserva intacto 85 años después de su fundación. Es el lugar donde John Steinbeck y Ernest Hemingway charlaban, Aristóteles Onassis preparaba sus propios cocteles y John F. Kennedy celebraba en privado. De regreso a Bogotá, Diana Fraser nos enseñó el arte de la arcilla. Su obra nos inspira a seguir descubriendo personajes sorprendentes durante muchos años más.



Historias con alcance global

Ángel Gitano Por Andrés Ramírez Nueva York

Relatos desde Lima Por Laura Rojas Turbay Lima

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Relojes Azules Por Ricardo Kling Bogotá

Arte hecho en el cielo

El club del poder

Por Andrés Ramírez Nueva York

Por Juliana Bedoya Nueva York

Renzo Piano: la arquitectura como arte natural Por Simone Bucher-Bechtler Basilea, Suiza



ARTE INC. テ]gel Gitano Retratos desde Lima La arquitectura como arte natural Arte hecho en el cielo Foto

Cortesテュa Fundaciテウn Beyeler



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AN GEL GITA NO Por Fotos

Andrés Ramírez, Nueva York Cortesía Ruven Afanador

Ángel Gitano es una exploración surrealista del mundo masculino del flamenco. En este libro, el fotógrafo colombiano Ruven Afanador rinde tributo a la manifestación emblemática del alma española a través de una colección de retratos en blanco y negro que complementa su libro Mil Besos, publicado hace cinco años. SUMMUS presenta en exclusiva las primeras fotografías de este nuevo libro, publicado por editorial Rizzoli.

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MODELO: RUBEN OLMO


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«SI LAS MUJERES DEL FLAMENCO me mostraron una visión exuberante de la condición femenina, los

hombres del flamenco me trasladaron hacia un entorno fantástico

habitado por los gitanos, hombres magníficos, de vitalidad

indomable y exquisita bravura que embellecen la excentricidad, la magia y el misterio del ángel. Es una fuerza visceral arrancada de una herida de siglos que transforma la canción y la danza en un lamento profundo contra el destino».

- Ruven Afanador -

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JOHN HUNTER LOBB CONSERVA LAS HORMAS DE UNA LISTA INTERMINABLE DE HOMBRES DE NEGOCIOS Y DE OTROS CLIENTES FIELES COMO GUILLERMO MARCONI, FRANK SINATRA, ARISTÓTELES ONASSIS, ANDY WARHOL Y DE BUENA PARTE DE LOS PRIMEROS MINISTROS INGLESES DE LOS ÚLTIMOS CIEN AÑOS.

MODELO: EDUARDO GUERRERO GONZALEZ

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Ángel Gitano clausura con maestría la celebración femenina de la danza y el cante jondo planteado en el libro Mil Besos. Son dos trabajos independientes que nunca más se podrán leer por separado, pues al verse en su conjunto, se entiende la relación espiritual que une a los hombres y las mujeres del flamenco. Cada uno de los bailaores y bailaoras son capturados en estas imágenes a través de un lente de alto contraste que acentúa el brillo incandescente del sol de Andalucía y los paisajes coloridos que rodean a Sevilla y Jerez de la Frontera. Afanador nos ofrece un retrato convincente y con frecuencia irreverente sobre la indomable vitalidad de los gitanos. «Las imágenes de Afanador nacen para crear su particular visión del ángel, un ser con una elegante carga erótica que recuerda los

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poemas de Federico García Lorca, y con un ingenio que evoca las expresiones fantásticas de Salvador Dalí, teñido con frecuencia con el realismo mágico de Gabriel García Márquez. Es una estética expresada con el abandono que caracteriza la alegre libertad de nuestros tiempos», dice Marilú Menéndez, amiga personal y directora de comunicaciones de Ruven Afanador. Sin importar las diferencias generacionales, los bailaores de Ángel Gitano se mezclan para formar arquetipos que Afanador yuxtapone hábilmente. Es así como los maestros clásicos conviven en estas imágenes con jóvenes bailarines que representan las nuevas compañías de danza, quienes enriquecen la atmósfera con su bravura y sensualidad, y de paso reiteran que, a pesar de la edad, todos son herederos del mismo cante y zapateo andaluz. «Algunas de las imágenes nos muestran a miembros de la aristocracia del flamenco, como la legendaria dinastía de los Farrucos. Se trata de hombres de nombres inverosímiles como “El Torta”, “El Capullo de Jerez”, y “El Carpeta”. Ellos despliegan una extravagancia gitana, con posturas que recuerdan la elegante arrogancia de los matadores, lo cual nos transporta al primer libro de Afanador, titulado Torero», explica Marilú Menéndez. Otros bailaores evocan el clasicismo formal del flamenco, esta vez con el referente inequívoco de Sombra, el segundo libro de Afanador. En este trabajo, el fotógrafo hizo


LOS GITANOS, CONSERVADORES Y VIRILES POR NATURALEZA, EMERGEN EN ESTAS IMÁGENES FUERA DE SU CONTEXTO, ZAPATEANDO BAJO EL MISMO SOL CANICULAR QUE LOS HA ILUMINADO POR SIGLOS, PERO BAJO UNA PERSPECTIVA GLAMUROSA QUE NO ES LA DE ELLOS, SINO LA DE AFANADOR.

una exaltación de la masculinidad a partir de desnudos inspirados en el ballet clásico del siglo XIX. Al igual que en Sombra, los hombres de Ángel Gitano se revelan frente a la cámara como seres de cuerpos poderosos, pero con una fuerza femenina que abrazan sin complejos. Los gitanos, conservadores y viriles por naturaleza, emergen en estas imágenes fuera de su contexto, zapateando bajo el mismo sol canicular que los ha iluminado por siglos, pero bajo una perspectiva glamurosa que no es la de ellos, sino la de Afanador, quién introduce su sello como si se tratara de una negociación entre el bailaor y el fotógrafo, cada uno queriendo imponer su punto de vista para llegar al final a una estética única que se encuentra a medio camino entre el abandono del cante jondo y la sofisticación de la alta costura. «Fotografió a los bailaores fuera de su contexto habitual, en un escenario donde la tierra seca se convirtió en sus tablaos, y donde cantaron sin remordimiento sus coplas conmovedoras y taconearon sus pies malvados», dice Marilú Menéndez. El maquillaje teatral inspirado en el neorrealismo italiano resalta la excentricidad de las prendas. Es así como vemos a hombres varoniles vestidos con boinas y camisas estampadas con florituras dramáticas; con pantalones rayados amarrados con lazos de seda; con faldas de cintura alta y fondo ancho. Para subrayar la compleja simplicidad del flamenco, todos se uniformaron de negro.

La personificación final de este Ángel Gitano soñado por Afanador nos recuerda la atmósfera que el arte moderno español retrató durante los oscuros días de la Guerra Civil. Salvador Dalí, Pablo Picasso, Joan Miró… Todos ellos están presentes en estas fotografías, a veces de manera sutil y otras veces de forma más literal. Es natural, por ejemplo, remontarse a la obra Figuras en una playa (1931), de Picasso, cuando se observa la contorción geométrica de la danza de Joaquín Cortés. Ángel Gitano es entonces una reinterpretación de la cultura moderna de España, la cual no es lejana a nuestra propia cultura. Afanador incluyó solo un personaje ajeno al flamenco, pero muy cercano a su propia obra. Se trata del diseñador cubano Rubén Toledo, quién también es amante del cante jondo y del son del Caribe. Toledo no solo posó para el fotógrafo, sino que diseñó su propia imagen, dibujando sobre las paredes del fondo unas garras inmensas que salen de sus brazos y que reflejan el lado más oscuro e intenso del flamenco. Ruven Afanador pasó varios meses de verano fotografiando a los bailaores mayores y a sus hijos, quienes se resisten a ver desaparecer la esencia de flamenco en una época marcada por la estandarización de la cultura global. Se trata de mantener viva una expresión construida a partir de la melancolía de los cánticos musulmanes y las canciones populares castellanas, del animado baile de Aragón y la danza del norte de África.

El fotógrafo confronta en Ángel Gitano los cánones convencionales de la belleza. Con sus imágenes transgrede, además, los límites de género, en una exhibición extravagante de imaginación que le permite unir el universo masculino y femenino dentro de un mismo cuerpo. Para Marilú Menéndez, «Como siempre, las imágenes de Afanador invitan al espectador a una complicidad íntima con un fotógrafo que exige que su sujeto abandone la timidez y la vergüenza». Y es en esta poderosa complicidad que se establece entre el fotógrafo y el bailaor donde emerge el alma del Ángel Gitano.

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MODELOS: PABLO EGEA CAMPULLO, CARLOS SANCHEZ SEGURA, ALFREDO MERIDA ENCINA


MODELO: RUBEN TOLEDO

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MODELOS: CONSERVATORIO NACIONAL DE DANZA "ANTONIO RUIZ SOLER"


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MODELO: DANIEL RODRIGUEZ "ALMA "

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MODELO: ANTONIO NAJARRO

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MODELO: NICANOR MORENO CARO


MODELO: ANTONIO NAJARRO

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MODELOS: MANUEL RAMIREZ, ADRIAN PEREZ


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«PARA MÍ, RUVEN AFANADOR abrió una puerta marcada como prohibida. Una vez adentro, él me dio la libertad de sumergirme en un

mundo donde extraños y hermosos hombres cantan y bailan vestidos con pelucas negras, corbatas de puntos y pantalones a rayas».

- Diane Keaton -


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MODELO: MIGUEL FLORES "EL CAPULLO DE JEREZ"


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Espacios para el arte Las marcas de lujo más tradicionales han volcado su atención hacia el arte. Louis Vuitton ha ideado un espacio cultural llamado In Situ-1, que hace parte de la primera edición de un programa open-studio que se desarrolla en París, Tokio y Múnich. La casa ha invitado a varias artistas a participar durante cuatro meses en un evento donde tienen la libertad para producir nuevas obras. Esto como parte del compromiso de la casa de rendir homenaje a mujeres sobresalientes en distintas disciplinas creativas. En París estará la estadounidense Andrea Bowers; en Tokio, la artista surcoreana Min-Jeong Seo, y en Múnich, la malaya Simryn Gill.

ANDREA BOWERS

Nació en Wilmington, Estados Unidos, en 1965. Actualmente, vive y trabaja en Los Ángeles. Se ha dado a conocer mediante sus obras que defienden las causas por derechos civiles, como el feminismo, los derechos de los trabajadores, el calentamiento global y el sida. Su trabajo fue incluido en Art Public en Art Basel Miami (2011) y en el Museo de Arte Moderno de Nueva York (2011).

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Andrea Bowers Min-Jeong Seo Simryn Gill

MIN-JEONG SEO

Nació en Busan, Corea, en 1972, y vive y trabaja en Berlín. Al haberse especializado en grabado, cerámica y bellas artes, su capacidad polifacética le permite expresarse con un rango variado de materiales y medios desde el dibujo, el video, la fotografía, hasta la escultura o la instalación. Su formación académica y experiencia le dan una perspectiva universal a sus obras.

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Simryn Gill

Nació en Singapur, en 1959, y vive y trabaja entre Sidney y Port Dickson, Malasia. El amplio espectro de Simryn abarca la escultura, la fotografía, el dibujo, la escritura y las instalaciones multimedia. Su trabajo está atento a orígenes y experiencia local y personal en relación con el mundo. Ha presentado su obra en varias exhibiciones, como en documental, Kassel, en 2007 y 2012.



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Por Fotos

Laura Rojas Turbay, Lima Morgana Vargas Llosa, Jaime Travezán, David Tortora

Relatos desde Lima La obra de la fotógrafa Morgana Vargas Llosa es un viaje al interior de la existencia humana. Después de cubrir algunas de las más crudas guerras en el mundo, decidió regresar a su natal Perú, donde retrató a las víctimas de la violencia, pero esta vez como método para curar las heridas.

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Si Morgana Vargas Llosa pudiera salirse con la suya, no hablaría en público ni conversaría con reporteros. La timidez no la apresura, se toma su tiempo para encontrar la palabra exacta para trasmitir su mensaje sin confusión. De entrada enfatiza que no le gusta escribir y así toma distancia del oficio que muchos podrían suponer habría heredado de su padre, el premio nobel de literatura Mario Vargas Llosa. No significa que el escritor no haya estado presente en el rumbo profesional que ella tomó. En efecto, de las pocas referencias que hace de su padre, destaca su recuerdo como periodista, y a partir de ahí, la necesidad que fue cultivando por observar con interés su entorno. Pero al final cambiaría la pluma por la cámara, no en acto de rebeldía, sino más bien por casualidad. Cuenta Morgana que sus padres decidieron enviarla a un internado en Londres, donde le exigían complementar su formación con cursos de artes y oficios. Después haber recorrido sin éxito una lista de opciones en busca de sus preferencias, decidió matricularse en lecciones de fotografía, a la postre, la herramienta con la que construiría sus propias narrativas. Su carrera como reportera fotográfica la llevó a España, donde empezó trabajando en el diario El País. Dice que al principio cubría los eventos cotidianos de un periódico, las noticias del día a día, pero a medida que pasaba el tiempo fue descubriendo su interés por la fotografía de guerra.

DE LA GUERRA A LA ESPERANZA La injusticia y la violencia fueron su primera denuncia como reportera. Viajó de un escenario al otro para cubrir conflictos, en busca de esas imágenes que capturan las miradas endurecidas por la guerra, la complejidad absurda de las luchas y de las atrocidades colaterales. La cotidianeidad de las zonas de conflicto. Pero incluso en esas situaciones es posible los buenos encuentros fortuitos. Así conoció a Jaime Travezán, fotógrafo peruano que se convertiría en el gran cómplice de sus proyectos artísticos. Morgana cubría el conflicto en Kosovo, el primero, en tanto que Travezán se encontraba ahí casi por accidente, pues su trayectoria estaba más enfocada en la fotografía de moda. Jaime regresó a su especialidad después de ese encuentro en los Balcanes, mientras que ella cubrió los conflictos en Irak, Israel y los territorios ocupados. Tras ver de cerca las realidades más crudas de la geopolítica, Morgana dio a luz a su primera hija y ya no tuvo el coraje para ponerse en situaciones de riesgo. Esta nueva perspectiva significó la búsqueda de un enfoque distinto como fotógrafa, esta vez con una visión más local y personal. Participó en el colectivo Desvela, que tenía por misión denunciar la indiferencia y el silencio social y estatal de las postrimerías del conflicto interno en Perú y la desaparición de miles de compatriotas. Este proyecto fue bautizado La Chalina de la Esperanza.

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Con “Mírame, Lima” Morgana Vargas Llosa, Jaime Travezán y David Tortora enseñan su versión de los diferentes universos que componen el paisaje de la capital peruana.

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FOTO: MARINA GARCÍA BURGOS, PAOLA UGAZ Y MORGANA VARGAS LLOSA

LA DENUNCIA DE LA INDIFERENCIA DE LAS POSTRIMERÍAS DEL CONFLICTO INTERNO EN PERÚ Y LA DESAPARICIÓN DE MILES DE PERSONAS, TERMINÓ EN EL PROYECTO LA CHALINA DE LA ESPERANZA, EN EL QUE MORGANA VARGAS LLOSA SE UNIÓ A LA FOTÓGRAFA MARINA GARCÍA BURGOS Y A LA PERIODISTA PAOLA UGAZ.

LA CHALINA DE LA ESPERANZA Las cifras de personas desaparecidas durante el conflicto en Perú no es precisa, pero se estima en unas 15 000, aunque como lo resalta Morgana «esto no es asunto de la gravedad numérica». La magnitud de este crimen supera la de otros países como Argentina y Chile, donde el drama de las desapariciones es conocido en todo el mundo y abiertamente discutido. Eso la llevó a unirse a la iniciativa de la fotógrafa Marina García Burgos, y posteriormente a la periodista Paola Ugaz.

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Una chalina es una bufanda. La Chalina de la Esperanza tiene la particularidad de que sus secciones son la suma de los diferentes tejidos elaborados por los familiares de las víctimas. La incertidumbre de saber qué pasó con exactitud con los desaparecidos, cuyos cuerpos no han sido plenamente exhumados o identificados, se manifiesta con el acto de tejer, aludiendo a la larga espera de Penélope por Ulises. Cada participante tuvo la libertad de elegir los colores, puntos y mensajes para representar a su ser querido, y esos retazos que fabricaron se convirtieron en una bufanda de un kilómetro de largo.



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La brecha entre clases sociales, la discriminación racial y la indiferencia inspiraron el proyecto Mírame, Lima, llevado a cabo junto a Jaime Travezán y el director de arte David Tortora.

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MÍRAME, LIMA La familia de Morgana Vargas Llosa remite inequívocamente al Perú, pero también refiere a una familia en diáspora. La mayoría de sus integrantes no residen allí, por lo que no deja de causar curiosidad que Morgana eligiera a Lima como hogar para su familia, ya con dos hijas. Ella responde que tiene varias interpretaciones de lo que es una familia, y en su caso sin duda regresaba a una parte fundamental de ella, como son sus amigos. Difícilmente, los padres de Morgana hubieran podido encontrar

un mejor nombre para ella: mujer que viene del mar. Este mar resultó siendo Barcelona, su lugar de nacimiento. Y luego sería Lima, a donde llegaría a vivir con una nueva perspectiva artística. Allí vivió un nuevo nacimiento ante una ciudad que si bien sentía propia, le costó en términos de adaptación y de poder llegar a sobrellevar ciertos aspectos de la sociedad limeña, a los cuales nunca se acostumbrará. La brecha entre clases sociales, la discriminación racial y la indiferencia ante la existencia del otro fueron motivos


de disgusto, pero a la vez la inspiración del proyecto Mírame, Lima. Y aquí es donde aparece de nuevo Jaime Travezán, con quien comparte preocupaciones similares sobre la forma en la que los limeños se relacionan con su ciudad y entre ellos mismos. Identificaron una tendencia al aislamiento, a la indiferencia e intolerancia, todas ellas, suponían, son el producto de una cultura de criminalidad que había devenido en una actitud de desconfianza hacía al otro. Rara vez se siente empatía por lo desconocido, por eso se dieron a la tarea de mostrar su versión de los diferentes universos que componen el paisaje de la capital peruana. A este diálogo se sumó David

Tortora, diseñador gráfico y director artístico italiano, con quien Travezán ya había realizado otros proyectos. Esta producción consiste en cincuenta retratos familiares que reflexionan sobre la diversidad cultural, etnográfica y religiosa que cohabita en la ciudad. La composición fotográfica fue supervisada por el equipo artístico, pero los individuos estaban en libertad de elegir el escenario, los elementos y la definición de familia que más los representaba. Para Morgana esta fue una parte esencial del proyecto, porque con este comprobó que cada cual tiene su idea de familia. Según lo relata, su familia biológica está en la diáspora, pero tan importante como sus miembros


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naturales son sus amigos. De igual forma, los sujetos de sus fotografías no solo llaman “familia” a mamá, papá y tíos, también incluyen amigos, vecinos, clientes o compañeros de trabajo. Para Morgana fue también una manera de descubrir su ciudad desde otro punto de vista y enamorarse de ella a partir de su riqueza cultural. Con cierto aire estilístico cercano a la obra del artista argentino Marcos López, a través de esta serie se aprecian toda suerte de oficios, vidas y sueños con protagonistas invisibles, pero que a través de esas imágenes sus historias se hacen presentes.

« M Í R A M E , L I M A », S O N C I N C U EN TA RETRATOS FAMILIARES QUE REFLEXIONAN SOBRE LA DIVERSIDAD CULTURAL, ETNOGRÁFICA Y RELIGIOSA QUE COHABITA EN LA CIUDAD.

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Así, se evidencia que el vendedor de artesanías tiene una vida singular, que los constructores de barcos tienen una tradición, o que el lustrabotas es orgulloso de su oficio y se precia de trabajar en el mismo puesto por donde un día pasaron los zapatos de Pablo Neruda. Morgana recuerda de forma especial su encuentro con un afilador de cuchillos, profesión de una soledad tal que se manifestó cuando ella preguntó a este caminante de la ciudad a quiénes quisiera incluir en su retrato. Él respondió que a nadie. Las calles y el silencio son su familia y compañía. Más allá de su función social, la serie cuenta historias que no se limitan al entorno de Lima, sino que trasciende en el mundo, sobre todo en un momento en el que las voces diversas buscan tener su espacio. Este es lugar en el que la fotógrafa Morgana Vargas Llosa despliega una obra que es por igual sincera y coherente.



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Por Fotos

Simone Bucher-Bechtler, Basilea Cortesía Fundación Beyeler Fondazione Renzo Piano

RENZO PIANO:

la arquitectura como arte natural

La asesora de arte Simone Bucher-Bechtler visitó el Museo de la Fundación Beyeler, ubicado en la región de Basilea, Suiza, cerca de la frontera con Alemania. Es un edificio que integra como pocos la naturaleza del paisaje de las colinas con una soberbia colección de arte impresionista y moderno, la cual fue atesorada con gran gusto y pasión por los galeristas Hilda Kunz y Ernst Beyeler.

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Boceto original del arquitecto Renzo Piano. Estudio de luz para el Museo Beyeler.

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El Museo de la Fundación Beyeler, construido en Basilea, Suiza, y diseñado por el arquitecto italiano Renzo Piano en 1997, es una estructura que golpea el suelo de manera contundente y a la vez parece flotar sobre el jardín que lo rodea. Es un equilibrio particular que se genera gracias a una serie de columnas esbeltas que descienden graciosamente sobre espejos de agua de formas orgánicas. En el Museo Beyeler, se establece un diálogo entre el entorno natural, la arquitectura y las obras de arte, lo que brinda plena coherencia a este lugar. Los arquitectos que amo son aquellos que pueden ver el arte en la naturaleza y la naturaleza en el arte, y sobre todo los que pueden encontrar la forma de unirlos. Desde el punto de vista del coleccionista, lo más importante es resaltar la belleza y expresión que el arte desea dar a conocer. Con frecuencia, un consultor le dirá a un coleccionista que le dé más espacio a la obra, para que esta pueda respirar. En este caso, Renzo Piano ofrece un magnífico regalo, al crear un entorno adecuado para las obras, mientras persigue su pasión por crear un monumento hermoso.

Renzo Piano recibió la misión de construir este museo para los galeristas suizos Hilda Kunz (1922-2008) y Ernst Beyeler (1921-2010). Esta pareja quería construir un hogar compatible con su colección privada de arte, la cual al final estaría abierta al público. A nadie sorprendió que Piano fuese seleccionado por Kunz y Beyeler para rendir homenaje a su legado, ya que, como arquitecto, Piano posee una sensibilidad que le permite llamar la atención sobre cualquiera de sus diseños, pero al mismo tiempo es integral en la diversidad de escalas, materiales y formas. La sensación que se vive apenas se ingresa al Museo de la Fundación Beyeler —y lo que lo hace único—, es la idea del arquitecto por crear una armonía visual a través de un conjunto coherente de ideas, como respuesta al arte que el espacio alberga. Los salones se construyeron de tal manera que cada obra tiene su espacio para vivir y contar su propia historia. Es un escenario de plena libertad, donde los pensamientos llegan a establecer una intimidad entre el espectador y las obras.


ERNST BEYELER CONSTRUYÓ JUNTO A SU ESPOSA, HILDA KUNZ, UNA DE LAS COLECCIONES DE ARTE IMPRESIONISTA Y MODERNO MÁS IMPORTANTES DE EUROPA. SU SUE�O FUE ABRIR ESTA COLECCIÓN AL PÚBLICO.

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"LOS ARQUITECTOS QUE AMO SON AQUELLOS QUE PUEDEN VER EL ARTE EN LA NATURALEZA Y LA NATURALEZA EN EL ARTE, Y SOBRE TODO LOS QUE PUEDEN ENCONTRAR LA FORMA DE UNIRLOS". SIMONE BUCHER-BECHTLER.

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El edificio alargado es enorme y sutil a la vez. Dos paredes originales ubicadas en el perímetro del jardín inspiraron el diseño del museo, compuesto por cuatro paredes de 115 metros de longitud que corren en paralelo de norte a sur, fraccionados tan solo en sus ejes a través de paredes transversales, los cuales le dan forma a las galerías. La impresión de firmeza del edificio la brinda el uso de piedra porfídica de color rojo claro, llevada desde la Patagonia, la cual se mimetiza con el entorno para crear paredes estáticas, como si se tratara de una fortaleza. Mientras tanto, las secciones del medio están protegidas con paneles de vidrio, que parecieran derretirse unas con otras. Siguiendo el sello de Piano, aparecen una serie de paneles traslúcidos ligeros, en este caso ubicados en el techo, que permanecen suspendidos sobre la cima del monumento. Si usted sabe que Renzo Piano construyó el aeropuerto Kansai en Osaka, Japón (1988-1994), y el Centro Cultural Jean-Marie Tjibaou en Nouméa, Nueva Caledonia (19911998), podrá concluir fácilmente que ambos proyectos terminaron con un mismo resultado: la idea de una casa de té japonesa, construida al estilo Nueva Caledonia, en el que el edificio parece estar abierto al cielo. A través de la ligereza, Piano se refiere no solo a la masa material, sino también al logro intelectual. «Cuando se comienza a entender la ligereza, se descubre que es una actitud del espíritu. La inteligencia puede ser pesada o ligera, y con el tiempo uno descubre que una inteligencia ligera es mucho más interesante». Las paredes blancas y los pisos de madera clara brindan la serenidad adecuada para interactuar con el edificio, mientras que el énfasis en la luz cenital ofrece condiciones óptimas para ver la deslumbrante colección de arte impresionista y moderno, junto con muchas otras obras que forman parte de las exhibiciones temporales.

En lugar de expresar sus propias ambiciones artísticas, Renzo Piano escogió reflejar los deseos de sus clientes y honrar la colección de la Fundación Beyeler. Por ejemplo, al utilizar el estanque delante del edificio, generó un diálogo entre la arquitectura y la pintura Water Lilies y The WaterLily Pond, de Claude Monet. Mientras que la pintura se refleja en la cortina de vidrio, el observador conecta de forma automática con el agua del estanque cercano, y viceversa, en caso de que el observador se encuentre afuera del edificio. Es así como el arquitecto crea un tipo de repetición e interacción entre la naturaleza y los materiales fabricados por el ser humano.

UNA HISTORIA DE ARTE La colección de arte es impresionante. Todos los grandes nombres están reunidos y preservados en este lugar. Además de la colección permanente, la Fundación Beyeler organiza con frecuencia exhibiciones dedicadas a los grandes maestros del arte moderno y los principales artistas de nuestro tiempo. Paul Cézanne, Claude Monet, Henri Rousseau, Pablo Picasso, Henri Matisse, Fernand Léger, Piet Mondrian, Kazimir Malévich, Constantin Brâncuși, Joan Miró, Alexander Calder, Paul Klee, Max Ernst, Alberto Giacometti, Francis Bacon, Louise Bourgeois, Mark Rothko, Jackson Pollock, Roy Lichtenstein, Andy Warhol, JeanMichel Basquiat, Richard Serra, Jenny Holzer y Félix González-Torres, son solo algunos artistas que hasta la fecha han exhibido sus obras en este museo.

De manera periódica, el museo concibe exhibiciones temáticas alrededor de ciudades y movimientos artísticos que tuvieron un papel importante en el desarrollo del modernismo. Cada año se organiza, por ejemplo, un evento en colaboración con artistas contemporáneos en proyectos interiores y espacios públicos. Algunos ejemplos incluyen los legendarios árboles envueltos de Christo y Jeanne-Claude, las proyecciones de luz de Jenny Holzer, en Zúrich y Basilea; la instalación de luces a través del puente Mittlere Brücke de Féliz González-Torres, en Basilea, y la presentación de la escultura monumental de araña de Louise Bourgeois que se instaló en el parque Berower, ubicado cerca de la Fundación Beyeler, así como en varias ciudades de Suiza. La exhibición especial de Daros, Colección Latinoamericana, abierta entre el 21 de febrero y el 24 de abril de 2014, fue particularmente exitosa, en especial para el sector de arte producido en América Latina. Con Daros Latinoamerica como invitado especial en Basilea, los visitantes tuvieron la oportunidad de vivir una experiencia inolvidable a través de las obras de reconocidos artistas de diferentes países, como los colombianos Doris Salcedo y Óscar Murillo, quienes ofrecieron una introspección en temas como la identidad, la memoria y la imaginación, en conjunto con el artista brasileño Cildo Meireles y el artista argentino Guillermo Kuitca.

"UN CONSULTOR LE DIRÁ A UN COLECCIONISTA QUE LE DÉ MÁS ESPACIO A LA OBRA, PARA QUE ESTA PUEDA RESPIRAR. EN ESTE CASO, RENZO PIANO OFRECE UN MAGNÍFICO REGALO, AL CREAR UN ENTORNO ADECUADO PARA LAS OBRAS, MIENTRAS PERSIGUE SU PASIÓN POR CREAR UN MONUMENTO HERMOSO". SIMONE BUCHER-BECHTLER

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La arquitectura establece un diálogo entre los jardines y el arte. El techo translúcido brinda una atmósfera ideal para preciar las obras.


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Los grandes artistas están reunidos en este lugar. Además de la colección permanente, la Fundación Beyeler organiza exhibiciones dedicadas a los principales artistas de nuestro tiempo.

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Red Tree (1908). Piet Mondrian

Sous-Bois (1894). Paul Cézanne

L'homme Qui Marche (1961). Alberto Giacometti

Nu bleu, la grenouille (Blue Nude, the Frog), 1952. Henri Matisse

Nymphéas (1905). Claude Monet

Wald-Hexen (1938). Paul Klee


Ernst Beyeler entabló una amistad personal con los artistas que coleccionaba. Acostumbraba a visitar al pintor Pablo Picasso en su estudio.

El trabajo de curaduría del Museo Beyeler es igualmente notable. Se podría pensar que cubrir las salas con obras del Impresionismo o arte Moderno no es un problema, pero sigue siendo un reto armonizar un móvil de Calder junto a un óleo de Cézanne y un dibujo en cartón de Christo. La solución fue seleccionar temas en los cuales un artista podía ser agrupado con las preferencias personales de los coleccionistas, para así no competir unos contra otros en temas de color o material. Las esculturas de Alberto Giacometti, Grand Tête, Grand Femme y L’homme Qui Marche II, habitan en perfecta armonía con las pinturas de los lagos de Monet. El conjunto de la escultura L’oiseau, de Brancusi, es un complemento perfecto para la escultura Oiseau Lunaire, de Joan Miró, y el móvil de Alexander Calder, los cuales además están rodeados de pinturas de Piet Mondrian, y las

obras Peinture, 1930 y Frère Fratellini, de Miró. No solo los nombres de ciertas obras evocan la impresión de haber sido escogidas para exhibirse de manera sincronizada, sino que la relación con el artista también es un elemento que el curador quería evocar. Además de las 32 obras de Picasso, que abarcan todos los temas y medios posibles, se encuentran obras importantes de Paul Klee, Fernand Légers; cuadros coloridos de Jean Dubuffet, y una extraordinaria pieza de Mark Rothko llamada Sin Título 1948, realizada antes de su obra clásica y la última que firmó en la parte frontal del lienzo. No menos impresionante es la obra Round the World, de Sam Francis. La colección permanente se alterna varias veces al año, lo cual se puede apreciar en sus constelaciones cambiantes. En total, abarca alrededor de 200 obras de posimpresionismo, modernismo clásico y arte contemporáneo, junto

con veinte objetos de arte etnográfico de África, Oceanía y Alaska. Esto significa que podría tener mi propia experiencia de la exhibición mientras el siguiente visitante podrá crear su propio viaje visual. Pero ¿Qué es un hermoso edificio sin un hermoso jardín? Esto también fue creación de Renzo Piano. Aquí vemos una vez más la relación armoniosa entre el arte y la naturaleza, la cual invita a sentarse en la terraza y contemplar un paisaje magnífico. El diseño del parque incluye una variedad de árboles históricos y de múltiples senderos que llevan al visitante a descubrir obras de arte como las de Alexander Calder, Ellsworth Kelly, Luciano Fabro y Louise Bourgeois. Y cuando el clima lo permite, se puede apreciar una panorámica inigualable de las colinas y parajes del norte de Suiza. El arte, la arquitectura y la naturaleza ascienden y se desvanecen cada día en el Museo de la Fundación Beyeler.

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EL ARTE COMO NEGOCIO

Por

* Experto y consultor en arte latinoamericano. Dirige su propia galería con sede en Nueva York. Info@leontovargallery.com

León Tovar*

¿Dealer o coleccionista? En días pasados se vendió en Christie’s, Londres, una controvertida instalación de la artista Tracey Emin (1998) por un valor de 2 546 000 libras, obra que representó su cama en tiempos de depresión, alcohol y sexo ocasional. La venta de esta pieza, que fue nominada al Premio Turner en 1999, marca el fin de una era en la vida y carrera de la artista, como ella misma lo describe. De la venta sorprenden varias cosas. Primero, el precio alcanzado, que superó más de cinco veces su último récord en subasta (480 000 libras), con un estimado bajo que, según David Maupin, era entre 800 000 y 1 200 000 libras. También son reveladores y significativos los nombres de las personas involucradas en esta transacción. El vendedor fue el reconocido coleccionista Charles Saatchi, quien salió de una pieza de indudable importancia histórica para su colección contemporánea, mientras que el comprador fue Jay Jopling, fundador de la prestigiosa gallería White Cube, la cual representa, por cierto, a Tracey Emin.

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Aquí hay dos temas actuales que se pueden analizar de diferentes formas. En un interesante artículo publicado en el New York Observer, se pone sobre la mesa el delicado tema de algunos dealers que acostumbran a defender, por diferentes motivos, a sus artistas en las subastas. El objetivo principal en estos casos es sostener el mercado para no tener que entrar a dar explicaciones innecesarias en caso de que el artista tenga una mala subasta ocasional. Se sabe que el dealer tiene una responsabilidad no solo con sus representados sino con los coleccionistas que han comprado sus obras durante toda la carrera del artista. Se trata de mantener los precios sin inflarlos. La artista Kiki Smith asegura que lo mínimo que espera de su galerista es que se encargue de que todo salga bien en todos los aspectos, incluyendo las subastas. En el otro extremo tenemos la opinión del artista Bill Jensen, quien le prohíbe a su dealer involucrarse en el mercado secundario, y por ningún motivo manipular su curso, sea cual sea. Cuando un dealer entra a representar a un artista, se llena de responsabilidades y compromisos con diferentes actores. Recibe incluso la presión de las propias casas de subastas, quienes suelen llamarlos para informarles que la obra de su artista, que ha sido consignada a ellos para la venta, no ha generado ningún interés entre el público. Esto lo hacen con el único fin de que el dealer se ponga las pilas y ayude a encontrar un comprador ocasional para apoyar el mercado de su artista, lo cual es legítimo, pero no ideal.

Aquí se debe tener cuidado, pues existe un terreno difuso que podría prestarse para la manipulación y la especulación, si se pacta el aumento deliberado del precio entre dos postores con el único propósito de aumentar el valor de una obra, muy por encima del precio del mercado, se puede incurrir en una situación poco ética o de fabricación de precios inexistentes, que por diversos motivos no vamos discutir en esta ocasión. Volviendo a la cama de Tracey Emin, vemos a un coleccionista muy reconocido vendiendo en subasta una pieza que compró por 160 000 libras, logrando una utilidad de más de dos millones de libras mal contadas, situación que también es legítima. La pregunta que surge entonces es si algunos coleccionistas se están convirtiendo en dealers, o simplemente, ¿es lo que siempre han querido ser? También vale la pena analizar lo que está sucediendo con los flippers, como se les conoce a algunos nuevos coleccionistas (también llamados especollectors) que se disfrazan de coleccionistas para tener acceso a las obras solo por su rendimiento especulativo, sin siquiera enterarse de la calidad e historia de la obra. Para dar un ejemplo, en alguna ocasión, decidí mostrar en una feria una maravillosa obra de Edgar Negret, de 1963, la cual fue admirada por importantes dealers internacionales que no estaban familiarizados con la obra del artista. Poco después entró a mi stand un «coleccionista» y lo primero que me dijo fue: «¿Y este no va a ningún lado,

verdad?». La verdad no entendí bien lo que quería decirme, y solo atiné a contestarle que no iba para ningún lado porque desafortunadamente el artista había fallecido unos años atrás. El personaje replicó diciendo: «Hablo del precio», a lo que contesté que esta era una pieza de colección para coleccionistas, y no un CDT de un banco. Por supuesto que entiendo la importancia del valor de las obras en términos de inversión, pero a lo que no se debe llegar es a desfigurar la palabra «coleccionar» de una manera tan cruda. Hoy en día algunas galerías tienen identificados a estos especollectors, de modo que cuando llegan a las ferias se les presta poca atención, e incluso se les responde que todo está vendido o reservado. La dealer Andrea Rosen confiesa en el artículo del New York Observer que cuando vende una obra, realiza un contrato que condiciona al comprador a que las piezas sean revendidas solo a través de ella, a menos de que sean donadas a una institución o un museo, pero nunca negociadas en subasta, para prevenir cualquier situación desagradable. Finalmente, se supo que Jay Jopling compró la obra en nombre de un coleccionista de Colonia, Alemania, y que este la va a dar en préstamo al Museo de Arte Moderno Tate, de Londres, por un período de diez años. La cama podrá ser admirada por el público, lo cual es perfecto, pero esta idea seguramente provino del galerista. Por eso hoy me pregunto: ¿Quién es el coleccionista y quién es el dealer? ¿O será que son lo mismo? ¿O al revés?


LOS NÚMEROS EN 10 AÑOS 2005

La feria inició en 2005 con el objetivo de promocionar y posicionar a Bogotá como un destino para la cultura y los negocios, y como una plataforma comercial para el arte; así como un espacio para el intercambio cultural y la formación de públicos.

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galerías

7

países

93 artistas 2011

¿Dónde? N

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galerías

en la sección Principal

7

galerías

en proyectos

300 artistas 2012

13 000 metros2 Bogotá, en

dentro del recinto ferial de Corferias

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galerías

en la sección Principal

¿Cuándo?

24 al 27de octubre

El comité de artBO Elba Benítez, Galería Elba Benítez, España María Eugenia Niño, Galería Sextante, Colombia Ignacio Liprandi, Arte Contemporáneo, Argentina Alex Mor, mor·charpentier galerie, Colombia-Francia Eduardo Brandao, Vermelho, Brasil

2014

10 400 artistas

galerías

en proyectos

20000 asistentes 2013

Los curadores José Roca (Curador Adjunto Estrellita B. Brodsky de Arte Latinoamericano para Tate, Londres; y Director Artístico de FLORA ars+natura). Jaime Cerón (curador independiente, crítico e investigador colombiano). Carolina Ponce de León (curadora, crítica de arte y gestora Cultural colombiana). Santiago Rueda (curador independiente e investigador en arte contemporáneo, colombiano).

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galerías

en la sección Principal

25 países

14 450 artistas

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25000 asistentes 65


FOTO: GETTY IMAGES

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Por Fotos

Andrés Ramírez, Nueva York Cortesía Museo Whitney

Arte hecho en el cielo El Museo Whitney de Nueva York presenta un tributo al artista norteamericano Jeff Koons, como cierre de una etapa dorada del museo, antes de mudarse de su tradicional sede del Upper East Side de Manhattan. Las 120 obras que componen esta exhibición plantean un viaje cronológico a través del fascinante mundo personal y artístico de un hombre que lo ha creado todo.

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El Museo Whitney se despide de su tradicional vecindario del Upper East Side de Manhattan. Esta reconocida institución de Nueva York, que abrió sus puertas en 1931, ha habitado por cerca de cinco décadas en este edificio de estilo brutalista, diseñado por el legendario arquitecto Marcel Breuer. Por las salas de esta fortaleza de concreto, que se levanta en medio de delicados edificios neoclásicos próximos al Parque Central, han pasado los más importantes representantes del arte de Estados Unidos del último siglo. Pero en pocos meses, el Whitney dejará su habitual hogar para mudarse al sector del Meatpacking District, al costado oeste de la isla y a pocos metros del High Line Park, en un edificio diseñado por el también mítico arquitecto Renzo Piano. La nueva sede albergará las más de 20.000 obras que forman parte de la colección permanente del museo, y que por décadas han tenido que reposar guardadas en depósitos por falta de espacios de exhibición. Para el cierre de esta etapa del Whitney, los curadores del museo hicieron una apuesta ambiciosa, al presentar una rigurosa retrospectiva de la obra del artista norteamericano Jeff Koons, quien es uno de los artistas más provocativos y representativos de nuestro tiempo. A pesar del gran reconocimiento que posee Koons desde hace más de tres décadas, se trata de la primera gran retrospectiva que se presenta sobre este artista en un museo de la ciudad. Además, es la primera vez que el Whitney habilita casi la totalidad de sus salas para exhibir la obra de un solo artista. «Jeff Koons: a retrospective» es el nombre del viaje cronológico por los diferentes períodos de este creador nacido en York, Pensilvania, en 1955. Pero a pesar de la fama que hoy acompaña a Jeff Koons, su historia artística está pavimentada con varios fracasos. No fue fácil desarrollar una obra ambiciosa, tanto en escala como en factura, en una era signada por el consumo y la banalidad. Las grandes inversiones que demandaron sus primeros proyectos, y que no gozaron con el

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respaldo de la crítica y el público, dejaron al artista en varias oportunidades en serios aprietos económicos. En sus peores crisis, se vio forzado a vender membresías del Museo de Arte Moderno de Nueva York y enciclopedias puerta a puerta en pueblos de la Florida. Fallar cuando se pintan cuadros puede ser dramático, pero fallar cuando se construyen grandes y costosas esculturas puede ser algo catastrófico. Jeff Koons nunca sucumbió ante las afugias de dinero, y por el contrario siempre presionó hacia arriba sus expectativas creativas.

LA EXPOSICIÓN La muestra está organizada por períodos que avanzan desde su obra más reciente, titulada «Gazing Ball», compuesta por una serie de esculturas de gran formato (fabricadas para esta exposición) que parodian la virtuosidad de la escultura clásica helénica, e introducen elementos contemporáneos y escalas exageradas que rompen con la perfección de la simetría antigua. En la segunda planta se encuentran las primeras obras de Koons, las cuales hablan de su temprana fascinación por los objetos comunes que identifican a la sociedad de consumo en la que vivimos. Se trata de una obra «neopop» que extiende hacia nuevos límites el arte para las masas, ideas que había iniciado Andy Warhol algunas décadas atrás. En esta sala se encuentra la serie «The New», presentada por primera vez en el New Museum de Nueva York, en 1980. «En estas obras traté de capturar la esencia de lo nuevo. Sin embargo, lo que parecía en ese momento novedoso y eterno —en este caso la tecnología y la publicidad—, hoy parece obsoleto. Quería remarcar el hecho de que tanto el arte como la publicidad no son ajenos a la amenaza del tiempo, que todo lo vuelve obsoleto», explicó Koons, durante una corta entrevista antes de la inauguración de la exposición. «The New» incluye una serie de aspiradoras antiguas, exhibidas dentro de urnas de cristal iluminadas con tubos de neón. La idea era llevar a un plano del arte los objetos que

1 forman parte de la cotidianidad de la sociedad moderna. Las piezas están acompañadas con pinturas que imitan carteles publicitarios de la época correspondiente, lo que nos habla también de la distancia cada vez más corta que existe entre el arte y la publicidad en nuestros tiempos. La serie «Equilibrium» (1985) se encuentra en una sala contigua. Esta fue la primera exhibición que Koons presentó en solitario en una galería de Nueva York. En palabras del artista, «el equilibrio es antes del nacimiento, se encuentra en el seno materno, se trata de lo que es anterior a la vida y después de la muerte». Koons expresa su idea de equilibrio e inmaterialidad a través de una serie de objetos que contradicen sus propias condi-


1. Gazing Ball (2013) Yeso y vidrio (188.6 × 61.9 × 105.4 cm). Colección privada.

2. One Ball Total Equilibrium Tank (1985). Vidrio, acero, clorhidrato de sodio, agua destilada, y balón de basquetbol (164.5 × 78.1 × 33.7 cm). Colección privada B.Z. and Michael Schwartz.

2 ciones físicas y químicas, además de su propia funcionalidad. Son objetos que a primera vista parecen diseñados para salvar vidas, como un bote inflable o un chaleco de buzo, pero que al estar fabricados en bronce macizo se convierten en armas letales que acabarían con la vida de quién los use. En el centro de la sala se encuentran los conocidos «Ball Total Equilibrium Tank», una serie de tanques de cristal que contienen en su interior pelotas de baloncesto sumergidas en agua destilada. Al final, las pelotas parecen reposar suspendidas en el tiempo. El estado silencioso del equilibrio abre paso de manera abrupta a la extravagancia de la serie «Luxury and Degradation» (1986), creada por Koons como una celebración

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3. Four vacuum cleaners (1985). Acrílico, luces de neón. (294.6 × 104.1 × 71.1 cm). Colección Whitney Museum of American Art.

del lujo desde una perspectiva popular. Aquí el artista abre una serie de interrogantes sobre la publicidad, la lucha de clases, el vicio y el arte, a través de objetos comunes como trenes y libros hechos en acero que contienen en su interior bebidas alcohólicas. Esta fue la primera vez que Jeff Koons utilizó el acero inoxidable como material de trabajo, técnica que utilizó posteriormente en sus obras más representativas. «Pensé que el acero inoxidable sería un material maravilloso, pues podía pulirlo hasta crear un lujo falso. Nunca quise hacer un lujo verdadero, me interesaba un lujo proletario, algo visualmente embriagador y desorientador». Según Scott Rothkopf, curador de la exposición,

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«SI CON “BANALITY” KOONS PROPUSO LIBERAR A SU AUDIENCIA DEL ESTIGMA DEL MAL GUSTO, CON “MADE IN HEAVEN” PROMETIÓ NADA MENOS QUE LA EMANCIPACIÓN DE LA VERGÜENZA DEL SEXO». SCOTT ROTHKOPF.

«si en su anterior serie el artista empleó objetos prácticos, aquí se concentra en aquellas cosas que nos vuelven esclavos, en la degradación de aquellas cosas superfluas destinadas a decorar nuestras vidas, a conferirnos estatus social o al menos fomentar fantasías sobre ella». «Equilibrium» y «Luxury and Degradation» establecieron a Koons como uno de los artistas emergentes más sobresalientes al final de la década de 1980. Gracias a esta incipiente fama, fue invitado a presentar en solitario en la prestigiosa Gallery Sonnabend, ubicada en SoHo. Concibió para esa oportunidad una serie de esculturas en acero inoxidable titulada «Statuary». Scott Rothkopf explica: «Es un término que sugiere una tierra fronteriza justo fuera del alcance de la escultura». Una selección de estas obras se encuentra en una sala lateral del tercer piso. Se trata de un período decisivo en la obra de Koons, pues aquí llevó a un plano más complejo su fascinación por los objetos comunes, la publicidad y el arte para las masas, pero con la particularidad de perfeccionar hasta el extremo la calidad de fabricación de sus obras, algo característico en su trabajo posterior. La exposición continúa con la serie «Banality» (1986), en la que el artista

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Michael Jackson and Bubbles (1988). Porcelana. (106.7 × 179.1 × 82.6 cm). Colección privada.

amplía su discurso de reivindicación de la cultura popular, lo grotesco e incluso lo que muchos consideraban cursi. Estas esculturas de gran formato fueron hechas en plástico, porcelana o madera, e incluyen figuras de la cultura popular de la época, como Michel Jackson and Bubbles (Michel Jackson sosteniendo a un mono dorado). También hay espacio para representaciones literales de fotografías reconocidas, como la obra String of Puppies, la cual nos habla de la apropiación como una alternativa legítima en el arte. Los primeros pisos de la exposición son apenas la puerta de entrada hacia «Made in Heaven» (1989) y «Celebration» (1994), sin duda, las series más celebradas de Koons. «Made in Heaven» es un manifiesto sobre el poder del sexo y la lujuria. «Si con “Banality” Koons propuso liberar a su audiencia del estigma del mal gusto, con “Made in Heaven” prometió nada menos que la emancipación de la vergüenza del sexo», explica el curador. La idea inicial del artista era filmar un largometraje erótico protagonizado por él e Ilona Staller («La Cicciolina»), la estrella pornográfica más importante del momento. Aunque la película nunca se terminó, La Cicciolina posó junto a Koons en


Dog Ballon (Yellow) hace parte de la serie Celebration. Una de estas esculturas (Orange) se subastó en 2013 por US 58 millones, estableciendo un récord como la obra más costosa subastada de un artista vivo.

diferentes escenas eróticas —para muchos explícitas—, con la idea de recrear la figura de Adán y Eva en la era del rock pesado, la publicidad y las drogas sintéticas. Las fotografías están rodeadas de símbolos populares que rinden culto a algunos fetiches del amor, como flores de plástico, perros en miniatura y auto retratos de la pareja bajo una estética kitsch. Koons y la Cicciolina se enamoraron durante el rodaje, se casaron y tuvieron un hijo (Ludwig), lo que aumentó la controversia entre la crítica más purista, quienes consideraban que el artista se valía del escándalo para justificar una obra carente de virtuosidad y significado. El público, por el contrario, aplaudió la apuesta de Koons cuando la exhibición se presentó por primera vez en Nueva York. Al preguntársele a Koons por el interés que lo llevó a construir esta serie de pinturas, fotografías y esculturas, respondió. «Estoy interesado en la moralidad de lo que significa ser un artista. Para mí es indispensable expresar lo que el arte significa para mí, cómo define mi vida. Mi siguiente preocupación

son mis acciones, la responsabilidad de mis propias obras y la manera como estas interactúan con otros artistas, críticos, curadores de museos, coleccionistas, público... Para mí, el arte es un acto humanitario, y por eso siento la responsabilidad de hacer que mi obra sea capaz de afectar a la humanidad. ¡Y esto no es un cliché!». La serie «Celebration» (1994) contiene las obras más icónicas de Koons. Fue realizada en una época turbulenta de la vida privada del artista, justo después de divorciarse de La Cicciolina e iniciar una larga disputa por la custodia de su hijo, quien fue llevado por su madre a Roma, lejos del alcance de su padre. Dog Ballon (1994), Boy with Pony (1995), y Tulips (1998) fueron construidas como un claro gesto de celebración infantil en medio de la nostalgia del hijo ausente. «Las dieciséis pinturas y veinte esculturas que componen “Celebration” evocan el amor, la procreación y el nacimiento. Se expresa en la forma de un huevo roto, un corazón gigante, la parafernalia de una fiesta de cum-

pleaños, o las curvas sexualmente sugerentes de un enorme perro inflable», explica Scott Rothkopf. Aunque la obra de Jeff Koons divide, existe un consenso sobre su relevancia creativa y su poder dentro del mercado. Koons ostenta, por ejemplo, el récord de venta de una obra de arte en subasta de un artista vivo, con su obra Dog Ballon (Orange), vendida el año pasado en Christie’s, Nueva York, por 58 millones de dólares. En un reciente reportaje, la revista Interview describió la obra de Koons: «Es uno de los artistas contemporáneos más conocidos en el mundo. Su obra explora las obsesiones actuales por el sexo y el deseo; la raza y el género; las celebridades y los medios de comunicación; el comercio y la fama. Koons ha sido alabado por el mundo del arte, aunque su trabajo es considerado por muchos como controversial y cursi. A pesar de las discrepancias, sus obras están profundamente arraigadas en la sensualidad y la sexualidad, demostrando una preocupación genuina por la humanidad». Por eso Jeff Koons es el artista de nuestro tiempo.

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DI SE テ前 La tradiciテウn de la cerテ。mica

Foto

Gustavo Martテュnez



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Por Fotos

Andrés Ramírez, Bogotá Gustavo Martínez/Cortesía Diana Fraser y Deimos Arte

La tradición de la cerámica La artista bogotana Diana Fraser vivió casi una década en el Japón, donde aprendió el arte de la arcilla de la mano de los más reconocidos maestros. Desde su regreso a Colombia, ha creado una obra inspiradora que sirve como puente entre las tradiciones de Oriente y Occidente. Su obra se encuentra expuesta en la galería Deimos, en Bogotá.



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El taller de Diana Fraser está ubicado en una casa en ruinas, en una loma empinada del barrio La Macarena, centro de Bogotá. La artista trabaja en un taller amplio, dominado por una vista generosa de los cerros de la capital. Allí solo hay una mesa larga con herramientas de madera de todos los tamaños, las cuales hablan de la complejidad de un oficio que es tan antiguo como la pintura. La conversación transcurre de manera pausada, sin que la artista detenga su trabajo. Diana Fraser estudió Filosofía y Letras en la Universidad Javeriana de Bogotá. Apenas se graduó, viajó a Estados Unidos para cursar una maestría en Literatura Inglesa en la Universidad de Pittsburgh. Al terminar la maestría, tomó un curso en la Escuela de Estudios Latinoamericanos, en la misma universidad, y paralelamente se dedicó a estudiar Arte Corporal con un maestro japonés. “Esta clase despertó en mí una gran curiosidad y un ánimo por conocer el Japón. Mi mamá es oriunda del Medio Oriente, por eso siempre me había sentido atraída por todas las culturas lejanas”, dice Diana. Al completar sus estudios, supo que no se sentía apta para seguir una carrera académica. Y aunque le apasionaban las artes, hasta ese momento tampoco se había planteado la posibilidad de seguir una carrera como artista. “Nunca contemplé la posibilidad de estudiar arte, aunque siempre me interesaron todas las expresiones creativas. Disfruté mis estudios, pero nunca me gustó el tono académico. En cambio me fascinó descubrir la escena

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cultural de Pittsburgh”. La curiosidad por la cultura japonesa inculcada por el maestro y el acercamiento con el arte de Estados Unidos llevaron a Diana Fraser a tomar un avión a Tokio sin boleto de regreso. Viajó sin saber hablar una palabra de japonés. Al principio, la comunicación planteó una barrera, en especial porque el inglés no es una lengua que todas las personas hablen en Japón, y además porque los japoneses no son muy dispuestos a la conversación. A su llegada, empezó dictando clases en una universidad dedicada al diseño textil y de modas. Cada fin de semana iba a la estación del tren de alta velocidad para escapar de la gran ciudad. Dice que ponía su dedo sobre el mapa y, al azar, escogía su próximo destino. Fue un momento de libertad y descubrimiento personal que le permitió acercarse a oficios que siempre le habían interesado, como el trabajo artesanal del papel, la madera y la cerámica, tan populares en este país. “Pero la cerámica era como un imán, porque siempre terminaba visitando los pueblos con una tradición importante de cerámica”. Durante estos viajes, conoció a un reconocido maestro de la cerámica. Fue la misma época en la que abandonó su actividad como profesora para trabajar de lleno en una de las galerías de arte más reconocidas de Tokio. La galería era muy activa, pues en aquellos años se vivía la bonanza que hizo de los magnates japoneses los coleccionistas más cotizados del mundo, hasta que la burbuja inmobiliaria de Tokio explotó y la economía se desplomó.

La artista busca la perfección de la cerámica en las formas irregulares de la naturaleza. Es un trabajo que se refleja primero en el interior del ser y luego se proyecta en las piezas.


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Diana Fraser dice que en la galería aprendió sobre el negocio del arte, y en especial acerca de cómo se hacen los negocios al más alto nivel en Japón. Recuerda, por ejemplo, que cada vez que el dueño de la galería quería concretar una venta, alquilaban los mejores restaurantes de sushi para atender a sus clientes. Diana era la encargada de coordinar estos eventos y asegurarse que los clientes, en su mayoría occidentales, se sintieran a gusto. En poco tiempo se convirtió en la mano derecha del dueño de la galería. “Aprendí a comportarme como una japonesa clásica, con un vocabulario y unas formas muy cuidadas. Recuerdo que la primera vez que tuve que atender a clientes fue en una comida en honor de los directivos de la Feria Arco de España, y de la Galería Beyeler, de Suiza. Como es la costumbre, nos sentamos en una mesa larga y en el centro se ubicaron el anfitrión frente al invitado de honor. Las geishas atendían a los asistentes, empezando siempre desde el centro hacia los extremos de la mesa. Todo se hacía bajo un estricto ritual. Mi función además era servir de intérprete, porque el inglés del galerista no era el mejor. En últimas, mi trabajo era como el de una geisha, pues debía crear el mejor ambiente para los negocios. Como la comunicación en Japón es poco verbal, de lo que se trataba era de crear una atmósfera ideal en la que todo estuviera sintonizado. En este trabajo pude conocer la verdadera cultura del ritual japonés, algo que hubiera sido muy difícil de aprender en otro lado”. Durante los tres años que Fraser trabajó en la galería, siguió viajando cada fin de semana. Siempre visitaba pequeños pueblos para estudiar cerámica con diferentes maestros. Fue un período de crecimiento espiritual y estético que la acercó al budismo. Finalmente, renunció a la galería para mudarse de manera permanente al lado de uno de sus maestros.

DE VUELTA A LA ARCILLA Existe una regla en el budismo que impide a las personas negar el conocimiento a quién lo

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solicite. Por eso, cuando Diana le pidió a su maestro que le enseñara sus secretos del oficio de la cerámica, este no tuvo otra opción que aceptar. Pero pasaron meses antes de que el maestro le compartiera su conocimiento. Primero tuvo que trabajar en todos los oficios, incluido la limpieza y el mantenimiento de la casa y el taller. Después se enteraría de que el maestro quería aburrirla para que se marchara. “Pero yo sentía que en cada cosa que hacía estaba aprendiendo. Incluso sentía que aprendía cuando barría, porque para los japoneses todo se hace bajo un ritual estético, entonces barrer el taller era como aprender a arar un jardín zen”. El primer paso del entrenamiento como ceramista fue en la torneta metálica, de allí pasó al torno mecánico y luego a las técnicas de preparación de la arcilla y los esmaltes. Su interés y curiosidad le hicieron ganarse la confianza del maestro, quién al poco tiempo la formó como una artista bajo los más ortodoxos conceptos budistas. “Me fui involucrando cada vez más en la producción de la cerámica. Encontraba que mientras aprendía, al mismo tiempo me formaba como ser humano, como si el conocimiento de un oficio trascendiera el terreno estético para abarcar los campos más íntimos de quién lo practica”. Uno de los ejercicios consistía en visitar exposiciones de arte. El maestro le pedía que escogiera su obra favorita, para luego, en el taller, hacer un ejercicio de repetición en arcilla de esa misma pieza. “Acá se le llamaría a eso una copia, pero en Japón solo se puede trabajar sobre algo que te genera una empatía. De esta manera se crea una memoria de ciego, pues al repetir una y otra vez una misma forma que te gusta, aprendes a desarrollar con maestría esa pieza”. Entonces este objeto emerge desde el interior del artista de una manera emocional y no racional. Es un proceso de aprendizaje a través de la mímesis, de la misma manera que los japoneses aprenden a escribir, a pintar y a componer música. En el budismo, la perfección es un valor superior, pero entendido de una manera orgánica en el que


HIJO DEL ARTISTA Y ARQUITECTO ARGENTINO JACQUES BEDEL, JULIÁN CRECIÓ CON UN TALLER SIEMPRE AL ALCANCE DE LA MANO. CONOCIÓ, DESDE CHICO, EL PLACER DE LA CREACIÓN Y EL TRABAJO ARTESANAL.

Decenas de pequeñas herramientas de madera hablan de la complejidad del oficio de la cerámica. Cada una de estas piezas responden a las características propias del trabajo de la artista.

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Diana Fraser trabaja junto a un grupo de artesanos que ha formado con los años. Esta pieza, que recuerda a un ciempiés, toma meses en fabricarse.

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las formas regulares no siempre son las más adecuadas, y en el que cada objeto debe ser diferente. Para los japoneses, el oficio de la cerámica es una actividad que conecta el cuerpo y la mente. Cuando se trabaja en el torno, se debe alinear la silla para que el cuerpo esté en el centro, generando un punto de equilibrio entre el tronco, las manos, los ojos y la cabeza. Se trata de una coreografía en donde los movimientos se producen primero en la mente y luego se reflejan en el cuerpo. Al final, cada pieza que sale del torno es un reflejo del estado mental de quien lo moldea. “Otro ejercicio que hacíamos era visitar estudios de cerámica, en donde pasábamos días enteros viendo a otras personas trabajar. Allí aprendí a afinar mi mirada para poder observar desde el interior. Llevado a la cerámica, se trataba de llegar a un punto en el que la mente, no solo el cuerpo, trabajara en el torno”. El círculo social de Diana Fraser se expandió alrededor de la cerámica. Se hizo amiga de una pareja de ceramistas a quienes visitaba los fines de semana para trabajar y compartir ideas. Recuerda que en las mañanas caminaba por un bosque vecino a donde recogía

la leña seca para el horno, en el cual cocinaban las piezas que creaban durante el día. De cada maestro y amigo ceramista aprendió una técnica diferente, como las texturas rugosas del sur del Japón o las de cocción del centro del país. La primera vez que Diana presentó sus obras ante el público fue gracias a la ayuda de su maestro, quién le permitió incluir algunos de sus objetos dentro de una de sus exposiciones. Antes de regresar a Colombia, hace casi ya dos décadas, Diana tuvo la oportunidad de presentar una exhibición en solitario de su trabajo, lo cual ella lo asumió como un homenaje. “Me gustaría volver a exponer en Japón. Cuando lo hice, un galerista local me dijo que aún no estaba lista para exponer allí, pero hoy siento que ya estoy preparada. En Japón, los ceramistas se forman a través de varias generaciones, es una tradición familiar que se hereda, incluso los abuelos son los que preparan la arcilla de sus nietos. Es a una edad en promedio de los cincuenta años, cuando un ceramista alcanza la maestría para exponer ante el público”. Desde su regreso a Colombia, Diana Fraser se ha dedicado a expandir el campo de acción de su obra, con piezas que tienen como

temática central la ceremonia del té, pero que abarcan diferentes tipos de objetos. Ha sido un período dedicado a estudiar a fondo el arte precolombino y las principales técnicas de cada etnia. “Lo que hago ahora es juntar estas dos culturas. Estoy convencida de que todo está conectado, pues el hombre transitó por todos los continentes mucho antes de que el mundo occidental descubriera América. Por eso no encuentro mucha diferencia entre la cerámica japonesa y la nuestra”. Diana Fraser apaga el torno y mientras el objeto circular sigue girando dice que no se trata de disfrazar la belleza cruda del material. Por el contrario se trata de aprovechar las imperfecciones de las formas naturales. Allí se encuentra lo verdaderamente irrepetible. La belleza de lo no pretencioso. Muy diferente a la visión superficial de la belleza que se tiene en Occidente. La artista mira de nuevo la vasija que ya se detuvo en el torno. “Me gusta que la complejidad que conlleva la creación de cada una de mis piezas no se sienta. Que el espectador crea que se trata del objeto más sencillo del mundo, a pesar de que me haya tomado meses en fabricarlo”.


PLACERES El club del poder

Foto

Cortesía 21 Club


PLACERES

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Por Fotos

Juliana Bedoya, Nueva York Cortesía 21 Club

El 21 Club nació durante la época de la Prohibición en Nueva York. Fue fundado por dos primos provenientes de Austria, quienes le otorgaron a este lugar un sello de calidad y exclusividad que se mantiene 85 años después de su fundación.

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PLACERES

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El 21 Club floreció durante la era de la Prohibición. Se distinguió por ser un negocio ilegal, pero de calidad inigualable.

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La acera de ladrillo frente al 21 Club es una rareza en medio de los rascacielos que se levantan en la calle 52, entre la Quinta y Sexta Avenida, en pleno Midtown de Manhattan. El exterior del lugar también es particular, si se tiene en cuenta su decoración, compuesta por una reja de hierro que protege una serie de estatuas de jockeys de casi un metro de altura, junto a dos faroles con el número 21 pintado sobre ellos. El 21 Club guarda buena parte de la historia de Nueva York. Allí asisten poderosos y famosos de todo el mundo, desde hace más de 85 años. Es el lugar donde John Steinbeck y Ernest Hemingway charlaban, y donde Aristóteles Onasis preparaba sus propios cocteles

con limón, jugo de tomate y vodka Stolichnaya, mientras comía trozos de queso parmesano. Allí también llegaba John F. Kennedy para celebrar cada año nuevo, junto a su esposa Jacqueline Kennedy, quien prefería un Turbot poché a un Court bouillon. La historia del 21 Club se remonta a John Carl Kriendler y Charles A. Berns, dos humildes primos de origen austríaco, quienes entendieron que el negocio más rentable en la década de 1920 era el alcohol, el cual estaba prohibido. El bar creció en una época turbulenta, cuando los movimientos ultraconservadores estadounidenses lograron lo que parecía imposible: limitar las libertades en la tierra de la libertad. Pero la Prohibición, en lugar de eliminar el alcohol, lo potenció. Era un negoció tan rentable que buena parte del país se fue a la ilegalidad. Se dice que en esa época, el 80% de la población infringió la ley de alguna manera, y como resultado, los bares se duplicaron en la ciudad. Jack y Charlie vieron la oportunidad frente a sus ojos y decidieron fundar en 1922 una taberna en el Greenwich Village. Utilizaron un préstamo y bautizaron el primer lugar Red Head. Posteriormente, vino el Frontón, en un sótano ubicado en Washington Place. Se hicieron famosos porque a diferencia de otros «metederos» de la zona, ellos ofrecían licor de calidad y una comida inigualable. El suyo era un negocio ilegal, pero sofisticado. La hospitalidad resultó también un elemento diferenciador, y cuando el negocio dio dinero, los primos se mudaron al Midtown, una zona más competida, pero prometedora. Mientras crecía su nuevo lugar, bautizado Puncheon, se cuidaban de las redadas de los agentes prohibicionistas. Para ello, inventaron un lenguaje en clave que servía para avisar desde la calle la llegada de los agentes. Los clientes y meseros se deshacían del licor en segundos después de recibir la señal, cosa que se lograba gracias a unas conexiones de tuberías clandestinas que iban desde el bar hacia las cañerías de la ciudad.


LA HISTORIA DEL «21» ES PROTAGONIZADA POR JOHN CARL KRIENDLER Y CHARLES A. BERNS, DOS HUMILDES PRIMOS DE ORIGEN AUSTRIACO, QUIENES ENTENDIERON QUE EL NEGOCIO MÁS RENTABLE EN LA DÉCADA DE 1920 ERA EL ALCOHOL ILEGAL.

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PLACERES

LA CAVA DE EL 21 albergaba 2000 cajas de vino, incluyendo las colecciones privadas de los presidentes Gerald Ford y Richard Nixon, Elizabeth Taylor, Sophia Loren, Eva Gabor y Arist贸teles Onasis.

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Con el paso de los años, este lugar se convirtió en el epicentro del poder y la vanidad de Nueva York. Su tradición perdura hasta hoy.

Lo único que los pudo sacar de la zona fue la construcción del Rockefeller Center. Para su fortuna, se mudaron a un par de cuadras de distancia, punto donde inició la leyenda. En poco tiempo, Jack & Charlie’s 21, como se conocía el lugar, se hizo famoso y hasta fue registrado en la prensa como el bar que no tenía redadas, en parte gracias a una buena aceitada a la policía. Sus propietarios se hicieron ricos. Pero lo peor llegó en 1933, cuando el presidente Franklin D. Roosevelt aprobó el acto CullenHarrison, primer paso para dar fin a la era prohibicionista que se extendió por un total de 13 años, 18 días, 18 horas y 55 minutos. Jack y Charlie se encontraron con que su mayor atractivo, que era la oferta de un servicio gourmet de alcohol ilegal, se había perdido. Estuvieron

a punto de declararse en banca rota, pero sus clientes más leales los sacaron a flote. Se concentraron en la comida, actualizaron su carta e incursionaron en la distribución exclusiva de licores y vinos de alta gama. Los clientes nunca se fueron y por el contrario llegaron nuevos. Sin embargo, el 21 Club no era para todos, y quienes no clasificaban eran «exiliados» a Siberia (como se le llamaba a la peor ubicación del club). Las mejores mesas estaban reservadas para los más elegantes y poderosos, así como para las fraternidades de la Universidad de Yale, en ese entonces conocidas como Comanche Club y The Fence Club. En la actualidad, la esencia del 21 Club permanece intacta, con una excelente comida y una decoración

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PLACERES

EL BAR ROOM ES EL CORAZÓN DEL 21, FAMOSO POR SU COLECCIÓN CAPRICHOSA Y COLORIDA DE JUGUETES QUE CUELGAN DEL TECHO. CADA UNO DE ELLOS FUE DONADO POR UNA LEGIÓN DE ESTRELLAS DEL DEPORTE, PRESIDENTES, ESTRELLAS DE CINE Y LÍDERES EMPRESARIALES.

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que recuerda sus orígenes. En el legendario Bar Room, por ejemplo, se pueden ver las donaciones de sus invitados más prestigiosos, como cientos de aviones a escala que cuelgan del techo y que llevaban los gerentes de American Airlines, Pan Am y United. El código de vestir se mantiene, aunque se interpreta de una manera más flexible. «Una chaqueta de cuero a la medida lo hará entrar al comedor principal, pero hace una década ni lo hubiera podido ver», cuenta Theodore «Teddy» Suric, gerente general.

«Seguimos siendo fieles a nuestra historia y tradiciones. El código de vestir forma parte de la magia del 21 Club». La experiencia perfecta en este lugar puede iniciar con un clásico Southside (coctel con ginebra prémium, menta y cítrico) en el bar, antes de sentarse en la Sección 21 del comedor principal. Las mesas recomendadas son la número 14, favorita de Frank Sinatra, o la número 3, pues allí se sentaron Michael Douglas y Charlie Sheen en la película Wall Street. Otra de las favoritas es la número 30, en el centro

del comedor. Este lugar es conocido cariñosamente como «El Rincón de Bogie», escenario de la primera cita de Humphrey Bogart y Lauren Bacall. Para la cena, una selección clásica del «Speakeasy» Steak tartare, Dover sole, acompañado de Pomme suflés, y el New York Cheesecake. Sería una vergüenza cenar en el 21 y no degustar las adiciones de temporada del chef ejecutivo Sylvain Delpique: carpaccio de pulpo y halibut con aceitunas marroquíes y caldo de azafrán.

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PLACERES

GEORGE Y BARBARA BUSH PRESIDENTE Y PRIMERA DAMA

JOAN COLLINS ACTRIZ Y ESCRITORA

JOAN RIVERS PRESENTADORA

RICHARD NIXON PRESIDENTE

ERNEST HEMINGWAY ESCRITOR

LARRY KING PERIODISTA

HENRY KISSINGER POLÍTICO

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JONATHAN TISCH EMPRESARIO

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LAURENCE TISCH EMPRESARIO

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MARY KATE OLSEN ACTRIZ

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JAMES BAKER III POLÍTICO

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NANCY REAGAN PRIMERA DAMA

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GERALD FORD PRESIDENTE FRANK SINATRA MÚSICO

DONALD TRUMP EMPRESARIO

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LIZA MINELLI ACTRIZ


HUMPHREY BOGART ACTOR

HARRISON FORD ACTOR

ROBERT ALTMAN DIRECTOR

LUCIANO PAVAROTTI TENOR

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BILL Y MELINDA GATES EMPRESARIOS

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ROD STEWART MÚSICO

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Las mesas de las celebridades El comedor principal del 21 Club ha sido el sitio de reunión de las celebridades y los poderosos de Nueva York. Cada una de sus mesas es ocupada por ilustres personalidades, desde políticos que definieron los destinos del mundo, hasta las actrices más deseadas de cada época.

53 PETE KRIENDLER PROPIETARIO

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WHOOPI GOLDBERG ACTRIZ

INFOGRAFÍA: MARCIA PEDRAZA SIERRA

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PLACERES

DURANTE LA PROHIBICIÓN, MUCHOS PROPIETARIOS DE CLUBES NOCTURNOS HICIERON SU MEJOR ESFUERZO PARA OCULTAR EL LICOR ILEGAL. EL ARQUITECTO FRANK BUCHANAN DISEÑÓ EN EL 21 UN COMPLEJO SISTEMA DE PUERTAS CAMUFLADAS, TOLVAS INVISIBLES, BARRAS GIRATORIAS Y UNA BODEGA SECRETA PARA OCULTAR Y DESTRUIR LA EVIDENCIA.

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En total, el 21 Club cuenta con dos restaurantes, El Bar Room y el conocido Upstairs at 21, un bar alterno y diez comedores privados, entre ellos la bodega de vinos, que fue el secreto mejor guardado durante la era de la Prohibición. Este espacio, que parece una caja fuerte, alberga hoy escasas botellas de Montrachet 1898, Romanee-Conti 1880 y Chateau Lafite-Rothschild, así como las colecciones privadas de algunos de los clientes más famosos, tanto pasados como presentes, entre ellos los presidentes Gerald Ford y Richard Nixon, Elizabeth Taylor, Hugh Carey, Ivan Boesky, Eva Gabor, Aristóteles Onasis y Sammy Davis Jr. Bajo la tutela de la cadena Belmond, el 21 Club integra hoy la coctelería contemporánea con técnicas culinarias modernas y equipos audiovisuales dispuestos en los salones privados, donde se puede ver los secretos de los 85 años de historia de este lugar. A la salida del 21 Club, los comensales podrán imaginar a Jimmy, el histórico portero que protegía al club de los agentes federales en plena Prohibición. Pero otros quizás sentirán nostalgia al saber que han vuelto al mundo sin magia de la calle 52 de hoy.


CRUISE CONTROL

Buen concepto

Foto

CortesĂ­a High Museum of Art, Atlanta


CRUISECONTROL

BUEN CONCEPTO Fotos

Cortesía High Museum of Art, Atlanta

He aquí una muestra de los automóviles más raros y visionarios alguna vez fabricados. Son extraños, pero innovadores. Algunos parecen de otro planeta, pero en ellos se hicieron las pruebas para encontrar la expresión del futuro sobre ruedas. La exposición «Automóviles de ensueño: diseño innovador, ideas visionarias», que se presenta en el High Museum of Art, de Atlanta, explora el mundo del automóvil a través de sus diseñadores, el impacto de su estilo, sus apuestas visionarias, el proceso de construcción y la influencia de las ferias.

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FOTO: EDSEL AND ELEANOR FORD HOUSE

Ford Model 40 Special Speedster, 1934 Diseñador: Edsel Ford (1893-1943) Fabricante: Ford Aircraft Division En 1934, Edsel Ford, presidente de Ford Motor Company, junto a su padre, Henry Ford, pensaron un auto elegante, basado en estilos europeos que había visto durante sus viajes. Así fue como pidieron al jefe de diseño de Ford, Eugene «Bob» Gregorie, ayuda para plasmar lo que imaginaban. Gregorie construyó el modelo y lo puso a prueba en un pequeño túnel de viento. La carrocería, siguiendo las prácticas de las aeronaves, se hizo ligera y fuerte. Los faros bajos fueron montados y moldeados en los guardabarros y se instaló un radiador cerrado con una tapa oculta y un botón de arranque en el panel de instrumentos. Muchas de estas características fueron consideradas demasiado radicales para la producción masiva, pero aun así, Ford conservó su Speedster por muchos años.

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CRUISECONTROL

L’Œuf électrique, 1942 Diseñador y fabricante: Paul Arzens (1903 - 1990)

FOTO MICHEL ZUMBRUNN Y URS SCHMID

El «huevo eléctrico» fue creado por el artista, diseñador industrial e ingeniero Paul Arzens en 1942 para su uso personal, durante la Segunda Guerra Mundial. Fue diseñado en París, durante la ocupación alemana y respondió a la escasez y el racionamiento de la gasolina y otros materiales de la época. Equipado con un solo pedal y un volante, L’Œuf tuvo un tremendo impacto, incluyendo la distinción de ser el primer coche «burbuja» del mundo. Con un cuerpo de aluminio muy ligero, podía viajar más de noventa kilómetros en una sola carga a velocidades de hasta 59 kilómetros. Es el precursor del Smart que conocemos en estos días.

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FOTO: MICHAEL FURMAN

FOTO: MICHAEL FURMAN

FOTO MICHEL ZUMBRUNN

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Timbs Special, 1947 Diseñador: Norman Timbs (1917-1993) Fabricante: Emil Diedt Su diseñador lo creó únicamente para su uso personal y articuló las ideas de la racionalización y la resistencia al viento en el cuerpo de una sola pieza. No tiene puertas y se compone de dos formas de aluminio forjado a mano. El vehículo apareció en la portada de octubre de 1949 de la revista Motor Trend acompañado de un breve artículo titulado «Home-Made Streamliner», un título que implicaba que cualquier persona podría fabricarlo. De los conceptos más futuristas de todos los tiempos.

Firebird XP-21, 1953 Diseñador: Harley J. Earl (1893 - 1969) y Robert F. McLean Fabricante: General Motors Corporation Fue el primer auto construido con motor de turbina de gas y probado en Estados Unidos. En 1954, General Motors aclaró que este era un estudio de diseño creado para determinar la viabilidad de la turbina de gas para su uso en los vehículos del futuro. Harley Earl, jefe de estilo de GM, tomó la decisión de iniciar el desarrollo del Firebird I en el departamento de diseño, en lugar del departamento de ingeniería. En aquella época, la prensa lo describió así: «La primera impresión que se tiene del Firebird es que se trata de un avión de combate sobre cuatro ruedas, una impresión que prevalece incluso cuando el coche está detenido». Además de su diseño de monoplaza poco práctico, su motor a reacción alcanzaba una temperatura muy alta y la gran cantidad requerida de combustible fue inaceptable.

Chrysler Thunderbolt, 1941 Diseñador: Ralph Roberts y Alex Tremulis (1914-1991) Fabricante: Chrysler Corporation Chrysler promocionó el Thunderbolt como «el coche del futuro» y fue construido, según la compañía, para educar al público acerca de la aerodinámica. Luciendo una carrocería lisa y aerodinámica, el auto carecía de adornos superfluos, con solo un rayo de cromo dentado, único en cada puerta. Fue el primer coche americano en ofrecer un accionamiento eléctrico, techo duro retráctil y faros que desaparecen controlados por botones en el salpicadero recubierto de cuero. Ocho Thunderbolts fueron planeados, pero solo cinco fueron construidos, y de estos, solo cuatro existen hoy.

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CRUISECONTROL

Bugatti Type 57S Competition Coupe Aerolithe, 1935 Diseñador: Jean Bugatti (1909 - 1939) Fabricante: The Guild of Automotive Restorers, Canada

FOTO: JOE WIECHA

Fue presentado en 1935, en el Salón del Automóvil de París, y fabricado en aleación de magnesio Elektron, un material que era muy difícil de soldar. Los remaches a lo largo de la columna vertebral y sus defensas delanteras eran estructuralmente necesarios, pero también añadieron una característica de diseño visualmente impactante. Su cuerpo de baja altura y las defensas en forma de lágrimas hicieron que el coche, aún estacionado, pareciera moverse a gran velocidad. No existe algún Type 57S Competition original, pero este fue recreado basado en fotografías históricas. El Aerolithe original fue considerado el precursor del Bugatti Atlantic.

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De expedici贸n en Casanare

Un grupo de aficionados a la aventura y al 4x4 integraron el Tag Heuer Distoyota Rally Team, una expedici贸n al Casanare que requiere de veh铆culos especialmente preparados para las duras condiciones del invierno. La magia del llano colombiano qued贸 registrada por el lente de Pedro Nel Ospina y describe los contrastes de la placidez y la rudeza de esa zona de Colombia, que tanto cautiva a sus visitantes. El hato La Aurora fue el destino final de esta aventura.

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MÁQUINAS DE TIEMPO Azul profundo

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Cortesía IWC


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MÁQUINAS DE TIEMPO

Azul profundo Por

Ricardo Kling

Las novedades de las casas relojeras en una gama de azules atemporales.

Azul

Azul de aquella cumbre tan lejana hacia la cual mi pensamiento vuela, bajo la paz azul de la mañana, ¡color que tantas cosas me revela! Azul que del azul cielo emana, y azul de este gran mar que me consuela, mientras diviso en él la ilusión vana de la visión del ala de una vela. Azul de los paisajes abrileños, triste azul de los líricos ensueños, que no calman los íntimos hastíos. Sólo me angustias cuando sufro antojos de besar el azul de aquellos ojos que nunca más contemplarán los míos.

CRUZ SALMERÓN ACOSTA (Cumaná, 1892-1929)

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Este año, nuevamente, la industria relojera manifestó su sorpresa cuando Rolex develó una versión conmemorativa de su exitoso modelo Deep Sea, con una esfera en la que el azul intenso se desvanece al negro, produciendo un curioso y atractivo efecto en el reloj más emblemático de su colección. A ese homenaje por la pasión, la aventura y al respeto por los logros de sus máquinas, también se sumó a una tendencia mundial de gusto por los relojes donde el color azul luce. Los modelos más recientes y los relojes más clásicos presentados en las colecciones contemporáneas de las destacadas marcas del mundo reflejan el aprecio constante por el color azul del cielo o del profundo del océano. La moda puede que cambie, pero el buen gusto permanece. Y el azul es sin duda uno de los colores más atemporales de la industria relojera.

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TAG HEUER AQUARACER

AUDEMARS PIGUET ROYAL OAK

CHOPARD

TAG HEUER MONACO

De la robusta colección Aquaracer de Tag Heuer, este magnífico modelo es ideal para los navegantes, pues luce el azul marino en combinación con el dorado. Resistente a 500 metros, la caja reforzada tiene válvula de escape de gases para la descompresión segura cuando es llevado por los buzos a profundidades que requieren de fiabilidad y es de una belleza excepcional en tierra firme.

En 1993, Caroline Scheufele, copresidenta y directora artística de Chopard, diseñó un reloj deportivo basado en acero y diamantes, y lo bautizó Happy Sport. La asociación de este modelo a su tradicional colección de relojes Happy Diamonds, en la cual los diamantes libres danzan entre dos cristales de zafiro, se convirtió en el símbolo de la manufactura ginebrina. En 2013, se celebró el vigésimo aniversario de este reloj con un modelo mecánico: el Happy Sport Medium Automatic. En esta versión se emplearon zafiros tallados para engastar el bisel de la caja de oro blanco que se sujeta con una fina correa azul de cocodrilo.

El Royal Oak original, diseñado por Gerald Genta, eliminó la separación entre los relojes deportivos y de lujo, además de desafiar las convenciones existentes en materia de fabricación y acabados en acero inoxidable. Este modelo de gran tamaño y realización meticulosa se convirtió en un símbolo para los coleccionistas y entusiastas de la relojería. Hoy, cuatro décadas después, se puede decir que ha resistido la prueba del tiempo.

En 1969, TAG Heuer hizo temblar la tradición al crear la primera caja cuadrada sumergible. Accionado por el celebrado Chronomatic Calibre 11, el Monaco fue también en primer cronógrafo automático cuadrado. Apenas había pasado un año cuando Steve McQueen lo eligió para llevarlo en Le Mans, la famosa película sobre carreras, y en la muñeca de esta estrella se convirtió pronto en un icono. Cuarenta años después, la serie Monaco es una colección realmente excepcional, un símbolo del atrevimiento y la excelencia.

BELL AND ROSS

Como un reloj de aviación diseñado por profesionales, el BR 03 Blue Ceramic posee una caja de 42 milímetros elaborada en cerámica azul, es virtualmente indestructible y ligera, y combina perfectamente con la esfera del mismo tono y un brazalete de caucho. El azul de este reloj celebra el uniforme de los pilotos militares franceses y otorga una visibilidad especial, característica de los modelos de esta marca suiza.

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MÁQUINAS DE TIEMPO

HUBLOT

ROLEX SUBMARINER

ZENITH

IWC PORTOFINO LAUREUS

Hublot es una de las empresas suizas exitosas, que tiene una gran variedad de modelos agresivos para satisfacer a sus numerosos clientes. El Big Bang es el exclusivo modelo de la compañía que en esta versión presenta un modelo esquelético, con un bisel delicado de fibra de carbono en color azul y una correa de cocodrilo. Esta extraordinaria pieza de gran tamaño se viste con mucho tacto, pues se ajusta perfectamente a cualquier muñeca masculina o femenina.

CARTIER

En la colección de relojes de alta joyería de Cartier, se destaca esta impresionante pieza única, cuya elaboración costó más de 500 horas de arduo trabajo. Posee una fina caja de oro blanco adornada con 190 diamantes, que aloja un movimiento de cuarzo extraplano y va sujetado con una pulsera elaborada con 634 cuentas de zafiro de óptima calidad. No en vano la maestría del arte joyero de la famosa casa de la Plaza Vendôme de París se expresa en relojes como este.

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El fabuloso movimiento El Primero de Zenith provee a estos relojes con función de cronógrafo flyback de una precisión incomparable. En esta ocasión, se presenta el nuevo modelo Stratos con caja de 45,5 milímetros de diámetro, en acero fino con esfera azul y brazalete de caucho a juego, digno de los más afamados aviadores y de los coleccionistas de la marca.

El Rolex Submariner está construido con oro blanco macizo de 18 quilates, posee un bisel de cerámica azul que juega perfectamente con su esfera azul y lo convierten en una pieza especial, ya que su look es de muy bajo perfil. Únicamente los mejores conocedores saben de su verdadero valor.

El compromiso social está arraigado en los valores de la manufactura suiza de relojes de lujo. Desde 2005, IWC Schaffhausen es la impulsora de Laureus Sport for Good Foundation, y cada año, como es tradición, lanza una edición especial y exclusiva. Parte del beneficio de la venta va destinada a la Fundación Laureus y sus proyectos. Este año, el habitual color azul de los Laureus lo lleva el modelo Portofino Chrono, que en su parte de atrás lleva un dibujo elaborado por uno de los niños de la Fundación.


PATEK PHILIPPE ELLIPSE

El Ellipse d’Or, lanzado en 1968, inspiró uno de los más hermosos capítulos de la historia de la relojería. Gracias a su alianza única de audacia, pureza y armonía, este reloj se ha impuesto como una de las más reconocidas creaciones de Patek Philippe. Su diseño se inspira en el antiguo principio de la Regla de Oro. Esta proporción particularmente agradable a la vista fue descubierta hace miles de años e inspiró las proporciones de algunas de las más importantes obras arquitectónicas y artísticas de la humanidad. Su esfera está elaborada en «oro azul», uno de los secretos mejor guardados por Patek Philippe.

PATEK PHILIPPE 5270G

La maestría de la manufactura familiar Patek Philippe de Ginebra se luce en todo su esplendor en este reloj de gran complicación que se enaltece con el color de su esfera azul. El cronógrafo de calendario perpetuo de cuerda manual ref. 5270G posee uno de los mecanismos de cuerda manual más sofisticados y precisos que se hayan fabricado jamás. Su calibre CH 29-535 además de las horas minutos y segundos, exhibe el día, mes, año bisiesto y el día y la noche. Así mismo, posee un indicador de las fases de la luna y un cronógrafo de contador instantáneo de 30 minutos.

AUDEMARS PIGUET NAVY

Más de veinte años después de su presentación, la línea Offshore de la colección Royal Oak ha constituido una fuente inagotable de diseño e innovación en los materiales, tal como muestran las 118 variaciones de este modelo de 42 milímetros. Este modelo es un símbolo que trastocó todos los estándares y expectativas de la industria, cuando se presentó en 1993. El actualizado modelo Navy es una prueba del gran talento y del cuidado esmerado de la manufactura de Le Brassus (Suiza) por satisfacer a sus clientes y coleccionistas.

ROLEX DEEPSEA

Rolex participó en la expedición Deepsea Challenger, del director de cine James Cameron en colaboración con la National Geographic Society. En marzo de 2012, el sumergible descendió 10. 908 metros para alcanzar el Abismo Challenger, el punto más profundo del océano. El Deepsea Challenger llevaba un reloj de submarinismo experimental que funcionó durante la inmersión. Ningún otro reloj ha sido creado como el Rolex Deepsea. Hermético hasta una profundidad de 3.900 metros, este reloj de submarinismo cuenta con una caja Oyster de 44 milímetros, reforzada con el sistema patentado Ringlock.

OMEGA

A través del modelo De Ville Hour Vision Blue, la casa relojera Omega apoya a Orbis International y su Hospital Ocular Aéreo. Este guardatiempo está dedicado a la lucha de Orbis International contra la ceguera evitable. Este reloj luce una esfera azul, con escala horaria azul y aguja horaria, minutero y segundero en oro blanco de 18 quilates. Tiene fecha situada a las tres y la esfera está protegida por un cristal de zafiro resistente al rayado. El bisel, en acero noble, está montado en un cuerpo de caja de 41 milímetros, con otro cuerpo interior de caja en cristal de zafiro.

IWC AQUATIMER COUSTEAU La International Watch Company (IWC), ubicada en Schaffhausen, al norte de Suiza, se ha propuesto conservar el espíritu del más famoso explorador del océano, el francés Jacques-Yves Cousteau. La nueva edición especial de IWC es reconocible como un típico «Cousteau»: la esfera azul marino con bisel giratorio interior y el pequeño segundero rojo coral en el totalizador, situado a la altura de las nueve horas, son un homenaje a la pasión que Cousteau sintió por los arrecifes de coral a lo largo de su vida. En la tapa posterior del reloj está gravada la figura del explorador, recordado por su barco Calypso.

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ALTAMODA

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Cortesía Chanel

©BOTTI STILLS GAMMA EYEDEA PRESSE

Moda en tweed

Jeanne Moreau y Gabrielle Chanel en el apartamento número 31 de la calle Cambon.

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La historia de Chanel y del Tweed van de la mano. Esta tela robusta de lana cardada deriva su nombre de la palabra escocesa «tweel», que significa «tela cruzada». Gabrielle Chanel fue la primera diseñadora en adaptar el material para ropa femenina en los años 1920. Desde entonces, ha sido reinventado en cada temporada. Fue durante su amorío con el Duque de Westminster, que se confirmó su gusto por la ropa en tweed. El Duque era el hombre más rico de Inglaterra y vestía elegantemente, sin ostentar, pero con mucho tweed. Chanel tomó el tejido como suyo y lo incorporó a sus diseños. En 1924, la revista Vogue publicó una fotografía de la actriz Ina Claire, en la que llevaba un vestido Chanel de tweed marrón y su uso se intensificó. A inicio de los años 1930, Gabrielle Chanel decidió comenzar a hacer sus tweeds en Francia y no en Escocia. De ahí en adelante, hizo del tweed uno de los elementos principales de su vocabulario de estilo.

Durante la década de 1990, el bordador François Lesage estableció un taller de textiles, y hacia 1998 decidió usarlos en sus colecciones Pret-a-Porter. Desde el 2008, la Casa Lesage ha diseñado tweeds para la alta costura, con una serie de hilos de una gran variedad de materiales. Los tweeds de Lesage son conocidos por torcer la naturaleza de los materiales usados, desde lana, encaje y algodón, hasta plástico que al final logran interpretar los diseños de Karl Lagerfeld, director creativo de Chanel. El proceso inicia con los hilos perpendiculares se van urdiendo hacia el telar. Los hilos torcidos se ensartan en una “peinilla” con el uso de una “pinza” y cuando los hijos están ubicados, el hilo de trama del tweed se teje a través del hilo de urdimbre. Entre cada pasada, los hilos de trama se empacan para darle cuerpo a la tela. Una vez terminado, la muestra de tweed se remueve del telar.


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ALTAMODA

Moda en tweed

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ALTAMODA

Las nuevas imágenes

Forman parte de una generación de fotógrafos colombianos que exhiben su trabajo en galerías y medios especializados.

LAS FOTOS DEL TIGRE Se llama Juan Guillermo, pero lo conocen como «Tigre» y desde que se graduó de la Universidad de Miami, en 2005, después de haber estudiado Historia del arte, ha recorrido múltiples ciudades buscando imágenes. Pasó por escuelas de arte de Nueva York y Londres y vivió en Madrid, donde fue nombrado director de arte de una galería de arte contemporáneo. En París, se convirtió en un fotógrafo de tiempo completo y en Miami y Los Ángeles afinó su técnica. Hoy tiene su estudio en Ciudad de México y desde ahí se ha convertido en un referente de la fotografía de moda para marcas y publicaciones especializadas.

www.tigre-escobar.com/

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El Tigre André Kanayet

CIUDAD Y COLOR

Desde 2005, André Kanayet registra destinos con su cámara fotográfica. De ascendencia croata, y nacido en Bogotá, desarrolló su pasión por la fotografía acompañando, en repetidas ocasiones, a fotógrafos de la revista National Geographic, de quienes aprendió sus métodos para captar imágenes naturales. Su carrera como artista independiente lo ha llevado a Europa y ha producido ensayos fotográficos presentados en polípticos compuestos por las imágenes que ha tomado desde sus inicios. www.andrekanayet.com

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EL CAMINO DEL LUJO

Por

Carlos Ferreirinha*

«Todos nos parecemos a la imagen que tienen de nosotros». Esta frase del escritor argentino Jorge Luis Borges nos hace reflexionar sobre un tema de importancia no solo en el segmento de lujo, sino en cualquier actividad empresarial: la construcción de la percepción de la marca. Dentro del universo de las marcas de lujo, en MCF Consultoria nos ocupamos a diario de la percepción de marca que se lleva a cabo en un campo esencialmente abstracto, pero que se piensa estratégicamente a fondo. El reto es ser capaces de construir y gestionar estratégicamente la imagen que nuestros clientes quieren. Las marcas fuertes tienen una relación relevante e inseparable, casi sinónimos en nuestra actividad empresarial. La relación de interdependencia entre la actividad principal —producto o servicio— con la marca es simbiótica. Encontrar los límites

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de cada lado es una tarea difícil de la gestión estratégica. En algunas transacciones en el mercado de la talla de Apple, Starbucks o el reciente fenómeno de la marca Google, hay una percepción de que no habría ningún negocio por fuera de esas marcas. Las marcas traen consigo la responsabilidad de determinar el formato, el estilo y el enfoque de la actividad que representan. Las marcas llegan a personificar la identidad de la empresa que ilustra, el significado y el sentido de la existencia, aumentando el sentimiento de orgullo, placer y la estima de los empleados que trabajan para una marca en particular. En este formato ideal, todo el mundo gana. El consumidor gana en referencia y credibilidad, gana la cadena de producción para ser parte de la historia, se fortalecen los lazos entre los empleados y la empresa, se determina una ventaja competitiva precisa de mercadeo y los clientes están más predispuestos a la lealtad. El principal obstáculo, sin embargo, es que este tipo de relación simbiótica de las operaciones y las marcas fuertes debilita de inmediato la percepción de la marca cuando aparecen los problemas. Por eso la importancia de que sean fuertes, pues así anestesian las percepciones negativas y con ello contribuyen a las acciones que deben tomarse muchas veces sin que el consumidor las perciba.

* Fundador y presidente de MCF Consultoria, Brasil. www.mcfconsultoria.com.br

En la era actual de mercado, en la que no somos fácilmente impactados por un producto o servicio, las empresas necesitan de sus marcas para conseguir fortalecerse ante sus clientes a través de las experiencias. Cada vez más mercado y clientes evalúan las marcas y ellas a su vez preconciben los conceptos de sus productos o servicios. Más que tener o ser, se trata de construir la imagen que el mercado hace de nuestras marcas. Y en este sentido, insta a que los profesionales del mercado desarrollen habilidades directivas en la gestión de los intangibles. Tenemos que perfeccionar nuestras habilidades para emocionar a los consumidores e impactar más con relación a otras marcas y, por lo tanto, con los productos y servicios de la empresa. En esta era de las experiencias, los sentimientos ganan espacio, incluso mucho más que la información. Los significados de las marcas han sido cada vez más importantes en la comprensión y claridad de lo que ofrece la empresa en el mercado. Por ello, las marcas crean valor para las empresas cuando generan la demanda y el deseo a través de conexiones emocionales. La administración de la marca tiene que ser parte de la gestión diaria de la empresa y no solo una parte de la gestión de mercadeo, por el contrario, debe ser parte de la gestión estratégica de ella misma.




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