culturas
N° 11 Suplemento de
artes y letras
TRIBUNA DE SALAMANCA, Domingo, 16 de enero de 2005
3 El filósofo Francisco Jarauta escribe sobre las nuevas tensiones de la ciudad y los retos de la arquitectura Prieto
Pensar la ciudad 6 LIBROS
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Reseñas críticas de las últimas publicaciones de José Antonio Marina, Elfriede Jelinek, Elia Barceló y el italiano Raffaele Nigro.
Crítica de los últimos trabajos de dos interesantes grupos: los españoles Los Planetas y los activistas The (International) Noise Conspiracy.
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brimos esta semana un rincón para la resobre la idea de ciudad. En definiativa,flexión sobre cómo habitamos, cómo vivimos y cómo construimos el espacio en el que nos definimos como individuos y nos relacionamos con los demás. Es un debate necesario, sobre todo en un entorno y un momento que tiene en la construcción de vivienda, de ciudad, su principal economía y, concretamente aquí, se celebra el 250 aniversario de la construcción de la Plaza Mayor, la referencia
urbana de la ciudad histórica. Salamanca vende su carácter de ciudad barroca, monumental, pero alrededor están surgiendo nuevas formas urbanas que también merecen la atención. La idea es que arquitectos, urbanistas y teóricos participen con su punto de vista sobre qué entornos para vivir estamos creando. Comenzamos con la visión de un filósofo, Francisco Jarauta, uno de los pensadores más relevantes sobre la cultura contemporánea y comisario de exposiciones como Arquitectu-
Recortes 1 UN CLÁSICO CONVERTIDO EN SUPERVENTAS Darse un paseo por las librerías después de Navidad resulta algo parecido a caminar por el campo de batalla después de una lucha encarnizada. Allí se encuentran los restos de los libros más vendidos, aquellos que ocupan las mesas principales, los que se compran envueltos para regalo. Este año se comprueba que el efecto mediático del cuarto centenario de la publicación de la primera parte de El Quijote y el lanzamiento de buenas ediciones a precios asequibles han surtido efecto: el clásico se ha convertido en el libro más vendido de la temporada, sobre todo en la edición de la Real Academia, publicada por Alfaguara. Parece ser que se lo llevaban por cajas. Y esto es una excelente noticia, sobre todo si luego se lee. Esta novela genial y divertida que explica tantas cosas sobre nosotros ha podido comercialmente con la avalancha de códigos para interpretar el Código, clubes secretos y demás mistificaciones de la Historia que en la mayoría de los casos no tienen más interés que el oportunismo de sus títulos. Esperemos que el cuarto centenario no nos haga, por saturación, odiar también la obra de Cervantes. Por cierto, entre los libros más vendidos de poesía –sí, también en esto hay un escalafón–, se encuentra Esa luz, la poesía completa de Antonio Gamoneda, con el que muy próximamente ofreceremos una amplia entrevista.
Antonio Marcos publicidad. José Luis de Vicente, uno de los autores de Elastico.net y comisario de importantes eventos de arte digital, reflexiona sobre ello en un artículo muy esclarecedor en esta redundante polémica: «Grand Theft Auto San Andreas es un excepcional trabajo dentro de su género, uno de los títulos más interesantes de los últimos años. Y lo es no porque sea posible matar a prostitutas, sino porque sus aportaciones en términos estéticos, narrativos y estructurales a la forma artística a la que pertenece son más que notables. No es ni más violento ni menos edificante que Scarface, Taxi Driver o cualquier película de Abel Ferrara. Resulta que estas películas no son aptas para menores; GTA San Andreas tampoco. No puedo convencer a quien no quiera verlo de que después de 30 años de evolución creativa los videojuegos se están convirtiendo en una forma artística que empieza a entrar en su madurez; la próxima década podría ser para los videojuegos lo que los años 30 fueron para el cine. Y me costaría creer que una revolución como la explosión de las tecnologías de la información y el conocimiento pueda serlo de verdad sin generar sus propias formas expresivas. Espero que pronto no sea extraño pedir que los videojuegos puedan gozar de la libertad de expresión a todos los efectos en la misma medida que la literatura, el cine o las artes plásticas».
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VIDEOJUEGOS Y REALIDAD Ya hablábamos aquí la semana pasada del videojuego GTA San Andreas, quizá el más publicitado de la temporada y desde luego uno de los más vendidos. La Comunidad de Madrid acaba de retirar su anuncio de los espacios publicitarios que emite en la red de Metro, por considerarlo violento y sexista: el protagonista es un tipo que debe hacerse con el control de una pandilla y dominar el imaginario estado de San Andreas (en realidad, la costa Oeste de Estados Unidos y Las Vegas) con métodos mafiosos para vengar a su familia y a sus amigos. Esto incluye matar a gente, incluidas prostitutas, lo que parece ser el detonante de la queja que ha acabado con la retirada de
ra radical o Micro-Utopías. Arte y Arquitectura. El artículo Construir la ciudad genérica, elaborado para el ciclo La ciudad inquieta, organizado recientemente por la Fundación Santander Central Hispano, nos habla de un panorama de megalópolis en el que las nuevas condiciones sociales y demográficas producen un nuevo tipo de ciudad, abierta a los flujos humanos y descentrada de sus anteriores estructuras hegemónicas, al que la arquitectura debe ofrecer una respuesta.
DOCUMENTALES Y CINE POBRE Que el documental es uno de los géneros más interesantes del cine que se hace ahora ya no se le oculta a nadie. ‘Los documentales y otras aproximaciones al mundo’ (documentales.blogspot.com) es un nuevo ‘blog’ sobre el tema creado por M. Savirón como prolongación del programa de radio ‘La hora del documental’, que emite Radio Ribarroja. Una completa guía del género en televisión, actualidad de festivales y todo lo que pueda interesar a los amantes de este cine. En una línea coincidente, va a celebrarse en La Habana la segunda edición del Festival de Cine Pobre, con la idea de fomentar entre los creadores la posibilidad de producir películas de bajo presupuesto pero que reflejen las inquietudes del hombre de nuestro tiempo.
Arriba, paisaje urbano en un entorno de delincuencia organizada, en el juego GTA: San Andreas; a la izquierda, interpretación de Don Quijote, enfrentado a los gigantes de hoy día, por el artista mexicano Ricardo Camarena; abajo, fotogramas de Á propos de Nice, documental de Jean Vigo, uno de los pioneros del género, del que este año se celebra el centenario de su nacimiento. También, portada de un libro de ‘Cahiers du cinéma’ sobre el autor francés.
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La construcción de la ciudad genérica
Francisco Jarauta l debate sobre la arquitectura contemporánea ha dejado de ser hoy un debate autorreferencial. Si en las últimas décadas la discusión había quedado limitada al círculo de tiza de la discusión posmoderna –atenta principalmente a determinados experimentos formales y estéticos–, a partir de los ‘90 los problemas son otros y la arquitectura hace suyos una serie de nuevos contextos políticos, sociales y culturales, próximos a los grandes cambios que definen y caracterizan nuestra época. Estos cambios son pensados desde una dimensión globalizada que, por una parte, ha permitido superar ciertos esquemas interpretativos y críticos, y, por otra, ha forzado a la arquitectura a plantearse nuevos problemas, más próximos a las condiciones derivadas de los cambios culturales del habitar humano. El mapa que resulta de este cambio de posición es sorprendente. La arquitectura ha pasado
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a ser en estos momentos uno de los laboratorios de análisis y discusión más activos con relación al debate contemporáneo sobre los grandes cambios civilizatorios que la humanidad está en proceso de realizar. Esta relación con la época atraviesa hoy en día dos frentes complementarios de cuestiones que en su articulación posibilitan un nuevo discurso y unas nuevas propuestas. El primero de ellos tiene que ver con la emergencia de nuevos problemas, derivados principalmente del crecimiento de la población mundial y de su distribución urbana. Hemos asistido a lo largo del siglo XX a un cambio cualitativo de incalculables consecuencias. De los 1.300 millones de habitantes de comienzos de siglo, se ha pasado a 5.500 a finales del XX. De esta población, en 1900 sólo el 10% vivía en ciudades; en el 2000, la población urbana superaba el 50%, indicando esta tendencia un proceso irreversible
teado nuevos y acuciantes interrogantes que la arquitectura contemporánea ha hecho suyos. En primer lugar, la ciudad ha pasado a ser uno de los problemas centrales de la discusión, convirtiéndolo en el espacio que mejor articula todas las variantes culturales, sociales, antropológicas con las que la arquitectura dialoga. En él convergen procesos complementarios que deciden la urgencia de un repensamiento. Por una parte, en un proceso de desterritorialización progresiva de lo político, la ciudad pasa a ser el lugar más real políticamente hablando. La abstracción creciente que afecta a los sistemas de representación política, inscritos en la tendencia a una cada día más fuerte globalización, la defensa de lo local como espacio y marco de identificación básica adquiere una dimensión nueva que puede concretarse en todas aquellas dimensiones que definen social y culturalmente el proyecto
que no es necesario comentar aquí, pero que anuncia una transformación radical del mapa urbano heredado del siglo XX. Sin entrar en más análisis, el factor demográfico ha sido uno de los agentes más importantes de la transformación del mundo contemporáneo. Una lectura detenida de los análisis de Paul Kennedy o del Global Urban Observatory nos permitiría situar este problema como la matriz más dinámica respecto a otros numerosos problemas que recorren por igual aspectos que tienen que ver con los flujos migratorios, la aparición de las nuevas grandes concentraciones urbanas, la depauperización de los sistemas de vida, la crisis de las identidades culturales. Bastaría recordar cómo de las 33 megápolis anunciadas para 2015, 27 estarán situadas en los países menos desarrollados y de las cuales 19 estarán en Asia. Este mapa humano, frente al que es difícil ser neutral, ha plan-
Francisco Jarauta
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Francisco Jarauta preparó esta ponencia para un encuentro celebrado en la Fundación Central Hispano. En ella reflexiona acerca de las tensiones de la ciudad moderna y el papel decisivo de la arquitectura
Catedrático de Filosofía de la Universidad de Murcia, sus trabajos se orientan especialmente al campo de la filosofía de la cultura, la historia de las ideas, la estética y la teoría del arte. Ha publicado, entre otros ensayos, Walter Benjamin. Tiempo, Lenguaje, Metrópoli, Tensiones del arte y la cultura en el fin de siglo o Barroco y Neobarroco, y comisariado varias exposiciones internacionales sobre arquitectura.
de una sociedad determinada. Este espacio coincide con el territorio de lo local, llámese ciudad, región, etc. Pero de todas estas variantes, es la ciudad la que define mejor la particularidad específica de las formas de habitar. Nace así una complejidad nueva que, en la tensión global/local, se decanta hacia la defensa de aquellos sistemas de representación capaces de actuar como referentes funcionales de lo social, cultural y político. En la ciudad se proyecta, se construye el espacio social, se intercambian aquellos sistemas simbólicos que desde la apropiación individual hace posible una identidad cultural básica transitoria. Pero, al mismo tiempo, la ciudad se ha convertido en el espacio por excelencia de representación y expresión de las nuevas tensiones sociales, culturales, políticas del mundo contemporáneo. Paradójicamente, a la variante primera que la convertía en el espacio más real políticamente hablando, le acompaña el efecto derivado de una nueva complejidad que problematiza el aparente efecto identitario que se le había atribuido. La ciudad es cada vez más el escenario de derivas y flujos, de encuentros y fugas producidos en el territorio que articula los sujetos que la recorren, sus formas de vida, sus necesidades y ansiedades. Las marcas, las señales de diferenciación e identidad o reconocimiento constituyen una economía de lo simbólico que Richard Sennet o Paul Virilio han identificado en su dimensión funcional. Son ellas las que articulan el difícil equilibrio –cada vez más frágil– Pasa a la página 4
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Viene de página 3 de las nuevas complejidades sociales. Surge así un nuevo territorio urbano que Rem Koolhaas ha definido como la ciudad genérica. Escenario de la nueva complejidad, se constituye en la forma urbana que transforma los esquemas de la ciudad histórica, su memoria y fuerza simbólica, para desplazarse hacia el lugar neutro de coexistencia de grupos sociales, culturas, géneros, lenguas, religiones… diferentes. La ciudad genérica pasa a ser el nuevo laboratorio de relaciones, miradas, tolerancias, reconocimientos que confrontan directamente el modelo heredado de la antigua ciudad, dominada por la memoria de un tiempo sobre el que se construía la historia de una identidad. El nuevo cuerpo social –como escribiera Foucault– se presenta desde las marcas de diferencias múltiples, reunidas apenas en el provisional y frágil modelo de las nuevas relaciones sociales. No se trata de una identidad construida desde el segmento dominante de los tiempos comunes, sino desde la interferencia de tiempos y voces, memorias y narraciones diferentes. Pero, al mismo tiempo, la ciudad genérica, que se construye de acuerdo a la lógica de la expansión y acumulación, representa otro modelo de concebir y mostrar la ciudad. Al debilitamiento de una identidad dominante, le sigue la producción de una estructura urbana radial y periférica, que Pierre Bourdieu ha analizado detenidamente entendiéndola como el lugar de representación negada de lo social. La ciudad genérica produce un nuevo ser social, construido desde la materia híbrida de las diferencias, de las ausencias forzadas por la distancia del lugar de origen, de su voz suspendida, de la mirada extraviada. Este nuevo ser social irrumpe en la ciudad genérica descentrando su sistema simbólico de poder, aquel que nombra y legitima los nombres y ritos de la historia hegemónica.
Habitar la ciudad genérica conlleva situarse en el espacio abierto de las estructuras difusas que los flujos humanos que recorren la ciudad generan. Este nuevo territorio constituye hoy un desafío creciente al trabajo de proyección y urbanización que la arquitectura tiene que resolver. Los referentes desde los que pensar las respuestas están ahora condicionados tanto por las complejidades nuevas como por las posibilidades de respuesta definidas a partir de las nuevas tecnologías. Es este nuevo lugar, en el que de alguna forma convergen los problemas y las disponibilidades técnicas, el que hace que el trabajo de la arquitectura se enfrente hoy a nuevas respuestas. Posiblemente lo que ha quedado atrás es una tradición difícil de restaurar y que hallaba en los principios del humanismo las referencias programáticas para pensar el proyecto. Hoy todo ha cambiado y proyectar tiene que ver con la necesidad de interpretación y decisión política sobre el territorio emergente del mundo. Pero entre las ideas y los he-
chos se abre, de nuevo, la grieta de los usos y olvidos. Cuantas veces regresamos a una nueva lectura de los ideales de la arquitectura del siglo XX, hasta la crisis del movimiento moderno, llegamos a pensar que su dificultad, por no decir fracaso, fue no haber logrado ser una eficaz herramienta para la construcción de formas políticas democráticas o teorías de la igualdad social, tal como Georges Bataille señalara ya en algunos de sus escritos del Collège de Sociologie. La ciudad, el proyecto, fueron siempre pensados desde la necesidad, no de la forma o el canon, sino desde la propia noción de libertad. Es acertadísima la opinión de Jeffrey Kipnis al insistir en la pertinencia de considerar el valor social y cultural de la libertad como una de las metas de la arquitectura, una meta siempre comprometida en el conflicto entre lo individual y lo colectivo; una abstracción que se discute sin posibilidad de resolución por teorías políticas y filosóficas, pero que se halla en la base de toda forma de civilización. No en vano, habría que volver a pen-
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sar la democracia como una forma política y su construcción como el trabajo central de un sujeto que sume la compleja determinación de las formas de vida entendidas en su sentido más amplio. Desde esta perspectiva, la arquitectura incide de manera directa en el territorio culturalmente determinado, pensando, decidiendo el posible sistema de formas que definen el proyecto. Pero éste debe pensar inevitablemente la tensión de aquel territorio para hacer posibles libertades provisionales en situaciones concretas, libertades como las experiencias, como las sensaciones o como aquellos efectos que acompañan la experiencia. Esta frontera que recorre los extremos de la libertad como principio social, fue el territorio preferido de quienes coincidieron en la International Situacionista a finales de los años ‘50. Su lucha por la conquista de la libertad en el marco privilegiado de la ciudad, pensado como el lugar natural de los conflictos socio políticos y de los nuevos cambios sociales. Desde la dérive de Guy Debord (entendida
como una técnica de tránsito fugaz a través de situaciones cambiantes) al proyecto New Babylon de Constant, creció una amplia serie de ideas y proyectos cuya intención principal no era otra que la de construir espacios abiertos para sujetos nómadas, cuya forma de vida siempre transitoria iba definiéndose de acuerdo a la lógica de los acontecimientos, tal como sugeriría más tarde la Walking City, proyecto realizado por Archigram en 1963. Al igual que los componentes del movimiento Arquitectura Radical, que entre 1965 y 1975 cuestionan el modelo de sociedad industrial y sus proyectos urbanos, tal como venían desarrollándose en los años ‘60 en Europa. Andrea Branzi daba de ella una primera interpretación: «La arquitectura radical se sitúa en el interior de un movimiento más amplio de liberación del hombre de las tendencias de la cultura contemporánea, liberación individual entendida como rechazo de todos los parámetros formales y morales que, actuando como estructuras inhibitorias, dificultan la realización plena del individuo. En este sentido, el término ‘arquitectura radical’ indica más que un movimiento unitario, un lugar cultural». En efecto, este lugar cultural remitía al amplio debate de ideas que recorre de forma plural las diferentes disciplinas que orientaban la construcción de una civilización industrial, base de la actual. Frente a ella se afirmaban
No se trata de una identidad construida desde el segmento dominante de los tiempos comunes, sino desde la interferencia de tiempos y voces, memorias y narraciones diferentes Formigo
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dos dispositivos complementarios: uno, dominado por la crítica de las formas y legitimaciones que acompañaban a la instrumentalización del movimiento moderno, prisionero de aplicaciones y utilidades; otro, la búsqueda de nuevos procedimientos para construir nuevos territorios sobre los que reinventar el orden de lo cotidiano. Tanto en un aspecto como en otro coinciden unos y otros al hacer suya la crítica de una ideología de la forma, de un positivismo de la función y de la mecanización, causas principales de un proceso creciente de abstracción y homologación que dejaba la puerta abierta al abandono de las condiciones humanas del proyecto. Este conflicto entre privado y público, entre individuo y sociedad, que ya había sido planteado por los situacionistas, volvía ahora con nuevos argumentos y proyectos, enmarcado en un contexto cultural y político nuevo. Se trataba de una crítica que ya a partir de los años ‘50 recorría por igual los planteamientos del arte y la arquitectura, situados entonces en una distancia crítica que interpelará por igual los principios del movimiento moderno y de las vanguardias históricas, los nuevos humanismos o las ilusiones del socialismo utópico. Era necesario ir más allá de las confrontaciones estériles y abrir la cultura del proyecto a otros territorios, tal como los situacionistas habían interpretado. Lo que estaba en juego era la defensa de un nuevo
uso social de la cultura frente al proyecto global de una nueva interpretación de lo moderno. En 1968 Archigram definía así las ideas centrales de su trabajo: «Para los arquitectos la cuestión es saber si la arquitectura participa en la emancipación del hombre o si se opone a ella al fingir un tipo de vida establecido de acuerdo a las tendencias actuales». En realidad, se trataba de planes y proyectos nuevos, de gestos liberadores frente a una situación definida a partir de los principios del movimiento moderno. Frente a una realidad construida desde presupuestos que el movimiento moderno terminaba por legitimar, se abría un nuevo espacio utópico en el que era pensable otra historia, otra ciudad, otra forma de habitar. La tensión utópica que había atravesado las vanguardias volvía ahora en el marco crítico y radical de quienes pensaban que la arquitectura se hace con ideas y que es el pensamiento el que define las formas del espacio y la experiencia. Posiblemente lo que ellos proyectaban eran sólo sueños que, en última
instancia, son la narración de un deseo que insiste y lucha contra la fatalidad; pero eran los sueños que animaron la idea de una sociedad utópica más allá de las condiciones que la época había hecho suyas. Una mirada hacia los experimentos de los años ‘60, a los que nos hemos referido aquí, cobra mayor actualidad si se piensa, como ya dijimos antes, que la arquitectura contemporánea es uno de los espacios en los que de forma más directa inciden los interrogantes acerca de la nueva civilización. Se trata, de nuevo, de definir los nuevos espacios, las nuevas ciudades, las nuevas formas de habitar, sabiendo que en esta decisión se juega una parte del destino humano, esa pequeña y gran historia que los radicales de los años ‘60 eligieron como experimento y proyecto propio. Quizá sea debido a esta ansiedad e insatisfacción o al efecto de una conciencia crítica que se ampara en el deseo de repensar la tensión y competencias que un cierto pensamiento moderno ha atribuido a la arquitectura, que
una y otra vez vuelve a ser citada la breve y tajante constatación de Mies van der Rohe, escrita para el programa de la Exposición de Construcción, celebrada en Berlín en 1930 y publicada un año después en el número 7 de ‘Die Form’: «La vivienda de nuestro tiempo todavía no existe. Sin embargo, la transformación del modo de vida exige su realización». Al final, de una de las décadas más tensas y dramáticas del siglo, el joven Mies establece una relación de observación sobre los hechos –‘la vivienda de nuestro tiempo no existe’–, para, contra los hechos, afirmar éticamente la exigencia de su realización. Será ‘la transformación del modo de vida’ quien, en última instancia, precipite y afirme su existencia. Una transformación inexorable que viene decidida desde las condiciones de una historia sometida, comentará Walter Benjamin, a ‘los extraños vientos de lo nuevo’. Apenas unos años más tarde, Le Corbusier volvía a interrogar las condiciones del hombre moderno, su forma de habitar: «Los hombres están mal alojados. Y es-
Se trata, de nuevo, de definir los nuevos espacios, las nuevas ciudades, las nuevas formas de habitar, sabiendo que en esa decisión se juega gran parte del destino humano Formigo
tá en marcha un error irreparable. La casa del hombre que no es cárcel ni espejismo, la casa edificada y la casa espiritual, ¿dónde se encuentra, dónde puede verse? En ningún lado o casi en ningún lado. Es preciso, por tanto, romper el juego con toda urgencia y ponerse a construir para el hombre». La arquitectura no tiene otra razón de ser que la de construir para el hombre, una dialéctica compleja que recorre en zigzag la historia de las ideas y los mapas del mundo. Una historia que se reescribe continuamente para emerger de acuerdo a lógicas no establecidas y que ninguna respuesta consigue inicialmente reconducir. Lo importante es la disposición que reúne el pensar, el construir, el habitar. Construir, habitar, pensar (Bauen Wohnen Denken) era el título de la conferencia pronunciada por Martín Heidegger el 5 de agosto de 1951 en el marco de las Darmstädter Gespräche. La intención heideggeriana no era otra que la de abrir una reflexión sobre el proyecto de una reconstrucción que, después de la catástrofe de la guerra, hiciera posible ‘habitar el mundo’. Él, siempre cercano a Platón, había hecho suya la afirmación de la Carta VII, que definía como tarea de toda filosofía la de ‘salvar la polis’. Dejando a los diferentes momentos de la historia definir y concretar qué se entiende por ‘salvar’ y qué por ‘polis’, lo importante aquí es volver a pensar la relación interna que rige la idea del habitar y su construcción. Toda cultura del proyecto recorre la tensión de un afuera que la historia transforma y el lugar de un pensamiento que imagina y construye la polis. Queda abierta la posibilidad de qué tipo de construcción y si ésta terminará decidiéndose en una Blurring Architecture que recorre los límites dominados por las sombras, como sugiere Toyo Ito. Un lugar, como el de nuestra época, que hace necesarias y urgentes una reflexión y la correspondiente decisión sobre las nuevas condiciones civilizatorias.
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Capitalismo y modernidad JACK GOODY Capitalismo y modernidad: el gran debate Crítica, 2005 256 pp. / 22 euros
El mundo occidental, entendido como el oeste de Europa y la América anglosajona, se nos aparece, hasta ahora, como la culminación del éxito económico y social. ¿A qué se debe este éxito? ¿Cuáles fueron las condiciones que lo procuraron? Desde hace muchos años historiadores y científicos sociales están empeñados en un gran debate que se centra en los orígenes del capitalismo, de la modernización y de la industrialización. El profesor Jack Goody nos ofrece en este libro una visión nueva y polémica de las causas y las condiciones que llevaron a la Europa occidental a sobrepasar en crecimiento económico y social a los demás continentes. El profesor Goody, buen conocedor de la historia económica de África y Asia, sostiene aquí que no es el cristianismo, ni el Renacimiento, ni los grandes descubrimientos atlánticos los que marcan la divisoria, sino la Revolución industrial. Frente a la clásica periodización de antigüedad, feudalismo y capitalismo puntuado por revoluciones, Goody nos propone prestar más atención al papel de lo que llama grandes constelaciones económicas y culturales y al intercambio de bienes, servicios e ideas –entre ellas y dentro de ellas– para entender el crecimiento de la vida moderna.
Las hijas de Eva de Jelinek ifícilmente la obra de quien recibe un premio Nobel no será cuestionada, juzgada con parámetros como la comparación con otros autores de su país o su lengua, lo cual en el caso de Elfriede Jelinek vaticina malos tiempos para ella, pues ahí están autores como Peter Handke o la prosa de Thomas Bernhard, a la cual sin duda debe mucho Jelinek. Sin embargo, es una ocasión estupenda para acercarse a sus novelas, tanto a las reeditadas Deseo y La pianista, como a esta interesante obra de su juventud, publicada cuanto tenía menos de treinta años, y que ya nos sacude con unas mujeres víctimas de la vulgaridad que encierra la vida cotidiana. Las protagonistas, dos muchachas muy jóvenes, dejan que la realidad les suceda por alguna oscura razón aprendida en el vientre de su madre, con ningún sueño al margen del consabido matrimonio. Para significar su destino de mujer, «que es más fácil y sencillo que el destino de hombre», como denuncia a la que nadie escapa, una de ellas representa a las mujeres de ciudad y la otra a las del campo. El argumento es muy tenue, reduciéndose a poco más que la lucha por conquistar al que será su marido, la supuesta condición masculina que debería de completarlas y de la cual, por otro lado, no cabe esperar nada bueno; el resto de la gente que las rodea son unos mediocres que ignoran su propia mediocridad; «fíjate objetivos, eso es lo que dicen los padres experimentados, que nunca han ido más allá de las fronteras de su país». Lo que hace interesante esta obra es el uso del lenguaje y de un punto de vista que consigue transmitir la impresión de que estamos asistiendo, con frialdad, a los hechos, que tras lo directo y repetitivo está el narrador estomagado pero que por alguna razón paradójica que se nos escapa, no se implica afectivamente, está el ambiente claustrofó-
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El Aleph, 2004 185 pp. / 16,50 euros
a crítica especializada tan amiga de poner nombres, apellidos y fechas le ha colocado a Elia Barceló la de ‘La Gran dama de la ciencia ficción española’. No se han esforzado mucho, dado que es probablemente la única autora que toca estos temas, temas que a mí, que presumo de poder leer casi todo, no me atraen en absoluto, pero Elia Barceló es mucho más que eso y desde luego reducirla o comprimirla en esas etiquetas es hacerle un flaco favor. Autora de tres novelas excelentes, dejando a un lado sus incursiones en la ciencia ficción y el terror, ha demostrado que es una escritora como la copa de un pino a la que le interesa la literatura con mayúsculas y que es capaz de narrar con arte y sabiduría las historias que se proponga sean del género que sean. Primero fue El vuelo del hipogrifo una novela que se calificó de ciencia ficción, de género negro, pastoril, fantástica… sin duda tenía algo de todo esto, pero lo que tenía fundamentalmente era una historia apasionante y apasionada que nos descubrió a los que aún nos enfrentábamos a la novela con cierta prevención por los calificativos, que estábamos ante una gran narradora que además de tener una capacidad de fabulación extraordinaria y de contar preciosas historias, sabía escribirlas con un lenguaje preciso y exquisito. El secreto del orfebre, la siguiente novela no hizo sino confirmar lo anterior y demostrar que Elia Barceló se movía con igual desenvoltura en las distancias cortas; El secreto del orfebre tenía poca extensión pero su intensidad y sus sensaciones eran infinitas. Ahora recién estrenada, otra novela larga Disfraces terribles, aquí y afortunadamente para ella nadie hablará de ciencia ficción, ni
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JOSÉ LUIS SALVADOR El deporte en Occidente Cátedra, 2005
ELIA BARCELÓ Disfraces terribles Lengua de Trapo, 2004 443 pp. / 22,90 euros
El deporte forma parte de la cultura de Occidente, parafraseando a Diem, el deporte moderno es hijo de la industrialización y nieto del Renacimiento. Como tal, ha tenido múltiples formas de entenderse a lo largo de la historia, a veces como simple juego practicado por la mayoría de la gente o también como exaltación de la superación humana. Se ha utilizado como puro divertimento pero también como competencia entre naciones en sus reivindicaciones políticas. Y como no puede ser de otro modo ha tenido diversas representaciones tanto en el arte como en la literatura o el cine. Este volumen repasa la historia occidental del deporte desde la Edad Media a nuestros días y abarca desde los tratados gimnásticos de Mercurialis a la gimnasia sueca de Ling, desde las justas caballerescas a los Juegos Olímpicos, pasando por los juegos rurales o el origen de las reglamentaciones deportivas.
ELFRIEDE JELINEK Las amantes
bico de la vida humillada, el testimonio que denuncia los lugares comunes de la vida que transcurre tras la puerta de al lado, los infiernos domésticos que anulan hasta la posibilidad de diálogo. Aunque lo mejor será dejar que la voz del narrador se abra paso para que el lector pueda hacerse una idea sobre qué tipo de novela tiene entre manos, y así, sobre el orgasmo se dice que «el amor es un dolor menor en la jerarquía de los dolores»; el hecho de ser padre se refleja en que «a menudo se puede ver algún niño en un tímido intento convulsivo de jugar, del que es alejado de inmediato, arrastrándolo e hinchándolo a tortas y patadas. después viene la mochila, y andando a comprar pienso, salvado y sal»; la cópula se reduce a que «ahora tiene que inyectarme esa mierda pringosa y quedarse dentro»; la visión del macho se expresa, por ejemplo en que «erich no lo ha leído porque él sólo lee los cuadernos sobre la guerra mundial»; las sensaciones pendulares de la condición femenina vienen dictadas por frases como «brigitte no siente sino un extraño cepillo desagradable en su interior. brigitte siente el amor en su interior»; las esperanzas truncadas se expresan con que «la confección le hubiera gustado a paula, pero la realidad, como sabemos, va en serio»; y la única diversión posible en el mundo que Jelinek recrea nos sacude, pues «de la sal de la vida se encarga el dolor de cadera de la madre». Esta es, en definitiva, una novela sobre el asco de vivir: «paula se había ilusionado mucho con el amor, que sin embargo no recibe. más tarde, cuando erich ya se haya ido, paula busca el amor entre los postes, en el corrompido pesebre, entre el heno y el canal de los orines. pero a paula sólo le duele el coño». Ricardo Martínez Llorca
Cuando la literatura es... literatura
Historia del deporte 760 pp. / 22,90 euros
TRIBUNA DE SALAMANCA, Domingo, 16 de enero de 2005
le pondrá etiquetas reduccionistas, o tal vez sí, misterio, suspense… La historia de Raúl de la Torre, argentino, residente en París, extraordinario autor de cuentos y con dos novelas famosísimas y su relación con Amelia su primera mujer y su heredera, su declaración de homosexualidad, su misterioso segundo matrimonio, su suicidio… Una historia tratada con exquisitez, sin un cabo suelto, el lector sabe antes que el protagonista muchas cosas fundamentales en el desarrollo de la historia y aun así ésta no pierde ni un ápice de misterio, de interés, de fascinación. Sobrevuela toda la novela la larga sombra de Julio Cortázar; Raúl de la Torre y Amelia son calcados de Cortázar y Aurora Bernárdez su primera mujer y heredera, aunque en la novela Cortazar sea un personaje más, que pasaba por allí, y hay otras muchas coincidencias, pero nada importa sino la historia que como siempre Elia Barceló teje de manera conmovedora y hermosa; bella hasta el delirio y dolorosa hasta las lágrimas. Tiene Elia una lucidez, una precisión, un sentido de la prosa, mesurado, sugerente, aparentemente sencillo, atemporal, escribe con una fluidez y con un amor por la literatura que leerla es un placer, es reafirmarse en eso de que la literatura también sirve para gozar, para hacernos más felices. Elia Barceló alicantina, profesora en Innsbruck que sabe de literatura, de arte, de historia, de música sólo le cabe una etiqueta, escritora con mayúsculas, y estamos tan escasos de auténticos escritores-as que hay que agradecérselo y gritarlo a los cuatro vientos. Para disfrutar. Charo Ruano
LIBROS
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culturas 7 NOVEDADES
Diseño y delito, de Hal Foster HAL FOSTER Diseño y delito Akal, 2004 176 pp. / 18,70 euros
Teoría y práctica de la estupidez osé Antonio Marina es catedrático de Filosofía en excedencia y horticultor. No publicó su primer libro, Elogio y refutación del ingenio, hasta los 53 años, y desde entonces ha ido sacando, grosso modo, un título por año, que parecen capítulos de un todo coherente: Teoría de la inteligencia creadora, Ética para náufragos, El laberinto sentimental, El misterio de la voluntad perdida, Dictamen sobre Dios, El rompecabezas de la sexualidad, Los sueños de la razón, etc. Tengo la impresión de que todo el que en nuestro país tiene el hábito de lectura tiene también formada ya una opinión sobre José Antonio Marina, y que casi siempre esa opinión es buena, aunque hay enemigos de tal o cual libro suyo, hay quien le reprocha abordar campos ajenos, y hay también quien piensa «¿Qué mierda de filósofo es éste al que se le entiende todo?». Yo no creo que Marina haya abordado nunca temas que no conociera a fondo, y pienso además que una prueba de ello es la claridad de su pensamiento y de su estilo. Sus libros son, entre otras cosas pero en primer lugar, libros de filosofía, aunque ocurre que a Marina no le priva disertar durante cientos de páginas sobre el concepto de esencia, sino que le interesa este mundo en el que estamos. Su discurso fluye reposado, claro, sereno, quizá algo monótono, pero es porque no quiere deslumbrarnos. Sólo quiere hacerse entender «...para que el oyente reconstruya la intención originaria. Un escritor claro lo consigue con facilidad, mientras que un escritor oscuro produce variadas reconstrucciones. Esto puede ser conveniente en poesía, pero en filosofía y en la vida real me parece un peligro». Marina ni siquiera parece esforzarse en simplificar cuestiones muy complejas, sino que su pensamiento parece ya sencillo de origen. Desde luego, esto no es más que el producto de una mente muy clara, en la que las ideas están magistralmente ordenadas. El propósito de La inteligencia fracasada es estudiar la estupidez. Marina considera que el gran objetivo de la inteligencia es la felicidad, y
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JOSÉ ANTONIO MARINA La inteligencia fracasada Anagrama, 2004 175 pp. / 14 euros
el fracaso de la inteligencia en el ámbito privado es la desdicha y, en el campo público, la injusticia. De ahí el propósito terapéutico de este libro: «la finalidad de este libro es ponernos a salvo de la estupidez y de esa manera ayudar a reducir la desdicha humana». Casi nada. Comienza distinguiendo entre inteligencia computacional (la que nos sirve para hacer cosas) e inteligencia ejecutiva (la que nos sirve para saber qué cosas tenemos que hacer), y a continuación enuncia la causa de la estupidez: «intervención de un módulo inadecuado, que ha adquirido una inmerecida preeminencia por un fallo de la inteligencia ejecutiva». El grueso del libro lo constituye un viaje por los distintos tipos de estupidez: los fracasos cognitivos, afectivos, lingüísticos y los fracasos de la voluntad. A continuación, el libro hace un brillante cambio de escenario. «Este capítulo, que acaso para usted resulte el más arduo, despierta en mí una especial euforia. Voy a estudiar la gran creación de la inteligencia... la inteligencia social». Marina se equivoca: en nosotros también despierta euforia. Por si acaso, el autor aclara que no se trata de postular ninguna creencia del tipo de un alma nacional ni nada por el estilo. La inteligencia social, que ha creado el lenguaje, la moral y las instituciones, se define como la suma de las inteligencias individuales más el sistema de interacción pública más la organización del poder. Marina apenas menciona explícitamente el hecho de que nos ha tocado vivir en una sociedad fracasada, o sea, estúpida. Prefiere que sea el lector el que llegue a esa conclusión, totalmente evidente. Acudiendo a Margaret Mead, describe dos tipos de sociedad, la de los ‘arapesh’, pueblo cooperador y amistoso que considera detestable el beneficio propio y el mundo como un jardín que hay que cultivar; y los ‘mundugumor’, pueblo de gente permanentemente irritada y violenta. No se trata de buenos y malos, sino de una sociedad inteligentemente organizada, y otra cuya organización les aboca a la infelicidad y el odio. Garcimuñoz
«Hoy día uno no necesita ser asquerosamente rico para proyectarse no sólo como diseñador sino como diseñado, sea el producto en cuestión la casa de uno o su negocio, sus mejillas caídas (cirugía estética) o su personalidad retraída (drogas de diseño), su memoria histórica (museos de diseño) o su futuro ADN (niños de diseño). ¿Podría ser este ‘sujeto diseñado’ el resultado no deseado del tan cacareado ‘sujeto construido’ de la cultura posmoderna? Una cosa parece clara: en el preciso momento en que se pensaba que el lazo consumista no podía estrecharse más en su lógica narcisista, lo hizo: el diseño es cómplice de un circuito casi perfecto de producción y consumo, sin mucho ‘margen de maniobra’ para nada más». Del marketing cultural a las relaciones históricas entre el arte contemporáneo y el museo moderno, pasando por la arquitectura espectáculo, el auge de las ciudades globales o las vicisitudes conceptuales de la historia del arte y los estudios visuales, Diseño y delito ofrece, con su estilo polémico, una serie de reflexiones que permitan iluminar las condiciones de la cultura crítica en nuestros días.
Manual práctico de cocina Negra y Criminal MONTSE CLAVÉ Manual práctico de cocina Negra y Criminal Libros de Allende, 2004 102 pp. / 15 euros
Los personajes que habitan los estantes de la librería Negra y Criminal comen y beben. Unos más que otros. Más, los que pertenecen a la cultura mediterránea y mucho menos los nórdicos. Los americanos del norte beben más que comen y los latinoamericanos comen y beben. No tratamos con este libro de instigar al asesinato gastronómico. Las recetas no contienen arsénico como ingrediente. La librería Negra y Criminal, regentada por Paco Camarasa, tiene su sede física en Barcelona y es la única española dedicada enteramente al género negro. Todos los sábados se degustan allí mejillones, algo que no se puede hacer a través de su página web, aunque ésta sí sirve para adquirir cualquier libro criminal. Fieles a una tradición que une gastronomía con investigación policíaca, este libro documenta las recetas más sabrosas de los libros del género.
8 culturas LIBROS / MÚSICA
TRIBUNA DE SALAMANCA, Domingo, 16 de enero de 2005
Salamanca como espacio literario na vez más Salamanca se convierte en espacio literario. Su tradición universitaria y su arte sirven ahora como escenario de un curioso encuentro de escritores de la más variada condición. En homenaje a Miguel de Unamuno, se celebra un ‘congreso de la fantasía’, pero tal congreso presenta una serie de curiosas particularidades: asisten a él escritores vivos y muertos, la presencia de Unamuno se hace real en algunos momentos de la novela y el coordinador de los actos es Vicente González Martín, catedrático de Lengua y Cultura italianas de la Universidad de Salamanca, traductor además de la obra. Experto en la obra de Unamuno, Vicente González se convierte en alma de los actos que han de celebrarse y en un peculiar alter ego del narrador. Alcanza así una cierta condición unamunina, de ecos metaliterarios. Con presencia menor, pero efectiva también, aparece Graciliano González, obligado por Borges a leer una comunicación. Narrada en primera persona, pero con planteamiento epistolar (el novelista dirige sus impresiones literarias a Bernard, un amigo que no ha podido asistir) Viaje a Salamanca se ramifica temáticamente en aspectos diversos. Si la ciudad es para el narrador (un intelectual desencantado del espíritu del Mayo del 68) el escenario adecuado para recuperar valores que Europa ha perdido, es también el espacio donde la literatura alcanza sus mejores realizaciones desde la perspectiva de la fantasía. Y será al final de la novela un lugar donde ha surgido el amor, si bien la consumación del sentimiento tendrá por escenario las cercanas tierras de Portugal. La ciudad salmantina carece de referencias concretas. Elegida como metáfora estética y humana, el Paraninfo universitario y el Colegio de Fonseca son los dos únicos recintos en los que se enmarca la acción, además de la biblioteca universitaria, sorprendentemente la Biblioteca Nacional. La novela tiene como marco cronológico los siete días del congreso, integrando cada uno de ellos
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RAFFAELE NIGRO Viaje a Salamanca Traducción: Vicente González Martín y Mª Mercedes González de Sande Caja Duero, 2004 410 pp.
un número diferente de capítulos, que van desde los nueve que se incluyen en el primer día, hasta el único capítulo que cierra el séptimo, una especie de colofón sentimental de la obra. Los más variados escritores, vivos y muertos, desfilan por el Paraninfo salmantino exponiendo sus creaciones. Borges, Pirandello, Lampedusa, Silvia Plath, Hrabal, Margerite Durás, Lorca, Dalí... entre otros, van tejiendo ese ‘moderno Decameron’ al que se alude en la contraportada. Bajo la atenta mirada de Vicente González, los escritores leen sus comunicaciones, siempre con la creación literaria personal como trasfondo. De esta forma se hace realidad el sueño del coordinador del congreso: «Reunir en Salamanca la creatividad de la tierra». En la última escena de estas aristocráticas reuniones, «una larguísima y variopinta procesión de nazarenos de impresionantes capuchones» acompañan el catafalco de Unamuno hasta la sala de lectura de la biblioteca universitaria. Unamuno guía a los congresistas para introducirlos «en un mundo de palabras, de tinta, de polvo, de quinternos». Se ha consumado la plenitud del saber, pero el protagonista no comparte con claridad el sentido de la nueva cultura. El clima salmantino obra el milagro: el narrador se decidirá a leer sus composiciones poéticas, ocultas con pudor a lo largo de los años. Consumado el milagro de la creación, el sentimiento amoroso alcanzará parecida trascendencia en tierras lusitanas, sin que falte un curioso e inesperado documento unamuniano en el desenlace de la obra. Culmina así una novela de esencia y estructura claramente literarias, desarrollada con recursos alegóricos, urdidos con un curioso simbolismo en torno a la creación estética, con el homenaje a Unamuno como símbolo esencial. Por ello, en un contexto tan exquisito, chirrían demasiado las abundantes deficiencias de puntuación ortográfica patentes en el texto.
El clima salmantino obra el milagro: el narrador se decidirá a leer sus composiciones poéticas, ocultas con pudor a lo largo de los años
Nicolás Miñambres
CRÍTICA DE DISCOS
Con la mente en la revolución n tiempos de apatía y globalización mal entendida The (International) Noise Conspiracy propone, al grito de «vamos a compartir nuestros sueño», un empujón a las conciencias más adormecidas a base de vitalidad, hard rock y letras comprometidas. Con canciones como ‘Let’s make history’ (‘Vamos a hacer historia’) o ‘The dream is over’ (‘El sueño termina’) los suecos confiesan que no se olvidan de la revolución ni cuando hacen temas de amor y se amparan en el rock, porque según su planteamiento el punk no tiene la exclusividad de la protesta contra el sistema. Al ritmo que marcan los potentes riffs de guitarras, los toques de órgano Hammond y unos elegantes coros, que contribuyen a su ‘americanización’, The (International) Noise Conspiracy necesita algo más de media hora para demostrar que son un grupo a tener en cuenta y que remite directamente
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THE (INTERNATIONAL) NOISE CONSPIRACY Armed love Burning Heart, 2004
a la música de otras bandas escandinavas como Turbonegro, Backyard Babies, Hellacopters... con las que comparten algo más que el origen geográfico. El cuarto trabajo de estos suecos –uniformados con un exquisito aire ‘setentero’– es un catálogo de temas sin concesiones, directos, con textos provocadores y con estribillos como mandan los cánones del rock de corte más clásico. El carisma y el ritmo que imprime en directo su vocalista Dennis Lyxzén acaban por completar la atractiva función. Armed love, y en general toda la recomendable discografía de este grupo, recuerda la rabia y la militancia de los primeros Manic Street Preacher –con el aquel antológico Gold against the Soul (1993)–, sólo falta que su discurso no se aplaque y su música no pierda frescura cuando disfruten del éxito masivo. Fernando Bernal
Viajes circulares l sexto trabajo de Los Planetas plantea un puente entre las distintas tendencias ofrecidas por el grupo a lo largo de sus diez años de trayectoria. Nunca ajena a los excesos y la polémica –por eso son de los pocas ‘estrellas’ nacionales– la banda de J y Florent, retoma sus temas predilectos y, pese a no alcanzar las cotas de Pop o Súper 8, firma un interesante trabajo marcado por la variedad de registros. En el álbum se pueden escuchar desde un himno con vocación ‘planetera’ como ‘Canción del fin del mundo’ a guiños autóctonos como la versión de Bambino, ‘Podría volver’, que, por otra parte, tiene una letra que no desentona con la trayectoria de los granadinos. La apuesta, en esta ocasión, es por los medios tiempos, sin la estridencia guitarrera marca de la casa y con la voz de Jota –¡cómo no!– susurrando entre dientes historias de desamor. La vertiente más experimental de
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LOS PLANETAS Contra la ley de la gravedad BMG, 2004
Los Planetas resurge en dos instrumentales, ‘124’ y ‘Cumpliendo compromisos contractuales’. Como regalo para los seguidores, Irantxu Valencia –La Buena Vida– devuelve el favor a Los Planetas y canta con J a dúo ‘Y además es imposible’, una pequeña prueba de que el grupo es capaz de hacer canciones de amor (según se mire) al uso. El single de esta canción contiene una rareza para seguidores exigentes, la versión de Vainica Doble ‘Un metro cuadrado’, con el acompañamiento de Guille Mostaza –Ellos– y la guitarra de Nacho Vegas, todo un prodigio de sensibilidad. Contra la ley de la gravedad mantiene la pauta marcada tras el ciclo culminado con Una semana en el motor de un autobús, en la que el talento del grupo no pretende ocultar cierta tendencia a la irregularidad. El caso es que, para Los Planetas, lejos de ser un problema esto se convierte en una gran virtud. F. Bernal