culturas
N° 25 Suplemento de
artes y letras
TRIBUNA DE SALAMANCA, Domingo, 24 de abril de 2005
Ángel González Quesada, en su papel de presentador del Gran Café Teatro de La Vega / Perelétegui
CAFÉ TEATRO Con risa pero sin pausa
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A punto de cumplir sus veinte años, el teatro, la magia, la danza y la música acuden a su cita con el pequeño Teatro de La Vega para fabricar la ilusión del espectáculo cercano y contagiar la risa liberadora y crítica.
3 PINTURA
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La Caixa ha traído a la sala de Santo Domingo las piezas más destacadas de su amplia colección de pintura abstracta.
Novia por correo es el último trabajo de un autor de cómic que puede compatibilizar su trabajo en Mulan con este sopapo a los prejuicios.
N°25
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TRIBUNA DE SALAMANCA, Domingo, 24 de abril de 2005
na temporada más, el Gran Café Teatro de La Vega cuelga el cartel de ‘no hay biu lletes’. Tal persistencia en el éxito de público podría parecer poco importante si no fuera porque tiene detrás una poderosa razón: quien va una vez a ese pequeño rincón de La Vega suele repetir. Y así van casi veinte años, entre períodos de suspensión y de mayor o menor intensidad en el calendario. Su receta es sencilla: unos cuantos artistas exponiendo su talento en un ambiente cercano y un es-
píritu crítico que no se ha perdido nunca, organice quien organice. Música, magia, teatro, danza y un vivero constante de gente que ha crecido, en la profesión y en la vida, en ese pequeño espacio que va entre el exiguo vestuario el pequeño escenario. En este número nos acercamos a ese filón de diversión inteligente. También repasamos un par de exposiciones de pintura: la colección de la Caixa que puede verse en Santo Domingo –una selección de piezas señeras de autores que
Recortes 1 EL HUMOR, LA VIVIENDA Y EL CINE Siguen las piezas humorísticas relacionadas con la propuesta de las 'miniviviendas'. La última, un ‘performance’ político a cargo de los jóvenes del Partido Popular de Salamanca, que se vistieron con unas simpáticas camisetas denunciando la poca dignidad de la medida. No parece tan cómica la situación de aquí mismo, donde el precio de los pisos es el quinto más alto de España mientras el nivel de renta sigue siendo de los más bajos. Pero eso, para el humor no tiene importancia. El humor no necesita reflejar la realidad, sólo aprovechar sus recovecos para provocar la carcajada o la perplejidad. La política se ve que también va por ese camino. Pero como esto es una página de cultura, hablemos de la vivienda en el cine. En el ‘blog’ ‘Mangallous’ se hacen eco de cómo viven los personajes de Woody Allen en Nueva York, en películas como Manhattan. Una analista saca una conclusión: «La película presenta a una pareja joven viviendo en un espacio parecido en una buhardilla en el centro de la ciudad. El apartamento tiene un techo de tres metros de altura, con vigas vistas, sólidos pilares de madera, un comedor, una habitación de invitados, una cocina abierta, un piano de cola en el salón, un montón de muebles enormes y confortables, cortinas caras y persianas de madera. El apartamento costaría dos millones de dólares. No hay forma de que una profesora y un actor sin trabajo puedan vivir allí». Evidentemente, el cine es una fábrica de sueños.
fueron referente en el arte español e internacional, con un cierto aire de museo– y la de Fernando Gutiérrez en la galería Benito Esteban. Acérquense, si pueden y les interesa, a las galerías pequeñas, que lo necesitan para sobrevivir y nosotros las necesitamos a ellas para consolidar un tejido cultural. Mark Kalesniko nos presenta su nuevo cómic, una bofetada a las prejuicios sociales, y revisamos unos cuantos libros interesantes en una época que se nos presenta muy literaria.
Antonio Marcos época tan convulsa que muchas generaciones sólo hemos podido intuir. La Esfera de los Libros lanza cinco novedades sobre el conflicto, además de recuperar de su fondo editorial algunos títulos esenciales sobre la época: desde un repaso histórico de Martin Gilbert hasta las obras en primera persona de Churchill, Charles de Gaulle, Karl Doenitz (el hombre que sucedió a Hitler como jefe del III Reich). Con título más llamativos y amparados por el reciente interés por lo conspirativo y lo bizarro, Historia secreta de las SS, Mengele y Kamikazes.
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EL HUMOR DE MAURO ENTRIALGO El creador del inefable Hermino Bolaextra y de El Demonio Rojo añade un ‘blog’ a su pionera presencia en Internet. Sus dibujos, canciones y vídeos ya podían descargarse en los lejanos tiempos del módem de 28 kbs. Para los interesados en el cómic en castellano es un lugar ineludible porque si algo tiene Mauro son amigos y por allí van pasando todos en un momento u otro. Su más reciente publicación en papel es una especie de manual para ser un perfecto hijo de puta (se titula así) y en su página puede seguirse toda la trayectoria de un autor que ha publicado en los medios más diversos (en este periódico publicamos hace años una página que le censuró el suplemento ‘Tentaciones’), elaborando con sus irreverentes personajes un sentido del humor ácido, a veces gamberro y siempre basado en un finísimo sentido de la observación de lo que pasa en la calle y en los bares. Encuéntrenlo en mauroentrialgo.com.
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UNA DOLOROSA EFEMÉRIDE Éste está siendo un año con muchas celebraciones. La del sesenta aniversario del final de la segunda guerra mundial quizá sea una de las más dolorosas. Al estreno de la magnífica película El hundimiento, que nos muestra los últimos días de Hitler, se suman numerosas publicaciones que nos van a meter de lleno en ese horror. Garcimuñoz reseña unas páginas más adelante Europeana, editada por Tropismos, una pequeña historia del siglo XX que es, sobre todo, una historia del sufrimiento de las personas en esa
4 PASARRATOS AL ESTILO TIM BURTON Con una mezcla del autor de Eduardo Manostijeras y del desquiciamiento del Hitchcock de Los Pájaros, les presentamos uno de esos pasarratos de pululan por la Red, un juego de los que acaban con los nervios del más pintado en los ratos libres de la oficina (theskeletonshop.com). Además tiene una música perfecta y original para perder el tiempo pero no el sentido estético.
Arriba, dos de las banderas de la campaña de márketing político que ha realizado la revista portuguesa ‘Grande Reportagem’ con el título de El poder de las estrellas y que encontramos en La Petite Claudine. Cada bandera tiene una leyenda que ofrece datos del país. En la de Somalia (izquierda) el blanco representa el número de mujeres que no sufren mutilaciones sexuales y el azul las que sí. En la de Brasil se representa con colores el nivel de renta de la población. Más abajo, una viñeta de Mauro Entrialgo de su serie El demonio rojo, un luchador enmascarado y mujeriego, y un pantallazo de ese juego aparentemente inofensivo consistente en que los cuervos no se coman a los espantapájaros.
ARTE
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El museo de la pintura abstracta esde que Kandinsky liberó a la pintura de referencias externas hasta hoy, el arte ha cambiado mucho. La pintura fue durante siglos un vehículo de representación, especialmente religiosa y cortesana. Y la sensibilidad romántica primero y las vanguardias después dieron un vuelco definitivo a todo eso, y la pintura pasó a ser pintura en sí misma, algo que se interrogaba sobre su propia esencia. Y eso es la pintura abstracta: una representación de la pintura. Se ha hablado mucho sobre su muerte, pero ahí sigue, aun en los tiempos de la deriva entre estilos y soportes. Una exposición como ésta, que recoge en la Sala Santo Domingo una selección de piezas coleccionadas por La Caixa, tiene, sin embargo, un aire de propuesta cerrada, museística en el sentido de reflejar un pasado. Por lo menos, en el contexto de Salamanca, da la sensación de que llega muchos años más tarde de lo que hubiera sido necesario, que hubiera estado bien apreciar la obra de estos autores cuando estaban en su auge creativo, cuando sus discursos estaban planteando alternativas en el ámbito mundial. Pero ya saben que este país y por extensión esta ciudad, han sido conservadores, también estéticamente hablando, durante demasiado tiempo. La pintura abstracta conserva un aura mítica de un pasado reciente. Cuando en los años ochenta pintores como Julian Schnabel reventaban las subastas de Nueva York, cuando se buscaban nuevos talentos cada vez más jóvenes y cada vez más atrevidos, cuando se esperaba la pirueta de la novedad impactante, de la tendencia del momento... Ése fue el reinado de la pintura abstracta. Aquí, emergieron poco a poco, desde el grupo El Paso, como pidiendo perdón por hacer algo tan raro que no se entendía bien. Afortunadamente todo cambió después y esos autores ahora copan las colecciones de los museos importantes. Ahora, el que pinta es porque quiere, por su impulso o su convicción, y los centros de arte buscan ya, mayoritariamente, otra cosa, obras con referencia en la realidad, en la cultura de masas, en la narración, en los medios
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Ferrán García Sevilla. Sino 38, 1992.
digitales. Y esto no es nostalgia, sino todo lo contrario. Destacaría aquí la pieza de Gerhard Richter, quizá el más emblemático de los pintores que introdujeron otros medios pero permanecieron fieles a la pintura, a ese gris que, según él decía, era la
major manera de no expresar nada; o la de Polke, Pijuan o Gordillo. El Tàpies, sin embargo, no es de los mejores que hemos visto. A. Marcos
Los ropajes ligeros de Fernando Gutiérrez a galería Benito Esteban acoge hasta el 15 de mayo la obra reciente de Fernando Gutiérrez (Oviedo, 1973). Su obra pudo verse antes en la ya desaparecida galería de Paloma Pájaro y en esta exposición desarrolla algo que empezó con una camisa de rayas. Una gran camisa pintada desprovista de cuerpo y de contorno, suspendida en una superficie pautada por franjas horizontales. O mejor, una alineación de rayas que vienen a componer una camisa, como si hubiera querido quedarse con los elementos mínimos que componen una imagen y dejar que la vista complete lo que falta. En esta serie, el autor continúa en esa línea y, como apunta Juan Ramón Martín en su nota ‘Pintura ligeramente abstracta’, se apunta a la ligereza, tanto for-
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mal como conceptual, alejándose de los pesados territorios de la abstracción utópica y buscando a través de la complicidad con el espectador y el sentido del humor un estimulante juego visual. Sus imágenes tienen también algo de ‘engaño al ojo’, con una disposición cuidadosa y medida de las rayas que componen estos figurados tejidos. Sus curvas, sus arrugas, hacen que la pintura tome a veces una apariencia tridimensional, presentando formas sinuosas que hacen intuir los cuerpos que vistieron estas ropas y que éstas queden como una huella, un recuerdo, un molde en el que alguna vez vivió alguien. O también se las figura uno tendidas al sol en un pequeño balcón de barrio, preparándose para ser útiles de nuevo. Esa mezcla entre lo corpóreo que esconden y lo ligero
de su presencia sobre unos fondos trabajados –que en las las últimas piezas de la serie introducen el color en vez del gris– son los matices que las hacen atractivas y estimulantes. A. Marcos
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Experimento fotográfico de Edward Muybridge, inventor de la ‘foto finish’ con la yegua ‘Sallie Gardner’
Mira cómo se mueven En ese sutil terreno que implica a la pintura, a la fotografía y al primer cine, la idea de captar el movimiento en una imagen plana fue una obsesión. La Fundación Telefónica expone en Madrid un ‘ensayo visual’ sobre la velocidad de la vida comtemporánea. l espectador es por definición estático, permanece mudo y quiero ante una exposición, desplazándose apenas brevemente entre una imagen y otra. Sin embargo en la propuesta visual que nos ofrece la Fundación Telefónica titulada Mira cómo se mueven. 4 ideas sobre movilidad, el pasivo visitante se aturde de vértigo y se somete a una rauda sucesión de imágenes, pantallas, fotos y montajes en lo que se ha denominado ‘un ensayo visual’ sobre la idea del movimiento basado en el desplazamiento de personas y mercancías. Se trata de una muestra de dieciséis artistas que recurren a las múltiples variaciones de lo que denominamos visual para reflexionar sobre el movimiento, el comercio, los flujos migratorios y la velocidad que imprimimos a nuestra vida diaria, una reflexión que, sencillamente, enloquece al espectador y le obliga a preguntarse hasta qué punto la movilidad forma parte de nuestra naturaleza. Nómadas, los hombres han vagado por el mundo haciendo circular mercancías mucho antes de que las leyes de extranjería pusieran fronteras de papel a una entelequia denominada estado por la que se desplazan los habitantes de una ciudad en una
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Uno de los experimentos fotográficos de Muybridge sobre el movimiento del cuerpo humano
Consustancial al hombre, el movimiento siempre ha fascinado a los artistas que tratan de plasmarlo para contagiar al espectador de este vértigo constante de nuestra actividad aparente pulsión ciega de prisa irracional. Consustancial al hombre, el movimiento siempre ha fascinado a los artistas que tratan de plasmarlo utilizando todo tipo de soportes tecnológicos para contagiar al espectador de este vértigo constante de nuestra actividad diaria. Evocar el movimiento desde una imagen plana y detenida, pintura o fotografía constituye un desafío que fascinó a los pintores y a los primeros fotógrafos. En la aún breve historia de la fotografía, entre los pioneros dedicados a consignar el movimiento hay un talento excepcional, un médico y
una yegua. El talento se llamaba Edward Muybridge y era un inglés afincado en Estados Unidos que se interesó por las investigaciones del médico Étienne-Jules Marey, quien había declarado que, en una secuencia de galope, las cuatro patas del caballo despegaban del suelo a la vez. Su propuesta parecía tan extravagante que se pusieron todos los medios para refutarla y fue en 1872 cuando Muybridge realizó una serie de fotografías sobre la carrera de una yegua, ‘Sallie Gardner’, en una pista con veinticuatro cámaras montadas en hilera que el caballo iba disparan-
do a medida que corría y arrancaba unas cuerdas situadas en el suelo y unidas a los obturadores. El éxito de Muybridge se tradujo en nuevas investigaciones que le situarían como un precursor de la cinematografía, aparecida en 1895, e inventor del llamado ‘fotofinish’ utilizado para saber cuál es el ganador de una carrera en caso de duda, pero, sobre todo, supuso una alianza de la fotografía con la pintura, quien aprovecharía los hallazgos de la primera para evolucionar hacia la modernidad. Las escenas hípicas pintadas por Degas son fruto de las investigaciones del doctor Marey, quien había inventado también un ‘fusil fotográfico’ para consignar el movimiento de un cuerpo humano, experiencia que le serviría a Marcel Duchamp para pintar su celebérrimo ‘Desnudo bajando una escalera’, obra de 1912. Los futuristas y más tarde los autores del círculo de la Baushaus siguieron practicando por igual
fotografía y pintura en un intento de captar el movimiento que hermanaba a ambas artes siempre sujetas a una relación difícil y compleja. Una relación que parece continuar retroalimentándose progresivamente a medida que las exposiciones, como la que nos ocupa, mezclan todo tipo de soportes visuales con el objeto de hacer reflexionar al espectador sobre un tema en concreto. El movimiento ralentizado captado por las cámaras de los físicos –nadie olvida la fotografía de una gota de leche estrellándose sobre una superficie, corona blanca– y el raudo arrastre de la imagen que nos produce sensación de vértigo para mostrarnos la velocidad están muy lejos de la yegua que en el siglo pasado galopaba por una pista llena de cuerdas. Nos fascina detener el movimiento, nuestra naturaleza no puede prescindir de él, nuestra sociedad se basa en el principio de libre circulación de materias y personas, por lo tanto, reflexionar sobre la movilidad extrema que nos seduce y esclaviza, es un ejercicio necesario que admite cualquier propuesta estética. De ahí el valor de este ‘ensayo visual’ que lo compagina todo, y, sobre todo, nos devuelve a la alianza, a veces confusa y siempre fascinante, de la fotografía y la pintura. Más allá de la imagen en movimiento o el montaje visual, ambas manifestaciones siguen siendo nuestro mejor método de aproximación al mundo. Permiten una reflexión más compleja y sosegada, nos vuelven pasivos y quietos... y eso, en una sociedad enferma de prisa y de movimiento, es absolutamente necesario para analizarnos a nosotros mismos, por eso «Mira como se mueven... desde la quietud estática del espectador». Charo Alonso
TEATRO
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Gran Café Teatro de La Vega
A la izquierda, Spasmo Teatro en una intervención en el Café Teatro de esta temporada. Abajo, Maribel Iglesias / Perelétegui
Lo auténtico es posible Una temporada más, y ya van casi veinte años, el Gran Café Teatro de La Vega propone un rincón para el espectáculo crítico y cercano, una apuesta por la risa liberadora que aúna honestidad teatral y éxito de público. esde que hace casi veinte años, en 1986, el Teatro de La Vega abrió el telón para acoger por primera vez el Gran Café Teatro han sido miles los espectadores que han asistido a ese milagro escénico cientos de veces repetido; como cientos son los que, en la ciudad de Salamanca y fuera de ella, esperan ávidos el reencuentro con ese espectáculo vibrante, cargado de humor inteligente y de sensibilidad artística, tan extraños en nuestros tiempos. El hecho teatral, desde las comedias griegas hasta los musicales de Broadway, desde los corrales de comedias a las salas de cabaré de los primeros años del siglo XX, ha sido y es imprescindible en la cultura popular y culta de occidente. En esa larga tradición satírica se inscribe este Gran Café Teatro de La Vega, con la grandeza de lo pequeño y la modestia de lo extraordinario. Por sus ‘tablas’ han pasado
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más de un centenar de artistas de todas las artes: actores, músicos, bailarines, magos... como piezas de este puzle interdisciplinar, siempre buscando la complicidad de un público necesitado de reir pensando, de crítica social, de un soplo de aire puro estético. Pero es que el Gran Café Teatro de La Vega no sólo ha sido y es dinamizador de la vida cultural de la ciudad, haciendo posible ese remanso de creatividad para un público que demanda la dignidad de un espectáculo de calidad y en vivo si no que, además, se ha erigido en cuna de artistas
Escuela de arte y escuela de vida, el Café Teatro es una chispa de ingenio en un tiempo de monotonía creativa, una luz en tiempos oscuros, es la capacidad de ser humanos por la risa
donde han debutado y se han formado, grupos de ellos que actualmente muestran sus trabajos por toda nuestra geografía. Oficio puro Quienes han habitado los camerinos y las bambalinas del centro cívico de La Vega en los días de Café Teatro han aprendido oficio puro hasta los tuétanos. Desde el protagonista de cada ‘scketch’ al que abre y cierra el telón, pasando por quienes han de aprender a esperar comiéndose los puños, todos deben de hacerlo con una exigencia y una rigurosidad que hace que, cada
año el escenario, se eleve al menos un par de centímetros. Hemos visto a niños y niñas que se han hecho hombres y mujeres, correteando por aquellos pasillos, también a aprendices que se tornaron definitivamente artistas. Quienes llegaron de fuera y se hicieron de casa para siempre. Y vimos cientos de personajes que ya no somos capaces de distinguir de sus actores en nuestra memoria. Vimos un payaso negro que nos recordó Berlín. Situaciones de Fo, Boadella, Monthy Pyton, Les Luthiers o Tricicle mezclándose con textos y piezas propias. Actores del absurdo. Cantantes calvas y con peluca, con voz de terciopelo o rajo flamenco. Magos de lejos y de cerca. Un presentador cómplice, elegante e incombustible. Una madre loca, una anciana muda, una maruja entrada en carnes. Vimos cinco espermatozoides de marcha, un autobús imaginario, a la Maja desnuda, a Miguel Ángel, al toro que mató a Manolete. Un cuadro flamenco y bailes de salón. Vimos drags quenn, sacerdotes, ángeles y demonios, telefonistas o astronautas. Una entrevista con dios y la biblia en verso. Oímos jazz, folk., clásica, tangos y tantas otras músicas… Percibimos la contra-propaganda, recibimos el mensaje: Lo auténtico es posible. Esta broma va muy en serio, amigos. Escuela de arte y escuela de vida, el Café Teatro es una chispa de ingenio en un tiempo de monotonía creativa, es una luz en tiempos oscuros, es la capacidad de ser humanos por la risa, y la prueba de que está viva nuestra inteligencia civil. ¡Larga vida al Café Teatro! Víctor M. Díez
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NOVEDADES
La poesía de Fernán Gómez FERNANDO FERNÁN GÓMEZ El canto es vuelo Visor, 2005 180 pp. / 12 euros
Quien definió a Fernando Fernán Gómez como un ‘hombre del Renacimiento’ se carga de razón cada día que pasa. Dramaturgo, guionista, actor, director, novelista, escritor de unas jugosas memorias y , ahora, poeta. Visor ha publicado un libro con los poemas de un hombre que ha dignificado la cultura española. Él mismo lo presenta así: «Si alguna vez dentro de mí hubo un poeta –malo o mediano–, desapareció hace muchos años. En una vieja carpeta quedaron sus restos. Los más antiguos son brevísimas pruebas del arrebato infantil y adolescente, años 1934 y 1937. Despúes, afán de imitar a los poetas de la Juventud Creadora, quizás para justificar mi asistencia a la tertulia del Café Gijón, décadas de los 40, los 50 y un poco de los 60. Las composiciones recogidas bajo el título A Roma por algo son del año 1952. De La luz en el prisma, aunque he rebuscado en mis recuerdos, no he conseguido precisar las fechas, salvo en la composición dedicada a Anita Ekberg, 1959. Sólo puedo aventurar que tras la década de los 70 este imitador de poetas no ha vuelto a aparecer. Esto no es una selección, es todo lo que había en esa vieja carpeta. No se presenta en orden cronológico, sino por temas, por sentimientos, de manera un tanto caprichosa.
Un retrato de la bohemia
El arte de mirar e aquí noventa páginas en las que se fusionan todos los géneros; Marca de agua es un dietario y un libro de poesía, una serie de cincuenta y una narraciones con maceración de ensayo, un libro de viajes necesariamente autobiográfico, una obra de memoria personal, un texto con un contenido tan bellamente madurado que cualquier lector percibe que es una obra que se le ha impuesto a Brodsky, no algo que él se propuso escribir. Y así es como cabe explicar el parecer del propio Brodsky, un hombre de origen ruso pero que escribía en inglés, que entendía la literatura como el ente casi eterno que atraviesa el flujo del tiempo representándose en cada escritor, y también da razón a ese pulcro, natural, elaborado y sorprendente lenguaje que representa el estado térmico de su ánimo, de su forma de mirar. Pues de la mirada es de lo que trata este libro. Joseph Brodsky viajó en varias ocasiones, a lo largo de su vida, a Venecia, una ciudad que significa lo más próximo a ciertos ideales para él, como los que se reflejan en el agua y la idea del agua: «el mismo pensamiento tiene estructura de agua», llega a decir. Y de agua está compuesta la lágrima, la secreción más autónoma del cuerpo, a juicio de Brodsky, y que no por casualidad escapa a través del ojo. El libro comienza con unos fragmentos de su llegada o sus llegadas a la estación de tren, en los que se presenta la voz del narrador, que será la definición de una forma de mirar que no es ajena a la meditación, y de una parsimonia que nos congracia con el paso del tiempo y la poesía; se trata de un hombre listo para fundirse con la oscuridad, que entiende que el olor de algas heladas es un sentimiento, más aún teniendo en cuenta que la palabra algas en ruso, vodorosli, es maravillosa. Este narrador, observador, sale al aire frío introduciéndose en su propio autorretrato, y con
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Traducción de Menchu Gutiérrez Siruela, 2005 92 pp. / 15 euros
Ricardo Martínez Llorca
Los Delibes y la naturaleza e todos es conocida la preocupación de Miguel Delibes por el medio ambiente. Hace treinta años (cuando este tipo de preocupaciones ecológicas era una muestra de sensibilidad exótica) Miguel Delibes planteó su discurso de entrada en la Real Academia Española en torno a estas cuestiones. Fruto de esa preocupación fueron sus trabajos SOS y Un mundo que agoniza. Eran las reflexiones de un escritor que conocía el mundo natural in situ, a través de sus largas experiencias cinegéticas y su relación personal con los hombres del ámbito rural. Agudo y apasionado observador del campo castellano, sus pasos por esos eriales, unido a sus lecturas, le hicieron ver signos de alarma en el horizonte de la Naturaleza. Sus preocupaciones no eran, desgraciadamente gratuitas, como se ha podido comprobar. De estas preocupaciones ha surgido este libro, concebido en el verano de 2004 en Sedano, el pueblo burgalés en el que tantos años ha pasado sus veranos el escritor en compañía de su familia. La obra está concebida como un diálogo renacentista. Miguel Delibes y su hijo Miguel Delibes de Castro intercambian sus impresiones respecto a esta ‘tierra herida’ en la que vivimos. Como en los tratados renacentistas, los temas quedan anotados al margen del texto que desarrollan los diálogos. Es evidente que el enfoque de la obra obliga a Miguel Delibes a convertirse en temeroso y crítico abogado del diablo. Desde su aparente desconocimiento de los problemas, plantea dudas
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RAFAEL CANSINOS ASSENS La novela de un literarto Alianza Editorial, 2005 10,50 euros
Novelista, poeta, ensayista y traductor incansable de diversas lenguas, Rafael Cansinos Assens (1882-1964) es una figura injustamente olvidada de las historias de nuestra literatura contemporánea. Sus amenas memorias, tituladas La novela de un literato, reconstruyen la vida intelectual y bohemia de Madrid entre el final del sigloXIX y el estallido de la fuerra civil. Alianza ha dividido la obra en tres volúmenes y esta primera entrega, que se extiende hasta 1913, cubre la etapa de iniciación durante la que el joven escritor conoce a las figuras más representativas de la cultura madrileña. Sobre el trasfondo de los principales acontecimientos históricos del período, desfilan las figuras de Alejandro Sawa, Villaespesa, Rubén Darío, Valle Inclán, Antonio y Manuel Machado, Juan Ramón, Colombine, Santos Chocano, Blanco-Fombona, Zamacois...
JOSEPH BRODSKY Marca de agua
los ojos cerrados contempla un penacho de algas heladas extendidas sobre una roca mojada. De este cariz es la definición que va haciendo de su entrada en Venecia, en la que lo concreto apenas existe, pues incluso en las direcciones en que se mueve prima una idea gestáltica, un concepto global, como se corresponde a «un hombre nervioso por circunstancias propias y ajenas; pero soy observador». De ahí esa contención, y esos momentos en los que recurre a la reflexión que no pretende alcanzar en fin de una tesis, pero no renuncia a sus gustos y preferencias, a sus prejuicios y criterios que pueden ser tan aleatorios como bellamente tallados en la experiencia de la vida, pues es consciente tanto de sus perfecciones como de sus malformaciones, y, sobre todo, de su condición de hombre corriente. Pues incluso en los instantes en que recurre a la espiritualidad o al humor –exquisito e imprescindible, todo un descubrimiento para el lector– demuestra ser un hombre humilde: no hay nada de adoctrinamiento ni de cinismo en este libro, y sí mucha poesía, por eso «este optimismo se deriva de la neblina, de su parte de oración». El propio Brodsky resume así el alma de esta obra maestra: «Sea como fuere, los objetos no hacen preguntas: en la medida en que el elemento existe, su reflejo está garantizado, ya sea en forma de viajero que regresa o en forma de sueño, porque un sueño es la fidelidad del ojo cerrado. Ése es el tipo de confianza de la que carece nuestra especie, aunque seamos en parte agua». Se trata de fragmentos nunca superiores a dos páginas y de un libro fino, para leer despacio. Un libro que nadie debería perderse, la obra de un observador hipersensible.
MIGUEL DELIBES Y M. DELIBES DE CASTRO La tierra herida. ¿Qué mundo heredarán nuestos hijos? Destino, 2005 176 pp. / 15 euros
y temores a los que Miguel Delibes de Castro, su hijo, trata de responder. De alguna forma, estamos ante el desasosiego de lo subjetivo frente a la razonable explicación de lo objetivo; lo personal frente a lo científico. Las más de noventa interpelaciones de Delibes padre permiten un recorrido divulgativo y ameno por los problemas candentes de la ecología: el calentamiento de la tierra, la capa de ozono, el problema del agua, la progresiva desertización, la contaminación industrial… De esta forma, el lector puede tener un panorama muy aproximado de la situación actual, algunos de cuyos aspectos sólo pueden conocerse en estudios especializados, desgraciadamente inaccesibles. Una selecta bibliografía comentada y varias direcciones de internet permiten profundizar en los problemas analizados. Como es esperable en este tipo de obras, planteadas con rigor, todas las explicaciones vienen apoyadas por curiosos documentos que la especialización de Miguel Delibes de Castro aporta desde su sabiduría y experiencia personal Se echa de menos, si acaso, una descripción del espacio. No le hubiera sido difícil al escritor evocar ciertas escenas de la naturaleza que sirvieran de contraste humano a estas reflexiones. Ni tampoco el escenario en el que fueron concebidas y desarrolladas con pasión en compañía de su hijo. Con todo, el resultado no defraudará a los lectores. Nicolás Miñambres
LIBROS
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culturas 7 NOVEDADES
La epopeya de Gilgames JOAQUÍN SANMARTÍN (TRADUCTOR Y EDITOR) Epopeya de Gilgames, rey de Uruk Trotta, 2005 20 euros
Un siglo de dolor atrik Ourednik, checo que vive en París desde hace veinte años, es autor de diez libros de diversos géneros, entre los cuales no se halla la novela, aunque sí el relato. Es coautor del Diccionario de autores, del Diccionario de obras literarias, y de la Encyclopaedia Universalis. Es traductor tanto del francés al checo (Rabelais, Alfred Jarry, Queneau, Beckett, Michaux, Vian, Claude Simon…) como del checo al francés (Vladimir Holan, Skacel, Wernisch, Miroslav Holub). Ahora se edita en castellano Europeana, galardonado con el premio Lidove Noviny de 2001. Europeana es un libro sorprendente, delicioso y espantoso al mismo tiempo, en el que Kepa Uharte ha llevado a cabo una formidable labor. Para que el lector comprenda de qué va el libro, este es el comienzo: «Los americanos que cayeron sobre Normandía en 1944 eran unos muchachos de lo más apuestos que tenían una estatura media de 1,73 m, y si se hubieran colocado uno tras otro, con los pies de uno apoyados en la coronilla del siguiente, todos juntos hubieran alcanzado los 38 kilómetros. Los alemanes también eran unos muchachos apuestos; y los más apuestos de todos eran los tiradores senegaleses de la Primera Guerra Mundial, que medían 1,76 m, por lo que fueron enviados a primera fila para espantar a los alemanes. De la Primera Guerra Mundial se decía que la gente había caído como moscas, y los comunistas rusos más adelante echaron cuentas sobre cuánto abono proporcionaría un kilómetro de cadáveres…». El humor y la historia, como el humor y las noticias, son matrimonios difíciles y chocantes que en los últimos años se han ensayado con cierto éxito. Estos intentos son casi siempre comerciales: buscan informar de la manera más amena posible. A muchos ingleses les gustaría saber más de la historia de su país, y aunque no incurrirían en el exceso de comprar un libro que se titulara A History of England, por ejemplo, sí se llevarían alguno titulado The Very Bloody History of England (Without the Boring Bits!). Pero este libro no tiene nada que ver con esos intentos. Su humor, su deliciosa ironía, no sirve para hacernos más amena la
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PATRIK OUREDNIK Europeana. Una breve historia del siglo XX Traducción: Kepa Uharte Tropismos, 2005 119 pp. / 13,50 euros
Europeana no es una historia de lo que entendemos por hechos históricos, sino una historia de la mentalidad y del sufrimiento de las personas información que transmite, que, dicho sea de paso, no es mucha, sino para mostrarnos el horror con toda claridad. La ironía no disimula ni suaviza, sino que realza. Este instrumento está utilizado básicamente básicamente contra el comunismo (Ourednik no ha oído hablar de que el capitalismo haya cometido crímenes; y siempre es preferible estar contra el vencido que contra el vencedor). En Europeana la Historia es algo absurdo, donde no hay causas ni efectos, ni nada se entiende. Esto es lo mejor de un libro que supongo gustará más a los lectores de literatura que a los de historia. El subtítulo del libro podría engañar a los que no vean su delgadez (119 páginas) ni su elocuente portada (un niño devorando un helado sentado sobre un enorme objeto metálico, de forma esférica, con aspecto de vieja bomba olvidada, un objeto que al mismo tiempo recuerda a nuestro planeta). Europeana no es una historia de lo que entendemos por hechos históricos (ni siquiera aparecen nombres propios), sino una historia de la mentalidad y del sufrimiento de las personas a lo largo del siglo. Para narrarla, Ourednik (o Kepa Uharte) utiliza el pretérito imperfecto (el tiempo de lo cotidiano, no de las acciones), la yuxtaposición de oraciones que pertenecen a niveles diferentes, y rasgos coloquiales como iniciar las frases con la conjunción y, como hacen los niños al narrar: «Y una joven judía sobrevivió a la guerra gracias a que tocaba con el violín un aria de La viuda alegre, en la estación de Struthof. Y los historiadores decían que la era de la identidad se había clausurado definitivamente, porque la historiografía había entrado en la era epistemológica». Garcimuñoz
Gilgames inspira la creación artística desde hace cuatro mil años. En torno a él giran relatos más o menos legendarios que cuentan su historia: la del rey de Uruk-Kulaba, vieja ciudad del viejo país de Súmer, en el actual Iraq. Alguien que quiso alcanzar la gloria y se dio cuenta luego de que se le iba lo más importante: la vida. Esta versión española, realizada a partir de los textos originales acadios recuperados por los estudios más recientes, es la primera que presenta en nuestra lengua la Epopeya de Gilgames en su complejo contexto literario. La epopeya babilónica clásica de Gilgames, redactada en torno al 1100 antes de nuestra era y, por tanto, el texto épico más antiguo que se conoce, tenía ya entonces mucha historia y dejó luego ecos muy tenaces en la literatura, la imaginería y hasta la música. Por este motivo se han incorporado al volumen y estudiado las tradiciones literarias precursoras de la Epopeya, así como la larga sombra de Gilgames en la Antigüedad clásica y posclásica. Esperamos, de este modo, dar razón del nacimiento y crecimiento de un texto que no olvidaron nunca las escuelas babilónicas.
Efervescencia teatral VARIOS AUTORES La escena española en la encrucijada (1890-1910) Fundamentos, 2005 368 pp. / 13,50 euros
El período abarcado en el presente libro (1890-1910) es indiscutiblemente uno de los más complejos, efervescentes, porque todos los géneros o fórmulas teatrales coexisten, pujan por subsistir o imponerse, porque, frente a todas las tradiciones, asoman manifestaciones de una modernidad tan reñida como necesaria, y porque, en una sociedad arcaica (pero más que resistente) o preindustrial, emergen mecanismos que anuncian la futura cultura industrial de masas. Hacia 1900, el teatro español es indiscutiblemente unos de los teatros más nutridos de Europa. Ningún otro país dispone de tantos autores, compositores, actores, salas, tropas o estrenos. La escena española en la encrucijada arroja una luz nueva sobre esta efervescencia teatral original en el contexto de la «crisis de fin de siglo». La obra está realizada por tres profesores universitarios que han desarrollado su investigación en la cultura del siglo XX.
8 culturas CÓMIC
MARK KALESNIKO
TRIBUNA DE SALAMANCA, Domingo, 24 de abril de 2005
La encrucijada del desamor
Mark Kalesniko se aleja de la estética de sus trabajos para Disney y presenta en Novia por correo, publicada por Ediciones de Ponent, una estilización que nos habla sobre la endeblez de las convenciones individuales y sociales. ovia por correo (Ponent, 2004), es el título de la última obra de Mark Kalesniko y, en verdad, resume a la perfección la anécdota que alimenta su trama. Monty Wheeler vive en una pequeña localidad industrial canadiense, Bandini, uno de esos lugares escasamente propicios para la vida social y el crecimiento cultural. Ante situaciones prosaicas se imponen resoluciones pragmáticas, así que nuestro protagonista, ni corto ni perezoso, ‘encarga’ una novia coreana a través de un anuncio en prensa. En un país como el nuestro, balbuciente aún en esas cuestiones de la interculturalidad, una
n
situación como la que acabamos de describir se suele interpretar en términos de ficción sospechosa. Sin embargo, Kalesniko parece saber de lo que se habla, él vive en ese crisol de culturas que es Norte América y entiende el drama que subyace detrás de personajes como Monty Wheeler o Kyung Seo; por eso, Novia por correo huye de la anécdota intrascendente o de cualquier comicidad frívola, en un intento palpable por mostrar la fragilidad de nuestras certezas cotidianas. La línea clara de su dibujo, en ocasiones cercana al bosquejo (y desde luego muy lejos de los trabajos de Kalesniko para la factoría Dis-
ney en películas como Mulan) y la estilización de sus personajes (similares a las figuras frágiles y nacaradas de Klimt), refuerzan la endeblez de las convenciones individuales y sociales que representan. Porque Novia por correo es, sobre todo, una historia de personajes cotidianos, un ensayo acerca de la rigidez social y un sopapo sonoro a los prejuicios. En esta ‘novela gráfica’ casi nadie cumple con las expectativas previstas y prácticamente ninguno de sus personajes sale bien parado ante los ojos del lector. Monty, Kyung, los habitantes de Bandini en general, ensayan una coreo-
grafía del tedio, un friso más bien gris de la intrascendencia social. Pero el desespero parece no tener límite para Kalesniko, cualquier situación por mala que parezca puede empeorar: en el momento en que Monty y Kyung, cada vez menos felizmente casados, transgreden los roles sociales a que están adscritos, se desencadena la tormenta ¿Cree realmente el autor en la esclavitud del individuo y en el determinismo social hasta ese punto? ¿Estamos condenados a ser infelices en nuestra rígida posición social? Novia por correo comienza in media res, con una serie de escenas, indicios, que no acabarán
de adquirir pleno sentido hasta que avancemos en la lectura. Se trata de seis o siete páginas que introducen los diferentes ‘leit motifs’ que sobrevuelan la obra: jóvenes universitarias que bailan desnudas y libres de prejuicios, una pareja sentada ante una televisión que no emite ningún programa, dos ancianas que murmuran en el supermercado sobre vidas ajenas; todo un manifiesto simbólico de intenciones para empezar. En ese momento, un flash back nos conduce hasta el aeropuerto donde Monty espera a su «pequeño adorno oriental», a su mujer por catálogo, la joven coreana que le ha de devolver al mundo de los vivos y le ayudará a perder la virginidad, en todas las posibles acepciones de la palabra. Hasta ese momento, Monty tan sólo era un patético encargado de una tienda de cómics (probablemente el único guiño autoparódico de la historia); a partir de ese instante, tras el habitual periodo de ficticia felicidad que salpica en sus comienzos hasta a las relaciones infelices, el protagonista irá descubriendo todas sus flaquezas ante su mujer, al mismo tiempo que lo hacemos nosotros. El ‘striptease’ moral de Monty no nos deja indiferentes; Kalesniko juega inteligentemente con el ritmo de la historia y con la gestión de sus catarsis. Según discurren los sucesos, nuestra compasión hacia las miserias de los personajes se reparte entre Kyung, la joven coreana de pasado incierto que llega a su decepcionante nuevo mundo, y nuestro ínclito Monty, parodia de sí mismo, ridículo Peter Pan esclavo de sus prejuicios. Curiosamente, en el reparto de condolencias también nos toca algo a nosotros mismos dentro de nuestro papel de lectores: cierta sensación de culpabilidad nos afecta cuando, después de haber anticipado algunos de los prejuicios que más tarde reprocharemos a los personajes, observamos cómo nuestras certezas de lector omnisciente se van desmoronando progresivamente con cada página. Quizás Kalesniko esté en lo cierto y el amor sea una convención más, pero preferiríamos quedarnos con la imagen de los momentos felices de Kyung, ésos en que aparece posando libre y desnuda para su amiga Eve, la fotógrafa; instantáneas para una posteridad personal (la suya) y artística (la de Novia por correo). Rubén Varillas