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culturas

N° 72 Suplemento de

artes y letras

TRIBUNA DE SALAMANCA, Domingo, 30 de abril de 2006

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El festival segoviano de los títeres del mundo cumple su 20 aniversario y sus espectáculos llegan a Salamanca en plena Feria del Libro.

La invasión de los títeres

TITIRIMUNDI 3 DIEGO DEL POZO

7 PAUL AUSTER

E n t r evista con el artista que presenta una doble exposición, en el DA2 y la galería Adora Calvo, con todas las claves de su creación.

Brooklyn Follies es la última novela del escritor americano más influyente de los últimos tiempos. Nos acercamos a lo esencial de su obra.


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TRIBUNA DE SALAMANCA, Domingo, 30 de abril de 2006

semana, títeres y más títeres. Tenemos en la Comunidad un fe s t i val especiael i zsta ado que ya cumple veinte años haciendo del teat ro un espectáculo callejero, popular y festivo. Durante el mes de mayo, titiritero s de todo el mundo se reúnen en Se govia y m u e s t ran sus últimas cre aciones, las penúltimas tendencias y los más recientes descubrimientos. A partir de ahí, los títeres se expanden por las provincias ce rcanas y aquí l l e gan coincidiendo con las casetas de la Fe-

ria del Libro. Damos un repaso al fe s t i val y a lo que podremos ver en Salamanca en las próximas fechas. Treinta años se cumplen de la explosión del punk: la publicación del primer disco de Sex Pistols supuso el arranque de un movimiento social y musicalmente furioso. Echamos la vista atrás para re co rd a r sus inicios y nos preguntamos qué queda hoy de este espíritu. Nos visita Diego del Pozo con dos exposiciones sobre su obra. En una dinámica positiva que se está convirtiendo en co s-

t u m b re, el DA2 y las galerías de la ciudad, especialmente Ad o ra Ca l vo, pro g raman simultáneamente exposiciones sobre el mismo artista. Nos ace rcamos a dos escritores: Paul Auster –que llega con su última novela, Bro oklyn Follies, una nueva aventura dentro de su mundo tan re co n o c i b l e– y Carme Riera , una catedrática y estudiosa de la poesía que también tiene una original e interesante obra como cre adora. Buscamos las claves de la nar rat i va de ambos.

Antonio Marcos culturastribuna@yahoo.es RTE Y REALIDAD OCULTA 1DelAblog ‘E l a s t i c o.net’ ya se ha tratado muchas ve ces aquí: es un de los espacios de la Red más inquietos en materia artística y en el espinoso asunto de los derechos de autor. José Luis de Vicente es uno de sus cre ad o res y ad e m á s director de contenidos de festivales como Art Fu t u ra o So n a r. Esta semana estuvo en el DA2, dentro del encuentro Art Tech Media 06, un evento itinerante que re co r re museos y centros de arte contemporáneo de España. Ante numeroso público con aire de estar en una clase de Historia del Arte, José Luis de Vi cente expuso distintos proyectos artísticos de R e a l i d ad Aumentada. Años después de la fascinación que produjo aquel invento de la Realidad Virtual basado en cascos y guantes para crear espacios sintéticos –«tecnología para tecnopijos», por su carestía y su inacce s i b i l i d ad, según lo definió la periodista Roberta Bosco–, los intereses de los artísticos en torno a lo cibernético se encaminan a descubrir las estructuras ocultas del sistema social y eco n ó m i co en el que vivimos. De cómo los SMS alteran la re l ación con el espacio y los lugares de cita –plazas, centros co m e rciales...– dejan de tener esa utilidad porque las citas se hacen en el tiempo a través del teléfono. Cómo conv i ven con nosotros, junto a las grandes infraestructuras físicas, redes invisibles que comunican cámaras, teléfonos, GPS y todo el espectro que permite la comunicación. Los proyectos artísticos buscan desvelar estas re d e s , observar su funcionamiento, exponer sus contenidos en público. «Lo más interesante de la re a l i d ad aumentada no es para mí la capacidad de crear espacios paralelos con sus propias re glas, sino que sirven para crear acciones reales entre personas reales en el espacio físico». De Vi cente montó una exposición en el reciente festival Zemos98 de Sevilla donde ex h i b i ó numerosas obras que materializan esta idea de hacer visible el espectro radioeléctrico y, de paso, revelar las intenciones de quienes lo dirigen. Efectivamente, la tecnología no es inocente. Los artistas que trabajan en este campo dejan un tanto de lado lo plástico y se colocan más ce rca de un inge n i e ro de guerrilla, un mediador que conoce cómo funcionan los sistemas y produce acciones e imágenes concretas

para que el gran público los descubra. Hay toda una re a l i d ad oculta de proyectos tecnológicos –casi siempre desarrollados con un primer propósito militar– que influyen en nuestra vida sin que nos demos cuenta. Pueden encontrar más info r m ación sobre estos proyectos en elastico.net y sobre el evento en artechmedia.net.

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LECTURA DRAMATIZADA DE ¡CÓMEME! La compañía Alánimo Teat r o, dirigida por Yanisbel Victoria Martínez, está preparando su próximo montaje teatral, ¡Cómeme!, sobre un texto de Nathalie Papin. El proyecto se presenta como un trabajo en pro ceso y para ello quieren implicar al espectador en la cre ación de la obra. De momento, hay co nvo c ada una lectura dramatizada del texto, el viernes, 5 de mayo, a las 18.30 en la Biblioteca Torrente Ballester. La idea es sugerente y vivificadora para nuestro panorama teatral: «Queremos que los espectad o res sean cómplices de nuestro trabajo desde la gestación y no exc l u s i vamente el día de la representación de estre n o. Qu e re m o s interactuar con públicos inteligentes y sensibles, capaces de re l ac i o n a rse con nuestras propuestas; espectad o res que no sólo observen sino que participen y nos acompañen durante todo el proceso de creación, difusión y producción de nuestro arte. Creemos profundamente que el público ha de ser parte del hecho artístico y no simplemente un ente asociado al consumo o a la difusión». ¡Cómeme! cuenta con un aire poético la relación entre una niña y un ogro, ambos con trastornos alimenticios, y está dirigida a un público familiar a partir de 4-5 años. Tienen más información en alanimoteatro.co m .

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NATURALEZA Y CULTURA EN PHOTOESPAÑA 06 El más grande festival de fotografía se celebra en Madrid entre el 1 de junio y el 23 de julio. Una buena parte del verano entre las 62 exposiciones con obras de casi cuatrocientos fotógrafos. Como tema central, las re l aciones entre la nat u raleza y la cultura y la nuevas concepciones del paisaje. Una propuesta de re fe rencia en fotografía.

Formigo

Arriba, José Luis de Vicente en Art Tech Media. Debajo, ilustración de Tomás Hijo para ¡Cómeme!. Fotografías de Cristóbal Hara (arriba) y Joel Sternfeld (izquierda), dos de los artistas que estarán presentes en la próxima edición de PhotoEspaña


ARTE

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culturas❮❮ 3 ❯❯ Me interesa generar símbolos de estructuras, es un reto, crear elementos, situaciones que generen imágenes o símbolos eficaces de lectura de las e s t ructuras de nuestro sistema un trabajo ‘Superlola, una hero ína para la clase trabajadora’. Son películas con las que intento crear un re t rato robot de cómo sería un h é roe para la clase tra b aj ad o ra, cuando la idea de las clases es algo que de repente está diluido o desenfocado. Tienen cierta ironía pero no quiero que sean cínicos, en absoluto.

Diego del Pozo, en la galería Adora Calvo / Formigo

DIEGO DEL POZO

«El afecto está cada vez más mediado por la tecnología» ❯ Antonio Marcos

¿Cómo ha planteado la ex p o s ición de Ad o ra Calvo en relación con la del DA2? ‘Sin levedad’ la forman dibujos que tienen que ver con lo del DA2 de una forma tangencial, son trab ajos previos, muy sencillos y recogen a personajes en situaciones de estrés o de leve angustia vital. Es unare i v i n d i c ación de la levedad en contra de la gravedad. So n s i t u aciones en las que los pers on ajes se encuentran para l i z ados o bien demasiado bloqueados por va l o res o elementos sociales que tienen mucho peso. Muy simbolizados por ese collar de la serie ‘Una familia’... Es un pers o n aje que podría ser cualquiera de nosotros, nadie se puede sustraer a su origen, es lo que se plantea de una manera muy simbólica. Hay también una presencia de objetos ‘de la vida moderna’: móviles, electrodomésticos... Me interesa mucho, y vengo tra b ajandolo desde hace un tiempo, cómo los elementos del sistema de pro d u cción, de trabajo, los

‘Sin levedad’ y ‘La imagen más deseada’ son los títulos de las exposiciones que el artista muestra en la galería Adora Calvo y el DA2. La materialización de los deseos y la mediación de los afectos son algunas de las claves de una obra basada en el dibujo pero que se extiende a la instalación, el objeto y el vídeo.

mecanismos eco n ó m i cos, cad a vez están más presentes en nuestras re l aciones emocionales, y cada vez condicionan más nuestras emociones y nuestros deseos. Es lo que llamo la economía del afe cto. Es una de las tesis de la ex p osición del ce n t ro de arte. ¿Vivimos faltos de afectos en este tiempo? Yo creo que sí. Es uno de los planteamientos de estas dos exposiciones. Vivimos un momento un poco tremendo en ese sentido. Por un lado, en Occidente hay todo un discurso de la libertad, la lib e ra l i d ad, la liberación, pero al mismo tiempo creo que hay mucha gente que a priori es libre pero que está muy oprimida por muchas condiciones del sistema que luego, en el fondo, no son tan importantes. ‘En cuat ro amantes, cuat ro inve rsiones’, a modo de Monopoly, planteo que a ve ces los recorridos hasta conseguir las cosas son demasiado tortuosos cuando en realidad son más simples, a efectos primarios, de re l ación. ¿Hemos sustituido esos afectos por un fetichismo de objetos tecnológicos?

Es algo nuevo en esta sociedad: el afecto está cada vez más mediado por la tecnología y por lo virtual. Internet va a cambiar nuestra vida mucho, en unas cosas para bien y en otras para mal. En ‘La imagen más deseada’ apare cen un montón de pers o n aj e s intentando conseguir afecto o ligando a través de Internet. Es una herramienta de liberalización pero por otro lado va a provocar muchos enclaustramientos y va a virtualizar más el afecto. En muchos casos no va a provocar que el afecto llegue antes o llegue mejor, sino a hace rlo más críptico. No es una crítica, es un hecho. Parece haber en su obra un peso fuerte de estructuras ocultas, de las que no se pueden cambiar así como así... Me interesa generar símbolos de estructuras, es un re t o, cre a r símbolos, elementos, situaciones que generen imágenes o símbolos eficaces de lectura de las estructuras de nuestro sistema, de nuestra forma de vida, revelarlas. Tiene también dibujos de gente trabajando en actitud heróica... Son dibujos anteriores, pero constituyen el punto de partida de

¿Y qué va sabiendo de ese superhéroe? So b re todo que no va a haber una figura individual, sino que esa heroicidad va a estar más en un intercambio de colectividad o de conexión de colectivos. Una de las cosas que más me interesan es cómo materializar el deseo y cómo el deseo es la encrucijada donde se muestran las limitaciones o las cosas que condicionan negat i vamente nuestras re l aciones emocionales desde el sistema de producción, y en este caso quiero ver cómo toda la utopía de libertad de la clase, que aunque digan que ya no hay clases yo creo que sí, tiene que ver con la asimilación de un modelo de deseo y de placer. ¿ Son los deseos cada vez menos motores de nuestros actos? Hay un discurso oficial sobre el deseo que está acaparado sobre todo por la publicidad y dirigido al consumo. Parece que más que nunca hay más libertad para el deseo, es un tema predominante, p e ro creo que se está baraj a n d o de una manera muy unívoca, por eso se dan esas co n t radicciones en las que aparentemente una persona es libre pero luego la cantidad de presiones, crisis de ansiedad… en sociedades que en teoría no hay grandes situac i o n e s de conflicto como guerras o violaciones de los derechos humanos. ¿Siempre ha utilizado el dibujo como herramienta? Siempre ha sido uno de los elementos fundamentales, pero ha ido evolucionando. Puedo utilizarlo simplemente sobre el papel o como mediación en otros contextos: en una pared, en una instalación, en co m b i n ación con objetos. Es una nece s i d ad personal para mi proceso de trabajo, para las ideas y conceptos que intento manejar. Es una excusa, una estrategia de mediación, como punto de partida para influir en los estados de ánimo


4 ❯❯ culturas MÚSICA

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El reguero de crispación se extendió de Lo n d res a Manchester, donde The Buzzcoks ponían en pie a los jóvenes de uno de los luga re s más industriales y deprimidos de Inglaterra. Tony Wilson abría su mítico club Hacienda al rock rápido de estribillos románticos y melodías repetidas hasta la extenuación del grupo capitaneado por Howard Devoto. The Buzzcoks defe n d i e ron un ideario punk que recogía la semilla del underground e s t adounidense con The Ra m ones, desde NYC, o Iggy (con The Stooges), sacudiendo la escena de D e t roit, como principales re ferentes. El pacifismo deja paso a un pastiche de cómic, serie B y ritmos frenéticos cuya influencia caló entre la juventud inglesa que ya hacía tiempo había decidido parc h ear con remiendos su emblema nacional, la intocable bandera Union Jack. La inflación, el paro y las continuas huelgas se reflejaron en canciones y discos que tenían mucho de manifiesto, hasta que Margaret Thatcher decidió que la mano de hierro era la única manera de calmar el asunto. Un estado de tintes represivos que propició que la semilla del punk estallara a su vez en mil pedazos. Los restos de la batalla fueron brillantes. Rotten, mutado en John Lydon, alumbró P.I.L y su mítica obra M e t a l box, mientras que The Clash co ntinuaban en la primera línea del

¡Ésta no es una canción de amor! A treinta años de la explosión del punk con el primer disco de los Sex Pistols, nos preguntamos en qué ha quedado este movimiento de furia. reinta años no son nada… Tres décadas desde que en 1976 la industria musical inglesa sufriera la ira del primer larga duración de Sex Pistols, Never mind the bollocks. Los iconos del movimiento punk sacudían la sociedad inglesa de la época con un trabajo a mitad de camino entre la crónica social más airada y la escatología musical. Escasez de pretensiones, pocos acordes, instrumentos mal tocados y letras de fácil consumo perpetradas, más que interpretadas, que rendían culto al aquí y ahora. Rápido, directo y, sobre todo, hiriente, pese a su escasa calidad musical, el punk se cuela de generación en generación para explicar cómo entiende la evolución de los géneros, desde la electrónica hasta el rock. Si se indaga en los motivos de este fenómeno se descubre una reacción, no tan inconsciente, contra el rock épico que por entonces consagraba a Pink Floyd –Syd Ba-

t

rret ya estaba recluido con sus fantasmas–, el clasicismo duro de Led Zeppelin o las propuestas más intelectuales de Genesis, con los delirios creativos de Peter Gabriel en busca del éxtasis absoluto. Ro c k co n t ra el sistema, con un aire de amateurismo que escondía, desde luego, una re acción de protesta contra el paro, las medidas re p res i vas del Gobierno y que además movía a empujones al público que acudía a los conciertos. Una nueva tribu urbana cuya vida se limitaba en el tiempo con el grito de «no future»; no iban a llegar lejos, sólo el reciclaje salvaría algunas de aq u ellas figuras, el resto quedaría por el camino como mártires de una revolución que, ésta vez, sí fue televisada. Cuatro jóvenes se deslizaban por una barcaza sobre el Tamesis para felicitar el cumpleaños de la Reina. Una provo c ac i ó n – « ¡ God save the queen!»– y la jugada comercial del avispado Malcom McLaren, que convirtió a estos aspirantes a músicos con una cultura musical escasa en Sex Pistols, los iconos de la parte más rebelde de la juventud británica. Si en Fra ncia Sartre are n gaba a los estudiantes, aquí Johnny Rotten escupía su ideal de vacaciones en el sol a sus acólitos, mientras Sid Vicius descubría el camino de la autodest r u cción, entre los excesos a los que se apuntó junto a la tremenda

Nancy. My way, a su manera, Sid parafraseaba al gran Sinatra, y haciendo honor a su apellido, fue el primero que se dejó llevar, víctima de un movimiento absolutamente hedonista. Unos meses más tarde, el ruido y la furia encontraron un

nuevo canal de difusión con la inquietud creativa de The Clash. Como carta de presentación, London Calling, un doble duración que llama a la disidencia social, a la protesta, pero también al baile, a la fusión de culturas y a una versión optimista de la libertad (si la poli busca a Jimmy Jazz, él se escapa hábil al ritmo de reagge). Hay que ac abar con el academicismo musical, ha quedado anticuado, el grupo es en realidad una máquina de absorber influencias que admira la posmodernidad por su capacidad para amalgamar todo tipo de sonidos bajo una misma etiqueta o, en re alidad, deshaciéndose de todas ellas.

frente con Sandinista! (cuatro discos) y surgían otros dignos herederos como Siuxie, Robert Smith, Ian Curtis (Joy Division) o un joven Nick Cave al frente de los atrevidos, en todos los sentidos, The Birthday Party. El ‘hazlo tú mismo’ sería ahora un inteligente slogan propio de un gran centro comercial pero significó mucho más para una generación que clamaba contra las injusticias, mientras reivindicaba la vigencia de la música como una fo rma válida de compromiso. M i rando atrás con ira, co m o una película del ‘free cinema’ británico de la época, puede que sólo quede la estética –cuadros escoceses, el imperdible y la cabellera desafiando al cielo– con la que la diseñadora Vivienne We s two o d vistió esta celebración de la libertad o la herencia retomada en los noventa por bandas como Rancid o NOFX. Un legado tan válido estéticamente, como vacío de significado. Aunque si se indaga de ve rd ad en el fenómeno se verá que canciones como ‘The guns of Brixton’, de The Clash, justifican tre i nta años que pasan, rápidos, turb ulentos, y excesivos, siempre bordeando el riesgo de confundir un movimiento musical con una simple actitud. Fe rnando Bernal ❮


TEATRO

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culturas❮❮ 5

❯❯ En la programación pesa fuerte el teatro de títeres de tradición popular, por lo que podemos ver personajes como Punch y Polichinela, junto a otros venidos de milenarias prácticas asiáticas Sobre estas líneas, espectáculo de la compañía japonesa Tsubame ya; abajo, el grupo del francés Renaud Herbin, Là où théâtre

20 primaveras de Titirimundi El festival Titirimundi cumple veinte años. Desde Segovia nos llega cada primavera una excelente selección de espectáculos de títeres de todo el mundo. La actividad comienza esta misma semana. n primave ra vuelven la luz, las flores y muchos, muchos títeres… Es ésta una t e m p o rada especialmente rica para el arte titeril, pues se co nvocan numerosos fe s t i vales y ferias especializadas en diferentes c i u d ades del territorio español: Sevilla, Lérida, Segovia… En esta localidad castellana se ce l e b rará este año la vigésima edición del Fe s t i val In t e r n ac i onal de Títeres Titirimundi, del 6 al 21 de mayo. Veinte años de vida para un fe s t i val de figuras desmienten ese tango que aco t a «que veinte años no es nada». Para el Titirimundi veinte años es mucho: el tiempo de desarro l l a r una labor sostenida en la difusión del teat ro de títeres, alcanzando un re conocimiento autonómico, n acional e internacional y una masiva participación popular. Este festival lo dirige Julio Michel, titiritero veterano, director

e

de la compañía Libélula. Junto a Michel un equipo tra b aja codo a codo durante el año, entre una edición y otra. Ellos at ajan los d u ros inviernos de Segovia en la oficina del fe s t i val, donde se co ncibe y gesta el evento que disfrutamos en mayo. El equipo Titirimundi se llama también David Faraco, Marian Palma, Rebeca Sevilla, Sonia Subiaga, Juan Antonio Sanz, Fernando Herra n z , Ana Ro i tvan, Benito González y Susana Ainziburu. En la pro g ra m ación pesa fuerte el teat ro de títeres de tradición popular, por lo que podemos ver pers o n ajes como Punch y Polichinela, junto a otros venidos de milenarias prácticas asiáticas, u otros espectáculos trad icionales de Europa del Este o Latinoamérica. Banderas de numerosos países ondean en el programa del festival –titirimundi.com–. Este año participarán artistas de veintén países de Europa, Asia, Oceanía, América del Norte y del Sur. Una de las características dist i n t i vas del Titirimundi es su vocación itinerante por distintas c i u d ades de Castilla y León y Madrid. La pro g ra m ación llega a plazas como Zamora, León, Val l adolid, Miranda de Ebro, Burgos, Palencia, Soria, Ávila, Vi l l af ranca del Bierzo, Laguna de D u e ro, Aranda de Duero y Salamanca. G racias a ello, y al interés

constante por el teat ro de títere s de Marieta García Mo n e d e ro, desde la Biblioteca Municipal Torrente Ballester, el público salmantino disfruta en casa del Titirimundi, y como cosa buena lo espera cada mayo. Este año llega a nuestra ciud ad un espectáculo que despierta gran interés, Orfeos, cre ad o por dos prestigiosas instituciones teat rales de Moscú, Opus Posth, y Te at ro Taganka, y artistas de gran renombre internacional como la violinista Tatiana Grindenko, co n s i d e rada todo un fenómeno de la escuela co n t e mporánea rusa de violín. Orfeos es un espectáculo de títeres para adultos, y niños a partir de ocho años. Será el sábado 6 de mayo a las 20:00 h, en el Te at ro de la Biblioteca To r rente Ballester. En

t e re de cac h i p o r ra, gro t e s co, insolente, ve ra z … El buen tiempo y la amplia programación del Titirimundi invitan a una escapada a Segovia, pues es allí donde este fe s t i val se co n f i g u ramejor en tiempo y espac i o, es aquel su entorno natural. Junto al gran acueducto gira un carrusel francés que es toda una joya artesanal, en las esquinas nos asaltan titiriteros solistas. En plazas y patios monumentales compañías variopintas comparten sus espectáculos con el masivo público, mezclándose con los títeres, sin distinción, niños, adultos, turistas y segov i aese mismo recinto podrán ve rs e nos. Hay espectáculos desde la Triangulo para las cuatro esta - mañana hasta la noche, para pec i o n e s, de la compañía japonesa queños, para jóvenes, para muy Tsubame-Ya (7 de mayo, 19:00 h) adultos, para todos los gustos, y El árbol cantor, del Teatro Es- técnicas y géneros va r i ados, que t atal de Varna, Bulgaria, (13 de en una visión de conjunto podrímayo, 19:00 h). an ofre cer un abanico de la riqueza expresiva del teat ro de tíChon-Chon teres actual. Para los artistas que E n t re el 6 y el 13 de mayo, participan, venidos desde la Chicoincidiendo además con la Fe- na, el Ca n adá, Brasil o Rusia, ésria del Libro en la Plaza de los te es también un momento único Bandos, podrán ve rse varios es- de encuentro, propicio al interpectáculos de títeres pro ce d e n- cambio y al diálogo (hecho que tes de India, Bélgica, Brasil, Es- no siempre es posible en este tipo paña o Francia, y entre los que de eventos). d e s t aca el del grupo arge n t i n o Titirimundi cumple ve i n t e Chon-Chon (12 de mayo, 18:30 h). primave ras defendiendo el títeEl Chon-Chon gira todos los re tradicional, y debiendo tamaños por España y sorpre n d e bién continuar su apuesta cara al s i e m p repor su dominio impeca- t e at ro de títeres futuro. ble de la técnica de guante, aliado a la más picante tradición del tíYanisbel Victoria Martínez ❮


6 ❯❯ culturas LIBROS Vocación de continuidad PABLO BONELL GOYTISOLO Y EMPAR FERNÁNDEZ Las cosas de la muerte Tropismos, 2006 199 pp. / 15 euros

❯ Escrita a cuatro manos por Pablo Bonell Gotisolo y Empar Fernández, Las co sas de la muerte es una novela que, bajo su aparente sencillez, resulta mucho más profunda e interesante que esas obras grandilocuentes que intentan captar la esencia del mundo y del hombre contemporáneos de una forma tan artificial y pretenciosa que terminan por conve rtirse en vacuas y artificiales. Sin querer e p atar al lector en cada párrafo, sin intención de que su novela sea recordada por los siglos de los siglos, el tándem compositivo, autor también de Cienfue gos, 17 de agosto, logra construir una historia que, como todas las buenas historias, dice mucho más de lo que cuenta. La trama, narrada con una omniscencia absoluta y estructurada según los cánones de la novela negra clásica, gravita en torno a la figura de Santiago Escalona. Inspector de policía en la co m isaría del Raval, ha de investigar simultáneamente dos casos que le ponen en co n t acto con dos formas de vida diferentes en una ciudad en la que residir en el norte o en el sur es mucho más que una mera distinción geográfica. Su doble búsqueda, que le lleva a recorrer ambientes elitistas y adinerados y barrios co n f l i c t i vos y marginales, no hace sino poner de manifiesto la universalidad de la mezquindad y la podredumbre moral cotidianas, que poco entienden de economías y clases sociales. Decepcionado con su existencia, escéptico como quien comienza a estar de vuelta de casi todo, p e ro aún tremendamente sensible ante el sufrimiento del prójimo, Escalona se ve obligado a resolver los casos durante un calurosísimo verano. La construcción de esa asfixiante atmósfera de sed y sudor, que hace que determinados pasajes sequen la boca del lector con la misma fuerza con la que el sol golpea a los personajes, refuerza la sensación de agobio de un policía obligado a hurgar en íntimas miserias ajenas. Tal intromisión está relatada, como toda la investigación en la que se inscribe, con realismo y profusión de detalles relativos a las rutinas profesionales. La obra parece nacer con vocación de inicio de saga. Se dejan puertas abiertas en las tramas personales, se muestran leves retazos de personajes que parecen co n d e n ados a cre cer y, sobre todo, se perfila un protagonista con demasiadas aristas como para ser despac h ado en una única entrega. Escalona –en cuya figura se entrevén reflejos de Ménde, el antihéroe de González Ledesma– parece llamado a ser un personaje de largo recorrido y a que se hable de él más allá de esta primera novela. Esperemos que sus creadores opinen lo mismo, porque, a pesar de que habrá quien ose catalogarla como obra menor, Las cosas de la muerte resulta interesante, entretenida y escrupulosamente bien escrita. Javier Sánchez Zapatero ❮

TRIBUNA DE SALAMANCA, Domingo, 30 de abril de 2006

Frutos felices del insomnio Los sueños vuelven a ser los motores de la creación en el último libro de José María Merino eciente aún la aparición de Cuentos del libro de la noche, publica ahora José María Merino una nueva obra sobre el mundo del insomnio, Tres semanas de mal dormir. Si en la primera de estas obras ofrecía los frutos narrat i vos surgidos en esa frontera de la duermevela, en Tres semanas de mal dormir presenta a los lectores la urdimbre físico-psicológica de estos estados. Las tribulaciones personales por encontrar el sueño, la incapacidad para prolongarlo y, sobre todo, la paciencia para reflejar estas sensaciones con minuciosidad cronológica hacen de esta obra una experiencia curiosísima.. Se trata por tanto de un cuaderno de bitácora íntimo, psicológico, complementado con la reproducción de algunas de las páginas de su cuaderno. El perfecto conocimiento del mundo onírico, tan recreado por el autor en múltiples fragmentos de su obra, explica la pericia psicológica y literaria para captar los momentos de este «nocturnario, para racionalizar los sueños», como advierte el autor en su luminosos y sugestivo preámbulo ‘Al acecho del sueño’, tarea ardua y delicada en estas condiciones de insomnio habitual. Tarea delicada y efímera, dado que el comienzo del nuevo día exige una rápida redacción de las fugaces impresiones nocturnas. Eso explica la breve extensión de estas páginas, reflejo de lo vivido en tres semanas. Es curioso comprobar cómo el escritor no ha renunciado al tormento que supone el insomnio y que, como muchos mortales, podría haber convertido con fármacos. La explicación es luminosa: «Los fármacos para dormir no me dejan soñar, y los sueños, por muy extraños, inquietantes y hasta terroríficos que puedan ser, completan mi vida de cada día». En el fondo, lo más interesante de los sueños, confiesa el autor, «es que proporcionan una sensación intensa de literatura vivida». De de esta forma, los sueños se transforman en

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JOSÉ MARÍA MERINO Tres semanas de mal dormir. Diario nocturn o Seix Barral, 2006 92 pp. / 16 euros

inesperados motores de la creación que se manife stará en formas literarias dive rsas. Conocedor de los mecanismos creativos de los surrealistas (muy dados a buscar la inspiración en situaciones de apare n t e irracionalidad) José María Merino pocas veces rompe las barreras clásicas; presenta situaciones surre a l i stas porque el sueño las incluía, pero la vivencia pasará por un doble filtro de purificación expresiva: las notas raudas al despertar del sueño para apresar su contenido y la re d acción definitiva. En estas notas encontramos relatos de apariencia casi convencional, detalles impresionistas, distintas formas de ‘enumeratio’, re f l exiones y aforismos luminosos y un peculiar aprovechamiento de los recursos metaliterarios. Su ‘inmersión’ pictórica en el cuad ro de ‘Las Meninas’, por ejemplo, hará del autor un nuevo personaje que interpreta el cuadro desde su perspectiva pers onal y activa. La utilización de este recurso es muy peculiar en la experiencia que narra el día 16 de febrero. La repetición de un sueño en el que el escritor se ve sin dinero le lleva a decirle a su mujer mientas desayunan, «Métete un euro en un bolsillo del pijama». Curiosamente, se obra el milag ro. Contexto onírico, situación real, narración literaria y modificación del sueño conforman así una compleja y llamativa experiencia. El atractivísimo libro se cierra con el mejor ejemplo de la pericia psicológica y la maestría creat iva de José María Merino: un cuento titulado ‘Género n e g ro’, basado en fragmentos de sueños. Un bello e inquietante relato que, como todo lo escrito, le hace observar al escritor : «Piensa que debe de estar soñando otra vez». Un colofón literario perfecto, sólo al alcancede los insomnes privilegiados: «Los que dormimos mal estamos condenados a leer el libro de la noche». Bendito insomnio. Nicolás Miñambres ❮

Los hilos del cerebro Un libro perezoso que indaga en la concentración de la propiedad en la industria editorial francesa ndréSc h i f f r i n es hijo de JacquesSc h f f r i n , creador nada menos que de la Bibliothèque de la Pléiad e. Huida la familia de la Francia nazi a Estados Unidos cuando ANDRÉ SCHIFFRIN André era niño, fue El control de la palabra allí editor de la pre sAnagrama, 2005 tigiosísima Pantheon 141 pp. / 13 euros Books y posteriormente de The New Press, editorial independiente sin ánimo de lucro. Es además autor de La edición sin editores, de 1999. Schiffrin describe una situación muy grave, especialmente en Francia. La co ncentración de los medios de comunicación no sólo presenta los inconvenientes del proceso de concentración general de empresas, ya de por sí bastante serio, sino que supone la monopolización de la cultura y, por tanto, de lo que pensamos. Es un proceso general que sólo Internet está paliando en cierta medida: «Desde la guerra de Irak, los norteamericanos se han acostumbrado a buscar en la Red las informaciones que saben que los grandes medios les niegan». El control de la palabra dedica la mitad de sus páginas al caso francés, y hay capítulos consagrados a Gran Bretaña y Esta-

a

dos Unidos, además de rápidas referencias en la conclusión a países como Italia, Noruega, Dinamarca y España, donde se elogia el esfuerzo de Zapatero por convertir una televisión al servicio del Gobierno en independiente (pero ¿qué fue de la telev isión de los cuat ro sabios?). El problema de las concentraciones reside en que las nuevas co r p o raciones ex i gen del libro unos rendimientos en torno al 25%, es decir, lo tratan como una mera mercancía. Para el editor tradicional, eran a menudo suficientes beneficios en torno al 4%, lo cual posibilitaba que un libro de éxito permitiera la publicación de otros libros interesantes pero deficitarios económicamente. Si sólo es un negocio, ¿por qué publicar esos otros libros? El mundo editorial hoy está en manos de quienes sólo quieren publicar los libros que rinden grandes beneficios. El caso francés es especialmente llamativo, entre otras cosas porque ahora casi todo lo que se imprime en Francia está en manos de los fabricantes de armamento. ¿Se co mprende hasta qué punto eso es un polvorín? Si los periódicos estuvieran en manos de fabricantes de jabón, se encargarían de que nos laváramos más. Si están en manos de fabricantes de armamento... De hecho, Shiffrin apunta a que determinadas co mpras de armamento de Chirac a Dassault pueden estar motivadas por el deseo de congraciarse con sus periódicos. El paso si-

guiente: producir guerras (y eso son los medios de co m u n i c ación quienes lo pueden hacer mejor que nadie) para crear demanda de armamento). Por desgracia, el libro no trata de la relación entre armamento y prensa en EEUU, tema de importancia colosal. Es éste un libro algo perezoso, hecho con los conocimientos que uno ha adquirido, no con los que va adquiriendo para conseguir que el libro quede redondo. El control de la palabra incluye un inoportuno elogio de París, así como una introducción (de Fraçois Maspero) completamente redundante. En su lugar, hubiéramos preferido una introducción que dedicara unas páginas a la situación en nuestro país, y estoy seguro de que sobraba quien la hiciera. En general el libro se queda muy, muy chico. El tema de la propiedad de los medios de comunicación es de una gravedad enorme, puesto que de él depende el control de la verdad y de las mentes, la misma supervivencia de la Humanidad tal como la quisiéramos. Goering dijo aquello de que una mentira repetida mil veces pasa a ser verd ad, frase que pare ce haber inspirado toda la política de los últimos gobiernos de EEUU, pero también de otros más próximos. Se le olvidó a Goering añadir que una verdad que nadie sabe, que nadie escribe, es como si no lo fuera. Garcimuñoz ❮


LIBROS

TRIBUNA DE SALAMANCA, Domingo, 30 de abril de 2006

culturas❮❮ 7

PAUL AUSTER

Bucles de la segunda vida Con la publicación de su última novela, Brooklyn Follies, nos acercamos a las claves que vertebran la obra del escritor americano más influyente de los últimos tiempos. staba buscando un sitio tranquilo para morir». Así comienza la última trampa que Paul Auster tiende al lector, una trampa con un truco muy similar al de sus últimas obras y en la que uno debe caer si quiere entregarse a la magia narrat i va. Porque Paul Auster es eso, un narrador puro, y posiblemente el que ha cre ado más escuela entre las jóvenes generaciones de escritores americanos –y no americanos–. Uno supone que esa fac u l t adpara empapar a otros creadores se debe a su capacidad de hipnosis. A estas alturas sus trucos nos resultan de una nat u ra l i d ad que uno se pregunta cómo es posible que no se le hayan ocurrido a él antes: las formas de enredar las tramas, tomadas de la novela negra; las segundas historias y vidas resumidas de los personajes, cargadas de sorpresas; una prosa de fácil lectura que empuja a leer la siguiente frase, pensada para el lector, es decir para la comunicación, es decir para la literat u ra; unos personajes caracterizados en el filo entre los arquetipos humanos y sus caricaturas… Y, sin embargo, pocos imitadores se han acercado a la calidad de sus mejores novelas (Leviatán, La trilogía de Nue va York, La música del azar y, sobre todo, El Palacio de la Luna) por alguna razón que no estaría de más estudiar. Comencé a leer a Paul Auster por uno de sus libros más escondidos: La invención de la soledad. Ahora, tras consumir casi toda su obra, me doy cuenta de la importancia que tuvo en la génesis de toda su obra. Aquí consagraba más de doscientas páginas a retratar a un hombre invisible, su padre, cuya muerte despierta en Auster la sensación de que todo es un misterio: vivir, haber vivido y conocer a quienes viven o han vivido. Aunque se relatan hechos familiares, la búsqueda de claves de la ex i stencia hace de este libro una reflexión en la que la memoria pasa a ser el instrumento que nos co nvence de que estamos vivos. Y la escritura pasa a ser, a su vez, el instrumento de la memoria. Tras el impacto de esta obra, cayó en mis manos otra de las menos conside-

e

Paul Auster, en la imagen de solapa de uno de sus libros

radas: El país de las últimas cosas. Acaso prescindible para el lector de Auster que haya rev i s ado sus obras más definitivas, no conviene perder de vista que esta larga carta de una muchacha que busca a su hermano (de nuevo apare ce aquí la familia) en un país devastado, en el que la supervivencia es un ejercicio que se ejecuta por neces i d ad, y que define el territorio imag i n at i vo de Auster: hay que asombrar al lector, pero sin perder de vista la realidad. De ahí que alguien se haya at revido a calificar a su literatura de un traslado del realismo mágico a Nueva York. Y aquí, sobre estos pilares, comienza a construir obras como El Pala cio de la Luna, donde se encuentra casi todo el mundo literario de Auster: unos clanes, grupos de individuos, en los que las dificultades de comunicación entre personas, las dichas y avatares que la comu-

❯❯ PAUL AUSTER Brooklyn Follies Traducción de Benito Gómez Ibáñez Anagrama, 2006

La literatura es un remedio contra la paranoia del mundo en que hemos caído, el mismo mundo en que se mueven los personajes de Auster. Ésa es la raíz de la conciencia del escritor americano

320 pp. / 18 euros

n i c ación provoca, incluidas las cuestiones ace rca de la identidad, gesta bucles que les suceden en una segunda vida. Como le sucede a Nathan Glass, el protagonista de Brooklyn Follies. Tanto Marc Stanley Fo gg (El Palacio…), como Quinn y los hom-

bres con nombres de colores de la Trilogía…, o los escritores que protagonizan El libro de las ilusiones y La noche del oráculo (otra vez la escritura como herramienta de reflexión sobre las razones de vivir), e incluso los secundarios que les acompañan a lo largo de tantas pá-

ginas que uno no debe perd e rs e, han vivido una primera vida cuyas claves poco a poco se irán desvelando, y en el momento en que empieza la narración se encuentran en trance de iniciar una segunda vida, que ésta sí, merecerá la pena ser novelada, y por lo tanto leída, y por lo tanto vivida. Y ésa es, a mi juicio, la clave de la literatura de Auster, en la que difícilmente encuentra un seguidor: que cualquiera puede vivir una vida que m e rezca la pena, y que, co m o apunta en sus últimos libros, en los que los seres parten de la derrota («Estaba buscando un sitio tranquilo para morir»), basta con consagra rse a la búsqueda de la felicidad, el único derecho incuestionable del hombre, ese que nos dirigirá a la sensación de estar viviendo. Incluso la obra que rompe co n esta estructura, Mr. Vértigo, trata este asunto de forma más directa: es la más lineal de todas, pero la que versa sin ambages sob re el deseo de vo l a r. Si cabe cuestionar esta afirmación en alguna obra, será en la más absurda (absurda en un sentido ka f k i ano) de todas: La música del azar. Aunque esa particular prisión que nos presenta, no deja de ser el reve rso de la misma lucha, la ex p resión de los peligros de no dominar por completo la vida en la búsqueda que nos propone. Común a todos los seres nac idos en la cabeza de Auster, es la soledad y la escritura para dar sentido a una vida, aunque sea escribiendo el ‘Libro de los desva r í o s humanos’, como hace el pro t agonista de Brooklyn Follies, un homb re de sesenta años que está de vuelta tras superar un cáncer de pulmón, pero que no atosiga con existencialismos ni cinismos de ninguna catadura. Se limita a enamorarse de una camarera jovencita, a recuperar a su sobrino y a su sobrina y a su hija y a la hija de su sobrina (de nuevo la reflexión sobre ser padre), a concebir que esta narración que hace de su segunda existencia sea un reflejo de la idea de que la literatura es un remedio contra la paranoia del mundo en que hemos caído, el mismo mundo en que se mueven los personajes de Auster. Esa es la raíz de la conciencia de Auster. Es posible que lo que nos diga en esta novela ya lo haya expresado anteriormente. Pero eso no puede considerarse un inconveniente, pues siempre nos quedará la impresión de una buena lectura, de una narración que no pierde el deseo que debe tener toda literatura: dejar buen sabor de boca. En cuanto al final, en el que Auster toma partido por lo bonito que es vivir, cabe ad vertir al lector de que tal vez no vuelva a decidirse por estas sendas literarias, pues ciertos hechos cambian el mundo y por tanto ya no se podrá vo l ver a escribir igual que antes. Ricardo Martínez Llorca ❮


8 ❯❯ culturas LIBROS

TRIBUNA DE SALAMANCA, Domingo, 30 de abril de 2006

Carme Riera, ironía exquisita La estudiosa que acuñó aquel término de la ‘Escuela de Barcelona’ cuenta con una trayectoria personal y original como autora. En su última novela se divierte ironizando irreverentemente con el género negro. e tenido la fortuna de pasar un San Jordi en Cat a l u ñ a . La atmósfera de fiesta nada tiene de la rigidez impostada de las Ferias del Libro con las que las instituciones nos re c u e rdan las b o n d ades de la lectura. Hay una genuina expresión de alegría, una búsqueda intere s ada del volumen recién publicado, oloroso a papel n u evo, ad o r n ado de rojas ro s a s . Es una fiesta de colores en la que el nacionalismo resulta lúdico, el escritor, ce rcano y la lengua, esp acio compartido. En esta atmósfe ra fenicia de sol y mar, de lenguas entremezcladas, situé siempre a la escritora mallorq u i n a Carme Riera, mascarón de pro a que se abre paso entre las espumas de la polémica. Hermosa y m ajestuosa como quilla erguida, deletérea como vela al viento, irónica y rigurosa, mástil enhiesto. La belleza física de una autora perturba al lector, el cuidado exquisito de una foto de contra p o rtada implica un cierto misterio. Dueña de una prosa lírica de matices decimonónicos, Carme Riera e s conde al lector la vo l u n t ad de hierro con la que ha configurado desde 1975 una trayectoria pro d igiosa. Sin ruido, sin alharacas, sin co n cesiones. Esta mallorquina de Deia catedrática de Literat u ra Española que escribe en mallorquín y catalán, escandalizó a la incipiente transición literaria con una historia de amor lésbico convertida en objeto de culto (Te dejo amor, la mar como una plegaria), cristalizó para la Historia de la Literatura la l l a m ada ‘Escuela de Barce l o n a’, un grupo privilegiado de poetas, B a r ral, Goyt i s o l o, Valente, Gil de Biedma... fascinados por su persona y at e r rados por su rigor ac ad é m i co, y configuró una obra literaria personal y originalísima. Y todo desde una cierta, desencant ada distancia, un alejamiento periférico, una hermosa insularidad. Su prosa lírica y su estilo nostálgico, parecían aco rdes con esta belleza distante que nos sorpre ndió en 1994 con la contundencia d o l o rosa de una novela histórica ac u s adora y certera: En el último azul, en la que trata la persecución

❯❯ Riera se divierte con esta novela breve que nos deja entrever, como en un juego privado, lo que puede ser como escritora de novelas de terr o r

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Carme Riera, autora de El verano del inglés

CARME RIERA El verano del inglés Alfaguara, 2006 152 pp. / 14 euros

de los judíos mallorquines que mostró al lector el temple de la rosa. Premio Nacional de Literat ura, la obra situó a Riera en una actualidad a la que se enfrentaba sin altera rs e. Continuaba escribiendo en su lengua, aceptando paciente su papel de viuda de los de la Escuela de Barcelona, ava nzando en sus estudios literarios sobre otros autores, dando clase, e j e rciendo al fin, su co n s t a n t e, maníaco, inagotable co n cepto del trabajo. Su bibliografía se enrosca en forma de caracola y entre ella destaco, estrellas de mar, un diario personal sobre su embarazo y una novela breve anterior, Cues tión de amor propio, en la que se

burla de las veleidades y vanidades del mundo acad é m i co y literario al que pertenece con una saludable inteligencia. Su magistral re l ato de espera insistía en lo que ya sabíamos, su prodigioso manejo del lenguaje, su exquisita prosa dedicada a lo más íntimo. Su novela breve nos mostró a una irónica y burlona narradora aún incapaz de divertirse. Los suyo s eran unos pers o n ajes atormentados por sí mismos y las circ u n stancias. Tenemos que esperar hasta El verano del inglés, para que la autora se re l aje, abandone la documentación histórica, la recurrencia, el mimo detenido por el lenguaje y se lance al vacío con una carcajada.

Cuando un escritor en plena promoción pública de su novela la califica como ‘divertimento’, está e j e rciendo el saludable dere c h o de llamar a las cosas por su nomb re en un mundo de solemne autosuficiencia ¿Cómo se enfre n t a una estudiosa, crítica, pro fesora a su propia obra? Con distancia y certeza. Con valentía, con cierta i ronía. Capaz de manejar los recursos del género, alternar las referencias literarias, ofre cer un registro aparentemente plano, el de una narradora que no lee ni siente el menor interés por el lenguaje, Riera se divierte con esta nove l a breve que nos deja entrever, como en un juego privado, lo que puede ser como escritora de novelas de terror. Tiene el temple y la frialdad de un forense, el dominio de un esteta, y sin embargo, aquí ha prefe r ido pasar de puntillas, dejarnos con la posibilidad, con el burbujeo de su talento. Lo importante de esta n ovelita breve, cercana, ágil y trepidante no es el argumento ni la bien urdida trama, es la capacidad de Riera para configurar un metat exto en el que cabe todo y donde se muestra una faceta más de su poliédrica escritura. En un mundo de re g i s t ros inamov i b l e s –cuando un autor descubre la fórmula del éxito la reitera hasta la náusea– Riera juega, brinca, revolotea y, finalmente, siempre ac i e rta. Practica la brevedad, la longitud histórica, el cuento como gén e ro irónico, la carta como ve h ículo poético. La suya es una trayectoria de viaje naval con múltiples escalas. Cada una de ellas supone un descubrimiento, cada una de ellas nos dev u e l ve al una ve rd ad constante como polo de brújula: su cuaderno de bitácora está fantásticamente escrito, que produzca una sinfonía o una sonatina tan ligera como la de Darío es irreverente. Tanto como una Ca rmen Riera enfrentada al terror escondido en la campiña inglesa. Escribir género negro está de moda, ironizar sobre el tema es un at revimiento irreverente propio de quien se sabe dueño de su dominio. La ironía, en cierto modo, también es una forma exq u i s ita de inteligencia distanciada. Charo Alonso ❮


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