culturas
N° 75 Suplemento de
artes y letras
TRIBUNA DE SALAMANCA, Domingo, 21 de mayo de 2006
Obras de Juan López, uno de los autores que forman parte de la exposición ‘Globos sonda’, actualmente en el Musac de León
ARTE EN RED
4 Como parecen sugerir las fotos de Juan López, mantenemos la esperanza en el arte. Hacemos un recorrido esta semana por el Net Art, obras creadas para interactuar con el público y adoptar una posición crítica.
3 MONCHO RODRÍGUEZ Entrevista con el director del montaje teatral La ciudad imaginada, recién estrenado en Ciudad Rodrigo.
7 PÍO BAROJA En el cincuentenario de su muerte, Miguel Sánchez Ostiz esclarece datos sobre la siempre escurridiza vida de uno de los grandes.
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esde el punto de vista del Net Art, Internet no es sólo un medio de comunicación, d sino una plataforma de creación con sus propias reglas y muchas posibilidades abiertas. Esta semana proponemos un acercamiento a la obra de artistas que utilizan la Red para poner los cimientos de un arte con muy pocos años de existencia, pero que se está revelando como una herramienta crítica hacia el mismo sistema que la acoge. Juego, interactividad y reflexión sobre el medio son algu-
nas de las bases que lo articulan. Y lo mejor de todo, universalmente accesible y fuera de los filtros de la ‘institución arte’, aunque ésta va progresivamente incorporando algunas de sus propuestas. Conversamos también con Moncho Rodríguez, el director del montaje teatral callejero que acompañará en Ciudad Rodrigo a la exposición ‘Las Edades del Hombre’. Rodríguez se inició en el teatro en el activismo gallego de los años setenta y después de vivir en Brasil y Portugal busca un tipo de
teatro que asuma riesgos dramatúrgicos y una comunicación real con el espectador. Les mostramos la obra del artista Adolfo Schlosser, a quien el Reina Sofía le acaba de dedicar una retrospectiva. Criado en Austria, viajero al Polo, afincando en España, su creación se convierte en una esencialización poética de la naturaleza. Traemos muchos libros: la biografía de Baroja realizada por Miguel Sánchez Ostiz, y novelas de Ronaldo Morales, Mario Bellatin y la recuperada Irène Némirovsky.
Antonio Marcos culturastribuna@yahoo.es
1 JESÚS PORTAL, BECADO POR EL MUSAC Una de las buenas noticias de la semana ha sido la concesión de la beca de creación del Musac a Jesús Portal, al que ya conocen sobradamente porque ha estado en estas páginas cuando expuso su ‘Serie Negra’ en Adora Calvo el pasado año. El proyecto, elegido entre más de setecientas propuestas, se titula ‘Consumo ficción’ y el propio autor lo define así: «Es una mirada nostálgica a las estéticas retrofuturistas, un velado homenaje a la sci-fi clásica, pero también una crítica, desde la ironía, a las estrategias de márketing utilizadas por las grandes firmas y corporaciones de la economía global. En El estilo del mundo, Vicente Verdú alertaba de la llegada de un nuevo tipo de capitalismo, que denominaba ‘de ficción’, en el que la producción de objetos es sustituida, sucesivamente, por la producción de deseo y la producción de ‘realidad’, en la que el factor ficcional abarca todos los aspectos de esa nueva realidad. Otros autores, como Rolf Jensen, hablan ya de la ‘Dream Society’, sociedad ensoñada o ensimismada, que acabará sustituyendo a la actual sociedad de la información. En este marco discursivo cabe situar ‘Consumo ficción’, proyecto que reflexiona sobre los dispositivos utilizados por el márketing para crear ‘espacios mentales’ en forma de fantasías de ciencia ficción, que seducen al espectador-consumidor, y lo instalan, permanentemente, en una infancia sin final. Niños para siempre, en ese estadio de fascinación acrítica que tiene en las naves espaciales uno de sus referentes icónicos más recurrentes». Portal interviene pictóricamente sobre fotografías de tiendas de las grandes firmas comerciales, manipulando la perspectiva y haciéndonos reflexionar tras la empatía visual y emocional que las imágenes provocan.
2MUSAC LOS GLOBOS SONDA DEL No cabe duda de que el recién nacido museo leonés sabe envolver sus propuestas con una imagen corporativa que les asegure un impacto mediático, en un momento artístico donde la espectacularidad no se obvia. Sus globos fueron una foto recurrente de la última
edición de ARCO y ahora llega esa exposición. Uno de sus comisarios, Agustín Pérez Rubio, resume su ‘marco conceptual’: «Con mucho riesgo, ‘Globos sonda’ prueba a reflexionar en dos direcciones: por un lado en torno a la re-generación del evento artístico donde el museo es el protagonista capital, y por otro, adentrándose en nuestras obsesiones sobre lo emergente y novedoso, sobre la fugacidad y rapidez dentro de la sociedad vigente». Octavio Zaya: «Es una polifonía de la actualidad. Esta polifonía no es un proyecto eficiente sino lleno de complejidades, de accidentes, de errores y de cuestiones irresueltas, dudosas e indefinidas». Una exposición de tesis, aunque difusa como la vida misma. Si hemos de hacer caso a esta cata sobre el presente artístico se observa una concepción del espacio como lugar de desorientación; un aumento de las piezas audiovisuales de animación; pintura no ya de gran formato sino de pared de museo entera, que se acerca mucho a las técnicas del pintor callejero; mitomanías multimedia; recogida de fragmentos dispersos de la realidad para formar con ellos un todo unitario; reutilización de objetos de consumo con intención crítica; subversión de códigos publicitarios y muchas ganas de sorprender, casi obsesión por sorprender. Con esta exposición, el Musac explora de algún modo esa frontera cada vez más frágil entre lo artístico y su simulacro.
Obras de Ellen Kooi (arriba), Fernando Penes (izquierda) y Alexandra Navratil, expuestas en ‘Globos sonda’
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MONDO BRUTTO 35, ESPECIAL REACCIONARIO El número de primavera de la revista bizarro-antropológica por autonomasia ya está en la calle. Un ‘Especial Reaccionario’ que analiza el presente de tal manera que nos hace ver que, en realidad, las cosas cambian muy poco a poco. El estilo de la línea dura de la revista consiste en elevar a la categoría de análisis social lo que sin un punto de vista tan ácido y afilado nos hubieran parecido simples anécdotas. Impagables en este número sus artículos sobre la Cadena Cope –«Lo ha dicho la radio, lo ha dicho la Cope»–, el móvil –desde aquellas unidades que pesaban kilos hasta convertirse en el símbolo de la moda–, la obsesión por la estética y el cuidado dental, y las mujeres tomadas por locas. Recomendable, como siempre.
Perelétegui
Jesús Portal, delante de una de sus obras de la ‘Serie Negra’. Portada del último número de Mondo Brutto. Something to love, vídeo de Jesper Just, también en ‘Globos sonda’
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Yanisbel Victoria Martínez
l domingo pasado se estrenó en Ciudad Rodrigo La ciudad Imaginada, un espectáculo itinerante de teatro de calle sobre diferentes leyendas de la ciudad, y que se representará los fines de semana acompañando la exposición ‘Las Edades del Hombre’, de junio a noviembre… Este proyecto lo organiza Civitas Animación Teatral, la asociación de Miróbriga que convoca cada verano a la Feria de Teatro de Cuidad Rodriga, en otra apuesta firme por el teatro de la región. La ciudad imaginada está dirigida por Moncho Rodríguez (Vigo, 1951) director teatral y formador de actores que trabaja entre Brasil, Portugal y España, y en el espectáculo han intervenido artistas de estos tres países. Moncho es un hombre fascinante, de pequeño estatura y sueños grandes, con una ‘allure’ de chamán o maestro iluminado, con un hablar pausado, lúcido, conmovedor, un teatrista de pura raza…
El teatro español, y europeo, perdió su capacidad de riesgo al profesionalizarse. Cuando hablo de riesgo no me refiero a espectacularidades sino a buscar un teatro capaz de comunicar y celebrar junto al público un acto de arte
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Háblenos de sus orígenes, recorridos, referencias profesionales… Yo empiezo con el teatro independiente español en los años 70, durante la dictadura de Franco, en Galicia. Allí emprendemos un movimiento teatral de resistencia, de lucha por hacer un teatro gallego. Alrededor de 1975 empiezo a dirigir, y en el 78 abro la primera sala de teatro de Galicia, la Carral, en Vigo, y luego, creo la segunda sala estable, la Lius Joanes, de La Coruña. En 1979 soy invitado a Portugal para dirigir el Teatro Universitario de Oporto, y en el 1981 dirijo el Teatro Experimental de Oporto, que era en aquel momento la compañía histórica de Portugal más importante. Estuve allí hasta 1985, hasta que vi que por cuestiones de política cultural era imposible tener un proyecto coherente. Me fui de vacaciones al noreste de Brasil, creyendo que iba por tres meses, y me quedé ocho años, trabajando y descubriendo otra forma de ver teatro, otra forma de sentir el arte y el espectador, y de de cruzar los cables con la memoria gallega e ibérica, presente en la historia del noreste de Brasil. Volví a Portugal en 1992, haciendo proyectos con actores de los tres países, montando espectáculos en tres idiomas, experimentado caminos teatrales. Me quedo en Portugal hasta el 2000, y otra vez por cuestiones políticas decido volver a Brasil. No estaba de acuerdo con la situación: Portugal entrando en la Comunidad Europea, perdiendo sus referencias, se establecía un aburguesamiento dentro de las compañías, se empezaba a hacer teatro con preservativo para no incomodar al público… Entonces me marché esta vez aún más al interior de Brasil, y fui al encuentro de maestros de la cultura popular brasileña, indios, negros, y
TEATRO
me puse a explorar con ellos otro camino para el teatro. A partir de ahí he seguido un proyecto de integración de actores, pues me interesa mucho trabajar con los tres países, con sus culturas y memorias, buscando el teatro del invisible, del universo fantástico, no el teatro previsible, de la repetición. Yo hago teatro para la cultura ibérica, no consigo situarme en otra cultura, no creo en esa universalidad tan grande del arte. Me sitúo hoy en el teatro del imaginario, de la memoria colectiva. Lo que más nos divierte son las mentiras que nos contamos, en todos los pueblos, y nuestra historia es una grande y fabulosa mentira. Me interesa mucho más el recorrido de un Quijano para contar Don Quijote, tipos que se inventan para inventar historias.
Moncho Rodríguez, el pasado domingo, en Ciudad Rodrigo
MONCHO RODRÍGUEZ
«He fabulado con la historia de la ciudad» Llegó al teatro en los años setenta, dinamizando la escena gallega. En Portugal y Brasil trabajó sobre la cultura ibérica y ahora llega a Ciudad Rodrigo con el espectáculo que acompañará a ‘Las Edades del Hombre’. Partidario del riesgo dramatúrgico, elabora su obra sobre la memoria colectiva y las mentiras que todos nos contamos.
¿Cómo surge el trabajo en Ciudad Rodrigo y el espectáculo La Ciudad Imaginada? Fui invitado por Civitas a partir de un momento en que me interesaba retomar caminos para encontrar actores jóvenes en España. A mí me gustan los centros pequeños, aldeas, pueblos para trabajar, donde se puede mirar y sentir a la gente, y el arte puede estar próximo a todos. Ciudad Rodrigo es una ciudad ideal porque es el puente entre Brasil, Portugal, España y Europa, geográficamente está muy bien situada. Por otro lado, Civitas lleva nueve años trabajando aquí y en pueblos pequeños de Salamanca. Esa filosofía, esa voluntad de búsqueda y trabajo, de hacer que la gente pueda participar en la vida a través del arte y la cultura, eso me interesa. La experiencia La Ciudad Imaginada creció aquí con las necesidades de la ciudad y su gente. Como el espectáculo debe acompañar la exposición ‘Las Edades del Hombre’ hasta noviembre, no quise hacer el paseo turístico habitual, o el típico pasacalles, pero sí jugar un poco con la historia de la ciudad, con sus mentiras y leyendas, pero sin contar ninguna, sino fabulando sobre ellas. ¿Y después del estreno, qué proyectos le esperan? Vuelvo a Brasil ahora para hacer un encuentro ibérico donde mi gran preocupación es hacer que los productores, políticos, y toda la gente que tiene una responsabilidad pública para con la cultura y el arte, participen con nosotros de una necesidad que es ir a Brasil, reencontrar y rescatar la memoria que perdimos, y trabajar juntos en proyectos ibéri-
cos, de circulación de formación de gente joven y creativa, facilitando los caminos para nuevas experiencias. Hay aún una lucha que infelizmente hay que enfrentar, y es que la gente que tiene el poder y gobierna, que tiene la palabra y la decisión, y que administra los dineros públicos, debe darse cuenta que no podemos seguir viviendo de eventos, de acontecimientos mediáticos. Hay que plantar semillas, trabajando la formación del pueblo diariamente, no sólo los fines de semana, sino desde el pan de la mañana hasta la oración de la noche. ¿Cuál es el estado, la salud, el pulso del teatro que ve aquí? Creo que el problema del teatro español y europeo es que al profesionalizarse –lo que es fantástico por un lado– perdió su capacidad de riesgo. Cuando hablo de riesgo no me refiero a espectacularidades, a actores colgados del cielo, porque eso se hacía desde 1500 en las procesiones de Lisboa, desde entonces ya había ángeles que bajaban en cables colgados por el espacio. Cuando hablo de riesgo es junto al espectador, riesgo de dramaturgias, de búsquedas de un teatro que sea capaz de comunicar y sobre todo de celebrar juntos un acto de arte, sin que eso signifique un menoscabo artístico. Aquí se perdió la capacidad de riesgo e investigación, las ganas del oficio. Se ganó el estatuto de la profesión, pero no podemos pensar que todos los profesionales son artistas ni gente del oficio, la mayoría de actores son profesionales de ocasión; porque no tenemos escuelas, y se continúa trabajando el teatro de una forma muy empírica. Seguimos sin atender la necesidad existente de formación de núcleos de investigación, que puedan pensar y promover nuevos lenguajes, que consigamos hablar nuevos idiomas dentro de nuestro arte, otras lenguas, tocar otras sensibilidades posibles. Cara al futuro el único reto es trabajar, buscar espacios de silencio, donde producir junto con el espectador, para él. Tenemos un público muy disponible, al contrario de lo que dicen los empresarios, en crisis con sus cuentas bancarias. Yo veo que el público tiene una disponibilidad fantástica, y puede acompañar a un espectáculo 5 ó 6 kilómetros por una ciudad, riendo y aplaudiendo, divirtiéndose junto a los actores. Lo que nos falta no es el público, sino el mirar en sus ojos, y trabajar para que el arte llegue a él, pues sin espectador no hay teatro.
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‘Potatoland’, de Mark Napier, deconstruye los códigos de la Red, tratando los datos como un paisaje caótico
El arte navega en la Red El Net Art propicia un acceso a la creación y a la participación en la obra fuera de los circuitos establecidos para el arte. Activismo, universalidad, juego y nuevas lecturas de la realidad son algunas de sus propuestas. oy más que nunca el arte (con minúscula, no ese que se empeñan en hacernos creer que lo sea los que dictan las modas al respecto) lo encontramos en espacios reducidos a los que es difícil acceder por la ‘desinformación’ o, por el contrario, en las calles entre la gente, en sus casas y en sus vidas. No se trata, sin embargo, de adoptar una postura fatalista a pesar de lo complicado que resulta en nuestros días el acceso a experiencias y propuestas interesantes siguiendo las canales habituales. Para ‘gozar’ de una exposición en un museo ¿es necesario formar parte de una élite atenta, conocedora y consciente (o que lo pretende)
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de lo que es arte y lo que no lo es?, ¿dónde queda el acceso de la gente común? ¿a qué puede aspirar un no profesional? ¿cómo escapar de los imperativos de la prensa, los museos, las instituciones? El hacer un uso consciente y productivo de Internet puede ser el primer camino hacia una libertad en la búsqueda y disfrute de ciertas obras artísticas. Las páginas web donde los artistas se expresan (tanto si usan técnicas tradicionales como si optan por otras más ligadas a la contemporaneidad) permitiendo un contacto más directo con su trabajo y/o su persona, dejando abierta la posibilidad de un conocimiento mayor del –no tan nuevo– videoarte con el digital como soporte propio, la intimidad que ofrecen los paseos virtuales o las pequeñas joyas a la manera de clips originales y muy frescos… todo permite que, si el uso es consciente, premeditado y ético, el arte continúe siendo un modo de expresión inherente al ser humano para conocerse, ir más allá de sus limitaciones y, en la medida de lo posible, cambiar su entorno. Con la llegada de Internet a los puntos más apartados del planeta el arte ha decido no quedarse atrás, echarse a navegar y aprovechar las inmensas posibilida-
des del medio de manera ocurrente, llena de inteligencia y experimentalidad. Creciente es el número de páginas y portales dedicados al arte y a su historia: mailing list, forum, chat, catálogos y revistas alimentan nuevas formas del debate, anulando cualquier distancia espacial y temporal e incluyendo museos, bibliotecas, el mercado del arte, archivos de imágenes y textos de exposiciones. Varios artistas individualmente o grupos de ellos han abierto páginas que difunden ‘on line’ sus propias obras, ofre-
ciéndolas a la interacción de millones de interlocutores virtuales y abriéndolas, en ciertos casos, a su reelaboración. Un aspecto específico y nuevo del fenómeno Internet lo constituye el Net Art; un tipo de experimentación que utiliza la red como medio y condición de la ideación, producción y fruición de obras específicas y originales. Inmateriales e interactivas, las obras del Net Art desplazan conceptos adquiridos, se abren a una dimensión globalizante y, a su vez, íntima de condivisión, inven-
tan nuevas formalizaciones y contaminaciones, se interrogan críticamente sobre los medios que utilizan y sobre los niveles psicosensoriales que activan y de los que hacen parte. Interés, activismo, deconstrucción y juego los permean dialécticamente. No es casualidad que uno de los primeros ejemplos sea The File Room de Antoni Muntadas (1994), un proyecto web estructurado como un archivo ‘in progress’ destinado a la recogida de todos los casos de censura cultural de la historia. Muntadas utiliza tanto la
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ARTE / LIBROS
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Un brutal rompecabezas La segunda novela del cubano Ronaldo Menéndez reflexiona sobre la violencia irracional que nos rodea cupada en la obsesiva composición de una tesis sobre las representaciones simbólicas de la oscuridad y en la cría de un cerdo en la bañera de su casa para combatir así la escasez de alimentos que azota su país, la existencia del profesor Claudio Cañizares transcurre anodina e insulsa en la mediocridad más absoluta hasta el día en que descubre, de forma azarosa, que su vida corre peligro. Desde el momento en que se entera de que dos hombres le persiguen para acabar con él, el comportamiento del protagonista de la novela se modifica de forma brutal y violenta para conseguir las que desde entonces parecen ser sus únicas metas vitales: averiguar los motivos de la amenaza y acabar con quienes han sido designados para llevarla a cabo. A medida que Cañizares va acercándose al cumplimiento de sus objetivos, más profunda parece ser su inmersión en la paranoia salvaje y vengativa. De ahí que la trama de la novela desemboque en una doble intriga para el lector, expectante (y angustiado) no sólo ante la incertidumbre que ocupa al personaje principal, sino también ante la incógnita de la conclusión de la oleada de bestialidad y horror en la que se ha visto envuelta su hasta entonces apacible rutina. Toda su peripecia aparece dominada por la figura del gorrino que esconde en su cuarto de baño, cuya bestialidad omnívora terminará por convertirse en elemento esencial de la obra. Estructurada bajo un complejo entramado que incluye diversos puntos de vista, súbitos cambios de registro, variaciones temporales y polifonía textual, Las Bestias –segunda novela del escritor cubano afincado en España Ronaldo Menéndez, autor de varias colecciones de relatos– logra mantener hasta su desenlace el misterio que subyace a toda la trama al unir, en un final tan inesperado como brillante, todas las piezas disgregadas hasta entonces en el rompecabezas narrativo que conforma la novela. Sin llegar a engañar nunca al lector, que tiene desde la primera página de la obra toda la información necesaria para resolver el enigma que inquieta a su protagonista, el autor va introduciendo de forma
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Arriba, Super Mario Clouds, una adaptación del famoso videojuego realizada por Cory Arcangel. A la izquierda, Q4U, también creado sobre un juego de disparo en primera persona; y aspecto de ‘01.01.01’, un espacio expositivo sobre el Net Art
Inmateriales e interactivas, estas obras desplazan conceptos adquiridos, inventan nuevas formas y contaminaciones y se interrogan sobre los medios inmaterialidad de la red, la consulta ‘on line’ y la colaboración interactiva del público como la fisicidad diversamente implicada de la presentación en la forma de una instalación constituida por una habitación llena de ordenadores que reúnen y clasifican ininterrumpidamente y en tiempo real todas las informaciones sobre la censura. Por completo en la red están otras iniciativas del Net Art, en las que están involucrados artistas afianzados como Jenny Holzer, Doug Aitken, Douglas Davies, Tony Oursler, Giacomo Verde, y
personalidades emergentes como Vuk Cosic, Francis Alys, Mark Napier, colectivos como etoy, Jordi.org, EntropyZuper!. La página web ‘Potatoland’ de Napier, activa desde 1995, indaga y deconstruye los códigos de la Red, tratando los datos como un paisaje caótico. En The Thief (1999) de Alys, un ladrón salta simbólicamente la ventana de una pantalla, metáfora del atravesar el umbral situado entre el espacio real y el ciberespacio. En Distributive Justice, un proyecto web multidisciplinar interactivo presentado en la Documenta del 2001, Andreja Kulunic afronta el tema de la distribución de la riqueza en la sociedad y articula la página en dos secciones: un videojuego para los visitantes y un espacio abierto para interventos teóricos y materiales varios. Super Mario Clouds de Cory Arcangel (2002) se presenta como una desestructuración creativa de un famoso videojuego, del que sólo han sobrevivido el cielo y las nubes. Modelado también sobre un videojuego, en Q4U (2001-2002) Feng Mengbo inventa una perform-
ance que incluye a si mismo y a la comunidad de la web. Muchos de estos trabajos han sido inseridos en el ámbito de las grandes exposiciones (de aquellas más ‘contemporáneas’) de la Documenta de Kasel del 1997 a las exposiciones ‘net condition’ (que, tristemente, no tienen mucho éxito en nuestro país) hasta el Kzm de Karlsruhe y ‘01.01.01. Art in Technological Times’ en el Museum of Modern Art de San Francisco (2001). Creciente es también el interés de algunas instituciones como Diacenter for the Arts y el Whitney Museum de New York, el Walker Art Center de Minneapolis o el Moma de San Francisco. Por tanto, también los intentos globalizadores (en el mejor sentido de la palabra) del Net Art se están dejando absorber por el sistema del arte que, a la vez que absorbe los procesos de libre participación de la comunicación en red que constituye su premisa fundamental, también la encorseta en el metalenguaje de los aparatos expositivos. Parece, por tanto, que nos encontramos de nuevo ante la capacidad fagocitadora de la institución arte. Podría ser así pero siempre quedarán los intersticios de la red para dejar ‘navegar’ la libertad creativa de individuos o grupos que saben sacar partido de las posibilidades ofrecidas por la web allí donde se encuentre un terminal para conectarse. Así, esperemos que el progresivo acceso de tantas personalidades de países periféricos en los que se está trabajando lo artístico de manera comprometida empiece a dejar un rastro en el ciberespacio, lugar, hoy día, de encuentro, discusión y germen de todo lo que puede ofrecer el arte y los que trabajan con éste en los próximos años. Beatriz Leal Riesco
RONALDO MENÉNDEZ Las bestias Lengua de Trapo, 2006 133 pp. / 15,20 euros
La novela conjuga una intriga que termina por volverse inquietante y perversa con una compleja meditación de dimensiones universales pertinente pasajes y personajes que, más allá de cumplimentar una función narrativa al servicio de la intriga, sirven sobre todo para detallar el contexto social en el que transcurre la trama, inscrita en el marco de una isla asfixiada por el calor, la pobreza y el estado policial. Pero ni el mantenimiento de la tensión narrativa ni la descripción localista de la sociedad caribeña –nunca citada pero perfectamente identificable- son los objetivos únicos que mueven la habilidosa y expresiva escritura de Menéndez, que reflexiona en Las bestias sobre la violencia irracional que nos rodea. Brutal y llena de humor negro, con ecos que van desde el existencialismo francés hasta la Trilogía de Nueva York de Paul Auster pasando por la estética descarnada y violenta de cineastas como Quentin Tarantino, la novela logra conjugar así una intriga que termina por volverse inquietante y perversa con una compleja meditación de dimensiones universales. Javier Sánchez Zapatero
6 culturas ARTE / LIBROS NOVEDADES
Un viaje tras la sombra de Simbad JORDI ESTEVA Los árabes del mar Península, 2006. Colección Altaïr Viajes 480 pp. / 20 euros
Jordi Esteva (Barcelona 1951), periodista y fotógrafo, es un apasionado de las culturas orientales y africanas a las que ha dedicado la mayor parte de su trabajo periodístico y fotográfico. Publica en ‘Altaïr’, ‘El País’, ‘La Vanguardia’ o ‘Fundamentos de Antropología’, entre otros medios. Vivió durante cinco años en Egipto trabajando en Radio Cairo Internacional. En 1994 efectuó para Unesco un extenso trabajo de documentación fotográfica sobre la medina de Marraquech. Un año después publicó Los oasis de Egipto. En 1996 realizó un estudio fotográfico sobre la arquitectura del Atlas marroquí recogido en Fortalezas de barro en el sur de Marruecos. En 1998 apareció Mil y una voces, un libro de conversaciones con dieciséis artistas e intelectuales de ambas orillas del Mediterráneo acerca de las sociedades árabes enfrentadas al desafío de la modernidad. En 1999, publicó Viaje al país de las almas, una inmersión en el mundo del animismo africano, con sus rituales iniciáticos y fenómenos de posesión. Es coautor de un documental para la Unesco sobre la isla de Socotra, en el océano Índico, rodado a principios del 2006. Éste es el relato de un viaje de ida y vuelta. La ida, en 1977, al mar Rojo en busca de los árabes del mar imaginados en la infancia a través de Las aventuras de Simbad. La vuelta, en 2002, es un reencuentro con aquel mundo al que el autor había conseguido asomarse veinticinco años atrás. El mundo de los navegantes árabes que surcaban el Índico con sus veleros impulsados por los monzones, en busca de especias, sedas, marfiles, piedras preciosas… siguiendo unas rutas que apenas habían variado desde los tiempos del legendario marino. Con la única arma del comercio, los mercaderes difundieron el Islam y propiciaron una civilización del Índico, hija del monzón, que combinaba elementos árabes, persas, indios y africanos. En busca de los antiguos capitanes árabes, tras unos balbuceos en los pantanos del Nilo Blanco o la inmersión en las noches de Jartum, el autor recorre la perezosa Port Sudán, las ciudades fantasma de Sauakin, Moca o Qalhat, los somnolientos puertos del Yemen y Omán en Arabia, los de Mombasa, Lamu y Zanzíbar en la costa africana del Índico. Escenarios que viajeros míticos como Ibn Batutta en el siglo XIV, o Wilfred Thesiger, seiscientos años después, recrearon en sus diarios. Los árabes del mar es un libro de viajes en el más puro sentido del término, cuando un viaje era una inmersión en una realidad distinta de la que se regresaba profundamente cambiado.
TRIBUNA DE SALAMANCA, Domingo, 21 de mayo de 2006
Adolfo Schlosser o la poesía de la naturaleza Fallecido en 2004, el Museo Reina Sofía acaba de dedicar una exposición retrospectiva a un artista que se desarrolló entre Austria y España, la naturaleza y lo urbano, la literatura y el arte. Su obra es una esencialización del paisaje de su infancia. La vida ¿Es una búsqueda de luz? Acaso no tantean los árboles en busca de los soles, y no se encrespan las hierbas de la vida trepando desde sitios silenciosos.
Del poema ‘Jardín Nocturno’ (1963). dolfo Schlosser 1939-2004’ es el nombre de la exposición que el MNCARS inauguró a comienzos de febrero y que está llegando a su final con un gran éxito de público. Francisco Calvo Serraller, su comisario, se propuso armar una retrospectiva de la obra del artista austriaco al cumplirse un año de su muerte. La muestra está pensada como un repliegue que permite descubrir cómo ha sido el peculiar desarrollo creativo de Schlosser desde sus comienzos en España. Schlosser llega definitivamente a la plástica desde la literatura y tras un largo viaje que lo lleva desde Austria a Islandia, en el momento en que decide dejar la Academia de Bellas Artes de Viena y embarcarse rumbo al polo Norte. Este viaje, junto a la experiencia en un territorio tan extremadamente desplazado de la rutina de la ciudad, marcará sus producciones posteriores en formas e inspiración, y continuará una línea de relación con la naturaleza donde la materia orgánica sirve de base y herramienta para la vida. Hijo de una familia de ceramistas, su infancia transcurre en Leitersdorff, Austria, donde el contacto con el bosque y el uso de sus existencias formarán parte de su desarrollo: su infancia y adolescencia estarán marcadas por la nieve, la madera, la piedra, la montaña y toda el dispensario de fósiles y curiosidades que aparecen en los caminos y en los rincones del paisaje agreste. En esta comunión, en esta simbiosis, en esta ida y vuelta con la naturaleza y con el entorno, la palabra escrita primero y la experiencia plástica más tarde se transforman en los verdaderos mediadores de sensaciones para volver en obras y creaciones cargadas de nuevos sentidos, que nos devuelven gran parte de ese universo. De allí que estos elementos del medio y la experiencia en relación a y con ellos, aparecen tejiendo y enredando su obra.
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Arriba, Casa, 1990 (piedra, hierro y abedul). Abajo, El cielo sobre la tierra, 1994 (pinos cortados)
Schlosser inaugura un universo de formas bastante infrecuente en el panorama del arte español de los años setenta, adonde llega de la mano de la escultora Eva Lootz, atraído principalmente por la luz y los relatos de sus compañeros de viaje por los mares del Norte. En Madrid, retoma su actividad plástica y se desarrolla su gran labor creativa. La influencia de las tendencias de entonces lo llevan desde la geometría y la abstracción al trabajo escultórico con alambres y metacrilatos, y desde allí, hasta sus últimas obras tridimensionales, en diálogo continuo con Ivana Mollo
LIBROS
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culturas 7 NOVEDADES
El novelista Rafael Azcona RAFAEL AZCONA Los europeos Tusquets, 2006 312 pp. / 18 euros
Dos imágenes de Pío Baroja tomadas por el fotógrafo García Nieto
Aquí no está todo Baroja Miguel Sánchez Ostiz se aventura a desvelar la escurridiza vida de uno de nuestros grandes autores l cincuentenario de la muerte de Pío Baroja ha revivido el interés por el escritor, cuya vida esconde zonas oscuras, lo que lleva a afirmar a Miguel Sánchez Ostiz, en el capítulo 97 ‘Coda necesaria’: «Aquí no está todo Pío Baroja». Al interés por los estudios biográficos se une la publicación de su novela Miserias de la guerra. En ambas publicaciones es decisiva la intervención de Miguel Sánchez Ostiz, uno de los mejores conocedores escritores del escritor. En Pío Baroja, a escena Miguel Sánchez Ostiz pretende ofrecer nuevos datos biográficos sobre el escritor, pero es consciente de que la tarea no es nada fácil. Todo ello aun considerando que la obra de Pío Baroja es una «oscura y monumental autobiografía», pero sin olvidar, afirma Miguel Sánchez Ostiz, que «Sus páginas memorialísticas (…) están trufadas de pistas falsas, de inconcreciones, de errores de bulto, de afirmaciones que no son ciertas o de escrituras desdeñosas que esconden episodios que no se pueden contar». Otra de las limitaciones que Miguel Sánchez Ostiz advierte es la dificultad que supone acercarse a la personalidad de Baroja de forma objetiva: «No sé hasta qué unto se puede escribir de este autor de una manera desapasionada sin incurrir, de una manera o de otra, en posiciones partidistas». No hay que olvidar la afirmación del autor de la obra: «Baroja no es un subversivo, sino un rebelde que se agota en el ejercicio errático de su rebeldía». Todo ello agravado a efectos de investigación, por el hecho de que el escritor vasco «se asomó a la escena como personaje de sí mismo con una rara
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MIGUEL SÁNCHEZ OSTIZ Pío Baroja, a escena Espasa-Calpe, 2006 550 pp. / 28,90 euros
constancia. Eso lo cambia todo». No es extraña la actitud de humildad del autor: «Yo he hecho lo que he podido –escribe– con los medios que he tenido a mi alcance (…) Y así vamos tirando». A pesar de estas matizaciones y de esta peculiar ‘captatio benevolentiae’, es incuestionable que Miguel Sánchez Ostiz aporta datos decisivos del escritor, datos que nunca aparecieron en la obra de Miguel Pérez Ferrero y que sólo quedan apuntados en Derrotero de Pío Baroja, que Miguel Sánchez Ostiz publico hace media docena de años.
Pío Baroja, a escena es un camino cronológico minuciosos. Los casi cien capítulos de la obra le permiten al escritor un seguimiento anual y una referencia específica a cada una de las obras publicadas por el novelista vasco. Aunque este seguimiento tan concreto provoque un cierto desequilibrio de extensión entre los distintos capítulos, presenta la ventaja de permitir al lector conocer las vicisitudes humanas y creativas con admirable fidelidad. A lo largo de esta biografía siguen siendo un misterio ciertas actitudes barojianas: su relación con las mujeres, su actitud ante la guerra civil, sus posibles vinculaciones con Mateo Morral en el atentado contra el rey, o la opinión sobre judíos y comunistas. Es muy interesante comprobar la nómina de personajes con los que Pío Baroja mantuvo una relación muy personal. Además de los que asisten a la tertulia de Ruiz de Alarcón, son decisivos Ortega y Gasset, Gregorio Marañón, pero no faltan nombres menos eminentes en apariencia, como García Mercadal, Giménez Caballero, Luis Calvo, Camilo José Cela… y, sobre todo, el periodista César González Ruano, cuya personalidad puede parecer poco acorde con la de Pío Baroja. Del seguimiento cronológico casi detectivesco, del análisis de la obra como documento humano y de un afán por descubrir una intrahistoria indescifrable para el lector medio… nace una obra que marcará un hito en los estudios barojianos, especialmente en los referentes a las cuestiones autobiográficas, tan vidriosas en algunos pasajes vitales de don Pío. Nicolás Miñambres
Miguel Alonso se gana la vida como delineante en el Madrid de finales de los cincuenta. Sobrevive en una habitación realquilada –en una casa que enseguida nos recuerda la de El pisito– y sobrelleva como puede la precariedad y sordidez de su modesta vida. Hasta que Antonio, el hijo tarambana de su jefe, lo arrastra a veranear a Ibiza, donde le han hablado de lo fácil que es ligar con europeas. Tras los primeros escarceos desesperados y un poco cafres con una chicas valencianas que se encuentran a su llegada, los dos amigos van conociendo poco a poco la particular fauna de juerguistas y falsos aristócratas que, con ganas de pasárselo bien, bullen por la isla. Y mientras Antonio enlaza fiestas y salidas nocturnas en una felliniana dolce vita, Miguel, más escéptico, prefiere mantenerse al margen. Hasta que para su sorpresa logra que Odette, una francesa encantadora, ceda a sus deseos. Comedia coral, retrato de una época y un país de costumbres irrespirables, Los europeos es también una elocuente constatación de que la risa y la ironía, la resistencia vital son posibles aun en condiciones tan desfavorables. Una novela en la que Azcona se nos descubre como un extraordinario narrador, maestro de los diálogos e incomparable creador de personajes, que son lo que hacen tanto como lo que dicen. Publicada por primera vez a finales de los cincuenta, con falso pie de imprenta por problemas de censura, Los europeos, completamente rescrita y reelaborada, nos devuelve al mejor Rafael Azcona.
La agitada vida de Bob Fosse MARTIN GOTTFRIED Bob Fosse. Vida y muerte Traducción de Marc Rosich Alba, 2006 648 pp. / 35,50 euros
Coreógrafo, bailarín, director de cine y excéntrico director de teatro musical, ha obtenido el éxito con películas como Lenny, Cabaret, All That Jazz y Chicago, por nombrar las más famosas. En este apasionante y exhaustivo recorrido por la trayectoria vital de Bob Fosse, Martin Gottfried pasa revista tanto a su carrera profesional, llena de altibajos, como a su agitada vida personal: sus tres matrimonios –salpicados de incontables aventuras amorosas–, sus muchas adicciones y sus relaciones con otras grandes figuras del espectáculo.
8 culturas LIBROS
TRIBUNA DE SALAMANCA, Domingo, 21 de mayo de 2006
NOVEDADES
Coupland y la cultura pop DOUGLAS COUPLAND Jpod Trad. de Raquel Herrera Ferrer El Aleph, 2006 528 pp. / 19 euros
A través de una prosa frenética, desternillante y teñida de ironía, Coupland nos introduce en el mundo de un patético grupo de personajes que se definen a sí mismos como «deprimentes compendios de cultura pop y emociones reprimidas cuyas vidas están controladas por la forma más banal de capitalismo», como «gente que vive perpetuamente preocupada por la posibilidad de quedarse obsoleta». Ethan Jarlewski y sus cinco compañeros de trabajo conforman el Jpod, un grupo de programadores de videojuegos sometido a las directrices absurdas de una multinacional. Incapaces de rebelarse y limitados por lenguaje lógico y matemático de los ordenadores, los trabajadores sacrifican sus vidas privadas por el bien de la corporación. El contacto con los personajes del mundo exterior, entre los cuales se encuentra el propio Coupland y la madre del protagonista (una despiadada ‘viuda negra’, narcotraficante), nos presenta un panorama humano amoral, condenado a la ignorancia y con una dudosa posibilidad de redención. Coupland es mundialmente conocido por su particular prosa, afilada, sólida y evocadora de un mundo dividido y paradójico, así como por su sensibilidad para captar los valores y las estructuras de la cultura tecno-pop. Entre sus numerosas novelas cabe destacar Generación X, El planeta Champú, Microsiervos, La vida después de Dios, Segunda oportunidad o Todas las familias son psicóticas.
Houellebecq y Lovecraft MICHEL HOUELLEBECQ H.P. Lovecraft. Contra el mundo, contra la vida Trad. de Encarna Castejón Siruela, 2006 128 pp. / 16,9 euros
Autor de La llamada de Cthulhu, Dagón y En las montañas de la locura, H.P. Lovecraft, maestro indiscutible del horror y de lo fantástico, sigue siendo objeto de una fascinación muy especial por parte de nuestros contemporáneos. Fue un hombre extraño, al igual que sus escritos. Su intento de llevar una vida normal se saldó con un fracaso. Michel Houellebecq recorre un itinerario fuera de lo común, saludando en Lovecraft al autor de un mito fundador, y extrae de sus escritos un alegato en favor de una literatura vertiginosa.
Una indigestión de riqueza Casi desconocida en España, Salamandra recupera la obra de la gran narradora Irène Némirovsky ontando catorce años, la misma edad que la protagonista del relato, Némirovsky huyó de Rusia para establecerse en París. De familia adinerada, siendo hija única, como la protagonista del relato, recibió una educación aristocrática, como la que pretenden dar a su hija los padres de la protagonista del relato. Seguramente, allí estableció relaciones con toda clase de gente que supuestamente pertenecía a la clase alta, y que no distarían mucho de la relación de invitados al baile que en este relato se enumera en una soberbia conversación entre el padre y la madre. Más tarde Némirovsky se licenció en Letras y comenzó, muy joven, una carrera literaria de la que hasta el momento en España sólo se conocía su aclamada Suite francesa, publicada el año pasado con una estupenda acogida. En 1942, Némirovsky falleció en Auschwitz, ese lugar que demostró a los hombres que el infierno es un sitio frío y muy ordenado. Ahora, tras el éxito de su primera publicación en nuestro país, Salamandra se anima a recuperar su obra anterior, que, a juzgar por El baile, será una gratísima sorpresa. No creo exagerar afirmando que este libro, editado como una novela breve aunque en realidad se trate de un cuento, esté a la altura de lo mejor de Maupassant, ese escritor que tanto supo equilibrar la vida dentro de la literatura (¿o debería decir, mejor, la literatura dentro de la vida?), convenciéndonos de que las anécdotas diarias son la savia de la existencia. Al igual que las obras de éste, El baile es un engranaje perfecto, en el que todo está batido a punto de nieve, el ritmo está medido para ajustar expectativas, y los dibujos de los personajes son precisos y funcionan como el filo de una navaja. Desde el inicio asistimos a una situación muy incómoda para cualquier testigo, como es el enfrentamiento irritante entre una madre y su hija adoles-
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IRÈNE NÉMIROVSKY El baile Traducción de Gema Moral Bartolomé Salamandra, 2006 96 pp. / 9 euros
cente. Unos breves flash-backs nos aclaran el origen de ese rencor que está alcanzando el grado de odio en el pecho de la adolescente. Más adelante se nos explica la situación de nuevos ricos en la que se encuentra esta familia, una situación que les produce la peor de las indigestiones, que es, precisamente, la incapacidad de digerirla. Al mismo tiempo, reconocemos las razones por las que la adolescente se carga de necesidad de venganza: «Que sepas, niña, que apenas he empezado a vivir yo, ¿me oyes?», llega a reprochar la madre a su hija. Y la venganza, más bien involuntaria, no meditada, tendrá lugar de un modo impulsivo, y no sólo como consecuencia del aborrecimiento hacia su madre, sino también por rebelión contra sus propios sentimientos, al asistir a una escena de amor entre jóvenes y descubrir en su corazón las contradicciones de la edad, el conflicto entre la niña y la mujer, entre su realidad y su deseo. Tras haber conquistado al lector colmándolo de expectativas, Némirovsky se toma su tiempo para desarrollar un final que no deja de denunciar que cuanto más alta es la presunción, más grave será la vergüenza, aunque no sea nadie más que uno mismo el que la padezca contemplándose sin recato. El contrapunto, a lo largo de todo el cuento, lo ofrece la presencia del padre, más sereno, menos apurado, aunque no carente de orgullo, ese don que mal entendido dará paso a la vanidad. Al igual que en las obras de Maupassant, Némirovsky se guarda para el final la mejor escena, la que desequilibra el círculo para obligar al lector a reconsiderar qué han vivido los seres que pueblan este puñado de páginas. Con un planteamiento que debe bastante al teatro, El baile es una obra perfectamente engrasada. Ojala podamos leer más cosas de esta autora. Ricardo Martínez Llorca
Lenguaje no humano Damas chinas es un ejemplo del estilo despojado del novelista Mario Bellatin ellatin escribe en un lenguaje extraño más allá de lo imaginable, pero carente de exhibicionismos: «Al mirar el reloj, la anciana ya estaba cansada de los trabajos que estaba realizanMARIO BELLATIN do. Entró en la casa Damas chinas luego de dejar en abAnagrama, 2006 soluto desorden los 98 pp. / 10 euros utensilios que había estado usando. Les pidió a las asistentas que los recogieran. Llamó de inmediato por teléfono a la agencia de envíos. Le contestaron después de una serie de timbrazos». Me resulta difícil saber si esta pequeña muestra da una idea del estilo de Bellatin en esta novela. He transcrito unas líneas al azar, como podría haber transcrito cualesquiera otras. El estilo de Bellatin se compone de frases breves, simples, muy raras oraciones coordinadas, y nunca oraciones subordinadas; no hay nexos entre las oraciones, no hay elegancia, o por lo menos nada de lo que reconocemos habitualmente por elegancia. No hay sentido del ritmo, las frases se suceden con una monotonía propia de lo que podría haber escrito un ordenador. Es un lenguaje sin suavidad, sin caricias, pero también sin dureza, sin melodía, sin afec-
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tación. Si el lenguaje humano es una explicación de la realidad, éste es el lenguaje menos humano que puede salir de un ser humano. Y si vamos más allá del lenguaje y nos fijamos en el mundo que nos trasmite Bellatin, el panorama nos resulta desolador: personas sin rostro, sin nombre, sin humanidad; acciones sin causa ni explicación, soledad en estado puro. Creo que esta novela se parece a algunos cuadros de Chirico, tal vez también a los de Delvaux, en esa impresión de soledad, en esa reproducción de un mundo del que no se entiende nada. Esos cuadros en los que las formas geométricas puras se mezclan con los edificios, o en los que mujeres desnudas, aparentemente sonámbulas, pueblan calles nocturnas, tienen a mi parecer mucho que ver con el mundo de Bellatin. Reproduzco el único fragmento en el que se mencionan las damas chinas del título: «Pese a todo, en esa temporada empezaron a circular algunos cuentos referidos a la hija muerta. Se aseguraba que durante las noches se aparecía en la terraza. De la madre se afirmaba que había enloquecido. Se decía que había comenzado a quejarse de no tener ya con quién jugar damas chinas en las tardes, pasión que hasta entonces nadie le había conocido». Esa hija que después de muerta se aparece en la terraza es de Delvaux, obviamente. Esa madre que no puede jugar a un juego que nunca jugó y que probablemente no exista, también lo
es. Esos ‘se decía’, ‘se afirmaba’... son como los velos por los que vemos la realidad en los sueños. Ignoro si algo de esto me gusta. No hay baremo en el que pueda fiar un juicio crítico. Dentro de una narrativa más o menos tradicional, el valor está claro, podemos juzgar la calidad de una obra en parte por su parecido a los grandes modelos, y en parte por su originalidad al diferenciarse de ellos; pero ¿cómo valorar un tipo de narrativa que renuncia a la psicología, un lenguaje que renuncia a la elegancia y que provoca irritación? Solo el tiempo podrá valorarlo. Hay novelas que se crecen en el recuerdo, otras que simplemente se olvidan. Dentro de un año podré decir si Damas chinas pertenece al primer tipo o al segundo, ahora no. Escritor mexicano-peruano, Bellatin estudió Teología y Ciencias de la Comunicación en la Universidad de Lima, y guión cinematográfico en Cuba. Su obra ha sido objeto de varias tesis en Estados Unidos. Ha sido traducido al inglés, francés y alemán. Dirige en México la Escuela Dinámica de Escritores. Su amplia obra ha sido publicada en Perú, México y España. Entre sus novelas que pueden encontrarse aquí y ahora están Flores, Lecciones para una liebre muerta (Anagrama), Poeta ciego, Salón de belleza, El jardín de la señora Murakami. Garcimuñoz