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culturas

N° 76 Suplemento de

artes y letras

TRIBUNA DE SALAMANCA, Domingo, 28 de mayo de 2006

Graffiti de Boa Mistura, un colectivo madrileño que participa en el festival

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En su segunda edición, el Festival Internacional de las Artes busca su consolidación con un ecléctico programa.

3 JOAQUÍN REYES

7 NAOKI URASAWA

El creador de ‘La Hora Chanante’ nos desvela las claves de este programa de culto que está a punto de llegar a su emisión número cincuenta.

20th Century Boys no es sólo uno de los cómics más vendidos en el mundo: también es un trhiller político que plantea preguntas.


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TRIBUNA DE SALAMANCA, Domingo, 28 de mayo de 2006

esta semana la segunda edición del Festival de las Artes de Castilla y cLeón,omienza que hoy por hoy, es la programación más potente en el ámbito de las artes escénicas que acoge la ciudad y la región. Después de un tumultuoso primer año –con programaciones solapándose y el público sin enterarse–, el festival pretende tomar nuevo impulso y comenzar prácticamente de cero con un nuevo formato: quince días en vez de un mes y la gratuidad de los conciertos son

las novedades más relevantes. La programación está basada en la internacionalidad y en un sentido estético de lo contemporáneo. Se habla de tendencias y se agrupan ahí graffiti, música electrónica, performances y espectáculos de sala a medio camino entre la música, el teatro, la danza y lo virtual. Olvidada ya la primera edición, el festival tiene ahora la oportunidad de enganchar a un público potencial que siempre rebusca entre la programación algo que se salga de los cauces habi-

tuales. Conseguirlo sería consolidarlo, algo necesario para la ciudad. Charlamos hoy con Joaquín Reyes, el creador de ‘La Hora Chanante’, un programa de televisión al que no le queda nada mal la etiqueta ‘de culto’. Reyes nos ofrece algunas de las claves de un espacio que va a cumplir su emisión número cincuenta. Cómic con Naoki Urasawa y su superventas –y no por ello menos bueno– 20th Century Boys. Y libros de Francisco Blanco, Joel Kotkin y Alexander Lernet-Holenia.

Antonio Marcos culturastribuna@yahoo.es

1 FELIPE NÚÑEZ EN EL SDLM «Será verdad que en estas cansadas postrimerías ya no se puede pensar? ¿Será cierto que, después de todos los despueses, a la filosofía sólo le queda la tarea póstuma de su repetición o su festejo, de su desplome en filología o en literatura? ¿O debe el pensamiento mirar hacia otro lado –a la zona larga de las sombras– y vestirse el disfraz de una psico-sociología del presente sólo un poco más lista que lo habitual en esas disciplinas? Bajo la amenaza de tales preguntas retóricas –la respuesta es siempre ‘sí’, con sospechosa unanimidad–, se debate este texto. Porque ‘voz media’ es, entre otras cosas, nombre de la parálisis o la banalidad o el sonoro silencio a que nos urgen aquellos falsos interrogantes. El yang y el yin de la cultura mundial los constituyen, respectivamente, el carácter light, ecléctico, fofo, de toda representación –carácter que no es epocal, posmoderno, sino eterno, esencial–, y la índole siempre sólida, concreta, consistente, de lo representado. Esa asimetría conduce a un malestar en la cultura que en nuestro fin de siglo ha colapsado en malestar en la escritura, por más que el malestar se disimule entre risas tontas y muchas muecas. Para escapar de la voz media clama contra esa incongruencia entre representación blanda y referente duro, y a veces clama con palabras gruesas. No otra cosa hizo siempre la filosofía, no otra distancia o diferencia quiso siempre abolir. Celebremos, pues, que, a pesar de los negros pronósticos y desde la más cruda periferia, aún se pueda pensar». Así presentaba hace unos años su ensayo Para escapar de la voz media. En una entrevista en este periódico, en aquel extinto ‘Batuecas’ quedó definido como ‘Un Nietzsche de secano’. Pues bien, Felipe Núñez sigue instalado en el silencio y la periferia, pero salió de ellos para intervenir el pasado jueves en el Seminario Discurso Legitimación y Memoria con un discurso tan potente, sólido, preciso y poético como acostumbra. Habló de cómo las palabras se olvidan de que lo son, de la construcción de lo real, de dios y el pueblo –esas ficciones–, de lo falso eficaz y del silencio en un discurso sobre el malestar del discurso, recapitulando y poniendo al día todo su pensamiento sobre la cultura. El ensayo antes citado y su recopilación poética Balizamiento para un aterrizaje

nocturno (Calambur) pueden servirles para introducirse en su obra, un ejercicio verdadero donde pensamiento y poesía van más que nunca de la mano. También pueden conocerle en esta web: http://personal1.iddeo.es/ret000s6.

2«El poder ANTONIO GAMONEDA incluso ha destruido el lenguaje. Es decir, cada vez significan menos las palabras. El poder ha convencionalizado, ha desnaturalizado el lenguaje. Y las palabras que tú puedas usar en términos de resistencia han sido vaciadas de sentido». Lo decía Gamoneda en una entrevista que publicábamos allá por enero del 2005, y que de alguna manera enlaza con el pensamiento de Felipe Núñez. Periférico y alejado de grupos y corrientes, la trayectoria de Antonio Gamoneda se ha mantenido firme y ahora comienzan a llegarle los grandes reconocimientos. El Premio Reina Sofía –cuya nómina es muy representativa– dará origen a una antología poética que publicará la Universidad de Salamanca con un estudio de Fernando Rodríguez de la Flor y una selección de obra de su hija Amelia, profesora en la Universidad.

Formigo

3DesdeUNhace PREMIO PARA MADEROS tiempo llevamos comentando lo buena que es esta novela del irlandés Ken Bruen publicada por Tropismos y traducida por Antonio Fernández Lera. Esa primera historia protagonizada por Jack Taylor –ex policía borracho en busca de redención– ha merecido el premio otorgado por la Asociación Brigada 21 a la mejor novela traducida al castellano de las publicadas en 2005. Tropismos consigue así –después del Brigada 21 a la mejor primera novela por El comisario Bordelli, de Marco Vichi, el pasado año– un nuevo reconocimiento para su sello negro, donde se están publicando algunos de los títulos más interesantes del género. La matanza de los gitanos será su próximo libro de Ken Bruen, que se publicará después del verano. Leonardo Padura, por La neblina del ayer (Tusquets), y Massimo Carlotto por La verdad del caimán (Barataria) han sido los otros galardonados por Brigada 21 a mejor novela en castellano y mejor primera novela, respectivamente.

Arriba, Felipe Núñez, esta semana, antes de comenzar su ponencia en el SDLM. El lunes habrá en este seminario una sesión fuera de cartel con Óscar Cornago, titulada Barroco y posmodernidad: alegorías del fin de la Historia. Antonio Gamoneda y portada del libro Maderos


TELEVISIÓN

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a Hora Chanante’ (LHC) es uno de esos fenómenos que se trasmiten por el siempre infalible método del boca a boca. Desde su capítulo mensual en Paramount Comedy ha saltado a las televisiones generalistas con sus reposiciones en Localia y, sobre todo, a ese archivo audiovisual que es YouTube.com. Joaquín Reyes es su creador. Desde la facultad de Bellas Artes de Cuenca pasó a la cantera de monologuistas de Paramount y ahora alterna su trabajo en LHC con un papel en la también exitosa serie Camera Café. No para. Charlamos por teléfono entre una mesa redonda en Gijón y un coloquio en Ciudad Real y nos ofrece algunas de las claves del programa. Libertad creativa. «La verdad es que no pensábamos llegar tan lejos. La cadena nos ha dejado total libertad. Es una cosa muy rara, que te apoyen y te animen para que arriesgues. No suele ser común, pero hay que tener en cuenta que las condiciones se dan: es un canal pequeño, un programa mensual, no hay exigencias de audiencia, no hay presión en ese sentido. El ambiente es muy bueno y siempre ha sido así». ¿Qué valora el espectador de LHC? «Creo que la gente valora la naturalidad y el riesgo. El no dar más de lo mismo, el no tener que llegar al máximo público posible. El programa tiene una personalidad. Y no hacer humor sobre actualidad es una liberación. Si hiciéramos parodia de la Pantoja y Julián Muñoz tendría una fecha de caducidad. Y eso en una generalista es casi un imperativo», afirma Reyes. Un trabajo en equipo. Al comienzo, LHC era Joaquín Reyes. Escribía e interpretaba a todos los personajes. «El formato se creó alrededor de mí, pero luego, sin una planificación, se fue incorporando más gente. Estaba claro que si queríamos tener un trayecto largo no podía ser sólo un cómico, es evidente. Se ha añadido gente como Ernesto Sevilla, Julián López, gente que luego ha sido fija. Creo que eso le da versatilidad al programa y todos trabajamos en todo. Esa es una de sus señas de identidad». De esa confluencia de cómicos han nacido personajes como el bacala Vicentín, La Pícara Valenciana, El Bombas o Gañán. Juntos han creado una forma de hacer muy reconocible, tanto en los contenidos como en el aspecto formal. «Nuestros medios son modestos, pero estoy contento. Hay un trabajo de producción de Paula y Arancha que es increíble. Invertimos mucho tiempo en producción y posproducción. Rodamos unos cuatro o cinco días al mes y aprovechamos para grabar varias piezas. La gente está muy involucrada en el equipo y da lo mejor de sí, sienten suyo el programa, y esto es lo ideal. Nos gusta lo que hacemos, no hay escaqueos. Luego, intentamos hacerlo lo mejor posible, dentro de un programa pequeño, que no sea cutre, que la factura final sea buena. No queremos que dé la sensa-

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Reyes, justo antes de una actuación. Arriba, caracterizado como María Jesús y su acordeón y Madonna

JOAQUÍN REYES

«Me gusta sacar el máximo partido a las cosas sencillas» A punto de cumplir cincuenta programas, ‘La Hora Chanante’ es ya un espacio de culto. Reciclaje de iconos pop, personajes paródicos pero naturales, un lenguaje propio y deliciosas piezas de animación son algunas de las claves de un tipo de humor que rebosa originalidad. Charlamos con su creador. ción de dejadez ni de que nos vale hacerlo de cualquier forma». Me decían, Tachenko, qué tal por ahí arriba: Testimonios. Reciclando el género documental, uno de los puntos fuertes del programa son esas parodias de personajes populares: una bizarra selección de iconos pop maquillados hasta las cejas, resumiendo su vida en primera persona. Pero estos dicen lo que ellos nunca dirían de sí mismos. Desde ochenteros como Tachenko, Karpov, Mister T, María Jesús y su acordeón o David Hasselhoff hasta gente como Björk o el pintor Antonio López. «Los proponemos entre todos y al final los elijo yo. Intento que el personaje sea atractivo, que pueda dar juego, situaciones divertidas. Los escojo un poco para mí y luego espero a ver cómo reacciona la gente. Mister T le va a encantar a todo el mundo, pero con Karpov tienes dudas. A veces te equivocas».

Tontunos, viejunos y cartonianos: el lenguaje chanante. «Hemos intentado buscar unos referentes y sin embargo abordarlos con un lenguaje tradicional, las expresiones que escuchamos en casa de nuestros padres. Es algo que quisimos hacer desde el principio. Y son palabras que fuera de contexto funcionan muy bien. No es lo mismo oír a un manchego hablar en manchego que oír a Margareth Thatcher hablando en manchego. Nos hacía gracia y eso luego se ha convertido en una seña de identidad del programa». Por su difusión, no llega a ser aquel fenómeno de todo el mundo diciendo «no puedorr», pero sus expresiones van calando y el espectador las espera. «El humor siempre ha intentado crear esa coletilla, la frase que engancha. En el 1, 2, 3 lo hacían mucho… El humor se basa en la repetición. No ha sido algo premeditado, machacar una palabra para re-

petirla, pero lo cierto es que hay palabras que gustan a la gente, como a mí me gustaba decirlas: regomello, viejuno. No sé exactamente a qué se debe, simplemente funciona. También hay que tener cuidado de no cansar. Intento analizar qué funciona, desde la escritura a la edición. Pero incluso en el monólogo, que es una estructura más ortodoxa, te das cuenta de que hay cosas que se te escapan, que hacen gracia porque sí». Humor inteligente: di no. Alguien les enmarca dentro de esa etiqueta que sirve más para negar que para afirmar. «No me gusta esa etiqueta. Son las personas las que son inteligentes, no el humor. Me parece un poco pedante. El humor... en principio, ninguno es malo. Tienes que hacer reír, y todo lo que tiene personalidad es válido. Somos bastante escatológicos también, es una forma de no renunciar a nada. Podemos combinar eso con una referencia más elevada». El reposado mundo de Super Ñoño: animación. A Joaquín Reyes le sale aquí su formación ‘bellasartera’. Pequeñas piezas que van desde el chiste al personaje serial como Super Noño –el superhéroe más blando que la mierda de pavo–, Bizcoché y Ojos de Huever

o Dr. Alce y Señor Cabeza. «Me encanta la animación, soy un fan. Quería que fuera una de las cosas reconocibles del programa. Quiero que sea algo inmediato, se me ocurre la idea y la saco. Me encanta sacar el máximo partido posible a algo sencillo. Super Ñoño es una cabecita en una cama, pero tiene personalidad, le miras a los ojos y dice algo, actúa muy bien. A veces las cosas sencillas dan mucho juego». Y no olviden esos videojuegos de plataformas y estética retro protagonizados por Gañán, Vicentín o El Payaso. «Me encantan aquellos juegos, los de 3D no me interesan. Con los pocos colores que tenía el Spectrum te daba como una codificación de la realidad. Es como comparar la pintura románica con la hiperrealista». Calentito de lo traigo, nianoniano. El Payaso, ese ser radical que explicita el lado amargo del personaje, canta hip hop. «Lo tenía como un proyecto de hip hop, luego llegó ‘La Hora Chanante’ y lo colocamos ahí. La intención es editarlo. No sé cómo caerá en los raperos, pero es un proyecto serio». En el futuro quizá veamos un cómic de LHC y un largometraje de ficción creado por Reyes. Antonio Marcos 


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De izquierda a derecha, La tempestad, de 4D Art; La sirenita, de Lenz RifrazioniTeatro Lenz; Super Vision, de The Builders Association y H2-2005 de los brasileños Compañía Grupo de Rua de Niterói

II FESTIVAL DE LAS ARTES

En busca de la consolidac En su segundo año, el festival salmantino propone un giro respecto a la desproporcionada primera edición y, con una programación basada en lo más contemporáneo, busca un modelo para afianzar en el futuro. mpezar de cero, o casi. Éste es el objetivo de la segunda edición del Festival Internacional de las Artes de Castilla y León, que comienza el jueves y terminará el sábado 17 de junio. En medio, representación de catorce paises para una programación que busca en las tendencias más contemporáneas sus señas de identidad. La experiencia del año pasado ha servido para acotar el festival en el tiempo –quince días en lugar de un mes–, cambiar algunos escenarios –música en la Plaza y gratis en lugar de San Román de pago– y consolidar

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sus propuestas más aceptadas –las Conchas Electrónicas, principalmente–. Son elementos que vienen a racionalizar una experiencia que al año pasado se tornó en tempestuosa debido a la mala ubicación de algunos espectáculos, la saturación de actividades y una escasa conexión con su público potencial. Este año podremos ver cómo cuaja el modelo para que, con el tiempo, se convierta en la referencia que pretende ser. Guy Martini, director del festival, asegura que «es un formato más manejable y vamos al encuentro del público. Para llegar a tener una imagen del festival tienen que pasar cuatro o cinco años y en esta edición apostamos por un concepto fuerte y novedoso. Poco a poco tenemos que analizar el modelo para llegar a un formato que atraiga a la gente de Salamanca y que interese a la gente que pueda venir a visitarnos. Hemos aprendido de la experiencia,

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La idea es hacer un encuentro de nuevas tendencias, mostrando la creatividad europea y mundial, con una máxima calidad y con un lenguaje contemporáneo

hemos escuchado mucho y volvemos a formular el festival con una propuesta de base. Si funciona, ésta es la línea que vamos a seguir». La línea, en cuanto a programación, la marca un estilo ecléctico, con espectáculos que navegan entre géneros y que consolidan algunas de las figuras ascendentes en las nuevas tendencias culturales: dj’s, graffiteros... «El concepto es distinto al del año pasado. La voluntad es pensar qué tipo de programación podría ser mejor para Salamanca –con su enorme patrimonio, su gran presencia de estudiantes–, dentro de las propuestas de otros festivales nacionales. La idea es hacer un encuentro de nuevas tendencias, mostrando la creatividad europea y mundial, con una máxima calidad y con un lenguaje contemporáneo», afirma Martini. El sentido de la novedad también lo da la condición de que los espectáculos o exposiciones son

estrenos en España. Otro de los puntos que destaca es su internacionalidad: están representados catorce paises. «Hay pocos festivales con la etiqueta internacional que consiga esa concentración», dice. La cita se plantea como una cata de la creatividad contemporánea, una línea similar a la que sigue la Junta de Castilla y León –organizadora del evento– en el terreno de las artes plásticas con el Musac. «La idea es buscar las formas de expresión de hoy. Hay espectáculos que no sabes definirlos desde el punto de vista clásico, se da una mezcla, una interacción de lenguajes, y nos interesa también explorar otros campos como la performance, el graffiti o la música electrónica», sostiene Martini. Novedades y ‘clásicos’ Uno de los programas con mayor aceptación el pasado año fue ‘Las Conchas Electrónicas’, un modelo de convivencia entre el patrimonio monumental y una música orientada al baile y con un poderoso circuito propio. Los diseñadores Locking Shocking

Profesor Ángel Dust actúa el jueves en la Plaza y desp pinchará en Casa de las Conchas


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serán los encargados de modificar el espacio y en su programación se anuncian un puñado de dj’s venidos desde todas las latitudes. Pero lo electrónico no se reducirá sólo al marco de Las Conchas, sino que contagia a buena parte de la programación musical. Si ya el año pasado, el concierto que mejor funcionó fue el de Thievery Corporation, en una línea pareja llega Profesor Ángel Dust –ya este jueves en la Plaza– y Asian Dub Foundation, un grupo agitador y políticamente reivindicativo que funde sus raíces e instrumentos asiáticos con los nuevos ritmos. En música, la representación española la ponen los sonidos cálidos de Kiko Veneno y Amparanoia. Una de las novedades consiste en la incorporación de las artes plásticas y visuales al programa. Por un lado, en su vertiente callejera –aunque galerías y museos cuentan desde hace algún tiempo con ellos– con diferentes colectivos graffiteros. Suso 33 –evocadoras sus figuras pintadas sobre casas abandonadas–, Reyes del Mambo, El niño de la pintura, Boa Mistura y los salmantinos Alto Contraste y Remolino dispondrán de espacios para pintar. En la parte expositiva tradicional Joan Fontcuberta trae ‘La sirena del Tormes’, un ejercicio arqueológico; los videoartistas Masbedo –expusieron no hace demasiado en el DA2– trabajan con el escritor Michel Houllebecq en un relato postapocalíptico; el británico Darren Aldmond expone por primera vez en España y Jean Louis Laurain muestra un conjunto de falsas postales que relacionan Castilla y León con Brasil, país invitado este año.Destaca también como novedad la programación de performances en la tarde-noche de los martes en el DA2, con la presencia de Marcel-Li Antúnez y Ulrike Rosenbach entre otros. El teatro de calle tendrá por

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Las artes plásticas y visuales se incorporan al programa con varias exposiciones y espacios para el graffiti

Arriba, Conference des Chevaux, de la compañía Generik Vapeur. Abajo, Kain, wenn & aber, de los berlineses Nico and The Navigators

escenario la Plaza Mayor, con sus habituales espectáculos de gran formato de tendencia simbólica, pirotécnica y acrobática. La compañía Feu & Metal, Ilotopie –con un montaje sobre el río Tormes preparado especialmente para el festival–, Generik Vapeur con llamativos caballos articulados y Les Passagers componen este subprograma. Los espectáculos de sala muestran ese cruce entre disciplinas diversas que está en la base ideológica del festival. 4D Art estrena este viernes y sábado La tempestad, una adaptación de Shakespeare hecha con actores reales y virtuales sobre el escenario. El italiano Pippo Delbono llega con un trabajo sobre la fragilidad humana y un premio Ubu; la formación berlinesa Nico and the Navigators mezclan la música con el teatro; The Builders Association lo hacen con animación digital, música electrónica y estética de chip; más clásico, basado en el trabajo del actor en solitario, regresa Charles Gonzales con Teresa de Ávila después de su Camille Claudel de la pasada edición; el norteamericano Mark Tompkins presenta una coreografía sobre el bien y el mal en una especie de cabaret neoyorkino; Calixto Bieto estrena en España su Peer Gynt, la obra de Ibsen leída en clave de provincianismo... Las propuestas son muchas y las iremos desgranando semana a semana en estas páginas. Para este área en concreto, resulta un acierto el subtitulado de los espectáculos. El festival cuenta también con una muy extensa programación en barrios –talleres, música, teatro, animación...–, un ciclo de cine contemporáneo brasileño en la Filmoteca, un programa de música en formato más reducido en el Café Corrillo, una serie de intervenciones multidisciplinares en el Café Moderno y acciones de creación literaria en Las Conchas. En fin, un programa extenso y con la intención de acercar a la ciudad espectáculos metidos de lleno en la contemporaneidad. Serán quince días repletos de actividad en los que habrá que tener la mente abierta. A. Marcos 


6  culturas LIBROS NOVEDADES

Memorias de la China perdida DAVID KIDD Historias de Pekín Traducción de Marta Alcaraz Libros del Asteroide, 2006 240 pp. / 17,95 euros

 David Kidd vivió durante cuatro años (desde 1946 a 1950) en la ciudad de Pekín; en 1949, cuando los comunistas acababan de llegar al poder, se casó con la hija de una aristocrática y acaudalada familia china, y pasaría el tiempo que le restaba en la ciudad instalado en la mansión familiar de su esposa. Allí se convertiría en testigo de la desaparición de la China milenaria: la revolución iba a suprimir rápidamente las antiguas tradiciones y las viejas formas de vida. Este libro contiene sus memorias de aquellos años: el retrato íntimo de un mundo elegante y refinado, de viejas costumbres milenarias, un retrato memorable y conmovedor porque el mundo que en él se describe iba a ser implacablemente destruido. «Siempre tuve la esperanza –nos dice Kidd– de que algún académico joven y brillante se interesaría por nosotros y por nuestros amigos chinos antes de que fuera demasiado tarde, de que estuviéramos todos muertos y las maravillas que habíamos contemplado quedaran sepultadas en el olvido. Pero este joven no ha aparecido y, por lo que sé, soy el único cronista con material de primera mano sobre esos años extraordinarios que vieron el final de la vieja China y los comienzos de la nueva». En este libro, Kidd consigue que todos esos sucesos extraordinarios vuelvan a la vida.

En el colapso económico ÁNGEL VALLECILLO Colapsos Difácil, 2006 224 pp. / 13 euros

 Esta novela narra, en diversos escenarios y con diferentes protagonistas, los sucesos previos y posteriores a un colapso económico mundial originado por un escurridizo y fantástico visionario llamado Malcom la Sal. Pícaros modernos, pornógrafos, un matrimonio que añora los concursos televisivos, un ecologista insomne o un mafioso que huye de la policía escondido en un ataúd son algunos de los personajes de los que se sirve Ángel Vallecillo para construir su novela más audaz. Cada capítulo supone una vuelta de tuerca a su trama, una imaginativa e infatigable huida hacia delante. El argumento de este colapso no es sino la situación que estamos viviendo en nuestro comienzo del siglo XXI. Humor y dolor hacen de Colapsos un libro controvertido.

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Oxígeno para la comedia Minúscula publica El joven Moncada, una magnífica novela que homenajea a los clásicos españoles Puede una comedia ser una obra maestra? Si uno dedica un tiempo a revisar las novelas que podría catalogar como obras maestras, incluso las obras de teatro de ese calibre, rápidamente cae en la cuenta de que la casi totalidad son tragedias o, todo lo más, tragicomedias. Cabe preguntarse, en consecuencia, qué sucede con la literatura, con la narrativa. ¿A qué se debe ese ajuste dramático entre las intenciones y la escritura? Probablemente no sea este terreno, destinado a reseñar libros, el hueco oportuno para debatir acerca del asunto. De hecho, en tan breve espacio es bien difícil alcanzar ninguna conclusión, y mucho menos razonarla. A no ser, claro está, que uno posea las dotes de aforista de Canetti o Cioran. Sí que debemos justificar esta reflexión ocasionada por la lectura de esta gratísima sorpresa, El joven Moncada, que aterriza avalada por una de las mejores editoriales de nuestro país: Minúscula. ¿A qué se debe que uno no se atreva a igualar esta comedia con lo mejor de la literatura? La respuesta cabe buscarla en la historia y las influencias de las que bebe, tan a la luz para el lector. Si la estructura se asemeja a las obras con carambolas de Shakespeare, los momentos en que se detiene la acción principal para encajar una más corta nos remiten a Cervantes; los personajes están sacados de la mejor picaresca, con alguna vuelta de tuerca muy inteligente, muy sutil, cargando de un ingenio socarrón los diálogos de manera que, sin que estemos convencidos de que fuera ésta la intención del propio Lernet-Holenia, nos acerca a Groucho Marx. Podríamos indagar más en los orígenes literarios de estos personajes vividores, estafadores, o en las regiones narrativas que agrupa, desde la novela itinerante al enredo claustrofóbico. Pero ese juego lo dejamos para el lector, y confiamos en que sean muchos los lectores que participen de él. Sólo pretendíamos insinuar que ese

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ALEXANDER LERNET-HOLENIA El joven Moncada Traducción de Adan Kovacsics Minúscula, 2006 148 pp. / 15 euros

flujo que nos conduce a lo ya leído es lo que priva a la novela de una catalogación superior. El joven Moncada es una obra que nos habla sobre la conveniencia de tomarse la vida en serio, proponiendo que cualquiera tiene capacidad para transformar hasta las miserias en una fábula desternillante o que al menos nos gratifique con una sonrisa. Ahora bien, para alcanzar el objetivo cabe exigirse una locuacidad vivísima, producto tanto de la rapidez mental como de la observación de la vida cotidiana, de la experiencia del día a día. Todos los protagonistas, españoles vistos por un autor austriaco que homenajea a la literatura clásica de nuestro país, poseen una capacidad de análisis extraordinario, y también de deducción, inducción o generalización. Desde Juan Moncada, un joven irónico, arrojado y enamoradizo, al anciano Moncada, un aristócrata indispuesto a la hora de tocar fondo. Y cada uno de ellos elabora sus propios planes para salir adelante económicamente, sin trabajar y engañando con una travesura sin maldad, o al menos sin transmitir maldad en el tono en que está escrito el libro. Maravillosos los diálogos de los que no nos resistimos a presentar algún ejemplo: «–¿Cuál es su formación académica? –Bueno, no está mal. Gané un partido de cricket y un campeonato de pesca en el Guadalquivir». «-¡No me diga que aún hay gente en el mundo dispuesta a hacer una reverencia ante la diplomacia –exclamó Cortes (se trata de un embajador)». «–La necesidad de tener dinero llega hasta las clases más bajas… (pronunciado por un duque arruinado)». «–Yo jamás preveo mis decepciones. Si las previera no serían decepciones, claro». Pero fuera de contexto las frases tal vez pierdan su gala. Mejor será que se animen a leer la novela. Ricardo Martínez Llorca 

Historia de la colmena Joel Kotkin traza la historia de las ciudades y coloca en el sudeste asiático la herencia clásica n lo que es la tesis fundamental del libro, tres elementos ve Joel Kotkin como definidores de la buena salud de la ciudad: «el carácter sagrado del lugar, la capacidad de proJOEL KOTKIN porcionar seguridad La ciudad. y un proyecto de poUna historia global der, y el papel vigoriTrad. de Francisco Ramos zador del comercio. Debate, 2006 Allí donde estos tres 377 pp. / 13,5 euros factores se hallan presentes, florece la cultura urbana. Cuando estos elementos se debilitan, las ciudades se disipan y, a la larga, se retiran de la historia». En cuanto historia de ese elemento universal que es la ciudad, este libro se convierte pronto más en una historia universal, sin más, que en una historia de las ciudades, y mucho más en una historia de las ciudades que en una historia de la ciudad. Hasta el siglo XIX incluido, pocas líneas, difícilmente podríamos hablar de páginas, se dedican a la morfología de la ciudad y a cómo evoluciona esta. Por el contrario, el grueso del libro está consagrado a analizar qué ciudades se alzan en

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cada momento de la historia con la hegemonía y por qué, algo que obviamente tiene mucha más relación con su función que con su forma. Muy de pasada, se mencionan las ideas de Vitrubio, por ejemplo. Eso cambia en las últimas ochenta páginas del libro, donde sí nos adentramos en la morfología de la ciudad, primero con las ciudades de los rascacielos, luego, ligeramente, con los experimentos japoneses y fascistas, más tarde con las ideas de Le Corbusier y la ciudad soviética (la imagen que ofrece del Stalin urbanista de Moscú es tan sórdida, que creeríamos que Kotkin nos está hablando de otras ciudades mucho más próximas), después con la ‘anticiudad’ de los suburbios, originada hace casi un siglo en Los Ángeles y cuya moda acaba de llegar aquí, y por último con las espantosas megaurbes del tercer mundo. «Los nuevos urbanistas, arquitectos, planificadores y promotores –escribe Kotkin– suelen hablar de manera convincente de la necesidad de zonas verdes urbanas, de la conservación de los edificios históricos y de la gestión medioambiental. Sin embargo (...) raramente aluden a la necesidad de una potente visión moral que mantenga unidas a las ciudades». Se entiende por qué, cabría responderle: una potente visión moral que nos mantenga

unidos no es algo que pueda conseguirse solo con desearlo, y no es, por suerte o por desgracia, el signo de los tiempos. Es posible que los integrismos islamista, judío, protestante y católico lleguen a triunfar en los próximos años; pero no es posible que lleguen a ser unánimes en ninguna ciudad del mundo. La unanimidad ha dejado de ser posible. Kotkin ve en la actualidad la herencia de la ciudad clásica en las nuevas megaurbes del sudeste asiático (Seúl, Hong Kong, Singapur y Shanghai ocupan las últimas páginas del libro), en las que el nuevo confucianismo, teñido de positivismo occidental, viene a cumplir esa función moral que reclama el autor; y que son ciudades indudablemente más cohesionadas y felices que las megaurbes del tercer mundo. El que esto firma ha encontrado apasionantes, aunque no siempre originales, las páginas dedicadas a Tenochtitlán, Roma, Venecia, Florencia, Nueva York o Los Ángeles. Decepción: la palabra ‘Salamanca’ no aparece en el libro. Joel Kotkin es periodista, historiador, conferenciante y asesor en materia de desarrollo urbanístico. Es autor de numerosos libros, entre los cuales están California INC y La nueva geografía. Garcimuñoz 


CÓMIC

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Todos somos ‘amigos’ de Naoki Urasawa ¿Por qué una vez que hemos empezado sus páginas, es imposible dejar de leer 20th Century Boys? Quizá porque Urasawa crea con esta obra un thriller político y adictivo, gran superventas mundial. Se imaginan ustedes que alguno de sus políticamente incorrectos juegos bélicos infantiles sobre grupos secretos o confabulaciones mafiosas, llegara algún día a hacerse realidad? (ehem). El orbe se vería sumido inmediatamente en el caos más absoluto, debido a esas coordenadas incoherentes que, sin embargo, tan bien administran la lógica infantil. Este aparente dislate es el punto de partida de 20th Century Boys; pero sólo aparente, porque en la saga creada por Urasawa casi nada es azaroso y mucho menos incoherente. El primer contacto con 20th Century Boys, uno de los indiscutibles best-sellers del cómic de todos los tiempos, impone respeto e invita a todo tipo de suspicacias: un manga con elementos básicos del thriller, que su autor estira año tras año, y que se anuncia con toda una retahíla de mensajes requetemanidos en torno a conspiraciones para acabar con el mundo y ataques terroristas globales. Clichés del tipo de «El 31 de diciembre del año 2000, un heroico grupo de personas salvó a la humanidad de ser exterminada…», nos predisponen hacia la lectura con un estado de ánimo similar al que nos hace huir despavoridos del peor cine comercial ‘hollywoodiense’. Sin embargo, Urasawa es un auténtico maestro a la hora de confundir expectativas; prejuicios incluidos. De primeras, 20th Century Boys es uno de los thrillers más adictivos, sorprendentes y enrevesados (en el buen sentido de la palabra), que un servidor ha visto o leído en muchísimo tiempo: la historia de los juegos infantiles de Kenji y su grupo de amigos en el Japón de 1971, es tan solo la primera de las muchas líneas argumentales (la principal por ser la desencadenante del resto) que recorren la obra. La habilidad dramática de Urasa-

NAOKI URASAWA 20th Century Boys Planeta DeAgostini

mas y segundas líneas argumentales, el control que muestra Urasawa sobre su historia, favorece siempre el seguimiento adictivo de la peripecia. Sin olvidar el virtuosismo gráfico de un autor que, manteniendo las coordenadas visuales del manga, se posiciona muy por encima de la mayoría de sus colegas nipones (¡Qué maravillosos escenarios los que diseña el maestro japonés y qué gran fisionomista es!) Como señalábamos más arriba, casi nada es gratuito en 20th Century Boys. Urasawa no estira su relato (únicamente) con aviesos intereses comerciales, sino que organiza los componentes de su tablero de ajedrez como un jugador que conoce perfectamente los movimientos de antemano. Cada nueva línea argumental, supone una nueva vuelta de tuerca al motor de la gran maquinaria que mueve el armazón de 20th Century Boys. No se trata del tipo de ejercicio de confusión autocomplaciente que cuestiona la inteligencia del lector en aras de la sorpresa fácil. Los muros exteriores del laberinto de Urazawa están construidos con firmeza desde el principio de la aventura (o así lo parece) y es en el interior de sus pasillos donde se establece el caos ordenado, donde salta la sorpresa al final de cada corredor, donde la organización ‘Amigo’ teje su tela para conquistar el mundo.

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En la línea de los grandes thrillers políticos de Graham Greene y las distopías de autores como Huxley u Orwell, plantea interrogantes, nada ingenuos, acerca del futuro

wa a la hora de dosificar la información (con constantes indicios narrativos estratégicamente escondidos en la trama) y su dominio autorial en la ordenación (alteración, más bien) del tiempo del discurso, funcionan a favor de un suspense acumulativo, que no suelta al lector desde el primer volumen de la serie (de la que en España Planeta ha publicado ya el número 18). Así, aunque en el algún momento el lector podría verse desbordado ante la aparición constante de personajes o el nacimiento de subtra-

Interrogantes Kenji y sus amigos se enfrentarán al mundo para salvarlo de sí mismo, como habían hecho en sus juegos infantiles treinta años atrás y, en el camino, se nos descubrirán bastantes de las coordenadas que explican la historia de la nación japonesa y la vida de sus habitantes en esos treinta años. Al mismo tiempo (en la línea de los grandes thrillers políticos de Graham Greene y las distopías de autores como Huxley u Orwell), Urasawa plantea interrogantes, nada ingenuos, acerca del futuro: ¿Hasta dónde debe llegar el control de los estados sobre sus ciudadanos? ¿Quién instiga verdaderamente la amenaza terrorista global? ¿Tiene el ciudadano la posibilidad de conocer la verdad última tras las grandes decisiones político-económicas? Y, sobre todo, ¿por qué una vez que hemos empezado sus páginas, es imposible dejar de leer 20th Century Boys? Rubén Varillas 


8  culturas LIBROS

TRIBUNA DE SALAMANCA, Domingo, 28 de mayo de 2006

NOVEDADES

Rico como un Rothschild HERBERT LOTTMAN Los Rothschild (Tiempo de memoria) Tusquets, 2006 456 pp. / 24 euros

 ‘Ser rico como un Rothschild’ es ya una expresión acuñada en todo el mundo, pero pocos conocen su origen y los avatares por los que ha pasado esta familia judía para ser hoy tan poderosa y tan influyente. Ya muy a principios del siglo XIX, la condesa de Nesselrode, fascinada por el poder omnipresente de James Rothschild, el ‘Gran Barón’, escribía a su marido: «¿Sabes quién es en Francia el virrey e incluso el propio rey? ¡Rothschild!». Probablemente ignorara que James, alias Jacob, era hijo de un simple cambista en el gueto de Frankfurt... La aventura de James Rothschild y sus descendientes, desde Alphonse hasta Guy y David, pasando por sus insignes esposas y hermanas, recorre dos siglos y atraviesa el mundo de las finanzas, la política y la economía internacionales, pese a su actitud pasiva en el célebre ‘caso Dreyfus’, a los reveses durante la crisis de 1929, a las expoliaciones y el saqueo de sus bienes por los ocupantes nazis y el gobierno de Vichy, y a la nacionalización de su banca durante los primeros años del gobierno socialista de Mitterrand. Banqueros, viticultores, industriales, financieros, agricultores, ganaderos, coleccionistas, mecenas, actores, escritores, excéntricos o discretos, los Rothschild lo han sido todo y extienden su influencia económica y política de Londres a Israel pasando por España y Rusia. No en vano, contra viento y marea, la divisa familiar sigue siendo la misma: ‘Concordia, Integritas, Industria’, armonía, integridad, trabajo.

La evolución de un patricio WALTER PATER Mario el epicúreo Trad. de Rafael Lassaletta Valdemar, 2006 544 pp. / 12,5 euros

 Mario el epicúreo es una narración profundamente poética, una biografía del espíritu, que muestra la evolución del pensamiento de un joven patricio romano, tal y como se desarrolló en muchos espíritus y pensadores de finales del Imperio Romano, desde las tradicionales creencias paganas de la vida espiritual griega y romana hacia una nueva filosofía de la vida representada por el espíritu comunitario de los primeros cristianos. Su héroe, el joven Mario, vive en la época de los Antoninos, el periodo más álgido del Imperio Romano.

Acercamientos a la muerte Francisco Blanco reflexiona sobre cultura funeraria y soledad con un ensayo y una obra de ficción s bien conocida la versatilidad literaria de Juan Francisco Blanco. Si su prestigio se fundamenta especialmente en los trabajos de investigación etnográfica, los buenos aficionados a la literatura no olvidan alguna obra narrativa suya, como es Cuentos del desván. Por ello, no es motivo de sorpresa una obra de la calidad literaria de Fabio el usurpador, cuya exquisita edición ha restado a la obra la proyección que con toda justicia merece. La brevedad de la obra, fronteriza entre el cuento y la novela breve, no excluye un plástico dramatismo humano. El escenario, un lazareto, constituye de entrada un espacio para la inquietud, en el que la enfermedad de la lepra es una maldición difícil de superar para esos enfermos que «vagaban de un lado para otros como ánimas en pena». Son los desvalidos, a los que Fabio Crespo, el protagonista , «les había esquilmado de tal forma sus recuerdos que éstos apenas alcanzaban la edad breve de unos días y andaban los pobrecitos medio idos, sin provisión alguna en sus mentes». El desasosiego que el emplazamiento provoca se intensifica en los enfermos y las religiosas de la caridad al conocer la huida de Fabio. De ello se duele sor Benedicta en «una tarde de azahares». El desconsuelo de las monjas que atienden a los enfermos se transforma en una alegoría de la soledad humana, simbolizada en los momentos de éxtasis que sor Benedicta vive con inusitado fervor, contemplando en su arrobamiento místico las andanzas de Fabio. Las dos docenas de páginas que integran el relato son una exquisita visión de situaciones humanas de imposible sintetización. En ellas, pese a lo expuesto, no existe visión realista. Espacio, personajes, situaciones… son, si acaso, los flecos líricos de un mundo casi irreal, en el que cada elemento es una parte de esta bella, pero desolada alegoría de la soledad humana. La muerte tiene otras interpretaciones, distintas a buen seguro de los espacios y personajes presentes

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JUAN FRANCISCO BLANCO La muerte dormida. Cultura funeraria en la España tradicional Universidad de Valladolid, 2005 112 pp. / 9,20 euros

JUAN FRANCISCO BLANCO Fabio el usurpador Kadmos, 2005 28 pp. Edición no venal

en Fabio el usurpador, en los que la muerte tiene connotaciones psicológicas. A las manifestaciones sociológicas e históricas de la muerte se acerca también Blanco, documentándolas de forma fehaciente, en La muerte dormida. Su trabajo científico va precedido de un pesimismo personal, poco acorde en teoría con la objetividad de la investigación. La ‘Introducción’ de la obra viene a ser una llamada de alerta respecto a la cultura y a las formas de vida actuales. Consciente de cómo la muerte, desenlace inevitable del hombre, ha quedado reducida a ceremoniales fríos, asépticos y deshumanizados… Blanco invita al lector a que se asome «al brocal de este pequeño pozo de este libro y podrá contemplar el agua dormida que mana del hontanar de la tradición». De esta forma, se anticipa el contenido del estudio, un rastreo diacrónico de las implicaciones y rituales de la muerte a través de la historia. Se intenta ofrecer las implicaciones complejas y diversas en los pueblos de España, bien conocidas por los múltiples trabajos de investigación llevados a cabo por Blanco. Es obvio que las poco más de cien páginas exigen un planteamiento sintético de temas e intenciones. Pero la relación de datos, situaciones, hábitos sociales y comportamientos humanos del pasado quedan dignificados por el rigor de su presentación y el sentido humanístico que subyace a lo escrito. Nada de los múltiples elementos que rodean a la muerte como fenómeno humano escapa a su reflexión: el concepto de la muerte a la misteriosa irrealidad tradicional de las ánimas, costumbres, sortilegios, tradiciones religiosas y profanas… Con este planteamiento La muerte dormida sirve de documentación científica, pero también de autoexamen de conciencia para una sociedad que pretende someter a la despedida de la vida humana en un frío y aséptico ‘apartamiento del mundo’. Nicolás Miñambres 

El dinosaurio y otras historias David Lagmanovich recopila en una antología el últimamente consolidado género del microrrelato medio camino entre el aforismo, la prosa poética, la greguería, el cuento popular, la anécdota mínima y el slogan publicitario, el microrrelato se ha consolidado en los últimos tiempos como VARIOS AUTORES una de las formas liLa otra mirada. Antología del microterarias más cultivarrelato hispánico das. Su brevedad enMenoscuarto, 2006 caja a la perfección 334 pp. / 16,9 euros con la celeridad de la vida moderna y con la cultura del ‘zapping’ que parece haberse impuesto en las nuevas generaciones, necesitadas de continuos estímulos y cambios para poder mantener la atención. El desarrollo de nuevas formas de difusión editorial como Internet, así como la transformación de las clásicas, que han ido adaptándose progresivamente a las nuevas rutinas lectoras del público, han provocado la eclosión de un tipo de escritura típicamente posmoderna que permite a los autores exponer visiones dislocadas de la realidad, jugar con la palabra, experimentar con los diversos niveles de significación y relacionarse con otros discursos en clave imitativa o paródica. Lleno de referencias e ironías, el microrrelato es un

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claro ejemplo de texto abierto en el que caben diversas interpretaciones y lecturas condicionadas por el bagaje cultural y la capacidad de fabulación de quien se enfrente a él. La otra mirada muestra un recorrido por las diversas formas de la minificción hispánica que abarca todo el siglo XX. Junto a la compilación de textos, la obra ofrece una breve introducción teórica sobre el género en la que se intentan definir, sistematizar y tipificar las diversas formas de microrrelato. Firmado por el escritor David Lagmanovich y complementada por un detallado listado bibliográfico, el análisis se antoja tan interesante como necesario, ya que permite a los no iniciados adentrarse en el estudio de un género que, quizás por su carácter híbrido y popular, apenas ha recibido hasta ahora la atención de la crítica especializada a pesar de la categoría de los autores por los que ha sido cultivado. De hecho, la antología parte de los modernistas Rubén Darío y Leopoldo Lugones para seguir indagando en las literaturas española e hispanoamericana y exponer así la vitalidad del género durante el pasado siglo. Juan Ramón Jiménez, Vicente Huidobro, Ramón Gómez de la Serna, Jorge Luis Borges, Max Aub, Julio Cortázar, Mario Benedetti, Juan José Millás, Luisa Valenzuela o Ana María Matute son algunos

de los nombres que jalonan una evolución en la que ocupa un lugar privilegiado el escritor guatemalteco Augusto Monterroso, creador del que probablemente sea el microrrelato más conocido: «Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí». La importancia de este texto no sólo está en la poderosa creación, con tan sólo siete palabras, de un verdadero cosmos narrativo de diversas y sugestivas interpretaciones para el lector, sino también en su capacidad para convertirse en icono del género y ser utilizado como referencia intertextual por autores como Luis Mateo Díez o José María Merino. Sin más vocación de unidad que la que le da el ser una selección histórica del género en las literaturas de habla hispana y concebida, gracias a la naturaleza de los textos que la forman, para ser disfrutada en pequeñas e independientes dosis y no en una única lectura, La otra mirada parece haber sido confeccionada para convertirse en una de esas obras de referencia a las que siempre volver, ideal para tener sitio reservado en la maleta o en la mesilla de noche y permitir así adentrarnos, en unos pocos minutos y con unas pocas palabras, en un mundo lleno de desconcierto, sarcasmo y, sobre todo, literatura. Javier Sánchez Zapatero 


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