Un virus previsible Por Luis Castelli
El Mercado de Wuhan es mucho más que murciélagos hirviéndose vivos para preparar un plato de sopa. Se pueden observar cómo ejemplares de camellos, koalas, serpientes, escorpiones, ratas, ardillas, osos, cocodrilos, etc. son sacrificados y trozados, en el acto, para su venta a clientes que los emplean para alimentarse, usar sus pieles y/o elaborar medicinas tradicionales. Nada más observar esas escenas de crueldad hacia otros seres vivos para sentir rechazo por un consumo que una gran mayoría del pueblo chino evita. Y, por qué no decirlo, repulsión por esos caprichosos lujos inútiles que hacen pensar en la conducta humana como algo a menudo irracional y, sobre todo, indecente. Allí es el epicentro del contagio de la actual pandemia. Después, el virus viajó en las manos, en el aliento, en barco, en avión. Se extendió por toda Europa, por el mundo.
6 · SEA
La mayoría de las pandemias tienen su origen en Asia o África, donde la población humana registró un cambio sin precedentes. Según el Banco Mundial, cerca de 200 millones de personas se mudaron del campo a áreas urbanas en el este de Asia durante la primera década del siglo XXI. Una migración de esa magnitud implica una urbanización en gran escala y resulta imposible sin afectar los ecosistemas, sin el reemplazo de hábitats naturales que exponen a las personas a zoonosis transmitidas por animales salvajes. Los virus zoonóticos (aquellos transmisibles de animales a humanos) han causado las epidemias más destructivas de la humanidad: VIH, ébola y SARS. Se trata de enfermedades que dieron el salto de la vida silvestre hacia las personas generando brotes y cobrándose millones de vidas humanas en todo el mundo. Por su parte, la industria de la medicina tradicional china,