a energía … ese maravilloso fenómeno que mueve el mundo y el planeta, y que por supuesto, nos mueve a nosotros mismos. Y si tienen dudas, recordemos lo que decía Albert Einstein al respecto. La situación es que la necesitamos todo el tiempo y en cualquier sitio, pero cada vez más y más, pues nuestros comportamientos pro consumo ocasionan que nuestro gasto de energía aumente tanto en cantidad como en variedad.
Combustibles fósiles que generan la liberación a la atmósfera de gases de efecto invernadero, pero que a la vez mueven empresas de enorme magnitud, o economías de países enteros. O el litio como recurso extremadamente finito y con procesos de extracción que no siempre contemplan una adecuada trazabilidad que cuide todos los aspectos socioambientales involucrados, que están siendo una necesaria fuente bisagra y atenuando las consecuencias de un cambio climático que tenemos, literalmente, encima. Energía nuclear, con potenciales riesgos muy devastadores y residuos “complicados”, pero que son fuente del motor energético de algunos países… Todo conduce hacia un camino que centre las fuentes de energía en los recursos renovables infinitos, algo así como los derivados del sol, el viento y el agua (y en cierta manera, también la biomasa).
Ahora bien, los caminos y los tiempos para alcanzar esa transición energética hacia las energías renovables pueden ser diversos, en atención a la realidad geográfica de los países, las culturas y las circunstancias socioeconómicas. Pero sabiendo que todos estamos siendo receptores de las consecuencias del cambio climático, y corroborando que se requiere de un actuar eficaz, consensuado, planificado y, en cierta manera, inminente. Por supuesto que aún hay negacionistas del cambio climático, pero no desde el sector científico que ya tienen una visión unánime, sino desde la propia “ignorancia por elección” de no querer aceptar lo que la ciencia evidencia. Nuestro llamado en el camino hacia la transición energética es verla dentro de una visión sistémica. Hacerlo de forma aislada podría poner en riesgo otros temas de gran envergadura internacional, tales cuales la biodiversidad o el agua dulce; por más que la balanza económica de las enormes inversiones que requiere la transición energética se vea alterada.
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COLABORAN EN ESTE NÚMERO
Josh Bell
Séverine Deneulin
Mariana Torres
sumario
ACTUALIDAD
Laudate Deum: Un último llamado para el planeta · 6
Pioneer 25: la revolución del automovilismo· 8
EXPLORAR CONCIENCIA
Huellas sobre el agua · 12
DISEÑO
Pilar de Uribelarrea behance.net/ piludeuribe
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IMPRESIÓN
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DISTRIBUCIÓN
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CONSUMO RESPONSABLE
Juegos Olímpicos ¿sostenibles? · 14
MIRADAS DE EQUIDAD
El Rol de las Mujeres en la Alimentación · 16
INCLUSIÓN
Día a día: hacia una práctica cotidiana de la inclusión · 20
INVERSIÓN DE IMPACTO
La Gran Decepción en la Inversión de Impacto · 22
NOTA DE TAPA
Energía justa · 26
EMPRENDEDORES
¿Hasta dónde llega la pasión? · 32
Mi camino a la regeneración · 34
ÁREAS PROTEGIDAS
Serrano y ribereño · 38
RELATOS DE LA AMAZONÍA
Sur sudamericano y Amazonas, mundos lejanos · 40
CINE
El último abejorro · 42
EL MARCO VERDE
Validando las herramientas para conservación· 44
ORGANIZACIONES
Un edificio, un símbolo · 46
Laudate Deum: Un último llamado para el planeta
Por Séverine Deneulin, Instituto de Investigación Laudato Si’, Campion Hall
UNA RESPUESTA TEOLÓGICA
A LA CRISIS CLIMÁTICA
En Laudato Si’ encontramos una de las respuestas teológicas más integrales a la crisis climática. El primero es su metodología de “ver-juzgar-actuar-celebrar”. Comienza viendo la situación actual de nuestro planeta, la juzga desde la perspectiva del Evangelio y resalta el vínculo entre la crisis climática y nuestras relaciones rotas con nosotros mismos, con los demás (humanos y más que humanos) y con Dios, luego llama a que seamos agentes de reconciliación. Todo esto se sustenta en la celebración y la acción de gracias por los dones de la Creación. Una segunda respuesta que nos da Laudato Si’ es reemplazar lo que llama un paradigma tecnocrático por un paradigma de ecología integral. Las soluciones tecnológicas no son respuestas a largo plazo a la crisis climática. Un transporte público más eficiente en el consumo de combustible, energías renovables y mejores tecnologías de reciclaje ayudan, pero no son soluciones. La solución fundamental a la crisis climática es una renovación de la humanidad. Es un enfoque de ecología integral que ve todo interconectado. Lo social, lo ecológico, lo económico, lo psicológico, lo cultural y, sobre todo, lo espiritual. Esto conduce a una tercera respuesta: la conversión ecológica, un giro, un cambio de opinión, un nuevo rumbo en una nueva dirección. No se trata sólo de un cambio de dirección individual, como cambiar nuestra actitud de explotadores a cuidadores, cambiando nuestros hábitos intensivos en carbono, sino también un cambio de dirección colectivo, a través de nuestros sistemas económicos y políticos. Una cuarta respuesta teológica al cambio climático que encontramos en Laudato Si’ es cultivar la esperanza. Como concluye: 'Cantemos sobre la marcha'. Que nuestras luchas y nuestra preocupación por este planeta nunca nos quiten la alegría de nuestra esperanza” (LS 244). Una investigación reciente sobre “Comunidades de fe que defienden la vida y los territorios en América Latina” dirigida por el Instituto de Investigación Laudato Si’ narra varias historias de
esperanza. Como ha compartido una mujer líder del Movimiento Xingu Vivo Por Siempre, en la Amazonía brasileña: “La conexión con la vida es la fuente de esperanza para reconstruir lo que ha sido destruido. Sin esa conexión, esa fuerza que proviene de la conexión con los bosques, los ríos y los ancestros, no habría motivación para la lucha. Si perdemos la naturaleza, también nos perdemos a nosotros mismos. Nuestras luchas son luchas de supervivencia. Los ríos y los bosques lo son todo, sin ellos no hay vida”. El Sínodo sobre la Amazonia, hija de Laudato Si’, añade una quinta respuesta: escuchar la sabiduría y las experiencias de las comunidades que están a la vanguardia de la defensa ambiental. No son comunidades marginadas en las periferias, son comunidades centrales en la defensa del presente y el futuro de todos nosotros.
Pioneer 25: la revolución del automovilismo
Por Josh Bell
EXTREME H, LA NUEVA E INNOVADORA SERIE DE CARRERAS DE HIDRÓGENO, DIO A CONOCER SU PIEZA CENTRAL PIONERA
CON EL LANZAMIENTO DE SU PRIMER COCHE DE CARRERAS PROPULSADO POR HIDRÓGENO.
La serie Extreme H representa un audaz paso en la transición hacia la energía limpia, mostrando tecnología de hidrógeno de vanguardia en un entorno de carreras competitivo. El auto de carreras Pioneer 25, presentado con gran éxito, está diseñado para demostrar la viabilidad y las capacidades de rendimiento de las celdas de combustible de hidrógeno, estableciendo un nuevo estándar para los deportes de motor ecológicos.
Alejandro Agag, fundador y director ejecutivo de Extreme H, elogió el inicio de la nueva y emocionante era del campeonato impulsada por hidrógeno: “Estamos increíblemente orgullosos de presentar al mundo el primer auto de carreras de hidrógeno y la serie Extreme H. El lanzamiento no se trataba sólo de un vehículo nuevo; se trata de ser pioneros en el futuro del automovilismo sostenible. Las pilas de combustible de hidrógeno ofrecen una oportunidad extraordinaria para reducir nuestra huella de carbono y promover soluciones de energía limpia, y estamos orgullosos de liderar este esfuerzo con Extreme H”, dijo.
“Nuestra evolución a Extreme H nos convierte en el primer banco de pruebas de la tecnología del hidrógeno en los deportes
de motor, no sólo en nuestros coches de carreras, sino también en el transporte, la infraestructura, los procesos de reabastecimiento de combustible y las normas de seguridad. Es una iniciativa innovadora. Nuestra serie de carreras siempre ha sido única, pero su futuro como Extreme H sin duda marca la nueva frontera de las carreras”. El Pioneer 25 es un coche completamente nuevo, que ha estado en desarrollo desde que se anunció el primer campeonato mundial de carreras de motores de hidrógeno en 2022. El automóvil está diseñado y fabricado por Spark Racing Technology y equipado con una celda de combustible de hidrógeno de Symbio, el proveedor oficial de celdas de combustible de Extreme H, y se ha sometido a un programa intensivo de pruebas equivalente a tres temporadas de carreras en preparación para su campaña de debut. Symbio proporcionará una pila de combustible de hidrógeno de 75 kW que sustituirá a la batería como principal fuente de energía. La pila de combustible de hidrógeno alimenta el paquete de baterías que Fortescue ZERO produce y mantiene en la pista. Las pilas de combustible de hidrógeno representan una revolución tecnológica que
ahora se está convirtiendo en una realidad generalizada, y esta tecnología ya se utiliza entre bastidores en Extreme E, donde proporciona la fuente de energía a las baterías de los vehículos.
La potencia máxima de 400 kw (550 hp) del Pioneer 25 es capaz de acelerar el auto de carreras de 2200 kilogramos y 2,4 metros de ancho de 0 a 100 km/h en 4,5 segundos y pendientes de escala de hasta el 130 por ciento. El nuevo Pioneer 25 ha sido diseñado específicamente para los requisitos de un campeonato de carreras impulsado por hidrógeno, lo que permite carreras aún más reñidas entre los conductores en la pista para brindar a los fanáticos una acción rueda a rueda aún mayor. Cada Pioneer 25 que compitió en Extreme H comprende un paquete común de piezas estandarizadas de Spark Racing Technology. Un área abierta para los equipos es la capacidad de rediseñar la carrocería y las luces delanteras y traseras para replicar el aspecto de los modelos de automóviles cotidianos.
Mark Grain, director técnico de Extreme H, dijo: “Extreme H representa el primer banco de pruebas de la tecnología del hidrógeno en los deportes de motor, no sólo en nuestros coches de carreras, sino también en el transporte, la infraestructura, los procesos de reabastecimiento de combustible y las normas de seguridad. El Pioneer 25 se ha sometido a un intenso programa de pruebas para prepararse para su debut, y esta iniciativa innovadora nos posiciona como pioneros en el campo, mostrando el potencial del hidrógeno como una fuente de energía poderosa y sostenible.
“El Pioneer 25 es más que un simple coche de carreras; es un símbolo de nuestro compromiso con el avance de la tecnología del hidrógeno y la sostenibilidad en el deporte del motor. Estamos entusiasmados de presentar este vehículo revolucionario y continuar superando los límites de lo que es posible en la carrera hacia un futuro más ecológico”, señaló Grain.
Huellas sobre el agua
por Uriel Sokolowicz Porta
DESCUBRIR, INVESTIGAR, PROTEGER Y DIVULGAR EL PATRIMONIO CULTURAL SUBACUÁTICO ES SUMAMENTE IMPORTANTE. MÁS ALLÁ DEL VALOR ARQUEOLÓGICO E HISTÓRICO, A TRAVÉS DE SU ESTUDIO SE PUEDEN ABORDAR CUESTIONES RELACIONADAS AL CAMBIO CLIMÁTICO Y ASPECTOS DIRECTAMENTE RELACIONADOS A LA CONSERVACIÓN DE LOS MARES, RÍOS Y OCÉANOS.
Desde la llegada de los europeos hasta las primeras décadas del siglo XX, sólo en el Río de la Plata, naufragaron más de 1.200 embarcaciones. En el estuario del Río de la Plata, así como en la costa atlántica, ríos y lagos, se encuentran restos de embarcaciones y otros vestigios materiales de quienes navegaron y habitaron esta región a través del tiempo. Las aguas costeras uruguayas y argentinas, se constituyen como un valioso legado de nuestros orígenes a través de los restos materiales que yacen hundidos. El litoral de ambos países ha sido el epicentro del desarrollo de estos territorios durante siglos. Desde las zonas portuarias del Río de la Plata llegaban y partían navíos de diversos tamaños y orígenes que comerciaban y transportaban víveres, provisiones, materiales, personas, familias y autoridades a distintos destinos regionales e internacionales.
Patrimonio cultural sumergido
En el año 1996, en la Carta Internacional para la Protección y la Gestión del Patrimonio Cultural Subacuático, ICOMOS define el patrimonio cultural subacuático como el patrimonio arqueológico que se encuentra en un contexto subacuático o que ha sido removido de él. En este concepto también se incluían sitios y estructuras sumergidas, zonas de naufragios, restos de naufragios, pecios, ciudades sumergidas, pinturas en cuevas subacuáticas y asentamientos lacustres neolíticos. Actualmente, según la Convención de la UNESCO sobre Protección del Patrimonio Cultural Subacuático del año 2001, este patrimonio se define como “todos los rastros de existencia humana de carácter cultural, histórico o arqueológico, que hayan estado bajo el agua, parcial o totalmente, de forma periódica o continua, por lo menos
durante 100 años”. Su protección y conservación es de suma importancia y a diferencia de lo que habitualmente se cree, el valor de ese patrimonio no radica en el valor de los objetos en sí mismos o en las colecciones o piezas recuperadas para su exhibición pública o privada. El verdadero valor de esos objetos está en el estudio del contexto en donde fueron hallados y en la información que ofrecen sobre el pasado. Este patrimonio también contiene valores intangibles, ya que puede servir como portador de la identidad de muchas comunidades hoy asimiladas en la sociedad o bien desaparecidas. El 5 de diciembre de 2017, la ONU proclamó el Decenio de las Ciencias Oceánicas para el Desarrollo Sostenible de 2021 a 2030 con el propósito de establecer un marco común capaz de garantizar que la ciencia apoye plenamente los esfuerzos de los países por alcanzar los objetivos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Una década consagrada a salvar los océanos a través de la ciencia y la investigación. La UNESCO, la ONU y diversas organizaciones internacionales de prestigio están desarrollando políticas y contenidos sociales para crear conciencia entre los responsables políticos y el público en
general sobre la necesidad de incluir el patrimonio cultural subacuático en los debates sobre el medio ambiente. El aumento del nivel del mar, inundaciones, la erosión de la costa y las sequías extremas, son factores relacionados directamente con el cambio climático y ponen en peligro este patrimonio cultural.
Los ecosistemas marinos donde este patrimonio cultural se encuentra, ya sea en ambientes costeros o sumergidos, conforman un patrimonio integrado con los sitios y objetos arqueológicos en sí. Por lo tanto, ambos patrimonios, el natural y el cultural, conforman un único elemento para entender y proteger ríos, lagos, mares y océanos.
Los vestigios arqueológicos marinos, lacustres y portuarios son un legado de nuestra historia y constituyen recursos frágiles e irremplazables. Forman parte de aquello que nos hace ser quienes somos, es parte de nuestro legado, y que debemos proteger en beneficio de las generaciones presentes y futuras.
Si querés conocer más, seguí a Uriel en sus redes: Instagram: @uriel_sokolowicz YouTube :youtube.com/c/xplorar
JUEGOS OLÍMPICOS ¿SOSTENIBLES?
Por Eloisa Ponce de León
UNA REFLEXIÓN SOBRE CÓMO EL CAMBIO CLIMÁTICO HA ESTADO PRESENTE EN EL ENCUENTRO DEPORTIVO, DE UNA U OTRA MANERA.
Los Juegos Olímpicos de París 2024 fueron noticia los últimos meses y el cambio climático, la contaminación y sus efectos sobre los y las deportistas también estuvieron presentes en la conversación.
En junio, la Asociación Británica para el Deporte Sostenible, la Universidad de Portsmouth y otros, publicaron el informe "Rings of Fire", centrado en los riesgos del calor en los Juegos Olímpicos de París, ofreciendo recomendaciones a los atletas y a las autoridades deportivas.
El Comité Olímpico también expresó su preocupación por el calor y sugirió a los organizadores de los eventos que previeran posibles daños a la salud por el calor: “Ofrecer a los atletas y espectadores las mejores y más seguras condiciones posibles, es una de las principales prioridades del COI y de todo el Movimiento Olímpico”. Las recomendaciones, cambios en los horarios, declaraciones de los atletas sobre el esfuerzo extra que les representa su participación a altas temperaturas y las lesiones que pueden generarse, además de descompensaciones que se han dado en eventos deportivos, son algunas de las pruebas de cómo el cambio climático está atravesando todas las actividades humanas. Si bien París tomó medidas esperando que fueran los Juegos Olímpicos “más verdes de
la historia”, situaciones como la del Rio Sena son un ejemplo de que no hay soluciones mágicas para revertir el daño de tanto tiempo.
La calidad del agua del principal río de la ciudad fue muy comentado antes y durante los juegos, ya que si bien se realizaron estudios y se aseguró que los niveles de bacterias se encontraban dentro de un rango seguro para los atletas, Bélgica retiró a su equipo de la competencia, luego de que una de las nadadoras se enfermara en el Triatlón.
La relación entre cambio climático y deportes también se ve en los juegos de invierno (nieve escasa para las competencias, por ejemplo) lo que inspiró a Dr. Madelein Orr (investigadora, educadora y activista) que estudia la intersección del deporte y el cambio climático y es autora del libro “Calentamiento: cómo el cambio climático está cambiando el deporte”.
Creo que, para ser justos, también deberíamos hacernos otras preguntas: ¿Cómo “el deporte” influye en el cambio climático? ¿De qué están hechas y cómo se producen las prendas, calzados y accesorios que compramos? ¿En qué medida contribuyen las marcas deportivas a fomentar el consumismo?, entre otras.
Una vez más, resulta complejo el debate y poder establecer por dónde hay que empezar a trabajar.
El Rol de las Mujeres en la Alimentación
Por Anabela Aldaz
PILARES DE LA AGRICULTURA REGENERATIVA, LAS MUJERES HAN DESEMPEÑADO UN PAPEL CRUCIAL EN LA PRODUCCIÓN Y GESTIÓN DE ALIMENTOS EN EL VASTO Y DIVERSO PAISAJE RURAL.
Su trabajo, a menudo invisibilizado y no remunerado, es fundamental para la seguridad alimentaria y la sostenibilidad ecológica. En el contexto de la agricultura regenerativa, el rol de las mujeres rurales cobra aún mayor relevancia, destacando no solo en la producción agrícola, sino también en la gestión de recursos y el mantenimiento de la biodiversidad. La agricultura regenerativa se centra en prácticas que revitalizan los suelos, promueven la biodiversidad y mejoran el ecosistema agrícola en su conjunto. Las mujeres rurales, con su conocimiento ancestral y su conexión íntima con la tierra, son guardianas de estas prácticas sostenibles. Desde la selección de semillas autóctonas hasta la implementación de técnicas de cultivo que respetan los ciclos naturales: su sabiduría es esencial para la regeneración del medio ambiente. Además de su rol en la producción agrícola, las mujeres rurales son pilares en la gestión de los recursos del hogar y en el cuidado de la familia. Estas tareas, muchas veces no reconocidas y no remuneradas, son cruciales para el bienestar de las comunidades rurales. Las mujeres son responsables de la alimentación familiar, la educación de los hijos y el cuidado de los ancianos, funciones que requieren una inmensa dedicación y conocimiento. En este contexto, la corresponsabilidad y el reconocimiento del trabajo no remunerado se vuelven esenciales. La corresponsabilidad
implica la distribución equitativa de las tareas domésticas y de cuidado entre hombres y mujeres, reconociendo la importancia de estas actividades para el desarrollo sostenible. Es fundamental que las políticas públicas y las iniciativas comunitarias visibilicen y valoren el trabajo no remunerado de las mujeres, proporcionando apoyo y recursos que permitan a las mujeres rurales participar plenamente en la vida económica y social.
El empoderamiento de las mujeres rurales también pasa por su acceso a la formación y a recursos tecnológicos que faciliten su labor en la agricultura regenerativa. La educación en técnicas sostenibles y el acceso a redes de comercialización justa son claves para que puedan mejorar sus condiciones de vida y contribuir de manera más efectiva a la sostenibilidad del planeta. En resumen, el papel de las mujeres rurales en la alimentación y la agricultura regenerativa es multifacético y vital. Su conocimiento, habilidades y dedicación son fundamentales para la producción de alimentos saludables y la protección del medio ambiente. Reconocer y valorar su trabajo, tanto remunerado como no remunerado, y promover la corresponsabilidad, son pasos indispensables hacia un futuro más justo y sostenible. La sociedad debe apoyar y celebrar a estas mujeres, verdaderas guardianas de la tierra y la vida.
Los pasos trascendentes, cotidianos
No podemos olvidar que los pasos cotidianos en el Valle de la Vida tienen que ver con los pasos del viento pero también con los del más pequeño insecto con la mirada del cóndor en alto vuelo mas también con la oruga con el grito de los ríos torrentosos pero también con el silencio de los lagos con la presencia del huemul más también con la humildad del pudú.
¿Puede el bosque renegar del árbol solitario?
¿Puede la piedra solitaria renegar de su cantera?
Elicura Chihuailaf
Día a día: hacia una práctica cotidiana de la inclusión
Por Andrés Cikato
DESDE LA MANERA EN LA QUE HABLAMOS A LAS PRÁCTICAS EN LA ESCUELA O EL TRABAJO, EL CAMINO DE LA INCLUSIÓN ES UN PROCESO COLABORATIVO DEL CUAL DEBE PARTICIPAR TODA LA SOCIEDAD.
¿Cómo sería un mundo en donde no se tuvieran que diferenciar las actividades entre personas con y sin discapacidad? Si adoptáramos la inclusión como una práctica que ni tuviéramos que cuestionar, ¿cuántos serían los beneficios de las actividades en las que participan personas que no tienen discapacidad para aquellas que sí la tienen? Innumerables. Consecuentemente, deviene moralmente inexcusable y humanamente ineludible la aplicación de la inclusión en nuestro día a día. INCLUSIÓN
El abordaje debe sostenerse con pequeños pasos, a lo mejor comenzando por prestar atención a la temática para descubrir un interés auténtico en las experiencias de los demás, explorando el valor de las vivencias de personas con discapacidad. Ello correrá el velo de nuestras barreras actitudinales, para observar los propios prejuicios respecto a la cuestión trazada. En ese camino se nos manifestará que quizás debamos concentrarnos en las personas, viéndolas no por sus diferencias, sino por sus vivencias y perspectivas. Con el lenguaje se puede incluir y las palabras importan. Los términos correctos resultan esenciales al referirnos a una persona con discapacidad, lo correcto es llamarla por su nombre, como a cualquier otro individuo. En caso de que debamos referirnos a la discapacidad: el enunciado correcto es persona con discapacidad. Fomentando y organizando espacios más inclusivos, solidarios y equitativos en el proceso diario del ámbito laboral; introduciendo un ecosistema inclusivo en la escuela
donde todas las personas puedan participar y aprender, sintiéndose bienvenidos/as y apreciados/as; expandiendo las relaciones personales para rodearnos con personas con discapacidad: son algunos quehaceres para forjar cotidianamente.
Son titánicas las barreras que deben enfrentarse en la vida diaria las personas con discapacidad. Destinando nuestro granito de arena con prácticas periódicas y habituales estaremos abriendo camino para un mejor bienestar, facilitando el reconocimiento integral de sus derechos para una vida sin miedo, con autonomía, en igualdad, con oportunidades de educación y laborales, para una vida digna, como todas las personas. Iniciar la práctica frecuente de la inclusión transformará irremediablemente las circunstancias de millones de personas con o sin discapacidad y fundará una perspectiva de futuro más armoniosa, empática y saludable para las inmediatas generaciones: así, en el día a día, con numerosos granitos de arena, se acaba formando un desierto.
La Gran Decepción en la Inversión de Impacto
Por Matías Kelly
Normalmente, cuando la gente asiste a un evento TEDx, espera escuchar sobre experiencias asombrosas o logros extraordinarios que alguien tiene para compartirw. Sin embargo, en su conferencia, Uli Grabenwarter** rompe esta expectativa al abordar las mayores decepciones de su vida profesional en lugar de una historia de éxito. Con más de 15 años en el mundo de la financiación de impacto, Grabenwarter tenía la esperanza de formar parte de un movimiento que utiliza el capital y las mecánicas de los mercados financieros para crear valor social, salvar el planeta, fomentar la inclusión social, erradicar la pobreza y brindar oportunidades a las personas, sin importar su origen, raza, género o creencias.
En 2015, se acordaron los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que deben cumplirse para el año 2030 con el fin de asegurar la sostenibilidad de la humanidad. Desde entonces, se han invertido billones de dólares estadounidenses en este esfuerzo. No obstante, Hwang destaca que hoy estamos más lejos de alcanzar estos objetivos de sostenibilidad que nunca antes. Un ejemplo que subraya es el récord alcanzado en 2022 en inversión de impacto en energía renovable, con un aumento combinado de 266 gigavatios, lo que representó el 84% del incremento en el consumo de energía de ese año. Sin embargo, este esfuerzo no logró ni siquiera neutralizar el aumento en el consumo de energía, y mucho menos reemplazar los 137 teravatios hora de energía fósil que se utilizan anualmente y que representan más del 80% del consumo energético global.
Esta realidad proyecta un futuro sombrío, en el que para el año 2040, el 60% de la superficie de la España continental será territorio inhabitable según los estándares actuales, y Europa se verá obligada a debatir sobre redes de distribución de agua potable en lugar de redes energéticas.
Grabenwarter plantea una pregunta crucial: ¿Dónde nos hemos equivocado? Según él, el problema radica en una gran mentira: la creencia de que no hay un compromiso
ESTE CICLO VICIOSO SE PERPETÚA
PORQUE TANTO LOS INDIVIDUOS
COMO LAS INSTITUCIONES
FINANCIERAS Y LOS GOBIERNOS
PRIORIZAN SUS INTERESES PERSONALES SOBRE EL IMPACTO REAL QUE PODRÍAN TENER.
entre maximizar la riqueza económica y salvar el planeta. Esta idea, que podemos ser ricos y seguros con solo invertir un poco más responsablemente, es falsa. La verdad es que enfrentamos un enorme desafío y un compromiso que nos afecta a todos. En el ámbito de la inversión de impacto, a menudo se invierte en proyectos que prometen un gran retorno financiero en primer lugar, con un impacto social positivo como un beneficio adicional. Hwang critica esta actitud oportunista y destaca que, como individuos, también somos culpables de esta hipocresía. Nos consolamos con donaciones o inversiones filantrópicas en empresas sociales, pero no estamos dispuestos a pagar por el impacto social que crean. La
conciencia sobre el impacto en la sociedad y el medio ambiente es algo que sólo abrazamos de corazón mientras no requiera ningún cambio en nuestro estilo de vida. Este ciclo vicioso se perpetúa porque tanto los individuos como las instituciones financieras y los gobiernos priorizan sus intereses personales sobre el impacto real que podrían tener. Hwang sugiere que romper este ciclo depende de nosotros. Debemos reconocer que hay un compromiso que hacer y que invertir solo en impactos que ofrecen retornos financieros convencionales no crea un impacto verdadero. Para lograr un cambio real, Hwang insta a los individuos a ser más exigentes con los productos que compran, su forma de consumo y la selección de gestores de activos.
Además, sugiere que la comunidad de inversión de impacto debería salir de su zona de confort y diseñar instrumentos financieros que hagan verdaderamente invertibles la preservación de recursos naturales, la protección del clima y la agricultura sostenible, en lugar de esperar por oportunidades de inversión en impacto que nunca llegarán. Grabenwarter concluye su conferencia con una visión esperanzadora: si actuamos colectivamente, no tendremos que esperar a que los reguladores y los gobiernos cambien el mundo por nosotros; seremos nosotros quienes lideraremos el cambio. Nos invita a imaginar un futuro en el que, en un evento TEDx en 2040, cualquiera de nosotros podría estar en el escenario contando la historia de cómo logramos revertir lo que parecía inevitable. Sin
embargo, también advierte sobre la alternativa de un futuro sombrío, en el que un evento TEDx en 2040 se llevaría a cabo en una sala vacía. La elección está en nuestras manos. Con estas palabras finales, deja al público reflexionando sobre su papel en la creación de un futuro sostenible. La conferencia, lejos de ofrecer soluciones fáciles, es un llamado a la acción y un desafío a la comodidad de nuestras prácticas actuales.
La inversión de impacto no puede ser un mero complemento a las ganancias financieras; debe ser una prioridad central si realmente queremos abordar los problemas más urgentes de nuestro tiempo.
Todas nuestras experiencias son válidas y han movido capital de un lado al otro de la cancha, han transformado vidas, y expandido la frontera del impacto. Lo que está claro es que, solos, nada es suficiente. Necesitamos expandir, contagiar, e invitar a otros al camino de la inversión de impacto.
Nos confronta con la cruda realidad de la inversión de impacto y sugiere que el verdadero cambio solo puede ocurrir si reconocemos los compromisos necesarios y actuamos de manera coherente con nuestros ideales.
La responsabilidad recae en cada uno de nosotros, tanto como individuos como miembros de una comunidad global, para exigir más de nosotros mismos y de las instituciones que nos rodean. Si no actuamos, el costo de nuestra inacción será mucho mayor que cualquier sacrificio que podamos hacer hoy. La elección es clara: o cambiamos nuestras prioridades y trabajamos juntos por un futuro sostenible, o enfrentamos las consecuencias de nuestra complacencia. El mundo no puede sentarse a esperar regulaciones, debe autorregularse, y en ese sentido, Latinoamérica es el lugar que mayor provecho puede obtener de esta canalización y del shift global hacia las inversiones con impacto.
**Uli Grabenwarter: Director - Equity Investments at European Investment Fund (EIF)
Energía justa
Por María Sofía Muratore
LA TRANSICIÓN HACIA UN NUEVO MODELO DE DESARROLLO.
Diversos factores impulsan el desarrollo de una sociedad, y la energía es uno de los más cruciales. Potencia a las comunidades, permite la creación y crecimiento de industrias, y genera nuevos empleos, lo que promueve cierta prosperidad económica. A diferencia de lo que aún persiste como creencia, la “energía justa” también representa inversión, así como también innovación, inclusión, equidad y la construcción de un planeta más sostenible, pensado por y para las personas. No obstante, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) más de 685 millones de habitantes no tienen acceso a electricidad, y alrededor de 2100 millones de personas necesitan de energía para el desarrollo de sus actividades y supervivencia, y no pueden acceder a otra más que la derivada de combustibles y tecnologías no renovables para realizar sus quehaceres diarios.
Al mismo tiempo, el mundo enfrenta una policrisis crónica, resultado de conflictos geopolíticos como la guerra en Ucrania y las disputas en Medio Oriente. La economía fluctuante, la inflación y la paralización de mercados en varios países, especialmente subdesarrollados, agravan la volatilidad y aumentan los precios de la energía. Los países en desarrollo tienen capacidades limitadas para enfrentar esta crisis, lo que provoca racionamiento energético y un aumento de la pobreza.
¿Existe una solución? La transición hacia energías renovables se presenta como una respuesta sistémica, segura y asequible, en un momento en el que la mitigación del cambio climático es una prioridad.
Según el Banco Mundial (2024), “el consumo de energía representa más de tres cuartas partes de las emisiones de gases de efecto invernadero”. Ante este escenario, estabilizar los precios de la energía requerirá financiar iniciativas de eficiencia energética y soluciones de gran escala en energías renovables, reduciendo así el uso de combustibles fósiles.
Procesos de cambios hacia una solución verde
¿A qué nos referimos con transición energética? Ramón Méndez, Director Ejecutivo de la Fundación Ivy y profesor de la Universidad de la República de Uruguay, explica
Ramón Méndez
Director Ejecutivo de la Fundación Ivy y profesor de la Universidad de la República de Uruguay
que “implica abandonar el uso de combustibles fósiles en favor de fuentes renovables”.
María Laura Serafica, Co-Fundadora de ESG Latinoamérica, agrega que “se trata de un cambio hacia energías que utilizan recursos que podríamos considerar ´infinitos´, como la solar, eólica e hidroeléctrica”.
Por otro lado, Juan Carlos Villalonga, Director General Consultora M&V, y ex Diputado de la Nación de Argentina, enfatiza y destaca: “La transición energética es un proceso muy radical, y tiene la obligación de realizarse de forma muy veloz en el tiempo. No es como los de otras etapas históricas, como por ejemplo en revoluciones tecnológicas; o incluso, de combustibles, como lo fue el uso del carbón, después la electricidad, o la introducción del petróleo. Visto que esta es una transición que no surge por el descubrimiento de una fuente de energía nueva. Al contrario, es una migración consecuente de una necesidad externa del ambiente”. Pero, ¿es fácil lograrlo? María José González, Coordinadora del programa de Hidrógeno Verde, y Asesora en Unidad Ambiental del Ministerio de Industria, Energía y Minería de Uruguay, señala que el 80% de la energía consumida hoy es fósil. Por lo tanto, la transición a fuentes renovables es un desafío
transversal. Destaca cuatro pilares: “El pasaje a fuentes renovables; la eficiencia en el uso de energía; la electrificación con energías renovables; y para aquellos sectores que es difícil bajar las emisiones de efecto invernadero, pasar de Power to X”. ¿Qué quiere decir esto? Convertir la energía renovable en productos sostenibles (la “X”), como por ejemplo: combustibles o materias primas.
Desafíos de la descarbonización
Juan Carlos explica que la transición energética enfrenta dos grandes retos: “poder realizarse en tiempo, ya que la desaceleración debe ser muy rápida; y en forma, visto que la finalidad es lograr eliminar por completo los combustibles fósiles”. María José añade que la complejidad radica en “cómo transicionar armoniosamente la descarbonización”, especialmente en regiones como América Latina, que dependen mayormente de combustibles fósiles, aunque no todos sus países. De hecho, Uruguay está a la vanguardia en la adopción de energías renovables en la región. Según datos del Ministerio de Industria, Energía y Minería, en el primer trimestre del año 2023, el 98% de la energía eléctrica producida en ese país provino de fuentes renovables.
María Laura Serafica Co-Fundadora de ESG Latinoamérica
Juan Carlos Villalonga Director General Consultora M&V, y ex Diputado de la Nación de Argentina
Un tercer desafío es la necesidad de financiamiento a gran escala. ¿Por qué? Porque estos proyectos requieren de inversiones significativas y arriesgadas. El Banco Mundial (2024) estima que, por ejemplo, en los países en desarrollo las inversiones deben multiplicarse por siete, hasta alcanzar entre USD 1 billón y USD 2 billones anuales de aquí a 2030 a fin de lograr la transición energética y el acceso universal a la energía. Juan Carlos subraya la necesidad de nuevas tecnologías y la creación de infraestructuras adecuadas. Además, destaca que la descarbonización es un reto en los aspectos regulatorio, político y administrativo, y advierte que el proceso está avanzando más lentamente de lo necesario.
Falta de conciencia y necesidad de co-creación
A pesar de que el cambio climático es un tema de agenda, María José González considera que aún falta una mayor conciencia sobre cómo un mundo con alto nivel de carbono nos afecta y cómo la energía está vinculada a esa variabilidad climática. “Es un problema que requiere solución tanto del sector público como del privado”, dice. Además, señala que “las soluciones tecnológicas o científicas a menudo son complejas
de interpretar y materializar en situaciones reales, lo que pone en desventaja a las pequeñas y medianas empresas”.
¿Qué papel juega la medición del consumo en todo esto? María Laura enfatiza en la relevancia de conocer el estado de situación en todo el sector, para poder actuar y realizar acciones de eficiencia energética que permitan reducir el consumo. “Las buenas prácticas de gestión ambiental sugieren reducir y evitar emisiones de carbono, o compensarlas mediante bonos de carbono”, señala.
La especialista introduce un tercer actor en la discusión: el ciudadano. “La clave para descarbonizar es cambiar los patrones de consumo individual”. Señala que sólo a través de una educación que fomente la responsabilidad individual y colectiva se podrá lograr este cambio, promoviendo el intercambio de buenas prácticas, y por qué no, de incentivos económicos.
El papel de las narrativas
Los beneficios de la descarbonización son cada vez más, según destaca Ramón. Señala que no sólo son una solución a los impactos ambientales negativos, sino que a largo plazo resultan en iniciativas más económicas y que, a su vez, permiten la independencia de las tremendas fluctuaciones que suelen tener los commodities energéticos. No obstante, el Índice de Transición Energética (Banco Mundial, 2024) señala que el ritmo de la transición se ha desacelerado en los últimos años, con una tasa de decrecimiento anual compuesto (TCAC) de tres años que desciende hasta el 0,22%, destacando que más allá de la incorporación creciente a nivel mundial de energías limpias, aún no es suficiente para cumplir las metas de eficiencia energética, la electrificación de los sistemas y la adopción de fuentes de energía y combustibles bajos en carbono.
Ramón sostiene que es crucial trabajar en una narrativa sólida, basada en evidencia, que demuestre los beneficios ambientales, sociales y económicos de la transición energética. Insiste en que, a pesar de las resistencias, la transición es no solo viable, sino beneficiosa para todos: “Algunos sectores tienen miedo a verse perjudicados, o sienten que podrían perder poder económico al hacer la transición, y en realidad eso es absolutamente falso. En particular con la transición energética, es posible encontrar soluciones ´win-win´ (ganar-ganar), en donde los actores que aparentemente se sentirían perdedores pueden llegar a encontrar un espacio también en la nueva economía, y ser también ganadores”.
Por eso señala que hay dos grandes direcciones de trabajo: “Lo primero, trabajar en la construcción de narrativas nacionales; y en segundo lugar, crear el ecosistema transformador. Es decir, generar las condiciones para que el mercado pueda expresarse en el nuevo contexto, y para que pueda, de alguna forma, encontrar a los inversores las condiciones apropiadas para invertir en esta nueva economía”.
Transición justa para todos
En las regiones más vulnerables, por más que cuenten con recursos renovables, la falta de recursos económicos, imposibilita el acceso, directamente, a energía. Por ejemplo, en el Caribe, región que posee abundantes recursos energéticos renovables, el costo promedio de servicio de electricidad es más alto que Estados Unidos, razón de entre USD 0,25 y 0,40 por KWh (Banco Mundial, 2024). El motivo es que para abastecer la región importan combustibles fósiles. De hecho el 90% de la energía es de fuentes no renovables.
Una transición justa implica “no dejar a nadie atrás”. La finalidad última debe ser maximizar las oportunidades sociales y económicas de la acción climática, respetando las condiciones de la situación local. María Laura introduce el concepto de comunidades energéticas, y explica que son iniciativas utilizadas en poblaciones vulnerables, o, netamente, rurales donde es complejo el acceso a la red eléctrica. Las comunidades energéticas son entidades jurídicas sin
María José González
Coordinadora del programa de Hidrógeno Verde, y Asesora en Unidad
Ambiental del Ministerio de Industria, Energía y Minería de Uruguay
ánimo de lucro, cuyos miembros comparten la producción, distribución y uso de energía renovable a nivel local, ejemplo a través de paneles solares o molinos eólicos.
Década de la acción
El mundo está transitando una época en la que, para algunos, ciertas prácticas se están volviendo más “cómodas”, respondiendo especialmente a los avances tecnológicos que hacen que la vida del ser humano sea cada vez más simple. Sin embargo, esto no sucede en aquellas comunidades más vulnerables. Todo lo contrario. El uso y costumbre de falta de compromiso ético de producción y consumo busca ser solventado con regulaciones, y exige en consecuencia financiación de los países desarrollados hacia los más emergentes. Sin embargo, la meta hacia “emisiones netas cero” pareciera no llegar más. Se extienden los plazos, pero las consecuencias ya son visibles, y terminan destruyendo los ecosistemas. Descarbonizar no es la solución definitiva, sino un paso más de esta camino que requiere accionar colectivo y más empático. El planeta necesita un cambio radical de mirada hacia una transición energética, por sobre todo, justa.
¿Hasta dónde llega la pasión?
Por Marianela González
EL BURNOUT (O AGOTAMIENTO) EN LAS Y LOS EMPRENDEDORES ES CADA VEZ MÁS FRECUENTE, INCLUSO EN AQUELLOS QUE SE DEDICAN A QUE SUS PROYECTOS SEAN DE IMPACTO POSITIVO.
La salud mental sigue siendo un tema tabú, incluso también dentro del ecosistema emprendedor, donde los ratios de afecciones mentales son altos. Según un estudio publicado en Hubspot, el 63% de los emprendedores sufren de agotamiento o burnout. Los emprendedores sociales además, según un estudio publicado por el Foro Económico Mundial, tienen otro causal adicional de estrés: intentar conciliar lograr un cambio
positivo en la sociedad al mismo tiempo que mantener la sostenibilidad de su empresa. El burnout, que la Organización Mundial de la Salud reconoció oficialmente en su Clasificación Internacional de Enfermedades, es un síndrome que resulta del estrés laboral crónico y que requiere un tratamiento específico. Se manifiesta a través de síntomas como fatiga constante, alteraciones en el sueño, falta de concentración, disminución
en la capacidad de trabajo y falta de motivación. En casos severos, puede llevar a problemas de salud física y mental.
Varios emprendedores con los que hablé mencionaron darse cuenta de estar sufriendo burnout al experimentar de manera simultánea y durante un período extenso de tiempo, varios de los síntomas mencionados anteriormente.
“Fue una combinación de varios factores: una desmotivación profunda y una pérdida de sentido general, señales físicas como dolores de cabeza y de espalda frecuentes, dificultades para concentrarme y más tiempo para terminar mis tareas, sueño alterado de manera crónica.”
En todos los casos, la validación de lo que sucedía fue realizada en una consulta médica. Para la recuperación se les indicó alejarse del ambiente laboral por varios meses, lo cual supuso nuevos desafíos, económicos y sociales.
“Me tomó varios meses recuperarme a nivel físico y mental. Pude tomar ese tiempo para descansar, hablé con un psicólogo, trabajé con un coach especializado en burnout sobre mis valores y mi autoestima, aprendí que mi trabajo no me define y me enfoqué en cultivar áreas personales que no tienen que ver con el trabajo: familia, amigos, espiritualidad, actividades que me hacen bien.”
En el segmento exclusivo de emprendedores sociales, la tendencia se mantiene. Entre ellos, el nivel de estrés y burnout es relativamente alto. Según un estudio realizado por The Wellbeing Project titulado “Bienestar y salud mental de Emprendedores/as sociales en Iberoamérica” esta clase de emprendedores “enfrentan desafíos y circunstancias personales asociadas a las continuas presiones financieras u operativas de su emprendimiento, la siempre retadora situación de sus recursos humanos y voluntarios, a lo que se suman los contextos políticos, económicos y sociales volátiles a los que deben encarar, y, por supuesto, la precariedad de las poblaciones que atienden o los países donde ejecutan, ello sin contar con los impactos aún vigentes de la pandemia del COVID-19”. Según el reporte, un 21% manifiesta estrés severo y un 28% estrés moderado. Del
mismo modo, un 13% muestra síntomas severos de agotamiento en el trabajo, mientras un 53% muestra síntomas moderados de agotamiento.
Por otro lado, de acuerdo a un estudio en Applied Psychology Health and Well-Being, las actividades más efectivas para recuperarse del burnout son aquellas que permiten el desapego del trabajo, promoviendo el bienestar a través de la actividad física, la relajación personal y la conexión social. También se recomiendan actividades que refuercen habilidades y permitan ejercer control personal, como roles de liderazgo en la comunidad. Además, participar en actividades sociales y mantener un equilibrio saludable entre la vida laboral y personal. Nuestro desafío como sociedad es hablar de salud mental sin vergüenza, fomentando la comprensión, compasión y empatía entre todos. Y generar las condiciones necesarias para su prevención así como para a recuperación de quienes lo padecen.
Mi camino a la regeneración
Por Mariana Torres
A poco de cumplir 40, en una pausa laboral obligada y esperando la llegada de mi primer hijo, tuve por primera vez, tiempo de parar y reflexionar; fue en ese momento de serenidad que comencé a sentir la necesidad de contribuir con el mundo desde “otro lugar”. Fue el indudable quiebre en mi vida, luego de quince años al frente de las principales agencias de comunicación de Uruguay. En aquel entonces ni conocía el término “triple impacto”, pero hoy me doy cuenta de que lo que buscaba era generar justamente eso: que mi experiencia y conocimientos no sólo tuvieran un impacto económico positivo en mis clientes, sino que tuvieran además el tan necesario impacto social y ambiental. LOVING, la primera agencia de comunicación de triple impacto de Uruguay, nace con el propósito de contribuir desde la comunicación a la construcción de un mundo sustentable y equitativo. El nombre no sólo refleja mi amor por la comunicación (do what you love & love what you do), sino que contiene el nombre de mis hijos: Lorenzo y Vicente, piezas fundamentales en la decisión de dejar atrás “mi otra vida”.
Así comienza este nuevo camino, y LOVING nace en un momento en el que casi nadie hablaba de sustentabilidad, y mucho menos de regeneración. En esos días, grandes referentes del medio local me decían: "Qué lindo proyecto, pero ¿de qué vas a vivir?", mientras que las personas de la comunidad de sustentabilidad me preguntaban: "¿Y vos, de dónde venís?".
En medio de ese mar de preguntas me convertí en emprendedora de triple impacto. Llena de incertidumbre, pero convencida del rumbo y de implementar un modelo de agencia diferente, buscando promover la colaboración y las alianzas y acercar al sector privado, sector público, ONGs y organizaciones. Hoy, hace ocho años que ponemos nuestro propósito en acción. Desarrollamos campañas de empoderamiento femenino para Uruguay e Iberoamérica; creamos contenido original para televisión abierta como el programa "Mujeres que Vencen Barreras," y #25N enfocados en en erradicar la violencia contra las mujeres.
Impulsamos acciones en apoyo a las infancias más vulnerables, al igual que fortalecimos distintas organizaciones sociales, y colaboramos con iniciativas de concientización ambiental y social con numerosas marcas.
Estamos felices de haber puesto a Uruguay en el mapa del liderazgo sustentable, haciendo realidad los principales eventos
globales de sustentabilidad en el país. En las cuatro ediciones de Sustainable Brands MVD/Somos Regeneración, motivamos a las empresas a asumir un rol protagónico en la construcción de un mundo más sostenible y promovimos el consumo responsable a través de distintos eventos.
Avanzamos tomando nuestro propósito como fuerza transformadora y a la regeneración como nuevo paradigma. Creemos en la colaboración profunda como el camino para restaurar nuestro planeta y nuestras comunidades, y que solo poniendo la vida al centro de todas nuestras acciones podremos lograrlo. Cada proyecto es una oportunidad para dar voz a aquellos que a menudo son invisibles y para contribuir a un cambio real y significativo.
Sabemos que el camino es largo, pero estamos convencidos de que la comunicación tiene el poder de transformar percepciones y movilizar a la acción: la comunicación puede cambiar el mundo.
SERRANO Y RIBEREÑO
Texto y fotos por Juan Carlos Gambarotta
EL PARQUE NACIONAL SAN MIGUEL, FUNDADO EN 1937 ES EL ÁREA PROTEGIDA MÁS ANTIGUA DE LAS QUE COMPONEN EL SISTEMA
NACIONAL DE ÁREAS PROTEGIDAS DE URUGUAY, SIENDO DE LAS POCAS CUYA TOTALIDAD DE SU SUPERFICIE PERTENECE AL ESTADO.
La creación del Parque Nacional San Miguel fue motivada para salvaguardar el Fuerte de San Miguel y su paisaje circundante. En su primera fundación hecha por parte de los españoles en 1734, el fuerte fue construido de adobe, pero esa frontera era disputada por ambos reinos, y tuvo una segunda fundación hecha por los portugueses en 1737, esta vez en piedra. El área protegida abarca una parte de la Sierra de San Miguel, que pertenece a la Formación Arequita caracterizada por riolitas, rocas originadas por afloramientos de lava que tuvieron enfriamiento lento. Para los parámetros de nuestro país el área tiene gran variación altitudinal, ya que incluye planicies con humedales situados a escasos
metros sobre el nivel del mar, y picos como el Cerro Picudo de 100 metros de altura y el Cerro Vigía de 152. Tales diferencias de altura, aunada a diversos tipos de suelo, permiten que en apenas algo más de 1500 hectáreas haya una notable variedad de ambientes y tipos de vegetación. En la sierra predomina el monte serrano de bajo porte, siendo muy abundante la palmera pindó, habiendo sitios donde por la fisonomía de los árboles y composición florística, rica en epífitas, sería monte de quebrada. El paisaje de este parque está enriquecido también por un mosaico de pastizales, arbustales, bosquecillos y afloramientos rocosos con cactáceas. En San Miguel abunda una bromeliácea terrestre
de gran porte, muy espinosa, llamada localmente ¨banana do mato¨, que cuando está floreciendo adquiere un llamativo aspecto porque su centro se torna rojo vivo, cosa común en plantas de esa familia. En cuanto a la fauna, hay una pequeña población no evaluada de yacarés, la que constituye el límite sur de la distribución de la especie. En su ladera Oeste, la Sierra cae bastante abruptamente, quedando a sus pies el pastizal inundable y diversos tipos de humedales, por donde, bordeado de su monte galería, serpentea el Arroyo San Miguel que es tributario de la Laguna Merín. Se trata de uno de los sitios más bajos del país, lo que aunado a la complejidad de esa cuenca, hace que a veces se produzcan crecientes duraderas.
Horacio Arredondo, a quien debemos el haberse ocupado de resaltar debidamente la importancia tanto del Fuerte de San Miguel como el de Santa Teresa, y crear ambos parques, vivió en una época en la que lamentablemente no se apreciaban nuestra flora y fauna nativas. Por ese motivo realizó la plantación de varias especies de plantas como
el lapacho rosado y el lapacho amarillo, que actualmente comienzan a invadir partes del monte nativo. Cabe resaltar que si bien el lapacho rosado pertenece a la flora de nuestro país, porque se encuentra de forma espontánea en el norte, en costas e islas del Río Uruguay, no debe considerarse nativo en la Sierra de San Miguel.
San Miguel es la única área protegida del país en donde se mantienen stocks de vacunos y lanares criollos, descendientes directos, de los que trajeron consigo los primeros habitantes europeos. Los primeros son de pelaje muy variado y presentan cuernos bastante desarrollados si se los compara con las razas que se utilizan actualmente. En cuanto a los lanares, tienen como característica no poseer lana en el vientre, abundando los ejemplares negros y cosa llamativa, los carneros suelen poseer cuatro cuernos.
Dentro del Parque Nacional se encuentra la hostería Fortín de San Miguel, que también pertenece al Estado. Está construida en piedra y mantiene un bello estilo que armoniza con el Fuerte y el paisaje.
Sur sudamericano y Amazonas, mundos lejanos
Por Rodrigo Castells Daverede
LA DISTANCIA ENTRE LOS IMAGINARIOS Y LA REALIDAD DE UNO DE LOS BIOMAS MÁS IMPORTANTES PARA LA VIDA EN NUESTRO PLANETA.
El Amazonas, el río más largo del mundo, con su extensa cuenca y la selva que lo acompaña, tiene una importancia global. En la Amazonía viven 47 millones de personas. Abarca ocho países y es la mayor selva tropical de la Tierra. Sustenta una quinta parte del agua dulce del mundo y alberga algunas de las colecciones de aves, mamíferos, anfibios y plantas más diversas del planeta. Sus bosques contribuyen en gran medida a mitigar el cambio climático global. A nadie debería ser ajena la importancia de este bioma para la sostenibilidad de la vida en nuestro planeta. Para muchos, lo expresado en el párrafo anterior puede sonar muy conocido y sabido. Ciertamente lo es, pero entre conocer un dato y apreciar la relevancia e incidencia que dicha información tiene para la vida
cotidiana de los pueblos, puede efectivamente haber mucha distancia. Está distancia es la que percibimos que hay en quienes habitan los territorios de los países del sur de Sudamérica (por ej. Uruguay, Argentina, Chile). Es muy frecuente experimentar que muchas personas de los referidos territorios, al enterarse que vivo en el Amazonas, se sorprenden como si uno estuviera en otro mundo, un mudo muy lejano y extraño. En la mayoría de las ocasiones, la sorpresa es motivo para ampliar la conversación y compartir historias y vivencias. Para casi ninguno es desconocida la información básica sobre qué es el Amazonas y la importancia que tiene. Pero junto a ese conocimiento básico conceptual va ligado un imaginario de un lugar, un territorio, bastante lejano,
inhóspito y peligroso. Un imaginario de sitios salvajes, poblado por indígenas que viven de forma precaria, aislados de la sociedad. Un imaginario donde parece que ese territorio y bioma que se llama Amazonas, estuviera detenido en el tiempo…anclado a los tiempos de la colonia. Se desconocen en estos territorios del sur los procesos históricos, con grandes impactos culturales, que han acontecido en la Amazonía. Procesos que la han transformado a lo largo del tiempo; procesos que han impactado en la cultura y el modo de vida de los pueblos originarios que la habitan ancestralmente; procesos de transformación que han afectado fuertemente su biodiversidad, su fauna, sus bosques y la calidad de sus aguas; procesos que la han puesto más a la mano a los curiosos visitantes. Hoy la Amazonía está más comunicada con el mundo e internamente. Internet sigue avanzando, más aeropuertos, barcos y carreteras. Más allá de las valoraciones sobre los impactos de esta realidad, lo cierto es que ya no es tanto ese lugar agreste e inaccesible como muchas veces imaginamos.
La naturaleza abundante, sobrecogedora, y la riqueza cultural de las comunidades y pueblos originarios siguen presentes. Algunas formas y su accesibilidad sí han cambiado. El Amazonas está más integrado, eso ha traído muchos desafíos que requieren ser acompañados. Se hace relevante para los pueblos de estos territorios del sur de Sudamérica, actualizar su comprensión mediante experiencias que los conecten de forma efectiva, real, concreta a la realidad y actualidad del Amazonas. Buena parte de los impactos negativos consecuencia del cambio climático (sequías, inundaciones, incendios, etc.) que se viven en estas latitudes, están estrechamente vinculados al bioma amazónico. La posibilidad de conocerlo de forma más cercana y experiencial se hace cada vez más relevante. Es necesario un cambio de mirada que permita lograr mayores compromisos de las personas e instituciones de estos territorios (también del Estado). Más que una tarea conceptual en la que se amplíen y actualicen conocimientos, para que también desde aquí, nos hagamos cargo del bioma donde se juega gran parte de la sostenibilidad de la vida del planeta. En esa tarea estamos.
El último abejorro
Dirección: Janice
Overbeck, Jack Winch
Duración: 1h 20 minutos
Año: 2024
País: Estados Unidos
Género: Documental
Durante generaciones, los abejorros han vagado por la tierra, polinizando incansablemente nuestros cultivos y flores silvestres y contribuyendo a la biodiversidad de nuestros ecosistemas. Pero con el cambio climático y otras amenazas, la supervivencia de estos queridos polinizadores se ha puesto en peligro. El “abejorro de Franklin”, una especie que alguna vez fue común, ahora está en peligro crítico de extinción; el último avistamiento se remonta a 2006. Hoy en día, cada mes de julio, un grupo de científicos y exploradores se embarca en una misión de una semana de duración para buscar este escurridizo abejorro, con la esperanza de encontrarlo antes de que sea demasiado tarde.
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Validando las herramientas para conservación
Por Inés Manzano
LOS CANJES DE DEUDA POR CONSERVACIÓN REPRESENTAN UN MECANISMO QUE PERMITE A LOS PAÍSES RECOMPRAR SU PROPIA
DEUDA CON DESCUENTO EN MERCADOS SECUNDARIOS, PARA FINANCIAR PROYECTOS DE CONSERVACIÓN. UNA MIRADA AL PASADO, PRESENTE Y FUTURO EN AMÉRICA LATINA.
Los canjes de deuda inician en la región latinoamericana cuando en el año 1985, Chile lo hace por primera vez con el mecanismo de conversión de una parte de su deuda en capital. Básicamente, es un esquema donde la deuda contraída de un país es comprada con descuento en un mercado secundario por tenedores privados o países industrializados, que a su vez venden de nuevo al país que emitió originalmente la deuda y éste debe canjearlo por un instrumento financiero; el país emisor usualmente se beneficia del descuento en la recompra de sus propios bonos. Cuando el nuevo instrumento financiero sirve para financiar un proyecto de conservación se lo llama canje de deuda por naturaleza. En el año 1987 y 1989, Ecuador hizo sus primeros canjes de deuda con el compromiso del país de invertir en conservación; y los tenedores de deuda fueron organizaciones sin fines de lucro cómo World Wild Foundation, The Nature Conservancy y Missouri Botanical Garden.
En el año 2023, Ecuador hacia otro canje más pomposo: por acción climática, el más grande del mundo, comprometiéndonos a realizar una serie de políticas como crear una reserva marina llamada Hermandad de 60.000km y un Fondo de Conservación, entre otras. Credit Suisse actuó como organizador principal global para esta transacción, Oceans Finance Company se desempeñó como gerente de proyecto, Pew Bertarelli Ocean Legacy como socio cooperante, y el BID entregó un seguro
de riesgo político. Se preveía que 323 millones recibiría el Fondo para ser utilizados durante 18.5 años en planes de conservación de Galápagos. En estos momentos no se han escogido y fondeado los proyectos, lo que lleva a la reflexión si es que antes de realizar los canjes debemos tener consolidado la mayor parte de lo que se ejecutará.
El manejo de los fondos de los canjes, han escogido un vehículo como la fiducia. Tenemos ejemplos del Ecofondo de Colombia, BELIZE Protected Areas Conservation Trust y el UGANDA Mgahinga-Bwindi Impenetrable Forest Conservation Trust, que reciben fondos de canjes, de tasas específicas o cooperación internacional.
En julio, el Banco Mundial ha realizado una matriz de decisión como herramienta de guía del proceso de decisión e identificar los impactos negativos o positivos para el país y los que deben ser mejorados en su diseño. Estas iniciativas plantean interrogantes sobre la preparación y gestión de los fondos antes de su implementación, además de desafíos en la actualidad, especialmente en el contexto de nuevas normativas internacionales y el enfoque en la sostenibilidad. En resumen, recomendaciones como crear unidades de gestión para el enfoque de sostenibilidad adoptado, y escoger mecanismos para monitorear, verificar y rendir cuentas tanto al país como los donantes fortalecerá este vehículo financiero de cara a las nuevas normas europeas y a la gobernanta ESG.
Un edificio, un símbolo
Por Lucía Tornero.
Fotos: Gentileza Tagma
UN GRUPO DE AMIGOS CON LA INTENCIÓN DE CONSTRUIR EL
MUNDO DE FORMAS SOSTENIBLES
FUNDARON TAGMA, UNA
ASOCIACIÓN CIVIL QUE CREÓ
UNA RED DE ESCUELAS Y AULAS
SUSTENTABLES EN AMÉRICA LATINA.
Cinco amigos, un documental y un arquitecto polémico. Tagma nace en 2011 y esas fueron las partes que al combinarse crearon esta asociación civil uruguaya dedicada a desarrollar proyectos innovadores con eje en educación y sustentabilidad en Latinoamérica. Por aquel entonces era un sueño de un grupo de personas que no tenían ni experiencia, organización o financiamiento. Pero quedaron totalmente impactados por “El Guerrero de la Basura”, el film
donde el arquitecto Michael Reynolds presentaba su modelo de edificios autosustentables llamados Earthships (Navetierras). Y así “despegaron”.
El primer proyecto de Tagma sería la construcción de la primera escuela pública autosustentable de Uruguay: la Escuela Jauregui Berri. La hicieron en 2016 con la colaboración de Michael Reynolds, aquel arquitecto del documental que los había inspirado, conocido por sus métodos de bioconstrucción utilizando materiales desechados como botellas, neumáticos y latas de aluminio.
Fue construida en un tiempo récord de 45 días, involucrando a 100 voluntarios de 30 países, a través de un curso de construcción. Desde entonces, Tagma ha replicado este modelo en otros países de la región, como Argentina y Perú, creando una red de escuelas sustentables que funcionan como núcleos comunitarios y que contaron para realizarse con apoyo de distintos socios, empresas, organizaciones y fundaciones locales, secretarías de educación locales. Es un proyecto que en esencia es de articulación.
“Para nosotros era más que un hecho constructivo, era un hecho comunicacional. O
sea, un símbolo”, señala Martín Espósito, uno de los fundadores y Coordinador General de Tagma, quien también es emprendedor social de Ashoka Cono Sur. “La arquitectura es, desde mi punto de vista hoy, después de unos 13 años de trabajar en esto, una herramienta súper poderosa. Pero lo que nosotros necesitamos para generar realmente este cambio cultural del que hablamos son símbolos. O sea, la cultura se construye a través de símbolos, que sean visibles, que sean reconocibles, y que nos podamos vincular emocionalmente con ellos”. Después de la Escuela Jauregui Berri, no pararon. Comenzaron a planificar la construcción de una Red de Escuelas y Aulas Sustentables en toda América Latina. Ya van construidas 4 escuelas en Uruguay, Argentina, Chile y Colombia. También construyen Aulas Ambientales, articulando con las instituciones que las albergan, funcionan como un espacio separado de la infraestructura existente pero conectada con los procesos educativos. Llevan construidas 4 en Uruguay, Argentina, Ecuador y Perú.
“De alguna manera, esto que estamos haciendo es un experimento, no es un
programa de gobierno. O sea, construimos la primera escuela hace 8 años, y sigue sin ser un programa de gobierno. Entonces, para nosotros esto es una serie de pilotos, digamos, donde estamos tratando de entender qué pasa cuando ponemos estos dispositivos en la educación pública, en cualquier país de Latinoamérica”, explica Martín sobre el abordaje. “Y ahí es cuando empieza a estar el ejercicio real, porque el hecho constructivo termina y ahí empieza la vida de los edificios, empieza la vida con las comunidades. Y esta es la lectura que venimos haciendo estos años y en la que vemos la importancia de estos procesos que unifican, que generan diálogo”, agrega. Más allá de las botellas y las latas, que es como un elemento “de color”, también está la autosuficiencia de estos espacios, que resulta un concepto fundamental, y en como se puede integrar para generar cambios culturales en las comunidades rurales en donde muchas veces se construyen estos espacios. Tampoco alcanza con crear una escuela o
un aula sustentable. El desafío y la intención de Tagma también está en experimentar cómo esto se traduce a contenidos curriculares. “Que la sustentabilidad no sea el taller de huerta, que por suerte es algo que está en muchas escuelas hoy en día. Sino que realmente sea una visión, como se habla en otros campos, transversal a la educación”, apunta Martín, entendiendo el gran desafío que implica.
En Tagma son ambiciosos. Plantean que el “aprender” de la escuela signifique desarrollar programas educativos donde los docentes puedan adaptar la currícula localmente, reinterpretando los contenidos según las necesidades de sus docentes, y según las necesidades y la realidad local. “Entonces, nuestros programas de formación, contenidos educativos y todo lo que viene en Aprender tiene que ver con esto, cómo podemos pasar del taller de sustentabilidad, del taller de huerta, a tener currícula general. Y eso es lo que está abierto para todos los docentes que quieran incursionar”.