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Acción 1: la observación de los niños y las niñas

A continuación se explican estas acciones de la ruta.

Acción 1: La observación de los niños y las niñas

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La observación del niño o niña es una actividad permanente de los docentes y demás adultos de la institución educativa, pues a través de las interacciones diarias, se observan sus comportamientos físicos y verbales, se mira y se escucha lo que hace y dice, pero sobre todo, se captan las intencionalidades de dichos comportamientos: deseos, emociones, expectativas, necesidades, búsquedas, dificultades, intentos, etc. La observación cuidadosa del niño o niña en todas aquellas actividades que ocurren en el aula y fuera de ella, es la base para la valoración de su desarrollo. Por ello es necesario prestar atención tanto a aquellas actividades específicas orientadas en función de propósitos pedagógicos, como a las que surgen espontáneamente en la interacción de los niños y niñas entre sí y con el docente. Ello implica, no solo la mirada atenta del comportamiento infantil, sino, en especial, su interpretación fundamentada en los conocimientos y la experiencia docente. Esta interpretación asigna sentido a lo que el niño o niña hace para entender sus acciones y dar cuenta de condiciones de desarrollo que no son directamente evidentes. El otro elemento importante de la observación del comportamiento infantil es el reconocimiento de las particularidades de cada niño y cada niña, advirtiendo su diversidad de intereses, de ritmos de desarrollo, de capacidades, de maneras de aprender, de relaciones e interacciones, de necesidades afectivas y de cuidado (República de Colombia, Ministerio de Educación Nacional, 2014). Estas observaciones le brindan al docente la oportunidad de orientar sus decisiones pedagógicas, de compartir sus interpretaciones con otros docentes y profesionales de la institución o con la familia de cada niño o niña, de modo que tales decisiones se armonicen y provean las mejores condiciones en cada uno de los contextos en que se encuentre el niño o niña. Por lo anterior, el SVDI considera que el docente es el observador por excelencia del niño o niña en su contexto escolar. Por supuesto, la adecuada valoración requiere un período de familiarización que suele darse aproximadamente durante los dos primeros meses de

actividad escolar, en los cuales el docente, no solo logra identificar las características generales de cada niño o niña, sino también apreciar sus potencialidades y posibles dificultades. Los distintos recursos que los docentes suelen emplear para consignar sus observaciones (observadores, bitácoras, anecdotarios, cuadernos viajeros, videos, fotos, entre otros), son fuentes invaluables para esta tarea. Aunque el SVDI estima indispensable un tiempo de familiarización con el niño o niña antes de llegar a un registro formal y confiable de sus condiciones de desarrollo, es claro que la observación del niño o niña no se agota en estos primeros meses, que es continua a lo largo de toda la vida escolar, pues en cada momento el niño o niña expresa su desarrollo de manera integral, poniendo en juego todas sus posibilidades y capacidades en las diferentes acciones e interacciones que emprende. Esta perspectiva de integralidad sobre el desarrollo es importante en la observación de los niños y las niñas en su vida cotidiana. A continuación se brindan algunos ejemplos de situaciones, en las cuales es posible observar los procesos integrados en las actividades dentro de la institución educativa.

Actividades de juego libre dentro del aula: se pueden acondicionar tres o cuatro rincones de juego diferentes, en los cuales los niños y niñas interactúan libremente y el docente juega el papel de observador atento para comprender las interacciones que los niños y niñas establecen entre ellos y con los objetos y materiales.

Esto facilitará observar detalladamente cómo comparten, si se ayudan, si toman la iniciativa o hacen sugerencias dentro de los juegos, cómo resuelven sus conflictos, cómo se organizan, cómo llegan a acuerdos o ponen reglas y cómo las cumplen. La manera cómo se relacionan con los objetos permitirá establecer cómo exploran, qué hipótesis se plantean ante la realidad, cómo resuelven problemas, cómo organizan su actividad, qué significado tiene el juego. Será también interesante establecer el manejo de su cuerpo, el tipo de actividad que desarrollan, la comodidad de su postura. Esta situación de juego permitirá igualmente observar el lenguaje verbal y no verbal que usan los niños y niñas para comunicarse con sus pares o como herramienta para organizar su actividad. Y será posible igualmente, mirar cómo se sienten los niños y niñas, si están inseguros, tristes, contentos, tranquilos.

Asamblea del grupo: es una actividad desarrollada generalmente en la mañana que permitirá a los docentes cumplir con el propósito de organizar la actividad del día y rememorar lo sucedido en el día anterior. Esta actividad, por sus características, puede ser una gran oportunidad para observar la participación de los niños y niñas, en tanto se puede establecer quiénes proponen ideas, quiénes las apoyan, cómo cooperan para lograr acuerdos, cómo argumentan sus ideas. Por ser una actividad en la que el lenguaje oral está muy presente, el docente podrá observarlo con cierto detalle para darse una idea del uso que los niños y niñas hacen del lenguaje, tanto en la pronunciación de las palabras, como en la riqueza de su vocabulario, la coherencia o lógica de sus ideas y el conocimiento de la gramática.

El descanso o recreo: si bien no todos los docentes tienen la oportunidad de compartir el recreo con sus niños y niñas, quienes pueden estar cerca de ellos en esos momentos, posiblemente podrán observar interacciones entre pares de un orden distinto al que se presenta en el aula de clase. Allí se podrán analizar las amistades que establecen, las acciones de solidaridad o de ayuda, las propuestas que hacen para jugar y las reglas que establecen para hacerlo, además de la forma rígida o flexible como las siguen. Sobre el tema de las normas, en esta actividad se puede observar la forma como las proponen, si negocian o hacen acuerdos o si las imponen y si establecen sanciones. Debe tenerse en cuenta que los niños y niñas no hablan de normas, sino que dicen cosas como: “Se vale hacer esto o lo otro”; “no se puede hacer tal cosa”; “si te sales de la línea, pierdes”; “estás haciendo trampa”.

El manejo y el disfrute del cuerpo durante el recreo también puede ser distinto a lo que sucede en el aula, pues en este espacio los niños y niñas pueden moverse más libre y ampliamente, permitiendo observar la coordinación y agilidad de sus movimientos, si tienen conciencia del lugar que el cuerpo ocupa en el espacio, si prefieren moverse poco o mucho o si disfrutan de hacerlo.

El desarrollo de proyectos de aula: esta es una acción continua a lo largo de los días que se convierte en una fuente inagotable para la observación, dado que allí los niños y niñas están en permanente actividad, construyendo ideas, preguntándose, ejecutando acciones, experimentando con objetos, representando escenas, creando a través de la plástica, escribiendo, dibujando, haciendo cálculos

matemáticos de distinto orden. En estas actividades, al haber trabajo en pequeños grupos en los cuales tienen que coordinarse para lograr una meta, habrá la posibilidad de observar si disfrutan o no al trabajar colectivamente y llegar a un producto final, si participan en los diálogos, si son capaces de esperar su turno para hablar, si proponen ideas y permiten que otros se las objeten, si cooperan. Del mismo modo se podrá observar si son capaces de explicar a sus pares o a otros grupos, las ideas de su proyecto y si lo hacen con coherencia.

Actividades institucionales: habrá actividades en las cuales los niños y niñas del curso o grupo comparten con otros para llevar a cabo por ejemplo, celebraciones, ceremonias, fiestas. En estos casos es importante observar la comprensión que tienen los niños y niñas sobre este tipo de actividad así como el cumplimiento de las normas específicas para estas ocasiones y la confianza para acudir con su docente si lo necesitan.

Actividades corrientes del aula desarrolladas con intencionalidad pedagógica: estas son las acciones que los docentes planean y desarrollan con sus niños y niñas y que copan una gran parte del tiempo escolar. Usualmente, la mirada del docente en estas actividades está puesta principalmente en el aprendizaje y los logros obtenidos, lo que le permitirá observar con detalle los procesos de comunicación y lenguaje así como los de comprensión y construcción de significados.

Con respecto a la comunicación y el lenguaje, es importante observar no solo la comunicación verbal, sino la gestual y la escrita. Sobre esta última, los niños y niñas desde muy pequeños se expresan a través de dibujos, garabatos y pseudoletras, complejizando este proceso en la medida en que se familiarizan con el código alfabético. Por ello es muy importante observar las actitudes de los niños y niñas ante los textos: ¿Se interesan por ellos? ¿Buscan que les lean? Cuando ya leen, ¿se interesan por hacerlo? ¿Cómo lo hacen y qué comprenden? ¿Son activos al leer o al escuchar una lectura que hace el docente? ¿Qué escriben y cómo lo hacen? Cuando escriben, ¿se interesan por comunicar algo?

Sobre la construcción del conocimiento, será importante que el docente proponga actividades que permitan la actividad de los niños y niñas en su relación con el mundo social, físico y viviente de manera que, además de promover su desarrollo, pueda observar cómo establecen

sus relaciones con el medio natural y físico y cómo construyen sus preguntas e hipótesis. La relación con el mundo físico pasa inicialmente por la exploración de la materia y la experimentación con ella. De este modo untar, sentir, tocar palpar, probar, cortar, mezclar, observar etc., son acciones que están presentes en el reconocimiento sensible de los materiales y que facilitarán la experimentación, por ejemplo al meter las manos en greda a determinada temperatura, al jugar con agua, al mezclar colores. Allí el docente observará si el niño o niña, se asombra, compara, pregunta, prueba de nuevo y plantea hipótesis que van articulando a su conocimiento del mundo. Lo anterior no significa que los docentes no estén también atentos a los demás procesos porque estos siempre están presentes y brindan información importante para las decisiones que el docente debe tomar para el grupo o para apoyar a un niño o niña en particular.

Actividades de alimentación o higiene: la hora del refrigerio o el almuerzo, la lavada de las manos o el momento de entrar al baño, serán también oportunidades para observar, por ejemplo, la independencia en el autocuidado, la capacidad de quitarse y ponerse prendas de ropa, la coordinación de los movimientos al usar los cubiertos o destapar un empaque. Pero también permitirá observar si los niños y niñas se ayudan en estas actividades y más allá de ello, mirar si el cuerpo de un niño o niña tiene signos de posible maltrato físico o de alguna enfermedad de su piel. En estos casos, deben seguirse las rutas de la institución diseñadas para estos casos.

Es posible que algunas expresiones de los procesos de desarrollo no se presenten de manera natural o no sea posible observarlas por circunstancias propias de las actividades desarrolladas o por circunstancias de los niños y las niñas. Por ello, en ocasiones será necesario plantear o proponer actividades que permitan observarlas.

Algunos ejemplos podrán ayudar con esto:

Para observar las emociones pueden crearse actividades en las cuales los niños se expresen acerca de ellas tales como representaciones escénicas, dibujos, expresiones verbales o gestuales. Las emociones también pueden ser observadas en situaciones en las que los niños y las niñas las expresan y el adulto indaga sobre ellas y sobre sus causas o sentidos. Los docentes también pueden dialogar con los niños y las niñas sobre sus propias emociones para invitarlos a que se expresen sobre las de ellos. Todo esto deber estar acompañado

de sensibilidad para ver y escuchar lo que los niños y niñas quieren comunicar. La sensibilidad del docente para observar y apoyar a los niños y niñas será clave para entender y promover su desarrollo socioafectivo. Por ello es importante que esté atento a mirar si un niño o niña siente confianza en él, es decir, si busca su ayuda, si le cuenta algunas cosas, si acude para pedir alguna explicación o para proponer algo, o simplemente para conversar.

Observar algunas formas de expresión en niños y niñas que son tímidos o introvertidos: es posible que en las actividades formales del aula, algunos niños y niñas se expresen mucho más abiertamente que otros, o participen de manera más activa ante todo el grupo. Sin embargo, otros por su personalidad o sus circunstancias no lo harán con sus compañeros más cercanos o en la relación individual con el profesor. Por ello, en ocasiones será necesario establecer diálogos específicos que permitan observar los sentimientos del niño o niña, sus ideas, lo que le causa curiosidad o lo que opine sobre ciertos asuntos trabajados en clase. Un ambiente cálido para estos diálogos será la clave de esta observación

En muchas ocasiones los docentes no tienen la manera de observar el movimiento de los niños y niñas, o sus expresiones artísticas, sobre todo en básica primaria donde el currículo está organizado por asignaturas. En estos casos, para tener una mirada integral de los niños y las niñas, será necesario organizar este tipo de acciones, articulándolas con las asignaturas a cargo del docente y siempre con un propósito lúdico y de desarrollo integral. Pueden, por ejemplo, hacer juegos para contar o hacer cálculos matemáticos que impliquen movimiento o relación con el espacio. También pueden hacerse actividades de artes plásticas o escénicas que ayuden a mostrar lo trabajado en ciencias sociales sobre las costumbres de las regiones. En estas actividades el docente podrá observar su deseo, gusto o disgusto por el manejo de su cuerpo en el baile, la mímica, el teatro, al saltar, trepar, arrastrarse, imitar animales. Además podrá mirar la forma como el niño o niña emplea su propio cuerpo como referente para ubicar otros objetos en el espacio (derecha, izquierda, lejos, cerca, etc.). Las expresiones de artes plásticas serán importantes para mirar la creatividad, el disfrute de lo logrado o el manejo y coordinación de los movimientos. Y las artes escénicas, permitirán

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