Acompañamiento y consejería tanatológica

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Acompañamiento y Consejería Tanatológica Lic. Enna María Treviño Villarreal El acompañamiento es la actitud del que no abandona sino que busca alternativas para paliar y emplea medios proporcionados a la situación y al pronóstico del paciente, algo que, de alguna manera, refleje los principios de la Medicina Paliativa. (Espinar, 2012). Definiciones de acompañamiento: • Hacer compañía, estar con otra persona o ir junto a ella. • Compartir un afecto o un estado de ánimo: le acompaño en el sentimiento. • Existir algo en una persona, especialmente una cualidad o circunstancia: parece que te acompaña la buena suerte. • Coincidir o existir un fenómeno a la vez que otro: las lluvias nos acompañaron durante todo el verano. • Ir una cosa junto a otra o añadida a ella: un informe acompañaba la carta. • Tocar una música secundaria o de fondo mientras otro canta o toca. (Diccionario Manual de la Lengua Española Vox., 2007).

Acompañamiento Tanatológico: • Es una relación de ayuda que se establece con el paciente, con la finalidad de apoyar, compartir y generar cambios positivos en la situación de enfermedad que se vive difícilmente, y así lograr el crecimiento y bienestar del individuo y por consiguiente mejorar su calidad de vida. • Es compartir temores, preocupaciones, frustraciones, deseos, estados de ánimo, pensamientos, fantasías, etc. Se intenta hacer surgir una visión diferente, con una mejor apreciación de todos los recursos del paciente para lograr una mejor funcionalidad de los mismos, en su propio beneficio. Durante el acompañamiento se aprecia una relación emocional humana importante, apoyando al paciente en todo momento, adaptándose a las demandas y necesidades diarias. "La mejor manera de acompañar a un paciente terminal es sabiendo qué necesita y que él, esté al tanto de lo que le está pasando. La tarea más importante es prepararlo para que pueda morir en paz”. Para esto se necesita, conocimiento, entrega, servicio, compasión, humildad y amor al prójimo", (Dopaso, 2005). También asegura "El secreto es curar a veces, aliviar a menudo y acompañar siempre, porque estas personas están vivas hasta el final". La tarea de acompañar, no es una tarea fácil, puede ser exigente y extenuante, requiriendo de una atención especial, compromiso y reorganización sobre todo de la familia, tomando en cuenta los cambios en todas las esferas tanto del paciente como de su entorno lo que generará nuevas necesidades que atender. El papel del acompañante dentro del medio familiar, suele ser de acuerdo a sus costumbres y tradiciones, sin embargo hay que tomar en cuenta, los vínculos con el paciente, las mayores habilidades de comunicación, la disposición en la atención, la tolerancia, etc. ya que pueden surgir las peores partes del paciente y hacer difícil y a veces insoportable estar cerca de él. En algunas ocasiones, se forma en la familia una alianza de silencio, donde se le pide al médico y/o tanatólogo guardar silencio respecto al diagnóstico médico con la finalidad de 1


evitar al enfermo “sufrimientos mayores”, o en algunos casos de forma viceversa, el padre que oculta la verdad a otros familiares, el tanatólogo debe promover la verdad por dura que sea, para un enfermo es ocasiones es más desgastante la angustia de no conocer que tengo, al conocimiento de un diagnóstico, su papel será invitarlos a compartir la verdad, a afrontar miedos, angustias para enfrentarlos conjuntamente, es muy importante que tanto el enfermo como la familia conozcan la gravedad de la situación, la negación o evitación de la enfermedad provoca ansiedad, contradicciones, escusas, lo que impide que la familia otorgue el apoyo necesario al familiar enfermo. Necesidades de la familia: • Tener información clara, concisa, realista y respetuosa • Tener seguridad de que se está haciendo todo por su enfermo, que no se está dejando morir, que se le está procurando el mejor alivio • Tener la disponibilidad, comprensión y apoyo claro del personal • Tener intimidad y privacidad para el contacto físico y emocional • Tener la oportunidad de reparar la relación y llevar un mutuo perdón • Contar con compañía y apoyo emocional • Conservar la esperanza • Contar con apoyo espiritual Miedos de la familia: • Que su familiar sufra mucho • Que la agonía sea lenta y dolorosa • Que no reciba la atención adecuada en el momento preciso • Que pueda despedirse de todos sus seres queridos • Que se dé cuenta de su gravedad • No estar presente en el momento de la muerte Dificultades de la familia: • Compartir el afecto con su enfermo • Actuar con naturalidad • Aceptar la muerte y con ello la pérdida de rol y funciones • Cuidar al enfermo, respondiendo a sus necesidades físicas y emocionales, dándole el tiempo y compañía que requiere, sin descuidar sus actividades personales • Dividir la responsabilidad del cuidado, sin embargo no todos los miembros de la familia cuentan con las habilidades, fortaleza y tiempo requerido, es por ello que esta actividad se ha dejado en la gran mayoría de los casos a las mujeres. • Despedirse del enfermo y darle permiso de morir. Es importante entonces, permitir la expresión de los sentimientos de todos los miembros involucrados de la familia con el fin de evitar resentimientos, enojos, mal trato, y en general mayores tensiones. Tipos de cuidadores

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Cuidador primario informal Cuidador

Cuidador

formal

informal

familiar

CUIDADOR Cuidador

Cuidador

principal

formal

Cuidador primario

Término

Cuidador familiar

Concepto

Cuidador

Aquella persona que asiste o cuida a otra afectada de cualquier tipo de discapacidad, minusvalía o incapacidad que le dificulta o impide el desarrollo normal de sus actividades vitales o de sus relaciones sociales. Es un concepto mixto formado en gran medida por la realización de tareas de carácter de apoyo, pero definido también en términos de relaciones sociales y familiares, generalmente de parentesco, aunque se extiende a lazos de amistad o de vecindad donde éstos han adquirido el carácter de relaciones primarias.

Cuidador principal

Es la persona familiar o cercana que se ocupa de brindar de forma prioritaria apoyo tanto físico como emocional a otro de manera permanente y comprometida. El término se utilizaba para referirse a los miembros de la familia u otros importantes que atendieron al paciente en su domicilio y que fue identificado por el paciente como su cuidador principal.

Cuidador informal

Son las personas que no pertenecen a ninguna institución 3


sanitaria ni social y que cuidan a personas no autónomas que viven en su domicilio, aquellas personas que forman parte del grupo familiar y colaboran en la atención del paciente. No están a cargo de su cuidado todo el tiempo pero ayudan en mayor o menor medida en el cuidado del enfermo. Cuidador familiar

Las personas que presten atención a las personas que necesitan supervisión o asistencia en la enfermedad o la discapacidad, proporcionan el cuidado en el hogar, en un hospital o en una institución, generalmente son: los padres, cónyuges u otros familiares, amigos, miembros del clero, profesores, trabajadores sociales, etc.

Cuidador primario

Es el que pone en marcha la solidaridad con el que sufre y el que más pronto comprende que no puede quedarse con los brazos cruzados ante la dura realidad que afecta a su familiar o amigo. Persona que atiende en primera instancia las necesidades físicas y emocionales de un enfermo: papel que por lo general lo juegan el/la esposo/a, hijo/a, un familiar cercano o alguien que es significativo para el paciente.

Cuidador informal

primario Asume la responsabilidad total del paciente ayudándole a realizar todas las actividades que no puede llevar a cabo; generalmente es un miembro de la red social inmediata (familiar, amigo o incluso vecino), que no recibe ayuda económica ni capacitación previa para la atención del paciente.

Cuidador familiar

principal Se identifica como aquel cuidador principal familiar reconocido como primordial agente que da asistencia básica a los pacientes en su condición de enfermedad crónica. Es el apoyo continuo que lo asiste en lo cotidiano y quien asume las principales decisiones sobre su cuidado.

Cuidador formal

Es la persona que cuenta con la formación profesional para cuidar a un enfermo y obtiene una remuneración económica por esta labor.

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Cuidador primario Los cuidadores primarios son aquellas personas que, pudiendo ser familiar o no del paciente incapacitado o enfermo, mantiene contacto humano más estrecho con ellos. También es indispensable cuidar al acompañante o cuidador primario, ya que la misma tarea lo agota el atender al enfermo y atender sus propias actividades, el trabajo y la tensión emocional se multiplican. Se deben tomar en cuenta también momentos de descanso y distracción para equilibrar la ya difícil situación. Al viajar en las líneas aéreas comerciales, a los pasajeros se les dice que, en caso de una baja de presión en la cabina, “caerán las máscaras de oxígeno….favor de colocarse la suya primero y luego a de su hijo “Lo que está enfatizando aquí el sobrecargo es que, si uno no se atiende primero, quizá no esté en posición de ayudar a los que dependen de uno. Esta situación va directo al grano en la atención a las personas que requieren los cuidados de un cuidador primario, porque el viaje del cuidador será largo. Necesitan darse oxígeno a ellos mismos primero para ser fuertes y sobrevivir a fin de cuidar a sus seres queridos. (Bell y Troxel, 2008). Reconocer la naturaleza y participación directa en el cuidado de enfermos crónicos, así como su carácter instrumental en la recuperación, bienestar o restablecimiento de personas enfermas, teniendo en cuenta que esto generalmente es de larga duración, aseguran Cruz Rivas y Ostiguín (2011) ya que proporcionar cuidados a un enfermo precisa de apoyo, porque atenderlo en casa representa un cambio sustancial para la familia por tiempo prolongado, que produce con frecuencia una serie de síntomas que desgastan en lo físico, emocional, económico, la labor del cuidador tiene una gran relevancia, no sólo por la atención directa al paciente, sino también por su papel en la reorganización, mantenimiento y cohesión de la familia, la utilización del término va desde aquel individuo que funge como acompañante de la persona que se cuida,24 hasta el que toma decisiones sobre el cuidado de otro. . La vida del cuidador cambia radicalmente como consecuencia de la demanda de adaptación requerida. Su nueva responsabilidad induce a una profunda transformación de su forma y calidad de vida, ya que nadie está preparado para vivir 24 horas al día con una persona que se deteriora irremediablemente día a día siendo testigo del deterioro de un familiar tan querido y con el cual se ha compartido la mayor parte de su vida. Esta situación generará muy probablemente profundas reacciones afectivas y emocionales tales como tensión, ira, tristeza, culpabilidad. Es en ocasiones tan grande el desgaste emocional, físico y económico, aseguran Peinado, y Garcés (1998), hasta el punto de que el cuidador presenta una gran incidencia de trastornos psicológicos como el estrés, la ansiedad, depresión, etc. Por lo que califican este proceso como el del “cuidador descuidado”, para describir el Síndrome de Burnout que tan frecuentemente padecen quienes se dedican a realizar tareas asistenciales. Las enfermedades, generalmente afectan a toda la familia, la cual va a pasar por diferentes etapas vivenciales (miedo, angustia, ira, tristeza, culpabilidad, negación...), al mismo tiempo que se irán modificando los papeles en una nueva formulación de hábitos, rutinas, roles y funciones dentro de la dinámica familiar. 5


Entre el cuidador y la persona cuidada, se crea una dependencia psicológica que persiste a lo largo del proceso. La sobrecarga del cuidador puede provocar la claudicación de éste, es decir, muchos cuidadores tienen la sensación de sentirse física y emocionalmente atrapados. Los síntomas de alarma en el cuidador son: • Síntomas Emocionales: ansiedad, depresión, irritación contra otros, manías obsesivas y conductas recurrentes, culpabilidad, hipocondría, entre otros. • Síntomas Psicosomáticos: insomnio, anorexia, taquicardia, dolores varios, acidez, mareos, fatiga crónica, alopecia, así como mayor facilidad para contraer enfermedades orgánicas (diabetes, hipertiroidismo, enfermedades cardíacas, etc.). • Síntomas Conductuales: pérdida de autocuidados, aislamiento, pérdida de amistades e incluso de trabajo, abandono del cuidado a otros miembros de la familia. Se puede llegar al llamado Síndrome de Burnout, donde el cuidador ya ha agotado sus reservas psicofísicas y se encuentra desmotivado y desbordado por la situación, sin capacidad para enfrentarse a los problemas, con comportamientos deshumanizantes y síntomas de despersonalización. (Martínez-Lange, 2014). Síntomas de riesgo de sobrecarga en el cuidador: - Estrés: cansancio, insomnio, irritabilidad, frustración, etc. - Estado de ánimo más bajo, pesar. - Consumo de antidepresivos y ansiolíticos. - Disminución del número de actividades y relaciones externas a la familia. Posibles factores que influyen en la relación cuidador/enfermo: - Personalidad del cuidador. - Historia de la relación con el enfermo. - Género del cuidador. - Apoyo y amplitud de los lazos familiares.

Las tareas del cuidador cambian a lo largo del proceso, aumenta progresivamente la carga física y psicológica, debido al aumento de actividad, vigilancia y atención que debe de prestar al paciente. Se produce un aumento de la ansiedad y el estrés, incluso puede llegar a la depresión mayor, debido a las consecuencias emocionales y psicológicas que conlleva la enfermedad, estos problemas hacen que disminuya la capacidad de resolución de problemas y la capacidad de confrontación. (Cruz, 2013). Impacto Social, Económico, Emocional y Físico del cuidador: Cuanto mayor apoyo necesite un paciente, más posibilidades hay de agotar al cuidador, aunque este factor no es único, ya que según las circunstancias particulares de cada cuidador, el nivel de estrés al que se ve sometido es diferente. 6


Para un familiar el cuidar tiene un impacto muy fuerte en varias esferas, social, económico, emocional y física. Impacto Social: Aún en las mejores condiciones, la enfermedad, invalidez y dependencia suelen tomarnos por sorpresa y desprevenidos a enfrentarla, lo que frecuentemente altera el ritmo habitual de nuestras vidas. La familia adquiere nuevas responsabilidades que se agregan a las previas, que ya son cuantiosas; además se imponen cambios en el estilo de vida, esto es muy grave en el cuidador envejecido. Toda la atención se centra en el enfermo, se descuida el trabajo, se merma la eficiencia y en caso extremo hasta es necesario renunciar al empleo con las graves consecuencias que esto conlleva. Se descuida a otros integrantes de la familia, si la persona que cuida es casada y con otros hijos. Impacto Económico: Cualquier enfermedad invalidante, que requiera contratar personal, especializado o no, rebasa el ingreso familiar común; la economía se debe reorientar sacrificando desde las necesidades básicas hasta los placeres elementales, el riesgo de perder el trabajo y el ingreso por no ser compatibles con las demandas del cuidado. Se da el caso de no contar con los recursos suficientes para una posible institucionalización del enfermo. Impacto Emocional: Los intereses propios se desatienden y sacrifican por la atención al enfermo, disminuyendo el gusto por la vida y provocando en el cuidador un factor más hacia la depresión. Las crecientes demandas del enfermo, producen un cansancio ascendente y un gran estrés que impone al cuidador exigencias personales inalcanzables. Se llegan a experimentar sentimientos fuertes como el miedo a perder el control, requerir de otros o perder la dignidad. La vergüenza es otro sentimiento poco reconocido en estos casos, cuesta trabajo reconocer la realidad de problemas crónicos e invalidantes. El cuidador llega a sentirse deprimido, ansioso, angustiado y aislado socialmente. La carga emocional aumenta si el cuidador no cuenta con un interlocutor que escuche sus problemas y lo comprenda sin ser criticado por su desempeño; no tener con quien hablar cuando está molesto o con problemas, ni alguien que lo aliente o comparta información. Además observar el deterioro físico o intelectual de un familiar genera una gran pérdida. Impacto Físico: La movilización del enfermo puede tener un gran impacto en el cuidador si es de menor tamaño y fuerza que el enfermo. La salud física del cuidador puede estar en riesgo por el estrés generado; es frecuente la pérdida de apetito, trastornos del sueño, estar fatigado, llorar con frecuencia, no descansar ni relajarse; en suma, desatender la salud propia. Para muchos individuos, todas estas situaciones pueden tener un gran impacto negativo, que poco a poco al sobrepasar sus recursos hagan la carga del cuidador muy pesada y lo llevan al colapso. (Mendoza y Rodríguez G.R., 2000).

Acompañamiento Tanatológico Es por ello que el papel del acompañante tanatológico cobra suma importancia porque puede de una manera más objetiva apoyar en dichas reorganizaciones y cuidados, con una visión más clara y definida en la parte práctica de la situación, sin embargo, el apoyo psicoemocional que brinde tanto al paciente como a la familia, será el pilar para que todo lo

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demás funcione, al lograr que cada uno reconozca su papel en dicha circunstancia y logre desenvolver su mejor esfuerzo. El acompañamiento tanatológico centrará su atención en el paciente, sin dejar de ver lo que le rodea y reconocerá este acompañamiento como: • Compromiso individual y recíproco con su acompañado • Ayudará a encontrar un sentido a sus actividades cotidianas • Favorecerá la confianza y el aprecio mutuo, así como un clima cálido y ético en todas sus intervenciones • Establecerá una comunicación clara y permanente • Buscará la expresión abierta de los sentimientos, pensamientos y conductas de su acompañado • Pondrá todo su conocimiento y su ser para lograr los cambios deseados en beneficio del paciente y su familia. El acompañante o consejero tanatológico apoyará en: • Posiciones y roles personales • Anticipación y planeación del futuro • Condiciones alrededor de su propia muerte • Fortalecimiento de vínculos • Comprensión • Buena comunicación • Empatía • Respeto • Sinceridad • Honestidad • Confidencialidad • Reconocimiento de los tiempos y formas de intervención adecuadas • Reconocerá y respetará las pausas y silencios del paciente • Proporcionará información clara y correcta en todo momento, con palabras entendibles y frases cortas • Se cerciorará que haya comprensión por parte del acompañado • Preguntará siempre si hay algo más en que se le pueda ayudar • Tendrá en todo momento una actitud cálida y amable • Logrando con todo esto la aceptación, actitud positiva y alentadora, reflejando el deseo de ayudar pero no de controlar. • Para aceptar al acompañado, el acompañante debe aceptarse y comprenderse a sí mismo en primer lugar. El tanatólogo logrará esto, reconociendo y entrando en la realidad del otro, haciéndolo sentirse acompañado, comprendido, escuchado, aceptado, respetado y no juzgado.

Consejería Tanatológica La consejería de los enfermos en fase terminal es una labor que consiste en recorrer el trayecto con el moribundo o con la persona que está sufriendo una perdida, marchar a su ritmo y en el sentido escogido por él, así como escucharlo, darle la mano y contestar sus preguntas; estar realmente con él, ese es el regalo más grande que pudiéramos ofrecerle. La Tanatología ayuda a que el enfermo en fase terminal replantee, reformule y acepte sus conceptos y creencias personales, de modo que sea el único que tome las decisiones respecto a su vida. 8


Durante el curso de una enfermedad terminal, los familiares y el personal médico que lo asistan deben estar muy conscientes que el paciente se encuentra en un proceso de confrontar muchas pérdidas, en algunas de las cuales participarán y otras sólo las llevará en silencio, estas pérdidas pueden ser físicas y psicológicas regularmente acompañadas de cambios difíciles de aceptar, tanto por él mismo, como por sus familiares. Lamenta lo que esperaba y ya no verá, dejar a sus seres amados, quizá no haber logrado objetivos deseados, elabora un recuento de su vida misma y el sentido de ésta. No se debe ocultar al enfermo en fase terminal la gravedad de su padecimiento, pues él percibe la incongruencia de lo que se dice, el deterioro de su salud física y se percata de las señales no verbales que muestran la angustia de su familia y la gente que le rodea. En esos momentos, el enfermo en fase terminal por lo general se encuentra aislado y temeroso y busca la oportunidad de hablar de sus temores ante la muerte; sin embargo, la mayoría de las veces no encuentra los oídos capaces de escucharlo, a quienes pueda gritarles su miedo, su angustia, él va a un destino desconocido, necesita entonces una mano que con amor lo sostenga y le diga, “No te preocupes todo irá bien, vete en paz, tu vida ha valido la pena”.

Papel del tanatólogo Qué debe hacer: • los hechos. • • • • • • • • • • • • • •

Escuchar de manera cuidadosa y reflejar los sentimientos y la naturaleza de Comunicar aceptación Alentar la lluvia de ideas Trabajar de manera directa Establecer prioridades Utilizar herramientas de Intervención en crisis Dar un paso cada vez Establecer metas específicas de corto plazo Confrontar cuando sea necesario Ser directivo Acordar un siguiente encuentro Evaluar los pasos de acción Llevar expediente por paciente Actuar con ética y profesionalismo de acuerdo a las necesidades del paciente Remitirlo en caso de no poder manejar el caso

Que NO debe hacer • • • • • • • • •

Contar tu propia historia Ignorar sentimientos o hechos Juzgar, regañar o tomar partido Intentar resolver todo en un primer momento Tomar decisiones por el paciente Actuar de acuerdo a sus propias necesidades Ser tímido o prometer cosas Dejar detalles en el aire Dar falsas esperanzas 9


Recomendaciones básicas para la atención de personas en estado de crisis: • ENFÓQUESE EN EL PROBLEMA Cuando se está desorganizado, el dolor y enojo predominan, por lo que su discurso es incoherente y distorsionado. Es necesario mantenerse en la catarsis emocional de lo que implica el problema. • VALORE LAS ÁREAS MÁS AFECTADAS El proceso de Crisis comprende manifestaciones en la estructura CASIC • IDÉNTIFIQUE LA PÉRDIDA Los estados de dolor psíquico se relacionan, con mucha frecuencia, con una pérdida importante, por lo que se debe entender cuál fue la pérdida y qué significado tiene para la persona; establecer lo que es conveniente o inconveniente de la situación. • NO INTERPRETAR No rechazar nada de lo que la persona diga, hasta que se establezca un vínculo de confianza importante, se deben explorar todas las opciones posibles. Posteriormente, no dé explicaciones complejas ni obligue a la persona a modificar su estado emocional. Eso hará que se sienta culpable y desesperada. • MOTIVAR A SER MÁS PROPOSITIVO/A Si el pensamiento de la persona es muy negativo o distorsionado, es necesario motivarle a la acción sencilla y clara, reforzando sus pequeños logros. • SUJÉTESE AL DESEO DE VIDA En toda persona, hay una parte que quiere vivir; es necesario enfocarse en esa parte. Cuando exprese que no hay nada por lo que quiera vivir, se debe enfatizar el sentido de vida, intente crear un deseo inmediato de vida. • NO ENTRE EN DEBATE, NO DISCUTA No contestar preguntas tales como: “Deme usted una razón para vivir”, esas preguntas se las tendrá que contestar él mismo. • GUIELO A ENCONTRAR OPCIONES POSIBLES Ayude al individuo a encontrar metas y objetivos realistas, motívelo a encontrar lluvia de ideas por atrevidas o descabelladas que sean, alguna le ayudará a la resolución de la crisis. • NO DE CONSEJOS Nunca se dan consejos, usted debe ayudarlo a armar su propio rompecabezas. Guíe a la persona, a que busque posibilidades y dé opciones. • SEA PACIENTE. Establezca confianza y movilice sus recursos. • ACTUE SIEMPRE CON ETICA Y PROFESIONALISMO

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Tenga conocimiento de los lugares o profesionales a quienes pueda referir a las personas, cuando usted no sea capaz de ayudar a esa persona ya sea por haber pasado algo similar y no haberlo cerrado, por no tener experiencia o por ser un caso de psicólogo o psiquiatra. • HAGA LAS 4 PREGUNTAS CLAVE: 1. ¿Cuáles son sus ideas y pensamientos relacionados con su dificultad o problema? 2. ¿Qué ha hecho usted para mejorar esta situación? 3. ¿Qué es lo que ha impedido solucionar el problema? 4. ¿Tiene usted alguien que le ayude a solucionar su problema? • DEJE QUE LA PERSONA ESTABLEZCA EL RITMO No la apresure, permita que la persona trabaje a su ritmo y posibilidades, enfatizar siempre que son pequeños pasos los que se avanzan y que siempre habrá retrocesos en el proceso, pero no hay que desanimarse por ello…. Debe seguir adelante. • NO PROMETA LO QUE NO ES POSIBLE Ya que esto puede provocar que se pierda la credibilidad y la confianza. • MANTENGA LA CONVERSACIÓN ENFOCADA EN EL PACIENTE Evite las preguntas personales.

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REFERENCIAS: Bell V., Troxel, D. (2008). Los mejores amigos en el cuidado de Alzheimer. Health Professions Press. Baltimore. Impreso en México. Dopaso, H. (2005). El Buen Morir. Argentina. Deva´s. Cruz, N. (2013). Enfermos de Alzheimer: La sobrecarga del cuidador. Facultad de enfermería. Grado en enfermería. Universitat de Lleida. España. Cruz Rivas, J. y Ostiguín, R.M. (2011). Cuidador: ¿concepto operativo o preludio teórico? Revista Enfermería Universitaria ENEO-UNAM (8)1 Diccionario Manual de la Lengua Española Vox (2007). Larousse Editorial, S.L. Espinar Cid, V. (2012). Los cuidados paliativos: Acompañando a las personas en el final de la vida. Cuadernos de Bioética, vol. XXIII, núm. 1. Pp. 169-176. Asociación Española de Bioética y Ética Médica. Murcia, España. Martínez-Lage, J.M. (2012). Unidad Clínica de Trastornos de Memoria, Departamento de Neurología y Neurocirugía, Clínica Universitaria de la Universidad de Navarra. Mendoza, M.L., Rodríguez, G.R. (2000). Colapso del Cuidador. Mc.Graw-Hill Interamericana Editores.

Geriatría. México.

Peinado, A., Garcés, E. (1998). Burnout en cuidadores principales de pacientes con Alzheimer: el síndrome del asistente desasistido. Anales de Psicología. 83-93.

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