CLINICA DE DUELO BORBOLETA, A.C. HERRAMIENTAS TANATOLÓGICAS Lic. Enna María Treviño Villarreal
Cartas terapéuticas Las cartas terapéuticas son un recurso narrativo de gran interés en la terapia. Podemos encontrar muchos antecedentes del uso de cartas en los inicios del modelo sistémico. Por ejemplo, Bowen (1978) enviaba cartas a las familias para negociar que temas eran los más importantes para trabajar en la siguiente sesión de terapia. Selvini (1978) también enviaba cartas a modo de recordatorio a las familias que le consultaban. El procedimiento de “Escribir, leer y quemar” de De Shazer (1985) para combatir los pensamientos de tipo obsesivo es también un referente claro del uso de material escrito con fines terapéuticos. Es hasta 1993 que se populariza el uso de cartas en el contexto terapéutico tras la publicación del libro de White y Epston, el cual goza de una gran aceptación y difusión a nivel mundial. En la actualidad el uso de la escritura por parte del terapeuta o de la familia se ha empleado a una infinidad de situaciones. Es un medio tecnológico que no conoce límites y cuya aplicabilidad tiene tantas facetas como terapeutas lo utilicen. Un trabajo muy sistemático sobre el uso de cartas en terapia familiar puede encontrarse en Linares, Pubill y Ramos (2005). Una de las ventajas principales de utilizar material escrito en terapia es que permite expandir la intervención más allá del espacio y el tiempo de la sesión en sí. Permite entrelazar el discurso que se genera en el contexto de la terapia con momentos de la vida cotidiana de las personas incrementando el valor del mensaje a través del poder de la palabra escrita. Las cartas pueden perseguir objetivos muy distintos en función de cada caso. Estos objetivos pueden ser más o menos explícitos en el contenido de la carta, pero siempre se tiene una intención táctica en la escritura. Al final de la terapia es frecuente que algunos terapeutas familiares afines a las técnicas narrativas utilicen las cartas para hacer una evaluación final del proceso, para despedirse. Principales tipos de cartas en tanatología:
a. Despedida: Este tipo de carta nos ayuda a que el paciente pueda despedirse de una persona, cosa o situación que no lo pudo hacer en vida, o no lo llevó a cabo en el momento adecuado, que no se atreve a hacerlo en persona, ya sea porque la persona murió, está lejos o simplemente prefiere no verlo pero necesita despedirse. Este tipo de cartas también nos pueden ayudar para despedirnos de una casa, un bien, una joya, un trabajo, una relación, etc…. Pueden ir dirigidas a un ser querido que ha fallecido o que está falleciendo, pero también pueden ir hacia nuestra salud, como una despedida de la misma a lo largo de un proceso de enfermedad. En casos en los que se ha amputado alguna
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parte del cuerpo, es muy útil poder realizar una despedida de algún tipo, ya que se sufre un duelo similar al de la pérdida de una persona, por ejemplo una mujer que fue operada de un seno se benefició de este proceso de despedida de esa parte de su cuerpo, aunque la cirugía hace milagros, ese seno no volverá a ser como antes, ya no era “su seno” (ahora es un implante) , y necesitó despedirse del propio, para aceptar su nueva situación, aceptar la pérdida y avanzar en el duelo. En los casos de aborto, dado lo doloroso que es, ya sea inducido o espontáneo, se intenta pasar página lo antes posible, para no pensar en ello, para sentir que eso nunca ocurrió. Pero la realidad es que está ahí, y en cualquier momento viene a la mente acompañado de un montón de emociones que uno intenta controlar, disimular, negar… pero ¡existen! y nos recuerda que aquello no está del todo resuelto. Por eso se recomienda hacer el funeral si es posible, aunque sea a título íntimo, familiar. Depende de lo avanzado del embarazo así puede ser más o menos necesario, y de la vivencia de la madre o del tipo de aborto que fuese. Varias mujeres se han beneficiado de un sencillo ritual para despedirse del que “nunca nació”, pero que de alguna forma formó parte de su vida, y es algo que sólo ellas pueden saber. Algunas no han vuelto a sonreír hasta que han conseguido decirle adiós, dejarle marchar, pedirle perdón para liberar cualquier sentimiento de culpabilidad, y perdonarse a sí mismas, aunque en muchos casos no tengan culpa de nada, pero se sienten así. Es fácil decirle a alguien que no tiene la culpa de algo, que no se culpe, pero en mi experiencia he encontrado que no se le ayuda a una persona hasta que se acepta que tiene sentimientos de culpa, ya sea de una culpa real, injusta, inventada o patológica, pero sienten esa culpa, y una emoción así necesita una salida que va más allá de la racionalización. Las cartas son una buena ayuda para eso, una carta hacia el “bebé no nacido”, una carta hacia una misma, una carta hacia personas que influyeron negativamente, a personas que han hecho daño… Las cartas ayudan a canalizar emociones, nos ayudan a encajar ciertas cosas, nos liberan de cargas que no tenemos por qué llevar y a responsabilizarnos de las que sí nos corresponden.
b. Carta de desahogo por el daño: Esta carta nos brinda la posibilidad de desahogarnos, de decir cosas que de otra manera no diríamos, cosas que nos duelen, que están ahí dentro. Lo recomendable es hacerlo de manera asertiva, aunque a veces hay tanto dolor que uno necesita escribir con insultos, con palabras y frases fuertes. Pienso en aquel que ha sufrido una infidelidad, o el que se está quedando sin vida por una adicción, o el que tiene una enfermedad crónica, o una degenerativa… a todo ello puedes escribirle una carta, y seguramente las primeras palabras que salgan no van a ser muy “educadas y amables”, esto puede ser bueno ya que el proceso
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debe incluir un desahogo fuerte de las emociones negativas que el paciente experimenta, una negociación de cara a cara para resolver el tema, puede resultar en algo muy negativo, agresivo y que complique las cosas aún más, por lo que este tipo de carta permite sacar todos esos sentimientos perturbadores y hacerlos un poco más llevaderos, ya sea que con esto se complete el proceso, o al realizar una cita con la persona a quien se le dirige la carta, el encuentro pueda ser menos lastimoso. c. Agradecimiento: Es una manera significativa de expresar gratitud cuando recibes un regalo, un ejemplo o una acción considerada de parte de alguien significativo para ti, en el proceso de duelo es muy importante agradecer, reconocer lo que otra persona ha hecho por nosotros, es una forma de cerrar círculos, si nos es muy complicado hacerlo personalmente, una carta siempre será una excelente manera de realizarlo. d. Carta del perdón: El perdón es la acción por la cual expresamos a alguien disculpas por nuestros errores o admitimos la falta del otro y aceptamos su petición de perdón. En la comunicación hay un vínculo entre emisor y receptor y en el caso del perdón se puede pedir o puede aceptarse. Puede ser común que cometamos fallas en nuestra conducta cotidiana, mismas que pueden provocar molestias u ofensas a las otras personas. Si somos conscientes del daño causado, tenemos la obligación moral de pedir perdón. Es una petición que se solicita para intentar reparar el mal causado. En estos casos, decimos perdóname o te pido perdón, esperando que sea aceptado, restableciéndose así la relación entre las dos personas. En el caso inverso, cuando nosotros somos los ofendidos, es el otro el que puede solicitar nuestro perdón y nosotros lo aceptamos o no. En cualquiera de las dos direcciones, el perdón expresa arrepentimiento. Implica un sentido ético elevado, tanto si perdonamos como si somos perdonados. Si el perdón es sincero, quiere decir que la ofensa o la acción que ha originado el malestar pretende eliminarse. Sería como un pacto verbal entre dos individuos. En un sentido religioso, el perdón adquiere un significado más solemne. De hecho, en la religión Católica el creyente es perdonado por el sacerdote en el acto de la confesión. La carta de perdón permite al paciente otorgar o pedir disculpas por las faltas cometidas a la persona ausente.
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El perdón nos libera, el primer beneficiado es el que perdona, y hemos de superar los mitos que solemos tener y que hacen que no podamos o queramos hacerlo. e. Carta a sí mismo: La carta dirigida a uno mismo es de mucho valor, diciéndose cosas que necesita oír, aspectos positivos que la refuerzan, aspectos negativos que corregir, quizá para perdonarnos a nosotros mismos. f.
A otra persona: Es el tipo de carta más clásica, podemos escribir una carta de reconciliación, una carta que incluya el perdón a la vez que la expresión de los sentimientos heridos. A veces uno está tan herido, y siente tanta rabia que puede ser necesario escribir dos cartas, una dirigida a la expresión de todos los sentimientos negativos que uno tiene. La cual podría llamarse “la carta de desahogo” y otra para ofrecer el perdón. Puede que entre una y otra tenga que pasar tiempo, ya que el perdón es un proceso. Y tras escribirlas uno va a decidir si lo conveniente es enviarla, guardarla o hacer algún ritual como veremos más adelante.
g. Al propio problema: También podemos escribir una carta dirigida al propio problema. Imagínate que estás en lucha con el cáncer, pues puedes escribirle para decirle que estás harto o harta de lo que te está haciendo, que no la aguantas más, que vas a tomar medidas para que te deje en paz; o para aceptar el hecho de que tienes que convivir con él, y escribes: “A mi amigo cáncer”.. h. Carta para vivos o para muertos: Las cartas dirigidas a las personas, pueden ser tanto a vivas como a aquellas que han fallecido. La posibilidad de escribir a personas que han muerto es de mucha utilidad cuando se trabaja un proceso de duelo, en ese período de despedida, sobre todo si no pudo haber una despedida en vida, situación que se da en determinadas ocasiones motivado por distintas condiciones. Así uno puede ir elaborando el duelo, y quizá pueden ser varias cartas, pero se llegará a una que simbolizará el “dejar marchar” al que falleció, decirle “Adiós”, aunque la relación con él o con ella continúe de otra manera. En esa carta se incluyen recuerdos, se expresan sentimientos, ya sean positivos o negativos, se puede pedir perdón o perdonar, con la posibilidad de zanjar asuntos que quedaron pendientes.
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Qué hacer con nuestras cartas: -
Si la persona está viva, podrá entregarla directamente, por correo o a través de un intermediario, incluso ahora se puede enviar por algún medio electrónico, se debe estar preparado para recibir cualquier respuesta: una aclaración y dar paso a una posible restauración de la relación, podría ser que la persona no responda, o responda negativamente, reafirmándose en lo que hizo, o atacándonos más, etc. Por lo que si se decide enviarla, hay que estar dispuesto a asumir las consecuencias que resulten.
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Guardarla, en algún sitio especial, alguna cajita acompañada de otras cosas relacionadas, en el desván, entre las páginas de un libro, en un jarrón o botella…
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Enterrarla, como símbolo o señal de querer olvidar o zanjar el tema, es sinónimo de “ese tema va a morir”. Una paciente decidió enterrar la carta escrita a la expareja junto a una serie de fotos y otros detalles, para dar por terminada una relación de pareja, que aunque su novio la había dejado hacía varios meses, ella todavía seguía enganchada a esa relación.
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Quemarla, usando todo el simbolismo que tiene el fuego como elemento purificador. En los casos que se realiza la “Carta de desahogo”, que normalmente contiene reclamos, insultos, ofensas, etc… es la mejor forma de terminar con la carta, el paciente es quien debe quemarla en su totalidad, las cenizas podrá enterrarlas, tirarlas a la basura o simplemente dejar que se las lleve el viento. En el caso de una persona que había sido abusada, tras escribir su carta al abusador, decidió quemarla, no quería que quedara rastro de eso, y necesitaba purificar todo eso que sentía como sucio y que le hacía sentirse culpable.
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Lanzarla al mar, o al río, o desde lo alto de una montaña. Esto puede ser otro tipo de ritual, simboliza dejar ir ese sentimiento perturbador.
Es importante agregar que las cartas terapéuticas deben ser “trabajadas” con el consejero después de escritas, ¿qué significa trabajarlas? Esto significa que el paciente debe leerla en voz alta al consejero, este debe ir formulando preguntas importantes respecto a lo escrito por el paciente con la finalidad de que clarifique las ideas plasmadas en la misma y de esa manera se lleve a cabo la retroalimentación.
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REFERENCIAS: Bowen, M. (1978). Family therapy in clinical practice. New York: Aronson De Shazer S. (1985). Keys to solution in brief therapy. New York: Norton. Figueirido, E. (2011). Familias creativas y eficaces. Editorial Andamio. Figueirido, E. (2014). Las cartas; un recurso útil para sanar. Enterapia Psicología. España Linares, J. L., Pubill, M. J., Ramos, R. (2005). Las cartas terapéuticas. Una técnica narrativa en terapia familiar. Barcelona: Herder. Rosberg, G. (1996). Escoja amar de nuevo. Miami, USA. Ed. Unilit. Selvini-Palazzoli, M., Boscolo, M., Cecchin, G. y Prata, G. (1978) Paradox and Counterparadox. New York: Jason Aronson. White, M., Epson, D. (1993). Medios narrativos para fines terapéuticos. Barcelona: Paidós.
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