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AYUNTAMIENTO / Santa María de Cayón
Santa María de Cayón
Un patrimonio entre el románico y el de los indianos
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El regidor Gastón preservó el legado centenario recibido. Gastón Gómez Ruiz, alcalde de uno de los municipios del interior de Cantabria con más población (9.158 habitantes sobre 48’23 km2) en sus casi cinco legislaturas, no solo fue decidido protector del patrimonio románico de sus templos repartidos por buena parte del municipio.
Gastón Gómez Ruiz, alcalde de uno de los municipios del interior de Cantabria con más población (9.158 habitantes sobre 48’23 km2) en sus casi cinco legislaturas, no solo fue decidido protector del patrimonio románico de sus templos repartidos por buena parte del municipio. De ese numeroso legado que ronda el milenio y heredado de sus ancestros, deben destacarse tres templos románicos de gran belleza: San Andrés (siglo XII) toda ella de sillares de piedra en cuyos aledaños los arqueólogos encontraron sarcófagos con sus tapas mortuorias datadas en la X centuria, por lo que está inventariada como Bien de Interés Cultural /BIC. San Andrés consta de una sola nave sin crucero, pero
con el ábside semicircular propio del estilo románico. Para los que deseen visitarla, está enclavada en la cima del Coto, en Argomilla de Cayón desde donde se divisan parte de los pueblos del valle y el discurrir del río Pisueña antes de entregarse al Pas y salir ambos al arenal de Liencres.
San Miguel de Carceña (siglo XIII), sita en lo alto del monte homónimo, es otro de los ejemplos de la arquitectura religiosa rural, a pesar de lo cual su fábrica de sillares en los esquinales y mampostería en las paredes, ha perdurado siete siglos a pesar de los avatares históricos donde muchos cayonenses emigraron a Hispanoamérica para mejorar su medio de vida y el de sus paisanos con traída de aguas, alcantarillado, además de las casonas levantadas en el estilo colonial. Denominación aparte y merecedora de visitarla con detenimiento, es Nuestra Señora de la Asunción (siglo XII) de gran devoción pasiega. En su origen era de cruz latina y una sola nave, presbiterio y ábside semi-circular. Destacan los capiteles románicos de su interior con los fustes adosados. Las capillas laterales se añadieron entre los siglos XVI-XVII. El templo está en el Sarón comercial, lindero a los términos costeros de marismas y rías, hoy sepultadas por la ganga minera de los óxidos de hierro de Cabárceno. La iglesia se yergue en Santa Mª de Cayón, capital del Ayuntamiento. Solamente el lugar de Esles (pueblo de Cantabria 2018 de menos de 300 habitantes), tiene inventariados nueve monumentos religiosos, entre ellos el templo de San Cipriano y su esbelta torre ejecutada en sillería.

CASONAS DE INDIANOS La forzada emigración a tierras americanas, desde el siglo XIX, venía impuesta por el notable número de hijos por familia, la escasez de suelo agrícola y la precariedad de medios para trabajar y alimentarlos. Están inventariadas no menos de
13 mansiones de indianos rodeadas de bellos jardines, especialmente en su fachada principal, orientada a las vías urbanas para ser contempladas. De las trece catalogadas, ocho se arraciman en La Abadilla y Santa Mª de Cayón. Las cinco restantes se yerguen una en Esles, Lloreda y Sarón y dos en San Román. En este último pueblo puede iniciarse la Ruta de los Indianos en dirección a Sarón, lugar donde se ubica, junto a la carretera nacional, la casona más antigua junto a la de los Acebos, tenidas por las más antiguas de Sarón levantada por Agustina García Fernández que muchos confunden (incluida una publicación municipal) con la Casa de los Boticarios a pocos metros de la de Gª Fernández y cuyo propietario, Manuel Anuarbe Barreda, emigró a Cuba y tras regresar, casó con la citada Agustina, edificando la casona indiana a la que años después se le añadió el mirador acristalado. Anuarbe fue alcalde del Ayuntamiento.
De Sarón se toma la vía autonómica CA-142 que lleva a La Abadilla y Santa Mª de Cayón, capital del término municipal, donde se concentran ocho residencias levantadas con capitales de indianos caso de Juanuario Arenal, en 1908; la de Lino Gutiérrez, en 1893; Salomón Obregón, en 1910; la casa de Manuel Gutiérrez ‘El Cano’ de 1929; la vivienda de Manuel Sainz Saro, de 1914; la de Pablo Ruiz y Anita Arenal, construida en 1863; el caserón de tres plantas de Eliecer Gutiérrez de 1912 y la de Ildefondo Colsa de 1925. Siguiendo la CA-618 se llega a Lloreda donde se levanta la mansión de Higinio Gómez García. Por la misma CA-618 se llega a Esles donde se asienta la Casa grande o de Cotubín. En el pueblo de San Román de Cayón está la casona de La Viña, erigida en 1894 por Serapio Arenal. Fue a Cuba donde levantó varios ingenios azucareros entre ellos el reemplazo de La Central cubana al mecanizarse el proceso de producción la caña y dar fin a la trata de esclavos. La casona de Serapio no está pintada con los colores vivos de los Indianos, sino que se ve el mampuesto de paredes, sillares en los esquinales y enmarcando puertas y ventanas.
Todo ese patrimonio de Cayón, casi milenario el románico de sus templos y el centenario cimentado por los capitales indianos, será lo que Gastón entregue a sus sucesores en la Alcaldía. Un patrimonio histórico-artístico que para sí querrían otros municipios de Cantabria que envidian a Cayón. El regidor Gastón tenía en mente y así nos lo confirmó en el Nº 23 de nuestra revista Vivir en Cantabria, dar licencias para

arreglar las cabañas repartidas por el municipio. La idea de Gastón era que sus nuevos propietarios pudieran dejar los núcleos urbanos abigarrados, caso de Santander capital y ocupar los pueblos para huir de la pandemia que, como un fantasma, recorre el Planeta. Remedio descrito por Giovanni Boccacio durante la Peste europea del siglo XV que mató a unos diez millones de personas, un cuarto de los europeos. La Peste Negra de finales del siglo XVI, produjo solo en Santander decesos de 1.500 personas de los 2.000 habitantes del villorrio portuario. Cifras parecidas sufrieron las ciudades marítimas de gran actividad comercial como Ámsterdam, Barcelona, Génova, Valencia, Venecia, entre otras. Las gestiones de Gastón se adelantan a su tiempo. Sus sucesores, ¿seguirán la senda del regidor?
