8 minute read

REPORTAJE / Juan Ignacio Goitia Arbe

Juan Ignacio Goitia Arbe

Paisajista de las emociones de Gea

Advertisement

La diosa de la Pintura llamó en dos ocasiones a la puerta de Juan Ignacio Goitia Arbe (1942). La primera en su juventud antes de cumplir los 20 años. La segunda lo hizo tras siete años de parón artístico y vital. Este santanderino supo dejar a tiempo la ciudad décadas antes de la pandemia del Coronavirus. Vendió su espacio urbanita y con su mujer Ana María Ruiz Otero se afincaron en Somo, Ribamontán al Mar en una parcela de 3.400 metros cuadrados de los padres de Ana María, donde el matrimonio instaló su nido. Ejecutadas las obras de la casa, ambos acondicionaron su vivienda para ellos y sus dos hijos Marcos y Rafael. Los críticos de Arte consideran a Goitia uno de los mejores paisajistas vivos de Cantabria. Destacan su maestría en captar la atmósfera de nuestras marinas tanto los nublados de los actuales veroños, como los desbordantes de luz estival. Entre los entendidos, sus galeristas coinciden en destacar especialmente el espectáculo marino y dentro de éste los incontables matices y reflejos espejeantes que sabe dar a la bahía de Santander al reflejar los edificios sobre el vidrio acuoso movido por las dos pleamares y otras tantas bajamares diarias. En los escasos quince kilómetros cuadrados que aún le quedan a la citada bahía y que la intensidad de los rellenos antrópicos de las actividades industriales están dejando en simple rada, el ojo del pintor se deleita mientras los trazos de óleo impregnan el lienzo o la tabla en la que Goitia proyecta sus emociones, según las sensaciones que percibe su mano derecha con la que sujeta los pinceles.

GALIZANO, LA COSTA MÁS BELLA DE CANTABRIA Para Goitia Arbe la costa de la histórica Trasmiera que le enamoró a primera vista, fue la ría de Galizano. Por su exuberancia cromática dependiendo de la hora del día, la tranquilidad de la ría mientras sus aguas dulces se dirigen hacia las dos cópulas fijadas por las dos pleamares diarias. A ella acude, nos dice el pintor, para que sus ojos se extasíen de luces y sombras, de arena y agua, de abruptos acantilados de arenisca dorada, caliza blanca y marga gris. Allí, donde las hojas del Libro de Geología no solo muestran sus colores, sino que contie-

nen los fósiles petrificados de cada período datado en millones de años, entre los cuatro mil setecientos de nuestro maltratado Planeta Azul. En los óleos de Juan Ignacio, predominan los esteros, marismas, marjales, rías; los coloristas acantilados de roca arenisca, de duras calizas blancas y blandas margas grises. Todos ellos expuestos y defendidos por Alfonso X el Sabio en el Códice de las Siete Partidas o Septenario. Costas abruptas y delicadas playas de fina arena dorada. Rocas y cantiles de la zona intermareal, donde se esconden y protegen lapas, mejillones, percebes y algas marinas aferrándose a la solidez pétrea de donde toman el calcio y los minerales para sus conchas brillantes y de fino nácar interior. Seres vivos del profundo Cantábrico (5.250 metros en la Fosa asturiana), creadores de ese mundo multicolor donde el pincel o la paleta de Goitia colocan en sus puntos precisos los destellos de un rayo de luz sobre el animal o vegetal, refractado a su vez, por el líquido del salobre marino. Un paisaje que nuestro pintor, deja penetrar al fondo de sus emociones y sensaciones. Un espectáculo matizado de rocas, de luces, sombras y grises, aunque sea el color violeta, en el que para Goitia, confluyen todos los rayos solares en esta verde tierra del Norte de España el que más le guste. Dicho color cárdeno pasa por ser el más abundante en la Naturaleza marina a su juicio.

Solo unos pocos elegidos como Goitia bien asesorado por su hermano en sus primeros balbuceos en la pintura, llegan a absorber las emociones que la palpitante Naturaleza transmite constantemente al género humano. El tratamiento de la luz, la profundidad en los diferentes paisajes naturales captados por el ojo del pintor y luego expuestos, son llevados por Goitia al lienzo o la madera de una forma tan realista que a sus admiradores y clientes les emociona a primera vista. Sus compradores destacan la empatía que transmiten las marinas de Juan Ignacio al mirar el conjunto antes de detenerse en los detalles que les son conocidos. O en los simplemente sugerentes ante el impacto del gran formato como el cuatríptico de cuatro metros titulado ‘La ría de Ajo’, adquirido el año 2020 por la Gerencia de Valdecilla. Sus responsables lo han instalado en la Galería de acceso a las tres torres. En ella una veintena de artistas cántabros exponen permanentemente sus obras para quienes acudan al Hospital.

Goitia se inició en el Arte (caricatura, dibujo, escenografía teatral, pintura) cuando amanecía el decenio de los sesenta del siglo pasado. En sus comienzos y por sentir vergüenza, nos dice en su casa de Somo: “pintaba o dibujaba dentro del auto, apoyado en la guantera donde colocaba el pequeño soporte sobre el que coloreaba o dibujaba lo que mis ojos veían. Trataba de hacerlo con la mayor naturalidad y precisión, aunque introduciendo ciertos rasgos impresionistas. Al ser autodidacta me debo a lo que veo o me impacta, obligándome a detenerme para buscar el encuadre y la estructura que daré al cuadro. Son los preliminares a tener en cuenta una vez me decido. El resto depende de la luz y mis manos con los pinceles o la espátula extendiendo el óleo sobre el soporte elegido”. Desde entonces y de aquellos prolegómenos dubitativos, la pintura de Goitia se muestra con trazos firmes tal que sus clientes creen estar presentes ante la pintura que sus ojos ven y que sus manos pueden alcanzar hasta introducirse en el panorama representado mientras contemplan ese pequeño espacio natural sobre tela o madera, donde se refleja un vasto conjunto de historia geológica y ecológica de un Planeta maltratado.

La pintura de Goitia carece de presencia humana, porque es la diosa Gea quien habla con él, mostrándole sus secretos y cómo plasmarlos. Nuestro pintor la práctica cuando se interrelaciona a solas con la Naturaleza. Y en esa intimidad despliega, ya sin vergüenza, el cromatismo del panorama visual. Es en esas interconexiones donde a nuestro pintor se le desvelan los secretos no solo de lo que sus ojos ven, sino del contenido fijado en sus fotos y diapositivas. En éstas últimas queda el instante, día y hora, la estación del Hemisferio Norte según el momento de traslación y rotación terrestres. Todo lo anterior, junto a las emociones y sensaciones que solo las personas sensibles son capaces de interiorizar, Goitia lo plasma en sus óleos. Inquietudes y sacudidas que serán de nuevo escudriñadas en la soledad del estudio donde Juan Ignacio analiza lo captado con su Nikon o lo escrito y dibujado en su Cuaderno de notas apresuradas. Sentado

en la silla de mimbre las visualiza sobre la mesa. Allí están las fotos y apuntes de este pintor autodidacta que debe calibrar el ‘peso’ de las arboledas, la quietud del nivelado cristal de agua del marjal o la marisma, las isletas de arena o fango negro rebosante de vida biológica amenazada. Es el bagaje material visible que, junto al emocional y sus impresiones, Goitia se lleva a su estudio enclavado en el Alto de Somo. Sobre esa antigua rasa marina es digerido antes de elegir el tamaño y soportes adecuados sujetos por el caballete para su plasmación definitiva donde el pintor disfruta retocando su obra. Un nuevo cuadro que ofertará nuevas emociones a quien lo vea.

EXPOSICIONES Y PREMIOS Goitia Arbe tiene en su haber casi un centenar de exposiciones en diferentes galerías tanto en nuestra región (Biblioteca Regional, Carrión, Casar, Casas Águila y La Parra en Santillana, El Cantil, Espí, Galería Pasadena, etc.) como en España (Ampurias, Gerona; Casino de Torrevieja; Covarrubias en Burgos; Galería Infantas de Madrid; Galería CC-22, Madrid; Príncipe de Asturias, Madrid; Sala exposiciones de Aguilar de Campó; Galería de Cofares, Madrid, etc.). Arte Santander, en el año 2000, seleccionó a Juan Ignacio para el Ministerio de Medio Ambiente. Desde 1995 hasta 2002 Goitia ha participado con gran éxito en Ferias internacionales bajo el patrocinio de ‘Arte Santander’, dirigido por el aquilatado representante y galerista Mario Antolín.

Goitia Arbe posee numerosas menciones en concursos de pintura rápida donde alcanza los primeros puestos, además de varios diplomas en concursos nacionales donde siempre es invitado porque su presencia se considera un honor. En Teatro, Goitia Arbe ha realizado diversas escenografías para las obras ‘Cuarto Menguante’; ‘Kraft’; ‘Los viajes de Petit’; ‘El enigma del Principito’; ‘Dulce de leche’, etc. todas ellas para la compañía de teatro ‘Escena Miriñaque’ de Santander, siendo galardonado con el premio Max de Teatro por su original escenografía usada en los tres actos de la obra ‘Cartas de las golondrinas’, pieza dramática sobre los casi 2.000 exiliados españoles enviados a Hispanoamérica por el poeta Pablo Neruda que en 1939 acondicionó el vapor El Winnipig, semanas antes del final la Guerra Civil iniciada por los militares sublevados en 1936. Juan Ignacio fue candidato a otro premio por el drama ‘Gabinete de curiosidades’, representado por Miriñaque. M.C.

This article is from: