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REPORTAJE / Fernando del Río Ruiz de la Padra

Manuel García de la Prada

Un ilustre cayonés al frente del Madrid Josefino

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Hacer un ejercicio de memoria y divulgación sobre la figura de Manuel García de la Prada, corregidor de Madrid. Tal es el objetivo de Mi conducta política (Fernando del Río Ruiz de la Prada, Editorial Los Cántabros, 2020), una obra que busca poner en valor y contextualizar un documento aparecido en el archivo familiar de la familia Ruiz de la Prada: las memorias políticas de la citada figura histórica.

Manuel García de la Prada fue corregidor -un cargo que comprendía las competencias de lo que hoy entendemos por alcalde y por delegado del gobierno- de Madrid bajo el régimen de José Bonaparte. Miembro de la alta burguesía comercial y financiera, ilustrado, afrancesado, amigo personal y administrador de Moratín y conocido de Goya (que le retrató), participó en 1808 en representación del Banco de San Carlos en la redacción del Estatuto de Bayona que el bonapartismo sancionó como carta otorgada para España. En 1809 fue nombrado por el rey José Director de Provisiones del Reino y regidor (concejal) de Madrid, y en 1811 finalmente accedió al citado cargo de corregidor, que ocupó entre septiembre de ese año y agosto del siguiente, partiendo después a un exilio del que no volvió hasta 1818.

Presumiblemente fue a su regreso cuando escribió estas memorias que aquí ven la luz, enfocadas en el descargo de su colaboracionismo con el Estado josefino, al que se habría visto arrastrado por las circunstancias, y la defensa de su labor como corregidor en el saneamiento y salvación de la ciudad de Madrid durante la guerra de Independencia. ¿Pero cómo es posible que hayan sido encontradas por el autor en un archivo doméstico de La Penilla de Cayón, de donde es oriundo? El motivo es que la familia Ruiz de la Prada tenía sus raíces en esta comarca y ha mantenido presencia en ella hasta la fecha. El mismo padre de Manuel García de la Prada, sin ir más lejos, era cayonés.

Para llevar a término los objetivos que se propone, el libro (prologado por el alcalde de Madrid y con un epílogo a cargo del de Santa María de Cayón) se estructura en cuatro partes, que llevan por título respectivamente Introducción, El Personaje, El Testimonio y Genealogía. Como se puede deducir de estos epígrafes, el primero versa sobre el contexto del hallazgo de los papeles y la vocación divulgativa que suscitaron en el autor; el segundo es un esbozo biográfico bien documentado de Manuel García de la Prada; el tercero, núcleo esencial del libro, es la reproducción (tanto transcrita como escaneada)

Manuel García de la Prada fue corregidor -un cargo que comprendía las competencias de lo que hoy entendemos por alcalde y por delegado del gobierno- de Madrid bajo el régimen de José Bonaparte

de las memorias; y el cuarto y último -quizá el más farragoso- un recorrido por el árbol genealógico de esta familia de notables tanto en su rama madrileña como cántabra.

Para facilitar la comprensión de este último punto, el libro anexa un árbol genealógico. De forma análoga, está en todos sus capítulos repleto de reproducciones escaneadas de documentos de la época y de retratos que ilustran a los protagonistas, lo que ameniza la lectura y la vuelve atractiva para un profano. Ya sea como curiosidad, por afán reflexivo sobre el pasado o como parte de una labor historiográfica más amplia, la obra es por todo ello recomendable para quien se vea interesado por el contexto y la época de nuestra guerra de independencia. Si es su caso, disfrútela. Jairo Fernández Alonso

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