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REPORTAJE / Carlos Bedia, economista
El caos eólico de Cantabria
Todos queremos que los recursos energéticos que se consumen en España sean generados en nuestro país; España y Cantabria no disponen de petróleo para lograr ese objetivo pero sí de una fuente inagotable de energía como es el viento.
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ay varias preguntas que debemos hacernos cunado hablamos de energía eólica: La primera pregunta que debemos ha-
cernos es:
¿Cómo queremos generar esa energía? Esa misma pregunta se ha hecho en los últimos años en proyectos de obtención de petróleo a través de la tecnología entendida como “Fracking”. Sin duda era eficiente logrando petróleo, pero a costa de una pérdida medioambiental insoportable para una sociedad que pretende ser conservacionista.
No todo vale para la obtención de energía y, de la misma forma que en el fracking “la rotura del suelo” genera una gran contaminación , el impacto medioambiental de instalar parques de 15 o 20 molinos eólicos de 160 metros de alto en nuestra Cantabria generará, sin duda, una contaminación medioambiental que sufrirán las poblaciones y los negocios de la zona en la que se instalen de forma irreversible. La segunda pregunta que debemos hacernos es:
¿Cantabria necesita generar 850 Megavatios adicionales en energía eólica? Y la respuesta es sencillamente NO.
Desafortunadamente la gestión y la previsión energética del Gobierno de Cantabria es pésima, de los sucesivos planes estratégicos de desarrollo energético, los llamados “PLENERCAN”, ha sido incapaz de cumplir nada de lo que estratégicamente se afirmaba en esos documentos.
Irónicamente en la actualidad debería estar vigente el PLENERCAN 2021-2030 y como sigan así las cosas, dicho plan no se aprobará hasta 2022, a eso lo llamo yo previsión.
Pero a pesar de que todavía no esté aprobado ese plan, si conocemos que uno de los proyectos
más importantes de generación de energía renovable es la ampliación de la estación de bombeo hidráulico de Aguayo, que pretende incrementar la potencia de generación de esa instalación en 1.000 Megavatios, lo cuál supone un 25% más de potencia que los 750 Megavatios que el mismo plan aprueba para la eólica.
En estos dos proyectos de renovables tan diferentes en cuanto a impacto y contaminación ambiental hay un factor importantísimo que se debe tener en cuenta, y es el hecho de que la energía eólica terrestre no puede ser almacenada y debe ser consumida cuando se genera. Esto obliga a que por cada megavatio de energía eólica instalada debe haber otra instalación de respaldo que permita que, los días que no hay viento, las fábricas no tengan que parar o los hogares puedan seguir viendo la televisión y ese respaldo lo da, la energía nuclear, la centrales de ciclo combinado o la propia energía hidráulica.
Es decir, el proyecto de Aguayo es doblemente rentable puesto que no necesita crear instalaciones de respaldo al poderse almacenar la energía que genera el agua hasta que sea necesaria utilizarla.
Y la tercera pregunta que debemos hacernos es
¿Donde es mejor instalar los parques eólicos? Es evidente que las empresas que solicitan permisos de forma gratuita para instalar sus molinos eólicos buscan los terrenos
Carlos Bedia, economista. con más horas de viento y estos terrenos se encuentran en las montañas más altas que rodean nuestros valles.
Desde la administración regional y nacional nos están queriendo cincelar en nuestros cerebros que “el que algo quiere algo le cuesta” de manera que si queremos energía eólica no queda más remedio que destrozar nuestros valles instalando 250 torres que superan en 4 veces la
altura de la Estatua de la Libertad. Nada nos dicen de que para instalar un aerogenerador de 160 metros en las zonas más altas de nuestras montañas, se debe llevar el material en camiones de más de 50 toneladas y más de 15 metros de largo, eso implica construir carreteras de acceso a los parques muy agresivas con nuestro medio ambiente, incluso con nuestro rico subsuelo de cuevas. ¿Alguien se ha parado a pensar cuantas miles de toneladas de hormigón necesita el anclaje de cada molino? O ¿Qué efecto genera ese inmenso peso en las zonas karsticas de Cantabria?
Para los que piensen que me opongo “al desarrollo” y al “cambio climático” por no considerar adecuado ni necesario sembrar Cantabria de molinos, les decepcionaré, puesto que si creo que sea una energía útil y rentable, pero no a costa de destrozar nuestros valles.
El futuro de la energía eólica son los parques “Offshore” o eólica marina. De la misma forma que la eólica terrestre ha alcanzado un nivel de madurez tecnológica que la convierte en rentable sin necesidad de subvenciones públicas, el desarrollo de parques eólicos marinos lejos de las costas es el futuro de esta energía, no ya porque la potencia instalada y la eficiencia de horas de utilización es mucho mayor que la terrestre, sino por que muchos de los proyectos actualmente en desarrollo tienen por objetivo acumular esta energía eólica mediante la generación de hidrógeno, con lo que no es necesario crear otras instalaciones de respaldo como actualmente con la eólica terrestre.
Sin duda la eólica marina también tiene efectos negativos sobre el medio ambiente, pero mucho menores que los de la terrestre que, si siguen adelante los proyectos apoyados por el gobierno regional, destrozaran el único recurso natural que tienen los valles de Cantabria, sus impresionantes paisajes.
Desafortunadamente Cantabria ya ha perdido el primer tren de esta tecnología. El Gobierno de España ha establecido zonas preferentes de desarrollo eólico marino en Galicia, Asturias y Canarias, olvidando a Cantabria en el fomento de estos parques, lógico teniendo en cuenta que en el futuro PLENERCAN solo consideraba generar 50 Megavatios. Pero esta tecnología está teniendo un desarrollo tecnológico diez veces más acelerado que la terrestre y, sin duda, en los próximos años será la respuesta de España para lograr ser un país autosuficiente desde un punto de vista energético.
Aunque Cantabria ha actuado con torpeza en este asunto, estamos a tiempo de espabilar y de no cometer el error histórico de condenar a nuestros valles a una irreversible contaminación eólica.