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TERCIOPELO Diciembre 2014. Año 3 ISSN: 2250 - 7477

Modas modelos modistos Elsa Schiaparelli, la dama del Surrealismo Diseñadores: Diseñadores: Un Un diálogo diálogo necesario necesario entre entre el el pasado, pasado, el el presente presente yy el el futuro futuro

William Morris y el movimiento Arts & Craft Experiencias y reflexiones sobre Moda Argentina

Creadores en exhibición

DISEÑADORES


“Para ser irreemplazable uno debe ser siempre diferente”. Coco Chanel “Compra menos. Elige mejor”. Vivienne Westwood “La diferencia entre el estilo y la moda es la calidad”. Giorgio Armani “Lo más difícil en la moda no es ser conocido por un logotipo, sino por una silueta”. Giambattista Valli “La moda debe ser una forma de escapismo, y no una forma de prisión”. Alexander McQueen “Con los años he aprendido que los importante de un vestido, es la mujer que lo usa”. Yves Saint Laurent


Editorial Por

Analía Yaker Valle Directora editorial

Son las mentes que crean...que hacen y dan forma. Son capaces de resumir en los confines de una prenda de vestir toda la inmensidad de una idea o un concepto que logró motivarlos. El arte, el universo, la naturaleza, la literatura, los sentimientos, los sucesos sociales, todo lo que nos rodea, de una forma u otra, ha servido como disparador creativo para quienes visten momentos, vidas y épocas. Los diseñadores, lejos de ser frívolos como muchas veces se los tilda, son creadores cuyas obras están estrechamente ligadas con nuestra historia. A través de la vestimenta creada por ellos en el siglo XX, es posible mostrar y contar los constantes y revolucionarios cambios sociales que se produjeron. Cada década, cada hecho relevante tuvo su reflejo en la forma en que la gente se vistió. Creando uno de los gremios más antiguos, que data de la Edad Media, los sastres de las cortes europeas fueron los primeros en confeccionar prendas para la nobleza, pero sus realizaciones carecían de una identidad propia. Y fue así por siglos hasta que en la década de 1850s, Charles Frederic Worth, un inglés instalado en París, hizo algo que revolucionó el mundo de la indumentaria: colocó su nombre (C.F.Worth) bordado en el interior de un vestido, en la cinta bies de la cintura para ser más exactos. Esta griffe (o etiqueta como le decimos ahora) hizo que la prenda ya no sólo tuviera valor por los materiales con los que estaba confeccionada, la realización a mano, o por quién fue que la uso, sino que también, quien la hizo comenzó a tener una importancia clave en la historia. Como ocurriera en el Renacimiento con los pintores que comenzaron a firmar sus obras, Worth hizo lo mismo: le dio identidad a la ropa. De allí en adelante, un vestido ya no sería sólo un vestido o un pantalón, simplemente un pantalón; serían un Worth, un Chanel, un Dior, un Balenciaga, un Saint Laurent, hasta un Levi's. Cada diseñador logra plasmar su propio ser, su identidad en las prendas que crea. Así fue como la gran Coco Chanel logró que las clases altas dejarán la costosa seda natural en la década de 1920, brindándoles como alternativa el jersey, un textil muy económico y versátil. Una década antes, Paul Poiret creó vestidos de talle alto y líneas orientales que hicieron que por primera vez en la historia hubiera una moda alternativa, una opción a las formas convencionales y restringidas de la silueta del principios del siglo XX. Son propulsores de cambio, son artistas que crean obras de vestir. Son trabajadores inmersos en una industria a veces controversial pero por siempre necesaria. Han podido crear desde los aspectos más elaborados y vistosos de la ahora llamada Alta Costura, hasta estilos que fueron el fiel reflejo de la total rebeldía urbana como lo hiciera la británica Vivienne Westwood, creadora del Punk. Fue también gracias a la osadía de Yves Saint Laurent en 1966 tras presentar el smoking femenino, que las mujeres adoptarían el pantalón como una prenda de uso habitual. De ese traje sastre de pasarela a la calle, a la oficina, al jean de todos los días...de la mente del diseñador a nuestra vida cotidiana. El aporte de los diseñadores es continuo, es innegable y es: ¡Definitivamente celebrado!


STAFF DE TERCIOPELO Directora Editorial Analía Yaker Valle Editora Agustina Fornasier Digramación gráfica Dacio Luna Álvarez Columnistas Bárbara Brizzi Delia Etcheverry Susana Speroni ISSN: 2250 - 7477

Se prohíbe la reproducción total o parcial del material publicado

Verónica Yaker Valle

Edición Diciembre 2014

Especial agradecimientos por su participación en este número a los diseñadores Francisco Ayala, Gabriel Lage, y las artistas Cristina Quiroga Pellet y Verónica Yaker Valle

Sumario En pantalla Ayer y hoy Cosas que pasan

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Entretejidos Jornada sobre moda Por el mundo

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En pantalla Por Bárbara Brizzi

Modas modelos modistos Largo camino tendríamos que recorrer para sacar algo en limpio de este tema. Podríamos hablar de los modistos famosos que trabajaron para la gran pantalla, diseñadores que sólo trabajaron para cine, películas que se ocuparon de la vida de algunos modistos. En fin, demasiado para este espacio, pero intentaremos picotear un poco de todo. Parece que, desde los albores de la cinematografía, el interés por la moda y las creaciones de los modistos fueron de gran atractivo para las señoras que, dispuestas a disfrutar un rato entretenido, veían amenizados unos momentos con los cortos que, por ejemplo Pathé, distribuía ya en 1911 sobre la moda parisina. En 1913, el mismísimo Paul Poiret realizó algunos films para difundir su moda revolucionaria que proponía dejar el corsé, acortar un poco las faldas, angostarlas y hasta incluir alguna falda-pantalón o pantalón tipo babucha. Tan extravagante e inapropiada resultó esta propuesta que la Aduana de Estados Unidos, después de revisar los films, los declaró obscenos y fueron prohibidos. Mientras tanto, los films de modas empezaban a tener algún argumento. En 1931, Coco Chanel fue contratada por la United Artists para realizar un vestido para Barbara Weeks en el film Palmy Days. En esa oportunidad se dio cuenta de que en cine se trabajaba con tomas cortas y, por lo tanto, podía hacer varias versiones del mismo vestido para ser lucido por la misma actriz según estuviera parada, sentada o en otra postura y que así se viera óptimo en cada momento. Es de imaginar lo poco práctico y Tonight or never antieconómico del proyecto. Pero, así y todo, no fue la única vez que Chanel trabajó para Hollywood pero nunca tuvo una buena relación con las estrellas que tenía que vestir y, después de otros dos intentos fallidos (Tonight or never - 1931 con Gloria Swanson y The greeks had a word for them – 1932 con Ina Claire) la relación entre Madmoiselle Coco y las actrices quedó

restringida a los vestidos para su vida privada. Su rival en creatividad y diseño, Elsa Schiaparelli, también trabajó para varias películas británicas de la década del '30 como Brewster's millions (1935), Jump for glory (1937) y Pygmalion Pygmalion (1938). En 1937 vistió nada menos que a la picante actriz de comedias Mae West en el film Every day's a holiday. Se rumorea que, como la estrella no podía permanecer en París para las pruebas de vestuario, le envió a Schiap (como se la llamaba) un torso con sus medidas en la pose de la Venus de Milo y habría sido esto, lo que la inspiró para diseñar el frasco de su célebre perfume Shoking. También vistió a la actriz norteamericana Helen Vinson en dos films británicos: Amor en el exilio (1936) y Rey de los malditos (1935). Su última aparición en los créditos cinematográficos fue cuando realizó el vestuario para Zsa Zsa Gabor en Moulin Rouge (1953). Durante la década siguiente el diseñador británico Norman Hartnell estuvo bastante activo en el mundo del cine y hasta participó en el film de 1946 Fashion fantasy, en el que una joven soñaba que se convertía en modelo y era entrevistada por el mismísimo Hartnell que la contrataba para su salón. Se podía, entonces, en el film, ver al diseñador en su estudio, trabajando y creando un vestido de noche desde el papel y el tablero hasta que se presentaba en un desfile. ¡Todo un hallazgo publicitario para el diseñador! Tal vez el caso más conocido de un modisto y su musa sea el de Hubert de Givenchy y la exquisita Audrey Hepburn. Un caso paradigmático de fusión casi inseparable de diseñador y modelo que, no sólo se conjugó en la pantalla sino, también, en la vida real. Muchas son las películas en que trabajaron juntos: Desayuno en Tiffany´s (Blake Eduards – 1961); Charada (Stanley Donen – 1963); Dos en la carretera (Stanley Donen – 1967). Se trata de una agridulce comedia en dos tiempos, que cuenta la historia de una pareja desde

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que se conocen hasta diez años más tarde cuando, convertidos en un sofisticado arquitecto y su esposa comienzan a aparecer las desavenencias. Esto permitió a los diseñadores de vestuario jugar con las diferencias en la moda desde mediados de la década del '50 hasta diez años después. La ultra esbelta figura de Audrey n esta última inspiró a Paco Rabanne y Mary Quant. Hasta aquí, varios ejemplos, no los únicos, de los casi raros casos de modistos conocidos que triunfaron en la pantalla grande. Pero la gran mayoría de los vestuaristas de cine no provienen de las pasarelas sino de las bellas artes, la arquitectura o la decoración de interiores. Sólo citaremos algunos grandes nombres a modo de ejemplo. La multipremiada y architrabajadora Edith Head, que comenzó su carrera nada menos que realizando el vestuario para la primer película en ganar un Oscar como mejor producción del año 1927: Alas, dirigida por William Wellman. Head era egresada del Otis Art Institute y de la Chouinard School of Arts. Travis Banton, otro activo vestuarista de Hollywood, que inició su carrera en 1917 con poco más de veinte años, había estudiado en la Universidad de Columbia y en la Liga de Estudiantes de Bellas Artes y Artes Aplicadas de Nueva York. Jean Louis, nada menos que quien diseñara el emblemático vestido strapless negro con el que Rita Hayworth insinuaba un striptease en Gilda (Charles Vidor – 1946) había estudiado Artes Decorativas en París. Sólo algunos nombres valgan como ejemplo de lo dicho anteriormente y de cómo estos nombres no suenan como diseñadores o modistos de ropa comercial. También es un hecho que, como hasta la década del ‘60 los vestuaristas trabajaban de forma fija para los distintos estudios y esto impedía, como a los actores, trabajar Gilda para otro estudio, sus producciones eran extensísimas. En los '60, por cuestiones económicas, los estudios comenzaron a contratar vestuaristas free lance y todo empiezó a cambiar... Sólo por citar algunos y por algo de deformación profesional citaré a los más destacados diseñadores que se especializaron en vestimenta de época. Cómo no empezar preciosista la imagen y la junto ambientación que, según un por Piero Tosidequien trabajara a Luchino Visconti,

cuentan, hasta llenaba los muebles de las distintas escenas aunque jamás se abrieran, sólo para que se sintieran más reales. Juntos trabajaron en El Gatopardo (1963) y Muerte en Venecia (1971) y, junto a Franco Zeffirelli, otro meticuloso de la ambientación para La Traviata (1982). Piero Tosi creó una especie de dinastía de diseñadores italianos que triunfarían en el vestuario de ambientación Gatopardo histórica como Gabriella Pescucci para quien basten algunos ejemplos para medir su talla: La noche de Varennes (Ettore Scola - 1982); Érase una vez en América (Sergio Leone - 1984); La familia (Ettore Scola – 1987); La edad de la inocencia (Martin Scorsese – 1993), entre muchas otras, que le valieron importantes premios. Danilo Donati, por su parte, vistió magistralmente a los actores de Romeo y Julieta (Franco Zeffirelli - 1968) y Hermano Sol Hermana Luna (Idem – 1972), dentro de una larga carrera laureada con importantes premios. No dejaremos estas líneas sin nombrar a Sandy Powell quien trabajó con Derek Jarman para Caravaggio (1986), con Sally Potter en Romeo y Julieta Orlando (1992), con Ian Softley en Las alas de la paloma (1997), junto a Todd Haynes para Lejos del Paraíso (2002) y con Scorsese, el mismo año para la realización de Pandillas de Nueva York. Sólo pequeñas pinceladas de una prolífica carrera coronada con múltiples premios. Otro rubro, algo inexplorado aún, es el de las biopics sobre diseñadores. Pero como siempre hay alguna excepción que confirma la regla, vayan como ejemplo, la muy bien ambientada, Cocó antes de Chanel (Anne Fontaine – 2009) o Yves Saint Laurent (Jalil Lespert – 2014). Así podríamos seguir por hojas y hojas pero sólo esperamos despertar la inquietud para ver las películas desde otro ángulo, ondemandear o buscar en algún videoclub (que todavía quedan) estas u otras y empezar a descubrir un rubro que, recién comenzó a premiarse con el Oscar en 1948 y que ayuda a que cualquier historia resulte más creíble.

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Francisco Ayala

" La moda es una actividad cultural y comercial , generadora de una serie de procesos que van de lo artesanal a lo industrial, con un alto componente de originalidad cuyo eje estetico y creativo es la identidad " Francisco Ayala - Marca PaĂ­s Riobamba 1224.Buenos Aires Argentina t: 54.11.48168182/ 54.11 48124514 / http://www.franciscoayala.com


Ayer y hoy Por Agustina Fornasier

Elsa Schiaparelli, la dama del Surrealismo

El siglo XX fue el siglo de los grandes diseñadores y se hace difícil elegir sobre cuál de todos ellos hablar en este número de Terciopelo. Cada uno, por sus creaciones, su estilo, sus innovaciones, tiene su importancia y ocupan un lugar destacado en la historia del mundo de la moda. De Paul Poiret a Gianni Versace; de Coco Chanel a Agatha Ruiz de la Prada; de Balenciaga a Christian Dior. Y entre tantos, está ella, tal vez no todo lo valorada que se merece: Elsa Schiaparelli. Nacida en Roma en 1890, fue una de las diseñadoras más importantes del siglo XX y quien lideró la moda allá por los años '30. Proveniente de una familia relacionada con las ciencias y la cultura, llegó a la moda a través del arte. Las vanguardias artísticas fueron su gran fuente de inspiración. Le debemos gran parte del trabajo de Schiaparelli al futurismo italiano, al cubismo, al dadaísmo y al surrealismo. Su amistad con artistas de la talla de Francis Picabia, Marcel Duchamp, Picasso, Jean Cocteau y Salvador Dalí posibilitaron que esta diseñadora desplegara toda su creatividad y fantasía para brindarnos vestidos increíbles, con toques humorísticos, oníricos y llamativos. Abrió su boutique a principios de 1920s y tuvo se esplendor durante el período de entreguerras. Nada fue imposible para Elsa y es prueba de ello los guantes con uñas, las botas de pelo o el vestido de lágrimas. Y no olvidemos mencionar su primera prenda, un sweater de lana negro con un lazo blanco en trampantojo, ese juego óptico muy propio de la pintura. Pero no sólo demostró ingenio e innovación en sus diseños sino también en los materiales que utilizaba, tales como el rayón, vinilo o celofán. Fue pionera y transgresora. En 1933 diseñó vestidos con mangas pagodas y en 1935 utilizó, por primera vez, un cierre o cremallera en una prenda de Alta Costura. Coco Chanel, su enemiga, la llamaba, despectivamente, “esa artista italiana que diseña ropa”. Pero a ella también le debemos ese sombrero con forma de zapato invertido; el rosa shocking, color que usó tanto en vestidos como en accesorios y la falda

pantalón que diseñó para las mujeres tenistas. Por estas cosas y otras tantas, en 1934 fue tapa de la Revista Time. Wallis Simpson, Marlene Dietrich y Mae West fueron algunas de las personalidades que tuvieron el privilegio de vestir sus diseños. “Puro automatismo psíquico, por el que proponemos expresar verbalmente, por escrito o por cualquier otro método, el proceso real del pensamiento, en ausencia de todo control ejercido por la razón y fuera de toda preocupación estética o moral”. Así definía André Bretón al Surrealismo. Así actuaba Elsa Schiaparelli. La relación Arte y Moda siempre es interesante y en este caso aún más. Tanto Dalí como Cocteau crearon diseños exclusivos para sus vestidos. El más famoso, tal vez, sea el vestido-langosta, con un dibujo de ese crustáceo bocetado por el gran Dalí. O su Abrigo Escritorio, una clara inspiración en la Venus de Milo del artista. Durante la Segunda Guerra Mundial, Schiaparelli viajó y se instaló en Nueva York. Pero al volver a París, luego de concluido bélico, la moda había cambiado demasiado. Christian Dior ya dominaba la escena y el mundo y las mujeres ya no estaban preparados para sus diseños y su creatividad. Cerró su tienda pero continuó con su línea de perfumes. Murió el 13 de noviembre de 1973.

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Christian Dior

Elsa Schiapparelli

Dolce&Gabbana

Karl Lagerfeld

Vera Wang

Valentino

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Cosas que pasan Por Lic. Susana Speroni Diseñadores: Un diálogo necesario entre el pasado, el presente y el futuro

Maravillosa tarea la que permite plasmar un conjunto de ideas sobre un soporte (papel, ordenador) para convertirlo más tarde, luego de un proceso coordinado, en un atuendo o accesorio. La idea, el diseñador, el vestido… ingredientes fundamentales para el mundo de la moda. Si este sistema fuera tan sencillo, los diseñadores inundarían el mundo, pero no es así ya que unos pocos, sublimes en sus creaciones, y otro grupo reducido logran convertir la idea, con talento, inteligencia y amor por el hacer, en obras de arte vestimentario o paradigmas y objetos de deseo, apreciados por los consumidores de todas las clases sociales. Largo y continuo es el camino que convierte un diseño en un vestido. No fue así desde la noche de los tiempos cuando los individuos se cubrían por razones de vulnerabilidad (piel delicada para sufrir todo tipo de agresiones); de relación entre la magia y el animismo (sacerdotes cubiertos por pieles y máscaras para celebrar sus rituales y recibir la fuerza del mundo de los espíritus); de mundo y poder que distinguían por medio de sus vestiduras fastuosas y coloridas el orden de mando. Pueden ser muchas las razones del nacimiento de la vestimenta. La llegada al poder del Rey Sol, Luis XIV de Francia (1638-1715), apoyado eficazmente por su ministro Juan Bautista Colbert, genera la autoridad centralizada y el poder absoluto que entre otras cosas convertió a Francia en árbitro de la moda. Su férrea voluntad creó una moda regida por el protocolo, que en períodos pautados, una comisión de nobles puestos a diseñar presentaba al Rey quien las aprobaba, dejando su impronta. Un mes antes de su muerte, la Duquesa de Orleans y la Princesa de Conti fueron a presentarle un cambio novedoso que habían acordado entre los sastres y costureras más famosos. El Rey, muy enfermo, las despidió diciéndoles “que podían vestirse como quisieran”. Con la anuencia del Rey, aparece en 1671 el primer tratado dedicado a la creación y confección de trajes, obra de Benoit Boullay y en 1678 el Mercure Galant, de Donneau de Visé iniciando la publicación regular de grabado y notas sobre modas. No se puede dejar de mencionar a la “vendedora de modas” Rose Bertin, hacedora del vestuario de la reina María Antonieta. Sus creaciones transgresoras y magníficas encandilan a la joven reina, cuyo presupuesto para sus gastos debió ser reforzado por los funcionarios del reino. Verdadera diseñadora de gusto excelente y que cambió en los últimos años del período de Luis XVI los gustos

de la corte y su zona de influencia, como Austria. El número de marzo 2013, Moda e Ideologías, de Terciopelo, se explaya sobre este tema. Con la aparición de Carlos Federico Worth (1850), creador de la Alta Costura y dueño de un sistema de diseño que aunaba la creatividad, el conocimiento de telas y el gusto por el color y el adorno como así la técnica artesanal, marca el comienzo del largo trayecto del diseño que, como dice el poema: “se hace camino al andar” El siglo XX será el siglo de los diseñadores, hombres y mujeres. Casi todos han hecho historia y cada uno creó moda y estilo. Moda, es lo se usa, cambia permanentemente, hoy es la tendencia. Estilo, es aquello que perdura y le da el sello indeleble logrando que la persona se sienta y se vea bien. Inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial, moda y diseño retomaron sus metas en la carrera del diseño. Francia presenta el Teatro de la Moda en 1945, dirigido por el pintor Christian Berard, quien pide a los creadores que vistan con sus creaciones una serie de figuras de alambre, de no más de 50 cm y que exhibe en vitrinas acompañadas de escenografía de su autoría. Fueron presentadas en el Museo de Arte Decorativo. Las muñecas, que llegaban a doscientas, llevaban cabecitas de yeso y cabello de tela. Con esto, la idea fue reactivar la industria textil y el diseño de Alta Costura. A la par, se establece en Milán el Conde Martini y da los primeros pasos para posicionar a su país como paradigma del lujo creador, como sucede en la actualidad. Las décadas del '60 y '70, con la irrupción de la juventud, acomoda y desacomoda el devenir de esta historia y por primera vez la libertad de elegir y ser uno mismo se hace presente. De ahora en más se da una vuelta de tuerca y se producen cambios, marchas y contramarchas. Es que el mundo del diseño no puede estar ajeno a los movimientos socio culturales, políticos, industriales, tecnológicos y generacionales en que está inmerso. Existen universidades, escuelas, centros donde se estudia la carrera de Diseñador de Moda y otras muchas técnicas y cursos artesanales para ampliar la potencialidad de esta industria poderosa que a final del siglo XX y comienzos del XXI introduce las firmas de lujo. El mundo cada vez más globalizado maneja otras ciudades como Londres, Nueva York, Tokyo y Madrid. China e Indonesia, así como ciudades de Colombia, Brasil y nuestra querida Buenos Aires se han sumado a esta revolución con calidad y entusiasmo. El desarrollo de las comunicaciones hizo posible esta expansión. En esta época, los materiales de última generación, el diseño

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asistido por ordenadores, el empleo del láser para el corte y maquinarias puntuales permiten la confección de cantidad de piezas garantizadas en su calidad pero la Alta Costura o la Alta Moda requieren el conocimiento de las técnicas artesanales y la precisión. Como valor agregado, el mundo del diseño incorpora la curiosidad, el afán investigativo, la mezcla y fusión de materiales; el tesón parecen perfilar prendas y accesorios deseados y apreciados. Muchos de ellos, embanderados en las ideas rectoras de la Bauhaus, donde lo bello y lo funcional se confunden en un gran abrazo. Durante el siglo XX (y el XXI también, por supuesto), el arte se hizo presente y cada uno de los diseñadores se apasionó con influencias orientales, China, Japón, el color de los Ballets rusos y los artistas vanguardistas y contemporáneos como Raoul Dufy, Picasso, la Bauhaus, Jean Cocteau, Salvador Dalí, Picabia, Christian Berard, Andy Warhol, Mondrian y muchos más. Una colección de diseños vestimentarios se constituye en objetos emblemáticos y agrupados en exposiciones, las más prestigiosas del mundo. Los diseñadores jóvenes se adueñan de añejas marcas que renacen con sus impulsos como le pasa a Elsa Schiaparelli, que luego de la exposición realizada en el MET de Nueva York, Schiaparelli y Prada, diálogo creativo (2012), desfiló este año una colección soñada durante la semana de la Alta Costura en París. El mundo del cine, la TV, el teatro, los grandes espectáculos cuentan con entusiastas talentos en el diseño de vestuario, que si de nuestro país se trata, nunca existe el presupuesto suficiente. El final del siglo XX y lo que va del siglo XXI, enfatizan colaborando con los diseñadores a los grandes fotógrafos. Man Ray, Richard Avedon, David Bailey son exponentes distinguidos. Mención aparte merecen las cautivantes modelos. El siglo XXI confiere al trabajo conjunto entre diseñadores, equipos de trabajo, fotógrafos, periodismo y una nueva e interesante profesión: la producción de modas.

Jeanne Lanvin, de modestos orígenes, nace en París en 1867. Con oficio de sombrerera, se gana la vida armando sombreros muy apreciados y vistiendo a su hijita con sus creaciones que pronto son apreciadas por las mamás de las compañeras de estudio de su hija y de sus clientas. Se instala creando conjuntos para madre e hija. Su originalidad radica en el toque por los adornos sobrios o espectaculares, herencia de su primigenia profesión. Su estilo es original, clásico pero aggiornado a los tiempos. Fue maestra en el empleo de pasamanerías, en los estampados con armonías florales donde el color lo dice todo. Por ello, era dueña de un laboratorio, donde se dedicaba a la investigación de las anilinas y la creación de nuevos colores. Se destacan en París sus casas, tanto la femenina como para hombres, puesto que fue la primera en instalar una para ellos. Abrió luego, en 1923, una casa de decoración. Entendía que estos rubros prefiguraban un arte del buen vivir global. Sus creaciones eran acompañadas por sus perfumes, uno de ellos fue durante años un ícono para las damas elegantes y refinadas: Arpége de Lanvin. Falleció en 1946. Sonia Delaunay (1884), rusa de nacimiento, bella, distinguida, educada, separada de su esposo, general al servicio del Zar, llega a París en la década del '20 donde conoce al pintor Robert Delaunay, adoptando su apellido (de soltera, era Sonia Teck). Su esposo se convierte en su mentor pictórico y ella, munida de antiguas tradiciones textiles de su país, se convierte en una diseñadora de textiles que aplica a sus creaciones de tejidos de punto, todo enmarcado en la perfecta geometría del Art Decó. Entendía que su obra debía considerarse como un todo. Sus colores puros y luminosos, sus dibujos, transmitían vibraciones; se adecuaban a la modernidad. Los vanguardistas fueron los que se atrevieron con sus prendas, verdaderas joyas de arte. El poeta Raúl Cenchás le dedicó un extenso poema Y ella es el vestido. Se la invitaba a la Sorbona para disertar sobre modernismo, arte y moda. Llamó a sus creaciones “vestidos simultáneos” que al igual que sus pinturas se convirtieron en “una obra de arte universal simultánea”. Sus amigas y ella, siempre estaban vestidas con arte. En su larga vida, murió en 1979, le permitió seguir creando textiles y fue una de las organizadoras del archivo de fotografías y textiles del Museo de la Moda de París.

Después de estas reflexiones, a manera de ejemplo, el recuerdo para dos grandes del diseño y el arte vestimentario que no siempre estuvieron en el lugar que se merecen: Jeanne Lanvin y Sonia Delaunay.

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Gabriel Lage

“ No pienso en siluetas perfectas. Pienso en que toda mujer puede ver espléndida. La actitud y la personalidad van por sobre la figura y el cuerpo”. Gabriel Lage Av. Callao 1490 | 2ª Piso | CABA +541148035562 | +541148063812 http://gabriellage.com/


Entretejidos Por Delia Etcheverry

William Morris y el movimiento Arts & Craft William Morris (1834-1896). Fue uno de los más importantes

Siguiendo los preceptos filosóficos y sociológicos de esa

diseñadores de Inglaterra de la segunda mitad del siglo XIX. Su

organización, Morris va a rechazar la producción industrial y a

nombre está estrechamente ligado al movimiento Arts & Crafts

liderar un movimiento que proponía elevar la estética del diseño

siendo su principal fundador. Era un hombre multifacético: amante

de todas las artes aplicadas, y sobre todo respetar la dignidad

de las artes, artesano, impresor, escritor, poeta y activista político.

social del trabajador, que era sólo un eslabón en la cadena productiva, sin ningún tipo de incentivo y con jornadas de trabajo

Este Movimiento (de Artes y Oficios o Artes y Artesanías) que tuvo lugar entre1850-1900, surgió como reacción contra la Revolución Industrial generada a partir de la máquina de vapor inventada por James Watt en 1765. Hacia 1850, en plena época victoriana, la industrialización estaba centrada en el perfeccionamiento de las maquinas, incorporando mejoras tecnológicas. En el ámbito textil los avances habían sido muy significativos: las máquinas de hilar, la desmotadora de algodón, los telares con sistema Jacquard, entre otros adelantos, hacían que

extenuantes e interminables, sin tener ninguna participación creativa sobre el producto final. En cuanto al diseño, proponía una vuelta al pasado, un retorno a las artesanías y oficios medievales, donde el trabajador era responsable directo de su producción. Para recrear el diseño, proponía observar las formas de la naturaleza, regresando al exhaustivo detallismo en la pintura y realzando la luminosidad de los colores, como los pintores italianos y flamencos, anteriores a Rafael (de allí el nombre de prerrafaelistas). Junto a sus

se pudieran realizar casi cualquier tipo de tejido. Sin embargo, el producto repetitivo generalmente tenía diseños toscos, de colores apagados y muchas veces los tejidos eran mediocres o de mala calidad. Se dice que cuando los visitantes de la Feria Universal de 1851 llegaban al Crystal Palace de Londres, se asombraban por los

seguidores, entre los que se incluían artistas, arquitectos, diseñadores, artesanos y escritores, Morris promueve este movimiento de Artes y Oficios, que abarcaba tanto principios filosóficos, éticos y políticos, como estéticos.

avances técnicos de las maquinarias, y a la vez, por el mal gusto de la fabricación en masa. William Morris simpatizaba con las ideas de la llamada “Hermandad Prerrafaelista” fundada en 1848 en Londres, uno de cuyos principales exponentes era el escritor John Ruskin, quien consideraba que el trabajo con las manos y la producción de artes y oficios eran esenciales para la formación moral del hombre.

Morris & Co. Su empresa se inicia hacia 1860, cuando se casa con Jane Burden. Con la ayuda de los conocimientos de Philip Webb, un estudiante de arquitectura, diseñó y construyó su casa, así como gran parte del mobiliario de la que pasó a ser la Red House en Upton. Su esposa junto con otros miembros de la familia y muchos de sus

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amigos colaboraron en la decoración de objetos decorativos para la

Sus diseños por lo general representaban temas naturalistas y

casa. Jane y el propio Morris bordaron cortinas y ropa de cama,

medievales. Los motivos de inspiración vegetal se inscribían en

fueron descriptos por ella como “labores de brillantes colores,

líneas curvas con sus característicos motivos florales y

trabajados en forma sencilla y tosca”. Estos textiles, se expusieron

entrelazados de hojas. Según el investigador Peter Floud se pueden

en la Exposición Internacional de 1862, donde obtuvieron

distinguir cuatro períodos en el diseño de Morris. Entre 1872

menciones, aceptación del público y encargos de trabajos. Así fue

y1876, diferentes flores se disponían libremente; de 1876 a 1883 el

como, animado por la experiencia de la Red House, creó en 1861

estilo cambia y se produce una repetición en simetría de los

la firma Morris & Co.

motivos según ejes verticales; entre 1883 y 1890 los motivos se articulan por medio de diagonales continuas. Y finalmente desde1890 hasta 1896 se observa una alternancia de detalles naturalistas multiplicados sobre fondos de colores oscuros, siguiendo líneas sinuosas. Morris incursionó experimentalmente en las distintas áreas del arte decorativo buscando volver a los orígenes. En cuanto al

La empresa era una sociedad dedicada a los proyectos de

bordado, los diseños de la

decoración, vidriería, papeles para paredes, alfombras y todo tipo

familia Morris fueron muy

de objetos afines. La compañía funcionaba como un taller, donde

apreciados por la Royal

se producían y comercializaban las piezas, siempre utilizando

School of Needlework que

materiales de muy buena calidad. El mercado, si bien era reducido

había sido fundada en 1872. El incremento en la demanda de

debido a su elevado costo, tenía una fuerte demanda. Con estos

piezas bordadas condujo a la creación de otras escuelas como por

trabajos quería llevar a cabo sus teorías, mejorar el diseño de los

ejemplo, la de Glasgow. Hacia 1900 se incentivaba a los alumnos a

textiles buscando inspiración en pinturas y tejidos antiguos y

crear sus propios diseños y a utilizar otros materiales, además del

revivir el proceso de fabricación artesanal, recuperando los oficios

algodón y la seda. Gracias a estas escuelas, muchas mujeres

medievales, para mejorar la calidad de vida de la población

lograron emanciparse, aprendiendo técnicas de bordado olvidadas,

dedicada al trabajo manual. Morris, seguidor de las ideas de

con una buena retribución monetaria.

Ruskin, pensaba que la división del trabajo entre los diseñadores y los trabajadores, no podía ser beneficioso para ninguna de las partes y que solo producía “malos diseñadores y peores trabajadores”. Por lo tanto, la solución ideal estaba en la cooperación entre el artista y el artesano.

Morris también recuperó las antiguas técnicas de estampado por bloques de madera, que habían sido reemplazados por el estampado a rodillo. En cuanto al uso de tinturas, buscó volver a los antiguos métodos de tintes naturales, que la invención de la anilina en 1856 había dejado atrás. También trabajó en joyería,

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objetos de vidrio, azulejos, y posiblemente fue el diseñador de

fundadores de la Liga Socialista. Consideraba necesario cambiar la

alfombras tejidas en telar más conocido del siglo pasado, inspirado

sociedad, y que el arte podía ser uno de los medios. Por ello

en los diseños de Oriente, en particular, Persia.

publicó artículos, dio conferencias por todo el país y participó en manifestaciones.

En 1873, Morris pasó a ser el único propietario de la empresa que amplió en 1881, con la fábrica de tapices de Merton (Surrey).

William Morris murió en 1896, a los 62 años. Su influencia dio lugar a la aparición de las Arts & Crafts y otros movimientos posteriores, participando plenamente de la concepción modernista sobre la integración de las artes y consecuente revalorización de las denominadas artes menores. Cualquier objeto debía estar concebido pensando en su belleza, función y calidad; el hombre debía estar en un entorno bello. Defendiendo de manera sincera los derechos del pueblo y su acceso al arte, su lema era: “No quiero el Arte para unos pocos”.Aunque la labor de Morris no dio resultados inmediatos, el movimiento que encabezó en Inglaterra tuvo gran repercusión en América y Europa. Sus ideas reformistas ejercieron un impacto fundamental en el desarrollo del arte moderno, influyendo por ejemplo en el estilo Art Nouveau en auge a comienzos del siglo XX.

Morris también fue amante de la literatura. Practicó el ensayo y tradujo antiguas leyendas nórdicas. Su obra novelada News from Nowhere (Noticias de ninguna parte), de 1891, tuvo una gran difusión y es la que mejor resume el pensamiento político y social de su autor. También actuó en política, siendo uno de los

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Jornada sobre moda argetina Por Agustina Fornasier

Experiencias y reflexiones sobre Moda Argentina El jueves 30 de octubre se realizó en el Museo Nacional de la Historia del Traje la XVIII Jornada sobre Moda Argentina, una actividad que, año a año, busca pensar y reflexionar sobre los temas que hacen a la moda argentina a través de diferentes enfoques. Este año 2014, llevó como título “Emprendedores. Diseñadores de Moda que rompieron el molde” y contó con la presencia de destacadas personalidades del mundo del diseño y la Alta Costura. En consonancia con la exposición que inauguramos en septiembre de este año Intervenciones. 14 Diseñadores Argentinos resignifican Enaguas, la jornada permitió consolidar la relación del Museo con los diseñadores de nuestro país, logrando que la moda, además de la historia, tenga un lugar destacado en esta institución. Fueron varios meses de organización, de llamados y de combinar horarios. Pero ver la concreción del proyecto nos provocó una gran satisfacción. Fue una jornada donde tuvimos la gran oportunidad de escuchar, de boca de los propios protagonistas, la realidad de la industria actual, además de conocer más sobre sus comienzos, sus fuentes de inspiración y su trayectoria. Se organizaron tres paneles, uno por la mañana y dos por la tarde, en los cuales pudimos combinar la experiencia de aquellos que tienen ya una destacada trayectoria, con el aprendizaje de los diseñadores más jóvenes, que están iniciando su carrera y van abriéndose camino. En el primer panel contamos con la presencia de Mariana Cortés, creadora de la marca Juana de Arco; Marcelo Giacobbe, Paula Ledesma y Benito Fernández. Flavia Delego fue quien ofició de moderadora. Fueron citados como panelistas, pero en cada una de las mesas se generó un clima muy cordial y fueron charlas donde cada uno de los diseñadores pudo contar su forma de trabajo y la importancia de los equipos a la hora de preparar una colección; sus comienzos y sus recuerdos de la infancia relacionados con la moda y cómo cada uno fue construyendo su identidad. Para cada colección, Mariana Cortés se inspira en la naturaleza y el arte y recupera técnicas textiles latinoamericanas; dibuja los textiles que luego se estampan a

mano en una variedad infinita de color y que convierten cada prenda suya en una pieza única. Destacó la disciplina de trabajo y la inspiración de los viajes, los lugares y las fotografías. “Construyo a través de las personas”, aseguró. Por su parte, Benito Fernández juega con los colores y los estampados, pero no genera cambios en la morfología. “Una camisa es una camisa, un vestido es un vestido”, dijo tan

sincero como natural. Y también nos habló de cómo tuvo que adaptarse a las situaciones modernas y las nuevas tecnologías. Paula Ledesma, una de las diseñadoras que intervino una de las Enaguas que actualmente están expuestas en el Museo, siempre diseñó desde los tejidos. Trabajó en la empresa familiar Led Lan, abarcando el diseño y desarrollo de imagen y paralelamente, trabajó en el desarrollo de su propia línea de prendas femeninas tejidas a mano y de forma industrial. Hoy, tiene su propia marca, Paula Ledesma Tejidos. “La forma requiere equilibrio en cuanto al color”, aseguró. Su paleta es de tonos neutros (beige, grises, negro, blanco). Marcelo Giacobbe es un chico muy joven, pero con una inteligencia admirable. Claro en sus conceptos y, por sobre todo, sincero: “Es muy difícil hablar de sustentabilidad en la

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indumentaria”, fue una de sus frases más realistas. Y así define su trabajo: “Pienso mi trabajo como un encuentro de los diferentes aspectos de la femeneidad y la masculinidad. La sastrería impecable y la transparencia de la lencería, todo esto en la búsqueda de un pret couture actual y urbano.” El segundo panel estuvo conformado por Francisco Ayala, Lucía Chaín, Marcelo Péndola y Martinica Lena y Joan Martorello, dueños de la marca Lena Matorello. En este segundo módulo Lisi González fue la moderadora. Fue, quizás, el panel más ecléctico.

Francisco Ayala, un gran amigo del Museo, hace más de 20 años que se dedica al diseño y, según sus textuales palabras: “Yo mismo abro y cierro el local todos los días”. Marcelo Péndola es de origen correntino y sus comienzos con la moda están relacionados con las comparsas del carnaval. Ambos, también, tienen sus enaguas expuestas en el Museo. Y tanto Lucía Chaín como los chicos de Lena Martorello están empezando en este mundo. “Nuestro público es un misterio”, dirá Joan Martorello, explicando que hacía apenas una semana que habían abierto su local. Por su parte, Martinica Lena aseguró: “el mejor test es probarme yo la prenda que luego saldrá a la venta”. Párrafo aparte merece Marcelo Péndola, que asistió a la Jornada con una de sus modelos.

Gran vestuarista de las grandes revistas argentinas, también debe amoldarse a diferentes situaciones. Está comercializando jeans con piedras bordadas que son ya un gran éxito. Por su parte, muchas de las frases que compartió Francisco Ayala podrían ser, porqué no, titulares de ésta o alguna otra nota: “El diseñador está muy sobrevalorado”; “No creo que las cosas cambien cada seis meses. Cambia la forma de venderlo”; “La mujer sabe lo que le queda bien y lo que le queda mal, aunque no lo sepa” y “El diálogo es más con la cultura que con el mundo de la moda”. Fue un placer poder escucharlos y aprender de ellos. Por último, con Susana Saulquin de moderadora, Gabriel Lage, Emiliano Blanco de Kostume, Catalina Rautenberg y Julia Schang-Vitón cerraron esta la Jornada sobre Moda, que ya es un clásico del Museo del Traje. Gabriel Lage y Catalina Rautenberg también son parte de los 14 diseñadores que donaron al Museo sus enaguas intervenidas y que ya forman parte del Patrimonio nacional. Un panel muy interesante donde se combinó la Alta Costura con el diseño más urbano, de prendas funcionales. Susana Sualquin, socióloga de la moda, expresó: “La ética debe acompañar la estética; debemos pensar en prendas éticas”.Es para destacar la simpleza y la sinceridad de cada uno de los diseñadores que participaron de esta Jornada. A veces existe un gran prejuicio que lleva a algunas personas a pensar que aquellos que se dedican al diseño de indumentaria son personas soberbias, pero tanto Lage como Rautenberg dejaron perfectamente claro la improtancia y el inmenso valor que cada realización conlleva tanto desde su aporte como el valor de quienes conforman sus equipos de trabajo. Podemos asegurar que son personas que aman lo que hacen y siempre demostraron un gran interés y un profundo cariño por el Museo del Traje. Este es el lugar donde deben estar sus diseños. Aquí albergamos la historia y muchos de estos diseñadores también serán, en el futuro, parte de la historia de nuestro país. ¡Un gracias enorme a los diseñadores que participaron y gracias también a aquellos que convocamos pero que por diferentes compromisos no pudieron ser parteen esta ocasión! ¡Este lugar está abierto para ustedes!

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Cristina Cristina Quiroga Quiroga Pellet Pellet


Por el Mundo Por Analía Yaker Valle

Creadores en exhibición

En cada artículo y coincidente con el tema que nuclea la edición de TERCIOPELO, hemos tenido la oportunidad de pasear un poco por museos del mundo para ver cómo en cada rincón del planeta se reconoce la importancia de la historia, cambios y evolución de la vestimenta; que no es más que las propias modificaciones que ha vivido la humanidad. Planteada desde los puntos de análisis más variados, una gran cantidad de museos especializados en el tema y de arte, los más reconocidos como el Metropolitan de Nueva York o el Victoria&Albert de Londres, han exhibido de una manera u otra, prendas de todas las épocas posibles. Hemos visto indumentaria relacionada con deportes, con ideologías; para niños específicamente, etc.

La vestimenta nos permite plasmar cada aspecto que nos identifica, y este núcleo, este corazón, la identidad, es lo que cada diseñador vuelca en su trabajo, en cada prenda y colección. Abstrayéndonos un poco de lo que implica la “industria de la moda” que como toda industria su objetivo es vender, en este caso hagamos zoom en el ingrediente más humano que nos brinda la vestimenta: manifestar quiénes somos. Todos sin excepción, desde Charles F. Worth, diseñador inglés radicado en París allá por 1850s, creador del formato de desfile con mannequin vivant, pasando por el exotismo de Paul Poiret propio de su personalidad, fascinado por el Oriente Medio y Lejano, hasta Chanel con su inigualable pureza de líneas y combinación de materiales sencillos que han hecho que sus creaciones sean atemporales; pasando por Elsa Schiaparelli, una genia italiana que supo darle tridimensión al Surrealismo de Dalí. Dior y su audacia de presentar trajes ultrafemeninos influenciados por la Belle Epoque, en plena época de posguerra que revolucionaron la moda al punto que

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Terciopelo su llamada línea corola de 1947 será para siempre conocida como New look (Nueva apariencia). Cardin, Quant, Rabanne, Courrege e Yves Saint Laurent, cada uno a su manera, con sus gustos, estilos y preferencias dejaron su huella personal y su visión de los '60s. La impecable visión, pasión y realización de Valentino, Balenciaga y Armani. La osadía y sensualidad de Gianni Versace, Dolce&Gabbana y Alexander McQueen, y más, muchos más...La lista puede seguir y seguir. Cada época, cada generación hace surgir diseñadores que crean y visten identidades. No podemos olvidar que el Punk tuvo se mente maestra: Vivienne Westwood.

Gabriel Lage; los tejidos de Paula Ledesma; lo etéreo de Susana Ortíz: el alma comparsera correntina de Marcelo Péndola; el arte de Roberto Piazza; la transparencia de Catalina Rautenberg y la pureza de Marcelo Senra.

Cada individuo crea su identidad por medio de múltiples factores. Siempre y sin excepción ésta puede leerse en la forma en que cada uno nos presentamos a los demás, es decir en cómo nos vestimos. Incluso las instituciones, como un museo por ejemplo, poseen elementos que los identifican.

Así cada creador no sólo le da forma a una tela o un material, sino que le imprime parte de quién es y así encuentra respuesta en otras personas que se relacionan con su estilo. Este planteo de identidades de moda quedó impecablemente plasmado en las prendas que hoy expone el Museo Nacional de la Historia del Traje. “Intervenciones. 14 diseñadores argentinos redefinen Enaguas” es una exhibición surgida a partir del espectáculo coreográfico de excelente calidad ideado por la directora y coreografa Andrea Castelli en diciembre del 2013. Para ello contactó a 14 diseñadores argentinos y les dio una enagua blanca básica para que cada uno la interviniera y creara libremente. Así es como cada una de las catorce prendas es indudablemente el fiel reflejo de su realizador: la delicadeza de Darío Arbina; los verdes y violetas de Francisco Ayala; la elegancia de Pablo Battaglia; el rock de Emilse Benítez; la habilidad artística de Claudio Cosano; el romanticismo de Verónica de la Canal; la energía de Maureene Dinar; la magia de

Lo que fue (la historia) y lo que es (la moda hoy), son parte integral de cada museo del traje porque tenemos que tener clara nuestra historia con TODOS sus componentes para entender y vivir un presente con una identidad genuina.

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Museo Nacional de la Historia del Traje Ministerio de Cultura Presidencia de la Nación Chile 832 - C1098AAR C. A. de Buenos Aires - República Argentina Tel-Fax: (5411) 4343-8427 E-mail:museodeltraje@gmail.com Blog: museodeltrajebuenosaires.blogspot.com/ Página web: http://www.funmuseodeltraje.com.ar/


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