LOS INICIOS DE LA MITOLOGIA GRIEGA

Page 1


ÍNDICE EL ORIGEN DE LOS MITOS GRIEGOS

Pág 3

LOS MITOS DE ORIGEN CRETENSE El Nacimiento de Zeus El Rapto de Europa El Ciclo de Minos Pasifae y el Minotauro Los amores de Minos Los hijos de Pasifae

42 55 67 69 72 83 92

LOS JUEGOS OLÍMPICOS

94

La muerte de Androgeo Escila y Niso El ciclo de Dédalo Catreo y Altenes Los hijos de Pandion

112 118 124 139 142

EL CICLO DE TESEO Nacimiento Los trabajos de Teseo Teseo y Medea En Creta

145 151 159 165

LA TAUROKATHAPSIA

176

El regreso de Teseo a Atenas La paradoja del barco de Teseo

191 193

EL SIGNIFICADO DEL LABERINTO

196

Teseo en Atenas: La Federalización del Ática Teseo y las Amazonas Fedra e Hipólito Lapitas y centauros Teseo en el Hades La muerte de Teseo Menesteo el Erectida

215 219 224 229 232 238 243

EL MITO DE PROMETEO

246

2


LEDA Y EL CISNE

266

EL CAMINO DEL HÉROE: LOS 12 TRABAJOS DE HERACLES

281

Aries- Las Yeguas del Diomedes Tauro- El Toro de Creta

rey

313 319

EL SIMBOLISMO DE CORRIDAS DE TOROS

LAS

324

Géminis- Las manzanas de las Hespérides Cáncer- La cierva Carínia Leo- El León de Nemea Virgo- El cinturón de Hypólita Libra- El jabalí de Erimanto Sagitario- Las aves del lago Estinfalo Escorpión- La Hidra de Lerna Capricornio- La captura del Can Cerbero Acuario- Los establos del Rey Augías Piscis- Los Bueyes del rey Gerión

331

Muerte de Heracles

416

La glorificación de Heracles

419

340 345 352 358 366 373 386 395 406

3


EL ORIGEN DE LOS MITOS GRIEGOS

Decía Raimon Pannikkar, uno de los pensadores más interesantes de este país, en su obra "Mito y realidad" que: "En el Principio y al Final Se encuentra el Mito". Con esta frase el autor quiere dar a entender que el Mito, lejos de constituir algo de irreal, imaginario o fantasioso, en verdad se encuentra en el origen todas las cosas; que todos los demás fenómenos, objetos, situaciones, etc., están formados por la misma sustancia del mito; con otras palabras: no son más que objetos míticos. En el interior de su psique, el hombre guarda un sentimiento ahistórico, el recuerdo umbría de una existencia más completa, más rica, de una época en la que participó de una condición que hoy podríamos llamar paradisiaca.Aquella situación primordial, tuvo lugar "in illo tempore", en el gran tiempo de los orígenes, una Edad de Oro absolutamente mítica. En aquel tiempo fabuloso, el hombre natural vivía en un estado de beatitud y libertad casi absolutos.

Pero algo provocó un profundo trastocamiento de aquel régimen vital. El hombre experimentó una modificación cualitativa en su interior y fue proyectado a la temporalidad. La "caída" desde aquellas alturas míticas, significó un corte esencial en la evolución de la condición humana; sus consecuencias fueron terribles: el sufrimiento, la sexualidad, el politeísmo y la muerte. La época paradisíaca se terminó y el hombre, falto de su condición original, tomó conciencia de ser caído. 4


Desde entonces, limitado en su percepción y en sus poderes, separado del generoso seno de la naturaleza, siendo la nostalgia de su anterior condición edénica. El recuerdo del "paraíso", impreso en sus estructuras psíquicas más profundas, sobrevive a la psique individual, eso si, degradado en forma de imágenes y de símbolos. La Edad de Oro A veces se nos vuelve casi evidente, como cuando vemos algún paisaje, de una isla tropical, de unas montañas formidables, en la bóveda del cielo aquella noche de verano, o en los ojos de aquella chica / chico tan bonita ,

5


y más a menudo aún, lo sentimos de forma difusa, como el deseo de vivir algo completamente diferente del instante presente, o en la búsqueda de un "otro lugar". Esta nostalgia se encuentra en el fundamento de la vida espiritual de todos los pueblos de la tierra, pues todos ellos, desde aquellos que nosotros podemos considerar más desarrollados, hasta los que nos puedan parecer que viven vinculados al pasado, todos tienen multitud de símbolos, héroes y mitos, tal vez hace mucho tiempo ya olvidados, todos ellos, tienen a su manera, este mismo sentimiento de nostalgia de aquel paraíso perdido.

6


En la mayoría de los casos, este tesoro cultural subsiste, florece en múltiples expresiones del alma, inspira a los poetas y los artistas, da vida a la cultura y proyecta los hombres condicionados por la historia, hacia un cosmos espiritual ilimitado, se manifiesta en los sentimientos colectivos y, se el fundamento - más o menos secreto de su visión del mundo.

Su presencia es la huella de una antigua armonía, de una vida más plena y profunda, cuando el hombre mantenía correspondencias con el cosmos y disponía de unas facultades, hoy ignoradas, para captar la realidad, mucho más amplias que los canales sensoriales que filtran y empequeñecen, nuestra percepción del mundo que nos rodea. A pesar de todo, el espíritu humano, nunca ha dejado de experimentar el oscuro deseo de trascender los sentidos, de adentrarse por caminos invisibles, de profundizar a oscuras en el propio interior, en busca de un nivel paradisíaco, sin angustia, sin lucha, de plenitud. Los sueños, las imágenes del inconsciente, la experiencia amatoria o religiosa, etc., son unas extrañas fuerzas que no podremos extirpar nunca, porque forman parte de nosotros mismos. El hombre no ha dejado de sentir la llamada de su inconsciente, de darse con cuerpo en alma a la realización de bellos sueños, personales o societarios, de buscar su crecimiento con múltiples formas de éxtasis, de luchar encarnizadamente por superar la multitud de "bajo" que elabora continuamente a lo largo de su vida, de superar el pensamiento racional y, llegar a ese punto inverosímil que se encuentra más allá de la persona, del espacio-tiempo y de la vida y que se abre al infinito. Podría pensarse que los hombres que buscan este punto inverosímil, deberían ser los tontos, los menos preparados, incultos, bojes, pero no parece así, al contrario. Son los eruditos, los filósofos, los artistas, los científicos los que nos hablan de esta investigación, que dan testimonio de su encuentro. 7


Los escritos más antiguos de la humanidad, el Rig Veda, el poema de Gilgamesh, los libros más antiguos de la Biblia, textos sumerios y babilonios, el Mahabharata y el Ramaiana, las obras de Hesíodo, las tradiciones budistas y cristianas, nos hablan de aquella época edénica, un estado de perfección espiritual. Las teorías científicas más actuales de la Antropología y de la Arqueología, así como muchos especialistas en la Prehistoria, afirman sin esconderse, que según los últimos hallazgos, esta época edénica habría tenido lugar en la era Glacial, en ella, el hombre vivió en una sustancial inocencia de todo lo que la rodeaba y, en una absoluta identificación con la naturaleza.

En aquel larguísimo período de tiempo - cientos de miles de años -, prácticamente no se produjeron cambios sustanciales en sus formas de vida ni de pensar, es como si no vivieran dentro de la historia, como si la ley del devenir se hubiera olvidado de exigir su tributo inexorable. Para aquellos hombres la existencia tendría lugar en una especie de Eternidad, la realidad que les rodeaba debería ser de un solo orden. No habría cosas "reales" o "irreales"; la lógica ordinaria y la lógica afectiva estarían integradas en una sola; su visión del mundo sería una imagen muy amplia de la realidad, donde tendrían cabida hechos que hoy consideraríamos fuera de lo normal, paranormal; se viviría con un poderoso sentimiento de unidad de la conciencia y del mundo. Los poetas nos hablan de una humanidad no dividida, que hablaba un solo idioma y veneraba el mismo Dios. Profundicemos algo más en el tema de la Edad de Oro. «Lao-tse dijo: «En una remota antigüedad, las personas auténticas respiraban yin y yang, y todos los seres vivientes admiraban su virtud, armonizando así de manera pacífica. En aquellos tiempos, el liderazgo estaba oculto, lo que creaba de manera espontánea una simplicidad pura. La simplicidad pura no se había perdido todavía, por lo que la multitud de los seres se encontraba muy sosegada ".

8


Una propuesta de definición: Siempre que el ser humano vive de acuerdo con el espacio en el que habita y no se encuentra de espaldas a los ritmos que marcan el cosmos y la tierra, se está produciendo en el mundo una Edad de Oro. Porque, en tal experiencia, se está cumpliendo esta intuición humana de estar sobre la Tierra para un destino de plenitud. Esto lo captamos, en ocasiones, cuando entramos en contacto con las gentes que habitan en el mundo rural, en plena naturaleza, siempre que en ellas el sentido de pueblo no se haya desnaturalizado (por dinero, por el consumo, por la globalización .. .) ni hayan perdido esta sabiduría, a la vez tan antigua y tan nueva que atesoran.

9


El concepto -mítico y tópico- de la Edad de Oro se acuñó en el mundo clásico grecolatino (Hesíodo, Virgilio y Horacio, por ejemplo, lo expresan de manera muy hermosa en algunas de sus obras) y se reactualizar en la literatura del Renacimiento, aunque ya como sueño más que como posibilidad. Veamos que decían los clásicos: Hesíodo: "Los trabajos y los días"

10


Ahora si quieres te contaré brevemente Otro relato, aunque sabiendo bien -y tú grábatelo en ti corazón- Como los dioses y los hombres mortales tuvieron un Mismo origen. Al principio los Inmortales que habitan mansiones olímpicas crearon una dorada estirpe de hombres mortales. Existieron Aquellos en tiempos de Cronos, Cuando reinaba en el cielo; Vivian como dioses, con el corazón libre de preocupaciones, sin fatiga ni miseria y no se cernía sobre Ellos la vejez despreciable, sino que, siempre con igual Vitalidad en piernas y brazos, se recreaban con fiestas Ajenos a todo tipo de malas. Morian como sumidos en un sueño; poseían toda clase de alegrías, y el campo fértil produce espontáneamente Abundantes y excelentes frutos. Ellos contentos y tranquilos alternaban sobre faenas con numerosos deleites. Eran ricos en rebaños y entrañables a los dioses bienaventurados. Y ya luego, desde que la tierra sepultó a esta raza, Aquellos son miedo voluntad de Zeus demonio benignos, terrenales, protectoras de los mortales [que vigi las sentencias y malas acciones Yendi y viviendo envueltos en niebla, por todos los rincones de la tierra ] y dispensadoras de riqueza; púas també obtuvieron esta prerrogativa real. En su Lugar una segunda estirpe mucho peor, de plata, crearón Después los que habitan las mansiones olímpicas, no comparable a la de oro ni en aspecto ni en inteligencia. Durante cien años el niño se criaba junto a su solícita madre pasando la flor de la vida, muy infantil, en su casa; y Cuando ya se Hacia hombre y alcanzaba la edad de la juventud, Vivian poco tiempo lienzos de sufrimientos debido a su ignorancia; pues no podían apartarse de entre Ellos una violencia desorbitada ni querian dar culto a los Inmortales ni acero sacrificios en los sagrados altares de los Bienaventurados, como se norma para los hombres miedo tradición. A estos más tarde los hundió Zeus Crónica irritación Porque no Daban las honraré debidas a los dioses bienaventurados que habitan el Olimpo. Y ya luego, desde que la tierra sepultó també a esta estirpe. Estos genios subterráneos, se llaman mortales bienaventurados, de rango inferior, pero que no obstante també Gozán de Cierta consideraciones. Otra tercera estirpe de hombres de voz articulada creo Zeus padre, de bronce, en nada semejante a la de planta, Nacida de los fresnos, terrible y vigorosa. Sólo las interesaban las luctuosas obras de Ares y los Actos de soberbia; no comian pan y en cambio tenian un aguerrido corazón de metal. [Eran terribles; una gran Fuerza y unas manos invencibles nacian de sobre hombros sobre robustos Miembros.] De bronce eran sobre armas, bronce sobre casas y con bronce trabajaban; no existía el negro hierro. También ésto, víctimas de sobre própias manos, marcharon a la vasta mansión del cruento Hades, en el anonimato. Apoderado de Ellos la negra muerte aúnque eran tremendos, y dejaron la brillante luz del sol. 11


Y ya luego, desde que la tierra sepultó també esta estirpe, en su Lugar Todavía creo Zeus crónidas sobre el suelo fecundo otra cuarta más justa y virtuosa, la estirpe divina de los héroes que se llaman semidioses, raza que nos precedió sobre la tierra sin lí mitos. A unos la guerra funesta y el temible combate los aniquiló bien al pie de Tebas la de siete puertas, en el país Cadmo, peleando por los rebaños de Edipo, bien después de conducirles a Troya en sobre naves, sobre el inmenso abismo del mar, debido a Helena de hermosos cabellos. [Allí, por lo tanto, la muerte apoderado de Unos]. En Los otros el padre Zeus crónida determinado a concederles vida y resistencia lejos de los hombres, Hacia los confines de la tierra. Ésto viven con un corazón exento de dolores en las Islas de los afortunados, junto al Océano de profundas corrientes, héroes felices a los que el terreno fértil las Produce frutos que Gèrminans tres veces al año, dulces como la miel, [lejos de los Inmortales ; entre Ellos reina Cronos. Púas el propio padre de hombres y dioses le libros, y ahora siempre entre Ellos goza de respetar como benigno. Zeus en su vez otra estirpe creo de hombres de voz articulada, los cuales ahora existen sobre la tierra fecunda. Y luego, ya no hubiera querido estar yo entre los hombres de la quinta generación sino haber muerto antes o haber Nacido Después; púas ahora existe una estirpe de hierro. Nunca durant el día se Verano libros de fatigas y miserias ni Deja de consumirse durant la noche, y los dioses las procura ásperas inquietud; pero no obstante, también se mezcla alegrías cono sobre malas. Zeus destruirá igualmente esta estirpe de hombres de voz articulada, Cuando el nacer Sean de blancas sienas. El padre no se parecera a los hijos ni los hijos al padre; el anfitrión no apreciará a su huésped ni el amigo en su amigo y no se izquierda al hermano como antes. Despreciando a sobre padres Apenas se Hagan viejos y las insultan con duras palabras, cruelmente, sino advertir la vigilancia de los dioses - no podrian dar el sustento debido a sobre padres ancianos Aquellos [cuya justicia se la violencia-, y Unos saque las ciudades de Los otros]. Ningún Reconocimiento Habrá para lo que cumple sume palabra ni para lo justo ni honrado, sino que tendrán en más consideraciones al malhechor y el hombre violento. La justicia estará en la Fuerza de las manos y no existirá pudor; el Malvado tratará de perjudicar al varón más virtuoso con retorcidos discursos Y además se valdrá del juramento. La envidia susurrante, gustosa del mal y repugnante, acompañará a todos los hombres miserables. "

12


Geórgicas I de Virgilio. "Antes del Reinado de Júpiter no había labradores que araran los campos, ni era lícito acotarlos o partir límites en ellos; todos los aprovechaban para su sustento, y la tierra MISMA daba de grado, más liberalmente que ahora, todos los frutos. (...) Entonces, en fin, nacieron los varios oficios: todo se venció a la Fuerza de un ímprobo trabajo y de la Necesidad, que nos obliga a las cosas más duras. " La Égloga IV de Virgilio.

"Ya llega la última edad anunciada en los versos de la Sibila de Cumas; ya empieza de nuevo una serie de grandes siglos. Ya vuelven la virgen Astrea y los tiempos en que reinó Saturno; ya una nueva raza desciende del alto cielo. Tú, ¡oh casta Lucina!, favorece al recién nacido infante, con el cual concluirá, lo primero, la edad de hierro, y empezará la edad de oro en todo el mundo. (...) Para ti, ¡oh niño!, producirá en primicias la tierra inculta hiedras trepadoras, nardos y colocasias, mezcladas con el risueño acanto. Por sí solas volverán las cabras al redil. (...) Mas luego, llegado que seas a la edad viril, el nauta mismo abandonará la mar y cesarán en su tráfico las naves; todo terreno producirá todas las cosas".

13


Metamorfosis

I

de

Ovidio.

"La primera en brotar fue la edad de oro, la cual, sin ley ni rey, espontáneamente, practicaba la buena fe y la justicia. (...) Por su parte, la tierra, inmune, sin que la azada la tocase ni la hiriese arado alguno, todo lo daba de por sí, y, contentos los hombres con los manjares que sin obligarla nadie criaba ella, cogían los frutos del madroño y fresas de los montes y endrinas, y las moras que se apretaban en los ásperos zarzales y las bellotas que habían caído de las extendidas ramas del árbol de Júpiter. La primavera era eterna y los plácidos céfiros acariciaban con sus tibios soplos las flores nacidas sin semilla. Luego que, echado Saturno al tenebroso Tártaro, estuvo el mundo sometido a Júpiter, vino la edad de plata, peor que la de oro, pero de más valía que la del rojizo bronce. Júpiter acortó la duración de la antigua primavera, y, con los inviernos, los veranos, los desiguales otoños y una primavera breve, hizo el año de cuatro estaciones. (...) Las semillas de Ceres fueron entonces por vez primera soterradas en largos surcos y, oprimidos por el yugo, gimieron los novillos. Después de aquélla surgió, en tercer lugar, la edad del bronce, más cruel en ingenios y más pronta a los horribles combates, aunque no criminal. La última es la que está hecha de duro hierro (...): huyeron el pudor, la verdad, la buena fe, y en su lugar se introdujeron los fraudes, los engaños, las insidias, la violencia y la criminal ansia de poseer". El sentimiento de la Edad de Oro en la literatura del renacimiento y del barroco. Mientras preparaba esta reflexión encontré este poema, me pareció que podía ser una buena manera de empezar, porque el ambiente, la atmósfera contiene mucho de esta Edad de Oro. 14


El ama '(Castellanas, 1902): "La vida era solemne; puro y sereno el pensamiento era; sosegado el sentir, como las brisas; mudo y fuerte el amor, mansas las penas, austeros los placeres, arraigadas las Creencias, sabroso el pan, reparador el sueño, fácil el bien y pura la conciencia '. Encontramos en estos versos un cierto sentimiento de plenitud, de vida antigua, dentro de una sobriedad en las manifestaciones de la psique humana (pensamiento, sentir, amor, penas, placeres, creencias, alimento, sueño ...), claramente emparentada con este fondo estoico que viene de muy lejos. Solemnidad, pureza, serenidad, lentitud, sosiego, austeridad, arraigo ... constituyen todo un modelo vital que vuelve a repetir el mito de la Edad de Oro, expresado por la poesía de manera incesante. Esta nostalgia de la vida antigua, de la "aurea mediocritas" que tan bien definió Horacio:

15


"Qué descansada vida la del que huye el mundanal ruido y sigue la escondida senda por donde han ido los pocos sabios que en el mundo han sido”.

Y que nos habla de una plenitud que no es contemporánea, sino anhelo melancólico de retiro, de fuga hacia el origen. La sintonía entre la melodía del ser ('Cantaba el equilibrio / de aquel alma serena') y la melodía del mundo ('y cantaban también aquellos campos'), tal como aparece expresada también en 'La dueña ", sintonía que lleva a la comunión del alma ('El alma se empapaba') con el celeste y con el terrestre ('los ámbitos abiertos / del cielo y de la tierra') y que nos recuerda al poeta romántico inglés William Blake . Y esta sintonía, este latido al unísono entre las criaturas y los elementos de la naturaleza, se manifiesta como una constante. En ocasiones, se expresa como una correspondencia armoniosa entre el arriba (el cosmos) y el bajo (la tierra), en medio de la plenitud de la noche, en la que se nos manifiesta la presencia latente (en el sueño) del hombre y la presencia consciente (en el sentir, bien despierto). Todo está tocado y investido por sagrado, de ahí que todo vive en su plenitud, en su edad de oro:

‘Viven aquí las cosas porque en su entraña cada cual encierra la del vivir intimación divina que a ti te ha dado jugos, fértil tierra, y a ti te ha dado savia, vieja encina’. (Castellanas, ‘Regreso, II’) 16


Nos encontramos también en esta poesía con la expresión de una vida edénica en plena naturaleza, vista como espacio paradisíaco, como ámbito originario, como territorio del Génesis.

"en las cumbres de las sierras hoscas; allá, en las cimas de las sierras bravas; en la mansión de las quietudes grandes, en la región de las silbantes águilas, allí vivía el montaraz cabrero su tenebrosa vida solitaria, melancólico Adán de un paraíso sin Eva y sin manzanas...’" (Campesinas, 1904, ‘Fecundidad I’).

Hay en esta poesía también un sentimiento del tiempo, como sustancia que impregna el ánimo con su majestad, con su dulzura, con su paz, con sus silencios, así como con esta tristeza que transmite el momento del crepúsculo; de un mito, como es el de la Edad de Oro, como una experiencia intrahistórica. La visión hoy generalmente aceptada de lo que podríamos llamar el mito de la Edad de Oro, estuvo definitivamente afirmada en el Renacimiento, concretamente, el descubrimiento de las formas de vida de los indios americanos, hizo pensar a los europeos que aquellos hombres vivían en el paraíso, veamos algunos ejemplos:

17


Pedro Mártir de Anglería explicaba por qué los indígenas americanos vivían en plena Edad de Oro: «Es cosa averiguada que aquellos indígenas poseen en común la tierra, como la luz del Sol y como el agua, y que desconocen las palabras tuyo y mío, semilla de todos los males. Hasta tal punto se contentan con poco, que en la comarca que viven sobran campos que faltan a nadie. Viven en plena Edad de Oro, y no rodean sus propiedades con fosos, muros, ni vallas. Habitan en huertos abiertos, sin leyes, sin libros y sin jueces, y observan lo justo por instinto natural ». Pedro Mártir de Anglería, Décadas del Nuevo Mundo. 1493-1525.

18


Fray Antonio de Guevara escribía sobre la armonía existente durante la Edad de Oro: «En aquella primera edad, y en aquel siglo dorado, todos vivían en paz, cada uno cultivaba sus tierras, plantaba sus olivos, cogía frutos , vendimiaba sus viñas, regaba sus panes, y criaba a sus hijos: finalmente, como no comían sino de sudor propio, vivían sin perjuicio ajeno ». Fray Antonio de Guevara, Libro del Emperador Marco Aurelio, 1529, cap. XXXI.

19


Torquemada resalta la importancia de la ganadería en la Edad de Oro y explica el origen del dinero. «En aquella edad primera y dorada, los mejores bienes y mayores riquezas que los hombres tenían eran los ganados, que se sustentaban, a sí ya sus hijos y familias, disfrutando de los despojos de la lana, leche, y queso y manteca, y aun haciendo vestidos de las pieles dellos, porque entonces no procuraba la malicia humana las nuevas invenciones de los trajes y atavíos que ahora se usan: ni conocían el oro ni la plata, sino por unos metales muy buenos, que se aprovechan en las cosas necesarias, y no para hacer moneda, que fue la mayor perdición que pudo venir al mundo. Antonio de Torquemada, Coloquios satíricos, Mondoñedo, 1553. (Tercer Coloquio).

En el siguiente fragmento, D. Quijote habla del mito de la Edad de Oro, cuando en el mundo no existía la propiedad privada y la naturaleza proporcionaba generosamente a los hombres su sustento.

"Después hubo bien satisfecho su estómago, tomó un puñado de bellotas en la mano, y, mirándolas atentamente, soltó la voz a semejantes razones: – Dichosa edad y siglos dichosos aquellos a quien los antiguos pusieron nombre de dorados, y no porque en ellos el oro, que en esta nuestra edad de hierro tanto se estima, se alcanzase en aquella venturosa sin fatiga alguna, sino porque entonces los que en ella vivían ignoraban 20


estas dos palabras de tuyo y mío. Eran en aquella santa edad todas las cosas comunes; a nadie le era necesario para alcanzar su ordinario sustento tomar otro trabajo que alzar la mano y alcanzarle de las robustas encinas, que liberalmente les estaban convidando en su dulce y sazonado fruto. Las claras fuentes y corrientes ríos, en magnífica abundancia, sabrosas y transparentes uvas les ofrecían. En las quiebras de la peñas y en lo hueco de los árboles formaban su república las solícitas y discretas abejas, ofreciendo a cualquiera mano, sin interés alguno, la fértil cosecha de su dulcísimo trabajo. Los valientes alcornoques despedían de sí, sin otro artificio que el de su cortesía, sus anchas y livianas cortezas, con que se comenzaron a cubrir las casas, sobre rústicas estacas sustentadas, no más que para defensa de las inclemencias del tiempo. Todo era paz entonces, todo amistad, todo concordia; aún no se había atrevido la pesada reja del corvo arado a abrir ni visitar las entrañas piadosas de nuestra primera madre, que ella, sin ser forzada, ofrecía, por todas partes de su fértil y espacioso seno, lo que pudiese hartar, sustentar y deleitar a los hijos que entonces la poseían. Entonces sí que andaban las simples y hermosas zagalejas de valle en valle y de otero en otero en trenza y en cabello, sin más vestidos de aquellos que eran menester para cubrir honestamente lo que la honestidad quiere y ha querido siempre que se cubra, y no eran sus adornos de los que ahora se usan, a quien la púrpura de Tiro y la por tantos modos martirizada seda encarecen, sino de algunas hojas verdes de lampazos y yedra entretejidas, con lo que quizá iban tan pomposas y compuestas como van agora nuestras cortesanas con las raras y peregrinas invenciones que la curiosidad ociosa les ha mostrado. Entonces se decoraban los concetos amorosos del alma simple y sencillamente del mesmo modo y manera que ella los concebía, sin buscar artificioso rodeo de palabras para encarecerlos. No había fraude, el engaño ni la malicia mezclándose con la verdad y llaneza. La justicia se estaba en sus propios términos, sin que la osasen turbar ni defender los del favor y los del interese, que ahora tanto la menoscaban, turban y persiguen. La ley del encaje aún no se había sentado en el entendimiento del juez, porque entonces no había que juzgar, ni quien fuese juzgado. Las doncellas y la honestidad andaban, como tengo dicho, por dondequiera, sola y señora, sin temor que la ajena desenvoltura y lascivo intento le menoscabasen, y su perdición nacía de su gusto y propia libertad. Y agora, en estos nuestros detestables siglos..." Miguel de Cervantes Saavedra, El Quixot de la Manxa, I, XI, 1605. (Discurso a los cabreros).

21


No puedo dejar de recoger las palabras de su fiel Sancho, que nos habla de una Edad de Oro mucho más cotidiana diaria:

"¡Gran merced! –dijo Sancho–; pero sé decir a vuestra merced que como yo tuviese bien de comer, tan bien y mejor me lo comería en pie y a mis solas como sentado a par de un emperador. Y aun, si va a decir verdad, mucho mejor me sabe lo que como en mi rincón sin melindres ni respetos, aunque sea pan y cebolla, que los gallipavos de otras mesas donde me sea forzoso mascar despacio, beber poco, limpiarme a menudo, no estornudar ni toser si me viene en gana, ni hacer otras cosas que la soledad y libertad traen consigo..."

El mismo Miguel de Cervantes, en su obra "El Trato de Argel" nos presenta el mismo tema pero de una manera más poética:

¡Oh sancta edad, por nuestro mal pasada, a quien nuestros antiguos le pusieron el dulce nombre de edad dorada! ¡Cuán seguros y libres discurrieron la redondez del suelo quen ella la caduca mortal vida vivieron! 22


No sonaba en los aires la querella del mísero cautivo, cuando alzaba la voz a mal[decir su] dura estrella. Entonces libertad dulce reinaba y el nombre odioso de la servidumbre en ningunos oídos resonaba. Pero después que sin razón, sin lumbre ciegos de la avaricia, los mortales, cargados de terrena pesadumbre, descubrieron los rubios minerales del oro que en la tierra se escondía, ocasión principal de nuestros males, este que menos oro poseía, envidioso de aquel que, con más maña, más riquezas en uno recogía, sembró la cruda y mortal cizaña del robo, de la fraude y el engaño, del cambio injusto y trato con maraña. Mas con ninguno hizo mayor daño que con la hambrienta, despiadada guerra, que al natural destruye y al extraño...

Parece bastante evidente las relaciones entre estos testigos y lo que Tomás Moro recogería en su famosa Utopía, asentando una relación que ya no es rompería nunca más. En el Amazonas, las tierras son muy poco fértiles, las zonas que los indígenas han habitado por un mayor tiempo son las que exhiben una mayor biodiversidad. En cambio, en el caso de las sociedades "civilizadas", las zonas que han sido habitadas por seres humanos por 23


más tiempo son las que exhiben una menor biodiversidad, pues el medio ambiente ha sido sometido a la rapiña humana desmedida y al que Gregory Bateson designó como "propósito consciente contra la naturaleza". Si comparamos los humanos del período anterior al desarrollo del pensamiento discursivo y del concepto, con los del período posterior a este desarrollo, encontramos que los primeros están caracterizados por una enorme sabiduría en relación a los segundos, los cuales tienen una forma de conocer la realidad, caracterizada por la exacerbación del error (Lethe o avidya) que consiste en una percepción deformada de la realidad. De hecho, el desarrollo del pensamiento discursivo y del concepto ha desembocado, entre otras cosas, en la crisis ecológica actual, la cual, según los científicos independientes, si todo sigue como va a producir la desintegración de las sociedades humanas e incluso podría poner fin a la vida en el planeta, o al menos gran parte de ella, incluida la humanidad -quizás incluso antes de la mitad del siglo XXI - el 2061 concretamente. Ahora bien, la superioridad de los humanos de la etapa anterior al desarrollo discursivo no se manifestaba sólo en el ámbito de las relaciones entre los humanos, con su medio ambiente natural, sino en prácticamente todos los campos. Tenemos, por ejemplo, que los humanos del período pre- ético exhiben en su comportamiento virtudes que los humanos del período ético han perdido totalmente, y que no sólo han perdido, sino que han reemplazado con los vicios que constituyen sus contrarios.

Como lo establece el artículo de Martine Lochouarn titulado "De qué mouraient los hommes primitifs"; "Por medio del estudio de los fósiles humanos del paleolítico y comienzos de neolítico, la 24


paleopatología ha establecido que en estos periodos, la mayoría de los humanos no morían debido a traumatismos causados por otros individuos, y que las heridas y los traumatismos resultantes de ataques de animales o accidentes se curaban gracias al cuidado de otros individuos ". Esto parece demostrar concluyentemente que aún en el paleolítico el psiquismo humano estaba libre de las ilusorias divisiones y contraposiciones que encontramos en la raíz de los conflictos humanos (lo cual era concomitante con el hecho de que todavía no habían surgido ni el Estado, ni la propiedad privada o colectiva, ni la pareja exclusivista en la que cada parte posee a la otra y ambas poseen los hijos), al menos hasta bien entrado el neolítico no se produjeron conflictos humanos como guerras o luchas que condujeran al asesinato, como bien lo demuestran las primeras ciudades - Catal Huyuk - unos 9.000 años antes de la NE que no tenían murallas, ni cuarteles militares, ni palacios, ni siquiera grandes templos que indicaran la existencia de unas castas dominantes sacerdotales, o militares, o políticas. En otras palabras, la paleopatología sugiere que en el paleolítico aunque los seres humanos conservaban una condición similar a la del bíblico "Paraíso terrenal", la edad de oro "grecorromana o la" era de la Verdad "(satyayuga) de la India.

En el plano económico, político y social también encontramos un grado mucho menor de imperfección a medida que retrocedemos en el tiempo. Antes de la aparición de los dioses sobrenaturales y de la práctica de la agricultura, y de la posterior aparición de las ciudades, todas las sociedades humanas eran lo que el antropólogo Pierre Clastres designó como 'sociedades indivisas', en las que no había ni gobernantes ni gobernados, ni ricos ni pobres, ni propietarios ni nopropietarios. En estas condiciones, la estructura de la psique de los seres humanos era tan indivisa como la sociedad, por lo que no 25


sentían que una parte de la sociedad debía dominar a otra, ni que ellos como individuos debían dominar al resto de la naturaleza ni que el trabajo fuera algo indeseable que debía ser realizado con el fin de obtener un fruto 'con el sudor del propio frente'. El trabajo, que era experimentado más bien como un juego, tomaba un mínimo de dos y posiblemente un máximo de cuatro horas diarias, ya que nadie pensaba en acumular riquezas para aumentar el 'nivel de vida'. Según las investigaciones del antropólogo Pierre Clastres, las tribus amerindias prehispánicas - a excepción de las que se habían convertido en Estados imperialistas, como los incas, mayas y aztecas - estaban caracterizadas por una economía de la abundancia 'en la que las necesidades eran satisfechas con un mínimo de trabajo al día (que era experimentado como juego más que como trabajo) y en la que nadie aspiraba a obtener más de lo que obtenía. Aunque al sugerir la idea de un 'comunismo primitivo' Clastres coincide con el marxismo, el antropólogo francés, va más allá al afirmar que el comunismo primitivo no estaba caracterizado por la penuria, sino por la abundancia, y al negar que el proceso de evolución económica haya representado un perfeccionamiento progresivo (idea de que los marxistas tomaron de la filosofía del progreso constante que fue sostenida por Hegel). En el plano de la religión, la visión de los seres humanos era mágica, monista, horizontal: el divino estaba en el mundo, que era celebrado y curado con la mayor veneración, la idea expresada por los sioux lakotas de que la Madre Tierra era un inmenso jardín, y que los seres humanos tenían la misión de cuidarla, hacer de jardineros, y no en un 'más allá', ni era patrimonio de dioses que se encontraran por encima de los humanos: la verticalidad y el dominio en todas sus manifestaciones eran desconocidas para los seres humanos de aquellos tiempos.

26


Con la aparición de los dioses y el desarrollo de la agricultura que implica la necesidad de trabajar duramente durante muchas horas al día, se completa la ruptura de este estado paradisíaco. Esto conllevará la aparición del mal sobre la tierra, Ramon Pániker dice que el verdadero pecado original, la verdadera caída de la Humanidad, fue la aparición de la esclavitud. Habiendo perdido la visión holística que nos permitía sabernos parte de un todo al que pertenecían igualitariamente: los seres humanos, los animales, las plantas y los minerales, y que nos hacía cuidar de la totalidad del universo y de nuestro propio cuerpo, llegamos a identificarnos con un ego separado y limitado - y, como consecuencia de ello, surgió y comenzó a desarrollarse el egoísmo -. Al fragmentarse la psique y la sociedad, aparecieron en ambos planos las relaciones psicológicas de control y dominio, y surgieron la propiedad privada y el Estado, una sociedad en la que unos predominan sobre otros y los gobiernan. Incluso en el plano de la medicina encontramos hechos sorprendentes. Por ejemplo, como lo señala la obra de Time & Life The Library of Curious & Unusual Facts, en Europa se realizaba la cirugía del cerebro hace muchos miles de años, y el 80% de los pacientes sobrevivía. La

Teoría:

Las

visiones

de

la

Historia

27


La observación de la Naturaleza, la constatación de la repetición de ciertos ciclos en los procesos biológicos, agrícolas, climáticos, etc., permitió a los pueblos primitivos llegar a una concepción cíclica de la Historia. Estos ciclos naturales, profundamente ligados al fenómeno de la Vida, debían verse reflejados en el devenir humano, en la Historia de la humanidad. Así, se levanta una concepción de la Historia que nos habla de Edades de distintas características que se suceden unas a otras, para volver, después de la última, a repetir el ciclo desde la primera. Hesíodo, en "Trabajos y días" (107 y ss.) Nos describe precisamente la Edad de Oro, seguida de la de Plata, la de Bronce, la de los Héroes y, finalmente, la Edad de Hierro. Una vez finalizada la Edad de Hierro, devolverá la Edad de Oro, pero así como el verano deja paso nuevamente en otoño, será sucedida nuevamente por la Edad de Plata. La descripción de Hesíodo es válida, con variación de detalles, para todas las culturas llamadas primitivas (o Tradicionales, si se quiere usar la expresión de Guénon). La más conocida, por citar sólo una, es la India que nos habla también de una Edad de Hierro llamada, en este caso, Kaliyuga. Esta visión que, como ya señalamos, está profundamente ligada a la Vida, y por lo tanto nos parecería "natural", implica algunos aspectos que merecen ser evaluados. Dice Mircea Elíade: "Tales Teorías del" Gran Tiempo "fueron casi siempre acompañadas por el mito de las edades sucesivas, encontrandose siempre la" edad de oro "al principio del ciclo, búsqueda del illud tempus paradigmático. En AMBAS doctrinas -la del tiempo-cíclico infinito y la del tiempo-cíclico limitado- esa edad de oro se recuperable; en Otros tÉrminos, se repite, una infinidad de veces en la primera doctrina, una sola vez en la otra. No recordamos esos Hechos miedo sume interés intrínseco sino para aclarar el sentido de la “historia” desde el punto de vista de cada doctrina. Empezaremos por la tradición hindú, porque en ella es donde el mito de la repetición eterna halló su fórmula más audaz. La creencia en la destrucción y la creación periódica del Universo se encuentra ya en el Atbarva Veda (x, 8, 3940).

28


La conservación de ideas similares en la tradición germánica (conflagración universal, Ragna-Rok, seguida de una nueva creación) confirma la estructura indoaria de ese mito, la cual Reducir texto <br>, por consiguiente, ser considerada como una de las NUMEROSAS variantes del arquetipo examinada en el capitulo precedente. (Las eventuales Influencias orientales sobre la mitología germánica no atentan necesariamente contra la autenticidad y el carácter autóctono del mito del ragnarök. Por lo demás, sería difícil explicar por qué los indoarios no han dividido, Ellos también, desde la época de su prehistoria común, la concepción del tiempo como los demás "Primitivos".) Sin embargo, la especulación hindú amplía y combina los ritmos que ordenan la Periodicidad de las creaciones y de las destrucciones cósmicas. La unidad de medida del ciclo más pequeño es el yuga, la "edad". Un yuga va precedida y Seguido por una "aurora" y por un "crepúsculo" que enlazan las "edades" entre sí. Un ciclo completo o mahayuga se compone de cuatro "edades" de duracion desigual, de las cuales la más larga aparece al principio del ciclo y la más corta el final. Así la primera "edad", la Krita-yuga, dura 4.000 años, más 400 años de "aurora" Y OTROS tanto de "crepúsculo"; le sean Treta-yuga, de 3.000 años, Dvapara-yuga, de 2.000 años y Kali-yuga, de 1.000 años (más las "auroras" y "crepúsculos" correspondientes, como es natural). Por consiguiente, un mahayuga dura 12.000 años. A las disminuciones progresivas de la Duración de cada nuevo yuga corresponde en el plano humano una disminución de la Duración de 29


la vida, acompanado de un relajamiento de las costumbres y de una declinación de la inteligencia. Esta decadencia continua en todos los planos -biológicos, intelectuales, éticos, sociales, etcétera- y alcanza un relieve más destacado en los textos puránicos. El pasaje de un yuga Al otro se Produce, como Hemos visto, en el curso de un "crepúsculo" que Señales un decrescendo aun en el interior de cada yuga, terminando cada uno por una etapa de tinieblas. A medida que nos acercamos al final del ciclo, se Decir el cuarto y último yuga, las "tinieblas" se espesan. El último yuga, este en que nos encontramos actualmente, se llama, por lo demás, la "edad de las tinieblas" (Kaliyuga). El ciclo completo termina por una "Disolución", unpralaya, que se Repite de forma más radical (mahapralaya, la "gran Disolución") al final del milésimo ciclo. H. Jacobi crea con razón que, en la doctrina original, un yuga equivalente a un ciclo completo, comprendiendo el nacimiento, el "desgaste" y la destrucción del Universo. Semejante doctrina se Acerca más el mito arquetípico, de estructura lunar, que Hemos estudiadas en el Traité de Histoire des Religiones. La especulación ulterior no Hace sino ampliar y reproducir ta el infinito el ritmo primordial de "creación-destrucción-creación", proyectando la unidad de medida, el yuga, en ciclos cada vez más vastos. Los 12.000 años de un mabayuga han Sido considerados como "años divinos", durando cada uno de ésto 360 años, el cual da un total de 4.320.000 años para un solo ciclo cósmico. Un millar de semejantes mahayuga constituyente un kalpa; kalpa Hacen un Manvantara. Un kalpa equivale a un día de la vida de Brahma; Otro kalpa una noche. Cien de esos "años" de Brahma constituyente sume vida. Pero esa Duración considerable de la vida de Brahma no lega siquiera agotar el tiempo, pues los dioses no son Eternos y las creaciones y destrucciones cósmicas prosiguen ad infinitum. (Por lo demás, Otros sistemas de Cálculos amplian, al proporcionar mucho mayor, las duraciones correspondientes.) Lo que conviene recordar de ese alud de números es el carácter cíclico del tiempo cósmico. * De Hecho asistimos a la repetición infinita del Mismo Fenómenos ( creación-destrucción-creación nueva) presentido por cada yuga ("aurora" y "crepúsculo") pero completamente realizada por un mahayuga. La vida de Brahma Comprende así 2.560.000 de eses mahayuga, cada uno de los cuales recorre las mismas etapas ( krita, sacada, dvapara, Kalí) y termina con unpralaya, un ragnarök (la destrucción "definitiva", en el sentido de una regresión de toda las formas a una masa amorfa, que se Produce al final de cada kalpa en el momento de mahapralaya ). Además de la depreciación metafísica de la historia -que, al proporcionar y miedo el solo Hecho de su duracion, provoca una erosión de Todas las formas, y agota la sustancia ontológica de éstas- y del mito de la perfección de los comienzos, que també hallamos aquí (mito del paraíso que se pierde gradualmente, por la 30


simple debido a que se realiza, toma forma y dura), el cual Merece ocupar Nuestra atención en esa orgía de Cifras es la eterna repetición del ritmo fundamental del Cosmos: su destrucción y su Recreación periódicas.

Parece cada vez más probable que el mito de un fin del mundo por el fuego, del que los buenos saldo indemnes, es de origen iranio, por lo menos en la forma conocida por los "magos occidentales", quién, como el mostrado Cumont, el difundieron en Occidente. El estoicismo, los Oráculos sibilinos (miedo Ejemplo, II, 253) y la literatura judeocristiana Hacen de ese mito la base MISMA de su apocalipsis y de su escatología. Por curioso que parezca, ese mito era reconfortante. En efecto, el fuego Renueva el mundo; miedo lo será restaurado un "mundo nuevo, sustraído a la vejez, a la muerte, a la descomposición ya la podredumbre, que viva eternamente, que Crezca eternamente, Mientras que los muertos levantándose, la inmortalidad llegará a los vivientes y el mundo se renovará a pedir de boca ". Se trata por consiguiente de una apocatástasis de la cual nada Tienen que temer los buenos. La catástrofe final pondra plazo a la historia, y reintegrará miedo el tanto al hombre en la eternidad y la beatitud ". El gran cambio en la visión del mundo que comportó la llegada del cristianismo, trajo aparejado también un cambio en la visión de la Historia. El círculo de Edades de los pueblos Tradicionales fue reemplazado por una parábola. El tiempo histórico tenía un comienzo en la creación divina a partir de la nada (ex nihil), y es seguida de 31


una parte descendente a partir de la expulsión del Edén. Es entonces cuando el mundo se convierte en "Valle de Lágrimas", y la Historia pasa a ser el registro de las desdichas de los hombres que se han apartado de la mirada divina.

El mito del diluvio en Génesis 6-8. "Vienda, púas, Dios que todo en la tierra era corrupción, pues toda carne Había corrompido sume camino sobre la tierra, Dijo Dios a Noé:« El fin de toda carne ha legadas a mí presencia, pues está llena la tierra de violencia debido a los hombres, y voy a exterminarlos de la tierra. Hazte un arca de maderas resinosas, divídela en compartimentos, y la calafateas cono pez por dentro y por Fuera (...). Voy a Arrojo sobre la tierra un diluvio de aguas que exterminará toda carne que bajo el cielo Tiene hálito de vida ». (...) diluvio durant cuarenta días sobre la tierra, crecieron las aguas y levantaron el arca, que se alzó sobre la tierra, y el arca flotaba sobre la superficie de las aguas. (...) El día veintisiete del séptimo mes se asentó el arca sobre los montes de Ararat ". Y más endavan Mircea Elíade nos recuerda la doctrina tradicional de los primeros cristianos: "El mundo FUE creado por Dios en seis días, y el séptimo descansa; miedo ese Hecho el mundo durará seis eones, durant los cuales" el mal vencerá y triunfará "en la tierra. En el curso del séptimo milenio el príncipe de los demonios será encadenado y la humanidad conocera mil años de reposo y de justicia perfecta. Tras el cual el demonio se escapará de sobre cadenas y Volverá a la guerra contra los justos; pero al quepo será vencido y al final del octavo milenio el mundo será creado para la eternidad ". 32


Pero surge tras un punto de inflexión, marcado por el martirio en la cruz. De ahí en más, la Historia pasa a ser el registro de los sucesos que sirven de trasfondo a la espera del Juicio Final y el Reino de los Justos. Es la implantación de este reino, precisamente, lo que marca una novedad con respecto a la visión tradicional de los ciclos históricos. Instaurado este Reino, no se repetirá la expulsión, después la crucifixión para volver al Juicio Final. Por el contrario, la Historia se detiene, y lo que sigue es el puro suceder de las cosas: La historia con minúscula. O lo que se ha dado en llamar "el fin de la Historia". Esta visión de la Historia tenerla muy presente el protestante Hegel, a la hora de plasmar su visión. La parábola que describiría la visión cristiana es reemplazada por una recta ascendente. El Espíritu Absoluto comienza su desarrollo a partir de la no adjetivación, que es igual a la nada, para transitar la Historia en busca de la Autoconciencia. Y esta última se incrementa constantemente, hasta llegar a la implantación del muy conservador Estado Nacional Prusiano ya la filosofía Idealista Hegeliana que marcarían el máximo de Autoconciencia y, por tanto, el fin de la Historia -siempre siguiendo a Hegel-.

Proyecto iconográfico de Luca Giordano sobre las cuatro edades de la Humanidad: Edad de Oro: "La primera edad que se creo fué de oro, la que cultivaba la lealtad y el bien, sino autoridad, por propia iniciativa, sin ley". (Ovidio, Las Metamorfosis, Libro I 89-90) se representa junto a la Gigantomaquia (lado este) y viene personificada por una mujer con una manto dorado y cobijada por una encina -el árbol de Júpiter-, que vuelve sur rostro Hacia el escudo de la Monarquía española. Céfiro -el benéfico y suave viento del este- le acompaña desde la izquierda y PRECEDE a todo un cortejo que REFUERZO sume significado: amorcillo con un molinete, Flora porteadora del cuerno de la abundancia, ninfas con espigas y frutos, un águila, una mujer que coloca unas alas en el segundo niño. La idea de Progreso, que no tiene sentido en una visión cíclica de la Historia, y que se encontraba apenas insinuada en la cristiana, hace 33


su plena aparición en esta concepción. Pero además sigue estando presente una vez más como objetivo, al igual que en la visión cristiana, el Fin de la Historia. Como sabemos, el materialismo dialéctico -popularmente conocido como "marxismo", pero lo que también es hijo del anarquismo- va tomar sus bases conceptuales de la filosofía hegeliana. Cambiando, evidentemente, los conceptos. Ahora no se tratará del Espíritu Absoluto tratando de llegar a la Autoconciencia, sino de la lucha de clases, o de la lucha entre Autoridad y Libertad, como nuevos impulsores de la Historia. Pero así como la filosofía idealista y el Estado prusiano determinaban en Hegel el Fin de la Historia; así como en el cristianismo éste estaba determinado por la llegada del Reino de los Justos, en el marxismo tenemos también una Fin de la Historia: terminada la lucha de clases con la implantación de la Dictadura del Proletariado, o de la anarquía la Historia s 'acaba y sólo continua la historia.

Edad de Plata: "... llegó la prole de plata, peor que el oro, más valioso que el amarillento bronce. Júpiter acuerdos la Duración de la antigua primavera ... y dividiré el año en cuatro estaciones "Ovidio, Las Metamorfosis, Libro I, 113- 118) Una mujer con el manto plateado y que lleva en este caso espigas y el arado; simboliza el momento en el que los frutos ya no brotan espontáneamente. En la derecha, las cuatro estaciones y sobre ellas el tiempo que RIGE cada uno de los ciclos, Unos más benignos que Otros. "De índole más violenta y proclive al uso de las salvajes armas, pero sin llegar a la depravación" (Ovidio, Las Metamorfosis, I, 125-27) Y que pasa con el supuesto enemigo conceptual del marxismo, el capitalismo? Contrariamente a lo que podríamos pensar, sólo pequeñas variaciones nos dan exactamente el mismo resultado. El conocido libro de Fukuyama "El Fin de la Historia y el último hombre" nos entrega una muy capitalista amasijo de Hegel, cristianismo -e incluso Nietzsche! - Para demostrarnos que sus móviles de la Historia -la afán de reconocimiento, por ejemplo- han sido superados gracias a la Economía de mercado y su homólogo político, la Democracia 34


Representativa. Gracias a Fukuyama, entonces, la Historia ha llegado a su fin gracias a la ley de la oferta y la demanda y la posibilidad de poner un voto en una urna! Una última visión de la Historia que describiremos es la de quien podríamos llamar "hitleristas esotéricos", entre los que destacan Savitri Devi y Miguel Serrano. En líneas generales, podríamos resumir señalando que el que se nos presenta es una visión de la Historia similar a la cíclica, con Edades similares a las descritas por Hesíodo. La diferencia surge, sin embargo, al terminar la Edad del Hierro o Kaliyuga. Una vez finalizada esta última etapa, lo que ocurre es la vuelta a la Edad Dorada, pero ya no para repetir el ciclo, como pensaban los pueblos primitivos, sino para restaurar esta Edad, para congelar el tiempo en una supuesta Época de Oro de la humanidad, en la vuelta a una perdida Hiperbórea o Atlántida, llevados de la mano de la Hitler-Kalki-Avatara-Redentor, que devuelve montado en su caballo blanco para juzgarnos con su implacable espada flamígera. Como vemos, esta visión es una singular síntesis de las concepciones de los pueblos paganos y de la visión judeocristiana de la Historia.

Edad de Bronce: En está ocasión siguiendo la iconografía de Cesare de Ripa, la mujer que personifica este periodo aparece como un manto color malaquita, yelmo con fauces de león y una lanza en las manos. El grupo está presidida por Minerva- repesentación más positiva de entender la guerra miedo su protección a Personajes fundamentales de la historia mitológica como Jasón o Hércules y encarnación de la prudencia y la sabiduría-. Va acompanado por las dos aves a las que se le asocian: la corneja -miedo sume Capacidad de adivinar el futuro- y la lechuza miedo su Habilidades para ver en la oscuridad -que le Permite que ver los que Otros ignorancia. Detrás, aparece la amenazante figura Hércules-representación del carácter destructiva de la guerra- el que acompanan el Terror (con cabeza de león y látigo) y la Ira (con antorcha, espada y yelmo que Arrojo llamaradas de fuego). "El error no es ceguera. El error es cobardía", decía Friedrich Nietzsche reseñadas las distintas concepciones de la Historia, podemos llegar a descubrir qué tienen en común todas ellas, 35


excluyendo momentáneamente la visión cíclica de los pueblos Tradicionales. Como hemos visto, judeocristianismo, hegelianismo, marxismo, capitalismo y hitlerismo esotérico comparten su idea del Fin de la Historia. En todos estos casos, el suceder histórico, el devenir en el tiempo, es sólo el preludio de una serie de eventos futuros que marcarán la cristalización de un estado de cosas que determina el fin de la Historia. Una suerte de trasmòn histórico, un más allá en el tiempo, que es la eternizació del Ser. Así como Platón, por citar un solo ejemplo, construyó su mundo de las Ideas más allá de éste, así las distintas concepciones históricas ya explicadas llegan a plantear un estado de realidad en el que se darían las condiciones para la permanencia de este estado, sin variaciones significativas, salvo las dadas por el devenir cotidiano, es decir, la historia. Pero esto también nos lleva a otra conclusión. El hombre, sujeto de la Historia, es al fin y al cabo, en estas concepciones, un sujeto pasivo. La Historia se desarrolla de acuerdo a sus propias reglas, movida por razones ajenas a él (los ciclos naturales, los propósitos divinos, el desenvolvimiento del Espíritu Absoluto, etc.). Efectivamente el hombre participa de la Historia, pero no la construye, no la determina. Sino que, parece padecerla. Incluso en el caso del marxismo, donde la Dictadura del Proletariado debe llegar por medio de la revolución realizada por la clase obrera, esta revolución está supeditada a factores completamente externos, tales como el nivel de desarrollo o estadio que se encuentre el capitalismo.

Edad de Hierro: "... apareció la guerra, que lucha con uno y Otros, y blande las armas tintineantes con mando sangrienta". Ovidio, Las Metamorfosis, Libro I, 142- 143) La más destructiva y temible, en la que Tenemos la desgracia de habitar. Personificada por una figura de aspecto herrumbroso con casco en forma de cabeza de lobo y que lleva en sobre manos guadaña y escudo, en el que aparece la representación del fraude: Personaje de aspecto humano y cola de serpiente. A la izquierda del carro de Cibeles que al igual que 36


Minerva, se la considera protectora de las ciudades y cuyos atributos tales como la llave, el cetro y el orbe son portados por un niño que PRECEDE al cortejo junto a un Personaje barbado con casco y lanza -sacerdote de la diosa. Huyendo de la realidad una vez más -como en su momento lo hicieron los metafísicos en filosofía-, se han construido visiones de la Historia que llevan precisamente a negarla, buscar su término y finalización. El miedo a la historia es lo que ha terminado por engendrar la Historia. Porque ha estado presente incluso en la, aparentemente, tan natural visión cíclica de la Historia. Como podemos ver, todas las concepciones de la Historia reseñadas en este artículo nacen exactamente del mismo sentimiento, del mismo pathos: el miedo a la historia, la sensación de que esta es una cosa que se sufre, y no algo que se construye. Los "intelectuales" que han creado estas visiones han enfermado todos de la misma enfermedad que diagnosticara Nietzsche de los filósofos: el miedo a la realidad. Así como los trasmundos metafísicos representan madrigueras frente a la realidad, lugares donde estas "dañadas realidades" que son sus creadores buscan protegerse, así como los teóricos de la Historia, aquellos que han descrito sus caminos y sus móviles, aquellos que han predicho con detalle la serie de condiciones y eventos necesarios para su Fin -Espere, deseado , anhelado y suspirado Fi- son otras tantas "dañadas realidades" que han sido incapaces de verse a sí mismos -y por extensión, a toda la humanidad- como sujetos activos de la Historia. Así pues, el Mito de la Edad de Oro, expresa la nostalgia de un tiempo y de un espacio mejor, este deseo no se exclusivo de los poetas, sino que es un anhelo compartido en algún momento de su vida para todos los seres humanos, un intento de trascender los límites de la historia. Un viejo y hermoso tópico que expresa un sentimiento universal, la firme creencia -necesaria para la mayoría- de que "in Illia tempore", hubo una etapa en la que la humanidad fue totalmente feliz y aquella época dorada, algún día , volverá. Pero - continúan los expertos -, desde el fin de la Era Glacial y comienzos del Neolítico con el descubrimiento de la agricultura y sus ciclos periódicos, el hombre empieza a razonar sobre la causa de las cosas, a reconocer su sentido abstracto y trascendente, etc .. Este hombre agricultor, pierde el sentimiento de totalidad; se rompe la unidad originaria. El triunfo de la forma de aprehensión racional de la realidad, conlleva la rápida declinada de las facultades que hoy consideraríamos paranormales. Se produce una profunda transformación psicológica que va modificando gradualmente su visión del mundo. 37


La experiencia evaluativa del tiempo, sustituye a aquella dimensión atemporal. La división en grupos, clanes, las diversas lenguas, los conflictos territoriales, favorecerían la supremacía de las nociones de causa-efecto, de tiempo y de espacio. El hombre toma conciencia de vivir en la historia. Lo invisible o infinito, se recorta en pequeñas secciones, planos o niveles, al tiempo que la personalidad del yo consciente, oscurece una parte de sus facultades de aprehensión, en las profundidades del inconsciente. El "Logos" desplaza al "Myto".

Este fenómeno de consecuencias múltiples que sacudió el mundo antiguo, es percibido por las generaciones sucesivas de una "caída", pues aunque el nuevo hombre va adquiriendo progresivamente una visión de la realidad en tres dimensiones que es captada por los sentidos corporales, el cierto es que aquel hombre, tiene también una tradición; es decir, lleva en sí mismo los mitos, las historias sagradas, ocurridos en aquella eternidad, en el Gran Tiempo. Y no podemos dejar de constatar que a pesar de las deformaciones que pueden haberse producido en este inmenso cuerpo de recuerdos, transmitido oralmente de generación en generación a lo largo de miles de años, las coincidencias entre todos los pueblos de la tierra, son notables, incluso, entre aquellos que no pueden haber estado en contacto de ninguna de las maneras. 38


La mitología llega desde los orígenes y nace en el mismo momento que los pueblos. No nos es posible separar los pueblos de sus mitos, no podríamos entender que es un griego, o un egipcio, sin el conocimiento de la importancia que en la formación de su identidad como pueblo, han tenido sus mitos. Se ha llegado a afirmar que no es por su historia que un pueblo tiene una determinada mitología, sino que se la mitología la que determina su historia, más que eso, no se que determine sino que constituye su destino.

El hombre de después de la caída, víctima de la degradación temporal, se enfrenta a un mundo hostil, encuentra en el mito, no sólo la narración de acontecimientos extraordinarios que ocurrieron "in illo tempore", sino una forma segura de instalarse en la realidad y de reintegrarse en el universo. El mito actúa como restaurador del equilibrio perdido y constituye la única revelación válida de la realidad. El mito, deviene la estructura misma de la existencia y hace posible la vida. Los mitos serán como una coraza protectora, al interior de la cual, el hombre reencuentra su papel en el conjunto del universo. El tiempo histórico, la vida cotidiana, considerados en su conjunto y con las implicaciones recíprocas y mutuamente condicionantes, se convertirán profanas, mientras que la realidad, la verdad, existe para siempre en el sagrado Gran Tiempo de los orígenes. Desde ese momento, la actividad esencial, consistirá en proyectarse en aquel tiempo primordial, aboliendo la historia. Aparecerá 39


entonces, el hombre diferente, el chamán, el hombre medicina, el brujo, el mago, el sanador, etc ..

Según Frazer y otros estudiosos, el chamán se caracteriza por sus poderes psíquicos; vive lo que se sagrado con particular intensidad, penetra a través de las técnicas del éxtasis en un área superior de la realidad. Es el hombre capaz de conducir las almas de los muertos. Fuera del tiempo profano, inmerso en el éxtasis clarividente donde no tienen cabida las limitaciones, su alma puede proyectarse a voluntad y tomar, más allá de la percepción ordinaria, buena nota de las relaciones y de los aspectos insospechados del universo , y después, cuando retorne a la realidad ordinaria, actuar con ese conocimiento, para devolver la salud a los enfermos, reencontrar aquel objeto perdido, o persona desaparecida, etc., y todo porque, el chamán ha sido capaz de entrar en contacto con la realidad primordial, recuperando, aunque sea por unas horas, la perfección el comienzo. De todos modos, dejando de lado la actividad espiritual de estos hombres extraordinarios, la comunidad, para lograr ese retorno al Gran Tiempo, formula elaboraciones arquetípicas y sistemas paradigmáticos, narraciones mitológicas, ceremonias y rituales. Así, los modelos de toda actividad significativa se determinan por los mitos, y los hombres destruyen el flujo continuo del tiempo, mediante la repetición incesante de gestos que renuevan acciones primordiales ceremonias rituales -. Este "regressus ad originamos", en la eternidad, constituye el anhelo fundamental del hombre de las primeras sociedades, y aún hoy, será del elemento principal de la experiencia mística de las tradiciones orientales del yoga, del budismo, de las tradiciones judeo40


cristianas. Lo esencial en todas ellas, consiste en trascender la condición humana, situándose por encima de los sentidos en ese "punto inverosímil", y llegar a un nivel de suprema estabilidad interior.

Poco a poco, el mito se vuelve legendario, pero a pesar de todo, sigue ejerciendo una gran fascinación y poder sobre los hombres. Si por un lado se ritualiza, por el otro se poetiza. Para el hombre ordinario, que ha perdido la facultad de aprehender la imagen real del universo, la poesía es un medio más accesible que las técnicas del éxtasis para salirse del tiempo y de la historia. Así, los temas mágicos, místicos, las conjuros y encantamientos, se vuelven poéticos y perdurarán en el tiempo en la forma de las grandes epopeyas que se encuentran en el origen nuestras civilizaciones.

41


LOS MITOS DE ORIGEN CRETENSE La Isla de Creta, en el extremo oriental del Mare Nostrum, sigue siendo un destino turístico de primer orden. La mayoría acuden atraídos por el clima, el sol, cielos despejados, pocos días de lluvia en verano, por las playas,

por el paisaje,

por las numerosas opciones de trekkings y senderismo por montañas abruptas,

42


por la belleza y tipismo de los pueblecitos de costa o del interior,

incluso por la gastronomĂ­a. 43


Otros –menos, entre los que me incluyo- por el atractivo de su cultura, de sus museos,

de la historia,

44


de los monumentos de un pasado muy remoto – el Palacio de Cnossos-

y sobre todo, por sus raíces mitológicas, por su antigua religión y por aquello que Sir Artur Evans –el descubridor de la civilización minóicaexplicó o se inventó (¿) sobre la misma. En las siguientes entradas, intentaré explicar aquello que constituye lo más relevante, de mi experiencia cretense, afirmando ya desde éstas primeras líneas que son muchas más las cosas que me han quedado por ver que las vistas, aunque recorrimos más de 3.200 Kms, los 19 días de vacaciones eran una limitación insalvable.

45


En la presente, quisiera introduciros a la Civilización Minóica, a través de su mitología, pues curiosamente, aunque los griegos continentales de la época clásica, consideraban a los cretenses –los hombres rojoscomo no helenos, es decir poco menos que bárbaros, resulta que buena parte de su mitología y panteón, tienen relación con la isla, mitos como el del nacimiento de Zeus, alguno de los trabajos de Heracles, el ciclo de Minos, el de Teseo y el Minotauro, los de Dédalo e Icaro, suceden en ésta lejana tierra. Para ello seguiremos los pasos de Hesíodo y su Teogonía, que podéis descargaros aquí:

http://planetalibro.net/libro/hesiodo-teogonia#descargar

donde se nos explica el origen y genealogía de los dioses griegos y sobre todo al gran escritor Robert Graves. En el primer caso, hemos realizado un breve resumen de sus poemas, en bien de un mejor entendimiento y una mayor agilidad narrativa. En el segundo caso, hemos preferido dejar hablar al escritor, con su fastuosa erudición, limitándome a incluir aquellos comentarios aclaratorios o complementarios, imágenes, que me ha parecido imprescindible incluir. A pesar de todo, recomendamos al lector que 46


no intente retener literalmente la ingente cantidad de nombres e informaciones aportados por Graves, sino que se limite a seguir el hilo conductor del texto, suficiente para comprender la inmensa complejidad de la mitología griega. Comprender la mitología de una cultura determinada, es conocer en profundidad la manera de ser, de pensar, de concebir el mundo y el papel que los pobladores de esa cultura se dan a sí mismos, sus anhelos, deseos, relaciones; ¿que mejor manera pues que intentar acercarse a Creta, a la Civilización Minoica que aproximarse a través de sus mitos? En la entrada sobre el mito de Prometeo

http://terradesomnis.blogspot.com.es/2009/02/el-mite-un-cami-deretorn-al-paradis.html

reproducía una frase de Raimon Panikkar: “Al Principio y al Final se encuentra el Mito”. Con ésta frase, Panikkar quiere darnos a entender que el Mito, lejos de constituir algo irreal, imaginario o fantástico, en verdad se encuentra en el origen de todas las cosas; que todo lo demás, fenómenos, objetos, situaciones, están formados de la misma substancia del mito, en otras palabras, no son más que manifestaciones míticas. Pues bien, vayamos a ello. Cosmogonía griega. El lector interesado, pronto descubrirá la importancia de la mitología griega, por sus innegables relaciones tanto con otras mitologías tanto orientales –árias, semitas, egipcias- como occidentales –celtas, nórdicas-. Sin ser un experto en el tema, me atrevería a afirmar que todas ellas son adaptaciones locales, de una sola y la misma, muy anterior.

47


Cuenta Hesiodo –autor de la Teogonía allá por los s.VIII- VII a.NEque en primer lugar fue el Caos

48


y, después, Gea la de amplio pecho, un nombre que podríamos traducir como la Madre Tierra.

Más tarde apareció, también por generación espontánea, Eros, la fuerza del amor que todo lo une, el más hermoso entre los dioses inmortales.

49


Parece ser que también surgió por sí mismo el Tártaro, la región más profunda del Universo, situada aún más abajo que los infiernos, un lugar terrible donde los dioses enviarán a sus peores enemigos. Sin juntarse con nadie para procrear, de Caos surgieron Érebo(las Tinieblas infernales, es decir, la Oscuridad) y la negraNoche (Nyx), que no tardaron en amarse y de su unión nacieron Éter (el Cielo superior, en el que brilla una luz más pura que en el cielo cercano a la tierra) y el Día (Emera). Sola, al igual que Caos, Gea alumbró al estrellado Urano (es decir, al cielo),

a las Montañas y a Ponto, el inmenso océano.

50


En fin, concluido este de lío partenogenético nos encontramos que en estos momentos ya existen: la Tierra (Gea), el Cielo (Urano) y el Mar (Ponto); así como el Día, la Noche, la quintaesencia de la luz y la quintaesencia de la oscuridad. Por si fuera poco, también ha surgido el Amor, el impulso irrefrenable de unirse y engendrar. Evidentemente, con semejante material de partida resulta sencillo que vayan apareciendo cuantas cosas hay en el Universo. Veamos cómo ocurrió. A los dioses griegos no les importaba en lo más mínimo mantener relaciones incestuosas (entre miembros de la misma familia), así que Gea y Urano se acostaron juntos y de la unión entre la Tierra y el Cielo nació una prole tan antigua como poderosa, dioses y diosas de una fuerza tan extraordinaria que no tardarían en ser suplantados por otros más asequibles para los mortales. Pero no adelantemos acontecimientos y vayamos pasito a pasito que esto empieza a complicarse. Sus primeros hijos constituyeron una generación de 12 dioses llamados genéricamente titanes. El primero en nacer fue Océano, señor de las aguas del mar, al que siguieron Ceo, Crío, Hiperión, Jápeto, Tea, Rea,

Temis, personificación de la justicia cósmica, Mnemosina, la memoria, futura madre de las 9 Musas, Febe, Tetis, diosa de la fecundidad, que vivía en el último extremo de Occidente, allí donde se pone el Sol, y, por fin, el más pequeño y terrible de los hermanos, Cronos, el de 51


mente retorcida, que algunos autores relacionan con el Tiempo (aunque esto no está del todo claro). A los titanes, les siguieron los soberbios e irascibles cíclopes, unos seres gigantescos de un solo ojo y una fuerza inmensa.

Eran tres hermanos: Brontes, Estéropes y Arges, el más violento de todos. A continuación Gea alumbró otros tres hijos enormes, los gigantes hecatónquiros: Coto, Briareo y Giges. Cada uno poseía cien brazos y cincuenta cabezas, lo que les confería una fuerza monstruosa, casi imparable. Urano no era un buen padre sino un déspota y cruel progenitor, cuya tiranía le iba a costar perder el reino de los dioses y una parte fundamental de su anatomía. Por malevolencia, cada vez que Gea iba a alumbrar un nuevo hijo, Urano lo retenía en su interior, por lo que la pobre madre estaba ya a punto de reventar ante la cantidad de criaturas a punto de nacer que guardaba en su vientre. Sin embargo, no en vano Gea era una fuerza principal del Cosmos y urdió un plan para desembarazarse del pesado de Urano. Con brillante acero forjó una hoz de afilados dientes y se la entregó al más valiente de sus hijos: Cronos. Ignorando lo que le aguardaba, llegó Urano conduciendo la noche y se echó a descansar cuan largo era. Aprovechando el descuido, su hijo salió de un escondite y de un solo tajo le cercenó los testículos

52


y los arrojó tan lejos como le permitieron las fuerzas. Privado de su virilidad, a Urano no le quedó más remedio que delegar su mando en Cronos, no sin antes insultar a tan rebeldes hijos llamándoles «los que por su intento recibirán su justo castigo», una especie de juego de palabras del que proviene el nombre de titanes (titaínontās, «en su intento»; «tísin, castigo»). De las gotas de sangre que dejaron a su paso los rebanados genitales nacieron las Erinias, los poderosísimos Gigantes y las ninfas Melias que viven en los bosques de fresnos. Pero, además, cuando cayeron al mar, los testículos de Urano provocaron una espuma de la que surgió la más hermosa y seductora de las diosas: Afrodita, diosa del amor, del placer, de la dulzura y de los engaños.

53


Cuenta Hesíodo que antes de llegar a la morada de los dioses, Afrodita viajó por el mar y pasó por las islas de Citerea y Chipre, de donde provienen dos de sus habituales epónimos, Afrodita citerea y Afrodita Ciprogénea. En su viaje estuvo acompañada por Eros y el bello Hímero, personificación del deseo amoroso. Hoy día la luz eléctrica ha difuminado nuestros temores nocturnos en la claridad del día; pero, en la antigüedad, la oscuridad de la noche, tan solo paliada por las tenues caricias lunares, cobraba mucha más importancia en el devenir cotidiano: cuando caía el Sol, el trabajo se detenía y tan solo los más osados y los malintencionados se atrevían a deambular entre las tinieblas, momento en el que también encallan los barcos y se aproximan los traidores enemigos, entre otros sucesos funestos. Por tanto, no resulta extraño que los griegos le atribuyesen a la Noche (Nyx) una descendencia de lo más espantosa. El primero de los hijos que alumbró sin intermediación de padre alguno fue a Moros («la Suerte»), al que siguieron Ker y el alado Tánato («la Muerte»). Parió también a Hipnos («el Sueño») y a la tribu de los Sueños. Por si fueran pocos, además fue madre de Momo («la Burla»), el doloroso Lamento,y las Hespérides, unas ninfas que custodiaban un jardín, situado en el extremo occidental del mundo, en el que crecían frutos de oro. Del vientre de la Noche también nacieron la Moiras y las Keres. Las primeras se llamaban Cloto, Láquesis, Átropo y eran la personificación del destino. Con el tiempo, los poetas las imaginaron como tres ancianas que fijaban la duración de la vida de los mortales. Cada vida era un hilo que una hermana hilaba, otra devanaba y la tercera cortaba poniendo fin a la existencia del humano a quien correspondiese.

54


Las Keres, por su parte, son otra deidad abstracta muy compleja. En el mismo Hesíodo aparecen de forma confusa, ora como una sola persona, ora como varias. En tiempos arcaicos quizá se imaginaban como unos seres alados, de negra piel y afilados dientes blancos, que se llevaban a los muertos del campo de batalla. De hecho, parece ser que personificaban el destino de los héroes o los combatientes. Así mismo, de la funesta Noche nacieron Némesis («la Venganza»), Apate («el Engaño»), Gera («la Vejez»), Eris («la Discordia») y el único de sus hijos que no me parece terrible: Filote («la Ternura»). Pero peores aún fueron las criaturas que alumbró la funesta Eris, quien también sin compañero tuvo al Olvido, al Hambre, los Dolores, los Combates, las Guerras, Matanzas, Masacres, Odios, Mentiras, los falsos Discursos, las Ambigüedades, al Desorden, la Destrucción y al Juramento. Todas estas abstracciones representan fuerzas cósmicas que solo volverán a aparecer en los mitos como figuras metafóricas El más poderoso de los titanes, Cronos, se casó con la más grande de las titánidas, Rea, pero desde un principio el matrimonio fue un desastre. Como a Cronos le habían vaticinado que algún día perdería el trono a manos de uno de sus descendientes, en cuanto Rea daba luz a un hijo, se lo comía.

55


Así, el brutal Cronos se zampó sucesivamente a Hestia(diosa del hogar), Deméter (diosa de la agricultura), Hera(diosa del matrimonio) Hades (señor de los Infiernos) y Poseidón (señor del mar). Como te puedes imaginar, Rea estaba desolada ante semejante pitanza caníbal, así que le pidió ayuda a sus padres, la ancestral Gea y el castrado Urano. Entre todos urdieron un plan tan sencillo como efectivo. El Nacimiento y ocultación de Zeus (Robert Graves Mitologia griega) que podéis descargaros aquí, en un solo enlace:

http://www.mediafire.com/view/qldol4l1eif6cw1/Los_Mitos_Griegos__Robert_Graves.pdf Rea se escondió en la isla de Creta, donde dio a luz a Zeus. Luego engañó a Crono, dándole una piedra envuelta en pañales que éste tragó en seguida sin desconfiar. Gea escondió al recién nacido en una cueva, en Creta, en el monte Dicte.

56


Protegido por los Curetes -Los Curetes custodiaron a Zeus cuando era un recién nacido en la cueva de Dicte y se encargaron de hacer ruido golpeando sus armas y bailando para que Crono no oyese al niño, al que quería devorar-

y las ninfas Adrastea e Ida -. Adrastea era una ninfa cretense, hija de Meliseo, a quien Rea confió al infante Zeus para que lo protegiese de su padre Crono y lo criase en la cueva Dictea. En esta tarea Adrastea fue asistida por su hermana Ida, ninfa del monte Ida -. Allí lo alimentó Amaltea, un ser híbrido mitad ninfa mitad cabra, y el pequeño dios se alimentó de su leche y de miel.

57


Con el tiempo, Zeus recompensaría la fidelidad concediéndole la constelación de Capricornio.

de

Amaltea

Poco se sabe de la educación de Zeus y de su infancia en la isla de Creta. Cuando hubo crecido lo suficiente, supo por fin del sufrimiento de su madre y de la muerte de sus hermanos y hermanas, así como del intento de Cronos de acabar con él, y decidió vengarse por todo ello.

58


La primera esposa del dios Zeus fue Metis, una nimfa marina célebre por su sabiduría y astucia, que con el tiempo se convertiría en la madre de Atenea. Zeus logró convencerla de que administrase a Cronos una droga que le obligase a regurgitar la piedra entregada por Rea y, tras ella, a todos los hijos que había tragado anteriormente. Éstos, agradecidos por su recobrada libertad, se pusieron de inmediato al lado de Zeus con el objetivo de destronar de una vez a su padre y, con él, a toda la raza de duros titanes. Según otra versión, cuando Rea estaba a punto de parir al último de sus hijos, Zeus, se escondió en Licto, un pueblo de la isla de Creta, y le confió el dios recién nacido a su madre, quien lo ocultó en una profunda gruta. A Cronos le dio una enorme piedra envuelta por completo en telas y, como era un poco ansioso, se la comió de un bocado sin sospechar nada del cambio. Así, Zeus pudo crecer y desarrollarse tranquilamente hasta que, pasado un año, fue lo bastante fuerte para vapulear a su padre. Entonces, le venció con sus simples manos (otras tradiciones dicen que le drogó) y le obligó a regurgitar a sus hermanos. Más tarde, liberó a Brontes, Estéropes y Arges (los cíclopes hermanos de los titanes, a los que Cronos había encerrado en el profundo Tártaro junto con Urano por el temor que le inspiraban), y, como muestra de gratitud, los enormes cíclopes le regalaron el trueno, el relámpago y el rayo: unas armas realmente formidables. Sin embargo, en cuanto se recuperó de la sorpresa, Cronos reunió a sus hermanos y se lanzó contra sus hijos dispuesto a echarlos para siempre del Olimpo. Se avecinaba la mayor de las batallas de todos los tiempos: la titantomaquia.

59


Durante 10 años los dioses lucharon los unos contra los otros en la mayor batalla que jamás ha sucedido. Por un lado se encontraban Cronos y sus hermanos, los ilustres titanes, asentados en la cima del monte Otris, y por el otro Zeus y sus hermanos, en lo alto del monte Olimpo. Pasados 10 años, la lucha seguía empatada pero Zeus rescató del profundo Tártaro a los Hetancoiros –Coto, Briareo y Giges–, los tres gigantes de cien brazos y cincuenta cabezas que había encerrado Cronos en el Tártaro por el miedo que le inspiraban. Pero, quizá lo más sensato, es que sea el mismo Herodoto quien nos explique lo que sucedió entonces: « [el gigante Coto le habla a Zeus] …Paladín fuiste para los Inmortales de una cruel contienda y por tu sabiduría regresamos de nuevo saliendo de aquella oscura tiniebla, ¡soberano hijo de Cronos!, después de sufrir desesperantes tormentos entre inexorables cadenas. Por ello, también ahora, con corazón firme y resuelta decisión defenderemos vuestro poder en terrible batalla luchando con los Titanes a través de violentos combates. »Así habló. Aplaudieron los dioses dadores de bienes al escuchar sus palabras, y su espíritu anhelaba la guerra con más ansia todavía que antes. Provocaron aquel día una lucha terrible todos, hembras y varones, los dioses Titanes y los que nacieron de Cronos y aquellos a los que Zeus, sumergidos en el Érebo bajo la tierra, trajo a la luz, terribles, violentos y dotados de formidable vigor. Cien brazos salían agitadamente de sus hombros, para todos igual, y a cada uno cincuenta cabezas le nacían de los hombros, sobre robustos miembros.

60


»Aquéllos se enfrentaron a los Titanes en funesta lucha, con enormes rocas en sus robustas manos. Los Titanes, de otra parte, afirmaron sus filas resueltamente. Unos y otros exhibían el poder de sus brazos y de su fuerza. Terriblemente resonó el inmenso ponto y la tierra retumbó con gran estruendo; el vasto cielo gimió estremecido y desde su raíz vibró el elevado Olimpo por el ímpetu de los inmortales. La violenta sacudida de las pisadas llegó hasta el tenebroso Tártaro, así como el sordo ruido de la indescriptible refriega y de los violentos golpes. ¡De tal forma se lanzaban recíprocamente funestos dardos! La voz de unos y otros llamándose llegó hasta el estrellado cielo y aquéllos chocaron entre cánticos de guerra.

»Ya no contenía Zeus su furia, sino que ahora se inundaron al punto de cólera sus entrañas y exhibió toda su fuerza. Al mismo tiempo, desde el cielo y desde el Olimpo, lanzando sin cesar relámpagos, avanzaba sin detenerse; los rayos, junto con el trueno y el relámpago, volaban desde su poderosa mano girando sin parar su sagrada llama. »Por todos los lados resonaba la tierra portadora de vida envuelta en llamas y crujió con gran estruendo, envuelto el fuego, el inmenso bosque. Hervía la tierra toda y las corrientes del Océano y el estéril ponto. Una ardiente humareda envolvió a los Titanes nacidos del suelo y una inmensa llamarada alcanzó la atmósfera divina. Y cegó sus dos ojos, aunque eran muy fuertes, el centelleante brillo del rayo y del relámpago. »Un impresionante bochorno se apoderó del abismo y pareció verse ante los ojos y oírse con los oídos algo igual que cuando se acercaron Gea y el vasto Urano desde arriba. Pues tan gran estruendo se levantó cuando, tumbada ella, aquél se precipitó desde las alturas. »Al mismo tiempo, los vientos expandían con estrépito la conmoción, el polvo, el trueno, el relámpago y el llameante rayo, armas del poderosos Zeus, y llevaban el griterío y el clamor en medio de ambos. Un estrépito impresionante se levantó, de terrible contienda; y saltaba a la vista la violencia de las acciones. Declinó la batalla; pero antes, atacándose mutuamente, luchaban sin cesar a través de violentos combates. »Entonces aquéllos, Coto, Briareo y Giges insaciable de lucha, en la vanguardia provocaron un violento combate. Trescientas rocas 61


lanzaban sin respiro con sus poderosas manos y cubrieron por completo con estos proyectiles a los Titanes. Los enviaron bajo la anchurosa tierra y los ataron entre inexorables cadenas después de vencerlos con sus brazos…» Por fin, tras diez años de lucha, Zeus arremete contra los Titanes armado con el rayo y el trueno y, por fin, gracias a la ayuda de los gigantes Hetancoiros que no paraban de lanzar enormes rocas consigue vencer a Cronos y sus aliados (entre los que no se encuentran Océano ni los hijos de Japeto). Tras derrotarlos les encierra en lo más profundo del Tártaro custodiados por sus aliados gigantes. Y después de semejante batalla, uno se espera que llegue la calma, pero todavía le faltaba una dura prueba a Zeus para proclamarse rey de los dioses pues la vieja Gea tramaba su perdición.

Unida con el tenebroso Tártaro engendró al más joven y bestial de todos sus hijos: Tifón, un monstruo enorme, con 100 cabezas de serpiente sobre los hombros. Cada una de las cabezas expulsaba ardientes llamaradas de fuego y en los brazos tenía una fuerza descomunal. Tras la derrota de los Titanes, esta mala bestia se lanzó a por Zeus haciendo temblar a su paso el cielo, la tierra y hasta el Tártaro. Pero 62


Zeus no se acobardó y tras recoger sus poderosas armas –el trueno, el rayo y el relámpago– se dirigió contra Tifón para hacerle frente. El fuego de uno y de otro los envolvió en terrible batalla, hasta que Zeus consiguió arrinconar a Tifón golpeándolo con sus rayos y pudo arrojarle desde lo alto de un barranco. Cuando cayó al suelo, fundió la tierra y Zeus lo sumergió al profundo Tártaro. Para mayor seguridad, encima suyo colocó una montaña, el Etna,

en cuya cima se encuentra la fragua de Hefesto, alimentada por el fuego de Tifón. Ahora sí podía declararse el rey absoluto de los dioses. Concluidos los esfuerzos por apoderarse del Olimpo, Zeus comenzó su largo y fecundo periplo sentimental. De todas maneras, ahora solo vamos a ver los más importantes romances que reseña Hesíodo. La primera diosa con la que se acostó fue Metis (la Sabiduría) y de la unión nació Atenea, todo coraje y sabia decisión, diosa patrona de la ciudad de Atenas. Luego se acostó con Temis (la Ley), una Titánide que no luchó al lado de Cronos, y juntos tuvieron a las Horas, Eunomía, Dike y Eirene. Con Eurínome, hija de Océano, Zeus tuvo a las tres Gracias

63


de hermosas mejillas: Aglaya, Eufrósine y la exquisita Talia. Son diosas de la Belleza y forman parte del séquito de las Musas. A su hermana Deméter la dejó embarazada de Perséfone. Madre e hija están relacionadas con la agricultura y protagonizaron un mito muy interesante que veremos cuando estudiemos los mitos de Eleusis. Al parecer, Hades, el rey de los muertos, se enamoró de la hermosa Perséfone y se la llevó a su lóbrego reino. Disgustada, Deméter se retiró al exilio y los campos se volvieron estériles. Como la humanidad estaba a punto de morir de inanición, Zeus le convenció a su hermano para que dejara libre por lo menos durante la mitad del año a su esposa. Por eso, los humanos disfrutamos de unos meses de fertilidad (los que pasa Perséfone con su madre) y otros meses de triste invierno, en los que no crece fruto alguno sobre la tierra. Con Mnemosine (la Memoria) también se unió el rey del Olimpo durante 9 noches consecutivas y al poco nacieron las 9 Musas,

64


inspiración divina de la creatividad y el arte de los mortales. Su nombre y cantidad variaron a lo largo del tiempo y las tradiciones, pero según Hesíodo eran: Clío (patrona de la Historia), Euterpe (de la música con flauta), Talía (de la comedia), Melpómene (de la tragedia), Terpsícore (de la danza y la poesía ligera), Érato (de la lírica coral), Polimnia (de la pantomima), Urania (de la astronomía) y, la más importante, Calíope (patrona de la poesía épica). Con Leto, hija del Titán Ceo y su hermana Febe, también se acostó Zeus y la dejó embarazada de dos gemelos que fueron muy interesantes: Apolo, el dios del Sol, cuya importancia irá aumentando con el tiempo (de hecho, quizá hubiera terminado por arrebatarle el trono a Zeus), y Artemisa, la salvaje diosa de la caza.

Y como última esposa tomó a Hera, madre de tres de sus hijos: Hebe, diosa de la Juventud; Ares, el implacable dios de la Guerra, e Ilitía, una divinidad relacionada con los partos. Curiosamente, Hera estaba tan enfadada por las infidelidades de su esposo que sin trato amoroso alguno dio a luz al cojitranco Hefesto,

65


el más diestro de los dioses, el patrón de los herreros, que vive en su fragua en la cima del Etna, donde forja sus artilugios al calor de las llamas de Tifón, ayudado por un séquito de autómatas. Del resto de su prole divina, además, conviene recordar aquí al hijo que tuvo con Maya, Hermes, mensajero de los dioses,

66


y al inefable Dionisio,

un dios muy complejo, adalid del vino y el pensamiento salvaje, cuya madre se llamaba Sémele. (Parcialmente adaptado de un texto de Marcos Méndez) Continuaremos explorando los amoríos de Zeus en el apartado dedicado a Leda y el cisne. Pero volvamos nuevamente a Creta.

El Rapto de Europa

Zeus es un incansable conquistador y sus amores con diosas, ninfas y mortales llenan una amplia página de la mitología. En el mito que nos ocupa Zeus ha puesto sus ojos en una bella joven asiática Europa, hija de Agenor, rey de Tiro, en Fenicia, en la cuenca oriental del Mediterráneo. Pide ayuda a su hijo Hermes para la preparación del encuentro y posterior rapto que va a ser de los más historiados porque el dios ha decidido metamorfosearse en un bello toro.

67


Hermes va a ser el encargado de conducir al rebaño de bueyes del rey desde los altos prados hasta la playa cercana donde Zeus sabía que Europa y otras doncellas de Tiro acudían a pasar la jornada de diversión y asueto. Zeus toma la forma de un toro blanquísimo, de facciones nobles, que no infunde miedo y se aproxima saliendo del rebaño hasta el grupo de las jóvenes. Éstas se asustan al principio pero poco a poco van cogiendo confianza con el manso toro que acepta sus caricias y las guirnaldas de flores que las muchachas trenzan para colocarlas entre los cuernos. Europa llega a sentarse encima del animal, tan confiada y ajena a lo que le espera. El toro besa los pies de la joven, mientras sus amigas la adornan, y se dispone a continuar su plan.

El animal se incorpora y sin demora se lanza al mar con la ansiada carga en su grupa. Las amigas se quedan en la costa, sorprendidas, levantando las manos en gesto de sorpresa y el grupo se introduce en mar abierto donde los Vientos ayudan a avanzar y donde grupos de divinidades marinas surgirán como cortejo. Llegan a las costas de la isla europea de Creta. Allí Europa dará a luz a tres hijos, Minos, Sarpedón y Radamantis dejando así la estirpe divina en la isla. 68


CICLO DE MINOS Y TESEO

MINOS Y SUS HERMANOS

Cuando Zeus abandonó a Europa, después de haber engendrado ella a Minos, Radamantis y Sarpedón en Creta, ella se casó Asterio, el rey reinante, Téctamo, hijo de Doro, había llevado colonia mixta de eolios y pelasgos a la isla y allí se casó con una del eolio Creteo.

con con una hija

Como este matrimonio no tuvo hijos, Asterio adoptó a Minos, Radamantis y Sarpedón y los nombró sus herederos.

69


Pero cuando los hermanos llegaron a la edad viril se pelearon por el amor de un hermoso muchacho llamado Mileto, hijo de Apolo y la ninfa Aria, a la qué algunos llaman Deyone y otros Teia. Habiendo decidido Mileto que quien más le gustaba era Sarpedón, Minos lo echó de Creta y navegó con una gran flota a Caria en el Asia Menor, donde fundó la ciudad y el reino de Mileto. Durante las dos generaciones anteriores esta región, llamada entonces Anactoria, había sido gobernada por el gigante Anacte, hijo de Urano y de la Madre Tierra, y por su igualmente gigantesco hijo Asterio. El esqueleto de Asterio, a quien mató Mileto y luego enterró en un islote situado frente a Lade, ha sido desenterrado recientemente; tiene por lo menos diez codos de longitud. Pero algunos dicen que Minos sospechaba que Mileto conspiraba para derrocarle y apoderarse del reino; pero que temía a Apolo y que por lo tanto se abstuvo, de hacer otra cosa que amonestar a Mileto, quien huyó a Caria por su propia iniciativa. Otros dicen que el muchacho que ocasionó la pendencia no fue Mileto, sino un tal Atimno, hijo de Zeus y Casiopea, o de Fénix. Cuando murió Asterio, Minos reclamó el trono de Creta y, como prueba de su derecho a reinar, se jactó de que los dioses responderían a cualquier ruego que les hiciera. Primeramente dedicó un altar a Posidón, hizo todos los preparativos para un sacrificio y luego rogó que saliese del mar un toro. Inmediatamente un toro de un blanco deslumbrante llegó nadando a la costa, pero Minos quedó tan impresionado por su belleza que lo envió con sus ganados y sacrificó a otro en su lugar. 70


El derecho de Minos al trono fue aceptado por todos los cretenses excepto Sarpedón, quien todavía afligido por la pérdida de Mileto, declaró que el propósito de Asterio había sido dividir el reino por partes iguales entre sus tres herederos; y, en verdad, Minos mismo había dividido ya la isla en tres zonas, eligiendo una capital para cada una. Desterrado de Creta por Minos, Sarpedón huyó a Cilicia en Asia Menor, donde se alió con Cílix contra los milios, a los que venció y se convirtió en su rey. Zeus le concedió el privilegio de vivir durante tres generaciones y cuando por fin murió, el reino milio recibió el nombre de Licia, por su sucesor Lico, que se había refugiado allí cuando fue desterrado de Atenas por Egeo. Entretanto, Minos se había casado con Pasífae, hija de Helio y la ninfa Creta, llamada también Perseis.

Pasifae y el Minotauro

71


Pero Posidón, para vengarse de la afrenta que le había hecho Minos, hizo que Pasífae se enamorase del toro blanco que se había librado del sacrificio. Confió su pasión no natural a Dédalo, el famoso artífice ateniense que vivía desterrado en Cnosos deleitando a Minos y su familia con las muñecas de madera animadas que tallaba para ellos. Dédalo prometió ayudarla y construyó una vaca de madera hueca que cubrió con un cuero de vaca, le puso ruedas ocultas en sus pezuñas y la llevó a la pradera de las cercanías de Cortina donde el toro de Posidón pacía bajo las encinas entre las vacas de Minos.

Luego, después de enseñar a Pasífae cómo se abrían, las puertas corredizas situadas en la parte trasera de la vaca, y a entrar en ella con las piernas metidas en los cuartos traseros, se retiró discretamente. 72


El toro blanco no tardó en acercarse y montar a la vaca, de modo que Pasífae vio satisfecho su deseo y a su tiempo dio a luz al Minotauro, monstruo con cabeza de toro y cuerpo humano.

Pero algunos dicen que Minos, quien sacrificaba anualmente a Posidón el mejor toro que poseía, dejó de hacerlo un año y sacrificó en cambio el que le seguía en excelencia, y de ahí la ira de Posidón; otros dicen que fue a Zeus a quien ofendió; y otros más que Pasífae había dejado durante varios años de propiciar a Afrodita, quien la castigó haciéndole sentir esa lujuria monstruosa. Más tarde el toro se 73


hizo salvaje y devastó a toda Creta, hasta que Heracles lo capturó y llevó a Grecia, donde finalmente lo mató Teseo. Minos consultó a un oráculo para saber cómo podía evitar mejor el escándalo y ocultar la deshonra de Pasífae. La respuesta fue: «Ordena a Dédalo que te construya un retiro en Cnosos.» Dédalo lo hizo y Minos pasó el resto de su vida en el recinto intrincado llamado el Laberinto, en el centro del cual ocultó a Pasífae y el Minotauro.

La clasificación de Sir Arthur Evans de los períodos sucesivos de la cultura cretense pre-clásica como minoica I, II y III, indica que al gobernante de Creta se le llamaba ya Minos a comienzos del tercer milenio a. de C.; pero esto induce a error. Minos parece haber sido el título regio de una dinastía helena que gobernó Creta a comienzos del segundo milenio y cada uno de cuyos reyes se casaba ritualmente con la sacerdotisa de la Luna de Cnosos y tomaba de ella su título de «ser lunar».

74


Se hace anacrónicamente a Minos sucesor de Asterio, el nieto de Doro, pues los dorios no invadieron Creta hasta el final del segundo milenio. Es más probable que los eolios y pelasgos (quizás incluyendo a los «jonios del Ática») llevados allá por Tectamo («artífice») — nombre que lo identifica con Dédalo y con Hefesto, el supuesto padre de Radamantis— fueran los compañeros originales de Minos; y que Asterio («estrellado») sea una masculinización de Asteria, la diosa como Reina del Cielo y creadora de las potencias planetarias (véase l.d). Creta es una palabra griega, una forma de crateia, «diosa fuerte o gobernante»; y de aquí Creteo y Cretheo. Las recientes investigaciones de los señores M. Ventris y J. Chadwick sobre la hasta ahora indescifrada Escritura Lineal B,

ejemplos de la cual se han encontrado en Pilos, Tebas y Micenas, así 75


como entre las ruinas del palacio de Cnosos saqueado en 1400 a. de C., demuestran que el idioma oficial de Cnosos a mediados del segundo milenio era una forma primitiva del griego eolio. La escritura parece haber sido inventada originalmente para utilizarla con un idioma no ario y adaptada al griego con alguna dificultad. (Todavía no se ha probado si las inscripciones en la Escritura Lineal A

están escritas en griego o cretense.) Gran número de nombres de la mitología griega aparecen en las tablillas cretenses y del continente, entre ellos los siguientes: Aquiles, Idomeneo, Teseo, Creteo, Néstor, Enaltes, Juto, Ayax, Glauco y Éolo; lo que indica que muchos de estos mitos se remontan a una época anterior a la caída de Troya. Radamantis, más sensato que Sarpedón, se quedó en Creta; vivió en paz con Minos y fue recompensado con la tercera parte de los dominios de Asterio. Famoso como legislador justo y recto, inexorable en su castigo de los malhechores, legisló tanto para los cretenses como para los isleños del Asia Menor, muchos de los cuales adoptaron voluntariamente su código judicial. Cada nueve años hacía una visita a la cueva de Zeus y llevaba de vuelta una nueva serie de leyes, costumbre que siguió luego su hermano Minos. Pero algunos niegan que Radamantis fuera hermano de Minos y le llaman hijo de Hefesto, así como otros niegan que Minos fuera hijo de Zeus y dicen que lo era de Licasto y la ninfa del Ida. Legó unas tierras en Creta a su hijo Gortis, cuyo nombre lleva la ciudad cretense de Cortina, aunque los tegeos insisten en que Gortis era arcadio e hijo de Tegeates. Radamantis legó también unas tierras en el Asia Menor a su hijo Éritro, y la isla de Quíos a Enopión, el hijo de Ariadna, el primero a quien Dioniso enseño a hacer vino; y Lemmos a Toante, otro hijo de Ariadna; y Cournos a Éniues, y Peparetos a Estáfilo, y 76


Maronea a Euantes, y Paros a Alceo, y Délos a Anio, y Andros a Andró. Radamantis huyó posteriormente a Beocia porque había matado a un pariente, y vivió desterrado en Ocálea, donde se casó con Alcmena, madre de Heracles, después de la muerte de Anfitrión. Su tumba, y la de Alcmena, están en Haliarto, cerca de una plantación de cañas duras llevadas de Creta y con las que se hacen jabalinas y flautas. Pero algunos dicen que Alcmena se casó con Radamantis en los Campos Elíseos después de su muerte. Pues Zeus había nombrado a Radamantis uno de los tres Jueces de los Muertos; sus colegas eran Minos y Éaco, y residía en los Campos Elíseos. Como Mileto es un nombre masculino, al conocido mito de los dos hermanos que se disputan los favores de una mujer se le dio un aspecto homosexual. La verdad parece ser que durante un período de desorden que siguió al saqueo de Cnosos por los aqueos alrededor de 1400 a. de C. numerosos aristócratas cretenses de habla griega y ascendencia eolio-pelasga o jonia, para quienes la diosa Luna era la deidad suprema, emigraron con sus subalternos nativos al Asia Menor, sobre todo a Caria, Licia y Lidia; pues, sin tener en cuenta la tradición de la dinastía de Sarpedón en Licia, Herodoto constata que los licios de su época todavía se regían por la sucesión matrilineal (Herodoto: i.173; Estrabón: xii. 8.5), como los carios (véase 75.5). Miletos puede ser una palabra cretense nativa, o una transliteración de milteios, «el color de ocre rojo o de minio»; y por tanto un sinónimo de Éritro, o Fénix, que significan «rojo». Los cretenses tenían la tez más roja que los helenos, y los licios y carios eran en parte de raza cretense, lo mismo que los puresati (filisteos), cuyo nombre significa también «hombres rojos» (véase 38.3). Los gobernantes gigantes de Anactoria recuerdan a los anaceos del Génesis (Josué xiv.12), gigantes expulsados por Caleb del altar oracular que en otro tiempo había pertenecido a Efrón, el hijo de Heth (¿Tetis?). Efrón dio su nombre a Hebrón ( Génesis xxiii.16) y se le puede identificar con Foroneo. Esos anaceos parecen haber llegado de Grecia como miembros de la confederación de pueblos del mar que causó a los egipcios tantos trastornos en el siglo XIV a. de C. el cementerio de Asterio, el hijo de Anacte, tenía probablemente ese nombre en honor de la diosa Lat, Leto o Latona (véase 14.2), y el hecho de que este Asterio tenga el mismo nombre que el padre de Minos indica que los milesios lo 77


llevaron consigo desde la cretense Mileto (véase 25.6). Según una tradición razonable que aparece en el Libro de las invasiones irlandés, los milesios irlandeses de origen cretense huyeron a Siria pasando por Asia Menor, y desde allí navegaron hacia el oeste en el siglo xiii a. de C. hasta Getulia en el norte de África, y por fin llegaron a Irlanda pasando por Brigantium (Compostela, en el noroeste en España). La pretensión de Mileto de que era hijo de Apolo indica que a los reyes milesios se les daban atributos solares, como a los de Corinto (véase 67.2). El triunfo de Minos, hijo de Zeus, sobre sus hermanos se refiere al dominio final de Creta por los dorios, pero fue a Posidón

a quien Minos sacrificó el toro, lo que también indica que los anteriores poseedores del título de «Minos» eran eolios. Creta había sido durante siglos un país muy rico y, a fines del siglo VIII a. de C. era compartida por los aqueos, dorios, pelasgos y cidonios (eolios), y, en el lejano oeste de la isla, por «verdaderos cretenses» ( Odisea xix.171-5). Diodoro Sículo trata de distinguir a Minos hijo de Zeus de su nieto, Minos hijo de Licasto, pero dos o tres dinastías de Minos pueden haber reinado sucesivamente en Cnosos. El nombre de Sarpedón («regocijándose en un arca de madera») indica que llevó consigo a Licia (véase 162.n) el ritual del héroe Sol, el cual, en el Año Nuevo, hace su reaparición anual como un niño que flota en un arca, lo mismo que Moisés, Perseo (véase 73.c), Anio (véase 160.t) y otros. Una relación cretense con el mito de Perseo la proporciona Perséis, la madre de Pasífae. La concesión de Zeus a 78


Sarpedón de que viviría durante tres generaciones significa, quizá, que en vez de los ocho años habituales —un Gran Año— que era el período del reinado de Minos, se le permitió conservar el trono hasta el año decimonono, cuando se daba una mayor sincronización del tiempo solar y el lunar que al final de los ocho; y así entró en el tercer Gran Año (véase 67.2). Como «Pasífae», según Pausanias (iii.26.1), es un título de la Luna, e «Itona» su otro nombre, un título de Atenea como hacedora de lluvia (Pausanias: ix.34.1), el mito de Pasífae y el toro indica un casamiento ritual bajo una encina entre la sacerdotisa de la Luna, que llevaba cuernos de vaca, y el rey Minos, que llevaba una máscara de toro (véase 76.1). Según Hesiquio ( sub Carten), «Gortis» es el equivalente de Carten, la palabra cretense que significa vaca; y el casamiento parece haber sido entendido como realizado entre el Sol y la Luna, puesto que había un rebaño de vacas consagrado al Sol en Cortina (Servio sobre las Églogas de Virgilio vi.60).

La retirada discreta de Dédalo de la pradera indica que el acto no se consumaba públicamente al estilo picto o mesino. A muchos griegos posteriores les disgustaba el mito de Pasífae y preferían creer que había tenido un amorío no con un toro, sino con un hombre llamado Tauro (Plutarco: Teseo 19; Palepato: Sobre fábulas increíbles ii). Los toros blancos, que estaban consagrados peculiarmente a la Luna (véase 84.1), figuraban en el sacrificio anual que se realizaba en el 79


monte Albano de Roma, en el culto de Dioniso Tracio, en el ritual del muérdago y la encina de los Druidas galos (véase 50.1) y, según el Libro de la Vaca Parda, en los ritos adivinatorios que precedían a una antigua coronación irlandesa.

Reconstrucción de Sir Artur Evans del Palacio de Cnossos El palacio de Minos en Cnosos era un conjunto intrincado de habitaciones, antesalas, vestíbulos y corredores en el que un visitante del campo podía perderse fácilmente. Sir Arthur Evans sugiere que éste era el Laberinto, llamado así por la labrys o hacha de cabeza doble,

80


emblema familiar de la soberanía cretense en forma de una luna creciente y una luna menguante unidas de espaldas y que simbolizaba tanto el poder creador como el poder destructor de la diosa. Pero el laberinto de Cnosos tenía una existencia separada del palacio; era un verdadero laberinto, como el de Hampton Court, y parece que estaba dibujado en mosaico sobre un pavimento como un patrón de baile ritual, patrón que se da también en lugares tan separados como Gales y el nordeste de Rusia, para utilizarlo en la danza laberíntica de la Pascua de Resurrección. Esta danza se bailaba en Italia (Plinio: Historia natural xxxvi.85) y en Troya (Escoliasta sobre Andrómaca de Eurípides 1139), y parece haber sido introducida en Britania hacia fines del tercer milenio a. de C.

81


por inmigrantes neolíticos provenientes del África del norte. Homero describe el laberinto de Cnosos ( Ilíada xviii.592) así.

Dédalo ideó en Cnosos un suelo para que danzase la rubia Ariadna y Lucitano se refiere a danzas populares cretenses relacionadas con Ariadna y el Laberinto. ( Sobre la danza 49). El culto de Radamantis puede haber sido llevado de Beocia a Creta y no al contrario. Haliarto, donde tenía un altar de héroe, estaba consagrada, al parecer, a la «Diosa Blanca del Pan», o sea Deméter; pues Halia, «del mar», era un título de la Luna como Leucotea, «la Diosa Blanca» (Diodoro Sículo: v.55), y artos significa «pan». Alcmena («fuerte en la ira») es otro título de la Luna. Aunque se ha dicho que es una palabra cretense, Radamanto puede significar Rhabdomantis, «adivinando con una varilla», nombre tomado del cañaveral de Haliarto, donde su espíritu agitaba las puntas de las cañas oracularmente (véase 83.3). Si es así, la tradición de que legisló para toda Creta y las islas del Asia Menor significaría que se consultaba a un oráculo de Creta al comienzo de cada nuevo reinado, y que sus pronunciamientos tenían autoridad en todas partes en que se aceptaban los pesos, las medidas y las costumbres comerciales de Creta. Se le llama hijo de Zeus, más bien que de Hefesto, sin duda porque los oráculos radamantinos provenían de la Cueva Dictea, consagrada a Zeus (véase 7.b). En Petsofa, Creta, se ha descubierto un depósito de cabezas y miembros humanos hechos con arcilla, cada uno de ellos con un agujero por el que podía pasar una cuerda. Si se los fijaba a troncos de madera, pueden haber formado parte de las muñecas articuladas de Dédalo y haber representado a la diosa de la Fertilidad. Quizá las colgaban de un árbol frutal, con los miembros moviéndose al impulso del viento, para conseguir buenas cosechas. Una muñeca así se ve colgando de un árbol frutal en el famoso anillo de oro del 82


Tesoro de la acrópolis de Micenas. El culto del árbol es el tema de varias obras de arte minoicas, y se dice que Ariadna, la diosa cretense, se ahorcó de un árbol ( Disputa de Homero y Hesíodo 14), como hizo la ática Erígone (véase 79.a). Ártemis la Ahorcada, que tenía un templo en Condilea, Arcadia (Pausanias: viii.23.6) y Helena de los Árboles, que tenía un templo en Rodas, y de quien se dice que fue ahorcada por Polixo (Pausanias: iii.19.10), pueden ser variantes de la misma diosa. LOS AMORES DE MINOS Minos yació con la ninfa Paría, cuyos hijos colonizaron Paros y luego fueron muertos por Heracles; también con Androgenea, madre de Asterio el menor, así como con otras muchas, pero especialmente persiguió a Britomartis de Cortina,

una hija de Leto. Ella inventó las redes de caza y era una compañera íntima de Ártemis, cuyos sabuesos atraillaba. Britomartis se ocultó de Minos en las vegas, bajo renuevos de encina de hojas gruesas, y luego, durante nueve meses, él la persiguió por montañas escarpadas y llanuras, hasta que, desesperada, se arrojó al mar, donde la salvaron unos pescadores. Ártemis divinizó a Britomartis con el nombre de Dictina, pero en Egina se la adora como Afea, porque desapareció; en Esparta como Ártemis, apodada «la Dama del Lago»; y en Cefalonia como Lafria; pero los samios emplean su verdadero nombre en sus invocaciones.

83


Las numerosas infidelidades de Minos enfurecieron de tal modo a Pasífae que lo hechizó: siempre que se acostaba con una mujer eyaculaba, no semen, sino una multitud de serpiente nocivas, escorpiones y ciempiés que hacían presa en los órganos vitales de ella. Un día, Procris, hija del rey de Atenas Erecteo y a la que había abandonado su marido Céfalo, hizo una visita a Creta. Eos, que se había enamorado de él, había inducido a Céfalo a hacer eso. Cuando él rechazó cortésmente sus requerimientos alegando que no quería engañar a Procris, con la que había intercambiado promesas de fidelidad perpetua, Eos protestó diciendo que Procris, a la que conocía mejor que él, faltaría fácilmente a su promesa a cambio de oro. Como Céfalo lo negó con indignación, Eos lo metamorfoseó dándole la apariencia de un tal Pteleón, y le aconsejó que indujera a Procris a acostarse con él ofreciéndole una corona de oro. Él lo hizo y, al ver que Procris se dejaba seducir fácilmente, ya no sintió escrúpulo alguno en acostarse con Eos, de la que ella estaba dolorosamente celosa. Eos dio a Céfalo un hijo llamado Faetonte; pero Afrodita

84


lo robó cuando era todavía un niño para que vigilara por la noche sus templos más sagrados; y los cretenses le llaman Adimno, con lo que se refieren al lucero del alba y el lucero de la tarde. Entretanto, Procris no podía soportar seguir viviendo en Atenas, pues su abandono era el tema de la comidilla general, y en consecuencia fue a Creta, donde a Minos no le costó más seducirla de lo que le había costado al supuesto Pteleón. La sobornó con un sabueso que nunca dejaba escapar su presa, y con una flecha que nunca erraba el blanco, los cuales le había regalado Ártemis. Procris, que era una cazadora entusiasta, los aceptó de buena gana, pero exigió que Minos tomase una bebida profiláctica — una cocción de raíces mágicas inventada por la hechicera Circe— para que él no la llenara de reptiles e insectos. Esa bebida hizo el efecto deseado, pero Procris temía que Pasífae la embrujara, por lo que regresó apresuradamente a Atenas, disfrazada de bello muchacho, después de haber cambiado su nombre por el de Pterelante. Nunca volvió a ver a Minos. Céfalo, a quien acompañó en una cacería, no la reconoció y codiciaba tanto a Lelaps, su sabueso, y la flecha infalible,

que le propuso comprarlos por una gran cantidad de plata. Pero Procris no quería privarse de ellos como no fuera por amor, y cuando él accedió a llevarla a su lecho le reveló llorando que era su esposa. Así se reconciliaron finalmente y Céfalo cazó mucho con el perro y la flecha. Pero a Ártemis le molestó que sus valiosos regalos pasaran así de mano en mano entre aquellos adúlteros mercenarios y preparó su venganza. Hizo que Procris sospechara que Céfalo seguía visitando a Eos cuando se levantaba dos horas después de la medianoche y salía a cazar. 85


Una noche Procris, vestida con una túnica oscura, salió a hurtadillas tras él a media luz. Al poco rato él oyó un susurro en un bosquecillo situado a su espalda, Lelaps gruñó y se atiesó y Céfalo disparó la flecha infalible y traspasó con ella a Procris. A su debido tiempo el Areópago le condenó a destierro perpetuo por asesinato. Céfalo se retiró a Tebas, donde el rey Anfitrión, el supuesto padre de Heracles, le pidió prestado el perro Lelaps para cazar a la zorra Teumesia que estaba causando estragos en Cadmea.

Esta zorra, destinada por los dioses a no ser cazada nunca, sólo podía ser apaciguada mediante el sacrificio mensual de un niño. Pero como Lelaps estaba destinado por los dioses a hacer presa en todo lo que perseguía, en el Cielo se planteó la duda acerca de cómo se podía resolver esa contradicción. Al final la resolvió airadamente Zeus convirtiendo tanto a Lelaps como a la zorra en piedras, aunque según algunas versiones las convirtióen constelaciones - Canis Major y Canis Minor- para que prosiguieran eternamente su persecución en los cielos.

86


Céfalo ayudó luego a Anfitrión en una guerra victoriosa contra los telebeos y tafios. Antes de emprenderla, Anfitrión hizo jurar por Atenea y Ares a todos sus aliados que no ocultarían parte alguna del botín; sólo uno de ellos, Panopeo, faltó a su juramento y se le castigó haciéndole padre de un cobarde, el célebre Epeo. El rey telebeano era Pterelao, en cuya cabeza Posidón, su abuelo, había puesto un bucle dorado de inmortalidad. Su hija Cometa se enamoró de Anfitrión y, como deseaba conquistar su afecto, le arrancó el bucle dorado, por lo que Pterelao murió y Anfitrión venció rápidamente a los telebeos con la ayuda de Céfalo; pero condenó a muerte a Cometa por parricidio. La parte que correspondió a Céfalo en los dominios telebeos fue la isla de Cefalenia, que todavía lleva su nombre. Nunca perdonó a Minos el que hubiera seducido a Procris y le hubiera dado la flecha fatal, pero tampoco podía eximirse de su responsabilidad. Después de todo, él había sido el primero en faltar a su promesa, porque el amorío de Procris con el supuesto Pteleón no podía considerarse como infidelidad. «No, no —se lamentaba—, ¡jamás debí haberme acostado con Eos!» Aunque purificado de su culpabilidad, le perseguía el espectro de Procris y, como temía que eso atrajera la desgracia sobre sus compañeros, un día fue al cabo Léucade, donde había erigido un templo a Apolo de la Roca Blanca, y se arrojó al mar desde lo alto del risco. Al caer invocó en voz alta el nombre de Pterelante, pues era con ese nombre con el que había amado más a Procris.

87


La seducción de ninfas por Minos al estilo de Zeus recuerda indudablemente el casamiento ritual del rey de Cnosos con sacerdotisas de la Luna de varias ciudades-estados de su imperio.

A la diosa Luna se la llamaba Britomartis en la Creta oriental. De aquí que los griegos la identificaran con Ártemis (Diodoro Sículo: v.76; Eurípides: Hipólito 145 e Ifigenia en Táuride 127; Hesiquio sub Britomartis), y con Hécate (Eurípides: Hipólito 141, con escoliasta). En la Creta occidental era Dictina, como sabía Virgilio: «Llamaban a la luna Dictina por tu nombre» (Virgilio: Ciris 305). Dictina se relaciona en el mito con dictyon, que significa una red de las empleadas para cazar o pescar; y Dicte es al parecer una forma desgastada de dictynnaean, «lugar de Dictina». Después de la introducción del sistema patriarcal la caza asesina del rey sagrado por la diosa armada con una red se convirtió en una caza amorosa de la diosa por el rey sagrado (véase 9.1 y 32.b). Ambas cacerías se dan con frecuencia en el folklore europeo (véase 62.1). La persecución de Britomartis por Minos, que tiene su análoga en Filistia con la persecución de Derceto por Moxo o Mopso, comienza cuando los robles tienen ya todo su follaje —probablemente en la canícula, que 88


era cuando Set perseguía a Isis y el Niño Horus en las praderas del delta del Nilo— y termina nueve meses después en la Víspera de Mayo. La seducción de Europa por Zeus era también un acontecimiento de la Víspera de Mayo (véase 58.3). A juzgar por el ritual del norte celta, donde a la diosa se la llama Goda («la Buena») —Neanthes traduce la sílaba brito como «buena» ( Greek Hisiorical Fragments iii, ed. Müller)— originalmente viajaba montada en una cabra, desnuda con excepción de una red, con una manzana en una mano y acompañada por una liebre y un cuervo, a su banquete de amor anual. La silla tallada miserere de la catedral de Coventry, en la que estaba representada así, era un testimonio de las ceremonias pre-cristianas de la Víspera de Mayo en Southam y Coventry, de las que se ha desarrollado piadosamente la leyenda de Lady Godiva. En la Alemania celta, Escandinavia y probablemente también en Inglaterra, Goda tenía una relación ritual con la cabra, o con un hombre vestido con pieles de cabra: el rey sagrado que más tarde se convirtió en el Demonio del culto de las brujas. Su manzana es una señal de la próxima muerte del rey; la liebre simboliza la caza, durante la cual ella se convierte en un lebrel; su red lo atrapará cuando él se convierta en un pez; el cuervo pronunciará oráculos desde su tumba. Parece que en Creta el culto de la cabra precedió al culto del toro

quizás por ello, en algunas poblaciones del interior de Creta, pudimos 89


observar la colocación de cabezas de machos cabríos en las puertas de algunas fincas (?). Y que Pasífae se casaba originalmente con un rey-cabra. Lafria («la que obtiene botín») título de Dictina en Egina, era también un título de la diosa-cabra Atenea, de la que se dice que fue atacada por la cabría Palas, cuya piel desolló y convirtió en su égida (véase 9.a). «Lafria» indica que la diosa era la perseguidora, no la perseguida. Inscripciones de Egina demuestran que el gran templo de Ártemis pertenecía a Ártemis Afea («no oscura», para distinguirla de Hécate); en el mito se hace que Afea signifique aphanes, «desapareciendo». La fábula de Minos y Procris se ha convertido de mito en anécdota y de anécdota en cuento popular, y recuerda algunos de los cuentos de El asno de oro. Vinculada con la guerra de Minos contra Atenas y la caída final de Cnosos, se refiere quizá a la exigencia del rey cretense de un casamiento ritual con la suma sacerdotisa de Atenas, exigencia que ofendió a los atenienses. Pteleón («olmedal»), el nombre del seductor de Procris, puede referirse al culto de la vid que se extendió desde Creta en la época de Minos (véase 88.h), pues las vides eran puestas en espaldera en los olmos; pero también puede derivarse de ptelos, «jabalí». En ese caso, Céfalo y Pteleón habrán sido originalmente el rey sagrado y su sucesor, disfrazado de jabalí (véase 18.7). Las hechicerías de Pasífae son características de una diosa Luna airada, y Procris se opone a ellas con las hechicerías de Circe, otro título de la misma diosa. El salto de Céfalo desde la roca blanca en el cabo Léucade

recuerda, como dice con razón Estrabón (x.2.9), que los leucadios acostumbraban a arrojar todos los años a un hombre provisto con alas para amortiguar su caída, e incluso con aves vivas atadas a su 90


cuerpo, desde el risco al mar. La víctima, un pharmacos, o víctima propiciatoria, cuya eliminación libraba a la isla de culpabilidad, parece haber llevado también un parasol blanco como paracaídas (véase 70.7). Había embarcaciones esperándole para recogerlo si sobrevivía y transportarlo a alguna otra isla (véase 96.3). El mito de Cometo y Pterelao se refiere al corte del cabello del rey solar antes de su muerte (véase 83.3, 91.1 y 95.5); pero el nombre Pterelao indica que el pharmacos alado arrojado a su muerte era originalmente el rey. La sílaba eláos o elaios significa el olivo silvestre que, como el abedul en Italia y el noroeste de Europa, era utilizado para expulsar a los malos espíritus (véase 89.7 y 52.3); y en el dialecto rodio elaios significa sencillamente pharmacos. Pero los sinos de Pterelao y Céfalo están vinculados míticamente por haber adoptado Procris el nombre de Pteralante, y esto indica que ella era realmente la sacerdotisa de Atenea, la cual lanzó a la muerte al emplumado Céfalo. La zorra era el emblema de Mesena (Apolodoro: ii.8.5; véase 49.2 y 146.6); probablemente porque los eolios adoraban a la diosa Luna como zorra y el mito de la zorra teumesia puede referirse a las incursiones eolias en Cadmea en busca de niños para el sacrificio, a las que pusieron fin los aqueos adoradores de Zeus. Faetonte y Adimno (de a-dyomenos, «el que no se pone») son nombres alegóricos del planeta Venus. Pero Faetonte, hijo de Eos y Céfalo, ha sido confundido por Nono con Faetonte, hijo de Helio que condujo el carro del sol y se ahogó (véase 42.d) y con Atimnio (de atos e hymnos, «insaciable de elogio heroico»), un héroe solar adorado por los milesios (véase 88.b). Epeo, que construyó el caballo de madera (véase 167.a), aparece en las leyendas primitivas como un guerrero notablemente valiente, pero su nombre se aplicaba irónicamente a los fanfarrones, hasta que se hizo sinónimo de cobardía (Hesiquio sub Epeo).

LOS HIJOS DE PASÍFAE

91


Entre los hijos que tuvo Pasífae con Minos estaban Acacálide, Ariadna, Androgeo, Catreo, Glauco y Fedra. También tuvo a Cidón con Hermes y al libio Amón con Zeus. Ariadna,

amada primeramente por Teseo y luego por Dioniso, dio a luz muchos hijos famosos: Catreo, que sucedió a Minos en el trono, fue muerto en Rodas por su propio hijo. Fedra

se casó con Teseo y se hizo famosa por su infortunado amorío con Hipólito, su hijastro. Acacálide fue el primer amor de Apolo; cuando él y su hermana Ártemis fueron para purificarse a Tarra, desde Egialia 92


en el continente, Apolo encontró a Acacálide en la residencia de Carmanor, un pariente materno, y la sedujo. Minos se enfadó y desterró a Acacálide a Libia, donde, según dicen algunos, fue madre de Garamante, aunque otros pretenden que éste fue el primer hombre nacido. Cuando Glauco era todavía un niño jugaba un día a la pelota en el palacio de Cnosos, o quizá cazaba un ratón, y de pronto desapareció. Minos y Pasífae lo buscaron por todas partes, pero no pudieron encontrarlo y recurrieron al oráculo de Delfos. Allí les informaron que quien pudiera dar el mejor símil para un reciente y portentoso nacimiento que había tenido lugar en Creta encontraría lo que se había perdido. Minos hizo investigaciones y averiguó que entre sus rebaños había nacido un becerro que cambiaba de color tres veces al día: de blanco a rojo y de rojo a negro. Llamó a sus adivinos al palacio, pero a ninguno de ellos se le ocurrió un símil hasta que Poliido, el argivo, descendiente de Melampo, dijo: «Este becerro a nada se parece tanto como a una mora en maduración.» Minos le ordenó inmediatamente que saliera en busca de Glauco. Poliido recorrió el palacio laberíntico, hasta que encontró un buho posado a la entrada de un sótano espantando a un enjambre de abejas, y tomó eso por un agüero. En el sótano encontró una gran tinaja utilizada para guardar miel, y a Glauco ahogado en ella, hundido de cabeza. Cuando informaron a Minos de ese hallazgo, consultó con los Curetes y, siguiendo su consejo, le dijo a Poliido: «Ahora que has encontrado el cadáver de mi hijo debes devolverle la vida.» Poliido protestó diciendo que, como él no era Asclepio, no podía resucitar a los muertos. «Yo sé lo que debe hacerse —replicó Minos—. Te encerrarán en una tumba con el cadáver de Glauco y una espada, y permanecerás allí hasta que hayan sido obedecidas mis órdenes.» Cuando Poliido se acostumbró a la oscuridad de la tumba vio que una serpiente se acercaba al cadáver del niño y, tomando su espada, la mató. Poco después otra serpiente apareció y al ver que su compañera estaba muerta se retiró, pero volvió en seguida con una hierba mágica en la boca y la dejó sobre el cadáver de la otra. La serpiente volvió lentamente a la vida. Poliido se quedó pasmado, pero tuvo la paciencia de ánimo suficiente para aplicar la misma hierba al cuerpo de Glauco, y con el mismo resultado feliz. Entonces él y Glauco se pusieron a gritar con todas 93


sus fuerzas pidiendo ayuda, hasta que un transeúnte les oyó y corrió a llamar a Minos, quien rebosaba de júbilo cuando abrió la tumba y encontró vivo a su hijo. Hizo muchos regalos a Poliido, pero no le dejó volver a Argos hasta que enseñara a Glauco el arte de la adivinación. Poliido obedeció de mala gana, y cuando estaba a punto de regresar a su patria le dijo a Glauco: «Muchacho, escupe en mi boca abierta.» Glauco lo hizo e inmediatamente olvidó todo lo que había aprendido. Más tarde Glauco condujo una expedición hacia el oeste y exigió un reino a los italianos, pero ellos le despreciaron porque no era un hombre tan grande como su padre; sin embargo, introdujo en Italia el cíngulo y el escudo militares cretenses y así mereció el nombre de Labico, que significa «ceñido». Androgeo hizo una visita a Atenas y ganó todas las competencias en los Juegos Panateneos. Los Juegos Olímpicos en honor a Zeus

94


Las Panateneas (en griego antiguo Παναθήναια/Panatếnaia) eran unas fiestas religiosas que se llevaban a cabo todos los años en Atenas dedicadas a Atenea, diosa Poliada (protectora de la ciudad), y que tenían lugar entre el 23 y el 30 del mes de hecatombeón (primer mes en el calendario ático) equivalente a la segunda mitad de nuestro mes de julio actual. Eran las celebraciones religiosas más antiguas e importantes de Atenas. ... Por otra parte, y cada cuatro años, se celebraban las Grandes Panateneas

95


que duraban cuatro días más que las anuales y que eran las más prestigiosas y apreciadas por los ciudadanos de Atenas, similares, en importancia, a los Juegos Olímpicos o los Juegos Panhelénicos. Además había desfiles militares desde el Cerámico hasta la Acrópolis pasando por el Ágora. Las primeras Grandes Panateneas las instauró Pisístrato en 566 a. C. inspirándose en los Juegos Olímpicos, pero les añadió certámenes de poesía y música (presentes en los Juegos Nemeos). Los juegos propiamente dicho se dividían en dos: unos para los atenienses, que comprendían las artes, y otros abiertos para todos los griegos. Estos últimos eran parecidos a los Juegos Olímpicos, incluyendo boxeo, lucha, pancracio (forma de lucha griega),

96


97


pentatlรณn

98


y carreras de cuadrigas,

siendo éstas las pruebas de más prestigio. El vencedor de las carreras era premiado con una corona de hojas de olivo y 140 ánforas panatenaicas de aceite de oliva procedentes de los olivos sagrados de Atenas. Las ánforas estaban cinceladas por un lado con la imagen de la diosa y por el otro con un grabado del vencedor de la prueba. Los juegos reservados a los atenienses eran algo diferentes. Incluían una carrera con antorchas

99


desde el santuario de la Academia, en las afueras de la muralla, donde en su altar se encendían las mismas, hasta el Partenón (predecesoras de los relevos de antorcha de los Juegos Olímpicos modernos), batallas de infantería y caballería, un lancero de jabalina a caballo, el apobotai (una carrera de cuadrigas, en la que el conductor debía saltar del carro, correr al lado del mismo y después volver a incorporarse al carro), lapyrriche (aparentemente ejercicios militares con música) y el euandrion (un concurso de belleza entre los atletas). El Estadio Panatenaico,

junto al Leoforos Olgas, se levanta en una depresión y en él se desarrollaban los concursos gimnásticos de las Panateneas. Los vencedores de los certámenes artísticos eran premiados con una corona de oro. Las pruebas y los concursos estaban supervisados por unos magistrados especiales que se elegían cada cuatro años, los athlotétes. Todo ello a imitación de los grandes Juegos que se celebraban en Olimpia.

100


Olimpia iba a convertirse en el centro del culto a Zeus , donde acudían hombres procedentes de las diferentes ciudades o polis griegas para rendir culto al rey de los dioses, el primer culto panhelénico compartido por todos los griegos Nos cuenta el escritor y periodista italiano Indro Montanelli (19092001) en su "Historia de los griegos" que en Olimpia el dios Apolo disputaba sus encuentros de pugilato y que también allí se disputaría una mítica carrera de carros que tuvo como protagonista a Pélope y a Enómao.

Pélope era hijo del rey de Anatolia , Tántalo, y quería casarse con Hipodamia, hija de Enómao, rey de Olimpia. Enómao se oponía a este matrimonio porque, según algunas versiones, una profecía había anunciado que moriría a manos del hombre que se casara con su hija por lo que a cada pretendiente le desafiaba a una carrera de caballos y si Enómao obtenía la victoria daba muerte a su rival. De esta forma había acabado con la vida de una treintena de pretendientes y lo mismo hizo con Pélope, con la seguridad de que también le derrotaría. Pero Pélope había sido amante de Poseidón y pidió ayuda a su antiguo amante para vencer en la carrera, ruegos que fueron escuchados por el dios enviándole un carro tirado por caballos alados.

101


Por si eso no fuera suficiente Pélope sobornó al auriga de Enómao, llamado Mirtilo, para que se dejara ganar prometiéndole a cambio la mitad de su reino y una noche de amor con Hipodamia. Al día siguiente Enómao no sólo perdió la carrera sino que murió al caer del carro ya que Mirtilo había saboteado las ruedas causando el accidente mortal. Pélope se convertiría no sólo en el nuevo rey de Olimpia sino que extendería, según el mito, su dominio a toda la península que en su honor llevaría el nombre de Peloponeso. Si os preguntáis por la suerte corrida por Mirtilo, fue ejecutado siendo arrojado al mar por orden de Pélope. Ya veis que los orígenes de las competiciones deportivas en Olimpia no eran demasiado limpios pero los griegos decidieron que en aquella ciudad, que se había convertido en el santuario del culto a Zeus para todos los griegos y a la que viajaban peregrinos desde todos los rincones del mundo helénico para rendir culto al padre de los dioses, fuera la sede de unos juegos deportivos en honor del dios. Así nacieron los que serían conocidos como Juegos Olímpicos y la primera olimpiada de la que se tiene constancia se celebró en el 776 a. C,

102


que se convertiría también en la primera fecha que conocemos con exactitud de la historia griega. Ellos mismos utilizarían la fecha de esta primera Olimpiada para datar a partir de ella los acontecimientos de la historia griega como nosotros hacemos con la fecha del nacimiento de Cristo .Sin embargo, los juegos atléticos que iban a celebrarse en Olimpia ya tenía precedentes más antiguos en la cultura minoica que se había desarrollado en Creta entre el 3000 y el 1400 a. C y donde se celebraban unos juegos donde se competía en lucha, boxeo,

103


salto del toro, del que hablaremos largamente más adelante

y el Kimistimata,

un antecedente de la gimnasia actual. Se estableció que el comienzo de los Juegos coincidiría con la festividad en honor de Zeus y al igual que estos tendrían una duración de cinco días, celebrándose con una periodicidad de cuatro años, entre los meses de junio a septiembre. En ellos sólo podrían participar aquellos griegos que fueran ciudadanos libres debiendo demostrar en el momento de la inscripción en los juegos que nunca habían sido acusados de sacrilegio o de cualquier otro delito, además de jurar el cumplimiento y respeto de las reglas que se establecieron para las diferentes competiciones. Diez meses antes de su comienzo se procedía a la elección de un jurado compuesto por diez hombres, conocidos como los heladónicos, que se encargaban de controlar el entrenamiento de los atletas al mismo tiempo que enviaban embajadores por todo el mundo griego para anunciar las fechas en las que tendrían lugar las Olimpiadas y también señalaban el comienzo de la Paz Sagrada. 104


Durante la celebración de los Juegos todas las guerras que constantemente enfrentaban a las diferentes polis griegas se detenían y los miles de peregrinos que acudían a Olimpia a rezar a Zeus y ver los juegos gozaban de inmunidad y eran considerados sagrados. Siglos después, incluso el rey de Macedonia, Filipo II (382-336 a.C), padre del legendario Alejandro Magno (356-323 a.C), tuvo que pedir perdón y pagar una cuantiosa multa porque sus soldados habían molestado a unos peregrinos que acudían a contemplar los juegos. Por primera vez en la historia del mundo griego existía algo que aglutinaba a las polis griegas y las unía por encima de sus diferencias, creando un sentimiento panhelénico, de compartir una misma cultura, lengua y fe que sería decisivo durante el siglo V a.C para salvar al mundo griego de la amenaza del Imperio Persa. Pero regresemos a Olimpia donde las multitudes se aproximan a la ciudad para rendir culto al dios y, sobre todo, disfrutar de las competiciones deportivas. Se reunían en el Altis, que significa"bosque o recinto sagrado", un antiguo bosque sagrado en el que se había construido un templo dedicado a Hera .

105


Una vez en Olimpia el primer día de los juegos era consagrado a las ceremonias religiosas en honor de Zeus y no era hasta el segundo cuando se iniciaban las competiciones deportivas que se prolongaban hasta el quinto día en el que tenía lugar el desfile triunfal de los vencedores y los juegos se clausuraban con un gran banquete. Imaginaos ahora el estadio , que según Indro Montanelli podía tener capacidad hasta para cuarenta mil espectadores. Es el amanecer y el publico ya espera con impaciencia la entrada de los atletas. A la cabeza van los diez miembros del jurado , los heladónicos, y detrás de ellos los atletas que van a participar en las competiciones. Hoy nos llamaría la atención que estos atletas y sus entrenadores son todos hombres y van desnudos. Lo primero, que fueran todos hombres, había sido así desde el comienzo de las Olimpiadas pues las mujeres tenían prohibido no solo competir sino también asistir como espectadoras a los juegos bajo pena de muerte en caso de ser sorprendidas haciéndolo, pero la desnudez de los atletas y entrenadores sería impuesta mucho tiempo después de la primera olimpiada aunque su origen está relacionado con la prohibición a la que estaban sometidas las mujeres .

106


El filólogo clásico y escritor español Javier Murcia Ortuño (1964) relata la historia en su libro "De banquetes y batallas" donde nos cuenta como, desafiando la prohibición, la madre del atleta Pisídoro, llamada Calipatira, se disfrazó de hombre para asistir a los juegos como entrenador de su hijo. Pisídoro obtuvo la victoria y tal fue la alegría de Calipatira , que saltó la valla que separaba a los entrenadores de los atletas con la mala fortuna de que su ropa quedó enganchada en ella y la dejó desnuda revelando su naturaleza femenina. Aunque tendría que haber sido condenada a muerte Calipatira salvó su vida ya que los jueces tuvieron en cuenta que era hija, esposa y madre de campeones olímpicos, pero a partir de entonces se estableció que tanto los atletas como los entrenadores debían ir desnudos para evitar que se repitiera esta situación. Algunos autores indican que los atletas fueron siempre desnudos y que fue sólo a los entrenadores a los que se obligó a ir desnudos a raíz del caso de Calipatira. Las distintas competiciones que formaban parte de los Juegos eran conocidas como agones y existían los agones atléticos, hípicos, luctatorios o de lucha y el pentatlón. El agón atlético estaba compuesto por las carreras, el lanzamiento de disco, el salto de longitud y el lanzamiento de jabalina. Dentro de las carreras estaba el equivalente a lo que hoy sería la carrera de cien metros lisos, aunque en Olimpia la distancia era equivalente a la medida de un estadio, es decir, 192 metros, aunque sobre esto he encontrado distintas medidas , desde los 174 metros hasta los 211 metros que 107


refiere Indro Montanelli. Se incorporaría luego el diaulo, que era una carrera de velocidad pero de ida y vuelta y el dólico, una carrera de fondo que según las fuentes oscilaba entre los 1500 metros , los 4600 metros e incluso los catorce kilómetros. El lanzamiento de disco lo realizaban con un disco de bronce que tenía diferentes pesos y medidas según las categorías , obteniendo la victoria el que lo lanzaba más lejos, al igual que sucedía con el lanzamiento de jabalina. En cuanto al salto de longitud, al igual que ahora los atletas saltaban sobre un foso de tierra y los jueces determinaban la distancia en función de la marca dejada por el atleta en la tierra. En el agón hípico, la competición se trasladaba al hipódromo, palabra de origen griego que significa "carrera de caballos" , donde tenían lugar las carreras de carros que podían ser de carros tirados por cuatro caballos, cuádrigas, o por dos caballos, bigas. El auriga iba puesto de pie , sujetando las riendas con una de sus manos y la fusta con la otra y sosteniéndose sobre un pequeño carro de dos ruedas. Según el viajero, geógrafo e historiador griego Pausanias(siglo II d. C), el hipódromo tenía una longitud que convertida a nuestro sistema de medición sería de 770 metros, aunque también en este caso he encontrado distintas cifras. En estas carreras se podían poner obstáculos, fosos y vallas que hacían la carrera más peligrosa hasta el extremo de que en una ocasión, según cuenta Indro Montanelli, de cuarenta carros sólo uno de ellos logró llegar a la meta. Al igual a que a los atletas

a los caballos vencedores se les alzaban estatuas.

108


En cuanto al agón luctatorio, comprendía el pugilato o pygmachia , termino griego que significa "pelea de puños", similar a nuestro boxeo, en el que los competidores peleaban con los puños desnudos o cubiertos con unas vendas o correas de cuero llamadas himantes que luego derivarían en algo muy parecido a los actuales guantes de boxeo, con resultados demoledores como demuestra estas palabras dedicadas a un púgil llamado Estratofón "Oh, Estratofón, después de veinte años de ausencia de su casa, Ulises fue reconocido por su perro Argos. Pero tú, después de cuatro horas de sopapos, intenta volver a tu casa y verás qué acogida te hace el perro. Ni siquiera él te reconocerá". Debían de ser peleas estremecedoras.

109


Además del pugilato, que fue incorporado a los juegos en el 688 a. C, estaba el pancracio que se unió a los juegos en el 640 a. C. Parecida a la actual lucha griega, aunque en ella valía casi todo, desde las zancadillas a los golpes bajos y llaves que buscaban la inmovilización o estrangulamiento del contrario, aunque nunca la muerte, ya que estaba prohibido por las reglas de los juegos, aunque accidentalmente en ocasiones se producía alguna. Sólo estaban prohibidos los mordiscos e introducir los dedos en la boca, la nariz o los ojos del contrario y de la dureza de estas peleas nos da buena cuenta Pausanias que describe la técnica infalible del luchador Sóstratos de Sición "Al lado de la imagen de Lisandro está la del pancraciasta Sostratos de Sición, también llamado Acroquersites. Éste siempre intentaba atrapar primero los dedos del oponente para rompérselos. Y lo continuaba haciendo hasta notar que el otro abandonaba la lucha." Romper los dedos al oponente no creo que hoy esté permitido pero sin duda fue una táctica exitosa para Sóstratos, que fue campeón no sólo de los Juegos Olímpicos sino de otros certámenes deportivos. Por último, estaba la Lucha, antecedente de la actual Lucha Libre , modalidad olímpica de los juegos modernos, donde el objetivo era derribar al contrario pero sin dar puñetazos ni patadas. Pero la prueba reina de los atletas era el Pentathlon compuesto por las cuatro competiciones del agón atlético, es decir, carreras de velocidad, salto de longitud, lanzamiento de disco y de jabalina y además se añadía la lucha , una competición que tenía entre sus ilustres seguidores al filósofo Aristóteles (384-322 a.C) que decía de esta prueba que requería "Todo el cuerpo, todas las fuerzas empeñadas : elegancia y robustez". El vencedor del Pentahtlon podía ser considerado como el rey de los juegos, su auténtico vencedor.

110


Pero al igual que sucede en los actuales Juegos Olímpicos, no todo era competición y también había lugar para la diversión como nos cuenta Indro Montanelli "En torno del estadio se improvisaba una especie de espectáculo con tiro al blanco, sibilas(adivinas) baratas, comedores de fuego, tragadores de sables, teatros, bailes, rincones reservados con hetairas (prostitutas)" El autor de comediasMenandro (hacia 342-292 a.C) escribía sobre el ambiente de los juegos: "Muchedumbre, intrigas, saltimbanquis, juerguistas y ladrones". Dos milenios después no parece que demasiadas cosas hayan cambiado. Entonces los deportistas no eran profesionales como en nuestros días, y el único premio que recibía el vencedor era una corona hecha con ramas de olivo silvestre obtenidas del olivo que crecía en el recinto sagrado de Zeus en Olimpia, ramas que según establecían las reglas tenían que ser cortadas durante los primeros días de competición por un joven que tuviera a sus padres vivos, aunque no he encontrado la razón por la que esto se hacía así. Pero aunque no obtenían un premio en dinero lograban algo no menos valioso, la gloria y la fama y Javier Murcia cita en su"De banquetes y batallas" al poeta griego Píndaro(hacia 518-438 a.C) que escribió sobre los vencedores en los juegos "El vencedor, el resto de sus días, tendrá una dicha con sabor a mieles". En efecto, después de ser coronado con la corona de olivo en la ceremonia de clausura de los juegos y agasajado con un banquete, regresaba a su ciudad donde era recibido como un auténtico héroe. Según cuenta Javier Murcia, algunas ciudades llegaban a abrir una nueva puerta en sus murallas para que el vencedor entrase por ella y se establecía que el campeón fuera mantenido el resto de su vida a costa de la ciudad disfrutando de todo tipo de privilegios como disponer de los mejores asientos en el teatro o en la Asamblea de la ciudad. A los vencedores se les erigía una estatua en Olimpia como la que pudo contemplar Pausanias de uno de los más conocidos campeones olímpicos, Milón de Crotona (nacido hacia 510 a. C),

111


que fue campeón Olímpico durante seis veces consecutivas, además de vencer otras seis veces en los Juegos Píticos, diez veces en los Ístmicos y nueve en los Juegos de Nemea, una marca que no sería igualada a lo largo de toda la historia de los Juegos Olímpicos. De él decía Pausanias que podía atarse una cuerda en la frente y conteniendo la respiración lograba que sus venas se hincharan hasta el punto de que lograba romper la cuerda. Escribe Javier Murcia que "La voracidad de gran atleta corría pareja a su fuerza, siendo su ración normal de alimento diario de diez kilos de carne, acompañados de otros tantos litros de vino" Pero no sólo era un gran atleta sino un hombre instruido, ya que fue discípulo de Pitágoras (hacia 580-495 a.C) . Precisamente estando en una clase de Pitágoras mostró su descomunal fuerza cuando al caer una columna el techo comenzó a derrumbarse y él lo sostuvo con sus manos hasta que todos salieron. (tomado del Mentidero de Mielost) La muerte de Androgeo

Retomemos la narración de Robert Graves: Pero el rey Egeo conocía su amistad con los cincuenta rebeldes hijos de Palante y, temiendo que pudiera persuadir a su padre Minos para que los apoyase en una rebelión franca, conspiró con los megareses para que le tendieran una emboscada en Énoe cuando se dirigía a Tebas, donde se proponía intervenir en ciertos juegos fúnebres. Androgeo se defendió con valor y siguió una feroz batalla en la que resultó muerto.

112


Minos se enteró de la muerte de Androgeo cuando hacía un sacrificio a las Gracias en la isla de Paros. Arrojó al suelo las guirnaldas y ordenó a los flautistas que dejaran de tocar, pero terminó la ceremonia; desde entonces en Paros hacen los sacrificios a las Gracias sin música ni flores. A Glauco hijo de Minos se le ha confundido a veces con el Glauco antedonio, hijo de Antedón, o de Posidón, quien en una ocasión observó la propiedad restaurativa de cierta hierba sembrada por Crono en la Edad de Oro, cuando un pez muerto (o, según dicen algunos, una liebre) volvió a la vida al ser colocado encima. Probó la hierba, se hizo inmortal y se arrojó al mar, donde es ahora un dios marino, famoso por sus aventuras amorosas. Su residencia submarina se halla frente a la costa de Délos y cada año hace una visita a todos los puertos e islas de Grecia, pronunciando oráculos muy apreciados por los marineros y pescadores. Apolo mismo es considerado como discípulo de Glauco. A Pasífae como la Luna (véase 51.A) se le han atribuido numerosos hijos: Cidón, el héroe epónimo de Cidón, en las cercanías de Tegea, y de la colonia cidónea en Creta; Glauco, un héroe marino corintio (véase 71.4); Androgeo, en cuyo honor se celebraban juegos anuales en el Cerámico y a quien los atenienses rendían culto como «Eurigies» («dando grandes vueltas»), para indicar que era el espíritu del año solar (Hesequio sub Androgeo); Amón, el héroe oracular del Oasis de Amón, posteriormente igualado con Zeus; y Catreo, cuyo 113


nombre parece ser una forma masculina de Catarrea, la Luna como hacedora de lluvia. Sus hijas Ariadna y Fedra son reproducciones de ella misma; Ariadna, aunque se la interprete como ariagne, «purísima», parece ser un nombre sumerio, Ar-ri-an-de, «madre alta y fecunda de la cebada», y Fedra aparece en inscripciones de la Palestina meridional como Pan. El mito de Acacálide («sin murallas») registra, al parecer, la toma por los invasores helenos provenientes de Egialia de la ciudad de Tarra, en el oeste de Creta,

la cual, como otras ciudades cretenses, carecía de murallas (véase 98.1); y la huida de los principales habitantes a Libia, donde llegaron a ser gobernantes de los pacíficos garamantes. Blanco, rojo y negro, los colores de la novilla de Minos, eran también los de Io, la vaca Luna (véase 56.1); los de los toros sagrados de Augías (véase 127.1); y en un jarrón quirite ( Monumenti Inediti vivii. p. 77) los del toro Minos que raptó a Europa. Además, los trípodes de arcilla o yeso consagrados a la diosa cretense descubiertos en Ninou Khani, y un trípode análogo encontrado en Micenas, estaban pintados de blanco, rojo y negro; y según el Indica de Ctesias, éstos eran los colores del cuerno del unicornio; el unicornio, como símbolo 114


calendario, representaba el dominio de la diosa Luna sobre las cinco estaciones del año de Osiris, cada una de las cuales contribuía a su composición con parte de un animal. Que Glauco estuviere cazando un ratón puede indicar un conflicto entre los atenienses adoradores de Atenea, que tenían a la lechuza ( glaux) por su espíritu protector, y los adoradores de Apolo Esminteo («Apolo Ratón»); o la fábula original puede haber sido que Minos le dio un ratón envuelto en miel para que lo tragase, remedio desesperado que se prescribía para los niños enfermos en el antiguo Mediterráneo Oriental. Su manera de morir puede referirse también al empleo de la miel como un fluido embalsamador — muchos entierros de niños en jarrones se ven en las casas de Creta — y la lechuza era un ave de la muerte. Las abejas se explican quizás por una interpretación equivocada de ciertas gemas talladas (Weiseler: Denkmale der Alten Kunst ii.252), en las que aparecía Hermes llamando a los muertos enterrados en jarrones mientras sus almas revoloteaban en el aire en forma de abejas (véase 39.S y 82.4).

Poliido es tanto el multiforme Zagreo (véase como el semidiós Asclepio cuya hierba regeneradora parece haber sido el muérdago (véase 50.2), o su equivalente de la Europa oriental, las plantas lorantáceas. La leyenda babilonia de Gilgamesh es análoga a la resurrección de la serpiente. Una serpiente le roba la hierba de vida eterna e inmediatamente muda la piel y se rejuvenece; Gilgamesh, incapaz de recuperar la hierba, se resigna a morir. Se la describe como parecida al ladierno o tamujo, planta que los griegos tomaban como purgante antes de realizar sus misterios. 115


El acto de escupir blanco en la boca abierta de Poliido recuerda otro acto análogo de Apolo cuando Casandra no le pagó por haberle dado el don de la profecía; pero, en el caso de Casandra el resultado no fue que ella perdiera ese don, sino que nadie le creía (véase 158.q). Las diosas a las que Minos hacía sacrificios sin las acostumbradas flautas y flores cuando se enteró de que su hijo había muerto eran las Parias o Antiguas (véase 89.a), probablemente las Tres Parcas (o Moiras),

llamadas eufemísticamente las «Gracias». El mito se ha convertido en una anécdota popular. La muerte de Androgeo es un recurso utilizado para explicar la disputa cretense con Atenas (véase 98.c), basada, quizás, en alguna tradición fuera de lugar de un asesinato cometido en Enoe. Los dones oraculares del Glauco antedonio, su nombre y sus amoríos, uno de los cuales fue con Escila (véase 170.t), indican que era una personificación del poderío marítimo cretense. Tanto Minos (quien recibía sus oráculos de Zeus) como Posidón, patrono de la confederación cretense (véase 39.7), habían poseído a Escila (véase 91.2); y Antedón («el que goza con las flores») era, al parecer, un título del héroe de la Flor de Primavera cretense

116


encarnado en todos los reyes minoicos difuntos (véase 85.2). El rey Cnosos parece haber estado relacionado mediante casamientos sagrados con todos los estados miembros de su confederación (véase 89.1); de aquí la reputación amorosa de Glauco. Es probable que un representante de Cnosos hiciera un recorrido anual por las dependencias de Creta al otro lado del mar, al estilo de Talos (véase 92.7), dando a conocer los últimos edictos oraculares. Délos era una isla cretense y quizás un centro de distribución de los oráculos llevados desde la Cueva Dictea en Cnosos. Pero este Glauco se parece también a Proteo, el dios marino oracular de la cretense Faros (véase 169.6), y a Melicertes, el dios marítimo de Corinto, identificado con otro Glauco (véase 71.4).

117


La hierba de Crono en la Edad de Oro puede haber sido la mágica herbé d'or de los druidas. Plinio ( Historia natural xxl.14) y Nono ( Dionisíacas xxl-451-551) citan una versión del mito de Glauco tomada del historiador lidio Janto, y se la conmemora en una serie de monedas de Sardis. Cuando el héroe Tilón o Tilo («nudo» o «falo») fue mordido mortalmente en el tobillo por una serpiente venenosa (véase 117.1) su hermana Moira («destino») apeló al gigante Damasen («sojuzgador»), quien lo vengó. Entonces otra serpiente trajo del bosque «la flor de Zeus» y la puso en los labios de su compañera muerta, la cual volvió a la vida. Moira siguió ese ejemplo y resucitó a Tilo del mismo modo. ESCILA Y NISO Minos fue el primer rey que dominó el mar Mediterráneo, al que libró de piratas, y en Creta gobernó en noventa ciudades. Cuando los atenienses asesinaron a su hijo Androgeo decidió vengarse de ellos y recorrió el Egeo reuniendo barcos y reclutas armados. Algunos isleños accedieron a ayudarle, pero otros se negaron. Sifnos le fue entregada por la princesa Arne, a la que sobornó con oro, pero los dioses la metamorfosearon en una corneja que ama el oro y todas las cosas que brillan. Concluyó una alianza con los habitantes de Anafe, pero le desairó el rey Éaco de Egina y se marchó jurando venganza; Éaco accedió luego al llamamiento de Céfalo para que se uniera a los atenienses contra Minos. 118


Entretanto Minos asolaba el istmo de Corinto. Puso sitio a Misa, gobernada por el egipcio Niso, quien tenía una hija llamada Escila. En la ciudad había una torre construida por Apolo [¿y Posidón?]y a su pie se hallaba una piedra musical que, si se arrojaban desde arriba piedras sobre ella, sonaba como una lira, porque Apolo en una ocasión había dejado su lira en ella cuando trabajaba como albañil. Escila solía pasar mucho tiempo en lo alto de la torre en la piedra tocando melodías con los guijarros que le arrojaba;

y subía allí a diario cuando comenzó la guerra para contemplar la lucha. El sitio de Nisa se prolongó y Escila no tardó en conocer los nombres de todos los guerreros cretenses. Impresionada por la belleza, de Minos y por su magnífica vestimenta y su corcel blanco, se enamoró perversamente de él. Algunos dicen que Afrodita lo quiso así, y otros echan la culpa a Hera. Una noche Escila se introdujo a hurtadillas en el dormitorio de su padre y le cortó el famoso mechón de oro del que dependían su vida y su trono; luego le quitó las llaves de la ciudad, abrió las puertas y salió. Fue directamente a la tienda de Minos y le ofreció el mechón de cabello a cambio de su amor. «¡Trato hecho!», exclamó Minos, y esa misma noche, después de entrar en la ciudad y saquearla, yació con Escila; pero no quiso llevarla a Creta, porque aborrecía el crimen de 119


parricidio. Sin embargo, Escila nadó detrás de su barco y se asió a su popa hasta que el alma de su padre Niso se lanzó sobre ella en forma de águila pescadora con sus garras y su pico curvo. La aterrada Escila se soltó y se ahogó; su alma voló transformada en ciris, ave conocida por su pecho purpúreo y sus patas rojas. Pero algunos dicen que Minos ordenó que ahogaran a Escila, y otros que su alma se convirtió en el pez ciris, y no en el ave de ese nombre. Nisa se llamó luego Megara, en honor de Megareo, hijo de Enope e Hipómenes; Megareo había sido aliado de Niso y se casó con su hija Ifínoe, y, según se dice, le sucedió en el trono. Esta guerra se fue prolongando hasta que Minos, viendo que no podía subyugar a Atenas, rogó a Zeus que vengase la muerte de Androgeo; y en consecuencia toda Grecia fue castigada con terremotos y el hambre. Los reyes de varias ciudades-estados se reunieron en Delfos

para consultar al oráculo, y recibieron instrucciones de hacer que Éaco ofreciera plegarias en su nombre. Hecho esto, los temblores de tierra cesaron en todas partes menos en Ática. Entonces, los atenienses trataron de redimirse de la maldición sacrificando a Perséfone las hijas de Jacinto, a saber Antéis, Egléis, Litea y Ortea, en la tumba del cíclope Geresto. Las muchachas habían venido a Atenas procedentes de Esparta. Pero los temblores de tierra continuaban, y cuando los atenienses volvieron a consultar con el 120


oráculo de Delfos se les dijo que dieran a Minos cualquier satisfacción que pudiera pedir; ésta resultó ser un tributo de siete jóvenes y siete doncellas que debían enviar cada nueve años a Creta para que los devorase el Minotauro. Minos volvió entonces a Cnosos, donde sacrificó una hecatombe de toros

en agradecimiento por su triunfo, pero su muerte se produjo en el noveno año. La base histórica del mito de Escila es, al parecer, una disputa entre los atenienses y sus señores cretenses no mucho antes del saqueo de Cnosos en 1400 a. de C. El mito mismo, que se repite casi exactamente en la fábula tafiana de Pterelao y Cometo, recuerda los de Sansón y Dalila en Filistia, y de Curoi, Blathnat y Cuchulain en Irlanda; Llew Llaw, Blodeuwedd y Gronw en Gales: todos ellos variaciones de un solo modelo. Se refiere a la rivalidad entre el rey sagrado y su heredero por el favor de la diosa Luna, la cual, en el solsticio de verano, corta al rey el cabello y le traiciona. La fuerza del rey reside en su cabello, porque representa al sol, y sus largos bucles amarillos son comparados con los rayos del astro. Dalila corta el cabello a Sansón antes de hacer entrar a los filisteos; Blathnat ata el de Curoi a un poste de la cama antes de llamar a su amante Cuchulain para que lo mate; Blodeuwedd ata el de Llew Llaw a un árbol antes de llamar a su amante Gronw. El alma de Llew Llaw toma la forma de un águila, y Blodeuwedd («aspecto de flor bella»), mujer hecha mágicamente con nueve flores diferentes, se metamorfosea en 121


una lechuza, como quizás se metamorfosea también Escila en la leyenda griega original.

Un cotejo de estos cinco mitos demuestra que Escila-CometoBlodeuwedd-Blathnat-Dalila es la diosa Luna en su aspecto primaveral como Afrodita Cometo («de cabello brillante»); en el otoño se transforma en lechuza, o en ciris, y se convierte en la diosa Muerte Atenea —que tenía muchas epifanías de aves, incluyendo la lechuza (véase 97.4)— o Hera, o Hécate. Su nombre Escila indica que el rey era descuartizado después de raparle la cabeza. Como en el mito de Llew Llaw, el castigo impuesto luego a la traidora es una adición moral posterior. Ovidio ( Arte de amar i.331) identifica esta Escila con una homónima a la que Afrodita transformó en un monstruo canino porque Posidón la había seducido (véase 16.2), y dice que introdujo perros feroces en su útero y sus lomos como castigo por haber cortado el cabello de Niso. Ovidio se equivoca raras veces en su mitología y quizá se refiera en este caso a la leyenda de que la maldición que Pasífae echó sobre Minos hizo que él llenase el útero de Escila con cachorros

122


más bien que con serpientes, escorpiones y ciempiés, Pasífae y Anfítrite son la misma diosa de la Luna y el Mar; y Minos, como gobernante del Mediterráneo, se identificó con Posidón. El sacrificio de las hijas de Jacinto en la tumba de Geresto puede referirse a los «jardines de Adonis» plantados en honor del rey condenado a muerte; como eran flores cortadas, se marchitaban en pocas horas. Pero Geresto era un cíclope pre-aqueo (véase 3.b), y según el Etymologicum Magnum ( sub Geréstidas), sus hijas criaron al infante Zeus en Gortina; además, Gerestíón era una ciudad de Arcadia en la que Rea fajó a Zeus. Por lo tanto, las Hiacíntides eran probablemente las nodrizas y no las hijas de Jacinto, sacerdotisas de Ártemis que en Cnido tenían el título de «Hiacintotrofos» (nodriza de Jacinto») e identificables con las Geréstidas, pues el Zeus cretense que moría anualmente (véase 7.1) era indistinguible de Jacinto. Quizá, por lo tanto, el mito se refiere a cuatro muñecas que colgaban de un árbol frutal en flor y que estaban encaradas a los puntos cardinales de la brújula, en una ceremonia fertilizante de la «Ártemis Ahorcada» (véase 79.2 y 88.10).

123


Los siete jóvenes atenienses dedicados al Minotauro eran probablemente sustitutos sacrificados anualmente en lugar del rey de Cnosos. Se consideraría conveniente emplear víctimas extranjeras más bien que cretenses nativos, como sucedía con el ritual de la Crucifixión cananeo, en el cual, al final bastaban cautivos y criminales como sustitutos de Tammuz. «Cada nueve años» significa «al final de cada Gran Año de cien lunaciones». Después de haber sido sacrificados siete muchachos por el rey sagrado, moría él mismo (véase 81.8). Las siete doncellas atenienses no eran sacrificadas; quizás se convertían en ayudantes de la sacerdotisa de la Luna, y realizaban proezas acrobáticas en corridas de toros, como las que se ven en las obras de arte cretenses; era un deporte peligroso, pero no necesariamente fatal. Un instrumento de piedras musicales puede haber existido en Megara según el modelo de un xilófono; no sería difícil fabricarlo. Pero acaso se trate aquí de un recuerdo de la estatua cantante de Memnón en Egipto: hueca, con un orificio en el fondo de la boca abierta, a través del cual pasaba el aire caliente al amanecer cuando el sol calentaba la piedra (véase 164.2). DÉDALO Y TALOS

La ascendencia de Dédalo

124


es discutible. Algunos llaman a su madre Alcipe, otros Mérope y otros más Ifínoe; y todos le dan un padre diferente, aunque se conviene generalmente en que pertenecía a la casa real de Atenas, la cual pretendía descender de Erecteo. Era un herrero admirable, pues le había enseñado ese arte Atenea misma. Uno de sus aprendices, Talos, hijo de su hermana Policaste, o Pérdice, le había superado ya en su habilidad en el oficio cuando sólo tenía doce años de edad. Sucedió que un día Talos encontró el maxilar de una serpiente o, según dicen algunos, el espinazo de un pez, y al ver que podía utilizarlo para cortar un palo por la mitad, lo copió en hierro y así invento la sierra.

125


Este y otros inventos suyos —como la rueda de alfarero y el compás para trazar círculos— le valieron una gran reputación en Atenas, y Dédalo, que pretendía haber forjado la primera sierra, se sintió pronto insoportablemente celoso. Llevó a Talos al techo del templo de Atenea en la Acrópolis, le señaló ciertas vistas lejanas y de pronto le empujó y le hizo caer a tierra. Pero, a pesar de todos sus celos, no habría hecho daño a Talos si no hubiera sospechado que mantenía relaciones incestuosas con su madre Policaste.

Dédalo corrió al pie de la Acrópolis y metió el cadáver de Talos en un saco con el propósito de enterrarlo en secreto. Cuando le interrogaron unos transeúntes, les explicó que había recogido piadosamente una serpiente muerta, como lo exigía la ley —lo que no era enteramente falso, pues Talos era un erectida—, pero había manchas de sangre en el saco y su crimen fue descubierto, y el Areópago le desterró por asesinato. Según otro relato, huyó antes que se viera el juicio. Ahora bien, el alma de Talos —a quien algunos llaman Calo, Circino o Tántalo— voló en la forma de una perdiz, pero su cuerpo fue enterrado en el lugar en que había caído. Policaste se ahorcó al enterarse de su muerte y los atenienses erigieron en su honor un templo junto a la Acrópolis. Dédalo se refugió en uno de los demos del Ática, a cuyos habitantes se les llama por él dedálidos; y luego en la cretense Cnosos, donde el rey Minos tuvo el placer de recibir a un artífice tan hábil. Vivió allí durante algún tiempo, en paz y gozando de gran favor, hasta que Minos, cuando supo que había ayudado a Pasífae a ayuntarse con el toro blanco de Posidón -como hemos visto en la entrada anterrior-, lo 126


encerró durante un tiempo en el Laberinto, juntamente con su hijo Ícaro, cuya madre, Náucrate, era una de las esclavas de Minos; pero Pasífae puso en libertad a los dos. No era fácil, sin embargo, huir de Creta, pues Minos tenía todos sus barcos bajo guardia militar y ofreció una fuerte recompensa por su aprehensión. Pero Dédalo hizo un par de alas para él y otro para Ícaro; estaban hechas con plumas de ave atadas con hilos y otras menores pegadas con cera.

Después de haber preparado el par de alas de Ícaro, le dijo con lágrimas en los ojos: «¡Hijo mío, ten cuidado! No vueles a demasiada altura para que el sol no funda la cera, ni demasiado bajo para que el mar no humedezca las plumas.» Luego deslizó sus brazos en su par de alas y ambos emprendieron el vuelo.

127


«Sígueme de cerca —gritó— y no tomes un rumbo propio.» Cuando se alejaban de la isla volando en dirección del nordeste, agitando sus alas, los pescadores, pastores y agricultores que miraban hacia arriba los tomaron por dioses. Habían dejado a Naxos, Délos y Paros tras ellos a la izquierda y estaban dejando Lebintos y Calimne detrás a la derecha, cuando Ícaro desobedeció las órdenes de su padre y comenzó a remontarse hacia el sol, regocijado con la altura a que lo llevaban sus grandes alas. Poco después Dédalo miró hacia atrás y ya no pudo ver a Ícaro, pero vio abajo las plumas de sus alas que flotaban en el agua. El calor del sol había derretido la cera e Ícaro había caído al mar y se había ahogado.

128


Dédalo describió círculos alrededor del lugar hasta que el cadáver salió a la superficie, y luego lo llevó a la cercana isla llamada ahora Icaria, donde lo enterró.

Una perdiz se posó en una encina y le observó cotorreando de placer: era el alma de su hermana Policaste, por fin vengada. La isla ha dado su nombre al mar circundante. Pero algunos que no creen en esta fábula dicen que Dédalo huyó de Creta en un barco que le proporcionó Pasífae, y que en su viaje a Sicilia estaban a punto de desembarcar en una islita cuando Ícaro 129


cayó al mar y se ahogó. Añaden que fue Heracles quien enterró a Ícaro, y que en agradecimiento Dédalo le hizo en Pisa una estatua que parecía tan natural que Heracles la tomó por un rival y la derribó con una piedra. Otros dicen que Dédalo inventó velas, y no alas, como un medio de dejar atrás a las galeras de Minos, y que Ícaro, que timoneaba descuidadamente, se ahogó al zozobrar su barco. Dédalo voló hacia el oeste hasta que descendió en Cumas, cerca de Nápoles, y allí dedicó sus alas a Apolo y le erigió un templo con techo de oro. Luego hizo una visita a Cámico, en Sicilia, donde le recibió hospitalariamente el rey Cócalo, y vivió con los sicilianos disfrutando de una gran fama y erigiendo muchos edificios magníficos. Entretanto, Minos había reunido una flota considerable y salió en busca de Dédalo. Llevó consigo una concha de Tritón y adondequiera que iba prometía recompensar a quien pudiera pasar por ella una hebra de lino, problema que, como bien sabía, sólo Dédalo era capaz de resolver. Cuando llegó a Cámico ofreció la concha a Cócalo, quien se comprometió a pasar la hebra, y, por supuesto, Dédalo encontró el modo de hacerlo. Ató un hilo finísimo a una hormiga, abrió un agujero en la punta de la concha y atrajo a la hormiga a lo largo de las espirales untando con miel los bordes del agujero. Luego ató la hebra de lino al otro extremo del hilo de araña y lo pasó también a través de la concha, tirando de ella. Cócalo devolvió a Minos la concha atravesada por el hilo, pero Minos, seguro de que por fin había encontrado el escondite de Dédalo, exigió su rendición. Mas las hijas de Cócalo no querían perder a Dédalo, que les hacía tan bellos juguetes, y con ayuda de él trazaron un plan. Dédalo pasó un caño a través del techo del cuarto de baño y por él vertieron agua hirviendo o, según dicen algunos, pez sobre Minos cuando éste estaba disfrutando de un baño caliente. Cócalo, quien muy bien podía haber estado implicado en el complot, entregó el cadáver a los cretenses alegando que Minos había tropezado con una alfombra y había caído en una caldera de agua hirviente. Los acompañantes de Minos lo enterraron con gran pompa y Zeus le designó juez de los muertos en el Tártaro, con su hermano Radamantis y su enemigo Éaco como colegas. Como la tumba de Minos ocupaba el centro del templo de Afrodita en Cárnico, le honraron allí durante muchas generaciones grandes multitudes de sicilianos que iban a adorar a Afrodita. Al final Terón, el tirano de Acragas, envió sus huesos a Creta. 130


Después de la muerte de Minos los cretenses cayeron en un desorden completo, pues los sicilianos incendiaron la mayor parte de su flota. De los tripulantes que se vieron obligados a quedarse en la isla unos edificaron la ciudad de Minoa, cerca de la playa donde habían desembarcado; otros la ciudad de Hiria en Mesapia, y otros fueron al centro de Sicilia y fortificaron una colina que llegó a ser la ciudad de Engio, llamada así por su arroyo que corre en las cercanías. Allí construyeron un templo a las Madres, a las que siguieron rindiendo grandes honores, como en su Creta natal. Pero Dédalo abandonó Sicilia para unirse a Yolao, el sobrino y auriga de Heracles de Tirinto, quien se dirigió a Cerdeña al frente de un grupo numeroso de atenienses y tespinos. Muchas de sus obras todavía sobreviven en Cerdeña y las llaman dédalas. Ahora bien, Talos era también el nombre del sirviente de bronce que Zeus le había dado a Minos para que guardase a Creta.

https://youtu.be/fdgY9vgRcRw

Algunos dicen que era un sobreviviente de la raza de bronce nacida de los fresnos; otros, que lo forjó Hefesto en Cerdeña y que tenía una 131


sola vena que le corría desde el cuello hasta los tobillos, donde entaponaba una aguja de bronce. Su tarea consistía en dar tres veces al día la vuelta a la isla de Creta y arrojar peñascos a todos los barcos extranjeros; y también en recorrer tres veces al año, a un paso más pausado, las aldeas de Creta mostrando las leyes de Minos inscritas en placas de bronce. Cuando los sardos trataron de invadir la isla. Talos se puso al rojo vivo introduciéndose en una hoguera y los destruyó con su abrazo ardiente, mientras sonreía de manera feroz de ahí viene la expresión «una sonrisa sardónica». Al final, Medea mató a Talos arrancándole el alfiler del extremo de la vena y dejando que la sangre vital escapara por ella; aunque algunos dicen que el argonauta Peante le hirió en el tobillo con una flecha envenenada. A Hefesto se le describe a veces como hijo de Hera y Talos (véase 12.c) y a Talos como sobrino joven de Dédalo, pero Dédalo era un miembro subalterno de la casa de Erecteo, fundada mucho tiempo después del nacimiento de Hefesto. Estas discrepancias cronológicas son muy usuales en la mitología. Dédalo («inteligente» o «hábilmente forjado»), Talos («sufridor»)

Sello minoico en el que se puede ver a Talos sobre el perfil de la ciudad de la antigua Chania.

132


y Hefesto («el que brilla de día») demuestran por la semejanza de sus atributos que sólo son títulos diferentes del mismo personaje mítico. Ícaro (de io-carios, «dedicado a la diosa Luna Car») puede ser otro de sus títulos. Pues Hefesto, el dios herrero, se casó con Afrodita, a la que estaba consagrada la perdiz; la hermana de Dédalo, el herrero, se llamaba Pérdice («perdiz»); el alma de Talos, el herrero, levantó vuelo como una perdiz; una perdiz apareció en el entierro de Ícaro, el hijo de Dédalo. Además, Hefesto fue arrojado desde el Olimpo, y Talos fue arrojado desde la Acrópolis. Hefesto quedó rengo al caer; uno de los nombres de Talos era Tántalo («cojeando, o tambaleando»); la perdiz macho cojea en su danza amorosa sujetando un talón con el que se dispone a golpear a sus rivales. Además, el dios latino Vulcano renqueaba. Su culto había sido introducido desde Creta, donde se llamaba Velcano y tenía un gallo como emblema, porque el gallo canta al amanecer y era, por tanto, apropiado para un héroe solar. Pero el gallo no llegó a Creta hasta el siglo VI a. de C, y es probable que haya desalojado a la perdiz como ave de Velcano.

Parece que en la primavera se realizaba una danza erótica de la perdiz en honor de la diosa Luna, y que los bailarines varones renqueaban y llevaban alas. En Palestina esta ceremonia, llamada la 133


Pesach («la renqueante»), se realizaba todavía, según Jerónimo, en Beth-Hoglah («el Templo del Cojo»), donde los devotos bailaban en espiral. Beth-Hoglah se identifica con «la era de Atad», en la que se lloraba la muerte del rengo rey Jacob, cuyo nombre puede significar Jah Aceb («el dios del talón»). Jeremías advierte a los judíos que no deben tomar parte en esos ritos orgiásticos cananeos, y cita: «La perdiz recoge pollitos que no ha parido.» Anafe, isla situada al norte de Creta, con la que Minos hizo un tratado (véase 91.a), era famosa en la antigüedad como lugar de descanso para las perdices emigrantes. El mito de Dédalo y Talos, como su variante, el mito de Dédalo e Ícaro, parece combinar el rito de quemar al sustituto del rey solar, que se había puesto alas de águila (véase 29.1), en la hoguera de la primavera —cuando comenzaba el Nuevo Año palestino— con los ritos de arrojar al pharmacos con alas de perdiz, un sustituto análogo, desde un risco al mar (véase 96.3), y el de punzar al rey en el tobillo con una flecha envenenada (véase 10 abajo). Pero la admiración de los pescadores y labradores al ver volar a Dédalo ha sido deducida, probablemente, de una ilustración que representaba a Perseo o Marduk alados (véase 73.7). En un sentido el laberinto del que escaparon Dédalo e Ícaro era el piso de mosaico en el que estaba dibujado y que tenían que seguir en la danza de la perdiz ritual (véase 98.2); pero la huida de Dédalo a Sicilia, Cumas y Cerdeña se refiere, quizás, a la huida de los forjadores de bronce nativos de Creta como consecuencia de sucesivas invasiones helenas. La treta de la concha de tritón, y el entierro de Minos en un templo de Afrodita a la que estaba consagrada esa concha (véase 11.3), indican que Minos, en este contexto, era considerado también como Hefesto, el amante de la diosa del Mar. Su muerte en un baño es un incidente tomado, al parecer, del mito de Niso y Escila (véase 91.b-d); el equivalente celta de Niso, Llew Llaw, moría en un baño mediante una treta; y lo mismo le sucedió a otro rey sagrado, Agamenón de Micenas (véase 112.1).

134


El nombre Náucrate («poderío marítimo») recuerda las consecuencias históricas de la derrota de Minos en Sicilia, el paso del poderío marítimo de los cretenses a los griegos. El hecho de que era una de las esclavas de Minos indica una revolución palaciega de los mercenarios helenos en Cnosos. Si Policaste, el otro nombre de Pérdice, la madre de Talos, significa polycassitere, «mucho estaño», pertenece al mito del hombre de bronce, homónimo de Talos. La supremacía cretense dependía en gran parte de abundantes abastecimientos de estaño, que se mezclaba con cobre chipriota; según el profesor Christopher Hawkes, la fuente más cercana era la isla de Mallorca. Hesiquio dice que Talos es un nombre del Sol; originalmente, por tanto, Talos sólo daba la vuelta a Creta una vez al día. Pero quizá los puertos de Creta quedaban protegidos de los piratas por tres cuerpos de vigilancia que enviaban patrullas. Y como a Talos el Sol se le llamaba también Tauro («el toro»; Bekker: Anécdotas i-344.10 y ss.; Apolodoro: i.9.26), su triple visita anual a las aldeas era probablemente un recorrido regio del rey Sol llevando su máscara de toro ritual, pues el año cretense se dividía en tres estaciones (véase 75.2). El abrazo ardiente de Talos puede referirse a los sacrificios de seres humanos quemados ofrecidos a Moloch, alias Melkarth, que era adorado en Corinto como Melicertes (véase 70.5), y que probablemente también era conocido en Creta. Como este Talos llegó de Cerdeña, adonde se decía que había huido Dédalo cuando le persiguió Minos, y era al mismo tiempo el regalo de Zeus a Minos, los mitógrafos han simplificado la fábula atribuyendo su construcción a Hefesto, antes que a Dédalo; Hefesto y Dédalo eran el mismo personaje. La sardónicus risus, o rictus, un retorcimiento de los músculos faciales, sintomático del tétanos, quizás se llamaba así porque el hombre-ciervo de los bronces sardos primitivos tiene la misma sonrisa triste y boquiabierta. 135


La vena Ăşnica de Talos pertenece al misterio de la fundiciĂłn de bronce primitiva mediante el mĂŠtodo de la cire-perdue.

136


En primer lugar, el herrero hacía una imagen con cera de abejas que cubría con una capa de arcilla y ponía en un horno. Tan pronto como la arcilla estaba bien cocida abría un agujero entre el talón y el tobillo para que saliese la cera caliente y dejase un molde en el cual se podía verter bronce derretido. Cuando llenaba ese molde y adentro se enfriaba el metal, rompía la capa de arcilla y quedaba la imagen de bronce con la misma forma que la original de cera. Los cretenses llevaron el método de la cire-perdue a Cerdeña, juntamente con el culto de Dédalo. Como Dédalo aprendió su oficio de Atenea, a la que se llamaba Medea en Corinto, la fábula de la muerte de Talos puede haber sido una interpretación errónea de una imagen que representaba a Atenea haciendo una demostración del método de la cire-perdue. La tradición de que la fusión de la cera causó la muerte de Ícaro parece pertenecer más bien al mito de su primo Talos, porque Talos, el hombre de bronce, está íntimamente relacionado con su homónimo, el forjador de bronce y supuesto inventor del compás.

137


El compás forma parte del misterio del forjador de bronce y es esencial para el dibujo exacto de círculos concéntricos cuando hay que forjar cuencos, yelmos o máscaras. De aquí que a Talos se le llamara Circino («el circular»), título que se refería tanto al curso del sol como al empleo del compás (véase 3.2). Su invento de la sierra ha sido destacado con razón: los cretenses tenían diminutas sierras giratorias de doble hilera de dientes para los trabajos finos y las empleaban con una destreza maravillosa. Talos es el hijo de una ninfa-fresno, porque el carbón de fresno produce un calor muy elevado para la fundición. Este mito también arroja luz sobre Prometeo y su creación del hombre con arcilla; en la leyenda hebrea el papel de Prometeo lo desempeñaba el arcángel Miguel, quien trabajaba bajo la mirada de Jehová. La muerte de Talos por Peante recuerda la de Aquiles por París,

también hiriéndole en el talón, y las de los centauros Folo y Quirón (véase 126.3). Estos mitos se relacionan íntimamente. Folo y Quirón murieron a causa de las flechas envenenadas de Heracles. Peante era el padre de Filoctetes, y cuando Heracles fue envenenado por otro centauro le ordenó que encendiera la pira; como consecuencia, Filoctetes obtuvo las mismas flechas (véase 145.f), una de las cuales le envenenó (véase 161.1). Entonces París tomó prestadas las flechas mortales de Apolo Tesalio para matar a Aquiles, el hijo adoptivo de Quirón (véase 164.j); y 138


finalmente, cuando Filoctetes vengó a Aquiles dando muerte a París, utilizó otra flecha de la aljaba de Heracles (véase 166.e). El rey sagrado Tesalio era muerto, al parecer, por una flecha untada con veneno de víbora, que su sucesor le clavaba entre el talón y el tobillo. En el mito celta el laberinto llegó a significar la tumba regia ( Diosa Blanca, p. 105); y que así sucedía también entre los griegos primitivos lo indica su definición en el Etymologicum Magnum como «una cueva montañesa» y por Eustacio (Sobre la Odisea de Homero xi p.1688) como «una cueva subterránea». El etrusco Lars Porsena hizo un laberinto para su propia tumba (Varrón, citado por Plinio: Historia natural xxxvi.91-3), y había laberintos en las cuevas «ciclópeas», es decir, pre-helenas, de las cercanías de Nauplia (Estrabón: viii.6.2), en Samos (Plinio: Historia natural xxxiv.83) y en Lemnos (Plinio: Historia natural xxxvi. 90). Salir del laberinto es, por tanto, reencarnarse. Aunque Dédalo figura como ateniense, a causa del demo ático llamado así en su honor, las artes dedálicas fueron importadas en el Ática desde Creta, y no al contrario. Los juguetes que hacía para las hijas de Cócalo eran, probablemente, muñecas con miembros movibles, como las que complacían a Pasífae y su hija Ariadna (véase 88.e) y que parecen haber sido utilizadas en el culto ático del árbol en honor de Erígone. De todos modos, Policaste, la hermana de Dédalo, se ahorcó, lo mismo que dos Erigones y Ariadna (véase 79.2 y 88.10). Los mesapios de Hiria, luego Uria y ahora Oria, eran conocidos en la época clásica por sus costumbres cretenses: cabellos con rizos aplastados, túnicas con bordados de flores, hacha doble, etc.; y a la cerámica descubierta allí se la puede datar en 1400 a. de C., lo que confirma la fábula.

CATREO Y ALTÉMENES

Catreo, el mayor de los hijos sobrevivientes de Minos, tuvo tres hijas: Aérope, Clímene y Apemósine; y un hijo. Altémenes. Cuando un oráculo predijo que a Catreo le mataría uno de sus propios hijos, Altémenes y Apemósine, la de los pies ligeros, abandonaron 139


piadosamente Creta, con un gran séquito, con la esperanza de eludir la maldición. Desembarcaron en la isla de Rodas y fundaron la ciudad de Cretenia, a la que llamaron así en honor de su isla natal. Altémenes se estableció luego en Camiro, donde le honraban mucho los habitantes, y erigió un altar a Zeus en el cercano monte Atabirio desde la cumbre del cual, en los días claros, podía ver a lo lejos a su amada Creta. Rodeó el altar con toros de bronce, que bramaban fuertemente siempre que algún peligro amenazaba a Rodas. Un día Hermes se enamoró de Apemósine, quien rechazó sus requerimientos y huyó de él. Esa noche la sorprendió cerca de un arroyo. Ella se dio la vuelta otra vez para huir, pero él había tendido cueros resbaladizos en la única senda por la que podía escapar, de modo que Apemósine cayó de bruces y Hermes consiguió poseerla. Cuando Apemósine volvió al palacio y con tristeza comunicó a Altémenes su desgracia, él le gritó: «¡Mentirosa y ramera!», y la mató a puntapiés. Entretanto, Catreo, desconfiando de Aérope y Clímene, las otras dos hermanas, las desterró de Creta, de la que era entonces rey. Aérope, después de haber sido seducida por el pelópida Tiestes, se casó con Plístenes, quien la hizo madre de Agamenón y Menelao; y Clímene se casó con Nauplio, el célebre navegante. Al fin, solo en la ancianidad y, por lo que él sabía, sin heredero de su trono, Catreo fue en busca de Altémenes, a quien quería mucho. Al desembarcar una noche en Rodas él y sus compañeros fueron tomados equivocadamente por piratas y atacados por los vaqueros de Camiro. Catreo trató de explicar quién era y por qué había venido, pero los ladridos de los perros ahogaron su voz. Altémenes corrió desde el palacio para rechazar la supuesta invasión y, como no reconoció a su padre, lo mató con una lanza. Cuando se enteró de que después de todo se había cumplido el oráculo a pesar del largo destierro que se había impuesto, rogó que lo tragase la tierra. De acuerdo con su deseo, se abrió una sima y desapareció en ella, pero hasta el presente se le rinden honores de héroe. Este mito artificial, que constata una ocupación miceno-minoica de Rodas en el siglo XV a. de C., tiene también por finalidad explicar las libaciones que se derramaban en una sima a un héroe rodio, así como los deportes eróticos en los que unas mujeres danzaban sobre los cueros recién desollados de los animales sacrificados. La terminación byrios, o buriash, se da en el título regio de la tercera dinastía 140


babilonia, fundada en 1750 a. de C.; y el dios del Atabirio de Creta, como el dios del Atabirium (monte Tabor) en Palestina, famoso por su culto del becerro de oro,

era el hitita Tesup, un dios Sol propietario de ganado (véase 67.1). Rodas pertenecía al principio a la diosa Luna sumeria Dam-Kina, o Dánae (véase 60.3), pero pasó a poder de Tesup (véase 42.4); y cuando se derrumbó el imperio hitita fue colonizada por cretenses de habla griega que mantuvieron el culto del toro, pero hicieron a Atabirio hijo de Preto («primer hombre») y Eurínome, la Creadora (véase 1.a). En la época doria Zeus Atabirio usurpó el culto rodio de Tesup. El bramido de les toros se produciría haciendo girar rhomboi, o bramaderas (véase 30.1), utilizadas para ahuyentar a los malos espíritus. La muerte de Apemósine en Camiro puede referirse a una represión brutal, por los invasores hititas más bien que por cretenses, de un colegio de sacerdotisas oraculares en Camiro. Las tres hijas de Catreo, como las Danaides, son la familiar tríada de la Luna: Apemósine es la tercera persona, la equivalente de Camira. Catreo, muerto accidentalmente por Altémenes, como Layo, muerto accidentalmente por su hijo Edipo (véase 105.d)t y Odiseo por su hijo Telégono (véase 170.k), tuvo que haber sido un predecesor en el reinado sagrado más bien que un padre; pero la fábula ha sido mal relatada: el hijo, y no el padre, debía desembarcar y lanzar la lanza en forma de pastinaca.

LOS HIJOS DE PANDIÓN 141


Cuando Erecteo, rey de Atenas, fue muerto por Posidón, sus hijos Cécrope, Pandoro, Metión y Orneo disputaron la sucesión; y Juto, cuyo veredicto hizo rey al mayor, Cécrope, tuvo que abandonar apresuradamente el país de Atica. Cécrope, a quien Metión y Orneo amenazaron con la muerte, huyó primeramente a Megara y luego a Eubea, donde se le unió Pandoro y fundaron una colonia. El trono de Atenas recayó en el hipo de Cécrope, Pandión, cuya madre era Metiadusa, hija de Eupálamo. Pero no gozó del poder durante mucho tiempo, pues aunque murió Metión, sus hijos con Alcipa, o Ifínoe, demostraron ser tan envidiosos como él. Estos hijos se llamaban Dédalo, al que algunos, no obstante, llaman su nieto; Eupálamo, a quien otros llaman su padre; y Sición. A Sición se le llama también variadamente hijo de Erecteo, Pélope o Maratón, pues estas genealogías están muy confusas. Cuando los hijos de Metión expulsaron a Pandión de Atenas él huyó a la corte del rey Pilas, Pilos o Pilón, un rey lélege de Megara, con cuya hija Pilia se casó. Más tarde Pilas mató a su tío Biante y, dejando que Pandión gobernara en Megara, se refugió en Mesenia, donde fundó la ciudad de Pilos. Desalojado de allí por Neleo y los pelasgos de Yolco, penetró en la Elide y allí fundó una segunda Pilos. En Megara Pilia dio a Pandión cuatro hijos: Egeo,

Palante, Niso y Lico, aunque los hermanos envidiosos de Egeo difundieron el rumor de que este último era hijo bastardo de un tal 142


Escirio. Pandión nunca volvió a Atenas. Tiene un altar de héroe en Megara, donde todavía se muestra su tumba en el Risco de Atenea Somormujo, como prueba de que este territorio perteneció en un tiempo a Atenas; fue disfrazada de esa ave que Atenea ocultó a su padre Cécrope bajo sus alas y lo llevó sin que sufriera daño alguno a Megara. Después de la muerte de Pandión sus hijos marcharon contra Atenas, expulsaron a los hijos de Metión y dividieron el Ática en cuatro partes, como su padre les había ordenado que hicieran. Como Egeo era el mayor, recibió la soberanía de Atenas, en tanto que sus hermanos echaron suertes para el reparto del resto del reino. A Niso le tocó Megara y la región circundante hasta Corinto al oeste; a Lico le tocó la Eubea y a Palante el Ática meridional, donde engendró una tosca raza de gigantes. El hijo de Pilas, Escirón, quien se casó con una hija de Pandión, disputó el derecho de Niso a Megara, y Éaco, llamado para juzgar la disputa, concedió el reino a Niso y sus descendientes, pero el mando de sus ejércitos a Escirón. En esa época se le dio a Megara el nombre de Nisa, y Niso dio también su nombre al puerto de Nisea, que él fundó. Cuando Minos mató a Niso lo enterraron en Atenas, donde todavía se ve su tumba detrás del Liceo. Sin embargo, los megarenses, quienes no admiten que su ciudad fuera tomada por los cretenses, pretenden que Megareo se casó con Ifínoe, la hija de Niso, y sucedió a éste. Egeo, como Cécrope y Pandión, vieron su vida amenazada constantemente por las conspiraciones de sus parientes, entre ellos Lico, de quien se dice que fue desterrado de Eubea. Lico se refugió en el reino de Sarpedón y dio su nombre a Licia, después de visitar a Afareo en Arene y de iniciar a la casa real en los misterios de las Grandes Diosas Deméter y Perséfone, y también en los de Atis en Andania, la antigua capital de Mesenia. Esta Atis, que dio su nombre al país de Ática, era una de las tres hijas de Cránao, el rey autóctono de Atenas que reinaba en la época del diluvio de Deucalión. El bosquecillo de encinas de Andania, donde Lico purificaba a los iniciados, lleva todavía su nombre. Se le había otorgado la facultad de la profecía y fue su oráculo el que declaró posteriormente que si los mesenios mantenían a salvo cierta cosa secreta, un día recuperarían su patrimonio, pero si no la mantenían lo perderían para siempre. Lico se refería a una explicación de los misterios de la Gran Diosa 143


grabada en una hoja de estaño, que los mesenios enterraron inmediatamente en una urna de bronce entre un tejo y un mirto en la cumbre del monte Itone. El tebano Épaminondas la desenterró finalmente cuando devolvió a los mesenios su gloria anterior.

El Liceo de Atenas también se llama así en honor de Lico; desde los tiempos más primitivos ha estado consagrado a Apolo, quien fue el primero que recibió el sobrenombre de «Liceo», y ahuyentaba a los lobos de Atenas con el olor de sus sacrificios. Las genealogías míticas como éstas eran citadas siempre que se disputaba la soberanía de estados o privilegios hereditarios. La división de Megara entre el rey sagrado, quien realizaba los sacrificios necesarios, y su sucesor, quien mandaba el ejército, tiene su paralelo en Esparta (véase 74.1). El nombre de Egeo es testimonio de la existencia del culto de la cabra en Atenas (véase 8.1) y el de Lico lo es del culto del lobo; todo ateniense que mataba un lobo estaba obligado a enterrarlo mediante suscripción pública (Escoliasta sobre Apolonio de Rodas: ii. 124). El somormujo estaba consagrado a Atenea como protectora de los barcos, y como el Risco de Atenea dominaba el mar, éste puede haber sido otro de los riscos desde los que su sacerdotisa lanzaba al pharmacos emplumado (véase 70.7; 89.6, etc.). Atis ( actes thea, «diosa de la costa escarpada») parece haber sido un título de la triple diosa ática; sus hermanas se llamaban Cránae («pétrea») y Granéeme («punto rocoso»; Apolodoro: iii.14.5); y como a Procne y Filomela, cuando se transformaron en aves, se las llamaba conjuntamente Atis (Marcial: i.54.9 y v. 67.2), es probable que ella se relacionara con el mismo ritual de la cima del risco. Atis, como Atenea, tiene otras epifanías de aves en Homero (véase 97.4). Los misterios de las Grandes Diosas que concernían a la resurrección fueron enterrados entre un tejo y un 144


mirto porque estos árboles representaban, respectivamente, a la última vocal y la ultima consonante del alfabeto de árboles (véase 52.3) y estaban consagrados a la diosa de la Muerte. EL NACIMIENTO DE TESEO La primera esposa de Egeo fue Mélite, hija de Hoples; y la segunda Calcíope, hija de Rexenor; pero ninguna de ellas le dio hijos. Atribuía eso, y las desdichas de sus hermanas Procne y Filomela, a la ira de Afrodita, por lo que introdujo su culto en Atenas y luego fue a consultar con el oráculo de Delfos. El oráculo le advirtió que “no debía abrir la boca de su repleto odre de vino hasta que llegara al punto más alto de Atenas si no quería morir de pena un día”, respuesta que Egeo no pudo interpretar. En su viaje de regreso se detuvo en Corinto, y allí Medea le hizo jurar solemnemente que la ampararía contra todos sus enemigos si alguna vez se refugiaba en Atenas, y en cambio se comprometió a procurarle un hijo por arte de magia. Luego hizo una visita a Trecén, adonde sus viejos compañeros Piteo y Trecén, hijos de Pélope, habían ido recientemente desde Pisa para compartir un reino con el rey Ecio. Ecio era el sucesor de su padre Antas, hijo de Posidón y Alcíone, quien, después de fundar las ciudades de Antea e Hiperea, se había hecho a la mar para fundar Halicarnaso en Caria. Pero Ecio parece haber poseído escaso poder, porque Piteo, después de la muerte de Trecén, unió Antea a Hiperea en una sola ciudad que dedicó conjuntamente a Atenea y Posidón y la llamó Trecén.

Piteo era el hombre más culto de su época y se cita con frecuencia uno de sus apotegmas morales sobre la amistad: «No debes marchitar la esperanza que la amistad ha concebido, sino colmar bien su medida.» Fundó en Trecén un templo de Apolo Oracular, que es el 145


Templo más antiguo que sobrevive en Grecia, y dedicó también un altar a la diosa triple Temis. Tres tronos de mármol blanco, colocados ahora sobre su tumba detrás del templo de Ártemis Salvadora, les servían a él y otros dos de asientos para juzgar. También enseñó el arte de la oratoria en el templo de las Musas de Trecén —fundado por el hijo de Hefesto llamado Árdalo, el famoso inventor de la flauta— y existe todavía un tratado de retórica escrito por él. Ahora bien, cuando Piteo vivía todavía en Pisa, Belerofonte le había pedido que se casara con su hija Etra, pero lo enviaron a Caria deshonrado antes que se pudiera celebrar el casamiento; aunque seguía comprometido con Belerofonte, ella tenía pocas esperanzas de que regresara. Por lo tanto, Piteo, afligido por la virginidad forzosa de su hija, e influido por Medea, la cual les estaba hechizando a todos desde lejos, emborrachó a Egeo y lo mandó a la cama con Etra.

Esa misma noche, a una hora más avanzada, la gozó también Posidón. Pues, obedeciendo un sueño que le envió Atenea, dejó al borracho Egeo y pasó vadeando a la isla de Esfera, que se halla cerca de Trecén, llevando libaciones para derramarlas en la tumba de Esfero, el auriga de Pélope. Allí, con la connivencia de Atenea, la dominó Posidón, y luego Etra cambió el nombre de la isla de Esfera en Hiera y erigió en ella un templo a Atenea Apaturia, estableciendo la regla de que en adelante toda muchacha trecenia dedicase su cinturón a la diosa antes de casarse. Pero Posidón concedió generosamente a Egeo la paternidad de todos los hijos que le nacieran a Etra durante los cuatro meses siguientes. 146


Cuando Egeo despertó y se encontró en el lecho de Etra, le dijo a ésta que si les nacía un hijo no debía ser abandonado ni enviado a otra parte, sino que se le debía criar secretamente en Trecén. Luego volvió a Atenas para celebrar el Festival Panateneo, después de ocultar su espada y sus sandalias bajo una roca hueca llamada el Altar de Zeus el Fuerte, la que se hallaba en el camino de Trecén a Hermíone. Si cuando el niño creciera podía mover esa roca y recuperar las prendas, se le debía enviar con ellas a Atenas. Entretanto, Etra debía guardar silencio para que los sobrinos de Egeo, los cincuenta hijos de Palante, no conspirasen contra su vida. La espada era una herencia de Cécrope. En un lugar llamado ahora Genetlio, en el camino que va de la ciudad al puerto de Trecén, Etra dio a luz un niño. Algunos dicen que le dio inmediatamente el nombre de Teseo, porque las prendas habían sido depositadas para él; otros, que posteriormente él obtuvo ese nombre en Atenas. Fue criado en Trecén, donde su guardián, Piteo, difundió discretamente el rumor de que Posidón había sido su padre; y un tal Cónidas, a quien los atenienses siguen sacrificando un carnero la víspera de las Fiestas Teseas, fue su pedagogo. Pero algunos dicen que Teseo se crió en Maratón. Un día Heracles, que comía en Trecén con Piteo, se quitó su piel de león y la arrojó sobre un taburete. Cuando los niños del palacio entraron comenzaron a gritar y huyeron, menos Teseo, que entonces tenía siete años y que corrió a tomar un hacha de la pila de leña y volvió audazmente dispuesto a atacar a un verdadero león. A la edad de dieciséis años hizo una visita a Delfos y ofreció a Apolo el primer cabello que le habían cortado al llegar a la virilidad. Sólo se afeitó, no obstante, la parte delantera de la cabeza, como los árabes y misios, o como los belicosos abantes de Eubea, que con ello privaban a sus enemigos de una ventaja en la lucha cuerpo a cuerpo, A esta dase de tonsura, y al recinto donde él realizó la ceremonia, se les llama todavía téseos. Era ya un joven fuerte, inteligente y prudente; y Etra lo llevó a la roca bajo la cual Egeo había ocultado la espada y las sandalias y le refirió la historia de su nacimiento. Teseo no tuvo dificultad para mover la roca, a la que desde entonces se le llama la «Roca de Teseo», y recuperó las prendas.

147


Sin embargo, a pesar de las advertencias de Piteo y de los ruegos de su madre, no quiso ir a Atenas por la ruta segura del mar, sino que insistió en viajar por tierra, impulsado por el deseo de emular las hazañas de su primo hermano Heracles, a quien admiraba mucho.

Teseo llevaba una piel de león como Heracles, y, por tanto, tuvo que haber sido el rey sagrado y no el sucesor. Pero cuando, después de las guerras persas, Teseo se convirtió en el principal héroe nacional de Atenas, al menos su paternidad tenía que ser ateniense, porque su madre era de Trecén. 148


Los mitógrafos decidieron, en consecuencia, resolver el problema de ambos modos. Teseo era ateniense, hijo de Egeo y mortal, pero siempre que necesitase reclamar a Posidón como padre podía hacerlo (véase 98.j y 101.f). En cualquiera de los dos casos su madre seguía siendo de Trecén. Atenas tenía allí intereses importantes. No se perdonaron esfuerzos para relacionar a Teseo con Heracles, pero los atenienses nunca llegaron a ser lo bastante poderosos como para convertirlo en un dios olímpico. Parece, no obstante, que hubo por lo menos tres personajes mitológicos que se llamaban Teseo: uno de Trecén, otro de Maratón en Auca, y el tercero del territorio lapita. No se unificaron en un solo personaje hasta el siglo VI a. de C, cuando (como sugiere el profesor George Thomson) los Butadas, un clan lapita cuyos miembros habían llegado a ser los principales aristócratas de Atenas e incluso usurpado el sacerdocio pelasgo nativo de Erecteo, presentaron al Teseo ateniense como un rival de Heracles dorio (véase 47.4). La visita de Etra a Esfera indica que la antigua costumbre de la autoprostitución por muchachas solteras sobrevivió en el templo de Atenea durante algún tiempo después de haber sido implantado el sistema patriarcal. Difícilmente puede haber sido traído de Creta, pues Trecén no es una ciudad micénica, pero quizás era una importación cananea, como en Corinto. Las sandalias y la espada son antiguos símbolos de realeza; la extracción de una espada de una roca parece haber formado parte del ritual de la coronación en la Edad de Bronce (véase 81.2). Odin, Galahad y Arturo

149


tuvieron que realizar todos ellos una hazaña análoga; y una espada inmensa, con puño de león y hundida en una roca, figura en la escena de un casamiento sagrado grabada en Hatasus (véase 145.5). Como a esta roca se la llama tanto Altar de Zeus el Fuerte como Roca de Teseo, puede suponerse que «Zeus» y «Teseo» eran títulos alternativos del rey sagrado que era coronado allí; pero le armaba la diosa. El «Apolo» al que Teseo dedicó su cabello sería Karu («hijo de la diosa Car»; véase 82.6 y 86.2), llamado también Car, Q're, o Carys, el rey solar al que le cortaban anualmente el cabello antes de su muerte (véase 83.3), como cortaban el del tirio Sansón y el del megarense Niso (véase 91.1). En una fiesta llamada la Comiria («recorte del cabello») los muchachos le sacrificaban sus guedejas en una ceremonia fúnebre anual, y luego los llamaban cúretes (véase 7.4). Esta costumbre, probablemente de origen libio (Herodoto: iv.194), se había extendido al Asia Menor y Grecia; una prohibición de la misma se da en el Levítico xxi.5. Pero en la época de Plutarco ya se adoraba a Apolo como el dios Sol inmortal y, en prueba de ello, conservaba el cabello rigurosamente sin cortar.

LOS TRABAJOS DE TESEO

150


Teseo salió para librar de bandidos el camino costero que llevaba de Trecén a Atenas. No se proponía intervenir en pendencias, sino vengarse de todos los que se atrevieran a molestarle, ajustando el castigo al delito, como hacía Heracles. En Epidauro le atacó Perifetes el rengo. Perifetes, a quien algunos llaman hijo de Posidón y otros hijo de Hefesto y Anticlea, poseía una gran maza de bronce, con la que solía matar a los caminantes; de ahí su apodo de Corunetes, o «el hombre del garrote».

151


Teseo le arrancó la maza de las manos y lo mató con ella. Complacido con su tamaño y su peso, en adelante la llevó a todas partes con orgullo; y aunque él había podido parar su golpe mortal, en sus manos esta arma siempre mataba sin fallar. En el lugar más estrecho del istmo, desde el que se ven el golfo de Corinto y el Sarónico, vivía Sinis, el hijo de Pemón, o, según dicen algunos, de Polipemón y Silea, hija de Corinto, quien pretendía ser hijo de Posidón. Le apodaban Pitiocantos o «doblador de pinos», porque tenía fuerza suficiente para inclinar las puntas de los pinos hasta que tocaban la tierra, y con frecuencia pedía a los transeúntes que le ayudasen en esa tarea, pero cuando lo hacían soltaba de pronto la punta del árbol, y éste, al enderezarse, lanzaba al aire a los incautos quienes se mataban al caer. O bien inclinaba las copas de dos árboles vecinos hasta que se tocaban y entonces ataba a cada una de ellas un brazo de su víctima, que era despedazada cuando los árboles volvían a enderezarse. Teseo luchó con Sinis, lo dominó e hizo con él lo que él hacía con otros.

152


En aquel momento una hermosa muchacha corrió a ocultarse en un bosquecillo de juncos y espárragos silvestres. Él la siguió y, tras una larga búsqueda, la encontró invocando a las plantas y prometiéndoles que nunca las quemaría ni destruiría si la ocultaban y salvaban. Cuando Teseo le juró que no la trataría con violencia, ella consintió en salir de allí y resultó que era Perígune, hija de Sinis. Perígune se enamoró de Teseo a primera vista, le perdonó la muerte de su odioso padre y, a su debido tiempo, le dio un hijo, Melanipo. Más tarde, la dio en matrimonio a Deyoneo el ecalio. Sin embargo, algunos dicen que Teseo mató a Sinis muchos años después y le dedicó los Juegos ístmicos, aunque habían sido fundados por Sísifo en honor de Melicertes, el hijo de Ino.

Luego, en Cromión, persiguió y mató a una puerca montés feroz y monstruosa que había dado muerte a tantos cromionios, que ya no se atrevían a arar sus campos.

153


Este animal, que llevaba el nombre de la vieja que lo crió, era, según se decía, hijo de Tifón y Equidna. Siguiendo el camino de la costa, Teseo llegó a los riscos escarpados que se alzan del mar y que se habían convertido en un baluarte del bandido Escirón. Algunos dicen que era corintio e hijo de Pélope o de Posidón, y otros que era hijo de Heníoque y Caneto. Escirón acostumbraba a sentarse en una roca y obligar a los viajeros a que le lavasen los pies; cuando ellos se inclinaban para hacerlo, les daba un puntapié y los arrojaba desde el risco al mar, donde una tortuga gigante que nadaba por los alrededores esperaba para devorarlos. (Las tortugas de mar se parecen a las de tierra, sólo que son más grandes y tienen aletas en vez de patas.) Teseo se negó a lavarle los pies a Escirón, lo levantó de la roca y lo arrojó al mar. Pero los megareses dicen que el único Escirón con que Teseo luchó era un honrado y generoso príncipe de Megara, padre de Endéis, que se casó con Éaco y dio a luz a Peleo y Telamón; añaden que Teseo mató a Escirón después de la toma de Eleusis, muchos años después, y que celebró los Juegos ístmicos en su honor bajo el patrocinio de Posidón.

154


Los riscos de Escirón se alzan cerca de las Rocas Molurias, y por ellos corre la senda que hizo Escirón cuando mandaba los ejércitos de Megara. Al fuerte viento del noroeste que sopla hacia el mar a través de esos riscos lo llaman Escirón los atenienses. Prosiguiendo su viaje a Atenas, Teseo se encontró con Cerción, el arcadio, de quien algunos dicen que era hijo de Bronco y la ninfa Argíope, y otros que era hijo de Hefesto o Posidón. Desafiaba a los transeúntes a luchar con él cuerpo a cuerpo y luego los aplastaba con su fuerte abrazo. Pero Teseo lo levantó asiéndolo por las rodillas y, con gran complacencia de Deméter, que presenciaba el combate, lo arrojó de cabeza a tierra. La muerte de Cerción fue instantánea. Teseo no confiaba en la fuerza tanto como en la destreza, pues había inventado el arte de la lucha cuerpo a cuerpo, cuyos principios no habían sido comprendidos hasta entonces.

155


En Eleusis se muestra todavía el lugar donde luchaba Cerción, situado en el camino que va a Megara, cerca de la tumba de su hija Álope, a la que se dice que violó Teseo. Cuando llegó a Coridalo, en Ática, Teseo mató al padre de Sinis, Polipemón, apodado Procrustes, quien vivía junto al camino y tenía dos lechos en su casa, uno pequeño y el otro grande. Cuando ofrecía alojamiento a los viajeros por la noche, hacía que los hombres pequeños se acostasen en el lecho grande y los estiraba en un potro para que se ajustasen a él; y a los hombres altos los hacía acostar en el lecho pequeño y luego les serraba toda la parte de las piernas que sobresalía de él.

156


Pero algunos dicen que sólo utilizaba un lecho y que alargaba o acortaba a sus huéspedes de acuerdo con su medida. En todo caso, Teseo hizo con él lo que él había hecho con otros. La muerte de Perifetes ha sido inventada para explicar la maza de bronce de Teseo, igual a la que llevaba Heracles (véase 120.5). La Cerda Cromiona, alias Fea, es la cerda blanca Deméter (véase 24.7 y 74.4), cuyo culto fue suprimido muy pronto en el Peloponeso. El que Teseo emprendiera su viaje sólo para matar a una cerda preocupaba a los mitógrafos: Higinio y Ovidio la convierten en un jabalí, y Plutarco la describe como una mujer bandido cuya conducta repugnante le mereció el apodo de «cerda». Pero aparece en el mito gales primitivo como la Vieja Cerda Blanca, Hen Wen, atendida por el porquerizo mago Coll ap Collfrewr, que introdujo el trigo y las abejas en Britania; y al porquerizo mago de Deméter, Eubuleo, se le recordaba en el Festival de las Tesmoforias en Eleusis, en el que cerdos vivos eran arrojados a una sima en su honor. Sus restos putrefactos servían luego para fertilizar el trigo para sembrar (Escoliasta sobre Diálogos entre prostitutas de Luciano ii.l). Las fábulas de Escirón y Cerción se basan, al parecer, en una serie de imágenes que ilustraban la ceremonia de arrojar a un rey sagrado como pharmacos desde la Roca Blanca. El primer héroe que murió así fue Melicertes (véase 70.h), o sea Heracles Melkarth de Tiro, quien parece haber sido despojado de sus aderezos regios —la clava, la piel de león y los coturnos— y luego provisto con alas, aves vivas y un parasol para aminorar su caída (véase 89.6; 92.3 y 98.7). Esto es para indicar que Escirón, que aparece dispuesto a arrojar de un puntapié a un viajero al mar, es el pharmacos que se prepara para su prueba en las Esciroforias, que se celebraban en el último mes del año, es decir, en el solsticio de verano; y que una segunda escena, explicada como la lucha cuerpo o cuerpo de Teseo con Cerción, le muestra levantado al aire por su sucesor (como en la terracota del peristilo real de Atenas; Pausanias: i.3.1), mientras la sacerdotisa de la diosa observa complacida.

157


Ésta es una situación mitológica común: Heracles, por ejemplo, luchó por un reino con Anteo en Libia (véase 133.h), y con Erix en Sicilia (véase 132.q); Odiseo con Filomélides en Ténedos (véase 161.f). Una tercera escena, tomada como la venganza de Teseo con Escirón, muestra al pharmacos lanzándose al aire con el parasol en la mano. En una cuarta, ha llegado al mar y su parasol flota en las olas; la supuesta tortuga que esperaba para devorarlo era sin duda el parasol, pues no hay constancia de ningún culto de la tortuga en Ática. El nombre de Cerción lo relaciona con el culto del cerdo. Lo mismo sucede con sus padres: Branco se refiere al gruñido de los cerdos, y Argíope es un sinónimo de Fea. Fue sin duda Teseo el hijo de Posidón quien violó a Álope, es decir, suprimió el culto de la diosa Luna de Megara como Zorra (véase 49.2). Tanto a Sinis como a Escirón se los describe como el héroe en cuyo honor fueron dedicados nuevamente los Juegos ístmicos; el apodo de Sinis era Pitiocantos; y Escirón, como Pitiocantos, era un viento del nordeste. Pero como los Juegos ístmicos habían sido fundados originalmente en memoria de Heracles Melkarth, la destrucción de Pitíocantos parece referirse a la supresión del culto de Bóreas en Atenas, el cual, no obstante, fue restablecido después de las guerras persas (véase 48.4). En ese caso, los Juegos ístmicos son análogos a los Juegos Píticos, fundados en memoria de Pitón, que era el Viento Norte fertilizante y también el alma del rey sagrado muerto por su rival Apolo. Además, «Procrustes», según Ovidio y el escoliasta sobre Hipólito de Eurípides (977), era sólo otro apodo de Sinis-Pitiocantos; 158


y Procrustes parece ser un personaje novelesco inventado para explicar una imagen familiar: el cabello del rey viejo —Sansón, Pterelao (véase 89.7), Niso (véase 91.1), Curoi, Llew Llaw, o como quiera que se le llamase— está atado al poste de la cama por su novia traidora, mientras su rival avanza, con el hacha en la mano, para matarlo. «Teseo» y sus helenos abolieron la costumbre de arrojar al rey viejo por la Roca Moluria y volvieron a dedicar los juegos a Posidón a expensas de Ino; Ino era uno de los títulos anteriores de Atenea. TESEO Y MEDEA Cuando llegó al Ática, Teseo encontró junto al río Cefiso a los hijos de Fítalo, quienes le purificaron de la sangre que había derramado, pero especialmente de la de Sinis, su pariente materno. El altar de Zeus Benigno, en el que se realizó esa ceremonia, se alza todavía a la orilla del río. Luego los Fitálidas acogieron a Teseo como su huésped; fue la primera verdadera hospitalidad de que había sido objeto desde que abandonara Trecén. Vestido con una larga túnica que le llegaba a los pies y con el cabello bien trenzado, entró en Atenas en el octavo día del mes Cronio, llamado ahora Hecatombeón.

159


Al pasar junto al templo casi terminado de Apolo el Delfín, unos albañiles que trabajaban en el techo le tomaron equivocadamente por una muchacha y le preguntaron con impertinencia por qué le dejaban andar sin acompañantes. Sin dignarse contestar, Teseo desunció los bueyes del carro de los albañiles y lanzó a uno de ellos al aire muy por encima del techo del templo. Ahora bien, mientras Teseo crecía en Trecén, Egeo había mantenido su promesa a Medea. Le dio albergue en Atenas cuando huyó de Corinto en el célebre carro tirado por serpientes aladas

y se casó con ella, confiando con razón en que sus hechizos le permitirían engendrar un heredero, pues, todavía no sabía que Etra le había dado a Teseo. Pero Medea reconoció a Teseo tan pronto como llegó a la ciudad y sintió celos por Medo, el hijo que había tenido con Egeo, de quien se esperaba generalmente que le sucediera en el trono de Atenas. En consecuencia, convenció a Egeo de que Teseo venía como espía o asesino e hizo que le invitara a un banquete en el templo del Delfín. Egeo, que utilizaba el templo como su residencia, le ofrecería entonces una copa de vino preparada por ella.

160


Esa copa contendría matalobos, veneno que Medea había llevado de la bitinia Aquerusia, donde salió por primera vez de la espuma mortífera que esparció Cerbero cuando Heracles lo sacó a rastras del Tártaro; como el matalobos florece en las rocas desnudas, los campesinos lo llaman «acónito». Algunos dicen que cuando sirvieron el asado en el Delfinio, Teseo desenvainó ostentosamente su espada, como si fuera a trinchar la carne, con lo que atrajo la atención de su padre; pero otros dicen que, sin recelar nada, se llevó la copa a los labios antes de que Egeo observase las serpientes erectidas grabadas en el puño de marfil de la espada y que entonces arrojó el veneno al suelo.

161


162


El lugar donde cayó la copa se muestra todavía, separado del resto del templo. Siguió el mayor júbilo que había presenciado hasta entonces Atenas. Egeo abrazó a Teseo, convocó una asamblea pública y lo reconoció como su hijo. Encendió fogatas en todos los altares e hizo muchos donativos a las imágenes de los dioses; sacrificó hecatombes de bueyes enguirnaldados y en todo el palacio y la ciudad entera nobles y plebeyos banqueteaban juntos y cantaban las hazañas gloriosas de Teseo que ya superaban en número a sus años de vida. Luego Teseo fue, con el propósito de vengarse, en busca de Medea, la cual le eludió rodeándose por una nube mágica y poco después salió de Atenas con el joven Medo y una escolta que Egeo le proporcionó generosamente. Pero algunos dicen que huyó con Políxeno, el hijo que había tenido con Jasón. Palante y sus cincuenta hijos, quienes ya antes de eso habían declarado que Egeo no era un verdadero erectida y por tanto no tenía derecho al trono, se rebelaron abiertamente cuando aquel extranjero andariego amenazó con frustrar sus esperanzas de gobernar Atenas. Dividieron sus fuerzas: Palante, con veinticinco de sus hijos y numerosos partidarios, marchó contra la ciudad desde Esfeto, en tanto que los otros veinticinco se emboscaban en Gargeto. Pero Teseo, informado de sus planes por un heraldo llamado Leos, del clan de Agnunte, cayó súbitamente sobre los emboscados y destruyó toda la fuerza.

En vista de ello, Palante desbandó a los suyos y pidió la paz. Los Palántidas nunca han olvidado la traición de Leos y todavía los 163


miembros de su clan no se casan con los agnusios, ni permiten que los heraldos inicien sus proclamas con las palabras «.¡ Akouete leoi!» («Oíd, ciudadanos»), por la semejanza de la palabra leoi con el nombre de Leos. La expulsión de Medea, primeramente de Corinto y luego de Atenas, se refiere a la supresión por los helenos del culto de la diosa Tierra; su carro tirado por serpientes demuestra que era una Deméter corintia (véase 24.m). La derrota de los Palántidas por Teseo se refiere análogamente a la supresión del culto de la Atenea original (véase 9.1 y 16.2), con su colegio de cincuenta sacerdotisas. Que los palántidas y agnusios no se casasen entre ellos puede ser una reliquia de exogamia, con su complejo sistema de casamiento de grupo entre las fratrías; cada fratría o sub-fratría se componía de varios clanes totémicos; si es así, palántidas y agnusios pertenecerían a la misma subfratría y el casamiento estaba permitido solamente entre miembros de subfratrías diferentes (véase 80.5). El clan palántida tenía probablemente como tótem una cabra, así como los agnusios tenían un cordero, los leóntidas un león y los erecteidas una serpiente. Muchos otros clanes totémicos están insinuados en la mitología ática: entre ellos los del cuervo, el ruiseñor, la abubilla, el lobo, el oso y la lechuza.

A juzgar por los mitos de Teseo y Heracles, tanto la suma sacerdotisa de Atenea en Atenas como la de Hera en Argos pertenecían a un clan 164


del león en el que adoptaban a los reyes sagrados; y un anillo de oro encontrado en Tirinto muestra a cuatro hombres-león ofreciendo vasos para las libaciones a una diosa sentada, que tiene que ser Hera, pues un cuclillo está posado detrás de su trono (véase 12.4). A pesar de que en Creta no había leones, figuraban también allí como animales de la diosa. Atenea no estaba asociada con el cuclillo, pero sí con otras aves que podían ser de origen totémico. En Homero aparece como halieto ( Odisea iii.371) y gorrión ( Ibid., XXI 5239); en compañía de Apolo como buitre ( Ilíada vii.58), y en compañía de Hera como una paloma ( Ibid., v.778). En un pequeño jarrón ateniense de 500 a. de C, se la ve como alondra; y Atenea somormujo, o alcatraz, tenía un altar cerca de Megara (Pausanias: i.5.3 y 41.6; véase 94.c). Pero la lechuza sabia era su epifanía principal. El clan de la lechuza conservó su ritual hasta el final de la época clásica; iniciados disfrazados de lechuza realizaban la ceremonia de cazar a su ave totémica (Eliano: Varia historia xv.28; Pólux: iv.103; Ateneo: 391a-b y 629f). La negativa por los Palántidas de que Egeo y Teseo eran verdaderos erectidas puede reflejar una protesta del siglo VI en Atenas contra la usurpación por los butades inmigrantes (que retocaron la leyenda de Teseo) del sacerdocio erectida nativo (véase 95.3). TESEO EN CRETA Es materia de discusión si Medea persuadió a Egeo para que enviara a Teseo contra el feroz toro blanco de Posidón, o si fue después de la expulsión de Medea de Atenas cuando Teseo emprendió la destrucción de ese monstruo que respiraba fuego, con la esperanza de congraciarse más con los atenienses. Llevado por Heracles desde Creta, dejado en libertad en la llanura de Argos y arrojado desde allí a través del istmo hasta Maratón, el toro había matado a centenares de hombres entre las ciudades de Probalinto y Tricorinto, incluyendo, según dicen algunos a Androgeo, el hijo de Minos.

165


Sin embargo, Teseo se asió a los cuernos mortíferos y arrastró al toro en triunfo a lo largo de las calles de Atenas, subiendo por la ladera empinada hasta la Acrópolis, donde lo sacrificó a Atenea o a Apolo. En compensación por la muerte de Androgeo, Minos ordenó que los atenienses enviaran siete muchachos y siete doncellas cada nueve años —es decir a la terminación de cada Gran Año, 100 lunaciones— al Laberinto de Creta, donde esperaba el Minotauro para devorarlos. Este Minotauro, que se llamaba Asterio, o Asterión, era el monstruo con cabeza de toro que Pasífae había tenido con el toro blanco.

166


Poco después de la llegada de Teseo a Atenas venció la fecha del tributo por tercera vez, y sintió tanta lástima por los padres cuyos hijos podían ser elegidos por sorteo que él mismo se ofreció como una de las víctimas, a pesar de las fervorosas tentativas que hizo Egeo para disuadirle.

167


Pero algunos dicen que le tocó ir por sorteo. Según otros, el rey Minos fue personalmente con una gran flota a elegir las víctimas, y su mirada recayó en Teseo, quien, aunque era natural de Trecén y no de Atenas, se ofreció voluntariamente a ir, con la condición de que si vencía al Minotauro sin armas se anularía el tributo. En las dos ocasiones anteriores el barco que conducía las catorce víctimas llevaba velas negras, pero Teseo confiaba en que los dioses le ayudarían, y por tanto Egeo le dio una vela blanca para que la izase a su regreso en señal de buen éxito; aunque algunos dicen que era una vela roja, teñida con jugo de coscoja. Una vez realizado el sorteo en el Tribunal de Justicia, Teseo llevó a sus compañeros al Delfinio, donde hizo por ellos a Apolo la ofrenda de un ramo de olivo sagrado, coronado con una banderola de lana blanca. Las catorce madres llevaron provisiones para el viaje y relataron a sus hijos fábulas y cuentos heroicos para animarlos. Pero Teseo reemplazó a dos de las doncellas con un par de muchachos afeminados que poseían un valor y una presencia de ánimo extraordinarios. Ordenó a éstos que tomaran baños calientes, evitaran los rayos del sol, se perfumasen el cabello y el cuerpo con ungüentos y se ejercitasen en hablar, hacer gestos y caminar como las mujeres. Así podía engañar a Minos haciéndolos pasar por doncellas. Féax, el antepasado de los feacios, entre los cuales se hallaba Odiseo, iba como piloto en la proa de la nave de treinta remos en la que navegaron, porque ningún ateniense conocía todavía el arte de la navegación. Algunos dicen que el timonel era Ferecló, pero es probable que tengan razón los que le llaman Nausítoo, pues Teseo, a su regreso, erigió monumentos a Nausítoo y Féax en Falero, el puerto de partida; y el Festival de los Pilotos local se celebra conjuntamente en honor de los dos.

168


El oráculo de Delfos había aconsejado a Teseo que llevara a Afrodita como guía y compañera en el viaje. En consecuencia le ofreció un sacrificio en la playa, y he aquí que la víctima, una cabra, se convirtió al morir en macho cabrío. Este prodigio mereció a Afrodita el titulo de Epitragia. Teseo se hizo a la mar el día 6 del mes Muniquión [abril]. Todos los años en esa fecha los atenienses siguen enviando vírgenes al Delfinio para propiciar a Apolo, porque Teseo omitió el hacerlo antes de partir. El desagrado del dios se puso de manifiesto en forma de una tormenta que obligó a Teseo a refugiarse en Delfos y a ofrecer allí los sacrificios olvidados. Cuando la nave llegó a Creta algunos días después, Minos bajó al puerto para contar las víctimas. Se enamoró de una de las doncellas atenienses —no hay acuerdo sobre si era Peribea (la que fue luego madre de Ayas), o Eribea, o Ferebea, pues las tres tenían nombres parecidos— y la habría poseído allí mismo si Teseo no hubiera protestado diciendo que era su deber, como hijo de Posidón, defender a las vírgenes contra los ultrajes de los tiranos. Minos, riendo lascivamente, replicó que no se sabía que Posidón hubiera mostrado nunca un respeto delicado por ninguna de las vírgenes de las que se encaprichaba. 169


—¡Ja, ja! —exclamó—. Demuestra que eres un hijo de Posidón devolviéndome esta chuchería. Y diciendo eso arrojó su sello de oro al mar. —Demuestra tú primero que eres un hijo de Zeus —replicó Teseo. Minos lo hizo. A su ruego: «¡Escúchame, Padre Zeus!», respondieron inmediatamente un relámpago y un trueno. Sin más rodeos, Teseo se sumergió en el mar, donde un gran cardumen de delfines le acompañó honorablemente hasta el palacio de las Nereidas. Algunos dicen que la nereida Tetis le dio entonces la corona enjoyada, el regalo de boda de Afrodita que más tarde llevaría Ariadna; otros, que fue la propia Anfitrite, diosa del Mar -esposa de Poseidon-

quien se la entregó, y que envió a las nereidas nadando en todas las direcciones en busca del anillo de oro. Fuera como fuese, cuando Teseo salió del mar llevaba consigo tanto el anillo como la corona, según ha constatado Micón en su pintura en la tercera pared del templo de Teseo. Afrodita había acompañado ciertamente a Teseo pues, no sólo Peribea y Ferebea invitaron al héroe caballero a sus lechos sin que fueran desairadas, sino que, además, la hija de Minos, Ariadna, se enamoró de él a primera vista. «Te ayudaré a matar a mi

170


hermanastro, el Minotauro —le prometió en secreto— si puedo volver a Atenas contigo como tu esposa.»

Teseo aceptó de buena gana ese ofrecimiento y le prometió casarse con ella. Ahora bien, Dédalo, antes de salir de Creta, había dado a Ariadna un ovillo de hilo mágico y le dio instrucciones sobre la manera de entrar y salir del Laberinto. Debía abrir la puerta de entrada y atar al dintel el extremo suelto del hilo; el ovillo iría desenredándose y disminuyendo a medida que avanzase, tortuosamente y dando muchas vueltas, hacia el recinto más recóndito donde se alojaba el Minotauro. Ariadna entregó ese ovillo a Teseo y le dijo que siguiera el hilo hasta que llegara adonde dormía el monstruo, al que debía asir por el cabello y sacrificar a Posidón. Luego podría volver siguiendo el hilo, que iría enrollando y formando de nuevo el ovillo.

171


Esa misma noche Teseo hizo lo que se le habĂ­a dicho, pero es motivo de mucha discusiĂłn si matĂł al Minotauro con una espada que le dio Ariadna,

o con sus manos desarmadas, 172


o con su célebre clava. Cuando Teseo salió del Laberinto, salpicado con sangre, Ariadna le abrazó apasionadamente y condujo al puerto a todo el grupo ateniense. Pues, entretanto, los dos muchachos de aspecto afeminado habían matado a los guardias del alojamiento de las mujeres y puesto en libertad a las víctimas doncellas. Todos ellos embarcaron sigilosamente en su nave, en la que les esperaban Nausítoo y Féax, y se apresuraron a alejarse remando. Pero aunque Teseo había desfondado previamente los cascos de varias naves cretenses para impedir la persecución, se dio la alarma y se vio obligado a librar un combate naval en el puerto antes de escapar, afortunadamente sin pérdidas, a cubierto de la oscuridad. Algunos días más tarde, después de desembarcar en la isla llamada entonces Día y ahora Naxos,

173


Teseo dejó a Ariadna dormida en la playa y se hizo nuevamente a la mar. El motivo por el que actuó así será siempre un misterio. Algunos dicen que la abandonó en favor de una nueva amante, Eglé, hija de Panopeo; otros dicen que mientras le detenían en Día vientos contrarios reflexionó sobre el escándalo que causaría en Atenas la llegada de Ariadna. Y no faltan quienes afirman que Dioniso se le apareció a Teseo en un sueño y le exigió amenazadoramente que le entregase a Ariadna, y que cuando despertó Teseo y vio que la flota de Dioniso se disponía a atacar Dia, levó anclas presa de un terror súbito, y un hechizo de Dioniso le hizo olvidar su promesa a Ariadna e incluso su existencia misma. Sea cual fuere la verdad, los sacerdotes de Dioniso en Atenas afirman que cuando Ariadna se encontró en la costa desierta irrumpió en amargos lamentos, recordando cómo había temblado mientras Teseo se disponía a dar muerte a su monstruoso hermanastro; cómo había hecho votos silenciosos por su buen éxito; y cómo, por el amor que le tenía, había abandonado a sus padres y su patria. Invocó al universo entero para que la vengase y el Padre Zeus asintió con un movimiento de cabeza. Luego, amable y bondadosamente,

174


Dioniso, con su alegre séquito de sátiros y ménades, acudió en socorro de Ariadna. Se casó en seguida con ella y le puso en la cabeza la corona de Tetis, y ella le dio muchos hijos. De ellos sólo a Toante y Enopión se los llama a veces hijos de Teseo. La corona, que Dioniso puso más tarde entre las estrellas como la Corona Boreal, había sido hecha por Hefesto con oro ardiente y gemas rojas de la India colocadas en forma de rosas. Sin embargo, los cretenses se niegan a admitir que existiera alguna vez el Minotauro, o que Teseo conquistara a Ariadna por medios clandestinos. Describen el Laberinto como solamente una prisión bien vigilada en la que se mantenía a los jóvenes y las doncellas atenienses preparados para los juegos fúnebres de Androgeo. Algunos eran sacrificados en su tumba; otros eran entregados como esclavos a los ganadores de los premios. Sucedía que el cruel y arrogante Tauro, general de Minos, obtenía todos los premios un año tras otro, pues ganaba todos los juegos en los que tomaba parte, con gran disgusto de sus rivales. Además había perdido la confianza de Minos porque circulaba el rumor de que tenía un amorío adúltero con Pasífae, con la connivencia de Dédalo, y uno de los hijos mellizos de ella se parecía mucho a él. En consecuencia, Minos accedió de buena gana al pedido de Teseo de que le concediera el privilegio de luchar cuerpo a cuerpo con Tauro. En la antigua Creta asistían a los juegos tanto las mujeres como los hombres, y Ariadna se enamoró de Teseo cuando tres veces seguidas le vio lanzar al campeón sobre su cabeza 175


y clavar sus hombros en la tierra. El espectáculo proporcionó a Minos casi la misma satisfacción; otorgó a Teseo el premio, lo aceptó como su yerno y anuló el cruel tributo. Un inciso: la Taurokathapsia.

Como ya vamos viendo a lo largo de éstas entradas, el toro y todo lo relacionado con el ocupa un aspecto central en éstos mitos. Conviene pués dedicar un espacio a comprenderlos. El Culto al toro. Diversos estudiosos situan el origen en Catal Huyuk en el V milenio a.C. Dos elementos de Catal HúyUk nos pueden dar cierta luz sobre las posteriores manifestaciones cretenses. En primer lugar, la constatación desde el principio que en las habitaciones de culto ya aparecían altares con cuernos de bóvidos llevó a compararlós con los conocidos «cuernos de consagración cretenses». Posteriormente fueron hallados más ejemplos de los miembros más representativos del toro: las cabezas y cuernos.

176


En otras ocasiones los «bucrania» aparecen junto a la figura rechoncha de una divinidad en el momento del parto, la conocida Gran Diosa de Catal Húyúk, representando el elemento masculino. Todos estos datos nos proporcionaba la posibilidad de reconstruir el «panteón» de esta cultura anatolia: La Diosa-Madre

presidiendo el culto, acompañada por un elemento masculino simbolizado por las cabezas de toros. Es decir, un culto ligado a la fertilidad y a las divinidades subterráneas. El segundo elemento de importancia de esta cultura son sus pinturas murales. En ellas aparecen frecuentemente escenas de caza de toros salvajes de grandes proporciones,

177


el Bos primigenius antecedente de la variedad bovina actual, es el que constataremos en Creta. Estas escenas están acompañadas por danzas de tipo ritual. Parece que la caza del toro no era un mero ejercicio de supervivencia física sino un rito de veneración de la fuerza animal, de la naturaleza en estado salvaje a la cual la comunidad debía rendir tributo.

178


Parece muy probable que estas escenas de las pinturas murales representen el ciclo completo del rito mistérico de la vida y la muerte fuertemente relacionado con los ciclos vegetativos de las estaciones de siembra y recolección. No es extraño, pues, que estos ciclos agrarios se perpetuasen a través de la religión en el elemento femenino, representado por el culto a la Diosa-Madre, la fuerza procreadora. A su lado, en segundo plano, aunque necesario, se encuentra el hombre, representado por el toro, que aporta la semilla para que el «Hieros Gamos» tenga lugar cada año. El culto a la divinidad femenina llamada Diosa-Madre de la que el culto al toro es elemento representativo de la fuerza masculina parece que se confirma en Anatolia a lo largo de la Edad del Bronce. El parecido de estas estructuras halladas en Beycesultan en estratos correspondientes al 2500-2400 a.C. a los llamados cuernos de consagración cretenses

es un hecho que confirma todavía más la línea pretendida de la continuidad entre las diversas civilizaciones del mundo anatolio y la cultura minoica del 20 milenio a.C.. Este somero repaso nos puede aportar datos decisivos para entender el contexto religioso en que tenían lugar los juegos del toro en la Creta minoica. La presencia del culto al toro y su simbología religiosa en Creta es de época muy temprana. Ya en la época prepalacial (2900-2000 a.C.) fue hallada en Myrtos (Foumou Korifi) a pocos kilómetros de lerapetra una figura antropomórfica que fue calificada por su descubridor P. Warren como el primer antecedente de la Gran Diosa minoica y 179


llamaba la atención acerca de la similitud entre la diosa de Myrtos y la celebérrima estatua sedente Gran Diosa-Madre de Catal Húyúk flanqueada por dos leopardos.

Curiosamente en el mismo santuario apareció el ejemplar más antiguo de cuernos sacros del que tenemos mención y además parece atestiguado un cierto culto funerario a tenor de la pavimentación de ciertas zonas. El intento del hombre por derrotar al toro agarrándolo por la cornamenta tuvo ya desde época antigua una fuerte carga simbólica asociada a rituales mágicos, como hemos visto en los casos de Hercules y Teseo. La asociación de estos juegos del toro a cultos de ultratumba no implica necesariamente un sentido negativo de la vida, sino una afirmación de la misma.

180


181


Se observan desde estas primeras escenas cuál será la naturaleza de estos juegos. El toro depositario de la fuerza bruta y enfrente el hombre, representado por jóvenes atletas que buscan derrotarlo y quien sabe si escalar puestos dentro de la comunidad por su nuevo carácter de héroes. Es una transposición de los ciclos vegetativos en los que la naturaleza se renueva constantemente: las nuevas generaciones van desplazando a las antiguas y las acrobacias y luchas con los toros son una buena prueba de ello.

182


Así pues los juegos del toro surgen en esta época como una manifestación añadida del ceremonial religioso dedicado a una divinidad protectora de la naturaleza y asociada a los ciclos de la vegetación, que en Creta corresponde a una divinidad femenina y que adopta diversas formas como las conocidas

183


Diosa de las Serpientes, Señora de las Fieras o también una divinidad doméstica. Las semejanzas con el mundo descrito en las culturas anatolias es evidente. El mismo tipo de sociedad agraria que pone especial énfasis en cuidar los ciclos vegetativos, base de existencia diaria.

Comparación entre el Bos Primigenius como el que era habitual en Creta y el toro actual. El toro, símbolo de la fuerza, asociado a ritos funerarios, creencias en al más allá y algunos aspectos que entran en el mundo de la magia y la superstición también parece reforzar la idea de la asimilación por parte de las gentes cretenses de ritos cultuales que se remontaban a muchos milenios atrás y quién sabe si traídos por los pueblos de Anatolia. Sin embargo, la aparición de estos juegos del toro se puede considerar un fenómeno genuino de la civilización minoica sin parangón con cultura anterior alguna. Esta innovación de la que tantos ejemplos nos va a proporcionar la iconografía creto-micénica constituye uno de los elementos más característicos que distinguen a la civilización cretense de las culturas de alrededor, pero, al mismo tiempo, este aspecto distintivo se encuadra dentro de un contexto social y religioso común que anteriormente a la gran civilización minoica ya habían desarrollado otras culturas que, a través de los milenios, nutrieron a la cretense. Taurokathapsia, es el nombre que recibe el juego con del toro. Dado el carácter sagrado que tenía el Toro para la civilización minoica y su condición de símbolo de fortaleza y fecundidad, estos saltos del toro pudieran ser en origen un rito de paso de la adolescencia a la 184


madurez que practicaban los jóvenes cretenses. Un ritual a través del cual, por el contacto con el toro en la práctica del salto, ya fuese al apoyarse en los cuernos, en el morrillo o en el lomo, se transmitía de forma “mágica” su fortaleza y capacidad fecundadora. En la taurokathapsia , los acróbatas realizan saltos sobre los lomos de los toros. El toro depositario de la fuerza bruta y enfrente el hombre, representado por jóvenes atletas que buscan derrotarlo. Cabe mencionar las numerosas representaciones femeninas en los frescos de las paredes, tanto del palacio de Cnosos como en otros situados también en Creta. Las mujeres aparecen con mayor frecuencia que los hombres y como en este caso aparecen interviniendo en las famosas piruetas del salto del toro. Este testimonio pictórico demuestra el papel predominante de las mujeres en las escenas ceremoniales de la cultura minoica. Tipos de saltos “Diving Leaper”, el saltador no se apoya en los cuernos del toro, sino que, con impulso propio, salta por encima de la cabeza del animal y se apoya en el cuerpo para realizar la voltereta y terminar el salto en el suelo directamente o bien realizando un segundo apoyo sobre los cuartos traseros

semejante a ése que aún se realiza en determinadas festividades “Salto de Evans” ,en recuerdo, imagino, del famoso fresco que el arqueólogo descubrió en Cnosos. El saltador se apoya en los cuernos 185


del toro para, aprovechando el movimiento innato de la embestida del animal, impulsarse por encima de su cuerpo y, tras realizar una cabriola en el aire, apoyarse sobre el lomo para lanzarse al suelo.

186


Volvamos a la narración de Robert Graves... Una canción beocia tradicional confirma esta tradición de que no todas las víctimas eran sacrificadas. Explica que los cretenses enviaban a Delfos la ofrenda de sus primogénitos, en su mayoría hijos de esclavos atenienses cretanizados. Los delfianos, sin 187


embargo, no podían soportar esa carga sobre los recursos de su pequeña ciudad y por lo tanto los enviaron a que fundasen una colonia en Yapigia, Italia. Los chipriotas y otros ofrecen un relato completamente distinto. Dicen que Minos y Teseo convinieron en jurar que ningún barco —con excepción del Argo,

al mando de Jasón, quien tenía la misión de librar el mar de piratas— podría navegar por aguas griegas con más de cinco tripulantes. Cuando Dédalo huyó de Creta a Atenas, Minos violó su pacto al perseguirlo con barcos de guerra, y así se ganó la ira de Posidón, que había sido testigo del juramento, y desencadenó una tempestad que lo llevó a morir en Sicilia. El hijo de Minos, Deucalión, heredó la querella y amenazó con que si los atenienses no entregaban a Dédalo daría muerte a todos los rehenes que le había dado Teseo al concluir el pacto. Teseo replicó que Dédalo era pariente consanguíneo suyo y preguntó apaciblemente si no se podía llegar a alguna transacción. Cambió varias cartas sobre el asunto con Deucalión, pero entretanto construía barcos en secreto, algunos en Tumátidas, un puerto lejos del camino público, y otros en Trecén, donde Piteo tenía un astillero del que nada sabían los cretenses. Al cabo de uno o dos meses se hizo a la mar su flotilla, al mando de Dédalo y otros fugitivos de Creta; y los cretenses, tomando equivocadamente a las naves que se acercaban por parte de la flota perdida de Minos, les hicieron un gran recibimiento. En consecuencia, Teseo se apoderó del puerto sin 188


oposición, y fue directamente a Cnosos, donde dominó a los guardias de Deucalión y mató al propio Deucalión en una habitación interior del palacio. El trono de Creta pasó entonces a Ariadna, con quien Teseo llegó generosamente a un acuerdo; ella le entregó los rehenes atenienses y se concluyó un tratado de amistad perpetua entre las dos naciones, sellado por la unión de las dos coronas, pues, en efecto, Ariadna se casó con Teseo. Tras largos festejos, partieron juntos apara Atenas, pero una tempestad los llevó a Chipre. Allí Ariadna, quien ya estaba encinta de Teseo y temía que el mareo le hiciera abortar, pidió que la desembarcaran en Amatunte. Se hizo eso, pero apenas había vuelto Teseo a su nave cuando un viento violento obligó a toda la flota a volver a hacerse a la mar. Las mujeres de Amatunte trataron a Ariadna bondadosamente, consolándola con cartas que fingían haberse recibido de Teseo, quien estaba reparando su nave en la costa de una isla cercana; y cuando murió de sobreparto la enterraron suntuosamente. En Amatunte

muestran todavía la tumba de Ariadna, en un bosquecillo consagrado a ella como Aridela. Teseo, cuando volvió de la costa de Siria, se afligió mucho al enterarse de que había muerto y dotó a su culto con una gran cantidad de dinero. Los chipriotas celebran todavía el festival de Ariadna el día 2 de septiembre, cuando un joven se acuesta en su tumba y finge ser una mujer con dolores de parto; y adoran dos estatuillas de ella, una de plata y la otra de bronce, que les dejó Teseo. Dicen que Dioniso, lejos de casarse con Ariadna, estaba indignado porque ella y Teseo habían profanado su gruta de Naxos, y 189


se quejó a Ártemis, quien le dio muerte cuando estaba de parto con flechas despiadadas; pero algunos dicen que ella se ahorcó por temor a Ártemis. Para resumir la historia de Teseo: desde Naxos navegó a Délos, y allí hizo sacrificios a Apolo y realizó juegos atléticos en su honor. Fue entonces cuando introdujo la nueva costumbre de coronar al vencedor con hojas de palmera y poner un tallo de palmera en su mano derecha. También dedicó prudentemente al dios una pequeña imagen de madera de Afrodita, obra de Dédalo, que Ariadna había llevado de Creta y dejado en su nave, y que podía haber sido objeto de comentarios cínicos por parte de los atenienses. Esta imagen, que todavía se exhibe en Délos, descansa sobre una base cuadrada en vez de pies y está constantemente enguirnaldada. Un altar con cuernos se alza junto al lago redondo de Délos. Lo construyó personalmente Apolo cuando sólo tenía cuatro años de edad, con los cuernos compactamente unidos de innumerables cabras que había matado Ártemis en el monte Cinto; ésa fue su primera proeza arquitectónica. Los cimientos del altar y las paredes que lo encierran están hechas también completamente con cuernos, todos ellos tomados del mismo lado de las víctimas, pero se discute si del izquierdo o del derecho. Lo que hace que la obra figure entre las siete maravillas del mundo es que no se empleó en la construcción mortero ni ningún otro coligativo. Alrededor de ese altar —o, según otra versión, alrededor de un altar de Afrodita en el que se había puesto la imagen dedálica

190


— bailaron Teseo y sus compañeros la danza llamada la Grulla, que consiste en evoluciones laberínticas realizadas con pasos mesurados con acompañamiento de arpas. Los delios bailan todavía esa danza que llevó Teseo de Cnosos, Dédalo había construido allí para Ariadna una pista de baile en la que estaba marcado en relieve de marmol blanco un laberinto copiado del egipcio. Cuando Teseo y sus compañeros bailaron la Grulla en Cnosos fue la primera ocasión en que hombres y mujeres danzaron juntos. La gente chapada a la antigua, especialmente los marineros, conservan la misma danza en muchas ciudades de Grecia y del Asia Menor, lo mismo que los niños en la campiña italiana, y constituye la Base de los fuegos de Troya. El regreso a Atenas

Ariadna no tardó en vengarse de Teseo. Bien fuera por la aflicción que sentía por haberla perdido, o bien por la alegría que le produjo ver la costa de Ática, de la que le habían mantenido apartado vientos prolongados, olvidó su promesa de izar la vela blanca. Egeo, que le esperaba en la Acrópolis, en el lugar donde se alza ahora el Templo de la Victoria sin Alas, divisó la vela negra,

191


se desmayó, cayó de cabeza al valle de abajo y murió Pero algunos dicen que se arrojó deliberadamente al mar, que desde entonces se llama Egeo. Teseo no fue informado de ese doloroso accidente hasta que terminó los sacrificios prometidos a los dioses por su feliz regreso; luego enterró a Egeo y le honró con un altar de héroe. El día 8 del mes Pianepsión [octubre], la fecha de su regreso de Creta. Como era la estación de la cosecha, Teseo instituyó también el Festival de las Cepas, en agradecimiento a Atenea y Dioniso, quienes se le aparecieron en Naxos, o bien en honor de Dioniso y Ariadna. Los dos portadores de las cepas representan a los dos jóvenes que Teseo llevó a Creta disfrazados de doncellas y que caminaban a su lado en el desfile triunfal que se realizó después de su regreso. Catorce mujeres llevan provisiones y toman parte en este sacrificio; representan a las madres de las víctimas salvadas, y su tarea consiste en recitar fábulas y mitos antiguos, como hicieron también esas madres antes de que zarpara el barco. Teseo dedicó un templo a Ártemis Salvadora en la plaza del mercado de Trecén; y sus conciudadanos le honraron con un templete cuando 192


todavía vivía. Las familias que estaban obligadas a pagar el tributo a Creta se encargaron de aportar las víctimas necesarias para los sacrificios, y Teseo concedió su sacerdocio a los Fitálidas en agradecimiento por su hospitalidad. La nave en que fue a Creta ha hecho desde entonces un viaje de ida y vuelta a Délos, pero la han reparado y recompuesto tantas veces que los filósofos la citan como un ejemplo cuando discuten el problema de la identidad continua.

La paradoja enunciada por Plutarco: "El barco en el cual volvieron (desde Creta) Teseo y los jóvenes de Atenas tenía treinta remos, y los atenienses lo conservaban desde la época de Demetrio de Falero, ya que retiraban las tablas estropeadas y las reemplazaban por unas nuevas y más resistentes, de modo que este barco se había convertido en un ejemplo entre los filósofos sobre la identidad de las cosas que crecen; un grupo defendía que el barco continuaba siendo el mismo, mientras el otro aseguraba que no lo era."Esto se puede traducir en la siguiente pregunta: ¿estaríamos en presencia del mismo barco si se hubieran reemplazado cada una de las partes del barco una a una? Existe además una pregunta adicional: si las partes reemplazadas se almacenasen, y luego se usasen para reconstruir el barco ¿cual de ellos, si lo es alguno, sería el barco original de Teseo? Grecia se cretanizó hacia el final del siglo XVIII a. de C, probablemente por una aristocracia helena que se había apoderado 193


del poder en Creta una o dos generaciones antes y había iniciado allí una cultura nueva. El relato claro y sencillo de la incursión de Teseo en Cnosos, citado por Plutarco tomándolo de Cleidemo, parece razonable. Describe una rebelión de los atenienses contra un señor cretense que había tomado rehenes como garantía de su buena conducta; la construcción secreta de una flotilla, el saqueo de la ciudad abierta de Cnosos durante la ausencia del grueso de la flota cretense en Sicilia, y un subsiguiente tratado de paz ratificado por el casamiento del rey de Atenas con Ariadna, la heredera cretense. Estos acontecimientos, que apuntan más o menos al año 1400 a. de C., tienen su paralelo en el relato mítico: Se exige a Atenas un tributo de jóvenes y doncellas en compensación por el asesinato de un príncipe cretense. Teseo, al matar astutamente al Toro de Minos, o al vencer al principal jefe militar de Minos en una lucha, libera a los atenienses de ese tributo, se casa con Ariadna, la heredera del trono, y hace la paz con Minos.

La muerte por Teseo de Asterio, el de cabeza de toro, llamado el Minotauro, o el «Toro de Minos»; su lucha con Tauro («toro»), y su captura del toro cretense, son versiones del mismo acontecimiento. Bolynthos, que dio su nombre al Probalinto ático, era la palabra cretense con que se designaba al «toro bravo». «Minos» era el título 194


de una dinastía de Cnosos que tenía por emblema un toro celeste —«Asterios» podía significar «del sol» o «del firmamento»— y era en forma de toro como el rey parece haberse ayuntado ritualmente con la suma sacerdotisa como vaca-Luna (véase 88.7).

Un elemento de la formación del mito del Laberinto puede haber sido que el palacio de Cnosos —la casa del labrys o hacha doble— era un complejo de habitaciones y corredores, y que los invasores atenienses tuvieron dificultad para encontrar y matar al rey cuando lo tomaron. Pero esto no es todo. Un espacio abierto delante del palacio estaba ocupado por una pista de baile con un dibujo laberíntico que servía para guiar a los que bailaban una danza de la primavera erótica (véase 92.4). El origen de ese dibujo, llamado también laberinto, parece haber sido el laberinto tradicional de matorrales que se utilizaba para atraer a las perdices hacia uno de sus machos, enjaulado en la cerca central, con reclamos de alimento, reclamos amorosos y desafíos; y los bailarines imitarían la danza de amor extática y renqueante de las perdices machos (véase 92.2), cuyo destino era que el cazador les golpease en la cabeza ( Eclesiastés xi.30). 195


Sea como sea veamos el significado del Laberinto: La sola mención de la palabra laberinto evoca mito, incógnita, secreto, adivinanza, dificultad, incertidumbre, juego, temor, decisión, fascinación y fantasía. De alguna manera lo asociamos a lo desconocido y a un desafío que, como tal, siempre lleva aparejado algún riesgo, el alcance lo podemos imaginar, pero que sólo llegaríamos eventualmente a conocer entrando en él. Por otro lado se encuentra el omnipresente sospecha humana de que estamos siempre en un laberinto del que nunca acabamos de encontrar la salida, y que éste sea el transitar por esta vida, la búsqueda de la salida, o de un posible centro. Quizás algunos podrían considerar como sinónimos los términos 'salida' y 'centro', mientras que para otros resultarían términos antagónicos. Porque el laberinto resulta a estas alturas, considerando sus milenios de historia, una figura arquetípica, preñada de múltiples representaciones posibles e interpretaciones llenas de sugerencias, asociaciones y sentidos diversos simultánea o alternativamente, en diferentes circunstancias vitales o evolutivas. Menciona en su etimología la acepción de "palacio del hacha de dos hojas", derivada del laberinto de Cnossos, y éste de la concepción egipcia, en los territorios de la que se cree existió el laberinto más inmenso del antigüedad. El hacha de doble hoja o labrys, infundada de luz, habría sido Labrys la única arma del mítico Ares, en su llegada a la Tierra en sus inicios, y con la que habría construido caminos circulares en medio de las tinieblas originarias: el laberinto. El labrys es también símbolo del culto minoico en general, y se asocia tanto a los dos cuernos del toro como dos lunas.

196


Otros estudiosos nos explican que deriva directamente de una de las representaciones más antiguas de la Gran Diosa Madre como Diosa Mariposa

que seria un símbolo de transformación, regeneración y de vida, puesto que para que nazca la mariposa a de morir la oruga. Para los occidentales modernos, más que el egipcio, el más famoso de los laberintos sigue siendo el de Creta, habitado por el mítico Minotauro y toda su potencia vital, primitiva y devoradora.

197


Obviando los detalles arcaicos, nos detendremos un poco en la forma más conocida del laberinto clásico o cretense,

que su figura redondeada, semejante a una hoja vegetal y su nervadura, nos remite a la vida orgánica natural, donde la curva es la dominante; se dice que no existen las líneas rectas en la naturaleza. En la hoja, a diferencia del laberinto, la nervadura es de tipo arboriforme, de continuas bifurcaciones cada vez menores a partir de un eje central. En el laberinto por su parte, la línea se vuelve una y otra vez sobre sí misma en torno a un núcleo que puede ser céntrico o bien excéntrico, y en el que, de concebirse un eje, sería tácito y perpendicular al plano del laberinto mismo. De esta forma, el laberinto clásico nos conecta asociativamente con las espirales, los remolinos todas ellas asociadas a los cultos a la Gran Madre y un sin fin de formas vitales y orgánicas presentes en la naturaleza desde las galaxias espirales hasta los meandros de los ríos, incluyendo el ADN (ácido desoxirribonucleico en doble hélice ) que constituye el patrimonio genético del devenir de las especies. La dominación de la forma curva en la naturaleza inspiró, a finales del siglo XIX, el Art Nouveau, como representación del vivo, lo orgánico y lo natural, siendo sus características más distintivas la sinuosidad y la asimetría.

198


Las formas orgánicas, propias de lo que está vivo en la creación, nos muestran la infinita variedad de la manifestación en su continua formación de obras nunca idénticas entre sí. Son formas que parecen en movimiento, con capacidad de expansión, crecimiento, multiplicación, transformación y evolución, y que pueden manifestarse en una sucesión de nuevos estados o vidas. El laberinto no es un invento de culturas arcaicas, sino que está presente en toda la cadena de la existencia física y psíquica, tanto como forma arquetípica susceptible de interpretaciones simbólicas variadas, como en su forma más directa, visible y orgánica: el cerebro,

el pabellón auricular, la red vascular, la huella digital, etc. La curva espiral es la forma básica que da inicio a una estructura, gracias a la resistencia que encuentra el impulso inicial en su camino de creación; según la dirección de sus circunvoluciones, la espiral puede ser ascendente - evolutiva - o descendiente - involutiva constituyendo la imagen primordial tanto de la creación de un mundo como de la posible interacción entre mundos diversos. Desde la antigüedad se ha distinguido a la espiral dextrógira como creadora ya la levógira como destructora o torbellino. La espiral está asociada también a la idea de danza, en un intento por conciliar la rueda de las transformaciones con 'el centro místico' y el motor 'inmóvil'. La escena cotidiana del agua escabulléndose por el agujero del lavabo 199


nos muestra una realidad mucho más amplia. Es conocido que estos desagües giran en sentidos opuestos en el hemisferio norte terrestre y en el hemisferio sur, señalándonos la decisiva influencia del magnetismo sobre el sentido del giro helicoidal de las aguas en el planeta.

La fascinante forma espiral nos remite a un polo de atracción magnética que eventualmente podría dar acceso a nuevas dimensiones del ser y de la experiencia. Los cambios en el estado de conciencia, como los representados en forma extrema en los momentos del nacimiento y la muerte, siempre se han representado como espirales que permiten la transferencia, debido a que el magnetismo del lugar de acceso opera activamente sobre el sujeto. Entre ambos acontecimientos biográficos, son posibles infinitos estados de conciencia fuera del tiempo lineal, a través de espirales que nos remiten a mundos paralelos • alelos o estados paradójicas inexplicables o poco descriptibles, como por ejemplo, los que transfieren de la vigilia al sueño, y aquellos susceptibles de presentarse en la contemplación, la meditación, o por el uso de drogas psicotrópicas. Existe la hipótesis de que los agujeros negros astronómicos serían verdaderas puertas a universos paralelos • alelos. En un ejemplo más cercano, se puede concebir el movimiento completo de nuestro sistema solar local, los planetas giran en órbitas, pero como la galaxia completa se desplaza a gran velocidad, estas órbitas avanzan 200


describiendo espirales. En el sistema jeroglífico egipcio, la espiral designa tanto las formas cósmicas en movimiento como la relación entre la unidad y la multiplicidad. Se relacionan particularmente con los lazos y las serpientes. La espiral, como estructura, simboliza tanto el camino evolutivo - en su sentido de desarrollo necesariamente gradual - como la puerta a otras dimensiones, al constituirse en la forma arquetípica por excelencia • excelencia capaz de interceptar el tiempo lineal y la visión ordinaria de las cosas. A través de la espiral tanto podemos elevarnos como hundirnos, ascender como ser aspirados, morir o nacer a una nueva vida, porque la espiral, a diferencia del círculo quieto, tiene un sentido. Tanto la evolución de las especies como la del alma es un viaje en espiral. Los laberintos pueden diferenciarse según la forma: redondeados, cuadrangulares, irregulares. O, principalmente, según la relación entre el ingreso y el centro. En esta última clasificación encontramos aquellos de una sola vía en el que un único camino lleva en su centro, por contraposición a los de cruces, que presentan múltiples ramificaciones y rutas ciegas y en los que es posible extraviarse, volver muchas veces al punto de partida o incluso no encontrar nunca el centro o la salida.

201


En el caso de la vía única, más que estrictamente un laberinto, se trata de un camino de peregrinación, ya que siempre será posible llegar al centro. El buscador, al recorrer un laberinto de una sola vía, avanza por la única senda posible, volteando en uno u otro sentido, simplemente; no hay más acertijo ni más decisión que la de continuar la marcha. Podría considerarse que no hay desafío y que por tanto no entran en juego aquí el esfuerzo o los talentos personales. Efectivamente, en un sentido simbólico, el laberinto de una sola vía es el trayecto a realizar por una persona que ya está en el camino, y a la que se le puede suponer que ha sorteado las pruebas de los intrincados curvas de los laberintos de cruce previos que si implican elección y por tanto riesgo de error y de fracaso. En estos últimos, el peregrino ha depurado su discernimiento y ha conseguido sortear las falsas vías con mayor o menor éxito. La lucha para llegar al centro ha refinado sus habilidades, agudizado su intel • intelecto, clarificado sus emociones; aquí ha conocido el miedo, el poder de la subjetividad y los espejismos, hasta llegar a comprender en el mejor de los casos que toda su razón, su destreza y sus conocimientos no eran suficientes para llegar a la meta anhelada. Finalmente, el entrenamiento puede haber llevado a subordinar su ego a la guía interior invisible que puede guiar intuitiva o magnéticamente sus pasos. Entonces está preparado para ingresar al laberinto de una sola vía, en el que sólo debe avanzar dejándose conducir por el trazado. Este laberinto se parece más a la concepción de la espiral que en la del laberinto. Hay un centro que lo atrae magnéticamente y que mantiene presente durante el recorrido, pero ignora que experimentará allí. Durante las circunvalaciones • instalaciones va girando, bien en el sentido de las agujas del reloj, o al revés. Los giros y el trazado del aíslan del mundo de alrededor, apartándolo de la vida cotidiana; concentrado, avanza por la senda a la vez que se desorienta del tiempo lineal o del espacio de las referencias cardinales físicas. Puede ir orante, recitando un mantra, realizando un examen de conciencia o simplemente percibiendo su estado interno. Los giros en torno a un centro magnético son el símil de una vacuna que se carga de electricidad cambiando así su potencial energético vibracional - que se vuelve progresivamente más sutil y receptivo a medida que accede al centro, el núcleo donde se encuentra el eje vertical intangible de máxima vibración. De esta manera, el recorrido del campo energético del laberinto puede modificar el estado de conciencia, aislando al ser de su devenir circunstancial, para 202


conectarlo progresivamente con su devenir intemporal, hasta una posible identificación entre el ser y el centro magnético.

No nos detendremos en el laberinto de Creta, creado por Dédalo y conquistado por Teseo, tema ampliamente discutido en textos de mitología y la simbología de la cual abarcaría un artículo aparte. Sólo mencionar que se trataba de un laberinto de cruces, como es obvio, y no de vía única, donde el tema dominante es la lucha, la superación de pruebas para conquistar el centro y someter al monstruo devorador de doncellas. La cuna de los primeros laberintos, así como de la representación de formas espirales, no está claramente establecida, aunque hay evidencia de su existencia desde el neolítico, o incluso antes, en representaciones rupestres, tablas de arcilla, pictogramas, mosaicos o jardines. Se ha verificado la fecha de los más antiguos, a lo menos 4000 años, y figuraciones similares se repiten en localizaciones geográficas muy distantes entre sí (India, América, Escandinavia, Rusia y casi toda Europa) que difícilmente podrían haber tenido comunicación entre sí en el antigüedad. Los laberintos famosos referidos en los textos antiguos, además de los de Creta (Cnossos y Gortyna), se encuentra el griego en la isla de Lemnos, el etrusco en Clusia y el egipcio cerca del lago Moeris,

203


siendo éste el más inmenso y imponente según las descripciones que hacen los historiadores antiguos Herodoto y Estragón. Plinio agrega que el laberinto egipcio era cien veces mayor que el cretense, siendo inspirado por aquél. Verdadera ciudadela que incluía sede del gobierno y tumba del faraón, incluía miles de habitaciones. Dice Herodoto: "si se reunieran bajo un solo aspecto todas las fortificaciones y construcciones de Grecia, tal conjunto parecería haber costado menos trabajo y gasto que el laberinto ... se compone de 12 palacios cubiertos, sus puertas se abren unas frente a las otras; seis por lado norte y seis por el sur; un muro exterior único reúne todas las construcciones. Las cámaras son dobles, unas subterráneas y otros al nivel del suelo; hay tres mil: mil quinientas por piso. Hemos visto y atravesado las cámaras altas ... ; sólo conocemos las inferiores de oído ... el paseo a través de las cámaras y los circuitos en torno a los palacios nos causaron mil sorpresas por su variedad, pasábamos de un patio en las salas, de éstas a las galerías, de las galerías en otros espacios cubiertos y de las salas a otros patios, los techos de todas las salas son de la misma piedra que los muros; muros y techos están adornados con multitud de figuras esculpidas. Cada palacio tiene un peristilo interior de piedra blanca, admirablemente aparejada. En cada ángulo del laberinto hay una pirámide de unas cuarenta brazas sobre las que hay esculpidas figuras divinas; se penetra en ellas por un camino subterráneo ". 204


La posibilidad de extraviarse en el laberinto es la misma que la de extraviarse en la propia vida, tomando caminos que no conducen a ninguna parte, o simplemente, no encontrando un sentido que guíe la vida por encima de las dificultades cotidianas y que permita valorarlas en su justa dimensión para evitar ser arrastrado por ellas a la confusión. El laberinto es una forma deliberadamente intrincada que comienza por delimitar artificialmente un área cerrada con respecto al entorno, expresando desde su inicio una totalidad dentro de otra mayor. Como trazado, por tanto, su importancia es exclusivamente psicológica, es decir, simbólica, ya que nada impide al visitante pasar por encima sin notarlo o sin que nada suceda. La decisión de entrar en el laberinto es voluntaria, aceptando las reglas del juego, esto es, que se ingresa en una galería desconocida con la intención de descifrar un enigma o experimentar una vivencia interna nueva, supuesta o imaginada. Como imagen nos remite de cierta forma a los mandalas, aunque en estos el individuo se centra mientras construye, y en el laberinto, mientras recorre el ya construido.

El espacio delimitado, como representación de un mundo, cósmico o personal, se vuelve así sagrado, dado que remite a la búsqueda de una coincidencia. Las dificultades o pruebas para acceder al centro son las estaciones de la transformación, pero de alguna manera todos los obstáculos indican que alcanzar el corazón del laberinto es posible. Para algunos, el énfasis del laberinto está en su condición de 205


camino iniciático, para otros, en su sentido de proteger el sagrado e impedir su profanación, o en su capacidad de permitirnos eventualmente llegar al precioso centro y su tesoro, como símbolo de nuestro ser más profundo y verdadero; Fulcanelli lo destaca como la representación de la obra alquímica completa, con el oro en el centro. Primero, nuestra naturaleza más elevada debe derrotar al Minotauro, que simboliza tanto la energía primordial, como nuestros instintos más primitivos, como el espejismo a atravesar antes de obtener el oro, como verdadero "vigilante en el umbral". Aquí se desarrolla el combate entre nuestras dos naturalezas. Todos estos obstáculos se encuentran en la propia psique, con sus anfractuosidades, y • alusiones y callejones. El recorrido es la posibilidad de transformación, y en su más elevada posibilidad, la identificación del peregrino con el verdadero Sí Mismo, en una eventual victoria del permanente por sobre el temporal. Si en el laberinto de cruces el mayor desafío puede ser el de encontrar el centro, no podemos dejar de mencionar que el desafío mayor del laberinto de una sola vía sea salir una vez se ha alcanzado el centro, para manifestar la llegada en la verdadera prueba de la vida cotidiana. La fascinación de querer permanecer en la espiral es un riesgo siempre latente.

Con frecuencia, el trayecto por el laberinto comprende cuatro cuadrantes tanto en aquellos redondeados como en los cuadrangulares - aportación románica en el laberinto - de una sola vía, en referencia a los cuatro centros del hombre encarnado y los cuatro cuerpos que debe trascender en el su camino hacia el centro. El cuatro es asimismo el símbolo del mundo manifestado a partir de 206


la trinidad inicial. El recorrido en estos laberintos en general se produce de cuadrante en cuadrante, es decir, debe recurrirse todo un cuadrante antes de pasar al siguiente. El centro viene a representar así, además, el lugar de integración, el punto más allá de la multiplicidad de los cuadrantes y de la periferia, a los que trasciende e incluye. En la enseñanza masónica leemos: "El Maestro Secreto descubre en el Cuarto Viaje el problema de la Cuadratura del Círculo. La Cruz de los elementos, con sus cuatro brazos, es la expresión Tetragonia de la personalidad. Esta personalidad - Cruz, para volver a la Unidad con el Infinito, que es el Círculo, debe girar en la eternidad de la vida; el fuego de sus brazos, en su movimiento circulatorio, se convierte en cruz esvástica. Esta es la explicación moral de la Cuadratura del Círculo. La Piedra Cúbica o Perfección Individual, en medio del Círculo de la Vida, es la Cuadratura del Círculo. Dentro de la piedra se encuentra el Sepulcro de Hiram con su corazón palpitante. "Es el Arca de la Alianza entre Dios y el Hombre." En la estructura cabalística de las catedrales góticas el laberinto se encuentra entre la esfera de la Belleza y Armonía (Tipheret) y las esferas del cuaternario de la personalidad: Victoria, Gloria, Fundamento y el Reino, en otras palabras, el trabajo en el cuaternario inferior permite el acceso a la elegida que sigue en el ascenso hacia el altar. Se puede apreciar la importancia fundamental de la transformación necesaria a nivel del laberinto, un paso más adelante del Fundamento o plano electromagnético (etérico) para avanzar hacia niveles superiores. En una visión general, el laberinto está a medio camino entre el bautismo del agua y el del fuego, o entre la Luna y el Sol, en pleno vientre de la nave. El cabalista Moisés Cordovero (1592) decía que para que la Manifestación fuera, el Ser debía ocultarse y debido a ello, "la revelación es la causa del ocultamiento y el ocultamiento es la causa de la revelación" . De esta manera, el laberinto viene a ser tanto un núcleo de escondite como de manifestación o encuentro, mediante la transmutación.

207


El de la Catedral de Chartres es el más famoso de los laberintos medievales, y uno de los que se encuentra mejor conservado en la actualidad, aunque la imagen original del Minotauro central hace mucho fue eliminada - como en otros laberintos de su época -. En la Edad Media se le llama "la legua de Jerusalén", en referencia a que el recorrían descalzos o de rodillas como sustituto del viaje a Tierra Santa. Gracias a los investigadores culturales y a los hallazgos de la radiestesia, se ha descubierto que la mayoría de las catedrales góticas europeas están construidas sobre lugares de cultos previos, especialmente druidas, eran escogidos por ser lugares de poder, es decir, de concentración de energías telúriques. La radiestesia descubre y sigue las corrientes energéticas del planeta, que suelen disponerse en forma de rejillas, de las que el mundo científico ha reconocido algunas, como las rejillas de Hartmann y Curry. Cuando coinciden dos o más rejillas en un punto, más corrientes subterráneas, más una falla tectónica, se trata de un punto fuertemente cargado o lugar de poder, que ha sido a menudo el lugar elegido para levantar los cimientos de las principales catedrales góticas medievales. Dentro de ellas hay además puntos de máxima energía que por lo general se ubican en el altar mayor, en el crucero, y en el laberinto. 208


La Catedral de Chartres se encuentra sobre una colina prehistórica que ya había visto incendiarse cinco templos católicos previos sobre un antiguo lugar de culto druida, encima de una gruta subterránea. Las mediciones han detectado, en su laberinto - construido en 1235 la confluencia de cinco corrientes subterráneas, más una falla, más unas inusuales rejillas de líneas dobles de radiación de oro y líneas dobles de radiación de plata, siendo el centro el punto de más alta vibración. En su diseño circular, el laberinto de Chartres sigue la tradición del laberinto de Otfrid de 11 galerías, en un trayecto de aproximadamente 260 metros de longitud y un diámetro de trece metros, el cual era recorrido por los peregrinos de rodillas, de la periferia en el centro, cuadrante por cuadrante, en poco más de una hora. Se dice que esta longitud sería la misma que la recorrida por Cristo entre el juicio y el Gólgota. En la pared occidental en el laberinto de Chartres se encuentra un rosetón de vidrieras multicolores, y bajo él, vidrieras ojivales, por donde se proyecta la luz en el laberinto. En la vidriera central, una imagen de la Virgen es proyectada en el centro del laberinto todos los años el día 22 de Agosto, día que correspondería al 15 de Agosto del calendario Juliano medieval, fecha en la que se conmemora la Asunción de la Virgen. El laberinto de Chartres, como punto de máxima potencia dentro de la catedral, facilitaba la transformación íntima de quienes lo recorrían, al elevar su vibración energética, y por tanto su nivel de conciencia. Así, mientras el feligrés hacía el ritual de penitencia, o peregrinaba simbólicamente a Jerusalén, era posible que - sin advertirlo - elevara su vibración desnudándose en el camino de lo más tosco y armonizando por resonancia con octavas más sutiles en esta verdadera espiral magnética de contacto potencial entre lo profundo de la tierra - las fuerzas tel • lúriques concentradas - y el infinito del cielo. El laberinto de Chartres es un lugar de poder multidimensional dentro de un recinto sagrado, instituido por centurias de culto superpuestos.

209


El laberinto puede ser concebido como un viaje más allá del tiempo y el espacio, como un lugar mágico y mítico, como un espacio a la vez psíquico y cósmico donde es posible una conjunción central en un punto de unidad. La unidad central que remite a la periferia y viceversa, el ocultamiento del centro y su revelación, es el gran tema del laberinto. De la misma manera que el laberinto físico es mas que un plano, el punto central no es un punto, sino que un campo energético multidimensional que posibilita el contacto vertical. En este sentido nos remite, por analogía, con el punto Nuevo del Eneagrama. En síntesis, el laberinto de cruces nos refiere esencialmente a la vida psíquica del hombre común y del buscador, de lo que vive en la selva diaria de la que no tiene más perspectiva que los obstáculos e interminables desafíos, con escasa o ninguna percepción o incluso suposición de un centro o una salida, atrapado como se encuentra en la dimensión cotidiana de la experiencia. Por el contrario, el laberinto de una sola vía nos conduce dentro del camino ya trazado hacia el centro avistado, presentido o largamente anhelado, para los que son capaces de experimentarlo. Evidentemente, no sabemos que interpretación tenía para los egipcios o cretenses el laberinto, pero todo parece indicar que estava sin duda relacionado con algunas actividades de tipo religioso y funerario, lo que enlazaría con lo que venimos explicando. Volvamos a la narración de Robert Graves: Una danza laberíntica parece haber sido llevada a Britania desde el Mediterráneo oriental por agricultores neolíticos del tercer milenio a. 210


de C, puesto que toscos laberintos de piedra, análogos a los británicos hechos en el césped, se dan en la zona «Beaker B» de Escandinavia y el nordeste de Rusia; y en el sudeste de Europa se encuentran laberintos eclesiásticos, utilizados en otro tiempo con propósitos penitenciales. A los laberintos ingleses hechos en el césped se los llama habitualmente «Ciudad de Troya», y lo mismo a los de Gales: Caer-droia. Probablemente los romanos los llamaban así por su Juego de Troya, una danza laberíntica ejecutada por jóvenes aristócratas en honor del antepasado de Augusto, el troyano Eneas; aunque, según Plinio, la bailaban también los niños en la campiña italiana.

En Cnosos el culto del toro celeste sucedió al culto de la perdiz, y el círculo de bailarines llegó a representar los cursos anuales de los cuerpos celestes. Por lo tanto, si tomaban parte siete muchachas y doncellas, pueden haber representado a los siete titanes y titánides del sol, la luna y los cinco planetas (véase 1.3 y 43.4); aunque no se ha encontrado ninguna prueba concreta del culto de los titanes en las obras de arte cretenses. Parece que la antigua danza de la Grulla de Délos —también las grullas ejecutan una danza amorosa— se adaptó igualmente a un dibujo laberíntico. En algunos laberintos los bailarines se asían a una cuerda que les ayudaba a mantener la distancia conveniente y seguir el dibujo sin equivocarse; y esto puede haber dado origen a la fábula del ovillo de hilo (A. B. Cook Journal of Hellenic Studies xiv.101 y ss., 1959); en Atenas, como en el monte Sípilo, a la danza de la cuerda se la llamaba cordax (Aristófanes: Nubes 540). El espectáculo en el ruedo taurino de Creta consistía en una exhibición acrobática realizada por hombres jóvenes y muchachas 211


que por turno se asían a los cuernos del toro que embestía y daban saltos mortales hacia atrás sobre su lomo. Éste era evidentemente un rito religioso, y quizás también en este caso los ejecutantes representaban planetas. No pudo haber sido un deporte tan peligroso como sugieren la mayoría de quienes escriben sobre el tema, y en un fresco cretense se ve que un compañero estaba listo para recoger al joven o la muchacha que daba los saltos mortales cuando caían a tierra.

«Ariadna», que los griegos interpretaban como «Ariagne» («muy santa»), tenía que ser el título de la diosa Luna honrada en la danza y en el ruedo taurino: «la alta y fértil madre Cebada», llamada también Aridela («La muy manifiesta»). La conducción de ramos cargados con frutos en honor de Ariadna y de Dioniso, y el suicidio de ésta ahorcándose «porque temía a Ártemis», indican que se ataban a esos ramos muñecas que representaban a Ariadna (véase 79.2). Una muñeca-diosa beocia en forma de campana que se ve en el Louvre con las piernas colgantes es Ariadna, o Erígone, o Ártemis Ahorcada; y unas muñecas de bronce con miembros separables se han encontrado en la Cerdeña de Dédalo. La corona de Ariadna hecha por Hefesto en forma de guirnalda de rosas no es una fantasía; en el tesoro de Mochlos se han encontrado finas coronas de oro con joyas en forma de flores.

212


El casamiento de Teseo con la sacerdotisa de la Luna le hizo señor de Cnosos y en una moneda cnosia se ve una luna nueva en el centro de un laberinto. Pero la costumbre matrilineal privaba a una heredera de todo derecho a sus tierras si acompañaba a su marido al otro lado del mar; y esto explica por qué Teseo no llevó a Ariadna a Atenas, ni más allá de Día, isla cretense a la vista de Cnosos. El Dioniso cretense, representado como un toro —Minos, en realidad— era el marido legítimo de Ariadna; y el vino, hecho en Creta, sería empleado en sus orgías. Esto puede explicar la indignación de Dioniso, de la que informa Homero, porque Ariadna y Teseo, el intruso, se habían acostado juntos. Muchas costumbres atenienses antiguas del período micénico son explicadas por Plutarco y otros en función de la visita de Teseo a Creta; por ejemplo, la prostitución ritual de muchachas y la sodomía ritual (característica del culto de Anata en Jerusalén (véase 61.1) y el 213


de la diosa siria en Hierápolis), las cuales sobrevivían como vestigios entre los atenienses en la propiciación de Apolo con una ofrenda de doncellas y en la conducción por dos muchachos homosexuales de ramas con frutos. La rama con frutos recuerda la lulab que se llevaba en Jerusalén en el Festival de los Tabernáculos del Año Nuevo, celebrada también a comienzos de otoño. El de los Tabernáculos era un festival de la vendimia y correspondía a las Oscoforias, o «conducción de racimos de uva», atenienses, el principal interés de las cuales consistía en una carrera pedestre (Proclo: Crestomatía 28). Originalmente, el vencedor se convertía en el nuevo rey sagrado, como en Olimpia, y recibía una mezcla quíntuple de «aceite, vino, miel, queso picado y harina», el néctar y la ambrosía divinos de los dioses. Plutarco asocia a Teseo, el nuevo rey, con este festival al decir que llegó accidentalmente mientras se estaba realizando y le disculpa de toda participación en la muerte de su predecesor Egeo. Pero en realidad el nuevo rey luchaba con el rey viejo y lo arrojaba, como pharmacos, desde la Roca Blanca al mar (véase 96.3).

En la ilustración que el mitógrafo ha interpretado mal evidentemente, la nave con la vela negra de Teseo tiene que haber sido una embarcación lista para salvar al pharmacos; tenía velas negras porque los pescadores del Mediterráneo embetunan habitualmente sus redes y velas para impedir que el agua salada las pudra. La grana o cochinilla proporcionaba un unte escarlata con el que se untaba el rostro del rey sagrado, y por tanto estaba asociada con la realeza. Los chipriotas adoraban a Ariadna como la «diosa del Nacimiento de Amato», título perteneciente a Afrodita. Su festival de otoño celebraba el nacimiento del Año Nuevo; y el joven que imitaba sus 214


dolores de parto era su amante regio, Dioniso. Esta costumbre, llamada couvade, se encuentra en muchas partes de Europa, incluyendo algunos distritos de Anglia Oriental. LA FEDERALIZACIÓN DE ÁTICA Cuando Teseo sucedió a su padre Egeo en el trono de Atenas reforzó su soberanía ejecutando a casi todos sus adversarios, con excepción de Palante y el resto de sus cincuenta hijos. Algunos años después dio muerte también a éstos como medida de precaución, y, cuando se le acusó de homicidio ante el tribunal de Apolo el Delfín, alegó el pretexto sin precedentes de «homicidio justificable», lo que le valió la absolución. Le purificaron de la sangre derramada en Trecén, donde reinaba su hijo Hipólito, y pasó allí un año entero. A su regreso sospechó que un hermanastro, llamado también Palante, le era desleal y lo desterró inmediatamente. Palante fundó luego Palantio en la Arcadia, aunque algunos dicen que lo había hecho Palante, el hijo de Licaón, poco después del diluvio de Deucalión. Teseo demostró ser un gobernante observante de la ley, e inició la política de federalización, que fue la base del posterior bienestar de Atenas. Hasta entonces Ática había estado dividida en doce comunidades, cada una de las cuales manejaba sus propios asuntos sin consultar al rey de Atenas salvo en momentos de emergencia.

Los eleusinos incluso llegaron a declarar la guerra a Erecteo y abundaban otras querellas intestinas. Si esas comunidades habían de renunciar a su independencia, Teseo tenía que acercarse a cada clan y familia por turno, y eso fue lo que hizo. Encontró a los labradores 215


acomodados y a los siervos dispuestos a obedecerle, y convenció a la mayoría de los grandes terratenientes para que aceptaran su plan prometiéndoles abolir la monarquía y sustituirla por la democracia, aunque él seguiría siendo general en jefe y juez supremo. Aquellos a quienes no convencieron los argumentos expuestos por él al menos respetaron su fuerza. Así se dio a Teseo poder para disolver los gobiernos locales, después de convocar a sus delegados en Atenas, donde les proporcionó una Sala de Consejo y un Tribunal, que todavía existen hoy día. Pero se abstuvo de inmiscuirse en las leyes de la propiedad privada. Luego unió los suburbios con la ciudad propiamente dicha, que hasta entonces se componía únicamente de la Acrópolis y sus dependencias inmediatas al sur, incluyendo los antiguos templos de Zeus Olímpico, Apolo Pitio, la Madre Tierra, Dioniso de los Pantanos y el Acueducto de los Nueve Manantiales. Los atenienses todavía llaman a la Acrópolis «la ciudad». Llamó cambien al día 16 del mes de Hecatombeón [julio] Día de la Federación, y organizó un festival público en honor de Atenea; en ese día se ofrece un sacrificio incruento a la Paz. Cambió el nombre de los Juegos Atenienses celebrados ese día por el de Panateneos, con lo que los abrió para todo el país de Ática; y también instituyó el culto de Afrodita Federal y de la Persuasión. Luego renunció al trono, como había prometido, y dio al Ática su nueva constitución, y bajo el mejor de los auspicios, pues el oráculo de Delfos profetizó que Atenas surcaría los mares tormentosos con la seguridad de un odre.

Para ampliar la ciudad todavía más, Teseo invitó a todos los extranjeros dignos a que se hicieran sus conciudadanos. Sus heraldos, que recorrían toda Grecia, empleaban una fórmula que se utiliza todavía, a saber: «Venid acá todos, oh pueblo.» Grandes multitudes afluyeron inmediatamente a Atenas y él dividió a la 216


población del Ática en tres clases: los eupátridas, o sea «los que merecen bien de su patria»; los georges o «labradores», y los demiurgos o «artesanos». Los eupátridas se encargaban de los asuntos religiosos, proporcionaban los magistrados, interpretaban las leyes y encarnaban la dignidad suprema; los georges cultivaban la tierra y constituían la columna vertebral del Estado; los demiurgos, con mucho la clase más numerosa, aportaban artesanos tan variados como adivinos, cirujanos, heraldos, carpinteros, escultores y reposteros. Así Teseo se convirtió en el primer rey que instituyó una república, que es por lo que Homero, en el Catálogo de las naves, llama solamente a los atenienses pueblo soberano; y su Constitución siguió en vigor hasta que se apoderaron del poder los tiranos. Sin embargo, algunos niegan que sea cierta esta tradición; dicen que Teseo siguió reinando como anteriormente y que, después de la muerte del rey Menesteo, que condujo a los atenienses contra Troya, su dinastía se mantuvo durante tres generaciones. Teseo, el primer rey ateniense que acuñó dinero, imprimió en sus monedas la imagen de un toro. No se sabe si representaba al toro de Posidón o a Tauro, el general de Minos, o si simplemente con ello estimulaba la agricultura, pero su sistema monetario fue causa de que el valor legal se citase en función de «diez bueyes» o «cien bueyes», durante mucho tiempo. Emulando a Heracles, quien había designado a su padre Zeus patrono de los Juegos Olímpicos, Teseo designó a su padre Posidón patrono de los Juegos ístmicos. Hasta entonces el dios así honrado había sido Melicertes, hijo de Ino, y los juegos, que se realizaban de noche, habían sido misterios, más bien, que un espectáculo público. A continuación Teseo defendió el derecho ateniense a la soberanía de Megara, y luego reunió a los delegados del Peloponeso en el istmo y les indujo a que resolvieran una vieja disputa fronteriza con sus vecinos jonios. En un lugar aceptado por ambas partes erigió la célebre columna con una inscripción en el lado oriental que decía: «Esto no es ya el Peloponeso, sino Jonia», y otra en el lado occidental que decía: «Esto no es ya Jonia, sino el Peloponeso». También obtuvo el consentimiento de los corintios para que los atenienses ocuparan el lugar de honor en los Juegos ístmicos; ese lugar consistía en tanto terreno como el que cubría la vela de la nave que los había llevado. El elemento mítico de la fábula de Teseo se mezcla aquí con lo que pretende ser la historia constitucional de Atenas; pero la federalización del Ática está fechada con varios siglos de anticipación; 217


y las reformas democráticas de Teseo son propaganda del siglo V, inventadas probablemente por Clístenes.

Las reformas legales hechas durante la última monarquía judía fueron atribuidas de igual modo a Moisés por los redactores del Pentateuco. Los bueyes constituían el patrón del valor en la antigua Grecia, Italia e Irlanda, como lo constituyen todavía en las tribus pastoriles atrasadas del África Oriental, y los atenienses no acuñaron monedas hasta cerca de quinientos años después de la guerra de Troya. Pero es cierto que en los lingotes de cobre cretenses de un peso fijo se estampaba oficialmente una cabeza de toro o un becerro recostado (Sir Arthur Evans: Minóan Weights and Médiums of Currency p. 335); y que los butades de Atenas, que parecen haber sido en gran parte responsables por la evolución del mito de Teseo, pueden, haber tenido presente esta tradición cuando acuñaron moneda en la que estaba estampada la cabeza de buey, la divisa de su clan. La división del Ática en doce comunidades tiene su análoga en un arreglo parecido hecho en el delta del Nilo y, en Etruria, y en la distribución del territorio cananeo conquistado entre las doce tribus de Israel; en cada caso el número puede haber sido elegido para permitir el traspaso mensual de la monarquía de una tribu a otra. TESEO Y LAS AMAZONAS 218


Algunos dicen que Teseo tomó parte en la afortunada expedición de Heracles contra las Amazonas y recibió como su parte en el botín a su reina Antíope, llamada también Melanipa; pero que este no fue un destino tan desdichado para ella, como pensaban muchos, pues le había entregado la ciudad de Temiscira sobre el río Termodón, en prueba de la pasión que él había encendido ya en su corazón. Otros dicen que Teseo fue al país de las Amazonas algunos años más tarde, en compañía de Pirítoo y sus camaradas, y que las Amazonas, complacidas por la llegada de tantos guerreros apuestos, no les hicieron resistencia. Antíope salió a recibir a Teseo con regalos, pero tan pronto como subió a bordo de su nave, Teseo ordenó levar, anclas y la raptó. Otros más dicen que Teseo permaneció algún tiempo en Amazonia y agasajó a Antíope como su, invitada. Añaden que entre sus compañeros se hallaban tres hermanos atenienses, Euneo, Tóloas y Solunte, el último de los cuales se enamoró de Antípode, pero como no se atrevía a cortejarla directamente, pidió a Euneo que defendiera su causa. Antíope rechazó esos requerimientos, pero siguió tratando a Solunte con la misma cortesía que anteriormente, hasta que él se arrojó al río Termodonte y se ahogó Teseo no se enteró de lo que había sucedido y eso le afligió mucho. Recordando una advertencia que le había hecho el oráculo de Delfos en el sentido de que si alguna vez se sentía afligido en un país extraño debía fundar una ciudad y dejar en ella a algunos de sus compañeros para que la gobernasen, construyó Pitópolis, en honor de Apolo Pitio, y al río cercano le dio el nombre de Solunte. Luego se hizo a la mar con Antíope.

219


La hermana de Antíope, Oritia, confundida por algunos con Hipólita, cuyo ceñidor obtuvo Heracles, juró vengarse de Teseo. Concluyó una alianza con los escitas y condujo una gran fuerza de amazonas a través del hielo del Bósforo Cimerio, cruzó el Danubio y pasó por Tracia, Tesalia y Beocia. En Atenas acampó en el Areópago e hizo un sacrificio a Ares, acontecimiento por el que, según dicen algunos, recibió ese nombre la colina; pero primeramente ordenó que un destacamento invadiera Laconia y disuadiera a los peloponeses de enviar refuerzos a Teseo por el istmo. Las fuerzas atenienses estaban ya formadas, pero ninguna de las dos partes se decidía a iniciar las hostilidades. Al fin, por consejo de un Oráculo, Teseo sacrificó a Fobo, hijo de Ares, y presentó batalla el día 7 del mes de Boedromión, fecha en que se celebran en Atenas los sacrificios llamados Boedromios. El frente de batalla de las Amazonas se extendía entre el lugar llamado ahora Amazonio y el Pnix, cerca de Crisa. El ala derecha de Teseo descendió desde el Museo y cayó sobre el ala izquierda enemiga, pero fue derrotada y tuvo que retirarse hasta el Templo de las Furias. Recuerda este episodio una piedra erigida al jefe local Calcodomte en una calle a cuyos lados se hallan las tumbas de los que murieron en el combate y que ahora lleva su nombre. Pero el ala izquierda ateniense atacó desde el Paladio, el monte Árdelo y el Liceo y obligó al ala derecha de las Amazonas a retirarse a su campamento, infligiéndoles muchas bajas.

Algunos dicen que las Amazonas ofrecieron la paz sólo tras cuatro meses de dura lucha; el armisticio, jurado cerca del templo de Teseo, 220


es conmemorado todavía con el sacrificio amazónico que se realiza en la víspera de su festival. Pero otros dicen que Antíope, ahora esposa de Teseo, peleó heroicamente a su lado, hasta que la mató una flecha disparada por una tal Molpadia, a la que Teseo dio muerte luego; que Oritía, con unas pocas compañeras, huyó a Megara, donde murió de pena y desesperación; y que las demás Amazonas, arrojadas del Ática por el victorioso Teseo se establecieron en Escitia. En todo caso, ésta fue la primera vez que los atenienses rechazaron a invasores extranjeros. Algunas amazonas que quedaron heridas en el campo de batalla fueron enviadas a Caléis para que las curaran. Antíope y Molpadia están enterradas en las cercanías del templo de la Madre Tierra, y una columna de barro señala la tumba de Antíope. Según un relato, las Amazonas entraron en Tracia por Frigia y no por Escitia, y fundaron el templo de Artemis Efesia mientras marchaban a lo largo de la costa. Según otro, se habían refugiado en ese templo en dos ocasiones anteriores, a saber, en su huida de Dioniso y después de haber vencido Heracles a la reina Hipólita; y sus verdaderos fundadores fueron Creso y Éfeso. La verdad respecto a Antíope parece ser que sobrevivió a esa batalla y que finalmente Teseo se vio obligado a matarla, tal como había predicho el oráculo de Delfos, cuando se alió con el rey Deucalión de Creta y se casó con su hija Fedra. La celosa Antíope, que no era su esposa legal, interrumpió las fiestas nupciales irrumpiendo en ellas completamente armada y amenazando con dar muerte a los invitados. Teseo y sus compañeros se apresuraron a cerrar las puertas y la mataron en un horrendo combate, aunque ella le había dado a él un hijo, Hipólito, llamado también Demofonte, y nunca había yacido con otro hombre.

221


«Amazonas», derivada habitualmente de a y mazon, «sin pechos», porque se creía que se cortaban un pecho para poder disparar mejor las flechas (pero esta idea es fantástica), parece ser una palabra armenia que significa «mujerés-luna». Como las sacerdotisas de la diosa Luna en las costas del sudeste del Mar negro llevaban armas, como lo hacían también en el golfo de Sirte en Libia (véase 8.1), parece que los relatos que de ellas hacían los viajeros a su regreso crearon confusión en la interpretación de ciertas imágenes atenienses antiguas que representaban a mujeres guerreras, y dieron origen a la fábula ática de una invasión amazónica desde el río Termodonte. Esas imágenes, que existían en la época clásica en el escabel del trono de Zeus en Olimpia (Pausanias: v11.2), en el escudo de Atenea, en el templete de Teseo, en la pared central del peristilo pintado de Atenas (Pausanias: i.15.2) y en otras partes (Pausanias: i.17.1), representaban, o bien la lucha entre las sacerdotisas pre-helenas de Atenea por el puesto de suma sacerdotisa, o bien una invasión helena del Ática y la resistencia que éstas opusieron.

222


Sin duda había también sacerdotisas armadas en Éfeso —colonia minoica, como indica el nombre del fundador: Creso («Cretense»)— y en todas las ciudades donde había tumbas de Amazonas. Oritia, o Hipólita, se supone que se desvió varios centenares de millas de su camino a través de Escitia, probablemente porque el Bósforo Cimerio —Crimea— era la sede del salvaje culto taurino de Artemis en el que la sacerdotisa sacrificaba víctimas masculinas (véase 116.2). La interrupción de la boda de Fedra por Antíope puede haber sido deducida de una ilustración en la que aparecía el conquistador heleno a punto de violar a la suma sacerdotisa después de haber dado muerte a sus compañeras. Antíope no era la esposa legal de Teseo porque pertenecía a una sociedad que se resistía a la monogamia (véase 131.J). Los nombres de Melanipa e Hipólito asocian a las Amazonas con el culto del caballo pre-heleno (véase 43.2). El nombre de Solunte («peso en forma de huevo») puede derivarse de una competencia para levantar pesos en los juegos fúnebres que se celebraban en la colonia griega de Pitópolis, llamada así por la serpiente oracular de su heroico fundador; parece haber sido costumbre allí arrojar víctimas humanas al río Termodonte. Las Boedromias («corriendo en busca de ayuda») eran un festival de Artemis acerca del cual se sabe poco: quizás intervenían en él sacerdotisas armadas, como en el festival argivo de las Hibrísticas (véase 160.5).

FEDRA E HIPÓLITO Después de casarse con Fedra, Teseo envió a su hijo bastardo Hipólito a Piteo, quien lo adoptó como su heredero en el trono de Trecén. Así Hipólito no tenía motivo para disputar el derecho de sus 223


hermanos legítimos Acamante y Demofonte, hijos de Fedra, a reinar en Atenas. Hipólito, que había heredado de su madre Antíope la devoción exclusiva a la casta Artemis, erigió un nuevo templo a la diosa en Trecén, no lejos del teatro. Inmediatamente Afrodita decidió castigarle por lo que tomó como un insulto a su persona y se encargó de que cuando Hipólito asistiera a los misterios eleusinos, Fedra se enamorase apasionadamente de él. Él se presentó vestido con túnica de lino blanco y el cabello enguirnaldado, y aunque sus facciones tenían una expresión dura, a ella le parecieron admirablemente severas. Como en ese momento Teseo se hallaba en Tesalia con Pirítoo, o quizás en el Tártaro, Fedra siguió a Hipólito a Trecén. Allí erigió el Templo de Afrodita Atisbadora que dominaba el gimnasio, y desde él observaba diariamente a escondidas mientras Hipólito se ejercitaba en la carrera, el salto y el pugilato completamente desnudo. Un antiguo mirto se alzaba en el recinto del templo y Fedra punzaba sus hojas, impulsada por su pasión frustrada, con una horquilla enjoyada, y todavía están muy perforadas. Cuando más tarde Hipólito asistió al Festival Panateneo y se alojó en el palacio de Teseo, Fedra utilizó el templo de Afrodita en la Acrópolis con el mismo propósito.

Fedra no reveló a nadie su deseo incestuoso, pero comía poco, dormía mal y se puso tan débil que finalmente su vieja nodriza sospechó la verdad y le suplicó oficiosamente que enviara una carta a Hipólito. Fedra lo hizo; en ella confesaba su amor y decía que había adoptado el culto de Ártemis, cuyas dos imágenes de madera, llevadas de Creta, acababa de volver a dedicar a la diosa. Le invitaba 224


a que fuese a cazar un día. «Nosotras, las mujeres de la Casa Real de Creta —decía— estamos sin duda destinadas a ser deshonradas en el amor: lo atestiguan mi abuela Europa, mi madre Pasífae y finalmente mi hermana Ariadna. ¡Ah, desdichada Ariadna, abandonada por tu padre, el infiel Teseo, que desde entonces ha asesinado a tu regia madre —¿por qué las Furias no te han castigado por mostrar semejante indiferencia tan poco filial por su suerte?— y un día me asesinará a mí! Cuento contigo para que te vengues de él rindiendo homenaje a Afrodita en mi compañía. ¿No podríamos irnos y vivir juntos, por lo menos un tiempo, excusándonos con una expedición de caza? Entretanto, nadie puede sospechar nuestros verdaderos sentimientos mutuos. Ya estamos alojados bajo el mismo techo y nuestro afecto se considerará inocente, e incluso digno de elogio.» Hipólito quemó esa carta horrorizado y fue a la habitación de Fedra para reprochársela, pero ella se rasgó la ropa, abrió las puertas de la habitación y gritó: «¡Socorro, socorro, me violan!» Luego se colgó del dintel y dejó una nota acusando a Hipólito de delitos monstruosos. Cuando Teseo recibió la nota maldijo a Hipólito y ordenó que saliera de Atenas inmediatamente para no volver más. Luego recordó los tres deseos que le había concedido su padre Posidón y pidió encarecidamente que Hipólito muriese ese mismo día. «Padre — suplicó—, haz que una fiera le salga al paso a Hipólito mientras : se dirige hacia Trecén.» Hipólito había salido de Atenas a toda velocidad. Cuando pasaba por la parte estrecha del Istmo una ola gigantesca, que cubrió incluso la Roca Moluria, se lanzó rugiendo hacia la costa, y de su cresta surgió un gran lobo marino (o, según dicen algunos, un toro blanco) que bramaba y arrojaba agua. Los cuatro caballos del carro de Hipólito se desviaron hacia el risco, enloquecidos de terror, pero como Hipólito era un auriga experto, impidió que se precipitaran por el borde. Entonces el animal corrió amenazadoramente tras el carro e Hipólito no pudo conseguir que sus caballos avanzaran en línea recta.

225


No lejos del templo de Ártemis Saronica se alza todavía un olivo silvestre llamado el Rhachos Retorcido — rhachos es el nombre que dan los trecenios al olivo estéril— y fue a una rama de ese árbol a la que se engancharon las riendas de Hipólito. Su carro fue a dar de costado contra un montón de piedras y se despedazó. Hipólito, enredado en las riendas y lanzado primeramente contra el tronco del árbol y luego contra las piedras, murió arrastrado por sus caballos, mientras su perseguidor desaparecía. Algunos dicen, aunque éste es un relato improbable, que Ártemis le dijo a Teseo la verdad y lo llevó en un abrir y cerrar de ojos a Trecén, adonde llegó a tiempo para reconciliarse con su hijo moribundo; y que se vengó de Afrodita procurando la muerte de Adonis. Pero es seguro que ordenó a los trecenios que rindieran a Hipólito honores divinos, y que desde entonces todas las novias trecenias se cortaran un bucle del cabello y se lo dedicaran. Fue Diómedes quien dedicó el antiguo templo y la imagen de Hipólito en Trecén y el primero que le ofreció su sacrificio anual. Los propios trecenios niegan que Hipólito fuese arrastrado por los caballos e incluso que esté enterrado en su templo, y no quieren revelar el paradero de su verdadera tumba. Sin embargo, dicen que los dioses lo pusieron entre las estrellas como el Auriga.

226


Los atenienses erigieron un túmulo en memoria de Hipólito junto al templo de Temis, porque su muerte había sido causada por maldiciones. Algunos dicen que Teseo, acusado de su muerte, fue declarado culpable, condenado al ostracismo y desterrado a Esciros, donde terminó su vida en deshonra y dolor. Pero se cree más generalmente que su caída se debió a una tentativa de violar a Perséfone. El ánima de Hipólito descendió al Tártaro, y Ártemis, muy indignada, pidió a Asclepio que resucitara su cuerpo. Asclepio abrió las puertas del armario del marfil donde tenía sus medicinas y tomó la hierba con la que había resucitado el cretense Glauco. Tocó con ella tres veces el pecho de Hipólito, repitiendo ciertos encantamientos, y al tercer toque el difunto levantó la cabeza de la tierra. Pero Hades y las Tres Parcas, escandalizados por esta violación de su privilegio, convencieron a Zeus para que matara a Asclepio con un rayo. Los latinos dicen que entonces Ártemis envolvió a Hipólito en una nube densa, lo disfrazó de anciano y le modificó las facciones. Después de vacilar entre Creta y Délos como lugares más adecuados para ocultarlo, lo llevó a su bosquecillo sagrado en la italiana Aricia. Allí, con su consentimiento, Hipólito se casó con la ninfa Egeria, y todavía vive junto al lago entre espesos encinares, rodeado de precipicios escarpados. Para que no recordara su muerte, Ártemis le cambió el nombre por el de Virbio, que significa vir bis, o «dos veces hombre» y no se admiten caballos en la vecindad. Los aricios dicen que Teseo rogó a Hipólito que se quedara con él en Atenas, pero él no quiso. 227


En el templo de Asclepio en Epidauro una tablilla constata que Hipólito le dedicó veinte caballos en agradecimiento por haberlo resucitado.

El episodio del amor incestuoso de Fedra por Hipólito, como el de la mujer de Putifar y su amor adúltero por José (véase 75.1), está tomado del Cuento de los dos hermanos egipcio o de una fuente cananea común. Su secuela se basa en la conocida ilustración gráfica en la que aparece el choque del carro al final del reinado del rey sagrado (véase 71.1). En The Golden Bough Sir James Frazer ha demostrado que el ramo que el sacerdote guardaba tan celosamente era de muérdago; y es probable que Glauco, hijo de Minos (véase 90.c), a quien se ha confundido con Glauco hijo de Sísifo (véase 71.a), resucitara por medio del muérdago. Aunque el culto pre-heleno del muérdago y el roble había sido suprimido en Grecia (véase 50.2), un sacerdote refugiado del Istmo bien puede haberlo llevado a Aricia. El nombre de Egeria muestra que era una diosa-muerta que vivía en un bosquecillo de álamos negros (véase 51.7 y 170.1), La ofrenda de un bucle por las novias a Hipólito tiene que ser una innovación patriarcal, quizá con el propósito de privar a las mujeres de poder mágico residente en su cabello, así como a las mujeres mahometanas se las afeita al casarse.

LAPITAS Y CENTAUROS 228


Algunos dicen que el lapita Pirítoo era hijo de Ixión y Día, hija de Deyoneo; otros, que era hijo de Zeus, quien, transformado en caballo semental, corrió alrededor de Día antes de seducirla. Informes casi increíbles acerca de la fuerza y el valor de Teseo habían llegado a Pirítoo, quien gobernaba a los magnetes, en la desembocadura del río Peneo, y un día resolvió poner a prueba esas cualidades haciendo una incursión en el Ática y llevándose el ganado que pacía en Maratón. Teseo le persiguió inmediatamente y entonces, Pirítoo se volvió con audacia y le hizo frente, pero cada uno de ellos sintió tal admiración por la nobleza y el aspecto del otro que olvidaron el ganado y se juraron una amistad eterna. Pirítoo se casó con Hipodamia, o Deidamía, hija de Butes —o, según dicen algunos, de Adrasto — e invitó a todos los olímpicos a su boda, excepto a Ares y Ende, pues recordaba el daño que Éride había causado en el casamiento de Peleo y Tetis. Como llegaron al palacio de Pirítoo más huéspedes de los que podía contener, sus primos los Centauros, juntamente con Néstor, Ceneo y otros príncipes tesalios, se sentaron a las mesas en una vasta cueva cercana sombreada por árboles. Pero los Centauros no estaban acostumbrados a beber vino y cuando olieron su fragancia rechazaron la leche agria que les habían puesto delante y corrieron a llenar sus cuerpos de plata con vino sacado de los odres. En su ignorancia bebieron el licor fuerte sin mezclarlo con agua y se emborracharon de tal modo que cuando la novia fue con su acompañamiento a la cueva para saludarles, Eurito, o Euritión, se levantó de un salto de su asiento, derribó la mesa y la sacó de la cueva arrastrándola por el cabello. Inmediatamente los otros Centauros siguieron su ejemplo vergonzoso y montaron lascivamente a las mujeres y los muchachos más cercanos.

229


Pirítoo y su paraninfo Teseo corrieron a salvar a Hipodamía, le cortaron a Euritión las orejas y la nariz y, con la ayuda de los lapitas, lo arrojaron de la caverna. La lucha que siguió, durante la cual fue muerto el lapita Ceneo, duró hasta el anochecer; y así comenzó la larga enemistad entre los Centauros y sus vecinos los lapitas, dirigida por Ares y Éride en venganza por el desaire que se les había hecho. En esta ocasión los Centauros sufrieron un serio revés y Teseo los echó desde sus antiguos campos de caza en el monte Pelión hasta la tierra de los eticios en las cercanías del monte Pindó. Pero no fue una tarea fácil dominar a los Centauros, quienes ya habían disputado el reino de Ixión con Pirítoo y que en esta ocasión reunieron sus fuerzas e invadieron el territorio lapita. Sorprendieron y destruyeron el principal ejército lapita, y cuando los sobrevivientes huyeron a Foloe en Elide, los vengativos Centauros los expulsaron y convirtieron a Foloe en una plaza fuerte propia. Finalmente los lapitas se establecieron en Malea. Fue durante la campaña de Teseo contra los Centauros cuando volvió a encontrarse con Heracles por primera vez desde su infancia; y poco después le inició en los misterios de Deméter en Eleusis. Tanto los lapitas como los centauros pretendían descender de Ixión, un héroe-roble, y tenían en común el culto del caballo (véase 63.a y b). Eran tribus montañesas primitivas de la Grecia septentrional y los helenos aprovecharon su antigua rivalidad aliándose primeramente 230


con unos y luego con los otros (véase 35.2, 78.1 y 81.3). Centauro y lapita pueden ser palabras itálicas: centuria, «grupo militar de cien hombres», y lapicidae, «desmenuzadores de pedernal? (La etimología clásica habitual es, respectivamente, de centtauroi, «los que alancean toros», y lapizein, «fanfarronear».) Estos montañeses parecen haber practicado orgías eróticas, con lo que ganaron una reputación de promiscuidad entre los helenos monógamos; miembros de su raza neolítica sobrevivieron en las montañas de Arcadia y en el monte Pindó, hasta la época clásica y vestigios de su idioma pre-heleno se encuentran en la Albania moderna.

Sin embargo, es improbable que la batalla entre lapitas y centauros —representada en el frontón del templo de Zeus en Olimpia (Pausanias: 1.10.2); en el templete de Teseo en Atenas (Pausanias: 1.17.2) y en la égida de Atenea (Pausanias: i.28.2)— se refiera a una simple lucha entre tribus fronterizas. Estando relacionada con una fiesta nupcial regia patrocinada por los dioses y a la que asistió Teseo con su piel de león, tenía que describir un acontecimiento ritual que interesaba íntimamente a todos los helenos. Heracles con la piel de león luchó también con los Centauros en un festival análogo (véase 126.2). Homero los llama «fieras velludas», y puesto que no se diferencian de los sátiros en las pinturas de las ánforas griegas primitivas, la ilustración representa probablemente a un rey recién instalado —no importa quién— combatiendo con bailarines disfrazados de animales; acontecimiento que, según demuestra A. C. Hocart, en su Kinship, era parte integrante de la antigua ceremonia de la coronación. Euritión desempeña el papel clásico de intruso (véase 142.5).

231


Si Ixión o Zeus era el padre de Pirítoo dependía del derecho de Ixión a llamarse a sí mismo Zeus. El mito de su paternidad ha sido deducido evidentemente de una ilustración en la que aparecía una sacerdotisa de Tetis-Dia, hija de Deyoneo, «la hija divina de la costa») con el cabestro en la mano, animando al candidato a la dignidad de rey a dominar al caballo salvaje (véase 75.3). El nombre de Hipodamía («domadora de caballos») se refiere a la misma ilustración. Zeus, disfrazado de semental, «corría alrededor» de Dia, porque ese es el significado del nombre Pirítoo; e Ixión, como el dios Sol, con los miembros extendidos sobre su rueda de fuego, daba vueltas alrededor del firmamento (véase 63.2). TESEO EN EL TÁRTARO Después de la muerte de Hipodamía, Pirítoo indujo a Teseo, cuya esposa Fedra se había ahorcado recientemente, a hacer una visita a Esparta en su compañía y llevarse a Helena, hermana de Castor y Pólux, los Dioscuros, con quienes ambos deseaban relacionarse mediante el matrimonio. Donde se halla ahora el templo de Serapis en Atenas juraron ayudarse mutuamente en esa empresa peligrosa, sortear a Helena cuando la hubieran conquistado y luego a otra de las hijas de Zeus para el perdedor, cualquiera que fuera el peligro. Una vez que decidieron eso, condujeron un ejército a Lacedemonia; luego, cabalgando al frente de la fuerza principal, se apoderaron de Helena mientras ésta ofrecía un sacrificio en el templo de Ártemis Erguida en Esparta y se alejaron al galope con ella. Pronto dejaron atrás a sus perseguidores y se zafaron de ellos en Tegea, donde, como habían convenido, echaron suertes por Helena,

232


y Teseo resultó el ganador. Preveía, no obstante, que los atenienses no aprobarían de modo alguno que hubiese provocado una pendencia de ese modo con los temibles Dioscuros, y por lo tanto envió a Helena, que todavía no era núbil —tenía doce años o, según dicen algunos, era todavía más joven— a la aldea ática de Afidna, donde encargó a su amigo Afidno que la guardara con la mayor atención y secreto. Etra, la madre de Teseo, acompañó a Helena y la cuidó bien. Algunos tratan de disculpar a Teseo relatando que fueron Idas y Linceo quienes robaron a Helena y luego la confiaron a la protección de Teseo, en venganza por el rapto de las Leucípides, por los Dioscuros.

Otros explican que el propio padre de Helena, Tindáreo, la confió a Teseo al saber que su sobrino Enaróforo, hijo de Hipocoonte, se proponía raptarla. Pasaron algunos años, y cuando Helena tuvo ya la edad suficiente para que Teseo se casara con ella, Pirítoo le recordó el pacto. Consultaron juntos a un oráculo de Zeus, al que habían invocado para que fuese testigo de su juramento, y su respuesta irónica fue la siguiente: «¿Por qué no vais al Tártaro y pedís que Perséfone, la 233


esposa de Hades, sea la novia de Pirítoo? Es la más noble de mis hijas.» Teseo se escandalizó cuando Pirítoo, que tomó en serio esa sugestión, le obligó a mantener su juramento, pero no se atrevió a negarse a ir y poco después descendieron, espada en mano, al Tártaro. Eludiendo el paso a través del Lete, eligieron el camino trasero, la entrada del cual está en una caverna del Ténaro laconio, y no tardaron en llamar a las puertas del palacio de Hades. Hades escuchó con calma su insolente ruego y, fingiendo hospitalidad, les invitó a sentarse. Sin recelar nada, se sentaron en el asiento que él les ofreció, pero resultó ser la Silla del Olvido que se convirtió inmediatamente en parte de ellos mismos, de modo que no podían levantarse sin mutilarse a sí mismos. Unas serpientes enroscadas silbaban a su alrededor, y entre tanto les azotaban las Furias y les mordían los dientes de Cerbero, mientras Hades les contemplaba sonriendo torvamente. Así siguieron atormentados durante cuatro años enteros, hasta que Heracles,

que fue por orden de Euristeo en busca de Cerbero, les reconoció al ver cómo le tendían en silencio las manos suplicando su ayuda. Perséfone recibió a Heracles como a un hermano y le permitió 234


bondadosamente que pusiera en libertad a los malhechores y los llevara de vuelta al aire superior, si podía. Inmediatamente Heracles asió a Teseo por ambas manos y lo levantó con fuerza gigantesca, hasta que, con un ruido desgarrante, lo liberó de su asiento, pero un buen trozo de su carne quedó pegada a la roca, que es por lo que los descendientes atenienses de Teseo tienen unos traseros tan absurdamente pequeños. Luego asió las manos de Pirítoo, pero la tierra tembló amenazadora y desistió. Después de todo, Pirítoo había sido el inspirador de aquella empresa impía. Según algunos relatos, no obstante, Heracles puso en libertad a Pirítoo lo mismo que a Teseo. Incluso se ha dicho que Teseo y Pirítoo nunca fueron al Tártaro, sino sólo a una ciudad tesprotia o molosia llamada Cíquiro, cuyo rey Aidoneo, al descubrir que Pirítoo se proponía raptar a su esposa, lo arrojó a una jauría de perros y encerró a Teseo en un calabozo, del que Heracles lo sacó más tarde.

A los héroes principales de varias mitologías se les atribuye haber perturbado el Infierno: Teseo, Heracles (véase 134.c), Dioniso (véase 170.m) y Orfeo (véase 28.c) en Grecia; Bel y Marduk en Babilonia (véase 71.1); Eneas en Italia; Cuchulain en Irlanda; Arturo, Gwydion y Amathaon en Britania; y Ogier el danés en Bretaña. El origen del mito parece ser una muerte provisional que el rey sagrado simulaba sufrir al final de su reinado normal, mientras un muchacho, interrex ocupaba su lugar durante un solo día, eludiendo así la ley que le prohibía extender su plazo más allá de los trece meses de un año solar (véase 7.1, 41.1, 123.4, etcétera). 235


Bel, y su sucesor Marduk, pasaron su período de abdicación luchando con el monstruo marino Tiamat, una encarnación, de la diosa Mar Ishtar que envió el Diluvio (véase 73.7); como los reyes irlandeses de la antigüedad, de los que se dice que salieron a librar batalla con las rompientes atlánticas, parecen haberse ahogado ceremonialmente. En un vaso Etrusco se ve al rey moribundo, al que se llama Jasón, (véase 148.4) en las fauces de un monstruo marino; de aquí ha sido deducida, al parecer, la anécdota moral de Jonas y la ballena; Jonas es Marduk. Los autógrafos atenienses han conseguido disimular la enconada rivalidad entre Teseo y su mellizo suplente Pirítoo (véase 95.2) por los favores de la diosa de la Muerte-en-Vida —que aparece en el mito como Helena (véase 62.3) y Perséfone—, presentándolo como una fiel pareja real que, como Castor y Pólux, hicieron una incursión amatoria en una ciudad vecina (véase 74.c), y uno de los cuales quedaba eximido de la muerte, porque podía pretender un nacimiento divino. Idas y Linceo, una pareja de mellizos análoga, han sido introducidos en la fábula para destacar este punto. Pero el nombre de Pirítoo, «el que da vueltas», indica que era un rey sagrado por derecho propio, y en la pintura de un vaso de la Baja Italia se le ve ascendiendo al aire superior y despidiéndose de Teseo, quien se queda junto a la diosa de la Justicia, como si Teseo fuera solamente su heredero. Los cuatro años que estuvo Teseo en el Tártaro son el período habitual durante el cual un rey sagrado cedía su lugar al heredero; luego se instalaba un nuevo rey sagrado, Teseo redivivo. Los atenienses hicieron la tentativa de elevar a su héroe nacional a la categoría de dios olímpico, cómo Dioniso y Heracles, afirmando que había eludido la muerte; pero sus enemigos los peloponenses se opusieron con buen éxito a esa pretensión. Algunos insistían en que no había escapado a la muerte, sino que le habían castigado eternamente por su insolencia, como a Ixión y Sísifo. Otros interpretaban racionalmente la fábula, diciendo que había ido a Ciquiro y no al Tártaro, y se tomaban la molestia de explicar que Pirítoo no había sido mordido por Cerbero, sino por perros molosios, los mayores y más feroces de Grecia. La concesión más generosa que se hacía al mito ateniense era que Teseo, puesto en libertad bajo fianza tras una estada humillante en la Silla del Olvido (véase 37.2), había transferido apologéticamente la mayoría de sus templos y altares a Heracles el Salvador, cuyos trabajos y sufrimientos imitaba. 236


Sin embargo, Teseo era un héroe de alguna importancia y hay que reconocerle el mérito de haber visitado el Infierno, en el sentido de que penetró hasta el centro del laberinto cretense, donde le esperaba la Muerte, y salió de él sin que le hubiera ocurrido nada malo. Si los atenienses hubiesen sido tan poderosos en tierra como lo eran en el mar, sin duda habría llegado a ser un olímpico o, al menos, un semidiós nacional. La fuente central de esta hostilidad a Teseo era probablemente Delfos, cuyo oráculo de Apolo estaba notoriamente al servicio de los espartanos en su lucha contra Atenas.

LA MUERTE DE TESEO

237


Durante la ausencia de Teseo en el Tártaro, los Dioscuros reunieron un ejército de laconios y arcadios, marcharon contra Atenas y exigieron la devolución de Helena. Cuando los atenienses negaron que la tuvieran ellos, o que no tenían la menor idea de dónde podía estar, los Dioscuros procedieron a saquear el país de Ática, pero los habitantes de Decelía, que desaprobaban la conducta de Teseo, los guiaron a Afidna, donde encontraron y rescataron a su hermana.

Los Dioscuros destruyeron Afidna, pero los decelianos están todavía exentos de todos los impuestos espartanos y tienen derecho a asientos de honor en los festivales espartanos; sus tierras fueron las únicas que se salvaron de la guerra peloponense, cuando los invasores espartanos asolaron el Ática. Otros dicen que quien reveló el lugar en que se ocultaba Helena fue Academo o Equedemo, un arcadio que había ido al Ática por invitación de Teseo. Los espártanos, ciertamente, le trataron con gran honor en vida y en sus posteriores invasiones respetaron su pequeña propiedad junto al río Cefiso, a seis estadios de Atenas. Esta propiedad se llama ahora Academia, un bello jardín, bien regado 238


donde se reúnen los filósofos para expresar sus opiniones irreligiosas sobre la naturaleza de los dioses. Maratón mandaba el contingente arcadio del ejército de los Dioscuros y, obedeciendo a un oráculo, se ofreció para el sacrificio al frente, de sus hombres. Los Dioscuros, para mortificar a Teseo hicieron que su hijo Menesteo regresara del exilio y le nombraron regente de Atenas. Este Menesteo fue el primer demagogo. Durante la ausencia de Teseo en el Tártaro se congració con el pueblo recordando a los nobles el poder que habían perdido con la federalización y diciendo a los pobres que les robaban el país y la religión y se habían convertido en súbditos de un aventurero de origen oscuro, quien, no obstante, había abandonado el trono y se decía que había muerto. Cuando cayó Afidna y Atenas se hallaba en peligro, Menesteo incitó al pueblo a que recibiera a los Dioscuros en la ciudad como sus benefactores y liberadores. De hecho se comportaron muy correctamente y sólo pidieron que se les admitiese en los misterios eleusinos como había sido admitido Heracles. Esa petición fue concedida y los Dioscuros se convirtieron en ciudadanos honorarios de Atenas. Afidno era su padre adoptivo, como Filio lo había sido de Heracles en una ocasión análoga.

En adelante se les rindieron los hombres divinos a la salida de su constelación, en agradecimiento por, la clemencia que habían 239


mostrado con el populacho; y llevaron jubilosamente a Helena de vuelta a Esparta, con Etra, la madre de Teseo, y una hermana de Pirítoo como su sierva. Algunos dicen que encontraron a Helena todavía virgen; otros, que Teseo la había dejado encinta y que en Argos, al volver a su patria, dio a luz a una niña, Ingenia, y dedicó un templo a Artemis en agradecimiento por su buen parto. Teseo, quien volvió del Tártaro poco tiempo después, erigió inmediatamente un altar a Heracles Salvador y volvió a consagrarle todos sus templos y bosquecillos sagrados menos cuatro. Sin embargo, las torturas, le habían debilitado mucho y encontró a Atenas tan corrompida por las facciones y la sedición que ya no pudo mantener el orden. Después de hacer salir a sus hijos a escondidas de la ciudad y enviarlos a Eubea, donde les dio albergue Elpenor, hijo de Calcodonte —aunque algunos dicen que habían huido antes de su regreso— y de maldecir solemnemente a los atenienses desde el monte Gargeto, se embarcó para Creta, donde Deucalión le había prometido albergarlo. Una tempestad desvió la nave de su curso y el primer lugar en que desembarcó fue la isla de Esciros, cerca de Eubea, donde el rey Licomedes, aunque era amigo íntimo de Menesteo, le recibió con toda la magnificencia debida a su fama y su linaje. Teseo, que había heredado una propiedad en Esciros, pidió permiso para establecerse allí. Pero Licomedes, hacía ya tiempo que consideraba suya esa propiedad, y con el pretexto de mostrar a Teseo sus límites, le llevó engañosamente a la cima de un alto risco y lo precipitó desde él. Luego se excusó diciendo que Teseo había caído accidentalmente cuando paseaba borracho después de comer. Menesteo, que había quedado en posesión absoluta del trono, fue uno de los pretendientes de Helena, y condujo las fuerzas atenienses a Troya, donde adquirió gran fama como estratega, pero murió en batalla. Le sucedieron los hijos de Teseo. Sus amoríos turbaron con tanta frecuencia a los atenienses que tardaron en apreciar su verdadero mérito incluso varias generaciones después de su muerte. Pero en la batalla de Maratón su espíritu se elevó de la tierra para alentarlos y cayó plenamente armado sobre los persas;

240


y cuando se logró la victoria, el oráculo de Delfos ordenó que sus huesos fuesen llevados a su patria. La población de Atenas había sufrido los ultrajes de los esciros durante muchos años, y el oráculo anunció que eso continuaría mientras ellos tuviesen los huesos. Pero recuperarlos era una tarea difícil, porque los esciros eran no menos ariscos que feroces, y cuando Cimón conquistó la isla no quisieron revelar el lugar donde estaba la tumba de Teseo. Pero Cimón vio que un águila hembra escarbaba con el pico y revolvía con las uñas la tierra en la cima de una colina. Consideró eso como una señal del cielo, tomó una piqueta, fue apresuradamente a donde estaba el agujero hecho por el águila y comenzó a ensancharlo. Casi inmediatamente la piqueta chocó con un ataúd de piedra y dentro de él encontró un esqueleto más grande de lo ordinario, armado con una lanza de bronce y una espada; sólo podía ser el de Teseo. El esqueleto fue conducido reverentemente a Atenas, donde lo volvieron a enterrar con una gran ceremonia en el templo de Teseo,

241


cerca del Gimnasio. Por cierto uno de los templos clásicos mejor conservados, pues con la implantación del cristianismo se convirtió en la iglesia de San Jorge Teseo era un hábil tocador de lira y se convirtió en el patrono, juntamente con Heracles y Hermes, de todos los gimnasios y escuelas de pugilismo de Grecia. Su semejanza con Heracles es proverbial. Intervino en la cacería del jabalí de Calidón; vengó a los campeones que cayeron en Tebas y no fue uno de los argonautas porque estaba detenido en el Tártaro cuando ellos partieron para la Cólquide. La primera guerra entre los peloponenses y los atenienses fue causada por su rapto de Helena y la segunda por su negativa a entregar los hijos de Heracles al rey Euristeo. Los esclavos y labradores maltratados, cuyos antepasados buscaron en él protección contra sus opresores, se refugiaban en su templo, donde se le ofrecían sacrificios el día 8 de cada mes. Este día puede haber sido elegido porque llegó por primera vez a Atenas desde Trecén el día 8 del mes Hecatombeón, y volvió de Creta el día 8 del mes Pianepsión. O quizá porque era hijo de Posidón, pues las fiestas de Posidón se observan también en ese día del mes, porque siendo el ocho el primer cubo de un número par, representa el poder inquebrantable de Posidón. Menesteo el erectida, 242


que es elogiado en la Ilíada ii.552 y ss. por su excepcional capacidad militar, y reinó en Atenas durante los cuatro años de ausencia de Teseo en el Tártaro, parece haber sido su mellizo y co-rey mortal, el equivalente del lapita Pirítoo. Aquí aparece como un prototipo de los demagogos atenienses, quienes, durante el transcurso de la guerra peloponense, favorecieron la paz con Esparta a cualquier precio; pero el mitógrafo, aunque lamenta su táctica, cuida de no ofender a los Dióscuros, a quienes los navegantes atenienses pedían ayuda cuando los ponían en peligro las tormentas. El tema del pharmacos emplumado reaparece en los nombres del padre y el abuelo de Menesteo, y en la muerte del propio Teseo. Ésta se produjo en la isla de Esciros («pedregosa»), nombre que se escribe también Sciros, lo que indica que en la ilustración gráfica de la que se ha deducido la fábula la palabra scir (forma abreviada de Scirophoria, que explica por qué el rey es arrojado desde un risco) ha sido tomada equivocadamente por el nombre de la isla. Si es así, Licomedes sería la víctima; el suyo era un nombre ateniense común. Parece que originariamente se ofrecían sacrificios a la diosa Luna en el octavo día de cada lunación, cuando entraba en su segunda fase, que era el momento del mes oportuno para la plantación; pero cuando Posidón se casó con ella y se apropió de su culto, el mes se convirtió en un periodo solar que ya no estaba vinculado con la luna. 243


Como hemos podido ir observando a lo largo de ésta entrada, Teseo es uno de los más grandes personajes de la mitologia Griega. Por encima, o por debajo, de esa complicadísima red de relaciones, personajes extraños, imaginarios o reales, de situaciones inverosímiles, heróicas, permanece una realidad, tan sumamente lejana en el tiempo, tan aparentemente ajena a la nuestra, que apenas llegamos a reconocer.

Pero las historias de Zeus, Minos, Pasifae, el Minotauro, Ariadna, Teseo, tienen lugar en una extraña y prácticamente desconocida civilización la minoica, que influyó poderosamente en la civilización griega posterior y por lo tanto, en todos nosotros, puesto que como dijo alguien que ahora mismo no recuerdo, nosotros las mujeres y hombres del S.XXI, no somos más que griegos, haciéndonos las mismas preguntas que se hicieron ellos, sobre quien somos, de donde venimos y a donde vamos. Por eso es tan necesario reflexionar sobre la mitología de aquellos que vivieron hace tantos miles de años. La mitología llega desde los orígenes y nace en el mismo momento que los pueblos. No nos es posible separar a los pueblos de sus 244


mitos, no podríamos entender que es un griego, o un egipcio, sin el conocimiento de la importancia que en la formación de su identidad como pueblo, han tenido sus mitos. Se ha llegado a afirmar que no es por su historia que un pueblo tiene una determinada mitología, sino que es la mitología la que determina su historia, más que eso, no es que la determine sino que constituye su destino.

El

Mito

de Prometeo.

245


En la mitología griega, Prometeo es el Titán amigo los mortales, honrado principalmente por robar el fuego de los dioses para ofrecer a los humanos y ser cruelmente castigado por este motivo. Su figura ha sido reiteradamente tratada y estudiada, si bien fueron los autores clásicos los primeros en recoger de la tradición oral el corpus central de su historia, un tanto confusa, ordenándose la desde su óptica personal, completando, perfilando y concretando en los sucesivos recuentos, tanto el mito como la personalidad del dios, que fue absorbiendo cada nueva interpretación, nuevos matices e incluso a veces, rasgos contradictorios. Sin embargo, la idea final que ha sobrevivido del personaje, es la del redentor de la humanidad, mitema que analizaremos más adelante. Inicialmente, centraremos la atención en las tres versiones clásicas principales; la de Hesíodo (en Teogonía y Trabajos y días, siglo VIII aC), la de Esquilo (en su tragedia Prometeo encadenado, s.VI aC) y la de Platón en su diálogo Protágoras (sV-IV a. de C .), para formalizar una idea inicial del personaje mitológico. En la versión de Hesíodo, dioses y hombres se encuentran distanciados (sugiere este hecho que probablemente en un tiempo remoto, estos se encontraran mas unidos) y para solucionar el conflicto se decide realizar un sacrificio que lo resuelva. Prometeo mata a un toro y lo reparte en dos grupos astutamente (su nombre alude a la previsión, Promethea). Realiza un montón, visualmente poco deseable, que contiene en realidad la parte más nutritiva con los órganos y la carne, y cubre el resto, formado por huesos, con la grasa del animal, de apariencia más tentadora pero no 246


comestible. Zeus tiene que elegir y aunque advirtiendo el fraude de Prometeo -porque el crónidas todo lo ve -, le sigue el juego escogiendo la parte a rechazar. Una vez constatado el engaño, Zeus escarmienta a Prometeo de manera indirecta al castigar a sus protegidos, los hombres, a los que priva del fuego. Sin la protección de este preciado bien, comenzaría una época de miseria para los mortales, así que Prometeo intenta de nuevo ayudar a los hombres robando unas chispas del fuego inextinguible, lo transporta hasta la tierra en una caña hueca y lo ofrece nuevamente a los hombres.

Cuando Zeus ve brillar una hoguera en la Tierra encolerizaba nuevamente y urde un nuevo plan para retomar los hombres. El providente Zeus ordena a Hefesto hacer la figura de Pandora a imagen y semejanza de "una casta virgen". Su nombre, Pandora, Todo-Regalo, alude que ha recibido dones de todos los dioses. Pandora, la bella calamidad, es ofrecida a los mortales -en la Teogonía, siendo ella misma, mujer, madre de la raza femenina, el castigo y azote de los hombres varones, que sufrirán tanto si se deponen con ellas, como si no lo hacen. Sin embargo, en Los Trabajos y los días, Pandora está predestinada únicamente a Epimeteo, el hermano no tan astuto de Prometeo, que a pesar de las advertencias de éste, acepta el ofrecimiento de Zeus y se casa con Pandora. Así llega a la Tierra también la primera mujer, causa de todos los males del hombre. Pues la mujer, desgracia en sí misma, 247


llevaba además una ánfora que, llena de curiosidad, destapa "inocentemente" dejando salir todos los males. Desde entonces las enfermedades y las desdichas atacan a los hombres al azar. Cuando, precipitadamente, Pandora cerró el ánfora advertida por Zeus, sólo quedó la Esperanza. Es este el inicio de una larga tradición misógina en la literatura.

Prometeo, por su parte, tampoco escapa de la pesada cólera de Zeus, sino "por la fuerza una gran cadena le retuvo, pese a ser muy sabio". En Hesíodo, el mito prometeica desvela tres hitos de importancia capital en la vida de los mortales: explica el origen de los sacrificios y por qué se realizan de tal modo, el origen del fuego, que en esta versión representa, ante todo, lo que protege de la hambre y del frío, medio para hacer más llevadera la vida y, por último, nos cuenta el origen de la mujer y de los males en el mundo. Además, podemos relacionar el mito de Prometeo con el mito de las Edades, que también desarrolla Hesíodo y en el que se percibe el sentir pesimista del poeta. Según este mito, el hombre camina hacia la más absoluta decadencia. Las primeras edades, la de Oro y la de Plata, fueron las más puras y cercanas a los dioses. La Edad de Bronce y la Edad de los Héroes (esta edad es la que se refieren todos los mitos griegos) reflejan la progresiva decadencia del hombre que culmina en la edad que vive el poeta: la Edad de Hierro. Los favores que el astuto Prometeo da a los hombres no parecen ser tales, tienen, en el relato hesiódica, un carácter ambiguo y pareciera 248


que los mortales hubieran sido más felices antes de la intercesión del hijo de Jápeto.Mas que favorecer, les ha llenado de desgracias. Esquilo toma de la narración épica de Hesíodo los elementos que más le interesan (si bien es cierto que no conocemos las otras dos partes de la tragedia sobre Prometeo, Prometeo desencadenado y Prometeo portador del fuego). Ya no nos habla de sacrificios ni de Pandora, nos presenta directamente a Prometeo cumpliendo su castigo.

Fuerza y Violencia, junto con Hefesto, han llevado preso a Prometeo para que éste sea encadenado a una roca, en la región de Escita. Fuerza apremia a Hefesto para que cumpla la orden de Zeus y encadena el titán. Hefesto tiene sus dudas, porque Prometeo es pariente suyo, pero sabe que no puede desobedecer a Zeus, así que cumple la orden. vez encadenado, Prometeo se lamenta de su destino, sin embargo Esquilo presenta a un Prometeo totalmente distinto al anterior (para Hesíodo simbolizaría la mala eris, actitud contraria al deseo de Zeus, que quiere todo el bien). En este caso, nos encontraríamos ante un benefactor, un filántropo (philánthropos) que siente amor para los hombres, por lo que trata de ayudarles revelándose ante el actitud despótica de Zeus (Prometeo cuenta cómo se mantuvo fiel a Zeus en la lucha que mantuvo contra los titanes, pero también que se opuso a que la raza de los mortales fuera aniquilada por crónidas). El personaje se manifiesta en esta narración como un auténtico 249


salvador de la humanidad, no sólo por haber robado el fuego de los dioses, "padre de todas las artes" para ofrecer a los mortales, sino porque con este don, los hombres llegarán una capacidad de percepción superior. "En el principio ellos veían sin ver, escuchaban sin escuchar, y semejantes a las imágenes de los sueños, vivían su larga existencia en el desorden y la confusión". Puede interpretarse que Prometeo otorga a las criaturas mortales una conciencia, un alma que las hará capaces de atreverse a controlar el mundo. En otro pasaje de la narración, Prometeo profetiza que Zeus será destronado, mediante de una boda de la que no puede dar más datos, pero que producirá un hijo mas fuerte que su padre. El más poderoso de todos los dioses únicamente podría librarse de este destino si un descendiente suyo liberara al Japetònida de sus cadenas. En este momento aparece Hermes, a quien Zeus ha enviado para instar a Prometeo que revele con claridad la profecía. Prometeo se niega a revelar ningún dato - aunque si sucumbe a la tentación de Hermes su tormento finalizará -, e indica a Hermes que prefiere ser desgraciado a ser un siervo de Zeus. Pero Hermes le amenaza con que si se niega a hablar, primero Zeus provocará una tempestad que hará que la cima de la montaña bajo la que se encuentra encadenado caiga sobre él y más tarde que un águila acuda todos los días a devorar su hígado, terrible tormento que deberá soportar eternamente, pues su condición de ser inmortal provocará que su órgano se regenere diariamente er nuevamente devorado por el ave. Prometeo dice que no piensa ceder y que ya era conocedor de todo lo que Hermes le ha anunciado.

La tormenta anunciada por Zeus da comienzo. Rafael Argullol, nos cuenta: "Sí, me refiero a esta criatura completamente inmóvil, de principio a fin de la obra del poeta trágico Esquilo, que estando completamente inmóvil logra crear un magnetismo cósmico alrededor del cual circulan todos los ordenes, 250


los celestes y terrestres. Me fascina esta inmovilidad, una inmovilidad única en toda la historia de la literatura occidental. Seguro que es una inmovilidad única en la historia del teatro y que se remonta a uno de nuestros primeros referentes, el Prometeo encadenado de Esquilo. Resulta interesante el cómo a partir de esta inmovilidad, de quien ha sido encadenado en el Cáucaso, se puede empezar a llevar el desafío frente a Zeus; desde esta inmovilidad se puede explicar en qué ha consistido la fundación de la civilización humana, desde de esta inmovilidad se puede invitar al hombre a perseguir el doble fuego.

Por un lado el de la transformación de las cosas, el del conocimiento y del progreso, el fuego que debe cambiar el entorno del hombre; y por otro lado el fuego sagrado, el fuego espiritual que invita a los hombres a la propia divinización. Creo que lo completamente magistral en el tratamiento que hace Esquilo del tema mítico de Prometeo es la síntesis de estos dos fuegos, que muchas veces nosotros mantenemos de manera equivocada separados. Por un lado el de la transformación exterior de las cosas, y por otro lado aquel que implica la transformación interior y de nuestro propio espíritu. En el gran poema de Esquilo no se pueden separar las dos instancias, y esta me parece que es una de las principales lecciones de la sabiduría de toda la cultura occidental ".

251


En el Protágoras de Platón, el sofista del mismo nombre nos cuenta a través de su versión de mito de Prometeo el nacimiento de la cultura. Cuando los dioses deciden crear a los seres mortales "mezclando suelo, fuego y cuantas materias se combinan con fuego y tierra", los encargan a Epimeteo y Prometeo que repartan ciertos dones entre ellos. La tarea es iniciada por Epimeteo, que solicita a su hermano le permita realizar el reparto al tiempo que le insta a supervisar la distribución de las facultades. Pero como Epimeteo no es tan previsor como su hermano agota todos los dones con los animales y deja sin equipar a los hombres, que se verán abocados a salir "de la tierra a la luz" sin recurso alguno. Ante esta circunstancia Prometeo roba a Hefesto ya Atenea la sabiduría de las artes junto al fuego. Sin embargo, ya pesar del fuego, los hombres no consiguen salir de un estado en cierta forma salvaje, no son capaces formarán ciudades ordenadas racionalmente y terminan destruyéndose los unos a los otros ya que desconocen la ciencia política. Zeus se da cuenta de esta situación y envía a Hermes para que los hombres la justicia y la conciencia moral (diké y AIDO), de modo que los mortales puedan fundar sociedades en las que imperen la armonía y los lazos comunes de la amistad . Básicamente esta es la evolución que durante la etapa clásica experimenta el personaje prometeico. Durante la aproximación al mismo, una serie de rasgos de su carácter, así como determinados pasajes, nos resultan familiares. La lectura es nueva, pero las historias nos recuerdan otras arraigadas en lo más profundo del subconsciente por la fuerza de la tradición. Estos sucesos reconocibles que identificamos son los mitemas, porciones irreducibles de un relato mitológico, estructuras arquetípicas, elementos constantes que aparecen intercambiados, mezclados con otros mitemas y que pueden relacionarse de maneras diversas, uniéndose en relaciones complicadas, como una molécula en un compuesto. A lo largo de la evolución literaria analizada que trata la figura de 252


Prometeo, encontramos varios ejemplos: Mitema mesiánico que incluye rasgos comunes a otros relatos, tales como la filantropía civilizadora, la revolución anti-tiránica, el modelo de conducta libre y el contra-modelo de soberbia y engaño, por nombrar algunos. Prometeo como salvador-benefactor de la humanidad. Mitema del martirio o de la obtención del saber a través de la experiencia dolorosa (Pathé máthos). Del error al castigo ya través del dolor la obtención de la conciencia. Prometeo encadenado a la roca, sufriendo terrible tormento en beneficio de la humanidad. Mitema de la creación, los mortales, creados a partir de la tierra y el fuego. Pandora, la primera mujer creada del barro. Mitema de la raza de oro, las diferentes "Edades" del hombre. Más adelante analizaremos con detenimiento estas estructuras arquetípicas, comparándolas con diferentes paralelos que aparecen en otros relatos mitológicos o religiosos, donde se manifiestan de manera constante. Sin embargo, y antes de proseguir, evaluaremos los vínculos existentes entre mitología y religión, por ser estos dos mundos los que configurarán los límites espaciales de nuestro campo de trabajo.

253


Según la Real Academia Española de la Lengua, mitología es el conjunto de fábulas o ficciones alegóricas de un pueblo o una cultura. De religión dice que es el conjunto de creencias o dogmas acerca de la divinidad, de sentimientos de veneración y temor hacia ella, de normas morales para la conducta individual y social y de prácticas rituales, principalmente la oración y el sacrificio, para dar -le culto. La verdad es que el término "mitología" se aplica comúnmente a creencia de que en la actualidad ya nadie profesa, como por ejemplo las creencias religiosas de griegos y romanos, e implica cierto grado de desprecio. El termino "religión", sin embargo, se refiere a credos que están en vigor, a pesar de ello, griegos y romanos tenían sentimientos de veneración y temor hacia la divinidad, rituales y normas morales, tras el ter religión debería poderse aplicar perfectamente a sus creencias. Desde nuestro punto de vista, consideramos que la única diferencia entre mitología y religión es el prejuicio teológico de pensar que una creencia es superior a las demás. De hecho, muchas religiones identifican como mitológicas creencias que aún son en vigor, degradando de esta manera las convicciones religiosas de las personas que las practican. La única certeza, a nuestro juicio, es que todas las religiones sin excepciones con el paso del tiempo acaban convirtiéndose en mitología, pues nuevas religiones ocupan su lugar y las degradan de la forma que hemos visto. Una vez establecidas unas reglas de juego igualitarias entre mitología y religión, compararemos sucesos paralelos a ambos mundos, siendo que en origen y en nuestra opinión, comparten procedencia. Mitema mesiánico:

Como hemos visto, Prometeo nos muestra como el titán benefactor de la humanidad, mediador entre dios y los hombres. Nos o figura condenado por favorecer a los seres humanos a los que otorga el fuego, símbolo de la cultura, del conocimiento y del alma misma, se intuye un prefiguración de Jesús el Cristo ("Mientras estoy en el 254


mundo, soy luz del mundo "San Juan 9: 5). En el momento de la crucifixión de Jesús, Poncio Pilato hizo grabar y colocar en lo alto de la cruz las siglas INRI, que tal como se registra en el Evangelio de San Juan 19:19, significa: "Jesús Nazareno Rey de los Judíos ", (" Iesus, Nazarenus, REX, judaeorum "); sin embargo, un dato curioso es que algunas sociedades relacionadas con el pensamiento gnóstico y hermenéutica vincularon a este acrónimo un origen pagano, interpretándolo como "ígnea NATVRA RENOVATVR INTEGRA", "Por el fuego se renueva completamente la naturaleza". De un modo u otro, los mitemas mesiánicos llevan generalmente asociados los elementos luz, fuego o solo al personaje protector. Son estos símbolos vitales, imprescindibles para cualquier tipo de existencia humanizada.Imagen que ha perdurado hasta nuestros días en expresiones como "dar a luz" o "alumbrar", usada para referirse al acto humano de engendrar o dar vida. Ambos personajes, a pesar de ser hijos de dios, nacen mortales, recordemos que Prometeo según la mitología, también nació mortal, si bien intercambió esta condición con el centauro Quirón, que víctima de la flecha involuntaria de Hércules sufrió agudísimos dolores y sólo deseaba morir, pero no podía por ser inmortal. Hércules, angustiado, intercede ante Zeus en nombre de su amigo el buen centauro, quien acepta intercambiar las condiciones vitales de uno y otro personajes, pudiendo así el pobre y benéfico Quirón encontrar por fin reposo. Posteriormente, será el mismo Hércules el encargado de liberar a Prometeo de su tormento. Por otra parte, no podemos decir que el nacimiento de Prometeo fuera virginal, pero si existen en su árbol genealógico antecedentes de hijos nacidos de madre sin intercesión de varón (caso de Gea y Urano). También en la Teogonía se reproduce el macabro el suceso, que mas adelante observaremos ligado a otros personajes (Horus y Attis de Frigia), en el que el miembro viril del padre resulta amputado y sin embargo la vida brota (Gea hace que su hijo Cronos segui los genitales de su padre / hermano Urano). Prometeo y Jesús no son las únicas figuras heroico-mesiánicas, arquetipos de "El Elegido", que ha generado el imaginario colectivo. Aquí algunos ejemplos: Hércules, Krishna, Buda, Orfeo, Attis de Frigia, Horus, Mitra, Quetzalcoalt, la lista seria interminable. Como Hemos visto, además del carácter de salvadores-creadores de una civilización determinada, estos dioses o héroes, comparten en algunos casos, una serie de rasgos tales como: procedencia noble, real o divina; haber sido perseguidos de pequeño por un personaje malvado; menudo su imagen se asocia a la del buen pastor; estrecha relación con el fuego y la luz; forman parte de trinidades divinas, nacimiento sin que sus progenitores tengan unas relaciones sexuales normales como el resto de los mortales; sufren tentaciones por parte de las fuerzas malévolas o de la oscuridad, que los instan a apartarse de su camino o de su decisión. 255


Los mismos símbolos se repiten de una manera que no puede ser casual. Existen muchos otros dioses, no todos necesariamente mesías, que también poseen cualidades que posteriormente han sido transferidas. Sin extendernos más en el tema, tenemos que nombrar en primer lugar a Dionis-Baco, dios portador de un vino salvador, considerado promotor de la civilización, legislador y amante de la paz, así como dios protector de la agricultura y el teatro. Según Nietzsche "Todas las figuras mas celebradas del escenario griego -Prometeu, Tip etc.- son meras máscaras del héroe original, Dionis" (El origen de la tragedia, inicio de la secc. 10). Jesucristo, tiempo después, será conocido para transformar el agua en vino, ya su persona y en su liturgia quedará íntimamente vinculada esta sustancia. La evidencia del origen pagano del símbolo del vino y su vínculo con Dionis queda de manifiesto en este detalle de la puerta de una catedral suiza del s. XVIII.

Del mismo modo, en el siguiente amuleto, fechado en el s. III. de C., la figura que en principio relacionaríamos con Jesucristo, presenta la inscripción que lo identifica como Orfeo-Baco, probablemente como una síntesis pagano-cristiana, en la que la figura de Jesús se sigue asociando a la de Dionis.

256


Mitema

DEL

MARTIRIO

Como recordaremos, tras robar el fuego Prometeo es ligado a unas rocas del Cáucaso y Zeus decreta que un águila le devore continuamente el hígado. Fuente básica es aquí la de Esquilo, que exalta su coraje no doblado ante la tiranía. La rebeldía de Prometeo y su grandeza son, en efecto, motivos relevantes de este mitema. Frente a los delegados de Zeus (Fuerza, Violencia, Hefesto y Hermes), Prometeo se vuelve en el paradigma del ser libre, la altivez del cual y soberbia contrastan con las del tiránico Zeus. A pesar de las múltiples propuestas de abandono que el grupo le sugiere, Prometeo se mantiene fiel a sus convicciones y aun conociendo el siniestro de su destino, prefiere sufrir a ceder.

257


El cometido que en la tragedia Esquilo encomienda a los emisarios de Zeus los aproxima al de las fuerzas demoníacas de Mara, incitando a Buda para que abandone el camino de la Iluminación, o al del propio Satanás, tentando a Jesús en el Desierto. Sin esto Prometeo no está solo, El Coro de la tragedia, la voz de los hombres, participa del sufrimiento del titán y muestra así un concepto moral elevado y una compasión humana por redentor martirizado al peñasco. A

MODO

DE

CONCLUSIONES

El objetivo principal del presente estudio ha sido analizar una serie de mitemas que hemos podido identificar en las obras que sobre la figura de Prometeo se han escrito en diferentes épocas Hesíodo, Esquilo y Platón, comparándolos con otros de similar naturaleza pero diferente procedencia. En ningún caso la intención ha sido la de desacreditar ninguno de los preceptos o creencias que derivan de los mitos que contienen estos pasajes reconocibles, ni tampoco el de averiguar cuáles fueron los mitemas originales y cuáles los transmitidos o adaptados. La red que la mitología ha ido tejiendo a lo largo de miles de años relacionando, dentro de una misma cultura, unos dioses con otros y unas historias con otras y aún más, entre diferentes pueblos, que sin saberlo, comparten en esencia a estos mismos dioses e historias, es 258


una terenyina complicada, intrincada, bella y prácticamente infinita. Realmente podríamos ir saltando de un hilo mitológico a otro, conectando pasajes y divinidades paralelas (pues estas se suceden, se solapan, se entrecruzan y en ocasiones confunden) hasta recorrer, con total seguridad, todos y cada uno de los mitos de todas y cada una de las diferentes culturas que la historia de la humanidad ha producido. En efecto, la trama es tan densa y está tan sólidamente armada que no deberíamos considerar las diferentes historias como pertenecientes a otras culturas o estadios ajenos al nuestro, ya que el universo mítico-simbólico vive en lo más profundo de nuestra conciencia lúcida . La mitología nos ofrece una explicación de los fenómenos de la naturaleza, del mundo y de la existencia del ser humano basándose en narraciones fantásticas y maravillosas. Lo que estas narraciones no sean siempre completamente originales no queda nada de su valía y belleza, pues cada pueblo las ha hecho evolucionar adaptándolas a su idiosincrasia y necesidad, enriqueciéndolas, adoptándose las y vinculándolas a otras propias ; en cualquier caso, manteniéndolas vivas hasta nuestros días.

Cierto es que también han existido pueblos que se han dedicado a destruir las culturas de otros, ahogándose con sus propias, imponiendo sus creencias y desacreditando las de los demás; también manipulando el orden de evolución natural de una historia, haciendo desaparecer de manera irremediable gran parte de 259


la fuente escrita referida a ciertos mitos y persiguiendo y aniquilando a aquellos que pretendieran dar continuidad a su transmisión oral. De cualquier manera ya pesar de que , teóricamente, el paso del mito al logos se produjo alrededor de los siglos VII y VIII a. de C. y que a partir de este momento el nuevo instrumento para elaborar una concepción del mundo debe estar basado en la razón y la lógica, expresándose a través de explicaciones argumentadas y científicas, la verdad es que el mundo mitológico sigue presente en nuestras vidas, manifestándose diariamente por boca de nuevos mesías que prometen un mundo mejor.

Seguimos estando necesidades de héroes, Prometeos modernos que den un sentido a nuestra existencia, que alumbren el camino en un mundo nada espiritualizado, pesimista y asustado. Buena prueba de ello son las simpatías que nuestro héroe despertó en las escuelas del movimiento socialista del siglo XIX y principios del XX, tanto los marxistas -el mismo Marx reconocía que Prometeo era el héroe de la mitología que más del inspiraba-, como los anarquistas que publicaron varias revistas con el nombre de Prometeo por cabecera, la similitudes entre el Prometeo encadenado a la roca y lentamente y constantemente devorado por el águila, era una imagen que les parecía muy cercana a la del trabajador encadenado la explotación y devorado por el capital, en una lenta pero constante agonía. El miedo ha sido, a lo largo de la Historia, un arma infalible de control de las voluntades humanas. Hoy su trabajo no ha caído en desuso sino que se mantiene vigente, tal vez con más fuerza que nunca, gracias a las vías de difusión mediáticas. El uso indiscriminado y 260


oportunista que unos hacen del miedo es rápidamente aprovechado por otros, que con fines similares alzan auto proclamándose portadores de un falso fuego esclarecedor y protector. De ahí pues que la reflexión sobre el mito de nuestro héroe nos aporte la luz del conocimiento, tanto necesaria en estos momentos, en que la oscuridad y el desánimo parece generalizarse para todas partes.

Si Prometeo hubiera robado siquiera el fuego de la transformación técnica, el alcance del mito se reduciría, asimismo, a nuestra capacidad de progresión civilizadora. Sin embargo, Prometeo robó otro fuego que incitaba a los hombres a igualarse con los dioses. A partir de este impulso los hombres se lanzan a emular lo que es específico y propio de los dioses: la inmortalidad. Nuestra seducción por los avances científicos en el campo de la genética, de la biología, de la medicina, no es sólo la consecuencia de nuestra aversión a la enfermedad y nuestra lucha contra la muerte, sino también un episodio más del anhelo prometeica de inmortalidad, otro capítulo de la gran representación surcada de criaturas alquímicas, de golems, de Frankensteins, de replicantes. Cuando hablamos de estos temas, con entusiasmo o con miedo, cuando discutimos sobre unos seres humanos «puramente químicos», del hombre «artificial», de los sueños contemporáneos sobre la ingeniería genética, antes o después, con angustia o con sorna , acabamos hablando del alma, la vieja palabra solemne que parece 261


guardada en la polvorienta desván de las metafísicas. Naturalmente podemos prescindir de ella. Pero quizás podríamos aún tratar de llenarla de un significado que explique las sombras de la angustia que han rodeado, y siguen rodeando, nuestros sueños de inmortalidad. Por ello debemos acudir de nuevo a la historia de Prometeo y advertir la otra diferencia de los hombres con los dioses: éstos no preguntan -no se preguntan- porque desde su plenitud no necesitan preguntar. Nosotros sí, y eso es lo que define, más que cualquier otra cosa, la condición humana, su grandeza y su tragedia. En consecuencia, más allá de la transformación técnica, la pervivencia del humano radica en la necesidad, capacidad y placer de preguntar. Si llegamos a concebir a un hombre que sea tan perfecto, tan feliz-o tan indiferente, tan apático-que no interrogue, estaremos concibiendo algo que ya no es un hombre.

Mientras lo sea, natural o artificial, el hombre manifestará sus dudas, sospechas y deseos en la interrogación, como lo hacen la criatura del Doctor Frankenstein o Roy, el replicante de Blade Runner,

262


colocados finalmente en la misma sala de espejos en la que estaremos nosotros. El alma, si se puede hablar de ella, son las preguntas. Únicamente a través del conocimiento y del estudio crítico podremos formar espíritus realmente libres. Libres para no creer o para creer en todo, pero siempre desde el conocimiento y respeto mas profundos y no desde el miedo o la ignorancia. La opción a la duda debería ser valorada en ciertas ocasiones como un ejercicio de inteligencia y no de falta, pues la verdad se esconde detrás de masa velos ... Tal vez no exista, puede que ni siquiera importe demasiado. Con total seguridad, es mucho mas peligrosa la creencia ciega en ella (LA VERDAD) y la seguridad de poseerla, que la humilde convicción de que no es posible conocerla.

La voluntad de caminar en el conocimiento es una tarea que no debería ser iniciada con el fin de llegar a ninguna parte. El camino no conduce a un destino único final sino que, al igual que la red mitológica, se entrecruza con otros caminos, evoluciona ensanchándose y estrechándose, se interrumpe y prosigue, vuelve sobre sí mismo y desaparece en el horizonte . Prometeo ha querido servirnos de guía en este pequeño tramo del trayecto, despertando nuestra curiosidad y animándonos a seguir 263


caminando con la mirada siempre atenta pues el mรกs interesante ocurre a cada lado de la carretera.

LEDA Y EL CISNE

264


Nuestra mitología, la griega, como la celta, o la de cualquiera de las otras culturas y civilizaciones que pueblan el planeta, es rica en historias e imágenes que acercan a los lectores, o veedores –como en éste caso- a unos conocimientos y sugerencias que difícilmente podrían encontrar por los caminos tradicionales de la filosofía o de la ciencia. Así la mitología no pierde importancia como adyuvante de la sabiduría, al ofrecernos la posibilidad de reflexionar sobre aspectos de la realidad a los que no tendríamos acceso por los más trillados de la razón. Las historias de esos dioses antiguos de la mano de los artistas que a lo largo de los siglos nos las han ido narrando, parece que siempre se dedican a actividades sensuales, juegan y se persiguen unos a otros, despiertos o dormidos, exponían esplendorosamente su desnudez; se bañaban en placeres refinados y una larga serie de etcéteras. La mayoría de esos juegos, aunque a veces no lo parezca, por su disfraz alegórico o por la discreción del artista, tienen una clara finalidad erótica, aunque hoy ya sabemos que la sexualidad que atribuimos a los dioses, no es sino la prolongación de los deseos inconfesables de los hombres.

Cómo ya hemos visto en otros mensajes la relación entre lo erótico y el arte parece ser una de las constantes fuentes de inspiración de los artistas a lo largo de la historia como podemos ver aquí:

http://terradesomnis.blogspot.com/2008/10/bellesa-i-erotisme-en-lahistria-de.html

265


y aquí:

http://terradesomnis.blogspot.com/2008/10/terra-de-somnis-ii.html

Es muy probable que haya sido así a lo largo de la historia entera de la pintura, desde el antiguo arte rupestre con sus vulvas y representaciones fálicas, significando lo divino, además de un sueño de inmortalidad, una promesa de fertilidad y de poder sexual que compensaba las limitaciones humanas.

Zeus

de

Ingres.

De entre el espeso bosque sagrado de la mitología griega, es sin duda Zeus el gran protagonista. Sus travesuras se extienden por todas partes, el gran perseguidor, el gran seductor, amante absoluto, villano cósmico que no se detiene ante nada para satisfacer su capricho. Io, Danae, Antíope, Sémele y Leda, entre muchas, muchas otras, serán algunas de las que recibirán las atenciones del desinhibido Zeus y alrededor de cada 266


una de ellas, los grandes autores de la mitología y los no menos grandes artistas de nuestra historia, han ido tejiendo con la palabra y/o la imagen maravillosas y sugerentes historias.

Io

Io

de

Correggio.

Empecemos con la historia de Io, aquella mujer que erraba por toda la tierra cruelmente castigada a ser hostigada perpétuamente por el tábano al que la había sometido la celosa y vengativa Hera, la esposa-hermana del dios. El turbador cuadro de Correggio, nos muestra el momento en que el amenazador amante –Zeus- aparece oscuramente –como una nieblasobre Io, como aplastándola. El espectador no puede dejar de conmoverse ante lo que sucede ante sus ojos, la atracción que ejerce el encuentro entre la violencia y la belleza, algo inconfesado es cierto, pero 267


irreprimible, debe tener algo que ver en relación a nuestra antigua memoria de cazadores, que nos empuja al goce ante el espectáculo del acecho, o destrucción de la belleza, de tal manera, que resulta más tentadora cuanto mayor sea la amenaza que se cierne sobre ella. Injustamente atrapada entre las maestrías de Leonardo y Rafael, la de Correggio ha pasado más desapercibida cuando, sobretodo en su captación de lo erótico participa de una y de otra. Sus desnudos son extraordinariamente voluptuosos aunque contenidos por una voluntad de mantenerse fiel al clasicismo. Entre los diversos desnudos de éste pintor, sobresale éste: el de Io, sin duda el más perfecto, en el que nos representa a la mujer momentáneamente divinizada por el goce del dios. Y en particular a destacar la expresión del rostro de Io, que anticipa lo que serán los “rostros del éxtasis” de los que hablaremos más adelante. Correggio posee una gran capacidad para aunar energía y delicadeza, fruto del desarrollo de la pintura italiana, por un lado, el cada vez más contrastado tratamiento de los cuerpos que culmina en la detallada exaltación de la morfología anatómica y que tiene una continuidad en la obra de Massaccio, Piero della Francesca, Mantegna y que culmina con Miguel Ángel, en lo que podríamos denominar una especie de escultura pintada; y del otro, el poderoso impacto de Leonardo y Rafael. Del primero extrae una nueva atmósfera, difuminada y neblinosa, suavizando así una geometría demasiado evidente, del segundo, una delicadeza gracias a la cual los cuerpos pierden el peso excesivo que a menudo ocasionaba la búsqueda de la perspectiva corporal. Ésta singularidad de Correggio aún se hace más evidente cuando observamos su maestría para la ilusión visual, llevada hasta extremos que nos anuncian la escena barroca; ahondando en la expresión dramática de la luz, convirtiéndose en pionero de la iluminación de la piel, gran contribución del Barroco a la sensibilidad pictórica y que tendría en Caravaggio el maestro definitivo. Es muy posible que el carácter inquietante, además de incisivamente erótico de ésta obra, esté relacionado con la inédita luz que Correggio incrusta en el cuerpo de la muchacha y que la condena a flotar en una oscuridad, de la que también el espectador se hace partícipe. Dotada de un aura que no se identifica sólo a través del color, envuelta en una atmósfera que no es el simple fruto de su luz, impregnada de una vida que va más allá de la destreza con que sus líneas han sido trazadas, es irreductible como una obra maestra y peligrosa, como una obra que tal vez, no debió de ser nunca pintada pero que, para irritación de algunos y fortuna de otros, se salvó de su propio naufragio. 268


La turbación que ésta obra promueve, le ha otorgado una azarosa vida de admiraciones y odios. Así, en el S.XVIII Luis de Orleans propietario del cuadro, tuvo un acceso de puritanismo y ordenó su destrucción dándole, al parecer una primera puñalada. Los restos fueron recompuestos secretamente y ha logrado sobrevivir hasta nuestros días. Danae

La historia de Danae es quizás una de las que a inspirado una mayor cantidad de obras de arte. En ésta ocasión haremos sólo una pequeña aproximación. En permanente estado de celo y como participando en un continuo baile de disfraces Zeus se precipitaba ingeniosamente sobre cuanta muchacha se pusiera a su alcance. Tras Io, aparece Danae, sobre la que el padre de los dioses caerá como una fina lluvia de oro. De esa unión nacerá el gran héroe Perseo, otro de los grandes protagonistas de la historia del arte.

269


Perseo

de

Cellini.

De entre la multitud de obras que han recreado ĂŠste conocido mito destacarĂ­amos la Danae de Tiziano,

o la de Rembrant 270


o

la

de

Artimisia

Gentileschi

Y para poner un ejemplo de pintores contemporáneos, veamos la excelente interpretación que del tema realiza el gran pintor austríaco, contemporáneo de Freud, Gustav Klimt. 271


Pero la obra que nos gustarĂ­a comentar es la del pintor flamenco Jan Gossaert, mĂĄs conocido como Mabuse

272


Se trata de una obra inquietante, esa muchacha joven aprisionada en el interior de un templete de características claramente renacentistas que sitúan para el contemporáneo el mito en el terreno de la cotidianidad, que mira sorprendida esa lluvia de oro por la que Zeus se introduce en ella. Mirada, por otra parte, a medio camino entre el deseo y el miedo, como solía suceder a aquellas que se cruzaban en el camino del dios. La obra de Gossaert borraba cualquier tipo de distanciamiento alegórico y cumplía –para los contemporáneos, ¡claro está!-, la inmediatez temporal que exige el erotismo, para envolver a los sentidos.

Antíope.

273


Antíope

de

Watteau.

Con Antíope, el padre de los dioses se muestra menos sutil y en lugar de niebla, como en el caso de Io, o de la lluvia de oro, como en el de Danae, elige aquí la apariencia de sátiro, desgraciadamente al igual que Io, Antíope sufrirá penosamente las consecuencias de la acción del dios, mientras que Zeus desciende sobre las maravillosas formas femeninas sin escrúpulo alguno y permanece siempre ajeno a toda culpa, como si la auténtica condición divina fuera la ausencia absoluta de mala conciencia. En la obra de Watteau, Zeus bajo el disfraz de un sátiro, tras descubrir el cuerpo de la mujer, se dispone a recrearse en su desnudez. La oscura figura masculina, acentúa la luminosidad de la femenina. Zeus aparece como un intruso, que desnuda y observa, de manera cálida y directa, el cuerpo de Antíope. El impacto visual de ésta pintura deriva del instante escogido por Watteau, el primer momento de la desnudez de una mujer, domina sobre la desnudez completa. El espectador supone que el brazo del sátiro acaba de desplazar la ropa que cubría el cuerpo de Antíope quien dormida todavía, se expone ahora a la detenida contemplación del sátiro, pero también del observador de la obra. Ambos miran el vientre de la muchacha que con su luz atrae la mirada en un primer instante, para reconocer después el resto del cuerpo. Nada es comparable a lo que sentimos al observar por primera vez la desnudez de la inminente amante, la revelación de lo nuevo, la eliminación del último velo que cubre lo inédito, siempre supone la irrupción del erotismo, por alejado que nos parezca el ámbito de lo sometido a descubrimiento. La visita a una nueva ciudad, la travesía de 274


una región desconocida, un viaje a un lugar deseado, pero también determinadas emociones estéticas, los descubrimientos astronómicos, los descensos a mundos microscópicos, tienen mucho que ver con ese sentimiento erótico, creando esa atmósfera excitante que nos sitúa más allá del cielo o del infierno, en la antesala de ese erotismo cósmico, universal que según los antiguos griegos mantenía unidos los diversos planos de la existencia. Gracias a esa atmósfera podemos reconocer la esencial continuidad que se produce entre esferas aparentemente alejadas entre sí y el mundo, puede ser percibido como una especie de cuerpo de cuerpos, en el centro del cual se encuentra la visión de la desnudez primera del cuerpo deseado. La forma de las formas, la metáfora de todas las metáforas. Por eso mismo, los pintores han tratado tan a menudo, convertirla en rehén de su mirada.

Sémele.

Antoine

Caro

:

"La

Aphoteosi

de

Sémele"

Sémele hija de Cadmo, rey de Tebas y Harmonía; es hermana de Ágave, Autónoe, Ilirio y Polidoro, pero se la conoce por ser la madre 275


de Baco o Dionisio. Era la más bella de las doncellas consagradas a Zeus. Se la supone rubia y por ello se la asocia con el vino blanco. Sémele recibía a Zeus secretamente en sus habitaciones. Recelosa Hera, esposa de Zeus, tomó forma de la vieja Béroe, nodriza de Sémele y acudió junto a ella. Intentó convencerla de que abandonara su relación con Zeus, pero al no conseguirlo decidió castigar a la atrevida amante de su esposo. Para ello empezó a decirle que su amante no era Zeus, sino un hombre corriente que se aprovechaba de su ingenuidad, que le pidiera alguna prueba de su divinidad. Convencida por fin, Sémele pidió a Zeus que le demostrara su poder, y éste, encantado porque Sémele iba a darle un hijo, le prometió concederle cuanto le pidiera; ella, aleccionada por Hera, le pidió que se le apareciera con todo su esplendor. Aunque Zeus intentó convencerla de que pidiera otra cosa, ella no quiso y Zeus tuvo que cumplir. Al aparecer en todo su esplendor de dios, los rayos que despedía abrasaron a Sémele. Hermes arrancó del vientre de Sémele al hijo nonato y lo cosió al muslo de Zeus. Varios meses después nació el niño, llamado Dionisio (‘dos veces nacido’) y también Diméter (‘el de dos madres’).

Seleme

Gustav

Moreau

276


Se dice que más tarde, Dionisio logró rescatarla del Hades, y la hizo inmortal dándole el nombre de Tione, ‘la ardiente’, hoy adorada como diosa del matrimonio. Para ello descendió por Lerna al Tártaro, donde sobornó a Perséfone con el regalo de un mirto para que dejase en libertad a su madre difunta, quien ascendió con él al templo de Artemisa en Trecén. El nombre lo acordó Dionisio con Zeus para evitar el enojo de Hera y los celos de otras almas. Una parte de la constelación llamada Corona Australis o Carcaj de Sagitario tiene el nombre de Trenza de Tione, en honor a la nueva diosa. Sémele, en uno de los mitos es la fundadora o diosa de la raza negra, pues subió al cielo ennegrecida por el fuego de Zeus que le causó la muerte.

Leda

Tras Io, Danae, Antíope y Sémele, le corresponde el turno a Leda, la protagonista de estas páginas. Casi tan representada como la historia de Danae, la leyenda de Leda y el Cisne a proporcionado excusa a una gran multitud de artistas de todo 277


tiempo, desde la antigüedad clásica hasta nuestros días, para representar diversos aspectos del erotismo como podemos ver, ordenados cronológicamente: http://www.slideshare.net/terraxaman/leda-y-el-cisne-presentation

EL CAMINO DEL HÉROE: LOS 12 TRABAJOS DE HERACLES 278


Los lectores más o menos habituales de éstos mis/vuestros, blogs, saben del interés que sentimos por la mitología. En varias de las entradas hemos reflexionado sobre algunos de los mitos más significativos: Prometeo, Teseo y otros muchos. Éste interés manifiesto, se debe a mi opinión de que los mitos, lejos de ser unas fábulas de tiempos pretéritos, dirigidas a hombres y mujeres ya desaparecidos y superadas por las realidades del mundo en que vivimos, mantienen una vigencia absoluta como fuente de conocimiento (autoconocimiento). Cuando miramos con la suficiente atención el mundo que nos rodea, más allá de los múltiples y gravísimos problemas derivados de la acción de la humanidad sobre la naturaleza y sobre las sociedades, nos sorprende la extraordinaria hermosura de la creación. 279


Aunque no dispongo de pruebas irrefutables para ofreceros, en mi opinión y es mi más sincera creencia, toda esa Belleza, así como toda esa infinita variedad de especies animales, vegetales, minerales, con toda la multiplicidad de sus relaciones, no pueden sino ser el resultado de una Sabiduría Infinita, inconcebible desde nuestra limitada capacidad mental, pero evidente, con sólo abrirnos a la pura contemplación del ahora y aquí. Podríamos decir aquello que decía San Agustín con respecto al tiempo: «¿Qué es el tiempo? Si nadie me lo pregunta, lo sé. Si quisiera explicárselo al que me lo pregunta, no lo sé.» En el silencio interior siento la presencia de aquella Sabiduría Infinita, llámesele Dios, lo Absoluto, Energía Cósmica, “lo que sea”, o de cualquier otra forma en que prefieras llamarlo, pero desde la mente racional, no puedo más que esbozar pobres argumentaciones que van llenando páginas y más páginas de éstos mis/vuestros blogs. Pero también sé, que aquello que es la causa y el origen de todo lo que nos rodea, no es algo exterior, lejano, distante que está allí afuera, más allá de las estrellas, sino que también se encuentra en el interior de todos y cada uno de los seres humanos, que no somos sino un microcosmos de aquel macrocosmos que percibimos a través de los sentidos. Según nos dice la ciencia, lo manifestado, el universo, no son algo acabado, inmóvil, sino que se encuentra en permanente cambio y evolución, también sucede así con la vida y la consciencia. Aunque los seres humanos actuales, somos muy semejantes a aquellos que fueron en los albores de la humanidad, a poco que nos fijemos, podremos observar como se ha producido un desarrollo en nuestra consciencia colectiva, evidentemente no al mismo ritmo que nuestros cambios físicos, o que nuestros avances tecnológicos, esa evolución tampoco ha sido lineal, progresos, retrocesos, rodeos y circunvalaciones marcan ese desarrollo evolutivo, como no podía ser de otra forma, pero a pesar de todo, la consciencia de la Humanidad ha conseguido elevarse paulatinamente. Y en éste desarrollo de la consciencia, han tenido un importantísimo papel tanto los mitos, como las religiones –cuando hablo aquí de las religiones no me refiero a las instituciones supeditadas a los intereses socio-económicos de todo tiempo y lugar – sino a los principios éticos y morales planteados por los grandes fundadores de éstas. También la ciencia, la filosofía, el arte, son otros tantos caminos que han 280


contribuido en mayor o menor medida a esa elevación, evolución y desarrollo. Podemos considerar que afortunadamente, los mortales comunes, nunca hemos estado solos. Siempre, en todo momento, hemos tenido a nuestro lado a aquellos que elevándose sobre la mayoría han podido vislumbrar, con mayor claridad, aquello que era necesario, empujando, según sus posibilidades, para que se diese ese avance, ayudándonos a comprender el porqué estamos en éste mundo.

Hay quien los llama Maestros, o Hermanos Mayores… En los albores fueron los Mitos.

Ellos contribuyeron notablemente a fijar una primera evolución en el campo de los sentimientos. Comprender la diferencia entre obrar el bien y obrar el mal y sus consecuencias, que la guía de nuestras acciones ha de ser el Amor y no el temor, son lecciones que forman parte de casi todos los mitos. Si tratamos de entenderlos, nos ayudaran grandemente a comprender el objeto de la vida.

281


La compleja estructura de lo que llamamos un ser humano, necesita, para que se produzca el desarrollo de su consciencia, del mundo material, donde tenemos puesta toda – o casi toda- nuestra atención. En este mundo material debemos cubrir una serie de necesidades: alimentarnos, techo, relaciones, sin las cuales no seríamos seres humanos y muy probablemente estaríamos condenados a desaparecer. Pero también de otras cosas que si bien no me atrevería a afirmar que no están relacionadas con el mundo material, tienen un aspecto mucho menos denso, más sutil diría: las emociones, los pensamientos, los ideales, son un buen ejemplo, pero no los únicos. Necesitamos comprender mejor el mundo que nos rodea, necesitamos crecer interiormente, necesitamos saber el qué, el cómo y el porqué de nuestra existencia, necesitamos reconocer aquella parte de nosotros mismos que va máas alla de nuestra personalidad, aquello que nos une con el Todo. Y todas éstas y aquellas otras necesidades, se han de resolver ¡ya!, tras la muerte no hay posibilidades de crecimiento, sólo de asimilación de lo que hemos vivido, el momento presente, éste ahora, es el único que realmente tenemos. Y aquí es donde nos puede ayudar la reflexión sobre los Mitos. De entrada, digamos que los Mitos se encuentran en todas y cada una de las culturas de la humanidad. Básicamente, los Mitos son muy semejantes en cuanto a su mensaje último, aunque sean narrados de forma diferente, en función de las variables de tiempo, lugar y cultura propios. Se ha explicado que la Mitología es el tratado, o la parte de la ciencia que estudia las fábulas. Pero desgraciadamente, la palabra fábula ha sido entendida como algo puramente imaginario, como si se tratase de un cuento para criaturas. Si se tratase sólo de eso, ¿cómo explicar que las mejores y más potentes mentes de la humanidad (filósofos, científicos, artistas, escritores) se hallan dedicado durante siglos y más siglos, a estudiarlos e interpretarlos?. No. No puede ser. Buen jemplo, veamos éstos bocetos sobre Heracles de Leonardo da Vinci:

282


de Miguel Ă ngel

y de Rafael Sanzio, entre otros muchos.

283


Los Mitos, son la expresión escrita mediante símbolos (en ocasiones velados) de las grandes verdades existenciales. A diferencia de los relatos históricos, que hacen hincapié en lo que sucedió en un tiempo y condiciones específicas, y que siempre se adapta a los intereses del autor que la escribe (los vencedores son los buenos, los vencidos los malos), el Mito es ahistórico, atemporal, eterno. Como se expresa en símbolos, no puede cambiarse, ni tergiversarse, como les sucede a los mensajes de los grandes fundadores de las religiones, poco después de la desaparición de éstos. El objetivo central de todos y cada uno de los grandes mitos, es mostrarnos la evolución de la consciencia de una manera gradual, paso a paso, de manera que puedan servirnos de ayuda y orientación en cada uno de los estadios evolutivos en que nos hallemos, pues generan valores para que despertemos a las verdades superiores. De entre todos los Mitos, uno de los más comunes es el del Héroe. 284


En el caso del que hoy nos ocupa, el del héroe griego Heracles – Hércules en su traducción latina- su origen es muy anterior a Homero (S.VIII aC) y se fue desarrollando a lo largo de la civilización clásica greco-romana por más de diez siglos (1.000 años) y su vigencia o interés, continúa aún en nuestros días. Lo que nos narra el Mito es muy sencillo, el héroe conociendo el objetivo, el camino que da sentido a la vida, a base de superar grandes y difíciles pruebas, se va elevando hasta alcanzar la dignidad. Al principio se trata de un ser humano normal, con los mismos defectos y virtudes de cualquiera, pero una vez percibida la meta, se enamora de su ideal, piensa y siente: “soy mortal, pero puedo alcanzar la inmortalidad”, por eso luchará hasta la extenuación, caerá numerosas veces, pero se volverá a levantar, cometerá errores que lo retrasarán y tratará, de enmendarlos, y finalmente, con mucho trabajo y coraje, venciendo todas las dificultades, logrará la inmortalidad (realizar al hombre divino). El Héroe no tiene miedo. Conociendo la meta, sabe que en éste mundo, aún las cosas más hermosas, las más queridas, son pasajeras. Y por lo tanto, sabe que la felicidad es imposible en él. Sabe que la lucha, por penosa y larga que sea, tiene un final, pero hay que emprender la lucha lo más pronto posible, porque nadie sabe cuál será la duración de su vida mortal. En la narración del mito, aparecen seres y situaciones fantásticas.

285


Nadie en la antigua Grecia creía que existiesen los centauros, o las medusas, o los dioses como los representaban, todo ello no son más que símbolos. Si se nos narraran tal y como podrían ser, tendríamos la tendencia a interpretarlas como situaciones históricas y cambiarlas, desvirtuando su mensaje. Pero como todo son símbolos, debemos interpretarlos y ver lo universal que hay en ellos. Porqué de alguna manera, los pasos que sigue el héroe, son los mismo que todos debemos pasar. Analizar al héroe, es analizarnos a nosotros mismos (autoanalizarnos). Todos estamos llamados a recorrer el camino del Héroe, el camino del obrar con justicia, del obrar amorosamente y, debemos hacerlo lo antes posible empezando por lo más sencillo, porque en éste camino todo es importante. Conforme avanzamos por él, vamos creciendo espiritualmente y acumulando fuerzas para enfrentar pruebas mayores –más difíciles y complejas-. En éste camino –al igual que Heracles- tenemos un protector (Zeus) pero ya hemos dicho que seres así no existen, sino que son símbolos de nuestra naturaleza interior, nuestro Yo Superior, esa voz que sólo podemos escuchar 286


cuando calmamos nuestra mente, cuando fijamos la atención en nuestro si mismo.

Pues

bien

empecemos.

Veamos lo que nos explica Robert Graves: “Heracles, a quien los romanos llamarían Hércules, era hijo de Zeus y de Alcmena, una princesa de Tebas.

Hera, enojada porque Zeus había llevado a cabo otro de sus “casamientos” con mujeres mortales, envió dos horrorosas serpientes para que mataran a Heracles cuando aún era un bebé. Heracles y su hermano gemelo Ificles dormían en un escudo que les servía de cuna, cuando las serpientes reptaron hacia ellos. Ificles gritó y rodó fuera del escudo.

287


Pero Heracles, un niño inmensamente fuerte, cogió las serpientes por el cuello, una en cada mano, y las estranguló”. Pero veamos con mayor detalle la historia según las fuentes tradicionales: “Hércules, hijo de Zeus, es el último héroe que éste engendra en mujer mortal, al enamorarse de Alcmena, la hija de Electrión, a la que encontrándose ella en Tebas, engaña presentándosele con la figura corporal de Anfitrión. Alcmena, establecida en Tebas con Anfitrión, no había consentido en consumar su matrimonio con Anfitrión hasta que éste ejecutara la campaña de castigo contra los Teléboas que Electrión no había podido llevar a cabo. También Anfitrión, tras el episodio de la zorra de Teomeso, había partido hacia Tafos y, había conseguido una total victoria contra Pterelao y los Teléboas. Emprende, pues, Anfitrión su triunfal regreso a Tebas, pero cuando está ya cerca de la ciudad, Zeus, enamorado de Alcmena, se presenta a ella haciéndose pasar por Anfitrión, le cuenta que ha cumplido victoriosamente la misión de castigo contra los teléboas que 288


ella le había exigido (por ser los matadores de los hermanos de Alcmena), y logra así que Alcmena le reciba en su lecho, creyendo que es Anfitrión y consintiendo por fin en la consumación del matrimonio: engaño de los más célebres de toda la mitología clásica. Zeus, entusiasmado por Alcmena prolonga triplicando la duración de la noche y así estar más tiempo con ella. Al terminar la larga noche y concebir a Hércules, Zeus le regala una copa que dice haber recibido como trofeo de victoria por parte de sus soldados y se marcha. Poco después, el verdadero Anfitrión es recibido por Alcmena, quien lo trata con cierta frialdad, y al contarle sus anécdotas a Alcmena, ésta le dice que ya se las ha contado la noche anterior, lo que alarma grandemente a Anfitrión, que llama a Tiresias para que le ilustre sobre lo que le haya podido suceder.

Tiempo después, Hércules nace y Hera, la reina del Olimpo y esposa de Zeus, le declara una guerra que duraría toda la vida terrestre de Hércules. Inclusive antes de que Hércules venga al mundo, Hera 289


retrasa su nacimiento. Se dice que el nombre de Hércules viene de "La gloria de Hera". Alkmene, pues, dio a luz, primero a Hércules y, con una noche de diferencia, a Ificles. El primero, hijo de Dios aunque mortal. El segundo hijo de mortales. Queriendo Zeus conceder la inmortalidad a su retoño, una noche ordenó a Hermes que lo sustrajese de su cuna, lo subiese al Olimpo y, mientras su esposa Hera dormía, lo acercara a uno de sus senos para que Hércules mamase su leche. Hércules, al notar el tibio contacto del pezón, comenzó a chupar, pero lo hizo con tal fuerza que Hera, despertándose, lo rechazó. Y el chorro de leche que se derramó formó la Vía Láctea.

Cuando era un muchacho, Heracles se interesaba más por la lucha que por la lectura, la escritura o la música. También prefería la carne asada y el pan de cebada a los pasteles de miel o de frutas. En Tebas, Hércules crece y recibe educación: Anfitrión le enseña a conducir carros, Autólico, hijo de Hermes, a luchar con los brazos y cuerpo, Éurito, rey de Ecalia, a disparar el arco, Cástor a luchar con 290


las armas, Lino a tocar la cítara y cantar a sus acordes. A Lino, hermano de Orfeo, lo mata Hércules golpeándole con la lira irritado porque Lino le había a su vez golpeado –por no poner atención a las escalas musicales-. Juzgado por este homicidio, se defendió Hércules alegando una ley de Radamantis –hermano desterrado del Rey Minos de Creta- que proclamaba inocente a quien repeliese una agresión injusta, y fue absuelto. Pero Anfitrión, temiendo que Hércules repitiese tal actuación, lo envía a cuidar del ganado vacuno en los pastizales. Allí es donde Hércules se hace adulto alcanzando enorme estatura y fuerza. Antes de los 18 años ya medía dos metros y medio y tenía una fuerza extraordinaria. Por entonces comenzó sus hazañas, la primera de las cuales fue la siguiente: En el Kitairón, montaña entre Ática y Beocia, había un león que estaba acabando con los rebaños, tanto de Amfitrión como del rey Tespios, de Tebas. Deseando cazarlo, fue Hércules al país de Tespios en cuyo palacio se hospedó. Todos los días salía al alba en busca del león y volvía, ya de noche, tras haber caminado toda la jornada. Cincuenta días transcurrieron así hasta que, al fin, pudo matarlo con sus propias manos. Desde entonces adoptó la piel de aquel león como vestimenta.

291


A finales de aquel año en que el joven Heracles había cumplido 18 aós, y tras una breve visita a la corte del rey Creonte de Tebas, Heracles y la princesa Mégara se conocieron y se enamoraron, y el rey dio gustoso su consentimiento para que se celebrase la boda después de que Heracles librara a Tebas de un exagerado impuesto que unos emisarios del rey de Orcómenos había establecido en la ciudad. Para ello, les cortó las orejas y las narices y las ató a sus cuellos, diciéndoles “Esto es todo lo que os llevaréis de Tebas”, tras lo cual los emisarios nunca volvieron a reclamar nada más. De esta forma, Heracles desposó a la princesa Mégara, y en la misma ceremonia, su hermano Ificles hizo lo propio con la hermana de Mégara, Pirra. Pirra quedó embarazada de Ificles al poco tiempo de casarse, y dio a luz a Yolao, que se convertiría con el tiempo en el sobrino favorito de Heracles y en compañero de aventuras. Éste y Mégara, por su parte, vivieron un matrimonio feliz y lleno de amor, y la pareja tuvo tres hijos varones: Terímaco, Creontiades y Deicoonte. Sin embargo, esta felicidad conyugal tocó a su fin cuando Hera, que aún no se había 292


rendido en su afán de causarle todo el mal posible a Heracles, infundió en éste un ataque de locura

que hizo que una noche matara a sus hijos, aún pequeños, con su espada, y finalmente, a una horrorizada Mégara, que murió estrangulada entre las manos del que hasta el momento había sido su amante esposo. Unos instantes después, Hera retiró el hechizo, y cuando Heracles vio la sangre y los vientres de sus hijos abiertos, y las marcas purpúreas a ambos lados del cuello de Mégara, lanzó un grito al cielo en medio de su terrible dolor, sintiendo una profunda vergüenza por lo que había hecho, a pesar de que no recordaba haber matado a su familia en ningún momento. Incapaz de manejar todo el dolor y la tristeza que sentía, y sintiendo que no era digno de convivir con personas civilizadas, el joven héroe abandonó Tebas llevando únicamente sus pieles de león y sus armas, y se estableció en tierras salvajes, donde a su juicio él debía estar. Esta locura provocada por los deseos de venganza de Hera, será el orígen de los trabajos de Heracles, para redimirse. Tras una larga búsqueda, sólo su hermano Ificles logró encontrarlo en el bosque, quien le dijo estar seguro de que los asesinatos que había cometido habían sido instigados por otra persona, y le recomendó visitar el Oráculo de Delfos en busca de respuestas, ya que era el 293


sitio donde dioses y mortales podían comunicarse. Heracles decidió hacer caso a su hermano y pidió audiencia a la sibila, la suma sacerdotisa del Oráculo, quien le confirmó que había sido Hera quien había infundido en él tal locura, pero que eso no impedía que sus manos estuvieran manchadas de sangre por el atroz crimen que había cometido. Como penitencia y forma de apaciguar definitivamente a Hera, la sibila le dijo que la diosa ordenaba que se presentase ante su primo Euristeo, rey de Micenas, para quien debería realizar una serie de trabajos, que fueron originalmente diez pero que luego, como veremos, se ampliaron a doce. Heracles aborrecía a su primo Euristeo, un hombre cobarde y sin escrúpulos al que el poder le gustaba más que cualquier otra cosa, y que ocupaba un trono que realmente le pertenecería a Heracles por vía materna. Sin embargo, aceptó con humildad su penitencia y esa misma noche partió de vuelta a Tebas a despedirse de su hermano. Yolao, su sobrino adolescente de quince años de edad, quiso acompañarlo para ayudar y ver mundo, y pidió permiso a su padre Ificles, quien se lo concedió. Dos días más tarde, con todos los preparativos hechos, Heracles partió a Micenas acompañado de Yolao sin saber qué le depararía el futuro.

294


En Delfos, recibió de Apolo el nombre de "Hércules" que le ha hecho célebre, en sustitución de su nombre anterior "Alkaides", derivado del de Alkaios, su abuelo. Y recibió también el mandato – como penitencia por un error cometido – de ir a Tirinto y ponerse a las órdenes del rey Euristeo durante doce años. Fue entonces cuando Euristeo (símbolo del Maestro), por inspiración de Hera, le impuso al héroe los doce célebres trabajos. Pero antes veamos una reflexión sobre el significado de Heracles: El estudio y la reflexión sobre esta hermosa narración de la mitología griega es uno de los más apasionantes y completos que puede acometer cualquier estudiante de lo oculto. Porque no deja sin tocar ninguna fase de la vida del aspirante y hasta lo vincula con actividades cósmicas. Su temática es tan inclusiva, que todos nosotros podemos aplicarnos los experimentos y pruebas, las derrotas y logros de esta heroica figura que se esforzó, siglos atrás, hacia la misma meta que perseguimos nosotros. Hércules representa al encarnado y aún no perfeccionado Hijo de Dios que, con determinación, toma en sus manos la naturaleza inferior y voluntariamente la sujeta a la disciplina, lo que producirá finalmente la manifestación de su interna divinidad. Y, de un descarriado pero sinceramente fervoroso ser humano, conocedor inteligente del trabajo que tiene que realizar, resultará un Salvador del Mundo.

295


En los doce trabajos de Hércules, están representados, pues, el Sendero del Discipulado y las experiencias preparatorias para el gran ciclo final de la Iniciación, Podemos definir el Discipulado como la etapa final del Sendero de la Evolución, o como el período en el cual el hombre llega a ser definidamente autoconsciente y, libre y sabiamente, se compromete a imponer la voluntad del espíritu (que es esencialmente la voluntad de Dios) sobre su naturaleza inferior. Ese objetivo se puede alcanzar en dos formas: Puede ser el resultado de un lento y seguro crecimiento evolutivo, bajo las leyes de la naturaleza, ciclo tras ciclo, hasta que gradualmente el Dios oculto pueda ser visto en el hombre y en el universo; o puede ser el resultado de la aplicación sistemática de la disciplina, por parte del aspirante, produciendo un más rápido desarrollo del poder y la vida del espíritu. Es un proceso de depuración, de sublimación y de transmutación, llevado a cabo progresivamente, hasta que se alcanzan los Montes de la Transfiguración y de la Iluminación. Los misterios ocultos y las fuerzas latentes en los seres humanos, necesitan ser descubiertos y requieren ser utilizados de una manera divina y de acuerdo con un divino propósito, inteligentemente comprendido. Cuando se hace así, el discípulo se halla en armonía con el universo. Investigaremos la historia de Hércules a medida que pasaba por los doce signos del zodíaco. Comprobaremos que, en cada uno de ellos, expresaba sus características y lograba algún conocimiento nuevo sobre sí mismo. Y, a través de ese conocimiento, demostraba el poder del signo y adquiría los dones que el mismo confería. En cada uno de los signos lo encontraremos venciendo sus tendencias naturales, controlando y gobernando su destino, y demostrando que las estrellas inciden y nos tientan, pero no nos dominan. 296


A medida que estudiemos la historia de Hércules y lo sigamos a lo largo de sus doce trabajos, recorriendo el gran zodíaco de los cielos, nos aproximaremos a aquél desde dos ángulos: el del hombre común, aún no despertado a la vida real, y el del aspirante individual; y aún, el de la humanidad en su conjunto. Porque, ahora que el hombre ha desarrollado su mente y coordinado sus aptitudes mentales, emocionales y físicas, ha agotado los intereses del mundo fenoménico y está empezando a buscar una salida a un reino más amplio de conocimiento. Cada uno de nosotros somos un Hércules en embrión, y hemos de enfrentar idénticos trabajos; tenemos todos la misma meta que lograr y el mismo círculo del zodíaco que abarcar. El trabajo a realizar tiene como objetivo principal la eliminación de todo temor y el control de las fuerzas naturales de la naturaleza humana. Porque las 297


características del hombre, inmerso en la forma de la vida y bajo la regla de la materia, son: temor, individualismo, rivalidad y codicia. Que han de dar lugar a la confianza espiritual, la cooperación, la conciencia de grupo y la carencia de egoísmo. En realidad, la historia de Hércules es también la historia del Dios encarnado en materia. Ésta es la historia de nuestro sistema solar, la historia de nuestro planeta, la historia del ser humano. Para este estudio, deberemos tener in mente cuatro pensamientos fundamentales, a saber: a.- La naturaleza manifiesta energías invisibles a través de formas visibles. b.-Detrás del mundo objetivo de los fenómenos, humano o solar, pequeño o grande, orgánico o inorgánico, hay todo un mundo subjetivo de fuerzas que es responsable de la forma exterior. c.- Todo lo exterior y tangible es un símbolo de las fuerzas creativas internas. d.- Un símbolo es una forma exterior y visible de una realidad interior y espiritual.

Hemos aprendido mucho sobre la vestidura externa de Dios a través de la física, la química, la biología y otras ciencias, pero en una región donde todo aparece como hipótesis e inferencias. Lo único que sabemos con seguridad, tras la fisión del átomo, es que todas las formas son aspectos de la energía; que hay una acción recíproca y 298


un impacto de energías sobre nuestro planeta; que el planeta mismo es una unidad de energías, compuesta por multitud de unidades de energía, y que el hombre mismo es también un manojo compuesto de fuerzas y se mueve en un mundo de fuerzas. Hasta aquí nos ha conducido la ciencia, y es donde el astrólogo, el ocultista, el idealista y el místico también se reúnen y atestiguan una Deidad oculta, un Ser viviente, una Mente Universal o una Energía Central, como quiera llamarse. En el paso del sol a través de los doce signos del zodíaco, podemos ver la maravillosa organización del plan, el enfoque de las energías y el crecimiento de la tendencia hacia la divinidad. Ahora, por fin, en el siglo veintiuno, lo objetivo y lo subjetivo se han tornado tan estrechamente mezclados y fundidos que es casi imposible decir dónde empieza el uno y termina el otro. El velo que ocultaba a la Deidad se está volviendo transparente y el trabajo de los que han logrado conocimiento está enfocándose en llevar a la humanidad al Sendero del Discipulado, entrenando a muchos de los más avanzados para que puedan llegar a ser los conocedores e iniciados de la nueva era. El despertar del hombre toma la forma de un autoconocimiento que, cuando es verdaderamente alcanzado, capacita al hombre para descubrir que la Deidad oculta en el universo es idéntica en naturaleza, aunque bastante mayor en grado y conocimiento, a la Deidad oculta dentro de sí mismo. El hombre, entonces, puede convertirse conscientemente en Espectador u Observador. Y dejar de identificarse con el aspecto material, para usarlo sólo como medio de expresión. En esa situación, el hombre se ve desgarrado en dos direcciones: El hábito lo tienta a identificarse con la forma, mientras la nueva comprensión lo impulsa a identificarse con el espíritu. Entonces se inician una reorientación, y un esfuerzo nuevo y autodirigido, representados para nosotros en la historia de Hércules. En el momento en que la altura intelectual se ha logrado, el "Observador Silencioso" despierta a la actividad y Hércules empieza sus trabajos.

299


Euristeo, el gran rey de Grecia, quería desterrar a Anfitrión, rey de Tebas y, ahora, padrastro de Heracles. Pero éste, noblemente, se ofreció a Euristeo para ser su esclavo durante noventa y nueve meses, si permitía que Anfitrión se quedase y conservara el trono. Hera advirtió a Euristeo: —Acepta, pero encarga a Heracles los diez trabajos más peligrosos que puedas elegir, y que los cumpla todos dentro de los noventa y nueve meses. Lo quiero muerto. Los doce trabajos Según Robert Graves, el orden de los trabajos sería (entre paréntesis el trabajo según la interpretación esotérica astrológica que seguiremos): -El León de Nemea. (Trabajo nº 5 en Leo) -La Hydra de Lerna. (Trabajo nº9 en Escorpión) -La cierva Cerínia. (Trabajo nº4 en Cáncer) -El Jabalí de Erimanto. (Trabajo nº 7 en Libra) 300


-Limpiar los establos del rey Augías. (Trabajo nº11 en Acuario) -Las aves del Lago Estinfalo.(Trabajo nº 8 en Sagitario) -El toro de Creta. (Trabajo nº 2 en Tauro) -Las yeguas del rey Diomedes. (Trabajo nº 1 en Aries) -El cinturón de Hypólita. (Trabajo nº6 en Virgo) -Los bueyes del rey Gerión. (Trabajo nº 12 en Piscis) -Las manzanas de oro de las Hespérides.(Trabajo nº3 en Géminis) -Capturar al Can Cerbero. (Trabajo nº 10 en Capricornio) El progreso de Hércules desde el plano material, a través del plano emocional o del deseo, y hacia afuera en la manifestación física, y luego su tránsito a través de los doce signos, y por medio de los doce trabajos, hasta el punto donde se vuelve un inspirado Iniciado, puede ser bosquejado para nosotros brevemente en la siguiente representación:

En Aries (21 marzo - 20 abril*, el Carnero), a través de la captura de las Yeguas Devoradoras de Hombres, lo vemos hacer su partida, reaccionar al impulso del pensamiento, y aprender algo del control de la mente. Como el discípulo inteligente, él empieza su carrera, comenzando con un indefinido impulso espiritual hacia la justicia y terminando como el salvador del mundo. 301


En Tauro (21 abril - 20 mayo*, el Toro), él tiene que conocer la naturaleza del deseo, tiene que trasmutarla en aspiración, que dominar el sexo, y usarlo rectamente, y así capturar al Toro de Creta. Este fuerte impulso, y la potencia de la atracción, es, como veremos, lo que produce la gran ilusión, pero lo que puede, eventualmente, volverse la causa de la iluminación.

Pasando al signo de Géminis (21 mayo - 20 junio*, los Gemelos), el progreso del discípulo, hasta aquí subjetivo y caracterizado por el pensamiento y el deseo, resulta en la expresión en el plano físico. En este signo él llega al conocimiento de sí mismo como una personalidad y recoge las manzanas de oro del conocimiento, subordinando a su empresa los tres aspectos del yo personal inferior, el cuerpo físico, la naturaleza del deseo-sentimiento y la mente.

302


En Cáncer (21 junio - 21 julio*, el Cangrejo), la facultad superior de la intuición es puesta en juego, y esto está simbolizado para nosotros en la captura de la elusiva Gama o Cierva, sensible y difícil de encontrar. En sus cielos previos de experiencias de la vida, él ha trasmutado el instinto en intelecto, pero ahora como el discípulo, debe trasmutar el intelecto en intuición. Las correspondencias superiores de todos los poderes inferiores tienen que ser desarrolladas y utilizadas.

Así equipado, en Leo (22 julio - 21 agosto*, el León), emprende el más conocido de sus trabajos, el matar al León de Nemea. Él demuestra en esta prueba el poder de hacer dos cosas y prueba a su vigilante maestro. Euristeo, que su personalidad reenfocada y coordinada se caracteriza por ese decidido coraje que es el don de la gente nacida en este signo, y atestigua también a través de este trabajo que lo inferior puede estar subordinado a lo superior. A través del servicio prestado y de la sensatez de su proceder, da una garantía de la fuerza de su propósito. Nosotros podríamos considerar a estos cinco trabajos, en Aries, Tauro, Géminis, Cáncer y Leo, como cubriendo todo el período del Sendero del Noviciado y el matar al León de Nemea es el clímax de esa parte de la lucha. Ahora está listo para caminar el Sendero del Discipulado, el morador, se revela gradualmente, la materia es firmemente subordinada a los usos del alma, y el aspecto forma viene 303


a ser considerado simplemente como la madre. Este progresivo conocimiento empieza en Virgo, el sexto signo, el signo del pesebre, y se consuma en Capricornio, el décimo signo, el signo del nacimiento de todos los dioses del sol. En el Sendero del Discipulado, él tiene que demostrar, en segundo lugar, que ha vencido a la ilusión, que el mágico hechizo que impone la materia sobre el espíritu no lo engaña más. Esto es mostrado dramáticamente en el trabajo realizado en Escorpio, al matar a la Hidra de Nueve Cabezas. Después de Capricornio, se vuelve un servidor de la humanidad, consagrado al trabajo de la Jerarquía, y esta dedicación espiritual al servicio, encuentra su expresión en los dos últimos signos del círculo zodiacal, los de Acuario y Piscis.

En Virgo (22 agosto - 21 septiembre*, la Virgen), por lo tanto, el primero de los signos del discípulo, realiza su sexto trabajo, y se apodera del cinturón de Hipólita, la Reina de la Amazonas. Es interesante señalar que el primer trabajo en el sendero probatorio empezó con un fracaso parcial, en Aries, y el primer trabajo en el Sendero del Discipulado en Virgo, es también "hecho, pero mal hecho". El discípulo nunca debe abandonar su guardia, pues siempre está el peligro del error y la equivocación. Sus verdaderas virtudes pueden llegar a ser su problema y se nos dice que es posible aun para un elevado iniciado hijo de Dios desistir del sendero de la Realización. Su fracaso es, sin embargo, sólo temporario. Nuevas oportunidades aparecen. La consecuencia de su equivocación ha sido 304


la demora, pero al día de la restauración y de la renovación repetirá inevitablemente. En Virgo nosotros hemos descrito preparación para la primera iniciación. Esto es un acontecimiento el plano físico como así también muy transcendental, como encontramos cuando estudiamos los signos de Virgo y Capricornio.

se la en lo

En Libra (22 septiembre - 21 octubre*, la Balanza), Hércules captura al jabalí y a través de la realización de este trabajo, demuestra su aptitud para tomar la segunda iniciación, la que concierne al cuerpo emocional. El equilibra los pares de opuestos y lo demuestra de una manera divertida y simbólica. Prueba que la estabilidad y el equilibrio tienen ahora características acabadas y que es apto para emprender la tremenda tarea preparada para él en el signo siguiente.

305


En Escorpio (23 octubre - 22 noviembre*, el Escorpión), entra en su prueba suprema, que es también la prueba suprema para la humanidad, y que, si estudiamos los tiempos y estaciones, aparece como aquella a la que la humanidad está sometida en el presente. El problema que Hércules tenía por delante era su emancipación de la ilusión y la liberación de la percepción de las brumas y miasmas del espejismo y las apariencias detrás de las cuales la Realidad misma se oculta. En este signo él pasa exitosamente a través de su más grande prueba y de allí en adelante su problema cambia. Ha controlado el deseo y ha demostrado su capacidad para vencerlo; está estabilizado y equilibrado en su punto de vista; ahora, porque no es engañado más por las apariencias y porque puede caminar unidireccionalmente en la Luz, él se vuelve un trabajador del mundo.

Esta unidireccionalidad está demostrada para nosotros en Sagitario (23 noviembre - 22 diciembre*, el Arquero), donde tenemos la consumación de la tarea empezada en Aries, que era el uso correcto y el control del pensamiento. En Aries él capturó a las Yeguas Devoradoras de Hombres y la dedicó a su uso. Ahora ahuyenta a las aves de Estinfale, Devoradoras de Hombres y pone fin a todas las inclinaciones a usar el pensamiento destructivo.

306


En Capricornio (23 diciembre - 20 enero, la Cabra), se vuelve un iniciado y aparece ante el mundo como un salvador, un liberado hijo de Dios, capaz de trabajar en el Infierno, en la Tierra o en el Cielo. Saca a Cerbero del Hades, y a través del simbolismo del perro de tres cabezas, retrata la elevación al Cielo de la personalidad, el triple aspecto material. Así demuestra que ha logrado el desarrollo necesario y experimentado las pruebas fortalecedoras que lo capacitarán exitosamente para pasar a través de la: experiencia de la tercera iniciación, la de la Transfiguración. Los dos signos siguientes, Acuario y Piscis, nos muestran al liberado Hércules en su trabajo, la salvación del mundo. Sus pruebas no son más personales e individuales, sino que son universales en su aplicación y nos demuestran la inclusividad de la conciencia y la vastedad de los métodos empleados por el discípulo que ha trepado la montaña en Capricornio y no tiene más problemas personales.

307


En Acuario (21 enero - 19 febrero*, el Aguador), Hércules, limpió los establos de Augías desviando un río a través de ellos. Estos no habían sido limpiados por muchos años. Así él vertió simbólicamente las aguas purificadoras en servicio del hombre. Este es el importante signo en el cual estamos entrando ahora; el más bajo de todos los trabajos cae dentro de este signo, próximo al más culminante de todos los trabajos.

En Piscis (20 febrero - 20 marzo*, los Peces), encontramos por contraste el símbolo más elevado, pues aquí Hércules capturó el Rebaño Colorado, lo colocó en una copa de oro (el Santo Grial), y lo llevó hasta el Templo. Tal es la belleza que corona al signo en que el hombre se vuelve un salvador del mundo, habiendo sido redimido y trascendido todo lo que es animalidad. Este corto análisis de los doce trabajos, nos dará un cuadro algo sintético del trabajo hecho por cada discípulo que está realmente dispuesto a perseverar a medida que progresa de Aries a Piscis. Es un arduo trabajo, lento y llevado adelante con grandes dificultades, y a menudo en ciega ignorancia de las fuerzas liberadas y de los resultados que se lograrán. Pero paso a paso el aspirante es conducido a lo largo del sendero del autoconocimiento. Su carácter y su naturaleza han sido probados y ensayados hasta que las cualidades que caracterizan la forma, han 308


sido transmutadas en aquellas que revelan el alma. * Las fechas que se dan son aproximadas, ellas pueden variar de acuerdo a diferentes autoridades. Pero antes de que diese comienzo a sus doce trabajos, los dioses quisieron pertrecharlo para ello. Y se nos dice que Minerva le dio una túnica, símbolo de la vocación; Vulcano le dio una coraza de oro, que capacitaba al aspirante para emprender los doce trabajos y seguir adelante sin amedrentarse. De Neptuno, el dios de las aguas, recibió dos caballos, la naturaleza emocional, que representan la capacidad de ser arrebatado, ya sea por una línea de pensamiento o por una reacción emocional. Esta naturaleza emocional, cuando es usada correctamente y subordinada a los propósitos de Dios, es una de las más grandes posesiones que el discípulo tiene. Con la ayuda de Neptuno y los rápidos corceles, Hércules podía estar en contacto con la esfera más distante en la cual podían ser ejecutados sus trabajos. Equipado, por lo tanto, con vocación, energía espiritual y sensibilidad, el obsequio de una espada que vino de Mercurio, el mensajero de los dioses, es de profunda significación, pues la espada es el símbolo de la mente que divide en pedazos, separa y destruye. A través de su uso, Mercurio agrega a los otros dones conferidos a Hércules, el del análisis mental y la discriminación. Y se nos termina diciendo que Apolo, el mismo Dios Sol, se interesó por Hércules y le dio un arco de luz y una flecha, simbolizando la capacidad de ir rectamente a la meta; símbolo también de esa penetrante iluminación, que como una flecha de luz podría iluminar la oscuridad de su sendero cuando fuera necesario.

309


Así equipado, Hércules permanece listo para el gran esfuerzo. Y cuando todos los dones habían sido concedidos y él permanecía con su divino equipo, tuvo lugar la más sorprendente reacción por su parte: se alejó un momento, se internó en el bosque y regresó con un garrote que había cortado. Porque, aunque todos los presentes divinos eran muy hermosos y magníficos, él no sabía aún cómo usarlos y prefería abrirse camino sólo con lo que sabía y podía usar.

Las yeguas del rey Diomedes. (Trabajo nº 1 en Aries)

310


El octavo trabajo fue capturar las cuatro yeguas salvajes del rey Diomedes de Tracia. Diomedes alimentaba a estas yeguas con la carne de los extranjeros que visitaban su reino. Hércules parte acompañado de algunos voluntarios, y durante su viaje de ida hace alto en Feras de Tesalia, en el palacio del rey Admeto, a cuya esposa Alcestis libera de los brazos de la muerte. Heracles viajó hasta Tracia y se acercó al palacio real; fue directo a las cuadras de Diomedes, echó a los mozos y condujo a las yeguas, que se caían y coceaban, hasta la costa. Alertado por el ruido, Diomedes llamó a los guardias de palacio y salió en su persecución. Heracles dejó las yeguas a cargo de su mozo Abdero y volvió para luchar. La batalla fue corta. Dejó sin sentido a Diomedes con su maza e hizo que las yeguas se lo comieran vivo, como venganza por la muerte de Abdero que, poco antes, al no haber podido controlar a las yeguas, había sido devorado por las mismas. Antes de marcharse, Heracles también instituyó unos juegos fúnebres anuales, en memoria de Abdero. Ya de regreso, cuando Heracles vio que su barco era demasiado pequeño para que cupieran las cuatro yeguas, las enjaezó al carro de Diomedes, abandonó el barco y volvió, de este modo, a casa, cruzando Macedonia y lleva las yeguas a Euristeo. Éste las suelta, y las yeguas se encaminan al Olimpo, donde mueren a su vez devoradas por las fieras.

311


Significado.

Desde el punto de vista cósmico, Aries es el signo de la Creación. Es el signo de los comienzos. En la evolución humana, marca el punto en el que se inicia la conciencia subjetiva de la existencia, el comienzo de la senda de la experiencia. Aries es el signo del poder evolucionante emanado de Dios y del hombre, que es un hijo de Dios. Y ese poder fluye hacia dentro del mundo, hacia la materia, produciendo las formas, y hacia el mundo del ser o del espíritu. El primer flujo se expresa a través de las formas en el sendero del descenso, externo; y el otro representa el sendero de retorno, interior. Y ambos, juntos, completan el recorrido de la evolución toda. En Aries se inicia el camino en el que se toma forma y se aprende a dominarla. Pero también se inicia el desarrollo interior y el dominio de lo interno sobre lo externo. Las características de este período son: reorganización, repolarización, reorientación y regeneración. Todo ello, todo el recorrido depende de la atención mental que el ser divino 312


y humano, que es el hombre, le dedique. Durante millones de años, esa fuerza vital se ha usado para satisfacer deseos. Pero, con el tiempo, durante una serie de recorridos por todo el zodíaco, el atractivo de la materia va desapareciendo hasta que, una vez, precisamente en Aries, nace una nueva visión, un nuevo objetivo. El hombre ha descubierto su naturaleza dual y desea abandonar su aspecto material para empezar a dejarse influenciar por su aspecto espiritual. Y se ve en la necesidad de aprender a usar su fuerza vital, ya no con una finalidad egoísta, sino desinteresada y altruista.

Aries rige la mente. En Aries está la fuerza que construye, con la materia, la forma exterior y visible, que se convertirá en la prisión del espíritu. Más adelante, ese espíritu individual pasará a sentirse integrado en una masa cuando pase por Cáncer y a considerarse un hombre en Leo. Luego, en Escorpio, alcanzará la máxima densidad y, por fin, en Piscis, la forma morirá. En Libra, el signo opuesto a Aries, habrá alcanzado el espíritu el equilibrio y la armonía entre sus dos aspectos, como consecuencia de las experiencias acumuladas durante su recorrido por los cinco signos intermedios. 313


Aries rige la cabeza y, por tanto, es el signo del pensador y un potente signo mental. El aspirante espiritual da comienzo a su trabajo consciente cuando se convierte en un pensador y toma en sus manos su propio destino, gracias al conocimiento adquirido con la mente. Los caballos negros simbolizan la mente inferior, fábrica de ideas falsas y conceptos errados. Representan la polaridad femenina de la mente como creadora de conceptos, ideas y teorías. Ideas que, luego, se lanzan al mundo, devastándolo y destruyéndolo cuando surgen de la mente inferior, pero construyéndolo y salvándolo cuando proceden del espíritu. Por eso, el caballo blanco representa la mente iluminada del hombre realmente espiritual. Es de notar que, siendo Marte el regente exotérico de Aries, Hércules inició este trabajo como militante, guerrero y líder. Las yeguas eran de Diómedes, hijo de Marte. Pero, como el regente esotérico de Aries es Mercurio, el que “ilumina la mente y media entre el espíritu y la personalidad”, por eso Hércules pudo realizar su trabajo. Conviene, para la mejor comprensión de los trabajos siguientes, tener claros cuatro conceptos: a.- Dios. Que es la suma de todas las formas, de todos los estados de conciencia y de toda la vida energizante. b.- Sexo: Que es la vida en actividad que atrae a la materia y al espíritu; la atracción entre espíritu y materia; el deseo; la tendencia a la creación. c.- Ley: Que es el conjunto de hábitos nacidos de la eterna acción recíproca entre materia y espíritu, los dos polos opuestos, y que el hombre conoce como leyes naturales; el efecto de la incidencia de la voluntad divina sobre la forma; el reconocimiento de ese efecto por el hombre. d.- Pecado: Que es la rebelión de la unidad contra el todo; de la individualidad contra el grupo; el egoísmo frente al interés universal.

314


Ahora podemos comprender fácilmente el significado de este primer trabajo: Hércules había de empezar a adquirir control sobre la mente en el mundo del pensamiento. Durante miles de años, las yeguas (que representan a la mente inferior) habían estado produciendo negros caballos agresivos y dañinos, es decir, pensamientos erróneos, juicios equivocados e ideas falsas, que habían devastado la región, es decir, la tierra. Y una de las primeras lecciones que todo aspirante ha de hacer propia es la de convencerse del enorme poder que poseen sus pensamientos y, por tanto, el enorme daño que puede hacer con ellos entre los más próximos, entre sus amigos y en el medio ambiente, mediante esas yeguas madres que, una vez fecundadas, siguen devastando la región. Ha de aprender, pues, a usar correctamente su mente y no dejarla engendrar más caballos guerreros y agresivos. Porque el egoísmo, la falta de bondad, el amor a la murmuración y a la crítica, constituyen gran parte del contenido de su pensamiento; y las yeguas madres de su mente están constantemente siendo fertilizadas por el egocentrismo y la ilusión. Estas yeguas madres, en lugar de dar nacimiento a ideas y conceptos originados en el reino del espíritu, y en vez de ser fertilizadas desde el reino espiritual, se convierten en madres del error, la falsedad y la crueldad, que tienen su origen en el aspecto inferior de la naturaleza humana. 315


El toro de Creta. (Trabajo nº 2 en Tauro)

El séptimo trabajo fue capturar un toro que aterrorizaba Creta. Perseguía granjeros y soldados, destruía cabañas y almacenes, arrasaba campos de maíz, y asustaba a mujeres y niños. Este animal había aparecido cuando el hijo de Europa, Minos, dijo a los cretenses: —¡Soy el rey de esta isla! ¡Dejemos que los dioses me envíen una señal para probarlo! 316


Mientras hablaba, los cretenses vieron cómo un toro muy blanco de cuernos dorados salió nadando del mar. Pero en lugar de sacrificar el hermoso animal a los dioses, como era deber, Minos lo conservó y sacrificó otro. Poseidón, irritado, hizo salvaje al toro, pero, sobre todo, se tomó contra Minos la refinada venganza de hacer que su esposa Pasifae, hija del sol, cayese enamorada del toro, tanto que, llegó a la consumación de este amor bestial, concibiendo del toro el monstruo llamado Minotauro. Hércules se presenta a Minos y le expone su misión; Minos le autoriza capturarlo si puede. Heracles siguió al toro hasta un bosque. Allí, se subió a un árbol, esperó que el animal pasara y saltó sobre su lomo. Tras un difícil forcejeo, consiguió clavarle una anilla en la nariz y, cruzando el mar Egeo a lomos del toro -según Diodoro- con unas riendas atadas a su morro, se lo llevó a Euristeo y, después de mostrárselo, lo deja suelto. El toro recorre el Peloponeso, atraviesa el Istmo y acaba por establecerse en el Ática, en Maratón, donde causa estragos y algún tiempo después será muerto por Teseo en lo que será una de las más famosas hazañas de éste.

Significado.

317


De acuerdo con la ley universal, Hércules ha iniciado su segundo trabajo en el plano mental. Porque, en la ejecución de cualquier plan creador, primero es el impulso del pensamiento y, luego, el del deseo. Primero el estado de conciencia mental y, luego, el de la sensibilidad, que se desarrolla en el mundo del deseo. En este trabajo, hay que comprender perfectamente el funcionamiento de la Ley de Atracción, que relaciona al que construye la forma (el espíritu) y la forma misma, o sean, el polo positivo y el negativo, el Yo y el no yo, el macho y la hembra, etc. Y aprender el uso correcto y el control de la materia. Así que el aspirante es probado, primero, en su naturaleza animal y sus motivaciones y, luego, en la atracción que experimenta por la materia. La gran ilusión de la materia y el sexo son dos aspectos de la misma fuerza de atracción expresándose, uno, en el plano físico y el otro en el plano del deseo o emocional. Todo aspirante tiene en el sexo un problema importante que afrontar. Porque, si su mente no puede resistir la atracción del polo opuesto, se convierte en una víctima del sexo y puede llegar a ser controlado por la parte inferior de su animalidad. En cambio, si conoce la 318


finalidad y correcto uso de su fuerza creadora sexual y la posibilidad de transmutarla en palabras y escritos, ideas y actos positivos y altruistas, entonces el aspirante se convierte en un puntal para la sociedad, porque comprende y defiende la familia y la reproducción como medio sagrado de proporcionar posibilidades de renacimiento a otros espíritus hermanos. Y construye y ayuda y progresa y beneficia a la sociedad en la que está integrado. En el trabajo de Hércules, pues, el toro representa el deseo animal, es decir, todos los deseos basados en la materia que, unidos, dan lugar a la gran ilusión que produce el centrar la conciencia en algo que no es real, alejándonos de lo que lo es, que es la vida del espíritu.

El discípulo es una parte del conjunto humano, separada de ese conjunto y sometida a los vaivenes del deseo material. Por tanto, ese deseo, ese toro, ha de ser perseguido y dominado hasta que se pueda “cabalgar sobre él” y atravesar así las aguas de la pasión, sin peligro alguno, hasta llegar a la tierra firme. El toro, pues, ha de ser 319


montado y conducido por el hombre, el espíritu. Y, para hacerlo, para controlarlo, hay que emplear el sentido común. Recordemos el lema rosacruz: Una mente pura, un corazón tierno y un cuerpo sano, que deben ser utilizados, los tres, como indican las leyes del lugar en que su propio destino lo ha situado. Si el propósito es puro y está libre de la atracción de la materia, la acción será justa y la consecuencia será una vida justa en el plano físico y en todos los planos. Quizá resulte interesante aquí, en el signo de Tauro, considerar una costumbre y su origen. Me estoy refiriendo a la Corrida de Toros.

Nota previa importante: El que la simbología sea perfecta y el que las corridas de toros, en su origen, en tiempos remotos y con distintas exigencias morales, fueran una representación religiosa, no cambia el hecho de que, para la sensibilidad alcanzada por la Humanidad en nuestros días, se trata de algo innecesariamente cruel y opuesto a los más elementales principios del amor y el altruismo y, por tanto, reprobable desde el punto de vista de la ciencia oculta. Pero resulta ilustrativo meditar sobre sus contenidos ocultos originarios y que han perdurado formalmente.

320


De la Taurokathapsia minoica a las corridas de toros actuales.

En la entrada dedicada a los mitos cretenses, en particular en la parte dedicada a los trabajos de Teseo –el otro gran héroe griegohablamos extensamente del culto al toro y a la Taurokathapsia, como podéis ver aquí:

http://terraxaman.blogspot.com.es/2015/10/memorias-de-un-viajecreta-1-raices_12.html

por eso, aquí nos ceñiremos a la evolución de aquellas ceremonias, hasta analizar, en lo que se han convertido en nuestros días. Las corridas de toros. El mito de la expedición de los Argonautas en busca del Vellocino de Oro - representación simbólica del cuerpo-alma - expresa, sin decirlo, que el acontecimiento relatado tenía lugar cuando se estaba realizando el paso, por precesión de los equinoccios, de la era de Tauro a la era de Aries, y ello supuso que las religiones que habían 321


representado a Dios por un toro (Buey Apis, toros de Asiria y Babilonia, pueblo judío antes de salir de Egipto, civilización minoica de Creta, nuestros Toros de Guisando, etc.) pretendiendo poner el acento en la virtud de la fortaleza divina, estaban pasando a destacar la mansedumbre, la bondad y la humildad del cordero, cambio que tuvo lugar entre el tercero y el segundo milenio antes de Cristo. Pues bien, las actuales corridas de toros tienen su origen en aquella lejana época en que el toro pasó a ser, de representante de la deidad, a representante de las pasiones, los vicios y lo negativo que el aspirante a la vida superior, en la nueva época, había de vencer a toda costa. Baste recordar al efecto la reacción de Moisés cuando, al bajar del Monte Sinaí con el Decálogo, descubrió que su pueblo había vuelto a adorar al becerro de oro, es decir, había regresado a la religión de la era de Tauro. Seguramente, en las Escuelas de Misterios de entonces, existieron las corridas de toros (el mitraísmo, por ejemplo). Vamos, pues, a extendernos un poco sobre este asunto, muy interesante, sobre todo para los españoles, muchos latinoamericanos y algunos franceses, contando con que la “fiesta” ha sufrido muchos cambios y regulaciones pero que, curiosamente, no han hecho, sino destacar sus simbolismos. En realidad, una corrida de toros no es sino la escenificación simbólica de lo que supone la subida del Monte de la Evolución por el atajo de la Iniciación, sendero que escogen unos pocos, a diferencia del camino ordinario, elegido por la mayor parte de la Humanidad. Como Cristo dijo, “el camino es angosto y empinado” y “muchos son los llamados y pocos los escogidos”. La simbología, como se comprobará, es perfecta:

322


La arena, el ruedo, es la vida. El público son nuestros semejantes, el mundo, en el que hay de todo: Gente avanzada y gente atrasada, gente buena y gente no tan buena, gente que comprende y gente que exige, gente que se emociona y gente que razona, gente ardiente y gente fría... Y todos ellos presencian la corrida y hablan y gritan y opinan y actúan e intervienen, a su manera, en el desarrollo del espectáculo. Y, al final, lo juzgan. La carrera del aspirante comienza como arenero: Nivelando - antes de iniciarse la corrida - la arena, la materia, es decir, limando las mayores asperezas de su carácter, eliminando los mayores defectos, los más ostensibles, los que, de persistir, harían imposible la lidia y, por tanto, el triunfo. Cuando se ha dominado ese arte de eliminar los defectos más importantes, cuando ya se carece de ellos, se pasa a “mono sabio”. Entonces ya se está cerca del toro. Cierto que la actuación es mínima, pero el ánimo se va templando al ver al enemigo cara a cara y a su mismo nivel, aunque sea con la protección del picador y del caballo. 323


Adquirida la destreza suficiente, se pasa a enfrentarse directamente con las pasiones. Pero, débil aún, el aspirante les hace frente desde lejos, hostigándolas mediante una larga pica y subido en un protector caballo que antes era blanco – símbolo del Yo Superior - para ir debilitándolas poco a poco. Se aprende entonces a resistir con brazo firme las embestidas de la fiera y hasta a aprovechar su energía para debilitarla haciéndole perder fuerza. Y se nota que el cuerpo-alma o vehículo espiritual del neófito se está desarrollando, puesto que ya viste un traje de luces; aún modesto, sólo de plata, pero que ya brilla por sí mismo. A medida que progrese en el Sendero, su traje se irá enriqueciendo con nuevos destellos. Dominado ese estado, se puede uno ya enfrentar a la bestia pie a tierra. Aún no de modo definitivo ni sólo en el ruedo, pero puede hostigar a sus pasiones, mirándolas de tú a tú, a su mismo nivel y sin intermediarios.

324


Por eso el banderillero ya no espera la acometida de las pasiones. Ahora se atreve ya a salirles al paso y atacarlas y debilitarlas más aún. Y su traje es más rico y más luminoso que antes. Cuando se ha logrado dominar el arte anterior, se puede uno ya enfrentar al toro sin más arma que el capote. Antiguamente el capote era color púrpura. Con la ayuda, pues, de su triple espíritu, su voluntad, su sabiduría y su actividad inteligente, el neófito se enfrenta a sus pasiones y aprende a detener sus envites y a desviarlas sin que le afecten.

325


En un estadio posterior, muleta en mano, aprenderá a dominarlas, a burlarlas, a amaestrarlas, es decir, a "parar, templar y mandar". Y, cuando ya domina ese grado, armado con el estoque de la voluntad, en el momento oportuno, las matará, – como San Jorge mataba el dragón - es decir, las destruirá, las eliminará del propio carácter para siempre. Y el lidiador, el aspirante, mediante la “alternativa” de un Maestro, es decir, de un ya iniciado, se convertirá también en un iniciado, en un "Maestro". Y, curiosamente, aún se les llama así, "maestros", como a los hierofantes de los Misterios. Por eso el traje del "matador" de sus pasiones, es de oro, o sea, que se ha desarrollado completamente y, como el de todos los Maestros, es luminoso y brillante. Es el "vellocino de oro" de los griegos. Según el nivel alcanzado por el lidiador en su evolución personal, serán las adquisiciones que su trabajo le proporcione. Y así, terminada con éxito la lidia, para un primer grado de nivel alcanzado, la consecución será el dar la vuelta al ruedo, es decir, tendrá que volver al mundo y vivir en él y mezclarse con los demás hombres. Y éstos le obsequiarán con los objetos que más estiman y se los 326


ofrecerán, es decir, lo tentarán. Pero él, agradeciéndolos, los devolverá, es decir, no caerá en las tentaciones que, de buena o de mala fe le tiendan sus semejantes. O le increparán e insultarán y despreciarán, y él deberá saber dominar las emociones que ello le pueda producir. En un nivel superior de evolución, obtendrá y se le otorgará una oreja del morlaco. Lo cual significa que el iniciado habrá adquirido la clariaudiencia, es decir, la posibilidad de escuchar los sonidos de otros planos de existencia; las voces de los ángeles, denominadas esotéricamente como "el lenguaje de los pájaros"; la Sinfonía de las Estrellas, el concierto que las notas clave de todos los astros interpretan en la caja de resonancia del Cosmos y que, esotéricamente se denomina "la Lira de Apolo"; la “Voz del Silencio” que susurra permanentemente llamándonos por el buen camino. En un grado más arriba de progreso, recibirá las dos orejas, o sea, que habrá desarrollado, además, la clarividencia, la posibilidad de contemplar los demás planos de existencia; y será capaz de ver a los difuntos en sus vidas post mortem y a los ángeles y a los Luciferes y a todos los habitantes de los mundos superiores e inferiores al mundo físico que todos percibimos. En un escalón superior evolutivo, la recompensa consistirá en el rabo, lo cual significa que habrá adquirido la facultad de espantar con toda facilidad cualquier intento de cualquier habitante de otro plano que desee influenciarle, de cualquier modo que sea, y que será inmune a los pensamientos y deseos y maquinaciones ajenas que en otras circunstancias podrían afectarle negativamente. Y, en un último grado de desarrollo, el premio será una pata. Lo cual simboliza la capacidad de poder trasladarse a voluntad por los distintos mundos.

327


Concluida la faena, si ésta fue lo suficientemente buena, obtendrá la Liberación, representada por la salida a hombros por la Puerta Grande, lo cual significa que se ha elevado sobre el nivel medio de la Humanidad, pero gracias a ella - y por eso se apoya en los hombros de otros hermanos a los que será deudor.-, y que se ha adelantado a sus semejantes en la evolución y por ello, ya que ha sido capaz de vencer a la muerte, es decir, de adquirir la conciencia permanente, o sea, la memoria ininterrumpida entre sueño y vigilia y entre vida y muerte, traspasa a hombros de sus semejantes el Portal que conduce a la inmortalidad. Sólo desde ésta perspectiva, puedo justificar la fascinación que algunos grandes personajes como Picasso, Goya y otros, sintieron o sienten por un –ahora- espectáculo cruel y sangriento, revestido de una supuesta áurea de cultura.

Las manzanas de oro de las Hespérides. (Trabajo nº3 en Géminis)

328


Euristeo había planeado dos nuevos trabajos muy peligrosos. El primero era conseguir las manzanas de oro de las hespérides, ninfas que vivían en el Lejano Occidente. Estas manzanas eran el fruto de un árbol que la Madre Tierra le ofreció a Hera como regalo de boda. Las hespérides, hijas del titán Atlas, cuidaban del árbol, y Ladón, un dragón que nunca dormía, lo vigilaba dando vueltas a su alrededor. Heracles viajó al Cáucaso para pedir consejo a Prometeo. Éste le dio la bienvenida y le dijo: —Por favor, ahuyenta a esa águila; no me deja pensar con claridad. Heracles ahuyentó el águila, pero además disparó contra ella y la mató. Luego, pidió a Zeus que perdonara a Prometeo. Zeus decidió que el castigo ya había durado bastante y permitió que Heracles rompiera las cadenas, pero ordenó a Prometeo que llevara siempre un anillo de hierro en un dedo. Así fue cómo los anillos se pusieron de moda por primera vez. Prometeo advirtió a Heracles: le dijo que no recogiera las manzanas él mismo, porque cualquier mortal que lo hiciera moriría en el acto. —Convence a algún 329


inmortal para que las recoja —le sugirió. Tras una fiesta de despedida, Heracles partió por mar hacia Marruecos y, al llegar a Tánger, caminó tierra adentro hasta el lugar donde Atlas, el titán rebelde, sostenía la bóveda celeste.

Heracles le preguntó: —Si me hago cargo de tu trabajo durante una hora, ¿querrías recoger para mí tres manzanas del árbol de tus hijas? —Claro —dijo Atlas—, si tú matas antes al dragón que nunca duerme.

330


Heracles apuntó con su arco por encima del muro del jardín y mató al dragón. Luego, se puso de pie detrás de Atlas y, separando las piernas, se colocó todo el peso de la bóveda celeste sobre la cabeza y los hombros. Atlas trepó por el muro, saludó a sus hijas, robó las manzanas y le gritó a Heracles: —Hazme el favor de quedarte aquí un poco más, mientras le llevo estas tres manzanas a Euristeo. Con mis enormes piernas, estaré de vuelta dentro de una hora. Heracles, que sabía que Atlas nunca entregaría las manzanas a Euristeo y que su idea era la de rescatar a los demás titanes para empezar una nueva rebelión, simuló que le creía. —Encantado —contestó—, pero antes sosténme un momento el peso, mientras doblo esta piel de león y me hago un cojín para la cabeza. Atlas dejó las manzanas en el suelo e hizo lo que le pedía Heracles.

331


Éste entonces recogió las manzanas y, antes de irse, le dijo: —Has intentado engañarme —le comentó, riéndose—, pero yo te he engañado a ti. ¡Adiós! Cuando regresaba a casa cruzando Libia, un gigante llamado Anteo, hijo de la Madre Tierra, desafió a Heracles a un combate. Heracles se embadurnó por completo de aceite para que Anteo no pudiera sujetarlo con firmeza. Anteo, en cambio, se restregó el cuerpo con tierra. Cada vez que Heracles tumbaba a Anteo, veía sorprendido cómo el gigante se levantaba más fuerte que antes, porque el contacto con su madre, la Tierra, le renovaba su fuerza. Heracles vio lo que tenía que hacer: levantó a Anteo del suelo, le rompió las costillas y lo mantuvo separado de la Madre Tierra hasta que murió. Un mes después, Heracles le entregó las manzanas a Euristeo sin novedad.

Significado

332


El problema con el que había que luchar en el signo de Géminis era que el hombre es espíritu y es cuerpo y hay que compensar el yo inferior con el Yo Superior. Esa dualidad de Géminis está representada en muchas escrituras sagradas. Recordemos sino a Rómulo y Remo (matando el primero al segundo), a Caín y Abel (haciendo lo mismo), a Cástor y Pólux (uno mortal y otro inmortal) y a Ismael e Isaac (uno hijo de la carne y el otro hijo de Dios). Y recordemos las dos columnas a la entrada del templo masónico. Esta historia del tercer trabajo contiene, pues, la primera lección que todo aspirante debe asimilar: que no se puede aprender nada si no se ha pasado antes por los signos de Aries y de Tauro. Porque, de otro modo, se caerá en el deseo de poderes y de presumir y, por tanto, en las garras de los Busiris que prometen la verdad sin poseerla y hacen perder el tiempo y el dinero a todos. O sea, que a la realización mística hay que añadir el conocimiento oculto de la realidad. El encuentro de Hércules con Nereo resulta muy instructivo. Nereo es el símbolo del Yo Superior, el verdadero Iniciado, el Maestro. Una vez puestos en contacto, el Yo Superior se expresará como con un 333


destello fugaz, tan huidizo que el aspirante no será capaz de asirlo. El Maestro, por serlo, no puede hacer el trabajo por el aspirante y es éste el que ha de encontrar el camino. A lo sumo, le dará alguna vaga insinuación, que él deberá juzgar si es sabia o no, y desaparecerá. Pero nunca le dará una instrucción directa y definitiva. Hay dos razones para que los verdaderos Maestros o Hermanos Mayores sólo proporcionen un destello de pensamiento o de atención momentánea, que el aspirante ha de tener muy en cuenta: Primera: El aspirante individual no es de interés personal para el Maestro hasta que haya llegado al punto de haber unido suficientemente su cuerpo y su espíritu, y sea capaz de poder ser utilizado como canal para, a su través, dirigirle pensamientos y sugerencias.

A medida que esas sugerencias sean seguidas, le dará más, pero sólo en cuanto se refieran al trabajo que el discípulo ha de realizar en servicio del mundo. Hemos de tener presente esto y recordar que sólo llegaremos a maestros dominando nuestra parte mortal mediante los esfuerzos de nuestro propio espíritu, que es un hijo de Dios y ha de saber sobreponerse, poco a poco, a su hermano mortal.. 334


Segunda: Los cuerpos físicos de los aspirantes no están en condición de soportar la elevada vibración de quienes ya se han realizado. El cuerpo sería destrozado y el cerebro sería sometido a demasiado esfuerzo, si uno de los Maestros hiciera constante contacto con un discípulo, antes de que éste hubiera aprendido a conocer a Nereo como el símbolo de su propio yo superior. Cuando, por nuestros propios esfuerzos, estemos empezando a vivir como espíritus y, cuando, por nuestro propio autoiniciado empeño, estemos aprendiendo a servir y a ser canales de energía espiritual, entonces conoceremos a Nereo más íntimamente; y, casi inevitablemente, nuestro conocimiento del trabajo que los Grandes tienen que hacer, será tan vital y tan real, que renunciaremos a nuestro propio deseo por el contacto y buscaremos sólo levantar la carga que ellos llevan. Cuando los aspirantes hayan aprendido a olvidarse de ellos mismos para servir, y a perder de vista su egoísmo espiritual ayudando a la humanidad, podrán pasar, como iniciados, a través del Portal del Sendero que conduce de la oscuridad hacia la Luz y de lo ilusorio a lo Real. Hércules, el discípulo, había sentido el toque del Yo Superior, pero no lo suficiente para permanecer con Nereo. Por eso hubo de regresar hacia el sur, es decir, al mundo. Tuvo que luchar con Anteo, la serpiente (o gigante). Pero, esta vez, no era la serpiente del deseo, sino la de los hechizos del psiquismo inferior, que aparecen en las primeras etapas y atraen, inevitablemente, el interés de los aspirantes. El aspirante se interesa en la escritura automática, o aprende a sentarse y escuchar "voces" , se vuelve astralmente clarividente y clariaudiente, se une a la confusión del plano psíquico, y así cae dentro de las trampas y peligros latentes del astralismo. Y se vuelve negativo, porque está todo el tiempo tratando de oír o ver lo que no es físico. De un modo u otro, pues, el aspirante que ha dejado a Nereo, se ha de encontrar con la serpiente y tendrá que luchar con ella. Como el mito lo relata, durante largo tiempo Hércules no pudo vencer pero, cuando levantó a la serpiente (al gigante) en el aire, triunfó. Los aspirantes deberían renunciar a todo interés en los fenómenos psíquicos, y a excluir, tan firmemente como puedan, el plano etérico, hasta que hayan desarrollado el poder de ser intuitivos, y de interpretar sus intuiciones por medio de una mente bien desarrollada, bien provista y bien entrenada.

335


La próxima etapa de la búsqueda de Hércules es igualmente aplicable a la humanidad en su conjunto. El cayó en las garras de Busiris, que pretendía ser un gran maestro. Y, durante un largo período de tiempo Hércules estuvo cautivo de Busiris sin saberlo. El mundo hoy en día está lleno de maestros; de Busiris que afirman que son iniciados, que son los custodios de la verdad, y que tienen un camino seguro y cierto de desarrollo que debe, inevitablemente, capacitar al aspirante para realizarse. Pero el verdadero iniciado es conocido por su vida y sus actos; está demasiado ocupado sirviendo a la raza, para perder el tiempo en interesar a la gente sobre sí mismo; y no puede hacer promesas más allá de decir a cada aspirante: "Éstas son las reglas; éste es el camino que todos los santos y Maestros de Sabiduría han recorrido; ésta es la disciplina a la cual has de someterte; y, sólo si tratas de resistir y tener paciencia, alcanzarás la meta." Y esto es, precisamente, lo que ofrece la Filosofía Rosacruz que, desde al principio, anuncia al estudiante que, en su seno, no hay Busiris y que cada cual ha de ser sus propio Maestro.

336


Hércules se liberó, como lo hacen todos los buscadores sinceros; y habiendo escapado del mundo psíquico y seudoespiritual empezó a servir. Primero, se liberó a sí mismo bajo el símbolo de Prometeo, el que significa Dios encarnado, liberándolo de la tortura de los buitres de lo antiguo. Hércules se liberó a sí mismo de los buitres del deseo, que por largo tiempo lo habían torturado. Dejó de ser egoísta, y de buscar su propia satisfacción. Prometeo, el Dios interior, podría adelantarse al servicio del mundo y levantar la carga de Atlas. Después del sacrificio viene la recompensa, y Hércules recibió su gran sorpresa después de liberar a Prometeo. Habiendo abandonado su búsqueda para ayudar al mundo, Atlas fue en su lugar al jardín y le trajo las manzanas de oro, poniéndole en contacto con las tres hermosas doncellas, los tres aspectos del espíritu. No debemos, pues, olvidar que el camino hacia nosotros mismos discurre, siempre y exclusivamente, a través de actos de amor a los demás.

La cierva Cerínia. (Trabajo nº4 en Cáncer)

337


El tercer trabajo fue capturar la cierva de Cerinia, una cierva blanca con pezuñas de bronce y cuernos de oro, que pertenecía a la princesa Artemisa. Su tamaño era el de los toros. Artemis utilizó cuatro de ellas para hacerse una cuadriga y la otra la dedicó a Hera y la situó en el bosque de Cerinia. Era, por tanto, un animal sagrado y nadie podía tocarla si no quería ser acusado de impiedad. Heracles tardó un año entero en encontrarla. La persiguió por montañas y valles de toda Grecia, hasta que al final le disparó una flecha sin veneno, en el momento en que la cierva estaba pasando el río Ladón cuando pasó corriendo cerca de él. La flecha se clavó entre el tendón y el hueso de sus patas delanteras, que quedaron ensartadas, sin derramar una sola gota de sangre. Cuando tropezó y cayó, Heracles la apresó, le extrajo la flecha y se la llevó a Euristeo sobre los hombros. Durante este viaje de retorno con la cierva a cuestas, se encuentra Hércules con Apolo y Ártemis; ésta le echa en cara su intento de dar muerte a un animal que le estaba consagrado, e intenta, a su vez, arrebatárselo a Hércules; pero éste se disculpa alegando la necesidad en que se encuentra de obedecer a Euristeo, con lo que la diosa calma su ira y le permite llevársela, Artemisa se habría enfurecido si Heracles hubiera dañado a su cierva y, además, lo perdonó por su certero flechazo. Después, Euristeo liberó a la cierva.

Significado

338


A Cáncer podemos considerarlo como el último de los signos “preparatorios”. Y ello, tanto si se considera la involución o introducción del espíritu en la materia, como si se trata de la evolución o predominio gradual del espíritu sobre la materia, hasta llegar al reino humano. El hombre medio, que se ha dotado de una mente en Aries y de un deseo en Tauro y luego se ha concienciado de la dualidad de su naturaleza en Géminis, penetra en el reino humano atravesando el Portal de Cáncer. El aspirante, ya despierto a lo superior, por su parte, en Aries se ase fuertemente a su mente y la hace trabajar para sus intereses, aprendiendo así a controlarla. En Tauro, recibe el primer destello de luz espiritual, cada vez más fuerte, mientras se aproxima a su meta. En Géminis, no sólo percibe los dos aspectos de su naturaleza, el material y el espiritual, sino que el aspecto espiritual o inmortal empieza a crecer a costa de la parte material o mortal. Para pasar el Portal de Cáncer hay que haber pasado antes por el estado de conocimiento animal hasta llegar al humano. Se trata de un proceso inevitable, subconsciente, potencial y ordenado por las leyes naturales. Más adelante en la evolución, habrá que pasar el 339


Portal de Capricornio. Pero a éste se entra mediante la iniciación, que es siempre un proceso voluntario, libre y poderoso. Cáncer, pues, supone la conciencia del conjunto, de la masa, el espíritu colectivo, mientras que Capricornio representa al grupo, al espíritu Universal. En Aries y en Tauro, percibimos los mundos de los contactos físicos y de las emociones; en Géminis, el mundo de las ideas convirtiéndonos en humanos. Tenemos, pues, ya instinto e inteligencia. Entonces se nos indica, mediante una iluminación momentánea, que hay más mundos que descubrir y conocer.

Cáncer representa la mente subconsciente, la imaginación colectiva, el instinto hereditario. El hombre no evolucionado está inmerso en la masa. El aspirante, en cambio, se eleva, en este signo, por encima de la masa, a la que le suma el instinto, y empieza a desarrollar la intuición. Los términos instinto, intelecto e intuición son tres distintos modos de conocimiento. El instinto es la conciencia de la materia y la vida celular. Por eso Artemisa, la Luna, que gobierna la forma material, le reclamaba a Hércules la cierva. Pero el hombre es racional, sabe analizar y posee una mente y esa nueva capacidad de percepción de un mundo nuevo, es lo que lo diferencia del animal que era, y le ofrece un nuevo campo de conocimiento y experiencia. Y el instinto se transforma en intelecto. El primero le informa del mundo físico y de las emociones que suscita y el otro pone a su alcance el mundo de las ideas y lo hace humano. Entonces es cuando el Maestro 340


le dice que hay aún otro mundo, un mundo con su propio método de contacto.

Expone el mito que, además de Artemisa, le reclamaron a Hércules la cierva de oro Apolo, el dios sol y por Diana, la cazadora celeste. ¿Por qué? Porque, así como Artemisa pensaba que la cierva era el instinto, Diana pensaba que era el intelecto y Apolo pensaba que era la intuición. Y ése es un problema que aún no hemos resuelto del todo porque, como discípulos, hemos de aprender a utilizar el instinto como Artemisa, a su estilo, y el intelecto siguiendo la influencia de Diana, hija del sol; y, a través de él, ponernos en contacto con el mundo de las ideas y de la investigación; y, luego, llevar esa facultad al tempo del Sol y transmutarla en intuición que nos permita conocer las cosas del espíritu.

El León de Nemea. (Trabajo nº 5 en Leo)

341


Éste es el más conocido de los 12 trabajos del héroe. Como veremos en la serie, al león y al dragón, hay que matarlos dos veces, tan arraigados están en nuestro interior. Según Graves, el primer trabajo que Euristeo ordenó a Heracles fue matar al león de Nemea, una enorme bestia, cuya piel era resistente a la piedra, al cobre y al hierro. Aquel monstruo vivía en una cueva en las montañas. Primero, Heracles le lanzó flechas, pero éstas rebotaron sin hacerle daño. Luego, cogió su gran maza de madera de olivo y le golpeó en la cabeza, pero lo que se rompió fue el arma. El león sólo movió su cabeza, porque había oído un ligero ruido, bostezó y volvió a su gruta. Esta cueva tenía dos entradas. Heracles tapó la más pequeña con una red de bronce, entró por la grande y cogió al león por la garganta. Aunque el animal le arrancó el dedo corazón de la mano izquierda de un mordisco, Heracles consiguió meter la cabeza del león bajo el brazo derecho y aplastarla hasta que la bestia murió. Heracles despellejó al león usando una de las garras del mismo animal como cuchillo y luego se cubrió con la piel. Después, se 342


fabricó una nueva maza de madera de olivo y se presentó ante Euristeo.

Significado

Este trabajo es el número cinco. Cinco es el número del hombre, compuesto de un espíritu inmortal y cuatro vehículos mortales: el físico, el vital, el de deseos y el mental. a) En Aries, el espíritu tomó para su uso el tipo de materia que le serviría para relacionarse con el mundo de las ideas. Esa materia, luego, se vistió de materia mental, agregando así, a su individualidad, 343


la materia mental que le permitiese expresarse mejor y convertirlo en un espíritu pensador. b) En Tauro, contactó con el mundo del deseo, siguiendo un procedimiento similar y así entro en contacto con el mundo de los sentimientos y las emociones. Y llegó a ser un espíritu consciente. c) En Géminis, se construyó un nuevo vehículo como canal para las energías del espíritu y de la materia, manteniendo en armonía los dos polos de su ser. Y así nació el cuerpo vital. d) En Cáncer, que es el signo del nacimiento físico y de la identificación con la masa, el espíritu inmortal se manifestó en la cuádruple naturaleza, y el hombre se convirtió en el protagonista de su propia vida, vivida en el plano físico. e) Pero es en Leo donde llegamos, realmente, a ser la estrella de cinco puntas, el ser que se reconoce a sí mismo como un individuo y, al mismo tiempo, como un Yo. En este signo es donde empezamos a utilizar palabras como “Yo” y “mi” y “mío.” La numerología nos dice que el número diez es el de la perfección y el de la consumación humana, el número de un hombre perfectamente desarrollado y manifestado. Y el número del equilibrio entre la materia y el espíritu, puesto que el uno (que es el espíritu, la polaridad positiva) junto al cero (que es la materia, la polaridad negativa), en plan de igualdad, representan el equilibrio. Pero en el número cinco el espíritu aún no domina la materia. Es el número del aspirante espiritual, que tiene por meta someter la materia al espíritu. Y esa lucha, de momento, rompe el equilibrio del diez que, al final del recorrido, se alcanzará. Y hemos de recordar que estamos aquí voluntaria y libremente y que hemos elegido elevar la materia al cielo. Leo es uno de los cuatro signos fijos, que forman la cruz en la que tanto el dios Cósmico como el dios individual interno están crucificados, dificultados, impedidos de manifestarse y, definitivamente sacrificados.

344


Veámoslo: a).- En Tauro, la fuerza creadora a través del deseo, aparece en su aspecto inferior, el deseo sexual, que hay que transmutar en, o sacrificar, a su aspecto superior. b).- En Leo, la mente cósmica actúa sobre el individuo como mente razonadora, y también su aspecto inferior ha de ser sacrificado y la mente del hombre ha de subordinarse a la mente universal. c).- En escorpio, que es el tercer brazo de la cruz fija, el amor cósmico o atracción cósmica se muestra en su aspecto inferior, produciendo la gran confusión de creer que la materia es lo importante y lo real. Por eso, en Escorpio, el aspirante está crucificado, supeditando la ilusión de la materia a la realidad del espíritu. d).- En Acuario, la luz de la conciencia universal ilumina al ser humano y sacrifica la vida individual volcándola en la vida universal. Se supedita así, pues, lo imaginario, lo irreal a lo real, el aspecto inferior al superior y la unidad a la suma total. Dícese que, antiguamente, sólo existían diez signos en el zodíaco. Y que Leo y Virgo formaban un solo signo con un único símbolo. Y, si se reflexiona un poco, pronto se ve en ello el origen y la interpretación 345


de la esfinge, del león con cabeza de mujer: las dos polaridades, positiva y negativa, el espíritu como león y la materia como mujer o madre de toda forma. En el signo de Leo, el hombre se reconoce a sí mismo como un individuo y empieza su recorrido por el mundo de las experiencias que le han de proporcionar conocimiento. Pero también en Leo el hombre consciente de sí mismo empieza su aprendizaje para la Iniciación. Y es en Leo donde enfrentamos la última prueba del sendero del probacionismo. Y, cuando ese trabajo lo concluimos, llega el definitivo adiestramiento para la Iniciación, en Capricornio.

Porque: a).. En Aries, hemos aprendido el control del pensamiento. 346


b).- En Tauro, hemos aprendido a transmutar el deseo. c).- En Géminis, hemos recolectado las manzanas de la sabiduría y hemos aprendido a distinguir entre conocimiento y sabiduría. d).- En Cáncer, hemos aprendido que es necesario transmutar el instinto y el intelecto en intuición, elevándolos de categoría. El aspirante Hércules, en Leo, intuye con claridad lo que se le avecina porque: a).- Ya sabe que el futuro depende de las causas puestas en funcionamiento en el pasado. b).- Y sabe que, antes de llegar a Capricornio y escalar el Monte de la Transfiguración, ha de matar a la Hidra en Escorpio. c).- Y sabe sobre la lucha que habrá de enfrentar en los signos próximos de Virgo, Libra y Escorpio. d).- Y sabe que sólo matando al león (el rey de las bestias) en su propia naturaleza, merecerá la victoria sobre la Hidra en Escorpio. O sea que él, que ha salido de la masa y que ha creado su personalidad, ha de matarla, volviendo a ella y sustituyendo el egoísmo por el altruismo y subordinando el yo al todo. Resulta interesante y significativo que, en todas las escrituras sagradas, los acontecimientos más importantes tengan siempre lugar o en una cueva o en una montaña: Recordemos que Jesús nació en una cueva; que la personalidad se vence en la cueva de nuestro interior; que la voz de Dios se escucha en la cueva interna; que el dios interno está en la cueva de nuestro corazón… Y recordemos también que hemos de escalar los montes de la Transfiguración, la de la Crucifixión, y la de la Ascensión.

347


¿Y qué significa, en este mito, la cueva con las dos entradas, una de las cuales hay que cegar para poder matar al león? Partiendo de que los pioneros de la humanidad poseen un desarrollo metal agudo y de que el resto de los humanos está desarrollándose mentalmente muy deprisa, la residencia de las emociones se está trasladando desde el plexo solar hasta la cabeza. Porque tenemos en nuestra cabeza una “cueva” muy especial, que alberga la pituitaria, una de las más importantes glándulas del ser humano. Esa glándula está protegida por una estructura ósea o cuerpo pituitario, que consta de dos partes o lóbulos, uno frontal o antepituitario, que es el asiento de la mente razonadora, de la intelectualidad, y el otro, postpituitario, que es el asiento de la naturaleza emocional e imaginativa. Así que ese cuerpo pituitario con sus dos partes simbolizaría la cueva con sus dos entradas, en la que Hércules sostuvo su lucha. Y se nos dice claramente que, sólo cuando hubo bloqueado la entrada de la emociones (la postpituitaria), desechando hasta su familiar garrote (lo que simboliza el abandono de una vida egoísta), pudo, utilizando la otra entrada, la de la mente razonadora, someter al león de la personalidad solo y con sus propias manos.

348


El cinturón de Hypólita. (Trabajo nº6 en Virgo)

En esta tarea Hércules debe traer el cinturón de Hipólita, reina de las Amazonas. Hércules se embarca, en compañía de aliados y voluntarios, y tras algunas escaramuzas en Paros y en Misia, arriba al país de las Amazonas, fondeando en Temiscira. Allí Hércules recibe la visita de la reina la reina Hipólita, quien, después de enterarse por el propio Hércules del motivo de su visita, le promete darle el cinturón. Mas entretanto Hera, tomando la apariencia de una Amazona, se presenta ante la multitud de éstas y les miente, diciéndoles que su reina ha sido hecha prisionera por los extranjeros; las Amazonas entonces se lanzan a caballo contra el navío. Hércules, creyendo que se trata de una emboscada previamente dispuesta, da muerte a Hipólita, le quita el cinturón, y luchando con las otras Amazonas leva las anclas y se hace a la mar, arribando, no mucho después, a las costas de Troya. 349


Al llegar Hércules, Troya se encontraba afligida por una calamidad sumamente parecida, aunque no en su origen, a la que en Etiopía había remediado Perseo al liberar a Andrómeda, pues también en Troya estaba la hija del rey, llamada Hesíone, encadenada a una roca para ser devorada por un monstruo marino; pero el origen de tal desgracia había sido la perfidia del rey Laomedonte contra los dioses Poseidón y Apolo. Habían venido estos a Troya para ponerse al servicio de Laomedonte, ya fuera en figura humana y para probar a Laomedonte, ya sin disimular su condición de dioses y como castigo impuesto por Zeus por haberse rebelado contra él.

Una vez llegado Hércules, Hesíone estaba encadenada esperando la llegada del monstruo que ha de devorarla. Allí Hércules salva a Hesíone matando al mounstruo marino y mediante un pacto con el padre de la joven. Hércules, pues, se ofrece a salvar a Hesíone, pactando con Laomedonte que recibirá en recompensa los caballos divinos que en otro tiempo entregara Zeus a Tros, abuelo de Laomedonte, como reparación por el pacto de su hijo Ganímedes. Hércules, espera la llegada del monstruo y le da muerte, tras de lo cual libera a Hesíone y se la entrega a su padre, pero, hay otra versión en la que la liberación es anterior a la matanza del monstruo, y después de la matanza Hércules da a escoger a Hesíone entre quedarse con su padre o irse con él, escogiendo la joven esto último, por temor a volver a ser entregada a cualquier nuevo monstruo; tras de lo cual Hércules se la deja en depósito a Laomedonte, juntamente con los caballos, hasta que él regrese con los Argonautas; y es en ese momento cuando Laomedonte se niega a entregarle los caballos. Hércules por el momento se limita a amenazarlo con la guerra, y se 350


hace a la mar. Y tras algunas escaramuzas en Eno, en Tasos y en Torone, llega a Micenas y entrega a Euristeo el cinturón de Hipólita.

Significado

Se dice que Virgo es el más antiguo de los signos zodiacales. A través del tiempo, ha habido Isis, Evas, Astartés, y otras, hasta llegar a María. Todas ellas reverenciadas como madres del mundo. Porque en este signo es en el que concebimos y nutrimos el conocimiento de lo espiritual que, tras el período de gestación, en su signo opuesto, Piscis, nace como Salvador del Mundo. La experiencia de Virgo es, como la de Leo, una experiencia de cueva, si bien se trata de “la cueva del tiempo”, que se caracteriza Por el calor, la quietud, las experiencias profundas y las crisis lentas y hondas. 351


Todos pasamos por todos los signos pero, en el de Virgo, sus especiales energías se diversifican para generar mil nuevas ideas en todos los aspectos de la vida como el arte, el comercio, la industria y la ciencia, pero todas exigen un período de incubación, de reflexión y, luego, de lucha para imponerlas o compartirlas. Es interesante resaltar que las amazonas adoraban a la Luna - es decir, a la forma – y a Marte – es decir, a la guerra – y eso demuestra que, como le dijo el Maestro a Hércules, ellas tampoco habían entendido su verdadero cometido en la vida. Ellas eran mujeres, traían en su seno la esperanza de futuro para espíritus anhelantes de renacer, pero los eliminaban si eran hombres y, además, en guerra permanente con los pueblos vecinos, mataban sin miramiento a los que consideraban sus enemigos. De modo que las que debían dar origen a la vida se habían convertido en adoradoras de la muerte.

Virgo y su signo opuesto, Piscis, junto con Géminis y su opuesto Sagitario forman la que se denomina “Cruz Común o Mudable”, que es la de los que están pasando por la probación. En ella alcanzamos la resignación y desarrollamos la aspiración que nos prepararán para la Cruz Fija del Discipulado. Cuando nuestra personalidad está crucificada en la Cruz Mudable nos dedicamos a sus fines materiales, 352


para que adquiramos así la habilidad necesaria para dedicarla a fines más elevados. Es conocido en ocultismo el llamado “pecado contra el espíritu”, que no es otra cosa que la prostitución de la energía creadora y su utilización para fines perversos. Y éste es el pecado, el más grande de todo su recorrido zodiacal, que, en este signo, cometió Hércules. Y lo cometió cuando mató a la reina de las amazonas en vez de redimirla mediante la unión con ella, que es lo que ella le estaba ofreciendo. Pero también lo cometían las amazonas, como hemos visto antes, aunque su reina murió tratando de rectificar su error. Hay que tener presente que, como la rueda del zodíaco la recorre el hombre ordinario en el sentido contrario al de las agujas del reloj, pero el discípulo la recorre en el sentido contrario, cuando entran en Virgo, uno lo hace a través de la vibración de Venus, pero el otro llega bajo la influencia de Mercurio. El signo de Virgo nos permite cultivar la tolerancia, la compasión y la caridad, de modo que, poco a poco, nuestra capacidad de amar se va ampliando y haciéndose más inclusiva. Sin embargo, lo que exige su signo opuesto, Piscis, es coraje. Porque el espíritu del pisceano es un verdadero campo de batalla, ya que ha de obtener la liberación y la libertad no se regala, sino que se conquista.

353


Hay un símbolo que representa, unificándolos, a Virgo y a su opuesto Piscis, y es la sirena. La meta del nativo de Virgo consiste en tener claro que ninguna verdad es completa, ni siquiera real, si no incluye a su opuesta. Los principios fundamentales de este signo de Virgo que: para el hombre común se resumen en la frase: “Y el Verbo dijo: que reine la materia.” Pero, para el discípulo es la Virgen misma la que le dice: “Yo soy la madre y el Hijo, Yo soy Dios y soy la materia.” Porque fuimos nosotros mismos los espíritus que pronunciamos la primera palabra y los que descendimos al tiempo y al espacio hace eones. Pero debemos ya, si lo queremos, reconocer y proclamar nuestra identidad con ambos aspectos de Dios, la materia y el espíritu, la madre y el hijo.

354


El Jabalí de Erimanto. (Trabajo nº 7 en Libra)

El cuarto trabajo fue apresar al jabalí de Erimanto que devastaba la Psofide, una enorme criatura con unos colmillos como los de un elefante y una piel resistente a las flechas. Heracles lo persiguió por las montañas de aquí para allá, en invierno, hasta que quedó atrapado en un gran montículo de nieve. Allí, saltó sobre él y le ató las patas delanteras a las traseras. Cuando Euristeo vio a Heracles cargando el jabalí a su espalda por la avenida de palacio, huyó y se escondió en una gran vasija de bronce. Este trabajo es poco significativo o importante en sí mismo, pero célebre en cambio por un episodio accesorio, que es el siguiente. En su camino hacia el Erimanto (montaña de Arcadia) Hércules se hospeda en Fóloe, en casa del centauro Folo, hijo de Isleño y de una ninfa Melia. Folo ofrece a Hércules carne asada, mientras él mismo la toma cruda. Hércules pide vino, a pesar de su amabilidad (sólo él y Quirón son buenos entre los Centauros), le dice que le parece peligroso abrir el tonel que es propiedad común de los Centauros; pero Hércules insiste, Folo lo abre, y al olor del vino acuden los Centauros armados de rocas y abetos.

355


Hércules rechaza a los dos primeros, Anquio y Agrio, con tizones encendidos, y a los demás los persigue a flechazos hasta el promontorio Malea, en el extremo Sur del Peloponeso. Los Centauros se amparaban detrás de Quirón, y una flecha lanzada contra uno de ellos, Élato, le atraviesa el brazo y va a clavarse en la rodilla de Quirón, causando enorme disgusto a Hércules, que corre a sacársela y le aplica un remedio que le proporciona el propio Quirón. Pero la herida era incurable por ser Quirón inmortal, y éste, agobiado por los terribles dolores que le producían, pide a Zeus que le haga morir para que cesen sus sufrimientos. Parecía esto imposible, pero se consigue gracias a la intervención de Prometeo, que se ofrece en lugar de Quirón. De los restantes Centauros, la mayoría de los que lograron escapar fueron acogidos por Poseidón en un monte próximo a Eleusis; uno de los supervivientes, llamado Euritón, se refugia en Fóloe, y luego veremos como muere al fin también en manos de Hércules. Pero el más famoso de esos supervivientes es Neso, que llega al río Eveno, en Etolia, y allí permanecerá hasta que al fin lo aniquile igualmente Hércules, ya hacia el fin de la vida de éste. En cuanto a 356


Folo, arranca de uno de los muertos una flecha y se pone a examinarla, maravillándose de que siendo tan pequeña pueda dar muerte a seres tan gigantescos como son ellos, los Centauros; pero mientras la está observando se le resbala de la mano, le cae en un pie y lo mata en el acto.

Hércules regresa a Fóloe donde da honrosa sepultura al buen Centauro Folo, luego de lo cual por fin busca al jabalí, lo persigue y acosa hasta hacerlo meterse en un paraje donde la nieve es muy profunda, estando ya el animal fatigado, lo captura a lazo, y lo lleva vivo a Micenas.

Significado

357


El signo de Libra ofrece muchas paradojas y extremos acusados que dependerán de si uno está recorriendo el zodíaco como el hombre ordinario, en sentido contrario al de las agujas del reloj, o lo transita como aspirante, en el sentido de éstas. Es éste uno de los signos más difíciles de comprender e interpretar. Es el primero que no tiene ni símbolo humano ni animal, si se hace caso omiso de la mujer que sostiene la balanza, la Justicia, a la que se representa con los ojos vendados, significando que la visión externa no es nada comparada con la intuición o visión interna, que es la que nos conduce al equilibrio y a la Justicia y, consecuentemente, a la Verdad. Libra es como un compás de espera, un período de silencio. Y, mientras el hombre ordinario entra en este signo a través de Escorpio, con lo que la balanza oscila salvajemente arriba y abajo, el hombre más avanzado, que ya tiene la conciencia crística agitándose en su corazón, entra en este sigo proviniendo de Virgo, y tiene mucho más fácil lograr el equilibrio entre materia y espíritu y entre todos los pares de opuestos. Por eso, en este signo, aparecen como principales los problemas del sexo y el dinero. Los dos pueden conducirnos por el buen camino o 358


por el malo, según el uso que de ellos hagamos. Por eso, el sexo puede ser un sacramento, una compensación, una recuperación del equilibrio cósmico perdido en el momento de la separación de los sexos para la producción de cuerpos y para llevar adelante la evolución humana, o puede ser un medio de degradarse hasta la animalidad inferior. Y al dinero le ocurre lo mismo: que puede, bien usado, ser una fuente de bendiciones para los demás y para uno mismo pero, mal empleado egoístamente, puede llevarnos a la ambición, la injusticia y la crueldad más abyecta. Así que la balanza de Libra puede oscilar desde la prevaricación hasta la justicia; desde la parcialidad hasta el discernimiento; o desde la inutilidad hasta la sabiduría. Se le había dicho a Hércules que se tomara su tiempo para alimentarse. Y, en vez de ello, se entregó a una orgía con vino que no le pertenecía y acabó matando a quien le había invitado. Y eso, mientras se preocupaba de no matar al jabalí y llevarlo vivo ante el Maestro. Ésos son los vaivenes de Libra, que hacen que la tentación reaparezca cuando creíamos haberla dominado definitivamente. Los dos centauros buenos que Hércules mató, son conocidos como Quirón (el pensamiento positivo) y Folos (la fuerza física). Esta prueba nos muestra la necesidad del control de la naturaleza emocional, en cualquier forma que se presente. Porque no se puede controlar la naturaleza del deseo por medio de la fuerza física ni sólo con el pensamiento; se puede tener éxito temporalmente, pero pronto resurge con todo su vigor inicial. La única manera consiste en apresar al jabalí del deseo en la montaña. Es en la cima de las montañas, como sabemos, donde se dan todas las grandes revelaciones, donde la niebla del valle desaparece y llega la iluminación. Hércules no usa la fuerza bruta para capturar al jabalí. Coloca una trampa, espera y permite que la bestia caiga por sí sola en ella, cuando el jabalí, acosado, tropieza y cae por los ventisqueros. Entonces él aprovecha la ocasión. Porque eso es típicamente libriano. El nativo de este signo tiende a evitar el enfrentamiento directo y a ahorrar energía. Nunca fuerza las cosas, sino que actúa con suavidad y constancia.

359


Es característico de Libra el encontrar soluciones nuevas y hacer ver lo incongruente de las cosas. Por eso tomó al jabalí por las patas traseras y lo hizo bajar del monte sobre las delanteras. Y por eso causó la risa de todos. A veces, un detalle inusitado cambia la historia. En este sentido se recuerda que un antiguo jefe tártaro viéndose en trance ser vencido en una batalla, hizo producir un gran incendio a espaldas de sus tropas que, sin otra posibilidad de salvar la vida, ganaron la batalla. Recordemos también a Hernán Cortés, quemando sus naves e impidiendo así el regreso a España de sus soldados que, ante el peligro de morir, no tuvieron más remedio que iniciar la conquista de México. Se cuenta igualmente de Escipión que, ante el peligro que suponían los elefantes del ejército de Aníbal y el terror que producían entre sus soldados, ordenó a sus cornetas que las hiciesen sonar todo lo fuerte que pudieran, lo más cerca posible de las orejas de aquéllos que, espantados, produjeron una matanza en las tropas enemigas. Son actitudes típicamente librianas. Hércules, conduciendo al jabalí del modo descrito, simboliza al cuerpo siendo conducido por el espíritu, que es una característica del hombre evolucionado. El libriano no es nuca un extremista. Sabe que hay una gradación entre el blanco y el negro, entre la verdad y al mentira, entre lo bueno y lo malo. Y está siempre calculando, reflexionando, ponderando. Sabe que los que pasan por modelos entre los hombres, 360


tienen defectos ocultos y que los depravados tienen también aspectos positivos. Y que los humildes y los modestos pueden ser la sal de la tierra. Y que los juicios mundanos pueden ser revocados por un tribunal superior. Y que la verdad tiene multitud de caras y todas participan de ella. Esto conduce al desarrollo del discernimiento y de la tendencia a elevarse un nivel buscando en él coincidencias entre lo que más abajo parece antagónico. En Libra estamos suspendidos entre el cielo y la tierra. Arriba, la belleza, la perfección, la felicidad; abajo la podredumbre, la mentira, la muerte. Arriba los hermosos ideales. Abajo su olvido y su descrédito. Si descendemos, perdemos las vistas y las perspectivas de lo alto y, si nos elevamos, perdemos contacto con la realidad de aquí. Es, por tanto, la de Libra una situación de permanente inestabilidad y duda y reflexión y maduración y, poco a poco, de síntesis, que incluye lo superior y lo inferior, lo bueno y lo malo, la materia y el espíritu y que produce la compasión. ¿Y qué efecto producen todas esas reflexiones en los librianos? En primer lugar, los atractivos de lo material disminuyen a sus ojos. Además, Se da cuenta de que la vida no es un fin en sí misma, porque se acaba de modo inevitable y, en cambio, el hombre se engaña a sí mismo aferrándose a la vida.

361


No le atrae tomar parte en la lucha por la vida, pero es sensible a quienes necesitan ayuda, aunque sabe que no la agradecerán y hasta quizás le ataquen o desprecien o insulten después de recibirla. Sabe ponderar la necesidad y la dosis de ayuda que debe prestar y su oportunidad. Ese constante reflexionar y medir y pesar da por resultado el equilibrio. El libriano comprende que el mundo está sostenido por el equilibrio. Que todo está y ha de seguir estando equilibrado. Que lo que sobra por un sitio, falta por otro; que el bien hecho a alguien, revierte a su autor; que la Ley de Retribución es la justicia perfecta. Y que ese equilibrio no es algo estático, sino radicalmente dinámico, en continuo movimiento, desequilibrándose y reequilibrándose todo sin interrupción. Estas conclusiones hacen que el libriano utilice la persuasión, la cortesía y la cooperación y se sienta atraído por el trabajo en grupo y los programas que propugnan la hermandad y la fraternidad. Y, cuando ha asimilado las energías de Venus, se hace sensible a las de Urano, que están representadas por la frase: “Mira. Yo hago todas las cosas nuevas.” Porque son vibraciones para

362


cambiar lo viejo por lo nuevo, lo inútil y anticuado y cristalizado por lo útil y lo joven y lo ágil. Pero ese cambio no se puede hacer desde arriba. Ha de desarrollarse en cada hombre, en la cueva de su interior y, desde allí, ir subiendo hasta cambiar la sociedad toda, expresando en ella el amor, la fraternidad, la amistad y todas las maravillas de la vida divina manifestada. A Libra se la denomina “la puerta abierta a la consecución” y es el signo en el que se encuentra “el sendero angosto como el filo de una navaja ”, que conduce al hombre al reino del espíritu. Y al libriano se le denomina "el maestro de la tierra de nadie". La gran Verdad no es que nosotros seamos espíritu sino que todo es Dios en manifestación; que todo es energía de diferentes categorías la perfecta expresión de la divinidad en la forma. Él equilibraba perfectamente el espíritu y la materia. Y ése es el trabajo que todos nosotros hemos de realizar.

Las aves del Lago Estinfalo.(Trabajo nº 8 en Sagitario)

363


Como sexto trabajo, Euristeo le dijo a Heracles que expulsara ciertas aves caníbales con plumas de bronce del lago Estínfalo, lago de Arcadia, rodeado de espesa selva, en las que se refugiaban, huyendo de los lobos, innumerables aves. Estos animales parecían grullas, pero tenían picos capaces de hacer pedazos una coraza de hierro. Heracles no podía nadar en los pantanos, porque el agua estaba turbia, y tampoco podía cruzarlos caminando, porque el barro no aguantaría su peso. Cuando disparó a los pájaros, las flechas rebotaron en sus plumas. La diosa Atenea se le apareció entonces y le dio un unos címbalos de bronce que a su vez había ella recibido de Hefesto. —¡Agítalos! —le ordenó. Heracles lo hizo y las aves levantaron el vuelo, aterrorizadas. Disparó, mató a docenas de ellas, ya que en la parte inferior de sus cuerpos no tenían plumas de bronce, y las obligó a huir en dirección al mar Negro. Ninguna volvió jamás.

Significado

364


En Sagitario, es el arquero sobre el caballo blanco (mitad humano y mitad divino), representado también como el centauro (mitad humano y mitad animal) con el arco y las flechas. Es un signo doble y siempre que hay un signo doble existe algún problema. Géminis es lo opuesto de Sagitario; Géminis es la dualidad, y Sagitario es la unidad, la personalidad unificada y consciente del espíritu, decidida a entrar en el signo de Capricornio, donde se hace la gran transición del cuarto al quinto reino o reino espiritual. A Sagitario se le denomina “el efecto de Escorpio” porque, en cuanto nos liberamos de la ilusión y nos concienciamos de que somos un espíritu, entramos en Sagitario y vislumbramos la meta que, hasta entonces, la nube de formas de pensamiento que se interponía entre ella y nosotros nos impedía ver. Y ello porque hablamos del amor espiritual, de la devoción, del espíritu, de lo que hay que hacer, de cómo hay que vivir, nos aprendemos de memoria las Enseñanza, etc. y, sin darnos cuenta, vamos formando a nuestro alrededor tal nube de pensamientos relativos a nuestras aspiraciones, que no vemos nada más. Pero lo procedente y necesario es dejar de pensar en lo que hemos de hacer y… ¡¡¡hacerlo!!!

365


Sagitario es la preparación para Capricornio. Y se le llama también el signo del silencio porque, antiguamente, los neófitos debían guardar silencio hasta que dominasen completamente la palabra y el pensamiento, única manera de entrar en el quinto reino, el espiritual, o sea, de escalar la montaña de Capricornio. Ésa es, pues, la lección de Sagitario: control de la palabra mediante el control del pensamiento. Y, cuando se ha dejado de murmurar o de hablar negativamente, hay que aprender también a no hablar de las cosas espirituales cuando no proceda, a “no echar las perlas a los cerdos”. Es decir, a no empeñarse en convertir a quien no está preparado ni interesado en el tema. El control del pensamiento y del lenguaje nos llevará automáticamente a la inofensividad que, a su vez, nos conducirá a la liberación, a no tener que renacer más veces. Porque, lo que nos hace tener que renacer no es ninguna fuerza maligna, sino nuestros propios actos o, mejor dicho, el tener que equilibrar las consecuencias de nuestros actos. Si dejamos de crear relaciones erróneas con la gente, con lo que decimos o pensamos acerca de ella, hacemos imposible la actuación del karma.

366


Se dice que hay dos puertas cósmicas, Cáncer, la puerta de la encarnación, y Capricornio, la puerta del reino espiritual. Pero, antes de Capricornio hay una puerta más pequeña al pie de la colina y por la que hemos de pasar para escalar la montaña, que es la puerta de Sagitario. Pasando a través de esa pequeña puerta demostramos nuestra aptitud para usar con justicia las flechas del pensamiento. Y ésa es la gran prueba. También se denomina a Sagitario la etapa de la crisálida. ¿Por qué? Porque, lo mismo que la oruga, cuya única actividad consiste en comer y, tras un período de silencio, quietud y misterio en la crisálida, donde todo desaparece y se mezcla y se recombina, sale convertida en una hermosa mariposa que surca los cielos libre y alegre, el aspirante, sale de Sagitario convertido en algo nuevo, espiritual y libre. Porque, en la vida del aspirante de hoy en día, que en Escorpio se desprendió de todo lo relativo a la materia, no hay nada por lo que valga la pena vivir ni suficientemente interesante para seguir luchando Y ése es el signo del aspirante honesto.

367


El verdadero sagitariano es una persona muy potente porque ése es el período que precede inmediatamente al nacimiento del dios interno. Sagitario es el espíritu de la verdad. Pero también del sectarismo. Es frecuente eso de “he tenido una revelación”, “Dios me ha escogido” y, por tanto, impongo a los demás mi visión de la verdad. Pero esa verdad es sólo un trozo de la Verdad. Y hemos de ser capaces de reconocer que hay otras ideas y otras opiniones y otras porciones de la verdad y, mientras no seamos capaces de compartir la verdad de los demás, nos será imposible poseerla. Por eso Sagitario es el primero de los cuatro grandes signos universales. Porque en él vemos la verdad en su conjunto y aprendemos a disparar debidamente las flechas de nuestro arco mental. Se dice que en Escorpio conocemos el pecado, mientras que en Sagitario conocemos lo que es justo. Se dice también que los tres dones del zodíaco son: el don del ser, que se nos da en Aries y nos permite ser conscientes de la existencia; el don de la oportunidad, que conquistamos en Leo y nos permite dedicar nuestra vida a abrir la puerta de la verdad a otros; y el don del poder, que adquirimos en Sagitario y que nace de la comprensión de los demás, del amor universal y del recto juicio.

368


Recordemos que, entre todos los pájaros de Estinfalos sobresalían tres, enormes, y de fuerza devastadora. Si comprendemos que el pantano simboliza la mente dirigida por el cuerpo de deseos, pronto identificaremos a esos tres pájaros enormes devoradores de hombres. Porque los aspirantes, dado que nuestras principales actividades son los pensamientos y las palabras, poseemos un gran poder de influencia y podemos causar verdaderos estragos mediante esos tres grandes pájaros que son: la murmuración, la conversación egoísta y la pretensión de “convertir” a los que no lo desean.

La Hydra de Lerna. (Trabajo nº9 en Escorpión)

369


La segunda tarea de Hércules - bastante conocida también- consiste en dar muerte a la Hidra en Lerna. Para lo cuál Hércules monta en un carro conducido por su fiel sobrino Iolao, y llega a las inmediaciones de Lerna, y precisamente junto a la fuente Amimone, donde se encontraba el escondrijo de la Hidra. Hércules obliga a salir a la Hidra de su escondite arrojándole flechas encendidas, y con la maza le corta las cabezas, pero sin lograr ventaja alguna, pues brotaban dos por cada una que cortaba. Luego, la situación se complica para Hércules, pues la Hidra se enrosca además en una de sus cabezas, y por otra parte surge un cangrejo –en otras versiones un escorpión que lo muerde en el tobillo y muere aplastado de un pisotón de Hércules- gigantesco, enviado por Hera, que lo ataca también, forzando a Hércules a llamar a Iolao. Luego de dar muerte al cangrejo, Iolao enciende parte del bosque inmediato, y con los tizones quema los cuellos de la Hidra impidiendo así que proliferen las cabezas.

370


Hércules entonces le corta por fin la cabeza inmortal, la entierra colocando encima una pesada roca, abre en canal el cuerpo de la Hidra y sumerge sus flechas en la bilis de ésta, haciéndolas empaparse e impregnarse bien del veneno del monstruo. En el futuro, las flechas envenenadas de Hércules causarán gran daño, pues gracias al veneno de la Hidra, producirán heridas mortales a los mortales e incurables para los inmortales, siendo causa del paso de dios a mortal del Centauro Quirón y de la muerte de la mayoría de los Centauros, y en especial de la del Centauro Neso, que traerá como consecuencia, algún tiempo después, la muerte del propio Hércules por el veneno de una de sus propias flechas; posteriormente, estas flechas serán utilizadas en el sitio de Troya, imprescindible para la conquista de la ciudad, y en particular la muerte de Paris por una de ellas, disparada por Filoctetes. Sin embargo, Euristeo, no cuenta esta tarea de Hércules alegando que fue ayudado por Iolao.

Significado

371


Está magníficamente descrita aquí la vida del discípulo, que ha de sumergirse hasta las rodillas en la humanidad y ha de levantar hacia la luz y el aire del espíritu al monstruo de los males acumulados, como errores y fracasos durante su largo pasado. Las flechas luminosas que lanzó Hércules a la cueva de la Hidra para llamar su atención significan la aspiración espiritual, que despierta al monstruo dormido y hace que, todo buscador, apenas inicia el Sendero, sea víctima de tentaciones desconocidas y de problemas y desgracias inesperados. Porque, en este signo hay que compensar todos los pares de opuestos, ya que puede ser un signo avanzado del discípulo integrado y consciente, o signo retrasado del hombre no evolucionado, como se supone casi siempre. Todo dependerá de en qué sentido esté el hombre transitando por el zodíaco. La Hidra de cada uno de nosotros vive en las cavernas de la mente. Crece en el fango y la oscuridad de los rincones mentales sin luz...

372


Simboliza la fuerza serpentina, que actúa en el cuerpo del hombre (Kundalini), bajo el dominio de Escorpio y que, si se la controla, lo conduce hasta la Iniciación, pero si no, lo lleva a los grados más ínfimos de la animalidad. Por eso este signo tiene dos notas clave: la regeneración y la degeneración. Esta Hidra terrible, alojada en los repliegues del subconsciente, suele dormitar allí por largo tiempo pero, de repente, puede explotar en un furor terrible, inesperado y desconocido. Nadie imagina que está alimentando en su subconsciente un monstruo tal, pero allí está. Y surge, una vez y otra, trastocándolo todo y produciendo mucho daño. Por eso es conveniente lanzarle, como Hércules, esas flechas de luz, para poder descubrirla y, una vez conocida su existencia, combatirla frente a frente a la luz del espíritu. Combatir algo así que está en nuestro interior es muy difícil incluso para un hijo de Dios. Porque, eliminada una cabeza, le crecen dos tan malignas o más. Y, eliminado un pensamiento o un deseo negativos, siempre nacen otros que los reemplazan. 373


El aspirante ha de hacer tres cosas para vencer: - Percatarse de su existencia, lo cual requiere humildad, para saber reconocer las propias imperfecciones de un modo objetivo. - Localizarla, que requiere discernimiento y búsqueda de una técnica apropiada. - Sacarla a la luz y destruirla, lo cual requiere valor. Nos está diciendo claramente que, descubiertos nuestros bajos deseos e impulsos egoístas que supuran en nuestra naturaleza subconsciente, hemos de elevarlos de nivel y estudiarlos a la luz de la sabiduría, es decir, con la ayuda de la intuición, con la tutoría del Yo Superior. Es el sistema para resolver la mayor parte de nuestros problemas: estudiarlos desde un nivel más alto donde, vistos desde otra perspectiva, dejan de ser problemas y se vislumbra su solución, que parecía imposible. 374


El psicoanálisis y las ciencias modernas del alma han aprendido a sacar a la superficie ese monstruo, que todos nos asombramos de tener dentro, que es capaz de las mayores monstruosidades y que ha ido creciendo, reprimido, a lo largo de incontables vidas, pero que, en momentos determinados, como las guerras o las luchas sociales o políticas o familiares, sale a flote produciendo estragos. La ciencia, pues, lo saca a la superficie, pero es incapaz de aportar soluciones para dominarlo o reconducir sus energías. La cabeza cercenada y enterrada bajo una roca significa que toda la energía generada por el problema queda, una vez resuelto éste, perfectamente utilizable para fines positivos, a disposición de la roca de la voluntad. Vale, pues, la pena, descubrir esa joya en nuestro yo inferior, pues es una fuente de poder.

Cada una de las nueve cabezas de la Hidra representa uno de los problemas que suelen acosar a quien pretende el dominio de sí mismo. Estos nueve problemas, o cabezas o facetas de las tendencias negativas ocultas, que han producido indecibles estragos entre los 375


hijos de los hombres desde el principio de los tiempos, y que el Hércules que hay dentro de cada uno de nosotros ha de redirigir y transmutar en sus equivalentes positivas, son las siguientes: A).- Tres apetitos que son: a).- El sexo Los problemas que surgen del abuso de la energía creadora, conocida como sexo, atraen nuestra atención por todas partes. Pero, si nos dominan, llegamos hasta la animalidad. Y, si los dominamos y alquimizamos la energía sexual, podemos convertirnos en superhombres. La ciencia sabe que la energía de la materia contenida en los alimentos la convierte nuestro organismo en movimiento, y sabe convertir el calor en movimiento y éste en electricidad. Pero aún no ha llegado a transmutar la energía de las emociones y los deseos ni la energía sexual o la del pensamiento o la de la palabra, en algo positivo, cosa que el ocultismo sabe hacer y nos lo enseña en este maravilloso trabajo de nuestro héroe Hércules. b).- La comodidad El amor a la comodidad, al lujo y a las posesiones exteriores, prevalece todavía con fuerza en la raza humana. El hombre de hoy, prisionero de la comodidad, se sume en la apatía, olvidando las luchas y pruebas que templan la afilada hoja del esfuerzo espiritual. La voluntad de buscar, la tendencia impulsora de resolver el misterio de la vida, es ajena a la inclinación narcisista de hacer del confort un motivo central de la vida. c).- El dinero La búsqueda del dinero como un fin en lugar de un medio, reduce la vida de incontables hombres y mujeres. La acumulación de dinero es una pasión dominante que yace en todas las actividades de los pueblos. Se hace caso omiso de los valores éticos y morales, en el loco esfuerzo por reunir el poder que confiere el oro. El impulso de acumular riqueza es insaciable. No importa cuánta tenga una persona, ávidamente aún desea más. El individuo que sufre de esta aflicción, desea muy a menudo recibir todo y no dar nada. Se mira a sí mismo como protagonista único de la vida del planeta y no reconoce tener la responsabilidad de compartir con otros los beneficios que ha recibido.

376


Pero, como el que da todo lo que tiene, se encuentra a sí mismo más rico de lo que era antes, ese impulso de adquirir bienes materiales puede ser transmutado en el deseo de acumular conocimiento y de adquirir las joyas del espíritu. La tarea de destruir estas tres primeras cabezas (sexo, comodidad y dinero) continúa desafiando los poderes de la humanidad, miles de años después de que Hércules realizara su extraordinaria proeza. B).- Tres pasiones, a saber: a).- El miedo Los fantasmas del miedo atormentan a los hijos de los hombres. Son simples formas mentales ilusorias que los confunden y los amedrentan, actuando como grilletes en sus pies y como una piedra de molino alrededor de su cuello. Existen varias clases de miedo: al ridículo, al fracaso, a lo desconocido, a la vejez, al peligro y a la muerte. Pero todos esos miedos pueden ser vencidos elevando la conciencia a un punto más alto de integración. Cuando la vida de una persona se centra en un propósito superior al miedo (como el servicio altruista o la salvación de un hijo) o cuando actúa conscientemente en el momento presente, el miedo desaparece. b).- El odio El odio tiene sus raíces en la negación. Es lo opuesto al deseo de unión y, por tanto, al amor. Por eso, cuando se supera, se transforma en amor. c).- El ansia de poder El poder, cuando no está relacionado con el amor, es una fuerza corruptora. Muchas tragedias en las relaciones 377


humanas, resultan del incontrolado deseo de dominar la verdad de los otros, de dictar y regular sus conductas. El que substituye los principios éticos por consideraciones de poder, engendra perpetua lucha. Los altos ideales que han servido como faros, a través de los siglos, la hermandad, la cooperación, el idealismo, dejan de brillar apenas mientras el poder es el factor determinante en la sociedad. Cuando el ansia de poder se transmuta debidamente, se convierte en el ansia de realizar y, luego, en ansia de sacrificarse por los demás. Y entonces el poder sirve al amor y el amor glorifica al poder.

C).- Tres vicios de la mente no iluminada, a saber: a).- El orgullo Los muros construidos por el orgullo encarcelan al hombre más que los barrotes de una prisión. Sujeto por las cadenas de pensamientos ególatras, mira con condescendecia a los demás. Y, de ese modo, debilita continuamente el vínculo que unifica a todos los 378


hombres en indisoluble hermandad y se aleja progresivamente del círculo de las simpatías humanas. b).- El separatismo La mente analítica divide y subdivide, apreciando la parte por encima del todo. Coloca mayor énfasis sobre la diversidad que sobre la indiscutible unidad. Tal pensamiento fragmentado se opone al impulso natural hacia la síntesis. La actitud separatista se fija más en las diferencias entre los hombres que en sus similitudes, y así: - Concibe la religión como una serie de unidades antagónicas en vez de como simples expresiones del impulso espiritual único. - Considera la oposición de las clases sociales como más importante que la sencilla humanidad que hace hermanos a los hombres. - Ve la tierra como una serie de naciones diferentes en vez de cómo un mundo único. Las consecuencias lógicas son: el patriotismo, el nacionalismo, el fanatismo, el integrismo, el racismo y una serie casi interminable de “ismos”, causa de una gran parte de las calamidades por las que la humanidad ha pasado y sigue pasando. c).- La crueldad La crueldad es un testimonio de la existencia de tendencias perversas que corroen la mente. Es la satisfacción que experimentan los hombres en herir a los otros. La vida moderna ofrece muchos ejemplos de brutalidad y desenfrenada crueldad. En dos pruebas, como hemos visto, Hércules "mató" cuando debería haber amado. Pero en Escorpio realizó esa transformación, extirpando de su propia naturaleza una tendencia que lo habría perjudicado en toda empresa futura.

379


Y eso lo logró cuando: - Dio entrada a la luz dentro del oscuro retiro de su subconsciente. - Luchó con las fuerzas monstruosas que se revolcaban en el fango subliminal. Y - Venció a los enemigos de su propia casa. Hércules estaba, pues, listo para aventurarse en el próximo trabajo. A diferencia de Hércules, nosotros no hemos triunfado sobre la Hidra. La mayoría de nosotros está ocupada con los métodos fútiles empleados primero por él en esta prueba. Individualmente, estamos tan interesados en nuestra propia evolución que olvidamos cualquier panorama más amplio, cuando deberíamos perder de vista la personalidad y empezar a funcionar como espíritus. Hay una ley natural que establece que todo tiene su ritmo y su momento y su cantidad. Y esa ley es la que, a veces, nos impide dar un salto hacia arriba. Aparentemente, es un problema. Pero lo sería 380


mayor si pudiésemos, de un salto, instantáneamente, situarnos más altos de lo que nuestro estatus actual pudiera soportar. Hemos de ir avanzando paso a paso, y creciendo al ritmo apropiado. Si pudiéramos limpiar en un momento todo nuestro subconsciente y percibir, de una vez, toda la luz y la energía y la omnisciencia y omnipotencia de nuestro propio Yo Superior, ello resultaría devastador para nuestros vehículos. ¿Hemos, entonces, de permanecer inactivos? No. Hemos de luchar con nuestra propia Hidra interior mediante los trabajos regulares y sistemáticos contenidos en la retrospección y la concentración y la meditación y la oración diarias. Y así, casi sin darnos cuenta, venceremos a la Hidra. La prueba real de Escorpio sólo llega cuando uno funciona como una unidad, cuando sus espíritus y sus vehículos estás armonizados y coordinados. Entonces, uno entra en Escorpio y es objeto de mil agresiones y trastornos; los deseos, que uno creía dominados, se desbocan; el equilibrio que uno creía definitivo, se pierde; y la mente, que uno creía que controlaba la personalidad, parece que no funciona.

381


El aspirante ha de hacer tres cosas en Escorpio: Primera: demostrarse a sí mismo, que la materia ya no lo domina. Segunda: demostrarse a sí mismo que la materia es sólo un canal a través del que él se pone en contacto con la manifestación divina. Tercera: comprender que la Personalidad (vehículos físico, etérico, de deseos y mental) son necesarios para evolucionar y para manifestar el propio espíritu en la tierra y para entrar en contacto con los demás espíritus manifestados del mismo modo aquí. Y que, por tanto, ha de cuidar y proteger esos vehículos y mantenerlos en el mejor estado posible de funcionamiento. La gran ilusión es la utilización de la personalidad para fines egoístas. Se dice de Escorpio que es el signo de la magia. Existe una magia blanca, que es la expresión del espíritu por medio de la forma, y una magia negra, que es el uso de la forma para ganar lo que queremos para la forma. La magia blanca es el uso del espíritu con propósitos de elevación humana, utilizando la personalidad. La magia negra es puro egoísmo. ¿Y por qué es Escorpio el signo de la magia? Porque en Virgo descubrimos, dentro de nosotros mismos a un espíritu divino que hemos ido nutriendo a lo largo de los tiempos; en Libra, oscilamos entre los pares de opuestos, la forma y el espíritu, hasta que logramos el equilibrio; y en Escorpio se nos prueba para ver cuál de los dos triunfará, la forma o la divinidad, el Yo Superior o el yo inferior, lo real o lo irreal, lo verdadero o la ilusión. Ésta es la historia real de la prueba de la Hidra en Escorpio.

Capturar al Can Cerbero. (Trabajo nº 10 en Capricornio) 382


Un poco menos conocida que la lucha contra el león, ésta es otra de las grandez hazañas del Héroe. El último y peor de los trabajos fue capturar al can Cerbero, el perro de tres cabezas, una cola de dragón y múltiples cabezas de serpiente en el lomo y arrastrarlo a la superficie desde el Tártaro (el infierno). Al recibir esta orden, Heracles fue a Eleusis donde es purificado de la matanza de los Centauros por Eumolpo, y admitido después a los misterios. Allí se celebraban los misterios de Deméter. Limpio de todo pecado, Heracles, marcha luego al extremo meridional del Peloponeso y por una abertura del Tenaro desciende al Infierno. Al verle huyen las almas de los muertos a excepción de las de Meleagro y Medusa. A ésta le acomete Hércules con la espada, como si estuviera viva, hasta que Hermes le hace saber que es una mera imagen o sombra. Por su parte Meleagro celebra con él una conversación en la que le exhorta a casarse, a su regreso al mundo de los vivos, con su hermana Deyanira, cosa que en efecto hará Hércules por lo cual morirá después. Tras esto, bajó con valentía hasta el Tártaro, pero Carente no quiso transportar a un mortal hasta la otra orilla de la laguna Estigia. — Destruiré tu barca —le amenazó Heracles— y te cubriré de flechas como un erizo está cubierto de púas. Caronte tembló de terror y lo llevó al otro lado. Más tarde, Hades castigó a Caronte por su cobardía. 383


Heracles vio a Teseo y Pirítoo pegados al banco de Hades, mientras las furias los azotaban. Hércules libera a Teseo, pero al intentar hacer lo mismo con Pirítoo se produce un temblor de tierra y Hércules renuncia a su propósito, por lo que Pirítoo permanece para siempre en el Hades, mientras que Teseo volverá al mundo de arriba con Hércules. Queriendo este proporcionar sangre a las almas del infierno, mata una de las vacas de Hades; el pastor que las guardaba, llamado Menetes, desafía a luchar a Hércules, quien le rompe las costillas, pero le perdona la vida a petición de Perséfone. Perséfone salió corriendo del palacio y cogió a Heracles de las manos: —¿Puedo ayudarte, querido Heracles? —preguntó. —Majestad, te ruego que me prestes a tu perro guardián durante unos días. Podrá volver a casa enseguida, cuando se lo haya enseñado a Euristeo. Perséfone dirigió sus ojos hacia Hades: —Por favor, esposo, concede a Heracles lo que pide. Esta tarea le ha sido encomendada por consejo de tu cuñada Hera. El promete no quedarse con nuestro can Cerbero. 384


—Muy bien —respondió Hades—, y puede llevarse también a ese loco de Teseo, ya que está aquí. Pero tiene la obligación de dominar a Cerbero, sin usar ni la maza ni las flechas. Hades creyó que esta condición haría imposible el trabajo, pero la piel de león de Heracles era resistente a los pinchazos de las púas del lomo de Cerbero, así que Heracles, con sus fuertes manos, apretó el pescuezo del can, hasta que sus tres cabezas se oscurecieron. Cerbero entonces se desmayó y Heracles pudo arrastrarlo con facilidad. Por desgracia, el único túnel de vuelta a la Tierra lo bastante ancho era uno que tenía la salida cerca de Mariandinia, junto al mar Negro, así que a Heracles le esperaba un viaje largo y difícil. Antes de partir, Heracles cogió una rama de laurel blanco como trofeo y se la colocó como si fuera una corona. Cuando Heracles apareció arrastrando a Cerbero con una correa, Euristeo se dio un susto de muerte. —Gracias, noble Heracles —dijo—; ahora, quedas liberado de tus trabajos. Pero, por favor, devuelve esa bestia enseguida. 385


Significado

Este signo de Capricornio es uno de los más difíciles de interpretar. Se dice que ni siquiera su símbolo se ha delineado nunca correctamente porque, de hacerse, la afluencia de fuerza que produciría no sería deseable. Al pie de la montaña, la cabra, el materialista, busca alimento en lugares desérticos y áridos. El chivo expiatorio, algo más arriba, pace las flores del deseo cumplido, cada uno con su espina correspondiente. Y, en la cima, la cabra sagrada o unicornio ve la visión. Y entonces aparece el Iniciado. Hay dos portales de importancia dominante: Cáncer, hacia lo que erróneamente llamamos la vida, y Capricornio, el portal hacia el reino 386


espiritual. Capricornio es la puerta a través de la que pasamos cuando ya no nos identificamos con la parte material de la existencia, sino que vivimos identificados con el espíritu. Eso es lo que significa ser iniciado. Un Iniciado es una persona que no sitúa la conciencia en su mente, sus deseos, o su cuerpo físico. Los puede usar si lo desea; y lo hace para ayudar a la humanidad, pero no es ahí donde su conciencia está enfocada. Está enfocado en lo que llamamos espíritu, que es ese aspecto de nosotros mismos que está libre de forma. Es en la conciencia del espíritu donde nosotros funcionamos finalmente en Capricornio, nos conocemos a nosotros mismos como iniciados y entramos en los dos grandes signos universales de servicio a la humanidad.

Capricornio es el signo de la Iniciación, en la que los cuerpos físico, emocional y mental se postran ante el dios interno en el momento de su Transfiguración. 387


Hasta ahora, todos los trabajos de Hércules han tratado sobre sus consecuciones personales. Ahora ya no. Ahora Hércules es ya libre. Es un Iniciado. Un discípulo del mundo. Ha dado vueltas y más vueltas al zodíaco. Ha aprendido las lecciones de todos los signos y ha subido a la montaña de la Iniciación. Ha experimentado su transfiguración y puede ya trabajar en tareas que no se relacionen consigo mismo ni con su pasado como hombre. Capricornio es un signo triste; es el signo del sufrimiento intenso y la soledad y el silencio, pues éstas son también las señales del Iniciado. La característica principal del Iniciado es, precisamente la impersonalidad. La impersonalidad está basada en un logro de la personalidad. Se debe haber estado enormemente apegado a la personalidad para poder luego conocer el significado de la impersonalidad, pues no se llega a ser impersonal sin pasar antes por la tentación de lo personal. La impersonalidad que debemos desarrollar es una expansión del amor personal que tenemos por un individuo, por nuestra familia, por nuestro círculo de amigos; es exactamente esa misma actitud pero hacia la humanidad y no tiene nada que ver con el sentimentalismo. Podemos amar a toda la humanidad porque conocemos el significado del amor personal, y debemos brindar a todos el mismo amor que hemos dado a los individuos cercanos a nosotros. La impersonalidad no es impedir la entrada ni levantar muros sino amar a todos porque somos capaces de ver a las gentes como realmente son, con sus faltas, sus fracasos, sus logros y con todo lo que hace de ellos lo que son. Ésa es la condición que se debe lograr en Capricornio. El discípulo del mundo no sólo hace lo que hizo Hércules, bajar al infierno para vencer a Cerbero, sino que trabaja entre los hombres todo el tiempo, interesado en su prójimo, pero de modo impersonal. Se nos relata en el mito de este signo que Hércules tenía que hacer tres cosas antes de penetrar en el infierno.

388


Son tres cosas interesantes, así como lo es el orden en que debía hacerlas: a) Primero, tenía que purificarse. Hércules, el hijo de Dios, que había vencido, que había sido transfigurado, iba a bajar al infierno a trabajar, y le llegó la orden de que se purificara. Él pensaba que era muy puro. El mito no nos dice cómo se purificó pero, seguramente, tuvo que demostrar estar libre de irritabilidad y egoísmo. Porque es una regla en ocultismo que, si no puedes vivir de modo puro en tu propio círculo, no eres de utilidad ni en el cielo ni en el infierno. ¿Y qué significa aquí “puro”? Libre de las limitaciones de la materia. Si yo soy en alguna manera prisionero aún de mi mente, que es una forma de materia sutil, no soy puro. Si tengo cualquier emoción egoísta, no soy puro. Hércules tenía que purificarse. b) Luego, tenía que ser iniciado en los Misterios de Eleusis que, entre otras cosas, enseñaban a los iniciados a bajar a los infiernos sin peligro, y a salir de ellos, a voluntad. Quiere decir también que cada cual ha de pasar a través de su propio infierno personal, antes de que pueda pasar por el infierno universal. Se aprende la naturaleza de lo universal a través de la experiencia individual. No podemos aprender de oído. 389


c) Por fin, Hércules tenía que detenerse y realizar un acto de servicio antes de poder imponerse a Cerbero. Vio a dos personas atadas y siendo atacadas por las Fúrias. Tenía que liberarlas antes de que pudiera hacer frente a su propio problema. Siempre, para el iniciado, el servicio está primero; dejar pasar lo que ha emprendido si se necesita su ayuda. Esa es siempre la historia del iniciado, porque está basada en la conciencia de grupo.

Cerbero, el perro de tres cabezas, de espantoso ladrido, con serpientes creciendo en todo su cuerpo y con víboras por cola, era el guardián del Hades. Las tres cabezas simbolizan: el amor a las sensaciones, el deseo y las buenas intenciones no realizadas. La más importante, y de la cual dependen las otras dos, es la central, la del deseo. La importancia de la tercera cabeza está resumida en la conocida frase que dice que "El camino del infierno está pavimentado de buenas intenciones". La cola, formada de serpientes, representa a todas las ilusiones que impiden el progreso de la vida espiritual: la materialidad, que nos oprime; la naturaleza psíquica inferior que causa gran destrucción; el miedo a lo largo de cada posible línea; el temor al fracaso, que mantiene a tantos apartados de la actividad y engendra sólo inercia, la gran falta, se nos dice, de los aspirantes y los discípulos. Por eso se nos insiste siempre en “no dejar de intentar.” 390


Cuando el verdadero sentido de la realidad reemplaza tanto a la ambición terrenal como a la ambición espiritual, el hombre puede decir: "Estoy perdido en la luz suprema, pero vuelvo mi espalda a la luz". Porque así va el discípulo del mundo, el iniciado en Capricornio, por su camino, para servir a la humanidad en Acuario. En ese signo limpia los establos de Augías (del karma de toda la ignorancia y errores pasados: el Morador en el Umbral) y así se convierte en Piscis en un Salvador del Mundo. Cada hombre debe recordar que el destino de la humanidad es incomparable y que depende en gran parte de su voluntad de colaborar en una tarea trascendente. Que la ley es, y siempre ha sido, luchar; y que la lucha no ha perdido nada de su violencia al ser transportada del plano material al espiritual. Que nunca debe olvidar que la chispa divina está en él, sólo en él y que él es libre de descuidarla, de matarla, o de acercarse a Dios mostrando su anhelo de trabajar con Él, y para Él.

Limpiar los establos del rey Augías. (Trabajo nº11 en Acuario)

391


El quinto trabajo fue limpiar el inmundo establo de Augías rey de la Élide, hijo ya sea del sol, ya de Posidón, ya de Forbante, en un solo día. Augías tenía muchos millares de animales y nunca se había preocupado de eliminar sus excrementos. Euristeo le encargó esta tarea a Heracles sólo para molestarlo, esperando que se cubriera de inmundicia, cuando cargara el estiércol en las cestas para llevárselo. A él se presenta Hércules, pero en lugar de manifestarle que viene por orden de Euristeo, se lo oculta, y pacta con él la limpieza de los establos en un solo día al precio de la décima parte del ganado. Augías accede a este pacto porque no cree a Hércules capaz de cumplirla así, pero como testigo del pacto actúa el propio hijo de Augías, Fileo. Augías sonrió a Heracles con desprecio: —Te apuesto veinte vacas contra una, a que no puedes limpiar el establo en un solo día. —De acuerdo —dijo Heracles. Hércules blandió su maza, derribó la pared del establo, abre un canal en los cimientos del establo, y, desviando el curso de los ríos Alfeo y Peneo, logra hacerlos pasar por los establos y que su impetuosa corriente arrastre el estiércol, quedando así limpios en un solo día los establos. Pero Augías, que se ha enterado de lo que ha hecho por orden de Euristeo, se niega a entregarle el salario convenido, mostrándose dispuesto a acudir a juicio. En el juicio Fileo testimonia contra su padre y a favor de Hércules, por lo que Augías, encolerizado, los 392


expulsa de su reino a los dos. Fileo va a establecerse a la isla de Duliquio. Hércules marcha por el momento a casa de Dexámeno, libera a la hija de éste, Mnesímaca, de tener que casarse con el Centauro Euritión, que a ello quería obligarla, dando muerte al Centauro. En cuanto a la limpieza de los establos de Augías, este trabajo fue doblemente inútil para Hércules, pues si por una parte, como hemos visto, Augías se negó a pagarle el precio convenido, alegando que tenía que hacerlo de todos modos por estar al servicio de Euristeo, a su vez este se negó a darle validez a la tarea, alegando que lo había hecho mediante contrato con Augías, teniendo ahora que hacer otro, en compensación por este trabajo invalido.

Significado

Habiendo realizado la tarea asignada, el hijo del hombre, que también era el hijo de Dios, volvió a aquel de quien había venido. 393


Te has vuelto un servidor del mundo. - dijo el Maestro cuando Hércules se acercó. - Has progresado retrocediendo; has llegado a la Casa de la Luz por otro sendero; has empleado tu luz para que pueda brillar la luz de los demás. La joya que otorga el undécimo trabajo es tuya para siempre. Los dos ríos mencionados en la labor acuariana de Hércules son una clave de los poderes de Acuario. Y el mismo significado tienen las dos columnas en el relato de Sansón en la Biblia. La nota clave de Acuario es “equilibrio”, significando la analogía o equivalencia de los opuestos Las fuerzas masculina y femenina han de estar totalmente equilibradas en cualquier plano de manifestación. Con la adquisición de ese equilibrio, desaparecerán los cambios sucesivos de la riqueza a la pobreza, de la salud a la enfermedad, de la esperanza al miedo. Ya estamos notando la tendencia a ese equilibrio en la culturización de la mujer, en su acceso a prácticamente todos los puestos de la sociedad, incluso en el reparto de las tareas domésticas. Las que han de sostener la nueva estructura de la Era de Acuario son, pues, las columnas de la Justicia y de la Igualdad, tanto para los hombres como para las naciones. Hay una frase muy interesante en el Nuevo Testamento, la de "El fin del mundo o el fin de los tiempos". Y, si reflexionamos un poco, podremos empezar a comprender que lo que realmente quería decir era que el signo Piscis, en el cual llegó Cristo, el Salvador del Mundo, terminaría en un tiempo concreto que es, precisamente, el momento en que nos encontramos ahorra. Nos estamos enfrentando a un día del juicio, en el cual las ovejas y las cabras serán separadas y unas irán al cielo y las otras al infierno. Se ha pensado siempre que las que irían al cielo serían las ovejas y las cabras al infierno. Pero, bien mirado, debe ser lo contrario. Porque la cabra, en Capricornio, es el Iniciado y, desde un cierto ángulo esotérico, las cabras van al cielo porque funcionan en el reino espiritual, que es el cielo, mientras que las ovejas permanecen en la tierra (que, después de todo, es el único infierno que uno puede posiblemente) hasta que dejen de ser ovejas, es decir, hasta que aprendan a tener pensamientos propios e individuales, hasta que se transformen en cabras, escalen la montaña y cambien su carácter de seguidores por la de buscadores independientes.

394


La entrada en el cielo es la entrada en la era de Acuario, que empezará dentro de unos quinientos años, pero en cuya zona de influencia y de penumbra ya nos encontramos. Las fuerzas de Piscis se están retirando rápidamente. Todo lo que sucede en el plano físico se debe a fuerzas superiores, como se expone a continuación: a) ¿Qué quería decir el culto del toro en Tauro? No significaba la deificación de la naturaleza animal en el hombre, sino que éste, bajo el símbolo del toro, tenía que luchar con el animal que hay dentro de él. b) Luego, nuestro sol pasó a Aries, el Carnero, y teníamos el sacrificio del cordero, mostrando que el sacrificio de la naturaleza animal estaba empezando a representar la lucha con la naturaleza animal. c) Luego, el sol pasó a Piscis, los peces. Las fuerzas que actuaron – y siguen actuando – sobre nuestro planeta presentan ante la conciencia del hombre su dualidad esencial. Y el hombre ha empezado a darse cuenta de que es, a la vez, espíritu y cuerpo. Cristo apareció en Piscis para demostrarnos cuál sería nuestro último logro cuando hubiéramos unido al pez símbolo de la segunda persona, y al pez nadando en la materia, símbolo del ser humano encarnado. d) Estamos pasando ahora al signo de Acuario donde, a través del simbolismo del agua y la purificación, aprenderemos cómo ser el 395


espíritu y no el ser humano. Eso es lo que ocurrirá en Acuario. Al final de la era de Acuario, aproximadamente de aquí a dos mil setecientos años, la naturaleza animal, la naturaleza emocional y la mentalidad serán secundarias, y ese impulso universal en cada uno de nosotros que nos pone en armonía con Dios, habrá pasado a primera línea; habremos dejado atrás el reino humano y, aunque podamos estar habitando cuerpos, nuestra conciencia estará enfocada en el quinto reino de la naturaleza, el reino espiritual.

El signo opuesto a Acuario es Leo, el signo del individuo, del hombre que se ha encontrado a sí mismo como ser humano. Él se sostenía sobre sus propios pies; era el centro de su universo, las estrellas giraban a su alrededor, todo ocurría con relación a él. Por eso aprendió ciertas grandes lecciones: que era posible que él no fuera tan importante como pensaba y que, sujetándose a cierta disciplina, podría encontrar un yo más amplio. En Acuario, el discípulo se convierte en un maestro servidor. Ése es el principio fundamental que 396


hay que mantener in mente. Puede ser un maestro porque ha aprendido a servir, y puede servir porque es un maestro. Siendo Hércules un Iniciado, ha de de hacer tres cosas, características de todo verdadero iniciado y que, si no están presentes en alguna medida, no se le puede denominar así: a). Servicio desinteresado. No es el que se presta porque el es un camino hacia la liberación, sino el que se presta porque nuestra conciencia ya no es egocéntrica sino universal y no hay nada que podamos hacer sino asimilar las aflicciones de nuestro prójimo y ayudarlo. No es ningún esfuerzo para el verdadero maestro acuariano actuar así. b). Trabajo en grupo. El mundo está lleno de organizaciones y sociedades, hermandades que son felices preparando terrenos para la era de Acuario. Desgraciadamente, esos grupos, hoy en día, son sólo focos de celos, de gente tratando de impresionar a los otros con sus conocimientos y su vida de autosacrificio. Pero esto no es trabajo grupal. El trabajo grupal consiste en permanecer solo espiritualmente en el manejo de los propios asuntos, con completo olvido del propio yo, y siempre en beneficio de la parte de la humanidad con la que estamos relacionados. El verdadero grupo niega la ambición; niega el progreso ascendente en la organización y niega toda presunción de prerrogativas oficiales. c). Autosacrificio. La finalidad del autosacrificio es purificar el yo. Desde la cima de la montaña en Capricornio, Hércules tiene que bajar, literalmente, a la suciedad material, y limpiar los establos de Augías. La lección que en ello se contiene es fácil de comprender: Él, que había trepado a la cima de la montaña, que había triunfado en todas las grandes pruebas, que había pasado de Capricornio al reino espiritual y conocido algo del significado del éxtasis místico, estando en el disfrute de ese estado altamente espiritual, recibe la orden, no de hacer un gran trabajo para el mundo sino, simplemente, la de limpiar unos establos. El objeto de la prueba puede ser resumido de esta manera: Hércules tenía que ayudar a la purificación del mundo por la recta dirección de las fuerzas de la vida a través de él.

397


Estamos entrando en la era de Acuario, al final de la cual, el materialismo habrá desaparecido completamente, ya que toda la vida se interpretará en términos de energía. Estamos tratando íntegramente con fuerzas. Y somos fuerzas. Tendremos un nuevo lenguaje, el lenguaje simbólico de la energía misma. Seremos todos ocultistas de hecho porque el ocultista vive y trabaja en un mundo de fuerzas, y empieza con las fuerzas de dentro de sí mismo. Ahora estamos tratando con energías y estamos malgastándolas. Este signo inaugura la escuela de los Salvadores del Mundo. Es un signo de preparación para lo que el próximo signo de Piscis nos traerá. Acuario se representa como un hombre sosteniendo un cántaro invertido. El hombre invierte el cántaro y de él salen dos chorros de agua, el río de la vida, y el río del amor, y esas dos palabras, vida y amor, son las dos palabras que encarnan la técnica de la era de Acuario; no la forma, ni la mente, sino la vida y el amor. Dos palabras que usamos constantemente, pero tras las cuales no tenemos ningún concepto claro. Estamos, como se ha dicho, en la zona de penumbra de Acuario, de su primer decanato, regido por Saturno y de ahí nuestras presentes dificultades, nuestro trastorno político, la división del escenario del mundo en grandes grupos, con gente que es patriótica, y gente que está empezando a vislumbrar el espíritu internacional. En las iglesias 398


hay asimismo división entre los que están obteniendo una imagen de la universalidad del amor de Dios, y los que se inclinan ante la autoridad y el dogma. En el campo de la economía – Saturno - hay una división entre los que se inclinan ante las cosas materiales y los que las dejan pasar para conseguir cosas mejores; entre los que toman las posesiones por ellas mismas, los que acumulan y guardan, y los que las dejan para adquirir lo que Cristo llama "los tesoros en el cielo". En cualquier campo del pensamiento encontramos estas dos fuerzas dominantes a causa del impacto de las energías pisceanas y acuarianas. Hay dos grupos distintos: los que están atados al pasado y al aspecto material, y los que están adquiriendo la clarividencia y están viendo la vida, la conciencia, el propósito y el plan, emergiendo por medio de todos ellos. Lo maravilloso es que, a pesar de los disturbios superficiales y de deplorables acontecimientos, el espíritu del hombre, que es sano y puro, se está elevando y estamos saliendo bien, pero no hemos de pensar que esto será trabajo de una semana o de un año. Depende de nosotros cuán rápido aprendamos la lección de cómo conducirnos para que la era pisceana del materialismo y la autoridad, la posesión y la mentalidad, pueda ser reemplazada por la era de la espiritualidad, la intuición y la conciencia universal.

399


El segundo decanato de Acuario está gobernado por Mercurio, y de aquí vendrá la iluminación. La iluminación que llegó en Leo, el opuesto de Acuario, era "yo soy el yo", la iluminación que llamamos autoconciencia. Pero la iluminación que llega en Acuario es "yo soy Eso", yo soy la conciencia del grupo. Mi autoconciencia ha desaparecido, mi individualidad no es importante, mi personalidad es sólo un mecanismo, pero mi conciencia es una con todo lo que existe. En el tercer decanato, gobernado por Venus, tendremos el predominio del amor inclusivo. Dentro de dos mil años, podremos expresar realmente el amor fraternal. Deberá ser un hecho manifestado antes de que la humanidad en su conjunto pueda pasar a la Era de Capricornio. El aspirante individual no puede recibir la Iniciación hasta que aprende a amar desinteresadamente, a amar a todos y no sólo a los que piensan como él y actúan como él desea. Cuanto más refinadas son las formas a través de las que actúa la vida, más rápida es la reacción a los estímulos. Ésta es la razón por la cual llevamos esta inmensa velocidad en cada etapa de la vida, por la cual estamos todos tan constreñidos. Tenemos cuerpos pisceanos, materializados, y estamos tratando de vibrar a la velocidad de la era de Acuario. Y todavía no somos acuarianos. Cristo proclamó su mensaje "para el fin de los tiempos" cuando dijo, “Un nuevo mandamiento os doy; que os améis unos a otros como yo os he amado”. El undécimo mandamiento, el undécimo signo. Cristo sabía que el ciclo que inauguraba pasaría, que surgiría un nuevo método de trabajo por medio del cual los Maestros emplearían un nuevo modo de llegar a la humanidad, pero Él preparó el camino para Su propio trabajo posterior. Augías, el hijo de Neptuno, el dios de las aguas, guardaba manadas de animales y, durante treinta años, los establos no habían sido limpiados; de modo que la suciedad se había acumulado. A Hércules se le dijo que hiciera algo acerca de eso; muchos habían intentado limpiar los establos y fracasaron: eso era siempre superior a ellos. Siendo Hércules un Iniciado y teniendo mucho sentido común, lo que los verdaderos Iniciados siempre tienen, bajó de la cima de la montaña y estudió el problema. Primero destruyó el muro que rodeaba los establos, haciendo dos grandes agujeros en sus lados opuestos, y luego desvió los dos ríos a través de ellos. No trató de barrer y limpiar, como habían hecho otros, sino que destruyó 400


barreras usando los ríos. Los establos fueron limpiados sin esfuerzo por su parte. Cada uno de nosotros somos uno de los animales de la manada guardada por Augías, y los establos en los que vivían no habían sido limpiados en treinta años (3 x 10), siendo 3 el número de la personalidad y 10 el de la consumación).

¿Y qué hizo Hércules? Derribó las barreras. Y eso es lo primero que tiene que ocurrir en la era de Acuario. Estamos apenas empezando a pensar en términos amplios, a dejar de ser exclusivos. Eso ocurrirá en Acuario y, para eso, habremos de destruir el prejuicio y aprender a pensar en términos generales, de totalidad. Derribar las barreras en gran escala ha de ser llevado a cabo por la opinión pública, y esto es de desarrollo lento y grandemente emocional; ésa es la dificultad. En la era de Acuario, especialmente en el segundo decanato, gobernado por Mercurio, tendremos la opinión pública moldeada por el pensamiento y no por la emoción, y tendremos el mundo lleno de pensadores. El cometido de los que escriben en este sentido, es empezar a pensar 401


constructivamente, para que los fundamentos estén bien colocados por las fuerzas así emitidas; construyendo para el futuro. Cultivemos el espíritu acuariano de dejar libre a la gente, la capacidad de tener confianza. Y, cuando hayamos hecho todo lo posible para derribar los muros y para expresar la vida y el amor, ayudados por nuestro espíritu, cuya naturaleza es amor-sabiduría, no busquemos reconocimiento; no lo conseguiremos. Lo duro de la tarea del pionero en cualquier campo del pensamiento, de cualquier persona que se está esforzando para expresar los nuevos ideales, es siempre la falta de reconocimiento, y a veces peor. No seremos elogiados, ni compadecidos, tendremos momentos difíciles, pero estaremos preparando el terreno para que, en el futuro, el odio y la separación desaparezcan.

Los bueyes del rey Gerión. (Trabajo nº 12 en Piscis)

402


El décimo trabajo de Heracles fue robar un rebaño de bueyes del rey Geríones, que vivía en una isla cerca de la corriente de Océano. Geríones tenía tres troncos con sus respectivas cabezas, pero un solo par de extremidades. Hera esperaba que Heracles fracasara en este último trabajo o, al menos, que no tuviera tiempo de cumplirlo, antes de que expirara el plazo de noventa y nueve meses. Cuando llegó al extremo occidental del mar Mediterráneo, donde España y África se unían en aquel tiempo,

403


Heracles abrió un estrecho entre ellas. Los acantilados de cada lado se llaman, aún hoy, las Columnas de Hércules. Luego, navegó adentrándose en el Océano, en una barca de oro que le prestó el Sol y usando la piel de león como vela. Cuando llegó a la isla de Geríones, Heracles fue atacado por un perro bicéfalo y por un pastor de Geríones, a los que abatió de un mazazo. Finalmente, Geríones salió corriendo de su palacio, como si se tratase de una fila formada por tres hombres. La diosa Hera, entonces, intentó ayudar a Geríones deslumbrando con un espejo a Heracles, pero éste esquivó el destello y mató a Geríones con una flecha, que atravesó a la vez los tres troncos. Luego, disparó también contra Hera, hiriéndola en un hombro. La diosa se fue entonces volando a suplicar a Apolo y a Artemisa, para que le extrajeran la flecha y la curaran. Heracles cruzó los Pirineos con los bueyes y recorrió la costa meridional de Francia. Pero en los Alpes, un mensajero de Hera le dio a propósito una orientación errónea. Giró hacia el este y bajó hasta el estrecho de Mesina, antes de darse cuenta de que estaba en Italia y no en Grecia. Muy enfadado, se dio media vuelta y perdió todavía más tiempo en lo que hoy es Trieste, porque Hera envió tábanos, para que picasen a los bueyes en sus partes más sensibles. Los animales salieron de estampida hacia oriente y Heracles tuvo que seguir sus huellas durante ochocientos o mil kilómetros hasta Crimea, 404


donde una horrible mujer con cola de serpiente le prometió ponerlos en la dirección correcta, con la condición de que la besara tres veces. Heracles lo hizo, aunque de muy mala gana, y por fin llegó a Grecia sano y salvo con los bueyes, justo cuando terminaba el plazo de noventa y nueve meses.

Significado

Pensemos en Hércules como en un Salvador del Mundo. Ha tenido una visión de algo que ha de hacer. Ve a la humanidad poseída por un monstruo, un hombre de tres cuerpos, símbolo de un ser humano con sus tres vehículos, mental, emocional y físico unidos. Ese monstruo humano de tres cabezas representa la fuerza egoísta concentrada por el hombre y que le ataca en todos los aspectos:

405


moral, mental y físico. Las masas humanas están representadas por el rebaño rojo, dominado por ese monstruo de tres cabezas. El pastor que cuida el rebaño, del que Hércules se compadeció y cuya vida perdonó, representa la mente. Por eso fue respetado, porque no se puede concebir ningún ser humano encarnado que no necesite usar la mente como intérprete de la energía espiritual. El perro de dos cabezas es la Ley Convencional del Viejo Orden, guiada por el egoísmo, conocida como “ortodoxa”, y que ha de ser sustituida por la Nueva Ley, inspirada por el amor. Porque la Ley ortodoxa, como el perro, posee un doble aspecto: es, a la vez, buena y mala, pues nunca beneficia a todos, sino que contenta a unos y daña a otros. El trabajo del Nuevo Día consiste en separar ambos aspectos. Por una parte, hay que eliminar lo que no es ya útil y entorpece y, por otra, hay que conservar lo que hay de aprovechable. Hércules, representa la ley cósmica que finalmente extrae el bien del mal y el orden del caos. El destino de la humanidad como conjunto está representado por el hecho de que, al regresar a casa, Hércules coloca el rebaño en un recipiente de oro, que le ha dado el dios del Sol, Helios.

406


Fijémonos en que al guardián del ganado, Ortro (el aspecto forma), se le dio muerte, pero el pastor y el ganado fueron introducidos en la copa de oro y elevados hasta el cielo. Aquí tenemos representado el Santo Grial; y así se realizó el trabajo. El Salvador del Mundo había cumplido su función; había elevado a la humanidad. Y eso es, precisamente, lo que hizo. Pero no hay fracaso por parte del Gran Plan. Tal vez lentitud, pero, ¿sabemos cuán desastroso sería si la evolución fuera demasiado rápida, cuán peligroso si la gente fuera sobreestimulada antes de estar preparada para ello? Todos los Maestros conocen los peligros de la sobreestimulación, los desastres que ocurren cuando una persona hace ciertos contactos antes de que su mecanismo esté suficientemente puesto a punto. Los Salvadores del Mundo tienen que trabajar lentamente, pues el tiempo no significa nada para ellos. El signo de Piscis gobierna los pies y de ahí la idea de hollar o pisar el Sendero y alcanzar la meta que ha sido la fundamental revelación espiritual de la era de Piscis. Piscis es también el signo de la muerte, en varios aspectos. A veces será la muerte del cuerpo, o puede ser que una vieja teoría llegará a su fin; que una amistad indeseable cesará; que la devoción a alguna forma religiosa del pensamiento que se ha sostenido, terminará y surgirá una nueva y colocará sus pies sobre un nuevo sendero. Piscis es el signo de la muerte para la personalidad. Recordemos aquella exclamación, tan mal traducida y peor interpretada, de la Crucifixión . “Padre, ¿por qué me has abandonado?”, que no es sino la reclamación de la personalidad al espíritu, que la está abandonando para siempre, tras milenios de convivencia. Si nosotros pudiéramos abandonar la idea de los velos de la personalidad, estaríamos dispuestos a abandonar la personalidad. También significa la muerte de un Salvador del Mundo, pues es el signo de la crucifixión y marca el fin de un ciclo zodiacal. 407


Hay tres signos de salvación en el Zodíaco: a.- Leo, de donde la palabra sale para el ser humano, “labra tu propia salvación". Así tenemos en Leo al hombre decidido a mantenerse erguido sobre sus propios pies, que se hace orgulloso y dogmático. Pero eso es necesario para la salvación porque, sólo sometiendo a prueba su equipo, llegará al punto donde aparece una perspectiva más amplia. b.- El segundo signo de salvación es Sagitario, el signo del servicio y el silencio, donde el hombre dogmático, cansado de hablar de sí mismo y de abrirse camino, se pierde de vista a sí mismo en la meta y sirve silenciosamente. c.- Y, por fin, llegamos al tercer signo de salvación, Piscis, el de los Salvadores del Mundo. Existe en la naturaleza el reino humano y, por encima de él, hay otros reinos: el espiritual y el cósmico; y, por debajo de él, los reinos animal, vegetal y mineral. El trabajo de los inteligentes hijos de Dios es actuar como transmisores, a través de la mente, de la energía espiritual, que salvará y vitalizará a todos los reinos inferiores de la naturaleza.

408


En cada país se puede encontrar a los que saben (no a los que dicen que saben). Pero hay un grupo de seres humanos, integrados ahora, sobre quienes está colocada la carga de guiar a la humanidad. Están iniciando y diseminando movimientos que tienen en sí la nueva vibración; están diciendo cosas que son universales en su carácter; están enunciando principios que son cósmicos; son inclusivos, no exclusivos; no les importa qué terminología use un hombre; insisten en que el hombre debe guardar su propia concepción de la verdad para sí mismo, y no la debe imponer a nadie más; se reconocen mutuamente y, dondequiera que se encuentren, hablan un idioma universal, demuestran la luz universal, son servidores y no tienen interés en ellos mismos. El mensaje que les llega desde lo interno está expresado en las palabras simbólicas, "Lo que yo te digo en la oscuridad, háblalo tú en la luz". A cada uno se le dirá una cosa diferente según la necesidad de la gente que lo rodea, para entregar un mensaje de luz. Por lo tanto, ellos no están atados por dogmas o doctrinas, porque tienen la palabra que les ha llegado en la oscuridad, la que han labrado para sí en la lucha y el esfuerzo de sus propios espíritus.

409


Encuentran la necesidad de su prójimo, y de ellos es el mensaje de Cristo. "Un nuevo mandamiento os doy: que os améis unos a otros como yo os he amado". Pero ese amor de Cristo no es un sentimiento. El amor que Cristo proclamó es una comprensión inteligente y una apreciación de la necesidad del individuo. Un nuevo mandamiento os doy puede ser resumido como "inclusividad", el signo característico de la Nueva Era, el espíritu universal, la identificación, la unidad con todos nuestros semejantes. Eso es amor y él nos mantendrá ocupados; no tendremos tiempo para hablar del amor, estaremos ocupados haciendo cosas, grandes cosas y pequeñas cosas, cosas sin importancia y cosas importantes. ¿Cómo nos prepararemos para llenar ese requerimiento, para poseer esas características que automáticamente nos colocan dentro del grupo de servidores del mundo? a) Sea cual fuere nuestro deber, hagámoslo. b) Cultivemos la recta actitud interior y estemos abiertos de par en par a todos nuestros semejantes. c) Aprendamos a meditar, y aprendamos verdaderamente a meditar. La meditación, cuando es correctamente llevada a cabo, es un arduo trabajo mental, pues significa orientar la mente en dirección al espíritu, y nosotros aún no podemos hacerlo. Significa que, cuando hayamos aprendido a enfocar la mente en el espíritu, debemos sostenerla firmemente allí y, cuando hayamos aprendido a hacer eso, debemos aprender a escuchar en la mente lo que el espíritu nos está diciendo, y eso aún no podemos hacerlo. d) Luego, debemos aprender a recibir lo que el espíritu nos ha dicho, y formar con ello palabras y frases y volcarlo al cerebro que está esperando. Eso es la meditación, y es siguiendo ese proceso como llegaremos a ser Servidores del Mundo, pues entonces seremos la fuerza de lo que hayamos llevado a cabo. Automáticamente, nos encontraremos protegidos por ese Gran Uno cuya misión es levantar a la humanidad de la oscuridad a la luz, de lo irreal a lo real.

410


Aquí acaban los 12 trabajos de Heracles, pero no sus peripecias. Sigamos con la narración de Robert Graves: “Heracles decidió volver a casa. Heracles volvió a Tebas, donde su madre Alcmena lo recibió con alegría. Pero Hera ideó un astuto plan. Le dijo a Autólico que robara un rebaño de yeguas y potros moteados a un hombre llamado Ifito, que les cambiara el color y que se los vendiera a Heracles. Así lo hizo. Ifito siguió el rastro de las pezuñas de su rebaño hasta Tirinto y le preguntó a Heracles si, por casualidad, se había llevado él las yeguas. Heracles acompañó a Ifito hasta lo más alto de una torre y, muy serio, le dijo: —¡Mira a tu alrededor! ¿Ves alguna yegua moteada en mis pastos? —No —contestó Ifito—. Pero sé que están cerca de aquí. Heracles perdió la paciencia, al verse considerado un ladrón y un mentiroso, y arrojó a Ifito por encima de las almenas. Los dioses condenaron a Heracles a ser esclavo de la reina Onfalia de Lidia; el dinero por su venta, que Hermes había acordado, fue para los huérfanos de Ifito. Onfalia, que no sabía quién era Heracles, le preguntó por sus habilidades. —Sé hacer lo que tú quieras, señora —contestó él enseguida.

411


La reina, entonces, le hizo vestirse de mujer con unas enaguas amarillas, le dio una rueca y le enseñó a hilar lana. A Heracles le pareció un trabajo muy descansado. Un día, un dragón gigantesco empezó a comerse a los súbditos lidios de Onfalia, así que ésta le dijo a Heracles: —Pareces fuerte. ¿Te atreves a luchar contra el dragón? —A tu servicio, señora. Los dragones no eran nada para Heracles e inmediatamente disparó una flecha envenenada entre las mandíbulas del dragón y lo mató. Onfalia le devolvió la libertad, como muestra de agradecimiento. Más tarde, Heracles se casó con una princesa llamada Deyanira, hija del dios Dionisos, y fundó los juegos olímpicos, que debían celebrarse cada cuatro años, mientras existiera el mundo. Estableció que los vencedores de cada competición serían obsequiados con coronas de laurel, en lugar de los valiosos trofeos habituales, porque tampoco a él le habían pagado nada por sus trabajos. Nadie se atrevió a luchar jamás contra Heracles, lo que defraudó a los espectadores. No obstante, un día, el rey Zeus se dignó a bajar del Olimpo. Él y 412


Heracles mantuvieron una formidable pelea que terminó en empate y todo el mundo quedó encantado. Heracles se vengó de los reyes que le habían despreciado cuando llevaba a cabo sus trabajos, incluyendo a Augías, y mató a tres hijos de Euristeo. Zeus le prohibió atacar al propio Euristeo, porque hubiera sido un mal ejemplo para otros esclavos liberados. El dios-río Aqueloo desafió a Heracles a un combate y perdió un cuerno durante la lucha. Heracles también peleó contra el dios Ares y lo mandó cojeando de vuelta al Olimpo.

La muerte de Heracles.

Un día, un centauro llamado Neso se ofreció para ayudar a la esposa de Heracles, Deyanira, a cruzar un río desbordado, por una pequeña 413


suma de dinero. Heracles le pagó, pero cuando Neso alcanzó la otra orilla se puso a correr con Deyanira en los brazos. A ochocientos metros de distancia, Heracles le disparó una de las flechas untadas con la sangre de la hidra. Agonizante, Neso le susurró a Deyanira: —Recoge un poco de mi sangre en esta jarra pequeña de aceite. Si alguna vez Heracles ama a otra mujer más que a ti, dispondrás de un hechizo que funcionará seguro. El aceite mantendrá mi sangre fresca. Tírasela en la camisa. No te será nunca más infiel. ¡Adiós! Deyanira siguió el consejo de Neso. Estando al servicio de Euristeo, Heracles había participado en un concurso de tiro con arco organizado por el rey Eurito de Ecalia, cuyo premio era su hija Yole. Eurito alardeaba de ser el mejor arquero de Grecia y le sentó muy mal el verse derrotado por Heracles, así que gritó: —Mi hija es una princesa. No puedo aceptar que se case con un esclavo de Euristeo. La competición queda anulada. Heracles recordó este insulto años más tarde, así que saqueó Ecalia y mató a Eurito. Raptó a Yole y a sus dos hermanas, y las puso a fregar suelos y cocinar. Deyanira, entonces, tuvo miedo de que Heracles se enamorara de Yole, que era muy hermosa. Y cuando él le envió un mensajero pidiéndole su camisa mejor bordada, Deyanira pensó: «Se la quiere poner cuando se case con Yole». Fue entonces cuando esparció un poco de la sangre de Neso en el bordado rojo de la camisa, donde no se notaba, y se la dio al mensajero. En realidad, Heracles necesitaba la camisa para un sacrificio de acción de gracias a Zeus, por la captura de Ecalia.

414


En cualquier caso, cuando Heracles se puso la camisa y estaba vertiendo vino en el altar, sintió de repente como si unos escorpiones le estuvieran picando. El calor de su cuerpo había derretido el veneno de la hidra que había en la sangre de Neso. Heracles gritó, vociferó, chilló, golpeó el altar y trató de quitarse la camisa, pero se arrancó también grandes jirones de piel. Su sangre silbaba al contacto con el veneno. Entonces, saltó a un río, pero el veneno le quemaba aún más que antes. Heracles supo en ese momento que estaba condenado y pidió a sus amigos, con voz débil: —Por favor, llevadme al monte Eta y construid una pira con madera de roble y de olivo. Ellos, llorando, obedecieron. Heracles trepó hasta la plataforma que había encima y tranquilamente se tumbó sobre su piel de león y usó su maza como almohada.

415


Ardió hasta morir. El fuego dolía mucho menos que el veneno de la hidra. En éste momento Heracles destruye totalmente su personalidad (su ego, o yo inferior)

La glorificación de Heracles.

Zeus, que se sintió muy orgulloso de su valiente hijo, les dijo a los dioses del Olimpo: —Heracles será nuestro portero y se casará con mi hija Hebe, diosa de la juventud. Si alguien no está de acuerdo, empezaré a lanzar rayos. ¡Levántate, noble alma de Heracles! ¡Bienvenida al Olimpo!

416


Zeus parecía tan furioso que Hera no se atrevió a decir nada. El alma inmortal de Heracles subió sobre una nube y Atenea lo presentó enseguida a los otros dioses. Sólo Ares le dio la espalda, pero cuando Deméter le pidió al dios que no hiciera el tonto, también éste le dio la mano a Heracles, aunque desganadamente. Cuando Heracles mató a Anteo, la Madre Tierra protestó ante los dioses del Olimpo. Dijo que, para compensarla, Zeus debería como mínimo perdonar a Atlas y a los otros titanes, sus hijos, quienes aún estaban condenados a esclavitud perpetua. Zeus la mandó callar de malos modos. Así que, para vengarse, la Madre Tierra fue a Flegras, en Tracia, y creó allí a veinticuatro descomunales gigantes de largas barbas y con pies de cola de serpiente. Planearon entonces atacar a los dioses del Olimpo, lanzando gruesas piedras y teas contra el palacio. Hera profetizó que la única esperanza de los dioses del Olimpo era encontrar una planta que crecía en algún lugar de la Tierra. Quien la oliera jamás resultaría herido. Así que Zeus ordenó al Sol y a la Luna que no brillaran durante un tiempo. Luego, buscó a

417


tientas por toda Grecia, hasta que encontró la planta y se la hizo oler a todos los dioses del Olimpo. Hera volvió a profetizar: —Ahora, un héroe vestido con una piel de león nos salvará. Se refería, por supuesto, a Heracles, su nuevo portero. Los dioses abandonaron el Olimpo e invadieron Flegras.

Heracles colocó una flecha en su arco y disparó contra Alcioneo, el jefe de los gigantes. Éste se desplomó como si hubiera muerto, pero enseguida volvió a levantarse, reviviendo al tocar el suelo de su país. Heracles entonces combatió cuerpo a cuerpo contra Alcioneo y lo arrastró hasta cruzar la frontera griega y penetrar en Escitia, donde lo golpeó con su maza hasta la muerte. Mientras tanto, los demás gigantes atacaron a los dioses, que se vieron obligados a retroceder hasta la cumbre del Olimpo - el famoso tema, recurrente en el arte griego de la Gigantomáquia-. Luego, los gigantes levantaron un enorme montículo de rocas junto a los altos muros del palacio para, encaramándose en él, poder invadir la morada de los dioses. Una roca golpeó a Ares en la cabeza y éste cayó de rodillas y se puso a gemir. Un gigante llamado Porfirión intentó estrangular a Hera, pero Eros cogió su pequeño arco y le clavó una flecha en el corazón, lo que provocó que el gigante se enamorara locamente de la diosa y le llenara la mano de grandes y 418


babosos besos. Zeus, muy enfadado, arrojó entonces un rayo contra Porfirión y éste lo detuvo con su escudo, mientras volvía a besar a Hera, esta vez en la boca.

Heracles regresó justo a tiempo para romperle el cuello al gigante y sujetarlo en el aire hasta su muerte. En ayuda de Ares, acudieron Apolo y Heracles, que con sus flechas le sacaron los ojos derecho e izquierdo respectivamente a un gigante. Hefesto dejó ciego a otro, tirándole a la cara una paletada de oro fundido. Después, Heracles agarró a los dos gigantes y se los llevó corriendo al otro lado de la frontera, uno bajo cada brazo, donde les golpeó en la cabeza. Durante el fragor de la batalla, Afrodita se escondió en el armario de la ropa blanca, mientras Deméter y Hestia temblaban junto a una de las ventanas del palacio. Atenea, en cambio, combatió con valor y sangre fría, y Artemisa corrió de aquí para allá, disparando contra los gigantes desde los lugares más inverosímiles. Alertadas por el alboroto, las tres parcas salieron de la habitación de hilar y corrieron a la cocina, donde cada una se armó con una mano de mortero dorada, de esas que se utilizan para machacar perejil, menta o ajo. Al no existir nadie que pueda combatir contra las parcas, los otros gigantes huyeron.

419


Los dioses del Olimpo lanzaban cualquier cosa que tuvieran a mano contra el enemigo en retirada. Una enorme roca arrojada por Poseidón cayó al mar y se convirtió en la isla de Nísiro. Los gigantes presentaron su última resistencia en Trapezunte, en Arcadia. Poseidón, Zeus y Ares, que no lo habían hecho muy bien hasta entonces, lucharon valientemente ahora, con tridente, rayos y lanza. Mientras tanto, Hermes, que le había pedido el casco de la invisibilidad a Hades, apuñalaba al enemigo por la espalda. Heracles mató más gigantes él solo que todos los demás dioses juntos. Cuando la batalla llegó a su fin, Hera se le acercó y le dio las gracias por librarla de aquel repugnante Porfirión. —Siento vergüenza por lo mal que te traté cuando estabas en la Tierra —le dijo. —Olvídalo, por favor, reina Hera —contestó Heracles, haciéndole una gran reverencia. Así Hércules pasó a ser un dios y se le casó de nuevo en el Olimpo con su hermanastra, la bella y siempre joven Hebe, hija de Zeus y Hera y diosa de la juventud.

420


Hasta el momento había sido la ayudante personal de los dioses: les servía el néctar en copas de oro, ayudaba a su hermano Ares a vestirse con sus atuendos de guerra, pasaba a Hermes los mensajes de los dioses y subía de vez en cuando a hacerle compañía a su tía Hestia, la cuidadora del fuego. Sin embargo, tras la apoteosis (que significa “junto a los dioses” en griego) de Heracles y su posterior matrimonio con él, abandonó todos estos trabajos, que a partir de entonces realizó el joven Ganimedes, uno de los amantes masculinos de Zeus. Juntos, Heracles y Hebe tuvieron a Alexiares y Aniceto, y vivieron en el Olimpo para siempre junto a los demás dioses. Así acabó el héroe más grande de todos los tiempos. Como siempre espero que os haya sido útil e interesante.

421


(Los textos sobre el significado de los trabajos, estan basados en textos de Annie Besant, Francsico Manuel Nacher, diversas conferencias...)

422


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.