Retos del ejercicio psicológico

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Una publicaciรณn de



Universidad Icesi Rector Francisco Piedrahita Plata Secretaria general María Cristina Navia Klemperer Director académico José Hernando Bahamón Lozano Decano de la Facultad de Derecho y Ciencias sociales Jerónimo Botero Marino Director del Centro de Investigaciones CIES Enrique Rodríguez Caporalli Coordinador Editorial Universidad Icesi Adolfo A. Abadía Secretaria Diana Carolina Rodríguez

Editora Ejecutiva Ana Carolina Palma García Asistente editorial Laura Villegas Buitrago Comité editorial Mónica A. Ramírez Guevara Juan Sebastián Castillo Brianna Jaramillo Nathalia Hurtado Manrique Jose Daniel Fonseca Sandoval Neidel Gustavo Alegría Ruíz. Sofía Valencia Fotografía Juan Esteban Hoyos Diseño editorial Stephany Rojas Gómez.

Revisores adjuntos M.Sc. Adolfo A. Abadía Universidad Icesi, Cali, Colombia

Cristóbal Bywaters Universidad Alberto Hurtado de Santiago de Chile

Alejandra Arias García Universidad Nacional de Cuyo, Argentina

Hugo Andrés Arévalo González Universidad Autónoma de Occidente, Colombia Ph.D.(c)

Andrea Hernandez Toro Universidad Icesi, Colombia Camilo Améstica Zavala Universidad de Valparaíso, Chile Carlos Sebastián Ciccone Universidad Nacional del Sur, Bahía Blanca (Buenos Aires), Argentina Claudia Jimena Abello Universidad Icesi, Colombia

José Benito Garzón Montenegro Universidad del Valle, Colombia Mariana Domínguez Universidad Nacional del Sur, Bahía Blanca (Buenos Aires), Argentina Max Stabile Universidad de Brasilia, Brasil Nicolás Espinosa Menéndez Universidad de San Buenaventura, Sede Medellín, Colombia


Comité científico MSc. Diana Marcela Palma García Integritas Healthcare CIC University of Leeds, Colombia Arlene Tickner Universidad de los Andes, Colombia, Colombia Prof. Dr. Basarab Nicolescu Centro internacional de investigaciones y estudios transdisciplinarios (CIRET), Francia

Ph.D. Juan Pablo Milanese Universidad Icesi, Cali, Colombia Ph.D. Luis Eduardo Guarnizo Universidad de California, Davis, Estados Unidos Ph.D. María Gertrudis Roa Universidad del Valle, Colombia Ph.D. Matt Ferchen Universidad de Tsinghua, China

Bruce Michael Bagley University of Miami, Estados Unidos, Estados Unidos

Ph.D.(c) Orlando Javier Trujillo-Irurita Banco Interamericano de Desarrollo, Estados Unidos

Ph.D Carlos Enrique Moreno León, Universidad de Binghamton, SUNY, Estados Unidos

Ph.D. Osamu Yoshida Escuela para el Desarrollo y la Cooperación Internacional Universidad de Hiroshima, Japón

Hanni Jalil Paier Universidad Icesi, Cali, Estados Unidos Hernán Fair Universidad de Buenos Aires (UBA), Argentina Ph.D. Inge Helena Valencia Universidad Icesi, Colombia Ph.D. Jorge Enrique Delgado Universidad de Pittsburgh, Estados Unidos M.A. Juan Albarracín Dierolf Universidad de Notre Dame, Estados Unidos

Ph.D. Roddy Brett Universidad del Rosario, Colombia Ph.D. Rosa Emilia Bermúdez Rico El Colegio de México, México Ph.D. Víctor Jeifets Universidad Estatal de San Petersburgo, Federación Rusa Diagramación de la revista: Stephany Rojas Gómez y María de los Angeles García.

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La revista TRANS–PASANDO FRONTERAS, es una publicación semestral y arbitrada del Centro de Estudios Interdisciplinarios Jurídicos, Sociales y Humanistas (CIES) de la Facultad de Derecho y Ciencias sociales de la Universidad Icesi (Cali, Colombia). Es liderada por estudiantes de la misma Universidad y coordinada por un colectivo de alumnos y profesores apasionados por la investigación académica. La revista promueve la publicación de artículos de investigación, reflexión teórica, traducciones, conferencias, entrevistas y reseñas con un enfoque crítico e innovador. Desde su creación, el objetivo principal ha sido generar un espacio de reflexión, análisis, discusión e información sobre los fenómenos sociales desde una perspectiva transdisciplinar. Su contenido es académico y especializado, está dirigida a estudiantes, investigadores, especialistas, profesionales y miembros de organizaciones gubernamentales y no gubernamentales, que buscan insumos para el desarrollo de un riguroso e innovador ejercicio investigativo. En ella publican sus trabajos estudiantes y profesionales, tanto nacionales como internacionales, que proponen análisis transdisciplinares de las complejas problemáticas de las sociedades contemporáneas.


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Tabla de contenido Editorial Presentación

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Dossier Hacia una investigación e intervención comprometida y con mayor impacto social 17 Dra. Perla Shiomara y Dr. Hiram Arroyo Chávez La sociedad y el especialista, el papel del psicólogo como burócrata de la normalidad: entre la clínica, su desarrollo histórico y sus implicaciones 53 Jeyson Ariel Ramírez y Sebastián Hurtado Experiencias del desplazamiento: roles de género en mujeres de Cali 77 Valentina, Diana, Daniela y Yudy Juegos psicológicos en los procesos de reconciliación Miembros del semillero de investigación: Familia, institución y 103 comunidad Experiencias y limitaciones en el proyecto de intervención educativa la Quinta Dimensión (5D): El proyecto “El Club de mohán” 117 Nathalia Andrea Hurtado y Juan Pablo Moreno Más alla de los enfoques: tendencias en Psicología Clínica que trascienden las barreras teóricas 143 Nicolás Rodríguez Sarmiento


Fuera de tema Psicología en deporte universitario: estudio de carga mental y habilidades psicológicas en deporte de alto rendimiento 171 Juan Camilo Martínez y Juan Alejandro Pérez

No dejar de leer Retos para las intervenciones psicológicas y psicosociales en Colombia en el marco de la implementación de los acuerdos de paz entre el gobierno y las FARC-EP 197 Miguel Angel Gutiérrez Peláez Responsabilidad social de la Psicología frente a la violencia 215 Patricia Vaca Vaca y María Clara Rodríguez

De primera mano ARN: volviendo a la vida civil Ana Carolina Palma y Laura Villegas Buitrago

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El papel de la psicología ante los retos del pos-conflicto Juan Sebastián Castillo y Mónica Alexandra Ramírez

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Reflexiones sobre el trabajo Psicosocial Juan Sebastián Castillo y Mónica Alexandra Ramírez

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EDITORIAL Presentaciรณn



Presentación

Presentación En los últimos años hemos sido testigos de diversos acontecimientos en el ámbito nacional que ponen en evidencia los complejos y diversos escenarios de transformación que enfrenta el país. En los 10 números publicados anteriormente, Trans-pasando Fronteras dio pie a la discusión transdisciplinar de temas migratorios, espacios de inclusión, ética, conflicto, así como también sobre relaciones internacionales y sus mutaciones frente a los diferentes fenómenos o dinámicas sociales que surgen como respuesta a estos. Sin embargo, en esta ocasión, dedicamos este número especial a una disciplina que desde su conocimiento, busca cuestionar y explicar las dimensiones psicológicas de los fenómenos sociales. La psicología, hace frente a los arduos retos que implica desentramar la relación individuo y sociedad, retos que en la coyuntura actual de posconflicto en Colombia se ven acentuados tanto en la práctica como en los modelos teóricos y de enseñanza. Esta propuesta “Retos del ejercicio psicológico” que surgió a raíz del III Encuentro Nacional de Psicología (ENEPSI) en Cali, busca promover el estudio y la discusión sobre los diferentes retos y necesidades que el psicólogo en formación deberá enfrentar para abordar el posconflicto en un contexto tan particular como el colombiano. Aunque enfocarse en una disciplina específica no es común en esta revista, este número, que se publica después de una larga pausa y la conformación de un Equipo Editorial completamente nuevo, apunta Trans-pasando Fronteras, Núm.11, 2018. Cali-Colombia ISSN 2248-7212 • ISSN-e 2322-9152

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Presentación

a discusiones que surgen en una de las disciplinas claves para momento de transición y transformación histórica que supone el posconflicto. Para preservar la transdisciplinariedad de la revista, los y las autoras que ayudaron a la construcción de este número vienen de diversos campos académicos y prácticos para enriquecer la discusión desde diferentes perspectivas. Estos, abordaron la temática desde una perspectiva transdisciplinar que refleja una intención por estudiar las dinámicas en las dimensiones psicológicas de los fenómenos sociales y la relación individuo-sociedad en toda su complejidad. Para finalizar, quisiera agradecer inmensamente a quienes se sumaron con valentía y entusiasmo a formar parte de este nuevo Equipo Editorial con la intención de revivir la revista después de dicha pausa. Su participación constante no sólo fue valiosa para la construcción de este número, sino también para renovar completamente la imagen de la revista estudiantil Trans-pasando Fronteras y plantearse metas cada vez más grandes. Siendo así, no queda más que dar paso a los artículos que desde diferentes partes del país e incluso del continente, plasman en sus páginas argumentos y reflexiones dignos del debate planteado para esta disciplina y sus futuros practicantes.

Ana Carolina Palma García Editora Ejecutiva

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DOSSIER Hacia una investigación e intervención comprometida y con mayor impacto social La sociedad y el especialista, el papel del psicólogo como burócrata de la normalidad: entre la clínica, su desarrollo histórico y sus implicaciones Experiencias del desplazamiento: roles de género en mujeres de Cali Juegos psicológicos en los procesos de reconciliación Experiencias y limitaciones en el proyecto de intervención educativa la Quinta Dimensión (5D): El proyecto “El Club de mohán” Más alla de los enfoques: tendencias en Psicología Clínica que trascienden las barreras teóricas



Hacia una investigación e intervención comprometida y con un mayor impacto social Dra. Perla Shiomara del Carpio Ovando

Dr. Hiram Arroyo Chávez

Profesora investigadora Universidad de Guanajuato Campus Celaya-Salvatierra División de Ciencias Sociales y Administrativas

Profesor investigador Universidad de Guanajuato Campus Celaya-Salvatierra División de Ciencias de la Salud e Ingenierías

shiomarartesania@gmail.com

hiramarroyo@gmail.com

Artículo de reflexión recibido el 21/02/2018 y aprobado el 04/03/2018

Cómo citar este artículo: del Carpio, P. y Arroyo Chávez, H. (2018). Hacia una investigación e intervención comprometida y con mayor impacto social. Trans-Pasando Fronteras, (11).

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Dra. Perla Shiomara del Carpio - Dr. Hiram Arroyo Chávez

Resumen El contenido de este artículo constituye un ejercicio de reflexión sobre ¿Cómo hacer intervención psicológica en contextos de lucha y resistencia? ¿Cómo comprender el bienestar psicológico en contextos en los que el mundo onírico y cosmogónico son vitales? ¿Cómo realizar intervención en contextos en los que la comunidad y el colectivo son prioridad antes que la dimensión individual, como sucede en diversos pueblos originarios? Algunas propuestas giran en torno a la transdisciplina y al reconocimiento del contexto histórico, social, político, religioso y cultural de la población con la que se realiza intervención e investigación. Se subraya que la intervención psicológica en nuestras comunidades originarias, debe considerar sus múltiples historias de lucha y de resistencia, pues, nos demuestran que la salud mental, la salud corporal y el orden social y natural pueden configurarse y nombrarse de forma diferente. Tal es el caso del lekil kuxlejal al que hacen referencias pueblos originarios del sur de México y que se aproxima a lo que en la comprensión hegemónica es nombrado como salud mental, la cual se subraya en este texto que debe considerarse, al igual que la salud física, como un derecho al que todos debemos acceder. Se reflexiona también sobre aspectos éticos de la investigación y se defiende la importancia de regresar los resultados a la población que participa en nuestros estudios y generar acciones conjuntas que propicien la transformación social y procesos de liberación personal y social. Se defiende que es necesario humanizar las disciplinas de diferentes áreas del conocimiento y realizar trabajo colectivo científico con, por y para el pueblo. Se requiere seguir construyendo una psicología más nuestra que genere procesos de re-evolución personal y comunitaria. Palabras clave: Psicología; Impacto social; Intervención; Latinoamérica. 20

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Hacia una investigación e intervención comprometida y con un mayo impacto social

Moving towards both committed research and intervention with a stronger social impact Abstract

The content of this article is a reflection exercise on the following questions: How to conduct psychological intervention in contexts of struggle and resistance? How to understand psychological well-being in contexts in which the oneiric and cosmogonical worlds are vital? How to conduct intervention in contexts in which the community and working together- as it is in indigenous communities become priorities before the individual dimension takes place? Some proposals are related to transdisciplinarity and the recognition of the historical, social, political, religious and cultural context of the population who receives the intervention and participates in research. It is underlined that psychological intervention in indigenous communities should consider multiple histories of struggle and resistance since they demonstrate that mental and psychical health as well as social and natural order can configurate and be called differently. For example, indigenous communities in southern Mexico use the term lekil kuxlejal which from a hegemonic perspective would be defined as mental health. This manuscript emphasizes that mental health, as well as physical health, should be considered human rights to which everyone should have access to. On the other hand, reflection is done on Trans-pasando Fronteras, Núm.11, 2018. Cali-Colombia ISSN 2248-7212 • ISSN-e 2322-9152

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the ethical aspects of this work and it is argued that it is important to return to participants the results of the research studies they take part of and generate joint actions that promote social transformation and both personal and social liberation processes. It is also defended that it is necessary to humanize disciplines of different knowledge areas and do scientific group work with and for the community. To do so, it is required to continue to make psychology more ours and generate both personal and community processes of re-evolution. Keywords: Psychology; Social Impact; Intervention; Latin America

Algunas motivaciones e invitaciones Adecuado y pertinente resulta que este número de la Revista Trans-pasando fronteras, esté dedicado a una disciplina que, como señala la convocatoria, desde su conocimiento se ha interesado en cuestionar y explicar las dimensiones psicológicas de los fenómenos sociales. Se propicia, en ese sentido, un espacio para reflexionar sobre esta disciplina que hace frente a los retos que implica desentramar la relación individuo y sociedad. Un acierto es también que este número esté interesado en promover el estudio y la discusión sobre los diferentes retos y necesidades que el psicólogo en formación debe enfrentar para abordar el posconflicto en un contexto tan particular como el colombiano. Que, aunque en un contexto específico, inspira a la reflexión de fenómenos sociales de otros espacios y de latitudes con características semejantes, como lo son comunidades originarias de nuestros países latinoamericanos y como lo son también comunidades del sur de nuestro país (en Chiapas, México), de las que más adelante ser flexiona. 22

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Hacia una investigación e intervención comprometida y con un mayo impacto social

En ese sentido, hay que subrayar que las habilidades y conocimientos que debe de desarrollar un científico social deben de considerar el contexto histórico, social, político, religioso y cultural de las personas o comunidades con quienes realiza investigación e intervención, pues, como indica Martín-Baró (1983): Las personas no somos seres arrojados al vacío, sino que formamos parte de una historia, nos movemos en una situación y circunstancia, actuamos sobre las redes de múltiples vinculaciones sociales. La psicología social trata de desentrañar la elaboración de la actividad humana en cuanto es precisamente forjada en una historia, ligada a una situación y referida al ser y actuar de unos y otros. La pregunta central sería entonces hallar en qué medida una determinada acción ha sido configurada por el influjo de otros sujetos, de qué manera su sentido total le viene precisamente de su referencia esencial al ser y hacer de los demás. Tenemos así una primera aproximación al objeto de estudio de la psicología social: la acción humana, individual o grupal, en cuanto referida a otros (p. 10).

La convocatoria de este número también genera el espacio para discutir las transformaciones de nuestra disciplina desde una perspectiva transdisciplinar, con la intención de estudiar las dinámicas de las dimensiones psicológicas de los fenómenos sociales y la relación individuo-sociedad en toda su complejidad. Abogar por dicha transdisciplina invita a recordar lo que defiende Aubry (2011), en Otro modo de hacer ciencia. Miseria y rebeldía de las ciencias sociales, cuando señala que:

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No hablamos de multidisciplinaridad porque las diversas disciplinas no trabajaron separadas; de hecho actuaban como un fuego cruzado sobre un mismo objeto de estudio. Este método preferimos nombrarlo transdisciplinario, porque cruza de manera transversal varias disciplinas, con el riesgo de transgredir fronteras académicas, pero por fidelidad científica a la realidad que se nos presentó globalmente con varias facetas interarticuladas. La obra científica, como una sinfonía nía, exige muchos instrumentos, los cuales tocan su propia partitura pero producen un mismo concierto si actúan, precisamente, de esta manera, es decir, a su tiempo y afinados, juntos y en armonía, para oír y transfigurar una misma cosa: en una orquesta, la música; en nuestro caso, un texto histórico fruto del diálogo entre varias disciplinas, y en el quehacer social en general, la realidad (pp. 69-70).

Generar un diálogo y abordaje transdisciplinario, como lo defiende el autor anterior, también hace dirigir la mirada al contexto al que hace referencia la convocatoria de Trans-pasando fronteras: Colombia, que consideramos (como ya se ha señalado líneas arriba), en cierta forma, también hace alusión a muchas realidades compartidas entre nuestros países latinoamericanos. No considerar lo anterior haría que, como indica Martín-Baró (1983), en Acción e ideología. Psicología Social desde Centroamérica, “el lector latinoamericano no puede menos de sentir que los aspectos más cruciales de su propia existencia, de su propia historia, no son ni siquiera tangencialmente considerados y mucho menos estudiados en profundidad” (p. 2).

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Otras formas de vivir la vida Nuestros pueblos tienen sus raíces en múltiples historias de lucha que no podemos olvidar, pues, han configurado y configuran nuestra realidad social. Luchas que también nos demuestran que hay otras formas de vivir y que hay saberes y contexto diversos que no obedecen, necesariamente, a una lógica hegemónica ni capitalista, tampoco urbana. Luchas que, por ejemplo, están encaminadas al buen vivir al que hacen referencia nuestros pueblos originarios y en el que también se condensa la salud mental, la salud corporal y el orden social y natural pero nombrados no como bienestar psicológico ni como bienestar subjetivo, tampoco como salud mental ni como desarrollo, sino como el lekil kuxlejal al que, por ejemplo, hacen referencia pueblos originarios en el sur de nuestro país (en Chiapas). Antillón (2011) en su texto Salud y comunidad, nos muestra que los análisis de los esfuerzos de las bases de apoyo de crear alternativas sociales (en las comunidades zapatistas) se debe entender que lo hacen en un contexto de guerra. Como subraya esta autora, en muchas regiones autónomas la noción de salud es entendida no como el estado de ausencia de la enfermedad física, sino como una noción integral del ser, que incluye el espíritu, lo afectivo, el fortalecimiento de los lazos comunitarios y el bienestar de la naturaleza, aspectos que van más allá del individuo. “Es por ello que en muchas regiones zapatistas el trabajo de los promotores de salud ha estado muy ligado al de producción agrícola y al trabajo de la educación autónoma” (Baronnet et al., 2011, p. 47). Antillón (2011) también señala que la perspectiva psicosocial propone cambiar la óptica desde la cual vemos la salud o el trastorno mental, no como una forma endógena que se expresa hacia Trans-pasando Fronteras, Núm.11, 2018. Cali-Colombia ISSN 2248-7212 • ISSN-e 2322-9152

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afuera, sino de una manera exógena hacia dentro (Martín-Baró, 2000ª). Lo anterior hace traer a colación la experiencia de intervención integral del Centro de Derechos de la Mujer de Chiapas, desde cuya intervención a través de redes comunales, la formación en derechos humanos, el género y la agroecología, han construido un proceso de intervención que se enmarca dentro de un proyecto político, social, inclusivo y contra hegemónico como es el llevado a cabo por el Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). La filosofía e intervención de dicha instancia invita a reflexionar sobre la violencia, colocando especial énfasis en el análisis de la violencia estructural, la cual hace referencia a cualquier amenaza evitable en detrimento de las necesidades fundamentales de las personas. Este centro es un espacio que genera alternativas de acción desde las que se trabajan a nivel integral y holístico con las mujeres y sus redes comunales, respetando sus especificidades culturales, idiomáticas, cosmogónicas y étnicas (Juárez, Del Carpio y Romero, 2018). La anterior es claro ejemplo de la intervención psicológica a la que hacemos referencia y que alude a la necesidad de considerar aspectos socioculturales de nuestros pueblos, tales como: la búsqueda de armonía con la naturaleza, con los otros que también somos nosotros, el mundo onírico, cosmogónico y espiritual, la construcción de una relación adecuada entre los hombres y la naturaleza, la paz entre hombres y mujeres, y esa armonía con los cerros, el maíz, la tierra y la vida, que se condensan en el lekil kuxlejal. Considerar lo anterior, como psicólogos y científicos sociales, nos lleva a un nivel diferente de aproximación, abordaje, reflexión y comprensión de cómo en nuestros pueblos se generan procesos identitarios, afectos, identidades, vínculos sociales, representacio26

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nes, familia, visión y reflexión de pasado, de presente y de futuro, y las múltiples luchas por tierra, libertad, respeto y dignidad. No considerar el contexto anterior sería erróneo y hasta una falta de respeto para el pueblo que “estudiamos” y al que hacemos referencia en nuestros textos, pues, como señala Aubry (2011): Los investigadores creen que tienen el monopolio de la producción de conocimiento y desconocen el papel cognitivo de la lucha social. Ante esta pretensión, un recordatorio: la lucha por la tierra o contra el caciquismo, las marchas, la calle, la cárcel, el sufrimiento de la finca, las huelgas, el monte, las barricadas de todas las revoluciones, las asambleas populares, etcétera, ¿acaso no fueron aproximaciones cognitivas y/o laboratorios conceptuales para la resolución de conflictos y la transformación social? Esta práctica es la que debe saber “leer” el científico social para comprenderla a tiempo –en cuanto se presenta- e interpretarla para sacar conclusiones-las que, en sus ejemplos históricos, son patrimonio intelectual de las ciencias sociales (pp. 65-66). Este autor genera que re-pensemos nuestra práctica en el ámbito de las Ciencias Sociales (y en otras áreas del conocimiento), pues, es necesario y urgente generar investigación que logre beneficiar a la población o comunidad que estudiamos. Aubry es crítico y enfático al respecto, cuando haciendo alusión a comunidades en el sur de México, subraya que: “Al investigador en Chiapas más le vale callar su condición de antropólogo: es la peor tarjeta de presentación ante gente indígena. Le definen como alguien que va por los pueblos a ratos y al año se marcha para escribir su libro sin regresar” (p. 59). Y haciendo alusión a Wallerstein (2002), menciona que el investigador “tiene un arsenal de ´conocimienTrans-pasando Fronteras, Núm.11, 2018. Cali-Colombia ISSN 2248-7212 • ISSN-e 2322-9152

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tos´ que no sirve a nadie, mientras que él no ´sabe´ nada de lo que a todos principalmente importa” (p. 59). Desafortunadamente, esto es válido no solamente para el ámbito de las Ciencias Sociales sino para diferentes áreas del conocimiento en el que se hace investigación cuyo contenido versa sobre población a la que no solamente no impacta sino que ni siquiera regresan los resultados de la investigación en la que participa. Es un acto injusto. Por una psicología con, por y para el pueblo Pareciese que hay un divorcio entre la población o comunidad de estudio y nuestros textos sobre ellos. Pareciese también que quienes legitiman la “veracidad” del contenido es el gremio científico y no la comunidad que estudiamos ¿Cuándo Doña Maruch podrá escuchar lo que decimos en un congreso sobre las fiestas de su pueblo? ¿Cuándo el delegado podrá ser partícipe de lo que se reflexiona sobre la organización social y política de su comunidad cuando expongamos dicho contenido en un foro o en seminario? ¿Cuándo los jóvenes de tal o cual comunidad podrán acceder a los salones de nuestra universidad para escuchar lo que señalamos respecto al fenómeno de brechas generacionales en torno a los oficios artesanales de su pueblo? ¿Y cuándo podrán debatirnos lo que “afirmamos” nosotros (los otros) respecto a ellos mismos? Valioso sería no solamente que escucharan lo que analizamos sobre diferentes temáticas de sus comunidades y más enriquecedor sería que pudieran participar, criticar y compartir si se identifican, o no, con lo que afirmamos sobre ellos. Generar espacios de diálogo y de reflexión de manera conjunta es urgente y necesa28

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rio. Que todas las voces se escuchen y disminuyan las distancias entre nuestros pueblos y nosotros-esos otros, resulta prioritario. Vital es realizar investigación con, por y para ellos. De no ser así, entonces, seguirá aumentando la distancia y contraste entre la realidad histórica vivida en nuestros países y la realidad tal como se presenta en los textos científicos. Ya MartínBaró (1983), mencionaba que “(…) parece existir más coherencia en el mundo fantasmal de los libros que en el mundo desgarrado de la cotidianidad. Se trata de una lógica implícita, pero arrastrante” (p. 2). Y sigue defendiendo: “(…) Tras la lectura, el lector puede incluso experimentar una confianza ingenua en el conocimiento adquirido. Sin embargo, los esquemas propuestos le llevan las más de las veces a aplicar prismas asépticos, que imponen camisas de fuerza y barbarismos presuntuosos a los hechos, personas y procesos de la realidad social” (p. 2). Lo anterior pareciese indicar también que: “Más allá de su libro o artículo –de poca utilidad (…), su investigación carece de una devolución concreta a la comunidad. Sin regreso ético a quienes la padecieron, se torna indignamente extractiva –sacando información como se extrae materia prima de una mina- sin beneficio para quienes la proporcionaron” (Aubry, 2011, p.59). Dichas líneas que pueden parecer crudas y lacerantes, son también una invitación para cuestionar nuestra intervención y el regreso de resultados a la población, por un compromiso social y ético. Es necesaria la devolución de resultados con respeto y sin prejuicios del contenido encontrado. Resultados compartidos a través de instrumentos y medios contextualizados, con mayor connotación de divulgación científica: técnicas participativas, dibujos, exposiciones fotográficas, actividades lúdicas (música, teatro, cuentos, Trans-pasando Fronteras, Núm.11, 2018. Cali-Colombia ISSN 2248-7212 • ISSN-e 2322-9152

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danza), material audiovisual, video documental y estrategias contextualizadas de fácil comprensión, especialmente, si la devolución y exposición es para población con dificultad para leer o escribir, pues, eso no debería ser impedimento para acceder al “conocimiento”. Ése es nuestro reto, aproximar nuestro trabajo al pueblo con estrategias que generen mayor identificación. De no ser así, entonces, el “conocimiento” queda en un espacio elitista y va dirigido a una población “científica” que tampoco nos asegura que leerá a detalle nuestras reflexiones. Múltiples luchas en conjunto y reconocimiento de saberes La producción científica debe también fomentar el saber que propicie un ejercicio de reflexión que fomente la libertad de la comunidad a la que hace referencia, pueblos con múltiples luchas en conjunto. Por ello consideramos acertado cuando González Casanova (2011) en el prólogo de “Luchas muy otras. Zapatismo y autonomía en las comunidades indígenas de Chiapas”, indica que: “Este libro no pertenece a las ciencias sociales acostumbradas. Sus autores buscan unir el rigor académico a la lucha por la emancipación. En sus trabajos vincular los problemas epistemológicos y los éticos de tal modo que la solución de aquéllos es impensables sin la de éstos” (p. 13). Más textos como estos deberían ser analizados en las clases de nuestras diferentes disciplinas. De sus autores, González Casanova, afirma que:

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Todos ellos tienen muy claro que los pueblos zapatistas luchan por alternativas de gobierno y de organización social “desde abajo”. Todos se dan cuenta de lo que el pensamiento cosificador y colonizador, eurocentrista y racista nunca pudo deshacerse: logran reconocer que los indios tsotsiles, tzeltales, tojolab´ales, ch´oles son “agentes fundamentales” en la teorización de sus propias experiencias y en el conocimiento práctico de sus teorías sobre las luchas que dan y las organizaciones que construyen. Ven en sus construcciones y luchas sus propias posibilidades de construir un mundo alternativo que sustituya al modo actual excluyente e insostenible. Combinan conocimientos con los de los pueblos, y combinan también sus saberes con los de los pueblos. No enfrentan conocimientos y saberes como categorías maniqueas y metafísicas. Descubren con los pueblos lo nuevo de la historia universal. En la alternativa los pueblos zapatistas no buscan la alternativa del pasado, ni el camino, el camino de la toma de poder o del acceso al gobierno de los movimientos revolucionarios anteriores. Esa posición no los hace renunciar al poder como articulación de sus propias fuerzas. Es más, los pueblos construyen gobiernos que son otro tipo de gobiernos. A éstos les atribuyen el derecho y la obligación de mandar pero obedeciendo los lineamientos que sus pueblos les señalan (pp. 14-15).

El libro cuyo prólogo realiza también este autor (González Casanova, 2011) nos lleva a reflexionar sobre los cambios y trasformaciones sociales y políticas de esas “Luchas muy otras” de nuestras comunidades zapatistas. Allí también Santiago (2011), haciendo referencia a los profesionales de la salud mental o la psicología afirma que “no son quienes transforman la realidad. Es el propio pueblo, la gente que desde su sabiduría se cuida, lucha y Trans-pasando Fronteras, Núm.11, 2018. Cali-Colombia ISSN 2248-7212 • ISSN-e 2322-9152

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avanza; y una reflexión psicosocial nos obliga a reconocer nuestra posición desde ese entorno” (p. 367). Por ello, consideramos un acierto que Sánchez (2013) cuando expone la experiencia de un grupo de campesinos cafeticultores de Chiapas asociados en la organización Comunidades Indígenas de la Región de Simojovel de Allende (CIRSA), al analizar cómo en poblaciones indígenas construyen conocimiento con el objetivo de transformar su realidad, la cual se centra en mejorar su calidad de vida desde el reconocimiento de la propia historia y valorando aspectos culturales, a la vez que se apropian del proceso productivo del café, actividad productiva desde la cual contribuyen a la economía del hogar, subraye la importancia de que estos campesinos expertos desarrollen capacidades técnicas administrativas e intelectuales que construyen su poder de decisión y procesos de autogestión, motivo por el cual ella los nombra como intelectuales indígenas. Dicho título permite reconocer y dignificar los saberes populares y aboga también por el reconocimiento de nuestros grandes maestros en múltiples oficios artesanales. Ya lo dijo también Aubry (2011), cuando realiza críticas respecto a la acción del investigador que construye conocimiento y afirma que: “(…) conocer no es saber. Ante este saber ajeno a nuestras disciplinas, el científico social debe inclinarse con respeto ´desaprendiendo lo aprendido´, o sea, ´caminar preguntando´” (p. 73). En esos términos es que comprende aquello que afirma también Santiago (2011), cuando comparte su experiencia de intervención psicológica en comunidades originarias de Chiapas:

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Así descubrí que el enfoque de trabajo psicosocial resume el aprendizaje de ver y participar en la lucha popular por la vida, que entiende al ser humano desde su dimensión histórica. Desde nuestra región mesoamericana se hace necesario incluir en el enfoque psicosocial la relación con la naturaleza, es decir, la relación dialéctica persona-colectivo dentro de un contexto histórico-sociopolítico y de su ecosistema. El bienestar y la felicidad de la comunidad están ligados a la relación que las personas tenemos con los elementos que permiten la vida sobre el planeta: agua, aire, fuego, Madre Tierra; porque junto con los animales y plantas formamos parte de la naturaleza, somos parte del cosmos, del Universo (p. 367).

Conocer, comprender y respetar la cosmovisión, y aspectos identitarios y culturales de los pueblos originarios nos permite conocer su concepción de la vida y de la muerte, sus procesos de resistencia, lucha y necesidad de construir personas nuevas y una sociedad nueva. La solemnidad de sus cantos, rezos, el vestido de sus santos, sus artesanías, las fiestas, la comida y los carnavales nos muestran su forma de comprender y vivir la vida. No apelamos a una visión romántica de nuestros pueblos originarios ni por una supuesta superioridad moral, más bien nos decantamos por una mirada de respeto a la diversidad. Sus celebraciones, por ejemplo, nos comparten el sincretismo religioso, los espacios de construcción de sentido, de fortalecer su resiliencia, de intentar dignificar a la persona, de pedir por el bienestar comunitario y la solemnidad con la que se solicita permiso para cultivar la tierra y pedir favores. También, de una u otra manera, nos aproxima a la división del trabajo comunitario y a la socialización de sus múltiples oficios, etc.

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He aquí que compartimos algunos testimonios obtenidos en el trabajo de campo realizado en comunidades tsotsiles del norte de Chiapas (en el municipio de Simojovel), cuya metodología fue cualitativa de tipo etnográfica, cuyas técnicas fueron: entrevista semiestructurada, diario de campo, observación participante, material audiovisual y revisión documental1. Se entrevistaron a 20 mujeres dedicadas, en su mayoría, a la elaboración de textiles. El trabajo de campo tuvo varios momentos y fue realizado durante el periodo del verano del 2008 al verano del 2011 (Del Carpio, 2012). El objetivo de la investigación ha sido conocer y analizar las funciones del trabajo en general (dimensión psicosociológica) y las funciones que cumplía el trabajo artesanal en una comunidad indígena (dimensión antropológica-simbólica del trabajo). El testimonio de una mujer tsotsil, por ejemplo, subrayaba que:

Lo que hacen las mujeres grandes, que se dedican a eso todavía (a realizar textiles), es que tempranito se levantan y a las tres o cuatro de la mañana ya están torteando […]. En mi familia no. A las cinco o seis nos estamos levantando nosotras. Ya lo que ellas hacen es arreglar primero la casa. Hacen el aseo de la casa, terminando ya a las diez o a las once, (se sientan) a bordar y a tejer hasta donde puedan. Llega el marido en la tarde, (hay que) atender al marido, darle de comer y si hay tiempo otra vez a bordar (Entrevistada 1, 24 años, 21 de septiembre de 2009).

1 Las personas entrevistadas no fueron elegidas siguiendo un criterio de edad ni de género, la consideración radicó en la ejecución del oficio artesanal, es decir, se consideró importante entrevistar a quienes elaboraban textiles o sabían dicha habilidad y habían dejado de realizarlo, y a quienes esporádicamente aún lo realizaban

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Sus testimonios también nos muestran otros aspectos como son sus festividades. Nos expresan que en sus fiestas, como indica De Vos (1994): “la identificación con el santo como fundador y padre del pueblo es todavía el principal factor de unidad entre los miembros de las comunidades (…)” (p. 65). El calendario católico señala al 29 de junio como día festivo de San Pedro y San Pablo. La Ilusión venera con fe cristiana a los dos apóstoles, a quienes se les agradecen la salud y la vida y a los que también se hacen solicitudes de cosecha y prosperidad. (La fiesta) comienza el 27 de junio con actividades que realizan las mujeres, como el arreglo de la iglesia. Los hombres, por su parte, pintan paredes, chaporrean y buscan las reses que sacrificarán para alimentar a la gente visitante (Entrevistada 2, sin referencia de edad, 17 de mayo de 2010).

Fotografía 1 y 2. Festividad de San Pedro y San Pablo apóstol. Comunidad en Simojovel, Chiapas. Junio, 2011. Fuente: Del archivo fotográfico de los autores.

“San Pedro no viene solito, viene acompañado también de San Pablo, así que la fiesta es para los dos”. (Entrevistado 3, 30 años, 17 de mayo de 2010). Trans-pasando Fronteras, Núm.11, 2018. Cali-Colombia ISSN 2248-7212 • ISSN-e 2322-9152

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Manos artesanas También los objetos que producen nos muestran su cosmovisión, nos estamos refiriendo principalmente a las artesanías (al proceso artesanal). En ese sentido, autores como Fábregas (1993), indican que a lo largo de los siglos del virreinato, mientras una sociedad nueva se desarrollaba con variadas formas de cultura, los pueblos autóctonos de Chiapas, por ejemplo, reconstruían sus identidades en el marco de resistencia y la transmitían de la manera más segura mostrándose al colonizador todos los días en el trabajo textil. Los trajes y tejidos, así como los diseños de los textiles, se usaban para transmitir tanto símbolos ancestrales como los creados en distintas fases de la sociedad colonial. En suma, como indica este autor, constituye un patrimonio ideológico que fue y ha sido básico en la preservación de la identidad. Fue de esta manera como los caminos del cielo, el lugar de las estrellas, los secretos de la agricultura, los lugares míticos que albergan a los dioses, las cuevas y los lugares sagrados, la fauna mágica de la mitología, los mismos mitos, fueron transmitidos de generación en generación hasta nuestros días, por medio de los textiles portadores de diseños enraizados en la milenaria historia de los pueblos (p.27). Desde dichas reflexiones, la mejor manera de resistir a un orden como el establecido en Chiapas durante la colonia, era preservar y transmitir la experiencia cultural propia, la lengua y la identidad misma. De manera que como indica De Vos (1994):

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[…] los indios de Chiapas tuvieron que apelar a todo su ingenio para preservar su dignidad como individuos y como comunidad. Lograron salvar varios elementos esenciales, entre ellos sus idiomas y un acervo nada despreciable de sabiduría popular y de experiencia religiosa acumulada a través de los siglos. Asimismo, se aferraron con terquedad a su acostumbrada dieta alimenticia basada en la sagrada tríada de maíz, frijol y chile. También conservaron las ancestrales técnicas agrícolas y artesanales, enriqueciéndolas con aportes europeos en cuanto a nuevos productos y herramientas desconocidas. La lana, por ejemplo, y el machete cambiaron sustancialmente la vida de los campesinos en general y la de los Altos en particular (p. 131).

Las artesanías constituyeron, pues, espacio propicio para preservar saberes, expresar el talento colectivo y consolidar una cultura de la resistencia que optó por el arte para asegurar la permanencia de la herencia ancestral. Historia y cultura están entrelazadas en los textiles testimoniando los caminos plurales de la sociedad y la vigencia de identidades antes negadas. Vistas así, defiende Fábregas (1993), las artesanías devinieron en representaciones, no de una identidad colectiva que involucra a todos los chiapanecos, sino de las comunidades específicas en donde se producen. Por ello, Fábregas y Santos (2000) recuerdan que es importante considerar los antecedentes coloniales de Chiapas, porque allí está la forja original de los contextos de contraste en la identificación de la población, es decir, el tiempo colonial inició el contrapunto entre indio y ladino, el kaxlan (préstamo maya del gentilicio castellano), que persiste en Chiapas. Para Fábregas y Santos (2000) en este proceso los objetos que hoy llamamos artesanales, Trans-pasando Fronteras, Núm.11, 2018. Cali-Colombia ISSN 2248-7212 • ISSN-e 2322-9152

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ocuparon su lugar como instrumentos culturales, como parte de la definición de identidades nuevas o renacidas. Y daban cuenta también de un “mestizaje tecnológico”. Las artesanías de Chiapas (y de muchos contextos con características semejantes), siguiendo a estos autores, son, entonces, una parte de la diversidad cultural que sustancia la identidad vista como proceso en movimiento, siempre en constante construcción. Son, pues, un elemento de integración para las comunidades que las producen y son también un espacio de análisis social, cultural, económico y de múltiples aspectos valiosos como lo es también el bienestar psicológico. Funciones valiosas del trabajo artesanal Estudiar el proceso artesanal nos permite conocer las funciones psicosocioculturales que éste tiene para sus artífices (Del Carpio, 2012 y 2013). Por ejemplo, podemos estudiar cómo desde sus funciones psicosociales se abona y configura el lekil kuxlejal, anteriormente mencionado. En ese sentido, cabe señalar que una de sus funciones más importantes es la instrumental, pues, es un trabajo económicamente útil (aunque sus ingresos sean pocos), sin embargo, son sus funciones expresivas las que nos permiten comprender por qué a pesar de ser un trabajo que reporta pocos ingresos sigue realizándose a pesar de lo anterior y de la exclusión o discriminación en el que viven los artesanos y las artesanas que lo realizan. El trabajo artesanal no sólo permite desarrollar habilidades, destrezas y aplicar conocimientos sino también la ejecución de éstas genera satisfacción y orgullo a quienes lo realizan. Realizarlo permite seguir preservando una actividad de tradición, de antigua raigambre y heredada por los abuelos.

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[…] Los que ya no viven, pues, dejaron una herencia de bordado y es ahí donde me da más alegría recordarlos, pues, (a) los que ya no están, (a) los que trabajaron así. Y es ahí donde me recuerdan al trabajar que también los que vivieron antes trabajaron igual y así quiero ser también orgullosa de mí misma y trabajar así (Entrevistada 3, 18 años, 12 de octubre de 2009). Sennett (2009) señala que la simple imitación no produce una satisfacción perdurable; la habilidad tiene que evolucionar y lleva consigo el sello personal y la imaginación de las artesanas. Pues, “la creatividad es también diferenciación” (Greenfield, 2004:119). Condensa elementos identitarios y cumple diversas funciones, como las que señala otra joven artesana: Muy importante es para mí ser artesana porque es el orgullo de ser mexicano y de todos, o sea, de mi familia y de todos los de acá (de la comunidad). Me siento orgullosa por trabajar artesanías en esta comunidad […] así salgo adelante con mi familia también para apoyarlos a ellos. Me gusta trabajar y vender las cosas que hago y salir adelante por mí misma, con mi propio esfuerzo de trabajo. […] Cuando me pongo a trabajar me pongo feliz porque me siento orgullosa de mí misma […] Nada más por eso, porque me gusta el trabajo. Las mujeres deberían bordar para que así puedan sentirse orgullosas de ellas mismas también. (…) Las artesanías me permiten sentirme orgullosa de mi misma. (…) Me gusta (usar textiles) y estoy orgullosa de ponerlo y venderlo. Produce alegría, felicidad y dicha el trabajo de artesanías (Entrevistada 4, 18 años, 12 de octubre de 2009).

Comprender cómo se configura la salud mental o bienestar psicológico en otros contextos y no considerar aspectos culturales, Trans-pasando Fronteras, Núm.11, 2018. Cali-Colombia ISSN 2248-7212 • ISSN-e 2322-9152

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ancestrales y cosmogónicos, como el de nuestros pueblos originarios sería, pues, un intento de encorsetar aquello en definiciones hegemónicas que no son del todo válidas a otros contextos, pues, en el caso de las artesanías realizadas por pueblos originarios, elementos cosmogónicos y culturales son necesarios considerarlos, pues: No hay tejedora o bordadora que no diga como en sus sueños le fue pedido que tejiera una blusa, cómo dijera que no lo sabía hacer, cómo le fuera solicitado de nuevo que la hiciera, cómo partiera, bien a estudiar la blusa de una virgen, bien a ver en otra tejedora cómo lleva a cabo su oficio. Al final termina por hacer la blusa y queda desde entonces como tejedora. Y si uno le preguntara de dónde aprendió, afirmará que de nadie, “así nada más”, pues su arte es un don antes que la transmisión del conocimiento. La gratitud en el conocimiento y la vida viene de Dios, no de los hombres (Morales, 2000, p. 158).

En nuestras comunidades originarias el lekil kuxlejal está relacionado también con el trabajo, ese bienestar psicológico también se nutre de las funciones psicosociales del trabajo artesanal.

Aparte de que es bonito te distrae. A veces lo utilizamos como pasatiempo ¿No? No tiene una nada qué hacer y ya te sientas a bordar […] A veces no tenemos nada qué hacer ya nos quedamos (bordando) en casa (Entrevistada 5, 24 años, 09 de octubre de 2009). Porque cuando estaba triste y bordaba, ya no sentía tristeza (Entrevistada 6, 15 años, 21 de septiembre de 2009).

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Si te sientes aburrida te sientas a bordar, a bordar, a bordar. Sólo me pongo a bordar y ahí me distraigo (Entrevistada 7, 24 años, 21 de septiembre de 2009). Algunas mujeres consideran la importancia de este trabajo como un espacio que permite fortalecer vínculos sociales (especialmente familiares) ya que en ocasiones bordan juntas las hermanas, la madre, las hijas o las vecinas. Sobre esta cuestión interesa la dimensión afectiva que las mujeres le otorgan a las relaciones que entablan en el trabajo, y la más social relacionada con las posibilidades para la acción colectiva (Del Carpio, 2012). El trabajo artesanal realizado en compañía, generalmente con la madre, la hermana o alguna mujer de la familia, posibilita un espacio de comunicación y convivencia. La ejecución del trabajo con otras mujeres, une y construye lazos de confianza, unión y amistad (Godoy y Mauro, 2001). Conviene también mencionar que diversos estudios han confirmado la importancia del trabajo en la realización de una actividad (Jahoda et al., 1933/1972). En términos generales, mantenerse activo y ocupado es una de las principales motivaciones para trabajar, y uno de los mayores costes psicológicos de no hacerlo es la inactividad (Álvaro, 1992; Daniel, 1974; La Fuente, 2008). El trabajo artesanal cumple esta función. Además de que distrae y entretiene a sus protagonistas. Al estudiar la construcción del bienestar psicológico de las personas en estas comunidades, resulta pues prioritario considerar estos elementos que lo configuran y aprender a re-conocer su importancia en nuestra investigación e intervención ya que, como señala Santiago (2011), “la exigencia provocadora es aprender a dialogar” (p. 369). Esta autora señala que, generalmente, presenciamos y generamos monólogos dejando fuera al grupo de reTrans-pasando Fronteras, Núm.11, 2018. Cali-Colombia ISSN 2248-7212 • ISSN-e 2322-9152

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ferencia más vulnerable. Por eso propone como necesario reconocer que estamos ante el encuentro de diversos ámbitos, tales como: 1) idiomas; 2) culturas; 3) modo de conocer, sabidurías, ciencias, disciplinas; 4) ideologías o posiciones políticas; 5) generaciones; 6) origen urbano-rural. Cada uno, indica esta autora, “implica un espacio de relación que además de requerir de una interlocución entre iguales, necesitan del conocimiento de su propia identidad para moverse con flexibilidad y apertura hacia la otredad” (p. 369). Y sigue defendiendo: Estoy convencida en promover la praxis de una psicología que mira abajo y a la izquierda porque parte del dolor, una psicología que desarrolla un enfoque de trabajo psicosocial desde el sufrimiento humano. Eso implica reconocer el compromiso histórico y urgente que tenemos para ofrecer aportaciones a la lucha de tantas personas y pueblos que empujan valientemente hacia un nuevo mundo de relaciones basadas en una justicia reparadora. Es una psicología que busca un modo organizativo-creativo de la sociedad basado en los proyectos de vida de la propia población, es decir, que respete la autonomía y la vida plena en los pueblos (p. 369).

Respeto que debe también expresarse en nuestro compromiso de regresar los resultados y generar acciones a partir de acuerdos donde los integrantes de la comunidad sean partícipes y protagonistas. Así es que podremos estar en condiciones de generar una psicología con intervención contextualizada que fomente procesos de liberación considerando elementos que respeten la cosmovisión y la cultura de la población con quien realizamos procesos participativos y se fomente desde allí también el lekil kuxlejal o ese buen vivir subrayado en otros pueblos latinoamericanos. Y es desde allí que podremos construir una psicología (más) nuestra.

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Por una psicología (más) nuestra y generadora de re-evolución Ya Martínez Heredia (2014), lo indicaba en El Che en la psicología latinoamericana, cuando señala que las labores intelectuales deben ser instrumentos de liberación en la batalla, que fomente la independencia cultural y la creación de una concepción del mundo y de la vida que sea realmente nuestra, que sea también “expresión de nuestras identidades e instrumento eficaz para desarrollarlas y cambiarlas, generadora de proyectos y vehículo de la formación de personas nuevas y una nueva sociedad” (p.15). Humanizar nuestras Ciencias Sociales, nuestra psicología y las áreas múltiples del conocimiento, es también un trabajo de reevolución personal, al igual que profesional. Requerimos investigadores-personas-ciudadanos, más congruentes, críticos, empáticos, solidarios, sensibles a la necesidad del otro y que logren traducir en acciones lo que señalan en los textos, pues, nuestros pueblos ya están más que “sobre-diagnosticados”. Urgente son las acciones que construyan y configuren presentes y futuros más prósperos y esperanzadores para todos. Necesitamos científicos clínicos y sociales más completos, que estén dispuestos a salir de las oficinas y a ponerse tennis o zapatos cómodos para recorrer colinas, cerros, ríos y montes para conocer la vida cotidiana de nuestros pueblos, pues, como acertadamente indica Aubry (2011): “Se comprende el mundo cuando se es a la vez observador y (co) actor de su transformación: en esta lógica, investigación y resolución de un problema no son separables, son las dos facetas del mismo acto-compromiso científico” (p. 77). Quizá así el “conocimiento” propiciará personas más libres y se generarán espacios más inclusivos e integradores. Ello quizá también permita la construcción de aquello que proclamaTrans-pasando Fronteras, Núm.11, 2018. Cali-Colombia ISSN 2248-7212 • ISSN-e 2322-9152

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ba el movimiento zapatista del sur de nuestro país: “Un mundo donde quepan muchos mundos”. Movimiento de rebeldía y reivindicación de nuestros pueblos originarios que lograron tener la mirada internacional por su lucha por tierra y libertad. Y que nos mostraron su postura ante la vida y su exigencia de justicia social, respeto e igualdad. Motivaciones que tuvo, anteriormente, otro revolucionario social del que Martínez Heredia (2014), señala: Es impresionante cuánto aportó en su breve vida el Che a esta tarea, desde los viajes juveniles en que salió en busca de sí y de los demás hasta la campaña guerillera en Bolivia. Toda su actuación y su obra intelectual fueron dedicadas a los seres humanos. Para volverse capaz de servir cada vez mejor, se sometió a un proceso consciente y sistemática de autoeducación, y en la guerra o en el trabajo, en el poder o en el fondo de una selva, libró una batalla personal cotidiana por mantener los principios y hacer corresponder su conducta a sus ideas (p. 16).

Se refiere a él como héroe, pensador y conductor, por “la hermosa aventura que protagonizó, entre la actividad intelectual y la acción. La noción de hombre dueño de su destino, de su historia, de su tierra y de su trabajo que construyó, de un individuo comprometido con su entorno” (p. 15- 16). Nos muestra lo que una persona congruente a través de sus esfuerzos contundentes y tenaces, también por afecto a su pueblo y a la humanidad, está dispuesto a hacer para generar el cambio social. También nos recuerda las múltiples luchas que nuestros pueblos originarios están dispuestos a realizar por la deuda histórica que se tiene con ellos, en diferentes aristas, una de ellas es la pobreza con la que siguen viviendo, la cual nos permite comprender por qué 44

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comunidades zapatistas en las que hemos realizado investigación (Del Carpio, 2012), se han dividido entre simpatizantes y no del movimiento. Hemos encontrado (en comunidades de Simojovel), por ejemplo, que la mayoría de población comulgaba con los ideales del movimiento, sin embargo, reconocerse como tal les impedía acceder a diversos programas gubernamentales. Por ello, señalaban: La necesidad nos hace abandonar el grupo. No es que ya no pensemos como zapatistas pero la necesidad y la pobreza nos llevan a dejar de ser (zapatistas), para aceptar lo que trae el gobierno (Entrevistada 8, 20 años, 20 de octubre de 2009).

Abogar por una psicología que genere procesos de liberación podría también propiciar relaciones en los que uno no deba dejar de ser (uso de la lengua originaria, ser zapatista, abandonar por exclusión la ropa originaria del pueblo, abandonar el oficio artesanal) para poder estar (con los otros) y acceder a aspectos que son un derecho. Tenemos muchos desafíos como lo son trabajar para que en nuestro país (y en muchos otros), acceder a espacios que propicien salud mental no sea elitista ni centralista y que dicho servicio se fomente desde una práctica contextualizada que considere aspectos socioculturales de nuestras comunidades. Comprender que el acceso a la salud mental, al igual que la salud física, no es un lujo ni un favor sino un derecho, resulta prioritario. Para intentar cerrar, queremos acudir a un fragmento presentado por Baronnet, Mora y Richard, Stahler-Sholk (2011), cuando hacen referencia al Tercer encuentro “La Comandanta Ramona y las zapatistas”, en diciembre 2007 (realizado en el Caracol La Garrucha) y hacen alusión a una mujer representante de una cooTrans-pasando Fronteras, Núm.11, 2018. Cali-Colombia ISSN 2248-7212 • ISSN-e 2322-9152

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perativa de artesanas del Caracol de Morelia, quien señala que: “Trabajar en colectivo sirve para resistir al mal gobierno que trata de dividir; aunque es difícil, es el camino mejor para las mujeres y para la lucha zapatista” (p. 53). También para nosotros y todos, el trabajo colectivo debería ser la apuesta, eso propiciaría la transdisciplina en los abordajes de los múltiples problemas que hoy enfrentamos. La prioridad colocada en la dimensión colectiva sobre la individual y la búsqueda del bienestar común que muchos de los pueblos defienden nos permite también comprender que la lucha social es su sello distintivo y que ante la desesperanza y decepción de las instituciones gubernamentales, han generado otras formas de organización social, política y de resistencia siempre con una mirada esperanzadora, pues, como lo expresa la letra de un corrido zapatista que nos presenta Baronnet (2011):

Cuando crezca el pueblo mío con alfabetización, cantaremos muy alegres entonando esta canción, sacaremos la ignorancia con el fusil empuñado, con el lápiz, el cuaderno, campesino en la resistencia vas armado. Mi escuela no tiene nombre, pero pronto va a tener aunque sea letra en letra, arañando lo ha de hacer (Mi escuela no tiene nombre, corrido zapatista de Chiapas en Baronnett, 2011, p.195).

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Conclusiones Iniciamos este texto señalando que consideramos un acierto que este número de la revista esté dedicado a reflexionar sobre una disciplina que hace frente a los retos que implica desentramar la relación individuo y sociedad: la psicología. Subrayamos también, acudiendo a Martín-Baró, que es vital seguir fortaleciendo una psicología latinoamericana que considere el contexto histórico, social, político, religioso y cultural de la población con la que se realiza intervención. Es necesario ir abriendo caminos y defender la necesidad de realizar abordajes transdisciplinarios a la hora de estudiar las dimensiones psicológicas de los fenómenos sociales y la relación individuo-sociedad en toda su complejidad. Hemos considerado también atinado el hecho de promover el estudio y la discusión sobre los diferentes retos y necesidades que el psicólogo debe enfrentar para abordar escenarios de posconflicto, contextos que inspiran a la reflexión de muchos espacios de lucha y resistencia en nuestros países latinoamericanos, como son comunidades originarias del sur de México, a las que hemos hecho alusión aquí en diferentes momentos. ¿Cómo hacer intervención en contextos de lucha y resistencia? ¿Cómo comprender el bienestar psicológico en contextos en los que el mundo onírico y cosmogónico son vitales? ¿Cómo realizar intervención en contextos en los que la comunidad y el colectivo es prioridad antes que la dimensión individual? Para lograr tal comprensión debemos acudir no solamente a la psicología en sus diferentes vertientes sino también a otras áreas del conocimiento que permita abordajes transdisciplinarios y quizá también defender la propuesta de Martín-Baró (1983), quien propone una definición más significativa de la psicología social como el estuTrans-pasando Fronteras, Núm.11, 2018. Cali-Colombia ISSN 2248-7212 • ISSN-e 2322-9152

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dio científico de la acción en cuanto ideológica. Al decir ideológica, este autor señala que estamos expresando la misma idea de influjo o relación interpersonal, de juego de lo personal y social; “pero estamos afirmando también que la acción es una síntesis de objetividad y subjetividad, de conocimiento y de valoración, no necesariamente consciente, es decir, que la acción está signada por unos contenidos valorados y referidos históricamente a una estructura social” (p. 17). Hemos también señalado que nuestros pueblos ya están “sobre-diagnosticados”, en este sentido, requerimos no solo regresar los resultados a la población que participa en nuestros estudios sino también debemos generar acciones conjuntas que propicien la transformación social. Que la producción científica se vea traducida en mayor acción social es urgente y necesario. Una acción, nos dice también Martín-Baró (1983), supone una conducta “es decir, una respuesta externamente verificable (en el sentido conductista), pero supone también una interioridad, es decir, un sentido y, sobre todo, un producto; toda acción consistente en un hacer, un producir o generar algo, y este producto afecta a la totalidad social” (pp. 19-20). Hemos acudido a la metáfora de Aubry (2011), cuando hace referencia a la obra científica que como una sinfonía, “exige muchos instrumentos, los cuales tocan su propia partitura pero producen un mismo concierto si actúan, precisamente, de esta manera, es decir, a su tiempo y afinados, juntos y en armonía, para oír y transfigurar una misma cosa: en una orquesta, la música; en nuestro caso, un texto histórico fruto del diálogo entre varias disciplinas, y en el quehacer social en general, la realidad” (p. 69-70). ¿Cómo lograr entonces la señalada transdisciplina? Quizá no es tan difícil, 48

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es poner a la investigación sobre la mesa sensible y humana, es recordar que el investigador y científico social es primero persona, hermano, padre de familia, primo, esposo, vecino, etc., es persona antes que investigador. Es prioritario recordar aquella habilidad que se nos fomenta desde los primeros semestres de la carrera de psicología: la empatía, cualidad que consiste en ponerse en el lugar del otro para comprender, por lo menos un poco, cómo siente, piensa e interpreta. También una dimensión más humana propicia la comprensión y generación de la transdisciplina. Podríamos preguntarnos ¿Cómo lograr un abordaje transdisciplinario? Quizá la respuesta también está en aquel fragmento que subrayamos líneas arriba y que presenta Baronnet, Mora y Stahler-Sholk (2011), cuando exponen en Luchas muy otras, un pedacito del fragmento de una mujer artesana zapatista, que nos comparte que: “Trabajar en colectivo sirve para resistir al mal gobierno que trata de dividir; aunque es difícil, es el camino mejor para las mujeres y para la lucha zapatista”. Recuperamos dicha reflexión porque quizá en esas palabras sencillas se encuentra la respuesta a cómo construir investigación transdisciplinaria ¿Cómo y desde dónde? Desde el colectivo, desde la común-unidad, desde el interés y construcción de diálogo con el vecino de oficina que también es, o no, científico de nuestra u otra disciplina, desde el interés por lo que otros colegas realizan, desde las grandes conversaciones y charlas que inician compartiendo un café y que generan grandes proyectos que se nutren con diferentes miradas y abordajes teóricos y metodológicos. Es desde el ejercicio de habilidades humanas que podemos iniciar la construcción de vínculos y diálogo entre las diferentes Trans-pasando Fronteras, Núm.11, 2018. Cali-Colombia ISSN 2248-7212 • ISSN-e 2322-9152

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áreas del conocimiento. Requerimos escuchar-nos, interesarnos más por los otros, compartir críticas y reflexiones, escribir juntos, discutir desde el respeto y la diversidad, y generar proyectos y, más aún, acciones en conjunto. La investigación, también hemos dicho, tiene que buscar la transformación social y propiciar procesos de liberación personal y comunitaria. Tiene también que contextualizarse y, por ejemplo, en el caso de la intervención psicológica en nuestras comunidades originarias, considerar sus múltiples historias de lucha y resistencia es prioritario, pues, nos demuestran que son pueblos resilientes y que hay otras formas de vivir, a la vez que nos demuestran que la salud mental, la salud corporal y el orden social y natural pueden configurarse y nombrarse de forma diferente. Tal es el caso del lekil kuxlejal al que hacen referencias pueblos originarios del sureste mexicano y que se aproxima a lo que en la comprensión hegemónica es nombrado como salud mental, la cual también hemos dicho debería considerarse, al igual que la salud física, como un derecho al que todos debemos acceder. Propiciar, construir y fortalecer una psicología contextualizada y que se genere con, por y para el pueblo, es el camino para realizar investigación e intervención con mayor solidez ética, humana y con compromiso social. Humanizar las Ciencias Sociales y diferentes áreas del conocimiento, es la apuesta para la construcción de un hálito más humano en la investigación que debe generar reevolución personal y social.

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Hacia una investigación e intervención comprometida y con un mayo impacto social

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Dra. Perla Shiomara del Carpio - Dr. Hiram Arroyo Chávez

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Dra. Perla Shiomara del Carpio - Dr. Hiram Arroyo Chávez

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La sociedad y el especialista, el papel del psicólogo como burócrata de la normalidad: entre la clínica, su desarrollo histórico y sus implicaciones Jeyson Ariel Ramírez Cortés**

Sebastián Hurtado Jiménez***

jeiar11@hotmail.com

sebastian.hurtado@live.com

Artículo corto de investigación recibido el 09/01/2018 y aprobado el 10/03/2018

Cómo citar este artículo: Ramírez Cortés, J. y Hurtado Jiménez, S. (2018). La sociedad y el especialista, el papel del psicólogo como burócrata de la normalidad: entre la clínica, su desarrollo histórico y sus implicaciones. Trans-Pasando Fronteras, (11). * El presente artículo se constituye como resultado de un ejercicio de reflexión teórica, llevándose a cabo en el marco del semillero de investigación Lôgos, adscrito a la línea de investigación subjetividad y cultura de la facultad de psicología de la universidad Santiago de Cali. Una versión de este escrito fue presentada como ponencia en el III Encuentro Nacional de Estudiantes de Psicología (ENEPSI), organizado por las universidades Icesi Y javeriana de Cali, Colombia. Cali, 12-13 de octubre de 2017. ** Estudiante de psicología de la universidad Santiago de Cali. Pertenece al semillero Lôgos adscrito a la línea de investigación subjetividad y cultura. ***Estudiante de psicología de la universidad Santiago de Cali. Pertenece al semillero Lôgos adscrito a la línea de investigación subjetividad y cultura. Trans-pasando Fronteras, Núm.11, 2018. Cali-Colombia ISSN 2248-7212 • ISSN-e 2322-9152


Jeyson Ariel Ramírez - Sebastián Hurtado Jiménez

Resumen El presente trabajo apunta a suscitar una reflexión en torno al papel del psicólogo a partir de las problematizaciones que ha implicado la aparición de profesionales que componen las llamadas disciplinas en función psi. Para ello, se formula una apreciación a manera de crítica sobre la demanda permanente de las instituciones y las implicaciones que conlleva el papel del psicólogo en estas. Además, se trazarán algunos aspectos históricos que dieron paso a la presencia de profesionales que intervengan en la normalización y promoción de la estructura social, localizando su aparición en función de una sociedad que lo ha demandado. Cabe mencionar que, más allá de lo que podamos proponer como una salida frente a lo que idealmente puede hacer la psicología para evitar la problematización que planteamos, es más bien un llamado a pensar continuamente la psicología, el papel del psicólogo actualmente y promover el ejercicio crítico que para ello se requiere. Palabras clave: Locura; Normatividad; Orden social; Diagnostico; Sistema.

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La sociedad y el especialista, el papel del psicólogo como burócrata de la normalidad

Society and the specialist, the psychologist’s role as an official of normality: amongst clinical, it’s historical development and implications Abstract

This work aims to incite a reflection concerning the psychologist’s role coming from the problematics that have involved the appearance of the professionals that make up the so called disciplines in function of psi. Hence an appraisal is formulated as a critique on the permanent demand of the institutions and the implications of the psychologists in them. In addition, some historical aspects that led to the presence of professional intervention in the normalization and promotion of the social structure inquiring its appearance in function of a demanding society will be outlined. It is necessary to mention that, beyond what we could propose as a way out of what psychology ideally could do to avoid the problematics that we contemplate, it is rather a call to consistently think psychology, the current psychologist’s role and to promote the critical practice it requires. Key words: Madness; Normativity; Social order; Diagnostic; System.

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Introducción “No sólo existe solidaridad entre el objeto y los métodos de la psicología sino que un tercer aspecto se suma a esa totalidad integrada: el rol del psicólogo, lo que se espera que él haga”. (Benedito, 1982, p.403) Diariamente, personas acuden ante el profesional en psicología aquejándose de una problemática que ha pasado a ser algo perturbador y no le permite tener estabilidad (ya sea física o anímica) y, que ante las soluciones planteadas por el mismo paciente no ha sido posible evitar ese displacer que lo trae finalmente a consulta. Sin embargo, lo que se espera del psicólogo en determinados casos es que al final de una consulta (que en una institución de salud podría rondar entre los 15 y 20 minutos) emita una serie de interpretaciones que lo lleven a señalar cuál es la problemática, cómo va a intervenir, en cuántas sesiones y cuáles son los resultados a los que aspira llegar, entre otro tipo de planteamientos. Es decir, que después de escuchar solamente una mínima parte del discurso de una persona, el sistema exige que el especialista -que en este caso es el psicólogo- señale qué es lo que se encuentra mal y qué es lo que este debe hacer. Así, no es de sorprender, que bajo esta misma condición, se le pida un pronóstico, ya que en su objetividad, sabe qué pasará con la singularidad1 que atraviesa al ser 1 Singularidad pensada como término matemático: se usa para aludir a ciertas funciones que presentan comportamientos inesperados. Es decir, lo incalculable. Un punto en el que se asignan valores a determinadas variables de la función, provocando la imposibilidad de cálculo del producto. De ahí que se hable de funciones que tienden a lo infinito.

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hablante. En relación con lo anterior, podemos pensar entonces que plantear la siguiente pregunta al profesional resultaría ser problemática: Cómo el hecho de no llegar a este tipo de resultados pondría en tela de juicio las capacidades y el conocimiento del profesional en psicología. Lo anterior, se encuentra directamente relacionado con la pregunta por la psicología, que en un momento Canguilhem (1956) suscitó2:

¿Qué es la psicología? parece más embarazosa para un psicólogo que la pregunta ¿Qué es la filosofía? para un filósofo. Pues, mucho más que definirse por una respuesta a esta cuestión, la filosofía se constituye a través del interrogante sobre su sentido y su esencia. Para quien quiera decirse filósofo, el hecho de que la pregunta, a falta de respuesta satisfactoria, renazca sin cesar es un motivo de humildad, y no una causa de humillación. Pero, en el caso de la psicología, la cuestión de su esencia o, más modestamente, de su concepto pone también en entredicho la existencia misma del psicólogo, pues a este, incapaz de poder responder con exactitud qué es, le resulta muy difícil contestar qué hace. No puede, entonces, más que buscar en una eficacia siempre discutible la justificación de su importancia de especialista, una importancia que, si generara en el filósofo un complejo de inferioridad, no disgustaría en absoluto” (Canguilhem, 1956, p.389)

Título original: “Qu’est-ce que la psychologie?, Conferencia pronunciada en el Collége Philosophique el 18 de diciembre de 1956. Se publicó por primera vez en la Reue de Métaphysique et de Morale ,1, 1958, y sereeditó en Cahiers pour l´Analyse, 2, marzo de 1966.

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Por lo tanto pareciera que la dificultad para responder a la pregunta en cuestión, radica en que no existiría del todo una psicología, sino más bien, unas psicologías que en función de encontrar una explicación al acaecer anímico, terminan creando una ideología disfrazada de ciencia. Se enjuicia por medio del aspecto ideológico debido a la fragmentación de la psicología y por el hecho de que el estatuto ideológico se da pretérito a la constitución de una ciencia. En ese sentido, Braunstein (1982) sostiene: “Entre el saber ideológico y el conocimiento científico hay un claro corte (ruptura epistemológica) pero también hay una relación indisoluble que los liga y los implica recíprocamente” (p.11). Así, lo anterior posibilita pensar si realmente la psicología, mediante su fragmentación, se ubica en el marco de lo científico o de lo ideológico, siendo por medio de esa reciprocidad que se pretende sostener la idea de ciencia. Además de alimentar la pretensión de saber, que el título de psicólogo otorga a su vez una tendencia a evitar el no-saber, como si se tratase de algo que no puede ser permitido, como si las respuesta y explicaciones constituyeran algo implícito en la psicología. Es así que, a falta de unidad en la psicología, siendo a raíz del surgimiento de nuevas formas de estudiar y entender lo anímico, surgen nuevas psicologías, contrarias y disruptivas las unas de las otras, tratando de justificar epistemológica y científicamente su existencia. Entonces sí cada psicología responde diferente a lo que es o debería ser, como señala Canguilhem (1956), difícilmente podrá responder a las cuestiones sobre su quehacer. Más allá de lo que constituiría como tal el ejercicio del psicólogo, el sistema y la sociedad han demandado su presencia, al igual que la de otros profesionales que se encargan de regular y mantener el orden social. Con relación a lo anterior, se hace referencia a un orden donde cada quien debe ser productivo y velar por la seguridad de sus miembros, sobre lo cual se enmarca el papel de 60

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los diferentes profesionales, procurando que ello se cumpla bajo determinados parámetros. De esta forma, se recrea una trama sobre la cual se exponen ejercicios de poder3 , desarrollos históricos y problematizaciones que invitan a pensar la psicología continuamente, exhortando la posición crítica de los profesionales y estudiantes de psicología en la actualidad. El sistema y su demanda continua al psicólogo, implicaciones en el campo clínico. En el campo de la clínica, el rol del psicólogo ha sido en algunos casos una exigencia, pero ¿qué exigencia? Podríamos pensar esta como la necesidad de adaptarse a un papel asignado: El que tiene la verdad, el que cura, el que emite una respuesta y una solución viable para la problemática del paciente. La demanda del sistema, de las instituciones y la sociedad lleva a que cada vez sea más frecuente la idea del profesional que se limita a emitir respuestas y juicios equivalentes en defensa de una supuesta eficacia. La eficacia entonces, según como lo plantean las terapias actuales, iría en dirección a la inmediatez, donde no hay cabida para el interrogante, sino para la resolución de sus problemas sin que su esfuerzo se vea involucrado ni sepa lo que se encuentra operando en razón de su proceder. Con ello no se pretende plantear una apología a las terapias de larga duración, sino señalar las cosas que implica el quehacer clínico, más allá de las técnicas de intervención como pruebas psicotécnicas o encuadres con sesiones contadas.

Se hace referencia a las diferentes formas en las que se ejerce el poder. Por medio de pruebas, estadísticas, formas de institucionalización, etc. Todas aquellas relaciones donde se enmarca un saber por encima de otro.

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Es a raíz de ello que retomamos lo que Pasternac (1982) sostiene sobre el método clínico: La palabra “clínico/a” nos orienta en nuestra búsqueda. Todos los autores señalan su procedencia del arsenal nocional de la medicina. En ésta lo clínico se refiere originalmente al estudio detallado (hecho por el médico) de un paciente que yace en su lecho (clinos = lecho): forma de aludir al enfermo concreto por oposición a la “enfermedad” como patología abstracta… Efectivamente, lo que caracteriza al método clínico, en una primera aproximación, es el estudio en profundidad y en extensión de un caso. El “caso clínico” explorado en todas sus variables evoca la situación inversa de la del método experimental donde se intenta explorar las modificaciones de una sola variable en multitud de casos que constituyen ya sea la totalidad de un universo o una muestra representativa del mismo. (Pasternac, 1982, pp. 146-147).

Es así que, el hecho clínico consistirá, en un primer acercamiento, en el abordaje de todas las variables posibles de un caso y la singularidad que este implica. No se trata de controlar las variables ni de generalizarlas, como es el caso del método experimental, sino de tener en cuenta que en el momento en que se estandariza un mismo proceder para todos los casos, se pierde el abordaje clínico. Por otra parte, el desarrollo de método clínico ha ido abandonando la idea de enfermedad, sin embargo, lo que mantuvo y por lo que vela es por la singularidad que atraviesa el caso clínico. Si a partir de aquí pensamos el ejercicio del psicólogo tal y como lo hemos venido planteando, pareciera ser que implica que este es una máquina de resultados, de respuestas, de curas y soluciones, dejando a un lado las cuestiones que tienen que ver con lo propio 62

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de cada caso. Es así que un retorno a la clínica se vuelve imperante en la psicología. Más allá de las demandas del sistema, retornar a la clínica debe pensar los principios de observación y escucha que implica la singularidad de cada caso. En el diccionario de la RAE, encontramos una definición muy particular en una de las acepciones para la palabra “papel” (teniendo en cuenta el sentido de la palabra con relación al concepto de rol) que lo define como “Parte de la obra dramática que ha de recitar cada actor y la cual se le entrega para que la estudie”. Desde esta definición podríamos pensar entonces que el psicólogo cumple un papel, lo estudia, lo recita y lo actúa, no significa que este sea su proceder ante cada caso particular, más bien se adapta a repetirlo en cada escena, a lo que esperan de él, a una norma, a la regla, al modelo. Curiosamente, al reflexionar sobre lo anterior nos encontramos con una característica repetitiva frente a la concepción de la salud mental y la norma: los pacientes reciben la etiqueta de “enfermo” al ser marginados de la norma por la particularidad en su conducta y su forma de relacionarse con su entorno, simultáneamente, el mismo profesional que ha emitido esa respuesta junto a la etiqueta de dicho paciente será cuestionado ante una norma si no asume el rol que le corresponde (si no demuestra con resultados inmediatos lo que esperan que sustente su proceder). Por esto no es nada raro encontrarnos actualmente con psicólogos que ante esta demanda permanente, no muestran interés en profundizar en las particularidades del caso, en analizar, en ser críticos ante lo que podrían hacer mediante la terapia, sino que pareciera que ya tienen un molde previamente construido, un plan, un método (tal como el médico que se limita a ver la pantalla de su ordenador mientras pregunta los síntomas del paciente Trans-pasando Fronteras, Núm.11, 2018. Cali-Colombia ISSN 2248-7212 • ISSN-e 2322-9152

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y termina la consulta sin haber interactuado realmente con la situación), como si el motivo de consulta fuera finalmente lo que se buscara resolver, generando un buen posicionamiento social del profesional (que cree que dio la solución correcta) pero dejando entrever la desconfianza que puede generar su rol actualmente.

En instituciones como la familia o la escuela, sus miembros con poder pueden ejercer violencia no aparente, es decir, violencia simbólica. De este tipo es la que ejerce el psicólogo hacia su ‘’objeto’’, que es lo que en particular nos interesa, y puede ejercerla porque el estatus que ocupa implica una concesión de poder por parte de la clase dominante: poder técnico. (Benedito, 1982, p. 414)

A partir de esta relación de poder profesional-paciente se establecen una serie de creencias, entendiendo estas como lo plantea Nocera (2009) a partir de una lectura de Durkheim:

Los usos de la noción de creencia guardan en las primeras formulaciones durkhemianas un parentesco claro con dos conceptos recurrentes en su producción: la conciencia colectiva y el hecho social. Esta aparición asociada, advierte al lector que la creencia es parte constitutiva de los fenómenos en sociedad teniendo una relevancia manifiesta para pensar la dimensión ideal o intelectiva que caracteriza a estos procesos. (p. 1)

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Así, se le asigna entonces al psicólogo una posición de poseedor de un saber y de una técnica, por tanto, el rol que desempeña trae consigo una serie de mensajes implícitos (poseedor de la verdad, solucionador de problemas, generador de diagnósticos, entre otros), permitiendo preguntarnos sobre la forma en que el psicólogo hace uso de ese poder cedido por la sociedad, ¿Cómo el juicio del profesional entra a ser determinante frente a “su objeto de estudio” en su momento?, refiriéndonos precisamente a un tema en particular: El diagnóstico, En qué medida esa búsqueda de la cura termina siendo más una condena? Consideramos que cuando el diagnóstico se basa en una forma de “recitar mi papel como psicólogo” (nos referimos con esto a la idea de emitir un juicio con la pretensión de demostrar que yo como profesional sé qué le sucede a mi paciente, genero una respuesta o veredicto que responda a la demanda, porque no saberlo pondría en tela de juicio mi conocimiento y mi reputación), se consigue, como efecto adverso, posicionar al sujeto en el discurso de la categoría nosológica indicada. Es así que el diagnostico en tales casos pasa a ser una forma de identificación con la cual el sujeto trata de orientarse. Es decir que, al sacar al sujeto del discurso social e introducirlo en el discurso del trastorno, se promueve el despojar la palabra del sujeto o desterrarla en función del orden social. No obstante, lo que nos compete no es problematizar todo lo que es asunto diagnóstico, sino las implicaciones que tiene este en el momento en que el profesional hace uso del poder cedido por el sistema para emitir una respuesta que se demanda, teniendo en cuenta que una de las exigencias permanentes en el sistema social de salud, es la emisión de un juicio a partir del cual haya evidencia de que se está realizando algo por la persona. Interesa mostrar Trans-pasando Fronteras, Núm.11, 2018. Cali-Colombia ISSN 2248-7212 • ISSN-e 2322-9152

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resultados y llevar todo un papeleo que certifique la permanencia de la institución y sus profesionales, más allá del abordaje a cabalidad que conlleva un ejercicio complejo e interdisciplinario. La lógica de intervención frente a la anormalidad desde sus aspectos históricos en torno a las exigencias sociales. Teniendo en cuenta entonces lo que desarrollamos como rol o “papel” del psicólogo, planteamos de antemano trazar una analogía con la concepción de la psicología social que Benedito (1982) retoma de lo que es una sociedad concibiéndola como una “compleja organización de posiciones”. Sobre lo cual, podríamos pensar que el rol-papel del psicólogo se debe, en gran parte, a una posición social otorgada, a un papel que lo posiciona y el cual reproduce para mantenerse en un status, y a su vez, otorga al que está delante de su escritorio una posición, en la que busca orientarse dentro de la sociedad. (pp. 103-115) Asumimos entonces, que lo que respecta al rol y su posicionamiento social, son aspectos inseparables para tener en cuenta en el quehacer del psicólogo en la actualidad, de ahí no solo se desprenden las cuestiones entorno al sistema que hemos explayado, sino que, para la contemplación de esta trama, se deben pensar las cuestiones sociales que dieron lugar a todo ello. Es aquí, donde tras haber planteado las vicisitudes referentes al rol del psicólogo y las demandas que le impone el sistema, nos remitimos a las demandas y fenómenos sociales que terminaron precediendo a lo que actualmente consideramos como profesional en el campo de las llamadas disciplinas en función psi. En relación con los aspectos histórico-sociales que queremos introducir, Canguilhem (1971) sostiene que: 66

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Existen condiciones objetivas que nos remiten a una determinada formación social, que sobredetermina una demanda, un encargo social, que se caracteriza porque debe permanecer implícito: que no tengan que actuar los aparatos represivos del Estado para que cada sujeto del proceso productivo ocupe el lugar asignado en la estructura. (p. 120)

Hablamos entonces de una condición histórico-social que ha permanecido implícita, donde el sistema estatal no se hace evidente sino que son los mismos individuos que regulan su organización social. A partir de esta organización social inician los posicionamientos asignados en función de la permanencia de su estructura, donde el psicólogo se ubica. Es bajo esta condición entonces que la sociedad acude al profesional de la salud, del que espera una respuesta dotada de verdad y ser orientado por la misma, más allá del origen o las características de dicha demanda, se preocupa porque no se encuentre alterado el orden de esta. Es así que planteamos contemplar la cuestión del quehacer interventivo mediante una sociedad que atraviesa una historia que ha demandado profesionales, que operen en función de su organización colectiva. En ello se enmarca toda una lógica que deja en evidencia la exigencia que solicita la sociedad para exiliar a los individuos que alteren su orden. La sociedad se remite con toda buena conciencia al médico para que éste señale cuáles son los sujetos que deben excluirse por medio de un diagnóstico cuando no es posible integrarlos a cualquier precio a la “normalidad”, pero no se interroga antes sobre las significaciones que tienen esas locuras o esos retardos. (Mannoni, 1981, p.12)

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La autora nos advierte que el problema no es específicamente político, lo que se revela en cuestión, no son tanto las formas administrativas que se generan por parte de las grandes elites, sino que es la posición de la mentalidad colectiva ante la anormalidad. De esta forma, la puesta en escena de este panorama proyecta que la cuestión es de orden social. Basta con observar la intención del inicio de los manuales de diagnósticos mentales. El manual clasificatorio internacional de enfermedades (CIE) tiene su origen en la Nomenclatura de enfermedades de Bertillon (1893), sin embargo, es a partir de su sexta edición (1948), que los consultores de la CIE incluyen un capítulo, el quinto, dedicado a las enfermedades mentales (Requena y Jarne, 2015). Por otro lado, el manual diagnóstico y estadístico de trastornos mentales (DSM), publica su primera edición en 1952. En consideración, Tanto el capítulo quinto dedicado a las enfermedades mentales de la CIE, como el DSM constreñido precisamente a estas, surgen en contextos de postguerra, a partir del cual los profesionales de la salud empezaban a tratar con casos de difícil cabida en las clasificaciones de la época, especialmente trastornos agudos y psicosomáticos (Requena y Jarne, 2015). Toda una expresión de la sintomatología de la época y la permutación del síntoma en sus fauces. A causa de ello se evidencian las repercusiones a nivel social y científico que produjo la guerra en este ámbito de los padecimientos mentales, con lo cual se hizo necesario reajustar el modelo médico para brindar algún tipo de solución a la problemática. La sociedad y las comunidades científicas, exigen que haya una regulación de los individuos afectados por la guerra por medio de un diagnóstico, procesamiento e intervención, y en caso de ser necesario… exclusión.

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Ahora bien, a partir de lo anterior se encierran una serie de problemáticas alrededor de la posición social frente a la sintomatología de época: qué ocurrirá con la salud mental colombiana en el venidero periodo de post-conflicto. El planteamiento anterior no solo pone en tela de juicio la cuestión por una demanda social al especialista en salud mental, sino también la cabida del razonamiento por la propuesta actual de los retos de la psicología colombiana en la actualidad. Así, surge nuevamente el llamado a la reflexión y la criticidad por parte del psicólogo en formación, ya que este periodo de transición y conciliación por parte del gobierno colombiano y los movimientos armados al margen de la ley, tendrán repercusión en los múltiples ámbitos de conformación social y mental. Ello conlleva a pensar una sintomatología de época y los tratamientos posibles de las personas que han estado envueltas en el conflicto armado y estarán compartiendo espacio en nuestra cotidianidad. Los retos del psicólogo colombiano circulan alrededor de todas las cuestiones que se desprendan de ahí. Por otro lado, la demanda permanente de la sociedad y su concepción de la normalidad, tienen toda una historia que las sustenta. Si se analiza detenidamente, se encuentra que cada sociedad ha ido construyendo sus espacios de exclusión; espacios acuñados por sus ciudadanos con la finalidad de mantener a los individuos que se encuentran por fuera de la norma, al margen. Así como Mannoni (1981) encuentra que existe una tendencia por parte de la sociedad a aislar a los individuos a-normales, Foucault (1966) soñaba y a la vez añoraba una ciencia que estudiara estos lugares creados por la “civilización”, lugares cargados de significado, que se oponen a otros, que están destinados a borrarlos, a neutralizarlos o a purificarlos, designándolos así, como heterotopías: “Los lugares que la sociedad acondiciona en sus márgenes, en sus playas vacías que la rodean, son más bien reservados a los Trans-pasando Fronteras, Núm.11, 2018. Cali-Colombia ISSN 2248-7212 • ISSN-e 2322-9152

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individuos cuyo comportamiento es marginal respecto de la media o de la norma exigida” (Foucault, 1966, p. 23). Esto abre un panorama a revisar en la historia de la civilización y la exigencia que ha tenido la sociedad frente a los individuos que alteran su orden. Para ello nos servimos del concepto Heterotopía, formulado por Michel Foucault (1993) para dar cuenta de que aquello que conocemos como: instituciones mentales, prisiones, orfanatos, casas de reposo, son lugares privilegiados por ser producto de la “organización social” y bien común. Es, a medida que van surgiendo estos otros lugares acondicionados por la sociedad, que surgen especialistas que hacen cumplir las pautas por las cuales los individuos son procesados y ubicados, o más bien, reubicados. A manera de ejemplo, cabe retomar el desarrollo de la historia de la locura de Foucault (1993) en torno a los llamados “insensatos”. En el siglo XVII, eran caracterizados por evidenciar un desarreglo de sus costumbres, evidenciando una modificación en torno a la norma, que ubicaba a estas personas como “desordenadas” al encontrarse por fuera del orden moral. Explicación atribuida a una particular “debilidad del alma” y una alienación del espíritu, que desencadenaría en la vida cotidiana del sujeto por medio de una fenomenología marcada por el escándalo, sacándolo de lo normativo en cuestión. A raíz de ello, es imperante conocer la forma de proceder frente al “insensato” antes del siglo XVII y después del XVIII. Hasta el siglo XVII, es decir, abarcando la mayor parte de la edad media, el acto de insensatez y la fechoría por medio de este era dispuesta a confesión. Cuando alguno de los habitantes incurría en comportamientos que escapaban a la cotidianidad y generaba escándalo, era expuesto al público obligado a confesar su delito, teniéndose la certeza de que el mal, con todo lo que puede tener de violento e inhumano, no puede compensarse ni castigarse si no es expuesto a la luz del día. De esta 70

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forma, tanto él como su familia quedaban marcados, siendo su delito haber alterado el orden social. Ahora bien, los procedimientos de enjuiciamiento de la alteración del orden social por medio del acto del insensato cambiaron a partir del siglo XVII. A partir de este siglo lo que se llevó a cabo fue el confinamiento de las personas que incurrían en perturbar la normalidad por medio de lo que Foucault (2000) describió como “escandalo”, expresión que se atribuía al actuar del sujeto en cuestión. El planteamiento de la época era que tanto el escandalo como el mal que de él emanaba era contagioso y susceptible de ser transmisible en dichos momentos de expresión, por lo tanto, la forma de proceder ahora sería el confinamiento en función de que el escándalo no se siguiera manifestando ni alterará el bien social. Teniendo en cuenta lo anterior, se puede ver que lo mismo ocurría con los leprosos en la sociedad del siglo XVII y que Foucault (2000) señalaba como “La expulsión de esos individuos hacia un mundo exterior, confuso, más allá de las murallas de la ciudad, más allá de los límites de la comunidad” (p.50). Con lo cual se retoma nuevamente la función de la heterotopía en cuestión como lugar acondicionado al margen de la sociedad procurando la ausencia de los individuos presuntamente anormales, ya que tanto la contaminación de lepra como de insensatez, fue mejor mantenerla al margen de la comunidad. Así mismo, lo reconocía Canguilhem (1971) “Estar enfermo significa ser perjudicial o indeseable o socialmente desvalorizado, etc.”(p.88). De ahí que la sociedad tenga casas de reposo, clínicas psiquiátricas y prisiones, o como se deseen llamar, la realidad de la condición del sujeto sigue siendo la misma. Y es esta misma sociedad quien ha pasado de ubicar a un sacerdote a ubicar un “especiaTrans-pasando Fronteras, Núm.11, 2018. Cali-Colombia ISSN 2248-7212 • ISSN-e 2322-9152

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lista” que opere haciendo cumplir las pautas de buena conducta, como impartidor de la normalidad. Es decir que este ser perjudicial e indeseable, se encuentra a merced del especialista, quien en función de la sociedad hace valer ciertos criterios de adaptación, que en caso de someterse a estos, podrá “entrar de nuevo en las filas de los bien pensantes”. Conclusión Como hemos visto, el rol del psicólogo pareciera que fuera de agente público en función de una sociedad que demanda la presencia y ausencia de ciertos individuos que atenten contra la estabilidad de su organización. Para darse cuenta de ello, solo hace falta contemplar la lógica del estado occidental, por ejemplo: En la escuela primaria nos enseñaron que portarse bien y hacer caso nos evitaría problemas, en la secundaria que había que estudiar para ser alguien en la vida, y en la adultez que hay que ser productivo para ser exitoso. Evitar problemas, ser alguien en la vida y ser productivo, son indicadores de que para poder estar en el contexto sociocultural, implícitamente se debe procurar la productividad estatal y el bien social, de lo contrario la sociedad te asegura otros espacios (la prisión, el manicomio y el cementerio). Con ello entrevemos la cultura, lo que vemos aquí y allá, producto del lenguaje, es decir, lo que llamamos realidad, siendo denominado por sociólogos y antropólogos como ficción, una ficción donde el psicólogo se ha abierto paso entre campos de saber. Lo anterior teniendo en cuenta la definición de cultura que Sampson (2000) propone:

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La tesis que quisiera proponer es que el tercer mundo popperiano, constituido por un conjunto heteróclito de sistemas semióticos, puede válidamente considerarse como ese dominio de realidad objetiva que los antropólogos, los psicólogos culturales y los etnopsicoanalistas denominan “la cultura”. Es esta dimensión la única que puede mediar entre el primer mundo de los objetos físicos y el segundo mundo de la representación mental. Es así que en esta dimensión, entre los objetos físicos y las representaciones mentales, se enmarca, el molde sobre el cual el psicólogo opera como agente cultural. No obstante, este es un llamado a conmocionar y cuestionar el mundo de la psicología e ir más allá de lo que la sociedad demanda como resultados objetivos y estudiar la particularidad de cada caso, reflexionar sobre cada sujeto y pensar su quehacer en torno a una autocrítica por medio de la epistemología y la complejidad que demanda el caso por caso. En ese sentido, es menester retornar a los fundamentos de la clínica con mayor importancia en la actualidad, cuyo periodo por venir alrededor del post-conflicto demanda como reto a la psicología. Así, la observación y la escucha como herramientas indispensables para el profesional en salud en el momento de ejercer su rol/papel, junto con lo que implica la mirada clínica, es lo que permite mantener una postura crítica acerca de cada caso y las posibles evidencias dentro de los mismos, ya que consideramos que es algo que paulatinamente ha ido desvaneciéndose, y en su lugar han llegado otro tipo de métodos (véase estadísticas, estándares, signos y síntomas no ligados a un discurso ni a una imagen, test psicológicos, etc.) que en su momento habrían sido propuestos Trans-pasando Fronteras, Núm.11, 2018. Cali-Colombia ISSN 2248-7212 • ISSN-e 2322-9152

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como una ayuda o material de evidencia en determinados casos, pero que en algunas situaciones de la actualidad han pasado a ser un producto generador de etiquetas para quien lo realiza, incluso reemplazando el criterio del profesional (donde los resultados de una prueba no dejan lugar a ninguna objeción), pasamos a estar dentro de un sistema que observa un sujeto completamente estadístico (CI bajo/alto, nivel de depresión, nivel de demencia, etc.), que no ha sido escuchado más que en una sesión, pero si rotulado tras una evaluación escrita, y que tampoco ha sido observado en profundidad porque lo que realmente importa reside en el resultado en las pruebas psicotécnicas. Sin embargo, es para nosotros de gran importancia abrir la discusión acerca de los aspectos que podrían conducir a repensar lo que podría hacer el psicólogo ante las demandas del sistema y la sociedad, considerando que dicha labor debe superar las demandas impuestas. Es decir, más allá de las respuestas que tanto el sistema como la sociedad demanden, lo que debe imperar es la exploración de cada caso de forma particular, teniendo en cuenta el discurso que pregona cada sujeto lo enmarca en el campo de la singularidad. Entre las interrogantes que se abren a partir de esta propuesta podría estar la de si el psicólogo debe, entre su quehacer, renunciar a creer que sabe, y así afrontar cada caso de una forma distinta, lo cual le evitaría pretender solucionar de entrada cada problemática que se le presenta como una demanda de saber, llevándonos a recordar a Bercherie (1980) quien afirmó: Por una parte, lo que se fijó en forma de hipótesis, teorías, principios, como aquello que parece necesario para hacer comprensible la experiencia, tiende a desarrollar sus consecuencias lógicas y a suministrar las ciencias deductivas que se anticipan a la experiencia. Por otra parte la experiencia así posibilitada termina por desbordar 74

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los marcos, dando resultados cada vez menos conciliables con sus premisas teóricas, y los cambios de hipótesis o de teorías que se imponen pueden llegar a estremecer lo que parecía un principio definitivo, necesario o a priori de la razón. (p. 10)

Es así, que lo que se plantea no es prescindir totalmente de todo el sustrato teórico de los profesionales, sino tener en cuenta que la realidad se escapa al manual de intervención, ya que esta simplemente se construye como un modelo para tratar de dar explicación a un fenómeno o una serie de ellos. No obstante, el caso humano, como ya lo hemos comentado, se escapa a toda posibilidad de control sobre sus hechos, ya que en él habita una condición singular que lo separa de la posibilidad de estandarización. Finalmente nos encontramos con propuestas alrededor de la forma de concebir la salud mental en la actualidad, basándonos en la ley colombiana que pareciera no incluir los aspectos históricos y subjetivos de cada sujeto, y su influencia sobre la salud mental, entre varios aspectos que planteamos formular en una reflexión hacia lo que hoy consideramos es el quehacer del psicólogo. Por lo tanto cabe retomar dicha ley: La salud mental se define como un estado dinámico que se expresa en la vida cotidiana a través del comportamiento y la interacción de manera tal que permite a los sujetos individuales y colectivos desplegar sus recursos emocionales, cognitivos y mentales para transitar por la vida cotidiana, para trabajar, para establecer relaciones significativas y para La Salud Mental es de interés y prioridad nacional para la República de Colombia, es un derecho fundamental, es tema prioritario de salud pública, es un bien de interés público y es componente del bienestar general y el mejoramiento de la calidad de vida de colombianos y colombianas. (Ley N° 1616, 2013) Trans-pasando Fronteras, Núm.11, 2018. Cali-Colombia ISSN 2248-7212 • ISSN-e 2322-9152

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El hecho de no incluir los aspectos históricos y subjetivos del sujeto frente a la concepción de la salud mental le arrebata una parte crucial a su situación, es decir, que se concibe una salud mental parcialmente incompleta, ya que se omiten dos puntos claves para la construcción de la misma, se hablaría entonces de un sujeto que se manifiesta en la cotidianidad pero sin un pasado, sin una elaboración previa de identidad subjetiva.Debemos tener en cuenta entonces que la historia constituye, una gran parte de la puesta en acto del sujeto, además de que almacena contenido que permanece en el aparato psíquico, es decir, que muchas de las señales acerca de su salud mental se deben a condiciones que la historia le ha otorgado, y por ende el hecho de omitir este aspecto nos dejaría simplemente con una serie de comportamientos e ideas no ligadas a un pasado ni a un contexto histórico determinado, aspectos que además se han encargado de construir parte de su identidad y que de forma inminente son causales de lo que actualmente podemos evidenciar. La subjetividad, por su parte, refiere al caso por caso, lo que podría remitirnos a que el concepto de salud mental para la ley colombiana no abarca contenidos referentes a lo que podría ser un malestar subjetivo, en relación también el padecer de cada sujeto, lo cual evita toda posibilidad de establecer un parámetro general o un manual universal de salud mental. Por lo tanto, si a ello sumamos que la historia a nivel mundial es cambiante entre cada población, es mucho más complejo el pensar una definición global de salud mental a partir de lo subjetivo, ya que estos aspectos que son de trascendencia para la construcción de esta, no están siendo apreciados, y de ser así, de forma irónica, imposibilitarían el pensarse una definición que logre abarcar totalmente una idea de salud mental que represente la realidad de cada población. De igual forma vemos cómo la ley colombiana de salud mental prefie76

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re ahorrarse el trabajo de examinar la historia del sujeto, ya que lo que se entreteje en sus intereses tiene que ver más con la funcionalidad del sujeto en el “aquí y el ahora”. Es así, que pareciera que la salud mental estuviera encaminada, al igual que Colombia, a borrar su historia. En función de lo anterior, es que se propone mantener una postura crítica no solo frente al psicólogo, sino frente a la salud con la cual se constituye gran parte de su quehacer, Invitándolo a pensar nuevamente el sistema de salud mental, tal y como se elucubra en el interés colombiano. Bibliografía Benedito, G. (1982). Rol del psicólogo: rol asignado, tol asumido y rol posible. En Braunstein, N. (Ed), Psicología, ideología y ciencia. (pp. 103-115). Madrid: editorial siglo XXI. Bercherie, P. (1980). Los fundamentos de la clínica. Paris: Navarin editeur. Braunstein, N. (1982). ¿Cómo se constituye una ciencia? En Braunstein, N. (Ed), Psicología, ideología y ciencia. (pp. 7-21). Madrid: editorial siglo XXI. Canguilhem, G. (1956). ¿Qué es la psicología? Buenos aires: Amorrortu editores. Canguilhem, G. (1971). Lo normal y lo patológico. Argentina: editorial siglo XXI Foucault, M. (1993). Historia de la locura en la época clásica [Vol. I]. Ciudad de México: Fondo de Cultura Económica. Foucault, M. (2000). Los anormales. Argentina: fondo de cultura económica Trans-pasando Fronteras, Núm.11, 2018. Cali-Colombia ISSN 2248-7212 • ISSN-e 2322-9152

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Jarne, A. y Requena, E. (2015). Sistemas de clasificación y diagnostico en psicopatología. En Jarne, A. (Ed), Manual de psicopatología clínica. (pp. 75-108). Barcelona: Herder Ley N° 1616, Diario Oficial del congreso de la república, Colombia, 21 de enero de 2013. Mannoni, M. (1981). El psiquiatra, su loco y el psicoanálisis. Madrid: editorial siglo XXI Nocera, J. (2009). El concepto de creencia en la sociología durkheimiana. XXVII Congreso de la Asociación Latinoamericana de Sociología. VIII Jornadas de Sociología de la Universidad de Buenos Aires. Asociación Latinoamericana de Sociología, Buenos Aires. Pasternac, M. (1982). El método experimental y el método clínico en psicología. En Braunstein, N. (Ed), Psicología, ideología y ciencia. (pp. 127-146) Sampson, A. (2000). Mente, cultura y enfermedad. Revista Colombiana de Psicología, 0(9), 23-31. Recuperado de https://revistas.unal.edu.co/index.php/psicologia/article/view/16108/16994

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Experiencia del desplazamiento: roles de género en mujeres de Cali1 Valentina Riaño Lara2

Daniela Suárez Valbuena3

valenriano@javerianacali.edu.co

dsuarez97@javerianacali.edu.co

Diana Marcela Villarreal Yudy Alejandra Zambrano Cuero4 Ojeda5 dianavillarreal@javerianacali.edu.co yudyzambrano@javerianacali.edu.co

Artículo corto de investigación recibido el 21/02/2018 y aprobado el 11/03/2018

Cómo citar este artículo: Suárez Valbuena, D., Villareal Cuero, D., Riaño Lara, V., & Zambrano Ojeda, Y. (2018). Experiencia del desplazamiento: roles de género en mujeres de Cali. Trans-Pasando Fronteras, (11).

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Resumen El desplazamiento forzado es una de las causas del conflicto armado interno, implica toda migración por despojo o huida de territorios con alta frecuencia de enfrentamientos entre el estado y grupos armado ilegales, y tiene grandes consecuencias sobre la vida de las personas tales como, pérdidas económicas, del capital social, entre otras (Ibañez y Velásquez, 2008). Sobre dichas pérdidas Reynaga (como se cita en Venturoli, 2009) expone que, implican una reorganización de los roles asignados a hombres y mujeres. En Colombia, el número de desplazados supera los seis millones, y hay un mayor número de mujeres que de hombres (Registro único de víctimas, 2017). Por ésta razón, se plantea la presente investigación cualitativa, desde un diseño fenomenológico, entendido como el método para acceder a las representaciones sobre una situación, desde la vivencia de cada persona (Salgado, 2007), teniendo como objetivo el conocer si la experiencia del desplazamiento por conflicto armado, influye en los comportamientos relacionados con los roles de género de tres mujeres entre los 20 y 60 años residentes de la ciudad de Cali, mediante el uso de una entrevista semi-estructurada. En los resultados se evidenció que después del desplazamiento, las pérdidas generadas llevaron a estas mujeres a tener comportamientos socialmente atribuidos a los hombres en mayor Las autoras como parte de un ejercicio de clase de Investigación cualitativa, realizaron el presente artículo, Experiencia del desplazamiento: roles de género en mujeres de Cali. Del cual se han derivado reflexiones por parte de las autoras, presentadas en la Catedra internacional Ignacio Martin Baró en la universidad Javeriana y en el III encuentro nacional de estudiantes de psicología. 2 Estudiante de séptimo semestre de la carrera de Psicología en la Pontificia Universidad Javeriana 3 Estudiante de séptimo semestre de la carrera de Psicología en la Pontificia Universidad Javeriana 4 Estudiante de séptimo semestre de la carrera de Psicología en la Pontificia Universidad Javeriana 5 Estudiante de séptimo semestre de la carrera de Psicología en la Pontificia Universidad Javeriana 1

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frecuencia después de la migración, para suplir la falta y lograr responder a las exigencias de su nuevo contexto, conservando en su mayoría funciones culturalmente otorgadas a las mujeres como la preparación de alimentos y el cuidado de los hijos; implicando con esto, una reorganización en el rol de género; Por lo cual se concluye que dichos cambios comportamentales si tienen relación con la situación de desplazamiento vivenciada. Palabras clave: Rol de género; Mujeres; Consecuencias del

conflicto; Desplazamiento. Introducción Colombia es un país que ha experimentado una larga guerra durante más de 50 años, en los cuales se ha observado un gran número de muertes y víctimas del conflicto armado interno, ello se evidencia en los resultados ofrecidos por el informe de la Agencia de la ONU para los refugiados (ACNUR) de 1985 a 2015, en donde se delata que en Colombia hay un total de 6.9 millones de desplazados, convirtiéndolo en el país con mayor número de desplazados internos del mundo, superando las cifras registradas en Siria con 6.6 millones, e Irak con 4.4 millones (ACNUR, 2015). En concordancia con lo anterior, el Registro Único de Víctimas (RUV) del 1 de febrero del 2017, expone que de 8.048.252 de víctimas del conflicto armado, 7.108.181 han sido desplazados internos, donde la cifra de las mujeres (3.627.350) supera la de los hombres (3.444.552) (Unidad de Víctimas, 2017). Estos datos son una muestra del impacto que ha tenido el conflicto armado en el país, y la necesidad de generar investigaciones al respecto. Trans-pasando Fronteras, Núm.11, 2018. Cali-Colombia ISSN 2248-7212 • ISSN-e 2322-9152

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Ahora bien, para entender éstas cifras es imprescindible comprender el conflicto armado en Colombia, por ésta razón, a continuación se presentará una breve contextualización de lo que ha sido la historia del conflicto hasta el día de hoy. Para comenzar, no se sabe con exactitud cuáles son las causas del conflicto armado, pues son muchas y diversas, sin embargo, lo que ha hecho de este conflicto algo particularmente extenso, fueron una serie de factores definidos por la Comisión Histórica del Conflicto (2015), tales como: el narcotráfico y la economía de guerra, el secuestro y la extorsión, la precariedad institucional, el paramilitarismo, las armas y urnas, el fracaso de la reforma agraria, el sistema político clientelista/localista, y el círculo vicioso de la violencia, los cuales significaron un fortalecimiento por parte de los entes involucrados. Durante los más de 50 años que duró la guerra, y mientras más fuertes se hacían los combatientes, las modalidades de guerra tomaron diferentes formas, de manera que las personas víctimas del conflicto sufrieron las consecuencias de la guerra a través de factores como: el secuestro, la extorsión, el reclutamiento ilícito de niños, niñas y adolescentes, la tortura, el homicidio en persona protegida, los asesinatos selectivos y masacres, las amenazas, los delitos contra la libertad y la integridad social, las minas antipersonas, las municiones sin explotar, los artefactos explosivos no convencionales, los ataques y pérdidas de bienes civiles, los atentados contra bienes públicos, el despojo de tierras o el desplazamiento. Todas estos hechos, estuvieron presente en la mayoría de los sectores del país, y dada la cantidad de personas víctimas, se decidió, bajo el liderazgo del gobierno nacional colombiano, dar fin 82

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a ésta larga guerra, estableciendo un acuerdo de paz que los incluyera a todos y que estuviera conforme a los intereses de las partes involucradas. Es por eso que ya el año 2012 se dio inicio a los diálogos para el acuerdo de paz entre las Farc y el gobierno del país, y durante 4 largos años se realizaron diferentes modificaciones, acordes a las inquietudes de ambos entes, de tal manera que en 2016 se firma el acuerdo final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera, el cual desde enero del 2017 comenzó a tomar medidas para el cumplimiento del mismo. Lo planteado no quiere decir que hayan dejado de existir problemáticas internas en términos de violencia, pero han reducido, tal y como lo demuestra el Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos (CERAC, 2015), pues gracias a los acuerdos se han evitado más de 1.500 muertes causadas por el conflicto, y las cifras delatan que hay 473 menos heridos de la guerra. A pesar de lo anterior, todavía quedan heridas de este conflicto, y si de verdad se quiere establecer una paz estable y duradera habrá que fijarse en las consecuencias del mismo, para promover la reparación y la justicia a las víctimas. Dada la cantidad de consecuencias del conflicto, ésta investigación quiere centrarse en las experiencias de los desplazados, pues son ellos los que quedaron vivos después de haber sufrido la guerra, y son ellos quienes tienen la verdad para contarle al país lo realmente sucedió, para hacer lo posible por la no repetición. Así pues, si se quiere trabajar con los desplazados, se hace necesario profundizar en qué se entiende por desplazado y cuáles fueron sus consecuencias sobre la vida de las personas.

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A partir de lo anterior, según la ley 1448 de 2011, una víctima del desplazamiento forzado es definida como:

Aquellas personas que individual o colectivamente hayan sufrido un daño por hechos ocurridos a partir del 1º de enero de 1985, como consecuencia de infracciones al Derecho Internacional Humanitario o de violaciones graves y manifiestas a las normas internacionales de Derechos Humanos, ocurridas con ocasión del conflicto armado interno (ley 144, 2011, art. 3)

Los estudios realizados por Ibañez y Velásquez (2008), encontraron que los principales efectos del desplazamiento en las personas son: pérdidas de activos, pérdidas de capital social, la dificultad para entrar en el mercado laboral y las mejoras en el ámbito educativo. El primero hace referencia a las pérdidas de recursos económicos tales como: mercados financieros formales o informales, el capital físico, tierras y viviendas, donde el impacto económico puede llegar a ser más fuerte cuando la persona receptora del ingreso en la familia deja de estar presente, ya sea por asesinato, secuestro o muerte natural. Cabe resaltar que el 61% de los hogares desplazados reciben sus ingresos gracias al trabajo del hombre, mientras que el 39% por la mujer. Además de las pérdidas de activos, hay una dificultad para entrar en el mercado laboral porque las habilidades de las personas que han sido desplazadas no son buscadas en el sector urbano, siendo difícil recuperar el estatus económico, lo que hace a las víctimas del desplazamiento más proclives a la pobreza (Ibañez y Velásquez, 2008). 84

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En cuanto a las pérdidas del capital social, después del desplazamiento hay una destrucción de redes sociales, lo cual podría significar mayor dificultad para salir adelante en su nueva residencia, porque de alguna manera los familiares y amigos brindan apoyo económico y social en momentos de crisis. No obstante, aunque el desplazamiento puede generar consecuencias negativas, se encuentra una mejoría en el ámbito educativo, pues las ciudades brindan mayor oferta de educación que las que se encuentran en el campo (Ibañez y Velásquez, 2008). Sumado a lo anterior, el desplazamiento tuvo otro tipo de consecuencias particularmente interesantes, pues tal y como lo expresa Reynaga (como se cita en Venturoli, 2009), las familias que se trasladaron del campo a la ciudad experimentaron un proceso de reorganización de los roles asignados a los hombres y a las mujeres. Sin embargo, la manera en que se da ésta reorganización, es decir, los cambios cualitativos que se presentan desde antes de ser víctimas del conflicto, hasta el momento en que ingresan a la nueva ciudad y se adaptan a ella, no ha sido muy estudiada, es por ésto que la presente investigación busca dar respuesta a ¿Cómo la experiencia del desplazamiento por conflicto armado, puede influye en los comportamientos relacionados con los roles de género de tres mujeres entre los 20 y 60 años residentes de la ciudad de Cali? Pero para responder a lo anterior, se hace necesario explicar qué se va a entender en ésta investigación por género, cuáles son los roles de género atribuidos a las mujeres y a los hombres en el campo. Así pues, para comenzar el género hace referencia al conjunto de identificaciones, atributos, comportamientos y funciones socialmente construidos al hombre y a la mujer, conteniendo el significado social y cultural que se asignan a esas diferencias biológicas Trans-pasando Fronteras, Núm.11, 2018. Cali-Colombia ISSN 2248-7212 • ISSN-e 2322-9152

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(Alcántara, 2013). En esta medida, la sociedad establece roles estereotipados para ambos sexos, donde al hombre se le confieren aquellas actividades que tienen mayor valor económico, social, político y sociocultural; mientras que a la mujer se le delega aquellas labores relacionadas con lo doméstico, las tareas reproductivas y de crianza, es decir, con el carácter mismo de ser madre (Gandulfo, s.f). En concordancia con lo anterior, Andrade, Alvis, Jiménez, Redondo y Rodríguez (2016) plantean que el rol de la mujer en Colombia, particularmente en el marco del conflicto se caracteriza porque ella tiende a ser obligada a servir y se clasifica como pertenencia de otro, lo que aumenta la probabilidad de que se construya la idea de sujeto con poca autonomía, alterando su autoconcepto (percepción sobre sí mismo) y afectando su salud psicológica y corporal. En la misma línea de ideas, Soto (2014) considera que la percepción de la mujer en este contexto está marcado por un pensamiento deshumanizado y patriarcal. Así pues, la mujer tiende a presentar un alto grado de vulnerabilidad sexual, material y psicosomática. La primera se da al asignársele una imagen corporal como arma de guerra y limitada a la satisfacción de las necesidades del hombre. La segunda es porque generalmente no cuentan con un empleo formal, mientras que la tercera se debe a que son blanco recurrente de actos terroristas y reclutamientos. Además, en una de las investigaciones de éste autor, que tenía como objetivo evocar experiencias de ocho mujeres en situación de desplazamiento antes, durante y después del conflicto vivenciado, por medio de una entrevista con enfoque biográfico y narrativo, concluyó que existe una diferencia en la naturaleza de las interacciones por parte de las mujeres en contexto de guerra y posteriormente desde su condición de desplazadas, resaltando 86

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su papel activo y central en la construcción de memoria individual y la memoria colectiva (Soto, 2014). Ahora bien, se sabe que los roles asignados a los hombres y las mujeres cambian dependiendo del contexto en el que se desarrollen, por lo tanto, si las personas que han sido desplazadas eran principalmente campesinas, se ve necesario hacer una distinción entre los roles que atribuían a los hombres y a las mujeres en el campo, y cómo estos fueron cambiando al llegar a la ciudad. En este sentido, Álvarez, Díaz y Saiz (como se cita en Güiza, Rodríguez-Barajas, Ríos, y Moreno, 2016) plantean que “las mujeres rurales han sido objeto de una histórica discriminación y desigualdad global, pues las estructuras patriarcales han sido propias de las relaciones sociales en el ámbito campesino” (p.119). Además, resaltan el hecho que ellas se encuentran en una situación de vulnerabilidad y desigualdad en oportunidades de formación y desarrollo, pues se las limita a las actividades relacionadas con la familia y el hogar. Con respecto al rol de la mujer y el hombre en el campo, Reynaga (como se cita en Venturoli, 2009) destaca tres actividades que se realizan en el campo: actividades agrícolas, artesanales y domésticas, realizando la diferenciación del rol a partir de ellas. Por un lado, en las actividades agrícolas, el hombre se encarga de: el arado, barbecho, chacmeo (volteado) de tierras, aporque, riego, control de plagas, y el traslado de la cosecha; mientras las mujeres se encargan de la selección, preparación y recolección de las semillas en el surco, así como del deshierbe. También ella es la que decide que parte de la cosecha será destinada para el consumo de la casa y la venta. Las actividades artesanales realizadas por las mujeres se centran en la elaboración de: mantas, cinturones y tejidos en telar de cintura, mientras que los hombres crean ponchos, frazadas y bayTrans-pasando Fronteras, Núm.11, 2018. Cali-Colombia ISSN 2248-7212 • ISSN-e 2322-9152

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etas en telar de cintura o de pedal. Finalmente, en lo referente a las actividades domésticas, son realizadas principalmente por las mujeres, encargadas de: cocinar, cuidar a los hijos y el hogar, conservar y lavar la ropa, moler granos, trasladar agua, entre otras. Referente a los hombres desplazados, buscaban trabajo como ayudantes de albañilería, comerciantes de ganado, carpintería o mecánica, mientras que las mujeres como empleadas domésticas, comerciantes ambulatorias (principalmente de frutas y verduras), o feriantes (Reynaga, como se cita en Venturoli, 2009). Finalmente, el estudio realizado por Romero-Acosta y Contreras (2015), que tuvo como objetivo plantear una propuesta de intervención, a partir de una revisión teórica exhaustiva alrededor de las reflexiones sobre el rol de la mujer y el desplazamiento forzado, plantea como conclusiones que no hay estudios sobre el papel de la mujer en el post-conflicto ni tampoco del territorio colombiano, por esta razón se hace necesario investigar más sobre el tema y diseñar programas de intervención orientadas al empoderamiento de la mujer. Teniendo en cuenta lo escrito a lo largo del trabajo, se puede decir que existen muchas investigaciones que hablan sobre el rol de género en mujeres víctimas del conflicto armado, sin embargo, ninguna de ellas analiza los cambios antes y después de ser desplazadas. Por ésta razón la presente investigación tuvo como objetivo general, conocer si la experiencia del desplazamiento por conflicto armado influye en los comportamientos relacionados con el rol de género de tres mujeres entre los 20 y 60 años residentes de la ciudad de Cali. Para cumplirlo, se plantearon como objetivos 88

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específicos: entender los significados sobre la experiencia de desplazamiento por conflicto armado, identificar las conductas relacionadas con el rol de género antes y después de este acontecimiento, y reconocer si el desplazamiento por el conflicto armado influye en las acciones relacionadas con el rol de género. Método Tipo de investigación De acuerdo a Salgado (2007), esta investigación fue de tipo cualitativa, ya que tuvo como objetivo conocer la realidad subjetiva desde la experiencia de las participantes, sus significados, percepciones y representaciones, además, buscó entender cómo se han construido sus tramas de acción y de sentido alrededor del rol de género y el desplazamiento por conflicto armado. Por otro lado, en lo referente a los diseños de la investigación cualitativa descritos, la presente fue de tipo fenomenológico, puesto que, permitió abordar los significados de la experiencia individual; partiendo del punto de vista de cada una de las participantes, su contexto relacional, historia de vida, corporalidad y narración. En esta medida, este tipo de diseño facilitó el logro de los objetivos de la investigación, en tanto que permitió una mejor comprensión de las representaciones del rol de género y el significado de las experiencias que perciben las participantes, al estar inmersas en un contexto violento que las obliga a desplazarse de su lugar de origen y porque resalta la importancia de la interpretación del investigador alrededor de este fenómeno (Salgado, 2007).

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Participantes Los participantes en esta investigación fueron, tres mujeres desplazadas entre los 24 y 56 años de edad, donde los criterios de inclusión considerados fueron: tener entre 20 y 60 años, ser mujer y haber sido desplazada a Cali por causa del conflicto armado. En tanto a los criterios de exclusión, se plantearon los siguientes: no ser mujer, ser menor de edad y haber sido desplazada por causas diferentes al conflicto armado interno. En lo referente a la técnica de muestreo empleada, fue por bola de nieve, ya que facilitó la aproximación a las realidades culturales de poblaciones con difícil acceso, así que se contactó con un informante clave que permitió la vinculación de los individuos al objetivo de la investigación (Quintana, 2016). En este caso, se solicitó la colaboración de una trabajadora independiente en el Oeste de Cali, quien ofreció el contacto de dos vecinas y una de ellas, posibilita la conexión con la última participante. Técnica de recolección de información La técnica empleada para la recolección de información fue la entrevista semiestructurada, la cual comprendió una guía de preguntas donde se encontraban establecidos los tópicos que se debían abordar, para asegurar la recolección de datos suficientes para la investigación, teniendo en cuenta lo expuesto por Bonilla y Rodríguez (1997) respecto al orden y contenido que favorece la obtención de información válida durante el encuentro. Así pues, las investigadoras diseñaron la entrevista organizada en tres grandes apartados, correspondientes al “Inicio”, “Desarrollo” y “Cierre”. El primero, cuenta con siete puntos, dirigidos a establ90

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ecer el rapport o clima de la entrevista, comunicar a las entrevistadas sobre el objetivo de la investigación y realizar preguntas demográficas, buscando indagar sobre las características personales de las entrevistadas (Bonilla y Rodríguez ,1997). En el apartado de “Desarrollo”, se establecieron dos categorías de análisis previas: “Rol de género” y “Consecuencias del conflicto armado”, las cuales abarcaron los ejes temáticos propios de la investigación, relacionados con los objetivos y la revisión del estado del arte. En este sentido, para la categoría de “Rol de género” se fijaron las siguientes subcategorías: función doméstica y ocupación, mientras que en la de “Consecuencias del conflicto armado” se establecieron: pérdidas de capital social, pérdidas económicas, razones de migración, sentimientos relacionados al lugar de residencia, valoración de respuesta por parte de las autoridades y retos como mujer en un contexto de conflicto. Así pues, dicho apartado contó con diez preguntas en el eje temático de “Rol de género” y cuatro preguntas en el de “Consecuencias del conflicto armado”. En este sentido y de acuerdo con Bonilla y Rodríguez (1997), las preguntas fueron abiertas y de tipo experiencial, de opiniones y sentimientos. El primer tipo de preguntas indagaron sobre lo que hacen o han hecho las participantes en relación con el fenómeno, las preguntas de opiniones, pretendían conocer lo que las entrevistadas piensan sobre los temas asociados al objetivo de la investigación. Finalmente, las referente a los sentimientos, estaban encaminadas a conocer cuáles fueron y son las respuestas emocionales de las tres mujeres frente al fenómeno. Para finalizar, el apartado de “Cierre” pretendía dar por finalizada la entrevista, haciendo una síntesis del desarrollo de esta y agradeciendo a las participantes.

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Procedimiento Para la primera fase se contactó con una informante clave, a quien se le comentó el objetivo de la investigación y facilitó el encuentro con las dos participantes que cumplían con los criterios de inclusión y una de ellas, posibilita el contacto con la última participante. De esta manera se seleccionaron las participantes y se contactó con ellas, a quienes se les presentaron el objetivo de la investigación y se las invitó a participar, una vez que accedieron se acordó el día, la hora y el lugar de la entrevista. En la segunda fase, luego de la firma del consentimiento informado, se realizó una entrevista a cada participante, siguiendo la guía de entrevista y haciendo uso de una grabadora de voz. Por otro lado, en la tercera fase se realizó la transcripción de las entrevistas, las cuales se organizaron y categorizaron para el mejor manejo de la información. Para finalizar, la cuarta fase consistió en la redacción de los resultados, para elaborar su análisis y discusión, teniendo en cuenta la revisión del estado del arte. Cabe resaltar que por confidencialidad de las personas entrevistadas responderán a nombres ficticios, donde “Luz Mary” es una mujer de 36 años, “Teresa” de 56 y “Juana” de 24 años de edad. Análisis de datos Se realizó un análisis temático de los resultados, ya que permitió identificar, organizar y reportar datos ricos en detalle, para la adecuada comprensión del objeto de estudio relacionado con los tópicos teóricos (Braun y Clarke, como se cita en Miles, Tonon 92

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y Alvarado, 2012). De esta manera, transcribieron las entrevistas, posteriormente se realizó una primera lectura que posibilitó identificar los códigos previamente establecidos. Continuando con la selección de los fragmentos pertenecientes a las categorías y subcategorías ya mencionadas en apartados anteriores, concluyendo con la interpretación relacionada de estas. Consideraciones éticas El presente trabajo de investigación tuvo en cuenta las consideraciones éticas basadas en la ley 1090 de 2006 del Ministerio para la Protección Social de Colombia, específicamente el artículo 2, apartado número 5, la cual expone la confidencialidad de datos que debe ejercer el psicólogo colombiano sea cual sea su labor (Ministerio para la Protección Social, 2006). Es por ello que se dejó constancia a partir del consentimiento informado, que la entrevista sería aplicada por estudiantes de quinto semestre de la Pontificia Universidad Javeriana Cali, quienes estarían en continua supervisión de su profesora de Investigación en Psicología III, durante el proceso de diseño de la investigación y recolección de datos. Se aseguró el carácter de confiabilidad en las respuestas de los participantes, para fines académicos. Del mismo modo, las respuestas obtenidas a partir de las entrevistas tendrían un carácter privado, guardando la identidad de cada uno de los participantes (Ministerio para la Protección Social, 2006).

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Resultados A continuación se presentan los resultados, los cuales se encuentran relacionados con los objetivos y las categorías de análisis establecidas para la investigación. Rol de género De acuerdo con el rol de género, las funciones domésticas, referidas a todas aquellas actividades realizadas en el hogar y de crianza, las participantes verbalizaron que antes de ser desplazadas ellas: “Cocinaba en la casa de mi suegra (…) y hacía el oficio (…) tenía una niña y estaba ahí en la casa no más, con ella” (Luz Mary, 36 años). También, una mujer menciona que “Vivía en una vereda de San Carlos en putumayo, allá trabajaba y vivía en una finca (…) a veces a las 11 de la noche llegaba la guerrilla yo tenía que cocinarles” (Teresa, 56 años)

Durante el proceso de desplazamiento, hasta su llegada a Cali, ellas manifestaron que: “Ellos (sus hijos) solitos se van, solo me levanto a hacerles desayuno (…) los despacho y se van, luego cojo mi maleta y me voy a trabajar, por ahí a las 5 o 5 y media voy llegando, ahí a hacer comida. Los niños llegan por ahí a la 1 y yo les dejo haciendo almuerzo y ya” (Luz Mary, 36 años). Además, otra participante comenta que “No hacía nada más, nadie me daba trabajo, y hacia las cosas de la casa y “(Actualmente) llegó a las 4 de la tarde y tengo que llegar derechito a cocinar y oficio (...) las cosas de la casa, para eso es la mamá” (Teresa, 56 años).

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Por otro lado, en cuanto a la subcategoría de ocupación, las participantes verbalizaron que antes de ser desplazadas ellas: “Vivía en una vereda de san Carlos en putumayo, allá trabajaba y vivía en una finca” (Teresa, 56 años), otra verbalizó: “Yo estudiaba, yo terminé el bachiller allá” (Juana, 24 años). También, se afirma que “ahí cocinaba en la casa de mi suegra… y hacia el oficio” (Luz Mary, 36 años).

Sin embargo, después del desplazamiento, afirman que: “Aquí, trabajo limpiado máquinas para embutidos” (Luz Mary, 36 años). Así mismo, una de las entrevistas menciona que “yo tenía gallinas en cantidad, más de 200 gallinas y tocó salir al parque a venderlas baratísimas porque nos sacaron de allá… de eso nos manteníamos” y “acá a Cali Llegué en el 2010, acá trabajo en una casa de familia” (Teresa, años). Por su parte, una mujer comenta “Ahora estoy estudiando, ahora estoy aquí en el instituto estudiando farmacología”(Juana, 24 años)

Consecuencias del conflicto armado Entre las consecuencias del conflicto se encuentran las pérdidas de capital social, donde las participantes verbalizan que: “En el putumayo mataron al papá de mi hija, después que lo mataron a él me dio muy duro” (Luz Mary, 36). Otra participante menciona “Pensando en que pueda tener mis cositas y ayudar a mi familia, en algún momento traérmelos a ellos para acá para que puedan vivir mejor, tranquilos como nosotros y no tener que pasar por todo eso. Además nunca puedo verlos, y es difícil hablar con ellos.”(Juana, 24).

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De igual manera, en relación con las pérdidas económicas, declararon que: “Estuvimos ahí (en putumayo) como 3 años, no teníamos ni casa ni nada, de eso nos manteníamos (...) no hacía nada más, nadie me daba trabajo, y hacia las cosas de la casa.” (Teresa, 56 años). Mientras que una de las mujeres expresa “Para nosotros fue muy difícil porque acá no teníamos conocidos ni nada y empezamos de cero” (Juana, 24).

En otro orden de ideas, para razones de migración expresaron lo siguiente: “Llegaron los paracos, y todos nos vinimos de por allá, por ejemplo mi suegra y toda su familia, ahí yo me junté con el papá de mis hijos y él me trajo para acá, por trabajo” (Luz Mary, 36). Otra participante añade “Nos sacaron y di la declaración en pasto, la guerrilla nos sacó, dijo que nos largáramos (...) si nos hubiésemos quedado ahí nos hubiesen matado, porque buscaba a mi patrón y nos salimos (…) Yo convencí a mi familia que nos viniéramos porque allá no había nada, nada. Ahora si esta bueno. Porque pensé que acá había mejor vida, el colegio, ahora ya está bueno allá (…) A veces íbamos caminando y comenzaban a echar plomo” (Teresa, 56).

Además, una de las entrevistadas dice que “De Cali todo el mundo decía que Cali era lo mejor que habían muchas más oportunidades que acá se vivía tranquilo, en paz, por eso nos vinimos”(Juana, 24).

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Así mismo, para sentimientos relacionados al lugar de migración, respondieron: “Cuando yo vivía allá (en putumayo) vivía bien, me sentía bien, cómoda (...) En mercaderes, no me gustaba porque era muy aburrido (...) En pasto no me gustaba vivir y por eso me fui, aquí (en Cali) sí, me siento bien.” (Luz Mary, 36). Por otro lado, una participante expresa “Mira que yo recuerdo que en el pueblo sentía mucha rabia, rabia con la gente porque nadie lo ayudaba a uno (…) no me gustaría vivir allá, porque uno pasó por muchas cosas y el miedo porque había unas plomaceras, y uno en el medio a salir a esconderse, no, no (…) yo en mi desesperación y el miedo corría a buscar a la niña que estaba en el colegio, eso me tenía asustada (…) Por lo menos ahora hay tranquilidad”(Teresa, 56 años).

Por su parte, una de las mujeres entrevistas dice “Miedo, miedo porque uno se siente incapaz de hacer algo. Para uno la única salida es huir, huir o buscar ayuda, o buscarse en el hogar. Por ejemplo allá la gente riega volantes que dicen que no hay salida después de las 6 de la tarde”(Juana, 24 años). Con respecto a la valoración de respuesta por parte de las autoridades manifestaron que: “En el putumayo mataron al papá de mi hija (…) ira. Pero yo dejé eso así, ya luego de eso salimos de ahí. Denunciamos pero eso se quedó ahí.” (Luz Mary, 36 años). Por otro lado, una de las personas que participaron en el estudio, dice que “Tantas veces fui donde el alcalde y nada (…) pues a mí me da cosa con el gobierno que no cumple lo que problema, y la ayuda eso humanitaria la dan cada 2 años así” (Teresa, 56 años). En tanto que otra afirma “Nunca han hecho nada, allá no hay autoridad, porque las fuerzas armadas son más en mayoría, ellos se tiene que quedar sin hacer nada porque si no los matan” (Juana, 24 años). Trans-pasando Fronteras, Núm.11, 2018. Cali-Colombia ISSN 2248-7212 • ISSN-e 2322-9152

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Finalmente, en cuanto a los retos que se presentan como mujer en el contexto del conflicto armado, una de las participantes afirmó que: “Contra todo, contra la falta de empleo contra la dominación, el machismo, contra la fuerzas armadas, porque uno como mujer corre mucho peligro. Uno no puede andar por ninguna parte y mucho menos sola. El sitio donde vivimos nosotros lo tienen ellos” (Juana, 24 años)

Discusión Con base a lo expresado por las tres participantes, a continuación se expondrá el análisis de los resultados, teniendo en cuenta los postulados teóricos y el objetivo general, el cual pretende conocer si la experiencia del desplazamiento por conflicto armado influye en los comportamientos relacionadas con el rol de género de tres mujeres entre los 20 y 60 años residentes de la ciudad de Cali. Para comenzar, se resalta el hecho que el desplazamiento como consecuencia del conflicto armado impactó de manera significativa la vida de las tres entrevistadas, ya que percibieron la necesidad de migrar a otro lugar donde pudieran tener mayor seguridad (Comisión Histórica del Conflicto, 2015). De esta manera, se infiere que este acontecimiento las llevó a replantear su manera de estar en el mundo, pues desde sus propias palabras, no encontraron otra opción más que huir, para evitar que los grupos armados al margen de la ley les hicieran daño o decidieran matarlas. Además, el desplazamiento tuvo consecuencias drásticas en su vida, porque significó pérdidas del capital social (Ibañez y Ve98

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lásquez, 2008), como por ejemplo el contacto con los padres, o la muerte del esposo, que tuvieron como resultado una desintegración del contexto familiar, y una reorganización de los roles. De igual manera, se lograron observar pérdidas de activos, tales como: pérdidas de tierras, de animales y otras pertenencias de las cuales fueron despojadas (Ibañez y Velásquez, 2008). A esto habría que sumarle la dificultad para encontrar un trabajo formal en la ciudad a la que migraron dos de las entrevistadas, puesto que no contaban con experiencia laboral y nivel de escolaridad requerido para ello (Ibañez y Velásquez, 2008). Tal y como se puede observar claramente en lo expresado por Teresa, cuando recuerda que le tocó vender las gallinas que tenía a un precio muy bajo y vender jugos en la plaza del pueblo a donde llegaron, porque no conseguía otro trabajo. Referente a Juana, debió dejar la casa de sus padres y mudarse a la ciudad. Es así como a lo largo de las entrevistas realizadas, se evidencian memorias cargadas de tristeza y frustración, como lo expresa Juana al decir que ha pasado mucho tiempo sin lograr comunicarse con sus padres, quienes aún viven en territorio con presencia de grupos armados; Luz Mary al evocar que cuando mataron a su pareja sintió mucha rabia y significó un gran reto para ella. Cabe resaltar el gran valor que le atribuyen a la pérdida de capital social que asumieron (Ibañez y V elásquez, 2008), lo cual también influyó en el cambio de actividades cotidianas, pues en el caso de Luz Mary, luego de la muerte de su ser querido, decidió cambiar de ciudad de residencia y buscar alternativas de trabajo. En esta línea de ideas, las actividades cotidianas de Luz Mary y Teresa, se encuentran fuertemente permeadas por los constructos socioculturales del comportamiento femenino, es decir, las laTrans-pasando Fronteras, Núm.11, 2018. Cali-Colombia ISSN 2248-7212 • ISSN-e 2322-9152

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bores relacionadas con lo doméstico, además de las tareas reproductivas y de crianza (Gandulfo, s.f) con las cuales, estas mujeres se identifican. Sin embargo, no ocurre lo mismo con Juana, quien no nombra tener ninguna ni realizar dichas actividades; su postura social se centraba en ser estudiante. De igual manera, se halló que después del desplazamiento existieron cambios en los roles ejercidos por Luz Mary y Teresa, lo cual va en concordancia con Reynaga (como se cita en Venturoli, 2009), pues se reflejó una reorganización en las funciones que socialmente son concedidas a ellas por el hecho de ser mujeres, debido a que al llegar a la ciudad buscaron trabajos informales para ayudar al sustento económico de su hogar, acciones que son socialmente atribuidas al hombre, donde países como Colombia se ve fuertemente marcada esta distinción, es así como el 61% de los hogares desplazados son sostenidos por hombres, mientras que el 39% por la mujer (Ibañez y Velásquez, 2008). No obstante, aunque se observa que el legado patriarcal sigue vigente, también se rescata la construcción dinámica y permanente de las funciones que estas mujeres realizan y que están influidas por la naturaleza de las exigencias del entorno, así, ellas debieron adaptarse a la situación que estaban experimentando e incluyeron en sus actividades cotidianas, aquellas que anteriormente sólo eran realizadas por sus parejas. Es así como se concluye que la responsabilidad por la crianza de los hijos, además del sustento económico exige a estas mujeres desarrollar nuevas estrategias y formas de funcionamiento, por lo cual amplían su gama de posibilidades y roles. Se plantean que estas diferencias en los comportamientos socialmente estereotipados para la mujer, pueden tener alguna relación con el momento 100

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del ciclo de vida en el cual se encuentran las participantes, pues como es sabido, el rol de género es un aspecto socialmente construido (Alcántara, 2013) que puede cambiar generacionalmente, donde históricamente es evidente que las atribuciones alrededor del comportamiento femenino para la mujer eran mucho más marcadas y rígidas, haciendo que Juana tenga una visión de los responsabilidades un poco más independientes de los estereotipos culturalmente construidos para las mujeres. Finalmente, luego de la revisión realizada en esta investigación, se debe aclarar que los resultados anteriores sólo aplican para las tres mujeres que hicieron parte de la muestra, lo cual sugiere para futuras investigaciones la opción de aumentar la muestra para lograr obtener mayor información. Además, como anotación de las investigadoras, cabe resaltar que después del encuentro con las entrevistados se resalta la importancia de la continuación del acuerdo de paz entre las FARC-EP y el Gobierno colombiano, ya que culminando este paso hacia la terminación del conflicto armado interno, se contribuye a que las historias de migración forzosa y pérdidas relaciones sean cada vez menos.

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Juegos psicológicos en los procesos de reconciliación1 Juan Carlos Valderrama C2 Edward Johnn Silva G3 Yasnith Rubiano Ramírez4 Maritza Layne5 María Alejandra Pinilla O6 Erika Vanegas7 María Alejandra Molina Q8 Jackeline Cañas Jaramillo9 Bertha Yeniffer Romero V10 Alba Lucia Carrillo Avila11 Artículo de reflexión recibido el 16/02/2018 y aprobado el 08/03/2018

Cómo citar este artículo: Valderrama Cardenas, J., Solva Giraldo, E., Rubiano Ramírez, Y., Layne, M., Pinilla Ospina, M., Venegas, E., Molina Quintero, M., Cañas Jaramillo, J., Romero Vargas, B., & Carrillo Avila, A. (2018). Juegos psicológicos en los procesos de reconciliación. Trans-Pasando Fronteras, (11).

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Miembros del semillero de investigación: Familia, institución y comunidad

Resumen Este articulo presenta los resultados preliminares de la fase 1 del proyecto de investigación “La dimensión espiritual en los procesos de perdón y reconciliación en el posconflicto” desarrollado por la Universidad, Luis Amigo y la Corporación Universitaria Minuto de Dios. Se pretende comprender, Desde una perspectiva relacional, a través de las narrativas de los actores del posconflicto los juegos psicológicos/relacionales recurrentes en los procesos de reconciliación; haciendo énfasis en experiencias fallidas y examinando posibles soluciones. El trabajo se apoya en

1 Articulo derivado del proyecto de investigación “la dimensión espiritual en los procesos de perdón y reconciliación en el posconflicto” Universidad Luis Amigo y Corporación Universitaria Minuto de Dios. 2 Docente de investigación, líder del semillero de investigación: Familia, institución y comunidad. Facultad de ciencias humanas y sociales, programa de psicología UNIMINUTO UVD. Correspondencia: juan.valderrama.c@gmail.com 3 Docente líder de acompañamiento a regiones y del semillero de investigación: Familia, Institución y comunidad. Facultad de ciencias humanas y sociales, programa de psicología UNIMINUTO UVD.: edwardjohnnsilva@hotmail.com 4 Estudiante miembro del semillero de investigación: Familia, institución y comunidad. Facultad de ciencias humanas y sociales, programa de psicología UNIMINUTO UVD. Correspondencia: yasitarubiano@hotmail.com 5 Docente investigador, Universidad Luis Amigo. Correspondencia: mlayneco@gmail.com Estudiante miembro del semillero de investigación: Familia, institución y comunidad. Facultad de ciencias humanas y sociales, programa de psicología UNIMINUTO UVD. malejandra.pinillaos@ gmail.com 6 Estudiante miembro del semillero de investigación: Familia, institución y comunidad. Facultad de ciencias humanas y sociales, programa de psicología UNIMINUTO UVD. Correspondencia: terik.14@hotmail.com 7 Estudiante miembro del semillero de investigación: Familia, institución y comunidad. Facultad de ciencias humanas y sociales, programa de psicología UNIMINUTO UVD. mariaalejandramolinaquintero@gmail.com 8 Estudiante miembro del semillero de investigación: Familia, institución y comunidad. Facultad de ciencias humanas y sociales, programa de psicología UNIMINUTO UVD. jackecj30@gmail.com 9 Estudiante miembro del semillero de investigación: Familia, institución y comunidad. Facultad de ciencias humanas y sociales, programa de psicología UNIMINUTO UVD.: sdmr12.yr91@gmail.com 10 Estudiante miembro del semillero de investigación: Familia, institución y comunidad. Facultad de ciencias humanas y sociales, programa de psicología UNIMINUTO UVD. albalu73@gmail.com

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las dinámicas definidas en el triángulo dramático (TD) de modo que los relatos describen comportamientos, creencias y emociones que prescriben acciones y estilos de relación; como resultado se identifican dos juegos principales: 1) perdón sin reconciliación, en donde se hace imposible la restauración del tejido social y 2) reconciliación sin perdón, que se caracteriza por un intento frio de cohabitar y de agresiones encubiertas en la comunicación. Las conclusiones se orientan a cuatro hipótesis de trabajo: i) los roles asumidos/designados no son estáticos ii) perdón y reconciliación son procesos interdependientes, iii) Desconectar los procesos de perdón a los procesos de reconciliación promueve narrativas de desesperanza, iv) los juegos fallidos están basados en la desconfianza. En ese sentido los retos para la fase 2 de la investigación se encuentran en hacer una descripción de los juegos exitosos en donde perdón y reconciliación se articulen. Palabras clave: Posconflicto; Reconciliación; Perdón; Victima; Victimario; Ciudadano.

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Psychological games in reconciliation processes Abstract

This article presents the preliminary results of the phase 1 of the research project “The spiritual dimension in the processes of forgiveness and reconciliation in the post-conflict” developed by the Universidad Luis Amigo y la Corporación Universitaria Minuto de Dios. From a relational perspective one tries to understand by means of the narratives of the actors of the post-conflict the psychological/relational games appellants in the reconciliation processes, doing emphasis on frustrated experiences and examining possible solutions, the work rests on the dynamics defined in the dramatic triangle (TD) so that the histories describe behaviors, beliefs and emotions that prescribe actions and relation styles; as result two main games are identified: 1) forgiveness without reconciliation, where reconciliation makes impossible to itself the restoration of the social network cohesion and 2) without forgiveness, which is characterized by a cold attempt of living together and covert aggressions in the communication. The conclusions are faced to four work hypotheses: 1) the assumed/designated rolls are not static, 2) forgiveness and reconciliation are interdependent processes, 3) to Disconnect the forgiveness processes to the reconciliation processes promotes despair narratives and, 4) the frustrated games are based on the suspicion.

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In this sense the challenges for the phase 2 of the investigation are in doing a description of the successful games where forgiveness and reconciliation are articulated. Key words: Post-conflict; Reconciliation; Forgiveness; Victim;

Persecutor; Citizen.

Introducción Es de utilidad hacer la primera aproximación a la reconciliación (la espiritualidad y el perdón no son abordados en este artículo) realizando una sencilla distinción con otro concepto que puede ser tomado en ocasiones como un sinónimo. Según la RAE conciliar es poner de acuerdo a dos o más personas, busca hacer compatibles cosas que son opuestas entre si, mientras que reconciliar se refiere a volver a las amistades, y atraer/acordar los ánimos desunidos. Una primera diferencia se encuentra en que cada uno se sitúa en un nivel diferente y, por lo tanto, tienen objetivos particulares, la conciliación trabaja en el nivel de los acuerdos que pretenden ser operativizados en acciones concretas; la reconciliación por otra parte está en el nivel de la relación, y en ese sentido procura una redefinición del vínculo. Desde una perspectiva comunicacional (Watzlawick, Beavin & Jackson, 1967) se entiende en que los intentos de solución de la conciliación están en el contenido de los acuerdos, y la reconciliación trabaja explícitamente en el nivel relacional de la comunicación. Una segunda distinción estaría en la gravedad/complejidad del conflicto, en la conciliación aparentemente está en el contenido Trans-pasando Fronteras, Núm.11, 2018. Cali-Colombia ISSN 2248-7212 • ISSN-e 2322-9152

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de las diferencias, más no hay una ruptura en la relación; en la reconciliación se entiende que la intensidad del conflicto ha perpetrado una interacción antagónica en donde las agresiones han distanciado significativamente a los participantes. Reconciliarse con la sombra, es uno de los postulados más icónicos de la psicología analítica propuesta por Carl Jung, en la cual se expone que las personas tienen toda una serie de aspectos indeseados, negados y rechazados de sí mismas; incluso esta sombra puede ser comprendida como una entidad enemiga y antagónica. Groso modo, si las personas no aceptan e integran estos aspectos vendrán implicaciones a nivel de salud mental y de las relaciones sociales (Monbourquette, 1999). Reconciliarse con la sombra significa abandonar las creencias sobre ese enemigo, aceptarlo, reconocer su existencia y luego integrarlo a la vida psíquica. Esta aproximación, aunque construida en lo intrapsíquico, permite considerar algunas nociones básicas, por el momento es útil comprender que la construcción y la cristalización de cualquier relación percibida como negativa tiene un impacto considerable en la calidad de las relaciones sociales. Los procesos de reconciliación y la salud mental El 17 de abril de 2016, en su portal web, Europa Press publica un titular que señala: “La reconciliación tras un conflicto civil empeora la salud psicológica”. El estudio realizado en 200 aldeas en los procesos de reconciliación en Sierra Leona señala consecuencias positivas y negativas en la experiencia de estos procesos de reconciliación. En ese orden de ideas, los aspectos positivos se relacionan con un incremento de acciones prosociales, pero con el costo de la salud psicológica de los individuos, puesto que se 110

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evidencio el aumento de desórdenes como: la depresión, la ansiedad y el estrés postraumático (Cilliers, Oendrilla & Billal, 2016). El estudio recomienda tener este costo en cuenta en la construcción e implementación de cualquier programa de reconciliación, pues la verdad y el revivir ciertos eventos tienen implicaciones significativas en la salud mental. Por ello, es relevante que los procesos de verdad estén acompañados por profesionales que puedan mitigar las consecuencias negativas de la reconciliación (Cilliers, Oendrilla & Billal, 2015). En términos generales se comprende que la reconciliación es el restablecimiento de la relación entre víctima y victimario, teniendo como base un dialogo abierto, y busca la reconstrucción del tejido social (Bueno Cipagauta, 2006). Puede, entonces, entenderse la reconciliación como un proceso complejo que usualmente no es inmediato, ya que se considera como una serie de acciones a largo plazo, y que hacen asunción a la convivencia, en la cual es fundamental el respeto de los derechos y acciones concretas que garanticen dichos derechos (Hinestroza, Saldarriaga & Berrio, 2016). La noción de juego psicológico y triangulo dramático Berne (1964) definió que las relaciones humanas se dan en transacciones sencillas que conforman juegos complejos; dichos juegos son intercambios complementarios que progresan hacia un resultado más o menos definido y tiene como base motivaciones ocultas de los participantes de la interacción. En ese sentido el triángulo dramático (TD) propuesto por Karpman (1973) consiste en un juego en donde hay tres roles/actores: Trans-pasando Fronteras, Núm.11, 2018. Cali-Colombia ISSN 2248-7212 • ISSN-e 2322-9152

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1) el perseguidor, que está legitimado para dominar e imponer, y sus emociones negativas son justificadas, es crítico con los demás, y el objetivo de su juego se relaciona con la venganza. 2) el salvador, quien desea proteger, su posición es dominante pero encubierto y, ayuda así no se haya solicitado su apoyo, su juego consiste en sentirse superior a los otros. 3) la víctima, que se muestra desamparada y vulnerable, sin embargo, es un desamparo agresivo, en el que suele culpar a alguien -el perseguidor- y delegar sus acciones a otros -el salvador-, de modo que puede asumir actitudes defensivas (Liras, 2015). Salvador (Ciudadano)

Victima (Sobreviviente)

Perseguidor (Ex-combatiente)

Grafico 1: El triángulo dramático en el posconflicto

Metodología La fase 1 del proyecto de investigación comprende lo siguiente: 1. Construcción del marco teórico sobre espiritualidad, perdón y reconciliación. 112

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2. Elaboración de la primera propuesta de instrumento para realizar entrevistas semiestructuradas. 3. Realizar una prueba piloto de la entrevista semiestructurada. 4. Analizar las narrativas de las personas entrevistadas teniendo como base las categorías de análisis planteadas. 5. Plantear hipótesis de trabajo respecto a posibles juegos relacionales que caracterizan el posconflicto. La fase 2 del proyecto se desarrollará durante el año 2018, por lo tanto, no se tiene presente en este artículo. Instrumento Entrevista semiestructurada la cual cuenta con las siguientes categorías de análisis: • Espiritualidad • Experiencias de perdón • Experiencias de reconciliación Resultados y discusión Los procesos de reconciliación no responden a una formula mecánica, ya que, desde la perspectiva de la construcción de paz, se propone pasar de conocer el evento a reconocer a las personas, Se realizaron dos entrevistas con personas que han vivido el conflicto armado en Colombia, en donde retroalimentaron el instrumento y su pertinencia. 12

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a través de un marco de referencia centrado en las relaciones, que posibilita los espacios de encuentro para conversar sobre el pasado, imaginar el futuro y reconstruir el presente mediante nuevas percepciones y experiencias compartidas (Lederach, 2007). Juegos psicológicos/relacionales en que participan los actores del posconflicto Las lógicas de interacción enmarcadas en la guerra, se fundamentan en la pretensión de eliminar al contrario, confirmando el mito hobbesiano que señala que para defender la vida se debe competir contra los otros (Silva, 2016). Es de especial interés en este proyecto comprender dos juegos que se presentan en el conflicto armado y en el posconflicto: 1) Perdón sin reconciliación (Tabla 1) y 2) Reconciliación sin perdón (Tabla 2).

Tabla 1. Juegos y narrativas dominantes cuando hay perdón sin reconciliación.

El ciudadano/salvador no ha sufrido directamente los efectos de la guerra, pero muestra preocupación por las necesidades y el dolor de las víctimas del conflicto armando. Sin embargo, con la intención de ayuda, brinda un apoyo no solicitado, asumiendo una posición de superioridad que reduce la percepción de capacidad de las personas que su ubican en una posición de víctima. Dicho 114

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planteamiento requiere una redefinición de los roles, en la lógica de los procesos democráticos que respeten y reconozcan la pluralidad y las diferencias de las poblaciones vulnerables, ya que la dinámica del conflicto debe superar las tensiones ente víctimas y victimarios que paralizan el agenciamiento personal y colectivo (López, 2011).

Tabla 2. Juegos y narrativas dominantes cuando hay reconciliación sin perdón.

El juego de la víctima, suele girar alrededor de la acusación y la visión centrada en el pasado, delegando la responsabilidad de sus acciones en otros actores que propician la configuración de un sistema de alta dependencia y baja autonomía (Edwards, 2011). El riesgo en esta interacción, se presenta cuando se instala la categoría de victima a la identidad personal. El planteamiento del TD, señala que el victimario en el contexto del conflicto armado, participa de una dinámica de polarización en la que defiende una postura ideológica de verdad absoluta, con la que justifica su necesidad de hacer entrar en razón a los demás actores, paradójicamente a través de lemas sustentados en discursos de paz y acciones relacionadas con la violencia.

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Conclusiones Se presentan las conclusiones a modo de cuatro hipótesis de trabajo:

Tabla 3. Conclusiones

Referencias Berne, E. (1964). Juegos en que participamos, Psicología de las relaciones humanas. México D.F., México: Editorial Diana. Bueno Cipagauta, M. (2006). La reconciliación como un proceso socio-político. Aproximaciones teóricas. Reflexión Política, junio, 6478. Recuperado de: http://www.redalyc.org/html/110/11001506/ Cilliers J., Dube, O., y Siddqi, B. (2016). Reconciling after civil conflict increases social capital but decreases individual well-being. Science, 352(6287), 787-794. Recuperado de: http://science. sciencemag.org/content/352/6287/787 Cilliers J., Dube, O., y Siddqi, B. (2015). Can the Wounds of War be Healed?: Experimental Evidence on Reconciliation in Sierra Leone. Recuperado de: http://odube.net/papers/Reconciliation.pdf 116

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Edwards, G. (2011). El triángulo dramático de Karpman: Cómo trascender los roles de perseguidor, salvador o víctima. Establece relaciones personales saludables. Madrid, España: GAIA Ediciones. Hinestroza, I. M., Osorio, L. A. T., Saldarriaga, M. G. M., & Berrio, S. M. A. (2016). Perdón, convivencia y reconciliación en el proceso de paz, desde una mirada psicológica. Poiésis, (31), 245-256. Karpman, S. B. (1973). 1972 Eric Berne memorial scientific award lecture. Transactional Analysis Bulletin, 3(1), 73-77. Recuperado de: http://journals.sagepub.com/doi/abs/10.1177/03621 5377300300118?journalCode=taxa Lederach, J. (2007). Construyendo la paz. Reconciliación sostenible en sociedades divididas. Bilbao, España: Editorial Gernika Gogoratuz. Liras, S. M. (2015). How to Break Free of the Drama Triangle & Victim Consciousness. Clínica, 6(2), 129-133. Recuperado de: http:// www.copmadrid.org/webcopm/publicaciones/clinicacontemporanea/cc2015v6n2a6.pdf López, W. (2011). Medios de Comunicación, Conflicto y Paz: sobre el enmarcamiento psicosocial del conflicto sociopolítico y la paz en Colombia (Tesis doctoral) Universidad de Santiago de Compostela, España. Monbourquette, J. (1999). Reconciliarse con la propia sombra: el lado oscuro de la persona (Vol. 56). Santander, España: Editorial Sal Terrae. Press, E. (2016). La reconciliación tras un conflicto civil empeora la salud psicológica. Salud: Infosalus. Recuperado de: http:// Trans-pasando Fronteras, Núm.11, 2018. Cali-Colombia ISSN 2248-7212 • ISSN-e 2322-9152

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www.infosalus.com/salud-investigacion/noticia-reconciliacionconflicto-civil-empeora-salud-psicologica-20160517082632. html Silva, E. (2016). “Las trampas del lenguaje”. El observador. Cajicá, 12 de diciembre, 2016. Recuperado de: http://elobservador. co/?s=las+trampas+del+lenguaje Watzlawick, P. Beavin, J. & Jackson, D. (1967). Teoría de la comunicación humana. Barcelona, España: Ed Herder.

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Experiencias y limitaciones en el proyecto de intervención educativa la QuintaDimensión (5D): El proyecto “El Club del mohán”1 Nathalia Andrea Hurtado M.

Juan Pablo Moreno P.

Estudiante de Psicología y Antropología

Estudiante de Psicología y Sociología

nath.hurman@hotmail.com

j.pablo.moreno97@gmail.com

Universidad Icesi Artículo de reflexión recibido el 21/02/2018 y aprobado el 04/03/2018

Cómo citar este artículo: Hurtado Manrique, N., & Moreno Pardev, J. (2018). Experiencias y limitaciones en el proyecto de intervención educativa la Quinta Dimensión (5D): El proyecto “El Club del mohán”. Trans-Pasando Fronteras, (11).

Resumen La educación se ha ubicado como un tema social, económico, político y cultural importante, de preocupación tanto nacional como internacional. Por esto, se han desarrollado diversos royectos orientados hacia el desarrollo, mejoramiento e intervención en la Trans-pasando Fronteras, Núm.11, 2018. Cali-Colombia ISSN 2248-7212 • ISSN-e 2322-9152


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educación, principalmente en la escolaridad de primaria y secundaria. Uno de estos proyectos es el modelo de la Quinta Dimensión, el cual se decide adaptar en el semillero de Psicología Educativa de la Universidad Icesi denominándolo proyecto Mohán, con el objetivo principal fue generar una intervención que permitiera aportar en las demandas sociales de la Ludoteca, espacio al que asisten muchos estudiantes para ver clases y realizar actividades extracurriculares. En este documento se condensan las experiencias resultantes de la adaptación, las cuales contienen limitaciones, como el conflicto que se gestaba entre los escolares, la propuesta de actividades que fueron difíciles de comprender, entre otros, así como reflexiones. Palabras clave: Quinta dimensión; Aprendizaje colaborativo; Aprendizaje significativo; Comunidad de práctica.

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Experiences and limitations in the educational intervention project the Fifth Dimension (5D): “The mohán club” Abstract

Education has been placed as a social, economic, political and cultural issue of global relevance. For this reason, several projects have been developed oriented towards the development, improvement and intervention in education. One of these projects is the model of the Fifth Dimension (5D) founded by Michael Cole, which was adapted and implemented in the hotbed of Educational Psychology of the Icesi University, calling it the " El Mohán club" project, with the main objective of generating an intervention that would contribute to the social demands of the Playhouse "La esperanza", a space located in Siloé with which we worked together, which provides the opportunity for many children from the Siloé community to attend to see classes, perform extracurricular activities and enjoy spaces with library, game rooms, among others. This document, reflective type, condenses the experiences resulting from the adaptation of the 5D model, which contain limitations, such as the conflict that was brewing among school children, the proposal of activities that were difficult to understand, but that were used to generate a better interaction, as well as concrete reflections of each activity. Keywords: Fifth dimension; Collaborative learning; Significantlearning; Community of practice. Trans-pasando Fronteras, Núm.11, 2018. Cali-Colombia ISSN 2248-7212 • ISSN-e 2322-9152

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Introducción “La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo.” -Oscar Wilde

La educación es el tema del milenio. Actualmente ocupa las agendas políticas y económicas de distintos países, como el caso de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) compromiso que adquirieron los líderes de distintos países para transformar el escenario social con distintos objetivos, ubicando como cuarto objetivo de la lista a la educación. También hace parte de la agenda internacional, con comunidades internacionales como la ONU con programas como la UNESCO, promoviendo y generando proyectos que mejoren la calidad de la educación. A su vez, la educación es un tema que es abordado desde las diversas ciencias sociales como antropología, sociología, ciencia política, psicología, entre otras, y apareciendo como uno de los temas que más concierne al mundo. La educación ha sido investigada, discutida y analizada desde diversas perspectivas, problemáticas, y necesidades, relacionándola con circunstancias como el progreso, el desarrollo, la pobreza, inclusión, autorrealización del ser humano, y más temáticas que recalcan su importancia y relevancia. Prueba de esto es que existan diversas ramas en las disciplinas sociales, políticas e inclusive económicas, que llevan su mismo nombre como la psicología educativa, rama que toma lugar para investigar, analizar, hacer críticas y aportar elementos a la educación, considerando que esta hace parte fundamental de los procesos de socialización, y, por ende, en la vida del ser humano. Al respecto, la psicóloga Beatriz Vera Poseck (2004) comenta “La educación proporciona al ser humano la posibilidad de reducir 122

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sus niveles de desconocimiento, de conocer el cómo, el porqué y el para qué de su existencia y de sus relaciones con el mundo que le rodea” (p. 7). Además, expone su propia posición frente a la función de la educación cuando menciona “Y es que la educación es una institución que lucha contra la ignorancia y, siendo la ignorancia la madre de todos los peligros, el origen de todos los males, todos tenemos derecho a poder librarnos de ella” (Poseck, 2004, p. 7) Dada su relevancia, es coherente que existan tanto conferencias, congresos, foros, semilleros y demás eventos que tengan como tema principal a la educación. Ejemplo de esto es la participación del tema, desde diversas ramas, sean estas clínicas, organizacional, social o educativa, en el Encuentro Nacional de Estudiantes de Psicología (ENEPSI), evento que se planteó la interrogante metacognitiva al final, sobre cómo estamos aprendiendo los estudiantes de psicología la disciplina. Otro ejemplo lo expone la universidad Icesi, en la cual se creó el semillero de psicología educativa con el fin de generar proyectos que le permitan a los estudiantes no sólo aplicar los conocimientos adquiridos durante la carrera, sino también, adquirir otros conocimientos más prácticos, como el contacto con el otro, el desarrollo de actividades que aterricen una teoría, entre otros. En este documento se expondrán las reflexiones que dos estudiantes que pertenecen al semillero han realizado frente a la experiencia de crear y hacer parte del modelo de la Quinta Dimensión: El club del Mohán. Por esto, se expondrá una conceptualización del modelo y sus conceptos principales, así como la exposición del proyecto creado en el semillero. Finalmente se señalarán las limitaciones y reflexiones de las actividades llevadas a cabo por el semillero.

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Modelo de La Quinta Dimensión (5D) La quinta dimensión es un modelo tipo proyecto educativo propuesto por el psicólogo cultural Michael Cole en el Laboratory of Comparative Human Cognition de la Universidad de California, que nace con el propósito de “Mejorar el desarrollo de niños y niñas a través de intervenciones realizadas después de la escuela.(4, p. 18). Crespo, Lalueza, Padrós, Lamas & Sánchez (2014) destacan que el modelo está basado en el concepto de aprendizaje colaborativo, tanto intergeneracional como interinstitucional, que se interesa en utilizar las TIC como una herramienta que permita la inclusión social, el desarrollo de capacidades, y el acercamiento a las TIC (p. 143). La tesis que sustenta la quinta dimensión es que, a través de la creación de un entorno, por fuera de la escuela, que permita la creación de una “microcultura”, definida como un conjunto de conocimientos, creencias, conductas y costumbres compartidas por los miembros de un grupo, que propicie la apropiación de determinado artefactos culturales (4, p. 18) que se producen en ese espacio, cómo las TIC, la creación de un personaje que se comunique y motive con los estudiantes, la comunicación entre los estudiantes y el personaje, la creación de un pasaporte que se utiliza para registrar las actividades creadas por los niños, etc. Ahondando, el modelo pretende crear una ideocultura, concepto que refiere a mediante la “Realización de ejercicios de enriquecimiento intelectual a través de juegos interactivos con la ayuda de ordenadores (actividades altamente atractivas por los niños y niñas); por la implicación de estudiantes universitarios que colaboran en las actividades y por el carácter flexible y altamente motivador de la microcultura creada”. Este entorno se puede considerar una microcultura en construcción permanente a partir de las aportaciones de los participantes. 124

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¿Cómo funciona el modelo? La Quinta Dimensión se presenta como un juego al que pueden acceder los estudiantes, los cuales, por el carácter dinámico del juego, la presencia de fantasías y sucesos ficticios, así como el interés de generar una mejor adaptación y desarrollo de los niños, está dedicado principalmente a infantes. El modelo funciona con la presentación escrita de un personaje virtual, el cual posee habilidades o poderes particulares, valores muy importantes para sí mismo y además, la cualidad de ser ficticio, puesto que es creado con el objetivo de que nunca conozca físicamente a los estudiantes. El personaje se presenta con una narrativa, en la que invita a los niños a participar en una comunidad o un club selecto de amigos. Se les presentan las reglas básicas que se han creado para el juego, como su compromiso con la comunidad y la escritura hacia el personaje. Después se les entrega un documento que los oficializa como parte de la comunidad, el cual es un pasaporte en el que están anotadas las actividades que realizarán. El pasaporte lo llenarán cada vez que participen de una actividad, y de esta manera, seguirán avanzando en los niveles, básico, medio y avanzado. Entre los artefactos culturales que se mencionaron en la presentación del modelo se encuentra el personaje, descrito anteriormente, y un elemento que no se ha destacado pero que es fundamental: las cartas como herramientas que permiten la comunicación del personaje con los estudiantes. Generalmente los niños tienden a escribir elementos de su vida, preocupaciones, intereses, gustos y demás, a los que el personaje responde, dándoles un espacio para que se expresen y puedan dar rienda suelta al saber que hay alguien que les escucha, y que también les habla Trans-pasando Fronteras, Núm.11, 2018. Cali-Colombia ISSN 2248-7212 • ISSN-e 2322-9152

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de su vida, aconseja en situaciones que las necesite, o inclusive, dialogue sobre las mejoras o dificultades que ha tenido durante sus actividades o misiones. Luque & Lalueza (2013) destacan que el enfoque hacia la actividad como estrategia de intervención se utiliza debido a que permite una integración, una interacción y más importante aún, una colaboración entre los estudiantes, puesto que “Consiste en la colaboración de un grupo de niños con un grupo de estudiantes universitarios para resolver tareas, utilizando software diverso y trazando un recorrido de tareas que siguen unas reglas” (p.408). Ante esto último, se destaca que es a través de las actividades que los estudiantes desarrollan capacidades y habilidades, generan una interacción entre los mismos niños que es diferente a la que se produce en el aula, y frente a esto, se resalta el establecimiento consensual de reglas y comportamientos que los miembros de la comunidad creada deben tener. Al mencionar los elementos presentes en el modelo, se deben resaltar tres características conceptuales relevantes que son: el aprendizaje colaborativo, la comunidad de práctica y el aprendizaje significativo. Aprendizaje Colaborativo Desde el comienzo del documento se manifestó que el modelo pretende alejarse de la metodología tradicional de la educación, en la que hay una relación jerárquica y de aprendizaje unilateral, entre el profesor y el estudiante, para motivar un aprendizaje que se propicie en conjunto, en un grupo de personas que se consideran en igualdad de condición, los cuales poseen conocimientos que utilizan en pro de llegar a una meta común, sea realizar una actividad académica, social, etc. 126

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Martín- Moreno (2004) denomina que el aprendizaje colaborativo es un “Intercambio y desarrollo de conocimiento en el seno de pequeños grupos de iguales, encaminados a la consecución de objetivos”( p. 1). De esta manera, no es un mero trabajo en equipo, el concepto implica un intercambio de experiencias, de sentidos y significaciones que cada ser humano construye, en pro de llegar a un consenso y de esta manera, enriquecer su propio conocimiento y a la vez, realizar una actividad. Comunidad de práctica El modelo toma la postura del concepto creado por el teórico en educación Etienne Wenger “Comunidades de práctica”, concepto que afirma que “Los motores de la acción de las personas (...) están en el significado, es decir, en el sentido que los individuos le otorgan a lo que hacen.” (7, 144). En esta vía, la importancia que el modelo le da a las acciones humanas y a los significados recae en la construcción colectiva que se produce en las comunidades, las cuales son vitales para el modelo, puesto que son las que le permiten al individuo dotar de sentido sus conocimientos, sentimientos, emociones, actos, prácticas cotidianas, e.t.c. Empero ¿Qué es una comunidad? Prácticamente, puede ser un grupo social en el que participe más de un sujeto pues Wenger (1998) recalca que “Todos pertenecemos comunidades de práctica. En casa, en el trabajo, en la escuela, en nuestras afidones: pertenecemos a varias comunidades de práctica en cualquier momento dado. Y las comunidades de práctica a las que pertenecemos cambian en el curso de nuestra vida. En realidad, las comunidades de práctica están por todas partes.” (9/23). En este caso, se definiría a las comunidades de prácticas como grupos de personas Trans-pasando Fronteras, Núm.11, 2018. Cali-Colombia ISSN 2248-7212 • ISSN-e 2322-9152

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que participan en un sistema de aprendizaje social, en el cual, la interacción de dichas personas es la que produce el aprendizaje. En resumen, este grupo social o colectividad es el que permite que se gesten conocimientos distintos que le dotan al ser humano de una lógica particular, que prescribe una identidad, normatividad y prácticas particulares. Finalmente, el término comprende que “Cada comunidad tiene su propio sistema de creencias, tiene una forma particular de ver las cosas que produce sentido y conocimiento a través de la interacción entre quienes tienen contacto más o menos cercano” (7,144). Con esto último, se menciona otra característica implícita en el término: el componente humano del proyecto, que no solo incide a estudiantes, sino también a profesores, padres e investigadores. Lo anterior porque no son solo los estudiantes de colegio quienes participan en las actividades, sino también monitores o investigadores, padres y la comunidad a la que hacen parte los estudiantes escolares. Aprendizaje significativo La Quinta Dimensión hace parte de la psicología cultural, rama que posee un enfoque socio-constructivista de la educación, bajo el cual, el aprendizaje se logra a través de las interacciones, relaciones y prácticas sociales y culturales desarrolladas en la cotidianidad, que le dan un sentido al mundo. Esto último es el aprendizaje significativo, que quiere decir que el aprendizaje no solo se logra a través de la escuela o instituciones parecidas, sino que también se da en lo social. 128

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Crespo et al (2014) hablan sobre el modelo de la quinta dimensión, y afirman que el modelo “Frente a las clásicas formas de aprendizaje por transmisión que descuidan los intereses del alumno, propone el aprendizaje significativo a partir de la participación en los objetivos de las tareas y la colaboración en el logro de metas.” (5-141). ¿Qué es el aprendizaje significativo? De acuerdo a Rodríguez (2004) “Es el proceso que se genera en la mente humana cuando subsume nuevas informaciones de manera no arbitraria y sustantiva y que requiere como condiciones: predisposición para aprender y material potencialmente significativo que, a su vez, implica significatividad lógica de dicho material y la presencia de ideas de anclaje en la estructura cognitiva del que aprende” (8/ parr 22). En otras palabras, se significa aquello nuevo que se aprende, debido a que dicho conocimiento interactúa con el conocimiento previo de la persona, modificando y re construyendo aquellos que ya tenía, a la vez que, construye aquel nuevo conocimiento. Frente a lo anterior ¿Cómo es el sujeto bajo esta perspectiva? Es un sujeto que se interroga, que tiene el interés de aprender y además, que tiene las herramientas tanto cognitivas, como sociales y culturales para aprender. Esto último se menciona en consonancia con la perspectiva pedagógica del proyecto, la cual reconoce que el entorno cultural de los estudiantes produce conocimientos, estrategias y relaciones que le permiten al individuo aprender. Habiendo aclarado los conceptos, el modelo, su estructura e intereses, se continua con la caracterización de la adaptación que realizó el semillero de Psicología Educativa en un colegio de Siloé, con el proyecto “El club de Mohán”.

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Adaptación del modelo la 5D: Proyecto “El club de mohán” El proyecto del mohán surgió como una iniciativa del semillero de Psicología Educativa de la universidad Icesi, en el que se propuso la idea de experimentar con metodologías alternativas en educación con el propósito de brindar una experiencia práctica para los estudiantes de psicología, al poder reforzar conceptos teóricos, aprendidos tanto en clase como en el semillero, y aterrizarlos a una realidad, de tal manera que, puedan ser traducidos en actividades y acciones concretas. El semillero cuenta con ocho estudiantes del semillero universitarios, en adelante monitores, todos estudiantes de psicología, que se comprometieron con la adaptación del modelo. La intervención se produjo bajo la supervisión de un profesor diestro en el tema y una monitora que tuvo una participación más constante y directiva. Continuando, a inicios del 2017 se dedicó un semestre completo al acercamiento del modelo teóricamente, a la estructuración del personaje y a las narrativas vinculadas a este, así como las posibles actividades a realizar. Finalmente, también se realizó una búsqueda de la comunidad a intervenir, y un acercamiento a esta, con dos visitas. En el semestre siguiente, a mitad del año, se realizó la intervención con un total de seis sesiones en las que se presentaron cuatro actividades, reconocidas más adelante como misiones. Caracterización de la población: Dentro de la comuna 20 de la ciudad de Cali se encuentra el barrio lleras donde se realizó la actividad de 5D del Mohán. Esta comuna se caracteriza por ser el espacio en el que se dan procesos migratorios heterogéneos como resultado de múltiples coyuntu130

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ras políticas y sociales, como el conflicto armado. En esta comuna inicialmente se creó como un barrio obrero para la minería de cobre en la montaña, la cual alimentaba a las locomotoras del valle. Posteriormente esta zona se volvió un lugar propicio para las invasiones de otras regiones del país en busca de mejor trabajo y calidad de vida, principalmente provenientes de zonas rurales. Dentro de esta comuna se pueden ver las precarias condiciones en las que se encuentra la mayor parte de la ciudad, mostrando los escasos puestos de salud, instituciones educativas y puestos de seguridad en comparación al tamaño poblacional. Además, es una zona que no se ha vinculado a la ciudad totalmente, a pesar de que representa una fuerza laboral importante, aunque se reconoce la utilidad del teleférico para transportarse a las zonas más lejanas de la comuna. La comuna es reconocida por tener altos índices de violencia como robos y la existencia de bandas criminales, sin embargo las personas reportaban una tranquilidad desde que una redada de policía arrestó a buena parte de los miembros de estas bandas. El Mohán Para construir al personaje se tuvo en consideración la cultura del país colombiano, con sus leyendas, mitos e historias. Se pretendió también, avivar el interés del niño en la historia popular y en los conocimientos de los familiares frente al personaje, además de resaltar el pasado minero de la comuna, pues el Mohán generalmente pasea por lugares donde están las minas. El personaje se presenta como un ser con el superpoder de cambiar de forma, así que un día puede ser un lápiz, una montaña o un celular, razón por la que nunca le conocerán. Además, es un ser que tiene características humanas como fantásticas. Trans-pasando Fronteras, Núm.11, 2018. Cali-Colombia ISSN 2248-7212 • ISSN-e 2322-9152

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Es hábil, y es un deportista, al que le gustan mucho los juegos y deportes de todo tipo. Es un ser muy sociable y charlador, es muy juguetón, aventurero y travieso, pero también es muy responsable y comprometido con las causas sociales. Viaja mucho porque ayuda en todas las catástrofes y problemáticas, como la que hubo con el terremoto de México el año pasado. Como viaja tanto, tiene muchos amigos y por eso, contactó a los estudiantes de la universidad Icesi, porque quería que fueran sus amigos y le ayudaran a conocer más amiguitos y a cumplir misiones. Como está indignado porque han usurpado su casa, que es la colina de Siloé, decide conocer a las personas que han ocupado su hogar, por lo que va a la ludoteca, un espacio donde va la población de Siloé a realizar actividades comunales. Allá hay muchos niños, y el decide que quiere conocerlos así que son los estudiantes de la universidad Icesi quienes van a visitarlos y a invitarlos a hacer parte de su club selecto. Al exponer las actividades, se enmarcará la experiencia que se tuvo y también las reflexiones y limitaciones que se derivan de esta. Actividades: Misiones del Mohán. Debido al tiempo presupuestado para la ejecución de este proyecto de intervención se decidió que se iban a llevar a cabo seis sesiones, una dedicada exclusivamente a la presentación del semillero como grupo de “amigos del Mohán” y una exclusivamente a “la despedida del Mohán”, las cuatro restantes a trabajar intervenciones propiamente dichas. Estas fueron: 1. Mohán el detective, 2. desenredar la historia, 3. Mohán es un detective, 4. Emocionalmente colorido. Cabe aclarar que las actividades que se implementaron se elaboraron a partir de discusiones que surgían después de cada intervención, bajo la cual, no solo se consi132

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deraba la experiencia de los estudiantes, las problemáticas que se observaban, sino también, a partir de las demandas explicitadas por la docente de la ludoteca. Esto permitió articular las necesidades emergentes con las metas establecidas como semillero en la implementación de este modelo, necesidades que se materializan en objetivos transversales a cada intervención, como lo son la convivencia y la participación. El contenido, como se mencionó, se adaptó periódicamente al caso particular, pero se mantuvo la estructura: tres niveles de dificultad, uno más difícil que el anterior, que promoviera el trabajo colaborativo, una guía que explicara la actividad por si sola, que anclara aprendizaje académico y que fuera llamativo para la participación. A continuación se hará una descripción breve de cada actividad, de sus limitaciones y reflexiones.Actividad 0: Conociendo. Esta actividad fue únicamente para conocer a los estudiantes con los que se realizaría el proyecto. Consistió en ir a la Ludoteca, conocer a las personas encargadas del espacio, a la profesora, y la cotidianidad de los escolares frente a una clase. Se interactúo con los niños, se presentaron los monitores, y se acordó que los visitarían después. Actividad 1. Entrada el club de amigos del Mohán. Para dar inicio a la actividad formalmente era necesario atraer a los niños y establecer las reglas de juego, que son una base para las reglas que se construirán posteriormente en conjunto, pues este momento sería importante en cuanto pone en común el tipo de relación propuesta y los roles que ocupan los niños y los estudiantes universitarios. Para ello, era necesario no solamente establecer y presentar el personaje como alguien-algo interesante, poderoso y amable (digno de ser amado), sino vincularlos a su “grupo de amiTrans-pasando Fronteras, Núm.11, 2018. Cali-Colombia ISSN 2248-7212 • ISSN-e 2322-9152

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gos” para darle sentido a las actividades por venir y comenzar la comunicación epistolar con ellos. Esto representaba un cuidado muy importante a la hora de resolver las preguntas, ya que resulta vital mantener la ambigüedad del personaje y su identidad. Se comenzó con un juego “rompe hielo” para la presentación de los monitores y los niños, luego la presentación del Mohán en formato de cuento y finalmente se les pedía que comenzaran a llenar el pasaporte de ingreso con el cual se capta información importante para la caracterización de la población y daba pistas importantes de las capacidades de escritura de ellos. Limitación: En esta sesión se develó la necesidad de crear grupos de trabajo heterogéneos para que los niños puedan completar sus habilidades y apoyarse mutuamente, además por la proporción de estudiantes universitarios vs estudiantes de la ludoteca (1-5). Los niños tienen edades muy dispares (entre 6 y 12 años) y con desarrollos que no van directamente proporcionales a su edad. Los recursos con los que cuenta el semillero no permiten la creación completa de un laberinto como el de Lalueza o Cole, por lo que se debe hacer una misión por sesión con diferentes niveles de dificultad, pero realmente no existe la posibilidad de crear opciones por la falta de personal capacitado, tiempo y recursos materiales. Trabajar con las familias no es una posibilidad ya que no existe el tiempo para llevar a cabo ese proceso de llegar a la comunidad y establecer metas comunes. Además, la profesora manifiesta que los padres no suelen involucrarse ya que no cuentan con las habilidades de lecto escritura para apoyar el proceso de sus hijos. La presentación fue compleja debido a que se tenía que 134

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generar un lazo especial con los niños que les permitiera sentirse cercanos a los monitores. No se puede decir que este lazo se haya construido inmediatamente, sin embargo, fue difícil acercarse a los niños porque estaban muy dispersos, corriendo, saltando e interrumpiendo la presentación de los monitores. Reflexión: Los niños no son una población nativa a la ciudad, hay varios estudiantes que vienen desde el cauca y santander, pero llevan al menos más de dos años en la ciudad. Algunos se movilizaron por oportunidades de trabajo y otros por la violencia en sus regiones. La incapacidad de algunos niños para escribir y articular ideas coherentemente representa un reto nuevo para cambiar el formato de las actividades y el nivel de dificultad que sea apropiado para su desarrollo. Misión 2: Desenredar la historia La actividad consistió en el primer nivel de acomodar unas fichas en orden para darle secuencia a una historia en la que los niños narran lo que sucedió. Las fichas consisten de una historia donde un personaje ayuda a otro en pro del compañerismo. En el segundo nivel, los estudiantes forman un círculo y por medio de un juego de selección aleatorio algunos niños, explotaban un globo y adentro habia una palabra, la cual era un valor sinónimo o cercano a la convivencia. Y el tercer nivel era crear una dramatización con esa palabra en los subgrupos de trabajo; para ello tenían que definir la palabra y hacer un consenso sobre que iba a ser la obra y que papeles iban a interpretar cada uno. Trans-pasando Fronteras, Núm.11, 2018. Cali-Colombia ISSN 2248-7212 • ISSN-e 2322-9152

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Limitación: La misión se desarrolló en el aire libre y esto generó que muchos niños se dispersaran, corrieran por todas partes y se distrajeran con el paso de transeúntes. Hubo demasiadas peleas al momento de crear la obra de teatro, pues muchos niños tenían ideas e interrumpían a sus compañeros para darlas. Al momento de presentar las obras, muchos se burlaban de otros compañeros, sin embargo, con el paso de las obras, parecían más interesados en interactuar con los personajes de la obra, gritando, exclamando o riendo cuando pasaba cualquier elemento. Reflexión: Con base en la experiencia de la primera actividad, y por medio de las discusiones que se hacían por lo general una semana antes del trabajo de campo se llegó a la conclusión de que debíamos trabajar la convivencia, primero debido a las condiciones socioculturales del medio, segundo por las características del grupo de niños, que en un primer acercamiento pudimos notar las dificultades para abordarlos sino trabajabamos este componente, que se volvió transversal de la mano del trabajo colaborativo para el resto de la intervención en todas sus sesiones. Actividad 3: Mohán es detective Fue una actividad al inicio, númerica en la que se les presenta a los niños una misión en la que debían descifrar las palabras que el Mohán les había escrito; y finalmente, cualitativa, puesto que se les pedía que, con esas codificaciones que habían encontrado, completarán la historia que les contaba el personaje. El objetivo 136

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fue repasar las sumas, utilizando un descifrado de letras a números para descubrir los mensajes del Mohán. Para trabajar, se separó a los niños y ellos decidieron con qué estudiante universitario querían hacerse. Cada equipo escogió un nombre para hacer las actividades, debido a que, comenzaron a competir entre ellos para ver quién la terminaba primero. Limitaciones: Hubo poca participación de niños que estaban en grados inferiores, aunque algunos de estos fueran mayores que los de los grados inferiores. Pese a esto, se integraron a las actividades y algunos preguntaban tímidamente sobre qué hacer a los monitores. Otra limitante es que habían palabras que les parecieron difíciles o que desconocían como “intercambio”. Sin embargo, los monitores fueron quienes explicaron el término, permitiendo que los niños lo utilizaran en la actividad. Se evidenció un mejor control de grupo de parte de los monitores, pues les escuchaban, sin interrupciones en forma de broma, y porque parecían interesados en realizar la actividad de una vez. Además, los niños ya no estaban tan dispersos como en el primer contacto, sino que se acercaban más entre ellos, y después de que seleccionarán al monitor, le unían en su grupo de compañeros. Reflexión: Para esta actividad, en general se pudo evidenciar un avance significativo en cuanto al trabajo colaborativo, cabe resaltar que no dejamos de lado todos los obstáculos e inconvenientes que se presentaron al momento de llevar a cabo la sesión, pero resaltamos el avance en cuanto a que muchos niños explicaban a otros, en sus paTrans-pasando Fronteras, Núm.11, 2018. Cali-Colombia ISSN 2248-7212 • ISSN-e 2322-9152

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labras, lo que entendían de la actividad, lo que creían que tenían que conseguir, y muchas veces discutían entre ellos para ver la mejor opción. Ante esto, se les reconoce que hubo más organización de parte de los estudiantes, pues estaban más atentos a la actividad. Por otro lado, se recalca que muchas veces, al entrar en discusión, los niños tendían a agredirse verbalmente, acto ante el cual el monitor no sabía cómo solucionar, logrando en un principio, responder cómo creía que debía responder. En una reunión posterior en el semillero, se mencionaba esta situación y se reflexionó que cada quien tiene un estilo particular para responder a estas situaciones. Por esto, la solución se le dejó a discreción de cada estudiante, recalcando que debía ser una solución coherente con los objetivos del proyecto, y con los del semillero; esto es, respetando a los niños, procurando que estos se respeten entre si, y planteando que se encontraban en desacuerdo con esa violencia, buscando otras soluciones entre los mismos niños, como pedirle a alguno del mismo grupo, que no había opinado antes, que opinara y se decidiera.

Misión 4: Emocionalmente colorido. Interesados en conocer cómo se sentían los niños, teniendo en consideración el entorno conflictivo en el que estudiaban y vivían, y también, la permanente presencia de la violencia, ya fuera verbal o física, de parte de los niños, se planeó conocer sus estados de ánimo. En esta misión se les presentaba a un nuevo amigo del Mohán, dándoles pistas sobre quién podría ser. En este primer nivel se reunieron en grupos decididos por los niños, y se discutía sobre quién podría ser el nuevo amigo, sobre qué hace y sus super poderes, dando como respuesta que es un monstruo, el cual 138

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cambia de color con sus emociones. En el segundo nivel se les pidió que resolvieran una adivinanza y además, que brindarán otra adivinanza, para así poder leer la historia del amigo del Mohán. El tercer nivel significó que colorearon al monstruito sobre cómo se sentían ese día, dando una serie de colores distintivos. Los colores y emociones fueron los siguientes: Azul: Tristeza Rojo: Enojo Amarillo: Alegría Verde: Envidia Morado: Miedo Rosado: Enamorado Naranja: Juguetón Gris: Ambivalente. Limitaciones Muchos niños colorearon el monstruo exponiendo cómo se sentían, sin embargo, algunos colorearon sin tener en cuenta el color que representaba cada emoción, pues se les preguntaba por qué escogen un color y decían que les gustaba simplemente. La actividad fue del agrado de la mayoría, y permitió un momento más individual de la misión cuando cada niño coloreaba a su propio monstruo, lo que significó un momento de tranquilidad en la sesión, que contrastaba con el primer momento en el que discutían sobre quién era el monstruo y cuál era su súper poder, trayendo a colación que Mohán tenía el super poder de cambiar de forma. Sesión 5: Despedida Al ser los grupos tan heterogéneos en intereses y formas de socialización no se buscaba un espacio homogéneo todo el tiempo, por lo que se llevaron unas ultimas cartas y dos opciones de actividades: fútbol y yincana. Es importante resaltar que ninguna niña participó del juego de futbol y solo algunos niños se unieron a la yincana. Trans-pasando Fronteras, Núm.11, 2018. Cali-Colombia ISSN 2248-7212 • ISSN-e 2322-9152

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Limitaciones: Hubo un problema para mantener el orden de los niños, porque cada llegaban más niños del barrio que se querían unir, lo cual se aceptó sin problemas, pero llevó a que los grupos quedan disparejos en cuanto a la habilidad de juego. Como resultado, hubo alguos niños que decidieron unirse a la otra actividad ya que se desmotivaron al ir perdiendo el partido. Reflexión: El futbol representa la fuerza de la masculinidad y despierta los intereses competitivos de los niños. Por ende, lo que se experimentó no fue solamente las ganas de dedicarse al ocio de los niños, sino también una expresión corporal para ellos y los demás. Las ultimas cartas probaron que los niños verdaderamente crearon un lazo con el personaje mágico, evidenciado en la preocupación por el paradero del Mohán y sus motivos para irse y el contenido de sus cartas que reflejaban agradecimiento y cariño. Igualmente, esta emocionalidad permitió que el momento de leer y responder la carta se volviera un espacio en el que se respetaba la privacidad y se abría la posibilidad de pedir ayudar sin ser juzgado. Conclusiones Los estudiantes universitarios empezaron a apropiarse de los procesos particulares de ciertos niños, como las problemáticas en la lectura, escritura o socialización con los demás niños, lo que generó en cierta estabilidad en el tiempo de los grupos. Estos lazos estables entre los estudiantes permitió que se comenzaran a 140

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establecer los valores de la comunidad, en cuanto el gusto por las misiones expuestas y la confianza para acercarse a contar preocupaciones o intereses, compartir historias sobre la familia y amigos. La colaboración mutua entre los universitarios y los escolares incrementó con el tiempo y se consolidó, pues muchas veces, al no conocer actividades, palabras de los niños o comportamientos, se aprovechó la situación para darle lugar a los escolares, que también tienen saberes, para que expliquen y den cuenta de sus conocimientos culturales. El lazo no se dio únicamente con los estudiantes. Al final de las misiones se repartían las cartas que Mohán contestaba, y era el momento más tranquilo de la sesión. Los estudiantes se distribuían en los espacios para leer, o pedirle a algunos monitores que leyeran las cartas, y también para escribir. El lazo que se creó con el personaje, como un ser que se preocupa genuinamente por ellos, dándoles espacio para expresar sus gustos, preguntas y dificultades posibilitó la vinculación sincera y duradera de los niños, tanto que al final le regalaron bienes preciados como cartas o dibujos. Esta aceptación general, permitió que los niños respetaran el vínculo de cada uno de ellos y se esforzaran por mantener la conversación activa con el Mohán. Se recalca que los conflictos siempre estuvieron presentes en las intervenciones. Pese a que el tema transversal era la convivencia, no se logró establecer un consenso entre las reglas que debían tener los escolares, pues aunque hablaban de respeto, podían minutos después, fácilmente, insultar o agredir a otro. Ante esto, la presencia de las reglas que se rigen en la ludoteca fue vital, pues muchas veces, el estar en ese espacio contribuyó a que muchos se controlarán y recordaran que debían controlarse si querían seguir yendo a la ludoteca. Continuando con las normas, se hace una apertura a la Trans-pasando Fronteras, Núm.11, 2018. Cali-Colombia ISSN 2248-7212 • ISSN-e 2322-9152

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característica más importante del modelo: la construcción de una ideocultura. Consideramos que la brevedad de las misiones, las distancias entre las intervenciones, de una semana o incluso dos, la incapacidad de poder intervenir con los padres, y la presencia constante de un entorno complejo, con pandillas, fronteras invisibles, presencia de drogas y conflictos familiares de gravedad, como el secuestro o asesinato de hermanos o padres, impidieron la creación de una cultura propia en el espacio. Por el contrario, se reprodujo la cultura que ya se había construido institucionalmente en el lugar, a manos de una líder importante de la comunidad. De esta manera, los niños sabían ya qué debían hacer y qué no para seguir obteniendo los beneficios de asistir al lugar, como un espacio libre de problemáticas, ayudas económicas o alimenticias y apoyo en la comunidad.Pese a lo anterior, si se reconoce que se creó un espacio alterno para los niños, uno donde participaron personas externas que tuvieron una continuidad, una relación con ellos y más importante aún, donde pudieron expresar sus temores, intereses e interrogantes. Para finalizar, se considera que la experiencia práctica de un proyecto permite reconocer en los monitores las habilidades que permiten aportar ideas, planificar actividades, escuchar demandas institucionales y plantear una solución ante esta, así como el establecimiento de un contacto con niños, la creatividad y actitud para jugar, relacionarse y estar con niños. Además, también permite reconocer las habilidades y competencias que faltan por desarrollar, pasando por experiencias que permiten su reconocimiento, y también, por el encuentro con un otro que se plantea como un reto que va más allá de las calificaciones o de un promedio, y se acerca más a lo que cada estudiante 142

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pretende encontrarse como un futuro psicólogo que tiene responsabilidades, compromisos y deseos de impactar en la realidad.

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Más allá de los enfoques: tendencias en Psicología Clínica que trascienden las barreras teóricas.1 Nicolás Rodríguez Sarmiento2 Universidad de La Sabana

nicolasrodsa@unisabana.edu.co n.rodriguez14@uniandes.edu.co Artículo de reflexión recibido el 09/01/2018 y aprobado el 03/03/2018

Cómo citar este artículo: Rodríguez Sarmiento, N. (2018). Más allá de los enfoques: tendencias en Psicología Clínica que trascienden las barreras teóricas. Trans-Pasando Fronteras, (11).

1 Este artículo surge de una ponencia expuesta en el Tercer Encuentro Nacional de Estudiantes de Psicología (ENEPSI), llevado a cabo el 12 y 13 de Octubre de 2017 en las universidades ICESI y Javeriana de Cali. 2 Egresado del programa de Psicología de la Universidad de La Sabana en 2017, y estudiante de la Maestría en Psicología Clínica y de La Salud de la Universidad de los Andes.

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Nicolás Rodríguez Sarmiento

Resumen El ejercicio de la Psicología Clínica se encuentra en medio de la pluralidad y la diversidad, tanto de prácticas como de teorías. Este artículo presenta el marco en el que transcurre el desarrollo contemporáneo de esta disciplina, enfatizando en que las barreras de enfoque se han intentado desdibujar casi tan pronto como aparecieron. Por lo anterior, supone un desacierto formar a los estudiantes en la mutua exclusión de los enfoques teóricos (a saber: psicodinámico, conductual, cognitivo, cognitivo-conductual, humanista/existencial, sistémico, etc.). Se brinda una introducción acerca del ‘problema de los enfoques’ y algunas consideraciones sobre la amenaza de la pseudociencia, para luego realizar una revisión de algunas tendencias que, en el marco de la ciencia, trascienden las barreras teóricas en las que muchas veces son formados los estudiantes de psicología. Se revisan los conceptos de lo transteórico, lo transdiagnóstico, los tratamientos y la práctica basados en la evidencia (EBTs y EBP) y algunos modelos y técnicas que cumplen con estas características. También se trata brevemente la aplicación de las teorías de la complejidad y de la epistemología compleja a la psicología clínica. Palabras clave: Integración en psicoterapia; Transdiagnóstico; Epistemología compleja; Enfoques teóricos; Revisión.

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Más allá de los enfoques: tendencias en Psicología Clínica que trascienden las barreras teóricas

Beyond the approaches: tendencies in Clinical Psychology that transcend theoretical barriers Abstract The exert of Clinical Psychology can be found in the middle of plurality and diversity, both of practices and theories. This paper presents the context in which the contemporary development of this discipline elapses, emphasizing that the approach barriers have been tried to be blurred almost as soon as they appeared. This is why it is a mistake to educate the students in the mutual exclusion of theoretical approaches (namely psychodynamic, behavioral, cognitive, cognitive-behavioral, humanistic/existential, systemic, etc.). An introduction about the ‘approaches problem’, and certain considerations about the threat of pseudoscience are provided, to continue with a review of some tendencies that, in the frame of science, transcend the theoretical barriers in which plenty of times psychology students are trained. The concepts of transtheoretic and transdiagnostic, evidence-based treatments and practice (EBTs and EBP), and some techniques and models that meet these characteristics. The application of complexity theories and complex epistemology into Clinical Psychology are briefly discussed. Keywords: Psychotherapy integration; Transdiagnostic; Complex epistemology; Theoretical approaches; Review. Trans-pasando Fronteras, Núm.11, 2018. Cali-Colombia ISSN 2248-7212 • ISSN-e 2322-9152

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Introducción Para cualquier psicólogo que pretenda una alta rigurosidad en su trabajo, es bien sabido que el abordaje del objeto de estudio de la psicología, en cualquiera de sus campos, es particularmente complejo. Al entrar en el campo de la epistemología en psicología, es posible entrever que la posmodernidad establece una crítica a los métodos de la disciplina, produciendo una pluralidad de discursos (Johnson & Cassell, 2001). Lo anterior es transversal al enorme rango de problemáticas y aplicaciones que la psicología ha pretendido abordar históricamente, sin embargo, la psicología clínica se encuentra “en el ojo del huracán”, como bien lo ilustra Opazo (1997), dada la gran heterogeneidad epistémica. Jaramillo, Escobar, y Sandoval (2015, p. 135) establecen que la posmodernidad supone para la psicología clínica “una seria confrontación con las formas tradicionales de formación, conceptualización, investigación e intervención de las problemáticas pertinentes al campo”. Bajo este contexto se desarrolla el que llamaremos “problema de los enfoques”. Pese a que el presente artículo gira en torno a este tema, lo que pretende no es abordar dicho problema directamente, sino hacer un llamado a la educación y la práctica en Psicología Clínica; inicialmente en Colombia, pero puede extenderse a todo el contexto latinoamericano. Para ello se realiza una introducción al problema nombrado, para luego revisar los enfoques más aceptados y el riesgo de aceptar cualquier forma de aproximación al objeto de estudio de la psicología, junto con algunas implicaciones éticas que ello conlleva. Posteriormente se presentan algunas vertientes que se muestran como posteriores al problema de los enfoques, y por último se brindan algunas consideraciones finales.

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El problema de los enfoques En el marco descrito anteriormente se encuentra lo que -en este artículo- se entiende por el “problema de los enfoques”. Ello se refiere al hecho de que en psicología (especialmente en el área clínica) existan diferentes aproximaciones epistemológicas que, en muchas ocasiones, son contrapuestas y por tanto se descalifican mutuamente. Estas aproximaciones incluyen los cinco grandes enfoques que contempla Tryon (2016b), a saber: conductual, cognitivo, cognitivo-conductual, psicodinámico, y farmacológico; pero también se deben tener en cuenta otros con igual o menor aceptación académica, como el humanista-existencial y otros relacionados (Tryon, 2016a; Winston, 2015), y el enfoque sistémico, o de sistemas (Sexton & Stanton, 2016). Los anteriores son los de mayor reconocimiento a mi parecer, también a los ojos de Wachtel (2014; incluyendo la terapia Gestalt) y Tryon (2016a); sin embargo, el APA Handbook of Clinical Psychology incluye once capítulos, uno por cada enfoque teórico, en la primera parte de su segundo volumen, e incluso existen otros que allí no se nombran. Más allá, Brown (2015) y Paris (2013) establecen que el número de métodos clínicos está por el orden de los cientos, en parte por la comercialización y mercadeo de ciertas formas de tratamiento. El problema descrito parece simplemente corresponder al lugar en el que se desenvuelven las llamadas “ciencias blandas (o suaves)”, que es en medio del pluralismo y la incertidumbre. Incluso algunos sectores de la academia y la sociedad, como destaca Downing (2004, p. 124), consideran que “no es posible para la psicoterapia, o ninguna otra disciplina semejante, encontrar la verdad”. Además de que esto implica un ineludible cuestionamiento sobre el alcance de la(s) teoría(s) psicológica(s), da cuenta de lo desdibujados que están los límites que encierran la parte de la psicología clínica que puede Trans-pasando Fronteras, Núm.11, 2018. Cali-Colombia ISSN 2248-7212 • ISSN-e 2322-9152

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reconocerse como ciencia. En concreto, lo que supone la posmodernidad y la pluralidad para la psicología, es que: no solo se validan discursos no científicos, sino que queda en entredicho si la psicología es realmente una ciencia; entorno en el cual alguno se atrevería a decir que “una parte de la psicología lo es”. La Pseudociencia en Psicología Clínica Existen diversos trabajos que intentan hacer frente a la intromisión de teorías y prácticas no científicas en el ejercicio de la psicología clínica (e. g. Lilienfeld, Lynn, & Lohr, 2015; Hofmann, 2013). Olatunji, Parker, y Lohr (2005), por ejemplo, señalan tres formas de amenaza a lo que ellos llaman “Ciencia Clínica Legítima”. La primera (Junk Science) es el testimonio y consejo de expertos, refiriéndose a la divulgación de discursos no calificados o faltos de soporte científico, que se difunden a través de los medios de comunicación masiva y en el contexto de procedimientos legales. La segunda amenaza (Antiscience) es tomar la verdad como un concepto ilusorio, entendiendo que la ciencia constituye solamente un modo de discurso entre muchos otros igualmente válidos, como la intuición o la experiencia personal (aspecto que se relaciona con el planteamiento descrito por Downing, 2004). La tercera (Pseudoscience) trata propiamente de la pseudociencia, indicando que la diferencia con la ciencia legítima es de grado, por lo que el concepto de pseudociencia no es categórico sino prototípico (i.e. es el polo opuesto a la ciencia dentro del mismo continuo). El objetivo de este tipo de trabajos es el mismo que el del presente artículo: alertar a la comunidad académica (y no académica) frente a la asunción de modelos no probados por el método científico. Esto porque el propósito de superar el problema de los en150

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foques requiere, en parte, instruir al estudiante en filtrar de forma crítica e informada entre corrientes epistemológicas, para poder realizar una síntesis coherente. Muchos de los autores mencionados toman en consideración algunos aspectos de carácter ético que van más allá del aparente cientificismo que exponen en sus trabajos. Downing (2004), por ejemplo, señala la importancia de que el psicólogo clínico emplee tratamientos que se hayan probado efectivos, a pesar de ser casi evidente. Ello implica necesariamente abandonar aquellos que hayan probado lo contrario, que es donde muchos profesionales muestran renuencia (Lilienfeld et al., 2013). Olatunji, Parker, y Lohr (2005) revisan con más detenimiento las implicaciones éticas de la pseudociencia en la práctica clínica. Una de sus consideraciones más relevantes es que la intromisión de técnicas no probadas por la ciencia da lugar a la violación del principio de no maleficencia (ver American Psychological Association, 2016), que ellos señalan como la obligación de Primum non nocere. Esto último se refiere a que usar tal tipo de técnicas abre la puerta a procedimientos potencialmente iatrogénicos (v.g. a causar daños no previstos en el paciente). Todas estas consideraciones enmarcan el por qué se debe ser cuidadoso a la hora de aceptar cualquier teoría como válida, o a la hora de decidir militar en una sola como si se tratara de una verdad absoluta. Concretamente, no puede reducirse la práctica clínica, que procura la salud mental y la calidad de vida del consultante, al parecer del clínico. No puede ajustarse la problemática a una alternativa de solución (i.e. a un enfoque), es el problema mismo el que provee la información que se requiere para su solución, no el enfoque teórico. Este es el fin último de la psicología si ha de considerarse una ciencia. Trans-pasando Fronteras, Núm.11, 2018. Cali-Colombia ISSN 2248-7212 • ISSN-e 2322-9152

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En este punto, vale la pena observar el estado actual de los programas de formación de pregrado y posgrado en el contexto colombiano; a fin de dar cuenta de la urgencia que supone el educar a los nuevos psicólogos clínicos en una óptica que no se limite simplemente a la de los mencionados enfoques teóricos. En este sentido, a través de una revisión de los programas de Psicología en Colombia, se puede entrever que la mayoría de los currículos pueden encasillarse en alguna de las siguientes categorías: En la primera se encuentran los que muestran al estudiante varias o todas las “grandes” aproximaciones teóricas, a la espera de que el estudiante tome una decisión informada. El problema de este modelo consiste en que no suele formar al estudiante en epistemología (i.e. en filosofía de la ciencia), sino en varias epistemologías (i.e. la de cada enfoque). Sin herramientas suficientes para formar un criterio de filtro o de síntesis, la decisión por uno u otro enfoque se toma a partir de la mera afinidad afectiva (v.g. la que al estudiante más le guste). En la segunda categoría, se pueden ubicar los currículos que solamente toman por verdadera una corriente teórica (e. g. conductual, psicodinámica, etc.), evitando que el estudiante conozca a profundidad las demás. El problema con estos modelos es más evidente, en cuanto a que pueden obviarse contenidos relevantes de las otras corrientes; contenidos que muchas veces no son necesariamente contrarios a los que ya se imparten. Adicionalmente, como se verá más adelante, la psicología clínica tiende a un eclecticismo que no puede surgir del desconocimiento, ni de la falta de reconocimiento de la pluralidad de enfoques psicológicos, razón por la cual un profesional formado bajo esta segunda categoría de currículos no sería el más actualizado.

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Más allá de los enfoques Este panorama parece desalentador, ya que, según está planteado, descalifica dos categorías contrarias entre sí. La solución es una tercera categoría que no se inclina por ninguna de ellas. Consiste en ir más allá de los enfoques tomando por norte el carácter científico de la psicología. En este sentido, lo que pretende la segunda parte del presente trabajo es mostrar algunas tendencias recientes de la psicología clínica que parecen trascender las antiguas barreras de los enfoques teóricos. Esta área de investigación suele enmarcarse bajo los nombres de Integración Teórica, Modelos Transteóricos, Psicoterapia Integrada, entre otros; y no es para nada nueva, ya que, como muestran Wachtel (2014), Paris (2013), y Anchin (2008), puede rastrearse hasta la década antepasada. Adicionalmente, la revista Journal of Psychotherapy Integration, una de las revistas dedicadas a esta materia, tuvo su primera aparición en 1991; momento en que se tomaba la integración psicoterapéutica como un proceso en curso (i.e. no se puede tomar el año de 1991 como un momento inicial) (ver Wachtel, 1991). Más allá de ello, Mariñelarena-Dondena (2008) reporta modelos integrativos en Latinoamérica de más de dos décadas; además de que la Asociación Latinoamericana de Psicoterapia Integrativa (ALAPSI) ubica su origen en la década de 1980. A su vez, Norcross, Goldfried, y Arigo (2016) ubican los primeros intereses de llevar a cabo una integración de la psicoterapia en la década de 1930. Lo anterior implica, inexorablemente, que formar a un estudiante en la mutua exclusión de los enfoques teóricos (i.e. en el problema de los enfoques) consiste básicamente en brindar información desactualizada y sesgada; aun cuando el profesor no comulgue con las posturas integrativas. Por esta razón, lo que se pretende a continuación es mostrar algunas aproximaciones teóricas y Trans-pasando Fronteras, Núm.11, 2018. Cali-Colombia ISSN 2248-7212 • ISSN-e 2322-9152

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aplicadas que parecen desdibujar las mencionadas barreras de enfoque. Esto con los propósitos, tanto de brindar actualización a quienes son y han sido formados bajo los currículos mencionados anteriormente, como de dar cuenta de la pluralidad y profundidad de los avances en lo que refiere a trascender el problema de los enfoques. La revisión planteada excluye intencionalmente yuxtaposiciones teóricas (e. g. Opazo, 1997), por tratarse de una mera sobreposición, enfatizando en la pretensión de cientificidad. La apuesta por la evidencia, y el transdiagnóstico Primordialmente, dada la secuencia presentada hasta ahora, se encuentra la apuesta por la evidencia empírica que proviene del intento de la medicina de los años 90 por evitar los peligros de las intervenciones que no estaban basadas en la ciencia (Katsikis, 2014). Puntualmente en psicología clínica, Kazdin (2008)4 describe los conceptos de Tratamientos Basados en la Evidencia (EBTs) y Práctica Basada en la Evidencia (EBP). El primero refiere a los métodos que “han producido cambio terapéutico en ensayos controlados” (p. 147), y difiere del segundo en que éste último lo abarca y alude a una práctica clínica experta e informada acerca de la evidencia, que incluye las necesidades y valores del consultante en la toma de decisiones a la hora de realizar una intervención psicoterapéutica (Kazdin, 2008) . Este vuelco hacia la evidencia enfatiza estrictamente en la eficacia y utilidad clínica de los tratamientos (APA Presidential Task Force on Evidence-Based Practice, 2006), por encima de la conceptualización teórica de la que son provenientes, a la espera de que la evidencia dé cuenta de cuál es la aproximación más acertada para un trastorno o condición. Como se muestra más adelante, algunas de ellas son las que integran los “grandes” enfoques. A esta forma de entender la 154

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psicología clínica, se le ha dado el nombre de Eclecticismo Técnico (Norcross, Goldfried & Arigo, 2016). Si bien los EBTs y la EBP pueden entenderse como una superación del fundamentalismo teórico al que se refiere Wachtel (2014), también suponen un marco de referencia en donde se desenvuelven los avances teóricos y empíricos que buscan un indicio de verdad a través de la rigurosidad en los métodos de investigación. Estos métodos han llevado a modelos que trascienden el diagnóstico psicopatológico, de ahí que sean llamados transdiagnósticos (e. g. Kim & Eaton, 2015). Los modelos transdiagnósticos se centran en “los procesos causales básicos que son comunes a diferentes categorías diagnósticas y que tienen una participación etiológica común en diferentes tipos de categorías observadas” (Castro, 2011, p. 46). Una de las mayores ventajas de este tipo de modelos radica en que permiten incorporar los hallazgos de diversas disciplinas y líneas de investigación al “no estar sesgado por supuestos teóricos preconcebidos” (Castro, 2011, p. 74). Lo que busca el transdiagnóstico es comprender la interacción entre procesos causales en lugar de buscar la verificación de una teoría, evitando enfrentar un posible sesgo de confirmación, que es característico de las pseudociencias (Herbert et al., 2000). Un ejemplo prototípico de un modelo transdiagnóstico derivado en un EBT es la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT)5. Este modelo incluye el Trastorno de Evitación Experiencial (TEE) como un elemento común entre diversos diagnósticos de los sistemas taxonómicos como el DSM y el CIE (Wilson & Luciano, 2002). Además, el proceso de evitación experiencial (que en principio no es problemático, salvo cuando conduce a la inflexibilidad cognitiva), es un proceso que se reconoce en diversas orientaciones teóricas (Hayes, Strosahl, & Wilson, 1999). PrecisamenTrans-pasando Fronteras, Núm.11, 2018. Cali-Colombia ISSN 2248-7212 • ISSN-e 2322-9152

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te, ACT se muestra a través de la investigación como “eficaz en un amplio rango de problemas en los que un patrón común de evitación experiencial […] está presente” (Ruiz, 2010, p. 146). A su vez, la validación empírica del tratamiento permite sospechar la certeza de conceptualizaciones teóricas como la Teoría de Marcos Relacionales, la Fusión y Defusión Cognitiva, Aceptación, Mindfulness, entre otros (cf. Hayes, 2016); y de técnicas como el uso de metáforas (Stoddard & Afari, 2014). Es de esta manera como se da un giro en el que los modelos terapéuticos, que originalmente se desarrollan en función de las categorías diagnósticas, pasan a ser una fuente de información para los sistemas de clasificación (Hofmann, 2013). En general, los modelos terapéuticos basados en las teorías de aceptación y mindfulness muestran una alta eficacia, en parte porque surgen en medio del giro hacia los tratamientos basados en la evidencia (Follette & Hazlett-Stevens, 2016). Entre ellos se encuentran la Terapia Dialéctico-Conductual (DBT; Linehan, 1993, 2015), que se conceptualiza también como un tratamiento de uso transdiagnóstico (Ritschel, Lim, & Stewart, 2015); por supuesto la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT); y los tratamientos basados en mindfulness, como el MBSR (Mindfulness Based Stress Reduction) (Kabat-Zinn, 2003). Uno de los aspectos interesantes de la práctica de mindfulness es su origen: proviene del budismo y fue introducida al mundo clínico en occidente por un PhD en biología molecular (Jon Kabat-Zinn), teniendo un crecimiento exponencial como un área de investigación y encontrando un soporte empírico significativo (Follette & Hazlett-Stevens, La APA ofrece un índice de tratamientos eficaces para diferentes trastornos en el sitio web de su doceava división: https://www.div12.org/psychological-treatments/ 5 Para una revisión rápida de las tres generaciones de terapia cognitivo-conductual, y la historia y conceptualización de la Terapia de Aceptación y Compromiso, ver Hayes, 2016. 4

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2016; Shapiro, 2009). La relevancia de la historia del mindfulness radica en que las técnicas contempladas por la EBP pueden tener proveniencias inesperadas. Por ello hay que moverse con cautela en el terreno de la innovación en psicología clínica, dado que existe el riesgo tanto de caer en la pseudociencia, como de realizar descubrimientos determinantes para el desarrollo de la disciplina. Modelos transteóricos e integración teórica La práctica de mindfulness es un ejemplo transversal a la mayoría de los temas abordados en este artículo, probablemente porque es un concepto muy amplio y flexible. Dentro y fuera de la psicología, “abundan las definiciones de ‘mindfulness’”(Simón, 2010, p. 163) pese a que es un constructo relativamente simple que alude a una práctica o actitud de consciencia plena; por supuesto, con una profunda y robusta conceptualización (cf. Siegel, 2011). En este sentido, mindfulness se presenta como un constructo transteórico, por ser transversal entre las psicoterapias efectivas (bajo nombres diferentes) y al ser utilizado por terapeutas de diferentes enfoques teóricos, entre ellos el cognitivo-conductual, el psicodinámico, y el humanista (Siegel, Germer, & Olendzki, 2008). El anterior fue un ejemplo introductorio sobre los planteamientos que atraviesan los diferentes enfoques teóricos, en este caso, sin pretenderlo. Sin embargo, existen trabajos que abordan directamente el problema de los enfoques, como los de Wachtel (1982, 1991, 2014, 2017), quien se centra en los puntos comunes y puentes entre las posturas psicodinámicas y la terapia de conducta. Tryon (2016b) establece, sobre el trabajo de Wachtel, que tuvo éxito más en el campo de la aplicación que en el de la integración teórica. A su vez lo que éste último busca a través de Trans-pasando Fronteras, Núm.11, 2018. Cali-Colombia ISSN 2248-7212 • ISSN-e 2322-9152

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su trabajo investigativo es establecer una adecuada integración de la psicoterapia a través de una unificación teórica mediada por las neurociencias (Tryon, 2014, 2016a, 2016b). Esto se lleva a cabo a través de modelos y simulaciones de redes neuronales en los que se buscan principios relacionados con los postulados de las ‘cinco grandes orientaciones clínicas’ (i. e. conductual, cognitiva, cognitivo-conductual, psicodinámica, y farmacológica) (Tryon, 2016b) a las que posteriormente añade una sexta: Experiencial/Humanista/Existencial (Tryon, 2016a). Esta empresa no es del todo novedosa, y supone una sólida y extensa línea de trabajo en diversas disciplinas (psicología cognitiva, ciencias computacionales, neurología clínica, neurociencia, neurofilosofía, etc.) que traza un puente entre las ciencias naturales y las ciencias humanas, bajo el nombre de Neurociencia Cognitiva (Ilardi & Feldman, 2001). La apuesta de Warren Tryon (y otras afines) es tremendamente ambiciosa, en el sentido en que busca una integración teórica de los enfoques al buscar identificar los mecanismos causales que inevitablemente son transversales a ellos, a través de la neurociencia. Esto, de no ser claro hasta ahora, consiste en incluir a la psicología dentro del marco de las ciencias naturales (Tryon, 2014); lo que por supuesto tiene enormes implicaciones que no se pretenden abordar en éste artículo, pero incluyen (en mi opinión) la propuesta más cientificista (sin la intención de usar la acepción peyorativa del término) de la psicología clínica hasta ahora. No obstante, por las limitaciones de los métodos de que disponemos para tal forma de investigación, siguen siendo requeridas las consideraciones puramente teóricas (aunque deriven de métodos fisicalistas), por lo que Tryon (2016a) toma en considera158

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ción los conceptos nucleares críticos (critical core concepts) de cada enfoque para la unificación teórica. La última propuesta podría entenderse como un intento que parte de la observación de la naturaleza para la (re)construcción del paradigma epistemológico de la psicología; sin embargo, existe un punto de vista opuesto que pretende ajustar un nuevo paradigma a las demandas del mundo contemporáneo, lo que tiene implicaciones a posteriori sobre los métodos de investigación (i.e. sobre la observación de la naturaleza). Este es el caso de la aplicación de las teorías de la complejidad a la Psicología Clínica (Jaramillo, 2009; Jaramillo et al., 2015). Morin (1996) entiende a la complejidad como un giro de la simplificación y reducción de las ciencias tradicionales (v.g. del método analítico) hacia una comprensión integradora del mundo que lo entiende en su totalidad como una relación entre orden, desorden y organización. Se trata de una concepción transdisciplinar que figura como un (nuevo) paradigma epistemológico, y surge de la insuficiencia del paradigma hegemónico de la ciencia para abordar los problemas contemporáneos (Maldonado, 2009; Munné, 2005). Como se puede observar en el estado del arte de Maldonado y Gómez (2010), son muchas disciplinas las que se pueden categorizar dentro de las ciencias de la complejidad, y a pesar de que en psicología solo reconocen la aplicación de la teoría de sistemas, el paradigma de la complejidad tiene mayores implicaciones para el área clínica. Estas implicaciones son descritas ampliamente por Jaramillo (2009), quien ensambla un método clínico fundamentado en la ‘epistemología compleja’. Entre ellas destaca el hecho de que, bajo este paradigma, los puntos de vista opuestos no son mutuamente excluyentes. Ello conlleva la posibilidad de construir modelos integrativos a partir del conjunto de teorías existentes. Trans-pasando Fronteras, Núm.11, 2018. Cali-Colombia ISSN 2248-7212 • ISSN-e 2322-9152

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Conclusiones Ante la pluralidad de teorías y prácticas a las que está sujeta la Psicología (especialmente la clínica), existe una necesidad de establecer un filtro y encaminar los esfuerzos en direcciones afines y complementarias. Pese a que la diversidad es una fuente para hallazgos importantes, como en el caso de la práctica de mindfulness, y la ciencia se nutre del error y del accidente (Skinner, 1971); existe una razón de peso para depurar la práctica clínica de formas las de intervención no-científicas. Esta razón es de tipo ético, busca proteger al cliente de una posible iatrogenia o de intervenciones que no funcionan, y se enuncia constantemente en el ámbito académico (e.g. American Psychological Association, 2016; APA Presidential Task Force on Evidence-Based Practice, 2006; Brown, 2015; Herbert et al., 2000; Lilienfeld, Lynn, & Lohr, 2015; Lilienfeld, Ritschel, Lynn, Cautin, & Latzman, 2013; Olatunji, Parker, & Lohr, 2005). En este contexto se desenvuelve el nombrado problema de los enfoques, que consiste, según lo visto, en una mutua desacreditación entre perspectivas teóricas que ha sido trabajada (y muchas veces superada) ampliamente. Por lo mismo resulta impertinente que se siga formando a los estudiantes de pregrado y posgrado en la mutua exclusión de los enfoques teóricos. Ello implica la promoción de una disciplina desunificada en donde unos profesionales desacreditan a otros, y comprometen la integridad e imagen de la psicología. Adicionalmente, los programas que conciben la formación en teorías mutuamente excluyentes suelen promover (probablemente de forma inintencionada) la desinformación acerca de los esfuerzos por la integración. Por esta razón, se presentaron diversas posturas que trascienden el problema de los enfoques. 160

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La que parece más relevante es la apuesta por la evidencia, ya que deja en un segundo lugar los debates teóricos frente a la eficacia y efectividad de las intervenciones. El método más empleado y confiable para brindar evidencia sobre los modelos terapéuticos es el ensayo aleatorizado (Randomized Controlled Trial: RCT; Katsikis, 2014). No obstante, en palabras de John C. Norcross, es insuficiente por no tener en cuenta el carácter interpersonal (por tanto ideográfico) del proceso terapéutico (Wolf, 2003). En general, los métodos con los que cuenta la psicología clínica para acercarse a su objeto de estudio siguen siendo imprecisos. Al respecto, Brown (2015) ha escrito que, frente a la diversidad de modelos terapéuticos y la insuficiencia de los instrumentos para medir su efectividad, es importante concentrarse en los aspectos comunes más que en las diferencias. También Chorpita, Miranda, y Bernstein (2011) enfatizan en la necesidad de una “arquitectura común”, refiriéndose a que se tengan estándares comunes en la práctica clínica para facilitar un crecimiento unificado en la investigación. Por esta razón se muestran los modelos trans- e interteóricos, así como los transdiagnósticos, como una salida al problema de los enfoques; modelos que aseguran su pertinencia al estar empíricamente validados como EBTs. Cuando un psicólogo clínico se declara a sí mismo especialista en alguno de los enfoques (i.e. conductista, psicoanalista, humanista, etc.), desconoce necesariamente la utilidad y pertinencia de los demás. Ser especialista dentro de una profesión se refiere al área de aplicación en la que una persona es experta (e.g. niños y adolescentes, trastornos de ansiedad, consumo de SPA, etc.), no a un cuerpo teórico particular. Lo concluyente de este artículo, es que las barreras de enfoque sientan sus bases en el desconocimiento y la mutua descalificación, y limitan el alcance y el desarrollo de la disciplina. A pesar de que existe una tendencia o línea de trabajo Trans-pasando Fronteras, Núm.11, 2018. Cali-Colombia ISSN 2248-7212 • ISSN-e 2322-9152

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reciente hacia la integración en psicoterapia, que la ha llevado a reconocerse como un movimiento (Boswell, 2017), no se trata de un tema nuevo, como se observa en Norcross, Goldfried, y Arigo (2016). Como se ha mostrado, los instrumentos con los que ahora cuenta Neurociencia Cognitiva permiten un acercamiento más serio a la integración teórica, lo que se evidencia en el trabajo de Warren Tryon (2014, 2016a, 2016b). Bajo este panorama, existe una expresa invitación para los psicólogos que atraviesan su periodo de formación, y para los formadores, a que no limiten su conocimiento ni su ejercicio a las antiguas barreras teóricas.

Referencias6 American Psychological Association (2016). Ethical Principles of Psychologists and Code of Conduct. In A. E. Kazdin (Ed.), Methodological issues and strategies in clinical research (pp. 495– 512). http://doi.org/10.1037/0003-066X.57.12.1060 Anchin, J. C. (2008). Pursuing a unifying paradigm for psychotherapy: Tasks, dialectical considerations, and biopsychosocial systems metatheory. Journal of Psychotherapy Integration, 18(3), 310–349. http://doi.org/10.1037/a0013557 APA Presidential Task Force on Evidence-Based Practice. (2006). Evidence-based practice in psychology. American Psychologist, 61, 271–285. http://doi.org/10.1002/jclp.20384 La riqueza de este artículo se encuentra en las referencias consultadas, incluso más que en el contenido mismo. Se recomienda enfáticamente que los interesados den una detenida revisión a la bibliografía. 6

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FUERA DE TEMA Psicología en deporte universitario: estudio de carga mental y habilidades psicológicas en deporte de alto rendimiento

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Psicología en deporte universitario: estudio de carga mental y habilidades psicológicas en deporte de alto rendimiento1

Juan Camilo Martínez Fernández*

Juan Alejandro Pérez Quintero**

juank1992@hotmail.com

juanalejandro.perezq@hotmail.com

Artículo corto de investigación recibido el 07/02/2018 y aprobado el 10/03/2018

Cómo citar este artículo: Martínez Fernández, J., & Pérez Quintero, J. (2018). Psicología en deporte universitario: estudio de carga mental y habilidades psicológicas en deporte de alto rendimiento. Trans-Pasando Fronteras, (11).

Artículo resultado de la iniciativa investigativa de los autores como exalumno y alumno de la universidad, y como deportistas de alto rendimiento universitario. * Psicólogo de la Universidad Icesi (Cali, Colombia) **Estudiante de Psicología de la Universidad Icesi (Cali, Colombia) 1

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Resumen La presente investigación tiene como propósito exponer y describir los niveles de carga mental y de diferentes habilidades psicológicas relacionadas con el rendimiento deportivo en deportistas de alto rendimiento de la Universidad Icesi de la ciudad de Santiago de Cali (Colombia). Se efectuó una investigación no experimental de tipo transversal en la que se aplicaron los cuestionarios NASA-TLX y CPRD a 39 deportistas (24 hombres y 15 mujeres), entre edades de 18 años a 24 años. Los resultados del NASA-TLX dieron evidencia de un nivel de carga mental alto en los sujetos, lo que sugiere que la exigencia académica combinada con el ejercicio voluntario de deporte, llevan a los atletas universitarios a unos niveles peligrosos de esfuerzo mental. Por otro lado, los puntajes obtenidos tras la aplicación del CPRD muestran que hay evidencia de diferencias significativas en los niveles de motivación mostrados por los deportistas que practican deportes individuales frente a los que practican deportes de conjunto, que pueden tener causa en las maneras en cómo se relacionan los deportistas. Estos resultados sugieren la pertinencia de la participación de la psicología en el entorno deportivo para lograr un entrenamiento íntegro, en el que se tenga en la cuenta esas diferencias y así construir un ambiente óptimo para el buen desarrollo personal, emocional y, claramente, deportivo.

Palabras clave: Carga mental; Deporte; Alto rendimiento; Ha-

bilidad psicológica; Psicología del deporte.

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Psychology in college sport: study of mental load and psychological skills in high performance sport Abstract The present investigation has the purpose to expose the levels of mental load and of different psychological abilities related to the athletic performance in athletes of high performance of the Icesi University of Santiago de Cali (Colombia). A non-experimental cross-sectional investigation was carried out in which the NASA-TLX and CPRD questionnaires were applied to 39 athletes (24 men and 15 women), between the ages of 18 and 24 years old. The results of the NASA-TLX gave evidence of a high level of mental load in the subjects, which suggests that the academic as well as the sporting demand of the university is taking the university athletes to dangerous levels of mental effort. On the other hand, the scores obtained after the application of CPRD show that there is evidence of significant differences in motivation between individual and joint sports, which may have cause in the ways in which athletes relate to each other. These results suggest the relevance of the participation of psychology in the sports environment to achieve an integral training, in which those differences are considered and thus build an optimal environment for good personal, emotional and, clearly, sports development. Keywords: Mental load; Sport; High performance; Psychological ability; Sports psychology. Trans-pasando Fronteras, Núm.11, 2018. Cali-Colombia ISSN 2248-7212 • ISSN-e 2322-9152

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Introducción Este documento surge –en el marco de la Psicología Deportiva- como una propuesta de investigación y labor profesional, con el fin de demostrar tres aspectos relevantes: primero, la inmersión de la psicología del deporte como una nueva y establecida disciplina en Colombia; en segundo lugar, los aportes desde la academia para el desarrollo conceptual del trabajo, el cual cuenta con sustentación teórica desde las áreas: educativa, social, organizacional, psicoanálisis, desarrollo, procesos e histórico-cultural; por último, pero no menos importante, el buscar que la visión de sujeto dentro del deporte sea restablecida como un ser humano, y no un objeto de valor intercambiable. Este artículo presenta los resultados de una investigación para generar una propuesta de un plan de entrenamiento psicológico para deportistas de alto rendimiento deportivo en contextos universitarios, lo cual busca lograr un rendimiento óptimo, a través del bienestar emocional y psíquico de los deportistas estudiantiles. La idea central parte de lo observado en las selecciones representativas deportivas de la universidad, y el cómo se ha hecho evidente que el rendimiento en las competencias en las que participan tiene un margen de mejoramiento2. Es por ello, que el sentido de pertenencia invita a proponer esta investigación con soporte de estudios realizados durante los semestres académicos y experiencias profesionales. Este estudio busca incorporarse en el modelo de entrenamiento y planificación del área de Recreación y Deporte de Bienestar Universitario, con el fin de consolidarse como una parte fundamental del proceso deportivo de los estu2 Los gestores de este proyecto han participado como deportistas y como espectadores del proceso deportivo en la universidad, especialmente

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diantes, entrenadores y demás participantes. Antes de mostrar la propuesta completa, se hace necesario responder a una serie de preguntas que, según los expertos en Psicología del Deporte, surgen al momento de presentar un plan de entrenamiento psicológico, siendo las más importantes ¿Por qué debería incorporar un plan de entrenamiento psicológico? ¿Qué beneficios y qué falencias trae consigo implementarlo? ¿Cómo se estructura un plan de entrenamiento psicológico a un plan deportivo ya establecido?, todas se responderán con el mínimo de palabras posibles, ya que pretende hacer un recorrido histórico corto por la psicología deportiva, para después enfocarse en la presentación del concepto de plan de entrenamiento psicológico. Entrando en materia, la historia de la psicología del deporte en Colombia se divide en cuatro períodos (1997-1979/ 1980-1989/ 1990-1999/ 2000-Actualidad) según Humberto Serrato (2008), los cuales se hacen relevantes e importantes desde 1973, donde se empieza a oficializar el concepto de Psicología del deporte como una rama disciplinar dentro de la ciencia psicológica, y a partir de allí vienen una serie de eventos que ayudan a fortalecer, desarrollar y consolidar a la Psicología del deporte como una parte esencial dentro de las ciencias del deporte, el deporte nacional e incluso el deporte olímpico. Tanto así, que, en las olimpiadas de 2014, realizadas en Rio de Janeiro (Brasil), Colombia contó con seis psicólogos especializados en esta área, para apoyar y entrenar en la villa olímpica a los representantes del país, cuando antes si mucho se pensaba para llevar a uno3. 3 Datos obtenidos de Semana.com, Articulo “La ciencia detrás de la mentalidad ganadora de los colombianos en río”, Oskar Antonio Ortiz Echeverría, Colaborador. Consultado el 20/09/2017

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Los eventos en cuestión por mencionar los más importantes son: la incorporación de los psicólogos bogotanos Esther Granados y Edison Ramos en Coldeportes Nacional, quienes por décadas motivaron a la Psicología colombiana para que se vinculara al proceso deportivo, llegando así a otro evento significativo, y uno de los más recientes, el cual ocurrió en la primera década del nuevo milenio donde se inicia con la creación de la especialización en psicología del deporte en la Universidad El Bosque de Bogotá; actualmente, codirigido por Sandra Y. García y María Clara Rodríguez, quienes en su labor, hasta el día de hoy, han capacitado a más de 100 especialistas. Paralelo a todo esto, se han venido realizando un elevado número de simposios, conversatorios y congresos nacionales e internacionales dentro de Colombia, el más pronto, fue el VI Congreso Nacional e Internacional de Psicología del Deporte, que tuvo lugar en Bogotá en la universidad INCCA, contando con la participación y apoyo de la Sociedad Iberoamericana de Psicología del Deporte (SiPD), que bien ha venido incorporando Psicólogos profesionales colombianos, como por ejemplo el mismo Humberto Serrato, quien oficia como representante de la SiPD en Colombia. En esos eventos, se han venido presentando y exponiendo investigaciones, tesis, proyectos y planes, que demuestran la efectividad y la necesidad de esta área donde quiera que haya deportistas. Serrano explica bien las desventajas de todo esto, diciendo que “después de 35 años el balance de investigaciones y publicaciones es pobre. Este es un aspecto en el que la psicología del deporte colombiana debe progresar” (Serrano, 2008, p. 297). Por eso, este documento se apoya sobre la petición del autor para hacer necesaria la difusión de los logros académicos y prácticos de los profesionales, incluyendo investigaciones, proyectos, entre otros modos. 176

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Ahora bien, que ya se contextualizó a la Psicología del deporte, es momento de profundizar en el porqué del plan de entrenamiento psicológico. «Mens sana in corpore sano» (“Mente sana en un cuerpo sano”) dice el texto Sátiras de Juvenal (Roma Imperial), usado como un lema por múltiples equipos de distintas disciplinas. De esa frase se asume que la Psicología del deporte ha podido consolidarse como una rama académica importante en los últimos años. En la actualidad, se vive en una sociedad que rinde un considerable culto al cuerpo. La ropa deportiva, los productos dietéticos y de la belleza, los suplementos alimenticios, los gimnasios y centros deportivos, etc., forman parte de una industria. Además, los atletas y deportistas de élite gozan de una relevante fama y admiración. Parece indiscutible que esta tendencia por gozar de una buena salud en el plano físico es una buena noticia, pero ¿qué ocurre con nuestra mente? Esta ciencia interdisciplinar pretende dar respuestas a algunas necesidades en el mundo del deporte a) Proporcionar asistencia psicológica a atletas, equipos, así como asesoramiento a entrenadores, preparadores físicos y docentes. b) Optimizar los recursos personales del deportista y contribuir en el progreso de la calidad del manejo táctico y de comunicación. c) Desarrollar técnicas para el entrenamiento de habilidades mentales como la concentración, gestión de estrés y ansiedad. No solo se logra mencionar varios beneficios de un entrenamiento psicológico, sino que, con esa característica interdisciplinar, esta rama psicológica toma elementos de la psicología, la fisiología, la kinesiología, la sociología y la biomecánica, y cuyo objeto es el estudio de cómo los factores psicológicos afectan al desempeño deportivo y cómo la participación en el deporte y el ejercicio influye en el desarrollo psicológico y el estado físico. Es por esto que se estudia, se analiza y se interviene en la relación cuerpo-mente; García (2006) expone que todos los seres vivos, especialmente el ser huTrans-pasando Fronteras, Núm.11, 2018. Cali-Colombia ISSN 2248-7212 • ISSN-e 2322-9152

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mano, al experimentar cualquier emoción en el cuerpo, genera una serie de respuestas como la segregación de sudor, aumento de la frecuencia cardíaca y respiratoria, tensión muscular, etc., y que es debido a esta afectación directa en el organismo, originada por los estados emocionales, que se puede concluir que tan importante es entrenar el cuerpo en conjunto con la mente. Por lo anterior, se va haciendo evidente el porqué de un entrenamiento psicológico, y es que, si se suman las variables que rodean a un estudiante que practica deporte, tales como: presión de rendimiento académico (por becas o familiar), estrés por exámenes o quices, relaciones interpersonales y demás, hace necesario el acompañamiento psicológico para que el deportista sienta un apoyo más personal y enfocado a lo que ocurre en su mente. El propósito central del entrenamiento psicológico es incidir sobre los determinantes psicológicos de las acciones, con la intención de optimizar la ejecución técnico-táctica del deportista. Este proceso, al igual que todo entrenamiento, implica la consideración de al menos tres componentes: i) Determinar y valorar el perfil psicológico del deportista en relación con la práctica de un deporte específico; situación que implica la identificación de las condiciones y características actuales del deportista (estado es). ii) Identificar las destrezas psicológicas que requiere el deportista, para lograr un rendimiento máximo en la práctica de un deporte específico. Es decir, la definición operativa del estado al que se quiere llevar deportista (estado debe ser). iii) Establecer la estrategia metodológica a seguir en la transición del estado del deber ser. Al respecto es preciso empoderarse de los conocimientos y técnicas precisas, para promover el desarrollo y consolidación de las destrezas psicológicas necesarias para la práctica exitosa de un deporte específico. 178

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Los componentes están rodeados un sin fin de habilidades psicológicas que son particulares de cualquier interacción humana, pero los expertos en este tipo de estudios y trabajo, como por ejemplo Ureña (2003), y concuerda Balagué et al (1997), diciendo que en el deporte se estudian y evalúan: el desarrollo de la percepción, el almacenaje de información, la forma de pensar, la toma de decisiones, la imaginación, la memoria, las habilidades comunicativas, la atención, la motivación, el manejo de estrés y el manejo de emociones positivas y negativas. Por lo cual, según Matveiev (1977) citado por González (1992, p. 225), “[...]toda planificación se puede considerar como un sistema de establecimiento de metas, consistente en la anticipación de una actividad que se pretende llevar a la práctica; en el caso de la planificación deportiva, será un proyecto del contenido, de las formas y condiciones del entrenamiento”. Se trata -según el autor- de un proyecto mental que se elabora antes de que tenga lugar su inserción en el entrenamiento deportivo. La planificación del entrenamiento psicológico persigue el mismo objetivo, programar de antemano un plan que después se intentará hacer realidad, con el fin de optimizar el rendimiento deportivo. Este proceso constituye un procedimiento más, que se integra dentro de la planificación global. La planificación de este entrenamiento psicológico se integra en el Plan general de entrenamiento y se adapta a sus fases, contribuyendo así a la consecución de los mejores resultados, mediante la preparación mental del deportista. Puesto que la dimensión psicológica no es un aspecto del cual el deportista puede prescindir cuando compite, el entrenamiento mental se planifica en plena correspondencia con el entrenamiento físico. Así pues, se pueden desprender múltiples limitaciones o falencias de este entrenamiento. En palabras de Garcés de Los Fayos y Vives (2005), las limitaciones de la planificación de un entrenaTrans-pasando Fronteras, Núm.11, 2018. Cali-Colombia ISSN 2248-7212 • ISSN-e 2322-9152

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miento psicológico se agrupan en cuatro áreas: profesional, personal, deportiva y social, la escuela o universidad se incluye en esta última área. En resumen, dicen que por lo profesional se presenta que haya: ausencia de formación suficiente en psicología del deporte, desconocimiento técnico, táctico y físico del deporte y grandes dificultades comunicativas entre los diferentes profesionales del deporte. En el área personal: ausencia de competencias sociales y personales generales, la asunción de discriminación objetiva debida al sexo y asumir el alto nivel competitivo en el trabajo a realizar. Por el lado del área deportiva se pueden presentar: falta de entendimiento con otros profesionales del deporte, dificultades para estar presente en los entrenamientos y en las competiciones, no aceptación del psicólogo del deporte por parte de los organismos deportivos y necesidad de una exclusividad absoluta. Por último, pero no menos importante, está el área social, con limitaciones por: influencia negativa de familiares, incompatibilidad del deporte con el resto de los contextos vitales, existencia de intentos sistemáticos de controlar la vida de los deportistas, dificultad para diferenciar deporte profesional y deporte recreativo, dificultad para vincular la vida académica y presión incontrolable de las personas que rodean al deportista. Garcés de Los Fayos & Vives (2005) sugieren que, para evitar esas limitaciones, el profesional debe estar lo mejor preparado posible para aplicar un plan de entrenamiento, con el fin de no caer en juicios de valor que lo hagan parecer otra área psicológica que no tenga que ver con el campo deportivo, pues, aunque este campo reúna muchos factores de las demás ramas, es importante delimitar funciones y estrategias. De igual forma, ellos solicitan que la comunicación con los demás involucrados como entrenadores, administrativos, familiares, etc., sea permanente y que se 180

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aclaren desde el principio los roles que cada uno va a desempeñar en el entrenamiento, pues como se dijo, lo psicológico va subyacente a lo físico-táctico-técnico, y es el entrenador quien dispone u otorga el tiempo para que el psicólogo pueda intervenir. Y de eso último, se desprende la más importante sugerencia, y es que el plan de entrenamiento mental debe buscar siempre ser flexible para acondicionarse al plan macro que se establece para el fortalecimiento táctico-técnico, teniendo en cuenta los ciclos en lo que se maneja. Por ello, el objetivo principal de este esta investigación es desarrollar un plan de entrenamiento psicológico a deportistas que representan a la Universidad Icesi, para el mejoramiento del rendimiento deportivo; a partir de este, se busca: primero, potenciar las habilidades psicológicas como Autoconfianza, Motivación, Procesos Cognitivos, Control de las habilidades emocionales y Manejo de las habilidades sociales contribuyendo a un nivel óptimo de rendimiento académico. Segundo, brindar un nivel óptimo de bienestar psicológico, teniendo en cuenta los valores representativos de Bienestar Universitario y la Universidad Icesi. Y tercero, pero no menos importante, se espera fortalecer la cultura universitaria de los estudiantes y el personal de apoyo involucrado en el marco interno y externo de este proyecto. Es por todo ello que la hipótesis base para esta investigación es que no hay evidencia de que las cargas mentales de los deportistas de este estudio, y sus habilidades mentales, sean semejantes. De los estudios de García (2006) se puede inferir que los deportes de conjunto manejan un bajo nivel de exigencia (carga) mental que los deportes individuales, teniendo mejor desarrollo de sus habilidades psicológicas. Por tanto, para los análisis estadísticos, la hipótesis nula (Ho) es: los promedios de carga mental y de habiTrans-pasando Fronteras, Núm.11, 2018. Cali-Colombia ISSN 2248-7212 • ISSN-e 2322-9152

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lidades psicológicas en el deporte son iguales entre las diferentes muestras. Mientras que la hipótesis alternativa (Ha) es: los promedios de carga mental y de habilidades psicológicas en el deporte no son iguales entre las diferentes muestras. Ahora bien, a continuación, se presenta el plan que se busca desarrollar en la Universidad Icesi. Cabe anotar que este plan sigue los lineamientos públicos establecidos en los años 2015 por Coldeportes Nacional, ente reglamentario de la actividad profesional de las ciencias vinculadas al deporte. Metodología Este estudio se ubica dentro de la investigación no experimental, usando un diseño transaccional, los cuales tienen como objetivo describir relaciones entre dos o más variables en un momento determinado. Ese momento mencionado ocurre en los entrenamientos de 39 deportistas/estudiantes de alto rendimiento deportivo universitario, ya que es el ambiente indicado para poder acercarse a estos y evaluarlos. Los sujetos que se eligen para la recolección de datos son los deportistas que hacen parte de las selecciones o equipos representativos de la Universidad Icesi, que además lleven una práctica deportiva superior a un año calendario, y específicamente sean mayores de edad. La variable de años de práctica deportiva influye en el sentido de la adherencia y experticia del deportista, que, para ser considerado de alto rendimiento, es un factor importante. Dentro de las limitaciones del estudio se encuentra el tiempo y la disposición de los entrenadores, pues se inicia la investigación cuando el semestre ya ha avanzado, y, además, porque no son solo 182

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deportistas, sino estudiantes con responsabilidades académicas no se podría hacer una mayor recolección de datos con más líderes. Se aplicarán los instrumentos Cuestionario NASA TLX diseñado por Arquer y Nogareda (2000). Cuyo objetivo es indagar ciertos aspectos respecto de la carga mental, física, rendimiento, exigencias temporales, nivel de frustración y esfuerzo que implica la realización de una tarea específica, haciendo énfasis en la recolección de datos. En adición al Cuestionario CPRD diseñado por Gimeno, Buceta y Pérez (2001). El cuestionario está compuesto por seis escalas: ansiedad (control de la ansiedad), autoconfianza, concentración, motivación, preparación mental y cohesión de equipo, por medio de las cuales se aporta información específica sobre las necesidades y recursos de los deportistas de competición. Los resultados serán analizados en el programa estadístico SPSS, con el fin de tener un análisis no paramétrico, que evidencia la correlación de las variables estudiadas mientras los deportistas iniciaban o terminaban su práctica deportiva. Así pues, se contactará a los directivos del área de deportes de Bienestar Universitario mediante una carta de presentación de la investigación, para que evalúen la propuesta de trabajo y manifieste la pertinencia e idoneidad del estudio. Paso siguiente, se espera que se haga el llamado a los entrenadores de los deportes seleccionados, para que entonces, por común acuerdo, se organice la agenda de visitas para la aplicación de los cuestionarios, según el día y el tiempo disponible. A los directivos, entrenadores y deportistas se les presenta el documento de consentimiento informado para participar y se les explica el uso que después se hará de los resultados obtenidos.

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Resultados Después de aplicar los cuestionarios a los 39 deportistas -de los cuales 24 son hombres y 15 son mujeres- con un rango de edad que va de los 18 a los 24 años, y con un rango de práctica y experiencia deportiva de 2 a 18 años; los resultados generales de esta investigación, se exponen en la tabla 1 a continuación, donde se presentan las medias obtenidas en cuanto a carga mental y las habilidades psicológicas en el rendimiento deportivo que analizan los cuestionarios NASA-TLX y CPRD, respectivamente. Los análisis que se hacen son tomando en cuenta las tablas que se muestran en los anexos, las cuales pertenecen a las demarcaciones de los cuestionarios originales. Esta tabla muestra que en cuanto a la carga mental que poseen los deportistas, estos poseen un nivel muy alto de esta. Por el lado de las habilidades psicológicas de rendimiento deportivo, se encuentra que los deportistas en general tienen niveles casi óptimos

Tabla 1 – Medias obtenidas generales para los 39 deportistas

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en cuanto a control de estrés, influencia de la evaluación, motivación, habilidad mental y cohesión de equipo se refiere. Esto en resumidas palabras, revela que los deportistas requieren de un muy alto “esfuerzo deliberado para alcanzar un resultado esperado”. Lo negativo de este resultado, es que puede llegar a suceder el caso de que estos se “quemen”, considerando la posible presencia del síndrome de Burnout. Se presenta el segundo resultado pertinente, el cual es considerado de los datos que se subieron al programa de análisis estadístico SPSS, usando la prueba HSD de Tukey, la cual sirve para comparar las medias de los diferentes t niveles, en este caso, de las habilidades psicológicas deportivas en cada deporte, con el fin de especificar cualquier hipótesis alternativa genérica a parte de las que se consideran en las pruebas ANOVA. Este test ha arrojado las siguientes tablas que evidencian una diferencia significativa en el aspecto psicológico de la Motivación que estudia el Cuestionario de Características Psicológicas de rendimiento deportivo (CPRD). Los resultados de la ANOVA señalaron que existen diferencias significativas entre las medias de los grupos en consideración (Natación y Baloncesto); F (5,33) = 2,57; en particular las pruebas post hoc mostraron que en los nadadores tienen niveles de motivación menor que las personas que practican baloncesto esto significa que al menos para esta muestra, las personas que practican deportes individuales aparentemente tendrían menos nivel de motivación que las personas que practican deportes de conjunto.

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Tabla 2 – Motivación por deportes

Tabla 3 - Influencia de la evaluación del rendimiento deportivo Se visualizan las medias para los grupos en los subconjuntos homogéneos

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Tabla 4 – Motivación Se visualizan las medias para los grupos en los subconjuntos homogéneos.

Tabla 5 – Habilidad Mental Se visualizan las medias para los grupos en los subconjuntos homogéneos.

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Tabla 6 – Cohesión de equipo Se visualizan las medias para los grupos en los subconjuntos homogéneos.

De acuerdo con los datos mostrados en las tablas 2 a la 5, es pertinente decir para un nivel de homogeneidad de varianza de 0,05; los 39 deportistas de las selecciones representativas de la Universidad Icesi muestran que en cuanto a las habilidades deportivas que analiza el CPRD, no hay diferencias significativas en cuanto a la Influencia de evaluación, la habilidad mental y la cohesión de equipo, a pesar de intervenir en deportes considerados individuales (natación y tenis de mesa). Sin embargo, el test HSD de Tukey, enseña que en el aspecto de motivación sí hay diferencias significativas entre los deportes individuales y de conjunto, como el caso entre natación y baloncesto. Este análisis surge a partir de que en el test HSD genera dos columnas para que sea visible esa diferencia entre deportes según la habilidad, y como se puede 188

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notar en las otras habilidades la columna dos no se da. Con ello, es evidente que la habilidad psicológica de motivación parece experimentarse de manera diferente en los deportes de conjunto e individuales. Discusión Tal y como lo menciona Gabriel Casarico en su artículo “Motivando a un equipo”: “[…] en cualquier ámbito donde se encuentren las personas sea en una la empresa, el equipo deportivo, la escuela, para crecer es importante cierta disposición mental […]”, ésa es la necesidad de hacer algo hoy mejor que ayer según como se puede interpretar. Esto implica observar, estar atento, concentrado y motivado por modificar el entorno. En este universo agitado de vertiginosos cambios es un desafío ineludible el de renovarse y reinventarse todo el tiempo, implicando esto diversos modos de encarar la realidad y tomar decisiones. Los cambios de las relaciones, las condiciones sociales, las reglas del juego requieren de un cambio en el modo de actuar del psicólogo y esta investigación así lo muestra. En este orden de ideas y debido a lo estudiado por Nieto y Olmedilla (2001), en donde exploran la importancia de un plan de entrenamiento para mejorar el rendimiento en equipo de marcha universitario, se ha notado la relación entre la carga mental y las habilidades psicológicas, en donde se ve la necesidad de disminuir la carga mental elevada de los deportistas para que sus habilidades se potencien en el aspecto técnico y táctico. Así pues, se lograría una estabilidad en la motivación, la cual traería beneficios tanto a los procesos deportivos como académicos, pues ese equilibrio buscado, permite al deportista reconocer mejor sus estados de ánimo, los momentos de estrés y sus propias habilidades (y las de sus compañeros dado el caso) deportivas y personales.

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Conclusiones Lo que sugieren los datos expuestos es que la exigencia académica combinada con el ejercicio voluntario de deporte, llevan a los atletas universitarios a unos niveles peligrosos de esfuerzo mental. Hay evidencia de lo dicho, gracias a los resultados de la ANOVA, pues muestran que hay diferencias significativas entre las medias de los grupos en consideración (Natación y Baloncesto), para así determinar que la hipótesis alternativa se cumple, ya que los nadadores tienen niveles más bajos de motivación que las personas que practican baloncesto, esto quiere decir que, para este muestra al menos, aquellos que practican deportes individuales superficialmente tienen menos nivel de motivación que aquellas personas que practican deportes de conjunto. De acuerdo con lo anterior, y según Pons & Puig (2004), “[…] si la carga mental es demasiado intensa y/o prolongada, puede causar a corto plazo situaciones de sobrecarga (fatiga) y subcarga (monotonía), y a largo plazo problemas de estrés […]”. Así pues, estos autores argumentan que la fatiga puede comportar situaciones de peligro para la persona. Pons & Puig (2004) dicen que generalmente se perciben tres elementos de forma progresiva: quejas físicas, debilitamiento de los procesos cognitivos y motivacionales, y somnolencia o sopor. Estos elementos sugieren la necesidad de una intervención psicológica, en lo esencial integral, desde las áreas clínica-deportiva-educativa, con el fin de evitar la posible presencia del síndrome de Burnout y para garantizar un bienestar psicológico de los deportistas. De igual forma, permitiría esclarecer, si la carga tiene relación con la deserción deportiva y el rendimiento inconstante de los deportistas.

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Por otro lado, el estudio muestra que hay evidencias de diferencias significativas en la motivación entre deportes individuales y de conjunto que pueden tener causa en las maneras que se relacionan los deportistas. Esto confirma que la particularidad de cada deporte conlleva su forma de crear cohesión, deseo de participación, motivación y sentido de pertenencia, generando buenos índices por cada deporte; sin embargo, pone a prueba si hay una coherencia en el discurso de los entrenadores. En ese sentido, el entorno deportivo universitario debe estar apoyado en la psicología para un entrenamiento íntegro en el que se tenga en cuenta esas diferencias y así construir un ambiente óptimo para el buen desarrollo personal, emocional y claramente, deportivo.

Referencias Arias, I., Cardoso, T., Aguirre, H. & Arenas, J. (2016). Características psicológicas de rendimiento deportivo en deportes de conjunto. Psicogente, n19(35), 25-36.http://doi.org/10.17081/ psico.19.35.1206 Arquer, I. (1999). NTP 534. Carga mental de trabajo: Factores. INSHT. Recuperado de: https://goo.gl/Ge7cF7 Cárdenas, D; Conde, J y Perales, J. (2015). El papel de la carga mental en la planificación del entrenamiento deportivo. Revista de Psicología del deporte [en línea]. Disponible en: http://www.redalyc. org/articulo.oa?id=235139639011 ISSN1132-239X. Casarico, G. Motivando a un equipo. Publicado en página virtual en: http://www.psicologosdeldeporte.com/art_motivando.html Trans-pasando Fronteras, Núm.11, 2018. Cali-Colombia ISSN 2248-7212 • ISSN-e 2322-9152

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Díaz, C. (2010). Actividad Laboral y Carga Mental de Trabajo. Ciencia & Trabajo. Abr ,Jun; 12 (36): 281-292. García, A. & Ortiz, P. (2016) El sentido Psicológico del compromiso deportivo. Psicodeportes - Revista Online de la Asociación de Psicólogos del Deporte, octubre 2016 No. 23. López, M. (2011). Memoria de trabajo y aprendizaje: Aportes de la neuropsicología. Cuaderno neuropsicológico. 5 (1) 25 – 47. Universidad Católica Argentina. Buenos Aires 239-3100 Paraná. Nieto, G. & Olmedilla, A. (2001) Planificación del entrenamiento psicológico en atletas de élite: un caso en marcha atlética. Revista de Psicología del Deporte 2001. 10, 1, 127-142 Serrato, L. (2008) Historia de la psicología del deporte en Colombia. Revista Iberoamericana de Psicología del Ejercicio y el Deporte, 3, 2, 277-300. Pons, I. D., & Puig, R. F. (2004). Revisión del concepto de carga mental: evaluación, consecuencias y proceso de normalización. Anuario de psicología/The UB Journal of psychology, 35(4), 521-546.

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Anexos Índice de evaluación de NASA-TLX

Escalas de evaluación de CPRD

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NO DEJES DE LEER Retos para las intervenciones psicológicas y psicosociales en Colombia en el marco de la implementación de los acuerdos de paz entre el gobierno y las FARC-EP Responsabilidad social de la Psicología frente a la violencia



Retos para las intervenciones psicológicas y psicosociales en Colombia en el marco de la implementación de los acuerdos de paz entre el gobierno y las FARC-EP1 Miguel Gutiérrez-Peláez2 miguel.gutierrez@urosario.edu.co Artículo de la revista Avances en psicología latinoamericana de la Universidad del Rosario.

Fuente original en Gutiérrez-Peláez, M. (2017). Retos para las intervenciones psicológicas y psicosociales en Colombia en el marco de la implementación de los acuerdos de paz entre el gobierno y las FARC-EP. Avances en Psicología Latinoamericana, 35(1), 1-8. Recuperado de www.redalyc.org/pdf/799/79949625001.pdf. Agradecimientos especiales a Miguel Gutiérrez-Peláez, así como la editorial de la Universidad del Rosario, por permitirnos publicar este artículo tan relevante para la temática del número. Todas notas pie de páginas fueron agregadas por el Equipo Editorial de la revista Trans-pasando Fronteras. 2 Master en psicoanálisis (Buenos Aires 2007) y Doctor en Psicología (Buenos Aires 2010), vinculado a la Universidad del Rosario. 3 Psicóloga con Magister en Educación. 1

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Desde el inicio de los diálogos de paz de la Habana en el 2012, que son sin lugar a dudas uno de los hitos más importantes de la historia reciente de nuestro país, la psicología se ha posicionado como un interlocutor necesario, activo y propositivo, tanto desde agremiaciones, como el Colegio Colombiano de Psicólogos (Colpsic) y la Asociación Colombiana de Facultades de Psicología (Ascofapsi), como desde las universidades y desde la labor de diversos organismos y las acciones, a veces individuales, de un gran número de psicólogos que laboran e intervienen desde organismos estatales y privados que inciden directamente tanto en la atención y en la elaboración de políticas públicas, protocolos, estrategias de intervención, consultorías, etc. Lo que se ha movilizado socialmente a partir del llamado proceso de paz ha hecho patente, sin embargo, que a pesar del gran número de psicólogos egresados (cerca de 100 000; Colpsic, noviembre, 2016) y en formación que hay en el país, la mayoría carece de las competencias y habilidades para responder a los encargos y demandas sociales actuales. Esto hace patente tanto la gran urgencia y responsabilidad social de la psicología, como la altísima responsabilidad de los programas de psicología, que son los que tienen la tarea de formar a los profesionales de este campo. Se ha hecho evidente, también, que el saber y hacer de la psicología no es un terreno que competa solamente a los psicólogos, sino que tiene una influencia en el entendimiento y campo de acción de otras disciplinas que también intervienen en campos derivados del conflicto armado y su violencia. Aparte de las consecuencias psicopatológicas y de salud mental derivadas del conflicto armado, que han sido consignadas en diferentes estudios (Ministerio de la Protección Social, 2015), 198

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hay otra serie de exigencias o retos psicológicos a los que estarán enfrentados los colombianos en el 2017 y en los años posteriores, ante los cuales vale la pena detenerse y tratar de extraer lo que la disciplina y profesión psicológica pueden aportar. De las muchísimas que sería posible ubicar, quisiera enunciar las siguientes para, después, ofrecer unas reflexiones que permitan orientar los modos posibles de intervenir frente a ello: - El reto psicológico de reconocer que hay pérdidas irreparables, que van desde la aceptación de los contenidos de los acuerdos de paz entre el gobierno y las FARC, hasta las consecuencias más crudas de la violencia vivida durante estos más de cincuenta años, y los corolarios de ello para las víctimas. - El reto psicológico de soportar, y lidiar con, la intensificación de una serie de conflictos políticos y sociales que han estado opacados por la lucha armada. Es muy probable que, lejos de reducirse los conflictos sociales durante el 2017, estos aumenten al ser corrido el manto de conflicto armado que los encubría. - El reto psicológico de enfrentarse, cara a cara, con la complejidad del comportamiento humano y con la evidencia de que el conflicto armado no ha correspondido a un conflicto entre buenos y malos (Briole, 2015). ¿Cómo conciliar la bondad, los ideales y el carisma de un sujeto con el hecho de haber cometido delitos atroces? - El reto psicológico de mantener vivo el despertar de la sociedad civil frente al conflicto armado y el proceso de paz, pasando de la pasividad (en la aceptación o no de las propuestas de otros) a la actividad (proponiendo soluciones y ampliando el marco de posibilidades), de la recepción de propuestas, a ser agentes que proponen soluciones (Gutiérrez-Peláez & Herrera-Pardo 2016b). Trans-pasando Fronteras, Núm.11, 2018. Cali-Colombia ISSN 2248-7212 • ISSN-e 2322-9152

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Los estudiantes han tenido un papel protagónico en la etapa final de la firma de los acuerdos de paz y mantener ese activismo será su reto en los años por venir. Por otro lado, la sociedad civil se enfrenta a la exigencia psicológica de reconocer que su pasividad durante las décadas de conflicto armado no los ha hecho neutrales, sino más bien permisivos de los acontecimientos atroces de la guerra. - El reto psicológico de reconocer el lugar del otro, de la alteridad, dándole voz y asumiendo la existencia de un disenso sin armas. - El reto psicológico de entender que la llamada “paz” o “posconflicto” no es la ausencia de conflicto, sino una elevación del propio conflicto, sumado al reto, además, de poder enfrentarlo con la palabra y por las vías democráticas. ¿Cómo hacer frente a estos retos psicológicos? ¿Cómo orientarnos frente a las intervenciones psicológicas y psicosociales que pueden implementarse en diferentes contextos en este momento histórico? ¿Cómo mantener abierta una conversación en diferentes sectores sociales y en la comunidad que permita el discurrir de la complejidad de los contenidos que están en juego? Una nueva conversación El arte de conversar implica, necesariamente, la atribución de un saber en el otro. Esa atribución de saber en el otro requiere, a su vez, de una posición de no saber de parte de uno. Si yo tengo todas las verdades de mi lado, no hay lugar para alojar la palabra del otro, a menos que esa palabra replique las mías. Para poder conversar, debo despojarme de mi verdad y asumir que el otro puede enseñarme algo a mí. 200

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Es la invitación que podemos hacerles a los diferentes profesionales que realizan intervenciones psicosociales y es lo que hemos aprendido de nuestro trabajo clínico y de campo y de las intervenciones a profundidad realizadas en el Centro de Estudios Psicosociales (Cepso) de la Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud (EMCS) de la Universidad del Rosario: justamente que es posible dejarnos enseñar del otro, de todo otro, y allí incluimos al político, al soldado, al guerrillero, al desmovilizado, al civil, al niño, al paramilitar. Esto lo hemos aprendido de nuestro propio trabajo clínico, dejándonos enseñar tanto de personas sanas como de personas con diagnósticos de enfermedades mentales graves y sus formas de sufrimiento. No es una poción de falsa humildad para llevar a que se produzca la palabra del otro o su confianza; es una posición ética profunda y legítima que encontramos como necesaria: el poder extraer de la propia persona un saber sobre lo que lo atormenta, sobre sus dolores y sus virtudes. Nos ha interesado conocer el propio saber que tienen las personas y las comunidades, y a partir de allí acompañarlas en el proceso de construir sus soluciones de aliviar sus padecimientos y alcanzar sus metas, legitimando y reconociendo aquellas acciones y decisiones que han tomado y que, muchas veces, han sido muy exitosas, pero que en algunos casos requieren la ayuda de un otro para responder de una mejor manera a una nueva situación, con un costo emocional menor para el sujeto o la comunidad. Las intervenciones psicológicas y psicosociales que se implementen en diferentes comunidades y regiones de nuestro país tienen que tener en cuenta las soluciones que cada una de esas comunidades ha construido para responder a sus problemáticas. No hay un metadiscurso o un plan de intervención que pueda preTrans-pasando Fronteras, Núm.11, 2018. Cali-Colombia ISSN 2248-7212 • ISSN-e 2322-9152

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scindir del saber de cada comunidad y de cada sujeto (GutiérrezPeláez & Herrera-Pardo, 2016a). Es posible que nuestra posición ética y nuestra escucha entrenada, más que nuestro saber, puedan aportar a esa construcción de intervenciones exitosas. La conversación con el otro requiere mantener ese lugar vacío para que discurra y circule la palabra y la verdad del otro. Producción y reconocimiento de la rareza del otro Es necesario, entonces, para la planeación e implementación de cualquier intervención psicosocial en este tránsito de un conflicto con armas a uno sin armas reconocer las estrategias que han sido exitosas en las diferentes regiones y, a partir de allí, crear las intervenciones psicológicas y psicosociales posibles. Son útiles, sin duda, los modelos y miradas que podemos traer de otros países. Eso permite iluminar nuestra realidad y aprender de las experiencias de los otros. Pero seguramente la situación de Colombia tiene sus coordenadas singulares y requiere por ello de la producción e invención de soluciones e intervenciones igualmente singulares. La experiencia nos ha mostrado que esto es posible solamente teniendo en cuenta las iniciativas que han surgido de las comunidades y los sujetos. En coyunturas tan dramáticas como la de nuestro país, no es en una conversación de unos pocos que puede desplegarse la complejidad de su historia. Más que un diálogo, es una polifonía de voces que revela que la verdad no es un saber homogéneo y que es a varias manos que hay que escribir esa historia. Los griegos hablaban de un palimpsesto, que es un manuscrito que conserva en su superficie grabadas las huellas de trazos anteriores, borrados para introducir una nueva escritura. En el siglo XIX, y con la ayuda 202

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de nuevas técnicas, fueron recuperadas las escrituras antiguas de los papiros. Así, el palimpsesto ha ido recobrando, en una misma superficie, una multiplicidad de escrituras distintas y, diríamos, es esa la verdad ampliada intrínseca al mismo papiro. Del mismo modo, la historia de Colombia es un palimpsesto, y tendremos que acostumbrarnos y encontrar la virtud en la imposible unificación de los trazos que en él se graban. Es innegable la virtud del dispositivo jurídico para la construcción de determinados hechos y para edificar una versión de la historia. Pero no es posible escribir una verdad que tenga la pretensión de hablar por todos aquellos que han atravesado una historia particular, aun los mismos hechos, colindantes en tiempo y espacio. Hay una necesidad —y es de gran importancia— de que existan testimonios que aporten a una reconstrucción jurídica de la verdad. Pero se requieren también otros dispositivos que permitan escuchar las palabras emitidas por un cuerpo visceral, emocional y pasional. Esos testimonios que hemos estudiado a profundidad, en los que la falta de coherencia racional de los hechos, las imprecisiones temporales, la ambivalencia afectiva no suponen una serie de errores a corregir, sino la verdad misma de la vivencia emocional de los hechos, el modo singular como unos hechos determinados, dolorosos, traumáticos, violentos, han marcado la historia de un cuerpo (Gutiérrez-Peláez, 2008a, 2009, 2015a). Las invenciones singulares La incertidumbre a la que nos enfrentamos actualmente en el proceso de implementación de los acuerdos no debe hacernos perder de vista lo que hemos ganado como país a lo largo de este proceso. La apuesta exigente de este momento histórico es que, Trans-pasando Fronteras, Núm.11, 2018. Cali-Colombia ISSN 2248-7212 • ISSN-e 2322-9152

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para implementar cualquier acuerdo en el corazón de la sociedad colombiana, hay que irnos paulatinamente abriendo a la polifonía de voces que trae para cada uno el riesgo de abandonar la consistencia sólida a la que aferramos una idea de la verdad. Es la nueva ética que implica desanudar las categorías de buenos y malos que armaban la lógica de los discursos a través de los cuales interpretamos la realidad. Con frecuencia, el profesional de la salud mental está entrenado para encontrar lo que en un sujeto se suma a una nosología determinada. Debemos estar advertidos de lo que hemos denominado en el Centro de Estudios Psicosociales (CEPSO) “la falsa unificación de las muestras” de determinados modos de extraer evidencias empíricas, por ejemplo, tomar como poblaciones homogéneas a las FARC, a las víctimas, a los reinsertados, a los miembros de las fuerzas armadas, etc. Por el contrario, la evidencia nos ha llevado a encontrar en los sujetos y en las comunidades aquello que de ellos está por fuera de toda nosología posible. ¿Cómo entrenarnos para ver lo diferente del otro y no su mismidad (Gutiérrez-Peláez, 2008b)? ¿No aquello que lo suma a un concepto o categoría superior, sino aquello que el poeta René Char llamaba su “legítima rareza”? Confieso mi sesgo y mi fascinación personal por las invenciones singulares y por los fenómenos que resaltan un funcionamiento novedoso e inédito, como aquel pingüino del documental de Werner Herzog (2008) que se escapa de la manada y sale indetenible en una dirección contraria, para encontrar la muerte en las montañas. Eso que no entendemos solemos llamarlo locura y las categorías de normal y anormal, así como las de buenos y malos, son modos habituales con los que enmarcamos los fenómenos humanos y a través de los cuales propagamos modos de segregación. 204

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Es, sin duda, una pregunta de una gran pertinencia: ¿cómo se hace ciencia de lo singular? Si bien es fascinante, como lo revelan muchos estudios contemporáneos, el modo como determinadas situaciones producen efectos comunes en una población o grupo de personas, también es fascinante cómo, a pesar de esas situaciones, rasgos, predisposiciones y causas comunes, un sujeto, un organismo o un cuerpo producen un efecto distinto. Es fascinante, por ejemplo, la implicación de los hemisferios cerebrales temporales en toda la maquinaria del lenguaje. Y también es fascinante, como me lo enseñó hace muchos años un niño de 7 años, que es posible tener un aparato del lenguaje, motor y semántico, intacto con una alteración en el neurodesarrollo de los lóbulos temporales como secuela de una hipoxia al nacer. Es fascinante descubrir creaciones singulares en sujetos aun en las circunstancias más adversas. Me lo enseñó también un niño, hace más de 15 años, en una de mis primeras experiencias como psicoterapeuta. Este niño, al que llamaré Juan para efectos de este escrito, de 11 años, estaba internado en la Unidad de Cuidados Intensivos por cuarta recaída de Guillan Barré. Había perdido casi todas sus funciones motoras, excepto el movimiento de los ojos, y debía estar 24 horas al día inmóvil y conectado a un respirador. Tuve la oportunidad de enseñarle a jugar un poco de ajedrez y también parqués, y en este último resultó ser un contrincante excepcional. Juan había aprendido que, con un gran esfuerzo, podía inhibir todavía algunos de sus músculos torácicos. Así, cuando lograba vencerme, se esforzaba por producir una contracción muscular, lo que disparaba las alarmas del respirador y también la alarma de las enfermeras. Pero no era para alarmarse, sino más bien para conmoverse: esa alarma de la máquina era el Trans-pasando Fronteras, Núm.11, 2018. Cali-Colombia ISSN 2248-7212 • ISSN-e 2322-9152

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grito de triunfo de Juan, su celebración y su aullido para el mundo. Imposibilitado de alzar su voz y de ser escuchado, había logrado extraer el pitido de la máquina y, a través de él, colar su emoción. Era su invención motora; no tenía ni un tercio de caballos de fuerza, pero era más poderosa que una locomotora. Juan había encontrado en mi mirada un cómplice para su travesura y era un verdadero acontecimiento ver cómo sonreía con sus ojos ante su picardía y ante el regaño de la enfermera. Juan nos muestra cómo, frente a las condiciones más adversas, es posible que haya espacio para invenciones singulares, inéditas, que dignifiquen al sujeto y viralicen esa dignificación a otros espacios. Los peligros de la segregación Es un gran paso histórico el que está dando Colombia. Pero lo negociado en la Habana y aprobado en los dispositivos democráticos gubernamentales no resuelve nada por sí mismo. Para que sea implementable cualquier acuerdo, se requiere un nuevo diálogo, una nueva conversación entre los colombianos. El proceso de paz se esfuerza por sentar las bases para un mejor país y apunta a que sea mejor la Colombia de las generaciones venideras que la nuestra. Pero solo los acuerdos que se alcancen no salvan a nuestros hijos de un mundo peor. Se requiere una decisiva transformación de nuestros modos de relación. ¿Podremos animarnos a un verdadero aprendizaje de las diferencias? Esa, considero, ha sido la posición al interior del Centro de Estudios Psicosociales (Cepso). El saber no lo tienen los profesores ni los estudiantes ni los libros. El saber está por producirse en la conversación entre sujetos que han dejado en su seno un no saber y han hecho de ese agujero estructural la fuente para la 206

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producción de un nuevo saber, cada uno desde su particularidad, desde su formación profesional, su historia de vida, sus convicciones, sus goces singulares, en últimas, desde su legítima rareza. En situaciones como las violencias a las que nos enfrentamos hoy en día en el mundo, hay que preguntarse si corresponden a nuevos fenómenos o si son más bien nuevas versiones de las locuras humanas de siempre. Muchas veces la tecnología y los desarrollos dramáticos que vemos y que transforman nuestras relaciones sociales nos hacen creer que el mundo se creó ayer. Pero, como lo sugería recientemente Indart (2016), hay un funcionamiento segregativo antiguo, desde que hay las pretensiones de fundar órdenes sociales nuevos, a través del cual designamos un “nosotros” que deja automáticamente por fuera unos “otros”. Para poder decir “todos nosotros”, para producir ese conjunto, necesitamos excluir algo, dejar algunos por fuera. Así, cada vez que hay un “nosotros”, hay personas que quedan desenlazadas de ese vínculo social. Ante el vértigo que produce la disolución de ese vínculo social, los individuos pueden lanzarse a invocar ideales que les ofrezcan una nueva forma de lazo con esos otros excluidos, o a elegir al candidato de turno que encarna ese ideal. Y esa nueva forma de lazo, que es un nuevo “nosotros”, deja automáticamente unos otros segregados. El conjunto de los que votaron por el “sí”, por ejemplo, es un “nosotros” que excluye los que votaron por el “no”, y viceversa. Es la lógica segregativa, incrustada en el lenguaje mismo, y que adquiere su dimensión más voraz cuando hay amenazas reales de disolución del vínculo social. Y hay también sujetos que permanecen en la periferia del lazo social, lo que produce, eso sí, respuestas inéditas de la época y fenómenos humanos que nos resultan incomprensibles, algunos de una violencia abrumadora (ver, por ejemplo, los modos contemporáneos del terrorismo: Gómez, López-Rodríguez, Vázquez, Paredes, & Trans-pasando Fronteras, Núm.11, 2018. Cali-Colombia ISSN 2248-7212 • ISSN-e 2322-9152

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Martínez, 2016; Post, McGinnis, & Moody, 2014; Stafford, 2015; o el fenómeno hikikomori: Gutiérrez-Peláez, 2015b; Koyama et al., 2010; Laurent, 2014; Rosenthal & Zimmerman, 2013; Suwa & Susuki, 2013; Zielenziger, 2006, para nombrar unos que han ido aumentando su incidencia en el mundo). ¿Cómo escapar a esa vicisitud que se encuentra en germen en el lenguaje mismo (Heller-Roazen, 2008)? ¿Cómo evocar un conjunto que no sea cerrado, que sea no-todo, que deje un lugar abierto para que pueda enlazarse también, desde su rareza, aquel que no aloja los atributos del conjunto? ¿Cómo mantener cierta polisemia del lenguaje y que, cuando hablemos de “los colombianos”, eso no sea una definición cerrada de un “nosotros”, sino que en ella contenga toda la diversidad, no solo de aquello que nos hace comunes, sino de aquello que nos hace radicalmente diferentes? ¿Cómo dejar la puerta abierta? La profesora Bruna Zani (2016), exdecana de la Facultad de Psicología de la Universidad de Bolonia, hablaba recientemente de la existencia de lo que denominaba “metas superordinadas” (Pisor & Gurven, 2016; Prati, Mazzoni, Cicoqnani, Albanesi, & Zani, 2016; Stephen, 2016). La doctora Zani se preguntaba si era posible que la guerrilla de las FARC y el Estado, enfrentados durante tantas décadas, pudieran tener como meta superordinada una meta común. Incluso, que esa meta superordinada acogiera y agrupara otros grupos enfrentados de nuestro país. ¿Podría ser una meta superordinada de los colombianos la producción de una sociedad en la que coexista la alteridad radical? Lo difícil de esa meta no debería inhibirnos a ponernos al servicio de hacerla posible, de volcarnos y tender a ella.

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Indicaciones para las intervenciones psicológicas y psicosociales Según lo comentado, las intervenciones psicológicas y psicosociales deben necesariamente reconocer y construirse a partir de las invenciones exitosas de cada sujeto y de cada comunidad. Las intervenciones tienen que responder y valorar esa legítima rareza que ha sido la respuesta singular que han dado a los fenómenos y vivencias de su vida. Será partiendo de ese trabajo que podremos ver si en algo nuestro saber y nuestro entrenamiento pueden aportar para hacer un poco más exitosas esas intervenciones que han surgido de los sujetos o de la comunidad. La escucha que ofrezcamos también a los sujetos y a la comunidad no tiene por qué tener la pretensión de reconstruir una verdad de los hechos históricos, jurídicos o periodísticos. Nos interesa la verdad del sujeto y podemos permitir que toda la complejidad de su vivencia psíquica discurra en los dispositivos psicosociales que les ofrezcamos. Por último, debemos también prescindir de categorías que establezcan un “nosotros” que deje por fuera una porción de la población, o, por lo menos, estar muy advertidos de los efectos segregativos que pueden tener nuestras palabras y nuestras intervenciones. Así, animados al encuentro con lo legítimamente raro del otro, podremos, en esta nueva emocionalidad y con nuestro estado mental transicional (Fergusson, junio, 2016), abrirnos a un nuevo encuentro con el otro y, en esa conversación, darle una voz hasta ahora silenciada.

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Responsabilidad social de la Psicología frente a la violencia1 Patricia Vaca Vaca2

María Clara Rodríguez D.3

Resumen En este artículo se hace un análisis sobre la responsabilidad social de la Psicología frente al fenómeno de la violencia. Se parte de su reconocimiento en este contexto como una de las problemáticas de mayor relevancia y de salud pública, que coincide con la valoración que de ella han hecho estudios realizados a nivel internacional. Se destaca la importancia de la proyección social y la formación de futuros profesionales desde la universidad, así como algunos de los estudios sobre las diferentes expresiones de violencia en este medio. Se asumen como importantes las recomendaciones planteadas en el informe mundial de la OMS sobre violencia y salud, y la comprenFuente original en Vaca Vaca, P., & Rodríguez Díaz, M. (2009). Responsabilidad social de la Psicología frente a la violencia. Pensamiento Psicológico, 6 (13), 87-96. Disponible en www.redalyc.org/pdf/801/80112469007.pdf. Agradecimientos especiales a Patricia Vaca Vaca y a María Clara Rodríguez Díaz, así como también a la editorial de la Pontificia Universidad Javeriana, por permitirnos publicar este artículo tan relevante para la temática del número. Todas notas pie de páginas fueron agregadas por el Equipo Editorial de la revista Trans-pasando Fronteras. 2 Magíster en Psicología Social Comunitaria. Contacto: patricia.vaca @unisabana.edu.co 3 Psicóloga con Magister en Educación. 1


Patricia Vaca Vaca - María Clara Rodríguez

sión de la realidad de la violencia más allá del ámbito privado e individual en el que priman criterios “curativos” o legales, para reconocerla como un hecho histórico social frente al cual la Psicología debe aportar elementos para la búsqueda de un proyecto ético/social de construcción de sujeto y comunidad. La investigación y praxis soportada en valores solidarios de respeto por el otro y formas diferentes de solucionar el conflicto, serán estrategias que deberán ser sustentadas. Palabras clave: Responsabilidad social; Psicología; Violencia. Abstract This paper presents an analysis of social responsibility of psychology in relation to the phenomenon of violence. It is based on the recognition of violence as a highly relevant problem, as well as being a public health issue in our context, which coincides with other studies carried out at international level. It highlights the social projection and the importance of training future professionals, starting at university level, as well as some of the studies on different expressions of violence in this country. The World Health Organization’s recommendations on violence and health are important, as is the understanding of the reality of violence which reaches beyond the private and individual sphere, where priority is given to ‘curative’ or legal criteria, in the face of which psychology must make a contribution for the search for an ethical and social project for the construction of the individual and the community. Research and praxis supported by values promoting solidarity and respect for others, and alternative ways of conflict resolution are strategies that must be upheld. Key words: Social responsibility; Psychology; Violence. 216

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Resumo Neste artigo se há uma análise sobre a responsabilidade social da psicologia frente ao fenômeno da violência. Se parte de seu reconhecimento neste contexto como uma das problemáticas de maior relevância e de saúde pública, que coincide com a valoração que dela fizeram estudos realizados em nível internacional. Se destaca a importância da projeção social e a formação de futuros profissionais desde a universidade, assim como alguns dos estudos sobre as diferentes expressões de violência neste meio. Se assume como importante as recomendações colocadas no relatório mundial da OMS sobre Violência e Saúde e a compreensão da realidade da violência além do âmbito privado e individual no qual sobressaem critérios “curativos” ou legais, para reconhecêla como um fato histórico social frente ao qual a Psicologia deve contribuir com elementos para a busca de um projeto ético/social de construção de sujeito e comunidade. A investigação e práxis sustentada em valores solidários de respeito pelo outro e formas diferentes de solucionar o conflito, serão estratégias que deverão ser sustentadas. Palavras chave: Responsabilidade social; Psicologia; Violências.

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Introducción Los agobiantes problemas que tienen lugar en la sociedad de hoy y afectan de diversas formas a los individuos, son sin duda alguna la conjugación de situaciones y hechos engastados en los procesos históricos y culturales de las sociedades actuales. Una de tantas problemáticas que afecta la cotidianidad de los colombianos es la violencia. Ésta deteriora permanentemente la calidad de vida de los ciudadanos por los altos niveles de inseguridad que tienen que vivir, las pérdidas materiales, el costo de muchas vidas, las migraciones que provoca y la incidencia que tiene en el desarrollo económico y social del país. Es así como el Plan Nacional de Desarrollo 2006 - 2010, propuesto por el actual Gobierno, señala como uno de sus objetivos centrales la construcción de equidad social a través de diferentes programas. En éstos, se reconoce a la violencia como una de las problemáticas centrales del país a la cual hay que atender. Sin duda alguna, la aproximación al significado de la violencia demanda la comprensión del marco cultural y social en el que ésta emerge. Es ahí donde los actores sociales construyen su identidad, establecen vínculos y diferentes formas de interacción que median su participación como miembros de cualquier comunidad (Serrano 1996). La búsqueda del entendimiento y la comprensión de los hechos histórico-sociales de los cuales hace parte la violencia y el reconocimiento de su particularidad y peculiaridad genera implicaciones tanto éticas como científicas en el campo de las Ciencias Sociales. Esto supone para la Psicología un acercamiento que va más allá del marco del análisis individual; y significa que deben ser contempladas en la investigación y praxis, condiciones sociales, políticas y económicas que inciden en su génesis y en su mantenimiento (Montero, 2003). 218

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El objetivo de este trabajo es analizar la Responsabilidad Social que desde la universidad tiene la disciplina de la Psicología frente a una realidad que atraviesa las sociedades actuales: la violencia. Para lograrlo, se tomarán inicialmente algunos planteamientos sobre el significado que tiene la Responsabilidad Social en la universidad como un tipo de organización. Su función social es diferente a la de otras organizaciones, e igualmente, se revisarán algunos aspectos que han orientado el quehacer de la Psicología frente a la violencia. Sánchez (2007) entiende la Responsabilidad Social de la educación superior como la correspondencia entre las necesidades sociales e individuales que debe satisfacer y lo que realmente logra. Ello supone una relación entre los procesos de formación del recurso humano y la generación de nuevo conocimiento (objetivos centrales de la educación superior) y las demandas de la sociedad en la que se encuentra inmersa. Implica, entonces, una toma de conciencia frente a sí misma, su entorno y su papel en el entorno. Es decir, se hablaría de Responsabilidad Social a partir del reconocimiento que hace la universidad, del impacto que tienen sus acciones. Este reconocimiento debe ir ligado a preocupaciones de carácter ético (Savater, 1998). Compartiendo el planteamiento de Cortina (2000), quien define la ética como “un tipo de saber, que pretende orientar la acción humana, en un sentido racional” (p. 17); los procesos y acciones que desarrolla la universidad deben fundamentarse en principios y valores que respondan con compromiso y de manera pertinente y eficaz a las necesidades del entorno. En ese mismo sentido Hoyos (1998) concibe la responsabilidad social de manera integral, es decir, es la actuación que implica sensibilidad moral articulada con el cambio social. Ernst (2008, citado por Mendivelso, 2008), reconoce la responsabilidad que tienen los académicos en la educación de Trans-pasando Fronteras, Núm.11, 2018. Cali-Colombia ISSN 2248-7212 • ISSN-e 2322-9152

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las generaciones futuras, cuando afirma que no basta con formar científicos brillantes, sino que es fundamental considerar en la formación la visión ética con énfasis en la responsabilidad; al respecto, este profesor Nobel de Química señala nos debe importar la responsabilidad, porque somos los únicos que podemos decir lo que pensamos... sobre temas importantes. Ciencia y Ética son un matrimonio necesario para este milenio (p. 7). Tradicionalmente, la universidad ha entendido el ejercicio de la Responsabilidad Social desde la proyección social y la extensión. En ese orden de ideas, el Proyecto Chileno Universidad Construye País (2003) define la Responsabilidad Social “Como la capacidad que tiene la universidad como institución de difundir y poner en práctica un conjunto de principios y valores, por medio de cuatro procesos claves: gestión, docencia, investigación y extensión“(p. 1). Sin embargo, como lo indica Vayaeis (2008), la Universidad en el mundo actual se ve avocada a reflexionar sobre el significado social de la producción de conocimiento, en un momento en el que los desarrollos científicos ocupan un lugar privilegiado en la sociedad. Sánchez (2007), considera que en la sociedad del conocimiento la Responsabilidad Social de la educación superior debe constituirse en un eje estructural, lo que implica no solamente responsabilidad en la producción de conocimiento, sino en la transmisión del mismo y en la formación de ciudadanos responsables (Díaz, 2006). En este sentido, Bies, Bartunek, Fort y Zald (2007) señalan la necesidad de vincular las instituciones académicas y la investigación que en ellas se realiza a las acciones de Responsabilidad Social de la empresa privada. Esto a través de la conformación de redes académicas comprometidas en mejorar la calidad de vida de las comunidades. 220

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Desde este planteamiento, el ejercicio de la Responsabilidad Social Universitaria debe articular la complejidad de la realidad y las expectativas de las nuevas generaciones. Sin duda alguna, el reto reside en el fortalecimiento de las relaciones entre la universidad y la sociedad que se posibilita solamente a partir de la reflexión crítica frente al significado social de la producción de conocimiento, que deben hacer conjuntamente los académicos, los estudiantes y la sociedad civil (García, 1997). Particularmente, la Psicología, como disciplina y profesión, no ha sido ajena a este debate. Es así como en Europa, desde la década de los noventa, se planteó la necesidad de integración en la formación, es decir, un currículo que articula los aspectos disciplinares de la Psicología con las necesidades del contexto, enmarcadas en las historias particulares de cada país. De manera general, se puede identificar una serie de preocupaciones que ha incidido en las propuestas de estudio que se ofrecen. Se mencionan aspectos como el conocimiento fundamental o básico de la disciplina, el desarrollo del conocimiento profesional, la necesidad de la interdisciplinariedad para abordar la realidad, así como la posibilidad de la misma en el ejercicio profesional del psicólogo. En esta misma dirección Ardila (2004), en su artículo La Psicología colombiana en el futuro cercano plantea como características fundamentales para su desarrollo científico, la necesidad de la relevancia social del conocimiento. Además, el trabajo sobre problemas complejos relacionados con el conflicto y la convivencia. Otro de los aspectos considerados como relevantes es el que hace referencia al compromiso y a la Responsabilidad Social que tiene la disciplina, lo que plantea el problema del conocimiento socialmente responsable (Sánchez, 2007). A este respecto, Hoffmann (2008, citado por Mendivelso, 2008) afirma que la responsabiTrans-pasando Fronteras, Núm.11, 2018. Cali-Colombia ISSN 2248-7212 • ISSN-e 2322-9152

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lidad de los científicos no se debe limitar al interés exclusivo por el conocimiento, sino que debe considerar las implicaciones del mismo, lo que define el compromiso que debe existir entre ciencia y ética. En la Conferencia Mundial de la Educación Superior (1998), realizada en París, se acordaron una serie de aspectos que a manera de acuerdos mínimos debe considerar la universidad para lograr ser responsable socialmente. El primero de ellos se relaciona con la evaluación de la pertinencia. Es decir, la correspondencia que existe entre lo que la sociedad espera de ella y lo que ésta realmente hace. El segundo aspecto mencionado hace referencia a la función de servicio a la sociedad que debe tener desde una aproximación transdisciplinaria e interdisciplinaria frente a la realidad. Este planteamiento es especialmente importante en el contexto latinoamericano y particularmente en un país como Colombia, dada nuestra situación socio-política actual, permeada por condiciones de inequidad. El tercer aspecto mencionado reconoce el compromiso con el desarrollo y fortalecimiento del sistema educativo en términos de formación, diseño de currículos e investigación. Un último aspecto, señala la responsabilidad de la universidad en la construcción de una sociedad no violenta. Asímismo, en la Conferencia Regional de la Educación Superior en América Latina y el Caribe (CRES), realizada por el Instituto Internacional para la Educación Superior en America Latina y el Caribe, recientemente, en Cartagena (2008) se reivindicó:

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El carácter humanista de la educación superior, en función de la cual ella debe estar orientada a la formación integral de personas ciudadanos y profesionales capaces de abordar con responsabilidad ética, social y ambiental los múltiples retos implicados en el desarrollo endógeno y la integración de nuestros países, y participar activa, crítica constructivamente en la sociedad (p. 9). Además, se señaló la necesidad de impulsar un modelo académico (...) caracterizado por la indagación de los problemas en sus contextos y la producción y transferencia del valor social de los conocimientos (p. 7).

El reconocimiento público y académico del fenómeno de la violencia como una problemática del mundo actual y las implicaciones que de allí se derivan, se ve reflejado en el importante número de estudios que sobre este tema se han realizado. Se indica la necesidad de la comprensión y construcción de posibles alternativas de intervención frente a la misma. La violencia ha pasado por todas las épocas y, sin embargo, conserva el poder de asombro que hay en lo novedoso. Por ello hay que preguntarse: “si nuestra época se distingue por la agudeza y la magnitud de la violencia, o si simplemente tenemos más conciencia de ella, de su carácter irracional y de las injusticias que expresa y produce” (Chesnais, 1992, p. 6). Los estudios en nuestro medio se han acercado a comprenderla y explicarla desde diferentes perspectivas con variados objetivos, que van desde entenderla como una manifestación de nuestra naturaleza, como un patrón aprendido y mantenido por condiciones del contexto, hasta considerarla como una condición que atraviesa nuestra cultura. Es decir, que forma parte de nuestros procesos de socialización. Adicionalmente, identificar sus diferentes expresiones y contextos en los que aparece, así como el diseño de estraTrans-pasando Fronteras, Núm.11, 2018. Cali-Colombia ISSN 2248-7212 • ISSN-e 2322-9152

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tegias de intervención con el objetivo de generar condiciones que permitan su prevención. Al interior de estas miradas, se conjugan posturas teóricas y metodologías de investigación variada que sin duda alguna han aportado a enriquecer su marco de análisis. En este sentido, la variabilidad de tópicos estudiados que aportan al compromiso planteado anteriormente, aunque sin llegar a ser exhaustivos, incluyen investigaciones en adolescentes, familias y comunidades. En el caso de los niños y los adolescentes, la pobreza, las condiciones familiares y de pareja en conflicto y asociadas al consumo de drogas, son valoradas como factores de riesgo con implicaciones importantes en el desarrollo emocional y social. Aspectos que han sido considerados como derechos fundamentales, para los cuales la sociedad deberá velar porque éstos se cumplan. Si bien, en algunos estudios como los de Amar (2000), en los que se ha reconocido que los niños logran superar la adversidad a pesar de estar expuestos a condiciones que no son favorables, existen otros en los que el riesgo está asociado a la tendencia de valorar negativamente a los hijos y ser maltratados físicamente (Klevens, Bayon y Sierra, 2000). Cuevas (2008) llevó a cabo un análisis sobre las consecuencias de la exposición a violencia de niños y adolescentes de colegios de Cali con sus implicaciones para la investigación, la práctica y la política pública. Una de las revisiones más alarmantes sobre esta problemática la llevó a cabo Ramírez (2006) en una publicación, en la cual muestra la magnitud y las consecuencias negativas en las distintas esferas del desarrollo de los niños y niñas, y cómo éste interfiere con la salud mental en la adultez. En la misma línea de trabajo, Hewitt (2005) encontró en poblaciones similares que los factores cognitivos, atribuciones y 224

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expectativas son variables determinantes en la co-ocurrencia del maltrato físico a los hijos y el consumo de alcohol. Lo anterior es reforzado por Abello, Amar y Magendzo (2006) al considerar que la restricción, frente a las oportunidades de interacción del niño con unos acontecimientos educativos y familiares, limita su desarrollo cognoscitivo y condiciona su potencial a futuro. En un país como el nuestro, en el que la violencia se expresa de muchas maneras, la investigación ha privilegiado algunas problemáticas y poblaciones consideradas vulnerables, ocupando un lugar importante el tema del maltrato y abuso en el que cada vez se reportan cifras alarmantes, sin restricción de estrato y género (Velázquez, 2003). Ortiz (1992, citado por Jimeno, 1996) plantea la relación que existe entre la violencia y las características estructurales de la sociedad colombiana. Esta autora señala cómo la familia es parte de un sistema que sostiene y legitima sus prácticas, aunque se modifica, mantiene su idea de comunidad y su noción de dominación y jerarquización. Los resultados de varias de las encuestas realizadas en el país a mujeres en la última década, sustentan esta realidad; muestran, por ejemplo, que entre el 33% y 37% de las mujeres comprometidas en algún tipo de unión conyugal han sufrido de violencia verbal, y entre el 19% y el 39% han sido víctimas de violencia física (Pineda y Otero, 2004).Según el Informe Violencia contra las Mujeres (2002), realizado por el Banco Mundial, en Colombia, los hombres son los principales perpetradores de la violencia doméstica y en el espacio público sus principales víctimas. El reconocimiento de la realidad de la violencia como una construcción que se presenta y legítima en la práctica familiar cotidiana, hace necesario generar procesos de reflexión frente a las prácticas de socialización que ocurren en la vida familiar, pues en los proceTrans-pasando Fronteras, Núm.11, 2018. Cali-Colombia ISSN 2248-7212 • ISSN-e 2322-9152

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sos de socialización se expresan las concepciones que una cultura tiene acerca del desarrollo de sus miembros (Rodríguez, 1988). Son numerosos los estudios que señalan cómo las expresiones de violencia se relacionan con las ideas de lo que significa ser mujer u hombre, los derechos atribuidos a cada género y el ejercicio del poder dentro del espacio familiar (Pineda y Otero, 2004; Vaca, Chaparro y Pérez, 2006; Viveros, Olavarria y Fuller 2001). Berger y Luckman (1986) señalan cómo la cotidianidad es punto de partida y referencia fundamental para la construcción de la identidad. Sin duda alguna, es en la recuperación y comprensión de lo cotidiano donde podremos acceder a resignificar ideas relacionadas con las prácticas violentas que han sido perpetuadas en nuestra sociedad a través de los procesos de socialización (Jimeno, 1996; Parra, González, Moritz, Blandón y Bustamante, 2000). En este mismo sentido, Bolívar y Oviedo (2004) proponen que el mejor camino para la construcción de una cultura de la no-violencia corresponde a la vivencia cotidiana (en el hogar, la escuela y la sociedad) cifrada en la equidad, la democracia participativa, la tolerancia y el respeto por la diferencia. Esta propuesta se deriva de los resultados de su investigación, en la cual encontraron patrones comunes en el trato inadecuado a los niños por parte de los adultos y al flagelo del alcoholismo y otras sustancias. El interés por ampliar el espectro de posibilidades en el seguimiento a los procesos de socialización en los niños, llevó a Vaca y Romero (2007) a estudiar los significados que construyen los niños alrededor de las propuestas violentas de los videojuegos, y encontraron que éstos se convierten en un agente de socialización importante que contribuye a la perpetuación de interacciones excluyentes.

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En los adultos, la variabilidad en los objetivos de investigación va desde la evaluación de las implicaciones de diferentes formas de violencia en el bienestar de las personas hasta el efecto sobre la salud mental. En estos dos casos, Rodríguez, Díaz, Niño, Samudio y Silva (2005) y Rodríguez (2006) encontraron que si bien el desplazamiento es un factor que contribuye a la crisis, los eventos que lo acompañan se consideran detonantes del desorden de estrés postraumático. Las amenazas de reclutamiento y contra la vida y las torturas se constituyen en eventos de mayor riesgo y a mediano plazo inciden negativamente sobre su nivel de funcionamiento. Esta situación fue valorada también por Palacios (1999) cuando consideró que: ... Colombia es un país que ha sufrido de violencia a lo largo de toda su historia. Esta violencia ha generado un sinnúmero de transformaciones en la vida de todos sus habitantes y una de estas transformaciones la vemos reflejada en las consecuencias psicológicas de las personas desplazadas. Dentro de esta población son los niños y los jóvenes los más afectados, al lado de las mujeres y los ancianos. Este sufrimiento lo vemos reflejado, generalmente en el miedo, las pesadillas, los pensamientos repetitivos sobre los hechos dolorosos, el deseo de huir de lo que nos recuerda los momentos difíciles [...] esto es lo que llamamos estrés postraumático (p. 1).de los conocimientos (p. 7).

Avanzar en esta dirección demanda conocer el fenómeno del desplazamiento, encontrando que múltiples fuentes pueden estar relacionadas. En la investigación realizada por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y la Pontificia Universidad Javeriana (2002), se muestra cómo el desplazamiento interno Trans-pasando Fronteras, Núm.11, 2018. Cali-Colombia ISSN 2248-7212 • ISSN-e 2322-9152

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ha sido provocado por factores complejos y diversos. Se identifica por ejemplo que: El incremento en el pie de fuerza de la guerrilla y los paramilitares, el mayor control territorial (expansión territorial) de los grupos armados y la riqueza adquirida por estos a través de actividades ilícitas, como el narcotráfico, la extorsión y el secuestro, han generado situaciones de vulnerabilidad para la población civil que han provocado desplazamientos (p. 29).

Si bien los anteriores factores han sido identificados como responsables, son el temor de la sociedad civil y los atentados contra la vida los que animan a los adultos, adolescentes y niños a salir de sus lugares de origen o de vivienda para buscar lugares de seguridad. Esta situación se ha convertido en una amenaza permanente para la sociedad y, a su vez, en una de las experiencias de dolor y sufrimiento humano más significativas (Bello, Mantilla, Mosquera y Camelo, 2000; Bello, 1999). Otros datos de importancia y que nutren esta revisión son los encontrados por Ramírez (2002) sobre algunas hipótesis que se derivan usando como instrumento la investigación. Esto para interrogar varios discursos sobre la relación de las mujeres con la guerra. Se muestra que en algunos casos la maternidad, como aspecto fundamental, no constituye un obstáculo para modificar su relación con la causa político-militar. Sin embargo, en otros casos, en las mujeres y los hombres los cambios de roles, fruto de las demandas del contexto actual, generan discrepancias y cambios en las formas habituales de relación en el núcleo familiar. A nivel comunitario, se observan dificultades en las nuevas relaciones que deberán establecerse entre la población receptora y la po228

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blación desplazada (Red de Solidaridad Social, 2001). Igualmente, importantes son los hallazgos en relación con la perpetuación de prácticas violentas, evidenciados en la investigación realizada por Sacipa (1999), en los que se muestra cómo hombres y mujeres jóvenes y adultos, de la ciudad de Bogotá, le dan a la violencia el carácter de “natural” al considerarlas como parte de “la naturaleza humana”. Lo cual genera, de esta forma, la perpetuación de las relaciones dominador-subordinado, visible muchas de nuestras familias y ámbitos escolares. Estos resultados reconocen la necesidad de comprender la violencia en toda su complejidad y comparten de alguna manera un planteamiento que va más allá del marco de análisis individual. La perspectiva ecológica aparece como una posibilidad que se convierte en un camino para responder a los interrogantes que nos plantea nuestro compromiso frente a ella (Castellá, 2008). El comprender al sujeto como parte activa de una red de relaciones enmarcadas en un escenario cultural, como lo señala Bronfenbrenner y Morris (1998), solamente en el acercamiento a los diferentes sistemas en los que se desarrolla la actividad humana será posible comprender los fenómenos psicológicos, y reconocer en él el potencial de transformación de su realidad, es un hecho fundamental para orientar nuestro compromiso. El comprenderla como una realidad que se puede transformar representa para las Ciencias Sociales un compromiso en términos del impacto social del conocimiento. La responsabilidad social se debe orientar a la transformación de esas realidades desde la investigación y la praxis, que, como una posible fuente de conocimiento, representa un camino viable en la construcción de una sociedad equitativa y sostenible (Hoyos y Martínez, 2004).

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Los trabajos realizados por la disciplina de la Psicología, han permitido comprender e identificar factores y condiciones que se relacionan tanto con la generación del fenómeno como con la perpetuación del mismo. De la misma manera, han propuesto formas de intervención contribuidoras a la construcción de realidades alternativas. Sin embargo, hay confrontación a cifras y estadísticas que cada día nos señalan la necesidad de comprometerse aún más con esta realidad (Escobedo, 2007). En este sentido, las recomendaciones de Krug, Dahlberg, Mercy, Zwi, y Wilson (2003), planteadas en el Informe Mundial sobre la Violencia y la Salud de la OPS, señalan una serie de aspectos que deben ser considerados para enfrentar la violencia. Toman como punto de partida que este fenómeno puede predecirse y prevenirse, dado que las investigaciones a la fecha han identificado factores tanto micro como macro que se relacionan con su aparición. De la misma manera, insisten en la necesidad de continuar la investigación con miras a comprender su naturaleza desde las perspectivas cualitativas y cuantitativas y retroalimentar los datos existentes, de tal manera que nutran la formulación de estrategias y políticas frente a esta realidad. Asumida por el informe como un problema de salud pública. La comprensión del contexto y, por tanto, la particularidad del fenómeno debe ser visible. Camacho (2002) señala que en la presencia de la violencia hay circunstancias históricas específicas que demandan para su explicación el reconocimiento de esas especificidades. Sin duda alguna, existen creencias en algunas sociedades que legitiman su expresión, que deben ser consideradas a la hora de pensar en propuestas de intervención. 230

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Por último, enfatizan en la necesidad de fortalecer y construir redes de información, que permitan superar la fragmentación y a su vez, una mayor difusión de los resultados de las investigaciones que se realizan en este campo. Recomendaciones que harían realidad el trabajo sobre la prevención. Se considera que el compromiso para la Psicología se encuentra tanto en los procesos de formación de los futuros psicólogos, como en el ejercicio de la investigación y la praxis que se realiza. Se comparte y se considera vigente el planteamiento realizado por Díaz-Aguado (1999), en relación con el papel de la Psicología en la lucha contra la violencia. Allí señala una serie de principios que deben orientar nuestra acción. Estos se sitúan desde la responsabilidad en hacerla visible resignificando el carácter de “natural” con el que es asumida por muchas de nuestras poblaciones, hasta el compromiso de develar en toda su complejidad su origen. Sin dejar de lado la necesidad de intervenir en los diferentes sistemas en los que se expresa. El reto se plantea en situar a la violencia más allá del ámbito privado e individual en el que priman criterios “curativos” o legales. Por supuesto son importantes, y reconocerla como un hecho histórico social frente a la cual la Psicología debe aportar elementos para la búsqueda, de un proyecto ético/social de construcción de sujeto y comunidad. Esto a través de la investigación y praxis, soportada en valores solidarios de respeto por el otro y formas diferentes de solucionar el conflicto.

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DE PRIMERA MANO ARN: volviendo a la vida civil El papel de la psicologĂ­a ante los retos del pos-conflicto Reflexiones sobre el trabajo Psicosocial



ARN: volviendo a la vida civil1 Entrevista a María Isabel Barón Coordinadora Regional del Valle del Cauca Agencia para la Reincorporación y la Normalización (ARN) Por:

Ana Carolina Palma García

Laura Villegas Buitrago

Estudiante de Antropología y Sociología

Estudiante de Antropología

ana.palma@correo.icesi.edu.co

lauraville10@hotmail.com

Entrevista recibida el 21/02/2018 y aprobado el 04/03/2018

Cómo citar este artículo: Palma García, A., & Villegas Buitrago, L. (2018). ARN: volviendo a la vida civil. Trans-Pasando Fronteras, (11). El presente documento es el resultado de una entrevista realizada a María Isabel Barón el 30 de Enero de 2018 en la Ciudad de Cali. La Revista Trans-pasando Fronteras le agradece especialmente a ella por su colaboración constante en la construcción de este documento. 2 Profesional en Mercadeo y Negocios Internacionales con Especialización en Gerencia Social. Coordinadora de la ARN desde el 2008. Correo de contacto: mariabaron@acr. gov.co. 1


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Colombia atraviesa un momento de transición clave a raíz del acuerdo de paz con las FARC. Si bien el país se había enfrentado antes a desmovilizaciones colectivas de otros grupos al margen de la ley, esta representa la llegada de masiva de excombatientes del grupo armado más grande del país, que buscan asentarse en las diferentes zonas del territorio nacional. Sin embargo, a diferencia de los prcesos anteriores, en esta ocasión estas personas que buscan reincorporarse y normalizarse en la sociedad civil, cuentan con el acompañamiento de la ARN y su experiencia de 15 años en la implementación de la ruta de reintegración, la cual ha sido reconocida internacionalmente por sus niveles de éxito con un índice de reincidencia de solo el 1% de quienes han culminado esta ruta exitosamente. Esta Agencia adelanta procesos de transformación que permitan la superación de la vulnerabilidad y el ejercicio autónomo de la ciudadanía por parte de los excombatientes propiciando políticas participativas, cuya implementación involucra enfoques diferenciales, y atención psicosocial multidimensional, siendo el mayor reto al que se enfrentan la estigmatización por parte del resto de la población civil y el desconocimiento tanto del programa como del esfuerzo que hacen estas personas en busca de una nueva vida en la legalidad. Esta entrevista toma lugar en Cali, una de las grandes ciudades que con el tiempo se configuró como una de las grandes receptoras de víctimas y excombatientes, en su mayoría del suroccidente del país. Es un lugar clave para pensarse los retos del posconflicto, pues el Valle del Cauca no debe encarar únicamente la llegada masiva de personas desmovilizadas, desplazadas y víctimas, sino que supone también enfrentar los desafíos de una implementación adecuada de las políticas de reincorporación y reintegración a la vida civil de Trans-pasando Fronteras, Núm.11, 2018. Cali-Colombia ISSN 2248-7212 • ISSN-e 2322-9152

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estas personas. Cali, pensada en estos términos, es entonces un escenario diverso y complejo cuyas dinámicas, actores, contextos e historias de vida diferentes convergen en un mismo lugar, en un mismo momento histórico. Así pues, el cómo se piensa la intervención3 en estos espacios, es lo que motiva este encuentro. Ahora bien, la presente entrevista se estructura de la siguiente manera, las preguntas fueron seleccionadas por temáticas identificadas en los subtítulos. Después de cada subtítulo, se encuentra las respuestas de la coordinadora Regional del Valle del Cauca de la Agencia para la Reincorporación y la Normalización (ARN), María Isabel Barón. El objetivo de presentar la entrevista en este formato, es mostrar la linealidad del discurso y estimular el interés de las y los lectores. La Agencia en la historia: cambios y trayectorias. Antes de abordar la trayectoria histórica de la Agencia, es pertinente explicar cómo un ex-combatiente llega a nuestra Agencia. Una persona en Colombia se puede desmovilizar de manera individual o de manera colectiva. De manera individual, es cuando una persona que está en un grupo armado y dice “no quiero pertenecer más”, deja las armas, se vuela -como decimos- y deserta del grupo. Básicamente esta persona debe presentarse ante el Estado, puede ser ante una iglesia, una defensoría del pueblo o a cualquier instancia gubernamental en la que puede acogerse a los beneficios del programa de desmovilización como tal, siempre Intervención es entendida aquí según Fantova en “Repensando la intervención social”, como aquella actividad formal u organizada que intenta responder a necesidades sociales, incidiendo significativamente en la interacción de las personas, y aspirando a una legitimación pública o social (Fantova, 2007: 186).

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y cuando no haya cometido delitos de lesa humanidad. La desmovilización colectiva, por otra parte, es la que se acuerda con el jefe o comandante de un grupo a través de un acuerdo con el gobierno, como se dio en su momento con las AUC que se hizo a través del Alto Comisionado para la Paz. Las desmovilizaciones colectivas normalmente son acogidas -como está establecido en la norma- por el alto comisionado para la paz; las desmovilizaciones individuales están atendidas a través de un programa de atención humanitaria al desmovilizado (GAHD) , manejado por el Ministerio de Defensa. Los anteriores procesos son un filtro por el cual una persona desmovilizada debe pasar para poder que nosotros, como Agencia, la acojamos. Ahora bien, la Agencia Colombiana para la Reintegración existe hace ya casi 15 años, y en ese transcurso nos hemos ido transformado. Hoy en día contamos con la política de ‘reintegración’, sin embargo, el primer programa que el gobierno implementó para recibir excombatientes de grupos al margen de la ley se basó en la ‘reinserción’. Ese programa, que se consolidó en el 91 con las desmovilizaciones de Quintín Lame, se empezó a desarrollar un programa para estos ex combatientes. En el 2003 se creó el PRVC, el programa para la reincorporación a la vida civil, a cargo del Ministerio del Interior. Este fue el primer programa con este fin creado por el fenómeno de las desmovilizaciones colectivas de las AUC. Fueron principalmente estas desmovilizaciones las que fortalecieron el programa como tal, entre el 2003 y 2005, en el cual se crearon unos beneficios para quienes quisieran desmovilizarse. El PRVC (programa para la reincorporación a la vida civil) tenía unos servicios más tercerizados en comparación con los que tenemos hoy en día; no era un programa que los atendía netamente, pues en ese momento las personas solamente firmaban una cuenTrans-pasando Fronteras, Núm.11, 2018. Cali-Colombia ISSN 2248-7212 • ISSN-e 2322-9152

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ta de cobro por ser desmovilizados y se les pagaba con esa justificación por dos años. Lo que llamamos CODA es el Comité Operativo para la Dejación de las Armas, que certifica si una persona realmente ha pertenecido a un grupo armado o no. Es muy importante resaltar esto porque en el imaginario de la gente, se piensa que la Agencia es quien decide quién es un desmovilizado o no, cuando en realidad nosotros recibimos del Ministerio de Defensa o Del Alto Comisionado para la paz a quienes hayan pasado por su filtro. Eso nos garantiza a los colombianos que quienes hayan pasado por ahí, realmente estuvieron en el grupo armado. Este proceso tomó lugar entre 2003 y 2006. En este último año se creó la Alta Consejería para la Reintegración (ACR), a partir de la cual se empezó a construir una política. Como esta política era de gobierno y el objetivo era que se lograra instaurar como una política de Estado, se creó el CONPES 3554 (Política Nacional de reintegración social y económica para personas y grupos armados ilegales) en el cual se da un lineamiento y una base sólida a dicha política para que tuviera una continuidad sin depender del presidente de turno. Al constituirnos como Alta Consejería, se nos dió de alguna manera una autonomía para generar procesos que buscaran responder a las necesidades de la población. A partir de ahí, esa tercerización de la que hablamos al principio en los procesos, empezó a desaparecer. Pues se contrató un equipo humano que se encargaba de atender a dicha población y se creó lo que llamamos la atención psicosocial. En su mayoría, el equipo fue conformado por psicólogos, porque durante todo este periodo recorrido nos dimos cuenta que la mayoría de personas que estuvieron en un espacio o unas dinámicas de guerra, vienen con afectaciones psicológicas que requieren atención. Por ejemplo, hicimos una base de datos cuando los excombatientes entraban al proceso, y nos dimos cuenta de que el 80% 244

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padecen de estrés postraumático o alguna afectación psicológica, debido a su participación en el conflicto armado. Esto fue un reto significativo para la Agencia, porque implicó pensar cómo abordar esta problemática para que logren superar esta condición y reintegrarse a la comunidad como un ciudadano del común. Cuando empezó el proceso, pensamos “si no logramos que esa persona se estabilice, difícilmente vamos a lograr que esa persona vuelva con su familia, vuelva a estudiar, o que sea percibida como una persona con todas las condiciones para reintegrarse”. En el 2011 pasamos a llamarnos Agencia Colombiana para la Reintegración (ACR), porque básicamente, esto nos daba independencia en el tema administrativo y financiero. El ser Agencia nos dejó ser más autónomos en presupuesto, y por tanto en la creación de programas. Esto nos permitía reforzar el proceso que habíamos adelantado hasta el momento, lo cual incrementó los resultados positivos. Debo anotar aquí, que hay algo que nos preocupa mucho a los colombianos y es el índice de reincidencia de los desmovilizados, pues a las personas del común les preocupa que estas personas reintegradas vengan a delinquir a las ciudades. Ese es otro reto que como Agencia hemos tenido que afrontar, el cómo hacerle sentir a los colombianos que una persona que viene de la ilegalidad NO nos va a secuestrar, no va a robar, no va a ser un peligro para el resto. Finalmente, desde mayo del 2017 el nombre pasó a ser Agencia para la Reincorporación y la normalización (ARN), esto fue complicado porque ya nos reconocían como ‘la ACR’, así que ahora se suma un reto mayor en cuanto a visibilización. El cambio del nombre fue claramente un producto de los acuerdos de paz con las FARC. Los términos ‘reincorporación’ y ‘reintegración’ para muchas personas puede significar lo mismo, sin embargo, en la mesa Trans-pasando Fronteras, Núm.11, 2018. Cali-Colombia ISSN 2248-7212 • ISSN-e 2322-9152

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de la Habana se llegó a al acuerdo de optar por ‘reincorporación’. Hay algo importante para conocer en esto, y es que las FARC no se desmovilizan, sino que hacen una movilización política, y aquí es donde también tenemos otro reto enfocado al aprendizaje del lenguaje empleado. Es importante resaltar que los cambios con los acuerdos llegan también hasta la parte del lenguaje, porque esto implica que ellos no son desmovilizados como los que venimos atendiendo en la Agencia, de hecho para ellos, quienes veníamos atendiendo son los desertores del grupo, sus enemigos, es decir, el que se salió y trajo información al ejército sobre su grupo. En eso también es importante aclarar que nosotros no tenemos nada que ver en esas estrategias militares, nosotros somos la parte humana de este proceso, es decir, cuando el desmovilizado llega y me dice “yo sueño con estudiar” o “yo sueño con volver con mi familia”, por eso la atención psicosocial es tan importante y fundamental en el proceso. Estos cambios nos han ayudado al desarrollo de un modelo de atención multidimensional, que busca básicamente que se ayude a estas personas a superar sus condiciones de vulnerabilidad. Todos estos cambios nos han fortalecido para adaptar un modelo, porque la población de nosotros tiene unas particularidades, lo que implica un proceso complejo para lograr construir un modelo lo suficientemente atractivo para que las personas permanezcan y avancen en él, al tiempo que fortalezca las competencias que necesitamos en el tema de la legalidad. ¿Cómo se posiciona la atención psicosocial en este proceso? La atención psicosocial se ve desde un ámbito más amplio, pues nos permite entender al individuo de una manera más integral en su relación con su contexto. Con este modelo buscamos entender 246

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los aspectos que le generan vulnerabilidad a este sujeto que estuvo en la guerra y hoy está en el proceso de reincorporación a la vida civil, para poder así ayudarlos a transitar esta ruta, que llamamos ruta de reintegración. La perspectiva Psicosocial de la ARN se fundamenta en una visión sistémica de la realidad, desde los supuestos de la Teoría Ecológica, no se trata de un abordaje restringido desde un enfoque psicológico particular que excluye otros enfoques en los que pueden estar formados los colaboradores de la ARN, sino más bien una comprensión de los fenómenos psicológicos y sociales a través de los sistemas interdependientes en que se desenvuelven las personas y la comprensión de la realidad como una construcción colectiva en los intercambios relacionales, el objetivo es lograr que las personas en proceso de reintegración se fortalezcan para que logren ser un ciudadanos del común con habilidades y competencias que les permita reintegrarse realmente. Como mencioné anteriormente, el 80% padecen de estrés postraumático o alguna afectación psicológica, debido a su participación en el conflicto armado, identificándose problemas de salud mental críticos que requieren de una atención especializada -no son la mayoría-, los cuales serán atendidos por profesionales reintegradores clínicos, quienes a su vez remitirán los casos a las entidades de salud encargadas de la atención de acuerdo con la naturaleza de las afectaciones.Para posibilitar el desarrollo de este acompañamiento psicosocial en toda la ruta de reintegración, la ARN cuenta con la Estrategia Multimodal de Incidencia en Salud Mental (EMIS) como una apuesta para transversalizar la perspectiva de salud mental en el proceso de Reintegración, la cual ha sido desarrollada como producto de una alianza entre la Agencia y 3 Universidades de Bogotá. Esta estrategia, más que tener una cita con un psicólogo o psiquiatra -porque hay casos que lo requieren-, busca entender Trans-pasando Fronteras, Núm.11, 2018. Cali-Colombia ISSN 2248-7212 • ISSN-e 2322-9152

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la salud mental más allá de lo patológico enfatizando en el bienestar del individuo, desde una noción positiva de la salud mental que la aborda como un estado dinámico de bienestar emocional, psicológico y social, obligándonos a pensar cómo hacemos para que sus relaciones con los contextos sean de bienestar y permitan que esta persona pueda desenvolverse bien. Por ejemplo, muchas personas vienen de vivir en un contexto violento y llegan a hacer su reintegración en las zonas más violentas de las ciudades. Es muy compleja esta realidad porque representa un reto adicional el tener que afrontar que alguien que quiera volver a la vida civil, pase de ganarse la vida desde la ilegalidad, a vivir en un barrio con un tema de ilegalidad latente. Tenemos que preguntarnos cómo hacemos para fortalecer su familia, su núcleo, sus redes de apoyo, para que esta persona sienta que tiene un apoyo y pueda estudiar, pueda formarse, y en esa medida pueda ir mejorando sus condiciones. Hay algo interesante ahí, y es que la atención psicosocial también concibe el trabajo con la familia; nosotros comprobamos que la familia es un factor protector de arraigo a la legalidad, en la medida que la persona tenga buenas redes de apoyo, difícilmente va a ver en el conflicto o una acción violenta una forma de ganarse la vida. Muchos de ellos dicen “yo no quiero que mis hijos vuelvan a vivir esto”, “yo volví porque quería ver a mi familia, reconstruir los lazos”, y ahí también nos encontramos con una serie de retos, y es que muchos de ellos estuvieron 10-15 años en la guerra, entonces cuando vuelven y ya no tienen familia, la esposa no los está esperando, ya se casó, tiene otros hijos... y eso es un choque muy grande para la persona, porque es desertar de un grupo, que es arriesgar su vida completamente, esperando a llegar a encontrar su familia, y cuando llega no está. Por eso la Agencia trabaja fuertemente en el tema de lo psicosocial, de acompañarlos en ese espacio, y ellos lo valoran mucho.

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¿Cómo hace la Agencia para que las personas se mantengan en el proceso? El éxito es precisamente la atención psicosocial, que no está únicamente desde los psicólogos (que es una parte fundamental), sino que encontramos que la interdisciplinariedad del equipo ayuda al proceso, esta es la parte transversal de la ruta. Lo más importante es que cuando un ex-combatiente llega para el proceso, se le asigna una persona que llamamos reintegrador, que se vuelve como ese referente que lo orienta. El acompañamiento se hace necesario porque el 75% de las personas vienen de la zona rural a reintegrarse a zonas urbanas, porque acá pueden pasar desapercibidos, en su imaginario está la ciudad como un espacio con más oportunidades. Entonces llegan aquí y no saben ni siquiera pasar un semáforo; para mucha gente puede ser muy tonto, pero ese acompañamiento que hace el reintegrador es fundamental para que esta persona entienda esas lógicas de civilidad, de ciudadanía que son necesarias hasta para coger un bus. Lo que planteamos en este proceso o ruta de reintegración, es una atención multidimensional, que contiene ocho dimensiones con base en lo que la experiencia nos ha indicado que son los mayores factores de vulnerabilidad de estas personas. Estas dimensiones son la personal, la familiar, la educativa, la productiva, la de salud, la ciudadana, la de hábitat y la de seguridad. Básicamente esas dimensiones que trabajamos en la ruta, tiene un promedio de duración de 6 años y medio. Un plus de la atención personalizada, es que tenemos un principio y un final. Usualmente se han efectuado procesos asistencialistas que ni buscan una transformación o una movilidad, pero acá, quien inicia el proceso tiene necesariamente un final con el cual el ciclo culmina, como una graduación. Este no es un proceso asistencialista, y los colombianos deben saber eso, porque este es un proceso que se hace Trans-pasando Fronteras, Núm.11, 2018. Cali-Colombia ISSN 2248-7212 • ISSN-e 2322-9152

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con sus recursos, y tenemos derecho a saber si con estos recursos se están generando realmente transformaciones sociales. Reincidencia: los temores de la desmovilización. El nivel de reincidencia, gracias a un estudio de la Fundación Ideas para la Paz, el 76% de las personas que ingresan a nuestro proceso permanecen en la legalidad, lo que es inversamente proporcional al sistema penitenciario. Esto quiere decir que en el sistema penitenciario, de cada 10 personas que salen, 8 reinciden. Nuestro director hablaba hace poco de lo injusto socialmente que es hacer esa comparación en el sentido que se supone que una persona que estuvo en la cárcel, culminó y salió bien, “civilizado” de nuevo, en este sentido la comparación debe ir con las personas que ya culminaron el proceso de reintegración. También hay que tener en cuenta que es mucho más rentable el proceso de reintegración tanto a nivel social y como a nivel económico. De los culminados del proceso de reintegración en el país, solo el 1% ha reincidido, una tasa mínima en comparación con el sistema penitenciario que es el 80%. Además, a nivel económico un preso a Colombia le vale al año aproximadamente $18’000.000, mientras un desmovilizado en la ruta, más o menos le vale $7’800.000. Esta comparación es para que entendamos que el acompañamiento psicosocial de verdad permite que haya ese avance y esos cambios en las personas. Éxito a nivel internacional El proceso de nosotros ha tenido buenos resultados, y son comprobables, de hecho hace muchos años venimos haciendo unas giras internacionales, donde invitamos a expertos de distintos países 250

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que han tenido conflicto interno, para intercambiar experiencias. Ya hemos tenido 6 giras, y las conclusiones a las que se se ha llegado, es que Colombia tiene el mejor proceso de reintegración del mundo, y sin embargo hay mucha gente aquí en nuestro país que lo critica o no lo conoce, pero cuando comparamos con países como República Democrática del Congo, Filipinas, Corea, entre otros, y se revisan nuestra política de atención, es claro que es mucho más humana, mejor a largo plazo y de verdad se fija en el individuo, en el humano, la familia y las comunidades que lo reciben. Al principio trabajamos solo con los ex-combatientes que iniciaban la ruta, los formábamos, se educaban, sin embargo en ese proceso de reintegración la persona llegaba y me decía “mire, yo ya soy bachiller, me gradué de técnico en el SENA, pero resulta que a mí en las empresas no me dan empleo porque soy desmovilizado” o “en mi barrio se dieron cuenta de que yo soy desmovilizado y me están echando, porque todo lo que se pierde en el barrio, creen que fui yo, por desmovilizado”. Ahí fue que nosotros pensamos que no nos ganábamos nada con formarlos, con lograr una transformación, si los entornos donde están conviviendo son entornos expulsores. Muchos dicen “me va a tocar delinquir”, que no debe ser nunca la opción, pero dicen “mire, mis hijos están aguantando hambre, yo me fui a la guerra porque aguantaba hambre, hoy me formo y me siguen dando la espalda”. Ahí nosotros debemos entrar a trabajar también en sensibilizar a los empresarios, a las comunidades, etc., para mostrarles con casos reales que personas que estuvieron 20-25 años en estos grupos armados, hoy pueden decir que tomaron una decisión equivocada en su momento y que de verdad quieren construir un proyecto de vida en la legalidad. Al trabajar con desmovilizados este precisamente es el verdadero reto de la reintegración,

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Hace dos años tuvimos que hacer una jornada de sensibilización con los familiares de los colaboradores de la Agencia, porque muchos llevaban bastante tiempo trabajando cuando incluso sus familias no comparten esto, sienten miedo, piensan que es peligroso, pero realmente yo nunca me he sentido en riesgo. Lo más difícil no es trabajar con los desmovilizados, lo más difícil es que la gente en Colombia entienda que tenemos un conflicto con unas causas estructurales, que va más allá de buenos y malos, el problema es la estigmatización. Nosotros estamos haciendo un esfuerzo por demostrarles con los 60.000 desmovilizados, que realmente son personas que hoy como cualquiera, estudian, trabajan, tienen familia. Lo más difícil es que la gente entienda que hay que darle una segunda oportunidad a quienes de verdad están comprometidos a construir un proyecto de vida en la legalidad. ¿Cómo se maneja el proceso con las persona que inician pero no se adhieren del todo al proceso? También les quiero contar que como estrategia, quienes no cumplen, tienen unas sanciones o pérdida de beneficios como lo llamamos nosotros. Porque digamos que no puede generarse un mensaje a la comunidad de “yo tengo que ser desmovilizado para que el Estado me cumpla o me de”. Esta es una política condicionada al esfuerzo, y por eso tiene un seguimiento. A algunos se les dan unos incentivos por participar en la ruta, que le permiten estabilizarse mientras adquiere esas competencias básicas, porque si vienes de un grupo armado, con una mano adelante y otra atrás y te digo que tienes que buscar trabajo solo ¿dónde buscas? ¿quien te va a dar un trabajo si no tienes experiencia, hoja de vida, si apenas vas a sacar la cédula? El proceso tiene que contar con unos incentivos, no tan mínimos como para que no generen motivación, pero tampoco tan altos, 252

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que generen que la persona no quiera esforzarse a avanzar. En promedio en la ruta, una persona puede recibir $320.000. Estos beneficios tienen un tiempo, por ejemplo, una persona que entra analfabeta, el proceso le da un lapso de 6.5 años con apoyo económico para que logre aprobar primaria y secundaria bajo un modelo de educación flexible para adultos. Si no le va bien, el apoyo no va a ser para siempre, se permite que una persona sin ningunas discapacidades cognitivas pierda un ciclo (ciclos lectivos especiales integrados CLEI), pero si vuelve a perder el mismo ciclo pierde el apoyo. Eso es importante porque el 67% de las personas en el proceso ya no recibe ningún apoyo económico y aún así asisten a todas las actividades. Nosotros los vemos al menos una vez al mes, y asisten sin que el Estado le pague por eso, asisten porque reconocen que hay una estrategia psicosocial que les genera beneficios para ellos y sus familias. Es muy valioso porque la gente piensa que van solo cuando se les paga, pero lo que hemos ganado en este acompañamiento con el equipo, es que las personas vean un beneficio más allá de lo económico. Hay muchos que te pueden decir que fueron altos mandos y manejaban mucho dinero en el grupo, y hoy ganan el mínimo, pero te dicen, “yo nunca me devolvería, así me paguen mil millones, yo estoy tranquilo aquí con mi familia, no quiero volver allá”. Recuerden que en la actual ruta del proceso de paz hay unos beneficios que corresponden al 90% de un salario mínimo por 24 meses, pero sólo si no encuentra trabajo antes. Sin embargo, lo que buscamos por esos 24 meses no es que se queden sin hacer nada, que ellos aprovechen ese tiempo para formarse, para volver con su familia, etc.

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¿Cómo se manejan las diferentes prácticas o conocimientos que traen estas personas al proceso? Algo muy interesante de la estrategia psicosocial es que no desconocemos que hay una historia. El haber pertenecido a un grupo armado no quiere decir que todo lo que aprendieron está mal, son personas que de hecho aprendieron unas competencias que si bien se usaron en la ilegalidad, nosotros las fortalecemos en contextos de legalidad. El que dice “yo era el enfermero del grupo” y me dice que quiere ser médico y tiene todas las competencias, decimos listo, apoyemoslo; o el que era líder porque tenía una formación política, valorada en grupos como las FARC y de guerrilla, tienen una formación bien interesante y muchos quieren participar en espacios políticos, entonces como apenas están escalando estos ámbitos, participan en la junta de acción comunal, o son personas que se reconocen como líderes comunitarios. Precisamente en eso trabajamos en la dimensión ciudadana, en potenciar todas esas competencias que tienen para que se formen en estas. Entonces no se desconocen estos aspectos durante el proceso, esos activos con los que ellos llegan desde su contexto y buscamos potenciarlos. Alguna vez alguien le dijo a un desmovilizado “estudie para que sea alguien en la vida” y este le respondió “¿usted cree que yo no soy nadie en la vida? yo era el mejor explosivista de mi frente, yo sí soy alguien en la vida”, ese tipo de situaciones hacen que uno piense “pilas, porque es que él no viene de cero”. Aquí se hace importante aprender a ver esa línea base de los conocimientos que tiene esta persona para ayudarlos a canalizar esas habilidades. Por ejemplo, si fue el mejor explosivista, entonces tiene habilidades con la motricidad fina y demás, así que podemos mirar cómo puede usar eso para trabajar en mecánica o un oficio así. Es, como decía antes, redireccionar los liderazgos y las capaci254

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dades de estas personas hacia la legalidad. ¿Cómo es la culminación del proceso? ¿cuándo se puede decir que alguien está reintegrado a la sociedad? Otro tema también importante es el acompañamiento Post que se les hace, así ya no tengan ningún vínculo con la Agencia. El proceso tiene un inicio y un final. Cuando un desmovilizado llega, transita la ruta y se forma, ¿cómo se culmina su proceso? ¿cuál es el reintegrado ideal? ¿cuál es el índice de reintegración? Nosotros nos dimos cuenta que esto es diferente e inherente a cada persona. Tenemos casos de personas que llegan hasta ‘Ciclo 2’ (ciclos lectivos especiales integrados CLEI) donde aprenden a leer y a escribir, y no quieren estudiar más porque quieren dedicarse a otras actividades como las del campo. Si nosotros vemos que es una persona sostenible, que tiene su familia, su red de apoyo, se gana la vida con su actividad agrícola, ya hizo servicio social, y la comunidad ya lo reconoce, consideramos que es una persona ya reintegrada con éxito. Este proceso supuso entender también su realidad, sus activos y habilidades, para que sean ellos mismos los que decidan hasta dónde quieren llegar. Por eso el modelo propende por el ejercicio autónomo de la ciudadanía. Una vez esta persona se culmina -es decir que ya no es una carga para el Estado, que es un promotor de desarrollo en su comunidad, que es un colombiano más- nosotros tenemos una estrategia que consiste en que por dos años mas, les hacemos un acompañamiento para medir el impacto que el proceso de la ruta y el acompañamiento psicosocial han tenido en sus vidas. Algunas veces nos han preguntado por qué hemos culminado a personas que se han quedado sin trabajo, pero eso Trans-pasando Fronteras, Núm.11, 2018. Cali-Colombia ISSN 2248-7212 • ISSN-e 2322-9152

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pasa por la cuestión que en la vida real eso también le puede pasar incluso al mejor profesional. Lo que quiere decir esto es que este colombiano reintegrado por más que se quede desempleado, va a poder sortear la situación porque ya tiene las habilidades y competencias necesarias para defenderse. Lo que hemos logrado ha tenido resultados muy positivos. De 20.000 culminados, únicamente 34 han reincidido, lo que representa menos del 1%. Además, hay una probabilidad del 23.5% de morir por homicidio para aquellas personas que no ingresaron al proceso y solo del 7% de quienes sí lo hicieron. Porque se debe tener en cuenta que de esas 60.000 personas que tenemos hoy en desmovilización no todas entraron al proceso que supone la ruta, porque el inicio es un proceso voluntario. Aquí les presentamos una serie de garantías que les permite a ellos hacer su ruta, lo que más genera preocupación es el tema de seguridad. Si bien nosotros no somos la entidad que presta la seguridad para ellos, si somos el ente llamado a coordinar con las entidades correspondientes. Para el tema psicológico es igual, si una persona tiene un situación de salud mental crítica, diagnosticado y que requiere de medicación -como la esquizofrenia-, nosotros no lo hacemos porque no manejamos terapia clínica, nosotros estamos llamados a trabajar de manera corresponsable con lo entes a los que sí les corresponde (por ejemplo el hospital psiquiátrico a través de la red pública de salud para ver cómo se les atienden esas necesidades de salud mental). ¿Qué cambios ha tenido la institución o que cambios debería tener frente a estos retos que surgen a raíz del acuerdo de paz?

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Yo te hablo desde la Agencia. Se han creado varias instituciones por el posconflicto, parte de eso responde a la implementación del acuerdo. Frente a esto, uno de los cambios de la Agencia ha sido el cambio de nombre (ACR a ARN) y del lenguaje empleado. Si bien venimos haciendo una política regular de atención a desmovilizados, hoy estamos construyendo una política junto a las FARC de manera concertada para idear cuál es la mejor política para atenderlos a ellos y a sus familias de acuerdo a las expectativas que están dentro del acuerdo. Internamente también hemos tenido unos cambios. Tenemos un equipo que se llama “equipo de proyectos especiales” que está pensando hoy junto con las FARC ese modelo de atención. Hoy nos vemos retados a pensar un modelo que responda a temas desde lo colectivo y no desde lo individual como lo veníamos haciendo. Ya no se trata de ayudarle a alguien a hacer una tienda, sino que ahora el antes integrante FARC que hace parte del partido político plantea el desarrollo de un proyecto en común (de gallinas y peces, por ejemplo) donde se beneficien a 20 personas que viven en un mismo lugar con un ideal colectivo. Esa transformación la tenemos que hacer. Y no sólamente ha sido un reto para nosotros como Agencia, sino para todas las instituciones estatales. Por ejemplo, la Agencia nacional de Tierras se había pensado la restituciones de tierras desde lo individual, pero ahora tiene que pensar ¿cómo lo hacemos desde lo colectivo y en sintonía con la reforma agraria integral?; otro ejemplo son las administraciones locales, pues se pensaban que las comunidades debían ir hasta las oficinas en las grandes ciudades mientras que ahora se han tenido que ir donde están en este momento: los Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación, que en su momento se llamaron Zonas Veredales. Entonces, hay una serie de cambios a nivel estructural que también deben asumir las instituciones. Trans-pasando Fronteras, Núm.11, 2018. Cali-Colombia ISSN 2248-7212 • ISSN-e 2322-9152

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Lo otro consiste en formar a los funcionarios públicos, tienen que dejar las posiciones personales a un lado, pues la función principal es hacer valer la constitución que defiende la igualdad y la no discriminación de la diferencia. Porque desafortunadamente existen muchos -incluso en el Ministerio público que es el defensor de los derechos- que se niegan a atender a desmovilizados porque atienden víctimas, cuando estas aseveraciones no son posibles porque a los desmovilizados al ser sujetos de derechos y deberes dentro de la constitución, se les debe igualmente proteger y garantizar sus derechos. Es fundamental formar a las personas para ejercer sus cargos desde estas funciones y no desde posturas polarizadas. Nosotros como Agencia nos hemos visto obligados a afrontar el reto de hacer pedagogía al interior de las instituciones públicas para que entiendan cuál es su rol como funcionario público en este escenario de posconflicto, o post-acuerdo (muchas persona prefieren llamar a este periodo de esta forma porque consideran que el conflicto es algo inherente al ser humano y que en parte es necesario para movilizar los cambios y las transformaciones). Otro cambio significativo ha sido el del lenguaje empleado en la Agencia, y en general a nivel las demás instituciones. Por ejemplo, el denominar este periodo de transición como post-acuerdo y no posconflicto. Este año se llevó a cabo el Censo Nacional del DANE. Las discusiones que se han dado alrededor de este han girado en torno a las poblaciones que al no ser incluidas podrían invisibilizarse más adelante en materia de políticas públicas e intervenciones (esto en lógica de “lo que no se cuenta no existe”). Ejemplo de esto, son las poblaciones campesinas, y LGTB+. ¿Cómo se ubican ahí los desmovilizados? ¿se han dado discusiones alrededor de este tema?

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Hasta ahora no han dicho que figuren dentro de las exclusiones del Censo, pero hay algo bien interesante detrás de este tema, porque resulta que uno puede ser desmovilizado pero también ser discapacitado, entonces ¿cómo se clasificaría a esa persona? En situaciones como esto hay unos sesgo de la información, porque por ejemplo, hay personas que tiene varias condiciones diferenciales que hay que tener en cuenta. Para nosotros, un tema clave en la atención psicosocial ha sido fundamental tener en cuenta los enfoques diferenciales, trabajamos entonces temas como género, etnias, desvinculados (Aquel menor de 18 años que ha participado en las acciones de guerra orientadas por un grupo armado irregular y ha sido capturado, se ha entregado voluntariamente o ha sido entregado por el grupo armado irregular siendo menor de edad), discapacidad, afectaciones de salud particulares (como enfermedades de alto costo) y consumo. Por ejemplo, en el Valle del cauca no tenemos una población significativamente alta de indígenas, pero sí lo tenemos de poblaciones afrodescendiente, y eso implica que nuestro modelo aquí debe tener claro a qué responde esa población para poder adaptar el modelo de forma eficiente. También nos encontramos con quienes entran con doble condición, de desmovilizado y víctimas, esto es muy importante tenerlo en cuenta en los enfoques de la Agencia. Algunos de los que están actualmente en la ruta nos han preguntado cómo reportarse en este Censo, ¿como desmovilizado? yo creo que eso lo decide cada uno. Pero la verdad es un tema que actualmente todavía no está claro, supongo que si se incluye a las víctimas también deben incluirse a los desmovilizados. Ahí debieron poner un item aparte donde dijera por ejemplo a qué otro tipo de grupo poblacional pertenece, para ver también esa interseccionalidad. Lo que dicen es que el excluirlos evita que no sean incluidos en la generación de políticas públicas, que es lo que Trans-pasando Fronteras, Núm.11, 2018. Cali-Colombia ISSN 2248-7212 • ISSN-e 2322-9152

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generalmente es el objetivo del Censo, pero de hecho nosotros le pasamos toda la información a la presidencia, como de ubicación, edad, y demás datos de la línea base, para que -me imagino- ellos lo crucen. Pero de todas maneras pasa que muchos de ellos, se han reportado como víctimas, porque por ejemplo, muchos de ellos fueron desplazados, o el día que los reclutaron desplazaron a su familia, y como reportan por núcleo familiar, ellos también están como víctimas. Esto hace que a veces haya una pelea en los espacios institucionales donde unos dicen “esto es de víctimas y no de desmovilizados”. Además, hay un pensamiento -bastante equivocado- donde algunas victimas dicen “no es que los desmovilizados tienen más beneficios que las víctimas” y la Ley 1448 es supremamente clara en que hay muchos beneficios para las víctimas, lo que pasa es que son muchas. Nosotros tenemos aprox. 60.000 desmovilizados hoy mientras ellos son más de 4’000.000 de víctimas, imaginense la desproporción que hay. Una situación relacionada a esto pasó por ejemplo hace unos dos años, con el proyecto de Gestores de Movilidad en el Tránsito, donde el alcalde dijo que 50 puestos eran para desmovilizados y 50 para víctimas, pero eso despertó una discusión alrededor del nivel de proporción para no generar inequidad ni exclusión social a uno de estos grupos. ¿Cómo es el manejo de los menores de edad que se desmovilizan? ¿son ellos quienes usualmente entran con esa doble condición? Lo menores de edad son atendidos inicialmente por el ICBF, tiene la ruta de restablecimiento de derechos por ser menores de edad. Una vez cumple la mayoría de edad, son entregados a la Ruta, y ellos, como desvilculados (no desmovilizados), son aten260

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didos tanto por la Agencia como la unidad de atención a las víctimas porque ellos son sujetos de reparación administrativa.Así el menor de edad diga que se fue por voluntad propia y no porque lo obligaron, para el Estado, estas personas no están en todas sus facultades de tomar esa decisión y por tanto se declara de todas maneras víctima. Por esta razón, para los menores de edad que se vinculan a la Agencia se trabaja un enfoque diferencial que tenga en cuenta todo este proceso. ¿Cómo se ha adaptado Cali? Estoy convencida de que Cali es pionera en términos de procesos inclusivos, por ejemplo, el programa de gestores de paz liderado por la Secretaria de Paz y Cultura Ciudadana de la Alcaldía de Cali, y como ganancia es que también nos están llamando de distintas administraciones porque quieren que les pasemos nuestro modelo para trabajar con jóvenes vulnerables, es decir, con jóvenes que han estado en pandillas. El modelo se adapta a muchas características de esta población, claramente se le realizan unos cambios, porque un pandillero no tiene las mismas motivaciones que una persona que se fue a un grupo armado, pero las condiciones de vulnerabilidad sí son muy similares. Entonces, hoy estamos haciendo un convenio con la alcaldía para transferirles nuestro modelo, el cual ahora están utilizando con el Programa de gestores de paz, y les ha ido muy bien. De hecho, ha disminuido el índice de violencia, pues ellos han contado, por ejemplo, un indicador que me parece muy chevere. Y es, “bueno y uno como mide para saber si este proyecto está funcionando o no con los jóvenes”, entonces ellos tienen un concepto que es: “yo me parcho con el parche”, ya que ellos todo el día se parchaban en sus barrios con sus combos. Entonces a estos muchachos -de los cuales muchos pertenecían a pandillas- les emTrans-pasando Fronteras, Núm.11, 2018. Cali-Colombia ISSN 2248-7212 • ISSN-e 2322-9152

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pezaban a preguntar “bueno, vos cuántas veces te parchabas con el parche en tu cuadra”, y los resultados se evidenciaban en que ellos respondían “no pues, antes, todos los días en la tarde y ahora solo una vez al mes”. Entonces eso de alguna manera, disminuye tu vulnerabilidad a esos grupos, porque el pasar de que tú estés todos los días, a que tú ya solo estés una vez, significa que el resto del tiempo lo estás usando de manera productiva. La idea es lograr que la Agencia algún día desaparezca, esperamos que algún día se acaben los desmovilizados y no haya más conflicto interno, que logremos reintegrar a todas las personas, pero que aún así, no se pierda este modelo. Entonces por esto la idea es lograr compartirlo con otras poblaciones que lo podrían necesitar, porque creo que nuestro problema, más que los excombatientes es la violencia urbana. Hoy nos decían: “bueno, ya estamos solucionando el problema del conflicto armado ¿ahora a quién le vamos a echar la culpa de la inseguridad? Por lo tanto, ahora las alcaldías tienen más posibilidades de repensarse realmente qué está generando los problemas de violencia en las urbes, y se dieron cuenta de que la violencia no la explican los desmovilizados, tenemos narcotráfico, tenemos una historia de desplazamiento, tenemos una historia de violencia, pero la única razón no son los desmovilizados.

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El papel de la psicología ante los retos del pos-conflicto

Entrevista a María Patricia Vaca Vaca Profesora e Investigadora Departamento de Psicología Facultad de Psicología Universidad de La Sabana

Juan Sebastián Castillo

Por:

Estudiante de Ciencia Política y Sociología juansebastiancastillocastro@gmail.com

Mónica Alexandra Ramírez G.

Estudiante de Psicología y Sociología monica10ramirez@gmail.com

Entrevista recibida el 12/03/2018 y aprobado el 13/03/2018

Cómo citar este artículo: Castillo Castro, J., & Ramírez Guevara, M.(2018). El papel de la psicología ante los retos del conflicto. Trans-Pasando Fronteras, (11).

1 Magister en Psicología Social Comunitaria, Universidad Javeriana. Investigadora Grupo Contexto y Crisis, Línea: Inclusión y Redes Sociales.


Juan Sebastián Castillo - Mónica Alexandra Ramírez

Juan Sebastián Castillo (JSC): ¿Cuál cree usted que es el papel de la psicología en la construcción de paz? y ¿cómo ha cambiado este papel, en el panorama actual? María Patricia Vaca (MPV): La Psicología como ciencia social debe contribuir a la construcción de una cultura de paz, posibilitando y /o favoreciendo nuevas formas de interacción desde los diferentes ámbitos del ejercicio de la profesión; interacciones fundamentadas en el respeto a la diferencia, la tolerancia, y la gestión pacífica del conflicto. En este sentido debe orientar su praxis a lograr una transformación cultural que promueva esas formas de relación. Reconociendo la importancia de abordar los problemas desde una perspectiva Psicosocial que trascienda los marcos de análisis individual para acercarse a comprender la complejidad e implicaciones del conflicto que hemos vivido. JSC: ¿Considera que en el gremio hay la suficiente cualificación para la atención de víctimas en el proceso de reparación integral y todo lo relacionado con los retos/limitaciones que implica dar esta atención? MPV: Considero que al interior del gremio se reconoce la necesidad de cualificar cada vez más a los psicólogos, para dar respuesta a las necesidades de las víctimas. Este interés es evidente desde las acciones que realiza el colegio Colombiano de Psicólogos, que como agremiación nos representa. También desde los procesos de formación de los estudiantes, en las diferentes universidades, se evidencia la responsabilidad que ha asumido la academia frente a ésta realidad del país.

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El papel de la psicología ante los retos del postconflicto - Entrevista a María Patricia Vaca

Mónica Ramírez (MR): ¿Es posible que la forma en la que se intervino psicológicamente a las víctimas en el pasado haya tenido consecuencias negativas para estas? MPV: Es posible que por falta de cualificación se hayan cometido errores anteriormente, entre ellos la Revictimización, pero en este momento se cuenta con el recurso humano para dar respuesta de manera idónea a las necesidades de las victimas JSC: ¿Cree usted que en la actualidad las víctimas del conflicto ven a la psicología como una ciencia legítima de la cual pueden recibir ayuda? MPV: Considero que cada vez más se reconoce y se hace más visible el valor del acompañamiento psicológico, esto es especialmente importante si se tiene en cuenta que este es un país en donde la salud mental es “invisible” y en donde en muchos contextos la ayuda psicológica es estigmatizada. MR: Por otro lado, ¿siente que la disciplina se encuentra preparada para afrontar el proceso de reinserción de ex-combatientes? MPV: Existen experiencias significativas que demuestran el interés de los psicólogos por dar respuesta a las necesidades de estos procesos; algunas de estas experiencias han sido sistematizadas y se convierten en referentes del conocimiento a aplicar en ámbitos particulares de reinserción.

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JSC: ¿Cuál cree usted que han sido/y serán los principales retos? MPV: El reto fundamental está en lograr incluir a los excombatientes en las diferentes dinámicas de nuestra sociedad, (laboral, política, educativa), lograr resignificar el miedo y la desconfianza que permea la mirada estigmatizada que la sociedad tiene frente a ellos. MR: ¿Cree usted que uno de los retos a enfrentar en un escenario de posconflicto es la desnaturalización de la violencia como un fenómeno cotidiano? MPV: La construcción de la Paz pasa por la desnaturalización de la violencia, por el reconocimiento de su complejidad y de las profundas implicaciones que tiene en la vida de las personas. El desnaturalizarla permite comprenderla como una realidad que se puede trasformar. JSC: Respecto a los psicólogos que ejercen en el campo organizacional, ¿Cómo puede adaptar su trabajo y su metodología para los procesos de contratación e identificación de talentos en empresas que decidan acogerse a dar oportunidades laborales a ex-combatientes? MPV: Tendrán que repensar las formas como tradicionalmente han participado en los procesos de selección y contratación. Pienso que las herramientas con las que han trabajado no se ajustan a las condiciones particulares, e historia de los excombatientes. Es un reto tanto para las organizaciones como para los Psicólogos que ejercen en éste campo. Deben generarse nuevos parámetros para la inclusión de los 266

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excombatientes en el mundo laboral, parámetros que demandan por parte del psicólogo una postura ética y política que permita reconocer diferentes saberes y prácticas MR: ¿Es ésta una manera para crear espacios de inclusión social, o desde que otros ámbitos de la disciplina se pueden construir? MPV: Desde todos los ámbitos de la Psicología se puede y se debe trabajar para generar espacios de inclusión. Es parte de la responsabilidad ética del ejercicio de la Psicología. El campo organizacional es solamente uno de los ámbitos del ejercicio de la Psicología JSC: En el campo de la educación, ¿Cuál puede ser el aporte desde los procesos pedagógicos y el acompañamiento psicológico a los menores de edad desmovilizados que empiezan a hacer parte de instituciones educativas? MPV: Las Instituciones Educativas se constituyen en un contexto fundamental de socialización, son espacios de reproducción cultural en el que se pueden perpetuar formas de relación excluyente, o por el contario resignificarlas. Desde ese planteamiento se convierte en un contexto privilegiado para pensar formas de relación diferentes, desde la práctica docente, respaldada por un trabajo interdisciplinario con psicólogos, trabajadores sociales y antropólogos principalmente. MR: De qué manera cree que las otras disciplinas -tales como sociología, antropología, derecho y ciencia política- se enfrentan a los retos que se han mencionado anteriormente, y a su vez ¿Cómo otras ciencias sociales pueden contribuir en este escenario del post acuerdo? Trans-pasando Fronteras, Núm.11, 2018. Cali-Colombia ISSN 2248-7212 • ISSN-e 2322-9152

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MPV: Ante todo, las disciplinas de las ciencias sociales deben asumir un compromiso político y ético con la trasformación cultural que demanda un escenario de posconflicto. El trabajar desde una perspectiva interdisciplinar, a partir de propuestas comunitarias y de manera articulada con las políticas públicas permitirá tener mayor efectividad en los procesos de reinserción, ya que se requiere un acompañamiento integral, no sólo a los reinsertados sino a las comunidades a las cuales se reintegrarán.

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El papel de la psicología ante los retos del postconflicto - Entrevista a María Patricia Vaca

Reflexiones sobre el trabajo Psicosocial Entrevista a Jorge Ordóñez1 Profesor tiempo completo Departamento de Estudios Psicológicos Universidad Icesi Por:

Juan Sebastián Castillo

Estudiante de Ciencia Política y Sociología juansebastiancastillocastro@gmail.com

Mónica Alexandra Ramírez G.

Estudiante de Psicología y Sociología monica10ramirez@gmail.com

Entrevista recibida el 12/03/2018 y aprobado el 13/03/2018vv

Cómo citar este artículo: Castillo Castro, J., & Ramírez Guevara, M.(2018). Reflexiones sobre el trabajo Psicosocial. TransPasando Fronteras, (11).

1 Psicólogo - Universidad del Valle, 1993. Especialización en Teoría y Métodos de Investigación – Universidad del Valle, 1996. Especialización en investigación en Docencia Universitaria - Universidad San BuenaventuraCali, 2001. Máster en Sociología – Universidad del Valle, 2003. Ph.D en humanidades – Universidad del Valle,2016.

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Juan Sebastián Castillo (JSC): Desde su experiencia ¿Cuáles son los principales retos del ejercicio psicológico? Jorge Ordoñez (JO): Creo que hay una idea importante en el ejercicio de la psicología, que es una disciplina de muchas tradiciones, escuelas, etc... Que ha tenido un importante desarrollo teórico, en Europa, América y recientemente en Latinoamérica. Es importante que la psicología nos sea útil para entender problemáticas locales y regionales. Hay una gran teoría que es muy útil y que hace parte del aprendizaje de la psicología. Pero, esa gran teoría ha de poder serles útil para entender las problemáticas que nos tocan a nosotros como sociedad. Entonces, puede haber una tendencia de la psicología a seguir programas de investigación en planteamientos que son de otra parte. Yo creo que ese no es el camino, hay que hacer psicología para los problemas de la región, de Cali y del Valle del Cauca. Sin prescindir de la gran teoría ni de lo útil que puedan ser las diferentes disciplinas psicológicas para abordar este tipo de asuntos. JSC: ¿Usted creería que también hay que hacer una producción teórica para el contexto colombiano? JO: La investigación científica se hace para producir teoría, aunque algunos se les olvida, uno hace investigación científica para avanzar en la compresión teórica de problemáticas sociales y psicológicas. Efectivamente, necesitamos producir teoría sobre los problemas colombianos, tenemos problemas muy graves de integración social, violencia, adicciones, y enfermedades mentales.

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Colombia es un país que tiene graves problemáticas psicológicas y sociales, por ello los psicólogos estamos en mora de producir más y más conocimiento, y teoría, sobre este tipo de problemas. JSC: Respecto a este tipo de problemáticas ¿Cómo cree usted que debe articularse la psicología con otras disciplinas? Es decir, ¿se podría hablar de la interdisciplinariedad como un reto? JO: Si vamos a abordar el problema de la salud mental, hay que tener un dialogo muy fluido con psiquiatras, médicos, y profesionales en las áreas de la salud. Si vamos a abordar la problemática de la violencia, el dialogo debe confluir con antropólogos sobre las dimensiones estructurales de la violencia, sociólogos acerca de conectividad social, etc… Es muy importante un dialogo, no sé si interdisciplinario, la palabra suena bien, pero a veces ocurre que cada cual habla, y solo busca que lo dejen hablar; uno no ve que esos discursos se integren, el psicólogo habla su rollo, el ingeniero habla su rollo, y el sociólogo por otro lado, y todo el mundo queda contento. Para mi ese no es el ejercicio, lo que hay que hacer es encontrar campos de frontera porque hay problemas psico-sociales, o psico-culturales, y hay que crear un arsenal cultural que nos permita ir tranquilamente de una disciplina a otra. También, hay que encontrar modelos teóricos y metodológicos que no sean incomparables o que no haya una inconmensurabilidad de paradigmas, porque si alguien habla desde el lenguaje de la matemática pues eso no dialoga con un lenguaje cualitativo o etnográfico, entonces hay que buscar la manera de que eso sea posible y yo creo que es posible. De hecho, creo que lo más interesante de la psicología son precisamente esos campos de frontera.

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Mónica Ramírez (MR): ¿Cuáles han sido los problemas o las preocupaciones que usted ha abordado en su ejercicio profesional? JO: Yo he tenido temas relativamente exóticos, durante los inicios de mi carrera trabaje sobre la medicina chamaníca, un tema antropológico; luego me oriente al tema de las pandillas y la violencia, ese es el tema que más he consistentemente trabajado. Trabajando con las pandillas, llegamos a una discusión que estaba en otro ámbito, el ámbito jurídico, de la filosofía del derecho, etc… el cual es, el campo de la justicia restaurativa. Es allí donde fundamentalmente he desarrollado mi investigación que es el punto de vista que podría llamarse, antropológicamente, dimensiones culturales de la violencia. Pero, hablando de eso hay que tener un pie en la antropología, en la sociología, en la psicología; para poder construir teóricamente un problema que pueda ser descrito y enfrentado teóricamente en la arena. JSC: ¿Ha identificado alguna limitación a la hora de tener contacto con las personas que pertenecen a las pandillas? JO: No es fácil trabajar con pandillas, cualquiera desde afuera mira y dice “es peligroso” y efectivamente puede serlo, pero hay maneras, y las maneras son las redes sociales, porque las comunidades tienen redes y maneras de comunicarse, de resolver, o integrarse. Esas redes formales e informales son aquellas en las cuales uno entra, yo entro a través de una fundación que trabaja con los muchachos, yo no voy a ir a buscarlos espontáneamente porque podía ser peligroso, sino que los muchachos han entrado ya en dialogo con unas señoras, las cuales los convencen de ir a unos talleres y en los talleres hay un programa y hay unos recursos, y hay un plan de la fundación. 272

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Así accede uno a ellos para poder hablarles, y verificar si la relación se conduce de manera adecuada o no hay ningún peligro. Los muchachos son muy respetuosos, cuando uno entra por la buena ellos son muy respetuosos, ellos siguen un código de honor que los obliga a respetar al interlocutor, a quererlo, y a cuidarlo. Entonces uno entra en una relación privilegiada con ellos, yo he llegado a andar la calle con ellos, por supuesto no delinquiendo pero una situación que uno no se imagina siendo totalmente foráneo, estar en Alfonso López o el jarillón conversando con este grupo de muchachos, con las pandillas de allá, sin sentir que uno está en peligro porque realmente ellos te están cuidando. Hay que caerles bien, ser empático, honesto, y hay que crear una relación de respeto muto, hay que crear lo que se llama en antropología, un raport; pero una vez que se crea el dialogo es muy fluido, y efectivamente no tiene demasiados riesgos. JSC: ¿Siente que para establecer el raport hay que desdibujar un poco la postura de la academia con la que uno suele llegar? JO: Si. Uno pertenece a la academia, pero cuando uno va al campo es ignorante, de hecho si uno se lleva las teorías a explicarlas no ocurre nada. De hecho, cuando llegue no sabía cuáles eran las pandillas, ni que hacen, ni porque se matan, ni cuál es su vida, y lo que hice durante muchos años fue preguntarle todo eso ¿qué hacen? ¿Cuáles son los problemas que tienen? ¿Porque mataron a tal persona? ¿Qué hacen para sobrevivir? Yo no sabía nada de eso, no sabía nada de su ethos hasta que interactúe con ellos, ellos fueron mis maestros quienes me enseñaron, a ellos les gusta adoptar esa posición “este es un señor que no sabe nada de esto pues contémosle como somos”. Es raro pero puede resultar divertido, alguna vez comentaba con los jóvenes en una panadería de Alfonso López, y llego una amiga de ellos que no sabía nada de Trans-pasando Fronteras, Núm.11, 2018. Cali-Colombia ISSN 2248-7212 • ISSN-e 2322-9152

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mí, y ella no podía creer que yo estuviera ahí y decía “¿De dónde se consiguieron esta man?” Claro yo pertenezco a otro planeta, a otra clase social, a otro universo, y es muy extraño que yo este parchado con un grupo de pandilleros peligrosos, es muy raro y a ella le parecía divertidísimo, y ellos también tienen curiosidad por uno, somos personas de dos mundos que se encuentran. JSC: ¿Usted cree que su trabajo se había podido haber realizado sin haber tenido contacto directo con ellos? Desde mi punto de vista no lo hubiera sido, hay maneras de aproximarse a los fenómenos, e incluso hay unas que se consideran más científicas que otras, que son asépticas y distantes, se puede hacer una gran teoría especulativa del fenómeno de pandillas mirando la marginalidad de ciertos sectores, se puede mirar las estadísticas de la violencia en sectores, se pude hablar con la policía sobre los porcentajes de la violencia producida por pandilleros, estos datos son importantes y bueno. Yo empecé con las estadísticas, pero el paso siguiente, inevitablemente, era preguntarles que pasaba; yo puedo tener índices de desarrollo o de necesidades básicas insatisfechas de los barrios en que ellos viven, pero la información de la dimensión cultural, psicológica, sociológica, creo que ya necesitaría acudir a ellos MR: En ese ejercicio de trabajar con la comunidad ¿existieron algún tipo de retos más allá de lo metodológico o como la interpretación de su posición en términos éticos? JO: Es una investigación relativamente compleja en términos éticos porque son delincuentes, porque el pacto de confidencialidad implica por ejemplo que no puedo hacerles firmar consentimientos informados, porque ellos me cuentan que han co274

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metido delitos, y yo no puedo grabarlos y pedirles que me firmen un papel consintiendo que yo use esa información, porque ya con eso, los llaman y los condenan. De entrada les digo que no vengo a averiguarles sus cosas, ni a hacer una investigación policial pero por favor no me cuenten detalles, yo no puedo saber detalles que los pongan en riesgo, no me cuenten que la próxima semana van a hacer una vuelta porque me toca denunciarlos, igual ellos saben cómo tener la cosa más o menos en secreto, si me cuentan cosas del pasado les digo que no me den nombres, a mí me interesa es el significado que ellos atribuyen a ese tipo de prácticas, es una relación compleja porque yo no puedo acolitar delitos, no puedo alcahuetearles –como dicen ellos – alguna vuelta. El compromiso cuando recorrimos los barrios, es que si van conmigo no se pongan a hacer cosas porque no puedo acolitarles. Es frecuente que quien trabaje con pandillas les coja cariño a los muchachos, y los muchachos pueden llegar y decirle que le guarde armas, pero uno no puede exponerse a ese tipo de situaciones. Si alguno viene y le comenta a uno que acaba de cometer un delito, pues uno tiene la obligación ciudadana de denunciarlos, de dar a conocer a la justicia ese tipo de prácticas, por fortuna nunca tuve situaciones así, pero sé que le ocurren a quien trabaja con ellos. Hay un padre muy famoso que una vez saco escondido a un muchacho que iba a buscar la policía, no se debe plantear las cosas de esa manera, por eso la frontera ética en este tipo de trabajo es muy complicada. Primero yo no debo dar a conocer de ninguna manera quienes son ellos, el anonimato es total, incluso yo no dejo que nadie pueda tener acceso a ese tipo de entrevistas, los nombres se perdieron, incluso a veces yo mismo no me acuerdo de los nombres, porque yo no debo permitir que eso se sepa, por eso no les hago firmar consentimientos informados. Trans-pasando Fronteras, Núm.11, 2018. Cali-Colombia ISSN 2248-7212 • ISSN-e 2322-9152

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JSC: ¿Cómo maneja la parte de presentar los datos en su trabajo? Yo les pongo otros nombres. En algún momento me decían que los nombres deben tener alguna equivalencia, pero yo no puedo permitir eso. No debo dar ningún tipo de conexión porque alguno de ellos todavía vive, y no se trata de eso, mi relación con ellos no se trata de ver en qué medida son delincuentes, sino en buscar como que significado atribuye a la violencia, y que manera tienen de construir su identidad, entonces yo nunca averiguo como lo haría un policía o un detective, porque ese no es mi trabajo MR: Los científicos sociales tenemos eso de ir a las comunidades a sacar información e irnos sin dejar nada. ¿De qué manera se percibe eso en tu trabajo? JO: No es sencillo, muchas veces la información no es clara, y la relación con estas comunidades tampoco es que sea fácil, a mí se me perdieron muchos pandilleros, los vi una vez y no los volví a ver, me ocurrió con frecuencia, puedo tener una entrevista con uno, y cinco con otro. De todas maneras, esta investigación surgió en un entorno favorable porque la Fundación Paz y Bien estaba interviniendo con los jóvenes, no fue una información que obtuve como etnógrafo solamente. Diseñamos un plan de acción con los pandilleros basado en la justicia restaurativa y lo que hicimos fue aterrizar al contexto cultural de las pandillas de agua blanca la manera como ellos perciben la violencia, el conflicto y la manera como podría haberse transformado. La investigación nutrió el programa de intervención con ellos, nos dimos cuenta por ejemplo que en el discurso de los pandilleros siempre hay un foco de control externo, lo que a ellos les pasa, ellos ven la vida como algo que les ocurre sin que ellos in276

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tervengan en ella, todo el tiempo hablan de supersticiones mundo sobrenatural, amuletos, balas rezadas, cuerpos cerrados, protecciones con base en la santería, tiene una manera de narrar el entorno de la violencia de una manera mágico religiosa, tienen un código de honor del cual son víctimas siempre, ningún pandillero te dice que el ataco a alguien, todo es externo, y siempre dicen que si matan a alguien es porque se hizo matar. No son responsables de su propia vida. ¿Por qué mataron a Carlitos? –porque el ángel de la guarda lo dejo tirado, no fue porque lo buscaran para matarlo, pero ellos saben que si, pero dicen que fue porque el ángel de la guarda no estaba con él, o se le quedo su amuleto. Esa externalidad de la narrativa pandillera nos hace pensar que hay que trabajar en el ejercicio contrario, que se asuman autónomos, cuando ellos son completamente heterónomos, hay que cambiarles el discurso generando autonomía, decirles que son responsables de lo que hacen, y se diseñaron talleres en esa dirección. Para ellos el enemigo es una proyección psicológica, los que viven de la cuadra para allá son enemigos, no te han hecho nada, así son las cosas. Los niños dicen: mi hermano es enemigo, y de ahí heredan la rivalidad, a veces se arman las enemistades pero también es cierto que se heredan. Entonces, hay que enseñarles que la construcción del otro y la manera como se representa el enemigo hay que aterrizarla, enseñarles que también tiene mama, que también es persona, y que no todas las personas son malas, incluso podrían hablar, le pusimos un nombre complicado que se llama “construcción de alteridad” algo que no se entiende bien ni en las facultades de la universidad, la idea es que puedan ver al otro como otro ser humano, ahí diseñamos parte del programa de intervención. Finalmente diseñamos una línea de construcción de ciudadanía, ellos no saben que son ciudadanos, ni siquiera tienen Trans-pasando Fronteras, Núm.11, 2018. Cali-Colombia ISSN 2248-7212 • ISSN-e 2322-9152

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cedula, nunca han ido al centro, muchos de ellos son analfabetas, la idea es restituirles la condición de ciudadanía, conseguirles cedula, explicarles que viven dentro de un estado, había un muchacho que no sabía quién era el presidente porque en su vida no habían ese tipo de problemas, el problema es cómo nos matamos unos a otro, a ellos hay que ofrecerles una red de apoyo emocional y que cubra sus necesidades para que se resocialicen y se envuelvan en otro tipo de relaciones distintas a ser una pandilla. Cuando les ofrecen eso ellos se animan, si usted no le ofrece nada por supuesto no pasa nada pero ellos responden, ser pandillero no es una dicha, no es rico ni maravilloso, se surge violencia, marginación, pobreza, les matan a los amigos, a ellos mismos, y demás. JSC: ¿Uno de los retos pueda ser que esos insumos producidos a través del trabajo de campo, de la etnografía sean tenidos en cuenta en la implementación de política pública? JO: Ha sido difícil, ha habido momentos en que la fundación no ha tenido recursos, porque depende de recursos de cooperación internacional o mecenazgo de familias de aquí de Cali y, eventualmente, contratos con fundaciones pero no ha sido una política consistente. Debería ser una política consistente porque el problema persiste, es más grave que cuando empezamos, en ese tiempo eran pelados muy marginales que encontraban como construir su masculinidad a partir de la violencia, una violencia muy ritualizada, e identitaria “los de este parche hemos ganado x batallas de tales manera” se han transformado recientemente en una dinámica de vinculación con la delincuencia organizada, ya no son pandillas de muchachos bravos sino que están participando de las redes de micro tráfico, y son miles, que no tienen oportunidades, problemas en la escuela, con malas relaciones interfamiliares, que encuentran en el tráfico de drogas trabajo, algunos son expend278

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edores, otros campaneros y otros son sicarios. El problema es gravísimo y ni siquiera existe a nivel nacional una política pública para enfrentar el problema de la violencia urbana. Estamos todos enfocados en las FARC, en el proceso, y en el posconflicto, pero ¿han mirado la violencia en Armenia, Pereira, Cali? La violencia urbana es un problema gravísimo y no tiene una política pública, hay las labores de la policía que ubican bandas, realizan inteligencia, y judicializan, no estamos en contra de eso, pero esa no debe ser la única política, en vez de andar matando muchachos deberían andar pensando en cómo evitar que hagan ese tipo de cosas. MR: Dices que siempre nos hemos enfocado en la violencia en el campo y hemos dejado de lado la ciudad. Teniendo en cuenta eso ¿Qué esperarías que hagan los futuros psicólogos, y los que ya están? JO: Si, yo recomendaría que le pusieran mucha atención a los problemas regionales y locales, porque se nos están subiendo pierna arriba y no estamos haciendo nada y luego vamos a ser víctimas de una tasa de violencia y homicidio más altas, por fortuna en el proceso de paz han bajado, aunque en Cali siguen siendo persistentemente altas pero incluso en Cali al fin bajaron de una tasa muy alta a una un poquito más baja pero igualmente alta. Cali a diferencia de Medellín y Bogotá tiene una tasa demasiado estable que ni siquiera sabemos bien porque ocurre y no solamente son las pandillas, estas no son la causa principal, pareciera ser el narcotráfico ¿quiénes? ¿Cómo? En Cali no sabemos quiénes son los duros de las bandas, de pronto escarbando averigüemos unos nombres, y se averigua sobre algunas organizaciones criminales, algo se sabe, pero en general es una información que no circula, y que tenemos bastante desconocimiento. Yo sí creo que los Científicos sociales en Cali, siendo una de las ciudades más violentas del Trans-pasando Fronteras, Núm.11, 2018. Cali-Colombia ISSN 2248-7212 • ISSN-e 2322-9152

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mundo y persistentemente violentas en los últimos años, deberíamos haber producido más de un libro y tener una producción consistente de porque Cali es una de la ciudad más violenta del mundo. Es rarísimo porque tenemos muchos científicos sociales y hemos estado demorados, sin querer decir con esto, que sea el único tema que hay que estudiar pero si hay cierta responsabilidad de que alguien se ocupe de eso de una manera consistente, más seria, porque para solucionarlo tenemos que conocerlo. JSC: ¿Agregaría algo que no le hayamos preguntado? JO: A mí me pasa que el tema es muy arduo y doloroso, uno también afronta cuidado de cuidadores, uno se involucra con los muchachos y cuando los matan le da mucho pesar, o cuando ve las vidas sin salida, condenados a la marginalización, a la pobreza, se vuelve doloroso. Tuve un momento en que me harté de escuchar tanto dolor y sufrimiento, fue ese momento en que me recluí en mi parte teórica de mi tesis, me dedique a escribir mi documento dejando de ir al barrio. Pero también hay una responsabilidad ética en decir: si uno conoce esa realidad hay que hacer algo para ver que podemos cambiar, para contribuir a que estos muchachos no sufran tanto. Esa ha sido nuestra labor y está plenamente justificado, yo trate de cambiar de tema porque me sentía agotado, pero no puedo, realmente por el recorrido que tengo, tengo la experticia y las teorías y uno viejo no arranca con un tema nuevo. Hay maneras, entre comillas, más amables para aproximarse a eso, yo creo que las dimensiones culturales de la violencia son muy interesantes, pero por ahí no son la violencia dura, entonces uno ve que tienen supersticiones religiosas, que son santeros, y es una manera más amable que nos ayuda a comprender mejor el fenómeno de la violencia.

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Ahora, voy a ocuparme de un tema complicado que es el de pandilleras, no sabemos nada de eso, pero uno investiga porque no sabe, si uno supiera probablemente no investigara, a mí me asusta porque no tengo idea, ni siquiera tengo un contacto directo con ellas, es un fenómeno que está avanzando, entonces hay que preguntarles a ellas, qué es lo que ocurre, por qué nadie sabe, y creo que es importante por lo menos tener noticia de eso.

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Este libro se terminó de imprimir y encuadernar en octubre del 2018 en los talleres de Carvajal Soluciones de comunicación (cotizaciones@carvajal.com), en la ciudad de Bogotá, Colombia. En su preparación realizada desde la editorial Universidad Icesi, se emplearon tipos Tisa pro en 10/14 y 9,2/13. La edición estuvo al cuidado de Alfonso A. Abadía.

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