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TRANSMARTINIQUE
from TRAIL n.88
La versión dura del Caribe
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NI SALSA NI MOJITOS
Texto: Pablo Criado Fotografía: Claude Graduel
El Caribe es el Caribe y no en vano se ha ganado esta imagen. El bochorno, la humedad, palmeras, música y un trato humano cercano hacen de esta geografía un espacio de letargo más que de deporte. Pero la Transmartinique, que se celebró entre los días 5 y 8 de diciembre, demostró que el trail aquí también es posible.
Cuando oyes hablar del Caribe, la mente viaja directamente a playas de arena fina, aguas de color turquesa y un sol que indudablemente hará las delicias de todos aquellos que lo disfrutan en la tumbona, al lado de un buen mojito. Pero más allá del estereotipo, del disfrute vacacional por antonomasia, existe otro Caribe, el Caribe de los amantes del trail. Hay una isla en el extremo sureste caribeño, una isla francesa, o un territorio de ultramar, como les gusta a ellos decir, que lleva ya muchos años, en concreto este era el décimo, ofreciéndonos la posi
58 bilidad de ser un buen destino para los amantes del trail. Nos referimos a la Martinique, o quizá debamos decir Martinica para los castellanohablantes. La Martinica es una isla volcánica, coronada por el Mont Pelée, con sus pocos más de 1300 metros, y que hace no mucho más de un siglo escupió lava de sus entrañas, devastando la zona norte de la isla. El Mont Pelée será nuestro particular techo de carrera, pero no por ello la última subida. Al contrario, se trata de la primera, en poco menos de 10 kilómetros desde el nivel del mar, desde la salida. En medio de una exuberante vegetación tropical y en mitad de
Humedad es el concepto alrededor del cual todo gira.
la cálida noche, una hilera de linternas frontales se vislumbra desde Grand Rivière; los participantes encaminan hasta la cumbre de la isla. Una vez coronado el Mont Pelée, la isla se torna agresiva con el corredor, alternándose la piedra volcánica de excelente agarre con el húmedo y embarrado bosque tropical, llamado por algunos jungla o selva, lleno de raíces, charcos profundos de barro y una humedad saturadora, que hace que te vayas deshidratando por segundos. Afortunadamente la organización dota de puntos de agua y avituallamientos generosos cada 12 kilómetros como máximo. Eso sí, parecen los 12 kilómetros más largos de tu vida. Esta zona de la carrera, de dificultad técnica elevada, además de por lo anteriormente comentado, destaca también por los desniveles e inclinaciones del terreno que hace frecuente el uso de cuerdas en tramos aislados para superar resaltes que parecen muros. Estas condiciones complican un poco más discurrir en medio de la noche, aunque eso sí, afecta sobre todo a los más rápidos, ya que el día comienza en torno a las seis. En ese momento, todavía muchos corredores están a mitad del tramo de bosque tropical que se extiende hasta el kilómetro 60 aproximadamente.
Plantaciones y calor tropical A partir de aquí, en la base vida de Saint Joseph, la carrera cambia drásticamente: se comienza a atravesar toda la zona central la isla, y en ella nos encontramos fundamentalmente con plantaciones de bananas y alguna que otra de caña de azúcar. El calor se hace más intenso y los olores son excepcionalmente fuertes. Es la parte de la carrera donde teóricamente se debe correr, pero la realidad es que te encuentras con un muro de calor bochornoso entre las plantaciones; la escena recuerda más a correr en el infierno o en un horno donde se cuece el pavo de navidad que ha hacerlo en el paraíso tropical donde nos encontramos. Algún que otro repecho en mitad de la frondosa vegetación y alguna cuerda más alegran la jornada.
Martinica esconde zonas con terrenos escarpados y barrancos profundos.
La cultura criolla, una mezcla entre europa y el Caribe.
Y es ya cuando empezamos a ver el mar por nuestra izquierda, el Océano Atlántico. Esto es a partir de Vauclin —km 92—, ya que anteriormente era el Mar Caribe el que aparecía por nuestra derecha. La carrera se convierte ahora en una sucesión de playas, manglares y zonas costeras, en teoría y sobre el perfil planos, pero en la realidad un recorrido rompepiernas que no da un segundo de tregua y que nos llevará por toda la costa hasta el extremo sur. Desde la punta meridional de la isla se vuelve a correr los 10 últimos kilómetros pegado de nuevo al Caribe para alcanzar la meta en la localidad turística de Sainte Anne. La Transmartinique, no es sólo la ultra de 134 kilómetros y 5000 metros de desnivel acumulados; es también una fiesta del trail para todos los niveles y distancias, ya que consta de otras cuatro distancias: la Banakann —80 km—, que descubre las plantaciones de bananas y las zonas costeras, la Defi Bleu —58 km— que recorre todo el arco marítimo final de la isla, el Trail des Caps —33km—, centrado en el extremo sur de la isla, y la Trace des Baies —19 km— por las últimas playas del sur de la isla. Además, existe la posibilidad de realizar por relevos la Transmartinique. El conjunto de carreras hace que este evento dé cabida a más de 1.350 corredores, algo bastante importante para una isla con menos de los 350.000 habitantes. Si después de leer estas páginas, te entran ganas de probar a correr por el Caribe, no lo dudes. Eso sí, ármate de paciencia; se nota el ritmo caribeño y el calor y la alegría de la gente presente en cada uno de los avituallamientos y en la manera de gestionar las cosas de la organización.