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ENTREVISTA LOLA PEÑARROCHA

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EDITORIAL

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LOLA PEÑARROCHA “Los niños son niños y quieren moverse”

Texto: Eliseu T. Climent Fotografía: Eliseu T. Climent, Cristóbal Colón

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Habla rápido y seguido, en una suerte de torrente imparable de palabras, ideas y saltos temporales. La suya es una conversación fluida, en el sentido principal del término: comentarios, anécdotas, hechos construyen de manera improvisada un discurso ingobernable, que brinca viaja anárquico en el tiempo y en el espacio, pero donde a la postre todo cobra sentido. A esta personalidad volcánica corresponde una energía hiperbólica, arremangada, capaz de estar entre las primeras posiciones en las clasificaciones de carreras o abanderar proyectos que, para ella, se convierten auténticos retos personales. Lola es así: actúa en la vida con el mismo ímpetu con el que de joven vencía en el 3.000 obstáculos. Su motor interno, cuyo símil sabrán apreciar los amantes de las motocicletas, es un dos tiempos hiperrevolucionado y altamente explosivo.

Lola Peñarrocha (Castellón, 1979) arrancó en atletismo el siglo pasado. Empezó de pequeña en el arte de dar zapatilla en un entorno deportivo ortodoxo. Décadas más tarde saltó al triatlón y de este al trail. Aquí ha dado de qué hablar por sus cualidades atléticas y una obstinación desmesurada con la que ha conseguido hacer realidad dos sueños: su propia escuela deportiva, Tritrail, y la liga infantil de carreras por montaña Dipcas Trail Kids.

La infancia, cada vez más sedentaria; y la obesidad infantil forma ya parte del paisaje humano. La solución es hacer que el deporte sea una extraescolar. Los clubes que tienen escuelas deportivas están en auge, porque los padres van tomando conciencia de la salud propia y por primera vez se levantan de la silla con 40 años. Llegados a este punto, si piensan que es bueno para ellos también lo debe ser para el niño o la niña. Empiezan a ver que es importante que los niños se muevan, pero no son capaces de poner remedio porque están, ellos también, aprendiendo esa herramienta que es el deporte. El deporte es salud y los valores del deporte los están aprendiendo ellos mismos.

Dices que las escuelas deportivas están creciendo. ¿En cualquier disciplina? Sí, en la mayoría. Te das cuenta de que los niños, independientemente de su estado o del sobrepeso, son niños y quieren moverse. Es algo innato que llevan dentro. Son obesos por una mala alimentación y porque no se han movido durante los primeros ocho años de su vida. Pero este patrón se puede cambiar desde las escuelas deportivas, tanto con la actividad como con el hecho de impartir charlas, como hacemos nosotros. Las actividades extraescolares son la solución.

Suele decirse que el deporte favorece el rendimiento intelectual... Absolutamente. Los niños que practican algún deporte rinden más en los estudios: están más activados pero a la vez más tranquilos y relajados, con lo que la capacidad de concentración es mayor que la de una persona sedentaria.

¿El deporte es capaz de cambiar el carácter del niño? El niño llega con un carácter forjado porque ya tiene seis o siete años, pero en cambio a través del deporte percibimos su evolución. Hay niños que son introvertidos y el hecho de socializar a través del deporte los hace más divertidos y comunicativos. En la adolescencia, trabajamos los valores del esfuerzo y la constancia. Es el hecho de persistir en una tarea lo que modela el carácter.

Es un acto de fe hacia el entrenador... Es la función del entrenador: tienes que ver cómo es cada uno y darle lo que necesita, tratarlo de manera personalizada. Hay quien tiene un don físico y otro no, pero es muy trabajador y si persiste conseguirá los objetivos. Este es un perfil de niño que no ve resultados a corto plazo pero que tiene que creer en el trabajo y persistir. Y esta constancia es la que le modela el carácter haciéndolo más duro y resistente. Yo siempre intento darles refuerzos positivos de manera individualizada y de grupo a la vez. En nuestra escuela quiero que todos los técnicos conozcan a todos los niños, porque hay entrenadores que pue

den tener más feeling con unos que con otros.

El deporte es juego. Entre los seis y los 10 años, presentamos el deporte como un juego, o a través de los juegos. En esta franja de edad no preparamos a los niños con entrenamientos, sino con soluciones que hacen el deporte más lúdico y divertido. La edad mínima en nuestra escuela son los seis años. Empezamos con el triatlón porque es un deporte muy sano y proporciona al niño un bagaje motriz excelente: las habilidades de la bicicleta, todas las disciplinas del atletismo y la natación, que es el deporte más saludable que hay para los niños. Como posibilidades de juego, el triatlón ofrece una multitud de posibilidades excepcional. Entre los 10 y los 14 años empezamos con entrenamientos suaves y

algo de técnica, como pasar vallas. Y a partir de los 14 entran ya en la fase de entrenamientos puros y duros.

En las escuelas deportivas, se da una obsesión por una especialización temprana. La especialización temprana no es buena. Fui una niña de una espe

“Fui una niña de una especialización temprana y a los 20 años estaba quemada”

cialización temprana y a los 20 años estaba quemada fisiológicamente. Con 12 años corría entre 60 y 80 kilómetros a la semana. El desgaste me pasó factura; costó regenarme... Pero es un hecho frecuente el cual, por otra parte, se produce más en niñas a causa de la menstruación. Yo también sé hacer rendir a una niña a tope, pero me pregunto si es necesario a una cierta edad, si es positivo que cuando una niña termine el colegio no quiera saber nada del deporte. Quiero una niña que cuando vaya a la universidad, tenga un rato para correr, otro para irse con su pandilla y otro para estudiar. Ese equilibrio es salud. Evidentemente, hay deportes que sí necesitan la especialización temprana, como la gimnasia rítmica; el atletismo, no. Cuando estudié para titularme como Entrenadora Nacional de Atletismo se insistía en que los mejores entrenadores tienen que estar en la base porque son los que van a trabajar mejor a los niños y van a moldearlos de manera más completa. Sin embargo, los entrenadores que buscan resultados a

corto plazo, van a muerte. Eso es muy fácil y todos sabemos hacerlo. En Tritrail tenemos la escuela de trail, la de triatlón y desde este curso la de atletismo. Queremos que los niños empiecen por el triatlón porque, como he dicho anteriormente, el bagaje motriz que adquieren es muy sano. El trail, que es más especializado, y por ello lo tocamos a partir de los 12 años. Si quieren probarlo antes, hacemos ejercicios en una pista de cross pero no los llevamos a la montaña.

des que tienen y se les ofrecen, porque quiero que sigan involucrados con el deporte. Les gusta la filosofía de nuestra escuela donde el objetivo no es tanto la competición como pasárnoslo bien, además de inculcar el deporte como salud.

“El feeling entre el deportista y el entrenador lo hace el contacto directo, el tú a tú”

¿En la escuela ves una continuidad de vuestros alumnos o, por el contrario, se da una rotación? Tal como presentamos aquí el deporte, está gustando. Los niños se enganchan y muy pocos abandonan. La continuidad de los niños se gana cuando uno observa las necesidaSupongo que el papel del entrenador es más delicado con niños. No, al contrario. Con niños es más fácil, porque los tienes todos los días, los tratas y los conoces. A los adultos no llegas a conocerlos. Yo he sido entrenadora personal de adultos y me hacían polvo el móvil con consultas. Ahora tengo un grupo de entrenamiento de 40 adultos. Los tengo un par de días entre semana y es el momento de resolver dudas y dar consejos.

¿Y en cuanto a la complicidad entre deportista y entrenador? Hay un aspecto frío que son los métodos de entrenamiento, aplicarlos y estructurar una temporada. Esto sabemos hacerlo todos. La diferencia radica en la manera de presentar el trabajo al deportista, que es donde se establece una relación más o menos estrecha. Yo puedo darle la hoja de entrenamiento y basta, o transmitirle además energía positiva, ánimos y motivación. Al final, la hoja es la misma pero los canales de transmisión son bien diferentes. El feeling entre el deportista y el entrenador lo hace el contacto directo, el tú a tú. Incluso yo, que soy entrenadora, necesito que

alguien me entrene porque necesito el contacto directo de una persona externa en quien apoyarme, a quien quejarme o que me riña o me motive. El feeling radica en la confianza porque en definitiva estás trasladándo al entrenador tus problemas.

¿Cómo se consigue transmitir este feeling a los adolescentes que tienes en la escuela? Uno de los puntos importantes es que vean que tú también estás activa, que haces deporte, que corres con ellos. Este aspecto no crea confianza pero sí acercamiento y respeto. Lo que va a forjar su confianza en ti es que estés con ellos en las series, los esfuerzos, la diversión, pero también transmitiéndoles pautas de comportamiento y valores, o interesándote por sus estudios.

La obsesión por el deporte que se aprecia en mucho adultos, ¿se detecta también en adolescentes? No tanto, aunque hay alguno que se empeña en correr un maratón, cosa que por mi parte se lo impido y le hago ver que ya tendrá tiempo en un futuro.

La alimentación en jóvenes y niños. Es un verdadero problema que se origina en casa. A la charla que doy a los alumnos sobre nutrición quiero que este año acudan los padres, porque son los responsables de las dietas en casa. No se puede llegar a entrenar comiéndose cada día un paquete de papas o bollería industrial. A los niños, les hago apuntar durante una semana todo lo que comen y así es cómo se percatan de su dieta. No hace falta que les diga nada más para que se sonrojen. ¿Y del trabajo psicológico ante la competición? Recientemente hemos contratado a una psicóloga para trabajar con los infantiles y cadetes la ansiedad ante la competición. El paso siguiente será incidir en la organización horaria para encajar bien estudio y deporte.

El proyecto Tritrail. ¿Cómo, cuándo y por qué? Tritrail es una escuela deportiva que nació hace casi dos años, cuando la escuela de triatlón de Evasión Running, que ya tenía cuatro años y que coordinaba yo misma, dejó de funcionar con el cierre de la tienda. Había 120 alumnos que no podían quedarse en la calle y fue cuando creé Tritrail como una escuela de triatlón al principio, aunque lo que me encanta es la montaña. Y la creé con la expectativa de acabar desarrollando el trail.

Como novedad de este año y por petición de algunos alumnos, he creado la escuela de atletismo.

¿Cuánta clientela tenéis? Más de 200 niños de edades comprendidas entre los 6 y los 17 años. Y concretamente en trail, unos 30.

¿A los alumnos les inculcáis valores y pautas? Sí, de comportamiento, higiene, nutrición... Queremos que los más mayores empiecen a ser autónomos en la montaña, así que ya van solos a hacer el calentamiento de las sesiones de entrenamiento. Los objetivos a largo plazo los tenemos claros y vamos a por ellos. Ahora estamos trabajando el conocimiento del medio donde entrenamos y para ello hacemos muchas rutas de caminar-correr y recorridos con mapa.

Además de Tritrail, todavía te queda energía para impulsar una liga de carreras de trail para niños en Castellón, la Dipcas Trail Kids. Hacía tiempo que pensaba en carreras de niños por montaña, porque como atleta y entrenadora ver que los pequeños corren la distancia corta de una prueba, que puede oscilar entre 14 y 17 kilómetros, es una aberración. Que la corra una persona de 14 años, todavía, pero también ves a más pequeños en estas distancias. El año pasado me propuse impulsar esta iniciativa. Me lancé al ruedo y contacté con Roberto Juan, quien tiene la escuela de Vall d’Uixó. Mi propósito era adecuar las distancias y dificultades a las categorías y edades. Como conozco a muchos organizadores, empecé la ronda de contactos. Respondieron muy positivamente Diego Marín de Atzeneta del Maestrat, Rubén Porcar de Vistabella del Maestrat, que convirtió el pueblo en una apoteosis infantil con juegos y demás atracciones, a parte de la carrera infantil que siempre han organizado. También se unieron Catí, Alcúdia de Veo, Vilafamés, Sant Joan de Moró y Alfondeguilla. Creamos la base y el reglamento, donde hice hincapié en distancias y categorías, y que las pruebas infantiles tenían que estar vinculadas a carreras de adultos. Empezamos la liga con 40 niños y la acabamos en Vistabella con 170. De finishers de todas las carreras hemos tenido más de 50.

¿Cómo se prevé la segunda edición? Con el fin de seleccionar los pueblos que quieran incorporarse, estamos diseñando un sistema de puntuación

donde se considerará más a quien haga actividades complementarias más allá de las carreras. Nos interesa que se vincule a la familia y al conocimiento del entorno.

Personalmente, ¿cómo entiendes el deporte? En estos momentos de mi vida, me está cambiando la perspectiva. Creo que hay momentos para todo. He sido muy machaca, he entrenado mucho y me encanta competir. Me encuentro en un momento de mi vida en que quiero seguir compitiendo y rindiendo al 100% pero no tengo el tiempo de que disponía en el pasado. Estoy en un dilema: quiero disfrutar del deporte y a la vez quiero seguir entrenando duro. Un equilibrio difícil que busco pero que por ahora no he encontrado.

Un regreso al pasado. Tus inicios. Fue a los siete años. Me llevaron a un cross y vieron que tenía cualidades. Ingresé en el Centro de Iniciación Técnico-Deportiva de Penyeta Roja de Castellón. Los tres cursos que estuve allí los pasé entrenando y doblando mañana y tarde. He sido atleta toda la vida: he llegado a ser subcampeona de España de 1.500 metros, he participado en un campeonato del Mundo de Cross, campeona de España de obstáculos. He sido atleta hasta los 22 años. Cuando abandoné los 3.000 obstáculos, empecé con el triatlón y a correr por montaña.

¿Cómo se pasa del atletismo tradicional a la montaña? No sé porqué pasé de una disciplina a otra. No lo sé, porque no vengo de una familia de montaña. A los 23 años, empecé a descubrir el entorno. Corría sola por los caminos de los alrededores de Catellón. A los 34 años fuiste madre. ¿Cómo encajas la maternidad con el deporte de rendimiento? Es un equilibrio difícil porque de golpe dispones de mucho menos tiempo. Una situación que no resulta cómoda por las contradicciones implícitas que conlleva.

¿Qué carrera te ha dejado el mejor recuerdo? De la MiM, absolutamente. Es la carrera de casa. La hice en 2011 en 6h31. Quería batir el récord, pero tuve que levantar el pie porque si no me hubiese fundido.

¿Y de cuál conservas el peor recuerdo? Del Campeonato de España de 2018. Estaba muy fuerte pero abandoné porque la mente me jugó una mala pasada y se me cruzaron los cables.

“Apoyo el trail desde las escuelas de atletismo porque es donde se encuentra la base”

¿Cómo percibes el futuro del trail? Me está gustando tal como lo presenta la RFEA. Está claro que se ha puesto las pilas por el auge de este deporte y las oportunidades económicas que abren las licencias. Asisto a las reuniones de la Comisión de Menores y si conseguimos que se implante el trail para los más pequeños, sí que podremos tener un futuro en el ámbito olímpico. Siento decirlo, pero la RFEA es una federación que tiene más fuerza que la FEDME y que va a tener más sensibilidad para formar a la base.

¿Cómo auguras el panorama futuro del trail infantil y de las escuelas especializadas? El trail crecerá a partir de las escuelas de atletismo. Apoyo el trail en menores desde las escuelas de atletismo porque es donde se encuentra la base.

¿Y tu futuro en este escenario? Me veo más en las carreras de trail de la RFEA porque son más atléticas y más cortas. Me gusta correr, no me gusta andar como sucede en muchas de montaña. Y no es que no me guste caminar, que me encanta, pero cuando voy a correr, me gusta correr y meterme todo el fuego posible.

Da la sensación de que está habiendo una deriva hacia recorridos más atléticos. Incluso los entrenamientos se están aproximando al atletismo... No sé si está cambiando, porque vengo del atletismo y siempre he entrenado a partir de las pautas del atletismo. De hecho, siempre hago ver a la gente que entreno que si quieren caminar que vayan a caminar, pero correr es otra cosa. Las carreras de alta montaña están muy bien para quien quiere ir a la montaña con seguridad y descubrir sus parajes, pero a mí la alta montaña no hace falta que me la enseñe nadie, ya voy yo por mi cuenta. Lo bueno que han hecho las carreras ha sido acercar la montaña a la gente de a pie.

Un libro: Cualquier título de Isabel Allende

Una película: Leyendas de pasión , de Edward Zwick

Música: Rozalén y Extremoduro, entre tantos

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