5 minute read
GR10-XTREM
from Revista TRAIL n.89
DE ESPALDAS AL MAR
Advertisement
VIAJE A TIERRAS INTERIORES
Texto y fotografía: Eliseu T. Climent
Después de dos años de ausencia, el pasado 11 de enero tuvo lugar la GR10-Xtrem. Esperada por muchos y una referencia en estas tierras, con 93 kilómetros y 3.600 metros de ascenso, esta ultra recorre la parte valenciana del Sendero de Gran Recorrido GR10, que une la localidad de Puçol (Valencia) con Lisboa.
El mar aparece como un hito recurrente en la mente de todo viajero. Alcanzarlo significa haber llegado al final del trayecto. El mar es frontera, límite líquido de la tierra, finis terrae en milenario latín. Al mar hay que darle la espalda, así lo dicta la GR10-Xtrem, que inicia su andadura cerca de la costa valenciana para adentrarse en las montañas de esta comunidad. El exigente trazado, de 93 kilómetros y más de 3.600 metros positivos, sigue el sendero de Gran Recorrido GR10 desde su inicio en Puçol, a 25 metros de altitud, hasta el pequeño pueblo de Andilla, a 895 metros sobre el nivel del mar, situado en la sierra
48 del mismo nombre. Entre un punto y otro, se suceden de manera persistente toboganes que dibujan un perfil de sierra siempre ascendente. Y continuas mutaciones en el paisaje con primeras elevaciones rocosas cerca de la costa hasta peladas montañas interiores, ásperas y abruptas, que advierten que nos encontramos a un tiro de piedra de Teruel. No podremos olvidar por el camino el todopoderoso bosque mediterráneo de pino blanco. Al cambio de fisionomía lo acompaña un abanico térmico que asegura contraste y rigor, a medida que el corredor se adentra en las entrañas del monte valenciano. A las frías y ventosas primeras horas, todavía noctur
La canal del Garbí es la sección técnica de la carrera.
Bosques de pino blanco pueblan la primera parte de la carrera.
nas, sucedió un sol que templaba el ambiente y hacía agradable correr ligero de ropa, hasta finalizar la jornada con una caída aguda del termómetro en la sierra de la Bellida, punto culminante de la carrera, y Andilla. No en balde, el club CxM, organizador de la prueba, obligaba a cargar con una muda larga de pies a cabeza. El paisaje humano, por su parte, mantiene en todo momento una sincronía con la densidad del elemento vegetal: al bosque mediterráneo de los primeros kilómetros corresponden urbanizaciones de segundas residencias y pueblos activos que se diluyen hasta desaprecer según el corredor avanza y alcanza la desolación y el despoblamiento de la zona interior, donde bancales, cañadas y corrales se mantienen como testimonios de un pasado vivo.Una realidad inerte, solo animada por la presencia efímera y colorida de los corredores.
50 El oleaje de la sierra Calderona Volvamos al inicio de la carrera. Puçol es uno de los núcleos principales de la Huerta de Valencia. Puçol es, también, puerta de entrada a la sierra Calderona y al parque natural que la protege. El extremo meridional de estas montañas se asemeja a un oleaje petrificado con paredes orientadas a levante y suavemente onduladas por su vertiente occidental. Es por ello que en los primeros kilómetros de la carrera la Calderona plantea la dificultad técnica de la jornada: el ascenso por la canal del Garbí, una apertura en la roca, vertical y equipada con cadenas, que se encarga de aportar el toque vertiginoso. A partir de este punto, los toboganes y cortas subidas sentencian a muerte a quien busca encadenarlas corriendo, excepto a los primeros, como Juan María Jiménez, habitual de la prueba y vencedor de esta edición (9h37:46). El pueblo de Gátova marca el meridiano de la carre-
Las zonas de interior presentan un paisaje austero de piedra y vegetación arbustiva.
ra. “A partir de Gátova, la carrera se vuelve más corredora; la verdadera dificultad se encuentra en los kilómetros anteriores, aunque en la segunda parte hay que aguantar el tipo”, comenta Juanma Jiménez, buen conocedor de la prueba y vencedor de esta edición con un tiempo de 9h37:46. Gátova es el acceso a la geografía despoblada, con pueblos mínimos y un paisaje austero. La piedra y la vegetación baja se adueñan de la montaña. Como muestra, la sierra de la Bellida. Finalmente, Andilla, punto final de este viaje. Para ser exactos, La Pobleta, una pedanía situada a poco más de un kilómetro, con patrimonio medieval todavía en pie, como la Cruz de Horca. La GR10-Xtrem acaba aquí, pero la mente sigue. ¿Qué habrá más allá de este pueblo? ¿Qué deparará el GR10 en su viaje hacia Portugal? La respuesta invita a la exploración.
UNA CARRERA AUTENTICA
La GR10-Xtrem posee una filosofía que ha ido desapareciendo en el trail en pos del excesivo marcaje y comodidad de un corredor cada vez menos montañero. La GR10-Xtrem es de las que atraen: hay que llevar el track cargado en el GPS o en el móvil, y el balizaje consiste en las marcas del GR10, que para algo están. Algunas, mínimas, cintas reutilizables guían al corredor cuando el recorrido abandona ocasionalmente el GR. En los 93 kilómetros —sólo existe esta distancia—, tampoco hay base de vida ni posibilidad de mandar una bolsa con material de recambio. El participante, si no dispone de asistencia, deberá cargar con lo que necesite, hecho que obliga a un cierto minimalismo. Así es la GR10-Xtrem, una carrera auténtica, de las que ya no quedan y que esperemos que se manten ga fiel a sus principios.