6 minute read

II.- Encuentro cercano (para cine

II Encuentro Cercano

El viento acaricia suavemente los trigales en el campo dorado, abierto e interminable de Kentucky, el sol destella sus rojizos y lánguidos rayos finales. Es el fin de la jornada. De entre las espigas, en el horizonte van emergiendo torsos desnudos, torsos mestizos y tostados; bañados en sudor, el sudor del jornalero que suspende su cotidiano trajinar con una sonrisa, suspende la mirada en el horizonte y vuelve a sonreír por la remesa que habrá de viajar hasta el otro lado del río para poder pintar en el rostro de su distante familia la misma sonrisa que se quedó varada allá; existen relatos cotidianos donde el tercer mundo trabaja para el primer mundo, ese es el orden establecido. Cuando el jornalero llega a su covacha o símil de casa, cena cómo si fuera la última vez, devora cada bocado y limpia el plato una y otra vez, asegurándose de que nada se desperdicie, que todo se optimice. Ésta realidad se repite una y otra vez, en donde unos explotan a otros, es tan sólo el resultado social de nuestra naturaleza humana. La naturalidad humana está basada en la dominación y no en las pulsiones como se dijo antes. Los bebés atraen la atención con el llanto y pueden esclavizar a sus padres; como varios estudios han demostrado, la existencia del niño tirano, que a muy temprana edad experimenta el sentido de control sobre la voluntad de otros. Los adolescentes en su aislamiento y explotación del sistema de pares, también establecen sus relaciones sobre la base de los que mandan y los que obedecen, los que dirigen y los que los siguen y así, todos encuentran un sitio en la cadena alimenticia del ecosistema humano llamado sociedad. De igual manera, los pueblos, comunidades y países, se organizan de acuerdo a sus coordenadas de tiempo y espacio, es decir, de su cultura, pero al final del día, comparten un rasgo en común, que consiste en delegarse unos a otros la responsabilidad de decidir los destinos del colectivo; un colectivo o agregado de individuos que según el contexto, puede ser más dócil o combativo, pero sin salirse del esquema de dominación. Los humanos contratan o aceptan que unos pocos decidan el destino de muchos. Desde las sociedades primitivas hasta las más sofisticadas, asumen las figuras de gobernantes y gobernados; eso es porque constituye un mecanismo de defensa y sobrevivencia colectiva para con el entorno. Nadie puede tener techo, comida o ropa, sin orden social establecido; en la anarquía que no ha podido mostrarse en praxis real, seríamos presa fácil del frío, el hambre o incluso, de otras especies o desastres naturales. Al igual que los bancos o manchas de peces que se camuflan en su entidad colectiva para no poder ser enfocados por el ojo del depredador. Es curioso que en la evolución de las especies, el humano tenga un crecimiento exponencial acelerado de su inteligencia, mientras el resto de las especies permanecen estáticas; es más, morfofuncionalmente es ridículo creer que nuestros cuerpos hayan mutado irguiéndose en tan pocos miles de años mientras el resto de las especies permanecen estáticas.

Advertisement

El lenguaje ha evolucionado 4 mil veces más que el de cualquier especie terrestre o marina, lo cual es evidentemente atípico, por decir lo menos. Estaba en esa reflexión cuando de entre los trigales vacíos percibí un movimiento, al parecer de un niño corriendo,

-Inferí- de forma inmediata.Me acerqué curioso y preocupado, pues seguramente habría perdido a su madre. Al llegar a un par de metros de distancia, volvió a correr campo adentro, lo seguí trotando unos metros y al final se detuvo, cayó al suelo, me abrí visibilidad entre los trigales con los brazos tratando de ayudarle. Sin embargo, no era un infante, en el suelo yacía un humanoide de aproximadamente 33 centímetros de altura de color azul turquesa, respiraba con dificultades, su pelaje sucio le cubría todo el cuerpo. Sin dudarlo, me quite la camisa, lo envolví cual bebé y regresé a mi cabaña. Durante toda la noche lo limpié y le di unos sorbos de agua fresca, seguía respirando. Al pasar los días, poco a poco se fue recuperando, decidí llamarle Lucas porque en las noches su color se tornaba negro como la noche; los días nos permitieron establecer un lazo elemental de comunicación y confianza a través de los alimentos, comía de todo, por cierto. Inadvertidamente pudimos entablar comunicación, primero gesticular, luego mímica y finalmente hablamos en inglés chicano. Lucas me contó que estaba perdido, que había escapado de una reserva donde están todos sus camaradas capturados y vigilados por el humano. Inmediatamente pensé que este espécimen se habría fugado del Área 54 y se trataba de un marciano; le cuestione sobre su origen, ¿de qué galaxia eres o qué pedo contigo?, dije yo.

Lucas me miró fijamente a los ojos con su mirada brillante de reptil inteligente y me dijo:

-Verás, nosotros somos seres pensantes, habitamos la tierra hace más de 10 mil millones de años y somos parte del entorno de este planeta, somos descendientes de los reptiles y nuestra evolución había sido armónica con el resto de las especies de animales y plantas. Sin embargo, hace unos 2.5 millones de años, la aparición del género Homo, se toma como punto de inicio para el Paleolítico o Edad de Piedra y luego el Homo Erectus, logrará expandirse por todo Eurasia hasta llegar al Homo Sapiens. Pero debes de saber que ustedes no aparecieron de forma espontánea, llegaron en naves espaciales provenientes de un planeta que ustedes mismos destruyeron. Ustedes trajeron el concepto de dominación a la tierra en donde unos pocos controlan y explotan a unos muchos, son 7 familias o clanes las que gobiernan la Tierra y el resto son esclavizados con tareas intrascendentes a lo que denominan “trabajo”.

Cuando aterrizaron construyeron grandes pirámides como plataformas de lanzamiento y se repartieron los territorios. En su afán por acumular lo que ustedes llaman “riquezas” han destruido miles de ecosistemas y acelerado la extinción de muchas especies, a nosotros nos exterminaron y a unos pocos nos tienen en una reserva natural en el desierto de Nuevo México, para estudiarnos y reproducirnos sólo como objetos de estudio, al igual que a otras criaturas. Yo logré escapar por un túnel que hemos cavado durante generaciones y ahora que estoy afuera no conozco nada, todo es extraño y artificial. Me cuesta trabajo respirar.

Luego de más de cuatro horas de escuchar esta narración extraordinaria, escuché helicópteros que sobrevolaban los campos, como buscando al fugitivo. Por ello decidí acondicionarle un espacio en el sótano de mi cabaña en caso de que vinieran a buscarlo. Así pasaron un par de años, y fue como me enteré que todo en esta realidad es mentira: simplemente nosotros somos los invasores en este planeta y eso explica todo, incluso las dudas filosóficas, físicas y teológicas más rebuscadas. Esta mañana Lucas murió en la cama que le había habilitado en mi sótano y enterré sus restos entre los trigales; hoy decidí integrar un grupo armado para tomar por asalto el Área 54 y liberar a los habitantes originarios de ésta tierra.

This article is from: