26 MDPFF Diario del Festival 13/11

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Domingo 13 de noviembre de 2011

¡Adiós, amigos! Nº

Alerta, coleccionistas: último daily de nuestro 26º Festival. Alerta, cinéfilos: última oportunidad para saber, ver y aprender quiénes ganaron esta edición. Vayan entonces, sean y vean cine. ¡Será hasta la próxima!

Además: Inspiraciones - Cine para Todos Flashes del Festival - Crimen en París Berlanga - The Movie Orgy - Las reglas del documental - José Martínez Suárez


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Flashes del Festival

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Premios oficiales

Competencia Oficial Internacional Astor de Oro a la Mejor Película: Abrir puertas y ventanas, de Milagros Mumenthaler Premio Especial: Tyrannosaur, de Paddy Considine Astor de Plata al Mejor Director: Milagros Mumenthaler, por Abrir puertas y ventanas

Astor de Plata al Mejor Guión: Tyrannosaur, de Paddy Considine Astor de Plata al Mejor Actor: Olivier Gourmet, por L’Exercice de l’État Astor de Plata a la Mejor Actriz: Joslyn Jensen, por Without

Competencia Oficial Latinoamericana

Competencia Oficial Argentina

WIP (Work in Progress)

Premio Ventana Sur al Mejor Largometraje Latinoamericano: Las malas intenciones, de Rosario García-Montero

Premio Cinecolor-Kodak al Mejor

Premio Cinecolor-Kodak: Los quiero a todos, de Luciano Quilici (título provisorio)

Premio La Haya al Mejor

Mención Especial: Mujer lobo, de Tamae Garateguy

Menciones Especiales: Girimunho, de Helvécio Marins Jr. y Clarissa Campolina y El lugar más pequeño, de Tatiana Huezo Sánchez

Largometraje Argentino: Diablo, de Nicanor Loreti

Cortometraje Argentino: Lo que haría, de Natural Arpajou

Mejor Cortometraje: L, de Thais Fujinaga

todos los

premios Premios no oficiales

Premio MOVIECITY Mejor Película Argentina en Competencia: Dulce de leche, de Mariano Galperin

Premio ACCA Mejor Película de la Competencia Internacional: Tyrannosaur, de Paddy Considine

Premio FIPRESCI Mejor Largometraje de la Competencia Latinoamericana: El lugar más pequeño, de Tatiana Huezo Sánchez

Premio SIGNIS Mejor Película de la Competencia Internacional: El premio, de Paula Markovitch

Mención Especial: Tyrannosaur, de Paddy Considine


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Inspiraciones

Crimen en París (Henri-Georges Clouzot)

por el Licenciado Frank Booth

por Luc Sante

Nadie tan grande como Berlanga por Álex de la Iglesia

Maratones de despedida, opción 1: cinco películas de Berlanga de corrido. ¿Quién se anima a entrar al Paseo 2 al mediodía y salir a la medianoche? El director de El día de la bestia y La comunidad, como podrán leer acá abajo, estaría encantado.

Melancolía

“Y en el final, el amor que recibís equivale al amor que brindás”, decían los fabulosos cuatro (y no me hagan explicar de quiénes estoy hablando, che). Y bue, llegamos al final de otro festival y estos son los momentos en los que me pongo así de cursi y reflexivo –y además es lo único que se me ocurrió para empezar mi última columna, con la lengua afuera y la panza cinéfila repleta de alegrías de todo tipo. Pero que no decaiga, porque hoy nos queda un día laaargo y hay que aprovecharlo. Es la hora del balance personal, y cada uno de ustedes seguramente tendrá su propio ranking de lo mejor que pasó por delante de sus ojos cansados, como también un último recorrido para llevar adelante. Pero también están los que llegaron tarde, y pretenden recuperar terreno perdido, y ver aquello que se les pasó de largo. Para eso, una estrategia como recomendación: instalarse en las salas en las que desfilarán las ganadoras de todas las competencias (sí, sí, locos lindos, ahí donde en la grilla dice grandote “PELÍCULA PREMIADA”) para irse a dormir con cara de banana sabiendo que acabamos de ver lo mejor de los mejor de las competencias. Y si con esto no alcanzara, quedan títulos de esos que si se nos pasan nos vamos a querer atragantar con medialunas de la Boston hasta que Joe Dante filme otra película (aah, qué placer The Hole… si no la vieron se embroman). Y ahí tienen para el último aliento: clásicos que son puro placer como los de Berlanga, Renoir y Tati; las últimas emociones fuertes de la mano de Bellflower y Beyond the Black Rainbow; los mundos hipnóticos de Inni y Melancholia… Busquen, que el que busca en la grilla encuentra. Hay de todo para despedirse a lo grande. Y sí, ya fue; contagiados por el espíritu joedantesco y chuckjonesero podemos decir a coro: “Esto es to-todo, amigos”.

Crimen en París es nominalmente un policier –un policial no sobre algún misterio a resolver sino sobre los procedimientos de la investigación–; su título original (Quai des Orfèvres es el equivalente parisino de Scotland Yard) así lo anuncia. Pero título y género son pistas falsas: maleza. Seguro, hay un crimen en el centro del film, pero ese crimen es la infidelidad, y en su contexto el asesinato es algo así como una ocurrencia tardía. Maurice Martineau (Bernard Blier) fue un alumno modelo en el conservatorio, con un futuro brillante, pero tiró todo a la basura cuando conoció a la bomba sexy Jenny Lamour (Suzy Delair). Hacen una extraña pareja: él melancólico, atormentado, poco atractivo casi de forma violenta; ella deliciosa como un trozo de cheesecake caminante. También está su vecina del piso de abajo, la fotógrafa lesbiana Dora (Simone Renant), que es linda, elegante, moderadamente honrada, prudente e infeliz. Jenny ama de verdad a Maurice, pero es ambiciosa, y no tiene reparos en usar sus atributos naturales para alcanzar la fama. También es lo bastante inocente como para aceptar las promesas del rico y lascivo jorobado Brignon (la leyenda del teatro parisino Charles Dullin en su última actuación). De manera casi inevitable, Brignon resulta asesinado la noche en que tenía una cita clandestina con Jenny. Maurice, que antes ha amenazado a Brignon delante de testigos, encuentra el cadáver, y la sumisa Dora limpia la escena del crimen de huellas digitales. Jenny, por su parte, alega que estaba a millas de allí, visitando a su abuela enferma (quien insiste con que “¡los voy a enterrar a todos!”). El caso queda en manos del detective Antoine (el gran Louis

Jouvet). Y pronto los tres sospechosos están siendo interrogados, nada menos que en la noche de Navidad. No por nada la crítica citó a Balzac cuando el film se estrenó en Francia. Crimen en París descubre a la vista mundos enteros, complejos y abigarrados. El universo del entretenimiento popular se despliega minuciosamente, desde el frío detrás de escena de los tugurios (es invierno, justo después de la guerra, y todos usan sus abrigos en interiores a lo largo de la película) al embriagador ascenso a la fama, a través de un montaje alucinado que sigue el nacimiento del hit de Jenny, “Avec son tra-la-la”. El nivel de detalle es asombroso, pero nunca se parece a una exposición: se desliza en un flujo líquido suave, movido por el drama y por una cámara incansablemente curiosa. Considerando tanto su pretensión como su cinismo, el aspecto más sorprendente de Crimen en París es su ternura hacia todos los personajes, un amor no sentimental nacido de la comprensión y la compasión. Tomen, por ejemplo, al personaje de Jouvet, el curtido detective Antoine, a quien un crítico contemporáneo describió como “un funcionario del Bien, así como los grises criminales a los que combate sin pasión se ven como empleados irresponsables del Mal.” El cinismo de Antoine, un reflejo desarrollado como forma de autoprotección que casi oculta del todo a su personalidad, es emblemático de la película. Crimen en París, que acepta y adopta al mundo mientras simula despreciarlo, es tan rica y profunda y astuta y fecunda como una novela clásica de 400 páginas, y exige ser vista una y otra y otra vez. HOY, 17:30, AMB 2

Me despierta un número largo, de esos que te dan miedo. Me dan miedo porque sé qué significa. Sé que cuando aparece un número muy largo en mi móvil me llaman de una televisión o una radio, y cuando las llamadas se suceden unas tras otras, es que algo terrible ha ocurrido. “¿Qué puedes decirme de la muerte de Luis García Berlanga?” La noticia suena como un disparo en mis oídos. “Algo rápido, dos frases.” Es para las noticias. La crueldad suele ser muy sincera. Pensar algo con sentido, resumir una vida en dos frases. Surgen en mi cabeza todos los momentos personales vividos junto al Maestro, con mayúscula, y se me hace un nudo en la garganta. En fracciones de segundo, pasan delante de mis ojos imágenes de sus películas, de su obra inabarcable. ¿Me están pidiendo de verdad que resuma a Berlanga en dos frases? ¿Es una broma? ¿Cómo les explico que Berlanga es más importante para mí que Dreyer, que Ford? ¿Cómo les explico que Plácido cambió mi vida? ¿Cómo me puedo acercar, tan sólo aproximar a una idea que refleje la tormenta de imágenes y sentimientos que me están haciendo llorar? “¿Cómo era? Decían que era peculiar.” ¿Peculiar? No puedo evitar ofenderme. “Por favor, ¿puedes elegir otra palabra mejor que peculiar, a la hora de elaborar tu pregunta?” Berlanga metió un puño en mi corazón y lo arrancó de cuajo, mientras, con la otra mano, me hacía burla. Y yo me reía, y lloraba, en el cineclub de la Universidad, y no sabía que esa película, Plácido, me acompañaría en sueños toda la vida. Los rostros de sus actores, José Luis López Vázquez, Manuel Alexandre y tantos otros, serían mi familia para siempre.

Berlanga y Buñuel son el alma de un país cruel que trata a sus genios de peculiares, el corazón sangriento y negro de un país ingrato que nunca aprenderá a amar a sus hijos lo suficiente, a devolverles con reconocimiento el valor incalculable de su aportación artística. Berlanga supo amar y odiar y reír y rodar con la fuerza asombrosa de un hombre libre, pese a la dictadura, a la intransigencia y la supuesta inteligencia de algunos. Berlanga se encuentra en el Olimpo de los grandes, no de este país, del mundo entero. La mejor película que se ha rodado nunca, El verdugo, define los límites del discurso acerca de la condición humana y lo hace con el lenguaje de los Dioses, con la Divina comedia, con el ácido corrosivo de la sonrisa demoníaca y tierna. Nos devuelve la verdad más negra con un abrazo, el negro corazón que nos fue arrebatado se nos entrega envuelto en cariño y ternura. Nadie en la historia del cine ha llegado tan lejos en talento y tan cerca de nuestras almas malheridas. Buñuel es el único que puede mirarle de frente a frente. Nadie tan grande como Berlanga.

Plácido HOY, 13:00, PAS 2 La escopeta nacional HOY, 15:00, PAS 2 La vaquilla HOY, 17:30, PAS 2 Grandeur nature HOY, 19:45, PAS 2 ¡Vivan los novios! HOY, 22:00, PAS 2


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La invención del zapping

Las reglas del juego

Maratones de despedida, opción 2: casi cuatro horitas y media con Joe Dante. No literalmente, claro: se proyecta por última vez (como todo lo que pasa hoy en el Festival, ay) la “versión corta” de la primera película del padre de los Gremlins, un ¿collage? ¿manifiesto? ¿carta de amor a la clase B? ¿montaña rusa cinematográfica / televisiva? Todo eso junto, y algunas cosas más.

O el cine documental según Kossakovsky: realizador de ¡Vivan las antípodas!, película que no sólo integra la Competencia Internacional sino que también inauguró el Festival –y que él mismo describió como “un poema sobre un mundo multipolar”–, el ruso Victor Kossakovsky escribió este manual cinematográfico de bolsillo de 10 simples reglas que reproducimos a continuación, para todas aquellas personas que no puedan vivir sin filmar.

1. No filme, si usted puede vivir sin filmar.

En la Charla con Maestros del jueves pasado Joe Dante recordó, entre otras anécdotas de su paso de la clase B a los estudios de Hollywood, el mal trago que significó para él la producción de Los exploradores, su primer film después del éxito de Gremlins. Básicamente, que la Paramount, que se encontraba en un período de transición, le quitó la película de las manos y lo forzó a estrenarla sin haberla terminado. Pero lo que importa hoy no es tanto aquella frustrante experiencia –que marcó en parte el comienzo del fin de un tipo de cine– como un detalle argumental y conceptual de ese film trunco e insuficientemente recordado. Los exploradores estaba protagonizada por tres nenes que construían su propia nave espacial y entraban en contacto con una nave extraterrestre tripulada por unos grotescos y caricaturescos bicharracos verdes, cuyo conocimiento sobre el planeta Tierra, la raza humana y su cultura proviene de la televisión. Y en consecuencia, se comunican a través de una suerte de channel surfing neurótico de citas y referencias catódicas, un zapping de fragmentos de programas y películas que parecen apretujar buena parte de la cultura pop del siglo XX. De algún modo, todo eso que saben de nosotros podrían perfectamente haberlo aprendido de The Movie Orgy, el extraordinario engendro que fue la primera película dirigida por Joe Dante y que –oportunidad única– hoy puede verse en este festival por última vez.

Entre otras cosas, en ese frankensteiniano monstruo que es The Movie Orgy puede escucharse “Here I come to save the daaaaay”, en la voz grave y valerosa de la presentación de Mighty Mouse, el Súper Ratón para los muchachos. Entre muchas otras cosas, porque se trata de más de cuatro horas compuestas por materiales que Dante tomó prestados, por supuesto (no tenía los derechos): pedazos de películas y de programas televisivos, publicidades increíbles verdaderas y falsas, etcétera, todo montado en un estilo de edición crudo, como él mismo lo definió, al corte, corte, y corte. Durante un largo tiempo, The Movie Orgy fue exhibida en un circuito itinerante de campus universitarios, donde se encontraba acaso el público mejor dispuesto para enfrentar los fragmentos más políticos del dantesco popurrí: Richard Nixon haciendo su declaración de bienes, un newsreel sobre un simulacro de evacuación ante la posibilidad de un ataque aéreo sobre Nueva York, anuncios de reclutamiento para el ejército o para la venta de bonos de guerra. Todos temas que resuenan con fuerza, en particular si se tiene en cuenta que la película apelaba a una audiencia particularmente sensible tras los eventos de Chicago, y la represión policial desatada contra los manifestantes convocados para la Convención Demócrata de 1968. Y sin embargooooooo, la convencida y militante vocación política de The Movie Orgy no se presenta de modo solemne ni le resta humor ni alegría a esta orgía de cine, ya

2. No filme si quiere decir algo: sólo dígalo o escríbalo. Filme sólo si quiere mostrar algo, o si desea que la gente vea algo. Esto afecta tanto a la película en su conjunto y a cada plano dentro de la película. 3. No filme, si ya sabía lo que quería decir antes de filmar, eso sólo lo convertirá en un profesor. No trate de salvar al mundo. No trate de cambiar el mundo. Es mejor que su película lo cambie a usted. Descubra el mundo y descúbrase a usted mismo mientras filma. 4. No filme algo que usted odie. O algo que usted ame. Filme cuando usted no esté seguro de si lo que siente es amor u odio. Las dudas son cruciales para hacer arte. Filme cuando usted odie y ame al mismo tiempo.

5. Usted necesita su cerebro antes y después de filmar, no lo use durante la filmación, sólo use su instinto e intuición.

que se trata esencialmente de una gozosa recuperación, algo nostálgica, esencialmente camp (eran los años de las Notas sobre lo camp, de Susan Sontag, también presente en espíritu, por así decirlo, en Gremlins 2) y totalmente afectuosa del cine y la televisión que formatearon las cabezas de toda una generación. En ese sentido, The Movie Orgy es también una excelente oportunidad para ver (o rever), cortadas en cien pedazos, bizarras maravillas como El ataque de la mujer gigante y Speed Crazy, con uno de los protagonistas más cretinos del cine de los ‘50, y seguro que uno de los inesperadamente memorables de este fes-

tival: el infame Nick Barrow, malviviente y abusador. Y hay muchas cosas más (Rin Tin Tin, Lassie, El llanero solitario), pero la verdad es que alcanzaría con una sola: el fragmento de un programa de concursos y variedades conducido por Groucho Marx. Cuando The Movie Orgy llega a su fin, la cabeza nos da vueltas y el mundo cotidiano –el del consumo, el de la política, la guerra, la televisión– nos parece tan raro y lejano como si acabáramos de llegar de otro planeta.

The Movie Orgy HOY, 14:00, PAS 1

6. Trate de no obligar a las personas a repetir una acción o dicho. La vida es irrepetible e impredecible. Espere, observe, sienta que tiene que estar dispuesto a través de su propia forma de filmar. Recuerde que las mejores películas son las irrepetibles. Recuerde que las mejores películas están basadas en planos irrepetibles. Recuerde que los mejores planos capturan esos momentos irrepetibles de la vida con un irrepetible modo de filmación.

7. Los planos son la base del cine. Recuerde que el cine fue inventado como un único plano; el documental, por cierto, carecía de una historia o bien esa historia se contó justo en ese plano. Primero que todo, estos planos deben proporcionar a los espectadores esas nuevas impresiones que usted nunca tuvo antes.

8. La historia es importante para el documental, pero la percepción es aún más importante. Piense, en primer lugar, qué sienten los espectadores mientras ven sus planos. Entonces, se forma una estructura dramática de su film que puede cambiar lo que el espectador siente. 9. El documental es el único arte donde cada elemento estético casi siempre tiene aspectos éticos y cada aspecto ético se puede utilizar estéticamente. Trate de seguir siendo humano, especialmente en el montaje. Quizás la gente buena no debería hacer documentales. 10. No siga mis reglas. Encuentre su propio reglamento. Siempre hay algo que sólo usted puede filmar y nadie más.


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CINE PARA TODOS HOY (desde las 20:00) Cortometraje de Charles Chaplin: Carlitos tramposo Cortometraje del director marplatense Julio Lascano: Animal luminoso Largometraje: El hombre quieto Estados Unidos, 1952, 129’ D: John Ford G: Frank S. Nugent, John Ford F: Winton C. Hoch & Archie Stout M: Victor Young I: John Wayne, Maureen O’Hara, Barry Fitzgerald, Ward Bond, Victor McLaglen Entre las muchas cosas que se terminan hoy, está el ciclo Cine y Música para Todos, que con la coordinación de nuestro compañero Marcelo Gobello y de Machaco Vallejo reunió durante toda la semana (desafiando al inestable clima que tuvimos, enorme mérito en sí mismo) a un gran número de espectadores en la Plaza San Martín. Además de disfrutar de la veintena de bandas, solistas y djs que se presentaron allí y en el Punto Cine del Teatro Auditorium, el público tuvo la oportunidad de reencon-

trarse, en pantalla gigante, con clásicos como El salario del miedo de Clouzot y Los inútiles de Fellini. Pero eso no fue todo porque, rescatando el espíritu de las sesiones de los viejos cines de barrio, la programación incluyó cada día un cortometraje del genial Charles Chaplin y otro –en el marco de la sección Mar del Plata en Cortos– seleccionado entre lo mejor de la producción local. Y hasta hubo espacio para un estreno exclusivo, el miércoles, con el documental Tango en el Tasso, de Acho Estol. ¡Que se repita!

Lejos del western clásico que lo caracterizara, John Ford plasmó una de sus más imperecederas y divertidas obras maestras en este singular fresco de un pueblo irlandés, en el que la dupla Wayne y McLaglen se sacan (literalmente) chispas durante todo el film. La magia de Innisfree –el mágico pueblo ideal concebido por Ford de una Irlanda utópica– es tal vez la creación más entrañable y añorada de un lugar que jamás se haya hecho en la historia del cine. Cuarto y último Oscar de John

Ford. Rodada en Irlanda, se basa en el relato breve “Green Rushes”, de Maurice Walsh, publicado en 1933 en el Saturday Evening Post. Obtuvo 7 nominaciones a los Oscar y ganó 2: Mejor Director y Mejor Fotografía. Fuera del circuito de los grandes estudios, fue producida por Merian C. Cooper, G.B. Forbes y John Ford. Se estrenó el 14 de agosto de 1952. La acción tiene lugar en Innisfree, queda dicho, alrededor de 1933. Narra la historia de Sean Thornton (John Wayne), antiguo boxeador que

regresa a la tierra de sus antepasados. Conoce a Mary Kate Danaher (Maureen O’Hara), hermana del bravucón “Red” Will (Victor McLaglen). La enemistad entre Sean y Will hará difícil el noviazgo de los enamorados. La pelea entre Thornton y Red Danaher –que atraviesa distintos escenarios interiores y exteriores para regocijo de todo el pueblo y de nosotros los espectadores– es una de las más recordadas de toda la historia del cine. Marcelo Gobello


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PROGRAMACIÓN EN SALAS - DOMINGO 13 13:00 Auditorium PELÍCULA PREMIADA

16:15 Ambassador 3

20:00 Cinema 1

Cortos - Competencia latinoamericana

Bellflower

13:00 Ambassador 1 PELÍCULA PREMIADA

16:30 Ambassador 4

20:00 Paseo 3

Inni

Melancholia

13:00 Cinema 1 PELÍCULA PREMIADA

16:30 Cinema 2

20:15 Ambassador 3

PELÍCULA PREMIADA

Newen Mapuche

13:00 Paseo 2 Plácido

17:00 Colón

20:15 Paseo 4

PELÍCULA PREMIADA

Tata Cedrón, el regreso de Juancito Caminador

13:15 Paseo 3 Courage

17:30 Ambassador 2

20:30 Ambassador 4

Crimen en París

Cortos - Estados altera dos 1

17:30 Paseo 2

20:45 Paseo 1

La vaquilla

Arirang

17:45 Paseo 3

21:00 Colón

A Woman

PELÍCULA PREMIADA

18:00 Cinema 1

21:45 Ambassador 2

Interior/exterior

Los visitantes de la noche

18:00 Paseo 4

22:00 Ambassador 1

Memoria cubana

PELÍCULA PREMIADA

18:15 Ambassador 3

22:00 Auditorium

Cortos - Competencia argentina

PELÍCULA PREMIADA

18:30 Ambassador 4

22:00 Cinema 1

Vikingland

Beyond the Black Rainbow

19:00 Ambassador 1

22:00 Cinema 2

PELÍCULA PREMIADA

PELÍCULA PREMIADA

19:00 Auditorium

22:00 Paseo 2

PELÍCULA PREMIADA

¡Vivan los novios!

19:00 Cinema 2

22:15 Ambassador 3

PELÍCULA PREMIADA

Tuesday

19:00 Colón

22:15 Paseo 3

PELÍCULA PREMIADA

La sociedad del semáforo

16:00 Auditorium PELÍCULA PREMIADA

19:30 Ambassador 2

22:30 Paseo 4

Las vacaciones del Sr. Hulot

Guilty of Romance

16:00 Cinema 1 PELÍCULA PREMIADA

19:45 Paseo 2

23:00 Paseo 2

Grandeur nature

Corman’s World: Exploits of a Hollywood Rebel

13:30 Ambassador 2 Los amantes 14:00 Cinema 2 PELÍCULA PREMIADA 14:00 Paseo 1 The Movie Orgy 14:15 Ambassador 3 Films of Fury: The Kung Fu Movie 14:30 Ambassador 4 Cortos - Estados alterados 2 15:00 Colón PELÍCULA PREMIADA 15:00 Paseo 2 La escopeta nacional 15:15 Paseo 3 Entanglement 15:30 Ambassador 2 La bestia humana 15:30 Paseo 4 75 habitantes, 20 casas, 300 vacas 16:00 Ambassador 1 PELÍCULA PREMIADA

Staff Montse Callao Escalada Juan Manuel Domínguez Marcelo Gobello Pablo Marín Agustín Masaedo Gustavo Sala Sol Santoro

Diseño Cecilia Loidi Gastón Olmos Colaboran hoy Marcelo Alderete Pablo Conde Javier Diz Mariano Kairuz

Producción Comercial Carlos Bronfman Daniel Maraschin Alejandro Solari Producción General Pablo Baldini Impreso en Gráfica Tucumán

MDP x JMS Con las competencias, tributos, homenajes, focos y demás, tratamos de ampliar lo más posible, de modo que el Festival fuera un recuerdo de todo lo ocurrido a través de los últimos años. Ahora va a quedar en el criterio de los periodistas el considerar qué se consiguió de todo lo que tratamos de hacer. Concluyendo con todo éxito su cuarto Festival como presidente, José Martínez Suárez habló con nosotros sobre lo que pasó, lo que sigue pasando y lo que se viene en Mar del Plata. ¿Qué balance puede hacer de esta edición del Festival? Si tengo que considerar cómo fue a través de las manifestaciones de la gente de Mar del Plata, diría que fue excepcional. Hace unos días, una señora que iba en un auto paró en el semáforo, bajó el vidrio del coche y me dijo: ¡qué festival magnífico están haciendo, lo felicito! Cambió la luz y se fue. El hecho de que alguien se detenga y haga eso… ésas son las hermosas caricias que nos da la vida. Se lo agradecí mucho, no sé quién era y posiblemente no la vuelva a ver en mi vida, pero me voy a acordar mucho tiempo de ella. Ahí está un poco la síntesis de lo que estoy sintiendo. Mar del Plata hizo suyo el Festival, que ya no pertenece ni a la provincia, ni a la intendencia, ni al INCAA, sino que es de la gente que lo quiere, lo defiende, lo apoya, se solidariza, da buenas ideas, alabanzas y alguna crítica para ayudar. ¿Qué puede decirnos de la selección de películas de este año? La programación fue muy elogiada, creo que la asociación tripartita entre la municipalidad, la gobernación y nosotros desde el Festival/Instituto, ha sido muy beneficiosa para la organización y la estructura del Festival. El material producido, de las charlas y los libros ha sido muy interesante también. Uno de ellos se hizo en relación a la retrospectiva sobre Berlanga, un regalo magnífico que nos hizo el ICAA español, que tuvo la manifestación tan afectuosa de concedernos las diez copias nuevas, recién hechas, para que fuéramos los primeros en recibirlas fuera de España y exhibirlas. Fue un éxito y no sé de qué manera voy a gestionar un segundo visionado porque hemos agotado localidades en casi todas las funciones.

Es presidente del Festival desde el 2008. ¿Cuál le parece que es el aporte de su gestión? He cumplido casi todas las funciones en cine; menos director de fotografía y maquillador, creo que he hecho todo: productor, camarógrafo, sonidista, ayudante, guionista. Pero mi principal condición es la de ser espectador, así que creo que el fuerte de mis festivales está en la programación. Soy como el maestro mayor de obras que va caminando con un amigo y dice: ese edificio está fuera de escuadra. El amigo no está de acuerdo, y entonces saca una plomada y agrega: dos centímetros. ¿Cómo se dio cuenta?, pregunta el amigo. Hace 80 años que veo edificios, concluye. Y yo hace 80 años que veo películas. ¿Hay alguna similitud entre dirigir un festival y dirigir una película? ¡Sí! Que tanto el día del director de cine como el día del director de festivales duran 25 horas. ¿Le quedan retrospectivas y homenajes pendientes? Por supuesto que sí; quiero hacer una retrospectiva de los estudios británicos Ealing, que dieron 29 comedias inolvidables. También quiero hacer una sobre Simón Feldman, uno de los primeros cineastas independientes, y sobre Fernando Birri. Me interesa mucho una retrospectiva sobre Kurosawa y quiero hacer una selección de John Huston. Es decir, mi imaginación desborda y sé que no voy a alcanzar a cumplir con todo, pero al menos voy a tener la alegría de que varios capítulos van a ser escritos en el futuro. ¿Alguna anécdota que le haya quedado de este Festival? Un día estaba tan cansado que tenía dos horas libres y me acosté. Cuando me levanté me fui a afeitar y dije: ¿cómo es posible que no me haya crecido la barba en la noche? Yo creía que había dormido una noche y había sido sólo un rato al mediodía. Ésas son las 25 horas del día…



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