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En el Pirineo navarro

Martín García Garmendia, historias cercanas

El 14/9/2022 un grupo de ‘otoñales’ montañeros hicimos la salida anual a Pirineos. Tras unos meses de preparación, este año decidimos subir al Petrechema desde Linza y volver por las ‘Foyas del Ingeniero’. Hacía más de treinta años que no subía a esta cima y tampoco conocía el retorno por tan hermoso valle. En la subida tuvimos la suerte de oír varios silbidos de alarma de marmotas, aunque no pudimos verlas. En Pirineos se reintrodujo en 1948 y hoy se censan ya más de diez mil marmotas. Por ello mostramos en el cuadro la foto cedida por Txema Ruiz de Azua.

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La ascensión desde Linza es una subida cómoda y sostenida. Desde allí se observa muy bien la ruta hacia ‘Hiru erregeen mahaia’ por el collado de Esqueste. El motivo de que hayamos puesto en el cuadro esta otra foto de ‘perdiz nival’, aquí con pelaje de verano, se entiende si decimos esto: hace ya más de tres décadas, las veces que subimos a la Mesa por ‘La Solana’, los madrugadores que subían prime - ro, a veces las veían salir volando desde los rellanos altos sin nieve próximos a la cima hacia las zonas de Budoguía. Las pudimos ver allí dos veces y otra en Monte Perdido al subir por Tucarroya, aunque sin poder fotografiarlas. Más tarde, leyendo la obra del biólogo Francisco Purroy, titulada ‘Fauna navarra en peligro de extinción’, vimos que las citaba en la ‘Mesa de los Tres Reyes’ así: «La perdiz nival se encuentra en el único lugar de Navarra con suficientes derrubios pedregrosos y altura apropiada como para ofrecerle un hábitat adecuado». Y, tras cuarenta años, aún se sigue viendo aquí esta bella reliquia con sus pelajes de invierno y verano.

Desde Petrechema las agujas de Ansabere se ven majestuosas y la pedrera hacia el valle de las ‘Foyas del Ingeniero’ mucho más salvaje que la descarnada subida. Grandes derrubios en ambos lados apenas permiten la traza de un inestable sendero de ladera. En las crestas de la derecha cerrando el valle vimos un grupo de sarrios; nada extraordinario, si tenemos en cuenta que los estudios censan ya más de 500 sarrios en esta amplia zona, aunque si lo fue que en cuatro brincos bajaran hasta cruzar el camino y en otros cuatro alcanzaran la cima de otra gran cresta situada a la izquierda del mismo. Sucedió en tan solo diez minutos y hasta dio tiempo a sacar la foto. Un episodio de gran belleza que nos impactó por lo armonioso del lance.

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