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Fin a la saga de los fotógrafos Marín

Fin a la saga de los fotógrafos Marín

Tras casi cien años, el ordiziarra Josetxo Marín es el último de la familia

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Agurtzane Núñez

Desde que la fotografía llegó a Gipuzkoa a finales del siglo XIX, la familia Marín ha estado presente durante casi cien años retratando a la sociedad guipuzcoana. Pascual Marín comenzó la saga en 1920 y su sobrino nieto Josetxo Marín ha sido el último fotógrafo de la familia.

Josetxo Marín durante un evento reciente. ··· Núñez

Núñez

Josetxo heredó la afición y el oficio de su padre, también Josetxo, al que ayudaba desde que era joven. «El aprendió de su tío Pascual, que tenía el estudio en la calle Garibai, de Donostia. Mi padre y mi tío estuvieron con él. Después de la guerra, mi padre se casó y vino a Ordizia, y mi tío estuvo en la calle Pescadería», explica Josetxo Marín.

Durante décadas, su padre junto a su madre Joaquina, regentaron un establecimiento en la calle Urdaneta. «Estaba en un primer piso, y estuvimos hasta 19 de diciembre de 1980 allí. Ya empezaron a cambiar las cosas y era importante tener una tienda, así se abrió la de la calle Mayor».

Con cámaras «de las de fuelle, con placas de 7x10 hasta 18x24» en una época en la que casi nadie tenía una en su casa. «Cuando empecé con unos quince años ayudando a mis padres todavía trabajábamos los domingos a la mañana. Era el momento en el que la gente se arreglaba, y se hacían muchas fotos de estudio», recuerda Marín.

Mientras él y su padre salían a los eventos, su madre era la que ayudaba en el laboratorio. «Teníamos laboratorio propio para revelar en blanco y negro. Comprábamos los ingredientes en polvo y con unas fórmulas hacíamos el revelador, el fijador, etc. Todo se hacía a mano», explica. Josetxo Marín todavía guarda muchos de los negativos y placas con las que trabajaron. «En la calle Urdaneta había mucha humedad, además de las inundaciones, pero tengo mucho material. Si algún vecino me pide algo, aprovecho para ir escaneándolos». Después de toda una vida en fotografía analógica, admite que el salto al digital le costó, «pero en seguida nos amoldamos al nuevo formato».

Durante los primeros años él ayudó a su padre con los eventos. «La verdad es que había muchísimo trabajo, bodas, comuniones, etc.» recuerda. Cuando su padre murió, en 1976, él se quedó al frente de la tienda con veintiún años, con la ayuda de su madre. Ella se jubiló en 1993, y a partir de entonces le ayudó su mujer, Gloria.

Por sus manos han pasado cientos de cámaras, desde las Retinette, Yashica, Roleiflex hasta las Leica o Hassel, y en los últimos años, las digitales. «Cuando salía fuera iba con udna maleta. Llevaba dos juegos de cámaras con sus objetivos y chasis correspondientes». Hoy en día continúa sacando fotos, como fotógrafo del Diario Vasco donde lleva más de cuarenta años colaborando, además de como afición.

Josetxo Marin y su mujer Gloria Galparsoro el día que cerraron la tienda, junto a sus hijos Joseba y Ruth y el nieto mayor Intxuxu.··· Josetxo Marin

Josetxo Marin

Ojos cerrados

En toda su trayectoria, aunque «siempre estaba la incertidumbre de esperar al revelado», siempre ha tenido la seguridad de que las fotos saldrían bien. «Medía la luz, pero con la experiencia más o menos sabía cómo tenías que sacarlo».

Sólo recuerda un momento en el que la cámara no funcionó, y nunca por no tener el rollo puesto: «Fue en una boda. La cortinilla de la cámara se averió y no salieron algunas fotos, salían intercaladas. Por suerte las de la ceremonia salieron bien, y las otras las repetimos otro día en los jardines», recuerda. También ha tenido su momento ‘tierra trágame’, cuando «una vez llegué una hora tarde a una boda. Menos mal que eran conocidos y también conocía al cura, y pudimos hacer las fotos de la misa después».

A parte de eso, recuerda con asombro cómo «una vez tuve que repetir tres veces la sesión de fotos de la comunión a una niña: salía en casi todas las fotos con los ojos cerrados». También ha vivido momentos curiosos, ya que le ha tocado cubrir numerosos eventos de los que recuerda una boda. «Fue a comienzos de la década de los 2000. Hice el reportaje de boda a una pareja en un tren de cercanías que estaba parado en vía muerta en la estación de Zumarraga».

Joaquina Aristimuño y Josetxo Marin.··· Josetxo Marin

Josetxo Marin

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