Estela 1 de La Mojarra “Numerales y cuentas en las muy antiguas civilizaciones de la zona olmeca” Mtro. Ulises Valiente Argüelles y Seminario de Códices, A. C. 2018 La escritura glífica se puede definir como una imagen o conjunto de imágenes que portan sonidos, los sonidos son los típicos de la lengua registrada y deben leerse así ya que su relación es íntima e inseparable, después se pueden traducir a otras lenguas, no antes. Las escrituras que no están basadas en la fórmula europea del alfabeto romano y desligadas de su carácter cultural como el Cuatrochento italiano son las que registraron saber y cultura en nuestro país por al menos cuatro mil años. Muy atrás en el tiempo, documentos con registros de acontecimientos perfectamente indicados, permanecen mudos ante el asombro de nosotros los modernos herederos de estos antiguos testimonios. Es precisamente estas incógnitas y el deseo de saber a través de la lectura que investigadores ya bastante avanzado el siglo XX empezaron a indagar sobre los sistemas de escritura de los llamados genéricamente olmecas. Se denominó olmeca en el siglo XX, a un grupo étnico que vivió en el sureste y sur del país mexicano y, cuyo avance civilizatorio llegó a puntos geográficos muy cerca de la Ciudad de México como el actual estado de Morelos; en formas de pequeñas islas de conocimiento hace más de 1500 años convivieron con otras etnias contemporáneas que usaban su sistema de registro, uno inspirado en el mismo o diferente, por lo que olmeca representa sólo a aquellos individuos que tuvieron una constante en el uso cultural del jaguar, sus rituales y su escritura, que está por definir.
Zona aproximada de la escritura ismeña, dentro de la sombra roja. Otros grupos étnicos contemporáneos a los olmecas aportaron sus procesos de registro de sus aconteceres culturales y se valieron de escrituras con varios diseños y fórmulas hasta ahora desconocidos que dieron lugar a las modernos etnias que todavía habitan tal región, hoy ya muy fragmentada y, que se dejan entrever por las lenguas que todavía se hablan en la región. Tal zona se ha denominado “ismeña” (John Justeson-1986) y denota que variados grupos étnicos (por lo que olmeca es sólo una denominación general de una región que en realidad indica que numerosos grupos y sus escrituras poblaban el área), desarrollaron escritura y matemáticas teniendo una evolución de al menos dos mil años antes de nuestra era; como es de suponer, ya que hay que tener el tiempo para cónclaves, observaciones de fenómenos, correcciones y trasvases de información a otras etnias interesadas en preservar las fórmulas desarrolladas para escribir, por ejemplo los mayas, que son vastamente reconocidos como generadores de registros en muy diversos materiales.
Escritura de la zona ismeña, Bloque del Cascajal, Veracruz. Entre los registros de escritura que dejan ver claramente que la misma en el sureste mexicano es un cambio de estafeta, por supuesto con adecuaciones en la fórmula desarrollada por cada grupo civilizatorio está la Estela 1 de la Mojarra; 2.34 x 1.42 mts., 4 toneladas de peso. ¿Año de generación 159 de N . E.?; encontrada en el río Acula, Municipio de Alvarado, Estado de Veracruz. La Estela presenta dos técnicas de representación de escritura, incisa y en relieve, la primera es para el grupo de glifos de tamaño mediano o pequeño, es decir, los
bloques de texto en forma de cuadrete tanto al frente como al lado y la cuenta larga, así como los tatuajes del personaje. El relieve es para el gran personaje. Este documento pétreo con abundante glífica es testimonio del grado de desarrollo de escrituras en la región pero también del tiempo que tuvo que transcurrir para tal desarrollo.
Vasija maya desenrollada, Número Kerr 2796; Altura 27.3 cms. Diam. 11.5 cms. Se pueden apreciar varios glifos distintivos de las culturas del centro de México que son posteriores. El diseño del bloque de textos es en forma de línea vertical y tiene tres grupos de escritura, dos muy notorios; viendo de frente la estela un bloque con un texto grande o mayor está a la derecha, a la izquierda un texto menor y en el costado derecho otro bloque más que es muy probable que esté perdido para siempre ya que la erosión es muy grande en ésta área, se puede afirmar por restos de trazos anunciados por un investigador mexicano en su momento (Sergio Vázquez Z., 1995).
Etnomatemáticas. Nos tocará por revisar en éste pequeño artículo las partes con numerales. Otros grupos glíficos se difundirán en estudios a publicar o en nuestras acostumbradas conferencias. Las etnomatemáticas están presentes en todos los pueblos de la Tierra que necesitan contar, ya es un proceso reconocido como una manifestación universal y particular que tiene por fin registrar de una forma sui géneris lo que se cuenta de pendiendo de cada etnia. Una forma de adentrarnos en el esquema de las manifestaciones de la escritura de nuestros pueblos ancestrales es por medio de los números. Los números tradicionales. Los números son números aquí y en China, esa constante es la que nos permite avanzar en una parte de la investigación de la escritura azteca-naua y otras en el territorio nacional. Los tipos de números que posee esta estela caen dentro de tres grupos a saber: dígitos unidos a glifos (números ordinales), cuenta larga y números representados por objetos de carácter sagrado-astronómico. La cuenta larga es la más obvia y de la que hay abundantes estudios, los números unidos a glifos los veremos en otra ocasión por ser extremadamente fáciles de identificar aunque difíciles de decir sobre su impacto glífico y de lectura; nos dedicaremos a aquellos que están ocultos en el ropaje del personaje que ocupa una gran área de nuestro texto y que también son parte de él, ya que se leen en el idioma de origen; investigadores estadounidenses indican que el idioma es pre-proto-zoque pero no hay indicios claros porque la abundancia de grupos originales no permite indicar uno que sea homologador como los nauas o tarascos.
Números del centro de México, en la obra de Manuel Orozco y Berra. Los números que conocemos en nuestras etnias mexicanas ancestrales son tipo maya (la barra es una manifestación clara y particular), culturas del centro de México (puntos y manojos de cabellos de maíz) y, aquellos que tienen una solución específica a una etnia como los cuexteca’ (grupo de códices de “Uexotzinco”, Huejotzingo, en el actual estado de Puebla). Los otros números. Pero hay otros números, como mencionamos, que están ocultos en el ropaje del personaje descrito en la estela, son parte de su atuendo y cumplen funciones matemáticas y de carácter sagrado y, le pertenecen de alguna manera. No sabemos a ciencia cierta quién es el personaje investido, puede ser un sacerdote investido como la divinidad. Para nosotros es un sacerdote que está investido con los poderes a través de su atuendo con los dioses del agua. Ésa es la razón por la que se encontró en los recodos de nuestro río Acula cerca de la costa, además de tener glifos que lo relacionan con el medio acuático. El personaje porta un casco o yelmo, atuendo que rodea la cabeza; de ahí cuelga un nahual que es su tocado posterior y que despliega en la espalda. El yelmo o casco se compone de dos partes principales, una cara de felino que abre sus fauces sobre el cabello y rostro del personaje y un escualo (cazón, acaso represente una constelación), más pequeño, que está crestado con una pínza de jaiba de la cual cuelga un atado que remata es una estructura en forma de “V” invertida que es su aleta caudal. A lo largo de su bordón-espinazo se mueven hacia arriba cuatro peces pero
de extraña forma que presentan pico de perico pero que también muestran su aleta caudal. El conjunto es un tiburón con la aleta dorsal al revés. Su hocico así como los de los dos pequeños “asistentes” (que presentan aletas en la parte superior de la cabeza) justo arriba del rostro del personaje tienen trompa curvada como el dios de la lluvia maya.
El yelmo posee una carita adelante en la parte superior del rostro principal compuesta de un mascarón en forma de felino en la parte de arriba que ve al frente y de la cual surge un rostro humano de jadeita con su diente felino (diente soldado en una pieza y frontal) acompañado de una larga lengua también de naturaleza felina que hace gancho; en la mejilla y mandíbula tiene el glifo del tlilantli, posee barba. Los números en el tiburón o cazón son los siguientes: -13 como valor numérico para cada atado, arriba de la cabeza y donde empieza la aleta caudal. Tiene dos, uno al empezar la aleta dorsal y pinza de jaiba y otro al empezar la aleta caudal, es el número 26 en total. Xiucouatl o el cometa. Un cometa es cargado en la nuca y espalda del personaje, esta escritura es reproducida luego en las divinidades del centro y en importantes códices como el Borbónico (Zona Puebla-Tlaxcala con intervenciones Cuexteca’). Lo hemos girado 90 grados a la derecha para su mejor visualización.
13-13-13-13-13-13-13-13 13 13 Se puede apreciar su trompa curvada y su ojo cuadrado de chalchihuite. Presenta un lomo crestado.
Cometa en la espalda de Xiuteu’tli, “Señor del Fuego”, Códice Borbónico, fragmento, folio 09. En el lomo crestado se aprecian 8 cintas anudadas, 8 x 13 = 104. Su cuerpo lo conforman dos grandes nudos, 2 x 13 = 26. Comprendemos el primer número, es dos veces un siglo azteca. El 26 la mitad del siglo azteca, así que probablemente nos indica que el cometa se cuenta en su paso ante la vista y cuenta de los hombres por dos siglos y medio tradicionales. La orejera es la versión antigua de la palabra cometa escrita en glifos “reducidos” o comprimidos, la versión “moderna” se presenta en la orejera de la Coyolxau’qui.
Resumen. Los números ocultos de grandes personajes o textos glíficos en los variados documentos de nuestras etnias antiguas están por investigarse y definirse, asimismo cuáles son sus relaciones con la cosmogonía tradicional y cómo se representan. Hay otras constantes presentes en el gran personaje pero el tiempo se ha encargado de borrarlos o destruirlos. Más investigación y censos glíficos se necesitan de las culturas del área olmeca para empezar a discernir préstamos e invenciones en el mundo de la escritura y el cómputo en la zona ismeña donde cohabitaron olmecas y otros grupos que contaban.
Bibliografía. Galarza, Joaquín. “Método de Comparación y Análisis”. Inédito. Kaufman, Terrence y Justeson, John “Epi-Olmec Hieroglyphic Writing and Texts” 2001 Macri, Martha “A sign catalog f the isthmian script”. Report 51-Glyph Dwellers, University of California-Davis, 2017. Valiente A., Ulises “Método de Comparación y Análisis Estadístico”. Inédito. “La Mojarra Main”. Catálogo de fotos en formato PDF.