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El guaguazo, historias de píldoras fallidas

Por Macarena Cerda Morales

Ocho de la noche. Empieza la teleserie y es el momento de tomar la pastilla del día. Ella mira el comprimido que le corresponde y empuja la pastilla contra el aluminio para sacarla y ponerla en su boca. Por años la rutina es la misma, pareciera que el cuerpo le avisa cuando es la hora, y de olvidarla ni hablar. Aquella pildorita le ha permitido vencer su biología, volcarse a sus proyectos personales sin el miedo de que un “domingo siete”, como diría su papá, llegue a arruinar su vida. Asimismo, ha podido disfrutar del sexo libremente, olvidándose quizás de las enfermedades de transmisión sexual, pero al menos dejando de lado la preocupación de ser madre antes de lo deseado.

Pero un día, cuando menos lo esperaba, vio en las noticias que un lote de pastillas anticonceptivas con fallas fue puesto a la venta, y al revisar el sobre, se dio cuenta -por el número de serie- de que eran las que tomaba. El mundo se quedó inmóvil por un momento y se dio cuenta de que su peor miedo se había hecho realidad: estaba embarazada.

Esta pareciera ser la historia de cientos de chilenas durante 2020 y 2021 que, en plena pandemia por Covid-19, fueron afectadas por lo- tes de anticonceptivos defectuosos, correspondientes a diversos laboratorios de nuestro país. La cifra sería de 383 mujeres según el Quinto Informe Sobre Derechos Sexuales y Reproductivos en Chile, publicado en abril de este año por la Corporación Miles. Los test de embarazo se vendieron como pan caliente, y nueve meses después, infantes no planeados nacieron en hospitales del país. El gran guaguazo se había concretado: más de 200 mujeres embarazadas a causa de este desperfecto recurrieron a Miles por apoyo legal y emocional.

Fue un caos, y los llantos de estos

En el artículo “Estado del arte en anticoncepción hormonal: una visión general”, el fallecido médico estadounidense Daniel R. Mishell Jr. señala que la invención de los anticonceptivos hormonales orales es el segundo evento más importante del siglo XX para las mujeres, solo superado por el derecho a voto. Pero, ¿cómo se siente que el comprimido que promete controlar la natalidad te dé la espalda?, ¿qué pasa por la mente de una mujer que se ve obligada a convertirse en madre de un día para otro?

Es un escenario complejo sin duda alguna, porque todas las personas poseen distintos niveles de estabilidad, tanto emocional como económica. No obstante, es obvio que, quien quiera que sea, si se encuentra tomando anticonceptivos, es consciente de que está retrasando su maternidad, ya sea que los tome con este fin o para regular sus hormonas.

La píldora no es perfecta en absoluto. En palabras de la matrona y doctora en Ciencias de la Salud de la Universidad de Concepción, Carolina Bascur Castillo, ningún anticonceptivo es 100% seguro. La efectividad de los anticonceptivos hormonales se mide por el índice de Pearl, que es la tasa de embarazo por 100 mujeres al año de uso de anticonceptivos; “en el caso de los anticonceptivos hormonales, el índice es de 0.3. Está dentro de los muy eficaces, cuando se consume de forma correcta, todos los días a la misma hora”, dice la experta.

En palabras de la psicóloga de la Universidad del Desarrollo, Amanda Alonso Rosas, quien ha trabajado con mujeres que han tenido a sus hijos sin desearlo, estos casos “realmente son un factor de riesgo para la salud mental, tanto de la madre como del hijo.

La sociedad no ayuda a que la maternidad sea fácil y tomar la decisión de serlo por la presión de lo que la sociedad dice que debes usuaria de Anulette CD, (Laboratorio Silesia), proporcionados en su caso por el consultorio Lomas Coloradas de San Pedro de la Paz. recién nacidos, secundaron los propios de esas madres que no tuvieron más opción que parir en un país en que el aborto, en este caso, no está entre las tres causales aceptadas: Peligro para la vida de la mujer, inviabilidad fetal de carácter letal o embarazo por violación.

Otra falla de anticonceptivos se conoció el 27 de junio de 2023. Es el nuevo capítulo de esta novela cuyas afectadas aún no se contabilizan con certeza debido a lo reciente del suceso. Diez fueron los lotes defectuosos de Marilow, del laboratorio Recalcine, el anticonceptivo de cajita rosada que ronda los 20 mil pesos.

Según la División de Salud Reproductiva, del Centro Nacional para la Prevención de Enfermedades Crónicas y la Promoción de la Salud de Estados Unidos, se estima que a nivel mundial un 63% de las mujeres en edad fértil utiliza algún método anticonceptivo. En Chile, un nada despreciable porcentaje del 17,5% utiliza anticonceptivos hormonales orales, de acuerdo con la última encuesta de Calidad de Vida y Salud del Ministerio de Salud en 2006. Probablemente, esta cifra sea hoy más alta.

Más que un porcentaje

“Ese día no sabía si reír o llorar”, cuenta nuestra entrevistada de 28 años entre susurros, mientras trata de hacer dormir a su pequeño de dos años. Esta joven que pidió mantener en reserva su identidad, era

“Yo tuve dos embarazos no planeados por pastillas anticonceptivas defectuosas”, cuenta sin dejar de mecer al niño. “El 12 julio de 2020 tuve un aborto. Yo no sabía que estaba embarazada, porque me cuidaba con pastillas, las que seguí utilizando hasta septiembre, cuando publicaron el caso de las píldoras con fallas”, continúa. Solo habían pasado dos meses desde su primera pérdida cuando supo que estaba nuevamente encinta, “yo estaba de luto aún por la otra guagüita”, explica con gran pesar.

A raíz de esta situación, esta mujer dice que su embarazo se convirtió en “algo obsesivo”. Mientras su niño descansa ajeno a la conversación, ella declara que “si no lo sentía, partía corriendo al hospital. No podía pasar frío, porque tenía contracciones”. Al mismo tiempo, debido a toda esta compleja experiencia, cuenta que desarrolló depresión posparto, además de experimentar crisis de ansiedad y angustia: “Dejé de trabajar para cuidarlo, por la depresión no fui capaz de volver a mi pega”, dice esta trabajadora del área de la salud. “Mi hijo tiene dos años ya, y no logro confiarle su cuidado a

Reportaje

nadie”, sentencia.

Y agrega que por esta vulneración, fue indemnizada con 7 millones de pesos que, en sus palabras “no es nada para criar un hijo”. En cuanto al padre de su niño, ella declara que “para él fue chocante, pero corría conmigo cuando había que hacerlo, es un buen papá. Ama a su hijo sin importar nada ni nadie”. Esta madre planea no contarle a su pequeño la manera en que fue concebido, ya que “no tiene la culpa; aunque el embarazo no fue planeado, él fue un niño amado desde la primera vez que escuché sus latidos”.

En palabras de la psicóloga de la Universidad del Desarrollo, Amanda Alonso Rosas, quien ha trabajado con mujeres que han tenido a sus hijos sin desearlo, estos casos “realmente son un factor de riesgo para la salud mental, tanto de la madre como del hijo. La sociedad no ayuda a que la maternidad sea fácil y tomar la decisión de serlo por la presión de lo que la sociedad dice que debes hacer, aumenta mucho más la dificultad”.

De ello da cuenta la tesina de Nataly González Orellana para optar a su título de periodista. Con su profesora guía Alicia Rey Arriagada analizó las noticias referidas a las muchas afectadas por embarazos no deseados tras el consumo de anticonceptivos defectuosos, entregados por el Ministerio de Salud, aparecidas en los medios de comunicación nacionales El Mostrador y Bio Bio Chile entre 2020 y 2022. Este estudio dio pie a este reportaje.

Amado error

Serenata 20 es el nombre de los anticonceptivos que tomaba Astrid Infante Pozas cuando quedó embarazada en 2021. Son comprimidos del laboratorio Andrómaco cuyo valor también alcanza a 20 mil por caja. La falla de estas píldoras fue anunciada el 26 de abril de 2022 por el Instituto de Salud Pública (ISP), pero los dos lotes de pastillas defectuosas ya habían sido comercializados durante 2021. Se podría decir que avisaron un poco tarde como para tomar las precauciones del caso.

Afortunadamente, en el caso de Astrid Infante, la llegada de Salvador, quien hoy ya tiene 10 meses, fue una alegría. No obstante, recalca que “fue sorpresivo, porque como yo estaba tomando pastillas, y llevaba muchos años tomándolas, no esperaba un embarazo”. Sostiene, además, que durante las primeras semanas no se dio cuenta de que estaba embarazada, descubriendo finalmente la existencia de Salvador cuando tenía ya tres meses de gestación. A pesar de tener tres hijos más, para esta coronelina de 41 años el aborto nunca fue una opción, pues reconoce que desde hace dos meses las estaba tomando”, relata Geraldin Canales Zúñiga, de 25 años que tomaba los anticonceptivos Marilow, recientemente retirados del mercado. La joven santiaguina, cosmetóloga y sin hijos declara que no está entre sus planes ser madre, y que serlo detendría todos sus proyectos y cambiaría su vida. Además, “me tuve que hacer un test de embarazo y salió negativo, pero tengo que volver a hacerme otro en una semana más y no sé qué va a pasar”.

En la mayoría de los casos, estos anticonceptivos fallidos bordean los 20 mil pesos, resultando costosos para la mayoría de las mujeres, quienes usualmente los compran por recomendación de sus ginecólogos, al considerarlos como “mejores”.

“nosotros estamos en un momento de tranquilidad, no tenemos mayores problemas; es distinto cuando alguien está recién comenzando en la vida”.

Esta trabajadora del Poder Judicial declara que cuando Salvador sea grande, le contará el contexto en el que nació: “Quiero contarle, porque es chistoso; mis hijos quieren decirle que es producto de una falla”, cuenta entre risas, en tanto su hermana mayor, Catalina Irribarra Infante, declara que “es lindo, es la alegría de la casa”.

¿Marilow? Suena a nombre de niñita

“Siempre tuve miedo de que me pasara a mí, y lo peor es que recién

“Tengo mucha rabia porque juegan con el control de nuestra natalidad, y esto es algo para toda la vida, porque uno se tiene que hacer cargo de ese bebé para siempre, y las farmacéuticas que crean el medicamento no se hacen responsables de nada”, agrega. Esta mujer de sonrisa amable explica que este es un golpe muy fuerte para su vida, porque “recién saqué mi segunda carrera y estoy comenzando a tirar para arriba con mi trabajo, esto se sale totalmente de mis planes”.

Una situación parecida está viviendo Brenda Beltrán Bravo, también santiaguina, quien toma Marilow desde hace dos años. Hatice (como la hija del sultán Selim de la teleserie turca El Sultán), la pequeña hija de Brenda Beltrán, grita mientras nos comunicamos por teléfono, reclamando que su gato quiere quitarle el yogurt, ajena al suplicio que vive su madre. Por sus problemas lumbares y de caderas, la mujer no tiene planes de ser madre nuevamente. Hace tres días se hizo un test de embarazo cuyos resultados fueron confusos: “voy a tener que volver a hacérmelo, ir al médico y hacerme una prueba de sangre”.

Esta madre de tres hijos señala que aunque muchos cuestionan el uso de anticonceptivos orales, aludiendo a la ligadura de trompas como la solución definitiva para mujeres en su caso, para ella no es una opción: “Operarme cuesta $ 2 millones 800 mil, y ni hablar de hacerlo por el sistema público, ya que por el mismo tema de mi espalda estoy esperando hora al kinesiólogo desde 2019. Estoy condenada a tomar anticonceptivos”, finaliza.

El problema particular con este anticonceptivo fue una disminución en la potencia o en la sustancia activa que declara el producto, según la explicación del Dr. Claudio Müller Ramírez, químico farmacéutico de la Universidad de Concepción. El investigador señaló que “como toda sustancia química, en función del tiempo se va degradando. Lo que en un principio se declaraba como un milígramo, al paso de seis meses, un año, ya no es un milígramo, sino que menos”. El facultativo llamó a no consumir estos anticonceptivos y a acercarse a sus ginecólogos a la brevedad.

Frente al consejo anterior, corrí de nuevo hasta mi primera fuente, la matrona Carolina Bascur Castillos, quien solo logró inquietarme más con su respuesta.

Según la doctora, las mujeres que tomaron estos anticonceptivos corren el riesgo de quedar embarazadas, a pesar de que detuvieran la administración y comenzaran a tomar un bioequivalente. “La farmacodinámica de estos anticonceptivos era más débil, ese es el riesgo. Por eso desde el ISP sugirieron cambiar las pastillas y protegerse adicionalmente con preservativo”. No obstante, ante la preocupación de que un cambio tan repentino de los anticonceptivos podría acarrear algún problema hormonal para las afectadas, Carolina Bascur me tranquiliza: “Si cambian de marca no les va a pasar nada, pero igual se puede “correr el riesgo” de quedar embarazada. Ese es el tema. Pero, hormonalmente no habría ningún inconveniente”, asegura.

¿Quién paga los platos rotos?

Desde la Corporación Miles, quienes representaron y acompañaron psicosocialmente a muchas de las mujeres afectadas por los defectos de fábrica de Anulette CD, señalaron que el año pasado el gobierno anunció medidas para prevenir estas fallas, pero que no se tomaron en cuenta las recomendaciones que desde Miles realizaron en conjunto a organismos internacionales. Estas sugerían mejorar la trazabilidad en la distribución de los anticonceptivos en el sistema público y privado mediante el uso de software que registre el número de serie específico de cada medicamento distribuido, opción que se descartó argumentando altos costos.

Las respuestas del Estado y de los laboratorios implicados en estas fallas no han logrado remendar por completo esta compleja situación. De acuerdo con el fallo del 22º Juzgado Civil de Santiago, se les aplicó sendas multas de 400 UTM a las empresas farmacéuticas Laboratorios Andrómaco S.A. y Laboratorios Silesia S.A., por infringir la normativa de manufactura de anticonceptivos, tribunal que, además, desestimó la reclamación deducida por las compañías, por encontrarse debidamente fundada la resolución sancionatoria del Instituto de Salud Pública.

En representación de las afectadas, también hubo una segunda demanda. En conversación con El Penquista Ilustrado, una de las abo- gadas de la Corporación Nacional de Consumidores y Usuarios (Conadecus) que patrocinó esta demanda, María Jimena Orrego Pastén, relató los detalles de este caso. Declaró que la pretensión de la corporación era representar a todas las mujeres que hubiesen experimentado estas fallas, pero que el Instituto de Salud Pública determinó que solo contaban los blisters entregados por los Cesfam y no los que hubiesen sido vendidos en la farmacia, “por lo tanto, el universo de personas para las que pudimos obtener una indemnización se redujo considerablemente a 72”.

En cuanto a los montos indemnizados, Orrego señaló que, aunque no puede decir exactamente cuánto fue lo que se entregó, “estamos hablando de un monto superior a los 15 millones de pesos por afectada”. Asimismo, explicó que la Corporación Miles, que representó a muchas más mujeres que Conadecus, “logró indemnizaciones del orden de los 7 millones de pesos para cada persona; nosotros tuvimos una gran dificultad para obtener indemnizaciones superiores a esa”.

Todas las consultadas para este reportaje concordaron en que es necesaria una mayor fiscalización por parte del gobierno y las farmacéuticas a cargo de producir estos medicamentos. Y cualquiera sea la cantidad que se les pague para indemnizar en estas situaciones, no lo vale cuando una mujer se queda con la tarea de ser madre por el resto de su vida, sobre todo cuando no lo desea.

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