Para el cometimiento del delito es necesario contar con tres actores principales: el delincuente, la víctima y el lugar (Ortiz de Urbina y Ponce, 2008), la determinación de características de los actores permite generar análisis asociativos del cometimiento del delito, a fin de identificar patrones o conductas en los eventos delictivos, lo que permitirá que se puedan generar mayores acciones efectivas en el tiempo. En referencia al lugar existen características como la ubicación en un determinado punto, sea por una dirección o coordenadas, la determinación de ser un espacio público o privado, la temporalidad y la frecuencia de los hechos; con la clasificación y estandarización de estas variables el análisis espacial se orienta adecuadamente. La representación del delito permite obtener datos relacionados al victimario, a la víctima, a la modalidad y al lugar de ocurrencia; los cuáles se pueden correlacionar a fin de dimensionar el impacto del delito en la sociedad. Para Garrido (1984), los estudios realizados por la Escuela Cartográfica han sido pioneros en la investigación espacial del crimen y la delincuencia; los lugares en los que ocurren los delitos permiten generar un entendimiento espacial de este fenómeno,
2.1.1 Delito y geografía Booth (1889) en su obra “Labour and Life of the people of London”, publicada entre 1891 y 1897, adicionó mapas en los cuales se comienza a observar el comportamiento delictivo y los lugares propicios para el cometimiento de estos. Realiza su descripción mediante la identificación de lugares en color rojo como “acomodados” y en color negro “clase más baja, trabajadores ocasionales, vendedores ambulantes, mocasines, delincuentes y semidelincuentes”, como se muestra en la Figura 2. La clasificación espacial que se realiza ya permite a posteriori tener perspectivas en torno al desenvolvimiento de la sociedad con estas variables y a su vez se comienza a identificar lugares que presentan mayor probabilidad del cometimiento del delito y la violencia.
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