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JUSTIFICACIÓN
En el Océano Pacífico han ocurrido la mayoría de los grandes y devastadores tsunamis ya que existe gran cantidad de actividad volcánica y sísmica. La costa del Pacífico de Sudamérica es una de las zonas más propensas para la generación de un tsunami. En el siglo pasado ocurrieron cinco sismos (1906, 1933, 1953, 1958 y 1979) que generaron tsunamis significativos a lo largo del litoral ecuatoriano (Ioualalen et al., 2014). El terremoto-tsunami de 1906 en las costas de Ecuador está considerado en la lista de los 10 terremotos más grandes registrados en la historia, donde alrededor de unas 1.000 a 1.500 personas murieron (IGEPN, 2020). La devastadora pérdida de vidas humanas ha centrado los esfuerzos de los científicos, ingenieros y políticos para establecer Sistemas de Alerta de Tsunami alrededor del mundo en zonas expuestas a este fenómeno natural (LaBrecque et al., 2017). Geofísicos alrededor del mundo han demostrado el valor potencial de una red combinada de sensores sísmicos y geodésicos del Sistema de Posicionamiento Global (GPS) y del Sistema de Observación Geodésico Mundial (GGOS) para proporcionar una rápida y precisa alerta de tsunami. Los datos y modelos de GNSS presentan dos ventajas principales sobre los productos sísmicos tradicionales: no se saturan con la magnitud; y proporciona formas de onda directamente del desplazamiento (LaBrecque et al., 2017). Por lo tanto, el GNSS de alta velocidad en tiempo real proporciona información útil acerca de las mediciones del Sistema GPS para medir de forma precisa, rápida y rentable la deformación de la superficie de la Tierra y la respuesta de la ionósfera a esta deformación es la base principal para establecer su uso en alertas tempranas de Tsunami. El desplazamiento del suelo medido con el GPS podría proporcionar alerta de tsunami dentro de los 15 primeros minutos de un terremoto si se tienen disponibles los datos de la red de GPS en tiempo real y sistemas de análisis adecuados (LaBrecque et al., 2017).
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