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Figura 4. Clasificación del suelo de Ecuador según LOOTUGS
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b. El periurbano en Ecuador
Ecuador es un país latinoamericano que se gobierna de manera descentralizada a través de
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una organización territorial jerarquizada (Asamblea Constituyente, 2008). En este sentido,
se encuentra dividido en regiones, que constituye su primera división político administrativa,
consecutivamente cada región está formada por provincias, las cuales a su vez se subdividen
en cantones, cada cantón está conformado por parroquias urbanas y rurales, siendo estas la unidad más local del gobierno ecuatoriano (Serrano y Acosta, 2011).
Según los diferentes instrumentos normativos y de planificación el territorio se clasifica en
suelo urbano y rural, en el que cada espacio es administrado por gobiernos autónomos
descentralizados (GAD), quienes tienen competencias exclusivas para sus territorios
(Asamblea Constituyente, 2008; Ministerio de Coordinación de la Política, 2011). Por su
parte, la Ley Orgánica de Ordenamiento Territorial, Uso y Gestión de Suelo, LOOTUGS,
realiza una subclasificación del suelo urbano y rural (figura 4). Para la delimitación del suelo urbano se debe considerar al menos las variables de: “sistemas públicos de soporte, accesibilidad, densidad edificatoria e integración con la malla urbana” (Asamblea Nacional,
2016: Art. 18).
Figura 4. Clasificación del suelo de Ecuador según LOOTUGS.
Elaboración: Propia, basada en la LOOTUGS (2016).
La subclasificación de la LOOTUGS presenta tres características particulares:
Las cabeceras parroquiales se consideran como suelo urbano, aunque estén
emplazadas en las parroquias rurales y son administradas por el GAD parroquial al
igual que el resto del territorio rural.
Una de las clasificaciones del suelo rural es de expansión urbana, espacio definido
para crecimiento urbano a futuro, en el que por su ubicación y clasificación
posiblemente sea administrado por el GAD parroquial, gobierno con mayores
limitaciones económicas y de gestión en comparación con el GAD cantonal.
No existe la clasificación de un suelo de transición urbano – rural, es decir la ley no
contempla a los suelos periurbanos, a pesar que en la tercera conferencia mundial
de las Naciones Unidas se determinara la relevancia de estos espacios y la necesidad
de contar con una planificación integral urbano, periurbano y rural orientadas a
generar un crecimiento urbano sostenible (Naciones Unidas, 2017).
En este marco se evidencia que, si bien existen instrumentos de planificación para el suelo
urbano y rural, se genera complicaciones al momento de que se produce la
periurbanización, eso debido a que no se definen con claridad si estos espacios pertenecen
a la ciudad o a las parroquias rurales y con ello la sobreposición o carencia de competencias
territoriales y administrativas. Por lo tanto, la ausencia de la definición de espacios
intermedios, área periurbana, limita la generación de políticas propias que permitan guiar
un crecimiento adecuado.
Los sistemas de información geográfica (SIG) se han convertido en una herramienta potente
que trabaja de manera rápida y eficaz con datos espaciales. Su característica principal es que
son una tecnología que basada en computadoras permite la captura, almacenamiento,
análisis y visualización de un conjunto de datos complejos de carácter multidisciplinario
(Classen, 1977; Heywood et al., 2011). Con el paso de los años los SIG han experimentado