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4.4 CONTRIBUIR A UNA SOCIEDAD PACÍFICA, INCLUYENTE Y SALUDABLE

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ESTRATEGIA

ESTRATEGIA

Desde la Sociedad Pacífica, Incluyente y Saludable se reconoce la importancia de la educación como eje transformador de la sociedad para el cierre de brechas y la generación de mayores oportunidades para todas las personas, caracterizándose por enarbolar valores, como: la justicia, la cooperación, la equidad, la solidaridad, entre otros.

Tener una Sociedad Pacífica, Incluyente y Saludable es al mismo tiempo un proceso y una meta, lo cual se basa en un trabajo continuo en el que los miembros de la comunidad universitaria se convierten en generadores de acciones que impacta en su entorno. Es así como desde el concepto de “Educere” se contempla lo que hay en el ser humano y lo que se encuentra en él, y desde el “Educare”, esa apuesta educativa/formativa del ser humano en su adaptación a la realidad. El educador contribuirá a que el estudiante se encuentre a sí mismo y, simultáneamente, se prepare para el encuentro con el mundo.

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En ese sentido, desde la Educación para la Paz se propone la interculturalidad, que comprende la formación del ser humano en cuanto a la transformación social de los territorios, tanto de su procedencia como de impacto posterior. Educación para la Paz es un proceso en el que se adquieren valores y conocimientos, así como las actitudes, habilidades y comportamientos necesarios para alcanzar la paz, entendida como vivir en armonía con uno mismo, los demás y el medio ambiente (Smith-Page, 2008).

Howard Gardner (2000)3 considera que las virtudes del siglo XXI deben ser verdad, belleza y bondad, y asegura que, si entendemos y vivimos los valores, el mundo hoy, la historia y las obras de arte podremos participar con conocimiento en las discusiones y decisiones del mundo contemporáneo.

Sin duda, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ONU, 2015) han marcado la hoja de ruta a las diferentes organizaciones para que a 2030 se erradique la pobreza, se promueva la sostenibilidad ambiental y un futuro en el que haya paz y prosperidad. Desde esta apuesta se contribuye con el logro de los siguientes objetivos: 3. «Garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos en todas las edades»;

4. «Garantizar una educación inclusiva y equitativa de calidad y promover oportunidades de aprendizaje permanente para todos»;

5. «Lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas»; 10. «Reducción de las desigualdades»; 11. «Lograr que las ciudades sean más inclusivas, seguras, resilientes y sostenibles».

Esta línea estratégica promueve los Derechos Humanos, que de acuerdo con la Unicef (2015), son aquellas normas que reconocen y protegen la dignidad de todas las personas y que rigen la forma en que los individuos viven en sociedad y se relacionan entre sí, así como las relaciones con el Estado y las obligaciones que este tiene con ellos.

3 Gardner, H. (2012). Verdad, belleza y bondad reformuladas: la enseñanza de las virtudes en el siglo XXI. Álbum, letras, artes, (107), 83-85.

La Universidad del Norte establece en su misión, como institución de educación superior, la formación de estudiantes como personas que aporten al desarrollo de la sociedad de manera responsable, honesta, crítica y con sentido de ciudadanía. A su vez, que toda su población, estudie, analice e investigue de manera permanente los problemas de la comunidad y ejerza una ciudadanía responsable. En ese sentido, esta apuesta consta de tres subcapítulos: Sociedad Pacífica, Salud, Bienestar Emocional y Empatía, Uninorte Incluyente: una Apuesta por la Tolerancia y el Respeto.

4.4.1 SOCIEDAD PACÍFICA

La Universidad del Norte contempla en su misión de comunidad educativa superior la formación de estudiantes con principios éticos, responsables, activos, críticos, honesto e innovadores "en el proceso de desarrollo social, económico, político, ambiental y cultural de la comunidad" (2022). Propende por la formación de personas que "ejerzan una ciudadanía responsable" (2022), y como comunidad educativa, promueve espacios formativos para la construcción de una sociedad pacífica, incluyente y saludable, pues como ha afirmado Mandela (2009), "la educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo".

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) propende, como uno de sus objetivos principales, por la consecución de la paz. Invita a resolver pacíficamente los conflictos, debido a que considera que la paz no significa la ausencia de estos sino la oportunidad para resolverlos de una forma democrática (Álvarez, 2022). La prevención del conflicto se logra por medio de la educación y una cultura para la paz, lo que implica reconocer el derecho a la paz y los medios de solución de situaciones controversiales, es decir, se debe educar para la paz para lograr una cultura de paz (Álvarez, 2022).

El sector educativo y, por supuesto, la Universidad del Norte se comprometen y asumen el gran reto de educar para una convivencia pacífica y la resolución de problemáticas a partir del "diálogo social, la sana convivencia y la libre participación" (Castillo, Montoya y Castillo, 2018). La universidad reconoce la importancia de fomentar espacios formativos y experiencias dentro de la vida universitaria que promuevan la sana convivencia, la ciudadanía, los valores y la reflexión consiente de las actitudes, aptitudes y comportamientos que contribuyan al bienestar de la comunidad y, por ende, a la construcción de un ambiente pacífico en Uninorte.

En conclusión, educar para la paz no es una opción sino una necesidad que la Universidad del Norte asume con la responsabilidad de formar y fomentar en la comunidad una conciencia pacífica, cimentada en la reflexión sobre los valores y su aplicación en la sociedad con el fin de promover la construcción de una comunidad pacífica y, de esta manera, vivir en armonía con uno mismo, con los demás y con el medio ambiente.

RETO 1: Promover acciones institucionales desde la docencia, investigación, extensión y las áreas administrativas, que contribuyan a la construcción de una comunidad universitaria comprometida con el ejercicio y reflejo de los valores institucionales, sentido de pertenencia y convivencia pacífica.

Estrategias

1. Implementar programas y actividades que favorezcan la construcción y el fomento de valores, convivencia pacífica y sentido pertenencia.

2. Desarrollar investigaciones con el fin de caracterizar la percepción de la comunidad universitaria (estudiantes y colaboradores) respecto al acoso, abuso y discriminación y las políticas institucionales asociadas.

3. Definir y socializar los protocolos de atención e intervención frente a las situaciones de violencia, acoso y discriminación presentadas en el campus.

4. Socializar y promover la reflexión institucional frente a la política contra toda forma de violencia y acoso.

5. Fortalecer los espacios de diálogo, expresión y reflexión orientados a vivir en armonía con uno mismo, con los demás y el medio ambiente.

4.4.2 SALUD, BIENESTAR EMOCIONAL Y EMPATÍA

La Universidad del Norte en su propósito de una formación integral fomenta el liderazgo para el desarrollo del ser, en lo cual la salud y el bienestar tienen un papel determinante, en especial en este periodo postpandemia dada las altas prevalencias de trastorno mentales.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) entiende por salud el estado de completo bienestar físico, social y mental y no solo la ausencia de enfermedad (OMS, 1946), así mismo, define la salud mental como un “estado de bienestar mental que permite a las personas hacer frente a los momentos de estrés de la vida, desarrollar todas sus habilidades, poder aprender y trabajar adecuadamente y contribuir a la mejora de su comunidad” (OMS, 2011).

Las relaciones de los humanos con la naturaleza son fundamentales para construir comportamientos ecológicos favorables y mejorar el bienestar de las personas en un sistema que ha sido consumido por el capitalismo y la depresión. El trabajo físico que desarrollan los estudiantes dentro de las universidades (por ejemplo: actividades de limpieza, plantación de árboles, establecimiento de huertas comunitarias, proyectos de ciencia ciudadana), no solo aporta al mantenimiento, restauración y valoración de los servicios ecosistémicos, sino que también fomenta el sentido de pertenencia o el sentido de lugar. Este último representa el apego de las personas a lugares, dotándolos de identidad y suscitando en ellas momentos de reflexión y experiencias que pueden durar toda la vida.

Por todo lo anterior, no es posible hablar de salud humana si los ecosistemas se encuentran afectados. Es importante reconocer el impacto de las acciones humanas sobre los ecosistemas para así mismo definir qué acciones permiten reconstruir el flujo de los servicios que estos suministran para el bienestar de las personas. Por esta razón hoy se habla de una sola salud.

La participación activa de los estudiantes con la naturaleza depende en gran medida de que desarrollen una pasión por el medio natural; esta pasión se refleja en el aprendizaje físico, emocional, espiritual y el trabajo que realizan a través de experiencias participativas. Los estilos de vida modernos desconectan a las personas de la naturaleza. Por esta razón, las universidades deben fomentar las prácticas de contacto con las áreas verdes como estrategia para mejorar el comportamiento ambiental, la salud física y psicológica de las personas.

La universidad, como espacio en el que transcurre gran parte de la vida e historia de sus miembros (estudiantes, docentes y colaboradores) tiene un gran potencial para trasformar de manera intencionada la salud y el bienestar de estos, de acuerdo con lo que afirma la Carta de Okanagan: “La salud es construida y vivida por las personas en los entornos de su vida cotidiana: donde aprenden, trabajan, juegan y aman”. 4

Según la American College Health Association (ACHA), una comunidad universitaria con un claro enfoque hacia la salud mental aumenta el éxito académico, la retención de estudiantes y profesores/administrativos y propicia el aprendizaje permanente.

Es por todo lo anterior que Uninorte se propone el próximo sexenio trabajar en el desarrollo de una cultura que facilite entornos académicos, laborales, sociales y físicos que promuevan la salud y se caractericen por la compasión, el bienestar, la equidad y la justicia y por miembros que incorporen el cuidado de sí y de los otros como modo de interacción.

RETO 1: Fomentar en la comunidad universitaria la importancia del cuidado y cocuidado de la salud física y mental, y la adquisición de hábitos saludables como determinantes del bienestar.

Estrategia

1. Diseñar e implementar una estrategia institucional que articule y consolide las acciones de las diferentes dependencias que trabajan por el mismo propósito.

4 Carta de Okanagan: Carta Internacional de Universidades y Colegios Mayores Promotores de la Salud (2015).

RETO 2: Innovar en las estrategias de promoción, prevención e intervención con la incorporación de las TIC y de prácticas basadas en evidencias de efectividad en entornos universitarios.

Estrategias

1. Incorporar el uso de las TIC para favorecer el acceso a los programas y servicios en salud y bienestar psicológico de los estudiantes de posgrado y programas virtuales.

2. Diseñar un portafolio de servicios para los programas académicos que responda a las necesidades específicas de su población.

3. Definir y aplicar el modelo de atención y evaluación para generar las evidencias de los efectos de los programas y estrategias.

RETO 3: Generar compromiso y capacidades en los miembros de la comunidad universitaria para la identificación y remisión de casos en salud y bienestar psicológico.

Estrategias

1. Generar programas de capacitación para la identificación de casos e implementación de rutas de atención de los diferentes casos en salud.

2. Establecer una estrategia de acompañamiento a los estudiantes que se reintegran a la universidad luego de suspender temporalmente sus estudios por situaciones diferentes de las académicas.

4.4.3 UNINORTE INCLUYENTE: UNA APUESTA POR LA TOLERANCIA Y EL RESPETO

La Universidad del Norte, comprometida desde su visión en ser una universidad incluyente, tendrá como principios el respeto y la tolerancia, claves para promover una comunidad empática, que respete las diferencias y contribuya a una sana convivencia de manera sostenible.

La educación se ha convertido en un mecanismo esencial para promover la inclusión; y la tolerancia según la Unesco se enmarca en el reconocimiento de los derechos humanos, las libertades fundamentales y la diversidad de las comunidades, lo cual permite que los jóvenes desarrollen una actitud independiente y un comportamiento ético.

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible propuestos reconocen la educación como un proceso clave para lograr la erradicación de la pobreza, y a través del objetivo 4 le apuesta a garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad, promoviendo un enfoque de aprendizaje a lo largo de la vida; y mediante el objetivo 10 busca la reducción de las desigualdades para que nadie se quede atrás. Por su parte, desde el Ministerio de Educación Nacional se define la educación inclusiva como aquella que permite potenciar y valorar la diversidad, promoviendo el respeto a diferentes puntos de vista y la participación de la comunidad en una estructura intercultural.

En un espacio de respeto y tolerancia se aporta a una cultura de paz, desde donde se apuesta a una educación para la convivencia, que rechaza la violencia e incentiva el diálogo y la negociación como una forma de resolver los conflictos en “sociedades pacíficas, justas e inclusivas que estén libres del temor y la violencia. No puede haber desarrollo sostenible sin paz, ni paz sin desarrollo sostenible” (Asamblea General de las Naciones Unidas, 2015).

A partir de este contexto nacional e internacional se liderarán acciones transversales a la docencia, la investigación, la extensión y la administración universitaria que promuevan en la comunidad la tolerancia como principio de convivencia y desde donde se proyecte una educación inclusiva e intercultural.

RETO 1: Avanzar en la consolidación de un modelo educativo incluyente y sostenible, que involucre a la docencia, la investigación, la extensión y la administración universitaria.

Estrategias

1. Integrar los diferentes procesos universitarios a la inclusión, para promover el acceso, permanencia y graduación de los estudiantes.

2. Diseñar y ejecutar el plan de mejoramiento de los factores priorizados en el Índice de Inclusión, para la consolidación de la política.

3. Incentivar en los procesos de investigación, extensión y la administración universitaria, la puesta en marcha de programas y proyectos relacionados con la inclusión desde todas las perspectivas.

RETO 2: Promover el respeto y la tolerancia como contribución a una sociedad incluyente, empática, intercultural y de aprecio a las diferencias.

Estrategia

1. Diseñar estrategias de movilización y empoderamiento que promuevan entre los estudiantes, colaboradores, docentes y egresados la tolerancia como principio de convivencia.

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