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2.3. Importancia de la evaluación. Medir y evaluar
Los criterios de evaluación contribuyen a que la evaluación se desarrolle conforme a las necesidades existentes y objetivos planteados, haciendo énfasis en los aspectos más significativos de cada contexto y momento en el que se evalúa.
2.3. Importancia de la evaluación. Medir y evaluar.
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Entramos dentro de un apartado que requiere un estudio detenido de estos dos conceptos, tan similares en su término, pero que generan entre ambos características que los hace completamente diferentes uno del otro.
Aunque no lo parezca, no todos los términos de control o de medición, son de aplicación a la formación, ya que ésta, necesita de alguna forma, contar con hechos concretos y medibles de manera secuencial, sin entrar a determinar “cuán-
tos”, “porqués”, o “para qués”.
Es por lo que consideramos, que a través de este punto, dentro de esta unidad didáctica, se lleve a cabo una explicación concreta y concisa de ambos términos, y saber con concreción que pueden aportar cada uno de ellos, según su nominación y su aplicación, al menos en lo referente a los procesos formativos.
Tras haber hecho una reflexión del proceso evaluativo ahora, podemos definir la evaluación como el conjunto de acciones que nos permiten determinar y valorar los logros alcanzados en relación con los que se habían previsto inicialmente. En la formación para el empleo, la evaluación es primordial ya que constituirá la base para la alteración, si es necesario, de la búsqueda activa de empleo.
Pero el término “evaluación” ha sufrido variaciones a lo largo de la historia de la educación. En sus inicios, se utilizaba con el mismo significado que el término “medición”. En aquel momento, aproximadamente sobre el año 1900, evaluar era establecer unos valores a través de una medición. Afortunadamente, con el paso del tiempo, la asignación numérica es solo un complemento de otras variables que se tienen en cuenta: objetivos, desempeño, impacto social… hasta llegar al momento actual en el que la evaluación se centra en las competencias.
Por tanto, es necesario un posicionamiento inicial para comprender los procesos evaluativos. Debemos comenzar estableciendo una diferenciación terminológica que permita diferenciar, sobre todo, la medición de la evaluación.
¿Qué es medir? Si tomamos la definición exacta que la Real Academia Española otorga al término, “comparar una cantidad con su respectiva unidad, con el fin de averiguar cuántas veces la segunda está contenida en la primera”8, podemos concluir que medir es conocer la cantidad de algo tomando como referencia una unidad de medida previamente establecida. Por ejemplo, la unidad de referencia al medir los líquidos es el litro, la unidad que permite medir el peso, el kilogramo.
Hasta hace poco, para muchos docentes, evaluar era medir los resultados de los alumnos (con respecto a lo que se esperaba conseguir) para atribuirles una calificación (un número). Pero esta forma de “evaluar” permite conocer cuánto sabe el alumno pero no permite conocer “qué sabe” o “cómo lo sabe” o “qué hace para saberlo”, aspectos importantes en los procesos de aprendizaje. Esto último, “qué hace para saberlo”, hace referencia a los procesos metacognitivos que pueden garantizar el éxito de la formación para el empleo.
Hoy, la evaluación va más allá dando valor a la información que se recoge y no asignando únicamente números. De esta forma se pueden emitir juicios sobre distintos aspectos que influyen en el aprendizaje y en los momentos en los que éste se produce.
Medir pues, es la acción anterior a la evaluación. Para evaluar es necesario recoger información y catalogarla de forma objetiva, aspecto que no permite la medición. Por tanto, debemos establecer mediciones pero, con sumo cuidado, puesto que la verdadera evaluación es la que se basa en los datos obtenidos de la medición pero triangulándolos con otras acciones que favorecen la interpretación de datos.
Entonces, ¿qué es evaluar? Evaluar es atribuir valor a alguna cosa, persona o proceso que se ha desarrollado. Estos enjuiciamientos son distintos dependiendo del nivel de reflexión que se quiera obtener, de la objetividad y generalidad con las que se emita. Pero para que exista evaluación es necesario que haya criterios e indicadores que nos permitan conocer si se dan las circunstancias apropiadas.
Podemos decir que la evaluación es un proceso más complejo que la medición ya que implica la interpretación a partir de la identificación de información.
Para una correcta evaluación, es necesario preguntarse:
• ¿Se están logrando o se han logrado las metas previstas?
• ¿El procedimiento o los procedimientos que se están llevando a cabo son los más adecuados para acceder a un empleo? IMPORTANTE
La evaluación es el paso siguiente a la medición e incluye valoración de esas mediciones, los agentes implicados, acciones desarrolladas o el contexto en el que tienen lugar.