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2.1. Concepto de evaluación

EN RESUMEN

Al considerar la evaluación como un proceso, debemos:

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• Determinar el objetivo por

el que se evalúa.

• Recoger información.

• Emitir juicios de valor to-

mando como referencia información previa.

• Tomar decisiones.

• Informar a los “afectados”

del resultado.

• Hacer un seguimiento. tinuar con el proceso tal cual estaba planteado, introducir modificaciones o, reestructurarlo.

Podemos decir, por tanto, que la evaluación supone una reflexión del proceso formativo, sobre los resultados obtenidos (el grado de consecución de estos), el contexto y los recursos utilizados.

La toma de decisiones a la que estamos aludiendo, implica continuar con el mismo proceso o, replanificarlo, porque los resultados que se están obteniendo no se ajustan a los objetivos planteados inicialmente y, por tanto, a las necesidades detectadas. Tradicionalmente, era el profesor el único que podía evaluar y el que tomaba decisiones que afectaban al proceso de aprendizaje. Estas decisiones se basaban únicamente en los exámenes o pruebas de evaluación de los alumnos a los cuales se asignaba una puntuación. Esta forma tradicional de evaluar se ha puesto en tela de juicio. Se ha dicho de ella que promovía el “etiquetado” de los alumnos y no conseguía conocer si realmente estos habían aprendido o no. Las nuevas tendencias educativas no solo recogen información en la que se produce el proceso de enseñanza-aprendizaje sino que otorgan gran importancia a la emisión de juicios de valor en torno a esta información recogida. Además, en la actualidad, se conciben otras fórmulas para recoger información para no basar la toma de decisiones exclusivamente en pruebas de conocimiento de los alumnos.

2.1. CONCEPTO DE EVALUACIÓN.

Comenzaremos, por significar de forma clara y precisa cual es el concepto más global y que mejor define la evaluación, que no es otro que el de apreciar, valorar y fijar el valor de una cosa, hecho o fenómeno.

Parece un significado un tanto ambiguo e incluso un tanto insuficiente, por si mismo tiene la intención de abarcar la riqueza y la complejidad que ofrece su contenido y la de eliminar una batería de simplificaciones un tanto abusivas, que se han generado al pretender de alguna forma un tipo de precisiones que rayaban lo técnicamente riguroso. Es decir que no debemos confundir el término evaluar, con el mero hecho de otorgar una nota o la aplicación de exámenes, para esta conformidad, diremos, que en el campo semántico de la evaluación aparece frecuentemente el del control.

Existe un hecho clarificador sobre esta materia, el término “control” no está directamente relacionado con ofrecer una calificación que pudiera ser consustancial al hecho valorado, determinación que refuerza de manera absoluta, la neutralidad que ofrece un sistema de evaluación profesional y enfocada a valorar sobre hechos puntuales y determinados, sin otro tipo de ejercicios especulati-

vos, basadas principalmente o de manera genérica en la evaluación en sí, la recogida de la información y la emisión de un juicio valorativo, en función de las respuestas obtenidas.

No ofrece ningún tipo de dudas, que la obtención de información sobre el objeto que se está evaluando y así mismo, la elaboración y aplicación de un juicio totalmente fundamentado sobre dicho hecho evaludado, forman parte de los procesos básicos y troncales de la propia evaluación, pero, sin embargo, no son constitutivos de una finalización del acto en sí, por lo que no ofrecen la garantía total de del análisis objetivo del mismo. Es decir, siempre son susceptibles de evaluar conceptos distintos o diferentes de los que ya hayan sido evaluados, aportando por tanto otro tipo de información, que incide sin lugar a dudas en los posibles resultados finales.

Es por ello, que parece muy conveniente, tener la suficiente claridad para la elección del objeto, programa o cualquier otro concepto que quiera ser evaluada, para otorgar a dicha evaluación, un carácter mucho más finalista, abarcando la mayoría de las características objeto de la evaluación.

Y hablando de evaluación del aprendizaje, ésta, tiene una importante característica que es la interrelación que se origina entre los participantes directos de la acción: el evaluador y el evaluado. Es decir, este ejercicio práctico de la evaluación recae en otra persona, que participa o bien de forma individual o de forma grupa, y que se transforma en actuante directo de la acción y tiene el carácter de coparticipe en mayor o menor medida de la citada evaluación. Obviamente la evaluación del aprendizaje constituye un proceso de comunicación interpersonal, que cumple todas las características y presenta todas las complejidades.

Como todo proceso de recogida y valoración de información, tiende a cumplir con unas funciones determinadas que a continuación se establecen:

Funciones Académicas

• Distribución y regulación adecuada del ritmo de aprendizaje.

• Realimenta el proceso de instrucción obtenido a partir de las diferentes acti-

vidades de evaluación.

• Señalar de forma más acentuada los objetivos y contenidos más relevantes.

• Pone de manifiesto los diferentes, errores, logros y fallas que hayan manifestado los participantes.

• Determina los factores directos e indirectos que generan, causan y condicionan el propio sistema de aprendizaje.

• Mantenimiento de un perseverante seguimiento en cuanto a la valoración de los instrumentos y procedimientos de evaluación formativa, a fin de verificar los datos obtenidos, y con ellos poder corregir todo tipo de fallos que se hayan detectado.

Funciones Administrativas

• Realizar una labor orientativa determinando cuales son los procedimientos y técnicas que puedan resultar más beneficiosas.

• Provee de una información continua a los participantes sobre sus progresos individuales.

• Registra las consecuencias no previsibles dentro del proceso de enseñanza/ aprendizaje, incorporando dichas consecuencias al producto final.

• Diseñar y aplicar los mecanismos correctores, a base de alternativas factibles de aplicación, con la función de reparar los errores cometidos y el reforzamiento de los éxitos logrados.

Es conveniente, señalar y mostrar desde esta unidad didáctica, la importancia vital de la evaluación formativa en consonancia directa con la efectividad de la propia evaluación continua, debido a la cantidad de datos, baremos y situaciones que nos ofrece una correcta evaluación. No se requiere, así mismo, llevar a cabo la evaluación de forma diaria, sino que se precisará en la medida de que se vayan cumpliendo etapas formativas, que están diseñadas a través de las unidades didácticas y sus contenidos, determinando así, si se han alcanzado los objetivos pretendidos.

El momento de analizar e incluso discutir, los resultados que se han obtenido en una evaluación formativa, da el pistoletazo de salida, para la identificación real de las causas que determinen los mencionados resultados. No sólo se debe amparar la identificación en el resultado obtenido, es muy probable, que otro tipo de componente que forman parte del aprendizaje, influyan también de una manera importante, siendo por lo qué, deberá recabarse también todo tipo de información, para sopesar en qué medida influyen, para favorecer o incomodar el logro de los objetivos definidos.

Tomando como elementos básicos de una evaluación formativa, objetivos, estrategia y rendimiento, toda evaluación formativa, debe aportar al menos las siguientes funciones:

la función diagnóstico.

Teniendo siempre en cuenta la información recabada a través de la evaluación formativa, se obtiene un conocimiento real de las causas/efectos, en relación con los logros y los objetivos. Sirve por tanto como elemento de diagnóstico, para

posteriores tomas de decisiones orientadas al asentamiento del proceso educativo y la concreción y consecución de los objetivos.

la orientación del estudiante.

Orientar de manera práctica al usuario en relación a sus hábitos de trabajo y estudio, abarca una de las herramientas más eficaces de la evaluación formativa. Consiste en la orientación del profesorado en concordancia a su capacidad pedagógica en relación asimétrica con los objetivos propuestos, a fin de que se establezca un equilibrio orientador que sirva a educadores y los demás miembros de la comunidad.

función motivadora.

La evaluación formativa actúa sobre los usuarios, de forma que consigue de ellos una mejora en la actitud ante las coyunturas académicas o de aprendizaje que pueda encontrarse.

Según el Diccionario de la Lengua Española1 evaluar es “estimar, apreciar, calcular el valor de algo”. En la misma definición que este diccionario otorga al término se especifica, además, que evaluar es “estimar los conocimientos, aptitudes y rendimiento de los alumnos”. Tomando como referencia esta definición del término, podemos decir que la evaluación supone más que una medición del rendimiento de los alumnos. Evaluar es emitir juicios de valor sobre la valía o resulta-

do de un proceso en el que se ve involucrado el individuo.

Pero no podemos cometer el error de pensar que la evaluación afecta únicamente a la persona que aprende. Como también ya hemos adelantado, la evaluación debe hacerse de otros aspectos que influyen en los procesos educativos tales como las políticas que rigen estos procesos, el profesorado, los recursos o el contexto.

El término comenzó a utilizarse y a comprenderse como lo entendemos hoy en 1949 con las investigaciones de Tyler al que se le considera pionero en este ámbito. Desde entonces son muchas las definiciones que se le han dado dependiendo del papel que se le otorgue a cada uno de los siguientes aspectos:

• Objeto de evaluación. • Tipo de información que se va a contrastar.

• Criterios de evaluación.

• Funciones que tiene la evaluación. • Transcurso del proceso de evaluación. • Métodos de investigación evaluativa. • Instrumentos utilizados al evaluar. • Tipos de evaluadores.

Todas las corrientes que se centran es estos aspectos para definir el concepto (aunque tengan matices distintos) consideran que hay que prestar sumo cuidado no solo a la recogida de información sino también a las interpretaciones que se dan de esa información. Estas corrientes afirman que hay que justificar sobre una base coherente y lógica la perspectiva de valoración utilizada al interpretar la información.

José Tejada Fernández (1998) conceptualiza la evaluación como (p.11):

• Un proceso sistemático de recogida de información, que ha debido de ser planificado para organizar sus objetivos, sus estadios, prever los recursos, los resultados.

• Que implica un juicio de valor. Según este autor, este enjuiciamiento no significa necesariamente tomar decisiones puesto que éstas pueden corresponder a otros responsables del proceso educativo y no necesariamente de aquellos que evalúan. En el caso de los docentes, si es conveniente que se lleve a cabo una toma de decisiones para adaptar los procesos a las circunstancias en las que se producen.

• Orientada a la toma de decisiones. Aunque las decisiones no tengan que ser tomadas por la persona que evalúa si que la evaluación implica que “alguien” tome una decisión sobre la información recogida y sobre como ésta afecta al proceso educativo.

Ramón Albarca Fernández (2012)2 define la evaluación como un proceso justificándolo con las siguientes afirmaciones:

• “Evaluar es importante para impulsar un proceso creativo de autocrítica. • Evaluar es importante para conocer cómo se realizan e interrelacionan las tareas académicas en sus dimensiones de docencia, investigación, extensión y administración.

2 Ramón Albarca Fernández nació en Perú y cursó estudios de Ciencias Sociales y Filosofía doctorándose posteriormente por la Universidad de Santo Tomás de Aquino en Italia. Tiene más de treinta años de experiencia docente y está acreditado por numerosas instituciones para planificar, desarrollar y ejecutar procesos de autoevaluación, acreditación institucional y certificación profesional.

IMPORTANTE

Definición de evaluación de Pérez Juste (1995): “… la valoración, a partir de criterios y referencias preespecificados, de la información técnicamente diseñada y sistemáticamente recogida y organizada, sobre cuantos factores relevantes integran los procesos educativos para facilitar la toma de decisiones de mejora” (p. 73106). • Evaluar es una forma de restablecer compromisos con la sociedad. • Evaluar es importante para repensar objetivos, modos de actuación y resultados.

• Evaluar es estudiar, proponer e implementar cambios en las actividades académicas. • Evaluar para poder planificar. • Evaluar para evolucionar”.

La conceptualización que hasta el momento se ha dado del término “evaluación” implica que ésta debe ser3: procesual, integrada en el proceso de

aprendizaje, continua, criterial4 , flexible,sistemática5, recurrente6 , decisoria, formativa y cooperativa7 .

3 Información recogida de http://www.educa-alv.es/ficheros/EBJA/01_modalidades_EPA/cursofor/cap_4/cap4a.htm. 4 Sujeta a criterios establecidos previamente y dependientes de los objetivos. 5 Debe realizarse de acuerdo a unas normas y procedimientos planificados. 6 Teniendo como finalidad la mejora del proceso de aprendizaje. 7 En cuanto que debe facilitar la cooperación de todos los actores implicados en el proceso.

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