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2.5. Modalidades de evaluación en función del momento, agente evaluador y finalidad
• Carácter científico: carácter que se otorga a los resultados tras la utilización de métodos fiables y válidos que permiten contrastar la información.
• orientadora: característica que permite “guiar” el proceso de búsqueda activa de empleo (inserción/promoción) haciendo las adaptaciones necesarias para que las acciones resulten adecuadas a las características de las personas que intervienen y al contexto.
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• sistemática: característica que permite la reproducción de los procesos de forma no improvisada y en la que se tienen en cuenta todos los elementos. En la formación para el empleo permite identificar la evolución que se sigue estableciendo conexiones entre los elementos con el objetivo de conoce como se accede a la empleabilidad.
• crítica: permite la emisión de un juicio de valor sobre la información obtenida con el objetivo de introducir mejoras en el proceso que se ha desarrollado o se está desarrollando. • funcional: debe responder a unos objetivos planificados que, a su vez, se erigen tras la identificación de unas necesidades detectadas. Por tanto, la evaluación debe suponer una respuesta a esas necesidades.
• criterial: característica que permite valorar los progresos que se hacen en la formación para el empleo estableciendo comparaciones entre lo que se consigue y lo que se había planteado inicialmente.
• flexible: cualidad que permite la adaptación constante a los cambios que puedan alterar el proceso de búsqueda de empleo. Esta flexibilidad puede manifestarse en torno a la adecuación de las circunstancias personales del alumno como al contexto en el que se desarrollan las acciones que emprende. • innovadora: en cuanto que permite buscar nuevas soluciones a situaciones que se producen en la búsqueda activa de empleo.
2.5. Modalidades de evaluación en función del momento, agente evaluador y finalidad.
Existen numerosas clasificaciones de la evaluación en función del modo en el que se desarrolla. Siguiendo a Pino Juste (2011) vamos a detenernos, a continuación, en aquellas clasificaciones más utilizadas.
a. Según las funciones que se le atribuyan.
Esta clasificación, junto con la que hace la diferenciación por momentos son, quizás, las más utilizadas.
• Evaluación diagnóstica. Esta evaluación es la que permite determinar la situación inicial antes de comenzar los procesos formativos. Intenta conocer cuáles son las capacidades, los conocimientos y habilidades para poder, posteriormente, compararlos con los resultados obtenidos y poder diseñar nuevos procesos formativos.
• Evaluación formativa. Esta evaluación se lleva a cabo durante el proceso formativo para poder comparar el rendimiento (partiendo de lo que se tiene) con los objetivos definidos y así poder introducir mejoras. Esta evaluación posibilita la reflexión sobre las propias actuaciones: en el caso del profesor, su práctica docente y, en el caso de los alumnos, los procedimientos que utilizan para aprender a aprender.
• Evaluación sumativa. Esta evaluación intenta conocer en qué medida se han logrado los objetivos propuestos.
Muchos autores son los que consideran a la evaluación formativa la verdadera fuente de mejora de los procesos formativos al permitir la implementación durante todo el proceso. Algunos autores, como señala Pino Juste (2011), consideran que “la mejora del aprendizaje a través de la evaluación formativa depende de cinco factores clave (p.252):
1. La provisión de retroalimentación efectiva a los alumnos por parte del profesor.
2. La involucración activa del alumnado en su propio aprendizaje.
3. El ajuste de la enseñanza teniendo en cuenta los resultados de la evaluación.
4. Un reconocimiento de la profunda influencia que tiene la evaluación sobre la motivación y la autoestima del alumnado, las cuales tienen cruciales influencias en el aprendizaje.
5. La necesidad del alumnado de ser capaz de evaluarse a sí mismo y comprender cómo mejorar.
b. Según la posición de los agentes que intervienen.
Cuando nos referimos a posición que ocupan los agentes, nos estamos refiriendo a si estos agentes se encuentran dentro del propio proceso evaluador o, por el contrario, son ajenos a él y únicamente lo evalúan. En esta línea, podemos diferenciar:
• Evaluación interna. Es aquella que realizan las personas que intervienen directamente en el proceso formativo.
• Evaluación externa. Es aquella realizada por personas ajenas al proceso educativo concreto, normalmente expertos.
c. Según quiénes sean los protagonistas.
Nos referimos en este apartado a aquellos individuos que son objeto de la evaluación y la motivan. Podemos hablar en este sentido de:
• autoevaluación. Es la persona que está inmersa en un proceso formativo quien evalúa y quién es evaluada.
• coevaluación. Es la evaluación que tiene lugar como resultado de la negociación entre las partes que intervienen en el proceso formativo (alumnos y profesores).
• Heteroevaluación. En este caso la persona (alumno) que está inmerso en un proceso formativo es evaluado por otro.
d. Según el momento en el que tenga lugar la evaluación.
Podemos diferenciar:
• Evaluación inicial. Es la evaluación que se realiza al inicio de cualquier proceso formativo. Es fundamental para poder definir, a partir de ésta, los objetivos que se quieren alcanzar. Este momento evaluativo suele coincidir con la función diagnóstica de la evaluación.
• Evaluación continua. Es la que se da durante todo el proceso formativo de forma constante y regular. Este momento evaluativo se corresponde con la valuación formativa.