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1. INTRODUCCIÓN

UNIDAD DIDÁCTICA 2. ELABORACIÓN DE PRUEBAS PARA LA EVALUACIÓN DE CONTENIDOS TEÓRICOS.

1. INTRODUCCIÓN

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El aprendizaje de manera única, tiene una riqueza de aportaciones al ser humano y a la sociedad por ende, que debe ser motivado y enriquecido de manera preferente, ante otros hechos, de los cuales la sociedad, no alcanza ningún tipo de remanente o rendimiento genérico.

Este aprendizaje, debe de sufrir un constante y equilibrado examen de seguimiento y de los niveles que se van alcanzando, debido a los métodos de aplicación educativa.

Qué mejor para ello, que dotar de los mecanismos evaluativos del mencionado aprendizaje, que determine los niveles alcanzados, siendo por ello, que se puede denominar a la evaluación como la parte sustantiva y primordial de todo proceso formativo, debido a los pormenores citados anteriormente.

Para poder situar a la evaluación en el sitio que le corresponde dentro de la formación, podemos partir del hecho de que la evaluación aparece como elemento sustancial del currículo personal, formando parte como decimos del proyecto formativo de cada persona y que en muchos de los casos, este tipo de evaluaciones, garantiza que los participantes han superado unos niveles formativos, que completan su bagaje formativo, y en otros de ellos, les permiten alcanzar el nivel suficiente para llevar a cabo las tareas que demanda la profesión correspondiente a los estudios realizados.

Al final una evaluación, tiene la consideración de ejercer un doble papel en el proceso formativo. Sin una buena ejecución de la evaluación, no se dispone de los datos suficientes como para acreditar de una manera real, la efectividad de la formación que se está aplicando, y así mismo todos y cada uno de los elementos que conforman un proceso educativo formativo, bien sean materiales, tecnológicos, organizativos, contenidos, etc..

Precisamente de estos resultados obtenidos, de la globalidad de la utilización de las herramientas de formación, sabremos si el proyecto formativo, ha resultado beneficioso y útil para los participantes. De ahí, y reiterando de nuevo, la trascendencia de la evaluación formativa, que venimos reflejando.

Concepto de Evaluación Educativa

Como generalidad, podemos definir la evaluación, como “toda actividad que

tiene como finalidad o está orientada a determinar la virtud o el o

valor de alguna cosa”. Hablamos por tanto, de una actividad que genera el propio ser humano y como tal siempre se ha ejercitado, siendo además y debido a esa particularidad de aplicación en muchos de los ámbitos habituales del saber humano.

A partir de definirla de forma globalizada, podemos encarar su particularización, y más en concreto en la rama educativa, y por ende entender que se lleva a cabo para una actividad de mucha más amplitud como es la educación.

Si tomamos como referencia, que la educación está regida básicamente, por procesos sistemáticos y secuenciales, en este caso que nos ocupa, la evaluación, participa dentro del mundo educativo, debe de contener las mismas características que cualquier otra herramienta.

En palabras de Gimeno (1992): “evaluar hace referencia a cualquier pro-

ceso por medio del que algunas o varias características de un alumno, de un grupo de estudiantes, de un ambiente educativo, de objetos educativos, de materiales, de profesores, de programas, etc. reciben la atención del que evalúa, se analizan y se valoran sus características y condiciones en función de unos criterios o puntos de referencia para emitir un juicio relevante para la educación”.

A continuación, procedemos a resumir las características más fundamentales que definen de una forma directa a la evaluación educativa:

Evaluar es comparar

En el proceso de evaluación, aparecen dos elementos que lo componen, pero que son totalmente diferenciados y diferenciadores, uno es el de medir y otro el de valorar.

Cuando hablamos de medir, nos referimos a la actividad de recogida de información, y el de valorar, cuando llevas a efecto la comparación de las respuestas, de frente a los baremos de puntuación que se hayan establecido con anterioridad en relación con los criterios referenciadores, niveles o estándares.

La evaluación es un proceso sistemático

La evaluación no es un hecho que funcione de forma unitario, es decir por sí sola, está compuesta de un conjunto de procesos que llevan están condicionados de forma mutua y su actuación es integrada, para entendernos, como un sistema.

Formulación de juicios de valor

El elemento más característico y arriesgado de la evaluación es que su meta final recae en la emisión de un juicio de valor en base a los resultados que se hayan obtenido en la medición. Esto significa que todo análisis de evaluación posee un carácter axiológico (jerarquía de valores adoptados) y esto sugiere la necesidad de considerar a la vez problemas éticos y problemas técnicos.

Naturaleza global

Es de perfecto entendimiento que la evaluación se caracterice por su globalidad, ya que afecta a múltiples factores de cualquier ámbito y éstos se traducen así mismo en multitud de resultados que actúan de forma conjunta y en interacción

Dentro de las capacidades que genera la evaluación educativa, incidimos de manera directa sobre los objetos de valoración que nos ofrece, debido a la gran oportunidad que brinda la evaluación de recabar cualquier tipo de información, que se quiera sopesar. Dentro de esos objetos de valoración, destacamos los que a continuación se relacionan:

Complejos

Hablamos en este apartado de la evaluación más institucional, mas formal, por adecuarle una adjetivo.

Concretos

Se tratan hechos mucho más concretos y específicos y puede bien referirse a medios didácticos, tecnológicos o bien centrarse en personas como puede ser la evaluación del propio profesorado, o porque no, del mismo alumnado.

Dentro de la grandeza y profundidad que permite la evaluación a la hora de definirla o utilizarla, es muy conveniente, utilizar la evaluación como herramienta que actúa como elemento facilitador de la calidad. Tiene una relación estrecha, debido a que puede ser utilizada, desde su estructura más básica, a la predicción de disponer de una calidad, reveladora, y basada en hechos concretos.

Se trata por tanto de procesos que se desarrollan de manera progresiva, y que a su vez tienden a encadenarse entre sí, ponemos a continuación un ejemplo demostrativo de lo relatado:

Nos detenemos en este último elemento “el reajuste”. Se trata del momento que con más asiduidad olvidamos en los procesos educativos, debido a que siempre pensamos que los elementos estrella, tiene un carácter más fundamental que aquel (objetivos, métodos, contenidos, evaluación).

Pero ello, no debe acabar ahí. El camino tiene otro fin, no en el momento en el cual se hacen o reflejan numeralmente o porcentualmente, los resultados de la evaluación. Existe un momento en el cual y a través de esos resultados, y para dar fin a este proceso evaluatorio, deben procurarse los reajustes al proceso educativos en función de los resultados obtenidos de la evaluación, parece lógico.

Teniendo en cuenta que cada proceso de aprendizaje se desarrolla de una forma concreta en función de las características personales de sus protagonistas y de las características del entorno en el que se desarrolla, la evaluación debe también adaptarse a estas circunstancias personales y contextuales. Pero además, la elaboración de pruebas para la evaluación requiere que ésta se ajuste a unas características técnicas para lograr instrumentos válidos que hagan del proceso evaluador un proceso viable, efectivo y eficiente ahorrando tiempo, recursos y costes.

De forma genérica, podemos establecer que en la elaboración de pruebas para la evaluación de contenidos, debe tenerse en cuenta:

• Las características de aquello que se quiere evaluar y las circunstancias en las que se va a desarrollar ese proceso de evaluación.

• Las competencias que van a ser evaluadas.

• El tiempo que el responsable de la evaluación tendrá para la elaboración de la prueba y para su corrección.

• El número de personas a las que se le aplicará la prueba.

Aunque las pruebas de evaluación intentan responder a las necesidades personales y contextuales, el control de la situación de evaluación es muy difícil. Por eso, los instrumentos utilizados nunca van a poder facilitarnos una información completamente real de la situación de los alumnos y del nivel de adquisición de competencias. Por este motivo, es muy recomendable que en los proceso de evaluación no se utilice un único instrumento sino que se utilicen varios.

Tampoco se puede afirmar que existan instrumentos de evaluación mejores que otros pero si el hecho de que estos instrumentos responderán mejor a los objetivos si se adaptan a las características anteriores. No debemos olvidar que los instrumentos de evaluación no son más que eso, instrumentos al servicio de la

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